Thorp (Pp. 135-167)
Thorp (Pp. 135-167)
Thorp (Pp. 135-167)
…_ZIDUSTRLALIZACION
Y EXPANSION DEL PAPEL
DEL ESTADO: 1945-73
“TRANSCURRIDOS LOS PRIMEROS CINCUENTA AÑOS del siglo XX, América Latina presen-
taba un aspecto muy diferente al de principios de siglo y unos fuertes cambios estaban
surgiendo. La reestructuración iniciada en los años treinta continuó durante la segunda
guerra mundial y seguiría avanzando. El Estado había adquirido diversas herramientas
de política económica, como una mayor discrecionalidad sobre los instrumentos mone-
tarios, y existía una base tributaria más amplia. Al mismo tiempo, el abandono del pa-
trón oro otorgó a las autoridades financieras la libertad de modificar el tipo de cambio.
En esos años de mitad de siglo, unos pocos gobiernos nacionales, con mayor o menor
intensidad y en momentos diferentes, aceptaron la responsabilidad de fomentar el desa-
rrollo económico. Ampliaron la infraestructura económica o crearon empresas públi-
cas, ya fuera con fines de defensa, como en Argentina bajo Juan Domingo Perón, o para
asegurar el abastecimiento interno de ciertos insumos estratégicos, como se hizo en
Brasil y México. El papel del Estado se extendió también al fomento de nuevos empre-
sarios, a menudo “creándolos” bajo el cobijo de importantes contratos públicos para la
construcción de carreteras, represas y servicios públicos.
En este capítulo se pasa revista primero al nuevo contexto de crecimiento tanto
del sector interno como del externo durante la posguerra, para luego seguir con la
! Este concepto muy utilizado, que establece como “productivo” al grupo comprendido entre las edades de 15 y 65
años, no encaja bien con la realidad del mercado laboral de América Latina ni con la estrategia de supervivencia de
las familias pobres.
—NUEVO CONTEXTO SOCIOECONOMICO — 137
cincuenta en Colombia, y las situaciones tensas en toda América Latina como conse-
cuencia de la Revolucion Cubana). El desasosiego aceleró la migración y dio más ur-
gencia a los planes para establecer una estrategia de desarrollo que generase trabajo.
Las tendencias se conjugaron con el contexto internacional de posguerra, en el
que sobresalía el predominio de Estados Unidos como un nuevo factor. Mientras que los
países europeos habían padecido una destrucción terrible, la capacidad productiva de
Estados Unidos se incrementó en un 50% durante la guerra. En 1945, Estados Unidos
produjo más de la mitad de todos los bienes manufacturados del mundo, y supo transfor-
mar su capacidad productiva desarrollada durante la guerra, re-orientandola rápidamente
hacia una producción adecuada al nuevo contexto de paz. Más aún, Estados Unidos po-
seía en ese momento la mitad de los medios de transporte marítimos en el mundo, en
comparación con sólo el 14% en 1939, ysuministraba un tercio de la exportación mun-
dial, al tiempo que absorbía sólo una décima parte de la importación mundial?.
El gobierno de Estados Unidos tenía muy claro cómo deseaba desempeñar su
nuevo papel. En contraste con el periodo de entre-guerras, cuando las señales que indi-
caban la necesidad de cambiar el sistema internacional eran débiles y contradictorias,
hacia el final de la segunda guerra mundial era evidente que el sistema internacional
había dejado de funcionar y que hacía falta un cambio institucional de primer orden.
Durante la guerra, Estados Unidos dirigió las conversaciones a muchos niveles con
objeto de preparar la paz. Entre los temas que se abordaron estaban una evolución
institucional que asegurara el crecimiento de los flujos del comercio y de capital, el uso
de esas instituciones para reducir los controles discriminatorios y para limitar el papel
creciente del gobierno y una recuperación suficientemente rápida de las principales
naciones del comercio mundial como complemento de la renovación institucional del
sistema internacional. Este fue el temario que configuró los acuerdos de Bretton Woods
de 1944, que crearon el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacio-
nal de Reconstrucción y Fomento (BIRF/Banco Mundial) sobre la base de ideas ante-
riores. Con los acuerdos se preveía específicamente el regreso a los tipos de cambio
estables y a la oferta asegurada de capital de largo plazo, con la liberalización progresiva
de las economías europeas?, Como se vio claramente que esas medidas no serían sufi-
cientes para impulsar las economías europeas hacia la reconstrucción, al tiempo que la
guerra fría pasaba a dominar el contexto político internacional, en 1947 se inventó un
papel más radical para Estados Unidos con el Plan Marshall. Tras arduas negociaciones
se añadió el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), firmado en Gine-
bra en 1947 por 23 naciones (entre ellas Argentina, Cuba y Chile). Sin embargo, los
negociadores no pudieron llegar a un acuerdo en torno a la creación de la Organización
Internacional del Comercio.
La baja prioridad que acordaba Estados Unidos a América Latina se haría evi-
dente con el tiempo. Como región, era considerada relativamente “segura”, aunque se
pensaba que era necesario ayudarla a controlar los movimientos obreros. La batalla
ideológica mundial fue tan importante en la región como en cualquier otro sitio duran-
te esos años, y había que vigilar estrechamente la “subversión comunista”. Pero la ayu-
da material no formaba parte esencial de la estrategia, dadas las necesidades de otras
regiones, sobre todo Europa y Asia.
La baja prioridad que se ha mencionado se haría evidente en la serie de conferen-
cias internacionales organizadas por Estados Unidos, una serie que comenzó en 1945
con la Octava Conferencia Interamericana de Chapultepec, México, antes de que ter-
minara la guerra*. En Chapultepec, América Latina se sinti6 defraudada porque la ma-
yor parte de la discusión de los detalles específicos sobre las cuestiones económicas se
aplazó hasta una conferencia futura. Las delegaciones de América Latina estaban inte-
resadas en pronunciarse sobre la cuestión que más preocupaba a Estados Unidos, es
decir, las condiciones para la inversión directa externa. Pero la conferencia se aplazó
tantas veces que se la bautizó como la conferencia “escurridiza”’. El desencanto aumen-
tó acuciado por aspectos tan reales como la inconvertibilidadé. En la Conferencia de
Rio en 1947, se presentó una propuesta audaz del ministro de Relaciones Exteriores de
Ecuador en el sentido de que había llegado el momento de crear un plan Marshall para
* Además de Chapultepec, se convocaron las reuniones siguientes: Conferencia de la Defensa en Rio, agosto de
1947, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Empleo (reunión en la que se intentó crear la
Organización Internacional del Comercio) en La Habana, 1947-48 y Novena Conferencia Interamericana (re-
unión en la que se creó la Organización de los Estados Americanos) en Bogotá, marzo de 1948.
* Así la llama Rabe, 1978.
SEste era un aspecto importante para Argentina. Una vez que Perón agotó el modesto nivel de reservas en dólares
de que disponía, no era mucho el incentivo que ofrecía formar parte de un mundo de libre comercio si las expor-
taciones argentinas se pagaban únicamente en libras esterlinas y el país necesitaba dólares para importar maquina-
ria. Véase Fodor, 1986.
—VUEVO CONTEXTO SOCIOECONOMIGO — 139
7Willner, 1949: 38, en cita del The New York Times, agosto de 1947
* Boletín del Departamento de Estado de Estados Unidos, 11 de abril de 1948. El general Marshall concluyó su
discurso de manera improvisada, mencionando algo que, según dijo, se le había ocurrido al contemplar un mural
de la sala que representaba a Simón Bolívar, a saber, que el comandante de Estados Unidos que había dirigido el
ataque sobre Okinawa se llamaba Simón Bolivar Bucknell. Murió en la batalla, la última gran batalla por la paz y
la seguridad en el Pacífico. De esta manera, Marshall insinuaba que había que ser agradecido con los salvadores.
? Rabe, 1978: 289.
1 Maxfield y Nolt, 1990.
140 ]NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
A nadie se le cruzó por la mente que las nuevas industrias de América Latina
pudieran empezar a exportar a Estados Unidos; la industrialización de la región se cen-
tró en el mercado interno de los países latinoamericanos. Puede que en aquel momento
esa fuera la mejor trayectoria de desarrollo para la región, pero también era lo que más
convenía a Estados Unidos desde el punto de vista político, y más todavía una vez que
Dwight Eisenhower remplazó al presidente Truman en 1953'!.En la práctica, las nue-
vas instituciones financieras internacionales comenzaron a aceptar calladamente las
medidas de protección en casos específicos 12, '
Estas tendencias se unieron a otras centrales tanto en el período de auge de los
años cincuenta y sesenta, como en la manera específica en que América Latina aprove-
charía la expansión de la economía mundial. En términos de desarrollo tecnológico, las
condiciones de depresión económica durante los años treinta seguidas del estímulo a la
innovación durante la guerra habían dejado todo un filón de tecnología listo para ser
utilizado a nivel mundial. La dirección del cambio tecnológico significó un crecimiento
del tamaño óptimo de las empresas. El mayor gasto en investigación y desarrollo (I y
D), la creciente internacionalización, el importante esfuerzo de comercialización y el
desarrollo de la protección para las patentes se combinaron en un aumento masivo del
comercio y la inversión, pues la inversión directa externa en los países en desarrollo era
un medio ideal de obtener una cuasi renta de la tecnología ya desarrollada para el mer-
cado nacional. Entretanto, en América Latina, las reservas de divisas acumuladas al
final de la guerra desaparecieron mucho antes de lo que se había anticipado, provocan-
do el recurso abrupto a las cuotas de importación (en Argentina, la inconvertibilidad de
las reservas en libras esterlinas fue un problema). La imposibilidad de acceder a los
mercados fue un fuerte incentivo para que las empresas extranjeras optaran por la única
opción restante, es decir, producir en el país. De esta manera surgieron en tandem las
condiciones excepcionales de auge en 1950-73 y la nueva modalidad de inserción de
América Latina en los mercados mundiales. El desarrollo de instituciones financieras y
de instrumentos financieros internacionales, así como la aplicación de nuevas tecnolo-
gías en los medios de transporte, respaldaron esa inserción con viajes y comunicaciones
eficientes que facilitaron las operaciones a escala internacional.
11 Tbíd.
1? Webb, volumen complementario 3. El autor señala que la Corporación Financiera Intemacional, una filial del
Banco Mundial, defendía de hecho la protección para “sus” industrias.
—NUEVO CONTEXTO SOCIOECONOMICO — 141
1 Desde 1984, el nombre oficial es Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Véase en Furtado,
1985, un profundo relato de los orígenes de la CEPAL y de la evolución de sus ideas en palabras de uno de los
actores principales.
*El documento original clave es CEPAL, 1951. Véanse Firzgerald, volumen complementario 3, y Love, 1994,
donde figuran una discusióny bibliografía detallada, así como el relato de los primeros años de la CEPAL. Véase
Furtado, 1985, para el relato de la oposición provocado por la CEPAL y Prebisch. Véase Pollock, 1978, en
relacion con el conflicto entre Prebisch y Estados Unidos.
' En sus aspectos esenciales, como señala Fitzgerald en el volumen complementario 3, se trata de una teoría dinámi-
ca de acumulación de capiral y crecimiento, basada en la modificación de algunos supuestos clave del modelo
neoclásico del intercambio, mientras que muchos de sus críticos la han atacado por su ineficiencia estática.
142 ANDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
Brasil es el mejor ejemplo de cómo evolucionó la nueva estrategia; fue en ese pais donde
las tensiones encontraron mayor expresión (y en donde se han documentado más am-
pliamente). Nada más formuladas, las ideas de la CEPAL encontraron eco en la bur-
guesía industrial brasileña. La CEPAL recogía los puntos de vista del grupo de indus-
triales encabezado por Roberto Simonsen'5. Había una coincidencia total de ideas que
se manifestó con claridad, incluso en lo relacionado a la función del capital extranjero
obtenido de fuentes públicas más que de las privadas. Las diferencias iniciales de matiz
desaparecieron rápidamente. Por ejemplo, terminada la guerra, los industriales brasile-
ños deseaban emprender de inmediato el mantenimiento y la expansión de los merca-
dos de exportación pero, al menos para Brasil, las negociaciones del GATT en 1947
dejaron claro a los empresarios que los países del centro no estaban dispuestos a permi-
tir la penetración de sus mercados, una actitud que tenía su fundamento en la escasez de
dólares que padecían y en su deseo de ser más autosuficientes en materia de alimentos.
Sin embargo, durante los años cuarenta, el nuevo interés en la industrialización
no significaba todavía que se contase, ni siquiera en Brasil, con un proyecto dominante.
La falta de consenso se ve abiertamente en el tema de 14 intervención estatal. El aban-
dono de los controles sobre los precios en tiempos de guerra, que había cobrado fuerza
en Estados Unidos, respondía también en América Latina a las fuerzas internas. Así
quedó bien claro en Brasil con la célebre polémica entre Roberto Simonsen y Eugenio
Gudin al final de la guerra!7. Gudin encabezaba un fuerte grupo liberal que, si bien no
se oponía a la industrializacién, sí estaba en contra de las medidas de protección y, de
hecho, a toda intervención estatal. La fuerza de esa reacción de tipo liberal queda de
manifiesto por el hecho de que sirvió de apoyo ideológico al primer gobierno brasileño
de después de la guerra, el del presidente Eurico Dutra (1946-50). Lo complejo de la
situación subraya los elementos contradictorios que estaban en juego, de la misma ma-
nera que se ponían de manifiesto contradicciones a nivel internacional. Aunque la retó-
rica y algunas de las medidas eran de corte liberal, se conservaron fuertes visos de
intervencionismos. El breve experimento con la reducción de los aranceles tuvo que
frecuencia el aliento decidido del gobierno?!. Sanford Mosk describe bien lo exquisito
de la relación al señalar que los empresarios asignaban ciertamente al gobierno un papel
destacado, pero deseaban que el gobierno tomase decisiones basadas en la información
y los consejos que facilitaban los grupos interesados de industriales. Lo que proponían
era la intervención de las empresas en el gobierno, no la del gobierno en las empresas??,
La misma amplitud de relaciones se estaba produciendo en otros países entre los
sectores público y privado?, en parte debido a una participación establecida por la ley
en consejos de administración y otras instituciones, y en parte sobre la base de contac-
tos oficiosos. Se desprendía que, frecuentemente, la mejor manera de que las utilidades
aumentasen era a través de las conexiones políticas , más que centrarse en las variables
técnicas tradicionales para determinar la productividad. En Brasil, a mediados de los
años cincuenta se habían dejado de oir los ccos de la polémica Simonsen-Gudin, y el
nuevo papel del Estado se había afianzado tanto que el Plano de metas (1956) del presi-
dente Juscelino Kubitschek no provocó oposición alguna.
En los años cincuenta también figuraban fuerzas contradictorias en los
entretelones del debate sobre el papel que debía desempeñar el capital extranjero. Una
vez más, la polémica Simonsen-Gudin arroja luz sobre el tema. Simonsen deseaba un
acceso “selectivo” al capital extranjero y consideraba que el capital público era la solu-
ción principal. Defendía un plan Marshall para América Latina. Gudin, como es natu-
ral, era partidario de la liberalización total. Sin embargo, como las medidas de protec-
ción alentaban la entrada de capital extranjero en la industria brasileña, hubo cambios
en las posiciones relativas de los diferentes intereses. Aumentó la fragmentación de la
burguesía industrial. A finales de los años cuarenta y principios de los cincuenta apare-
cieron nuevos grupos cada vez más vinculados al capital extranjero, anulando así la
posible resistencia a las disposiciones previstas en la instrucción 113 de la Superinten-
dencia da Moeda e do Credito (SUMOC), anunciada en 1955, en la práctica concedía un
tratamiento preferencial al capital extranjero?4. La cuestión se complicó aún más debi-
do a la política de “palo y zanahoria” que impusieron los sucesivos gobiernos, ofrecien-
? Joño Paulo de Almeida Magalháes, entrevistado en 1981 por Leopoldi, 1984: 337.
2 Jorgensen y Paldam (1987) sostienen, a partir de datos sobre ocho países en el período 1946-85, que se ha
exagerado la sobrevaluación del tipo de cambio real. Como tendencia en el tiempo ésta se registra únicamente en
Perú (hasta 1970). Pero si se tiene en cuenta la sobrevaluación que ya había en 1946, el efecto todavía era impor-
tante. Por ejemplo, se calcula que la sobrevaluación del tipo de cambio en Brasil en 1946 alcanzaba el 70%.
Fishlow, 1972.
* Bitar, 1971. El motivo estaba en que la empresa matriz no deseaba que se alterasen las relaciones comerciales
que ya mantenia
A INDUSTRIALIZACION IMPULSADA POR EL ESTADO 147
CUADRO 5.1 _
PROTECCION NOMINAL ENAMER]CA LATINA czrca1960
(En parrema¡e) : :
Bieqesflé Bienes de - Bienes Maicr_ias = : 3
-Consumo--“consumó” - + semi- — - primas” - Bienes: --
Pl ual e no duraderos, duraderos - elaborados - industriales - de capital
Argentina < 0N 6206 DS s AE
Brasil ; - 260. ‘328 80 - 106 8
Chile 328 90 987 A Ay
Colombia Z HE - D 57 18
México 114 Ea T ::28 - 38 O
Uruguay , PE i 24 23 m N
CEE E R i u
Nota: La protección m)mmal seha calculado como promedlo aritmético simple de la mc¡dencm apIO)um‘ada
(ad valorem) de los derechios y los cargos. En el caso de Uruguay se ha calculado como-promedio aritmético
simple de la incidencia teórica (excluidos 105 recargos y- los deposuos previos) sobre el valor-cif. de la
importación.
Fuente: Bulmer-Thomas, 1994 cuadro 9 1.
por la politica en vigor, un aspecto que era coherente con la falta de interés de las
transnacionales por exportar y con el grado en que el sector privado podía beneficiarse
de la aplicación de las medidas. Ni siquiera Prebisch vio que el nivel generalizado de
protección significaba un impuesto sobre la exportación?*. Prebisch y otros también
tendieron a subestimar el grado de esfuerzo y de innovación institucional que hacía
falta para poner en marcha las exportaciones”.
En Brasil, el nuevo enfoque quedó incorporado en la ley de moneda extranjera de
1953 y la instrucción 113 de la SUMOC de 1955. De igual manera, en Chile, la legisla-
ción fundamental sobre capital extranjero se aprobó en 1955, a pesar de que el país se
79 Entrevistas con Joseph Ramos, Santiago, 23 de octubre de 1996, Hector Assael, Santiago, 24 de octubre de
1996 y Enrique Iglesias, Bruselas, 1997. Assael, que trabajó en la CORFO de 1968 a 1970, relata que fue gracias
a una conferencia sobre planificación industrial pronunciada por Ignacy Sachs en Santiago a finales de los años
sesenta que llegó a comprender por primera vez la relación entre protección, tipo de cambio y exportaciones
nuevas.
? Entrevista con Albert Fishlow, Washington, 1997. Furtado (1985: 106) tuvo un planteamiento más profundo en
el que subrayaba la incapacidad del sistema financiero para permitir la reestructuración.
148 NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
%* Se trataba de un sistema de tipo de cambio diferencial oculto impuesto por conducro de los llamados “aforos”
para la exportación. El aforo podía variar.
? Estas observaciones se basan en una conversación con Brian Pollitt.
** El gobierno era el único comprador de cereales y el encargado de fijar el precio de los abonos. Un aspecto clave
es que el gobierno dispuso de flexibilidad para dar marcha atrás a las medidas de política en los años setenta,
cuando se vieron los perjuicios ocasionados del lado de la oferta. En el caso de México, donde hubo una reforma
agraria relativamente amplia, el mismo proceso funcionó en forma muy parecida, utilizándose precios diferencia-
les, pero no se dio marcha atrás a las medidas hasta que surgió la crisis de la deuda (véase el capitulo de Cárdenas,
volumen complementario 3).
150 _/NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
EvoLUCION INSTITUCIONAL
* Véase Whitehead, 1994, quien documenta la expansión de los diferentes aspectos de la función desempeñada
por el Estado.
ÓVOLUCION INSTITUCIONAL — 151
finales de los años treinta se crearon varios bancos de desarrollo. Llegados los años
sesenta, se establecieron diversos organismos públicos con el propósito de fomentar el
desarrollo%. Algunos perderían más adelante su razón de ser, como se verá en el caso de
Argentina, pero otros mantuvieron su influencia y adquirieron experiencia, como en el
caso del Banco Nacional de Desarrollo Económico (BNDE) de Brasil. Con los instru-
mentos de promoción industrial establecidos en los años sesenta se comenzaron a im-
pulsar las exportaciones no tradicionales.
La evolución institucional fue muy diversa. En Brasil, Juscelino Kubitschek, quien
asumió la presidencia en 1956, pudo construir sobre las bases establecidas por Getúlio
Vargas, quien había ampliado el papel del Estado y creado el BNDE en 1956. Se consi-
deraba que Kubitschek era un “Vargas man”7, pero un factor favorable fue la calidad y
la continuidad de la burocracia. Por ejemplo, el personal del BNDE era nombrado en
su mayor parte por méritos y hubo una continuidad importante en la administración.
En el directorio del BNDE no estaban representados los grupos de interés, pero el
sector privado confiaba en el directorio. Se formaron grupos ejecutivos, en los que
había representación de los ministerios y el sector privado, en torno a diversas metas
sectoriales. Las organizaciones industriales principales del país apoyaron el desarrollo
de un reglamento arancelario y de la ley arancelaria de 1957.
En Argentina Arturo Frondizi, quien asumió la presidencia en 1958 estaba muy
interesado en la practica en implementar medidas similares, pero lo que ocurrió fue
muy diferente. Hubo un problema de continuidad. Los años de gobierno de Perón
dividieron tan profundamente a la sociedad que todas las cuestiones se enmarcaban en
una dicotomía favorable o contraria al peronismo, excluyéndose virtualmente cualquier
otra cuestión. Los intentos del presidente Frondizi para atraer al capital extranjero no
recibieron el respaldo del sector empresarial. El punto de vista de Frondizi era que no
necesitaba obtener ese respaldo porque los empresarios darían naturalmente su apoyo a
lo que beneficiara a sus intereses, En realidad lo que ocurrió fue que el sector empre-
sarial se sintió tan alarmado por el pacto de Frondizi con Perón que no estuvo dispuesto
a respaldarlo. La debilidad de las instituciones agravó la falta de confianza que las em-
presas tenían en el gobierno; así, nunca se aprobó, por ejemplo, la ley de fomento in-
Fuente: Entrevista con Aldo Ferrer, Washington, 21 de febrero de 1997; Wionczek, 1987;
Sercovitch, 1987.
GVOLUCION INSTITUCIONAL 153
dustrial, que el sector de la pequeña y mediana empresa interpretó como “prueba del
sesgo en favor de los inversionistas internacionales”. En 1960, el titular de un artículo
en La Razón se preguntaba “¿Vale la pena industrializarse?”9. Por parte del sector pri-
vado, mientras que en Brasil las asociaciones de industriales contaban con equipos de
estudio y una buena organización, en Argentina, la Acción Coordinadora de Institucio-
nes Empresarias Libres (ACIEL), por ejemplo, carecía de una estructura de organiza-
ción y existía principalmente como un vehículo para la expresión del punto de vista
liberal de los miembros de la asociación, además de ser un frente de oposición a la
Confederación General Económica (CGE), el grupo de industriales establecido duran-
te el gobierno de Perón*0.En los años sesenta, el Banco Industrial (fundado en 1944), la
versión argentina de un banco de desarrollo, había dejado de cumplir la función para la
cual se había creado, pues operaba como banco comercial en el mercado de crédito a
corto plazo.
En Chile, la industria y la agricultura estuvieron respaldadas por un fuerte desa-
rrollo institucional, sobre todo en materia de elaboración de recursos naturales. Se crea-
ron institutos tecnológicos y las universidades recibieron asistencia . La CORFO, es-
pecialmente en su etapa temprana, desempeñó una papel importante de fomento®. Su
base técnica era sólida y sus altos niveles de profesionalismo eran reconocidos. En 1958,
se reformó la institución para dar más importancia a su papel de fuente de crédito y
menos a sus funciones empresariales®.
En toda América Latina durante este período el Estado desempeñó el papel prin-
cipal en la expansión de la infraestructura económica que facilitó la industrialización y
el crecimiento global. A su vez, la construcción de carreteras, redes telefónicas, abaste-
cimiento de energía a precios razonables (con frecuencia subvencionados) y otros servi-
cios públicos permitieron que se consolidase un verdadero mercado interno. Además,
el Estado creó una serie de organismos con el fin de fomentar sectores específicos como
el industrial, el forestal, el agrario y el minero según el país de que se trate y también el
desarrollo de recursos cientificos, tecnológicos y de formación de especialidades técni-
cas. El relato que se recoge en el recuadro 5.1 sobre el papel de la Comisión Nacional
de Energía Atómica de Argentina y Jorge Sábato, muestra cómo avanzaron las relacio-
nes entre los sectores público y privado, y entre la enseñanza, los conocimientos y su
aplicación.
El desarrollo institucional se vio favorecido por lo que ocurría en el mismo cam-
po a nivel continental e internacional, aunque en un menor grado del anticipado inicial-
mente por los partidarios de la Alianza para el Progreso. A mediados de los años cin-
cuenta, se empezó a ver con más claridad que hacían falta medidas en campos que el
Banco Mundial no tenía suficientemente en cuenta, como educación, vivienda, salud,
agua y agricultura. A partir de su reunión de 1954, el Consejo Interamericano Econó-
mico y Social (CIES) presentó propuestas sobre planes regionales. Estados Unidos
mostré escaso entusiasmo hasta la reunión celebrada por el CIES en Bogotá en 1958,
en la que anunció que darfa su apoyo a un banco regional de desarrollo. Los presidentes
Kubitscheck y Lleras Camargo elaboraron una iniciativa conjunta que recibió el nom-
bre de “operación panamericana” y que incorporaba el germen de una iniciativa regio-
nal para el desarrollo - de largo plazo. Raúl Prebisch influyó mucho en favor de estas
actividades*. La Revolución Cubana sirvió para dar más urgencia al asunto. En 1960 se
firmó un acuerdo para crear el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y, como
parte de éste, el Fondo Fiduciario de Progreso Social, destinado especialmente a finan-
ciar proyectos en los sectores olvidados por los organismos existentes. Tras su elección
en 1960, el presidente John F. Kennedy de Estados Unidos actuó con rapidez sobre la
base de las ideas mencionadas y estableció la Alianza para el Progreso, de alcance
hemisférico, cuya fundación oficial tuvo lugar con la Carta de Punta del Este en agosto
de 1961. Laidea central era que los países podrían recibir recursos adicionales en apoyo
de proyectos de reforma, proponiendo Estados Unidos una contribución de US$20.000
millones durante un período de 10 años*5. Los temas principales comprendían integra-
ción, planificación, reforma tributaria, reforma agraria y modernización e inversión en
el sector social. En 1963 se creó un procedimiento para evaluación de los países, que
llevó a cabo el Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso (CIAP). Prebisch
tuvo un papel destacado en la creación del sistema, en virtud del cual una “comisión de
* Yale Ferguson, comunicación privada; Albert Fishlow, entrevista, Washington, 1997. Ambos subrayan el aporte
de la CEPAL, y específicamente de Prebisch, para orientar a la Alianza para el Progreso, sobre todo en cuanto al
interés por la integración económica. Véase también Dell, 1972; Levinson y Onis, 1970.
“ Frei, 1967. Los fondos procederían de las fuentes de ayuda de Estados Unidos, con una aportación de fuentes
internacionales y europeas.
O VOLUCION INSTITUCIONAL 155
CUADRO 5.2
AMERICA LATINA CREDITOS A.PR()BADOS POR FUENTES OFICIALES
SELECCIONA.DAS 1961-69
(En millones de ólares de Estmios Unidos) , - SN -
Fuente 6 1963 - 1964 1965 1966 1967 - 1968: 1969.-
Crédito al desarrollo ; : ; U - y -
* y donaciones 13024 1.283,4 11293 13845 1.385,0 1:527,71.624,0 1.851,9:1.4915 =.
Gobierno Est. Un. 733,0-605,8 -- 559,9- 949,8--625,4.--791,6- 9617 - 842,5-:503,4-
Total de ATD 375,0 4223 472,0 708,5. 4602 6385 4831 4092 3603.-
EXIMBANK — 3580 1835 87,9 2413 1652 153,1 4786 4333 1431
Bancó Mundial — 276,5 3488 30731354 3840 34L1 1665 5785 3851
BID. . 2929 3288 260, 2993 3756 3940 4958 4309 6371
FFPS 1156 2049 471 859 512 - d nd' -nd. nd
Alimentos para la paz 102,4 222,8 -215,4 :263,3 1456 1394 1461 1563 137,0
Ayuda Taa aa - y 2
compensatoria -+ 1.0482 3489 352,6 312,1 4761 4679 3914 4288 2194
Tesoro Est.Un. 1470 1250 600 963 698 125 750 48 nd
FMI 456,2 2213 1662 142,7 2580 331,5 3164 4240 2194
EXIMBANK * 4450 26 1264 731 1483 1239 nd nd - nd
expertos” colaboraba con el equipo de planificación de cada país. Para obtener recursos
de la Alianza era importante que la comisión aprobara los planes.
Pese al avance inicial al poco tiempo el proceso de reforma estructural con ayuda
externa en la región perdió fuerza %. El flujo de recursos no fue el que se había prome-
tido, y gran parte de los fondos tenía que gastarse en bienes estadounidenses, que había
que transportar en barcos de Estados Unidos, y en otros bienes “adicionales” de ese país
* Este resumen se basa en las declaraciones recogidas por el Proyecto de Historia Oral de la Alianza para el
Progreso y en la literatura secundaria. El Proyecto de Historia Oral esta dirigido por Enrique Lerdan y Theodore
Mesmer, quienes me facilitaron el acceso a entrevistas inéditas y a borradores de documentos resumidos. Lerdau
y Mesmer, 1997; Baskind y Mesmer, 1997.
156 _/NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
*7 Véase Proyecto de Historia Oral, aportaciones de Rodrigo Botero y Abdón Espinosa Valderrama. Este dltimo
observó “no hubo problema para llegar a un entendimiento con la USAID acerca de los objetivos generales, pero
surgieron graves desacuerdos cuando el gobierno de Johnson comenzó a utilizar a la USAID como instrumento
del comercio exterior de Estados Unidos.”
*% Webb, volumen complementario 3
* Basado en comentarios del Comité Crediticio del Personal, citado en Kapur, Lewis y Webb, 1997, vol. I: 156.
ÓVOLUCION INSTITUCIONAL — 157
intento de conocer y comprender la realidad nacional. Era aquí que se hacían sentir los
logros de la planificación. Se tiene un ejemplo esclarecedor en el caso de Uruguay,
donde en 1963 un equipo de planificación aprovechó la oportunidad que le ofrecía la
Alianza para el Progreso para preparar un plan de desarrollo a diez años que permitiera
abordar problemas en el largo plazo. Totalmente consciente de que no había suficiente
capacidad institucional ni respaldo político para que sus recomendaciones fueran aten-
didas, el equipo deliberadamente aprovechó el plan para discutir la situación de desa-
rrollo de Uruguayy recolectar datos censales y estadísticas sobre las cuentas nacionales.
Mirando atrás, si bien las recomendaciones especificas del equipo sobre impuestos, in-
versiones, comercio y administración pública fueron ignoradas en su momento, el plan
sentó las bases para las reformas constitucionales y tributarias que tuvieron lugar des-
pués, así como para la creación del banco central y la oficina de planificación.50
Además de los resultados intangibles tales como los logrados por el equipo uru-
guayo, los deseos de planificación llevaron a encauzar recursos hacia obras de infraes-
tructura y facilitaron los empréstitos en el extranjero, sobre todo con destino a los sec-
tores de transporte y energía. La inversión en recursos humanos fue probablemente el
área donde se producieron los mayores resultados del impulso de planificación genera-
do por la Alianza. Algunos se manifestaron en forma de inversión formal, como la fun-
dación del Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social (ILPES) en
Chile*!. Otros surgieron de forma menos oficial; por ejemplo, el anuncio de la llegada
de un grupo de expertos obligaba a preparar la visita. Como recoge el Proyecto de
Historia Oral: “había que hacer los deberes””?. El fomento de la inversión en recursos
humanos se vio complementado por la ampliación de los programas de varias fundacio-
nes como la Ford y la Rockefeller, los cuales, por lo general, proporcionaban
finananciamiento a proyectos de investigación en las universidades nacionales 53 54,
Es decir, ahí donde un gobierno contaba con un programa de reforma propio
bien concebido, la Alianza hacía posible la ejecución de un plan de cambios de alcance
moderado. Sin embargo, en los casos donde las medidas de reforma no entraban en el
* Finch, 1981: 239-41; entrevista con Enrique Iglesias, Bruselas, 20 de enero de 1997.
* El Instituto Latinoamericano de Planificación Económica (ILPES) es un organismo de las Naciones Unidas
con sede en Santiago (su primer director fue Raúl Prebisch)
52 Miguel Urrutia en el archivo de Colombia.
5 Lerdau y Mesmer, 1997.
* Las conversaciones con Juan Antonio Morales y Osvaldo Sunkel contribuyeron a este análisis.
158 _/NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
INTEGRACION ECONOMICAS
“ Puyana, 1980.
* Datos de la División de Comercio Internacional de la CEPAL.
INTEGRACION ECONOMICA — 161
siete países de América Latina (pese a las fuertes reservas de Estados Unidos), el tratado
preveía la creación de una zona de libre comercio en América Latina en el plazo de 12
años. Los países miembros de la ALALC eliminarían gradualmente los aranceles y otras
restricciones al comercio mediante rondas anuales de negociación enmarcadas en las
normas generales que regulaban los acuerdos de integración económica para los países
miembros del GATT. En las tres primeras rondas anuales de negociación se avanzó de
manera contundente en la eliminación de las barreras al comercio y, a mediados de los
años sesenta, el comercio intra-ALALC había recuperado ya los niveles máximos de la
posguerra. Sin embargo, tras este breve período de éxito, las negociaciones se estanca-
ron cuando el proceso de eliminación de las barreras al comercio alcanzó el punto en
que empezaba a afectar a los intereses creados .
A pesar de todos los problemas, se lograron adelantos importantes. Hubo un
incremento del comercio intrarregional y en 20 años las exportaciones dentro de Amé-
rica Latina se duplicaron como proporción del total exportado, lo que hizo posible
cierta especialización y una mayor utilización de la capacidad instalada.
Aunque los logros de la ALALC no llegaron desde luego a alcanzar las metas que
se habían fijado en el tratado original de Montevideo, el acuerdo sí contribuyó mucho a
que el comercio intrarregional creciera. El avance más destacado se logró en el sector
de manufacturas, pues la ALALC permitió que algunos productores se asegurasen mer-
cados y aumentasen la utilizacion de la capacidad instalada. Una caracteristica impor-
tante del crecimiento del comercio intra-ALALC fue así el rápido incremento de las
manufacturas, que pasaron del 10,6% del comercio total de América Latina en 1960 al
46,1% en 1980. Este crecimiento de la exportación de manufacturas a países miembros
de la ALALC fue especialmente fuerte en Argentina, Brasil y Méxicos*.
A finales de los años sesenta, un grupo de países trató de aprovechar lo aprendido
de las dificultades por las que había atravesado la ALALC y creó el Pacto Andino. El
Acuerdo de Cartagena por el que se establecía el pacto fue firmado en 1969 por Bolivia,
Colombia, Chile, Ecuador y Perú, a los que se sumó Venezuela cuatro años más tarde .
El Pacto Andino debía de funcionar dentro de la ALALC, y no suplantarla. En cuanto
al nivel de desarrollo económico, los países andinos eran relativamente homogéneos en
S El tratado original se modificó en 1968 con la firma del Protocolo de Caracas (Venezuela había ingresado en la
ALALC en 1966). El Protocolo amplió el plazo para alcanzar la liberalización completa del comercio hasta 1980.
“ Ffrench-Davis, 1988.
162 ANDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
comparación con el agrupamiento mayor. En 1980 el PIB del país andino más grande
era 19 veces el del más pequeño, mientras que en los países miembros de la ALALC esa
relación era de casi 50 veces. Los países andinos confiaban en que si negociaban como
una sola unidad económica los acuerdos comerciales y arancelarios con Argentina, Bra-
sil y México, el progreso hacia la integración regional podía ser mayor.
Además, con la experiencia de la ALALC en la mano, los países participantes en
el Acuerdo de Cartagena pudieron incorporar mecanismos institucionales que conside-
raron superiores a los creados por el Tratado de Montevideo. Primero, se dispuso la
creación de un órgano ejecutivo (la Junta del Acuerdo de Cartagena, JUNAC) con
poderes amplios. Segundo, el nuevo tratado establecía un calendario explícito de libera-
lizacién del comercio, que comprendía el establecimiento gradual de un arancel exter-
no común. Tercero, se creó un sistema para obtener la distribución equitativa de los
beneficios, en el que figuraban tanto programas sectoriales para el desarrollo industrial
como preferencias arancelarias para los países menos desarrollados, Bolivia y Ecuador.
Por último, el acuerdo intentaba armonizar las políticas económicas de los países miem-
bros, comenzando con las normas sobre inversión directa externa. La planificación in-
dustrial se facilitaría mediante programas sectoriales de desarrollo industrial. En virtud
de estos planes, la producción de determinados bienes se asignaba a los países miem-
bros con la garantía de un mercado regional libre de restricciones sobre las importacio-
nes internas y protegido por un arancel externo común.
Sin embargo, de la misma forma que había ocurrido con la ALALC, el período
inicial de optimismo por el Acuerdo de Cartagena se vio superado por los aconteci-
mientos. El contratiempo más grave fue el golpe de 1973 en Chile. Chile se retiró
completamente del pacto en 1976, y los paises miembros restantes nunca recuperaron
el impulso inicial del grupo.
REFORMA AGRARIAS
Por lo menos seis factores explican el entusiasmo con que se trató el tema de la reforma
agraria al principio de los años sesenta, a saber, crecimiento económico, distribución
del ingreso y pobreza, inflación, tamaño del mercado, razonamientos políticos y pre-
sión externa. Las razones que motivaron a los funcionarios públicos, a la CEPAL, a
la
Alianza para el Progreso o a los asesores externos fueron todas diferentes. Los cuatro
primeros motivos están relacionados; se consideraba que la redistribución de la tierra
era un camino hacia la modernización que aliviaba, entre otras cuestiones, el cuello de
botella inflacionario del abastecimiento de alimentos en una situación en que la pobla-
ción urbana estaba creciendo. Al mismo tiempo, influía en el crecimiento del mercado
para la industria, gracias al efecto que tenía sobre la distribución del ingreso y la pobre-
.23%. Algunos le asignaban un rol político al restarle influencia a las elites terratenientes.
Por último, muchos gobiernos reaccionaron ante el último factor: era necesario demos-
trar, de manera general, que se estaban efectuando reformas efectivas, como la reforma
agraria, para acceder a los fondos de la Alianza para el Progreso.
Tras estos motivos había la percepción de que la hacienda tradicional era un tipo
de propiedad ineficiente y que perpetuaba las estructuras sociales desiguales. Las gran-
des haciendas utilizaban la tierra en forma desmesurada, lo que llevaba a una producti-
vidad baja y a que grandes parcelas quedasen baldías. El monocultivo, que era el sistema
adoptado por las plantaciones en zonas de agricultura de exportación, tenía efectos
perniciosos sobre el medio ambiente. La abundancia relativa de trabajadores agrícolas y
el alto grado de concentración de la tierra hacían que los incrementos en la productivi-
dad del trabajo gracias a las inversiones no alteraban los salarios bajos que pagaban los
terratenientes. Se sostuvo también que la concentración en la tenencia de la tierra im-
pedía la adopción de una tecnología moderna; los terratenientes podían obtener un
ingreso elevado sin intensificar la producción, dadas las enormes superficies de que
eran propietarios. La tierra era considerada también como un refugio frente a la subida
de los precios en los países de inflación endémica. Además, la propiedad de una gran
hacienda confería prestigio social y poder político. En consecuencia, la eficiencia de la
agricultura no era siempre una prioridad para los terratenientes. El último pero no el
menos importante factor era que los reformistas sostenían que la culpa de la desigual-
“ De hecho, la lógica económica de una redistribución radical para resolver los problemas de la industria no era
contundente. Las industrias de bienes duraderos eran las que necesitaban mercados más grandes a corto plazo
para conseguir economías de escala; éstas habrían salido perjudicadas por la redistribución, que privaba de ingre-
s0s a sus mejores clientes. Las medidas que hubieran hecho falta para llevar a cabo una redistribución significativa
a corto plazo habrían influido en la confianza de los inversores y, por consiguiente, en el crecimiento económico
como lo comprobaría más tarde el presidente Allende en Chile. Y fue evidente en los años sesenta y serenta que el
crecimiento rápido era por completo compatible con una desigualdad elevada y creciente, como ocurrió sin duda
en Brasil.
164 _/NDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
dad social, de la marginación y del bajo nivel de vida de la mayoría de la población rural
de América Latina se encontraba en la concentración de la tierra.
Esta opinión fue respaldada, y exagerada, por la nueva documentación elaborada
mayoritariamente por el Comité Interamericano de Desarrollo Agropecuario (CIDA).
Hasta la fecha, sus estudios constituyen el análisis colectivo más amplio de la tenencia
de la tierra en América Latina®”. Los estudios del CIDA tuvieron una gran influencia
tanto en la conformación de una perspectiva particular sobre la cuestión agraria en
América Latina como sobre el desarrollo de políticas de reforma agraria®. Los estudios
indicaban que América Latina tenfa una de las estructuras agrarias más desiguales del
mundo. En un extremo se encontraban los minifundios y al otro los latifundios en for-
ma de plantaciones, haciendas y estancias. En 1960, los latifundios representaban aproxi-
madamente el 5% de las unidades de producción agrícola con una propiedad de cuatro
quintas partes de la tierra; los minifundios representaban cuatro quintas partes de las
unidades de producción agrícola con una propiedad de tan sólo el 5% de la tierra9. En
los datos del CIDA, el sector agrario de tamaño mediano parece ser relativamente in-
significante. En estudios posteriores se ha indicado que los arrendatarios gozaban de un
control significativo sobre los recursos de cada hacienda, y que las fincas de tamaño
mediano tenían acceso a tierras más fértiles y estaban más capitalizadas, contribuyendo
asf en mayor medida a la producción agrícola de lo que se había calculado originalmen-
te. Sin embargo, pese a estas pruebas de mayor heterogeneidad, América Latina conta-
ba sin duda con uno de los sistemas agrarios más polarizados del mundo. No es sor-
prendente constatar que la productividad del trabajo era mucho más alta en los latifundios
que en los minifundios, mientras que se daba la situación contraria en cuanto a produc-
tividad de la tierra. La producción media por trabajador agrícola era de cinco a diez
veces más elevada en los latifundios que en los minifundios, mientras que la producción
¢ El CIDA fue creado en 1961 por la Organización de los Estados Americanos, el Banco Interamericano de
Desarrollo, el Instiruto Interamericano de Ciencias Agrícolas (ITAC) (conocido hoy día como Instimto Interame-
ricano para la Cooperación Agrícola), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimenta-
ción (FAO) y la CEPAL. A mediados de los años sesenta, se publicaron informes sobre siete países: Argentina
(1965), Brasil (1966), Colombia (1966), Chile (1966), Ecuador (1965), Guatemala (1965) y Perú (1966), a los que
siguieron dos o tres informes sobre otros países.
“ Barraclough ha publicado un excelente resumen de estos informes y, con Domike, preparó un artículo funda-
mental sobre el tema, 1966.
9 Barraclough, 1973: 16.
J ERORMA AGRARIA — 165
por hectárea de tierra en cultivo era aproximadamente de tres a cinco veces más alta en
los últimos respecto de los primeros.
El movimiento reformista chocó con una fuerte oposición. Su origen estuvo,
como es natural, en aquellos que vieron amenazados directamente sus intereses, pero
también, en forma tácita, en los intereses empresariales urbanos, que a menudo se en-
contraban más ligados a los intereses agrícolas que lo que suponían los reformistas, y s
sentían descontentos con el peligro que pudieran correr los derechos de propiedad.
Como era relativamente fácil elaborar un documento para la reforma, los planes
reformadores abundaron, aunque variaron mucho de enfoque, desde los objetivos muy
colectivizados y amplios de Cuba hasta las reformas meramente sobre el papel en países
que deseaban obtener recursos de la Alianza para el Progreso sin mayor esfuerzo. Las
reformas agrarias más profundas surgieron de las revoluciones sociales, a saber, México
(1917), Bolivia (1952), Cuba (1959) y Nicaragua (1979). Sin embargo, también los go-
biernos elegidos emprendieron reformas agrarias radicales, como ocurrió en Chile du-
rante los gobiernos de Eduardo Frei (1964-69) y de Salvador Allende (1970-73), o in-
cluso con regímenes militares, como en Perú durante el gobierno del general Velasco
Alvarado (1969-75). En el resto de América Latina, los gobiernos civiles llevaron a cabo
reformas agrarias de menor alcance en términos de superficie expropiada y de campesi-
nos beneficiados. Una excepción importante es Argentina, donde hasta la fecha la re-
forma agraria no ha entrado en el programa político ni se ha llevado a cabo. En parte
esto obedece a la abundancia de tierras, a la relativa importancia de propiedades agríco-
las familiares y de estancias capitalistas de tamaño medio así como del elevado porcen-
taje de urbanización. Brasil constituye un tipo diferente de excepción, a saber, la fuerte
oposición de los terratenientes impidió toda reforma agraria de importancia. Paraguay
y Uruguay establecieron programas de colonización, pero ninguno de los dos hizo una
reforma agraria significativa.
El alcance de la reforma agraria en América Latina ha variado mucho en térmi-
nos de superficie expropiada y número de beneficiarios. Las reformas agrarias de Boli-
via y Cuba fueron las más extensas en cuanto a superficie, expropiándose unas cuatro
quintas partes de las tierras cultivables del país. En México, Chile, Perú y Nicaragua se
expropió casi la mitad de las tierras agrícolas, mientras que Colombia, Panamá, El Sal-
vador y República Dominicana expropiaron entre una sexta parte y una cuarta parte del
79 Tbíd.: 25-27. Los datos se refieren a los años cincuenta y principios de los sesenta.
166 ANDUSTRIALIZACION Y EXPANSION DEL PAPEL DEL ESTADO
total”!. La proporción fue incluso menor en las reformas agrarias de Ecuador, Costa
Rica, Honduras y Uruguay”?. En Venezuela, aproximadamente una quinta parte de las
tierras se vieron afectadas por la reforma, pero casi tres cuartas partes de las mismas
habían pertenecido antes al Estado y se encontraban casi todas en zonas aún por coloni-
zar.
Fue en Cuba, Bolivia y México donde los campesinos y trabajadores rurales se
beneficiaron más de la reforma agraria. Unas tres cuartas partes de las familias agrícolas
en Bolivia y Cuba se incorporaron al sector reformado, mientras que en México fue
menos de la mitad. En Nicaragua, Perú y Venezuela, la proporción de beneficiarios fue
alrededor de un tercio; en El Salvador, un cuarto y, en Chile, una quinta parte. En
Panamá, Colombia, Ecuador, Honduras y Costa Rica se beneficiaron como media alre-
dedor del 10% de las familias agricolas”, mientras que en otros países la proporción fue
aún más baja.
Las reformas variaron ampliamente. En algunas la propiedad fue distribuida a
título individual pero, a menudo, las grandes haciendas no se dividieron y se creó un
sistema de cooperativas o de colectivización. En ambos casos, las dificultades fueron
graves. Ahí donde se crearon parcelas individuales el problema principal fue la falta de
recursos. En los casos donde la reforma agraria respondía a presiones, la forma más
directa de dejarla sin efecto era no asignar una partida presupuestaria al organismo
encargado de llevarla a cabo.™ Lograr que los campesinos, hasta ese momento depen-
dientes, administraran sus parcelas resultó más dificil, ya que exigía la presencia de
agentes de extensión agrícola más capacitados y motivados que lo previsto por los
reformistas.
Como consecuencia de estos problemas, las tierras revertían a sus antiguos 0a
nuevos propietarios, según diversas modalidades pero con el mismo resultado. Tratán-
dose de cooperativas o de granjas colectivas, a la falta de recursos se añadían los proble-
mas bien conocidos de incertidumbre y de gestión5. La formulación de la reforma
agraria en toda América Latina subestimó en gran medida la importancia relativa de la
agricultura campesina, tal como la aparcería y la tenencia a cambio de servicios labora-
7 Kay, documento de consulta para este libro; de Jannvry, 1981; Kay, 1988.