Dirigir
Dirigir
Dirigir
Dirigir es el acto de guiar un determinado orden de cosas hacia un fin determinado. El término
suele utilizarse en diversos contextos, siendo quizá el más evidente aquel que remite al acto de
dirigir la actividad humana. Este tipo de actividad consiste en liderar un determinado proceso para
que se alcancen determinadas metas consideradas como beneficiosas. Es por ello que a la clase
política de un país determinado suele denominársela dirigencia, hecho que se explica en su deseo
de dirigir los destinos de los habitantes. En este sentido, dirigir es un tipo de vocación de enorme
importancia, siempre y cuando, claro está, se comprendan sus fines.
Un ejemplo que puede evidenciar el hecho de dirigir es el trabajo que lleva adelante un director de
orquesta. En esta labor se intenta coordinar a todos los músicos y todos los sonidos con la
finalidad que el resultado final sea el de una pieza musical ejecutada correctamente. Este tipo de
labor suele ser vislumbrada como el de una persona agitando sus brazos parado en frente de los
músicos y sus instrumentos. No obstante, requiere un gran conocimiento y una dedicación que
suele llevar toda la vida.
Importancia de dirigir
La comunicación es la transmisión de información entre dos o más individuos. Todos los seres
vivos presentan alguna forma de comunicación, ya sean señales químicas, sonidos o gestos. Sin
embargo, la capacidad para transmitir significados complejos a través del lenguaje distingue a la
comunicación humana de otras formas de comunicación animal.
Como fenómeno común a todos los seres vivos, la comunicación también es abordada desde las
ciencias biológicas. En este caso, se trata de una función fundamental en el desarrollo de la vida en
sus diferentes niveles, desde el nivel celular a los niveles de los individuos, las poblaciones y las
comunidades biológicas.
Formas de comunicarnos
Las barreras de la comunicación son los diferentes obstáculos o dificultades que pueden
presentarse durante el proceso comunicativo y que pueden entorpecerlo, enlentecerlo o hacerlo
menos efectivo de alguna manera. Estas barreras tienen que ver con las condiciones específicas
durante un acto comunicativo.
Físicas. Son las barreras comunicativas que dificultan la comunicación, como los ruidos
ambientales y los obstáculos físicos (vidrios, paredes, cortinas) que distorsionan el sonido
o impiden la correcta audición.
Semánticas. Son las barreras comunicativas que tienen que ver con el código, es decir, la
lengua en la cual se inscriben los significados de las palabras, los gestos u otro tipo de
signos en la comunicación no verbal. Puede tener que ver con diferencias dialectales o
idiomáticas.
Fisiológicas. Son las barreras comunicativas que, vinculadas a las condiciones, tanto del
emisor como del receptor o receptores, como cuestiones físicas (sordera y mudez) o
incluso en enfermedades o condiciones transitorias (ronquera y conjuntivitis).
Psicológicas. Son las barreras comunicativas consecuencia de la condición mental o
emocional, tanto del emisor como del receptor del mensaje. Por ejemplo: una persona
que padece algún trastorno de ansiedad y el resto de los intervinientes en la comunicación
no lo sabe, puede que no logren comprender algunas actitudes o respuestas.
Administrativas. Son las barreras que tienen que ver con los canales burocráticos de la
comunicación en las organizaciones o en la planificación de un acto comunicativo
particular, como una conferencia. Las barreras comunicacionales tienen que ver con la
sobrecarga de información o la falta pérdida de la concentración, entre muchas otras
barreras.