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Russell

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RUSELL

LOS ANÁLISIS LINGÜÍSTICOS DE B. RUSSELL FORMAN PARTE DE


SOLUCIONES A PROBLEMAS FILOSÓFICOS.

Una tesis filosó fica que russell compartió con wittgenstein es la de que el
aná lisis de la estructura del lenguaje constituye una v ía vá lida para la
comprensió n de la estructura de la realidad.

Teoria del lenguaje : russell mantuvo dos tesis generales, referentes


respectivamente a la relació n del lenguaje con la realidad y al aprendizaje
lingü ístico. estas tesis son el realismo sem á ntico y el principio de
aprendizaje por familiarizació n. El realismo semá ntico de Russell consiste
en su identificació n de la teoría del significado con la teoría de la
referencia, identificació n que implica que el significado de una expresi ó n
es la entidad a la cual sustituye.

Principio del lenguaje por familiarizacion : postula que el significado


de una expresió n se aprende o adquiere cuando se conoce la entidad a
que é sta sustituye. saber el significado de una expresi ó n está pues
estrechamente relacionado con el conocimiento de la realidad y é ste, a su
vez, con la naturaleza de la realidad misma.

Atomismo lógico: impregna las tres disciplinas, semá ntica ló gica, teoría
del conocimiento y ontología. Postulaba que la realidad es descomponible
en elementos ú ltimos, irreductibles. Estos elementos ú ltimos no tienen
cará cter físico, sino ló gico, son entidades inanalizables por el
pensamiento y constituyen los significados genuinos de las expresiones
nominales puras. El resto de los significados ser á compuesto a partir de
ellos, por lo menos en un lenguaje ideal o l ó gicamente perfecto.

Problema fundamental : se ha discutido si Russell propuso su teor ía


como un conjunto de afirmaciones verdaderas de cualquier lengua, o
solamente ciertas tesis sobre una particular idealizaci ó n. Los
comentaristas de la obra de Russell han concluido que los puntos de vista
de é ste se acercaban má s a esta segunda posibilidad.

Noción de forma lógica.

El interé s de Russell en el aná lisis lingü ístico tiene dos aspectos. Por un
lado, se trata de una motivació n ló gico-matemá tica, pues ese aná lisis
podría, segú n é l, contribuir a solucionar problemas de fundamentaci ó n en
las disciplinas formales. Por otro, la finalidad es filos ó fica, puesto que,
segú n Russell, enteros edificios conceptuales (como la ontolog ía de
Leibniz) está n basados en un aná lisis ló gico-gramatical deficiente.

El aná lisis correcto de la estructura ló gica del lenguaje tendrá pues un


doble efecto: aclarará los fundamentos ló gicos de la matemá tica y
conducirá a una teoría ontoló gica adecuada.

1. Lenguaje ordinario.

Russell sostuvo que el lenguaje ordinario es un lenguaje imperfecto, no


só lo porque es inú til para la expresió n precisa del pensamiento, sino
tambié n porque es engañ oso, en el sentido de que induce a errores y
oculta su auté ntica estructura. Las deficiencias del lenguaje com ú n se
distribuyen en dos niveles: en el sint á ctico y en el lé xico.

El aná lisis ha de estar dirigido a mostrar la forma l ó gica del enunciado,


entendida é sta como la estructura formal de las relaciones entre sus
componentes, esto es, haciendo abstracci ó n de consideraciones acerca de
su naturaleza, o de formas gramaticales preconcebidas. Desde ese punto
de vista, es evidente que no todos los enunciados se atienen a la
estructura sujeto/predicado.

2. Tipos de enunciados posibles.

Russell dividió los enunciados en ató micos y moleculares.

Atómicos : enunciados ató micos son los enunciados inanalizables, esto es,
aquellos cuyos constituyentes, y las relaciones que los unen, son tan
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simples que no es posible descomponerlos. El verbo constituye, por as í
decirlo, el nervio central de la relació n. A las restantes expresiones que
intervienen en las proposiciones ató micas, palabras que no sean
predicados ni verbos, podrá llamá rselas sujetos de la proposició n. Habrá
un sujeto en una proposició n moná dica, dos en una diá dica, etc.

Las proposiciones ató micas se distinguen por dos cosas: por una parte, se
corresponden o representan hechos ató micos, hechos imposibles de
analizar ló gicamente, consistentes en disposiciones de entidades
particulares; por otra, porque constituyen a su vez los elementos con los
que se articulan las proposiciones moleculares. Las proposiciones
ató micas no incluyen conectivas ló gicas, pero mediante ellas pueden
unirse para formar proposiciones complejas.

3. Teoria de los nombres.

La teoría de B. Russell sobre los nombres se deduce de dos tesis, una


epistemoló gica y otra semá ntica.

-La tesis semántica : los nombres auté nticos, los nombres ló gicamente
propios, tienen como funció n la de referir a entidades particulares.

-La tesis epistemológica : el ú nico conocimiento posible de los


particulares es un conocimiento directo, por familiarizaci ó n.

Entidad particular : un particular es una entidad simple de la cual no


sabernos nada, en el sentido de no tener conocimiento de verdades acerca
de ella, y que se presenta de manera directa a la experiencia. De acuerdo
con esta noció n, la mayor parte de los objetos con los que tratamos en la
vida cotidiana no son entidades simples, sino complejas.

Para Russell, los objetos ú ltimos de nuestra experiencia son datos de los
sentidos y los objetos en sentido ordinario no son sino colecciones de
datos sensoriales, constituidos por ciertas leyes asociativas. De ah í que el
conocimiento de los objetos corrientes sea un conocimiento por
descripció n, un tipo de conocimiento que supone el conocimiento de
verdades o la intervenció n de procesos de inferencia. El objeto es
constituido en el proceso de su conocimiento a partir de los datos de los

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sentidos, así que en modo alguno es una entidad simple a la que se accede
directamente.

Es preciso distinguir entre los nombres propios ordinarios y los nombres


ló gicamente propios.

-Nombres propios ordinarios : denominan entidades complejas, a pesar


de su cará cter aparentemente elemental,

-Nombres lógicamente propios : se refieren a entidades directamente


conocidas.

La teoría epistemoló gica de Russell está estrechamente relacionada con


su tesis de que la mayor parte de las expresiones nominales, incluyendo
las descripciones y los nombres propios ordinarios, pertenece en realidad
al conjunto de las expresiones incompletas. Las expresiones nominales
incompletas pueden designar objetos individuales, pero esos objetos
individuales no son sino unidades, 'ficciones l ó gicas', de clases de datos
de los sentidos y, por consiguiente, no son constituyentes genuinos de
hechos ató micos.

Descripciones.

De la teoría de los nombres que Russell mantuvo se siguen dos


conclusiones ló gico-semá nticas: 1) los nombres propios en sentido
ordinario no son sino descripciones abreviadas, por lo que se puede
unificar la explicació n del significado para ambas categorías, y 2) ni los
nombres propios en sentido ordinario ni las descripciones tienen un
significado simple y autó nomo: só lo adquieren significado en el seno de
los enunciados de que forman parte.

1. Comparació n con Frege (la teoría de las descripciones de Rosselló


nace tras la crítica a Frege).

-Valor de verdad: La concepció n bá sica de G. Frege sobre la estructura


ló gica del enunciado (simple) distinguía entre un elemento funcional, el
predicado, y uno o varios argumentos (los sujetos). El valor de la funci ó n
era la referencia del enunciado, su valor de verdad. Pero suced ía que, en

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ocasiones, el valor de la funció n quedaba sin definir cuando se
consideraban enunciados del lenguaje natural.

-Expresiones completas e incompletas: Aunque B. Russell mantuvo


tambié n la distinció n entre expresiones completas e incompletas, su
clasificació n es diferente de la de Frege. Segú n Russell, la mayor parte de
las expresiones son incompletas, en el sentido de que no tienen
significado por sí mismas. No só lo las expresiones funcionales, como
Frege había mantenido, sino tambié n la mayoría de las expresiones
nominales son incompletas en ese sentido.

-Sentido y referencia: para Frege, las cuestiones del sentido y la


referencia de un enunciado eran hasta cierto punto independientes. Un
enunciado puede tener sentido careciendo de referencia. En cambio, para
Russell, el hecho de que un enunciado sea significativo es condici ó n
suficiente para que ese enunciado sea verdadero o falso; no existen
enunciados significativos que carezcan de referencia en el sentido
fregeano.

El defecto de las soluciones anteriores resid ía, segú n Russell, en pensar


que el enunciado versa sobre algo que es referido por la expresi ó n
nominal sujeto, esto es, en confundir el sujeto gramatical son el sujeto
ló gico. En cambio, si se analiza el sujeto gramatical, deshaciendo su
complejidad, se evitan las consecuencias indeseables de las teor ías de
Frege y de Meinong.

De acuerdo con Russell, admitir que todas las expresiones descriptivas


funcionan como nombres y denotan algo tiene dos inconvenientes
principales. En primer lugar, no permite diferenciar entre enunciados
como 'el autor de Waverley era Scott' y 'Scott era Seott' puesto que, como
el enunciado es acerca de un individuo, podemos sustituir la expresi ó n
nominal sujeto por otra correferencial. Adem á s, cuando el individuo
referido no existe, parece violarse el principio de tercio excluso. De
acuerdo con este principio, o bien una oraci ó n es verdadera, o lo es su
negació n. Pero, si la expresió n nominal de una oració n carece de
referencia, como en 'el actual rey de Francia es calvo', ni este enunciado
ni su negació n, 'el

1.

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actual rey de Francia no es calvo' son verdaderos, lo que es imposible si
se acepta el principio.

De lo que se trata, segú n Russell, es de hacer explícito el auté ntico uso de


estas expresiones. De acuerdo con este uso, la expresión denotativa
determinada conlleva dos afirmaciones diferentes, la existencia y la
unicidad de lo existente.

Ejemplo:

(1) El actual rey de Francia es calvo

está afirmando en realidad tres cosas:

(2) Existe un individuo que es rey de Francia

(3) Existe sólo un individuo que es rey de Francia.

(4) Ese individuo es calvo.

al analizar (1) como la conjunción de tres oraciones, una de las


cuales es una afirmación de la existencia de lo referido por la
expresión nominal, (1) es falsa cuando lo es uno de sus componentes,
a saber, (2).

Una consecuencia interesante de la teoría de las descripciones de Russell


es que las oraciones afirmativas similares a (1) implican la afirmació n de
la existencia de lo referido por sus expresiones nominales sujeto, al
contrario de lo que sucede con las correspondientes oraciones negativas
(en sentido externo). Dicho de otro modo, cuando un hablante afirma un
enunciado como (1) se compromete con la existencia de lo referido por la
expresió n nominal, pero no cuando lo niega.

2. Supuestos o compromisos exístenciales : De acuerdo con Frege, los


supuestos existenciales son una condici ó n necesaria para la asignació n de
referencia a las oraciones, aunque son ajenos al pensamiento que el
enunciado expresa. Segú n Russell, en cambio, los supuestos existenciales
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son parte del significado de las oraciones y han de ser reflejados de forma
explícita cuando se pretende describir su estructura sem á ntica y/o ló gica.

Lo ú nico que es preciso admitir como existentes son los componentes


genuinos de lo referido por el enunciado; seg ú n Russell, datos de los
sentidos y propiedades y relaciones. Son estas entidades las que
configuran la sustancia del mundo, los hechos.

Hechos y verdad.

En la teoría semá ntica de Russell no se admite, pues, la dualidad


sentido/referencia introducida por Frege: se trata de una teor ía
referencialista pura. Por otro lado, de acuerdo con su teor ía
epistemoló gica, el conocimiento que tenemos de la realidad es en ú ltima
instancia reducible a conocimiento por familiarizaci ó n, conocimiento
directo de los componentes de la realidad, de los constituyentes del hecho
ató mico. Ambas teorías, consideradas conjuntamente, ofrecen una
concepció n general de la relació n del lenguaje con la realidad, del
enunciado con el hecho, del nombre con lo nombrado.

Esta concepción general es una concepción atomista y realista.


Atomista porque sostiene que la realidad est á constituida por elementos
ú ltimos, los hechos ató micos, y porque asimismo mantiene que el
lenguaje es analizable hasta que se llega a sus elementos finales, los
enunciados ató micos. Realista porque afirma que la relaci ó n semá ntica
bá sica, la que dota de significado al lenguaje, es una relaci ó n de
correspondencia entre el lenguaje y la realidad, siendo é sta
independiente de aqué l. Esta relación de correspondencia se expresa a
través de dos relaciones que ligan al lenguaje con el mundo: nombrar
y representar. Nombrar es la relació n propia de los nombres;
representar la de los enunciados. La relaci ó n del nombre con lo
nombrado, relació n unívoca, uno-uno, es completamente diferente de la
relació n del enunciado con lo que representa, relaci ó n dos-uno. Cada
hecho está en relació n con dos enunciados, uno de los cuales es la
negació n del otro.

Los hechos determinan la verdad de las proposiciones, pero en s í mismos


no son ni verdaderos ni falsos. Las que son verdaderas o falsas son las
creencias, y los objetos de las creencias son los enunciados o
proposiciones.

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Crítica a la teoria de las descripciones (Strawson).

La conclusió n del artículo «Sobre la referencia" (Strawson) era


desalentadora para alguien que, como Russell, estuviera interesado en la
estructura ló gica del lenguaje natural: no existe en é ste una ló gica exacta,
es decir, no hay nada en las expresiones utilizadas habitualmente que
permita asignarles una forma ló gica que persista inalterable en todo
contexto y uso. La propia teoría de las descripciones es una prueba de
este hecho general, segú n Strawson. De acuerdo con é l, si nos atenemos al
funcionamiento real de estas expresiones descriptivas en el lenguaje
natural, se llega rá pidamente a una conclusió n fatal para la teoría de las
descripciones: en el lenguaje comú n existen oraciones a las que, a pesar
de ser significativas, no es posible asignar un valor de verdad.

Las críticas de Strawson comienzan por rechazar la existencia de los


nombres ló gicamente propios y, por tanto, la necesidad sem á ntica de la
teoría de las descripciones. Segú n este filó sofo, no existen nombres
ló gicamente propios en el lenguaje natural, porque no existen categor ías
lingü ísticas que, por el mero hecho de figurar en oraciones significativas
como sujetos, aseguren la existencia de un referente. Strawson rechaz ó
pues la estrategia de Frege-Russell que consiste en afirmar que, en las
oraciones significativas en que el sujeto es una descripci ó n, tal
descripció n no es el sujeto ló gico de la oració n.

Strawson hizo notar que las oraciones no son en sí mismas


verdaderas o falsas, sino que son usadas para hacer afirmaciones
verdaderas o falsas, entre otras cosas.

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