Poemas Bernardello-Inchauspe
Poemas Bernardello-Inchauspe
Poemas Bernardello-Inchauspe
NINÍ BERNARDELLO
2
Comarca cerradas con puñales.
Carteles de sangre
y el grito desterrando a los hijos.
Nosotros creíamos.
3
Del libro Malfario (1985)
me he lavado el corazón
me duele la boca y mi niní
La Perla
Sé porque
la lluvia busca tu lápida,
limpia tus flores y tu nombre.
Verdugo
Maquillaje antiguo
para una máscara moderna.
Bajo el altar,
cuando la piedra del sacrificio
obtenga su pan, el cuerpo macerado
teñirá la noche de óxidos y betunes.
4
Escucha amor esta plegaria:
no habrá ya dolor para la vida
que dejó tras de sí la sal de la desgracia,
ahora se complace en tu preciosa
generosidad de leche.
Este amor que danza exaltado
se desborda
llevándome en brazos
hasta el dorado corazón de la nada
te amo
me embelesa el aire tus ojos
la gracia de tu vida en la mía.
5
Del libro Puente aéreo (2001)
Grifo
Incansablemente
en la noche
un arquero
se prepara.
Con sutil movimiento
hacia arriba
busca el centro.
Yo soy el centro
y dispara.
6
Del libro Salmos y azahares (2005)
Arma un
dime, dime, dime
la mente intenta
habla, habla
la Virgen ruega
¿escuchas?
la bondad existe
escribe, escribe
te amo
7
Con el gesto corporal
de un guerrero antiguo
se plantó delante de mí
y su capa esmeralda
pesada, me cubrió entera.
Reaparezco niña
en una estepa helada.
¡No soy de aquí! digo
y nadie escucha mi llanto.
Arte poética
Soñado en un viaje
8
Del libro Yeso tango (2011)
Ninette
Si estuviera en pie
sería
de punta en blanco
Ninette.
Bajo algún negro farol
fumaría
esperando tu señal.
Si tuviera mi pie
danzaría en la milonga
buscando tu estampa
azul y mistonga.
Si otra vez tuviera
mi pie
lentamente me uniría
al que dibuja en la
baldosa
un tango de arrabal.
¡Si yo estuviera en pie!
Desierto
Giro de zamba
9
Del libro Atardeceres marinos (2019)
Cresta filosa
del pasionario
coraje
que escribe
su llanto
en los atardeceres
marinos
10
¿Y si me dejara llevar por el temblor
de la mirada,
por el color afiebrado del cielo fueguino
y escapara al lugar del diamante sagrado
del sueño?
Quebraría el sortilegio de un llamado
oculto: no escribir más
no recibir el agua luminosa que viene
de tu mano dibujando letras diminutas,
rozar aún el aire y su sombra
y ser, en la nada, perfecta luz.
Regreso
11
JUAN MANUEL INCHAUSPE
12
De pronto todo se oscurece querida.
A plena luz.
Cuando la tarde permanece aún abierta y sin doblegar
todo se oscurece.
Los tuyos
13
Escribo
hago rápidas anotaciones
en papeles que luego pierdo
u olvido entre las páginas de algún libro.
Son señales
señales que a veces aparecen en el camino o no.
Llamados hechos a otros desde otro lugar
o quizás a mi propia vida.
Ausencia
A veces
en medio del inútil fragor del día
tu pequeña luz ya apagada parece encenderse
inesperadamente sobre nosotros.
Nadie habla.
Nadie dice nada.
Entre el fragor y tu ausencia se alza
la única luz que nos alumbró.
Un día
o una noche cualquiera
no importa el lugar
me golpearán en pleno rostro.
14
Época
Insomnio
Un hombre solo camina por los bordes de su propia noche. Va y viene con una vieja
pregunta por los andurriales de su condición.
El amanecer está todavía lejos pero la sangre y los pasos resuenan en su cabeza despierta,
en su cuerpo acabado. Resuenan en la calle vacía de un callejón sin salida.
Sus hijos y su mujer duermen. Mañana será otro día igual y no dirán nada.
¿Conoce o no, este hombre, el punto donde todos los caminos nos separan? ¿Conoce o no
los fantasmas de la desesperación, el momento en que toda su vida, como única respuesta,
sueña con ser una gran piedra arrojada contra la noche absurda?
15
Miro las esqueléticas ramas
donde el otoño duerme.
Anochece.
El trabajo nocturno de las formas
comienza.
Tarde
sumergido en el cuerpo
sueño que duermo
hasta que la mañana trae figuras
que rozan lo real.
Azaleas
begonias
helechos moros
sandalias de hojas caladas y palmiformes conviven
en una armonía espontánea en el patio de esta pensión.
Las paredes blancas proyectan el silencioso contraste.
Verde sobre blanco.
La trepadora conduce la mirada a los altos de la vieja casa.
La hora o la deshora del día dominical apaga y tritura
los ruidos de la ciudad.
¿Y qué hace este hombre detrás de la ventana?
¿Pensará que la armonía exterior es aparente?
¿Real?
En mi vida
me jugué por la suavidad y la fragancia de una pequeña
planta de salvia y, en su lugar, creció una ortiga.
16
Sí lo sé
no conozco nada del dolor horrendo
que recorre las calles.
Pero me basta con lo que conozco.
Basta
basta
déjenme dormir
sobre esta arena caliente.
Había estado
buscando una casa, un lugar
donde poder vivir,
paredes alquiladas
cualquier cosa.
Al volver
desde el centro de una plaza vacía
alcancé a ver ese frío y lejano sol
que siempre se apaga detrás de la grandes ciudades.
17