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¿Por Qué La Mujer No Debe Ser Pastora

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¿Por qué la mujer no

debe ser pastora?


19 AGOSTO, 2014 | SUGEL MICHELÉN

Un orden establecido por Dios


Al hablar del ministerio de la mujer en la iglesia, nosotros
tenemos que ir no directamente al Nuevo Testamento, sino al
Antiguo Testamento, y más específicamente al orden de la
creación. Dios hizo al hombre varón y hembra, a su imagen y
semejanza; eso quiere decir que Dios tenía la intención de que
el hombre lo representara en la Tierra. Nosotros sabemos por
las Escrituras que en la Trinidad hay un orden: está Dios el
Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo. Dios el Hijo
voluntariamente se somete a la voluntad del Padre, y eso no
lo hace menos Dios, eso no lo hace inferior. Cuando Dios crea
la sociedad humana, Él la crea con esa estructura de autoridad
y pone al hombre como cabeza.

Una perspectiva nuevo testamentaria


Cuando hablamos de la mujer como pastora, en 1 Timoteo
2:12, el apóstol Pablo dice claramente que él no permite que
la mujer asuma ese papel, precisamente porque estaría
violentando ese orden estructural que Dios creó para la
sociedad humana, cómo debería funcionar el hogar, cómo
debería funcionar la sociedad y cómo debe funcionar la Iglesia.
Entonces, en ese sentido la respuesta es que la Biblia
claramente enseña que la mujer no debe ministrar en la
Iglesia, como pastora. Ahora bien, primero tenemos que
remachar el hecho, resaltar el hecho, que eso no hace a la
mujer inferior al hombre en el mismo sentido que el Hijo –
como decíamos hace un momento– no es inferior al Padre. Eso
dice 1 Corintios 11:3, que el Padre es la cabeza del Hijo y el
hombre de la mujer. Si hubiera alguna inferioridad en esto,
entonces tendríamos que decir que Dios el Hijo es menos Dios
que Dios el Padre.

El rol de la mujer en la iglesia local


Por otro lado, yo creo que cuando se plantea esta pregunta,
generalmente las personas piensan en lo que la mujer no
puede hacer. Pero tal vez, deberíamos ser más positivos y
preguntarnos cuántas cosas puede hacer la mujer en la
Iglesia, porque la mujer tiene un papel importante en la vida
y ministerio de la iglesia local. El hecho de que nosotros no
permitamos que una mujer sea pastora en la iglesia no quiere
decir que la estamos anulando. Cuando personas me
preguntan: ¿si una mujer no puede ser pastora, entonces,
qué va a hacer en la iglesia? Pues, ¡lo mismo que hacen un
montón de hombres que tampoco son pastores! Porque si
bien es cierto que Dios llama al hombre a ser pastor, no
todos los hombres son pastores, y los hombres también
tienen un ministerio que hacer en la iglesia aunque no
prediquen. Entonces, en ese sentido Dios le da dones de
enseñanza a la mujer, Dios le da dones de liderazgo a la
mujer; sin embargo, Dios quiere que lo ejerza en un contexto
particular. Nosotros no estamos anulando a la mujer,
estamos simplemente colocándola en la posición en la que
Dios la coloca.
Muchas personas me dicen: “Pero mira, hay mujeres que
predican muy bien”. Y de hecho yo conozco personas que se
han convertido al Señor a través de la predicación de
pastoras. Y yo no lo dudo. Pero por el hecho de que Dios en
su soberanía haga cosas como estas, no quiere decir
necesariamente que Él apruebe tal cosa, y yo voy a poner un
ejemplo aquí: ¿no ha pasado en iglesias evangélicas que
violando claramente el mandato de no unirse a yugo
desigual, hay hermanas creyentes que han entrado en una
relación con jóvenes inconversos, esos jóvenes han ido a la
iglesia y se han convertido? Dios en su Soberanía puede
hacer tal cosa, pero nosotros no podemos alentar a las
hermanas de la iglesia que hagan esa labor misionera de ir al
mundo a buscar novios inconversos para traerlos al Señor.
Eso es una misericordia que el Señor hace, de hecho, Dios ha
usado aun pastores inconversos para traer a otros a la
Salvación. Entonces, en ese sentido, el hecho pragmático de
que haya personas que clamen haberse convertido al Señor a
través de la predicación de pastoras no anula la clara
enseñanza de la Palabra de Dios en textos como 1 Timoteo 2,
1 Corintios 14; de que Dios no le permite a la mujer ejercer
ese tipo de ministerio en la Iglesia.
Otros citan Gálatas 3:28, cuando dice que: “En Cristo Jesús,
no hay varón ni hembra”, y eso es verdad, en el sentido de
que el hombre creyente no tiene más privilegio espirituales
que la mujer creyente. Pero vuelvo y repito, ese principio
general de unidad en Cristo no anula la clara enseñanza de
que la mujer no debe ejercer este ministerio de autoridad en
la Iglesia.

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