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DIGITACIÓN para Clase Colectiva

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DIGITACIÓN

1. Breve historia de la digitación.

1.1 Barroco.

• La digitación se emplea en función de los intervalos (2-3 para las segundas y 2-4 para las
terceras).
• El pulgar se emplea esencialmente para las extensiones.
• En esta época no existe un único sistema de digitación.
• El tratado de C.P.E. Bach es el principio de la técnica del fortepiano, con una concepción
racionalista de la digitación favoreciendo la igualdad mecánica antes que la articulación.
Esto también se debe a la transformación del gusto estético que está pasando del
barroco al clasicismo.

La digitación fue evolucionando ante la técnica del piano. Hubo dos elementos importantes en
juego: uno era la creciente complejidad de la escritura que aumentó las posibles combinaciones
y el otro era la voluntad de producir diversas sonoridades que generó distintas realizaciones
para una misma fórmula de escritura, en función de la dinámica y la articulación. Todo ello,
obligó a poner al día el concepto de “posición”, estrictamente ligado a la digitación.

C. P. E. Bach utiliza el pulgar de modo mucho más habitual que sus antepasados, proponiendo
su uso como dedo pivote, permitiendo su paso por debajo de los otros dedos (excepto por
debajo del meñique), como también en trinos. Como una nueva aportación a la digitación para
instrumentos de teclado encontramos la sustitución de un dedo.

1.2 Clasicismo.

Karl Czerny establece tres normas fundamentales para la digitación, aunque admitiendo
excepciones:

• El meñique no debe pasar nunca por encima de otro dedo.


• Un mismo dedo no debe situarse en dos o más teclas sucesivas.
• El pulgar y el meñique nunca tocarán teclas negras en las escalas.

Además contempla 2 reglas universales:

• Todo pasaje que pueda tocarse de varias maneras lo será con la que resulte más natural
y que esté más de acuerdo con el estilo.
• En pasajes de grandes distancias se deben evitar los pasos superfluos del pulgar o de
otros dedos.

La aportación más importante de Czerny a la evolución de los criterios de digitación es la


igualdad de los 5 dedos, lo que también se constituye como un ideal a conseguir a través de sus
numerosos estudios.

1.3 Romanticismo.

Precisamente este criterio de igualdad fue criticado por Chopin, que dice que cada dedo está
conformado de modo diferente y que es mejor no intentar destruir el encanto de las digitaciones
especiales de cada dedo, sino, al contrario, desarrollarlo. La obra de Chopin ofrece un uso de la
digitación muy original con la incorporación del tercer dedo como pivote (op.10 núm. 10), una
especial dedicación de los dedos 4 y 5 (op. 10 núm. 2) o la sucesión de tres pulgares por grados
conjuntos (póstumo en fa menor), entre otros.

Liszt hace una gran innovación referente a los pasos del pulgar, utilizando pasos de 5-1, Brahms
emplea el uso de arpegios por posiciones en vez de intervalos.

1.4 Impresionismo.

Claude Debussy, en la introducción de sus Douze Études, propone que cada uno busque sus
propias digitaciones, ya que una digitación impuesta no puede lógicamente adaptarse a las
diferentes conformaciones de la mano.

A continuación analizaremos las diferentes digitaciones dependiendo de las fórmulas de


escritura:

• Las escalas: desde C.P.E. Bach, tienen digitaciones fijas, basadas en la alternancia de
posiciones de 3 y 4 dedos por otro sobre una misma tecla sin volver a hacerla sonar.
• Las octavas: se fue aconsejando cada vez con más contundencia que era conveniente el
4º dedo en las teclas negras, así como digitaciones dobles como 3+4 ó 4+5, según la
dimensión de la mano, en la nota extrema.
• Las notas repetidas: cada vez se insiste más en la reducción del movimiento y en el uso
de dedos alternos para dicha nota, de esta manera se consigue una mayor velocidad.
• Sustituciones y cabalgamientos de un dedo sobre otro: son recursos muy útiles para
conseguir un buen legato. También se debe presentar atención cuando ambas manos
se cruzan (sopra/sotto).
• Digitaciones excepcionales: ya en 1840 eran conocidas digitaciones como el uso de dos
o más dedos en una misma tecla, o pulsar dos teclas con un mismo dedo.

Entre el s. XIX y s. XX se han propuesto varios sistemas alternativos de numeración, aunque a


día de hoy usamos la numeración del 1 al 5 en ambas manos, asignando el número 1 al pulgar.

2. Ejercicios preparatorios para una digitación adecuada a diferentes contextos.

2.1 Escalas.

El concepto de “escalas” ha de entenderse en el sentido más amplio, el de ejercicios sobre las


tonalidades. Es muy útil explorar cada tonalidad mayor y menor con sus variantes, sus arpegios
tonales y sobre la séptima de la dominante con las inversiones, acordes y acordes arpegiados.
Existen numeroso ejercicios sobre estas configuraciones que pueden reforzar y automatizar las
digitaciones básicas, para usarlas de forma espontánea en otras obras y contextos.

Es importante realizar estos ejercicios de memoria y sin consultar fuentes escritas más que en
caso de duda. De esta manera se forman actos-reflejos en el uso de las digitaciones.

2.2 Estudios

Los estudios instructivos en buena cantidad contribuyen tanto a la adquisición de destrezas


técnicas como a las habilidades de lectura a vista. Ambos conceptos están relacionados con el
uso fluido de la digitación, por lo tanto las acumulaciones cuantitativas se transforman en
cambios cualitativos que facilitan el proceso de digitar. El uso de modelos típicos y básicos que
incluyen los estudios de Czerny, Moscheles, Clementi, Mozskowski, Mendelsohn, etc, agilizan la
digitación y crean hábitos duraderos.
3. Factores que condicionan e inciden en la digitación.

3.1 La mano.
Cada persona tiene su constitución óseo-muscular y cada mano es diferente. Los pianistas han
de encontrar aquella digitación que se ajusta más a las características de su genotipo. El principio
rector técnico para cada uno debe ser “máxima comodidad con mínimo esfuerzo”. Pero toda
comodidad ha de ser empleada en aras de las necesidades musicales de la obra, así que sería
correcto decir que hay que buscar el máximo rendimiento siempre y cuando no se contradice a
la idea musical.

3.2 La velocidad (tempo) de la obra.


Cada tempo tiene sus exigencias motrices y una misma configuración puede variar según la
velocidad del pasaje. En los tempos rápidos hay que optimizar el rendimiento digital, por
ejemplo utilizar menos pasos del pulgar, usar los dedos que resulten más cómodos, a ser posible
no hacer sustituciones, etc. Con frecuencia ocurre que la digitación de una obra recién leída
puede tener cambios según se suba la velocidad, esto sucede porque la mano busca su máxima
comodidad en cada contexto.

3.3 El tipo de textura: polifonía, homofonía, heterofonía.


En cada contexto hay que emplear la digitación que contribuye al máximo destacar los
elementos importantes de la textura.

3.4 El tipo de escritura y articulaciones.


Es importantísimo emplear las digitaciones que ayudan a hacer un buen legato, sobre todo en
notas dobles u octavas (con frecuencia esto se descuida), un staccato de calidad según el
contexto, combinaciones de articulaciones y ligaduras, indicaciones como tenuto, acentos, sf,
etc. En definitiva todos los elementos concretos del discurso musical que se puedan optimizar
según el empleo de un dedo u otro.

3.5 Contextos musicales y necesidades estéticas.


La digitación de un mismo sitio puede variar en concepto de su lugar en la imagen estética de la
obra. Por ejemplo un salto grande se puede alcanzar con el 5 o 3 o incluso se puede alcanzar
una tecla lejana con el pulgar o con dos dedos a la vez, dependiendo de la dinámica, la posición
musical del sonido dentro de la frase, la indicación de acento, tenuto, staccato, etc. Destacar
una parte melódica requiere digitaciones que en la misma configuración podrían ser diferentes
si no se tuviera en cuenta la importancia de la vos principal.

3.6. El estilo musical.


La escritura propia de cada estilo conlleva unas necesidades de empleo de las digitaciones que
pueden resaltar las virtudes e ideas de la obra. Las digitaciones deben tener en cuenta los tipos
de toques requeridos, los ataques, la distribución del peso, el empleo de distintos movimientos
del dedo, muñeca, antebrazo y brazo, etc. Hay dedos que en un contexto pueden sonar de
manera más expresiva o cantábile que otros, aunque técnicamente no se note diferencia a nivel
de comodidad. Al contrario, llegar a algún pianísimo efímero en alguna obra impresionista puede
obligar a usar por ejemplo el 4º dedo por ser más sutil o el 5 por ser más débil si el contexto lo
exige y permite.
3.7 Arreglos y redistribuciones.
Cada compositor escribe para una mano determinada, con frecuencia la suya. Por consiguiente
muchas veces se impone redistribuir la configuración de la escritura original para optimizar su
ejecución. Voces “cruzadas” que se pueden cambiar para mayor comodidad o para que se
destaquen más; acordes grandes que se impone partir, arpegiar, redistribuir o distribuir entre
las dos manos; dividir pasajes largos de virtuosismo y difíciles de abarcar con la misma mano,
etc. Tal es el caso de muchas de las piezas de la Suite Iberia de Albéniz, obras de Rachmaninov,
Ravel, Liszt, etc. Siempre y cuando no se cambie la idea musical o el propósito técnico específico,
se pueden hacer adaptaciones y digitaciones propias que faciliten la interpretación.

4. Las ediciones digitadas.


Hay que ser siempre exigente y tener buen criterio acerca de las digitaciones propuestas en
ediciones impresas. Pueden variar mucho según la persona que las realiza. Algunas veces hay
muy buenas sugerencias, otras veces no son acertadas. Si un pianista tiene buena formación
musical y técnica, debería ser autónomo en la tarea de emplear la digitación para cada obra. El
objetivo es no depender y no seguir a ciegas las digitaciones propuestas sino acertar en la propia
y tener las impresas a modo de distintas opciones. Algunas ediciones son muy valiosas por tener
diferentes propuestas de digitación en la misma obra, como por ejemplo las ediciones de Alfled
Cortot de los estudios y polonesas de Chopin.

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