01 - His Public Claim - Evie Rose
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Todos depredadores.
Hay lujo aquí más allá de lo que podría soñar incluso una
princesa de la mafia como yo. Champán, caviar, suelos de
mármol y cuadros de figuras desnudas entrelazadas con marcos
dorados que me miran burlonamente. Las puertas francesas de
lo que supongo que debió ser un salón de baile en esta gran
mansión están abiertas, pero no hay brisa. Sólo el aire
dulcemente perfumado de una bochornosa noche de verano.
En público.
Admito que no es así como me imaginaba mi primera vez.
Pensaba que sería en una habitación con luz tenue y con un
hombre agradable pero poco interesante que mis padres
hubieran elegido para mí como alianza política en Londres.
Incluido Lev.
Pero bueno, toda mi familia se horrorizó cuando el capo de
Braintree se paseó por nuestra casa con sus hombres y se mofó
de que lo único que valía la pena tomar a cambio de las deudas
de mi padre era a mí.
Sí. Bueno...
Titanio.
Al lobo.
Se hace el silencio.
Se me hiela la sangre.
Ha crecido.
Sabía que Nicole tenía veintitrés años y era una mujer joven,
no una adolescente. Lo sabía. Si no, no la habría estado siguiendo
como lo he hecho los últimos dos años. No habría estado
apretándome la polla con el puño mientras estaba acostado en
mi cama -solo, siempre solo, rara vez había sentido la necesidad
de compañía hasta que vi a Nichole adulta y sólo la quiero a ella-
y haciéndome eyacular con su nombre en silencio en mis labios
y su cara en mi imaginación.
—Cualquiera...
—Cinco.
—Gracias y enhorabuena...
Sigo adelante.
Nicole es mía.
—Oh, no —se ríe. —Hasta que sea follada a fondo por primera
vez, es nuestra. ¿Por qué crees que nos gustan las máscaras?
Para poder entretenernos en el más puro anonimato.
Me invade la furia.
La realidad me invade.
Pero no lo hace.
Porque sí, los ojos plateados del lobo son iguales a los de Lev.
Pero no hay tiempo para pensar en eso porque está apoyado sobre
mi cuerpo, protegiéndome y atrapándome. La cabeza roma de su
polla presiona donde estoy suave.
—Oye lobo, ¿quieres ayuda con eso? —se burla otro hombre,
sonando realmente cercano. Mi cabeza gira para comprobar lo
cerca que está, y la gran mano del lobo sujeta mi mandíbula,
obligándome a mirarlo de nuevo.
—Eres mía —dice en voz más baja, sólo para mis oídos. No
me mira más que a los ojos, como si yo fuera el centro de su
universo. Nuestro entorno se difumina y se aleja. —Están celosos
de que sea yo quien esté contigo y no ellos.
—Eres tan hermosa así. —Su voz es baja y ronca. —Lo estás
haciendo muy bien. Concéntrate en mí.
—Mi loba.
Y la única.
Sin embargo, el lobo parece tener claro qué es lo que hay que
hacer y adónde se dirige, y yo estoy a favor de un hombre con un
plan. No sé si es el sexo lo que me embriaga, o nuestra huida, o
el mero hecho de estar con mi lobo, pero me siento invencible
incluso cuando el frío del aire de la noche de verano me pellizca
la piel y me pone la carne de gallina.
—No. Yo la compré. —La mano del lobo agarra la mía con más
fuerza y su voz es implacable. —Deslízate de vuelta con tus
amigos y encuentra tu entretenimiento en otra parte.
—Pagaré.
Está muerto.
—Gracias.
—No lo sé —confieso.
—Por supuesto.
—Y... —Oh Dios. Sabía que esto iba a ser horrible, pero
supuse que estaría en casa. —¿Hay alguna tienda cerca de donde
vives?
¿Eso es sutil?
Caramba.
—Gracias —susurro.
Asumo eso.
—No.
—¿Es tu dormitorio?
Totalmente racional.
Se queda callado.
—¿Esto no es real?
Es Lev.
—Tú me protegiste.
—¿Quién era?
—Tu hermano...
No puedo hablar.
—Porque me salvó.
—Lo amo.
No.
Agarro con fuerza a Nicole, el miedo me recorre por primera
vez esta noche. Porque esto podría acabar conmigo. Si no puedo
ver a Myshka, me volveré loco.
Nunca imaginé que nadie más pudiera ver cómo Nicole ocupa
todos mis pensamientos. Y menos aún los superficiales padres de
mi ratoncito.
El silencio es profundo.
Espeso.
Parpadea.
—No. No voy a dejar que esto pase sin más. —El Sr. Highbury
sacude lentamente la cabeza.
Nicole suelta un chillido de angustia.
—No lo será.
David balbucea algo sobre que tiene trece años más que
Nicole y tres menos que yo, pero ninguno de nosotros está
escuchando.
—¿Qué?
Capítulo 8
Nicole
—Muéstrame la habitación.
Por el rabillo del ojo puedo verlo mirándome, con los brazos
cruzados desafiantes sobre su ancho pecho, pero con líneas de
ansiedad casi invisibles en su rostro, pero ahí. Le preocupa que
salga corriendo, supongo.
Asiente lentamente.
Y, sinceramente, me encanta.
—Lo has visto todo, Nicole. —Se inclina y pone su cara tan
cerca de mi cuello que puedo sentir su calor. Luego inhala, como
si mi olor de hace un día fuera lo mejor que ha olido nunca. —
Cómo estoy obsesionado contigo. Que eres el centro de toda mi
vida. Me arrodillaré y te compraré el anillo más grande que hayas
visto y te hablaré de honor y amor. Pero tú ya sabes que he
matado para protegerte, y que lo he puesto todo en peligro -mi
mafia y la alianza con tu familia, y posiblemente haya empezado
una guerra con el cártel de Essex-, todo por ti.
—Sí —admito.
—Quiero verte.
—Myshka —murmura con voz ronca, me agarra las nalgas y
un ruido involuntario sale de mi garganta mientras me levanta.
—Rodea mi cintura con las piernas.
Trago saliva.
—Pensé que me llevarías a la cama —confieso en su cuello.
Por lo visto, es mi forma favorita de hablar con Lev.
—Sí.
Miro hacia abajo, y las arrugas de sus ojos me hacen ver que
sonríe socarronamente.
—Puede que sí, o puede que no. —Me chupa el clítoris con
fuerza y grito. —Me ha gustado intentarlo. Me gustaría criarte.
¿Qué te parece? ¿Quieres que te llene de mi semilla y la retenga
dentro de ti hasta que haga efecto y estés hinchada y madura con
mi bebé?
Mi alma gemela.
—Lev.
—¿De verdad?
—Sí —gime.
—Lev —gime.
Fin