Rosario A San Jose Obrero
Rosario A San Jose Obrero
Rosario A San Jose Obrero
Era entonces una fiesta basada en el odio de clases con el ingrediente del odio
a la religión. Calumnia dicha por los que, en su injusticia, quizá tengan
vergüenza de que en otro tiempo fuera la Iglesia la que se ocupó de prestar
asistencia a sus antepasados en la cama del hospital en que murieron; o quizá
lanzaron esas afirmaciones aquellos que un tanto frágiles de memoria
olvidaron que los cuidados de la enseñanza primera los recibieron de unas
monjas que no les cobraban a sus padres ni la comida que recibían por
caridad; o posiblemente repetían lo que oían a otros sin enterarse de que son
la Iglesia aquellas y aquellos que, sin esperar ningún tipo de aplauso humano,
queman sus vidas ayudando en todos los campos que pueden a los que aún
son más desafortunados en el ancho mundo, como Calcuta, territorios
africanos pandemiados de sida, o tierras americanas plenas de abandono y de
miseria; allí estuvieron y están, dando del amor que disfrutan, ayudando con
lo que tienen y con lo que otros les dan, consolando lo que pueden y siendo
testigos del que enseñó que el amor al hombre era la única regla a observar. Y
son bien conscientes de que han sido siempre y son hoy los débiles los que
están en el punto próximo de mira de la Iglesia. Quizá sean inconscientes, pero
el resultado obvio es que su mala propaganda daña a quien hace el bien,
aunque con defectos, y, desde luego, deseando mejorar.
El día 1 de Mayo del año 1955, el Papa Pío XII, instituyó la fiesta de San José
Obrero. Una fiesta bien distinta que ha de celebrarse desde el punto de partida
del amor a Dios y de ahí pasar a la vigilancia por la responsabilidad de todos y
de cada uno al amplísimo y complejo mundo de la relación con el prójimo
basada en el amor: desde el trabajador al empresario y del trabajo al capital,
pasando por poner de relieve y bien manifiesta la dignidad del trabajo -don de
Dios- y del trabajador -imagen de Dios-, los derechos a una vivienda digna, a
formar familia, al salario justo para alimentarla y a la asistencia social para
atenderla, al ocio y a practicar la religión que su conciencia le dicte; además, se
recuerda la responsabilidad de los sindicatos para logro de mejoras sociales
de los distintos grupos, habida cuenta de las exigencias del bien de toda la
colectividad y se aviva también la responsabilidad política del gobernante.
Todo esto incluye ¡y mucho más! la doctrina social de la Iglesia porque se toca
al hombre al que ella debe anunciar el Evangelio y llevarle la Salvación; así
mantuvo siempre su voz la Iglesia y quien tenga voluntad y ojos limpios lo
puede leer sin tapujos ni retoques en Rerum novarum, Mater et magistra,
Populorum progressio, Laborem exercens, Solicitudo rei socialis, entre otros
documentos.
2. Matrimonio: Alvaro y Maria Alvarez
Señal de la cruz
Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor Dios
nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles, Y enciende en ellos el
fuego de tu amor. Envía tu Espíritu Creador y renueva la faz de la tierra.
Oh, Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu
Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar
de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén
Credo de los Apóstoles:
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en
Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia
del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de
Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al
tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
a muertos. Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de
los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida
eterna. Amén.
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga tu Reino;
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo. Danos nuestro pan de cada
día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que
nos ofenden; no nos dejes caer en tentación; y líbranos del mal. Amén.
Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres
entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores ahora y en la
hora de nuestra muerte. Amén.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y
siempre y por los siglos de los siglos. Amén.
Oremos: Oh San José, que con amor trabajaste la madera para en esta vida,
vida pasajera, a tu familia el pan de cada día proveer; Oh San José, ahora en el
cielo con Cristo, que extendido en el madero en el que vida eterna al hombre
dio, enséñanos a reconocer en el quehacer de cada día el camino hacia Dios.
Amen.
Ofrecimientos libres
Canción: Ray J. Pérez - Glorioso San José
https://www.youtube.com/watch?v=vkD2P5wcRIk