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Semenya Qué Es Una Mujer, Javier Flores

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La Jornada, 20 de agosto de 2019

Semenya: ¿qué es una mujer?


JAVIER FLORES
Nuevamente la atleta sudafricana Caster Semenya está en el centro del debate en el
mundo del atletismo. Esta vez por manifestar su desacuerdo ante los cambios en las reglas
de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, siglas en inglés), las
cuales establecen un nuevo nivel máximo de testosterona en la sangre para poder participar
en las competencias femeninas en algunas pruebas de pista. Para ello, las deportistas con
diferencias en el desarrollo sexual –como Caster Semenya y otras– tendrían que someterse
a tratamientos con el fin de adecuarse a las actuales disposiciones. Con esto se establece un
ajuste a la sorprendente definición de lo que es una mujer en las actividades deportivas.
Según la IAAF, la nueva regulación tiene la finalidad de facilitar la participación de
atletas con diferencias en el desarrollo sexual en las contiendas femeninas preservando la
equidad y el significado de competencia. El cambio, que entró en vigor el pasado 8 de
mayo, redujo el límite máximo permitido de testosterona en la sangre de 10 a 5 nanomoles
por litro (nmol/l). Ante esta nueva cifra, las competidoras con hiperandrogenismo (que
tienen altos niveles de hormonas consideradas masculinas, en particular la testosterona) no
tendrán más remedio que someterse a tratamientos farmacológicos y demostrar, durante los
seis meses previos a cada competencia, que se encuentran dentro del nuevo nivel permitido.
Para Semenya (dos veces campeona olímpica y campeona mundial en tres ocasiones
en la prueba de los 800 metros), se trata de un caso de discriminación con el fin de apartarla
de las competencias de alto nivel. Además, ella y otras atletas en la misma condición
consideran que los tratamientos médicos a los que tendrían que someterse podrían
ocasionar daños a su salud. La deportista recurrió entonces al Tribunal de Arbitraje
Deportivo, el cual, no obstante, falló recientemente en contra de la sudafricana.
De acuerdo con la justificación de la IAAF, la mayoría de las mujeres, incluyendo las
atletas femeninas de élite, tienen niveles de testosterona entre 0.12 y 1.7 nmol/l. En los
hombres, luego de la pubertad, la concentración de esta hormona en la sangre es de entre
7.4 y 29.4 nmol/l. Inspirada en algunas publicaciones científicas (en especial los trabajos de
David Handelsman y su equipo en 2018), la asociación internacional sostiene que a
mayores niveles de testosterona se desarrolla una mayor masa y fuerza musculares, así
como un aumento de la hemoglobina (proteína grande o macromolécula que transporta
oxígeno a todo el organismo). Los hombres tendrían así una muy amplia ventaja en la
mayor parte de las competencias, y esto es lo que sostiene, a juicio del organismo citado, la
clasificación de las justas deportivas en masculinas y femeninas.
Ya me había referido en otras ocasiones aquí a Caster Semenya y su relación con la
determinación del sexo en el deporte. Pero los cambios recientes en la reglamentación para
las competencias internacionales auspiciadas por la IAAF muestran algunas novedades,
además de que, como sostiene la corredora sudafricana, es una forma de apartarla
definitivamente de estas competencias, pues se mantenía como ganadora en el rango previo
de los 10 nmol/l de testosterona.
El episodio reciente muestra una evolución en el lenguaje, que aunque sutil en
apariencia, encierra gran profundidad. Aparece un cambio en la forma de referirse a las
personas con una condición particular en el desarrollo sexual. En 2006 fue sustituido el
término intersexualidad empleado para referirse a quienes poseen simultáneamente
atributos biológicos masculinos y femeninos, y se les consideraba portadores de anomalías
o patologías. Luego, esto fue sustituido por la idea y denominación de desorden en el
desarrollo sexual. Ahora, como lo muestran los documentos oficiales de la IAAF, se trata
de diferencias en este desarrollo, lo cual parece más adecuado.
Lo más importante es que a pesar de los cambios recientes en las reglas de la IAAF,
se mantiene la clasificación de lo femenino –o lo que significa ser mujer– basada en un
criterio puramente endocrinológico (la cantidad de una hormona en la sangre). Pero, ojo, no
se trata sólo de una reducción a lo biológico, pues aun dentro de este universo se desechan
otros criterios aceptados como determinantes del sexo en los humanos, como la presencia
de cromosomas sexuales o genes específicos para los sexos, los cuales aquí no importan.
También se desdeñan el sexo que cada persona dice tener y la aceptación de la condición de
mujer por los sistemas legales más avanzados en distintos países (incluido México).
Se trata de una manera muy particular de entender las diferencias sexuales dentro de
una actividad humana, a partir de una sustancia que tiene impacto en el desempeño de las
personas dentro de esa actividad. Así, en nuestras sociedades, el deporte es un territorio
único en la determinación del sexo que merece atención.
RESPONDE

a) ¿Qué plantea el autor?, ¿cuáles son sus fundamentos?

b) El propósito del autor es:

c) El lenguaje que utiliza es de tipo:

d) La tesis que plantea es:

e) Subraya fragmentos que representan hechos, inferencias y opiniones.

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