Amor A Dios
Amor A Dios
Amor A Dios
Introducción
Hoy día se usa la palabra amor de una forma muy ligera. Podemos decir
que amamos a nuestra familia, , estar solos... Sin embargo, en la Biblia el
amor es algo primordial que nace en el corazón de Dios. El versículo de 1
Juan 4:8 dice que Dios es amor. Esto quiere decir que el amor es la esencia
de Dios y viene de él.
En el texto base de esta prédica, Jesús conversaba con unos fariseos. Los
que pertenecían a la secta religiosa de los fariseos intentaban tenderle una
trampa con la pregunta sobre el gran mandamiento de la ley. Al parecer,
deseaban entablar un debate con Jesús sobre la ley y su importancia.
Jesús no se dejó entretener por ellos. Él sabía que los fariseos daban
especial importancia al aspecto exterior, a la apariencia de la piedad. Jesús
fue directo al grano: lo que realmente le importa a Dios es la actitud del
corazón. Si hacemos o decimos las cosas para impresionar a los demás,
para Dios no tiene valor. Lo que vale es tener un corazón tan lleno de amor
hacia él, que se vive el día a día buscando agradarle y hacer su voluntad.
Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de
todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas.
(Deuteronomio 6:4-5)
Amar a Dios implica obedecer sus mandamientos, tal como leemos en Juan
14:21:
¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y
al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él
(Juan 14:21)
Quien ama a Dios vive una vida de obediencia porque Dios es su tesoro
más grande, la persona más importante, aquel por el cual se vive. Como
todas las relaciones, el amor a Dios se debe cultivar. ¿Por qué? Porque el
amor crece según conocemos mejor a Dios y pasamos tiempo con él. Claro
que quien ama a Dios de esa forma tan real y profunda, anhela pasar
tiempo con su Padre celestial.
Es un tipo de amor que se nota, pues nos lleva a estar vigilantes en cuanto a
nuestras elecciones cotidianas. No nos dejamos llevar por la emoción del
momento o la presión de los demás. La meta es parecernos más a Jesús y
vivir una vida que alegra el corazón de Dios.
Ahora bien, ¿cómo se refleja ese amor a Dios en nuestro día a día? Algunas
formas prácticas en las que podemos mostrar nuestro amor por Dios son:
1. La toma de decisiones
Una persona que ama a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con
toda la mente, toma sus decisiones conforme a lo que agrada a Dios. Su
motivación no es complacer a los demás, sino obedecer a Dios de todo
corazón y hacer las cosas que le agradan a él. Las decisiones que toma
reflejan quién es el Rey de su corazón.
Pasa tiempo con Dios cada día en alabanza, oración y leyendo la Palabra
para fortalecer su fe. También administra su tiempo de forma sabia, pues
sabe que es un regalo de Dios. Se enfoca en cosas que fortalecen su fe o
que le ayudan a desarrollarse y crecer como ser humano. Toma tiempo
para Dios, para su familia, para sus amigos, para trabajar, para estar a
solas, para disfrutar de la naturaleza y para jugar o tener tiempo de ocio.
Todo lo que tiene lo ve como provisión de Dios y usa cada uno de esos
recursos para la gloria de Dios. Por ejemplo, abre su hogar a otras personas
para que vengan a estudiar la Palabra o simplemente para tomar un café y
pasar un ratito agradable. Da de su dinero para el establecimiento de la
iglesia en su país y alrededor del mundo.
Quien ama a Dios con todo su ser, sabe que todo lo bueno viene de Dios y
que la provisión de Dios debe ser usada para su gloria. Por eso, busca
bendecir a otras personas, sin acaparar todo para sí mismo. Según recibe
bendiciones de Dios, las administra de forma sabia y usa una buena
porción para bendecir a otros.
Conclusión
Estos son solo unos pocos ejemplos de cómo el amar a Dios con el corazón,
el alma y la mente influye en nuestro diario vivir. ¿Por qué? Porque amar a
Dios de esa forma es decidir que él reine sobre cada una de nuestras
elecciones. En lugar de buscar lo que deseamos nosotros mismos, nos
enfocamos en lo que agrada a Dios.
¿Cómo te ves? ¿Cuán profundo es tu amor por Dios? ¿Qué áreas de tu vida
has rendido a Dios? ¿En cuáles te estás resistiendo? Decide hoy amar a Dios
con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Permite que él
sea el Rey de tu vida en su totalidad y verás cómo tu vida se llenará de más
paz al saber que vives cada día de la mano del Señor.