Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

CACHACO

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 2

CACHACO

En el habla familiar peruana cachaco es mote despectivo del policía, del soldado y militar en general;
la expresión el cachaco de la esquina, en principio referida al policía que hacía guardia en una esquina,
personifica hoy al quídam1: “iré a la fiesta aunque sea con el cachaco de la esquina”.
Es curioso que el uso peruano de cachaco, plenamente vigente —se documenta desde Clemente Palma
hasta Vargas Llosa2 —, aparezca como obsoleto en diccionarios de americanismos del siglo XX
(Malaret y otros) y aun en obras de lexicógrafos peruanos contemporáneos (Tovar) y costumbristas
limeños, como Gálvez: "sin farol y sin enamorado, sin cachaco y sin mataperros, la esquina ya no tiene
alma"3. Y es aun más curioso que el Diccionario enciclopédico del Perú de Alberto Tauro, publicado
en 1966, dé la siguiente definición del término: "nombre aplicado a los individuos de la policía de Lima,
antes de que esta institución fuese modernizada (1922)". El artículo se reproduce sin variaciones en la
reedición de dicha obra hecha en 1987 con el título de Enciclopedia ilustrada del Perú.
La verdad es que ni Arona ni Palma consignan cachaco entre sus peruanismos. La palabra tampoco se
documenta en las comedias de Segura —ni siquiera en El sargento Canuto— o en costumbristas de
principios de siglo como Gamarra, Elguera o Blume. Tauro (ob. cit.) reproduce una descarnada
descripción del personaje en versos de Hernán Velarde (1863-1935).
Según datos del Diario de viaje del padre Blanco (acompañante del presidente Orbegoso) cachaco era
apodo de los juandedianos del Cuzco hacia 1825. En 1822 el prefecto de los betlemitas había sido
asesinado en su propia celda. Después de juzgados y fusilados los culpables (dos padres de la misma
orden) la sanción consistió en reunir a los betlemitas con los juandedianos para hacer obras de hospital.
El pueblo del Cuzco, que no olvidaba el crimen, apodó a los betlemitas y juandedianos nacacos4 y
cachacos, respectivamente. En nota a esta última palabra, él autor —que conocía el quechua, a juzgar
por su sistemática traducción de topónimos— aclara su significado: "cosa que infunde terror"5.
Datos viejos de González Holguín (kacchani 'atemorizar', kacchakamáyok 'atemorizador') y modernos
de Lira (kakchákukk 'terrorífico', kakchákuy 'aterrorizarse') apoyan la traducción del padre Blanco.
Pero Lira consigna además las formas —evidentemente nuevas en quechua— kachaku 'soldado, mal
soldado, policía' y kachakke 'subalterno, ordenanza' (kachákukk es 'enviado'). Como el soldado o
policía no es fundamentalmente un emisario, no se ve cuál puede ser el nexo semántico entre esos
términos, en tanto que —ya lo hace notar Gálvez— sí puede haberlo entre las ideas de 'temor' y 'policía'
(este ha sido cuco o coco tradicionalmente invocado para conseguir la obediencia de los niños).
El problema se complica al comprobarse que cachaco no es un uso exclusivo del Perú. Además de su
extensión a Bolivia y noroeste argentino (con el mismo sentido de 'policía'), cachaco se documenta a
fines del siglo XIX en Puerto Rico como apodo del español reaccionario, y es todavía allí y en Cuba
apelativo genérico del español. Pero donde la palabra tiene más vida es en Colombia.

1
Véase esta expresión en Gálvez, Una Lima que se va, pág. 148 y C. Palma, Crónicas de Corrales, pág. 165.
2
Véanse C. Palma, ob. cit. págs. 44, 163, 206, 207; Seoane, Hombres y rejas, 132, 133 (cachaquitos); Alegría,
Los perros hambrientos, págs. 34, 36, 70; Mejía, Ayer y hoy, 21; Camino Calderón, Cuentos de la costa, 74;
Vargas Llosa, La ciudad y los perros, págs. 155, 199, 200, 274, 299; La casa verde, 63, 191, 227, 228, 245, 246,
291, 292, 295, 327, 351; Los cachorros, pág. 81.
3
Estampas limeñas, pág. 56.
4
Según Palma, el mote aplicado en dicha ocasión a los betlemitas fue naca; quería decir 'degollador, verdugo'
(Tradiciones, pág. 441).
5
En Documentos del Gran Mariscal D. Luis José de Orbegoso, vol. I, págs. 189-190.
Antes de 1830 significaba 'desaliñado' y se aplicó por eso, como insulto, a los jóvenes liberales que
lucharon contra el general venezolano Urdaneta. El triunfo de los cachacos ennobleció el apelativo, que
llegó a tomar el significado opuesto de 'elegante', 'petimetre' (con el cual ha pasado a los Andes de
Venezuela y al Ecuador; en este país también se da el nombre de cachacos a cierto juego de agilidad).
Cachaquería y cachacura designan desde entonces en Colombia las cualidades del señorito, y
cachaquear es 'presumir'6.
Si no se conocieran las circunstancias históricas que causaron en el colombianismo cachaco un viraje
semántico de ciento ochenta grados, nos habría tentado, como étimo de cachaco 'petimetre', el quechua
k'áchakk 'lo relativo a la elegancia'. Y aun conociendo dichas circunstancias, todavía pudiera tentarnos,
en relación con el sentido original colombiano de 'desaliñado', la forma chinchaisuya kashaku
'desgreñado' (extensión de su sentido primario de 'espinoso').
Pero, se preguntará ¿por qué esa obsesión con el quechua? Pues porque lo más probable es que cachaco
sea, al fin y al cabo, un quechuismo —o dos quechuismos.
En efecto, queda virtualmente descartada la probabilidad de un origen hispánico. La etimología apenas
sugerida por Cuervo (de cacho 'pedazo') no tiene base. Por otra parte, Colombia, Perú, Bolivia y el norte
argentino7 son regiones de sustrato quechua (el dato del uso puertorriqueño, extendido a Cuba, no
perturba este cuadro, porque la analogía entre el español del Perú y el de Centroamérica y Antillas tiene
causas históricas conocidas). Pero sí existe el problema del distinto significado de cachaco en Colombia
y el Perú.
Puede, por tanto, proponerse una doble hipótesis etimológica: cachaco 'policía, soldado' vendría del
quechua kákkchay 'aterrorizar' en tanto que cachaco 'desaliñado' tendría otro origen dentro de la misma
lengua (tal vez el chinchaisuyo kashaku 'desgreñado'). Ambas palabras pueden haber resultado
homónimas en el español de América, del mismo modo que cancha 'espacio llano y determinado' y
cancha 'maíz tostado': palabras distintas y de pronunciación diferente en quechua se igualan a veces en
su adaptación al castellano.

6
Un artículo de Laureano García Ortiz, reproducido en el Diccionario general de americanismos de Santamaría,
s. v., afirma que el cachaco es la flor y nata del carácter nacional y su idealización noble, el arquetipo del
colombiano bien nacido, culto, ingenioso, caballeroso, sencillo y natural. Pero hoy los colombianos de la costa
llaman despectivamente cachacos a los del interior, incluida la capital: véase "la gente del páramo, los cachacos"
en García Márquez, Cien años de soledad, pág. 110; "una cachaca mandona, válgame Dios, una cachaca hija de la
mala saliva, de la misma índole de los cachacos que mandó el gobierno a matar trabajadores" (íd. íd. pág. 274).
Otros usos colombianos son cachaca 'mujer del soldado', que parece estar en relación directa con el cachaco
peruano; cachaco 'cierta variedad de plátano, grande y ordinaria' y cachacos 'rizos que caen sobre la frente y sienes';
no es visible el nexo semántico entre estos dos últimos usos y los demás.
7
No parece exacto el dato de Kany (American-Spanish Euphemisms, pág. 45) y otros lexicógrafos sobre el uso
de cachaco 'cursi' en Chile. No lo incluyen Román, Rodríguez, Amunátegui (Apuntaciones lexicográficas), Lenz
ni Medina, y tampoco parece uso moderno.

También podría gustarte