Ensayo de Evangelio de Juan
Ensayo de Evangelio de Juan
Ensayo de Evangelio de Juan
Ensayo Escrito
Por:
Curso:
Evangelio de Juan
Introducción al Tema:
En el Antiguo Testamento, Dios, se presenta delante de Moisés y se dirige a él hablando desde una
zarza en llamas la cual no se consumía, momento después de recibir las ordenanzas de lo que debía
hacer para sacar al pueblo de Dios de la esclavitud de Egipto, Moisés hace una pregunta atrevida, pero
fascinante, él, pregunta al Todopoderoso por Su nombre y el Señor responde “Yo Soy el que Soy”,
YHWH, (Éxodo 3:14) y este es el nombre con que se presenta a los hijos de Abraham, Isaac y
Jacob/Israel, con el pasar del tiempo, el nombre sagrado y su pronunciación fue relegándose de la grey
de Israel, e incluso llego a sustituirse por Adonai y Elohim.
En este estudio podremos adentrarnos en el nombre Sagrado y Santo desde la perspectiva judía
mesiánica en primera instancia, el error de ocultar el nombre sagrado por parte de los masoretas,
agregándole al Tetragrámaton de forma intencional vocales que no correspondían, se verá su
pronunciación correcta avalada por varios eruditos y estudiosos judíos, su trascendencia e historicidad
en la fe de la nación de Israel, Dios presentándose ante Abraham, ante Isaac y Jacob, para luego en el
tiempo, darse a conocer a Moisés y revelar su nombre Santo al pueblo de los hijos de Abraham,
santificándolo por siempre, dándole una identidad a un pequeño grupo de personas en principio, y para
que con el paso del tiempo, transformarlo en una gran nación, con un Dios, que se da a conocer al
resto del mundo por su Nombre, y glorificándose en ellos, haciendo maravillas en este pueblo, y por
medio de Israel, que su nombre resonara a través del tiempo. Llegando al momento de la
manifestación en carne del Señor Jesucristo, la máxima revelación del Dios trascendente, el Yo Soy, el
nombre Santo, es utilizado por Jesús en varias ocasiones indirectamente ante los judíos de su tiempo,
¿cuál es el significado de este nombre Santo en la Escritura?, ¿por qué este “hombre” llamado Jesús
lo utiliza en no pocas ocasiones?, este uso se ve en mayor medida en el Evangelio de Juan en siete
ocasiones, descubriremos que el Santo Nombre esta muy ligado a Jesús y que desde los tiempos
antiguos el Señor, Dios Todopoderoso a querido revelarse en la historia, eligiendo a un hombre,
formando un pueblo y revelándose de forma directa en la historia humana y encarnándose en un
hombre, Jesús, el Señor. El Nombre sobre todo Nombre.
Los masoretas, antiguos eruditos hebreos, en su afán por salvaguardar la Santidad del Nombre
Sagrado reemplazaron en 134 lugares del propio texto hebreo el Tetragrámaton YHWH por el
título común Adonay, y en ocho lugares por el título Elohim. Cuando en los primeros siglos
de la Era común se le añadieron signos vocálicos al Tetragrámaton YHWH, en vez de ponerle
los correspondientes signos para las vocales que le pertenecían, los Masoretas informan que
ellos le insertaron las vocales “e”, “o” y “a” como una contraseña para que el lector hebreo
dijera “Adonay” en lugar de “Yahwéh”. Cuando los traductores cristianos de la edad media
fueron a traducir las Escrituras Hebreas, ignorando el significado de la “contraseña” vocálica
de los masoretas, vertieron erróneamente el Tetragrámaton como IeHoVaH, de donde
proviene la forma españolizada “Jehová”.
El Texto Hebreo de la Editorial Korén en Israel se considera “el más exacto Texto Hebreo
Masoretico” producido hasta ahora. Y en ese texto hebreo el Tetragrámaton YHWH se deja
siempre sin vocales, como estaba en los manuscritos originales. La edición Korén tiene el
honor de ser la Biblia oficial que se usa en la Knéset (Parlamento) de Israel. En consonancia
con las reglas rabínicas tradicionales, dicen los autores de la edición Korén en su
introducción:
“En todas las demás ediciones el nombre del Señor JHVH se imprime con nikud (vocales) lo
cual podría dirigir erróneamente al lector a leer este nombre como esta estrictamente
prohibido hacerlo. Este nombre del Señor tiene que leerse en la forma de “Adonút”. En la
Edición Korén se imprime el nombre sin vocales: esto elimina la posibilidad de la lectura
prohibida y enfatiza la santidad del nombre.”
¿Por qué restaurar el Nombre Sagrado?
El Dr. Josep Bryant Rotherham (1828-1910), notable traductor bíblico norteamericano,
contesta así la pregunta:
“Porque su eliminación fue error. Nunca es demasiado pronto para corregir un error tan grave.
Se ha tomado una libertad ingarantizable; la senda de la humildad requiere que volvamos a
trazar nuestros pasos” (Introducción a la Biblia Enfatizada de Rotherham, pág. 24).
Dice además el Dr. Rotherham: “La pronunciación Jehovah era desconocida hasta el 1520,
cuando fue introducida por Galatino, pero fue refutada por Le Mercier, por J.Drusius, y por L.
Capellus, como contraria a la propiedad gramatical e histórica.
“Erróneamente se ha escrito y pronunciado Jehovah, que es meramente una combinación del
Tetragrama sagrado con las vocales de la palabra hebrea para Señor, que los judíos
sustituyeron por JHVH, porque se abstienen de pronunciar el Nombre, debido a un concepto
erróneo de dos pasajes: Éxodo 20:7 y Levítico 24:16. Darle al nombre JHVH las vocales de
la palabra para Señor (Hebreo Adonay) y pronunciarla Jehovah. La combinación Jehová no es
más antigua que los alrededores del 1527 D.C.”
“De esto podemos concluir que los escribas judíos no son los responsables por la combinación
híbrida. Ellos escribieron intencionalmente vocales ajenas no para que fueran combinadas con
las consonantes sagradas, sino con el propósito de advertirle al lector judío que enuncie una
palabra toralmente diferente, o sea, algún otro nombre conocido del Altísimo.”
La tradición rabínica de evitar la pronunciación del Nombre Sagrado, según explica el
traductor judío. E.A Speiser en la introducción a su traducción del Génesis, se basa en una
interpretación equivocada de Éxodo 20:7. Donde dice realmente: “No juraras en falso por el
nombre de Yahwéh tu Elohim,” se ha malinterpretado como: “No pronunciaras en vano el
nombre de Yahwéh tu Elohim.” El Doctor Speiser, a pesar de ser judío, usó el nombre Yahwéh
en su traducción del Génesis, la cual se incluyo en la Anchor Bible.
En los últimos dos siglos, sin embargo, la prohibición rabínica ha ido perdiendo fuerza y cada
vez más doctos, tanto en el judaísmo como en el cristianismo, se inclinan a usar
frecuentemente el nombre Yahwéh en sus escritos. La Enciclopedia Judaica proporciona una
base para ese cambio de actitud al decir:
“La verdadera pronunciación del Nombre YHWH nunca se perdió. Varios escritores griegos
antiguos de la iglesia cristiana testifican que el nombre se pronunciaba Yahwéh.” (God,
Names of, Encyclopaedia Judaica, 1971, tomo 7, págs. 679.
Además del Dr. Speiser, otro escritor judío que se distinguió por su uso profuso del nombre
Yahwéh en sus escritos fue el ya fallecido erudito Dr. Solomon Zeitlin, colaborador por
muchos años de la revista Jewish Quartterly Review.
Otro gran erudito que ha dado auge a la restauración del nombre de “Yahwéh” es el Dr. John
R. Kohlemberger, uno de los traductores de la Nueva Versión Internacional. El incluyó el
Nombre Sagrado en su traducción interlineal de las Escrituras Hebreas; y dice lo siguiente en
su introducción:
“YHWH, el nombre personal de Dios, siempre se trascribe “Yahweh” contra de la NIV que lo
vierte “Señor”. Por un lado, esto evita la confusión de este nombre con el título “Adonay” (mi
Señor), porque la idea de señorío no es un elemento integrante del hombre. Por otro lado, tal
vez el uso de Yahweh en esta obra animará al lector a usar el nombre personal de Dios en la
oración y en la alabaza, según la intención del imperativo más común en las Escrituras:
Halelu-Yah. (Salmos 104:35, es decir; “¡Alaben a Yahwéh!)”. The NIV Interlineal Hebrew-
English Old Testament, pág. 25.
14a: Dijo Dios a Moisés: “Soy el que Soy” (ὲγω’είμι ό ὥν), LXX.
“Seré el que Seré (‘ehyeh’ ser ‘ehyeh), TM.
14b: Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: “el que Es (ό ὥν) me ha enviado a vosotros”,
LXX.
“Así dirás a los hijos de Israel: “Yo Seré (´Ehye) me ha enviado a vosotros”, TM.
15: Y dijo todavía a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: “el Señor Dios de vuestros
padres (χὺριος ό θεὸς τὥν πατέρων ὺμὥν) Dios de Abraham y Dios de Isaac y Dios de
Jacob me ha enviado a vosotros, éste es mi nombre eterno (ὄνoμα αἰῴνιον), y recuérdalo
de generación en generación”, LXX.
Así dirás a los hijos de Israel:” YHWH Dios de vuestros padres (YHWH´ lohé ´botékem)
Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros y éste es mi
nombre para siempre (zeh-s´ mi l ‘olam)”, TM.
Si este artículo se hubiese escrito hace veinte años, ahora haríamos un hipotético estudio de
reconstrucción de la prehistoria del texto a partir de sus fuentes, igualmente hipotéticas. Sin
duda asignaríamos tres orígenes distintos al v.14.a, v.14.b y al v.15, apoyándonos en que todos
ellos tienen una fórmula de inicio de escena (dijo Dios a Moisés; y dijo; y dijo todavía a
Moisés). A base de argumentos histórico-críticos ofreceríamos como irrefutable la génesis de
los versículos indicados asignando cada una de sus partes a las fuentes más relevantes del
momento (Yahvista, Elohísta, Sacerdotal…) o a cualquiera de sus variantes. Hoy las cosas han
cambiado, y los mismos que gastaron tantas energías en este tipo de estudios reconocen la
dificultad (por no decir imposibilidad) de obtener resultados firmes como provechosos
teológicamente. En cambio, preferimos centrarnos en la forma final, la forma textual
considerada palabra de Dios.
El primer dato que se desprende de los versículos 14-15 es significativo: no hay una única
respuesta a la pregunta de Moisés, sino tres. De algún modo parece indicarse así la
trascendencia de Dios, que no se deja abarcar por una única contestación. Solo las tres
respuestas en su conjunto pueden hablarnos del nombre de Dios. Limitarlo a una sola de ellas,
o elegir solo una de las fuentes empleadas por considerarla más antigua o fiel, seria reducir la
riqueza de la pluralidad y trascendencia del nombre de Dios.
El texto hebreo, sin embargo, ofrece un matiz muy interesante. En vez de dos formas verbales
de presente, del verbo ser, presente de indicativo (εἰμι) y participio de presente (ὁ ὤν),
emplea dos veces el imperfecto, es decir, el futuro simple (‘ehyeh: yo seré). El sentido es
prácticamente el mismo que ya hemos explicado. Como si Dios dijera:” no sólo soy el ser en
el presente, sino que lo seré también en el futuro, y lo seré siempre”. La segunda respuesta
de Dios (v. 14.b) viene a subrayar de nuevo la trascendencia del nombre de Dios repitiendo
una formula abreviada de lo dicho en v. 14.a. la tercera respuesta, en cambio, ahonda en la
historicidad de Dios, pero combinándola con su trascendencia (v. 15). Cabe señalar que Dios
no dice simplemente que su nombre sea YHWH, sino “YHWH Dios de vuestros padres”, el
hecho de mencionar los nombres propios de los patriarcas indica que este Dios de la historia
es también un Dios personal-relacional. ¿En qué sentido YHWH subraya la trascendencia? En
cuanto que (según la tradición judía) es el nombre impronunciable. En cuanto que, por ser un
término desconocido e invocalizáble, refleja el misterio que es Dios, quien no se deja aferrar
por las normas humanas, indica, por último, la trascendencia, en cuanto que se refiere a la
majestad y esplendor de Dios, a su Señorío absoluto con respecto a todo lo creado. Así lo
indican la LXX (que traduce por χύριος) como la norma judía que obliga a leer Adonay.
En español, esto es: “así dice el Señor Dios de Israel, “Yo Soy” te ungió como rey sobre
Israel, y “Yo Soy”, te rescató de la mano de Saúl”. (traducción del autor. Dr. Trevor R. Allin).
Este importante texto acerca del rey David, habría sido bien conocido por los judíos del
tiempo de Jesús. Además, cuando Jesús y los escritores del Nuevo Testamento citaban el
Antiguo Testamento, mayormente citaban de la traducción griega de la Septuaginta (LXX).
Cuando Jesús decía: “YO SOY”, Él estaba usando exactamente las mismas palabras que eran
usadas en la Septuaginta, cuando citaba a Dios hablando. Así, que cuando Jesús hacia sus
declaraciones “YO SOY”, Él estaba afirmando su derecho de hablar acerca de Si mismo, de
la misma manera que Dios hablaba de Si mismo en las Sagradas Escrituras judías, como
estaba consignado en el hebreo y en la antigua traducción griega.
INTERPRETACION CANÓNICA.
“La expresión “Dios Padre” no había sido revelada jamás a nadie. Cuando Moisés
preguntó a Dios quien era Él, oyó otro nombre. A nosotros este nombre nos ha sido
revelado en el Hijo, porque este nombre implica el nuevo nombre de Padre.”
Estas son algunas de las declaraciones YO SOY hechas por Jesús que están registradas en el
Evangelio de Juan:
Español (NVI) Texto Griego del Nuevo Testamento
. Yo Soy el pan de vida (Juan 6:35; 6:48) . ἐγώ εἰμι ὁ ἄρτος τῆς ζωῆς·
. Yo Soy la luz del mundo (Juan 8:12) . ἐγώ εἰμι τὸ φῶς τοῦ κόσμου·
. Yo Soy la puerta (o entrada) de las ovejas . ἐγώ εἰμι ἡ θύρα τῶν προβάτων
(Juan 10:7)
. Yo Soy el buen pastor (Juan 10:11) . Ἐγώ εἰμι ὁ ποιμὴν ὁ καλός.
. Yo Soy la resurrección y la vida . ἐγώ εἰμι ἡ ἀνάστασις καὶ ἡ ζωή·
(Juan 11:25)
. Yo Soy el camino, la verdad y la . ἐγώ εἰμι ἡ ὁδὸς καὶ ἡ ἀλήθεια καὶ ἡ ζωή·
vida (Juan 14:6)
. Yo Soy la vid (Juan 15:5) . ἐγώ εἰμι ἡ ἄμπελος
Juan 4:25-26 posiblemente podría considerarse como que contiene otra declaración “YO
SOY”.
Juan 4:25-26.
Le dijo la mujer: Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando el venga nos
declarará todas las cosas. Jesús le dijo: Yo Soy, el que habla contigo. (RVR 1960).
Texto Griego del Nuevo Testamento.
λέγει αὐτῷ ἡ γυνή· οἶδα ὅτι Μεσσίας ἔρχεται ὁ λεγόμενος χριστός· ὅταν ἔλθῃ ἐκεῖνος,
ἀναγγελεῖ ἡμῖν ἅπαντα. λέγει αὐτῇ ὁ Ἰησοῦς· ἐγώ εἰμι, ὁ λαλῶν σοι.
Se dijo “posiblemente”, porque esta instancia podría ser un uso “normal” de la frase “Yo
Soy”, sin el significado sagrado que adquirió en el Antiguo Testamento. Sin embargo,
considerando la identidad del que Habla (Jesús) y la naturaleza de lo que dice aquí (que Él es
el Mesías), muchos interpretarían esto como otro ejemplo de “Yo Soy” indicando la deidad de
Cristo. Algunas declaraciones “Yo Soy” de Jesús se encuentran también en otros evangelios,
por ejemplo, en Marcos:
Estas frases de Jesús siempre se han utilizado como pruebas de Su Deidad. No caben dudas de
que el Evangelio de Juan es el que más claramente presenta a Jesús como Dios. Para eso usa
varios títulos: El Verbo (la Palabra, del griego Lógos) que estaba con Dios desde el principio y
era Dios, el Unigénito Hijo de Dios, por nombrar un par. Pero también hace alusiones a la
Deidad de Cristo de forma más sutil, si analizamos la gramática griega de cada uno de los “Yo
Soy” de Jesús, vamos a encontrar que las palabras traducidas como “Yo Soy” son las palabras
griegas ego eimi. Este tipo de frase es muy rara, ya que la palabra ego quiere decir “Yo” o “
Yo Soy” y la palabra eimi también quiere decir “Yo Soy”. Entonces, si lo traducimos
literalmente, nos quedaría algo así como “Yo Soy Yo Soy”, lo cual no parece tener mucho
sentido ¿Por qué utilizó Juan este tipo de frase? Jesús probablemente no hablaba griego, sin
embargo, el habrá usado palabras que en griego se traducirían con esa frase. También sabemos
que cuando Jesús dijo “Antes que Abraham existiera, Yo Soy” (Juan 8:58), los fariseos y los
maestros de la Ley tomaron piedras para apedrearlo, pero no lo lograron. La razón de esta
violenta respuesta es la siguiente: ellos entendieron que Jesús se estaba igualando a Dios. Hay
otro lugar en donde se puede encontrar la palabra ego eimi, esto es en la traducción griega del
Antiguo Testamento llamada Septuaginta o biblia de los setenta, abreviada LXX. Esta
traducción fue creada en Alejandría, para incluir los Textos Sagrados de los judíos en la
Biblioteca de esa ciudad. Para esta tarea, se convocó a setenta y dos estudiosos hebreos que
pudieran traducir el texto original, escrito en hebreo y arameo, al griego común (llamado
koiné), la frase ego eimi se encuentra e Éxodo 3:14, donde Dios le dice a Moisés: “YO SOY
EL QUE SOY (ego eimi) y esto es lo que tienes que decirles a los israelitas: YO SOY (ego
eimi) me ha enviado a ustedes”.
Nos encontramos a Jesús discutiendo con los fariseos, que se encontraban bastante alterados.
¿Qué había pasado? Para entenderlo tenemos que comenzar mirando el capitulo anterior. Él
había devuelto la vista a un ciego, y este, que tenia este defecto de nacimiento, se presento e la
sinagoga diciendo que Jesús lo había sanado. Los lideres judíos, que tenían el corazón
totalmente endurecido, se negaban a aceptar lo obvio: Todas las señales que Jesús hacia le
daban las credenciales para demostrar que era el Hijo de Dios. Además, muchas profecías se
habían cumplido y se seguían cumpliendo en Él. Los fariseos se negaban rotundamente a
aceptar una sanidad de parte de Jesús. Sin embargo, como el hombre persistía indicando que
había recobrado la visión que antes no tenía, los lideres religiosos del momento enfurecieron,
expulsándolo de la sinagoga. Jesús intenta mostrarles a estos hombres, mediante una alegoría,
que ellos eran bandidos y ladrones. Falsos pastores, si queremos ser más concretos. Es que
ellos tenían la tarea de acercar a la gente a Dios, pero en lugar de eso, todo lo que hacían era
imponerles cargas cada vez más pesadas, que hacían que el pueblo se frustrara en su intento
por cumplirlas; esto no era más que lo que se conoce como “legalismo”.
Es en este momento que Jesús hace su tercera declaración “Yo Soy”. Ahora bien, ¿a que se
refiere con que es la puerta? Difícilmente podamos imaginarnos a Jesús como alguien hecho
de madera con un picaporte en la cara. No, por supuesto que es un lenguaje simbólico. La
puerta sirve para dos finalidades: ser tanto una entrada como una salida de un lugar
determinado.
1. La pueta: es el Señor Jesús.
2. El pastor : es también el Señor Jesús (ver Yo Soy el buen Pastor).
3. Las ovejas: somos los creyentes.
4. Los bandidos: son los falsos maestros.
En un principio, todos éramos ovejas perdidas, descarriadas, que vagaban por los campos
expuestas a todo tipo de peligros, sin capacidad alguna de defendernos. No formábamos parte
de un rebaño, ni teníamos un redil en el que descansar. Estábamos completamente solos,
abandonados a nuestra suerte. Éramos ovejas negras.
1. Éramos fáciles de engañar: en nuestra desesperada búsqueda de seguridad, éramos
susceptibles a seguir a pastores que quisieran hacernos daño y llevarnos por mal
camino. No teníamos discernimiento. Creíamos en cosas que, son ajenas a Dios y sus
verdades, éramos ciegos en algunos casos, que nos dejábamos guiar por ciegos.
(Mateo 15:14).
2. Éramos incapaces de defendernos: si venia un lobo a atacarnos, estábamos a merced
suya. No teníamos la capacidad ni siquiera de correr velozmente y mucho menos de
combatir o defendernos. Caminábamos hacia la muerte segura. No podíamos librarnos
ni del pecado ni de sus consecuencias, por más que resultaran perjudiciales para
nuestra vida. (Mateo 9:36; Efesios 2:1-2; Colosenses 2:13).
3. Éramos incapaces de producir algo bueno: quizás producíamos mucha lana, pero
sin un buen pastor que nos esquile, toda ella carecía de sentido. Incluso las buenas
acciones que pudimos haber hecho mientras estábamos apartados de Dios, son pecado
a sus ojos, porque no fueron hechas para gloria suya (Juan 15:5).
El pastor nos buscó y nos encontró
Estando muertos espiritualmente, hay algo que tenemos que reconocer: no buscamos a Dios
(Romanos 3:11). No tenemos la capacidad de acercarnos a Él, sino que sumidos en nuestra
maldad y perdición, lo rechazamos por completo. Solo cuando Él se acerca a nosotros
encontramos una razón para vivir y todo empieza a tener sentido a nuestro alrededor. No lo
escogimos nosotros, sino que Él nos escogió (Juan 15:16). Es por medio de su Palabra que
nosotros podemos llegar a tener convicción de pecado y entonces sí, por medio de su Espíritu,
tomar la decisión de negar nuestros deseos carnales y arrepentirnos. Es ahí cuando el pastor
nos guía hacia el redil. Solo por medio de Jesús, el buen pastor, y nuestra fe en Él es que
podemos llegar a ser salvos (Hechos 4:12). Él es el único camino; Él es la única puerta para
poder acercarnos al Padre, fuera de Él, nosotros permanecemos enemistados con Dios sin
ninguna posibilidad de reconciliación.
Conclusión general:
Hemos podido introducirnos en la historia del pueblo judío, gracias a las Santas Escrituras,
indagando en el Santo Nombre de Dios, el Sagrado Nombre, el cual Israel, por medio de sus
sabios y eruditos llego a ocultar, e incluso hasta su pronunciación, el Tetragrámaton YHWH,
guardaba grandes incógnitas, un nombre que solo Dios puede atribuirse. Yo Soy el que Soy,
fue la respuesta a Moisés, denotando su trascendencia y eternidad, un nombre que fue, que es
y que será, tan Santo que llegó a ser impronunciable, los hebreos queriéndolo salvaguardar,
cometieron el error de borrarlo suplantándolo por términos que expresaban sus atributos. Ya
en el tiempo de nuestro Señor Jesús, este comenzó a usar el termino Yo Soy, de manera
indirecta, atribuyéndoselo a sí mismo, Jesús, de esta manera se presentaba delante de los
hombres como el mismo Dios, al cual ellos adoraban, el Señor Jesús, les presenta el verdadero
nombre de Dios nunca revelado, y enseña a sus discípulos a llamar a Dios “el Padre” este
nombre que es prácticamente un atributo demuestra principio, desde siempre es y será Padre,
y nosotros le estamos sujetos a su voluntad por medio de su Hijo. El Señor Jesucristo, llegó a
utilizar el termino “Yo Soy” siete veces en el Evangelio de Juan, refiriéndose a sí mismo
como el camino, la verdad y la vida, el buen pastor, la vid verdadera, la puerta de las ovejas…
y su expresión más radical, al referirse de si mismo es, el ser más antiguo que Abraham dando
a entender de esta manera Su eternidad. El Yo Soy se revela finalmente en el Eterno hijo de
Dios, la revelación final del creador, afirmando a Jesús como la imagen misma del Yo Soy
Antiguo testamentario.
Bibliografía: