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La Ley de La Guerra

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“La ley de la guerra”

parte #1

La ley, que pocas veces se toma en cuenta. Esta ley indica que la oración tiene que estar dirigida contra

el gran enemigo de Dios, el adversario que siempre está sobre la marcha movilizando sus fuerzas con

suma estrategia para desbaratar la causa del cristiano, de modo que las almas se vuelvan contra Cristo, el
Salvador del mundo.

I. Este tipo de oración es agresiva y tiene todas las características de una guerra,
Cuenta con abundante autorización escritural En el AT aparece en forma brutal en Israel, la
gran figura, cuando se le ordena arrojar a los cananeos, destruir sus ciudades, matar a sus
reyes y aniquilar sus fortalezas. Los israelitas no debían hacer alianzas con aquella gente
dominada por los demonios. Tenían que expulsarlos sin misericordia y a su vez, poseer la
tierra.
Todo esto halla perfecta concordancia en el gran antitipo de la guerra cristiana contra los
poderes de las tinieblas relatada en el capítulo final de la Epístola a los Efesios, donde se nos
declara que “no luchamos contra sangre y carne, sino contra principados, contra
potestades, contra gobernadores de las tinieblas del mundo, y se nos amonesta a
prepararnos con toda la armadura de Dios”. (Efesios6.)

-Si no captamos el significado del gran hecho de la oración guerrera contra los poderes de las
tinieblas, no comprenderemos gran parte del ministerio y de las enseñanzas del Salvador.
Todo parecerá un enigma que no tiene solución. "¿Cómo puede alguno entrar en la casa
del hombre fuerte, y saquear sus bienes”, dijo Jesús, "si primero no le ata? y entonces
podrá saquear su casa”. (Marcos3:27)

-Cuando los setenta regresaron de su misión de predicación, el Señor les dijo: "Yo veía a
Satanás, como un rayo, que caía del cielo. He aquí os doy potestad de hollar sobre las
serpientes y sobre los escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará”
(Lucas10:18_19).

-Lo que se llama "el mandato de la fe”, que no sólo parece extraño a muchos cristianos, y
entre ellos obreros y que a veces es rechazado con molestia, fue establecido del modo más
formal y categórico como principio de la vida y acción del cristiano.

-Con el mismo aliento con que el Señor dijo, "Todo lo que pidiereis orando, creed que lo
recibiréis, y os vendrá”, continuó diciendo, "Porque de cierto os digo que cualquiera que
dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere
que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho" (Marcos 11:23).
Esta clase de oración, que ya no está en boga pero es necesitada con desesperación en un
mundo cuyo gobernante es el príncipe de las tinieblas y que como nunca antes en la historia
está experimentando dolorosamente la agonía de la opresión satánica, tiene como su
fundamento firme el hecho infinitamente significativo que el Redentor quebró la cabeza de la
serpiente en la Cruz del Calvario.
-¿No podría ser, como leemos en el capítulo 12 del Apocalipsis, que estemos entrando
en una etapa de la historia en la que, sabiendo el enemigo que su tiempo está contado,
actúa con grande ira y poder?
Nadie debe atreverse a participar de esta guerra si no está interiorizado profundamente del
significado de la redención efectuada por Cristo, hasta sus últimos detalles. La Palabra de
Dios es bien concisa y precisa a este respecto. ¿Acaso no se nos dice que el Salvador
destruyó por la muerte a quien tenía el imperio de la muerte, es a saber, al diablo?
Hebreos 2:14.

¿No se nos da a entender que "despojando a los principados y a las potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos [en la cruz]"? (Colosenses 2 :15).
-Pero esta victoria, así como la remisión de los pecados o cualquiera otra bendición que
surge de la sangre preciosa que el Redentor derramó en la cruz del Calvario, tiene que ser
apropiada y hecha operativa por medio de la fe; de otra manera, la cruz no tiene efecto.
-El enemigo y sus huestes andan por el mundo (se nos dice que engañan a las naciones) y se
apoderan hasta de iglesias y misiones, porque encuentran entrada fácil donde hay
mundanalidad y pecado, orgullo y herejías, rivalidades y ambiciones carnales. Donde no hay
nadie que le dispute su autoridad basándose en la victoria del Calvario.

-El enemigo se dará maña para apoderarse del terreno y paralizar el esfuerzo cristiano, por
medio de maquinaciones habilidosas para las que su genio infernal no tiene paralelo.
En muchas iglesias la atmósfera se ha tornado densa y tensa, y la Palabra de Dios ya no capta
las almas con poder, porque el enemigo se ha infiltrado en ellas de un modo artero y
solapado.

-Los cielos ya no están abiertos a las manifestaciones espirituales de quien dijo, "He aquí,
yo estoy con vosotros todos los días”.

-Tiene que surgir algún Gedeón quien, ceñido con la armadura de Dios, desafíe al enemigo y
que poniendo en acción la dinamita de la Cruz, dé en el blanco con éxito seguro.
(Empleamos la palabra dinamita porque la palabra de la Cruz es el poder de Dios —y la
palabra griega es “dunamis”, de donde viene nuestro vocablo dinamita. Ver 1 Corintios
1:18.

El resultado será el pánico y la destrucción en las filas enemigas.


En la obra de Frazer titulada Beyond the Ranges (Más allá de la frontera), figura una
ilustración que viene al caso. Es la historia de un misionero evangélico que estaba tratando
de abrir una obra nueva en las villas de la frontera entre China y Burma. Frazer dice que
diariamente podía respirar las emanaciones del infierno. La obra avanzaba tan lentamente
que ya estaba por desistir, totalmente descorazonado, cuando cayó en sus manos un folleto
que consiguió enfocar su atención en el hecho de que el Redentor ganó la victoria sobre los
poderes de las tinieblas por medio de su muerte y resurrección, y que la victoria tiene que ser
apropiada y puesta en ejecución por medio de "un mandato de la fe”.

-Frazer nunca había encarado el problema en esta forma, ni ejercitado semejante clase de
fe. Encontrándose desesperado, resolvió ponerlo a prueba. Se fue a un lugar solitario, donde
pudiera estar a solas, sin que nadie lo observara, y allí dio "el mandato de la fe”, como
arrojando virtualmente la victoria de la cruz en medio de las filas enemigas.

-Alabó a Dios con todas las fuerzas de sus pulmones por la victoria del Salvador y en su
santo nombre ordenó la dispersión de las huestes enemigas. Frazer dice que fue el punto
decisivo de su lucha desesperada contra el paganismo y la corriente cambió de rumbo. El
mismo misionero cuenta cómo más tarde un poderoso avivamiento inundó las villas que
bordean a Burma, realizando una transformación maravillosa, quedando establecido el Reino
de Dios donde antes imperaba Satanás.

II. La victoria no presenta siempre formas tan dramáticas.


A veces es alcanzada silenciosamente sobre las rodillas de quien ora. Es posible que el
cristiano asuma alguna actitud tranquilizadora en su hogar, donde no ha prevalecido la paz
de Dios que sobrepasa todo entendimiento.
-Las situaciones tensas, la impaciencia, las palabras duras y la crítica han provocado una
atmósfera pesada, robando al hogar la paz y el bienestar. El enemigo trata siempre de
inflamar el yo por medio de críticas, alborotos, murmuraciones y envidias.

-La Cruz tiene que hacerse cargo de esa situación.


En primer lugar, en Gálatas 5 tenemos bien descritas "las obras de la carne" con su
veredicto categórico: “los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y
deseos”.
En segundo lugar, hay que tomar una decisión contra la operación de los espíritus
demoníacos que tratan de destrozar, si es posible, el hogar cristiano.
"Vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien
devorar; al cual resistid firmes en la fe .." (1 Pedro 5:8,9).

III. Jesús, el Señor, fue manifestado para destruir las obras del diablo.
De modo que cuando reclamamos su destrucción en el nombre de Cristo, pisamos terreno
escriturario seguro.

-O tal vez puede tratarse de una misión cristiana situada en algún lugar lejano en tierras
paganas, donde el enemigo ha logrado sentar sus reales por medio de envidias y orgullo y
ambiciones personales desatadas entre el personal. La situación se ha tornado tensa y el
Espíritu de Dios no puede actuar con poder para dar libertad y gozo.

-Las oraciones comunes del tipo de peticiones no producen ningún resultado. ¿Qué hay que
hacer? El enemigo tiene que ser "atado" y echado fuera. Esto no se consigue de la noche a la
mañana. Es posible que la lucha sea larga y dura. Pero la victoria del Calvario tiene que
producir, al fin, el derrumbe de las fortalezas del enemigo, y aclarar gloriosamente la
atmósfera espiritual, en la que el Espíritu Santo pueda manifestarse realizando grandes obras,
si es que esa victoria se mantiene persistentemente con fe contra el malo y todos sus agentes.

>>Hoy en día se niegan los grandes principios de la fe cristiana, y se los reemplaza por las
vanas y fútiles filosofías de los hombres. Porque es posible luchar inútilmente con armas
carnales y la situación puede empeorar.
-Con todo, cuando algún buen soldado de Jesucristo que se encuentra envuelto, reconoce que
en el fondo de todo está él trabajo de astucia y engaño de Satanás y sus agentes, y toma una
posición contra los poderes de las tinieblas, y reclama en el nombre del Señor la destrucción
de todas sus obras, porque Cristo acabó en el Calvario con el dominio del príncipe de las
tinieblas, ese soldado lucha, por decirlo así, en los lugares celestiales con armas que no son
carnales sino poderosas en Dios, hasta que se produzca el derrumbe visible de lo que es
puramente humano y material.

-Una vez obtenida la victoria en los dominios invisibles donde ejercen su dominio los
poderes de las tinieblas, el edificio de la herejía se desmoronará en el plano físico.
Parecería que el cristiano de nuestro día estuviera dándose cuenta, más y más, de la
existencia de una fuerza puramente espiritual e invisible que la Biblia llama el poder de las
tinieblas, que está determinado y resuelto a perturbarlo por medio de acusaciones, y que es
implacable en sus esfuerzos por levantar dudas y temores.

La oración es el único recurso del cristiano. "Señor," exclamó el salmista, "guarda mi vida
del temor del enemigo" (Salmo64:1), y en el Salmo 149 se menciona "el juicio escrito que
todos los creyentes han de ejecutar. "Ahora es el juicio de este mundo” dijo Jesús, nuestro
Señor, al penetrar en La Vía Dolorosa que lo condujo al Calvario, "ahora el príncipe de este
mundo será echado fuera" (Juan 12:31).

"Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su


Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los
acusaba delante de nuestro Dios día y noche. Y ellos le han vencido por medio de la
sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos, y menospreciaron sus vidas
hasta la muerte. Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos" (Apocalipsis
12:10)

“Oraciones que han parte #2

Hecho historia”
Del hecho de que cuando nosotros oramos Dios obra, da por sentado que la oración puede
llegar a ser un asunto que sacuda a la nación, que haga historia, que se constituya en asunto
mundial. "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces".(Jeremias33:3)
●No es que la oración sea tan poderosa en sí misma, sino que es Dios quien promete hacer
cosas grandes y poderosas, si es que sus hijos quieren orar.

-El Dios viviente, para quien nada es imposible porque es el Todopoderoso, puede cambiar
el curso de la historia, transformar la vida de una nación y hacer que cesen las guerras, en
respuesta a la oración.
-Las páginas de las Sagradas Escrituras dan abundantes evidencias de este hecho, puesto que
en ellas tenemos la narración del pueblo escogido de Dios de la venida del Santo Hijo de
Dios, el Mesías, el Redentor de la humanidad, y del nacimiento de la Iglesia con su
movimiento de redención que abarca al mundo entero.
A. -La historia de las misiones cristianas abunda en ejemplos de toda clase.
Ni aun la llamada historia profana carece de pruebas del poder de la oración.
Veamos unos pocos casos: Cuando Moisés oró durante cuarenta días en el monte santo, al
cual regresó después que Israel cometió el pecado atroz de adorar el becerro de oro, leemos
que el Señor le dijo, "Déjame que los destruya" (Deuteronomio 9:14).
Moisés se asustó de la ira y el enojo de Dios (9:19), pero no se apartó de Él. De ninguna
manera.

1. -Libró una de las batallas de oración más poderosas de todos los tiempos.
El gran legislador podría haberse retirado para descansar con la conciencia satisfecha de una
gloria futura un tanto personal, puesto que el Señor Dios le había dicho, "Yo te pondré sobre
una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos" (Deuteronomio 9:14).

-Pero Moisés se mostró imperturbable. Su oración llegó a la cumbre majestuosa cuando dijo,
"Este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro. Que perdones
ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito" (Éxodo 32:31,32),

-Oración que nos recuerda la que pronunció el Señor en la cruz cuando rogó que sus
verdugos fueran perdonados.
No hemos de extrañarnos que Moisés triunfara. Por otra parte, el hecho de que su
preocupación era la gloria de Dios aumentó el peso y el poder de la oración de Moisés. "No
sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová
introducirlos en la tierra que les había prometido" (Deuteronomio9:28).

-El resultado fue una poderosa victoria de la oración, una victoria como no se encuentra otra
en las páginas del Antiguo Testamento, tan llenas de grandes oraciones, y en la que quedó
determinado el destino de una nación. ¡Cuán verídico es el dicho que afirma que nuestras
oraciones valen lo que valemos nosotros!

.Moisés se jugó entero, jugó hasta su propia felicidad eterna, y se mantuvo en la brecha por
causa de Israel.
Tales oraciones no pueden ser negadas, aunque esté comprometido el futuro de una nación.

2. Tenemos también la gran oración que pronunció David


Cuando se produjo la revuelta de Absalón y el rey tuvo que huir precipitadamente y en forma
vergonzosa.
-La causa del gran rey parecía perdida, puesto que el usurpador marchaba triunfalmente
hacia Jerusalén, la capital de Israel, para sentarse en el trono.
-Pero el rey era un hombre de oración, como lo atestiguan los Salmos. Y en el Salmo tercero
tenemos la oración angustiosa de David: "¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis
adversarios! . . . Muchos son los que dicen de mí: no hay para él salvación en Dios. . Mas
tú, Jehová, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza. Con mi voz
clamé a Jehová, y él me respondió desde su monte santo. Yo me acosté y dormí, y desperté,
porque Jehová me sustentaba. No temeré a diez millares de gente, que pusieren sitio
contra mí . . . La salvación es de Jehová; sobre tu pueblo sea tu bendición”.
-La victoria que más tarde se ganó en el campo de batalla, el fin trágico de Absalón y el
restablecimiento subsiguiente del rey David en su trono, fue alcanzada primeramente
en los dominios invisibles de la oración,
Cuando el rey que tipificaba al Mesías recibió la seguridad de que su clamor había sido oído.
“En realidad, el destino de reyes y naciones puede quedar determinado por las rodillas que se
inclinan en la presencia de Dios, y en el clamor de súplica que llega hasta su trono”.

3. El libro del profeta Daniel


Muestra como sus oraciones sacudieron primero al gran Imperio Babilónico, y después al
Medo-Persa. Daniel no temió el decreto del rey y rehusó adorar la imagen que en su honor
había sido levantada.
-Desafió a los politiqueros que pretendían anularlo, puesto que era el Primer Ministro del
Imperio. "Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y
abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al
día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes" (Daniel6 :10).

-Tal desafío al decreto real atrajo sobre el profeta el castigo que estipulaba ese mismo
decreto, porque los que se confabularon contra él, inmediatamente espiaron los pasos de
Daniel para informar al soberano lo que hacía, y fue arrojado a la cueva de los leones.

-No necesito entrar en mayores detalles de la victoria gloriosa que obtuvo el profeta Daniel.
¿Quién no sabe del ángel que tapó la boca de los leones, y del fin trágico y terrible que
acaeció a los políticos perversos que trataron de acabar con la vida de Daniel? Lo que quiero
significar es que el decreto real que apareció como consecuencia de la liberación que Dios
había producido, debe haber sacudido los cimientos del imperio. "Entonces el rey Darío
escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que habitan en toda la tierra: Paz os sea
multiplicada. De parte mía es puesta esta ordenanza: Que en todo el dominio de mi reino
todos teman y tiemblen ante la presencia del Dios de Daniel; porque él es el Dios viviente y
permanece por todos los siglos, y su reino no será jamás destruido, y su dominio perdurará
hasta el fin. El salva y libra, y hace señales y maravillas en el cielo y en la tierra; él ha
librado a Daniel del poder de los leones" (Daniel6:25-27).

4. La oración que Pablo pronunció a medianoche en la celda de más adentro de la


prisión de Filipos, hizo historia.
Fue uno de los momentos más decisivos de la historia del mundo, porque este hombre, el
vaso escogido de Dios, era el heraldo principal del Cristianismo de la Cruz. ¿Entraría a
Europa con las buenas nuevas del Evangelio de Cristo, de acuerdo al llamado del hombre de
Macedonia quien, en la visión que tuvo el apóstol Pablo le dijo, "Pasa a Macedonia, y
ayúdanos"? Los poderes infernales dijeron ¡No!, y agregaron azotes y cepos y las paredes
de una prisión oscura. "Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a
Dios; y los presos los oían"
(Hechos 16:25).

-Eso solucionó el problema. Pablo entraría triunfalmente en Europa para proclamar el


mensaje de la cruz. Los fundamentos de la cárcel se sacudieron, y el carcelero vino a ellos
gritando, "Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?"
- Las buenas nuevas del amor del Salvador fueron proclamadas, y la voz de este gran
forjador de la historia, que puso los cimientos del orden cristiano en los grandes centros del
Imperio Romano, fue oída en las ciudades estratégicas de Grecia, y más tarde de Europa.
"Invócame en el día de la angustia: te libraré, y tú me honrarás"(Salmos 50:15).

5. La oración más grande de todas las edades de sufrimientos de la humanidad es la


que pronunció el Hijo del hombre en el Jardín de Getsemaní.
Allí se jugó el destino eterno de toda la raza humana, no de una nación solamente.
Porque en ese grito amargo, "Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa”, existió la
posibilidad de que, hablando humanamente, el abismo tragara a todos los hijos de los
hombres en una noche de sufrimiento eterno porque el Salvador tenía las llaves del problema
en su mano.

-Él tenía que subir a la cruz. Él tenía que ascender la colina del Calvario. El, que no
conocía pecado, tenía que ser hecho pecado por nosotros, para que nosotros fuésemos hechos
justicia de Dios en El. No, no era el miedo a la muerte, como a veces la enfrentan los héroes.
Él tenía que llevar sobre sí la carga terrible del pecado del mundo. No hemos de extrañarnos
que sudara sangre, que clamara angustiado y que buscara un poco de consuelo en la
compañía de los apóstoles que dormían.

-Pero el Hijo del hombre emergió triunfante.


Ganó la batalla. La raza humana, con toda su vergüenza, dolor y muerte, pudo así encontrar
liberación, sí, el mismo cielo en la remisión de pecados y en la redención por medio de la
sangre del Redentor crucificado, que lo incluye todo. Lo que estaba escrito de Él, se cumplió.
Nuestro Señor alcanzó la victoria por medio de la oración, victoria que pocas horas después
selló en 9la cruz.

-Porque la esencia de esa oración tremenda, la más significativa de todas las edades, aparece
en la frase, "Empero no se haga mi voluntad, sino la tuya”, y no en la otra que dice, "Si es
posible, pase de mí esta copa”.

B. Pero no es sólo en las páginas de las Sagradas Escrituras que encontramos


oraciones que han determinado el curso de la historia.
Volvamos a la historia de la iglesia. Escojamos un caso entre los miles que abundan. No se
podría encontrar una hora más crítica en la vida de la iglesia que aquella cuando el Conde
Nicolás Luis von Zinzendorf comenzó a clamar al Señor, en Herrnhut, Alemania, en el año
1717.
Este hombre sintió agonizar su alma cuando contempló la situación en que se encontraban
los creyentes protestantes de los diferentes movimientos evangélicos.

-Era época de persecución despiadada. Lutero había realizado su obra. Calvino había
trabajado poderosamente. Hus era un recuerdo sagrado. Zwinglio había guiado a sus huestes.
Pero existía confusión y todavía se derramaba la sangre de los mártires protestantes.
El Conde von Zinzendorf era un hombre de negocios que desde niño había sido un cristiano
fervoroso, y decidió abrir las puertas de su gran estado para que los perseguidos evangélicos
de Europa pudieran encontrar un refugio en medio de la tormenta.
- Los cristianos acudieron de lejos y de cerca —creyentes de todos los matices teológicos y
de todas las agrupaciones. Entonces comenzó la obra de Zinzendorf. Él había esperado amor
y comprensión, pero lo que oía era la voz de la controversia. La lucha sobre mil y un asuntos
en los dominios de la doctrina y la conducta era enconada e incesante, y Zinzendorf deseaba
ver unido al pueblo de Dios, tal como el Salvador había pedido, y que manifestara un fuego
ardiente por las misiones.
-En cuanto a misiones extranjeras, el protestantismo estaba muerto. Había consumido la vida
en inacabables luchas teológicas. Zinzendorf deseaba ver cicatrizadas las heridas del cuerpo
de Cristo.
-Quería verlo funcionar al paso de la orden de marcha, "Id por todo el mundo y predicad
el Evangelio”. Von Zinzendorf pasó varias noches en oración. Otros se contagiaron del
espíritu que lo animaba y se unieron a él, cumplimentando así lo que faltaba de las
aflicciones de Cristo.

-La respuesta llegó el 14 de agosto de 1717. Zinzendorf convocó un servicio de comunión al


cual todos pudieran asistir, y fue al participar de los emblemas del cuerpo partido del
Salvador que "el sol de la justicia surgió con sanidad en sus alas”. La gloria que apareció fue
más de lo que la carne pudo soportar, y los creyentes se encontraron postrados en la
presencia de Dios. La cruz quedó revelada en su vasto significado. Cuando la congregación
se incorporó, se había producido una transformación sin igual.

-Desde ese momento Cristo era el todo en todos. Así fue cómo empezó el movimiento
llamado Moravo. Durante diez años oraron las veinticuatro horas del día, por turnos.
¿Con qué resultado? Que en veinticinco años enviaron cien misioneros a todas las partes
del globo terrestre. Estos moravos hicieron las veces de puntas de lanzas de un movimiento
mundial en la predicación del Evangelio que transformó finalmente al Protestantismo de ser
una polémica a ser obra misionera.

-El gran siglo de las misiones modernas lo debe todo a Zinzendorf y a los moravos. Juan
Wesley mismo, un hijo espiritual de los moravos, después de la gran experiencia que tuvo en
la pequeña capilla de la calle Aldersgate, de Londres, fue a Herrnhut para observar lo que el
Señor estaba haciendo. A los amigos que había dejado en Inglaterra les escribió: "He
encontrado una iglesia en la que se respira la misma atmósfera del cielo”.

-Si alguna vez las oraciones hicieron historia, fueron las del Conde von Zinzendorf. No hay
más que observar las misiones modernas.

C. La historia profana tampoco carece de ejemplos de oraciones que fueron el factor


decisivo en las grandes crisis que suelen producirse en el curso de los sucesos
nacionales e internacionales.
Dunquerque representa la hora más negra que tuvieron los Aliados durante la Segunda
Guerra Mundial. Francia había caído y trescientos mil soldados ingleses huían hacia el Canal
de la Mancha. Hitler se reía insolentemente. Sí, pronto quedaría quebrantada la espina dorsal
del ejército inglés.
Humanamente hablando, los ingleses no tenían cómo escapar. Fue entonces que el rey Jorge
VI de Inglaterra decretó un día de oración en todo el Imperio Británico. Muchos de nosotros,
que no somos subditos británicos, también oramos. ¡Qué día! Dios abrió los cielos y
descendió. Dios arremangó su brazo poderoso y obró como solamente Él sabe y puede
hacerlo.

-En el lado de las fuerzas alemanas se desencadenó una tormenta como nunca habían visto.
Todos los aviones fueron abatidos. Los tanques quedaron enterrados en el barro. En medio
de semejante tormenta ni un solo soldado alemán pudo moverse. En cambio, en el lado
británico, el Canal de la Mancha parecía un espejo. Jamás sus aguas estuvieron más
tranquilas. Miles de botes atravesaron el canal ese día de un modo febril. Hasta las mujeres
ayudaron con pequeños lanchones.

-Ese día fueron salvados doscientos noventa mil soldados ingleses. Inglaterra nunca fue
invadida.
¿Por qué? Porque Dios intervino en contestación a la oración, porque si alguna vez hubo
una causa justa, entre los muchos conflictos que han empapado la tierra con sangre humana,
y que el Señor que gobierna los cielos podía favorecer con justicia, era la de los Aliados en la
Segunda Guerra Mundial.
Según un artículo que apareció en el Officers Christian Union (La Unión Cristiana de
Oficiales), al ver la forma maravillosa cómo la mano de Dios los había librado, los soldados
ingleses, organizaron círculos de oración para dar gracias. Está escrito, "Invócame en el día
de la angustia: te libraré, y tú me honrarás”. Señor, ¡enséñanos a orar!

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