Rosario de La Santisima Trinidad
Rosario de La Santisima Trinidad
Rosario de La Santisima Trinidad
"Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los
medios por los cuales el Dios verdadero, único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se
revela a los hombres, los aparta del pecado y los reconcilia y une consigo" (CIC
234).
Acto de contrición
Señor mío Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío;
por ser vos quien sois, bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas, me
pesa de todo corazón haberos ofendido; también me pesa porque podéis castigarme
con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente
nunca más pecar, confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.
Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego
de tu amor. Envía tu Espíritu y todo será creado, y se renovará la faz de la tierra.
Oh Dios, que aleccionaste los corazones de tus fieles con la ciencia del Espíritu
Santo, haz, que guiados por ese mismo Espíritu, saboreemos la dulzura del bien
y gocemos siempre de tus divinos consuelos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén
Ofrecimientos libre
Meditación:
Divina Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, presente y operante en la Iglesia y en lo
más profundo de mi ser; yo te adoro, te doy gracias y te amo. Por medio de María, mi
madre Santísima, me ofrezco, entrego y consagro totalmente a ti para toda la vida y para
la eternidad. A ti, Padre del cielo, me ofrezco, entrego y consagro como hijo. A ti, Jesús
Maestro, me ofrezco, entrego y consagro como hermano y discípulo. A ti Espíritu
Santo, me ofrezco, entrego y consagro como “templo vivo” para ser consagrado y
santificado.
María, Madre de la Iglesia y Madre mía, tu que estás en intimidad con la Trinidad
Santísima, enséñame a vivir, por medio de la liturgia y los sacramentos, en comunión
cada vez más íntima con las tres divinas personas, para que toda mi vida sea un “Gloria
al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.”
Oración:
Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayúdame a olvidarme totalmente de mí para
instalarme en ti, inmóvil y tranquilo, como si ya mi alma estuviera en la eternidad. Que
nada pueda turbar mi paz, ni hacerme salir de Ti, sino que cada minuto me sumerja más
en la hondura de tu misterio. Pacífica mi alma, haz de ella tu cielo, tu morada de amor
y el lugar de tu descanso. Que en ella nunca te deje solo, sino que ahí esté con todo mi
ser, todo despierto en fe, todo odorante, totalmente entregado a tu acción creadora.
Segundo misterio: "La historia de la salvación es la historia del camino y los medios
por los cuales el verdadero, único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los
hombres.
Meditación:
El amor y el poder de la Santísima Trinidad crean el mundo. El Espíritu Santo,
personalmente, es el gozo, la armonía y la alegría de la creación. El Espíritu del
Padre hace al hombre a imagen y semejanza del Hijo: lo llena de dignidad, de
Gloria y de honor. Desde ese momento, “la gloria de Dios es el hombre vivo”, con
plenitud de vida total. Desde ese momento, el hombre “vive, se mueve y existe en
Dios. (Hech. 17,28)
Oración:
Alabado es el Padre que es nuestro Creador. Alabado es el Hijo que es nuestro
Salvador. Alabado es el Espíritu Santo que es nuestro continuo consolador.
Alabadas sean las Tres Divinas Personas de la Santísima Trinidad que aman con
dulce amor”.
● Padrenuestro
● Avemaría (10x)
● Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en un principio,
ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén
Meditación:
Santísima Trinidad, Dios Trino y uno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, principio y
fin nuestro, Tú nos has hecho conforme a tu imagen y semejanza. Concédenos
que todos los pensamientos de nuestra mente, todas las palabras de nuestra
lengua, todos los sentimientos de nuestro corazón y todas las acciones de
nuestro ser sean conformes a tu divina voluntad.
Así, después de haberte visto aquí en la creación y veladamente por la fe,
podamos llegar a contemplarte cara a cara eternamente en el cielo.
Amén.
Oración:
¡Oh Padre!, que en unión de tu divino Hijo enviaste al Espíritu Santo a Santa
María, la madre de Jesús, y a los apóstoles, reunidos con ella en el cenáculo; une
a toda la humanidad en Cristo, nuestro Redentor, que vive y reina por los siglos
de los siglos. Amén
Oración:
Oh Santo Espíritu de Luz y Amor, a Ti consagro mi corazón, mi alma y mi voluntad en
el tiempo y en la eternidad. Permíteme ser siempre dócil a tus divinas inspiraciones y a
las enseñanzas de la santa Iglesia Católica cuya guía infalible eres Tú. Haz que mi
corazón se encienda en el amor a Dios y al prójimo. Que mi voluntad esté siempre en
armonía con tu divina voluntad. Que mi vida pueda imitar fielmente la vida y las
virtudes de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El, en unión del Padre, y contigo,
Espíritu divino, honor y Gloria demos siempre. Amén.
Meditación:
Mi Padre encuentra su Gloria en esto: que ustedes produzcan mucho fruto, llegando a
ser con esto mis auténticos discípulos. Yo los he amado a ustedes como el Padre me
ama a mí: permanezcan en mi amor. Si guardan mis mandatos, permanecerán en mi
amor, así como yo permanezco en el amor del Padre, guardando sus mandatos (Jn. 15,
8-10).
Oración:
Oh Santo Espíritu de Luz y Amor, a Ti consagro mi corazón, mi alma y mi voluntad
en el tiempo y en la eternidad. Permíteme ser siempre dócil a tus divinas
inspiraciones y a las enseñanzas de la santa Iglesia Católica cuya guía infalible eres
Tú. Haz que mi corazón se encienda en el amor a Dios y al prójimo. Que mi
voluntad esté siempre en armonía con tu divina voluntad. Que mi vida pueda imitar
fielmente la vida y las virtudes de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El, en
unión del Padre, y contigo, Espíritu divino, honor y Gloria demos siempre. Amén.
Letanía:
Infinitas gracias te damos, soberana Princesa, por los favores que todos los días
recibimos de tu benéfica mano; dígnate, Señora, ahora y siempre tenernos bajo
tu protección y amparo; y para más agradarte, te saludamos con una Salve: Dios
te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza
nuestra, Dios te salve. A Ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a Ti
suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora
abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de
este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementísima!
¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen María!
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.
Sea cada criatura humana Templo del Espíritu Santo……..Te rogamos, Santísima
Trinidad.
Seas Adorada Santísima Trinidad, por los siglos de los siglos. Amén.
Cordero de Dios que quita los pecados del mundo Ten piedad de nosotros
Cordero de Dios que quita los pecados del mundo Escúchanos Señor
Cordero de Dios que quita los pecados del mundo ----Ten piedad y misericordia de
nosotros.
Ruega por nosotros santa madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
promesas de nuestro Señor Jesucristo.