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Luz Del Mundo Benedicto XVI

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Í ndice
Prefacio ............................................................................................................... 3
I . SI GN OS D E LOS TI EM POS ................................................................................ 6
1. Los papas no caen del cielo ................................................................................. 6
2. El escándalo de los abusos ................................................................................. 13
3. Causas y oport unidades de la crisis ..................................................................... 20
4. La cat ást rofe global........................................................................................... 23
5. Dict adura del relat ivism o ................................................................................... 27
6. Tiem po de conversión ....................................................................................... 32
I I . EL PON TI FI CAD O .......................................................................................... 36
7. Habem us Papam .............................................................................................. 36
8. En las sandalias del pescador ............................................................................. 41
9. Ecum enism o y diálogo con el islam ..................................................................... 44
10. Anuncio ......................................................................................................... 52
11. Viaj es past orales ............................................................................................ 56
12. El caso William son .......................................................................................... 60
I I I . ¿H ACI A D ÓN D E VAM OS? .............................................................................. 64
13. I glesia, fe y sociedad ....................................................................................... 64
14. El denom inado at asco de las reform as ............................................................... 68
15. ¿Cóm o se da la renovación? ............................................................................. 74
16. María y el m ensaj e de Fát im a ........................................................................... 77
17. Jesucrist o regresa ........................................................................................... 79
18. De los novísim os............................................................................................. 83
AN EXO .............................................................................................................. 87
Grave pecado cont ra niños indefensos .................................................................. 87
Fe y violencia.................................................................................................... 88
Sida y hum anización de la sexualidad ................................................................... 88
Benedict o XVI : Biografía hast a la elección papal .................................................... 89
Breve crónica del pont ificado .............................................................................. 91

D ios obse r va de sde e l cie lo


a los h ij os de los h om br e s,
pa r a ve r si h a y qu ie n com pr e n da ,
qu ie n pr e gu n t e por D ios.
¿Com e n e l pa n de D ios,
y n o in voca n a D ios?

Sa lm o 5 3 ,3 - 5

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Pr e fa cio

Cast elgandolfo, en verano. El cam ino hacia la residencia del Papa llevaba por carret eras
solit arias. En los cam pos la brisa m ecía las espigas, y en el hot el en el que había
reservado una habit ación bailaban, alegres, los convidados de una fiest a de bodas. Sólo el
lago, bien abaj o, en la hondonada, parecía sereno y sosegado, grande y azul com o el m ar.

Com o prefect o de la Congregación para la Doct rina de la Fe, Joseph Rat zinger m e había
brindado ya dos veces la ocasión de ent revist arlo durant e varios días. Su posición era que
la I glesia no debe esconderse, la fe debe y puede ser explicada, porque es racional. Me
daba la im presión de ser alguien j oven y m oderno, para nada cicat ero, sino un hom bre
que arriesga con coraj e, que m ant iene viva su curiosidad.

Un m aest ro de superioridad soberana y, adem ás, incóm odo, porque ve que est am os
perdiendo cosas a las que, en realidad, no se puede renunciar.

En Cast elgandolfo habían cam biado algunas cosas. Un cardenal es un cardenal, y un papa
es un papa. Nunca ant es en la hist oria de la I glesia un pont ífice había respondido
pregunt as en la form a de una ent revist a direct a y personal. Ya el solo hecho de est a
conversación coloca un acent o nuevo e im port ant e. Benedict o XVI había acept ado poner a
m i disposición, durant e sus vacaciones, una hora diaria desde el lunes hast a el sábado de
la últ im a sem ana de j ulio. Pero ¿qué t an abiert as serán sus respuest as?, m e pregunt aba
yo. ¿Cóm o j uzgará la labor que ha realizado hast a ahora? ¿Qué ot ras cosas se habrá
propuest o em prender aún?

Oscuras nubes se habían cernido sobre la I glesia cat ólica. El escándalo del abuso arroj aba
su som bra t am bién sobre el pont ificado de Benedict o. A m í m e int eresaban las causas de
est as cuest iones, el t rat o que se les daba, pero al m ism o t iem po las acuciant es
preocupaciones del papa en una década que según los cient íficos es absolut am ent e
decisiva para el fut uro ent ero del planet a.

La crisis de la I glesia es un punt o, y la crisis de la sociedad, el ot ro. Est as crisis no est án


desconect adas ent re sí. Se ha acusado a los crist ianos de que su religión es un m undo
fict icio. Pero ¿no reconocem os hoy ot ros m uy dist int os y aut ént icos m undos fict icios: los
m undos fict icios de los m ercados financieros, de los m edios, del luj o y de las t odas? ¿No
t enem os que cont em plar dolorosam ent e cóm o una m odernidad que pierde los parám et ros
de sus valores corre peligro de hundirse en el abism o?

Vem os allí un sist em a bancario que aniquila enorm es pat rim onios del pueblo. Vem os una
vida a alt a velocidad que lit eralm ent e nos enferm a. Vem os el universo de I nt ernet , para el
que t odavía no t enem os respuest as. ¿Hacia dónde nos dirigim os, en realidad? ¿Nos est á
realm ent e perm it ido hacer t odo lo que podam os hacer? y si m iram os hacia el fut uro:
¿cóm o superara la próxim a generación los problem as que le dej am os en herencia? ¿La
hem os preparado y ent renado suficient em ent e? ¿Posee un fundam ent o que le dé
seguridad y fuerza para resist ir t am bién t iem pos t orm ent osos?

La pregunt a es, asim ism o: si el crist ianism o pierde su fuerza plasm adora en la sociedad
occident al, ¿quién o qué pasará a ocupar su lugar? ¿Una «sociedad civil» arreligiosa, que
no t olere m ás relación alguna con Dios en su est ruct ura? ¿Un at eísm o radical que com bat a
con vehem encia los valores de la cult ura j udeocrist iana?

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En cada época ha exist ido el afán de declarar m uert o a Dios, de orient arse hacia lo
supuest am ent e t angible, aunque fuesen becerros de oro. La Biblia est á llena de t ales
hist orias. Ést as t ienen m enos que ver con una falt a de at ract ivo de la fe que con las
fuerzas de la t ent ación. Pero ¿hacia dónde se dirige una sociedad alej ada de Dios, sin
Dios? ¿No acaba de hacer ya ese experim ent o el siglo XX en Orient e y Occident e, con sus
t rem endas consecuencias en pueblos arrasados, con las chim eneas de los cam pos de
concent ración, con los Gulag asesinos?

El direct or de la residencia papal, un señor de ciert a edad y m uy am able, m e conduj o a


t ravés de int erm inables salas. Según m e decía en susurros, había conocido a Juan XXI I I y
a t odos sus sucesores. Est e, m e confió, es un papa inusualm ent e fino e inconcebiblem ent e
laborioso.

Esperam os en una ant esala grande com o un picadero cubiert o. Poco después se abrió
una puert a. Y allí est aba la figura no precisam ent e gigant esca del papa, que m e ext endía
la m ano. Sus fuerzas habían dism inuido, m e dij o al saludarm e, casi com o disculpándose.
Pero después no se not ó en absolut o que las fat igas del m inist erio hubiesen hecho m ella
en la energía de est e hom bre o, m enos aún, en su carism a.

Todo lo cont rario.

Com o cardenal, Joseph Rat zinger previno cont ra la pérdida de ident idad, de orient ación,
de verdad, si un nuevo paganism o asum iera el dom inio sobre el pensam ient o y la acción
de los hom bres. Crit icó la est rechez de m iras de una “ sociedad de la codicia” , que cada
vez se at reve a esperar m enos y ya no se at reve a creer en nada. Según él, hay que
desarrollar una nueva sensibilidad para la creación am enazada, oponerse de form a
decidida a las fuerzas de la dest rucción.

En esa línea no se ha m odificado nada. El papa act ual quiere que su I glesia, después de
los t erribles casos de abuso y ext ravíos, se som et a a una suert e de lim pieza a fondo.
Según él, después de discusiones t an infruct uosas y de ocuparse de form a paralizant e
consigo m ism a, es indispensable conocer por fin de nuevo el m ist erio del evangelio en
t oda su grandeza cósm ica. En la crisis de la I glesia se cifra para él una enorm e
oport unidad, la de redescubrir lo aut ént icam ent e cat ólico. Para él la t area es m ost rar a las
personas a Dios y decirles la verdad: la verdad sobre los m ist erios de la creación; la
verdad sobre la exist encia hum ana; y la verdad sobre nuest ra esperanza, que va m ás allá
de lo puram ent e t erreno.

¿Acaso no nos est rem ece ya hace m ucho t iem po lo que nosot ros m ism os hem os
ocasionado? La cat ást rofe ecológica prosigue sin frenos. El ocaso de la cult ura adquiere
form as am enazant es. Con la m anipulación m édico- t écnica de la vida, que en ot ro t iem po
se consideraba sagrada, se est án violando las front eras últ im as.

Al m ism o t iem po, nuest ro anhelo se orient a hacia un m undo que sea fiable y creíble, que
sea cercano, hum ano, que nos prot ej a en lo pequeño y nos dé acceso a lo grande. ¿No
nos vem os hast a obligados a reflexionar de nuevo, frent e a una sit uación de visos a
m enudo t an escat ológicos, sobre algunas cosas fundam ent ales de dónde venim os, a
dónde vam os?, ¿no debem os plant earnos t ales pregunt as, esas que, aparent em ent e
banales, sin em bargo arden en lo corazones de form a t an inext inguible que ninguna
generación puede eludirlas? Se t rat a de las pregunt as por el sent ido de la vida, por el fin
del m undo, por el regreso de Crist o, t al com o est á anunciado en el evangelio.

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Seis horas de ent revist a con el papa son m ucho t iem po, y seis horas son, por ot ra part e,
dem asiado poco. En el m arco de est a conversación sólo pudieron t rat arse unas pocas
pregunt as, y no fue posible profundizar en m uchas de ellas. En la aut orización del t ext o el
papa no m odificó las palabras t al com o las había pronunciado, sino que sólo int roduj o
correcciones de m enor im port ancia donde consideró necesarias precisiones de cont enido.

Al final, el m ensaj e de Benedict o XVI es un dram át ico llam am ient o a la I glesia y al m undo,
a cada individuo: no podem os seguir adelant e com o hast a ahora, exclam a.

La hum anidad est á ant e una bifurcación. Es t iem po de ent rar en razones, de cam biar, de
convert irse. Y sost iene, im pert urbable: ¿Se podrían enum erar m uchos problem as que
exist en en la act ualidad y que es preciso resolver, pero t odos ellos sólo se pueden resolver
si se pone a Dios en el cent ro, si Dios result a de nuevo visible en el m undo?

En la pregunt a acerca «de si Dios, el Dios de Jesucrist o, est á present e y si es reconocido


com o t al, o si desaparece - se decide hoy- el dest ino del m undo en est a sit uación
dram át ica.

Para el est ilo de vida act ual, posiciones com o las que sost iene la I glesia cat ólica se han
convert ido en una t rem enda provocación. Nos hem os acost um brado a considerar los
punt os de vist a y las form as de com port am ient os t radicionales y probados com o algo que
sería m ej or neut ralizar a favor de t endencias m ás barat as.

Pero, así cree el papa, la era del relat ivism o, de una cosm ovisión «que no reconoce nada
com o definit ivo y que dej a com o últ im a m edida sólo el propio yo y sus ant oj os», se acerca
a su fin. En t odo caso, hoy crece el núm ero de los que valoran en est a I glesia no sólo su
lit urgia, sino t am bién su resist encia. Y ent ret ant o, después de act uar m uchas veces
guardando m eram ent e las apariencias, se va perfilando con claridad un cam bio de la
conciencia en el sent ido de t om ar m ás en serio el t est im onio crist iano y de vivir t am bién
con aut ent icidad la propia religión.

En lo t ocant e al papa en cuant o t al, se m e ha pregunt ado: - « ¿Cóm o es cuando se est á


de pront o sent ado t an cerca frent e a él?». Yo m e vi llevado a pensar en Em ile Zola, que
en una de sus novelas describe a un sacerdot e que espera, t em blando y casi paralizado, el
inicio de una audiencia con León XI I I . Pues, ant e Benedict o XVI , nadie t iene por qué
t em blar. Él se lo hace francam ent e fácil a sus visit as. No las espera un príncipe de la
I glesia, sino un servidor de la I glesia, un gran hom bre que da, que se vacía t ot alm ent e en
su act o de don.

A veces lo m ira a uno de form a un poco escépt ica. Por encim a de las gafas. Serio, at ent o.
Y cuando se lo escucha de ese m odo y se est á sent ado frent e a él, se percibe no sólo la
precisión de su pensam ient o y la esperanza que proviene de la fe, sino que se hace visible
de form a especial un resplandor de la Luz del m undo, del rost ro de Jesucrist o, que quiere
salir al encuent ro de cada ser hum ano y no excluye a nadie.

Munich, 15 de oct ubre de 2010


Pe t e r Se e w a ld

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I . SI GN OS D E LOS TI EM POS

1 . Los pa pa s n o ca e n de l cie lo

Sant o Padre, el 16 de abril de 2005, al cum plir sus 78 años, anunció ust ed a sus
colaboradores cuánt o se alegraba por su próxim a j ubilación. Tres días después era ust ed
el j efe suprem o de la I glesia universal, con m il doscient os m illones de fieles. No es
precisam ent e una t area que uno vaya a reservarse para los días de la vej ez.

En realidad, yo había esperado t ener por fin paz y t ranquilidad. El hecho de que m e viera
de pront o frent e a esa form idable t area fue, com o t odos saben, un shock para m í. La
responsabilidad es realm ent e gigant esca.

Hubo un m inut o en el que, según dij o después, sint ió propiam ent e com o SI una
«guillot ina» cayera sobre ust ed.

Sí, m e vino a la cabeza la idea de la guillot ina: ¡ahora cae y t e da! Yo había est ado
t ot alm ent e seguro de que ese m inist erio no era m i dest ino, sino que ent onces, después de
años de gran esfuerzo, Dios m e iba a conceder algo de paz y t ranquilidad. En ese
m om ent o sólo pude decirm e y ponerm e en claro: al parecer, la volunt ad de Dios es ot ra, y
com ienza algo t ot alm ent e dist int o, nuevo para m í. Él est ará conm igo.

En la llam ada " habit ación de las lágrim as” , durant e el cónclave se hallan ya preparadas
t res vest iduras t alares para el fut uro papa. Una es larga, ot ra cort a, y la t ercera de t alla
int erm edia. ¿Qué le pasó por la m ent e en esa habit ación, en la que, según se cuent a, m ás
de un pont ífice recién elegido rom pió a llorar? ¿Se pregunt a uno al m enos una vez m ás,
allí, por qué a m i, qué quiere Dios de m i?

En realidad, en ese m om ent o se est á requerido por asunt os t ot alm ent e práct icos,
ext eriores. Hay que m irar cóm o se las arregla uno con las vest iduras papales, y cosas
sem ej ant es. Adem ás, yo ya sabía que enseguida t endría que pronunciar algunas palabras
en el balcón; de m odo que com encé a pensar qué podía decir. Por lo dem ás, ya en el
m om ent o en que fui elegido había podido decirle al Señor con sencillez:
- « ¿Qué est ás haciendo conm igo?». Ahora, la responsabilidad la t ienes Tú. ¡Tú t ienes que
conducirm e! Yo no puedo. Si Tú m e has querido a m í, ent onces t am bién t ienes que
ayudarm e. Digam os, pues, que en ese sent ido yo m e encont raba en una relación de
urgido diálogo con el Señor, diciéndole que, si Él hace lo uno, t iene que hacer t am bién lo
ot ro.

¿Qu e r ía Ju a n Pa blo I I qu e u st e d fu e se su su ce sor ?


No lo sé. Creo que lo dej ó ent eram ent e en m anos de Dios.

D e t odos m odos, n o lo r e le vó de su ca r go. Eso podr ía e n t e n de r se com o


a r gu m e n t u m e sile n t io, com o u n a r gu m e n t o t á cit o a fa vor de l ca n dida t o
pr e dile ct o.
Él quiso que yo perm aneciera en m i cargo. Eso es evident e. Cuando se acercaban m is 75
años, la edad en que se present a la dim isión, m e dij o: «No es preciso que escriba la cart a,
pues yo quiero seguir t eniéndolo hast a el final». Era la gran benevolencia inm erecida que
t uvo hacia m í desde el com ienzo. Había leído m i I nt roducción al crist ianism o. Al parecer,
era una lect ura im port ant e para él. I nm ediat am ent e después de llegar a papa se había
propuest o llam arm e a Rom a com o prefect o de la Congregación para la Doct rina de la Fe.
Había deposit ado una gran confianza, una confianza m uy cordial y profunda en m I

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persona. Por así decirlo, era com o la garant ía de que seguiríam os el curso correct o en la
fe.

Ust e d a lca n zó a visit a r a Ju a n Pa blo I I e n e l le ch o de m u e r t e . Aqu e lla t a r de


r e gr e só a pr isa de u n a con fe r e n cia e n Su bia co, don de h a bía h a bla do sobr e « La
Eu r opa de Be n e dict o e n la cr isis de la s cult u r a s» . ¿Qu é le dij o e l pa pa
m or ibu n do?
Est aba sufriendo m ucho, pero aun así se hallaba m uy present e. Pero ya no dij o m ás nada.
Le pedí la bendición, y m e la dio. De ese m odo, nos separam os con un cordial apret ón de
m anos, conscient es de que era el últ im o encuent ro.

Ust e d n o qu e r ía se r obispo, n o qu e r ía se r pr e fe ct o, n o que r ía se r pa pa ... ¿N o se


e st r e m e ce u n o a n t e lo qu e le su ce de u n a y ot r a ve z e n con t r a de la pr opia
volu n t a d?
Así es, j ust am ent e. Cuando se dice «sí» en la ordenación sacerdot al, es posible que uno
t enga su idea de cuál podría ser el propio carism a, pero t am bién sabe: m e he puest o en
m anos del obispo y, en últ im a inst ancia, del Señor. No puedo buscar para m í lo que
quiero. Al final t engo que dej arm e conducir." De hecho yo t enía la idea de que m i carism a
era ser profesor de Teología, y est aba m uy feliz cuando m i idea se hizo realidad. Pero
t am bién t enía claro que siem pre m e encuent ro en las m anos del Señor y que debo cont ar
t am bién con cosas que no haya querido. En ese sent ido, sin duda fueron sorpresas para
m í el ser arrebat ado de im proviso y no poder seguir m ás el propio cam ino. Pero, com o he
dicho, el sí fundam ent al im plicaba t am bién: est oy a disposición del Señor y, t al vez, un
día t endré que hacer cosas que yo m ism o no quiera.

Ust e d e s a h or a e l pa pa m á s pode r oso de t odos los t ie m pos. La I gle sia Ca t ólica n o


h a t e n ido n u n ca m á s fie le s qu e a h or a , n u n ca u na e x t e n sión se m e j a n t e ,
lit e r a lm e n t e h a st a los con fin e s de l m u n do.
Por supuest o, esas est adíst icas son im port ant es. Ellas señalan cuán ext endida est á la
I glesia y qué grande es realm ent e est a com unidad que abarca razas y naciones,
cont inent es, cult uras, hom bres de t odo t ipo. Pero el papa no t iene poder en virt ud de esas
cifras.

¿Por qu é n o?
El t ipo de com unidad que se t iene con el papa es diferent e, y el t ipo de pert enencia a la
I glesia t am bién, por supuest o. De los m il doscient os m illones hay m uchos que no
acom pañan int eriorm ent e su condición. San Agust ín lo dij o ya en su t iem po: hay m uchos
fuera que parecen est ar dent ro; y hay m uchos dent ro que parecen est ar fuera. En una
cuest ión com o la fe, o la pert enencia a la I glesia cat ólica, el " dent ro» y el " fuera» est án
m ist eriosam ent e ent ret ej idos. En eso t enía razón St alin al decir que el papa no t iene
divisiones ni puede com andar. Tam poco posee una gran em presa en la que t odos los fieles
de la I glesia fuesen sus em pleados o subordinados.

En t al sent ido, el papa es, por un lado, un hom bre t ot alm ent e im pot ent e. Por ot ro lado,
t iene una gran responsabilidad. En ciert a m edida es el j efe, el represent ant e, y al m ism o
t iem po el responsable de que la fe que m ant iene unidos a los hom bres sea creída, que
siga est ando viva y que perm anezca int act a en su ident idad. Pero sólo el m ism o Señor
t iene el poder de m ant ener a los hom bres t am bién en la fe.

Pa r a la I gle sia ca t ólica e l pa pa e s e l Vica r iu s Ch r ist i, e l r e pr e se n t a n t e de Cr ist o


e n la Tie r r a . ¿Pu e de u st e d h a bla r r e a lm e n t e por Je sú s?
En el anuncio de la fe y en la celebración de los sacram ent os, cada sacerdot e habla por
encargo de Jesucrist o, por Jesucrist o. Crist o confió a la I glesia su palabra. Esa palabra

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vive en la I glesia. Y si asum o int eriorm ent e y vivo la fe de esa I glesia, si hablo y pienso a
t ravés de ella, si lo anuncio a Él, ent onces hablo por Él, aún cuando en det alles siem pre
puede haber debilidades, por supuest o. Lo im port ant e es que no exponga m is ideas, sino
que procure pensar y vivir la fe de la I glesia, act uar con obediencia en virt ud de la m isión
que Él m e ha confiado.

¿Es e l pa pa r e a lm e n t e « in fa lible » , e n e l se n t ido e n qu e se t r a n sm it e a ve ce s por


los m e dios? ¿Es u n sobe r a n o a bsolu t o cu yo pe n sa m ie n t o y volu n t a d son la le y?

Eso es erróneo. El concept o de infalibilidad se ha desarrollado a lo largo de los siglos.


Surgió frent e a la pregunt a acerca de si hay en alguna part e una inst ancia últ im a que
decida. El Concilio Vat icano I sost uvo, por fin, siguiendo una larga t radición que provenía
desde los t iem pos de la crist iandad prim it iva, que exist e una decisión últ im a. No queda
t odo en la indefinición. En det erm inadas circunst ancias y dadas ciert as condiciones, el
papa puede t om ar decisiones vinculant es últ im as por las cuales queda claro cuál es la fe
de la I glesia y cuál no lo es.

Lo que no significa que el papa pueda producir perm anent em ent e afirm aciones
«infalibles». Por lo com ún, el obispo de Rom a act úa com o cualquier ot ro obispo que
confiesa su fe, que la anuncia, que es fiel en el seno de la I glesia. Sólo cuando se dan
det erm inadas condiciones, cuando la t radición ha sido aclarada y sabe que no act úa de
form a arbit raria puede el papa decir: ést a es la fe de la I glesia, y una negat iva al respect o
no es la fe de la I glesia. En t al sent ido, el Concilio Vat icano I definió la capacidad de
decisión últ im a para que la fe conserve su caráct er vinculant e.

Se gú n e x plicó u st e d, e l m in ist e r io de Pe dr o ga r a n t iza la coin cide n cia con la


ve r da d y " con la t r a dición a u t é n t ica , y la com u n ión con e l pa pa e s con dición pa r a
la or t odox ia y la libe r t a d" . Sa n Agu st ín lo e x pr e só con la fr a se : « D onde e st á
Pe dr o, e st á la I gle sia , y a llí e st á t a m bié n D ios» . Pe r o e se dich o pr ovie n e de ot r a
é poca y n o e s pr e ciso qu e t e n ga va lide z t a m bié n e n la a ct u a lida d.
Esa frase no reza así y no fue form ulada por Agust ín, pero ese punt o podem os dej arlo
aquí en suspenso. De t odos m odos, es un ant iguo axiom a de la I glesia cat ólica. Donde
est á Pedro, est á la I glesia. Por supuest o, el papa puede t ener t am bién opiniones privadas
erróneas. Pero, com o decíam os ant es, cuando habla com o past or suprem o de la I glesia en
la conciencia de su responsabilidad, no dice ya algo propio que se le acaba de ocurrir. En
ese caso sabe que t iene esa gran responsabilidad y que, al m ism o t iem po, est á baj o el
am paro del Señor, de m odo que, en una decisión sem ej ant e, no conduce a la I glesia por
el cam ino del error sino que asegura su unidad con el pasado, en el present e y en el
fut uro, y sobre t odo con el Señor, de est o se t rat a, y est o es t am bién lo que sient en ot ras
com unidades de fe crist iana.

En u n sim posio ce le br a do con oca sión de l cu m ple a ñ os de Pa blo VI , e n 1 9 7 7 ,


dise r t ó u st e d a ce r ca de qu é y cóm o de be se r u n pa pa , cit a n do a l ca r de n a l in glé s
Re gin a ld Pole , dij o qu e e l pa pa de bía « con side r a r se y com por t a r se com o e l m á s
pe qu e ñ o e n t r e t odos" , qu e de bía con fe sa r qu e n o sa be ot r a cosa m á s qu e lo qu e
le « h a sido e n se ñ a do por D ios Pa dr e m e dia n t e Cr ist o" , qu e se r V ica r iu s Ch r ist i e s
m a n t e n e r la « pr e se n cia de su pode r com o con t r a pode r r e spe ct o a l pode r de l
m u n do, y n o e n la for m a de dom in a ción a lgu n a , sin o lle va n do la ca r ga
sobr e h u m a n a sobr e h om br os h u m a nos, e n t a l se n t ido, de cía u st e d, e l a u t é n t ico
lu ga r de l Vica r iu s Ch r ist i e s la cr u z.
Así es, y t am bién hoy lo considero correct o. El prim ado se desarrolló desde el com ienzo
com o prim ado del m art irio. En los prim eros t res siglos, Rom a era el lugar precedent e y

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principal de las persecuciones de crist ianos. Mant enerse firm e ant e esas persecuciones y
dar t est im onio de Crist o era la m isión especial de la sede episcopal rom ana.

Se puede considerar com o un hecho de la Providencia el que, en el m om ent o en que el


crist ianism o alcanzó la paz con el Est ado, la sede im perial se haya t rasladado a
Const ant inopla, j unt o al Bósforo. Rom a pasó así a una sit uación com o de provincia. De
ese m odo, el obispo de Rom a podía poner m ás fácilm ent e de relieve la aut onom ía de la
I glesia, su diferenciación respect o del Est ado. No hay que buscar expresam ent e el
conflict o, claro est á, sino, en el fondo, el consenso, la com prensión.

Pero la I glesia, el crist iano, y sobre t odo el papa, debe cont ar con que el t est im onio que
t iene que dar se conviert a en escándalo, no sea acept ado, y que, ent onces, sea puest o en
la sit uación de t est igo, en la sit uación de Crist o sufrient e. Es significat ivo que t odos los
papas de la t em prana I glesia fueran m árt ires. Ser papa no im plica poseer un señorío
glorioso, sino dar t est im onio de Aquel que fue crucificado y est ar dispuest o a ej ercer
t am bién el propio m inist erio de esa m ism a form a, en vinculación a él.

Sin e m ba r go, t a m bié n h a h a bido pa pa s qu e se dij e r on : e l Se ñ or n os h a da do e l


m in ist e r io, a h or a , disfr u t é m oslo.
Sí, eso t am bién form a part e del m ist erio de la hist oria de los papas.

La disposición cr ist ia n a a la con t r a dicción a t r a vie sa t oda su biogr a fía com o e l


dibu j o con st a n t e de u n t e j ido. Com ie n za ya e n su ca sa pa t e r na , donde la
r e sist e n cia a u n sist e m a a t e o se com pr e n día com o sign o ca r a ct e r íst ico de u n a
e x ist e n cia cr ist ia n a . En e l se m in a r io lo a com pa ñ ó u n r e ct or qu e e st u vo pr e so e n
e l ca m po de con ce n t r a ción de D a ch a u . Com o sa ce r dot e com e n zó su la bor e n u n a
com u n ida d pa r r oquia l de M u n ich e n la qu e sus dos pr e de ce sor e s h a bía n sido
e j e cu t a dos por e st a r e n r ola dos e n la r e sist e n cia con t r a los n a zis. D u r a n t e e l
con cilio se opu so a la s indica cion e s de m a sia do e st r e ch a s de la con du cción
e cle sia l. Com o obispo a dvir t ió a ce r ca de los pe ligr os de u n a socie da d de l
bie n e st a r . Com o ca r de n a l se opu so a la r e for m a de l n ú cle o de la fe cr ist ia n a por
cor r ie n t e s a j e n a s a e lla .

Esa s lín e a s fu n da m e n t a le s ¿in flu ye n a h or a e n e l m odo com o con figu r a su


pon t ifica do?
Nat uralm ent e, una experiencia t an larga im plica t am bién una form ación del caráct er, dej a
su im pront a en el pensam ient o y en la acción. Desde luego que no he est ado siem pre en
cont ra por principio. Ha habido m uchas herm osas sit uaciones de ent endim ient o. Cuando
pienso en m i t iem po com o vicario, si bien se percibía ya la eclosión del m undo secular en
las fam ilias, había sin em bargo t ant a alegría en la fe com part ida, en la escuela, con los
niños, con los j óvenes, que yo m e sent ía verdaderam ent e im pulsado por esa alegría. Y así
fue t am bién en el t iem po en que fui profesor.

Mi vida ent era ha est ado at ravesada siem pre t am bién por est a línea de que el
crist ianism o brinda alegría, da am plit ud. En definit iva, la vida se haría insoport able siendo
alguien que est á siem pre y sólo en cont ra. Pero al m ism o t iem po est uvo siem pre
present e, aunque en diferent es dosis, el hecho de que el evangelio se opone a
const elaciones de poder. Com o es nat ural, est o fue especialm ent e drást ico en m i infancia
y j uvent ud, hast a el fin de la guerra, A part ir de 1968, la fe crist iana ent ró cada vez m ás
en cont raposición con respect o a un nuevo proyect o de sociedad, de m odo que t uvo que
hacer frent e una y ot ra vez a opiniones que luchaban poderosam ent e por im ponerse, Por
t ant o, soport ar host ilidad y ofrecer resist encia - aunque una resist encia que sirva para
sacar a luz lo posit ivo- son cosas que pert enecen a la vida crist iana.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Se gú n e l An u a r io Pon t ificio, e l a n u a r io de la I gle sia ca t ólica , sólo e n e l a ñ o 2 0 0 9


e r igió u st e d n u e ve se de s e piscopa le s, u n a pr e fe ct u r a a post ólica , dos n u e v a s
se de s m e t r opolit a n a s y t r e s vica r ia t os a post ólicos. El n ú m e r o de los ca t ólicos se
in cr e m e n t ó n u e va m e n t e e n 1 7 m illon e s, t a n t os com o la su m a de los h a bit a n t e s
de Gr e cia y Su iza . En la s ca si t r e s m il dióce sis n om br ó u st e d 1 6 9 obispos,
Ade m á s, e st á n t oda s la s a u die n cia s, la s h om ilía s, los via j e s, la m u lt it u d de
de cision e s; y a la pa r de t odo e llo h a e scr it o u st e d u n a gr a n obr a sobr e Je sú s
cu yo se gu n do t om o se r á pu blica do e n br e ve .

Ust e d t ie n e h oy 8 3 a ñ os, ¿D e dón de sa ca la fu e r za ?


Ant e t odo debo decir que lo que acaba ust ed de enum erar es un signo de que la I glesia
vive. Cont em plada sólo desde Europa pareciera que se encuent ra en decadencia. Pero
est a es sólo una part e del conj unt o. En ot ros cont inent es crece y vive, est á llena de
dinam ism o. La cant idad de nuevos sacerdot es ha crecido en los últ im os años a niv el
m undial, así com o t am bién el núm ero de sem inarist as. En el cont inent e europeo
experim ent am os sólo un lado concret o, y no t odo el gran dinam ism o del despert ar que
hay realm ent e en ot ras part es y con el que yo m e encuent ro en m is viaj es y a t ravés de
las visit as de los obispos.

Es ciert o que, en realidad, t odo eso sobre exige a una persona de 83 años. Gracias a Dios
hay m uchos buenos colaboradores. Todo se elabora y se lleva a cabo en un esfuerzo
com ún. Yo confío en que Dios m e dará t oda la fuerza que m e hace falt a para hacer lo
necesario. Pero not o t am bién que las fuerzas decaen.

D e t odos m odos, se t ie n e la im pr e sión de qu e e l pa pa podr ía e n se ñ a r a lgu n a s


cosa s t a m bié n com o e n t r e n a dor de e st a do físico.
( El papa ríe.) No lo creo. Nat uralm ent e, hay que organizar bien el t iem po y reparar bien
en cont ar con suficient e descanso, de m odo que, en las ocasiones en que a uno lo
necesit an, est é present e de form a adecuada. En sínt esis, hay que at enerse con disciplina
al rit m o del día y saber para cuándo se necesit a la energía.

¿Ut iliza la bicicle t a e st á t ica qu e le r e ga ló su a n t e r ior m é dico pe r son a l - e l D r .


Bu zzon e t t i- ?
No, no m e alcanza el t iem po para hacerlo, y por el m om ent o no lo necesit o t am poco,
gracias a Dios.

O se a qu e e l pa pa h a ce com o Ch u r ch ill: n a da de de por t e .


¡Así es!

H a bit u a lm e n t e , u st e d se r e t ir a de la Se con da Loggia , e l piso de a u die n cia s de l


Pa la cio Apost ólico, a la s 1 8 h or a s, pa r a r e cibir t oda vía e n su a pa r t a m e n t o pa pa l
a los cola bor a dor e s m á s im por t a n t e s e n la s visit a s pr ogr a m a da s de for m a fij a . A
pa r t ir de la s 2 0 .4 5 , a sí se dice , e l pa pa pa sa a su vida pr iva da . ¿Qu é h a ce u n
pa pa e n su t ie m po libr e , su pon ie n do qu e lo t e n ga ?
¿Qué hace? Por supuest o, t am bién en su t iem po libre t iene que leer y est udiar act as.
Siem pre queda m ucho t rabaj o por hacer. Pero t am bién est án las com idas en com ún con la
fam ilia papal, las cuat ro m uj eres de la com unidad Mem ores Dom ini y los dos secret arios.
Es un m om ent o de dist ensión.

¿Ve n j u n t os t e le visión ?
Veo las not icias con los secret arios, pero a veces vem os t am bién en com ún algún DVD.

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¿Qu é pe lícu la s le gust a n ?


Hay una película m uy bonit a que hem os vist o hace poco sobre la sant a africana Josefina
Bakhit a. Y t am bién nos gust a ver a Don Cam ilo y Peppone.

Se gu r a m e n t e se con oce u st e d de m e m or ia ca da ca pit u lo.


( El papa ríe.) No del t odo.

... o se a qu e t a m bié n se e x pe r im e n t a a l pa pa e n su vida t ot a lm e n t e pr iva da .


Nat uralm ent e. Celebram os j unt os la Navidad. En los días fest ivos escucham os m úsica y
conversam os. Se celebran los onom ást icos y, en ocasiones, cant am os t am bién Vísperas
en com ún. O sea que las fiest as las celebram os j unt os. Y después, apart e de las com idas
en com ún, est án las m isas com unit arias por la m añana. Ese es un m om ent o
especialm ent e im port ant e, en el que, desde el Señor, est am os j unt os de form a
part icularm ent e concent rada.

El pa pa vist e sie m pr e de bla n co. ¿Se pon e a lgun a ve z, e n luga r de la sot a n a , u n


j e r se y in for m a l?
No. Es una herencia que m e dej ó el ant iguo segundo secret ario del papa Juan Pablo I I ,
Mons. Mieczyslaw Mom ycki, quien m e dij o: - El papa llevaba siem pre la sot ana; ust ed
t am bién debe hacerlo- .

Los r om a n os se qu e da r on m u y a som br a dos cu a n do vie r on e n e l ca m ión de


m u da n za s la s pe r t e n e n cia s con la s qu e se t r a sla dó de su ca sa a l Va t ica n o
de spu é s de su e le cción com o e l 2 6 4 º su ce sor de Pe dr o. ¿Am obló u st e d e l
a pa r t a m e n t o pa pa l con su s m u e ble s u sa dos?
Así lo hice con m i est udio. Para m í era im port ant e t ener m i est udio del m ism o m odo com o
había crecido a lo largo de m uchas décadas. En 1954 com pré m i escrit orio y las prim eras
librerías. Después, fue creciendo poco a poco. Allí est án t odos m is libros, conozco cada
rincón, y t odo t iene su hist oria. Por eso, el est udio lo t raj e conm igo ínt egram ent e. Las
dem ás habit aciones fueron am obladas con los m uebles papales.

Algu ie n de scu br ió qu e , a l pa r e ce r , t ie n e u st e d a pe go a los r e loj e s du r a ble s. Lle va


u n r e loj de pu lse r a de los a ñ os se se n t a o se t e n t a , de la m a r ca Ju n gh a n s.
Ese reloj pert enecía a m i herm ana, que m e lo dej ó. Cuando ella m urió, el reloj pasó a m i
propiedad.

Un pa pa n o t ie n e siqu ie r a u n a ca r t e r a pr opia , y ni h a bla r de u na cue n t a


cor r ie n t e . ¿Es cor r e ct o, ve r da d?
Sí, es correct o.

¿Re cibe e l pa pa por lo m e n os m á s a yu da s y con su e los « de lo a lt o» qu e , diga m os,


u n com ú n m or t a l?

Y no sólo de lo alt o. Recibo m uchas cart as de gent e sencilla, de religiosas, m adres,


padres, niños, en las que m e dan alient o. Me dicen: ...Rezam os por t i, no t engas m iedo,
t e querem os. Y adj unt an t am bién regalos de dinero y ot ros pequeños obsequios...

¿El pa pa r e cibe r e ga los de din e r o?


No para m í personalm ent e, sino para poder ayudar a ot ros. Y m e em ociona m ucho que
gent e sencilla m e adj unt e algo y m e diga: «Sé que ust ed t iene m ucho que ayudar; yo
t am bién quiero hacer algo por ello». En ese sent ido m e llegan consuelos de la índole m ás
variada. Tam bién est án las audiencias de los m iércoles, con los diferent es encuent ros. Me
llegan cart as de viej os am igos, en ocasiones t am bién visit as, aunque, com o es nat ural,

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

eso se ha hecho cada vez m ás difícil. Com o siem pre sient o t am bién el consuelo «de lo
alt o», experim ent o al orar la cercanía del Señor en la oración, o en la lect ura de los
Padres de la I glesia veo el resplandor de la belleza de la fe, hay t odo un conciert o de
consuelos.

¿Se h a m odifica do su fe de sde qu e , com o pa st or su pr e m o, e s r e spon sa ble de l


r e ba ñ o de Cr ist o? A ve ce s se t ie n e la im pr e sión de que , a h or a , e sa fe se h u bie se
vu e lt o de a lgu n a m a n e r a m á s m ist e r iosa , m á s m íst ica ...
Míst ico no soy. Pero es verdad que, com o papa, se t ienen m uchas m ás ocasiones para
orar y abandonarse por com plet o a Dios. Pues veo que casi t odo lo que t engo que hacer
es algo que yo m ism o no puedo hacer en absolut o. Ya por ese solo hecho m e veo por así
decirlo forzado a ponerm e en m anos del Señor y a decirle: «Hazlo Tú, si Tú lo quieres».
En est e sent ido, la oración y el cont act o con Dios son ahora m ás necesarios y t am bién
m ás nat urales y evident es que ant es.

D ich o de for m a pr ofa n a : ¿h a y a hor a « m e j or e s con e x ion e s» con e l cie lo, o a lgo
a sí com o u n a gr a cia de l oficio?
Sí, a veces se percibe eso. Por ej em plo, en el sent ido de: acabo de hacer algo que no
puedo en absolut o por m í m ism o. Ahora m e abandono al Señor y not o que cuent o con una
ayuda, que se realiza algo que no proviene de m í m ism o. En ese sent ido se da sin duda la
experiencia de la gracia del oficio.

Ju a n Pa blo I I con t ó u n a ve z qu e su pa dr e le pu so u n día e n la s m a n os u n


or a cion a l con la « Or a ción a l Espír it u Sa n t o» y le dij o qu e de bía r e za r la
dia r ia m e n t e . Y qu e , de spu é s, se fu e da n do cu e n t a poco a poco de lo qu e se
qu ie r e sign ifica r cua n do Je sú s dice qu e los ve r da de r os a dor a dor e s de D ios son
los qu e a dor a n a D ios « e n Espír it u y e n ve r da d» . ¿Qu é sign ifica e so?
Ese pasaj e del Evangelio de san Juan, capít ulo 4, es la profecía de una adoración en la que
ya no habrá t em plo, sino que, sin t em plo ext erior, se rezará en la com unión del Espírit u
Sant o y en la verdad del evangelio, en la com unión con Crist o; donde ya no se necesit a
m ás t em plo, sino la nueva com unión con el Señor resucit ado. Est o sigue siendo siem pre
algo im port ant e, porque represent a un gran giro t am bién desde el punt o de vist a de la
hist oria de las religiones.

¿Y cóm o r e za e l pa pa Be n e dict o?
En lo que t oca al papa, t am bién él es un sim ple m endigo frent e a Dios, y m ás que t odas
las dem ás personas. Por supuest o que rezo siem pre en prim erísim o lugar a nuest ro Señor,
con el que t engo una relación de t ant os años. Pero t am bién invoco al Espírit u Sant o.
Tengo am ist ad con Agust ín, con Buenavent ura, con Tom ás de Aquino. A esos sant os se les
dice: « ¡Ayudadm e! ». Y la Sant ísim a Virgen es de t odos m odos siem pre un gran punt o de
referencia. En est e sent ido m e int erno en la com unión de los sant os. Con ellos, fort alecido
por ellos, hablo ent onces t am bién con Dios, sobre t odo m endigando, pero t am bién dando
gracias, o sim plem ent e con alegría.

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2 . El e scá n da lo de los a bu sos

El pont ificado de Benedict o XVI com enzó con una oleada de ent usiasm o: «Su elección es
una buena not icia, decía incluso el líder de los poscom unist as en I t alia, Massim o D'Arem a.
Según D'Alem a, el nuevo papa t iene «sim pat ía por personas con int elect o y cult ura». En
su prim er año de pont ificado, el papa reunió a casi cuat ro m illones de personas en la plaza
de San Pedro, el doble que su predecesor en su prim er año. De su prim era encíclica
vendieron sólo en I t alia m ás de t res m illones de ej em plares. A la clausura del Encuent ro
Mundial de las Fam ilias en Valencia acudió un m illón de personas para orar y celebrar
j unt o con el papa. Y la buena acogida se m ant uvo: com o decía el sem anario alem án Der
Spiegel, «Desde el Habem us Papam del 19 de abril en Rom a no se ha int errum pido la
benevolencia de la opinión pública hacia el papa Benedict o XVI , Joseph Rat zinger».

¿Le h a sor pr e n dido, o t a l ve z h a st a a su st a do e se é x it o?


Sí, en un ciert o sent ido lo ha hecho. Pero yo sabía que ese efect o no proviene de m i
persona. Lo que salió a la vist a es que la I glesia est á viva. El sufrim ient o de Juan Pablo I I
y su m uert e habían t ocado a la I glesia ent era, y no sólo a ella, sino a la hum anidad. Todos
recordam os cóm o la plaza de San Pedro, Rom a ent era, se llenó de hom bres y m uj eres.
Con ello se creó en ciert a m edida una nueva conciencia respect o del papa y de la I glesia,
y esa consciencia suscit ó de form a obvia la pregunt a: ¿Quién será el nuevo? ¿Cóm o puede
alguien, después de est e gran papa, encarar su m inist erio de m odo que se lo quiera
escuchar, conocer?

O sea que exist e siem pre t am bién la vent aj a de lo nuevo, del est ilo diferent e. En t al
sent ido, yo est aba agradecido y cont ent o de que est o cont inuara, de que la adhesión se
prolongara. Al m ism o t iem po est aba sorprendido de que fuese t an grande y t an viva. Pero
t am bién t enía claro que eso proviene de la cont inuidad int erior con el ant erior pont ificado
y de la vit alidad perm anent e de la I glesia.

D u r a n t e cua t r o a ñ os gobie r n a u st e d fe lizm e n t e , fe licit e r r e gn a n s, com o dice u n a


a n t iqu ísim a fór m u la . El n u e vo pa pa a m plía e l á m bit o de la lit u r gia pe r m it ie n do "
n u e va m e n t e la m isa t r ide n t in a . Anu n cia , e n e l m a r co de l e cu m e n ism o, la m e t a de
la ple n a u n ida d con la s I gle sia s or t odox a s, a la s qu e la I gle sia se h a a ce r ca do
com o n u n ca a n t e s de sde h a ce m il a ñ os. El pa pa podr ía se r m ie m br o de u n
pa r t ido e cologist a con su a ct it u d h a cia los qu e pe ca n con t r a e l m e dio a m bie n t e ,
h a cia la in j u st icia y la gu e r r a ; podr ía ca be r e n la izqu ie r da por la for m a e n qu e
fu st iga e l t u r boca pit a lism o, la br e ch a e n t r e pobr e s y r icos, qu e se h a ce ca da ve z
m á s a m plia . Se pe r cibe u n a r e vit a liza ción de la I gle sia , u n a n u e va
a u t ocon cie n cia . Y, lo qu e n a die cr e ía posible de spu é s de u n giga n t e com o
W oj t yla , logr a u st e d u n a t r a nsición sin r u pt u r a s e n t r e a m bos pon t ifica dos.

Nat uralm ent e, eso ha sido un regalo. Ha sido una ayuda que t odos supieran que Juan
Pablo I I m e apreciaba, que est ábam os en profunda concordancia. Yo m e sé realm ent e un
deudor suyo que, con su m odest a figura, procura cont inuar lo que Juan Pablo I I hizo com o
gigant e.

Com o es nat ural, j unt o a las cosas por las que suscit am os cont radicción y por las que
est am os en m edio del fuego cruzado de la crít ica, siem pre hay t am bién t em as que
int eresan a t odo el m undo y que son recibidos posit ivam ent e.

Mi predecesor experim ent ó t am bién de form a reit erada una gran acept ación com o paladín
de los derechos hum anos, de la paz y de la libert ad. Esos t em as siguen est ando

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present es. Precisam ent e hoy en día, el papa est á obligado a int ervenir en t odo lugar a
favor de los derechos hum anos: es una consecuencia int erior de su fe en la condición del
hom bre com o im agen y sem ej anza de Dios y de su vocación divina.

El papa est á obligado a luchar por la paz, cont ra la violencia y cont ra las am enazas de
guerra. Desde dent ro est á obligado a luchar por la conservación de la nat uraleza, a
oponerse a la dest rucción de la Creación.

Así, pues, hay por nat uraleza m uchos t em as en los que, por así decirlo, la m oralidad va
con la m odernidad. Es que la m odernidad no est á hecha sólo de cosas negat ivas. Si así
fuese, no podría sost enerse por largo t iem po. Ella cont iene grandes valores m orales, que
j ust am ent e provienen del crist ianism o, que han sido t raídos por el crist ianism o a la
conciencia de la hum anidad. Cuando se los sost iene - y el papa t iene que sost enerlos- , hay
consenso en am plios ám bit os. Y nos alegram os de ello. Pero eso no debe hacernos perder
de vist a que hay ot ros t em as que suscit an cont radicción.

El t e ólogo libe r a l Eu ge n Bise r lo cu e n t a ya e n t on ce s « e n t r e los pa pa s m á s


im por t a n t e s de la h ist or ia » . Se gú n Bise r , con Be n e dict o XVI com ie nza u n a
I gle sia e n la qu e , por la invit a ción a la e x pe r ie ncia de D ios, Cr ist o « h a bit a e n los
cor a zon e s de los h om br e s» . Pe r o, de pr on t o, la s cosa s se da n v ue lt a . N os v ie n e a
la m e m or ia su h om ilía de l 2 4 de a br il de 2 0 0 5 , con oca sión de l in icio de su
pon t ifica do, e n la qu e dij o: « Roga d por m í, pa r a que , por m ie do, n o h u ya a n t e los
lobos» . ¿Vislu m br a ba u st e d qu e e st e pon t ifica do le t e n dr ía pr e pa r a dos t a m bié n
t r a m os m u y difícile s de l ca m in o?
Ya lo daba por supuest o. Pero ant e t odo habría que ser m uy reservado en asignar a un
papa que aún est á vivo un puest o det erm inado, sea o no de im port ancia. Sólo con
post erioridad se ve qué rango adquiere algo o alguien en el conj unt o de la hist oria. Pero el
hecho de que no podía quedar t odo siem pre en un feliz consenso era algo m anifiest o
frent e a la const elación de nuest ro m undo, con t odas las grandes fuerzas dest ruct ivas que
hay, con los opuest os que viven en ella, con las am enazas y los ext ravíos. Si sólo hubiese
habido acept ación, debería haberm e pregunt ado con seriedad si realm ent e est aba
anunciando el evangelio en su int egridad.

El le va n t a m ie n t o de la e x com u n ión de cu a t r o obispos de la Fr a t e r n ida d Sa n Pío X


e n e n e r o de 2 0 0 9 e s u n a pr im e r a r u pt u r a . D e spu é s volve r e m os a h a bla r m á s e n
de t a lle sobr e e l t e m a , t a m bié n sobr e e l pe cu lia r t r a sfon do de e st e ca so. D e
pr on t o, e l pa pa t a n a la ba do, de qu ie n se de cía qu e h a bía su scit a do u n a
ve r da de r a « fie br e de Be n ode t t o» , es con side r a do com o el « pa pa
de sa for t u n a do» , com o a lgu ie n qu e pon e e n su con t r a a m e dio m u n do. Los
com e n t a r ios son ca t a st r óficos. El dia r io N e u e Zü r ch e r Ze it u n g. D e Zú r ich , fr e n t e
a u n a ca m pa ñ a a n t ipa pa l de los m e dios qu e n o t ie n e pa r a n gón , se ve in du cido a
h a bla r de u n a « a gr e siva ign or a n cia » de los pe r iodist a s. El filósofo j u dío fr a n cé s
Be r n h a r d- H e n r y Uvy com e n t a qu e , t a n pr on t o com o se h a bla de Be n e dict o XVI ,
t oda discu sión pa sa a e st a r r e gida por " pr e j u icios, fa lt a de sin ce r ida d y h a st a por
la m á s lisa y lla n a de sin for m a ción " .

¿Fu e u n e r r or e l le va n t a m ie n t o de la e x com u n ión ?


Aquí hay que decir t al vez algo sobre el levant am ient o de est a excom unión en cuant o t al.
Es increíble cuánt os disparat es se han difundido, t am bién por part e de erudit os t eólogos.
No es, com o m uchas veces se ha supuest o, que esos cuat ro obispos hayan sido
excom ulgados por su act it ud ant e el Vat icano I I . En realidad, est aban excom ulgados
porque habían recibido la ordenación episcopal sin el m andat o papal. O sea que se act uó
según el canon que rige al respect o, que ya se encont raba en el ant iguo derecho canónico.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Según dicho canon, se pena con excom unión a quienes ordenen obispos sin m andat o
papal, y t am bién a quienes se dej an ordenar de ese m odo. Por t ant o, est aban
excom ulgados porque habían act uado en cont ra del prim ado. Hay una sit uación análoga
en China, donde t am bién hay obispos que fueron ordenados sin el m andat o papal y que,
por eso, han sido excom ulgados.

Ahora bien, cuando un obispo que se halla en dicha sit uación declara su reconocim ient o
del prim ado en cuant o t al y del papa en funciones, se le ret ira la excom unión porque ya
no t iene fundam ent o. Así lo hacem os en China - y de ese m odo esperam os resolver
lent am ent e el cism a- , y así act uam os t am bién en los casos de los que est am os hablando.
En sínt esis: habían sido excom ulgados por la sola razón de que habían sido ordenados sin
m andat o papal y por la sola razón de que, ahora, m anifest aban un reconocim ient o del
papa - aunque no siguiéndolo aún en t odos los punt os- se levant ó su excom unión.

Se t rat a en realidad de un procedim ient o j urídico t ot alm ent e norm al. Aunque debo decir
que, aquí, nuest ro t rabaj o de prensa falló. No se explicó suficient em ent e por qué habían
sido excom ulgados est os obispos y por qué, ahora, ya por razones puram ent e j urídicas,
eran absuelt os de la excom unión.

En la opinión pública se generó la im presión de que Rom a t rat aba de form a m uy


indulgent e a los grupos conservadores, m ient ras que se silenciaba m uy pront o a
prot agonist as liberales y de izquierda.

En est e caso se t rat ó sim plem ent e de una clara sit uación j urídica. El Vat icano I I no est aba
en absolut o en j uego. Tam poco la cuest ión de ot ras post uras t eológicas. Con el
reconocim ient o del prim ado del papa, correspondía j urídicam ent e absolver de la
excom unión a esos obispos, sin que por ello hubiesen recibido oficios en la I glesia o se
hubiese acept ado, por ej em plo, la posición que asum en ant e el Concilio Vat icano I I .

¿Ex ist e u n t r a t a m ie n t o dife r e n t e de , diga m os, gr u pos de de r e ch a o de izqu ie r da ?


No. Todos est án vinculados al m ism o derecho canónico y a la m ism a fe, y t ienen las
m ism as libert ades.

D e l ca so W illia m son volve r e m os a h a bla r e x t e n sa m e n t e m á s a de la n t e .


Ex a ct a m e n t e u n a ñ o de spu é s se cie r n e n sobr e la I gle sia ca t ólica la s n u be s m á s
n e gr a s. Com o de u n pr ofu n do a bism o sa le n a la lu z, pr ove n ie n t e s de l pa sa do,
in n u m e r a ble s e in con ce bible s ca sos de a bu so se x u a l com e t idos por sa ce r dot e s y
r e ligiosos. La s n u be s a r r oj a n su som br a t a m bié n sobr e la se de de Pe dr o. Ya
n a die h a bla m á s de la con dición de in st a n cia m or a l pa r a e l m u n do, r e con ocida
por lo com ú n a u n pa pa . ¿Qu é t a n gr a n de e s e st a cr isis? ¿Es r e a lm e n t e , com o
h e m os podido le e r e n oca sion e s, u n a de la s m a yor e s e n la h ist or ia de la I gle sia ?

Sí, hay que decir que es una gran crisis. Ha sido est rem ecedor para t odos nosot ros. De
pront o, t ant a suciedad. Realm ent e ha sido casi com o el crát er de un volcán, del que de
pront o salió una nube de inm undicia que t odo lo oscureció y ensució, de m odo que el
sacerdocio, sobre t odo, apareció de pront o com o un lugar de vergüenza, y cada sacerdot e
se vio baj o la sospecha de ser t am bién así. Algunos sacerdot es han m anifest ado que ya no
se at revían a dar la m ano a un niño, y ni hablar de hacer un cam pam ent o de vacaciones
con niños.

El asunt o no llegó para m í de form a t ot alm ent e inesperada. Ya en la Congregación para la


Doct rina de la Fe había t enido que ocuparm e de los casos de Est ados Unidos; t am bién
había vist o surgir la sit uación en I rlanda, Pero, a pesar de ello, en est a m agnit ud fue

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igualm ent e un shock inaudit o, Desde m i elección a la sede de Pedro m e había encont rado
ya varias veces con víct im as de abuso sexual. Tres años y m edio ant es, en oct ubre de
2006, había exigido en m i discurso a los obispos de I rlanda sacar a la luz la verdad, hacer
t odo lo necesario para que no se repit an crím enes t an t rem endos, garant izar que se
respet en los principios del derecho y de la j ust icia y, sobre t odo, curar a las víct im as.

Ver de pront o t an enlodado el sacerdocio y, con él, a la m ism a I glesia cat ólica en lo m ás
ínt im o era algo que, realm ent e, prim ero había que asim ilar. Pero al m ism o t iem po, no
había que perder de vist a que en la I glesia exist e lo bueno, y no sólo esas cosas t erribles.

Los casos de abuso en el ám bit o eclesial son m ás graves que en ot ros ám bit os, Quien
t iene una consagración m ás elevada t iene que sat isfacer t am bién exigencias m ás alt as.
Com o ust ed dij o, ya al com ienzo del siglo se conocía una serie de casos de abuso en
Est ados Unidos. Después de que el inform e Ryan pusiese al descubiert o la enorm e
m agnit ud del abuso sexual t am bién en I rlanda, la I glesia se encont ró en un nuevo país
frent e a un m ont ón de añicos. " Llevará generaciones repararlo. Lo, dij o el religioso
irlandés Vincent Tw om ey.

En I rlanda el problem a se plant ea de form a m uy específica: allá exist e una sociedad


cat ólica por así decirlo cerrada, que perm aneció siem pre fiel a su fe cat ólica a pesar de
una opresión de siglos, pero en la que, por lo vist o, pudieron surgir t am bién det erm inadas
act it udes. No puedo analizarlo ahora en det alle. Ver en sem ej ant e sit uación a un país que
ha dado al m undo t ant os m isioneros, t ant os sant os, que se encuent ra t am bién en el
origen de nuest ra fe en Alem ania y donde, hoy com o ayer, sigue habiendo m uchos buenos
sacerdot es, es algo t rem endam ent e est rem ecedor y oprim ent e. Sobre t odo, nat uralm ent e,
para los cat ólicos en la m ism a I rlanda, donde sigue habiendo m uchos buenos sacerdot es,
Cóm o puede haber sucedido est o es algo que es preciso exam inar con t odo det alle, pero
al m ism o t iem po, hem os de ver qué puede hacerse para que no vuelva a suceder algo
sem ej ant e.

Tiene ust ed razón, Es un pecado especialm ent e grave que alguien que, en realidad, debe
ayudar a los hom bres a llegar a Dios, alguien a quien un niño, un j oven se confía para
encont rar al Señor, en lugar de ello abuse de él y así lo alej e del Señor. De ese m odo, la
fe en cuant o t al pierde credibilidad, la I glesia no puede present arse m ás de form a creíble
com o m ensaj era del Señor. Todo est o ha sido para nosot ros un shock y a m í sigue
conm oviéndom e hoy com o ayer hast a lo m ás hondo. No obst ant e, el Señor nos ha dicho
que habrá cizaña en el t rigo, pero que la sem illa, su sem illa, seguirá creciendo. En eso
confiam os.

No es sólo el abuso el que est rem ece, sino t am bién el t rat o que se le ha dado. Los hechos
fueron velados y encubiert os durant e décadas. Una declaración de bancarrot a para una
inst it ución que ha escrit o en su bandera el am or.

Al respect o m e com ent ó algo m uy int eresant e el arzobispo de Dublín. Dij o que el derecho
penal eclesial funcionó hast a los últ im os años de la década de 1950, que si bien no había
sido perfect o - m ucho hay en ello para crit icar- , se lo aplicaba. Pero desde m ediados de la
década de 1960 dej ó sim plem ent e de aplicarse. I m peraba la conciencia de que la I glesia
no debía ser m ás I glesia del derecho, sino I glesia del am or, que no debía cast igar. Así, se
perdió la conciencia de que el cast igo puede ser un act o de am or.

En ese ent onces se dio t am bién ent re gent e m uy buena una peculiar ofuscación del
pensam ient o.

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Hoy t enem os que aprender de nuevo que el am or al pecador y al dam nificado est á en su
rect o equilibrio m ediant e un cast igo al pecador aplicado de form a posible y adecuada. En
t al sent ido ha habido en el pasado una t ransform ación de la conciencia a t ravés de la cual
se ha producido un oscurecim ient o del derecho y de la necesidad de cast igo, en últ im a
inst ancia t am bién un est recham ient o del concept o de am or, que no es, precisam ent e, sólo
sim pat ía y am abilidad, sino que se encuent ra en la verdad, y de la verdad form a part e
t am bién el t ener que cast igar a aquel que ha pecado cont ra el verdadero am or,

En Ale m a n ia la a va la n cha de los a bu sos de scu bie r t os se pu so e n m ovim ie n t o


por qu e , e st a ve z, la m ism a I gle sia sa lió a la pa le st r a de la opin ión pú blica . Un
cole gio de j e su it a s e n Be r lín a visó de los pr im e r os ca sos, pe r o pr on t o se
con ocie r on t a m bié n cr ím e n e s ocu r r idos e n ot r a s in st it u cion e s, y n o sólo e n la s
ca t ólica s. Pe r o ¿por qu é la s r e ve la cione s de Est a dos Un idos e I r la n da n o fu e r on
u t iliza da s com o oca sión pa r a in ve st iga r de in m e dia t o e n ot r os pa íse s, pa r a
pon e r se e n con t a ct o con víct im a s, y a pa r t a r t a m bié n de e se m odo a los a u t or e s,
qu e posible m e n t e e st a ba n a ú n e n a ct ivo?
A la cuest ión en Est ados Unidos reaccionam os de inm ediat o con norm as m ás est rict as,
Adem ás, se m ej oró la cooperación ent re la j ust icia secular y la eclesiást ica, ¿Habría sido
t area de Rom a decir a t odos los países: fij aos si las cosas son así t am bién en vuest ro
caso? Tal vez deberíam os haberlo hecho. Para m í fue de t odos m odos una sorpresa que
t am bién en Alem ania exist iese el abuso en esa m agnit ud.

Qu e los dia r ios y la t e le visión in for m e n in t e n sa m e n t e sobr e t a le s cosa s e st á


de n t r o de l se r vicio de u n a in for m a ción ir r e n u n cia ble . Sin e m ba r go, la
u n ila t e r a lida d de t in t e ide ológico y la a gr e sivida d de cie r t os m e dios a su m ie r on
a qu í la for m a de u n a gu e r r a de pr opa ga n da ca r e n t e de t oda m e dida . Con
in de pe n de n cia de e so, e l pa pa dij o con cla r ida d: « La m a yor pe r se cu ción de la
I gle sia n o pr oce de de los e n e m igos e x t e r n os, sin o qu e n a ce de l pe ca do e n la
I gle sia » .
Salt aba a la vist a que la inform ación dada por la prensa no est aba guiada por la pura
volunt ad de t ransm it ir la verdad sino que había t am bién un goce en desairar a la I glesia y
en desacredit arla lo m ás posible. Pero, m ás allá de ello, debía quedar siem pre claro que,
en la m edida en que es verdad, t enem os que est ar agradecidos por t oda inform ación. La
verdad, unida al am or bien ent endido, es el valor núm ero uno.

Por últ im o, los m edios no podrían haber inform ado de esa m anera si el m al no est uviese
present e en la m ism a I glesia. Sólo porque el m al est aba en la I glesia pudo ser ut ilizado
por ot ros en su cont ra.

Er n st W olfga n g Bock e n for de , u n e x j u e z de l Tr ibu n a l Con st it ucion a l de Ale m a n ia ,


dij o: « La s pa la br a s pr on u n cia da s por e l pa pa Be n e dict o a ñ os a t r á s e n Est a dos
Un idos y a h or a e n su ca r t a a los ca t ólicos de I r la n da n o podr ía n se r m á s
e n é r gica s» . ( Ex t r a ct o de la ca r t a pa st or a l de Be n e dict o XVI a la I gle sia de
I r la n da , de l 1 9 de m a yo de 2 0 1 0 . Se gú n Bock e n for de , la ve r da de r a r a zón de
e st e e qu ívoco de sa r r ollo qu e se ve r ificó du r a n t e dé ca da s se e n cu e n t r a e n u n
m odo h on da m e nt e a r r a iga do de a ct u a r se gú n u n a « r a zón de I gle sia » . El bie n y
e l pr e st igio de la I gle sia e st á n , se gú n e llo, por e n cim a de t odo. En ca m bio, e l
bie n de la s víct im a s pa sa por sí solo a u n se gundo pla no, a pe sa r de que , e n
r e a lida d, son e lla s los qu e n e ce sit a n e n pr im e r ísim o lu ga r la pr ot e cción de la
I gle sia .

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Por supuest o, no es un análisis fácil. ¿Qué significa «razón de I glesia»? ¿Por qué no se
reaccionaba ant es de la m ism a form a en que se reacciona hoy? Tam poco la prensa
recogía ant es est e t ipo de cosas, la conciencia en ese ent onces era diferent e.

Sabem os que j ust am ent e las propias víct im as experim ent an t am bién m ucha vergüenza, y
no necesariam ent e quieren ser arrast radas a la luz pública. Muchas fueron capaces de
m anifest ar lo que les había pasado sólo después de décadas.

Lo im port ant e es, en prim er lugar, cuidar de las víct im as y hacer t odo lo posible por
ayudarles y por est ar a su lado con ánim o de cont ribuir a su sanación; en segundo lugar,
evit ar lo m ás que se pueda est os hechos por m edio de una correct a selección de los
candidat os al sacerdocio; y, en t ercer lugar, que los aut ores de los hechos sean cast igados
y que se les excluya t oda posibilidad de reincidir. En qué m edida t ienen que hacerse
públicos los hechos es, según creo, de por sí una pregunt a que t endrá t am bién diferent es
respuest as en las diferent es fases de conciencia de la opinión pública.

Pero lo que nunca debe suceder es escabullirse y pret ender no haber vist o, dej ando así
que los aut ores de los crím enes sigan com et iendo sus acciones, Por t ant o, es necesaria la
vigilancia de la I glesia, el cast igo para quien ha falt ado, y sobre t odo la exclusión de t odo
ult erior acceso a niños, Com o he dicho, lo que est á prim ero es el am or a las víct im as, el
esfuerzo por hacerles t odo el bien posible a fin de ayudarlos a procesar lo que han vivido.

Ust e d se h a m a n ife st a do e n dife r e n t e s oca sion e s a ce r ca de los CASOS de a bu so,


n o e n ú lt im o t é r m in o e n la ca r t a pa st or a l a los ca t ólicos de I r la n da qu e
a ca ba m os de m e n cion a r . N o obst a n t e , h a n se gu ido a pa r e cie n do sin pa r a r
t it u la r e s com o « El pa pa ca lla a ce r ca de los ca sos de a bu so» , « El pa pa se
e n vu e lve e n sile n cio» , « El pa pa Be n e dict o ca lla a ce r ca de los e scá n da los de
a bu so e n la I gle sia ca t ólica " . ¿N o h a br á a lgu n a s cosa s qu e h a br ía que h a be r
dich o con m á s fr e cu e n cia , o e n voz m á s a lt a, e n u n m u n do t a n r u idoso, qu e se h a
h e ch o t a r do de oídos?

Por supuest o, uno puede pregunt arse eso. En sí, pienso que t odo lo esencial ya se ha
dicho. Lo que se dirigía a I rlanda no fue dicho sólo para I rlanda. En t al sent ido, la palabra
de la I glesia y del papa ha sido t ot alm ent e clara e inequívoca, y se la ha podido escuchar
en t odas part es. En Alem ania t eníam os que dej ar prim ero la palabra a los obispos. Pero
siem pre se puede pregunt ar si el papa no debería hablar con m ás frecuencia. En est e
m om ent o no m e at revería a decidirlo.

Pe r o, e n ú lt im a in st a n cia , e s u st e d quie n t ie n e qu e de cidir lo. Posible m e n t e , u n a


m e j or com u n ica ción h a br ía t e n ido u n e fe ct o posit ivo e n la sit u a ción .
Sí, es correct o. Pero pienso que, por un lado, lo esencial ya se ha dicho realm ent e. Y, en
realidad, el hecho de que no vale sólo para I rlanda est aba claro. Por ot ro lado, com o ya he
dicho, la palabra corresponde en prim er lugar a los obispos. En t al sent ido, seguram ent e
no ha sido erróneo esperar un poco.

La m a yor ía de e st os in cide n t e s su ce dió h a ce dé ca da s. N o obst a n t e , r e pr e se n t a n


u n a ca r ga e spe cia lm e n t e pa r a su pon t ifica do. ¿H a pe n sa do u st e d e n r e n u n cia r ?
Si el peligro es grande no se debe huir de él. Por eso, ciert am ent e no es el m om ent o de
renunciar. Just am ent e en un m om ent o com o est e hay que perm anecer firm e y arrost rar la
sit uación difícil. Esa es m i concepción. Se puede renunciar en un m om ent o sereno, o
cuando ya no se puede m ás. Pero no se debe huir en el peligro y decir: que lo haga ot ro.

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Por t a n t o, ¿pu e de pe n sa r se e n u n a sit ua ción e n la qu e u st e d con side r e a pr opia da


u n a r e n u n cia de l pa pa ?
Sí. Si el papa llega a reconocer con claridad que física, psíquica y m ent alm ent e no puede
ya con el encargo de su oficio, t iene el derecho y, en ciert as circunst ancias, t am bién el
deber de renunciar.

Qu ie n se gu ía e n e sos día s los m e dios de com u n ica ción de m a sa s n o podía de j a r


de t e n e r la im pr e sión de qu e la I gle sia ca t ólica e s u n ú n ico sist e m a de in j u st icia
y de cr ím e n e s se x u a le s. Se gú n se de cía ir r e fle x iva m e n t e , e x ist e u n a r e la ción
in m e dia t a e n t r e doct r in a se x u a l ca t ólica , ce liba t o y a bu so. En se gu n do pla n o
qu e dó e l h e ch o de qu e h a y ca sos se m e j a n t e s e n in st it u cion e s n o ca t ólica s. Se gú n
e l cr im in ólogo Ch r ist ia n Pfe iffe r , de l á m bit o de los cola bor a dor e s de la I gle sia
ca t ólica pr ovie n e a pr ox im a da m e n t e e l 0 ,1 % de los a u t or e s de a bu sos; e l 9 9 ,9 %
pr ovie n e de ot r os á m bit os. Se gú n u n infor m e gu be r n a m e n t a l e st a dou n ide n se , e l
por ce n t a j e de sa ce r dot e s qu e e st u vie r on im plica dos e n ca sos de pe dofilia e n e l
a ñ o 2 0 0 8 e n Est a dos Un idos a scie n de a l 0 ,0 3 % . La pu blica ción pr ot e st a n t e
Ch r ist ia n Scie n ce M on it or pu blicó u n e st u dio se gú n e l cu a l la s I gle sia s
pr ot e st a n t e s de Est a dos Unidos e st á n a fe ct a da s por u n por ce n t a j e m u ch o m á s
e le va do de pe dofilia .

¿Se obse r va y va lor a con u n cr it e r io de sigu a l a la I gle sia ca t ólica e n e l t e m a de


los a bu sos?
( ...)

La s n or m a s se h icie r on a ún m á s e st r ict a s. ¿Qu é con se cu e n cia s e x t r a e e l Va t ica n o


de los n u e vos ca sos qu e se h a n con ocido?
Ahora est as norm as han sido som et idas a una reelaboración, y hace poco fueron
prom ulgadas en una versión definit iva. Siem pre en cont inuidad con las experiencias
realizadas a fin de poder reaccionar m ej or, con m ás exact it ud y de form a m ás correct a a
est a sit uación. Sin em bargo, el solo derecho penal no bast a. Pues una cosa es t rat ar
correct am ent e los casos, pero ot ra es cuidar de que, en lo posible, no ocurran m ás. Con
ese fin hem os hecho llevar a cabo en Est ados Unidos una gran visit a canónica de los
sem inarios. Por lo vist o, aquí ha habido t am bién om isiones, de m odo que no se siguió de
form a suficient em ent e precisa a los j óvenes que parecían t ener un t alent o especial para la
labor con la j uvent ud y t am bién una disposición religiosa, pero en los que habría que
haber reconocido que no eran apt os para el sacerdocio.

Es decir que la prevención es t am bién un aspect o im port ant e. A est o se agrega la


necesidad de una educación posit iva para la verdadera cast idad y para el t rat o correct o
con la sexualidad propia y aj ena. Seguram ent e, respect o de est e punt o hay t am bién
m ucho por desarrollar en lo t eológico así com o en cuant o al clim a correspondient e.
Nat uralm ent e, t am bién t oda la com unidad de fe t endría que int ervenir siem pre con su
pensam ient o y acción en cuant o a las vocaciones y prest ar at ención a los dist int os
candidat os. Por una part e, conducirlos y sost enerlos, y por la ot ra ayudar t am bién a los
superiores a reconocer si las personas son apt as o no. Por t ant o, t iene que ser t odo un
conj unt o de m edidas, por una part e prevent ivas, por la ot ra react ivas, y finalm ent e
posit ivas en la creación de un clim a espirit ual en el que est as cosas puedan elim inarse,
superarse y excluirse lo m ás posible.

Re cie n t e m e n t e se e n con t r ó u st e d e n M a lt a con va r ia s víct im a s de a bu sos. Un a de


e lla s, I ose ph M a gr o, dij o de spu é s: « El pa pa llor ó con m igo, a pe sa r de qu e n o
t ie n e cu lpa a lgu n a de lo qu e m e su ce dió» . ¿Qu é pu do de cir le s a la s víct im a s?

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En realidad, no pude decirles nada especial Pude decirles que m e t oca en lo m ás hondo.
Que sufro con ellos. Y no era sólo una frase hecha, sino que realm ent e m e llega al
corazón. Y pude decirles t am bién que la I glesia hará t odo lo que est é a su alcance para
que est o no vuelva a suceder, y que querem os ayudarles lo m ej or que podam os.
Finalm ent e, que los sost enem os en nuest ra oración y pedim os para que no pierdan la fe
en Crist o, com o la verdadera luz, y en la com unidad viva de la I glesia.

3 . Ca u sa s y opor t u n ida de s de la cr isis

D e for m a in olvida ble h a que da do gr a ba da e n la m e m or ia su de n uncia e n e l


via cr u cis de l vie r n e s sa n t o de 2 0 0 5 , poca s se m a n a s a n t e s de se r e le gido su ce sor
de Ju a n Pa blo I I . « ¡Cu á n t a s ve ce s n os ce le br a m os sólo a n osot r os m ism os sin
da r n os cue n t a de Él! ¡Cu á n t a s ve ce s se de for m a y se a bu sa de su Pa la br a !» Y,
com o a pu n t a n do de sde ya a los a con t e cim ie n t os de l fu t u r o pr óx im o: « ¡Cu á n t a
su cie da d e n la I gle sia y e n t r e los qu e , por su sa ce r docio, de be r ía n e st a r
com ple t a m e n t e e n t r e ga dos a Él!» .

Y a h or a , pr e cisa m e n t e e n e l Añ o Sa ce r dot a l que u st e d m ism o pr ocla m a r a , sa le n


a la lu z t oda s e st a s n e glige n cia s y cr ím e n e s. ¿N o se r á t a m bié n qu e , e n u n a
pe r spe ct iva bíblica , e l de sve la m ie n t o de e st os e scá n da los de be com pr e n de r se t a l
ve z com o u n sign o?
Se podría pensar que el diablo no podía t olerar el Año Sacerdot al y, por eso, nos echó en
cara la inm undicia. Com o si hubiese querido m ost rarle al m undo cuánt a suciedad hay
precisam ent e t am bién ent re los sacerdot es.

Por ot ra part e, podría decirse que el Señor quería probarnos y llam arnos a una
purificación m ás profunda, de m odo que no celebráram os de form a t riunfalist a el Año
Sacerdot al, gloriándonos de nosot ros m ism os, sino com o año de purificación, de
renovación int erior, de t ransform ación y, sobre t odo, de penit encia.

El concept o de penit encia, que es uno de los elem ent os fundam ent ales del m ensaj e del
Ant iguo Test am ent o, se nos ha perdido cada vez m ás. Sólo se quería decir cosas
posit ivas. Pero lo negat ivo exist e, es un hecho. El hecho de que por m edio de la penit encia
se pueda cam biar y dej arse cam biar es un don posit ivo, un regalo. La I glesia ant igua lo
veía t am bién de ese m odo. Ahora hay que com enzar realm ent e de nuevo en espírit u de
penit encia, y al m ism o t iem po no perder la alegría por el 37 sacerdocio, sino
reconquist arla.

Y con m ucha grat it ud puedo decir que así ha sucedido. He recibido de obispos, sacerdot es
y laicos m uchos t est im onios conm ovedores y em ocionant es de grat it ud por el Año
Sacerdot al, que le llegan a uno al corazón. Su t est im onio es: hem os concebido el Año
Sacerdot al com o ocasión para la purificación, com o act o de hum ildad, dej ándonos llam ar
de nuevo por el Señor. Y j ust am ent e por eso hem os vist o t am bién de nuevo la grandeza y
la belleza del sacerdocio. En t al sent ido pienso que est as t erribles revelaciones han sido
t am bién un act o de la Providencia, que nos hace hum ildes, que nos obliga a com enzar de
nuevo.

La s ca u sa s de l a bu so son com ple j a s. Con pe r ple j ida d n os pr e gu n t a m os sobr e


t odo cóm o pu e de fa lt a r de m a n e r a t a n t e r r ible pr e cisa m e n t e a lgu ie n qu e le e a
dia r io e l e va n ge lio y qu e ce le br a la sa n t a m isa , qu e se e x pon e a la a cción de los
sa cr a m e n t os y qu e , e n r e a lida d, de be r ía e st a r for t a le cido por e llos.
Es una pregunt a que t oca realm ent e el m yst erium iniquit at is, el m ist erio del m al, en que
uno se pregunt a: ¿qué pasa por la cabeza de alguien así cuando, por la m añana, se

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

encam ina hacia el alt ar y celebra el sant o sacrificio? ¿Acude acaso a la confesión? ¿Qué
dice en la confesión? ¿Qué consecuencias t iene esa confesión para él? Ella t endría que ser
en realidad el gran inst rum ent o que lo arrancara de nuevo de su est ado y lo obligara a
cam biar.

Es un m ist erio que alguien que se ha consagrado a lo sagrado lo pierda t an


com plet am ent e, y después, hast a pueda perder sus orígenes. Por lo m enos en la
ordenación sacerdot al debe haber t enido un anhelo por lo grande, por lo puro; de ot r o
m odo, no habría hecho esa elección. ¿Cóm o puede alguien caer después de sem ej ant e
m anera?

No lo sabem os. Pero t ant o m ás significa est o que los sacerdot es t ienen que sost enerse
m ut uam ent e, que no deben perderse de vist a; que los obispos son responsables de ello y
que t enem os que suplicar a los fieles que cooperen t am bién ellos en sost ener a sus
sacerdot es. Y veo en las parroquias que el am or al sacerdot e crece t am bién cuando se
reconocen sus debilidades y se asum e la t area de ayudarle en esas debilidades.

Ta l ve z t e n e m os e n pa r t e u n a im a ge n t ot a lm e n t e e quivoca da de la I gle sia , com o


si pu die se e st a r e x e n t a de t a le s cosa s y com o si n o e st u vie se e x pu e st a a
t e n t a cion e s, pr e cisa m e n t e e lla . M e pe r m it o cit a r n ue va m e n t e su m e dit a ción
sobr e e l via cr u cis, don de , e n r e fe r e n cia a la I gle sia , dice : « N os a br u m a n su
a t u e n do y su r ost r o t a n su cios. Pe r o los e m pa ñ a m os n osot r os m ism os [ ...] Con
n u e st r a ca ída t e a r r a st r a m os a t ie r r a , y Sa t a n á s se a le gr a , por qu e e spe r a qu e ya
n u n ca poda m os le va n t a r n os; e spe r a qu e t ú , sie n do a r r a st r a do e n la ca ída de t u
I gle sia , qu e de s a ba t ido pa r a sie m pr e » .
Sí, est o es lo que hoy vem os con nuest ros propios oj os, y lo que se im pone a uno
especialm ent e en la m edit ación del via cr u cis. Aquí aparece con claridad que Crist o no
sufrió en virt ud de cualesquiera causas fort uit as, sino que realm ent e recogió en sus
m anos la hist oria de los hom bres. Su dolor no es para nosot ros una m era fórm ula
t eológica. Verlo y después dej arnos llevar por Él a su lado y no al lado cont rario es un act o
exist encial. En el via cr u cis nos percat am os de que sufre realm ent e por nosot ros. Él ha
asum ido t am bién m i causa. Ahora m e at rae a sí viniendo a m í en la hondura de m í m ism o
y elevándom e hacia sí.

El m al pert enecerá siem pre al m ist erio de la I glesia. Y si se ve t odo lo que hom bres, lo
que clérigos han hecho en la I glesia, eso se conviert e hast a en una prueba de que es Él
quien sost iene a la I glesia y quien la ha fundado. Si ella dependiera solam ent e de los
hom bres, habría sucum bido hace largo t iem po.

La m ayoría de los casos de abuso se regist ra en las décadas de 1970 y 1980. Por ese
m ot ivo, el prefect o de la Congregación para los I nst it ut os de Vida Consagrada, cardenal
Franc Rodé, señaló t am bién en est e cont ext o la decadencia de la fe y el socavam ient o de
la I glesia ent re los fact ores causales de los escándalos. Según Rodé «la cult ura
secularizada penet ró en algunas órdenes de Occident e, cuando, en realidad, precisam ent e
la vida religiosa deberla ser una alt ernat iva a la «cult ura dom inant e», en lugar de
«reflej arla».

Por supuest o, a ello cont ribuyó la const elación espirit ual de los años set ent a, que se fue
abriendo cam ino ya en los años cincuent a, En ese ent onces se desarrolló especialm ent e
la t eoría de que la pedofilia debía considerarse com o algo posit ivo, Sobre t odo se sost uvo
la t esis - que se int roduj o t am bién en la t eología m oral cat ólica- de que no hay algo que
sea m alo en sí m ism o, sino sólo cosas «relat ivam ent e» m alas. Lo bueno y lo m alo
dependen, se decía, de las consecuencias.

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En un cont ext o sem ej ant e, en el que t odo es relat ivo y lo m alo en sí m ism o no exist e, sino
sólo lo relat ivam ent e bueno y lo relat ivam ent e m alo, las personas que t ienen una
inclinación hacia ese com port am ient o se quedaron sin suelo baj o los pies, Por supuest o, la
pedofilia es, en prim er lugar, m ás bien una enferm edad, pero el hecho de que haya
podido act uar y ext enderse de ese m odo ha t enido que ver t am bién con una const elación
int elect ual por la que en la I glesia se habían vuelt o cuest ionables las bases de la t eología
m oral, el bien y el m al, El bien y el m al pasaron a ser int ercam biables, ya no est aban m ás
en clara cont raposición.

Ta m bié n h a con m ovido a la I gle sia e l de scu br im ie n t o de la doble vida de l


fu n da dor de la com u n ida d r e ligiosa de los Le gion a r ios de Cr ist o, M a r cia l M a cie l
D e golla do, H a cía a ñ os qu e se con ocía n a cu sa cion e s de a bu so con t r a M a cie l,
m ue r t o e n Est a dos Unidos e n 2 0 0 8 , La com pa ñ e r a de M a cie l dij o qu e t e n ia dos
h ij os con é l. En M é x ico a h or a se h a ce n oír voce s qu e dice n qu e la s discu lpa s
pú blica s de los Le gion a r ios de Cr ist o n o son su ficie n t e s y qu e h a y qu e disolve r la
com u n ida d.
Lam ent ablem ent e, hem os llegado con m ucha lent it ud y at raso a abordar est as cuest iones.
De alguna m anera est aban m uy bien ocult adas, y sólo desde aproxim adam ent e el año
2000 cont am os con asideros concret os al respect o. En últ im a inst ancia, hacían falt a
t est im onios inequívocos para t ener realm ent e cert eza de que las acusaciones eran ciert as.
Para m í, Marcial Maciel sigue siendo una figura enigm át ica. Por una part e, una vida que,
com o ahora sabem os, se encuent ra fuera de la m oralidad, una vida de avent uras,
disipada, ext raviada. Por ot ra part e, vem os el dinam ism o y la fuerza con la que const ruyó
la com unidad de los Legionarios. Ent ret ant o hem os llevado a cabo una visit a apost ólica y
nom brado a un delegado que, con un grupo de colaboradores, prepara las reform as
necesarias. Nat uralm ent e, hay que hacer correcciones, pero, en t érm inos generales, es
una com unidad sana.

Hay en ella m uchas personas j óvenes que quieren servir con ent usiasm o a la fe. No se
debe dest ruir ese ent usiasm o. Muchos de ellos part ieron de una figura falsa, pero al final
se han vist o llam ados a adherir a una correct a. Est e es el hecho not able, la cont radicción:
que, por así decirlo, un falso profet a haya podido t ener un efect o posit ivo. A esos j óvenes
hay que darles un nuevo alient o. Hace falt a una est ruct ura nueva para que no caigan en el
vacío sino que, rect am ent e conducidos, puedan prest ar un servicio a la I glesia y a los
hom bres.

El ca so M a cie l n o t ie n e pa r a n gón , pe r o a la pa r h a y por t oda s pa r t e s sa ce r dot e s


qu e , se a ocu lt a m e n t e o in clu so a sa bie nda s de su com u n ida d o h a st a de la s
a u t or ida de s de la I gle sia , vive n e n u n a r e la ción de t ipo con yu ga l. El e scá n da lo se
h a ce t a n t o m a yor cu a n do h ij os de e sa s u n ion e s son de r iva dos a or fa n a t os,
m ie n t r a s la I gle sia pa ga los a lim e n t os.
Eso no debe darse. Nada debe haber que sea m ent ira y ocult am ient o. Lam ent ablem ent e,
en la hist oria de la I glesia ha habido t iem pos en los que han aparecido y se han difundido
t ales sit uaciones, part icularm ent e cuando, de alguna m anera, se encuent ran en la línea
del clim a espirit ual de la época. Por supuest o, se t rat a t am bién de un desafío
especialm ent e urgent e para t odos nosot ros.

Cuando un sacerdot e cohabit a con una m uj er hay que verificar si exist e una verdadera
volunt ad m at rim onial y si podrían form ar un buen m at rim onio. Si así fuese, t ienen que
seguir ese cam ino. Si se t rat a de una falt a de la volunt ad m oral pero no exist e una real
vinculación int erior, hay que int ent ar encont rar cam inos de sanación para él y para ella.

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En t odo caso, hay que cuidar de que se haga j ust icia a los niños - que son el bien
prim ordial- y que se les brinde el ám bit o vit al de educación que necesit an.

El problem a fundam ent al es la honradez. El segundo problem a es el respet o por la verdad


de esas dos personas y de los niños a fin de encont rar la solución correct a. Y el t ercero
es: ¿cóm o podem os educar de nuevo a los j óvenes en el celibat o? ¿Cóm o podem os apoyar
a los sacerdot es para que lo vivan de t al m odo que siga siendo un signo t am bién en est e
t iem po, en que no sólo el celibat o se encuent ra en una gran crisis, sino t am bién el
m at rim onio? Muchos afirm an que el m at rim onio m onógam o ya no exist e m as, Es un
desafío enorm e sost ener y elaborar de nuevo am bas cosas, el celibat o y el m at rim onio. El
m at rim onio m onógam o form a part e del fundam ent o sobre el que se basa la civilización de
Occident e, si se derrum ba, se derrum ba algo esencial de nuest ra cult ura.

El e scá n da lo de los a bu sos podr ía lle va r n os a pr e gu n t a r t a m bié n por ot r os ca sos


de a bu so. Por e j e m plo, por e l a bu so de pode r . Por e l a bu so de u n a r e la ción . Por
e l a bu so de la m isión e du ca t iva . Por e l a bu so de los pr opios don e s. En la
An t igüe da d gr ie ga , la t r a ge dia de bía su scit a r e n los e spe ct a dor e s u n a
con m oción , u n e fe ct o pu r ifica dor qu e los h icie r a r e fle x ion a r sobr e su vida . Sólo la
ca t a r sis dispon e a los se r e s h u m a n os pa r a ca m bia r com por t a m ie n t os t a n
fir m e m e n t e a r r a iga dos, ¿N o podr ía la cr isis a ct u a l con ve r t ir se e n u n a n u e va
opor t u n ida d pa r a la I gle sia ?
Ya lo creo, He dicho ant es que el Año Sacerdot al, que se desarrolló de una form a t an
diferent e de la que habíam os pensado, t uvo t am bién un efect o cat árt ico. Y que t am bién
los laicos volvieron a est ar agradecidos por lo que el sacerdocio es en realidad, lo vieron
en una nueva posit ividad, j ust am ent e a t ravés de los peligros y t rast ornos a los que est á
expuest o.

Esa cat arsis es para t odos nosot ros, para la sociedad ent era, pero, nat uralm ent e, sobre
t odo para la I glesia, un llam am ient o a reconocer nuevam ent e los valores que nos
sost ienen, a ver los peligros que nos am enazan, no sólo a los sacerdot es, sino t am bién en
lo m ás hondo a la sociedad en su conj unt o. Saber acerca de los peligros y de la
dest rucción del ent ram ado m oral de nuest ra sociedad debería ser para nosot ros un
llam am ient o a la purificación, Tenem os que volver a reconocer que no debem os vivir
sim plem ent e en la arbit rariedad. Que la libert ad no puede ser arbit rariedad. Que hay que
aprender una libert ad que sea responsabilidad.

4 . La ca t á st r ofe globa l

La cr isis de la I gle sia e s u n a spe ct o, la cr isis de l se cu la r ism o, e l ot r o. La pr im e r a


cr isis podr á se r gr a n de , pe r o la ot r a se a pr ox im a m á s y m á s a u n a ca t á st r ofe
globa l pe r m a n e n t e .

Por e l ca m bio clim á t ico se a m plía e l cin t u r ón t r opica l, su be e l n ive l de los m a r e s.


Los polos se de r r it e n , los a gu j e r os de ozon o n o se cie r r a n . Vivim os t r a ge dia s
com o e l de sa st r e pe t r ole r o e n e l golfo de M é x ico, giga n t e scos in ce n dios
for e st a le s, in u n da cion e s n u n ca vist a s, ola s de ca lor y pe r iodos de se qu ía
in e spe r a dos. El se cr e t a r io ge n e r a l de N a cion e s Un ida s, Ba n Ki- M oon , de sign ó, ya
e n n ovie m br e de 2 0 0 7 , a n t e la Asa m ble a de la ON U e n N u e va Yor k , e l e st a do de l
pla n e t a Tie r r a com o « e x t r e m a da m e n t e a m e n a za do» . Un a com isión
in ve st iga dor a de la ON U h a sost e n ido que a la h u m a n ida d sólo le qu e da n u n os
pocos de ce n ios pa r a lle ga r a u n pu n t o de n o- r e t or n o, a pa r t ir de l cu a l ya e s
de m a sia do t a r de pa r a con t r ola r con la s pr opia s fu e r za s la pr oble m á t ica de l

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m u n do a lt a m e n t e t e cn ifica do. Un a se r ie de e x pe r t os con side r a in clu so ya


a lca n z a do e se pu n t o.

« Con t e m pló D ios t oda su obr a y e st a ba m uy bie n » , dice e l Gé n e sis. Es pa vor oso,
pu e s, e n qu é se h a con ve r t ido e n e st e m om e n t o e se su e ñ o de pla n e t a . La
pr e gu n t a e s: ¿se r á qu e , sim ple m e n t e , la Tie r r a e s in ca pa z de r e sist ir e l e n or m e
pot e n cia l de de sa r r ollo de n u e st r a e spe cie ? ¿Es a ca so qu e n o e st á h e ch a e n
a bsolu t o pa r a que viva m os a qu í de for m a du r a de r a ? ¿O e s qu e h a y a lgo qu e
e st a m os h a cie n do m a l?
El hecho de que no perm anecerem os aquí et ernam ent e nos lo dice la Sagrada Escrit ura, y
nos lo dice t am bién la experiencia. Pero seguram ent e hay algo que est am os haciendo m al.
Pienso que aquí se proyect a la problem át ica del concept o de progreso. La Edad Moderna
se buscó su cam ino al am paro de los concept os fundam ent ales de progreso y libert ad.
Pero ¿qué es progreso? Hoy vem os que el progreso t am bién puede ser dest ruct ivo. En t al
sent ido hem os de reflexionar sobre cuáles son los crit erios que debem os encont rar para
que el progreso sea realm ent e progreso.

El concept o de progreso t enía originalm ent e dos aspect os: por una part e est aba el
progreso del conocim ient o. Por ese progreso se ent endía la capt ación de la realidad. Tal
progreso se dio en una m edida increíble por la com binación de la visión m at em át ica del
m undo y los experim ent os. A t ravés del ADN podem os hoy reconst ruir la est ruct ura de la
vida. Así com o t am bién, en general, la est ruct ura funcional de t oda la realidad. Ent ret ant o
podem os hast a im it ar parcialm ent e esa est ruct ura, y com enzam os ya a const ruir nosot ros
m ism os vida. En ese sent ido, del progreso han surgido t am bién nuevas posibilidades para
los hom bres.

La idea fundam ent al era que el progreso es conocim ient o. Y conocim ient o es poder. Es
decir, si conozco, puedo t am bién disponer de lo que conozco. El conocim ient o ha t raído
consigo poder, pero de una form a en la que, ahora, con nuest ro propio poder som os
capaces al m ism o t iem po de dest ruir el m undo que creem os haber descubiert o por
com plet o.

De ese m odo se ve que, en la com binación que hem os t enido hast a ahora del concept o de
progreso a part ir de conocim ient o y poder, falt a una perspect iva esencial: el aspect o del
bien. Se t rat a de la pregunt a: ¿qué es bueno? ¿Hacia dónde el conocim ient o debe guiar el
poder? ¿Se t rat a solam ent e de disponer sin m ás, o hay que plant ear t am bién la pregunt a
por los parám et ros int ernos, por aquello que es bueno para el hom bre, para el m undo? y
est a cuest ión, pienso yo, no se ha plant eado de m anera suficient e. Ésa es, en el fondo, la
razón por la cual ha quedado am pliam ent e fuera de consideración el aspect o ét ico, dent ro
del cual est á com prendida la responsabilidad ant e el Creador. Si lo único que se hace es
im pulsar hacia delant e el propio poder sirviéndose del propio conocim ient o, ese t ipo de
progreso se hace realm ent e dest ruct ivo.

¿Qu é con se cu e n cia s h a br ía que e x t r a e r de e llo?


Act ualm ent e debería iniciarse un gran exam en de conciencia. ¿Qué es realm ent e
progreso? ¿Es progreso si puedo dest ruir? ¿Es progreso si puedo hacer seleccionar y
elim inar seres hum anos por m í m ism o? ¿Cóm o puede lograrse un dom inio ét ico y hum ano
del progreso? Pero no sólo habría que pensar de nuevo los crit erios del progreso. Apart e
del conocim ient o y del progreso se t rat a t am bién del concept o fundam ent al de la Edad
Moderna: la libert ad, que se ent iende com o libert ad para poder hacerlo t odo.

A part ir de est e m odo de pensar surge la reivindicación de que la ciencia es indivisible. Es


decir, lo que se puede hacer, hay que poder hacerlo. Todo lo dem ás iría cont ra la libert ad.

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¿Es verdad eso? Yo pienso que no. Vem os cóm o el poder del hom bre ha crecido de form a
t rem enda. Pero lo que no creció con ese poder es su pot encial ét ico. Est e desequilibrio se
reflej a hoy en los frut os de un progreso que no fue pensado en clave m oral. La gran
pregunt a es, ahora, ¿cóm o puede corregirse el concept o de progreso y su realidad, y
cóm o puede dom inarse después posit ivam ent e desde dent ro? En t al sent ido hace falt a
aquí una reflexión global sobre las bases fundam ent ales.

La dificu lt a d qu e e n t r a ñ a m odifica r e st os cr it e r ios sobr e e l pr ogr e so n os la h a


m ost r a do con cla r ida d la Con fe r e n cia sobr e e l Ca m bio Clim á t ico de Cope n h a gu e ,
ce le br a da e n dicie m br e de 2 0 0 9 . D ie cisie t e a ñ os n e ce sit a r on los gobie r n os de
e st e m u n do de sde e l e n cu e n t r o de Río pa r a lle ga r h a st a e st a cum br e de cisiva , a
la qu e cie n t íficos, m e dioa m bie n t a list a s y polít icos h a bía n ca lifica do com o u n a de
la s con fe r e n cia s m á s im por t a n t e s de la h ist or ia de la h u m a n ida d. La ba se e r a e l
r e su lt a do de la in ve st iga ción de m á s de m il cie n t íficos qu e , por e n ca r go de l
gr u po de e x pe r t os de N a cion e s Un ida s sobr e e l t e m a ( I PCC) , h a bía n ca lcu la do
qu e la s t e m pe r a t u r a s globa le s sólo de be n in cr e m e n t a r se u n m á x im o de dos
gr a dos a pa r t ir de a h or a . D e pr odu cir se u n ca le n t a m ie n t o m a yor , e l clim a se
de scon t r ola r ía de for m a ir r e ve r sible .

Sin e m ba r go, e l bor r a dor de l com pr om iso de Cope n h a gu e n o con t ie n e n i siqu ie r a


pr e scr ipcion e s con cr e t a s. Con u n a lt o n ive l de pr oba bilida d pu e de de cir se qu e e l
lím it e de dos gr a dos se su pe r a r á . La con se cu e n cia se r ía n t e m pe st a de s,
in u n da cion e s, cose ch a s a r r u in a da s por la se qu ía . ¿N o con fir m a for zosa m e n t e
e st e r e su lt a do a a qu e llos qu e con side r a n a la h u m a n ida d in ca pa z de r e solve r ya
u n a a m e n a za com o e l ca m bio clim á t ico a t r a vé s de u n e sfu e r zo cole ct ivo?
Ést e es, en realidad, el gran problem a. ¿Qué podem os hacer? Frent e a la cat ást rofe que
nos am enaza se ha suscit ado ya en t odas part es el reconocim ient o de que t enem os que
t om ar decisiones m orales. Exist e t am bién una conciencia, m ás o m enos m arcada, de la
responsabilidad global, de que la ét ica no debe referirse ya solam ent e al propio grupo o a
la propia nación, sino que debe t ener en cuent a la Tierra en su conj unt o y a t odos los
hom bres.

En t al sent ido exist e un ciert o pot encial de reconocim ient o en el cam po m oral.

Pero, por ot ra part e, la t raducción de est o m ism o en volunt ad polít ica y en acciones
polít icas se ve am pliam ent e im posibilit ada por la falt a de una disposición a la renuncia.
Est o t endría que reflej arse en los presupuest os nacionales y, en últ im a inst ancia, debería
ser sost enido por los individuos, aunque allí se t rat a, una vez m ás, de la diferent e carga
que se hace pesar sobre los diversos grupos. De ese m odo aparece con claridad que, en
definit iva, la volunt ad polít ica no puede ser eficaz si no exist e en la hum anidad ent era -
sobre t odo en los im pulsores principales del desarrollo y del progreso- una conciencia
m oral nueva y m ás profunda, una disposición a la renuncia que sea concret a y se
conviert a t am bién para el individuo en una norm a de valores para su vida.

Por eso, la pregunt a es la siguient e: ¿cóm o puede la volunt ad m oral, que t odos acept an y
t odos reclam an, llegar a ser una decisión personal? Pues, m ient ras eso no se dé, la
polít ica sigue siendo im pot ent e. Es decir, ¿quién puede lograr que esa conciencia universal
penet re t am bién en lo personal? Sólo puede lograrlo una inst ancia que t oque la
conciencia, que est é cerca de la persona individual y que no se lim it e a convocar
m anifest aciones aparat osas.

En t al sent ido se dirige aquí el ret o a la I glesia. Ella no sólo t iene una gran
responsabilidad, sino que, diría yo, es a m enudo la única esperanza. Pues ella est á t an

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cerca de la conciencia de m uchos seres hum anos que puede m overlos a det erm inadas
renuncias e im prim ir act it udes fundam ent ales en las alm as.

El filósofo Pe t e r Slot e r dij k dij o a ce r ca de la ge st ión globa l de l pla n e t a : « Los


h om br e s son a t e os r e spe ct o de l fu t u r o. N o cr e e n e n lo qu e sa be n in clu so cu a ndo
se le s de m u e st r a de for m a con cluye n t e lo qu e t ie n e qu e ocu r r ir » .
En la t eoría t al vez lo creen. Pero se dicen: a m í no m e t ocará. Y, de t odos m odos, no
m odificaré m i vida. Por últ im o, no sólo est án los egoísm os individuales, opuest os ent re sí,
sino t am bién los egoísm os grupales. Se est á acost um brado a un det erm inado est ilo de
vida y, cuando ést e se ve am enazado, es nat ural que se suscit e una resist encia. Tam bién
son dem asiado pocos los m odelos que se ven acerca de cóm o sería concret am ent e la
renuncia. En t al sent ido, las com unidades religiosas t ienen una im port ancia ej em plar. A su
m anera, ellas pueden experim ent ar ej em plarm ent e que un est ilo de vida de renuncia
racional, m oral, es ent eram ent e pract icable sin t ener que excluir por ello de form a
com plet a las posibilidades de nuest ro t iem po.

En cuant o al buen ej em plo, t am bién el Est ado se m uest ra poco ej em plar. Hoy en día los
gobiernos acum ulan deudas en un nivel nunca vist o. Un solo país com o Alem ania gast a en
el año 2010 nada m enos que 43.900 m illones de euros sólo para el pago de int ereses a
los bancos: o sea, por el hecho de que, aun con t oda la riqueza exist ent e, hem os llevado
un t ren de vida sit uado por encim a de nuest ras posibilidades. Sólo esos pagos de
int ereses bast arían para poner a disposición alim ent os durant e un año para t odos los
niños de los países en desarrollo.

A n ive l m u n dia l, de sde e l e st a llido de la cr isis fin a n cie r a e l e n de u da m ie n t o de los


Est a dos se h a in cr e m e n t a do e n u n 4 5 % , e l m on t o lle ga e n t r e t a n t o a m á s de
cin cu e n t a billon e s de dóla r e s, u n a cifr a in con ce bible , u n a sit u a ción sin
pr e ce de n t e s. Sólo los pa íse s m ie m br os de la Un ión Eu r ope a t om a r on e n 2 0 1 0
m á s de och ocie n t os m il m illon e s de e ur os e n n u e vos cr é dit os. El n u e vo
e n de u da m ie n t o e n e l pr e supu e st o de Est a dos Un idos se sit ú a e n 1 ,5 6 billon e s de
dóla r e s, e l n ive l m á s a lt o de t odos los t ie m pos. El pr ofe sor Ke n n e t h Rogo, de la
Un ive r sida d de H a r va r d, dij o qu e , e n con se cu e n cia , ya n o h a y m á s n or m a lida d,
sin o sólo u n a ilu sión de n or m a lida d. Lo cie r t o e s qu e la s ge n e r a cion e s fu t u r a s
sopor t a r á n la ca r ga de de u da s giga n t e sca s. ¿N o e s a ca so t a m bié n é st e u n
pr oble m a m or a l de e n or m e s dim e n sion e s?
Desde luego, porque vivim os a cost a de las generaciones fut uras. En t al sent ido se
adviert e que vivim os en la falsedad. Vivim os orient ados hacia las apariencias. Y las
grandes deudas se t rat an com o algo de nuest ra propiedad, sin m ás. Tam bién aquí, t odos
se percat an en t eoría de que haría falt a una reflexión, reconocer de nuevo lo que
realm ent e es posible, lo que se puede, lo que se debe. Y sin em bargo, est o m ism o no
penet ra en los corazones de los hom bres.

Más allá de los planes financieros, es indispensable un exam en de conciencia a nivel


global. La I glesia ha int ent ado hacer una aport ación con la encíclica Ca r it a s in Ve r it a t e .
No se dan allí las respuest as que lo resolverían t odo. Pero ya es un paso adelant e colocar
las cosas en ot ra perspect iva y no considerarlas solam ent e desde el punt o de vist a de la
fact ibilidad m at erial y del éxit o, sino desde la perspect iva de que hay una norm at ividad
del am or al prój im o que se orient a por la volunt ad de Dios y no sólo por nuest ros deseos.
En t al sent ido habría que dar im pulsos que correspondan a esa m odalidad de que pueda
darse realm ent e un cam bio de conciencia.

Hem os reconocido el problem a de la dest rucción del m edio am bient e. Pero el hecho de
que para salvar la ecología es preciso, com o condición, salvar nuest ra capa espirit ual de

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ozono y, en especial, salvar nuest ras selvas húm edas espirit uales, es algo que parece
penet rar sólo m uy lent am ent e en nuest ra conciencia. ¿No deberíam os habernos
pregunt ado hace m ucho t iem po qué pasa con la polución del pensam ient o, con la
cont am inación de nuest ras alm as? Muchas de las cosas que adm it im os en est a cult ura de
los m edios y del com ercio corresponden en el fondo a una carga t óxica que, casi
forzosam ent e, t iene que llevar a una cont am inación espirit ual.

El hecho de que hay una cont am inación del pensam ient o que nos conduce ya
ant icipadam ent e a perspect ivas erróneas no puede ignorarse. Liberarnos nuevam ent e de
ello por m edio de una verdadera conversión - por ut ilizar esa palabra fundam ent al de la fe
crist iana- es uno de los desafíos cuya evidencia se ha hecho ya visible a nivel general. En
nuest ro m undo, t an cient ífico y m oderno en su orient ación, concept os sem ej ant es no
t enían ya significación alguna, Una conversión en el sent ido de la fe en una volunt ad de
Dios que nos indica un cam ino se consideraba pasada de m oda y superada. Creo que, sin
em bargo, lent am ent e se va advirt iendo que algo hay de ciert o cuando decim os que
debem os reflexionar para adopt ar una act it ud nueva.

La a ba de sa y m é dica H ilde ga r da de Bin ge n e x pr e só e l n ú cle o de e st e con j u n t o de


cu e st ion e s h a ce y a n ove cie n t os a ños con la sigu ie n t e fór m u la : « Si e l h om br e
pe ca , e l cosm os su fr e » . Com o e scr ibe u st e d e n su libr o sobr e Je sús, los
pr oble m a s de e st a h or a h ist ór ica son con se cu e n cia de qu e se h a de j a do de
e scu ch a r a D ios. En ot r o pa sa j e h a bla u st e d inclu so de u n a « e x t in ción de la lu z
qu e pr ovie n e de D ios.»
Para m uchos, el at eísm o práct ico es hoy la regia norm al de vida. Se piensa que t al vez
haya algo o alguien que en t iem pos rem ot ísim os dio un im pulso inicial al m undo, pero ese
ser no nos incum be en absolut o. Si esa post ura se conviert e en la act it ud general en la
vida, la libert ad no t iene ya m ás parám et ros, t odo es posible y t odo est á perm it ido. Por
eso t am bién es t an urgent e que la pregunt a sobre Dios vuelva a colocarse en el cent ro.
Por supuest o, no se t rat a de un Dios que de alguna m anera exist e, sino de un Dios que
nos conoce, que nos habla y que nos incum be. Y que, después, será t am bién nuest ro j uez.

5 . D ict a du r a de l r e la t ivism o

El e scr it or in glé s Aldou s H u x le y pr e dij o e n 1 9 3 2 , e n su n ove la sobr e e l fu t u r o


t it u la da Un m u n do fe liz, qu e e l a spe ct o ca r a ct e r íst ico de la m ode r n ida d se r ía la
fa lse da d. En la fa lsa r e a lida d con su fa lsa ve r da d - o, e n ge n e r a l, con la a use n cia
de ve r da d- , a l fin a l n a da e s im por t a n t e . N o h a y ve r da d a lgu n a , n o h a y posición
a lgu n a . Y r e a lm e n t e , e n t r e t a n t o se h a lle ga do a con side r a r la v e r da d com o u n
con ce pt o de m a sia do su bj e t ivo com o pa r a qu e t oda vía se pu e da e n con t r a r e n é l
u n pa r á m e t r o de vige n cia ge n e r a l. La dist in ción e n t r e lo a u t é n t ico y lo
in a u t é n t ico pa r e ce h a be r sido su pr im ida . Todo e s, e n cie r t a m e dida , n e gocia ble .
¿Es é st e e l r e la t ivism o con t r a e l cua l a dvie r t e u st e d con t a n t o a h ínco?
Est á a la vist a que el concept o de verdad ha caído baj o sospecha. Por supuest o, es ciert o
que se ha abusado m ucho de él. En nom bre de la verdad se ha llegado a la int olerancia y
la crueldad. En t al sent ido se t iene t em or cuando alguien dice que t al cosa es la verdad o
hast a afirm a poseer la verdad. Nunca la poseem os; en el m ej or de los casos, ella nos
posee a nosot ros. Nadie discut irá que es preciso ser cuidadoso y caut eloso al reivindicar la
verdad. Pero descart arla sin m ás com o inalcanzable ej erce direct am ent e una acción
dest ruct iva.

Gran part e de la filosofía act ual consist e realm ent e en decir que el hom bre no es capaz de
la verdad. Pero, vist o de ese m odo, t am poco sería capaz de ét ica. No t endría parám et ro
alguno. En t al caso sólo habría que cuidar del m odo en que uno m ás o m enos se las

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arregla, y el único crit erio que cont aría sería, en t odo caso, la opinión de la m ayoría. Pero
qué dest ruct ivas pueden ser las m ayorías nos lo ha m ost rado la hist oria recient e, por
ej em plo, en sist em as com o el nazism o y el m arxism o, los cuales han est ado
part icularm ent e en cont ra t am bién de la verdad.

« Se va con st it uye n do u na dict a du r a de l r e la t ivism o - de cla r ó u st e d e n su discu r so


de a pe r t u r a de l cón cla ve - qu e n o r e con oce n a da com o de fin it ivo y qu e de j a com o
ú lt im a m e dida sólo e l pr opio yo y su s a n t oj os»
Por eso es preciso t ener la osadía de decir: sí, el hom bre debe buscar la verdad, es capaz
de la verdad. Es evident e que la verdad necesit a crit erios para ser verificada y falsada.
Tam bién ha de ir acom pañada de t olerancia, pero la verdad nos m uest ra ent onces
aquellos valores const ant es que han hecho grande a la hum anidad, por eso hay que
aprender y ej ercit ar de nuevo la hum ildad de reconocer la verdad y de perm it ir le
const it uirse en parám et ro.

El cont enido cent ral del Evangelio de Juan consist e en que la verdad no puede im poner su
dom inio m ediant e la violencia, sino por su propio poder: Jesús at est igua ant e Pilat o que es
la Verdad y el t est igo de la verdad. Defiende la verdad no m ediant e legiones, sino que, a
t ravés de su pasión, la hace visible y la pone t am bién en vigencia.

En e l m u n do de ve n ido r e la t ivist a , u n n u e vo pa ga n ism o se h a h e cho ca da ve z m á s


con e l dom in io sobr e e l pe n sa m ie n t o y la a cción de l h om br e . Ya de sde h a ce la r go
t ie m po h a qu e da do cla r o con e llo qu e lo qu e se h a e st a ble cido a la pa r de la
I gle sia n o e s sola m e n t e u n e spa cio libr e , u n va cío, sin o a lgo a sí com o u n a n u e va -
I gle sia . Com o e scr ibía u n pe r iódico a le m á n, e l pa pa e n Rom a de be se r obj e t o de
con de n a ya por e l solo h e ch o de qu e , con su s post u r a s, « h a a t e n t a do con t r a la
r e ligión que im pe r a e n e st e pa ís e n la a ct u a lida d, a sa be r , la « r e ligión civil» , ¿Se
h a de sa t a do u n n u e vo Ku lt u r k a m pf, com o h a dich o e n su a n á lisis M a r ce llo Pe r a ?
Pe r a , e x pr e side n t e de l Se n a do it a lia n o, h a bla de u n a « gu e r r a ca m pa l de l
la icism o con t r a e l cr ist ia n ism o» .
Es por com plet o evident e que se est á ext endiendo una nueva int olerancia, hay
parám et ros acost um brados del pensam ient o que se quieren im poner a t odos, así, pues, se
los anuncia en la llam ada «t olerancia negat iva», por ej em plo, cuando se dice que, en
virt ud de la t olerancia negat iva, no debe haber cruz alguna en los edificios públicos. En el
fondo, lo que experim ent am os con eso es la supresión de la t olerancia, pues significa que
la religión, que la fe crist iana, no puede m anifest arse m ás de form a visible.

Por ej em plo, cuando en nom bre de la no discrim inación se quiere obligar a la I glesia
cat ólica a m odificar su post ura frent e a la hom osexualidad o a la ordenación de m uj eres,
quiere decir que ella no debe vivir m ás su propia ident idad y que, en lugar de ello, se hace
de una abst ract a religión negat iva un parám et ro t iránico al que t odo el m undo t iene que
adherir. Ést a es, aparent em ent e, la libert ad, ya por el solo hecho de ser la liberación de lo
que ha regido hast a el present e.

En realidad, sin em bargo, est e desarrollo conduce cada vez m ás a la reivindicación


int olerant e de una nueva religión que aduce t ener una vigencia universal porque es
racional, m ás aún, porque es la razón en si m ism a, que lo sabe t odo y que, por eso
m ism o, señala t am bién el ám bit o que a part ir de ahora debe hacerse norm at ivo para
t odos.

El hecho de que en nom bre de la t olerancia se elim ine la t olerancia es una verdadera
am enaza ant e la cual nos encont ram os. El peligro consist e en que la razón - la llam ada
razón occident al- afirm a que ella ha reconocido realm ent e lo correct o y, con ello,

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reivindica una t ot alidad que es enem iga de la libert ad. Creo que hem os de present ar con
m ucho énfasis ese peligro. A nadie se le obliga a ser crist iano. Pero nadie debe ser
obligado a vivir la «nueva religión» com o la única det erm inant e y obligat oria para t oda la
hum anidad.

La agresividad con la que se present a est a nueva religión ha sido descrit a por el
sem anario Der Spiegel com o «cruzada de los at eos». Es una cruzada que hace escarnio
del crist ianism o com o «locura de Dios» y encasilla la religión com o una m aldición a la que
hay que at ribuir t am bién t odas las guerras.

Ust e d m ism o h a bló ya de « a gr e sion e s su t ile s a la I gle sia , o in clu so ot r a s m e n os


Su t ile s» . Afir m ó qu e , a u n sin qu e e x ist a u n r é gim e n t ot a lit a r io, h oy e n día se
e j e r ce pr e sión pa r a qu e se pie n se com o t odos pie n sa n . Los a t a qu e s a la I gle sia
m u e st r a n « qu e e st e con for m ism o pu e de se r r e a lm e n t e u n a ve r da de r a
dict a du r a » . Pa la br a s du r a s.
Pero la realidad es de hecho t al que se present an det erm inadas form as de
com port am ient o y de pensam ient o com o las únicas racionales y, por t ant o, com o las
únicas adecuadas para los hom bres. El crist ianism o se ve así expuest o a una presión de
int olerancia que, prim eram ent e, lo caricat uriza - com o pert enecient e a un pensar
equivocado, erróneo- , y después, en nom bre de una aparent e racionalidad, quiere quit ar le
el espacio que necesit a para respirar.

Es m uy im port ant e que nos opongam os a sem ej ant e reclam o absolut o, a un t ipo
det erm inado de «racionalidad». No se t rat a, en efect o, de la razón m ism a, sino de la
rest ricción de la razón a lo que se puede reconocer m ediant e la ciencia nat ural. Y al
m ism o t iem po de la m arginación de t odo aquello que vaya m ás allá de ella. Por supuest o,
es verdad que en la hist oria ha habido t am bién guerras por causa de la religión, que la
religión ha llevado t am bién a la violencia...

Pe r o n i N a pole ón , n i H it le r n i la s fu e r za s e st a dou n ide n se s e n Vie t n a m t u vie r on


qu e ve r con lu cha s de fe . Por e l con t r a r io, h a ce se t e n t a a ñ os qu e los sist e m a s
a t e os de Or ie n t e y Occide n t e lle va n e l m u n do a la r u in a , e n u n a é poca a le j a da de
D ios, qu e e l e scr it or e st a dou n ide n se Lou is Agle y lla m ó « u n r é quie m sa t á n ico» .
Pero t ant o m ás sigue siendo t am bién verdad la gran fuerza del bien que ha sido liberada
por la religión, que a t ravés de grandes nom bres - Francisco de Asís, Vicent e de Paul, la
Madre Teresa, et cét era- ha est ado present e y ha resplandecido a lo largo de t oda la
hist oria. A la inversa, las nuevas ideologías han llevado a una suert e de crueldad y
desprecio del hom bre, ant es im pensables porque se hallaba t odavía present e el respet o
por la im agen de Dios, m ient ras que, sin ese respet o, el hom bre se absolut iza a sí m ism o
y t odo le est á perm it ido, volviéndose ent onces realm ent e dest ruct or.

Por ot r a pa r t e podr ía de cir se qu e , e n a t e nción a la igu a lda d de t odos, u n Est a do


de be t e n e r t a m bié n e l de r e ch o de de st e r r a r los sím bolos r e ligiosos de l e spa cio
pú blico, t a m bié n la cr u z de Cr ist o. ¿Pu e de e n t e n de r se e st o?
Aquí hay que plant ear en prim er lugar la siguient e pregunt a: ¿por qué t iene que
dest errarlos? Si la cruz cont uviese una afirm ación que result ara incom prensible o
inadm isible para ot ros, est o sería m ás suscept ible de considerarse, pero el cont enido de la
cruz es que Dios m ism o es un Dios sufrient e, que nos quiere a t ravés de su sufrim ient o,
que nos am a. Es una afirm ación que no agrede a nadie, est o por un lado, y por el ot ro se
encuent ra t am bién, por supuest o, una ident idad cult ural en la que se fundan nuest ros
países, una ident idad que form a posit ivam ent e nuest ros países, que los sost iene desde
dent ro y que sigue configurando t odavía los valores posit ivos y los aspect os
fundam ent ales de la sociedad a t ravés de los cuales se m ant iene circunscrit o el egoísm o y

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se hace posible una cult ura de la hum anidad. Yo diría que una t al expresión cult ural que
se da a sí m ism a una sociedad que vive posit ivam ent e a part ir de ella no puede ofender a
nadie que no com part a la m ism a convicción, y t am poco debe ser dest errada.

En Su iz a los ciu da da n os n o vot a n con t r a la con st r u cción de m e zqu it a s sin o de


m in a r e t e s e n la s m e zqu it a s. En Fr a ncia , e l Pa r la m e n t o pr oh ibió e l u so de l bu r k a .
¿Pu e de n a le gr a r se de e llo los cr ist ia n os?
Los crist ianos son t olerant es, y en ese sent ido dej an t am bién que los dem ás t engan su
propia aut o com prensión. Est am os agradecidos de que en los países que rodean el golfo
Pérsico ( Qat ar, Abu Dabi, Kuw ait ) haya iglesias en que los crist ianos pueden celebrar su
cult o, y deseam os que así sea en t odas part es. Por eso es lógico que, aquí, los
m usulm anes t am bién puedan reunirse en m ezquit as a hacer su oración.

En lo t ocant e al burka, no veo razón alguna para una prohibición general. Se afirm a que
algunas m uj eres no llevan el burka de form a libre y volunt aria, y que se t rat a
propiam ent e de una violación de la m uj er. Por supuest o, con eso no se puede est ar de
acuerdo. Pero si libre y volunt ariam ent e quieren llevarlo, no sé por qué hay que
prohibírselo.

En I t a lia , e l och e n t a por cie n t o de los h a bit a n t e s son ca t ólicos ba u t iza dos. En
Por t u ga l son e l n ove n t a por cie n t o; e n Polon ia , t a m bié n e l n ove n t a por cie n t o; e n
la pe qu e ñ a M a lt a , e l cie n por cie n t o. En Ale m a n ia , m á s de l se se n t a por cie n t o de
la pobla ción pe r t e ne ce a la s dos I gle sia cr ist ia n a s de l pu e blo, y ot r a pa r t e
con side r a ble de la pobla ción , a ot r a s com u n ida de s de fe cr ist ia n a . N o ca be du da
de qu e la cu lt u r a cr ist ia n a occide n t a l e s la ba se de l é x it o y de l bie n e st a r de
Eu r opa . Y sin e m ba r go, h oy e n día , u n a m a yor ía a ce pt a se r dom in a da por u n a
m in or ía de líde r e s de opin ión . Es u n a sit u a ción cur iosa , cua ndo n o h a st a
e squ izofr é n ica .
En est o se ve una problem át ica int erior. Pues, ¿en qué m edida las personas siguen
pert eneciendo t odavía a la I glesia? Por una part e, quieren pert enecer, no quieren perder
ese fundam ent o. Por la ot ra, est án nat uralm ent e form ados y plasm ados en su int erior por
la m odalidad m oderna de pensar. Es la coexist encia y el paralelism o no m adurados de una
volunt ad fundam ent al crist iana y de una nueva cosm ovisión que m arca t oda la vida. En t al
sent ido sigue siendo una suert e de esquizofrenia, una exist encia dividida.

Debem os procurar que am bos aspect os se int erpenet ren, en la m edida en que sean
com pat ibles. Ser crist iano no debe convert irse en algo así com o un est rat o arcaico que de
alguna m anera ret engo y que vivo en ciert a m edida de form a paralela a la m odernidad.
Ser crist iano es en sí m ism o algo vivo, algo m oderno, que configura y plasm a t oda m i
m odernidad y que, en ese sent ido, la abraza en t oda regla.

Aquí se exige una gran lucha espirit ual. Eso m ism o es lo que he expresado en part icular
recient em ent e a t ravés de la fundación de un Consej o Pont ificio para la Nueva
Evangelización. Lo im port ant e es que int ent em os vivir y pensar el crist ianism o de t al
m anera que asum a en sí la buena, la correct a m odernidad, y que al m ism o t iem po se
apart e y dist inga de lo que se ha convert ido en una cont ra religión.

Vist a con m ir a da sobr ia , la I gle sia ca t ólica e s la m a yor or ga n iza ción de l m u n do,
con u n a r e d ce n t r a l or ga n iza da que se e x t ie n de por t odo e l m u n do y qu e
fu n cion a bie n . Tie n e m il doscie n t os m illon e s de m ie m br os, m á s de cu a t r o m il
obispos, cu a t r ocie n t os m il sa ce r dot e s, m illon e s de r e ligiosos. Tie n e m ile s de
u n ive r sida de s, m on a st e r ios, e scu e la s, in st it u cion e s de se r vicio socia l. En pa íse s
com o Ale m a n ia e s, de spu é s de l Est a do, e l m a yor e m ple a dor . N o e s sólo u n a

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m a r ca « pr e m iu m " con dir e ct iv a s in viola ble s, sin o qu e t ie n e u n a ide n t ida d pr opia .


Pose e u n cu lt o pr opio, u n a é t ica pr opia , y lo m á s sa gr a do de lo sa gr a do: la
e u ca r ist ía . Y, sobr e t odo, cue n t a con la le git im a ción de « lo m á s a lt o" y pu e de
a fir m a r de sí m ism a : som os lo or igin a l, r om os los cu st odios de l t e sor o. En
r e a lida d, m á s n o pu e de pe dir se . ¿N o e s a ca so e x t r a ñ o, o in clu so u n e scá n da lo,
qu e e st a I gle sia n o h a ga m uch o m á s de e se pot e n cia l in com pa r a ble ?

Por supuest o, t enem os que pregunt árnoslo. Es el choque de dos m undos espirit uales: el
m undo de la fe y el m undo del secularism o. La pregunt a es: ¿dónde t iene razón el
secularism o? Es decir, ¿dónde la fe t iene que hacer propias las form as y figuras de la
m odernidad y dónde t iene que ofrecer resist encia? Est a gran lucha at raviesa hoy el m undo
ent ero. Los obispos de los países del Tercer Mundo m e dicen: t am bién en nuest ros países
est á present e el secularism o, y allí coincide con form as t odavía com plet am ent e arcaicas.

A m enudo uno se pregunt a realm ent e cóm o es que crist ianos que son personalm ent e
creyent es no poseen la fuerza para hacer que su fe t enga una m ayor eficacia polít ica.
Sobre t odo debem os int ent ar que los hom bres no pierdan de vist a a Dios. Que reconozcan
el t esoro que poseen. Y que, después, part iendo de la fuerza de la propia fe, puedan
confront arse con el secularism o y llevar a cabo el discernim ient o de los espírit us. Est e
enorm e proceso es propiam ent e la gran t area que se nos encom ienda en est a hora. Sólo
podem os esperar que la fuerza int erior de la fe, que est á present e en el hom bre, llegue a
ser después poderosa en el cam po público, plasm ando asim ism o el pensam ient o a nivel
público y no dej ando que la sociedad caiga sim plem ent e en el abism o.

¿N o se podr ía pa r t ir de la ba se de qu e , de spu é s de dos m il a ñ os, e l cr ist ia n ism o


sim ple m e n t e se h a a got a do, de l m ism o m odo com o e n la h ist or ia de la
civiliza ción se a got a r on t a m bié n ot r a s gr a n de s cu lt u r a s?
Si se m ira superficialm ent e y sólo se t iene en el cam po visual el m undo occident al, podría
pensarse de ese m odo. Pero si se m ira m ás a fondo, com o m e es posible j ust am ent e
ahora a t ravés de las visit as de los obispos de t odo el m undo y de m uchos ot ros
encuent ros, se ve que, en est e m om ent o, el crist ianism o est á desplegando al m ism o
t iem po una creat ividad t ot alm ent e nueva.

En Brasil, por ej em plo, hay por una part e un gran crecim ient o de las sect as, a m enudo
m uy cuest ionables porque, en su m ayoría, sólo prom et en prosperidad, éxit o ext erior. Pero
hay t am bién nuevas eclosiones cat ólicas, un dinam ism o de nuevos m ovim ient os, por
ej em plo, los Heraldos del Evangelio, j óvenes llenos de ent usiasm o que han reconocido a
Crist o com o el Hij o de Dios y lo llevan al m undo. Com o m e decía el arzobispo de São
Paulo, allá surgen cont inuam ent e nuevos m ovim ient os. Por t ant o, hay un vigor de
surgim ient o y de nueva vida.

O bien pensem os en lo que significa la I glesia para África. Allá, ella es a m enudo lo único
que perm anece ent re los t rast ornos y dest rucciones de las guerras, es el único refugio
donde se hace algo por los seres hum anos. Ella se com prom et e para que la vida pueda
cont inuar, para que se at ienda a los enferm os, para que puedan venir niños al m undo y
sean educados. Ella es una fuerza de vida que siem pre de nuevo suscit a ent usiasm o y,
después, crea nuevos cam inos.

Con m enor nit idez pero a pesar de ello de form a inequívoca exist e t am bién aquí, en
Occident e, el despert ar de nuevas iniciat ivas cat ólicas que no han sido ordenadas por la
burocracia. La burocracia est á desgast ada y cansada. Est as iniciat ivas vienen de dent ro,
de la alegría de ( ...) j óvenes. Tal vez el crist ianism o asum e ot ro rost ro, t am bién ot ra
figura cult ural. No t iene en sus m anos el puest o de com ando en la opinión pública del

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m undo: son ot ros los que allí gobiernan. Pero es la fuerza vit al sin la cual las dem ás cosas
no seguirían en pie. En t al sent ido, a t ravés de t odo lo que yo m ism o puedo ver y
experim ent ar soy m uy opt im ist a en cuant o a que el crist ianism o se encuent ra ant e un
nuevo dinam ism o.

Sin e m ba r go, a ve ce s se t ie ne la im pr e sión de qu e h u bie se u n a le y n a t u r a l por la


cu a l, e n cie r t a m e dida , e l pa ga n ism o r e cu pe r a u n a y ot r a ve z los t e r r it or ios qu e
h a n sido r ot u r a dos y cu lt iva dos por e l cr ist ia n ism o.
El hecho de que, según la est ruct ura del hom bre, afect ada por el pecado original, el
paganism o eclosione siem pre de nuevo en él es una experiencia que se ext iende a lo largo
de t odos los siglos. La verdad del pecado original se confirm a. Una y ot ra vez el hom bre
vuelve a caer de su fe, quiere volver a ser solam ent e él m ism o, se vuelve pagano en el
sent ido m ás profundo de la palabra. Pero una y ot ra vez se pone t am bién de m anifiest o la
presencia divina en el hom bre. Est a es la lucha que at raviesa t oda la hist oria. Com o dij o
san Agust ín, la hist oria universal es una lucha ent re dos form as de am or: ent re el am or a
sí m ism o - hast a la dest rucción del m undo- y el am or al ot ro - hast a la renuncia a sí
m ism o- . Est a lucha, que se ha podido ver siem pre, est á en curso t am bién en la
act ualidad.

6 . Tie m po de con ve r sión

Al com ie n zo de l t e r ce r m ile n io los pue blos de l m u n do e x pe r im e n t a n u n ca m bio


r a dica l de dim e n sion e s h a st a a h or a in im a gin a ble s, e n lo e con óm ico, lo e cológico
y lo socia l. Los cie n t íficos con side r a n qu e la pr óx im a dé ca da se r á de cisiva pa r a la
su bsist e n cia de e st e pla n e t a .

Sa n t o Pa dr e , u st e d m ism o u t ilizó e n e n e r o de 2 0 0 9 , a n t e diplom á t icos e n Rom a ,


e st a s dr a m á t ica s pa la br a s: « H oy m á s qu e nu n ca , n u e st r o por ve n ir e st á e n j u e go,
a l igu a l qu e e l de st in o de n u e st r o pla ne t a y su s h a bit a n t e s» . Si n o logr a m os
in t r odu cir pr on t o u n ca m bio de a m plia s dim e n sion e s, dice e n ot r a pa r t e ,
a u m e n t a r á t r e m e n da m e n t e e l de sva lim ie n t o y se e st a r á a n t e u n e sce n a r io
ca ót ico. En Fá t im a , su pr é dica a dquie r e ya u n t on o ca si a poca lípt ico: « El h om br e
h a sido ca pa z de de se n ca de n a r u n a cor r ie n t e de m u e r t e y de t e r r or qu e n o logr a
in t e r r u m pir » .

¿Ve u st e d e n los sign os de los t ie m pos la s se ñ a le s de u n a ce su r a qu e ca m bie e l


m u n do?
Hay, por supuest o, signos que nos est rem ecen, que nos int ranquilizan. Pero t am bién hay
ot ros signos que pueden servirnos de punt o de enlace y darnos esperanzas. Ya hem os
hablado ext ensam ent e sobre el escenario de t error y de am enaza. Yo agregaría t odavía
algo m ás, que m e quem a especialm ent e en el alm a desde las visit as de los obispos.

Muchísim os obispos, sobre t odo de Am érica Lat ina, m e dicen que allá, por donde pasa el
corredor del cult ivo y del t ráfico de drogas - y son part es im port ant es de esos países- , es
com o si un m onst ruo m alvado hubiese puest o sus m anos en el país y corrom piera a los
hom bres. Creo que esa serpient e del t ráfico y consum o de drogas abarca t oda la t ierra, es
un poder que no nos im aginam os com o se debe. Dest ruye a la j uvent ud, dest ruye a las
fam ilias, conduce a la violencia y am enaza el fut uro de países ent eros.

Tam bién est o form a part e de las t erribles responsabilidades de Occident e: el hecho de que
necesit a drogas y de que, de ese m odo, crea países que t ienen que sum inist rárselas, lo
que, al final, los desgast a y dest ruye. Ha surgido una avidez de felicidad que no puede

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

conform arse con lo exist ent e. Y que ent onces huye, por así decirlo, al paraíso del
dem onio, y dest ruye a su alrededor a los hom bres.

A est o se agrega ot ro problem a. No podem os siquiera im aginarnos, dicen los obispos, la


dest rucción que t rae consigo el t urism o sexual en nuest ra j uvent ud. Se est án dando allí
procesos ext raordinarios de dest rucción que han nacido de la arrogancia, del t edio y de la
falsa libert ad del m undo occident al.

Se ve que el hom bre aspira a una alegría infinit a, quisiera placer hast a el ext rem o,
quisiera lo infinit o. Pero donde no hay Dios, no se le concederá, no puede darse.
Ent onces, el hom bre t iene que crear por sí m ism o lo falso, el falso infinit o.

Es un signo del t iem po que, precisam ent e com o crist ianos, debe desafiarnos de form a
urgent e. Hem os de poner de m anifiest o - y vivir t am bién- que la infinit ud que el hom bre
necesit a sólo puede provenir de Dios. Que Dios es de prim era necesidad para que sea
posible resist ir las t ribulaciones de est e t iem po. Que t enem os que m ovilizar, por así
decirlo, t odas las fuerzas del alm a y del bien a fin de que en cont ra de est a acuñación
falsa se yerga una verdadera, y de ese m odo pueda hacerse salt ar el circuit o del m al y se
lo det enga.

Con la vist a pu e st a e n e l fin de los r e cu r sos, e l fin de u n a vie j a é poca , e l fin de


u n a de t e r m in a da for m a de vida , n u e va m e n t e y con t oda fu e r za t om a m os
con cie n cia de la fin it u d de la s cosa s e n sí m ism a s, t a m bié n de l fin de la vida e n
ge n e r a l. M u chos ve n ya e n los sign os de e st e t ie m po e l sign o de u n t ie m po fin a l.
Advie r t e n qu e t a l ve z e l m u n do n o su cu m ba , pe r o qu e se e n ca m in a e n u n a n u e va
dir e cción . Y qu e u n a socie da d e n fe r m a , e n la qu e a u m e n t a n sobr e t odo los
pr oble m a s psíqu icos, a n h e la h a st a con á nim o su plica n t e sa n a ción y sa lva ción .

¿N o h a br ía qu e r e fle x ion a r a ce r ca de si e st a n u e va or ie n t a ción pu e de e st a r


r e la cion a da con e l r e gr e so de Cr ist o?
Com o ust ed dice, lo im port ant e es que exist e una necesidad de sanación y que, de alguna
m anera, se puede ent ender de nuevo lo que significa salvación. Los hom bres reconocen
que, si Dios est á ausent e, la exist encia se enferm a y el hom bre no puede subsist ir; que
necesit a una respuest a que él m ism o no es capaz de dar. En t al sent ido, ést e es un
t iem po de advient o que ofrece t am bién m uchas cosas buenas.

Por ej em plo, la gran com unicación con la que cont am os hoy en día puede llevar, por un
lado, a una despersonalización t ot al. En ese caso no se est á m ás que inm erso en el m ar
de la com unicación pero no se produce ya encuent ro alguno con personas. Por el ot ro
lado, sin em bargo, est a com unicación puede const it uir t am bién una oport unidad: por
ej em plo, de que nos percibam os m ut uam ent e, de que nos encont rem os, nos ayudem os,
de que salgam os de nosot ros m ism os.

De ese m odo, m e parece im port ant e no ver sólo lo negat ivo. Debem os percibir, sí, con
t oda agudeza lo negat ivo, pero t am bién t enem os que ver t odas las oport unidades de bien
que se hallan present es, las esperanzas, las nuevas posibilidades que exist en para nuest ra
condición hum ana. En últ im a inst ancia, para anunciar después la necesidad del cam bio,
que no puede producirse sin una conversión int erior.

¿Qu é sign ifica e so, e n con cr e t o?


Est a conversión supone que se coloque nuevam ent e a Dios en prim er t érm ino. Ent onces,
t odo cam bia. Y que se pregunt e por las palabras de Dios para dej ar que ellas ilum inen,

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com o realidades, el int erior de la propia vida. Por así decirlo, debem os arriesgarnos
nuevam ent e a hacer el experim ent o con Dios a fin de dej arlo act uar en nuest ra sociedad.

Se gú n su pr opia com pr e n sión , e l e va n ge lio n o con t ie n e u n m e n sa j e pr ove n ie n t e


de l pa sa do, u n m e n sa j e ya a got a do. Por e l con t r a r io, la pr e se n cia y la din á m ica
de la r e ve la ción de Cr ist o con sist e j u st a m e n t e e n qu e , e n cie r t a m e dida , pr ovie n e
de l fu t u r o, y e s a su ve z de im por t a n cia de cisiva pa r a e l fut ur o de ca da u n o y e l
de t odos. Cr ist o se a pa r e ce r á , « la se gu n da ve z, sin r e la ción ya con e l pe ca do, a
los qu e a le a gu a r da n , pa r a da r le s la sa lva ción » , dice la Ca r t a a los h e br e os.

¿La I gle sia n o de be r ía in for m a r con m u ch a m á s cla r ida d a ce r ca de qu e , se gú n la


Biblia , e l m u n do n o se e n cu e n t r a sólo e n e l t ie m po de spu é s de Cr ist o, sin o, e n
m e dida m u ch o m a yor a ú n , n u e va m e n t e e n e l t ie m po a n t e s de Cr ist o?
Esa fue, en efect o, una inquiet ud de Juan Pablo I I , señalar con claridad que nuest ra
m irada se dirige hacia el Crist o que viene. Es decir que el que ha venido es m ucho m ás
aún el que est á por venir, y que, en esa perspect iva, vivim os la fe en orient ación hacia el
fut uro. Eso im plica que est em os realm ent e en condiciones de exponer de vuelt a el
m ensaj e de la fe desde la perspect iva del Crist o que viene.

A m enudo, esa condición de Crist o que viene se ha proclam ado en fórm ulas que, si bien
son verdaderas, al m ism o t iem po han envej ecido. Ya no le hablan a nuest ra const elación
de vida y, a m enudo, han dej ado de ser com prensibles para nosot ros. O bien ese Crist o
que viene sufre un vaciam ient o t ot al y es falseado en el sent ido de un t ópico m oral
general del que no proviene nada y que no significa nada.

Por t ant o, debem os procurar decir realm ent e la sust ancia en cuant o t al, pero decirla de
form a nueva. Jürgen Haberm as dij o que es im port ant e que haya t eólogos que puedan
t raducir el t esoro que se conserva en su fe de t al m odo que, en el m undo secular, sea una
palabra para est e m undo. Tal vez él lo ent iende de m anera algo diferent e que nosot ros,
pero t iene razón en que el proceso int erior de t raducción de las grandes palabras a la
im agen verbal y concept ual de nuest ro t iem po est á avanzando, pero aún no se ha logrado
realm ent e. Y est o sólo puede conseguirse si los hom bres viven el crist ianism o desde Aquel
que vendrá. Sólo ent onces podrán t am bién expresarlo en palabras. La afirm ación, la
t raducción int elect ual, presupone la t raducción exist encial. En t al sent ido son los sant os
los que viven el ser crist iano en el present e y en el fut uro, y a part ir de su exist encia el
Crist o que viene puede t am bién t raducirse de m odo de hacerse present e en el horizont e
de com prensión del m undo secular. Ést a es la gran t area frent e a la cual nos
encont ram os.

Los ca m bios de n u e st r o t ie m po t r a j e r on t a m bié n con sigo ot r a s for m a s de vida ,


pe r o t a m bié n u n a n u e va pe r ce pción de la I gle sia . Los a va n ce s de la in ve st iga ción
m é dica pla n t e a n r e t os é t icos e n or m e s. Ta m bié n e x ige r e spu e st a s e l n u e vo
u n ive r so de I n t e r n e t . Au n qu e ya e r a u n h om br e a n cia no y e n fe r m o. Ju a n XXI I I
r e cogió e l ca m bio pr odu cido de spu é s de la s dos gu e r r a s m u n dia le s pa r a
in t e r pr e t a r , com o dice e n la bu la de con voca ción H u m a n a e Sa lu t is, de l 2 5 de
dicie m br e de 1 9 6 1 , e n u n con cilio los sign os de los t ie m pos.

¿Lo im it a r á Be n e dict o XVI ?


Bueno, Juan XXI I I hizo un gest o grande e irrepet ible al confiar a un concilio universal el
ent ender hoy de nuevo la palabra de la fe. El concilio cum plió sobre t odo el gran com et ido
pendient e de definir de nuevo t ant o la vocación de la I glesia com o su relación con la
m odernidad, así com o t am bién la relación de la fe para con est e t iem po y sus valores.
Pero t raducir lo dicho a la exist encia y perm anecer, al hacerlo, en la cont inuidad int erna

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de la fe es un proceso m ucho m ás difícil que el m ism o concilio. Sobre t odo porque el


concilio ha llegado al m undo en la int erpret ación de los m edios, y no t ant o con sus propios
t ext os, que casi nadie lee.

Creo que nuest ra gran t area ahora, después de que se han aclarado algunas cuest iones
fundam ent ales, consist e, ant e t odo, en sacar nuevam ent e a la luz la prioridad de Dios.
Hoy lo im port ant e es que se vea de nuevo que Dios exist e, que Dios nos incum be y que Él
nos responde. Y que, a la inversa, si Dios desaparece, por m ás ilust radas que sean t odas
las dem ás cosas, el hom bre pierde su dignidad y su aut ént ica hum anidad, con lo cual se
derrum ba lo esencial. Por eso, creo yo, hoy debem os colocar, com o nuevo acent o, la
prioridad de la pregunt a sobre Dios.

¿Pie n sa u st e d qu e la I gle sia ca t ólica podr ía pr e scin dir r e a lm e n t e de l Con cilio


Va t ica n o I I I ?
Hem os t enido en t ot al m ás de veint e concilios. Seguram ent e, en algún m om ent o habrá de
nuevo ot ro. Por el m om ent o no veo que est én dadas las condiciones para hacerlo. Creo
que en est e m om ent o el inst rum ent o correct o son los sínodos, en los que el episcopado
ent ero est á represent ado y, por así decirlo, se encuent ra en un m ovim ient o de búsqueda,
m ant iene en unión a la I glesia ent era y, al m ism o t iem po, la lleva hacia delant e. Que en
alguna ocasión llegue de nuevo el m om ent o de hacer un gran concilio deberíam os dej arlo
en m anos del fut uro.

Por el m om ent o necesit am os sobre t odo los m ovim ient os espirit uales en los que la I glesia
universal recoge las experiencias del t iem po y, sim ult áneam ent e, part iendo de las
experiencias int eriores de la fe y de su fuerza, coloca hit os y, de ese m odo, hace
nuevam ent e de la presencia de Dios el punt o cent ral.

Com o su ce sor de Pe dr o, u st e d t r a e sie m pr e de n u e vo a la m e m or ia e l « pla n »


de cisivo qu e e x ist e pa r a e st e m u n do. N o u n pla n A o u n pla n B, sin o e l pla n de
D ios. Ta l y com o u st e d m ism o a n u n ció, « D ios n o e s in dife r e n t e fr e n t e a la
h ist or ia de la h um a n ida d» , y, e n ú lt im a in st a ncia , Cr ist o e s « e l Se ñ or de t oda la
cr e a ción y de t oda la h ist or ia » . Ka r ol W oj t yla t u vo la m isión de con du cir a la
I gle sia e n su pa so ha cia e l t e r ce r m ile nio. ¿Cuá l e s la m isión de Jose ph
Ra t zin ge r ?
Yo diría que no habría que fragm ent ar dem asiado la hist oria. Est am os t ej iendo t odos en
un t apiz com ún. Karol Woj t yla fue, por así decirlo, regalado por Dios a la I glesia en una
sit uación m uy det erm inada, crít ica, en la que, por una part e, est aba la generación
m arxist a, la generación del 68, que cuest ionaba la t ot alidad de Occident e, y en la que, por
el cont rario, el socialism o real se desint egró. Abrir en m edio de est a cont raposición la
salida hacia la fe y señalarla com o el cent ro y el cam ino fue un m om ent o hist órico de
índole especial.

No t odo pont ificado debe t ener una m isión t ot alm ent e nueva. Ahora se t rat a de cont inuar
eso m ism o y de capt ar el dram at ism o del t iem po, seguir sost eniendo en él la palabra de
Dios com o la palabra decisiva y dar al m ism o t iem po al crist ianism o aquella sencillez y
profundidad sin la cual no puede act uar.

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I I . EL PON TI FI CAD O

7 . H a be m u s Pa pa m

Poca s ve ce s se ha vola do a n t e s e n u n a e le cción pa pa l de for m a t a n r á pida y


u n á n im e . Se gú n r e la t a e l ca r de n a l W a lt e r Ka spe r , de la Cu r ia r om a n a , ya
de spu é s de la s pr im e r a s vot a cion e s se dio e n la Ca pilla Six t in a u n " diná m ico
m ovim ie n t o h a cia e l « N u e vo pa pa » . Ust e d m ism o r e zó e n e l cón cla ve u n a
j a cu la t or ia com o la qu e se con oce de l h u e r t o de Ge t se m a n í: « ¡Se ñ or , n o m e
h a ga s e st o! ¡Tie n e s a ot r os m á s j óve n e s y m e j or e s!» .

Ver lo increíble hecho realidad fue realm ent e un shock. Yo est aba convencido de que había
ot ros m ej ores y m ás j óvenes. Por qué m e hacía est o el Señor, t enía que dej arlo en sus
m anos. Yo int ent é m ant ener la serenidad, confiando plenam ent e en que, ahora, Él m e iba
a conducir. Tendría que fam iliarizarm e lent am ent e con lo que puedo hacer, y m e lim it aría
siem pre al siguient e paso.

Just am ent e considero m uy im port ant e para m i vida ent era esa frase del Señor: no os
preocupéis por el m añana, cada día t iene su propio afán. El afán de un día es suficient e
para el hom bre; m ás no puede soport ar. Por eso procuro concent rarm e en solvent ar el
afán del día de hoy y dej ar lo ot ro al día de m añana.

En e l ba lcón de la ca t e dr a l de Sa n Pe dr o dij o u st e d con voz t e m blor osa e n su


pr im e r a a pa r ición , qu e , de spu é s de l « gr a n pa pa Ju a n Pa blo I I » , D ios h a bía
e le gido a « u n sim ple y h u m ilde t r a ba j a dor de la villa de l Se ñ or » . Lo con sola ba e l
h e ch o de qu e e l Se ñ or « sa be t r a ba j a r y a ct u a r in clu so con in st r um e n t os
in su ficie n t e s» . ¿Fu e é sa ya u n a e x pr e sión de m ode st ia pon t ificia ? A fin de
cu e n t a s, h a bía bu e n a s r a zon e s pa r a su e le cción . N a die e n fr e n t ó com o lo h izo
u st e d com o t e ólogo de for m a t a n a bie r t a e in t e n sa los gr a n de s t e m a s: e l
r e la t ivism o de la socie da d m ode r n a , la discu sión in t r a e cle sia l sobr e la s for m a s,
r a zón y fe e n la e r a de la cie n cia m ode r n a . Com o pr e fe ct o de la Con gr e ga ción
pa r a la D oct r in a de la Fe con t r ibu yó u st e d a da r su im pr on t a a l a n t e r ior
pon t ifica do. Ba j o su con du cción su r gió e l Ca t e cism o de la I gle sia Ca t ólica , u n o de
los e n or m e s e m pr e n dim ie n t os de la e r a W oj t yla .

Si bien es verdad que t uve una función de conducción, no hacía nada solo, sino que podía
t rabaj ar en equipo. Precisam ent e com o uno ent re m uchos que t rabaj a en la cosecha en la
viña del Señor. Tal vez, com o capat az, pero igualm ent e com o alguien que no est á hecho
para ser el prim ero y para llevar la responsabilidad por el conj unt o. Lo único que m e
quedó, pues, fue que, j unt o a los grandes, t iene que haber t am bién pequeños papas que
den lo suyo. En ese sent ido dij e lo que en ese m om ent o era realm ent e m i sent ir.

Ust e d e st u vo 2 4 a ñ os j u n t o a Ju a n Pa blo I I y con oció la Cu r ia com o n in gú n ot r o.


Pe r o ¿cu á n t o t ie m po pa só h a st a qu e se dio cu e n t a ca ba lm e n t e de lo giga n t e sca s
qu e son r e a lm e n t e la s dim e n sion e s de e st e m in ist e r io?
Muy pront o se da uno cuent a de que se t rat a de un enorm e m inist erio. Cuando se sabe
que ya com o vicario, com o párroco, com o profesor, se t iene una gran responsabilidad, se
puede hacer fácilm ent e una ext rapolación para est im ar qué enorm e carga pesa sobre
aquel que t iene responsabilidad por t oda la I glesia. Pero t ant o m ás debe ser uno
conscient e de que no lo hace solo. De que, por una part e, lo hace con la ayuda de Dios, y,
por la ot ra, en un gran t rabaj o conj unt o. El Vat icano I I enseñó con razón que la
colegialidad es const it ut iva para la est ruct ura de la I glesia, que el papa sólo puede ser el

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prim ero dent ro del conj unt o, y no alguien que, com o un m onarca absolut o, t om e
decisiones solit arias y lo haga t odo por sí solo.

Sa n Be r n a r do de Cla r a va l e scr ibió e n e l siglo XI I , a in st a n cia s de l pa pa Eu ge n io


I I I , u n e x a m e n de con cie n cia t it u la do D e con side r a t ion e a d Euge n iu m Pa pa m
( Sobr e la con side r a ción , a l pa pa Eu ge n io) , Be r n a r do t e n ia u n a ín t im a a ve r sión a
la Cu r ia r om a n a y r e com e n dó a l pa pa sobr e t odo la vigila n cia . Se gú n Be r n a r do,
e n e l t r a j ín de los qu e h a ce r e s e l pa pa t ie n e qu e m a n t e n e r la dist a ncia , con se r va r
la visión de con j u n t o y se gu ir sie n do ca pa z de t om a r de cision e s fr e n t e a los
a bu sos qu e r ode a n de m a n e r a e spe cia l a u n pa pa , Be r n a r do m a n ifie st a com o su
pr in cipa l t e m or , sobr e t odo, « qu e , r ode a do de ocu pa cion e s, cu yo n ú m e r o n o de j a
de cr e ce r y cu yo fin n o ve s, e n du r e zca s t u r ost r o" .

¿Pu e de com pr e n de r u st e d a h or a e st a s « con side r a cion e s» por e x pe r ie n cia


pr opia ?
Nat uralm ent e, el De considerat ione de san Bernardo es una lect ura obligada para t odo
papa, La obra cont iene grandes cosas, por ej em plo: " Recuerda que no eres el sucesor del
em perador Const ant ino, sino el sucesor de un pescador.

El t ono fundam ent al es el que ust ed ha insinuado: ¡no perderse en el act ivism o! Habría
t ant o que hacer, que se podría t rabaj ar sin int errupción, Y j ust am ent e eso es Erróneo. No
perderse en el act ivism o significa m ant ener la considerat io, la circunspección, la
penet ración clarivident e, la visión, el t iem po de la ponderación int erior, del ver y t rat ar
con las cosas, con Dios y sobre Dios. En sí, no pensar que hay que t rabaj ar sin
int errupción es im port ant e para t odo el m undo, por ej em plo, para t odo aquel que gest ione
una em presa, y t ant o m ás para un papa, t iene que dej ar m uchas cosas en m anos de ot ros
para conservar la visión int erior de conj unt o, el recogim ient o, del cual puede provenir
ent onces la visión de lo esencial.

N o obst a n t e , n o de j a de t e n e r se la im pr e sión de qu e e l pa pa Be n e dict o t r a ba j a


sin in t e r r u pción , de qu e n o se pe r m it e pa u sa a lgu n a .
¡No, no!

Ust e d e s u n o de los m á s ce losos, t a l ve z e l m á s ce loso t r a ba j a dor de e n t r e los


pa pa s.
Pero eso incluye siem pre t am bién la reflexión, la lect ura de la Sagrada Escrit ura, el
considerar qué m e dice ella. No se debe uno lim it ar sim plem ent e a leer act as.

Tam bién en est e punt o leo t odo lo que puedo, pero t engo m uy present e el llam am ient o de
san Bernardo en el sent ido de que uno no debe perderse en el act ivism o.

Pa blo VI e scr ibió e n su dia r io, la t a r de de su e le cción com o pa pa : " M e e n cue n t r o


e n los a pose n t os pa pa le s. Te n go u n a pr ofu n da im pr e sión de de sa zón y a l m ism o
t ie m po de con fia n za . D e spu é s, e s de n och e , h a y or a ción y sile n cio; n o, n o e s
sile n cio: e l m u n do m e obse r va y a sa lt a , Te n go qu e a pr e n de r a a m a r de ve r da d a
la I gle sia t a l com o e s, a l m u n do t a l com o e s.

¿Ex pe r im e n t a ba t a m bié n u st e d, a l com ie n zo, a se m e j a n za de Pa blo VI , u n poco


de t e m or fr e n t e a la s m a sa s a n t e la s qu e de bía pr e se n t a r se ? Pa blo VI h a bía
lle ga do a pe n sa r e n su spe n de r n u e va m e n t e la or a ción de l á n ge lu s de sde e l
Pa la cio Apost ólico.

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Escr ibió: « ¿Qu é e s e st a n e ce sida d de ve r a u n a pe r sona ? N os h e m os con ve r t ido


e n e spe ct á cu lo» .
Sí, ent iendo m uy bien las sensaciones de Pablo VI . La pregunt a es: ¿realm ent e es correct o
que uno se ofrezca siem pre de nuevo a la m ult it ud y se dej e m irar com o una est rella del
espect áculo? Por ot ra part e, los hom bres t ienen un anhelo fuert e de ver al papa. No se
t rat a t ant o del cont act o con la persona, sino del cont act o físico con ese m inist erio, con el
represent ant e de lo sagrado, con el m ist erio de que hay un sucesor de Pedro, uno que
debe represent ar a Crist o, En est e sent ido hay que acept arlo y no t om ar com o un agasaj o
personal el j úbilo dirigido a uno m ism o.

¿Tie n e m ie do de u n a t e n t a do?
No.

La I gle sia ca t ólica e s e l pr im e r y m a yor globa l pla ye r de la h ist or ia u n ive r sa l.


Pe r o, com o se sa be , n o e s u n a e m pr e sa , y e l pa pa n o e s u n dir ige n t e de e m pr e sa ,
¿Qu é e s dife r e n t e r e spe ct o de la con du cción de u n im pe r io m u lt in a cion a l de
n e gocios?
Bueno, no som os un est ablecim ient o de producción, no som os una em presa que aspira a
obt ener ganancias, som os I glesia. Es decir, som os una com unidad de personas que se
encuent ra afincada en la fe. La t area no es elaborar algún product o o t ener éxit o en la
vent a de m ercancías. La t area consist e, en cam bio, en vivir ej em plarm ent e la fe,
anunciarla y, al m ism o t iem po, m ant ener a est a m ism a com unidad de adherent es
volunt arios, que se ext iende a t ravés de t odas las cult uras, naciones y t iem pos y no se
basa en int ereses ext ernos, en una relación int erior con Crist o y, de ese m odo, con Dios.

¿H a com e t ido e r r or e s a l com ie n zo?


Probablem ent e. Pero no podría decirlo ahora en det alle. Tal vez m ás t arde se com et en
incluso m ás errores, porque ya no se es t an cuidadoso.

¿N o se se n t ía a l com ie n zo u n poco opr im ido t a m bié n por e l se n t im ie n t o de


e n cie r r o? Se gú n se a fir m a , y por de cir lo con u n dich o popu la r , e l pa pa se t om a
t a m bié n a ve ce s la s de Villa die go,

No, no lo hago. Pero el hecho de que ya no se pueda hacer sin m ás un paseo, visit ar a
am igos, est ar sim plem ent e en el propio t erruño, de vuelt a com o ent onces en m i casa en
Pent ling, baj ar con m i herm ano a la ciudad, ir a cualquier rest aurant e y ver algo solo y
con m is propios oj os, es nat uralm ent e una pérdida, Pero cuant o m ás viej o se hace uno,
t ant o m enos iniciat iva se t iene, y en t al sent ido se soport a t am bién con m ás facilidad esa
pérdida.

Algu n os pie n sa n qu e e l pa pa se e n cu e n t r a e n u n a su e r t e de a isla m ie n t o. Pie n sa n


qu e sólo r e spir a a ir e filt r a do y qu e n o se e n t e r a ve r da de r a m e n t e de lo qu e pa sa
« a fu e r a " , Cr e e n qu e n o con oce m u y bie n la s pr e ocu pa cion e s y la s dificu lt a de s de
los h om br e s.
Por supuest o, no puedo leer t odos los periódicos ni encont rarm e ilim it adam ent e con
gent e. Pero, según creo, pocas son las personas que t ienen t ant os encuent ros com o yo.
Sobre t odo son im port ant es para m í los encuent ros con los obispos del m undo ent ero. Son
hom bres que est án con am bos pies en la t ierra, y que no vienen porque quieran algo, sino
para hablar conm igo sobre la I glesia y sobre la vida en sus lugares de proveniencia. De
ese m odo puedo encont rarm e de form a m uy hum ana, personal y realist a con las cosas de
est e m undo y hast a observarlas desde una perspect iva m ás cercana que desde el
periódico. De ese m odo recibo m ucha inform ación de t rasfondo.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

En ocasiones viene con ellos t am bién la m adre o una herm ana o un am igo, que quier e
decirm e una u ot ra cosa. No se t rat a ent onces de visit as oficiales, sino con acent os m uy
personales. Com o es nat ural, t am bién la com unidad dom ést ica papal es m uy valiosa para
m í. A ello se agregan las visit as de am igos de los viej os t iem pos. En sum a, podría decir
que no vivo en un m undo art ificial de personalidades cort esanas, sino que, a t ravés de
m uchos encuent ros, com part o de form a m uy direct a y personal la vivencia del m undo
norm al de est a vida cot idiana y de est e t iem po.

¿Sigu e e l pa pa dia r ia m e n t e la s n ot icia s?


Tam bién, por supuest o.

En la hist or ia se ha da do ya u na coe x ist e n cia de pa pa y a n t ipa pa . Pe r o r a r a s


ve ce s - o t a l ve z n u n ca a ú n - h a h a bido dos su ce sor e s de Pe dr o cu yos pon t ifica dos
se h a ya n fu n dido t a n t o h a st a for m a r e n cie r t o m odo u n a su e r t e de pon t ifica do
de l m ile n io com o lo h a n h e ch o Ju a n Pa blo I I y Be n e dict o XVI . A su pr e de ce sor le
im por t a ba n de sa r r ollos e r r ón e os de la socie da d a n ive l globa l, e n pa r t icu la r e n
Eu r opa de l Est e ; hoy, e l a ce n t o r e ca e m á s e n la I gle sia m ism a .

¿Podr ía de cir se que a qu e llo e n lo qu e Ju a n Pa blo I I y Be n e dict o XVI se


dife r e n cia n e s pr e cisa m e n t e e n lo qu e se com ple m e n t a n a la pe r fe cción ? ¿Ca br ía
con side r a r qu e , de a lgú n m odo, e l pr im e r o a r ó y e l ot r o sie m br a , e l u n o a br ió y e l
ot r o lle n a ?
Tal vez seria dem asiado decirlo de ese m odo. El t iem po sigue su curso. Ent ret ant o hay
una generación nueva con problem as t am bién nuevos. La generación del 68, con sus
peculiaridades, se ha est ablecido y ha pasado. La siguient e generación, m ás pragm át ica,
est á t am bién envej eciendo. Realm ent e, la pregunt a hoy es: ¿cóm o nos m anej am os en un
m undo que se am enaza a sí m ism o, en que el progreso se conviert e en un peligro? ¿No
t endrem os que em pezar de nuevo con Dios?

La pregunt a por Dios se present a ot ra vez de una form a diferent e en la nueva generación.
Tam bién la nueva generación eclesial es dist int a, es m ás posit iva que la generación de la
rupt ura de los años set ent a.

Ust e d in ició su pon t ifica do con e l obj e t ivo de de dica r se a u n a r e n ova ción in t e r n a
de la I gle sia . El pa pa « t ie n e la r e spon sa bilida d de h a ce r qu e e st a Pa la br a { de
D ios} siga e st a n do pr e se n t e e n su gr a n de za y r e son a n do e n su pu r e za , de m odo
qu e n o la a lt e r e n los con t in u os ca m bios de la s m oda s» . En su libr o sobr e Je sú s
dice : « La I gle sia y e l in dividu o n e ce sit a n sie m pr e de n u e vo pu r ifica ción . ( ... ) El
qu e se h a h e ch o de m a sia do gr a n de t ie ne qu e se r r e t r ot r a ído n u e va m e n t e a la
se n cille z y la pobr e za de l Se ñ or » . En e l á m bit o e m pr e sa r ia l se dir ía : r e gr e so a l
or ige n , a la com pe t e n cia ce n t r a l. ¿Qu é sign ifica con cr e t a m e n t e e st a r e n ova ción
in t e r n a pa r a su gobie r n o?
Significa encont rar dónde se est án arrast rando cosas superfluas, cosas inút iles. Y, por el
ot ro lado, averiguar cóm o se puede lograr m ej or la realización de lo esencial de m odo que
seam os realm ent e capaces de escuchar, vivir y anunciar en est e t iem po la Palabra de
Dios.

El Año Paulino y el Año Sacerdot al fueron dos int ent os de dar im pulsos en ese sent ido.
Llam ar la at ención sobre la figura de Pablo significa colocar ant e nosot ros el evangelio en
su vit alidad, sencillez y radicalidad originarias, hacerlo nuevam ent e present e. El Año
Sacerdot al, j ust am ent e en el t iem po en que el sacram ent o del orden aparece t an
enlodado, debía exponer de nuevo en su belleza la m isión inconfundible, singularísim a de
est e m inist erio, a pesar de t odos los sufrim ient os, de t odo lo t errible. Hem os de procurar

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unir la hum ildad y la grandeza a fin de dar así de nuevo al sacerdot e alient o y alegría en
el sacerdocio.

Tam bién los sínodos sirven para recorrer ese cam ino, por ej em plo el sínodo sobre la
palabra de Dios. Ya el int ercam bio al respect o fue m uy im port ant e. Hoy se t rat a de
present ar los grandes t em as y, al m ism o t iem po - com o con la encíclica sobre la caridad
Deus Carit as est - , hacer nuevam ent e visible el cent ro de la condición crist iana y, con ello,
t am bién la sencillez de esa condición crist iana.

Un o de su s gr a n de s t e m a s e s t e n de r u n pu e n t e e n t r e r e ligión y r a cion a lida d.


¿Por qué va n j un t a s la fe y la r a zón? ¿N o podr ía t e n e r se sim ple m e n t e " sólo” fe ?
Je sú s dice : « Bie n a ve n t u r a dos los qu e cr e e n sin h a be r vist o» .
El no ver es un aspect o, pero la fe del que no ve debe t ener t am bién sus razones. Jesús
m ism o hizo la fe ent eram ent e com prensible, en cuant o la expuso con unidad int erior y en
cont inuidad con el Ant iguo Test am ent o, con t oda la conducción de Dios: com o la fe en el
Dios que es el Creador y el Señor de la hist oria, de quien da t est im onio la hist oria y de
quien habla la creación.

Es int eresant e que est a racionalidad esencial sea ya en el Ant iguo Test am ent o uno de los
const it ut ivos fundam ent ales de la fe. Especialm ent e en la época del exilio en Babilonia se
afirm a: ...Nuest ro Dios no es uno cualquiera ent re m uchos; Él es el Creador, el Dios del
Cielo, el único Dios. Con ello se hace una reivindicación cuya universalidad se basa
t am bién precisam ent e en la racionalidad. Est e núcleo se convirt ió m ás t arde en el punt o
de encuent ro ent re el Ant iguo Test am ent o y el m undo griego. Aproxim adam ent e por la
m ism a época en que el exilio babilónico pone especialm ent e de relieve ese rasgo en el
Ant iguo Test am ent o, surge t am bién la filosofía griega, que, m ás allá de los dioses,
pregunt a por el único Dios.

La gran t area encom endada a la I glesia sigue siendo unir fe y razón, unir la m irada que va
m ás allá de lo t angible y la sim ult ánea responsabilidad racional. Est a responsabilidad nos
ha sido dada por Dios. Ella es lo que dist ingue al ser hum ano.

¿Cuál es el carism a especial que t rae consigo un papa provenient e de Alem ania? Los
alem anes fueron durant e casi m il años los t it ulares del Sacro I m perio germ ánico. La
búsqueda profunda de conocim ient o es uno de los t em as fundam ent ales de la hist oria de
la cult ura alem al1a, encarnada por m íst icos com o el Maest ro Eckhart , por erudit os
universales com o Albert o Magno, y hast a por hom bres com o Goet he, Kant y Hegel.

Por supuest o, Alem ania es t am bién el país de la división de la I glesia, es asim ism o la cuna
del com unism o cient ífico, que prom et ió el paraíso no en el cielo, sino en la t ierra. Y, no en
últ im o t érm ino, el escenario de un régim en verdaderam ent e diabólico, que inscribió en sus
banderas la aniquilación t ot al de los j udíos, el pueblo elegido de Dios.

Ust e d ya lo h a insin u a do: e n Ale m a n ia t e n e m os u n a h ist or ia de m ú lt iple s


e st r a t os, con t r a dict or ia y dr a m á t ica . Se t r a t a de u n a h ist or ia lle n a de
cu lpa bilida d y de su fr im ie n t o. Pe r o t a m bié n e s u n a h ist or ia con gr a n de za
h u m a n a . Un a h ist or ia con sa n t ida d. Una h ist or ia de gr a n pode r de con ocim ie n t o.
En t a l se n t ido n o e x ist e sim ple m e n t e e l ca r ism a a le m á n .
Ust ed se ha referido a que la reflexión form a part e de m anera especial de la hist oria de la
cult ura alem ana. Est o ha sido vist o durant e m ucho t iem po com o el elem ent o descollant e.
Tal vez, hoy se verían m ás bien com o t alent os t ípicos de los alem anes el vigor, la energía,
la capacidad de llevar a cabo sus propósit os. Pienso que, ya que Dios ha hecho papa a un
profesor, quería que precisam ent e est e aspect o de la reflexión, y en especial la lucha por
la unidad de fe y razón, pasaran al prim er plano.

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8 . En la s sa n da lia s de l pe sca dor

La s oj e r a s de ba j o su s oj os se h a n con ve r t ido, si se pe r m it e la e x pr e sión , e n u n a


n ot a ca r a ct e r íst ica e spe cia l de su pe r sona . Se gú n se a fir m a , a l fin a l de la e r a
Ju a n Pa blo I I qu e dó m u ch o sin h a ce r se , ya por e l h e ch o de su e n fe r m e da d.

Cie r t a m e n t e , Jua n Pa blo I I du dó a ve ce s e n t om a r de cision e s. Pe r o e n ge n e r a l, la


con t in uida d de la s ge st ion e s e st a ba da da e n t e r a m e n t e a t r a vé s de los
cola bor a dor e s qu e é l h a bía e le gido, y la s gr a n de s de cision e s sigu ió t om á n dola s
com o sie m pr e .

Su fr ía , pe r o e st a ba e n con ocim ie n t o. En e se se n t ido, e l a pa r a t o de la I gle sia , por


e x pr e sa r lo de e se m odo, se e n con t r a ba com ple t a m e n t e e n a cción .
N o e s n in gú n se cr e t o qu e Ju a n Pa blo I I n o se e m pe ñ ó n i se in t e r e só de m a n e r a
e spe cia l por los a su n t os de la Cu r ia r om a n a .

N o obst a n t e , in t r odu j o u n a r e for m a de la Cur ia y le con fir ió su e st r u ct u r a a ct u a l.

Aú n cu a n do de j a r a m u ch a s de cision e s e n m a n os de su s cola bor a dor e s, t e n ía


sie m pr e a la vist a e l con j u n t o y a su m ía por e n t e r o la s r e spon sa bilida de s
e se n cia le s.

¿Es posible qu e , t a l ve z, la pr olon ga da e n fe r m e da d h a ya bloqu e a do t a m bié n


pr opósit os de r e for m a qu e , de ot r o m odo, h a br ía n sido lle va dos a ca bo h a ce
t ie m po?
No creo. Él había colocado acent os t an im port ant es que era casi necesario. Después de los
grandes surgim ient os, de los m uchos nuevos anuncios, de las encíclicas y viaj es con t odos
sus program as, t ener un t iem po para hacer una pausa en la que se pudiese penet rar poco
a poco esas cosas y apropiarse de ellas. Adem ás, en los últ im os t iem pos surgieron
t am bién t ext os nuevos y t ocant es. Por ej em plo, la cart a apost ólica Te r t io M ille n n io
a dve n ie n t e , para la preparación al año 2000. Es un t ext o de gran calidez, casi poét ico.

Sí, el t iem po de su sufrim ient o no fue un t iem po vacío. Creo que para la m ism a I glesia fue
m uy im port ant e, j ust am ent e después de una gran act ividad, recibir y cont em plar la
lección de la pasión, de que la I glesia puede ser conducida a t ravés de la pasión y de que
ella m adura y vive precisam ent e por la pasión.

Esa pasión pareció casi poder volcar la barca de la I glesia, que navegaba con la quilla al
aire. De la noche a la m añana apareció una generación de hom bres j óvenes y piadosos de
cuya presencia ant es nadie se había percat ado.

La com pasión fue enorm e. Podía verse que la lección del papa sufrient e era un m agist erio
que sobrepasaba su m agist erio verbal. El com part ir el dolor, la conm oción, el encuent ro,
en ciert o m odo, con el sufrim ient o de Crist o, había llegado m ás hondo al corazón de los
hom bres de lo que el papa podía hacer que llegara en la act ividad. Había suscit ado
realm ent e un nuevo despert ar, t am bién un nuevo am or a ese papa. Yo no diría que de ese
m odo se haya producido un giro t ot al en la I glesia.

En la hist oria universal int ervienen m uchos act ores y m uchas acciones. Pero fue un acent o
en el que, de pront o, se hizo visible el poder de la cruz.

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Su e le cción com o e l 2 6 5 º j e fe su pr e m o de la I gle sia u n ive r sa l n o fu e ce le br a da


por n in gú n se ct or e n m a yor m e dida qu e por la s or ga n iza cion e s j u día s. Se gú n dij o
I sr a e l Sin ge r , e l e nt on ce s pr e side n t e de l Con gr e so M u n dia l Ju dío, ya du r a n t e su
t ie m po com o pr e fe ct o de la Con gr e ga ción pa r a la D oct r in a de la Fe , Jose ph
Ra t zin ge r h a bía pue st o la s ba se s pa r a e l a ce r ca m ie n t o de a m ba s r e ligion e s
m u n dia le s, h a bía « t r a n sfor m a do» e n se n t ido posit ivo « la bim ile n a r ia h ist or ia de
la s r e la cion e s e n t r e j u da ísm o y cr ist ia n ism o» .

Ust e d fu e e l pr im e r pa pa que in vit ó a u n r a bin o a h a bla r a n t e e l Sín odo de los


Obispos. D e t u vo e l pr oce so de be a t ifica ción de u n sa ce r dot e fr a n cé s a l qu e se
r e pr och a ba n discu r sos a n t ise m it a s. H a visit a do m á s sin a goga s qu e t odos los
pa pa s pr e ce de n t e s. El pe r iódico a le m á n Sü dde u t sch e Ze it u n g dio com o n ot icia e n
a qu e l e n t on ce s, r e fir ié n dose a u st e d: « Pr ofe sa la gé n e sis j u día de l cr ist ia n ism o
com o n o h a sa lido n u n ca h a st a a h or a de la plum a de u n pa pa » .

Ya su pr im e r a ct o oficia l com o su ce sor de Pe dr o con sist ió e n u n a ca r t a a la


com u n ida d j u día de Rom a . ¿H a de se ñ a la r e st e sim bolism o u n t e n or fu n da m e n t a l
de su pon t ifica do?
Absolut am ent e. Debo decir que, desde el prim er día de m i est udio de la Teología he t enido
de alguna m anera una claridad inm ediat a acerca de la unidad int erior ent re la Ant igua y la
Nueva Alianza, ent re las dos part es de nuest ra Sagrada Escrit ura. Me di cuent a de que
sólo podem os leer el Nuevo Test am ent o j unt o con el precedent e, pues, de ot ro m odo, no
lo ent enderíam os en absolut o. Adem ás, com o es nat ural, a nosot ros com o alem anes nos
ha afect ado lo sucedido durant e el Tercer Reich, im pulsándonos t ant o m ás a dirigir la
m irada al pueblo de I srael con hum ildad, vergüenza y am or.

Com o he dicho, est as cuest iones se conj ugaron ya en m i form ación t eológica y dieron
form a a m i cam ino en el pensam ient o t eológico. Por eso, para m í est aba claro - y, t am bién
aquí, en plena cont inuidad con el Papa Juan Pablo I I - que una nueva unión de am or y
com prensión ent re I srael y la I glesia, en el respet o m ut uo por el ser del ot ro y por su
propia m isión, t iene que ser esencial para m i anuncio de la fe crist iana.

Su pr e de ce sor lla m ó a los j u díos « n u e st r os h e r m a n os m a yor e s... u st e d h a bla de


« pa dr e s e n la fe » .
A los j udíos no les gust a t ant o escuchar la expresión «el herm ano m ayor», que ya ut ilizó
Juan XXI I I . Eso se debe a que, en la t radición j udía, el «herm ano m ayor» Esaú- , es
t am bién el rechazado. No obst ant e, se la puede ut ilizar, porque expresa algo im port ant e.
Pero es correct o que son t am bién nuest ros «padres en la fe». Y t al vez esa expresión
ilust ra de form a aún m ás clara en que relación m ut ua nos encont ram os.

D e spu é s de l in icio de su pon t ifica do, e l n u e vo e st ilo de la ca sa se n ot ó pr on t o con


cla r ida d. El sa n t o pa dr e ya n o se ca r a ct e r iza por la s pr isa s, via j a n do e n j e t de
e ve n t o e n e ve n t o. N o h a y m á s a u die n cia s in t e r m in a ble s, a h or a r e du cida s a la
m it a d. Ust e d e lim in a e l be so e n la m a n o - a u n que n a die se a t ie ne a e llo- o com o
pa so sigu ie n t e de sa pa r e ce la t ia r a de l e scu do pa pa l, sím bolo de l pa pa do t a m bié n
e n cu a n t o a su pode r t e m por a l. Y a lgo m á s ca m bia : su pr e de ce sor h a bía
a dqu ir ido la cost u m br e de h a bla r e n pr im e r a pe r son a . Be n e dict o XVI
r e in t r odu ce , de spu é s de l - yo- , e l « n osot r os» pa pa l. ¿Cu á l fu e e l m ot ivo?
Sólo quisiera t ocar dos punt os. La t iara ya la había dej ado Pablo VI …

... y la ve n dió pa r a da r e l din e r o a los pobr e s.


Pero est aba aún en el escudo papal, y ahora ha desaparecido t am bién de allí. No he
elim inado sin m ás el «yo», sino que ahora exist en am bos: el «yo» y el «nosot ros». Pues

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en m uchas cosas no digo sim plem ent e lo que se le ha ocurrido a Joseph Rat zinger, sino
que hablo desde la com unidad de la I glesia. En ciert a m edida hablo en la com unión
int erior con quienes com part en la fe, y expreso lo que som os en com ún y lo que podem os
creer en com ún. En t al sent ido, el «nosot ros» t iene su j ust ificada relevancia, no com o
plural m ayest át ico, sino por la realidad de que se proviene de ot ros, de que se habla a
t ravés de los ot ros y con los ot ros. Pero cuando se dice algo personal, en cuant o «yo»,
t iene que aparecer t am bién el «yo». O sea que est án am bos: el «yo» y el «nosot ros».

Su pr im e r Sín odo de los Obispos, e n oct u br e de 2 0 0 5 , fu e r e du cido por u st e d a


t r e s se m a n a s. A e llo se a gr e ga la in t r odu cción de l de ba t e libr e y la in vit a ción de
u n m a yor n ú m e r o de « de le ga dos fr a t e r n os» de ot r a s I gle sia s, Al m ism o t ie m po
in t r odu ce u st e d de n u e vo la s e n t r e vist a s r e gu la r e s con t odos los j e fe s de
dica st e r io a fin de pr om ove r e l in t e r ca m bio m u t u o e n e l se n o de la Cu r ia . N o
obst a n t e , la s de cision e s sobr e e l pe r son a l, e n e spe cia l cu a n do se t r a t a de l cír cu lo
m á s e st r e ch o e n t or n o a l pa pa , se con side r a n e n oca sion e s com o pr oble m á t ica s.
¿Es é se su pu n t o dé bil?
El acort am ient o del Sínodo correspondió, según creo, al deseo de t odos los part icipant es.
Pues es sim plem ent e dem asiado que un obispo est é cuat ro sem anas ausent e de su
diócesis. Un obispo part icipa en el gobierno de la I glesia universal precisam ent e por el
hecho de que gobierna correct am ent e su I glesia local y la m ant iene en unidad int erior.
Com o se ha puest o de m anifiest o, el aj ust e puede realizarse sin problem as. Para m í, lo
realm ent e im port ant e era que no se leyeran sólo discursos preparados, que nunca
suscit an un diálogo, sino que exist iera la ocasión para hablar librem ent e y que, después,
surgiese t am bién un aut ént ico diálogo.

Las decisiones de personal son difíciles, porque nadie puede m irar al corazón del ot ro y
nadie est á al resguardo de engaños. Por eso, en est e punt o soy m ás cuidadoso, m ás
t em eroso, y sólo t om o decisiones después de m últ iples consult as. Y creo que en los años
t ranscurridos se ha logrado t oda una serie de decisiones de personal realm ent e buenas,
t am bién en el episcopado alem án.

Se gú n r e gist r a n a lgu n os obse r va dor e s, e n la Cu r ia r om a n a la s posicion e s de


r e spon sa bilida d son a su m ida s ca da ve z m á s por r e ligiosos. El dia r io I l Foglio h a
h a bla do in clu so de u n « gir o cope r n ica n o» e n la polít ica de pe r son a l de l Va t ica n o.
Por e l con t r a r io, a los cr ít icos le s e nca n t a r ía de m ost r a r u n a « in filt r a ción por
fu n da m e nt a list a s» . ¿Es e l n om br a m ie n t o de sa ce r dot e s r e ligiosos, que e st á n
obliga dos por los vot os de pobr e za , ca st ida d y obe die n cia , u na su e r t e de a n t ídot o
pa r a la m e n t a lida d « ca r r e r ist a » y la s a ct it ude s in t r iga n t e s, qu e t a m poco son
a j e n a s e n e l Va t ica n o?
Se ha nom brado a una serie de religiosos porque en ellos t enem os una reserva de
hom bres realm ent e buenos que encarnan grandes t alent os y son personas espirit uales.
Pero no es que el porcent aj e haya crecido en una m edida desproporcionada. Yo procuro
encont rar a la persona correct a. Sea religioso o sacerdot e diocesano. Lo decisivo es que
t enga las cualidades, que sea una persona espirit ual, un hom bre realm ent e creyent e y,
sobre t odo, valient e.

Pienso que el valor es una de las cualidades principales que deben t ener hoy un obispo y
un j efe de la Curia. Eso im plica no dej arse doblegar por el dict ado de las opiniones sino
act uar a part ir de lo que se reconoce int eriorm ent e, aun cuando ello t raiga consigo enoj os.
Y, com o es nat ural, han de ser hom bres que posean cualidades int elect uales,
profesionales y hum anas, de m odo que sean capaces de conducir e int egrar t am bién a
ot ros en una com unidad fam iliar. Por ej em plo, com o j efe de la Congregación para la
Doct rina de la Fe para m í supuso algo m uy im port ant e que fuésem os una com unidad, que

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no sólo peleáram os ent re nosot ros y uno a la par del ot ro, sino que fuésem os com o una
fam ilia. Considero que esa capacidad de llevar a las personas al encuent ro y de suscit ar
espírit u de t rabaj o en equipo es m uy im port ant e.

Un pa pa h a bla sie m pr e t a m bié n por m e dio de ge st os y a de m a n e s, de sign os y


sím bolos. Algo qu e ca u só se n sa ción fu e la e le cción , com o t oca do in ve r n a l, de l
a h or a cé le br e ca m a u t o, u n a su e r t e de bir r e t a qu e h a bía sido u t iliza da por ú lt im a
ve z por Ju a n XXI I I . ¿Se t r a t ó sólo de u n a cce sor io de m oda , o e x pr e sa ba e l
r e cu r so a for m a s a n t igua s y pr oba da s de la I gle sia ?
Sólo lo he llevado una vez. Sim plem ent e, t enía frío, y soy sensible en la cabeza. De m odo
que m e dij e: ya que t enem os el cam aut o, ut ilicém oslo. Pero fue realm ent e sólo el int ent o
de defenderm e del frío. Desde ent onces no lo he hecho m ás a fin de que no surj an
int erpret aciones que est án de m ás.

9 . Ecu m e nism o y diá logo con e l isla m

El e cu m e n ism o se con ve r t ir á m u y pr on t o e n e l sign o m á s lla m a t ivo de e st e


pon t ifica do.
El pa pa pr om e t e e m pe ñ a r se de for m a in ca n sa ble e n fa vor de l r e st a ble cim ie n t o
de la u n ida d ple n a y visible » de los cr ist ia n os. Los obse r va dor e s h a n vist o e n e l
a ce r ca m ie n t o a la Or t odox ia u n golpe de e st r a t e gia pa r a a br ir la pu e r t a a la
u n ifica ción a llí don de r e in a la m a yor coin cide n cia .

El e cu m e n ism o t ie n e m u ch os e st r a t os y m u ch os r ost r os. Te n e m os t oda la


Or t odox ia a n ive l m u n dia l, qu e ya e s e n sí m ism a m ú lt iple ; de spu é s e l
pr ot e st a n t ism o m u n dia l, e n e l qu e la s con fe sion e s clá sica s se dist in gu e n de l
n u e vo pr ot e st a n t ism o, qu e a h or a cr e ce y e s u n sign o de los t ie m pos. El lu ga r
don de , por a sí de cir lo, n os se n t im os m á s in m e dia t a m e n t e e n ca sa y don de m á s
pode m os e spe r a r t a m bié n a lca n za r la u n ida d e s la Or t odox ia .
Ya Pablo VI y Juan Pablo I I se habían em peñado m ucho por la Ort odoxia. Yo m ism o t uve
siem pre cont act os m uy est rechos con ort odoxos. Com o profesor en Bonn y en Rat isbona
t uve t am bién ent re m is alum nos a est udiant es ort odoxos y. de ese m odo, pude hacer
m uchas am ist ades en ese ám bit o. Cat ólicos y ort odoxos t ienen en com ún la m ism a
est ruct ura de la ant igua I glesia, por lo cual era obvio que m e esforzara especialm ent e por
ese encuent ro. Ent ret ant o han surgido aquí verdaderas am ist ades. Est oy m uy agradecido
por la cordialidad que m e brinda el pat riarca ecum énico Bart olom é, que no hace m ero
ecum enism o por obligación; ent re nosot ros hay realm ent e am ist ad, herm andad. Y
t am bién est oy m uy agradecido por la am ist ad y gran cordialidad que m e brinda el
pat riarca Kiril.

El pa t r ia r ca de M oscú fu e la pr im e r a visit a qu e r e cibió u st e d de spu é s de su


e le cción pa pa l.
En aquel t iem po no era aún pat riarca de la I glesia ruso- ort odoxa de Moscú, sino su
m inist ro de asunt os ext eriores. Nos hem os ent endido de inm ediat o. Tiene un m odo de ser
j ovial, de fe sencilla; t iene, por así decirlo, la sencillez del alm a rusa y, al m ism o t iem po,
su resolución y cordialidad, de m odo que ent re nosot ros se ha suscit ado un buen acuerdo.

Creo que es m uy im port ant e que ese gran m undo ort odoxo, con sus t ensiones int ernas,
vea sin em bargo t am bién su unidad int erior con la I glesia universal lat ina, t an diferent e en
su m odo de ser. Que, aun con t odas las diferencias que han const ruido los siglos y que
est án condicionadas por las divisiones cult urales y por ot ros fact ores, nos veam os y
ent endam os de nuevo realm ent e en nuest ra cercanía espirit ual. Pienso que en ese nivel

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est am os haciendo progresos. No son progresos t áct icos, polít icos, sino acercam ient os que
se dan en virt ud de la m ut ua consideración int erior. Est o m e parece m uy consolador.

Pe r o ¿cóm o e s qu e e st e a ce r ca m ie n t o h a br ía de t e n e r gr a n im por t a n cia « pa r a e l


fu t u r o de la h ist or ia u n ive r sa l» , com o u st e d h a dich o?
Porque en ello se ve una vez m ás nuest ra com ún responsabilidad por el m undo.
Podríam os pelearnos const ant em ent e sobre t odo t ipo de cosas. O, part iendo de lo que
t enem os en com ún, podem os prest ar un servicio conj unt o. Y en est e diálogo se ha puest o
claram ent e de m anifiest o que el m undo necesit a un pot encial de t est im onio a favor del
Dios uno que nos habla en Crist o, un pot encial fundado, con base espirit ual y sust ent o
racional. Kiril t am bién pone énfasis en ello, sobre t odo en el enfrent am ient o en t orno a las
grandes pregunt as ét icas. No som os m oralist as, pero, part iendo del fundam ent o de la fe,
t enem os un m ensaj e ét ico que da orient ación a los hom bres. Y llevar j unt os ese m ensaj e
es de sum a im port ancia en la crisis de los pueblos.
Se gú n e l obispo Ge r h a r d Lu dw ig M ille r , pr e side n t e de la Com isión de
Ecu m e n ism o de a Con fe r e n cia Episcopa l Ale m a n a , la u n ida d e n t r e or t odox os y
ca t ólicos ya se h a a lca n z a do e n u n n ove n t a y sie t e por cie n t o. El t r e s por cie n t o
r e st a n t e s e st á for m a do por la cu e st ión de l pr im a do y de la j u r isdicción de l pa pa .

Ust e d n o sólo e lim in ó de l e scu do la t ia r a com o sím bolo de pode r , sin o t a m bié n la
de n om in a ción " Pa t r ia r ca de Occide n t e " de los t ít u los pa pa le s. El obispo de Rom a
e s, se gú n u st e d a fir m a , sólo e l pr im e r o e n t r e igu a le s. Sign ifica t iva m e n t e , ya
com o ca r de n a l m a n ife st ó u st e d e n la de cla r a ción D om in u s I e su s, de l a ñ o 2 0 0 0 ,
qu e e x ist e n a u t é n t ica s I gle sia s pa r t icu la r e s a u n qu e ca r e zca n de « la ple n a
com u n ión con la I gle sia ca t ólica a l r e h u sa r la doct r in a ca t ólica de l Pr im a do» .

¿Re e st r u ct u r a r á Be n e dict o XVI el pa pa do pa r a fa vor e ce r la u n ida d de l


cr ist ia n ism o?

Obvia m e n t e , a qu í h a r ía n fa lt a a h or a a lgu n a s pr e cision e s. « Pr im e r o e n t r e


igu a le s» n o e s e x a ct a m e n t e la fór m u la e n la qu e los ca t ólicos cr e e m os. El pa pa
e s pr im e r o, y t ie n e t a m bié n fu n cion e s y t a r e a s e spe cífica s. En e se se n t ido, n o
t odos son igu a le s. - Pr im e r o e n t r e igu a le s- se r ía u n a fór m u la qu e la Or t odox ia
a ce pt a r ía sin m á s t r á m it e . Ella r e con oce que e l obispo de Rom a e s e l pr ot os, e s
de cir , e l pr im e r o. Est o ya fu e de t e r m in a do por e l Con cilio de N ice a . Pe r o la
pr e gu n t a e s, j u st a m e n t e : ¿t ie n e o n o t a r e a s e spe cífica s? Ta m bié n e s difícil la cit a
de D om in u s I e su s. Pe r o son pu n t os de con t r ove r sia , h a r ía n fa lt a m á s pa la br a s de
la s qu e a h or a pu e do e m ple a r ...

¿Sign ifica e st o qu e e l pa pa Ra t zin ge r con t r a dice a l a n t e r ior ca r de n a l Ra t zin ge r ,


cu st odio de la fe ?
No, lo que he defendido es una herencia del Concilio Vat icano y de t oda la hist oria de la
I glesia. El pasaj e significa que las I glesias orient ales son aut ént icas I glesias part iculares a
pesar de no est ar en unión con el papa. En ese sent ido la unidad con el papa no es
const it ut iva para la I glesia part icular. Ciert am ent e la falt a de unidad es t am bién una
carencia int erna de la I glesia part icular, pues la I glesia part icular est á ordenada a
pert enecer a un conj unt o. En t al sent ido, la no com unión con el papa es, por así decirlo,
una carencia en esa célula viva. Sigue siendo una célula, se la puede llam ar I glesia, pero
en la célula falt a un punt o, a saber, la unión con el organism o en su conj unt o.

Yo t am poco sería t an osado com o el obispo Müller com o para at reverm e a decir que nos
falt a el t res por cient o. Hay sobre t odo enorm es diferencias hist óricas y cult urales. Más
allá de las cuest iones doct rinales quedan aún por dar m uchos pasos del corazón. Dios

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t iene que t rabaj ar t odavía en nosot ros. Por eso yo no m e at revería a em it ir profecía
alguna sobre los t iem pos.

Lo im port ant e es que realm ent e nos t enem os afect o, que est am os en una unidad int erior,
que de ese m odo nos aproxim am os m ut uam ent e, que t rabaj am os en com ún t odo lo que
podem os, y que, por lo dem ás, procuram os elaborar las pregunt as que aún est án
pendient es. Y que, en t odo est o, sabem os t am bién siem pre que Dios t iene que ayudarnos,
que solos no podem os hacerlo...

D e t oda s m a n e r a s, e l m e t r opolit a gr e co- or t odox o Au gu st in os con side r a posible


ya e n la a ct u a lida d e l r e con ocim ie n t o de u n pr im a do h on or a r io de l pa pa pa r a
t odos los cr ist ia n os. Ta m bié n Joh a n n e s Fr ie dr ich, obispo de la I gle sia e va n gé lica
de l Est a do fe de r a do de Ba vie r a , pla n t e ó u n r e con ocim ie n t o r e st r in gido de l oficio
pa pa l com o « por t a voz e cu m é n ica m e n t e a ce pt a do de la cr ist ia n da d u n ive r sa l» .
¿Es é sa la m ism a lín e a a la qu e se r e fie r e u st e d cu a n do dice qu e la s I gle sia s
de be n de j a r se in spir a r h oy por e l m ode lo de l pr im e r m ile n io?
Adem ás de lo que acaba de m encionar ust ed, los anglicanos han declarado que pueden
im aginarse un prim ado honorario del papa de Rom a, ent re ot ras cosas en la función de un
port avoz de la crist iandad. Se t rat a ya, por supuest o, de un paso significat ivo. Y de hecho
sucede que, cuando el papa t om a posición ant e grandes problem as ét icos, el m undo lo
t om a com o voz de la crist iandad. Tam bién el papa se esfuerza en esas cosas por hablar,
por así decirlo, en nom bre de los crist ianos, y no poner en prim er plano lo específicam ent e
cat ólico. Est o últ im o t iene ot ro lugar donde art icularse. En t al sent ido ya exist e la realidad
de que, sim plem ent e en virt ud de la posición que se ha desarrollado con él en la hist oria,
el obispo de Rom a pueda hablar en ciert a m edida por los crist ianos en su conj unt o. Ést e
es un fact or ecum énico im port ant e que represent a ext eriorm ent e una unidad int erior del
crist ianism o que nunca se ha perdido del t odo. No hay que sobreest im arla: quedan
bast ant es posiciones ant agónicas. Pero el hecho de que exist a es m ot ivo para agradecer.

Ust e d ya se h a e n con t r a do con e l pa t r ia r ca e cu m é n ico de Con st a n t in opla . En lo


t oca n t e a la I gle sia or t odox a r u sa , e l a r zobispo H ila r ion , e n ca r ga do de los
a su n t os e x t e r ior e s, h a dich o: « N os a ce r ca m os a l m om e n t o e n qu e se r á posible
pr e pa r a r u n e n cue n t r o e n t r e e l pa pa y e l pa t r ia r ca de M oscú » . Ese e n cu e n t r o
se r ía u n a se n sa ción a n ive l m u n dia l. ¿Lo con side r a posible t oda vía e n e st e
pon t ifica do?
Eso depende de cuánt a vida m e regale t odavía Dios, pero espero que se dé. Ya ha sido un
gest o m uy herm oso que el pat riarca hiciese ofrecer aquí en Rom a un conciert o con m ot ivo
de los cinco años de m i pont ificado a t ravés de Hilarion, que es él m ism o com posit or y
present ó una de sus com posiciones. O sea que hay m últ iples cont act os. No obst ant e, la
opinión pública ort odoxa en Rusia debe ser preparada para algo sem ej ant e. Todavía exist e
un ciert o t em or ant e la I glesia cat ólica. Hay que esperar con paciencia que eso se dé, no
se debe obrar con precipit ación. Pero en am bas part es est á present e la volunt ad y crece
t am bién el cont ext o en el que eso puede m adurar.

¿Est á de n t r o de l á m bit o de lo posible u n e n cue nt r o n o de m a sia do le j a n o e nt r e


Rom a y M oscú ?
Yo diría que sí.

Ta m bié n e n la cu e st ión de la u n ida d de la I gle sia e n Ch in a se h a ce n pr ogr e sos.


En t r e t a nt o, la ca si t ot a lida d de los obispos n om br a dos por la s a u t or ida de s
e st a t a le s ch in a s h a n sido r e con ocidos por Rom a . Am ba s pa r t e s se ñ a la n la u n ión
de la com u n ida d ca t ólica n o r e con ocida por e l Est a do y de la r e con ocida por é l

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com o u n a m e t a ce r ca n a . ¿Qu é pie n sa u st e d? Pr e su pon ie n do, com o h a dich o, qu e


e l Se ñ or le dé la r ga vida , ¿pu e de da r se e sa u n ión t oda vía e n la e r a be n e dict in a ?
Así lo espero. La oración de Jesús por la unidad de t odos los que creen en Juan 17, da sus
frut os t am bién en China. La I glesia ent era que vive en China est á llam ada a vivir en una
profunda unidad espirit ual en la que m adure t am bién una unidad j erárquica arm oniosa en
la com unión con el obispo de Rom a. Por supuest o, siem pre aparecen nuevas piedras en
las que se t ropieza. Pero ya hem os logrado avanzar un buen t ram o del cam ino. Y, com o
ust ed m ism o ha dicho, la gran m ayoría de los obispos que habían sido ordenados en el
pasado sin el m andat o apost ólico de Rom a han reconocido ent ret ant o el prim ado y, con
eso, ha ent rado en com unión con Rom a. Aun cuando siem pre aparecen dificult ades
inesperadas, hay una gran esperanza de que pront o podam os superar definit ivam ent e la
división. Es una m et a por la que t engo un int erés especial y que present o diariam ent e al
Señor en la oración.

¿Cóm o lle gó a da r se e st e de sa r r ollo, qu e h a st a h a ce poco n a die podía


im a gin a r se ?
Los fact ores que han prom ovido el desarrollo posit ivo de la I glesia cat ólica en China son
m últ iples. Le m enciono algunos. Por un lado, en los obispos ordenados de form a ilegít im a
nunca ha est ado ausent e el vivo anhelo de hallarse en unidad con el papa.

Est o le ha posibilit ado a la casi t ot alidad de ellos recorrer el cam ino hacia la com unión,
aunque est e hecho ha est ado acom pañado por la pacient e labor que se ha realizado con
ellos de form a individual. Exist ía una conciencia fundam ent al cat ólica de que, j ust am ent e,
sólo se es realm ent e obispo cuando se est á en esa com unión.

Por ot ro lado, los obispos ordenados en secret o y no reconocidos por la aut oridad est at al
pueden sacar ahora provecho del hecho de que desde la razón de Est ado ha dej ado ya de
ser provechoso encerrar en prisión a obispos cat ólicos por su pert enencia a Rom a,
privándolos de su libert ad. Se t rat a aquí de un requisit o irrenunciable y, al m ism o t iem po,
de una ayuda decisiva para llegar a la plena unidad ent re am bas com unidades cat ólicas.

Lo que parece haberse vuelt o problem át ico es el diálogo ecum énico con los prot est ant es.
De t odos m odos. En la Ort odoxia t al diálogo no est á previst o en la agenda. En est a
relación, el abism o que separa am bas realidades se ha hecho dem asiado profundo. Pero
t am bién según la visión de los obispos cat ólicos rom anos hay part es de las I glesias
prot est ant es que, baj o la presión de la m odernidad, han abandonado m uchas de sus
t radiciones. Según afirm an, desde los años set ent a est os sect ores prot est ant es han
asum ido prim eram ent e una orient ación socialist a, después ecológica y hoy fem inist a, con
una nueva t endencia orient ada a la int egración sist em át ica de la perspect iva de género en
la acción. El diálogo, dicen est os obispos cat ólicos, se lleva adelant e con el obj et ivo de una
prot est ant ización de la I glesia cat ólica, a la que se present a com o at rasada a fin de poder
perfilarse com o alt ernat iva progresist a.

¿N o se r ia m á s sin ce r o de cir , pa r a e vit a r m á s fr u st r a cion e s: e st á bie n , se a m os


a m igos; t r a ba j e m os e n com ú n e n u n a a cción cr ist ia n a con ce n t r a da , pe r o,
la m e n t a ble m e n t e , la u nión n o e s posible com o n o se a a cost a de l a ba ndon o de la
pr opia ide n t ida d?
Ant e t odo hay que considerar los m últ iples est rat os que form an el prot est ant ism o
m undial. El lut eranism o es sólo una part e del espect ro del prot est ant ism o m undial. Junt o
a ellos est án los reform ados, los m et odist as, et cét era. Después est á el am plio y nuevo
fenóm eno de los evangelist as, que se ext ienden con enorm e dinam ism o y est án a punt o
de t ransform ar t odo el escenario religioso en los países del Tercer Mundo. O sea que,

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cuando se habla de diálogo con el prot est ant ism o, hay que t ener present e est os m últ iples
est rat os, que varían t am bién ent re un país y ot ro.

Realm ent e hay que const at ar que el prot est ant ism o ha dado pasos que m ás bien lo alej an
de nosot ros: con la ordenación de m uj eres, la acept ación de uniones hom osexuales y
cosas sem ej ant es. Hay t am bién ot ras post uras ét icas, ot ras conform idades con el espírit u
de la act ualidad que dificult an el diálogo. Nat uralm ent e, al m ism o t iem po hay en las
com unidades prot est ant es personas que t ienden vivam ent e hacia la aut ént ica sust ancia de
la fe y que no aprueban est a act it ud de las grandes I glesias.

Por eso deberíam os decir: com o crist ianos t enem os que encont rar una base com ún; com o
crist ianos debem os est ar en condiciones de t ener en est e t iem po una voz com ún con
respect o a las grandes pregunt as y para dar t est im onio de Crist o com o el Dios vivo. No
podem os realizar la plena unidad en un t iem po previsible. Pero hacem os lo posible a fin de
que realm ent e com o crist ianos cum plam os j unt os una m isión, dem os j unt os un t est im onio
en est e m undo.

¿Es r e a l qu e e l pa pa n o ve a los pr ot e st a n t e s com o I gle sia , sin o, a dife r e n cia de


la I gle sia or ie n t a l, sólo com o com u n ida d e cle sia l? Est a ca lifica ción le s pa r e ce a
m u ch os de spr e cia t iva .
La expresión «com unidad eclesial» es part e de la t erm inología del Vat icano I I . El Concilio
aplicó aquí una regla m uy sim ple: según nuest ra com prensión, hay I glesia en sent ido
aut ént ico allí donde est á dado el m inist erio episcopal en la sucesión sacram ent al de los
apóst oles y, con ello, est á present e la eucarist ía com o sacram ent o que adm inist ran el
obispo y el sacerdot e.

Donde no es est e el caso, ha surgido ot ro t ipo, un m odo nuevo de com prender la I glesia,
un m odo que en el Vat icano I I designam os con la expresión «com unidad Eclesial». La
expresión debía señalar que esas com unidades son I glesia de ot ra m anera. No lo son,
com o ellas m ism as explican, del m ism o m odo que la I glesia de la gran t radición de la
Ant igüedad, sino a part ir de una com prensión nueva según la cual la I glesia no se halla en
la inst it ución sino en la dinám ica de la palabra que reúne a los hom bres y los hace
com unidad. En t al sent ido est a t erm inología es un int ent o de capt ar lo especial de la
crist iandad prot est ant e y de expresarlo posit ivam ent e. Siem pre se pueden buscar
expresiones m ej ores, pero la decisión fundam ent al est á j ust ificada, y est á dada ya por el
solo desarrollo hist órico.

Por lo dem ás, hay que enfat izar una vez m ás que la sit uación eclesial de las dist int as
com unidades prot est ant es es m uy variada. Ellas se definen t am bién ent re sí de form a
m uy diferenciada, de m odo que no pude hablarse de la I glesia prot est ant e.

Se t rat a sim plem ent e de ver que, en el prot est ant ism o, el crist ianism o ha efect uado, por
así decirlo, un desplazam ient o de acent o, y que nosot ros procuram os ent enderlo, que nos
reconocem os m ut uam ent e com o crist ianos y prest am os en com ún un servicio com o
crist ianos.

¿Y pu e de e l pa pa de cir a lgo dife r e n t e sobr e la de fin ición de lo qu e e s I gle sia ?


No. No puede disponer sobre eso. Est á obligado por lo dicho por el Vat icano I I .

En e l e cu m e n ism o con la s com u n ida de s e cle sia le s de Occide n t e e l Va t ica n o se


con ce n t r a e n los a n glica n os, e n la Fe de r a ción Lu t e r a n a M u n dia l, e n la Alia n z a
Re for m a da M u n dia l y e n e l Con se j o M e t odist a M u n dia l. La s pu e r t a s de Rom a se
ha n a bie r t o ya pa r a los a nglica nos qu e quie r a n pa sa r a la I gle sia ca t ólica . Con la

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con st it u ción a post ólica qu e u st e d pr om u lgó con e st e fin su r ge por pr im e r a ve z


u n a e st r u ct u r a j u r ídica y or ga n iza t iva pr opia pa r a I gle sia s pa r t icu la r e s. H a st a
a h or a , la r e pr e se n t a ción de la u n ida d e st a ba a socia da a la im a ge n de l r e gr e so a
la I gle sia la t in a .

¿Es e st o ya u n pr e ce de n t e pa r a ot r os gr u pos qu e qu ie r a n se guir los m ism os


pa sos?
Es de t odos m odos un int ent o de dar respuest a a un desafío específico. La iniciat iva no
part ió de nosot ros, sino de obispos anglicanos que se pusieron en diálogo con la
Congregación para la Doct rina de la Fe y t ant earon el t erreno para ver de qué form a
podría producirse una unión. Dij eron que com part en plenam ent e la fe que se describe en
el Cat ecism o de la I glesia Cat ólica. Manifest aron que ésa es exact am ent e su fe; que ahora
hay que ver en qué m edida pueden preservar su t radición propia, su form a de vida propia
t al com o se ha desarrollado, con t oda la riqueza que cont iene.
A part ir de ahí surgió después est e esbozo com o un ofrecim ient o. En qué m edida se lo
ut ilizará y será capaz de sust ent arse en la realidad, qué desarrollos y variaciones se darán
en él son cuest iones que hay que ver. De t odos m odos, es un signo, digam os, de la
flexibilidad de la I glesia cat ólica. Si bien no querem os crear nuevas I glesias unidas,
deseam os ofrecer posibilidades para que t radiciones de I glesias part iculares, t radiciones
que han crecido fuera de la I glesia rom ana, ent ren en com unión con el papa y, de ese
m odo, en la com unidad cat ólica.

En la s r e la cion e s e n t r e la I gle sia y los m u sulm a n e s se de sa t ó u n a e n or m e


con t r ove r sia a r a íz de su discu r so de Ra t isbon a de l 1 2 de se pt ie m br e de 2 0 0 6 . En
é l cit a ba u st e d u n pa sa j e de u n libr o de h ist or ia qu e r e pr odu ce e l diá logo e n t r e e l
e m pe r a dor biza n t in o y u n e r u dit o pe r sa a ce r ca de l isla m y e l cr ist ia n ism o. A
con t in u a ción e n los pa íse s islá m icos se pr odu j e r on a t e n t a dos in ce n dia r ios con t r a
t e m plos cr ist ia n os, y pe r iodist a s de Occide n t e e scr ibie r on ir a cu n dos
com e n t a r ios.

El discu r so fu e ca lifica do com o e l pr im e r e r r or de l pon t ifica do. ¿Lo fu e


r e a lm e n t e ?
( La lección m agist ral dict ada en el lugar donde Joseph Rat zinger había desarrollado
ant eriorm ent e su act ividad com o profesor t enía por t em a: «Fe, razón y universidad.
Recuerdos y reflexiones». El pasaj e en el que Benedict o XVI cit a la afirm ación del
em perador bizant ino Manuel) .

Yo había concebido el discurso com o una conferencia est rict am ent e académ ica, y así lo
pronuncié, sin ser conscient e de que un discurso papal no es int erpret ado en clave
académ ica, sino polít ica. La consideración polít ica no t uvo ya en cuent a el t ej ido fino, sino
que sacó de cont ext o un fragm ent o y lo convirt ió en un hecho polít ico, que en sí no era. El
discurso t rat aba una sit uación pert enecient e a un diálogo ant iguo que, pienso yo, sigue
siendo, por lo dem ás, de gran int erés.

El em perador Manuel, aquí cit ado, era en ese t iem po ya vasallo del I m perio ot om ano. Por
t ant o, no podía querer at acar a los m usulm anes. Pero podía plant ear pregunt as vivas en
el diálogo int elect ual. No obst ant e, la com unicación polít ica act ual no perm it e, por su
m odalidad, ent ender cont ext os t an finos.

No obst ant e, después de t odas las cosas t erribles que ocurrieron, sobre las que sólo se
puede est ar m uy t rist e, los acont ecim ient os t uvieron efect os en últ im a inst ancia posit ivos.
En m i visit a a Turquía pude m ost rar que t engo respet o por el I slam , que lo reconozco

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com o una gran realidad religiosa con la que debem os est ar en diálogo. De ese m odo, a
part ir de est a cont roversia surgió un diálogo realm ent e int enso.

Ha quedado claro que el I slam debe aclarar dos cosas en el diálogo público: las cuest iones
relat ivas a su relación con la violencia y con la razón. Ahora bien, ha sido un buen
com ienzo el hecho de que en sus propias filas se haya percibido que est as dos cuest iones
necesit an y exigen una clarificación, y que con ello se haya iniciado t am bién una reflexión
int erna ent re los erudit os del I slam , que pasó a ser después una reflexión dialogada.

El periódico islám ico Zam an habló del «m ensaj e de paz» del papa, afirm ando que por fin
se ha puest o realm ent e en m ovim ient o el diálogo ent re las religiones. Tam bién periódicos
alem anes com o Die Zeit , t ras una áspera crít ica inicial, han hecho sus reverencias al
«sabio de Orient e» que «en el m undo m usulm án se est á convirt iendo en la aut oridad m ás
im port ant e de Occident e».

De t odos m odos, con est o hem os llegado a un buen punt o. Com o ust ed sabe, erudit os
islám icos han escrit o una cart a con una m anifiest a invit ación al diálogo y con una
int erpret ación del islam que lo lleva inm ediat am ent e al diálogo con el crist ianism o. Sobre
est e t em a t uve t am bién una m uy buena conversación con el rey de Arabia Saudit a. Al
igual que ot ros j efes de Est ado islám icos o, por ej em plo, que los reyes de los Est ados del
Golfo, él quiere asum ir en com ún con los crist ianos una post ura cont raria al abuso
t errorist a del I slam .

Sabem os que hoy nos encont ram os en una lucha com ún. Tenem os en com ún, por una
part e, la defensa de grandes valores religiosos - la fe en Dios y la obediencia a Dios- , y,
por ot ra part e, el t ener que encont rar el lugar correct o en la m odernidad. De esas
cuest iones se ocupan t am bién las conversaciones del Consej o para el Diálogo
I nt erreligioso. Aquí se t rat a acerca de pregunt as com o: ¿qué significa t olerancia? ¿Qué
relación guardan ent re sí verdad y t olerancia? Con ello se relaciona t am bién la pregunt a
de si la t olerancia com prende asim ism o el derecho a cam biar de religión. A los
int erlocut ores islám icos les cuest a reconocerlo. Según dicen, quien llega a la verdad, no
puede ya ret roceder.

En cualquier caso, hem os ent rado en una relación de diálogo - am plia e int ensa- en la que
nos acercam os m ut uam ent e y aprendem os a com prendernos m ej or. Y a t ravés de ello t al
vez podam os realizar t am bién de form a m ás posit iva una aport ación com ún en est a hora
difícil de la hist oria.

N o m u ch o t ie m po a t r á s, los pa pa s con side r a ba n com o t a r e a suya pr e se r va r a


Eu r opa de la isla m iza ción . ¿Sigu e e l Va t ica n o e n e st e pu n t o u n a polít ica
com ple t a m e n t e n u e va ?
No. Las sit uaciones hist óricas cam bian. Pensem os solam ent e en el t iem po en que el
I m perio ot om ano am enazaba las front eras de Europa, asedió Europa y llegó a est ar
finalm ent e a las puert as de Viena. O pensem os en la bat alla de Lepant o, de 1571. En
est os casos se t rat aba realm ent e de si Europa conservaría su ident idad o se convert iría en
una colonia. En esa sit uación, en la que en absolut o se t rat aba solam ent e del islam , sino
de la expansión del poder ot om ano, Europa t enía que unirse y defender su hist oria, su
cult ura, su fe.

Los frent es t ienen recorridos dist int os, en el que, en t oda su diferencia, se encuent ran, por
un lado, el secularism o radical y, por el ot ro, la pregunt a por Dios.

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Desde luego t iene que seguir exist iendo la ident idad de la religión respect iva. No podem os
disolvernos unos en ot ros. Pero, por ot ra part e, hay que hacer t am bién el int ent o de
ent enderse.

En grandes sect ores de África negra exist e desde hace largo t iem po una buena y t olerant e
coexist encia ent re el islam y el crist ianism o. Cuando recibo a los obispos de esos países,
ellos relat an que exist e sim plem ent e una ant igua cost um bre de com part ir unos la
celebración de las fiest as de los ot ros. En ot ras part es la relación sigue t odavía m arcada
por la int olerancia y la agresión. En ese sent ido las sit uaciones hist óricas son t odavía hoy
m uy diferent es. En cualquier caso hem os de procurar, por un lado, vivir y exponer
vivam ent e la grandeza de nuest ra fe, y, por el ot ro, ent ender la herencia de los ot ros. Lo
im port ant e es encont rar lo com ún y, allí donde sea posible, prest ar en est e m undo un
servicio en com ún.

Al m ism o t ie m po n o h a y que pe r de r de vist a que , e n pa íse s don de e l isla m


dom ina e l Est a do y la socie da d, se pisot e a n los de r e ch os h u m a n os y los
cr ist ia n os son br u t a lm e n t e r e pr im idos. Pa r a e l obispo a n glica n o M ich a e l N a zir -
Ali, e l isla m r e pr e se n t a la m a yor a m e n a z a pa r a Occide n t e de sde e l com u n ism o,
por qu e con é l h a ce su e n t r a da u n a ide ología polít ica y socioe con óm ica globa l. El
pr e side n t e de la Re pú blica de I r á n , M a h m u d Ah m a din e ya d, de cla r ó qu e la cue n t a
r e gr e siva pa r a la de st r u cción de I sr a e l ya h a com e n za do, y qu e pr on t o I sr a e l
se r á « bor r a do de l m a pa » .

¿N o e s e n t on ce s u n poco in ge n u a o in clu so pe ligr osa la ide a de u n diá logo con e l


isla m ?
Hay diferent es form as de vivir el islam , según sean en cada caso sus t radiciones
hist óricas, su proveniencia y sus relaciones de poder. Com o decía, en África negra hay,
por lo m enos en grandes sect ores, una t radición de coexist encia m uy sat isfact oria, donde
t am bién es posible el cam bio de religión e hij os de un padre m usulm án pueden hacerse
crist ianos. Allí, en una com prensión fundam ent al de la libert ad y la verdad, exist e un
acercam ient o que no ent urbia la int ensidad de la fe.

Pero donde el islam dom ina, digam os, en soledad, indiscut ido en sus t radiciones y en su
ident idad cult ural y polít ica, se ve fácilm ent e a sí m ism o com o posición cont raria al m undo
occident al, en ciert a m edida com o defensor de la religión frent e al at eísm o y el
secularism o. Ent onces la conciencia de verdad se hace t an est recha que se conviert e en
int olerancia y, con ello, hace t am bién m uy difícil una coexist encia con los crist ianos. Aquí
es im port ant e que perm anezcam os de m anera int ensiva en cont act o con t odas las fuerzas
islám icas dispuest as al diálogo, de m odo que después puedan darse t am bién cam bios de
conciencia allí donde el islam ism o asocia t odavía la reivindicación de la verdad con la
violencia.

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1 0 . An u n cio

Su pr im e r a pu blica ción , t oda vía e n su s t ie m pos de e st u dia n t e , fue la t r a du cción


de u n t e x t o de Tom á s de Aqu in o. El t ít ulo e r a : Er offn u ng ü be r die Lie be
( D e cla r a ción sobr e e l a m or ) . Su pr im e r a pu blica ción com o pa pa , e x a ct a m e n t e
se se n t a a ñ os de spu é s, e s u n a e ncíclica sobr e e l m ism o t e m a : D e us Ca r it a s e st
( D ios e s a m or ) . La pr im e r a e n cíclica de u n pa pa se con side r a sie m pr e com o u n a
su e r t e de cla ve pa r a su pon t ifica do.

En lo t oca n t e a e se opú scu lo e st u dia n t il, a in st a ncia s de Alfr oo Uipple t r a du j e la


Qu a e st io dispu t a t a de ca r it a t e , de sa n t o Tom a s de Aqu in o, por qu e M a r t in
Gr a bm a n n , e l gr a n in ve st iga dor de la Eda d M e dia , h a bía dich o qu e la s
Qu a e st ion e s n o e st a ba n t r a du cida s, qu e h a bía qu e t r a du cir la s. D e spu é s n o se
lle gó a u n a publica ción . Ta l ve z n o e r a t a m poco u n a bue n a t r a du cción , pue s yo
n o t e n ía siqu ie r a ve in t e a ñ os... D e m odo qu e , e n r e a lida d, lle gu é ca su a lm e n t e a
e se t e m a , pe r o m e fa scin ó. Así qu e e n m i vida m e a com pa ñ ó sie m pr e , por u n a
pa r t e , e l t e m a de Cr ist o com o e l D ios vivo y pr e se n t e , e l D ios qu e n os a m a y sa n a
a t r a vé s de l dolor , y, por e l ot r o, e l t e m a de l a m or , qu e de spu é s se r á ce n t r a l e n la
t e ología j oá n ica , e n la con cie n cia de qu e se t r a t a de la cla ve de l cr ist ia n ism o, de
qu e é st e de be le e r se de sde a llí. Así, pue s, e scr ibí t a m bié n la pr im e r a e ncíclica
de sde e sa cla ve .

La m or a l se x u a l de la I gle sia ca t ólica su scit a u na ve h e m e n t e con t r a dicción .

H a bla r e m os t oda vía sobr e e se t e m a . En D e u s Ca r it a s e st e l pa pa e x plica qu e la


h u m a n ida d de la fe im plica t a m bié n e l sí de l h om br e a su cor por e ida d, cr e a da por
D ios. ¿Es u n a le ga t o a fa vor de u n a m e j or vive n cia de la se x u a lida d?
Nat uralm ent e, la corporeidad abarca m ucho m ás com o para que pudiese definírsela por la
sexualidad, pero ést a es un elem ent o const it ut ivo esencial. Lo im port ant e es que el
hom bre es alm a en cuerpo, que él es él m ism o en cuant o cuerpo y que, por eso, se puede
concebir el cuerpo de form a posit iva y la sexualidad com o un don posit ivo. A t ravés de
ella, el hom bre part icipa de la condición creadora de Dios. Encont rar est a concepción
posit iva y cuidar de ese t esoro que se nos ha dado es una gran t area.

Es verdad que en la crist iandad han irrum pido rigorism os siem pre de nuevo y la t endencia
a una valoración negat iva, que se había form ado en el gnost icism o, halló ent rada t am bién
en la I glesia. Pensem os solam ent e en el j ansenism o, con el que se llegó a una dist orsión
del hom bre, a im buirlo de un sent im ient o de t em or. Hoy hay que reconocer que debem os
encont rar ot ra vez el cam ino hacia la act it ud aut ént icam ent e crist iana, com o la había en el
crist ianism o prim it ivo y en los grandes m om ent os de la crist iandad: la alegría y el sí al
cuerpo, el sí a la sexualidad, vist a com o un don al que corresponden siem pre t am bién la
disciplina y la responsabilidad.

Pues, com o siem pre, sigue siendo válido que libert ad y responsabilidad form an una
unidad. Sólo ent onces crece t am bién la alegría correct a, es posible un sí correct o. Por eso
es im port ant e que despleguem os nuevam ent e lo posit ivo, su gran sí, la im agen crist iana
del hom bre que im pulsó de form a correspondient e el Vat icano I I .

Al igu a l qu e e n D e u s Ca r it a s e st , t a m bié n e n su e n cíclica su bsigu ie n t e , Spe sa lvi,


y e n la e n cíclica socia l Ca r it a s in Ve r it a t e , qu e e x h or t a a la r e spon sa bilida d socia l
de la polít ica y la e con om ía , h a bla u st e d r e it e r a da m e n t e de u n a « e x ist e n cia
cr ist ia n a » .

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I n clu so a lgu ie n qu e de scon ozca e l t e m a pr e sie n t e qu e a llí h a y a lgo qu e n o


gu a r da r e la ción con la e x ist e n cia ba n a l pr opia de los m ie m br os de la socie da d de l
bie n e st a r .

Se gú n e so, ¿e s e l cr ist ia n ism o, com o lo e n t ie n de e l pa pa , u n a fu e r za m á s bie n


pr ovoca dor a , que cu e st ion a lo qu e e st á e n boga , j ust a m e n t e por qu e dice cosa s
qu e m u ch os n i siquie r a se a t r e ve n a pe n sa r ?
No quisiera form ular j uicios sobre lo que se pensaba ant es. Pero hay que t ener de nuevo
present e que ser hom bre es algo grande, un gran desafío. La banalidad de dej arse
sim plem ent e llevar no hace j ust icia al hom bre. Tam poco la hace la post ura según la cual
la com odidad es el m ej or m odo de vivir, el bienest ar, el único cont enido de la felicidad. Es
preciso percibir nuevam ent e que, com o seres hum anos, hem os de plant ear exigencias
m ayores a la condición hum ana; m ás aún: que j ust am ent e sólo a t ravés de eso se accede
a la felicidad m ayor; que esa condición hum ana es com o una excursión a la m ont aña en la
que hay cuest as difíciles. Pero sólo por m edio de ellas llegam os hast a la alt ura, y sólo
ent onces podem os experim ent ar la belleza del ser. Considero de gran im port ancia
enfat izarlo.

Un o de los a n u n cios de l pon t ifica do qu e m á s h a sido obj e t o de discu sión e s e l


m ot u pr opr io Su m m or u m Pon t ificu m , de j u lio de 2 0 0 7 . Su obj e t ivo e s fa cilit a r e l
a cce so a la a n t igua m isa e n la t ín , qu e h a st a e n t on ce s sólo e st a ba pe r m it ido
ce le br a r con a u t or iza ción de l cor r e spon die n t e obispo de l luga r . En u n a ca r t a
a n e x a de st a có u st e d de for m a e x plicit a qu e la lit u r gia r e n ova da e n la le n gu a
ve r n á cu la se gu ía sie n do e l r it o or din a r io, y qu e la m isa t r ide n t in a e r a e l
e x t r a or din a r io. Se gú n a fir m a ba u st e d, a l pa pa n o le im por t a ba n la s cu e st ion e s
con fr e cu e n cia m e zqu in a s sobr e é st a o a qu e lla for m a . Lo fun da m e n t a l e s e l
ca r á ct e r cósm ico de la lit u r gia a sí com o la gr a n r e la ción de la lit u r gia cr ist ia n a
con la h e r e n cia de l An t iguo Te st a m e n t o. ¿Qu é se qu ie r e a fir m a r con e llo?
Ést e es un capit ulo de gran m agnit ud. Se t rat a de que la lit urgia no se celebre com o una
represent ación que hace la com unidad de si m ism a, en la que se considera im port ant e
que no int ervenga, y en la que, al final, lo único que t erm ina siendo realm ent e im port ant e
es el «yo m ism o». Ant es bien, se t rat a de que ent ram os en algo m ucho m ayor. De que,
en ciert a m edida, salim os de nosot ros m ism os y ent ram os a un ám bit o de am plit ud, por
eso es t an im port ant e que la lit urgia no sea product o de un bricolaj e hecho de algún m odo
por uno m ism o.

En verdad, la lit urgia es un proceso por el que uno se dej a int roducir en la gran fe y la
gran oración de la I glesia. Por ese m ot ivo, los prim eros crist ianos rezaban hacia Orient e,
hacia el sol nacient e, sím bolo de Crist o que vuelve. Con ello querían señalar que el m undo
ent ero est á de cam ino hacia Crist o y que Él abarca est e m undo en su t ot alidad.

Est a relación con el cielo y la t ierra es m uy im port ant e. No es casual que las ant iguas
iglesias est uviesen const ruidas de t al m odo que el sol proyect ase su luz en el t em plo en
un m om ent o m uy det erm inado. Just am ent e hoy, cuando t om am os nuevam ent e conciencia
de la im port ancia de las int eracciones ent re la Tierra y el universo, debería reconocerse
t am bién el caráct er cósm ico de la lit urgia. Y asim ism o su caráct er hist órico. Y reconocer
t am bién que la lit urgia no fue invent ada de ese m odo en algún m om ent o por alguien
cualquiera, sino que ha crecido orgánicam ent e desde Abrahán. Los elem ent os
provenient es de las épocas m ás t em pranas est án cont enidos en la lit urgia.

En lo que respect a a lo concret o, la lit urgia renovada del Vat icano I I es la form a válida en
la que la I glesia celebra hoy la lit urgia. He querido hacer m ás accesible la form a
precedent e sobre t odo porque, de ese m odo, se conserva la int erconexión int erior de la

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hist oria de la I glesia. No podem os decir que ant es era t odo erróneo y que ahora es t odo
correct o, pues en una com unidad en la que la oración y la eucarist ía son lo m ás
im port ant e, no puede ser por com plet o erróneo algo que ant es era lo m ás sacrosant o. Se
t rat ó de la conciliación int erna con el propio pasado, de la cont inuidad int erior de la fe y
de la oración en la I glesia.

Por ot ra part e, la decisión provocó una cont roversia en t orno a la pet ición cont enida en la
ant igua lit urgia del viernes sant o, por la conversión de los j udíos. El rabino e hist oriador
neoyorquino I acob Neusner defendió est a oración haciendo referencia a que se encuent ra
«en la lógica del m onot eísm o». Según dij o, t am bién los j udíos creyent es piden t res veces
al día que, algún día, t odos los no j udíos invoquen el nom bre de Yahveh.

Fin a lm e n t e , e n fe br e r o de 2 0 0 8 h izo u st e d r e e m pla za r e l t e x t o por u n a


for m u la ción n u e va . ¿Podía u st e d com pr e n de r los a r gu m e n t os de los cr ít icos?
Ant e t odo est oy m uy agradecido al señor Neusner por lo que dij o, porque realm ent e
ayuda. En segundo lugar, esa pet ición no afect a a la lit urgia general, sino sólo al pequeño
círculo de los que ut ilizan el m isal ant iguo. Por t ant o, no ha m odificado nada en la gran
lit urgia. Pero en la ant igua lit urgia m e pareció necesario int roducir una m odificación en
est e punt o. La form ulación que había allí era de índole t al que result aba realm ent e
ofensiva para los j udíos y que, adem ás, no expresaba posit ivam ent e la unidad int erna
ent re el Ant iguo y el Nuevo Test am ent o.

Por eso creí que en la ant igua lit urgia era necesaria una m odificación en ese punt o, en
especial, com o digo, t eniendo en cuent a nuest ra relación con los am igos j udíos. La he
m odificado de t al m odo que ella cont iene nuest ra fe de que Crist o es el Salvador para
t odos, de que no hay dos cam inos de salvación, o sea, de que Crist o es t am bién el
Salvador de los j udíos, no sólo de los paganos. Pero t am bién en el sent ido de que no se
pida de m anera inm ediat a por la conversión de los j udíos en clave m isionera, sino que el
Señor haga llegar la hora hist órica en que t odos est em os unidos. Por eso, los argum ent os
que han sido plant eados polém icam ent e en m i cont ra por una serie de t eólogos se han
hecho de form a irreflexiva, no hacen j ust icia a la cosa m ism a.

Su m ot u pr opr io Om n iu m in m e n t e m , de dicie m br e de 2 0 0 9 , qu e h a pa sa do
a m plia m e n t e in a dve r t ido, m odifica e l de r e ch o ca n ón ico r e spe ct o de l dia con a do y
e l m a t r im on io. Re spe ct o a la va lide z de l m a t r im on io se r á a pa r t ir de a h or a
ir r e le va n t e si u n a pe r son a qu e h a r e cibido e l ba u t ism o ca t ólico h a sa lido de la
I gle sia , por e j e m plo, por r a zon e s t r ibu t a r ia s. Se gú n se a fir m a , la m odifica ción
a spir a a la igu a lda d de t r a t a m ie n t o de t odos los ca t ólicos. Pe r o ¿n o se e x pr e sa
cla r a m e n t e con e llo, a l m ism o t ie m po, qu e a lgu ie n pu e de de cla r a r su a ba n don o
de la I gle sia por r a zon e s t r ibu t a r ia s y, a u n a sí, se gu ir sie n do m ie m br o de la
I gle sia ?
Es un problem a que no puedo resolver aquí. Es realm ent e una gran disput a que se
desarrolla ent re Rom a y Alem ania: ¿En qué m edida la pert enencia a la corporación de
derecho público que recauda el im puest o eclesiást ico es idént ica a la pert enencia al cuerpo
m íst ico de Crist o que la I glesia represent a? Nat uralm ent e, la I glesia ha de t ener t am bién
una const it ución concret a. Necesit a t am bién corporeidad. Necesit a form as j urídicas
ext ernas. Y, por supuest o, ser crist iano im plica t am bién que se haga algo por la propia
com unidad. El sist em a alem án es m uy especial. En t orno a él se desarrolla ahora una
disput a m uy im port ant e y, según creo, t am bién út il ent re los órganos de la Sant a Sede y
de la Conferencia Episcopal Alem ana. No quisiera pronunciarm e ant icipadam ent e al
respect o.

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H a ca u sa do sor pr e sa la de cisión de con fe r ir a Pío XI I e l r e con ocim ie n t o de l


« gr a do h e r oico de la s vir t u de s» , que con st it uye u n r e quisit o pa r a la
be a t ifica ción , a u n qu e n o se a socia a e llo u n j u icio h ist ór ico o polít ico, sin o u n a
va lor a ción de la a cción pa st or a l.
La im agen de Eugenio Pacelli, que gobernó la I glesia de 1938 a 1958 com o Pío XI I , fue
m arcada especialm ent e por el dram at urgo Rolf Hochhut h, que esboza la figura de un
inescrupuloso t áct ico del poder a quien dej a frío el dest ino de los j udíos. Com o ahora
saben los invest igadores, esa figura no t iene casi nada en com ún con el Pío XI I real.
Según el hist oriador Karl- Joseph Hum m el, baj o el pont ificado de Pío XI I fueron salvados
con ayuda cat ólica de los cam pos de ext erm inio de los nazis un núm ero que alcanza los
cient o cincuent a m il j udíos.

El filósofo j udío Bernard- Henry Liry declaró que la encíclica Mit brennender Sorge ( Con
viva preocupación) , publicada en 1937, en cuya redacción cooperó Pacelli com o cardenal
secret ario de Est ado, es hast a el día de hoy uno de los «m anifiest os m ás decididos y
elocuent es cont ra los nazis». Según est e aut or, Pío XI I cuidó com o papa «de que los
m onast erios rom anos est uviesen abiert os para los j udíos perseguidos».

Golda Meir, quien fuera m ás t arde prim era m inist ra de I srael, declaró en 1958: «Cuando
un t errible m art irio cayó sobre nuest ro pueblo en la década del t error nacionalsocialist a, la
voz del papa se elevó a favor de las víct im as».

N o obst a n t e , a l r e spe ct o se h a n m a n ife st a do con side r a ble s r e se r va s e n la s


com u n ida de s j u día s. ¿H a br ía qu e h a be r e spe r a do h a st a la a pe r t u r a de t odos los
a r ch ivos va t ica n os?
En sí, el reconocim ient o del grado heroico de las virt udes, que, com o ust ed ha dicho, no
valora sus logros polít icos e hist óricos en cuant o t ales, est aba preparado desde hacia dos
años. Prim eram ent e no firm é el reconocim ient o sino que ordené una revisión de los
fondos de archivo que no se habían hecho públicos a fin de t ener verdadera cert eza...
Nat uralm ent e, no podían valorarse en un sent ido est rict am ent e cient ífico los varios cient os
de m iles de docum ent os. Pero se ha obt enido una vez m ás una im presión y se ha podido
ver que en esos docum ent os los aspect os posit ivos que conocem os se confirm an, y que
las cuest iones negat ivas que se aducen no se confirm an.

Ust e d m ism o h a h e ch o r e fe r e n cia a qu e Pío XI I sa lvó la vida a m ile s de j u díos,


por e j e m plo cu a n do h izo a br ir los con ve n t os y la s cla u sur a s de Rom a - a lgo qu e
sólo e l pa pa e n pe r son a pue de h a ce r - y los de cla r ó e x t r a t e r r it or ia le s, h e ch o qu e
j u r ídica m e n t e n o qu e da ba de l t odo a se gu r a do pe r o qu e , n o obst a n t e , fu e
t ole r a do por los a le m a n e s. Est á m u y cla r o: e n e l m ism o m om e n t o e n qu e é l
h u bie se for m u la do u na pr ot e st a pú blica , n o se h a br ía a ce pt a do m á s la
e x t r a t e r r it or ia lida d y, con t oda ce r t e za , la s m ile s de pe r son a s qu e h a bía n sido
pu e st a s a sa lvo e n los m on a st e r ios h u bie se n sido de por t a da s.
En t al sent ido, se t rat aba sim plem ent e de m uchas vidas hum anas que únicam ent e podían
ser salvadas de esa m anera. Sólo recient em ent e ha salido a la luz que, ya en 1938, Pacelli
escribió com o secret ario de Est ado a obispos de t odo el m undo diciéndoles que debían
esforzarse por que se ent regaran de form a generosa visados a los j udíos que em igraban
de Alem ania. Él hizo t odo lo que pudo de su part e para salvarlos. Por supuest o, uno puede
pregunt arse, siem pre de nuevo: ¿Por qué no prot est ó de form a m ás clara?». Creo que vio
las consecuencias que habría acarreado una prot est a abiert a. Personalm ent e, lo sabem os,
sufrió m ucho por est as cosas. Sabía que, en realidad, debía pronunciarse, pero la
sit uación se lo im pedía.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Ahora hay nuevas personas avisadas que afirm an que, si bien salvó a m ucha gent e, t enía
concepciones ant icuadas sobre los j udíos, que no est aba a la alt ura del Vat icano I I . Pero
ésa no es la cuest ión. Lo decisivo es lo que hizo e int ent ó hacer, y creo que, en ese punt o,
hay que reconocer realm ent e que fue uno de los grandes j ust os, que salvó a m uchos
j udíos, a t ant os com o ningún ot ro.

1 1 . Via j e s pa st or a le s

Ta l ve z e l pa pa n o se a e l h om br e m á s pode r oso de l m u n do, pe r o con su s


ce le br a cion e s a lo la r go y a lo a n ch o de l m u n do lle ga a m illon e s de pe r son a s,
m á s qu e cu a lquie r e st r e lla de popo A u st e d n o se le con side r a ba a n t e s
pr e cisa m e n t e com o u n t r ibu n o de l pu e blo. ¿Sie n t e fie br e de ca n dile j a s?
Nat uralm ent e, a veces est oy preocupado y m e pregunt o si, desde el punt o de vist a
puram ent e físico, podré aguant ar hast a el final. Los viaj es represent an siem pre grandes
exigencias para m í. Realm ent e no t engo fiebre de candilej as, pues t odo est á bien
preparado. Sé que en ese m om ent o no hablo por m í m ism o, sino que est oy sim plem ent e
en represent ación del Señor, y que no debo pensar si m e veo bien o llego bien, y cosas
sem ej ant es. Hago lo que se m e ha encargado, en la conciencia de que sucede para Ot ro y
que ese Ot ro responde t am bién por m í. En ese sent ido, los viaj es se desarrollan para m í
sin t em or int erior.

Su pr e de ce sor e r a ya con side r a do com o, diga m os, u n m ist e r bom ba st ic, qu e por
su sola pr e se n cia física , por su voz y su s ge st os, t e n ía gr a n e fe ct o y r e son a n cia
m e diá t ica . Ust e d n o t ie n e n e ce sa r ia m e n t e la m ism a e st a t ur a n i la m ism a voz.
¿H a sido u n pr oble m a pa r a u st e d?
Me dij e, sim plem ent e: yo soy com o soy. No int ent o ser ot ro. Lo que puedo dar lo doy, y lo
que no puedo dar no int ent o t am poco darlo. No procuro hacer de m i algo que no soy. He
sido elegido - de eso son culpables t am bién los cardenales- y hago lo que puedo.

La Jor n a da M un dia l de la Ju ve n t u d, e n a gost o de 2 0 0 5 , e n Colon ia , con 1 ,1


m illon e s de pa r t icipa n t e s, y de spu é s la de Sydn e y sa ca r on a la lu z cu a lida de s
in sospe ch a da s de su pe r son a . " Aqu í e n e l Rin - obse r va ba e l pe r iódico de
izqu ie r da it a lia n o La Re pú blica - se de sa r m a in clu so a los oj os de su s e scé pt icos
com pa t r iot a s la a r m a du r a de l cu st odio de la fe , da n do pa so a u n pa st or qu e
de scr ibe la I gle sia com o « lu ga r de la t e r n u r a de D ios» . ¿Se sor pr e n dió u st e d
m ism o de lo bie n qu e podía t r a t a r con los j óve n e s?
En t odo caso m e alegró que surgiera un cont act o m uy espont áneo, y de hecho esas
j ornadas de la j uvent ud se han convert ido en un aut ént ico regalo. Cuando pienso cuánt os
j óvenes encuent ran en t ales j ornadas un nuevo punt o de part ida y viven después
espirit ualm ent e a part ir de él, cuánt a alegría queda después del event o, pero t am bién
cuánt o recogim ient o hay j ust am ent e en la inm ediat ez de la Jornada Mundial de la
Juvent ud, t engo que decir que allí sucede algo que no lo hacem os nosot ros m ism os.

En Aust ralia se esperaban grandes problem as de seguridad, dificult ades, conflict os, t odo
lo que sucede en m anifest aciones de m asas. Había una gran inquiet ud y se t enía una
act it ud crít ica. Al final, la policía est aba ent usiasm ada, t odo el m undo se encont raba
cont ent o porque no se había producido ninguna alt eración. Sim plem ent e, nos im pulsó la
alegría com ún de la fe y se hizo posible que cient os de m iles perm anecieran en silencio y
unidos ant e el Sant ísim o Sacram ent o. En est e recogim ient o y est a alegría, en el gozo
int erior y en el aut ént ico encuent ro, en la ausencia de crim inalidad, en t odo est o acont ece
algo t ot alm ent e asom broso, algo m uy diferent e a lo que suele ocurrir en los act os
m asivos. Y de Sydney siguen produciéndose t odavía efect os, com o, por ej em plo,

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vocaciones al sacerdocio. Creo que con las Jornadas Mundiales de la Juvent ud se ha


encont rado algo que ayuda a t odos.

Con ya pr on t o ve in t e visit a s a l e x t r a nj e r o, se a a Polon ia , Ch e qu ia , Espa ñ a ,


Au st r ia , Au st r a lia , Am é r ica de l N or t e y de l Sur , Áfr ica , Por t u ga l, Ch ipr e , I sr a e l,
I n gla t e r r a , se h a con ve r t ido t a m bié n u st e d, a pe sa r de t odo, e n u n pa pa via j e r o.
Escoj a m os a lgu n os e j e m plos. En Br a sil visit ó u st e d in st it u cion e s socia le s de l pa ís
y pa r t icipó e n e l h ist ór ico e n cu e n t r o de 1 7 6 ca r de n a le s y obispos de Am é r ica
La t in a . Se gú n a fir m ó u st e d m ism o, e n e l e n cu e n t r o con los pu e blos or igin a r ios la
fe e n D ios ha a nim a do la vida y la cult u r a de e sos pu e blos du r a n t e m á s de cin co
siglos, a u n qu e , h oy e n día , e sa ide n t ida d ca t ólica de su pobla ción e st á e n j u e go.
En los últ im os veint icinco años se ha producido un gran cam bio en la geografía religiosa.
En países y regiones que ant es t enían hast a un novent a por cient o o m ás de cat ólicos, el
porcent aj e ha baj ado al sesent a por cient o. Se t rat a de un cam bio doble: por un lado
est án las sect as evangelist as, que rot uran fuert em ent e el t errit orio y que, a su vez, son
m uy inest ables y no crean pert enencias duraderas; y por el ot ro lado est á el secularism o,
que adquiere una fuert e influencia a t ravés de los m edios de com unicación de m asas y
t iene un efect o m odificador en las conciencias. En t al sent ido exist e en esos lugares una
crisis cult ural de hondo calado. Tant o m ás im port ant e es que la fe cat ólica se present e de
form a nueva y vit al y que haga oír nuevam ent e su palabra com o fuerza de unidad, de
solidaridad y de apert ura de lo et erno para lo t em poral.

En su via j e a Est a dos Un idos e st a ba e spe cia lm e n t e e n pr im e r pla n o la sit u a ción


post e r ior a los ca sos de a bu so. ¿Qu é im pr e sión t r a j o u st e d con sigo de e sa visit a ?
Creo que sorprendió t am bién a los no cat ólicos el hecho de que la visit a no t uviese en sí
nada de provocador, sino que despert ó las fuerzas posit ivas de la fe e im presionó a t odos
los que se hallaban present es. Allí donde iba el papa había una m ult it ud innum erable y
reinaba una alegría cat ólica t ot alm ent e increíble. Sea en las grandiosas celebraciones
lit úrgicas - en Washingt on, con m úsica m ás bien m oderna, en Nueva York, con una
t ípicam ent e clásica- o en la Universidad cat ólica, en t odas part es se dio una part icipación
alegre, una conciencia de cercanía, de unión, que m e conm ovió m ucho. Después hablé
t am bién con víct im as de abuso y conocí m uchas organizaciones que t rabaj an con la
j uvent ud.

¿H a su pe r a do ya la I gle sia ca t ólica e n Est a dos Un idos la cr isis?


Afirm arlo sería t al vez m ucho decir, pero ella conoce por un lado el peligro que la
am enaza, sus dificult ades y el pecado que hay en ella. Eso es m uy im port ant e. Adem ás,
se encuent ra en un gran despert ar int erior a fin de superar t odo eso y de vivir y realizar
de nuevo en nuest ro t iem po la ident idad cat ólica.

Ust e d pa r e ce a m a r m u y e spe cia lm e n t e a Espa ñ a . Ya h a visit a do va r ia s ve ce s e l


pa ís y e st a r á de n u e vo a llá pa r a la Jor n a da M u n dia l de la Ju ve n t u d e n 2 0 1 1 .
Por supuest o. España es uno de los grandes países cat ólicos que ha regalado a la I glesia
grandes sant os y grandes im pulsos y que, adem ás, ha m arcado a Am érica Cent ral y del
Sur. Pero encont rarse con la hist oria de España, especialm ent e con su hist oria present e,
es siem pre algo excit ant e. Es un país de cont rast es dram át icos.

Pensem os en el cont rast e ent re la República de la década de 1930 y Franco, o en la


dram át ica lucha act ual ent re la secularidad radical y la fe decidida.

Es un país que, hoy com o ayer, se encuent ra en un gran m ovim ient o hist órico, que cuent a
adem ás con una pluralidad de cult uras, que se encuent ran, por ej em plo, los vascos y los
cat alanes. España ha sido siem pre uno de los grandes países cat ólicos con vit alidad

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creadora. Si Dios quiere y m e encuent ro t odavía con vida, ent raré de nuevo en cont act o
con él especialm ent e en la Jornada Mundial de la Juvent ud en Madrid. Est e año se han
previst o dos breves visit as: al apóst ol Sant iago en Sant iago de Com post ela, y a la célebre
cat edral de la Sagrada Fam ilia, de Gaudí, en Barcelona.

En n in gu n a pa r t e con gr e ga e l pa pa a t a n t a s pe r son a s com o a llá . Es


sor pr e n de n t e , fr e n t e a los pr oble m a s qu e t ie n e j u st a m e n t e la I gle sia ca t ólica e n
Espa ñ a , t a m bié n e n vir t u d de la de scu ida da e la bor a ción de la dict a du r a de
Fr a n co.
Precisam ent e allá exist e t am bién una vit alidad de fe que, por lo vist o, los españoles llevan
en la sangre.

Fr a ncia . Ta m bié n u n pa ís con u n gr a n pa sa do ca t ólico, con im por t a n t e s


fu n da cion e s de ór de n e s r e ligiosa s y con e l sin gu la r ísim o sa n t u a r io de Lou r de s,
qu e u st e d visit ó. Pe r o t a m bié n u n pa ís con u n la icism o m uy a va n za do.
Ant es de m i visit a se había dicho que viaj aría a un país am pliam ent e at eo y encont raría
allá un am bient e bast ant e frío. Pero sucedió lo cont rario. La m isa en París fue im ponent e.
Se habían congregado decenas de m iles de personas en la explanada de Los I nválidos,
con una int ensidad en la oración y en la fe que m e conm ovió. Por supuest o, son
inolvidables las Vísperas en Not re Dam e, en las que ese m agnífico ám bit o int erviene
sim plem ent e en la oración, y la m úsica fue grandiosa. Aquí se pusieron de m anifiest o la
luz y el brillo de la gran cult ura cat ólica francesa. Con gust o recuerdo el encuent ro con los
académ icos en el I nst it ut de France y en el College des Bernardins, donde dict é una
lección que fue seguida t am bién por la int elect ualidad francesa, que reconoció al papa de
alguna m anera com o m iem bro propio.

Desde luego. Lourdes es un lugar m uy especial, donde t odo est á lleno de fe, donde de
alguna m anera la Sant ísim a Virgen sigue est ando percept iblem ent e present e y t oca y
m ueve a los hom bres. Allí fue especialm ent e im presionant e la adm inist ración de la unción
de los enferm os a personas señaladas por la m uert e, en una at m ósfera de hum ildad y de
oración silenciosa. Para m í fue m uy im port ant e ver que, en la denom inada Francia laica,
sigue habiendo t am bién, hoy com o ayer, una t rem enda fuerza de fe.

Ju st a m e n t e e n Ale m a n ia sigu e a ú n pe n die n t e u n a visit a oficia l de l pa pa a le m á n ,


u n a sit u a ción e n r e a lida d in a udit a . ¿D e pe n de de u n a de sa ve n e n cia con e l
gobie r n o a le m á n ? ¿O de u n de scon t e n t o por la odiosida d y los m e zqu in os a fe ct os
a n t i r om a n os qu e le lle ga n t a n a m e n udo a l pa pa e n e l de ba t e pú blico?
Si bien no he realizado aún ninguna visit a oficial, he est ado ya dos veces en Alem ania.
Una vez en Colonia, donde hubo t am bién un encuent ro con el gobierno, y ot ra en Baviera,
que, a fin de cuent as, pert enece t am bién a Alem ania. Pero es verdad que, al final, no se
puede dej ar fuera la capit al. Si el Señor m e regala t odavía la fuerza para hacerlo, m e
gust aría visit ar una vez m ás Alem ania.

M illon e s de pe r sona s se a le gr a n pe r o, a l m ism o t ie m po, r e spon de n : e s t a r de ,


sie n do qu e e l r e ba ñ o e st á t a n a pr e m ia do pr e cisa m e n t e e n la pa t r ia de l pa pa y
n e ce sit a r ía con u r ge n cia la a yu da de l pa st or .
Sí, el rebaño est á aprem iado, y si yo m ism o puedo ir, lo haré con gust o. Mient ras t ant o,
est oy t am bién en cont act o vivo con los past ores y con t ant as ot ras personas en Alem ania
que, digám oslo así, se da una const ant e presencia int erior y, de ese m odo, una cercanía
m uy especifica.

Con su via j e a Áfr ica e n m a r zo de 2 0 0 9 la polít ica de l Va t ica n o e n r e la ción con e l


sida qu e dó u n a ve z m á s e n la m ir a de los m e dios. El ve in t icin co por cie n t o de los

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e n fe r m os de sida de l m u n do e n t e r o son t r a t a dos a ct u a lm e n t e e n in st it u cion e s


ca t ólica s. En a lgu n os pa íse s, com o por e j e m plo e n Le sot o, son m u ch o m á s de l
cu a r e n t a por cie n t o.

Ust e d de cla r ó e n Áfr ica qu e la doct r in a t r a dicion a l de la I gle sia h a de m ost r a do


se r u n ca m in o se gu r o pa r a de t e n e r la e x pa n sión de l VI H . Los cr ít icos, t a m bié n de
la s fila s de la I gle sia , opon e n a e so qu e e s u n a locu r a pr oh ibir a u n a pobla ción
a m e n a za da por e l sida la u t iliza ción de pr e se r va t ivos.
El viaj e a África fue t ot alm ent e desplazado en el ám bit o de las publicaciones por una sola
frase. Me habían pregunt ado por qué la I glesia cat ólica asum e una posición irrealist a e
ineficaz en la cuest ión del sida. En vist a de ello m e sent í realm ent e desafiado, pues la
I glesia hace m ás que t odos los dem ás. Y sigo sost eniéndolo. Porque ella es la única
inst it ución que se encuent ra de form a m uy cercana y concret a j unt o a las personas,
previniendo, educando, ayudando, aconsej ando, acom pañando.

Porque t rat a a t ant os enferm os de sida, especialm ent e a niños enferm os de sida, com o
nadie fuera de ella.

He podido visit ar uno de esos servicios y conversar con los enferm os. Ésa fue la aut ént ica
respuest a: la I glesia hace m ás que los dem ás porque no habla sólo desde la t ribuna
periodíst ica, sino que ayuda a las herm anas, a los herm anos que se encuent ran en el
lugar. En esa ocasión no t om e posición en general respect o del problem a del preservat ivo,
sino que, solam ent e, dij e –y eso se convirt ió después en un gran escándalo- : El problem a
no puede solucionarse con la dist ribución de preservat ivos. Deben darse m uchas cosas
m ás. Es preciso est ar cerca de los hom bres, conducirlos, ayudarles, y eso t ant o ant es
com o después de cont raer la enferm edad.

( ...) Y la realidad es que, siem pre que alguien lo requiere, se t ienen preservat ivos a
disposición. Pero eso sólo no resuelve la cuest ión. Deben darse m ás cosas.

Ent ret ant o se ha desarrollado, j ust am ent e en el ám bit o secular, la llam ada t eoría ABC,
que significa: Abst inence–Be fait hful–Condom ! » ( Abst inencia – Fidelidad – Preservat ivo)
en la que no se ent iende el preservat ivo solam ent e com o punt o de escape cuando los
ot ros dos punt os no result an efect ivos. Es decir, la m era fij ación en el preservat ivo
significa una banalización de la sexualidad, y t al banalización es precisam ent e el origen
peligroso de que t ant as personas no encuent ren ya en la sexualidad la expresión del
am or, sino sólo una suert e de droga que se adm inist ran a sí m ism as. Por eso, la lucha
cont ra la banalización de la sexualidad form a part e de la lucha por que la sexualidad sea
valorada posit ivam ent e y pueda desplegar su acción posit iva en la t ot alidad de la
condición hum ana.

Podrá haber casos fundados de caráct er aislado, por ej em plo, cuando un prost it uido ut iliza
un preservat ivo, pudiendo ser est o un prim er act o de m oralización, un prim er t ram o de
responsabilidad a fin de desarrollar de nuevo una conciencia de que no t odo est á
perm it ido y de que no se puede hacer t odo lo que se quiere. Pero ést a no es la aut ént ica
m odalidad para abordar el m al de la infección con el VI H. Tal m odalidad ha de consist ir
realm ent e en la hum anización de la sexualidad.

¿Sign ifica e st o qu e la I gle sia ca t ólica n o e st á por pr in cipio e n con t r a de la


u t iliza ción de pr e se r va t ivos?
Es obvio que ella no los ve com o una solución real y m oral. No obst ant e, en uno u ot ro
caso pueden ser, en la int ención de reducir el peligro de cont agio, un prim er paso en el

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cam ino hacia una sexualidad vivida de form a diferent e, hacia una sexualidad m ás
hum ana.

1 2 . El ca so W illia m son

D u r a n t e cu a t r o a ñ os, e l pa pa h a bía h e ch o u n bu e n pa pe l, por de cir lo con u n a


e x pr e sión coloqu ia l. Los a dve r sa r ios h a bía n e nm u de cido por com ple t o. Pe r o e n
e n e r o de 2 0 0 9 se pr odu ce u n gir o y, de pr on t o, la s vie j a s le n gu a s m or da ce s se
pr e se n t a n n ue va m e n t e . El pa pa Be n e dict o e s u n gé lido t e cn ócr a t a , pr ocla m a de
n u e vo pa r t e de la pr e n sa . El de t on a n t e , sobr e e l cu a l h e m os h a bla do ya a l
com ie n zo, e s e l le va n t a m ie n t o de la e x com u n ión de cua t r o obispos
pe r t e n e cie n t e s a la Fr a t e r n ida d Sa n Pío X, qu e se h a bía se pa r a do de Rom a ba j o
la con du cción de l a r zobispo fr a n cé s M a r ce l Le fe bvr e . La Fr a t e r n ida d cue n t a e n
e st e m om e n t o, se gú n su s pr opia s in dica cion e s, con u n os se iscie n t os m il fie le s,
ca si qu in ie n t os sa ce r dot e s, m á s de doscie n t os se m in a r ist a s, 8 6 e scu e la s y dos
in st it u t os u n ive r sit a r ios.

An t e t odo, ¿n o t e n ía qu e pa r t ir u st e d de la ba se de qu e , a l da r e se pa so, de bía


e spe r a r cu a lqu ie r cosa m e n os a pr oba ción e n la opin ión pú blica ? La u t ilida d sólo
podía se r m á s bie n r e du cida ; e l da ñ o, e n ca m bio, con side r a ble .
Es correct o. Ya he explicado que el paso es en gran m edida paralelo a lo que est am os
haciendo en China. Cuando obispos que se encuent ran en excom unión por haber falt ado
cont ra el prim ado reconocen, después, dicho prim ado, son legít im am ent e liberados de la
excom unión. O sea que, com o ya he dicho, su excom unión no t enía que ver con el
Vat icano I I , sino que había sido pronunciada con m ot ivo de una falt a cont ra el prim ado.
En ese m om ent o habían declarado en una cart a su reconocim ient o del prim ado, y en t al
sent ido la consecuencia j urídica era m uy clara.

Por lo dem ás, ya baj o el pont ificado de Juan Pablo I I , en una reunión de t odos los j efes de
dicast erio, o sea, de t odos los que presiden un órgano de gobierno pont ificio, se había
resuelt o levant ar la excom unión en el caso de que llegara una cart a sem ej ant e.
Lam ent ablem ent e, de nuest ra part e se realizó un m al t rabaj o de com unicación ant e la
opinión pública, de m odo que el verdadero cont enido j urídico y los lím it es de est e
procedim ient o no quedaron claros en absolut o. Para colm o de m ales, con William son se
agregó el peor incident e que pudiese pensarse, que lam ent ablem ent e no habíam os
previst o, lo que const it uye una circunst ancia especialm ent e desdichada.

Si h u bie se u st e d sa bido qu e e n t r e e st os obispos h a bía u n o qu e n e ga ba la s


cá m a r a s de ga s de los n a zis, ¿h u bie se fir m a do la e x com u n ión ?
No. Ent onces habría que haber separado prim eram ent e el caso WiI liam son. Pero,
lam ent ablem ent e, ninguno de nosot ros había hecho una búsqueda en I nt ernet ,
ent erándose así de quién se t rat aba.

Pe r o, a nt e s de le va n t a r u na e x com u n ión, ¿n o h a bla que m ir a r pr im e r o con lu pa a


la s pe r son a s e n cue st ión y la vida qu e lle va n , m á s a ú n t r a t á ndose de u n a
com u n ida d e n la qu e , e n su a isla m ie n t o, se h a bía de sa r r olla do de for m a
cu e st ion a ble t a n t o e n lo t e ológico com o e n lo polít ico?
Lo ciert o es que William son es una figura especial, en cuant o nunca fue cat ólico en sent ido
propio. Era anglicano y pasó direct am ent e de los anglicanos a Lefebvre. Es decir, nunca
vivió en la I glesia grande, nunca en com unión con el papa. Las inst ancias nuest ras que
t enían com pet encia en el asunt o declararon que los cuat ro afect ados t enían una volunt ad
irrest rict a de reconocer el prim ado. Pero, por supuest o, a post eriori siem pre se es m ás
list o.

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H oy se im pon e la sospe ch a de qu e , e n e st e pr oce so, podr ía h a be r se t r a t a do de


u n com plot con e l obj e t ivo de h a ce r e l m a yor da ñ o posible a l pa pa . El solo
de sa r r ollo cr on ológico pe r m it e sospe ch a r u na a cción con u n obj e t ivo
de t e r m in a do.
En cualquier caso, el daño es enorm e. Durant e sem anas se desencadena una cont inua
t orm ent a de t it ulares negat ivos. Ahora bien, el hecho de que pudiese llegarse a est e
affaire dependió j ust am ent e de que se calló el cont ext o real. La oficina de prensa del
Vat icano podrá no haber t rabaj ado de la m ej or m anera, pero peor t rabaj aron los
periodist as de los grandes m edios ciudadanos. Una o dos averiguaciones habrían bast ado
para clarificar el asunt o. Pero no se quería perder los propios t it ulares del escándalo. En el
decret o correspondient e se exponía con claridad que el papa sólo había decidido
«reconsiderar» la sit uación canónica de los obispos.

Quedaba claro que los cuat ro obispos siguen canónicam ent e suspendidos. Les est á
prohibido ej ercer su m inist erio. El paso no significa reconciliación alguna, y m enos aún
una rehabilit ación. No obst ant e, el periódico alem án Süddeut s she Zeit ung publica el
dem oledor t it ular: " El papa rehabilit a a un negador del Holocaust o», afirm ando que era
una señal vergonzosa, m ás aún, un pecado.

¿Cóm o fu e posible qu e su ge st o pu die se e n t e n de r se com o n e ga t iva a la


r e con cilia ción e n t r e cr ist ia n os y j u díos?
Al parecer, y com o escribí t am bién en la cart a que envié con post erioridad, hay aquí una
host ilidad pront a a salt ar, que espera cosas sem ej ant es para asest ar sus golpes sin errar
el blanco. De nuest ra part e fue un error el no haber est udiado y preparado m ás
det enidam ent e el asunt o. Por ot ra part e, ciert am ent e exist ía, digam os, la disposición a la
agresión, que sólo esperaba su víct im a.

Todas las inst ancias decisivas del Vat icano aclararon de inm ediat o que los negadores del
Holocaust o no t ienen nada que buscar en la I glesia cat ólica. Dos m eses ant es, el 9 de
noviem bre, había recordado ust ed en Rom a el 70º aniversario de la «noche de los
crist ales rot os del Reich». En esa ocasión convocó ust ed a una «profunda solidaridad al
m undo j udío» y a orar por las víct im as. Según decía, t odos t ienen la obligación de
com prom et erse en t odos los niveles cont ra t oda form a de ant isem it ism o y discrim inación.

En la a u die n cia ge n e r a l de l 2 8 de e n e r o de 2 0 0 9 , la pr im e r a oca sión qu e t u vo de


m a n ife st a r pe r son a l y pú blica m e n t e su posición r e spe ct o de l ca so W illia m son , e l
pa pa h a ce u n a de cla r a ción e n la qu e e x pr e sa su « ple n a e in discu t ible solida r ida d
con n u e st r os h e r m a n os de st in a t a r ios de la Pr im e r a Alia n za » . Qu e e l H oloca u st o,
dice , « se a pa r a t odos a dve r t e n cia con t r a e l olvido, la n e ga ción o e l
r e du ccion ism o» .
No obst ant e, el secret ario general del Consej o Cent ral de los Judíos en Alem ania afirm ó
que el papa quiso hacer «present able» a un negador del Holocaust o. Un aut or j udío habló
incluso de una rehabilit ación de «ant isem it as act ivos». Calificó al papa com o un
«hipócrit a». La president a del Consej o Cent ral de los Judíos en Alem ania declaró
t erm inado de inm ediat o el diálogo con la I glesia cat ólica.

¿N o m u e st r a e l a ffa ir e t a m bié n qu é de lga da e s la ca pa de h ie lo sobr e la cu a l se


m u e ve t oda vía la r e la ción con los j u díos?
De t odos m odos hay que reconocer que sigue habiendo grandes t em ores y t ensiones y
que el diálogo puede fácilm ent e sufrir daños y est á am enazado. No obst ant e, en el gran
j udaísm o, ext endido por el m undo ent ero, ha habido m uchas personas que m e
m anifest aron de inm ediat o que yo j am ás adm it iría com o present able a un negador del

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Holocaust o. Son personas que m e conocen. En t al sent ido no ha est ado en discusión una
rupt ura del diálogo.

Ese peligro exist ía a lo sum o en Alem ania, donde por lo vist o exist e en los j udíos una
sensibilidad especialm ent e fuert e y t am bién, digam os, una suscept ibilidad frent e al papa.
Aquí se ha t ransferido t am bién un poco al j udaísm o la im agen general que t ienen del papa
los alem anes, de m odo que, en esas m anifest aciones, no se reflej a sólo la sit uación j udía,
sino t am bién la alem ana. Com o he dicho, ha sido por supuest o un m om ent o crít ico, que
m uest ra cuán at ent os debem os est ar, qué expuest a puede ser la sit uación. Pero, al m ism o
t iem po, en el j udaísm o m undial la confianza se ha m ant enido siem pre est able.

An ge la M e r k e l, la ca n cille r pr ot e st a n t e de l pa ís r e spon sa ble de l H oloca u st o,


e x igió a l Va t ica n o qu e se m a n ife st a r a ine qu ívoca m e n t e e n con t r a de l
a n t ise m it ism o, a fir m a n do qu e la s de cla r a cion e s da da s h a st a e l pr e se n t e n o e r a n
su ficie n t e s.
No quiero volver a t rat ar est e asunt o. Al parecer, ella est aba inform ada de form a
incom plet a sobre lo que ent ret ant o había dicho y hecho la I glesia Cat ólica.

Se gú n u st e d com e n t ó m á s t a r de , lo e n t r ist e ció e spe cia lm e n t e e l h e ch o de qu e


t a m bié n los ca t ólicos, qu e e n e l fon do h u bie r a n podido sa be r m e j or cóm o e st á n
la s cosa s, h a ya n pe n sa do qu e de bía n h e r ir m e con u n a h ost ilida d pr e st a a l
a t a que ...
Que en la Alem ania cat ólica exist e un sect or considerable que, por así decirlo, espera la
ocasión para poder at acar al papa es un hecho y form a part e de la figura que adquiere el
cat olicism o de nuest ro t iem po. De lo que t enem os que ocuparnos seriam ent e, por lo que
t enem os que luchar, es por que se dé de nuevo un ent endim ient o fundam ent al.

Pa r a m a yo de 2 0 0 9 , o se a , t oda vía e n la in m e dia t a ce r ca n ía de l e scá n da lo e n


t or n o a W ilI ia m son , e st a ba pla n e a do su via j e a Tie r r a Sa n t a , e spe r a do e n t on ce s
con gr a n e x pe ct a t iva . A se m e j a n za de su via j e a Tu r qu ía , qu e t u vo lu ga r
in m e dia t a m e n t e de spu é s de los e n fr e n t a m ie n t os e n t or n o a l discu r so de
Ra t isbon a , t a m bié n e st e via j e t u vo por con se cu e n cia u n gir o a som br oso. Se gú n
de cla r ó e l e m ba j a dor isr a e lí a n t e la Sa n t a Se de , M or de cha y Le w y, la s r e la cion e s
e n t r e e l Va t ica n o e I sr a e l h a bía n m e j or a do cla r a m e n t e . Le w y cit ó a l r e spe ct o u n a
fr a se de l libr o de los Ju e ce s: « D e lo a m a r go vin o du lzu r a » .
Ya dij e ant es que la t ensión con I srael no era la m ism a que se daba en Alem ania, sino que
siem pre exist ió una confianza m ut ua, el conocim ient o de que el Vat icano da la cara por
I srael, por el j udaísm o de est e m undo, que reconocem os a los j udíos com o nuest ros
padres y herm anos. Para m í fue m uy em ocionant e con qué cordialidad m e recibió el
president e Peres, que es una gran personalidad. Él lleva consigo la carga de un recuerdo
difícil. Ust ed sabe que su padre fue encerrado en una sinagoga a la que después se
prendió fuego. Pero vino hacia m í con una gran apert ura y sabiendo que lucham os por
valores com unes y por la paz, por la plasm ación del fut uro, y que en ello la cuest ión de la
exist encia de I srael desem peña un papel im port ant e.

En conj unt o hubo una gran hospit alidad. Diría que, t al vez, se m e prot egió dem asiado. En
cualquier caso, la m agnit ud de la prot ección que se m e brindó fue form idable. Pero, cosa
que en el caso de Juan Pablo I I no había sido posible t odavía, pudim os celebrar dos
grandes m isas públicas en I srael, una m uy herm osa en Jerusalén, y después, lo que fue
m uy em ocionant e, una en Nazaret , en la alt ura desde la que se quería despeñar al Señor.
Fue una m anifest ación grande, visible, de la fe crist iana en el Est ado de I srael.

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Y después, a uno le llega nat uralm ent e siem pre al corazón ir al lugar de la anunciación,
del nacim ient o, de la crucifixión, al sepulcro. Allí pude encont rarm e t am bién con ot ras
com unidades crist ianas. Fueron t odas vivencias im port ant es y em ot ivas. Por últ im o visit é
t am bién Jordania y el t errit orio palest ino y pude est ablecer una relación m uy cordial con el
rey de Jordania, con t oda la casa real m e regaló varios cient os de bot ellas con agua del
Jordán a fin de ponerla a disposición para la adm inist ración del baut ism o.

En el t errit orio de la Aut oridad Nacional Palest ina hubo encuent ros im presionant es con
niños cuyos padres eran m ant enidos prisioneros en I srael. Así, pues, vim os t am bién la
ot ra cara del sufrim ient o, y así surgió en conj unt o un gran panoram a del dolor de am bas
part es. Una cosa se hizo aún m ás clara a t ravés de ello: que con la violencia no se
soluciona nada, que la única solución es la paz, y que hay que hacer t odo lo posible para
que am bas part es en esa t ierra at orm ent ada puedan vivir j unt as en paz.

Ar r oj e m os u n a m ir a da r e t r ospe ct iva a los pr im e r os cin co a ñ os de su pon t ifica do.


¿Qu é r e su lt a do da u n br e ve ba la n ce pr ovision a l de e se pe r iodo? ¿Qu é le pa r e ce
h a be r con se gu ido ya , qu é le pa r e ce logr a do de m a n e r a e spe cia l?
Los grandes viaj es fueron encuent ros im port ant es con las diferent es cult uras y t ienen un
efect o perm anent e. No fueron shows. ¡Cuando pienso en Brasil, en lo que surgió allá en el
encuent ro con los obispos! I niciam os una m isión cont inent al que ahora det erm ina
realm ent e los program as de las diócesis. O t om em os el encuent ro con la Fazenda da
Esperanza, un cent ro de rehabilit ación de drogadict os. El bueno del Padre Hans St apel ya
no se salva m ás de los requerim ient os de t odo el m undo por nuevas filiales, que ahora se
est án fundando en t odas part es. Por doquier se sent ía la conciencia de que la I glesia
cat ólica vive y se encuent ra vigorosa.

Lo m ism o sucedió en Est ados Unidos, en Francia, en Port ugal. Pienso que fueron buenos
los viaj es a Chequia, a Aust ria, a Polonia con esa vivencia de vit alidad, a Aust ralia, por
supuest o; a África, donde hubo un dinam ism o de alegría que realm ent e cont agiaba. En
t odas part es se dio un encuent ro de la I glesia consigo m ism a y, de ese m odo, un
encuent ro con el Señor, de m odo que la I glesia t om ó conciencia de sí m ism a en presencia
del Señor y se hizo conscient e de que proviene del Señor. En t odas part es est o se hizo
nuevam ent e present e en la m em oria. En t al sent ido, est e, com o t am bién los dem ás viaj es
han sido de alguna m anera el hilo conduct or que se ha ext endido a lo largo del t iem po
t ranscurrido de est e pont ificado y que ha producido m uchas cosas.

Adem ás se dieron, con su part icular acent o, los dos grandes años, el Año Paulino y el Año
Sacerdot al, que se convirt ieron en m edit ación com unit aria y a t ravés de los cuales
brillaron de nuevo luces esenciales de la fe. De not able im port ancia, y com o lugares de
encuent ro con t est im onios em ocionant es, fueron los dos sínodos, sobre t odo el sínodo
sobre la palabra de Dios.

Por ot ro lado, est án esos grandes períodos de escándalo y las heridas que se han infligido
a la I glesia, pero que, com o ya hem os dicho, t ienen para nosot ros una fuerza purificadora
y, al final, pueden ser elem ent os posit ivos.

Ust e d dij o u n a ve z qu e , e n cie r t a m e dida , t e n ía que « sopor t a r » t a m bié n e st e


m in ist e r io. ¿Est á t a m bié n de ce pcion a do por cie r t a s cosa s qu e n o fu e r on
posible s?
Ciert am ent e est oy t am bién decepcionado. Decepcionado sobre t odo de que en el m undo
occident al exist a ese disgust o con la I glesia, de que la secularidad siga haciéndose
aut ónom a, de que desarrollen form as en las que los hom bres son apart ados cada vez m ás
de la fe, de que la t endencia general de nuest ro t iem po siga siendo opuest a a la I glesia.

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Pero creo que ésa es j ust am ent e t am bién la sit uación crist iana, esa lucha ent re dos t ipos
de am or. Siem pre fue así y, en esa lucha, a veces será m ás fuert e un lado, y ot ras, el
ot ro.

Pa blo VI ve n dió la t ia r a y pu so a disposición e l pr odu ct o de la ve n t a . Su


pr e de ce sor se gú n e l n om br e , Be n e dict o XV, va ció la s a r ca s de spu é s de la pr im e r a
gu e r r a m u n dia l pa r a da r e l din e r o a los pobr e s. Ta m bié n h oy e l m u n do e spe r a
ge st os de m ost r a t ivos de l Va t ica n o, signos qu e e x pr e se n de for m a visible pa r a
t odo e l m u n do la se r ie da d de u n a pu r ifica ción y la m e m or ia de los or íge n e s de la
I gle sia a post ólica . ¿Cu á n do a plica r á e n se r io Be n e dict o XVI su s pr opia s pa la br a s
e n e l se n t ido de qu e la I gle sia t ie n e qu e de spr e n de r se de su s bie n e s pa r a
pr e se r va r su Bie n ?
Ésa es una frase que Pío X ut ilizó en relación con la crisis en Francia, cuando se t rat aba de
acept ar el sist em a est at al - que, si bien habría t raído consigo vent aj as para la I glesia, la
habría puest o al m ism o t iem po baj o el régim en del Est ado- o bien renunciar a él y vivir en
la pobreza. Ent onces, el Bien est á por sobre los bienes. Es un parám et ro que perm anece
siem pre y que debe ser considerado en cada decisión, sobre t odo t am bién en las
decisiones polít icas que t om am os. Pero no es que arroj em os fuera con liviandad los bienes
m ient ras conservan su caráct er de servicio. La pregunt a es por cuánt o t iem po sirve una
cosa realm ent e al conj unt o. Nunca debería suceder que est em os som et idos a ella, de
m odo que los bienes dom inen el Bien, sino siem pre a la inversa.

Por e l m om e n t o t odo pa r e ce in dica r qu e , de spu é s de e st e pr im e r pe r íodo de


cin co a ñ os y de los a bu sos sobr e los qu e h e m os t r a t a do, e l pon t ifica do de
Be n e dict o XVI se h a r á a ú n m á s a pr e m ia n t e , de cidido. Ust e d h a bló in clu so de u n
m u e vo t ie m po de e va n ge liza ción » .
Para ver qué es lo que podem os y logram os habrá que esperar. Pero que debem os
acom et er con fuerza renovada la cuest ión acerca de cuál es el m odo en que puede
anunciarse de nuevo a est e m undo el evangelio de m anera que llegue a él, y que t enem os
que em plear para ello t odas las energías, form a part e de los punt os program át icos que se
m e han encom endado.

I I I . ¿H ACI A D ÓN D E VAM OS?

1 3 . I gle sia , fe y socie da d

Los pr oble m a s de la socie da d n o se h a n r e ducido y pla n t e a n con n u e v a u r ge n cia


pr e gu n t a s a ce r ca de n u e st r a for m a de vida : ¿cu á le s son n u e st r os va lor e s y
pa r á m e t r os? ¿D e qu é n os ocu pa m os r e a lm e n t e ? ¿Cóm o qu e r e m os vivir e n e l
fu t u r o?

En n u e st r os día s ve m os cóm o e l m u n do cor r e pe ligr o de de sliza r se h a cia e l


a bism o, con st a t a m os qu e u n sist e m a e con óm ico de se n fr e n a do pu e de con ve r t ir se
e n u n ca pit a lism o pr e da dor qu e de v or a e n or m e s va lor e s; qu e la vida a t a n a lt a
ve locida d n o sólo n os sobr e e x ige , sin o t a m bié n de sor ie n t a ; qu e a la pa r de la
socie da d de sa sose ga da h a sur gido t a m bié n u n a socie da d de scon ce r t a da que h oy
con side r a e r r ón e o lo qu e a ye r con side r a ba cor r e ct o, y m a ñ a n a con side r a r á
cor r e ct o lo qu e h oy con side r a e r r ón e o.

H a y e n fe r m e da de s com o e l bu r n ou t qu e se h a ce n fe n óm e n o de m a sa s, n u e va s
a diccion e s com o e l vicio de l j u e go o de la por n ogr a fía . En e l de lir io de
opt im iza ción de la s e m pr e sa s h a su r gido u n e st r é s la bor a l difícilm e n t e
su pe r a ble . Est á t a m bié n la pr e ca r ia sit u a ción de los n iñ os qu e sufr e n la pé r dida

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de su s r e la cion e s fa m ilia r e s; e st á e l dom in io de los m e dios, qu e h a n de sa r r olla do


u n a cu lt u r a de la r upt u r a de t a búe s, de e st u pidiza ción y de e m bot a m ie n t o m or a l;
e st á n los ofr e cim ie n t os de los m e dios e le ct r ón icos, qu e pu e de n m a n ipu la r
n u e st r a s cu a lida de s h u m a n a s y de st r u ir la s.

Sa n t o Pa dr e , la a por t a ción de la I gle sia a l de sa r r ollo de la civiliza ción h a sido


sie m pr e de gr a n r e le va n cia . En ca m bio, h oy e n día se e x t ie n de e n m u ch os pa íse s
u n a a ct it u d de de spr e cio y t a m bié n de u n a h ost ilida d ca da ve z m á s fr e cu e n t e
a n t e la r e ligión cr ist ia n a . ¿Qu é h a pa sa do r e a lm e n t e ?
En prim er lugar, el desarrollo del pensam ient o m oderno cent rado en el progreso y en la
ciencia ha creado una m ent alidad por la cual se cree poder hacer prescindible la «hipót esis
de Dios», com o lo expresaba Laplace. El hom bre piensa hoy poder hacer por sí m ism o
t odo lo que ant es sólo esperaba de Dios. Según ese m odelo de pensam ient o, que se
considera cient ífico, las cosas de la fe aparecen com o arcaicas, m ít icas, com o
pert enecient es a una civilización pasada. La religión, en t odo caso la crist iana, es
encasillada com o una reliquia del pasado. Ya en el siglo XVI I I la I lust ración anunció que,
un día, t am bién el papa, ese dalai lam a de Europa, t endría que desaparecer, que la
I lust ración iba a elim inar definit ivam ent e esos rem anent es m ít icos.

¿Ex ist e u n pr oble m a de a u t or ida d, pue st o qu e u n a socie da d libe r a l n o a dm it e qu e


se le diga na da m á s? ¿O e s t a m bié n u n pr oble m a de com u n ica ción , por qu e la
I gle sia , con su s va lor e s a pa r e n t e m e n t e t r a dicion a le s, con con ce pt os com o
pe ca do, a r r e pe n t im ie n t o y con ve r sión , n o pu e de ya com u n ica r se ?
Yo diría que son am bas cosas. Ese pensam ient o que alcanza t ant os éxit os y que cont iene
m uchas cosas correct as ha m odificado la orient ación fundam ent al del hom bre hacia la
realidad. El hom bre ya no busca m ás el m ist erio, lo divino, sino que cree saber: la ciencia
descifrará en algún m om ent o t odo aquello que t odavía no ent endem os. Es sólo cuest ión
de t iem po; ent onces, lo dom inarem os t odo.

De ese m odo, la cient ificidad se ha convert ido en la cat egoría suprem a. Últ im am ent e hubo
algo que m e hizo reír: en la t elevisión se dij o que ahora est aba cient íficam ent e
dem ost rado que las caricias de la m adre son beneficiosas para los niños. I nvest igaciones
de ese t ipo podrán considerarse una locura o una concepción errónea, populist a e infant il
de ciencia, pero t al concept o m uest ra t am bién un m odelo: j ust am ent e un m odo de pensar
en el que la fe en el m ist erio, en el obrar de Dios, en que t oda la dim ensión religiosa ha
perdido validez com o «no cient ífica» y ya no encuent ra espacio alguno. Ese es uno de los
aspect os.

¿Y e l ot r o?
El ot ro es que j ust am ent e la ciencia ve ahora de nuevo sus lím it es, que m uchos cient íficos
dicen hoy que de alguna part e t iene que venir t odo, que debem os volver a plant earnos
esa pregunt a, con ello vuelve a crecer t am bién una nueva com prensión de lo religioso, no
com o un fenóm eno de nat uraleza m it ológica, arcaica, sino a part ir de la conexión int erior
del ( ...) : según el m odo com o el evangelio ha querido y ha anunciado en realidad la fe.

Pero, com o decía, la religiosidad t iene que regenerarse de nuevo en est e gran cont ext o y
encont rar así nuevas form as de expresión y de com prensión. El hom bre de hoy no
com prende ya sin m ás que la sangre de Crist o en la cruz es expiación por sus pecados,
Son fórm ulas not ables y verdaderas que, sin em bargo, ya no t ienen lugar alguno en t odo
el ent ram ado de nuest ro pensam ient o y en nuest ra im agen del m undo, se t rat a de
fórm ulas que hay que t raducir y capt ar de nuevo. Por ej em plo, hem os de ent ender de
nuevo que el m al debe ser realm ent e elaborado. No se lo puede sim plem ent e apart ar u
olvidar. Tiene que ser elaborado, t ransform ado desde dent ro.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

¿Qu é sign ifica e so?


Significa que nos encont ram os realm ent e en una era en la que se hace necesaria una
nueva evangelización, en la que el único evangelio debe ser anunciado en su inm ensa,
perm anent e racionalidad y, al m ism o t iem po, en su poder, que sobrepasa la racionalidad,
para llegar nuevam ent e a nuest ro pensam ient o y nuest ra com prensión.

Por supuest o, aún con t odas sus t ransform aciones, el hom bre sigue siendo siem pre el
m ism o. No habría t ant os creyent es si los hom bres no siguieran ent endiendo en el corazón
que sí, que lo que se dice en la religión es lo que necesit am os. La ciencia sola, en la
m edida en que se aísla y se hace aut ónom a, no cubre nuest ra vida. Ella es un sect or que
nos aport a grandes cosas, pero depende a su vez de que el hom bre siga siendo hom bre.

Ya hem os vist o que, si bien nuest ra capacidad ha crecido, no lo ha hecho t am bién nuest ra
grandeza y nuest ra pot encia m oral y hum ana. A t ravés de las grandes t ribulaciones de la
época reconocem os cada vez m ás que debem os encont rar de nuevo un equilibrio int erior
y que t am bién necesit am os crecim ient o espirit ual. Tam bién en los m uchos encuent ros con
los grandes j efes de Est ado veo una fuert e conciencia de que, sin la fuerza de la aut oridad
religiosa, el m undo no puede funcionar.

An t e s de h a bla r sobr e los pr oble m a s de la I gle sia Ca t ólica y sobr e e l fu t u r o de la


I gle sia qu isie r a pr e gu n t a r qu é e s, a bsolu t a m e n t e h a bla n do, la I gle sia . Ese
« or ga n ism o e spir it u a l» , com o dij o u st e d e n u n a oca sión . En u n a h om ilía r e cu r r ió
u st e d a u n a e x pr e sión de Pa blo VI , qu ie n , com o u st e d dij o, a m ó t a n t o a la I gle sia
qu e qu e r ía « a br a za r la , sa lu da r la , a m a r la » con st a n t e m e n t e . D e cía e l Pa pa Pa blo
VI : « Qu isie r a fin a lm e n t e a ba r ca r la t oda e n su h ist or ia , e n su de sign io divin o, e n
su de st in o fin a l, e n su com ple j a , t ot a l y u n it a r ia com posición » , y t e r m in a ba con
la s pa la br a s « cu e r po m íst ico de Cr ist o» .
Pablo VI ret om ó con ello lo que desarrollara san Pablo, que definió a la I glesia com o la
corporeidad perm anent e de Crist o, com o el organism o vivo de Crist o. Just am ent e, Pablo
no la concibió com o inst it ución, com o organización, sino com o organism o vivo en el que
t odos act úan unos j unt o a los ot ros y hacia los ot ros, en el que se encuent ran unidos
desde Crist o. Es una im agen, pero una im agen que conduce hacia la hondura y que es
m uy realist a ya por el hecho de que creem os que en la eucarist ía recibim os realm ent e a
Crist o, el Resucit ado. Y si cada uno recibe al m ism o Crist o, t odos est am os reunidos
realm ent e en ese cuerpo nuevo, resucit ado, com o el gran ám bit o de una nueva
hum anidad. Ent ender est o es im port ant e para concebir a part ir de allí a la I glesia no com o
un aparat o que debe realizar t odo t ipo de cosas - , aparat o t am bién form a part e de ella,
pero dent ro de unos lím it es- , sino com o organism o vivo que proviene de Crist o m ism o.

En m u ch os pa íse s h a y in icia t iva s de la icos qu e lu ch a n por u n a m a yor


in de pe n de n cia de Rom a y por u n a I gle sia n a cion a l y de or ie n t a ción de m ocr á t ica .
El Va t ica n o e s pr e se n t a do e n e sa s in icia t iva s com o u n a dict a du r a , e l pa pa , com o
a lgu ie n que im pon e su s posicion e s con m a n o a u t or it a r ia . Qu ie n obse r ve con m á s
de t a lle la sit u a ción n ot a r á m á s bie n e l cr e cim ie n t o de la s fu e r za s ce n t r ífu ga s qu e
e l de la s ce n t r ípe t a s, e l le va n t a m ie n t o con t r a Rom a m á s qu e la solida r ida d con
Rom a . Con e st a luch a que se pr olon ga ya dur a n t e dé ca da s, ¿N o vie n e e x ist ie n do
de sde h a ce m u ch o t ie m po u n a su e r t e de cism a de n t r o de la I gle sia ca t ólica ?
Para com enzar diría que el papa no t iene poder para forzar a algo. Su «poder» consist e
solam ent e en que exist e la convicción, en que los hom bres capt an que form am os una
unidad y que el papa t iene una m isión que no se ha dado él a sí m ism o. Sólo si hay
convicción puede result ar t odo est o. Sólo a t ravés de la convicción de la fe com ún puede
la I glesia vivir t am bién de form a com unit aria.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Recibo m uchas cart as, t ant o de personas sencillas com o de grandes personalidades, que
m e escriben: «Som os uno con el papa, para nosot ros él es el represent ant e de Crist o y el
sucesor de Pedro; est é ust ed seguro de que creem os y vivim os en com unión con ust ed».
Nat uralm ent e, siem pre han est ado - no sólo ahora- las fuerzas cent rífugas, la t endencia
hacia las I glesias nacionales, que t am bién han surgido. Pero j ust am ent e hoy, en la
sociedad globalizada, en la necesidad de una unidad int erior de la com unidad m undial, se
ve que, en realidad, ésos son anacronism os. Se ve con claridad que una I glesia no crece
en la m edida en que se at rinchera a nivel nacional, se separa y se encierra en un
det erm inado sect or cult ural y lo absolut iza, sino que la I glesia necesit a unidad, que
necesit a algo así com o un prim ado.

Para m í fue int eresant e que el t eólogo ort odoxo ruso John Meyendorff, que vive en
Est ados Unidos, dij era que sus aut ocefalias son su m ayor problem a, que necesit arían algo
así com o un prim ero, un prim ado. Tam bién en ot ras com unidades se dice lo m ism o. Los
problem as de la crist iandad no cat ólica, t ant o desde la perspect iva t eológica com o desde
la pragm át ica, est riban t am bién am pliam ent e en que no t ienen un órgano de unidad. A
part ir de allí se ve con claridad que es necesario un órgano de unidad que, nat uralm ent e,
no act úa de form a dict at orial sino a part ir de la unidad int erior de la fe. Si bien seguirá
habiendo t endencias cent rífugas, el desarrollo de la hist oria, la flecha que indica la
dirección de la hist oria nos dice: la I glesia necesit a un órgano de unidad.

En las décadas pasadas no ha habido en m uchas diócesis casi ningún experim ent o al que
se haya renunciado, en el afán por una «m odernización» de la I glesia. El filósofo Rüdiger
Safranski crit icó que, de ese m odo, el crist ianism o ha acabado por ser un serio «proyect o
de religión», una «m ezcolanza de ét ica social, pensam ient o inst it ucional de poder,
psicot erapia, t écnica de m edit ación, servicio de m useo, gest ión de cult ura y t rabaj o social.
Según observan algunos crít icos, en m edio de un m uy ext endido «querer ser com o t odo»,
ha desaparecido en el pueblo eclesial la percepción de que la fe crece a part ir de raíces
t ot alm ent e dist int as que las de las sociedades de la diversión de Occident e. Pero t am bién
m uchos t eólogos y sacerdot es se han apart ado t ant o a est as alt uras de la línea
fundam ent al que a m enudo sólo se puede reconocer con gran dificult ad un perfil cat ólico.

¿Qu é e s lo qu e h a sa lido m a l e n e st e pu n t o?
Pues, son j ust am ent e las fuerzas de disolución que est án present es en el alm a hum ana. A
ello se agrega la aspiración a llegar bien al público, o t am bién, a encont rar alguna isla
donde haya t ierra virgen que uno pueda plasm ar t odavía de m anera aut ónom a. Ent onces,
o bien se va en la dirección en la que se hace m oralism o polít ico, com o fue el caso en la
Teología de la Liberación y en ot ros experim ent os, a fin de, por así decirlo, darle
act ualidad al crist ianism o, o bien la cosa se t ransform a en dirección a la psicot erapia y al
wellness, o sea, en form as en las que la religión se ident ifica con el hecho de que yo
posea algún t ipo de bienest ar int egral.

Todos est os int ent os surgen del hecho de que se dej a de lado la aut ént ica raíz, la fe. Lo
que queda - ust ed acaba de describirlo correct am ent e en sus cit as- son proyect os hechos
por uno m ism o, que poseen t al vez un valor vit al lim it ado, pero que no pueden generar
una com unidad convincent e con Dios ni t am poco unir de form a perm anent e a los
hom bres. Son islas en las que se est ablece det erm inada gent e, y esas islas son de
caráct er t ransit orio, porque, com o se sabe, las m odas cam bian.

En e st e con t e x t o h a y qu e pr e gu n t a r : ¿Cóm o e s posible que e n m u ch os pa íse s de


Occide n t e la t ot a lida d de los n iñ os a pr e n da n r e ligión ca t ólica du r a n t e m uch os
a ñ os e n la e scu e la , pa r a t e r m in a r con ocie n do a l fin a l e l bu dism o, sin con oce r

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

siqu ie r a la s n ot a s ca r a ct e r íst ica s fu n da m e nt a le s de l ca t olicism o? Todo e so


a con t e ce ba j o la r e spon sa bilida d de los obispa dos.

Es una pregunt a que yo t am bién m e plant eo. En Alem ania, cada niño t iene de nueve a
t rece años de clases religión. Es incom prensible cóm o es posible que sea t an poco lo que
se les queda, por expresarlo de ese m odo. En est e punt o los obispos deben reflexionar de
hecho seriam ent e cóm o puede darse a la cat equesis un corazón nuevo, un rost ro nuevo.

Ta m bié n e n m e dios e cle sia le s se h a in st a la do u n a « cu lt u r a de la du da " ,


con side r a da com o e le ga n t e . Re da ccion e s e n t e r a s a su m e n con e llo de for m a
a cr ít ica los t ópicos de la cr it ica u su a l a la I gle sia . Los obispos sigu e n a su s
a se sor e s de m e dios, qu e le s a con se j a n se gu ir u n cu r so su pe r ficia l a fin de n o
su fr ir pe r j u icios e n su im a ge n libe r a l. Si de spu é s in clu so gr a n de s e m pr e sa s
m e diá t ica s de pr opie da d e cle siá st ica r e t ir a n libr os r e ligiosos de su su r t ido
pr in cipa l, ¿n o r e su lt a e n t on ce s pr oble m á t ico h a bla r t oda vía de for m a cr e íble de
n u e va e va n ge liza ción ?
Son t odos fenóm enos que sólo pueden observarse con pesar. Que haya, por así decirlo,
cat ólicos por profesión que viven de su confesión cat ólica, pero en los que, al parecer, la
fuent e de la fe sólo act úa de form a m uy silenciosa, en got as aisladas. Tenem os que
esforzarnos realm ent e por que est o cam bie. En I t alia - donde el núm ero de em presas de la
inst it ución eclesiást ica es m ucho m enor- , observo que las iniciat ivas no surgen porque la
I glesia com o inst it ución funde algo, sino porque los m ism os hom bres son creyent es. Los
procesos espont áneos de despert ar no provienen de una inst it ución, sino de una fe
aut ént ica.

La I gle sia t ie n e qu e pe r m a n e ce r sie m pr e t a m bié n e n m ovim ie n t o, e lla e st á


pe r m a n e n t e m e n t e « e n ca m in o» . ¿N o se pr e gu n t a e l pa pa t a m bié n si e n cie r t a s
cosa s n o se e st á opon ie n do a a lgo qu e n o pu e de se r de t e n ido por qu e
cor r e spon de sim ple m e n t e a l n e ce sa r io pr oce so de la civiliza ción , a l qu e la I gle sia
n o pu e de n e ga r se ?
Nat uralm ent e hay que pregunt arse siem pre qué cosas, aunque ant es hayan sido
consideradas com o esencialm ent e crist ianas, eran en realidad sólo la expresión de una
época det erm inada. ¿Qué es, pues, lo realm ent e esencial? Es decir, debem os regresar una
y ot ra vez al evangelio y a las palabras de la fe para ver, prim ero, qué form a part e de
ello; segundo, qué se m odifica legít im am ent e con el cam bio de los t iem pos; y t ercero, qué
no form a part e de ello. El punt o det erm inant e es siem pre, en últ im a inst ancia, encont rar
la dist inción correct a.

1 4 . El de n om in a do a t a sco de la s r e for m a s

Ce liba t o, sa ce r docio de la m u j e r , h om ose x u a lida d... D e sde h a ce dé ca da s, e st e


ca n on de pr e gu n t a s sie m pr e idé n t ica s dom in a la discu sión e n los m e dios. Sólo
cu a n do se dé a e st a s cosa s u n a r e spu e st a posit iva , dice n , volve r á la I gle sia a se r
a t r a ct iva . Lo lla m a t ivo e s qu e , e n Ale m a n ia , la I gle sia e va n gé lica - sin ce liba t o,
con sa ce r docio de la m u j e r - pie r de m á s fie le s qu e la ca t ólica . Pe r o t a m bié n e s
cie r t o qu e e st a s posicion e s dificu lt a n e l pr on u n cia m ie n t o a l r e spe ct o. Re pa se m os
br e ve m e n t e a lgu n os pu n t os.

Los ca t ólicos qu e vu e lve n a ca sa r se de spu é s de u n divor cio e st á n e x clu idos de la


com u n ión e u ca r íst ica . En u n a oca sión opin ó u st e d que sobr e e sa r e gu la ción
h a bía que « r e fle x ion a r de for m a m á s in t e n siva » .
Desde luego que hay que hacerlo. Por un lado est á la cert eza de que el Señor nos dice: el
m at rim onio que se ha cont raído en la fe es indisoluble. Nosot ros no podem os m anipular

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esa palabra. Debem os dej arla así. Aún cuando cont radiga las form as de vida hoy
dom inant es. Ha habido épocas en las que lo crist iano est aba t an present e que la
indisolubilidad del m at rim onio era la norm a, pero en m uchas civilizaciones no lo es. Los
obispos de los países del Tercer Mundo m e dicen siem pre de nuevo: «EI sacram ent o del
m at rim onio es el m ás difícil de t odos». O t am bién: «Ent re nosot ros no ha t enido t odavía
ninguna llegada».

Poner est e sacram ent o en acuerdo con las form as t radicionales de convivencia es un
proceso en el que est á im plicada la exist encia ent era y una lucha cuyo result ado no puede
forzarse. En t al sent ido lo que experim ent am os ahora en la sociedad occident al con su
paulat ina descom posición no es el único caso de crisis en est a cuest ión. Pero abandonar
por esa razón el m at rim onio m onógam o o int errum pir la lucha en favor de esa m odalidad
est aría en cont radicción con el evangelio.

El Creador ha hecho al ser hum ano varón y m uj er, dice Jesús, y lo que Dios ha unido no
debe separarlo el hom bre. Pero ya los prim eros discípulos m urm uraron sobre ese
m andam ient o.

Sí. Lo que se puede hacer es, prim ero, invest igar m ás det alladam ent e la cuest ión de la
validez de los m at rim onios. Hast a ahora el derecho canónico presum ía que alguien que
cont rae m at rim onio sabe lo que ést e es. Presupuest o est e saber, el m at rim onio es válido e
indisoluble. Pero, en la act ual m araña de opiniones, lo que se «sabe» en m edio de la
act ual const elación sociocult ural t ot alm ent e m odificada es m ás bien que es norm al rom per
el m at rim onio. Hay que pregunt arse, por eso, cóm o se reconoce la validez y dónde son
posibles las curaciones.

Seguirá siendo siem pre una lucha. Pero dej ar de m ant ener en alt o el parám et ro y ceder
no elevaría a la sociedad en su nivel m oral. Mant ener lo difícil com o parám et ro con el que
los hom bres t ienen que m edirse una y ot ra vez es una m isión necesaria para que no se
produzcan m ás caídas.

En ese sent ido exist e en est o una ciert a t ensión int erior. La past oral, ent onces, t iene que
buscar el m odo de perm anecer cerca de las personas individuales y de ayudarlas, t am bién
en su sit uación, digam os, irregular, a creer en Crist o com o su Salvador, a creer en su
bondad, porque Él sigue est ando siem pre allí para ellos, aún cuando no puedan recibir la
com unión. Y ha de ayudarlas a perm anecer en la I glesia aún cuando su sit uación no sea
canónicam ent e congruent e. Tiene que ayudarles a reconocer: si bien est oy por debaj o de
lo que debería ser com o crist iano, no dej o de ser crist iano, de ser am ado por Crist o, y
t ant o m ás perm anezco en la I glesia, porque t ant o m ás seré sost enido por Él.

En 1 9 6 8 Pa blo VI hizo de la cue st ión de la a nt iconce pción e l t e m a de su cé le br e


e n cíclica H u m a n a e Vit a e . En su t ie m po, é l r e m it ió a l h e ch o de qu e t ie n e
con se cu e n cia s fa t a le s cu a n do e l h om br e in t e r vie n e e n e l or de n n a t u r a l. Qu e la
vida e s de m a sia do gr a n de , de m a sia do sa n t a com o pa r a qu e n os e st é pe r m it ido
a n da r con ch a pu za s con e lla . Fu e com o si qu isie r a de cir n os: si no r e spe t a m os la
vida de los n iñ os, pe r de r e m os la v ida t a m bié n n osot r os, n u e st r a socie da d,
n u e st r o m u n do.

Ta l ve z e n a qu e l e n t on ce s n o se podía com pr e n de r t oda vía e sa visión . H oy


e x pe r im e n t a m os n o sólo los e fe ct os e nor m e m e n t e pe r j u dicia le s de la píldor a
a n t icon ce pt iva e n la sa lu d y e n e l m e dio a m bie n t e , sin o t a m bié n cóm o n u e st r os
sist e m a s socia le s cola psa n por qu e n os h e m os con ve r t ido e n u n a socie da d sin
h ij os, qu e se qu e da sin ba se s. N o obst a n t e , la I gle sia ca t ólica a ú n a pe na s logr a

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h a ce r siqu ie r a com pr e n sible su é t ica se x u a l. Un a m ode lo t op br a sile ñ a opin a , por


e j e m plo, que hoy ya no h a y nin gu n a m u j e r qu e lle gu e vir ge n a l m a t r im on io. Un
obispo a u x ilia r e m é r it o cr it ica qu e la s cu e st ion e s de la se x u a lida d
pr e m a t r im on ia l r e ciba n de la I gle sia r e spu e st a s t a le s « qu e r e su lt a n a los
h om br e s ca si im posible s de vivir , y qu e cie r t a m e n t e se vive n t a m bié n de ot r a
m anera» .
Est a es un área de problem as im port ant es. En est e m arco no podem os ent rar a considerar
los m últ iples est rat os y los det alles del asunt o. Es correct o que m uchas cosas en esa área
deben ser pensadas de nuevo y dichas nuevam ent e. Pero, por ot ra part e, frent e a lo que
opina la m odelo t op y lo que piensan m uchas ot ras personas, yo seguiría sost eniendo que
la est adíst ica no puede ser ya el parám et ro de la m oral. Ya es bast ant e m alo que la
dem oscopia se conviert a en parám et ro de las decisiones polít icas y se est é buscando con
avidez: « ¿Dónde consigo m ás seguidores?», en lugar de pregunt arse: « ¿Qué es lo
correct o?». Así, t am bién los result ados de las encuest as acerca de lo que se hace, de
cóm o se vive, no son ya en sí m ism os el parám et ro de lo verdadero y lo correct o.

Pablo VI t uvo profét icam ent e razón. Est aba convencido de que la sociedad se roba a sí
m ism a su gran esperanza si m at a a seres hum anos por el abort o. ¿A cuánt os niños se
m at a que, un día, podrían ser genios, que podrían regalar cosas nuevas a la hum anidad,
regalarnos a un nuevo Mozart , regalarnos conocim ient o t écnico? Hay que pensar cuánt a
capacidad hum ana se dest ruye en est o, apart e de que los niños no nacidos son personas
hum anas cuya dignidad y cuyo derecho a la vida debem os respet ar.

La píldor a a n t icon ce pt iva e s a su ve z ot r o pr oble m a .


Sí. Lo que Pablo VI quería y lo que sigue siendo correct o com o visión im port ant e es que, si
se separan por principio sexualidad y fecundidad t al com o sucede por la ut ilización de la
píldora, la sexualidad se vuelve discrecional. Ent onces, t odos los t ipos de sexualidad son
t am bién de igual valor. A est a concepción que considera la fecundidad com o algo
diferent e, incluso con la posibilidad de que los niños sean producidos de form a racional y
no se los vea ya com o un regalo nat ural, siguió m uy rápidam ent e la equiparación del valor
de la hom osexualidad.

Las perspect ivas de Hum anae Vit ae siguen siendo correct as. Ahora bien, encont rar
nuevam ent e los cam inos para poder vivirlas es algo diferent e. Creo que siem pre habrá
núcleos que se dej en realm ent e convencer y llenar int eriorm ent e por ellas y que, después,
cont ribuyan a sost ener t am bién a ot ros. Som os pecadores. Pero no deberíam os t om ar
com o inst ancia cont ra la verdad el que esa elevada m oral no se viva. Deberíam os int ent ar
hacer t odo el bien que podam os y sost enernos y soport arnos m ut uam ent e. Decir t am bién
t odo est o past oral, t eológica y concept ualm ent e en el cont ext o de la sexología y la
ant ropología act uales de t al m odo que sea com prensible es una gran t area en la que se
est á t rabaj ando y en la que hay que t rabaj ar t odavía m ás y m ej or.

Por lo m e n os se t e n dr ía e l a poyo de la qu e fu e r a u n se x - sym bol de H ollyw ood,


Ra que l W e lch . Est a a ct r iz e st a dou nide n se dice h oy qu e la in t r odu cción de la
píldor a a n t icon ce pt iva h a ce cin cu e n t a a ñ os h a lle va do a l se x o sin
r e spon sa bilida d. Qu e de bilit a e l m a t r im on io y la fa m ilia y con du ce a « r e la cion e s
ca ót ica s» .

¿Re ch a za r e a lm e n t e la I gle sia ca t ólica t oda r e gu la ción de la con ce pción ?


No. Ya se sabe que ella acept a la regulación nat ural de la concepción, que no es sólo un
m ét odo, sino un cam ino. Pues presupone que se t iene t iem po uno para el ot ro. Que se
vive en una relación duradera. Y est o es algo fundam ent alm ent e dist int o que cuando, sin

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vínculo con ot ra persona, t om o la píldora para ent regarm e rápidam ent e al prim er cont act o
que se present e.

El h e ch o de qu e sólo los ca t ólicos t e n ga n pe r m it ido pa r t icipa r de la e u ca r ist ía e s


vist o com o e x clu sión y, por a lgu n os, h a st a com o discr im in a ción . Se gú n r e cla m a n ,
n o se pue de h a bla r de la u n ida d de los cr ist ia n os si n i siqu ie r a se e st á dispu e st o
a ce le br a r e n com ú n j u n t o a l a lt a r e l t e st a m e nt o de Je sús. ¿Qué dice e l pa pa a l
r e spe ct o?
No sólo la I glesia cat ólica, sino t oda la Ort odoxia m undial enseñan, que sólo quien
pert enece por com plet o a la fe puede recibir la eucarist ía. Desde el Nuevo Test am ent o,
com o t am bién desde los Padres apost ólicos, est á inequívocam ent e claro que la eucarist ía
es lo m ás ínt im o de la I glesia: la vida en el cuerpo de Crist o en la com unidad una. Por
eso, la eucarist ía no es un rit o social cualquiera en el que se da un encuent ro am ist oso,
sino expresión del ser en el seno de la I glesia. Por eso, la eucarist ía no puede separarse
del requisit o de la pert enencia, pues ella es, sim plem ent e, el act o m ism o de esa
pert enencia.

El celibat o parece t ener siem pre la culpa de t odo. Trát ese del abuso sexual, de los casos
de abandono de la I glesia o de la falt a de sacerdot es. En lo t ocant e a est o últ im o, habría
que decir, t al vez, que, en proporción con las personas que van a m isa, hoy no hay
m enos, sino incluso m ás sacerdot es. Por lo m enos en Alem ania, en com paración con 1960
el núm ero de sacerdot es se ha duplicado en t oda regla en relación con los cat ólicos que
act ualm ent e pract ican.

Pe r o a h or a h a y h a st a obispos qu e r e com ie n da n de sa r r olla r « m á s im a gin a ción y


u n poco m á s de ge n e r osida d» pa r a « h a ce r posible , j u n t o a la for m a fun da m e n t a l
de l sa ce r docio cé libe , t a m bié n e l se r vicio de u n h om br e ca sa do com o sa ce r dot e » .
Puedo ent ender que haya obispos que, en la confusión de la época, reflexionen t am bién al
respect o. Difícil será después decir cóm o t iene que ser t al coexist encia. Creo que el
celibat o gana en su im port ant e caráct er de signo y sobre t odo t am bién en su posibilidad
de ser vivido si se form an com unidades de sacerdot es. Es im port ant e que los sacerdot es
no vivan aislados en alguna part e, sino que convivan en pequeñas com unidades, que se
sost engan m ut uam ent e y que, de ese m odo, experim ent en la unión en su servicio por
Crist o y en su renuncia por el reino de los cielos y t om en conciencia siem pre de nuevo de
ello.

El celibat o es siem pre, por así decirlo, un at aque a lo que el hom bre piensa norm alm ent e,
algo que sólo es realizable y creíble si Dios exist e y si, a t ravés del celibat o, lucho por el
reino de Dios. En t al sent ido el celibat o es un signo de índole especial. El escándalo que
suscit a consist e t am bién en el hecho de que m uest ra que hay hom bres que creen en eso.
En ese sent ido, ese escándalo t iene t am bién su lado posit ivo.

La no- posibilidad de la ordenación de m uj eres en la I glesia cat ólica est á claram ent e
decidida por un n on possu m u s del m agist erio suprem o. La Congregación para la
Doct rina de la Fe así lo sost uvo baj o el pont ificado de Pablo VI en el docum ent o t it ulado
I n t e r I nsign ior e s, del año 1976. Juan Pablo I I lo confirm ó en su cart a apost ólica
Or din a t io Sa ce r dot a lis. En ese docum ent o, haciendo referencia a «la const it ución divina
de la I glesia», declara él en virt ud de su m inist erio que «la I glesia no t iene en m odo
alguno la facult ad de conferir la ordenación sacerdot al a las m uj eres, y que est e dict am en
debe ser considerado com o definit ivo por t odos los fieles de la I glesia».

Los cr ít icos ve n e n e llo u n a discr im in a ción . Afir m a n qu e Je sús n o lla m ó a l


sa ce r docio a m u j e r e s sólo por qu e , h a ce dos m il a ñ os, h a br ía sido im pe n sa ble .

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Est o es un disparat e, ya que en aquel ent onces el m undo est aba lleno de sacerdot isas.
Todas las religiones t enían sus sacerdot isas, y era m ás bien asom broso que no las hubiera
en la com unidad de Jesucrist o, lo que, sin em bargo, se encuent ra a su vez en cont inuidad
con la fe de I srael.

La form ulación de Juan Pablo I I es m uy im port ant e: la I glesia no t iene «en m odo alguno
la facult ad» de ordenar a m uj eres. No es que, digam os, no nos gust e, sino que no
podem os. El Señor dio a la I glesia una figura con los Doce, y después, en sucesión de
ellos, con los obispos y los presbít eros ( los sacerdot es) . Est a figura de la I glesia no la
hem os hecho nosot ros, sino que es const it ut iva desde Él. Seguirla es un act o de
obediencia, una obediencia t al vez ardua en la sit uación act ual. Pero j ust am ent e est o es
im port ant e, que la I glesia m uest re que no som os un régim en arbit rario. No podem os
hacer lo que querem os, sino que hay una volunt ad del Señor para nosot ros a la que
hem os de at enernos aún cuando, en est a cult ura y en est a civilización, result e arduo y
difícil.

Por lo dem ás, hay t ant as funciones dest acadas, im port ant es de las m uj eres en la I glesia
que no puede hablarse de discrim inación. Ese sería el caso si el sacerdocio fuese una
suert e de señorío, m ient ras que, por el cont rario, debe ser t odo servicio. Si se cont em pla
la hist oria de la I glesia, la im port ancia de las m uj eres - desde María, pasando por Mónica y
hast a llegar a la Madre Teresa- es t an em inent e que, en m uchos sent idos, las m uj eres
plasm an la im agen de la I glesia m ás que los hom bres. Pensem os sólo en grandes
fest ividades cat ólicas com o Corpus Christ i o el dom ingo de la m isericordia, que provienen
de m uj eres. Por ej em plo, en Rom a hay una iglesia en la que no puede verse un solo
hom bre en ninguna de las im ágenes del alt ar.

La pr á ct ica de la h om ose x u a lida d se con side r a h oy e n Occide n t e com o u n a for m a


de vida que goza de a m plio r e con ocim ie n t o. Su a ce pt a ción e s pr opa ga da por los
m ode r n ist a s h a st a com o pa u t a de l cor r e spon die n t e gr a do de a va n ce de u n a
socie da d. En e l Ca t e cism o de la I gle sia Ca t ólica , de cu ya r e da cción fu e u st e d
r e spon sa ble com o pr e fe ct o de la Con gr e ga ción pa r a la D oct r in a de la Fe , dice :
« Un n ú m e r o a pr e cia ble de h om br e s y m u j e r e s pr e se n t a n t e n de n cia s
h om ose x u a le s pr ofu n da m e n t e a r r a iga da s. [ ... ] D e be n se r a cogidos con r e spe t o,
com pa sión y de lica de za . Se e vit a r á , r e spe ct o a e llos, t odo sign o de
discr im ina ción in j ust a . Est a s pe r son a s e st á n lla m a da s a r e a liza r la volu n t a d de
D ios e n su vida " .

D e t odos m odos, dice e n e l m ism o ca t e cism o: « Apoyá n dose e n la Sa gr a da


Escr it u r a qu e los pr e se n t a com o de pr a va cion e s gr a ve s, la Tr a dición h a de cla r a do
sie m pr e qu e " los a ct os h om ose x u a le s son in t r ín se ca m e n t e de sor de n a dos" » . ¿N o
h a y e n e llo u n a cie r t a con t r a dicción con e l a r r iba e x pr e sa do r e spe t o fr e n t e a los
h om ose x u a le s?
No. Una cosa es que sean personas con sus problem as y alegrías; que, com o seres
hum anos, aun t eniendo en sí esa inclinación, m erezcan respet o y no deban ser
post ergados por ese m ot ivo. El respet o por el ser hum ano es t ot alm ent e fundam ent al y
decisivo.

Pero al m ism o t iem po, ot ra cosa es el sent ido int erno que ha sido dado a la sexualidad. Si
se lo quiere expresar de est e m odo, podría decirse que la evolución ha suscit ado la
sexualidad con el fin de la reproducción de la especie. Eso vale t am bién desde la
perspect iva t eológica. El sent ido de la sexualidad es llevar al hom bre y a la m uj er uno
hacia el ot ro y, de ese m odo, dar a la hum anidad descendencia, hij os, fut uro. Es una

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det erm inación int erior que est á en su esencia. Todo lo dem ás va cont ra el sent ido int erior
de la sexualidad. Tenem os que sost ener est o aun cuando no le gust e a la época.

Se t rat a de la verdad int erior de lo que significa la sexualidad en la est ruct ura de la
condición hum ana. Si alguien t iene inclinaciones hom osexuales profundam ent e arraigadas
- no se sabe hast a ahora si son realm ent e innat as o si surgen en la t em prana infancia- , y
en cualquier caso si ellas t ienen poder en esa persona, t ales inclinaciones son para ella
una gran prueba, del m ism o m odo com o ot ras pruebas pueden pesar sobre un ser
hum ano. Pero eso no significa que, por eso, la hom osexualidad sea correct a, sino que
sigue siendo algo que est á cont ra la esencia de lo que Dios ha querido originalm ent e.

N o e s n in gú n se cr e t o qu e t a m bié n e n t r e los sa ce r dot e s y los m on j e s h a y


h om ose x u a le s. Re cie n t e m e n t e ca u só gr a n r e vu e lo u n e scá n da lo e n t or n o a
pa sion e s h om ose x u a le s de sa ce r dot e s e n Rom a .
La hom osexualidad no es com pat ible con la vocación sacerdot al. Pues ent onces el celibat o
no t iene ningún sent ido com o renuncia. Sería un gran peligro si el celibat o se convirt iera,
por así decirlo, en ocasión para int roducir en el sacerdocio a gent e a la que, de t odos
m odos, no le gust a casarse, porque en últ im a inst ancia t am bién su post ura ant e el varón
y la m uj er est á de alguna m anera m odificada, desconcert ada, y en cualquier caso no se
encuent ra en la dirección de la creación de la que hem os hablado. La Congregación para
la Educación Cat ólica em it ió hace algunos años una disposición en el sent ido de que los
candidat os hom osexuales no pueden ser sacerdot es porque su orient ación sexual los
dist ancia de la rect a pat ernidad, de la realidad int erior de la condición de sacerdot e. Por
eso, la selección de los candidat os al sacerdocio debe ser m uy cuidadosa. Aquí t iene que
aplicarse la m áxim a at ención para que no irrum pa una confusión sem ej ant e y, al final, por
así decirlo, se ident ifique el celibat o de los sacerdot es con la t endencia a la
hom osexualidad.

Pe r o sin du da e n m on a st e r ios, e n clé r igos, a u n qu e t a l ve z n o se la ve a , h a y


h om ose x u a lida d, h om ose x u a lida d n o pr a ct ica da , j u st a m e n t e .
Est o t am bién form a part e de las dificult ades de la I glesia. Y los afect ados t ienen que
procurar, por lo m enos, no pract icar act ivam ent e esa inclinación a fin de perm anecer
fieles al com et ido int erior de su m inist erio.

La I gle sia ca t ólica se ve a sí m ism a com o e l lu ga r de la r e ve la ción sin gu la r ísim a


de D ios. Se gú n e lla m ism a a fir m a , e n e lla se e x pr e sa e l m e n sa j e de D ios qu e
e le va a l h om br e a su m á s a lt a dignida d, bon da d y be lle za . Sólo qu e , h oy e n día ,
j u st a m e n t e a n t e la m u lt it u d de los ofe r e n t e s qu e , e n cie r t o se n t ido, e n t r a n a
com pe t ir e n e se ca m po, e so e s ca da ve z m á s difícil de t r a n sm it ir . Ust e d m ism o,
e n Lisboa , e n u n e n cu e n t r o con a r t ist a s, h a bló, e n e l con t e x t o de l « diá logo con e l
m u n do» , a ce r ca de u n a « con vive n cia » de ve r da de s.

Una cosa es que nosot ros digam os que Crist o es el Hij o de Dios y que en Él se expresa la
plena presencia de la verdad sobre Dios. Ot ra cosa es que en ot ras religiones haya
t am bién verdades de la índole m ás m últ iple, que esas verdades posean com o fragm ent os,
luces provenient es de la gran Luz, que en ciert o sent ido represent en t am bién un
m ovim ient o int erior hacia Él. Decir que en Crist o est á present e Dios y que, con ello, se
nos aparece y nos habla el Dios verdadero, no excluye que en ot ras religiones haya
t am bién verdades, pero j ust am ent e verdades que, por así decirlo, señalan hacia la
verdad. En est e sent ido, el diálogo, en el que ese señalam ient o t iene que hacerse visible
es una consecuencia int erior de la sit uación de la hum anidad.

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1 5 . ¿Cóm o se da la r e n ova ción ?

Sa n t o Pa dr e , n a die discu t ir á la n e ce sida d de u n a pu r ifica ción y r e n ova ción de la


I gle sia , m e n os a ú n de spu é s de los r e cie n t e s e scá n da los de a bu so. Pe r o se
pla n t e a la sigu ie n t e pr e gu n t a : ¿qu é e s, e x a ct a m e n t e , la ve r da de r a , la r e ct a
r e n ova ción ?
Ust ed lo ha hecho ver con palabras dram át icas: el dest ino de la fe y de la I glesia no se
decide en ot ro lugar m ás que «en el cont ext o de la lit urgia" . Com o alguien de fuera se
podría pensar que es m ás bien secundario qué palabras se pronuncian, qué post uras se
asum en y qué acciones se realizan en una m isa.

La I gle sia se h a ce visible a los h om br e s e n m u ch a s cosa s, e n la a cción ca r it a t iva ,


e n los pr oye ct os de m isión , pe r o e l lu ga r don de m á s se la e x pe r im e n t a r e a lm e n t e
com o I gle sia e s e n la lit u r gia . Y e so e s cor r e ct o de e se m odo. En de fin it iva , la
I gle sia t ie n e e l se n t ido de volve r n os h a cia D ios y de da r e n t r a da a D ios e n e l
m u n do.
La lit urgia es el act o en el que creem os que Él ent ra y que nosot ros lo t ocam os. Es el act o
en que se realiza lo aut ént ico y propio: ent ram os en cont act o con Dios. Él viene a
nosot ros, y nosot ros som os ilum inados por Él. De dos m aneras recibim os en ella
inst rucción y fuerza: por una part e, en cuant o escucham os su palabra, de m odo que
realm ent e lo oím os hablar, recibim os de su part e orient ación para el cam ino. Por la ot ra,
en cuant o Él m ism o se nos regala en el pan t ransform ado.

Nat uralm ent e, las palabras siem pre pueden ser diferent es, las act it udes corporales
pueden ser diferent es. Por ej em plo, en la I glesia de Orient e exist en algunos adem anes
diferent es de los nuest ros. En la I ndia, los m ism os adem anes que nosot ros ut ilizam os en
com ún t ienen en part e un significado diferent e. Lo que im port a es que la palabra de Dios
y la realidad del sacram ent o est én en el cent ro; que no desint egrem os a Dios a fuerza de
palabras y pensam ient os y que la lit urgia no se conviert a en una present ación de nosot ros
m ism os.

¿La lit u r gia e s, se gú n e so, a lgo pr e e st a ble cido?


Sí. No es que nosot ros hagam os algo, que m ost rem os nuest ra creat ividad, o sea, t odo lo
que podríam os hacer. Just am ent e, la lit urgia no es ningún show, no es un t eat ro, un
espect áculo, sino que vive desde el Ot ro. Eso t iene que verse con claridad. Por eso es t an
im port ant e el hecho de que la form a eclesial est é preest ablecida. Esa form a puede
reform arse en los det alles, pero no puede ser producida en cada caso por la com unidad.
Com o he dicho, no se t rat a de la producción de uno m ism o. Se t rat a de salir de sí m ism o
e ir m ás allá de sí m ism o, ent regarse a Él y dej arse t ocar por Él.

En est e sent ido no sólo es im port ant e la expresión, sino t am bién el caráct er com unit ario
de est a form a. Puede ser diferent e en los rit os, pero debe t ener siem pre lo que nos
precede desde el conj unt o de la fe de la I glesia, desde el conj unt o de su t radición, desde
el conj unt o de su vida, y que no brot a m eram ent e de la m oda del m om ent o.

¿Sign ifica e st o t e n e r qu e pe r m a n e ce r e n la pa sivida d?


No. Pues j ust am ent e est e enfoque nos desafía a dej arnos arrancar realm ent e de nosot ros
m ism os, de la m era sit uación del m om ent o; nos desafía a int roducirnos en el t odo de la
fe, a ent enderlo, a t ener part icipación int erior en ello y, ent onces, a dar t am bién a la
celebración lit úrgica la form a digna por la que llega a ser herm osa y se conviert e en
alegría. Est o ha sucedido de form a m uy especial en Raviera, por ej em plo a t ravés del gran
florecim ient o de la m úsica sacra o t am bién del florecer de la alegría en el rococó bávaro.

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Es im port ant e que se dé t am bién una form a bella al conj unt o, pero siem pre al servicio de
lo que nos precede, y no com o algo que, por de pront o, t enem os que hacer nosot ros.

En lo t oca n t e a la sa n t ida d de la e u ca r ist ía , n o h a y m a r ge n de m a n iobr a de ín dole


a lgu n a , de cla r ó u st e d. Se gú n dij o, e lla e s e l pu n t o e n qu e pivot a t oda r e n ova ción .
Sólo a pa r t ir de su e spír it u fu e r on posible s la s r e volu cion e s e spir it u a le s.
Si es verdad - com o creem os- que en la eucarist ía est á Crist o realm ent e present e, ést e es
el acont ecim ient o cent ral sin m ás. No sólo el acont ecim ient o de un solo día, sino de la
hist oria universal en su conj unt o, com o fuerza decisiva de la que después pueden provenir
cam bios. Lo im port ant e es que, en la eucarist ía, la palabra y la presencia real del Señor
en los signos form an una unidad. Que en la palabra recibim os t am bién inst rucción. Que en
nuest ra oración respondem os, y que, de esa m anera, se int erpret an el preceder de Dios y
nuest ro acom pañar y dej arnos m odificar, a fin de que ocurra aquel cam bio del hom bre
que es el requisit o m ás im port ant e de t odo cam bio realm ent e posit ivo del m undo.

Si querem os que algo adelant e en el m undo, sólo será posible lograrlo desde el parám et ro
de Dios, que ent ra a nuest ro m undo com o realidad. En la eucarist ía los hom bres pueden
ser form ados de t al m odo que surj a algo nuevo. Por eso, a lo largo de la hist oria ent era,
las grandes figuras que han t raído realm ent e revoluciones del bien son los sant os, que
fueron t ocados por Crist o y t raj eron nuevos im pulsos al m undo.

El docum ent o del concilio Lu m e n Ge n t iu m designa en el núm ero 11 la part icipación


dom inical en el sacrificio eucaríst ico com o «fuent e y cim a de t oda la vida crist iana». Crist o
dice: «El que no com e m i carne y no bebe m i sangre no t endrá vida».

Com o pa pa com e n zó u st e d a da r la com u n ión a los fie le s e n la boca , pon ié ndose


e llos de r odilla s. ¿Con side r a que e s la a ct it u d m á s a de cu a da ?
En prim er lugar hay que decir lo siguient e: es im port ant e que el t iem po t enga una
est ruct ura com ún para t odos los fieles. El Ant iguo Test am ent o lo indica ya desde el relat o
de la creación, en cuant o present a el día sépt im o com o el día en que Dios descansa y los
hom bres descansan con Él. Para los crist ianos, esa est ruct ura part e del dom ingo, el día de
la resurrección, en el que Él se encuent ra con nosot ros y nosot ros nos encont ram os con
Él. Nuevam ent e, aquí el act o m ás im port ant e, por así decirlo, es el m om ent o de la unión,
cuando Él se nos da.

No est oy por principio en cont ra de la com unión en la m ano: yo m ism o la he dado y la he


recibido de ese m odo. Pero al hacer ahora que se reciba la com unión de rodillas y al darla
en la boca he querido colocar una señal de respet o y llam ar la at ención hacia la presencia
real. No en últ im o t érm ino porque, especialm ent e en act os m asivos, com o los t enem os en
la basílica y en la plaza de San Pedro, el peligro de banalización es grande. He oído hablar
acerca de gent e que guarda la com unión en la cart era y se la lleva consigo com o un
souvenir cualquiera.

En est e cont ext o, en que se piensa que recibir la com unión form a part e sim plem ent e del
act o - t odos se dirigen hacia delant e, por t ant o, t am bién voy yo- , he querido est ablecer un
signo claro. Debe verse con claridad que allí hay algo especial. Aquí est á present e Él, ant e
quien se cae de rodillas. ¡Prest ad at ención! No es m eram ent e un rit o social cualquiera del
que t odos podem os part icipar o no.

M a r ia e s la M a dr e de D ios. En cie r t o se n t ido, e lla t r a e a D ios a l m u n do. ¿Se ñ a la


e st o e n se n t ido t r a sla t ivo lo qu e de be r ía n se r t odos los cr ist ia n os: los qu e da n a
lu z a D ios?

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

En la ocasión en que se com unicó al Señor: «Mira que t u m adre, t us herm anos y
herm anas est án ahí fuera», Él señaló a los hom bres que est aban a su alrededor y dij o: «El
que hace la volunt ad de m i Padre, ése es m i m adre, m i herm ano y m i herm ana». Con eso
nos ha t ransm it ido t am bién a nosot ros la m isión de la m at ernidad, para hacer
nuevam ent e posible, por así decirlo, el nacim ient o de Dios en est e t iem po.

El nacim ient o de Dios fue uno de los grandes t em as para los Padres de la I glesia. Ellos
dij eron que sucedió por única vez en Belén, pero que debe suceder t am bién siem pre de
nuevo de form a grandiosa y profunda en cada nueva generación, y que cada crist iano est á
llam ado a ello.

¿D e be a sign a r se a la pa r t icipa ción de Je sú s e n la libe r a ción de la s m u j e r e s, qu e


e st a ba n a m plia m e n t e e x clu ida s de l a cce so a la r e ligión , a D ios y a la socie da d, e l
m ism o n ive l de im por t a n cia qu e la a pe r t ur a de la r e ve la ción de D ios a los
pa ga n os?
Lo ciert o es que Jesús t raj o a las m uj eres a su cercanía com o hast a ent onces difícilm ent e
hubiese sido im aginable; que, después de la resurrección, hizo de una m uj er la prim era
t est igo; o sea que t am bién m uj eres fueron incorporadas al circulo m ás ínt im o de sus
am igos y que, con ello, se ha dado un signo nuevo.

En r e ligión com pa r a da yo se r ía ca u t e loso e n de cir qu e a qu í a pa r e ce ya de


in m e dia t o a lgo de ca r á ct e r e x plosivo. Se a br e le n t a m e n t e . Pe r o, r e a lm e n t e , com o
u st e d dice , e s im por t a n t e que Je sú s, por u n a pa r t e , a l h a ce r a su M a dr e j u n t o a la
cr u z m a dr e de los cr ist ia n os, y, por la ot r a , a l con ce de r a u n a m u j e r la pr im e r a
a pa r ición de spu é s de la r e su r r e cción , h a a bie r t o a la s m u j e r e s u n pu e st o
t ot a lm e n t e n u e vo e n la com u n ida d de fe .
La I glesia rom ana experim ent a en Occident e, sobre t odo en lo cuant it at ivo, un cam bio
radical sin precedent es. Por ej em plo, en Alem ania, en los próxim os diez años la t ercera
part e de los act uales m iem bros de la I glesia, sacerdot es y religiosos, habrán m uert o. De
los veint icuat ro m il m iem bros de com unidades religiosas fem eninas que exist en hoy,
alrededor del ochent a por cient o son m ayores de 65 años. Algo sem ej ant e sucede con la
est ruct ura de edades en los m onj es y sacerdot es. Hay que cerrar iglesias, fusionar
com unidades parroquiales, y seguirán desapareciendo los elem ent os de una I glesia
popular.

Ust e d m ism o h izo r e fe r e n cia ya e n 1 9 7 1 a qu e la I gle sia « se r e du cir á , t e n dr á qu e


e m pe za r m u y de sde e l com ie n zo» , n o podr á lle n a r m u ch os de los e dificios qu e
fu e r on con st r u idos e n la coyu n t u r a fa vor a ble y, con e l n ú m e r o de su s se gu idor e s
pe r de r á t a m bié n m u ch os de su s pr ivile gios e n la socie da d. Se gú n dice n a lgu n os,
la a ct u a l I gle sia popu la r o de m u lt it u de s sólo cor r e spon de ya a u n a
« a dm inist r a ción de la fá ct ica in cr e du lida d» . Pe r o e l pa r á m e t r o pa r a la I gle sia n o
pu e de se r e l é x it o e x t e r ior . Pu e s, si se t r a t a r a sobr e t odo de la ca n t ida d de fie le s,
n o e st a r ía t a n t o e n pr im e r pla n o e l con t e n ido, sin o la m e r a pr e se n cia fá ct ica . ¿Se
a ce r ca a su fin e l t ie m po de la I gle sia popu la r ?
Observándolo a nivel m undial, es algo m uy diversificado. En m uchas part es del m undo no
ha habido nunca una I glesia popular. En Japón los crist ianos son una pequeña m inoría. En
Corea son una fuerza viva que se expande, que influye t am bién en el pensam ient o
público, pero no es una I glesia popular. En las Filipinas son I glesia popular, y t am bién
hoy, un filipino es sim plem ent e cat ólico, con alegría y ent usiasm o. En la I ndia, por su
part e, los crist ianos son una m inoría m arginal, aunque t am bién una m inoría socialm ent e
im port ant e, sobre cuyos derechos polem iza una sociedad india que reconoce su ident idad
en el hinduism o.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Com o he dicho, la sit uación es m uy diversa a nivel m undial. Lo ciert o es que, en el m undo
occident al, la ident ificación de pueblo e I glesia va desapareciendo. En el Est e alem án, ese
proceso est á ya m uy avanzado. Allí los no baut izados son ya m ayoría. Y del m ism o m odo
decrece el núm ero de crist ianos en grandes sect ores del m undo occident al. No obst ant e,
sigue habiendo t odavía una ident idad cult ural det erm inada por el crist ianism o y querida
t am bién de ese m odo. Recuerdo a un polít ico francés que dij o de sí m ism o: «Soy un at eo
prot est ant e». Es decir: si bien soy at eo, m e sé cult uralm ent e arraigado en la raíz del
prot est ant ism o.

Eso com plica la s cosa s.


Sí, pues el gran clim a cult ural de m uchos países occident ales incluye t am bién la
procedencia del crist ianism o. Pero nos encam inam os cada vez m ás hacia un crist ianism o
de decisión. Y de ese crist ianism o dependerá en qué m edida seguirá act uando t odavía la
im pront a crist iana general. Yo diría que, por una part e, hoy hay que consolidar, vit alizar y
am pliar est e crist ianism o de decisión, de m odo que haya m ás personas que vivan y
confiesen de nuevo de m anera conscient e su fe. Por ot ra part e, debem os reconocer que
no som os sim plem ent e idént icos a la cult ura y la acción en cuant o t ales, aunque t enem os
la fuerza para im prim irle e indicarle valores, que ella asum e aun cuando la m ayoría no
sean creyent es crist ianos.

1 6 . M a r ía y e l m e n sa j e de Fá t im a

A dife r e n cia de lo qu e su ce de con su pr e de ce sor , a u st e d se lo con side r a m á s


bie n j e su á n ico, y n o t a n t o com o u n t e ólogo de or ie n t a ción m a r ia n a . Pe r o ya u n
m e s de spu é s de su e le cción con vocó u st e d a los fie le s e n la pla za de Sa n Pe dr o a
con fia r se a N u e st r a Se ñ or a de Fá t im a . En su visit a a Fá t im a e n m a yo de 2 0 1 0
u t ilizó pa la br a s e spe ct a cu la r e s. Se gú n dij o, e l a con t e cim ie n t o de 9 3 a ñ os a t r á s,
cu a n do e l cie lo se a br ió sobr e Por t u ga l, de be ve r se « com o u n a ve n t a n a de
e spe r a n za qu e D ios a br e cu a n do e l h om br e le cie r r a la pu e r t a » .

Ju st a m e n t e e l Pa pa a l qu e e l m u n do con oce com o e l de fe n sor de la r a zón dice


a h or a : « La Vir ge n M a r ia ba j ó de l cie lo pa r a r e cor da r n os ve r da de s de l
e va n ge lio» .
Es ciert o que yo he crecido con una piedad prim ariam ent e crist ocént rica, t al com o se
había desarrollado en el t iem po que m edió ent re las dos guerras m undiales por el nuevo
acercam ient o a la Biblia, a los Padres; con una piedad que se nut re de form a conscient e y
acent uada de la Biblia y que est á orient ada precisam ent e hacia Crist o. Pero, com o es
nat ural, de ello form a part e siem pre t am bién la Madre de Dios, la Madre del Señor. Ella
aparece en la Biblia, en Lucas y en Juan, relat ivam ent e t arde, pero ent onces con una gran
lum inosidad, y en t al sent ido ha form ado siem pre part e de la vida crist iana. En las I glesias
orient ales ha adquirido de m anera m uy t em prana una im port ancia esencial. Si se piensa,
por ej em plo, en el Concilio de Éfeso, del año 431. Y siem pre de nuevo Dios la ha ut ilizado
a t ravés de la hist oria com o la luz a t ravés de la cual Él nos conduce hacia sí m ism o.

En Am érica Lat ina, México, por ej em plo, se volvió crist iano en el m om ent o en que se
m ost ró la Virgen de Guadalupe. En ese m om ent o los hom bres com prendieron: sí, ést a es
nuest ra fe, con ella llegam os realm ent e a Dios; la Madre nos lo m uest ra; en ella est á
t ransform ada y asum ida t oda la riqueza de nuest ras religiones. En definit iva, dos son las
figuras que han hecho creer a los hom bres en Am érica lat ina: por un lado, la Madre, y,
por el ot ro, el Dios que sufre, que sufre t am bién en t oda la violencia que ellos m ism os han
experim ent ado.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Hay que decir, pues, que exist e la hist oria en la fe. El cardenal Newm an lo ha expuest o.
La fe se desarrolla. Y eso incluye t am bién j ust am ent e la ent rada cada vez m ás fuert e de la
Sant ísim a Virgen en el m undo com o orient ación para el cam ino, com o luz de Dios, com o
la Madre por la que después podem os conocer t am bién al Hij o y al Padre. De ese m odo,
Dios nos ha dado signos, j ust am ent e en el siglo XX. En nuest ro racionalism o y frent e al
poder de las dict aduras em ergent es, se nos m uest ra la hum ildad de la Madre, que se
aparece a niños pequeños y les dice lo esencial: fe, esperanza, am or, penit encia.

De ese m odo ent iendo t am bién que los hom bres encuent ren aquí, por así decirlo,
vent anas. En Fát im a he vist o cóm o había en el lugar cient os de m iles de personas que, a
t ravés de lo que María com unicó a unos niños pequeños, recuperan en ciert o m odo en
est e m undo, con t odos sus obst áculos y cerrazones, la visión abiert a hacia Dios.

El cé le br e « t e r ce r se cr e t o de Fá t im a » fu e pu blica do sólo e n e l a ñ o 2 0 0 0 - por e l


ca r de n a l Jose ph Ra t zinge r se gú n disposición de Ju a n Pa blo I I - . El t e x t o h a bla de
u n obispo ve st ido de bla n co qu e ca e a ba t ido por la s ba la s de solda dos - u n a
e sce n a qu e fu e in t e r pr e t a da com o a n t icipa ción de l a t e n t a do con t r a Ju a n Pa blo
I I - . Y a h or a dij o u st e d: « Se e qu ivoca qu ie n pie n sa qu e la m isión pr ofé t ica de
Fá t im a e st á a ca ba da » . ¿Qu é se qu ie r e de cir con e llo? ¿Est á e n ve r da d t oda vía
pe n die n t e e l cu m plim ie n t o de l m e n sa j e de Fá t im a ?
En el m ensaj e de Fát im a hay que dist inguir dos cosas: por un lado, un acont ecim ient o
det erm inado, expuest o en form as visionarias, y, por el ot ro, lo fundam ent al, que es de lo
que aquí se t rat a. Pues la int ención no era sat isfacer una curiosidad. Para ello t endríam os
que haber publicado el t ext o m ucho ant es. No: se t rat a de indicar un punt o crít ico, un
m om ent o crít ico en la hist oria: a saber, t odo el poder del m al, que se ha crist alizado en
est e siglo XX en las grandes dict aduras y que, de ot ra m anera, sigue act uando t am bién
hoy.

Por ot ra part e, se t rat aba de la respuest a a ese desafío. Tal respuest a no consist e en
grandes acciones polít icas, sino que, en últ im a inst ancia, sólo puede provenir de la
t ransform ación del corazón, a t ravés de la fe, la esperanza, el am or y la penit encia. En
est e sent ido, el m ensaj e j ust am ent e no est á cerrado, aun cuando las dos grandes
dict aduras hayan desaparecido. El sufrim ient o de la I glesia perm anece, y la am enaza del
hom bre perm anece, y con ello perm anece t am bién la cuest ión de la respuest a, con ello
perm anece la indicación que nos ha dado María. Tam bién ahora hay t ribulación. Tam bién
ahora el poder am enaza en t odas las form as posibles con pisot ear la fe. Y por eso,
t am bién ahora es necesaria la respuest a de la que la Virgen habló a los niños.

Su h om ilía de l 1 3 de m a yo de 2 0 1 0 e n Fá t im a n o son ó m e n os dr a m á t ica . « El


h om br e h a sido ca pa z de de se n ca de n a r u n a cor r ie n t e de m u e r t e y de t e r r or qu e
n o logr a in t e r r u m pir » , a n u n cia . Ese día e x pr e só u st e d a n t e m e dio m illón de
fie le s u n a pe t ición qu e , e n e l fon do, r e su lt a e spe ct a cu la r . La pe t ición r e a l: « Qu e
e st os sie t e a ñ os que n os se pa r a n de l ce n t e n a r io de la s Apa r icion e s im pu lse n e l
a n u n cia do t r iu n fo de l Cor a z ón I nm a cula do de M a r ía pa r a glor ia de la Sa n t ísim a
Tr in ida d» .

¿Sign ifica e st o qu e e l pa pa , qu e t ie ne por cie r t o u n m in ist e r io pr ofé t ico,


con side r a posible qu e , de n t r o de los pr óx im os sie t e a ños, la Sa n t ísim a Vir ge n
a pa r e zca de u n a for m a qu e se a se m e j e a u n t r iun fo?
Yo dij e que el «Triunfo» experim ent e un im pulso, que se acerque, en cuant o al cont enido,
es lo m ism o que cuando pedim os que se acerque el reino de Dios. Esas palabras no
querían expresar - soy t al vez dem asiado racionalist a para ello- una expect at iva m ía de
que ahora vaya a producirse un gran giro y que, de pront o, la hist oria vaya a seguir un

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

curso t ot alm ent e dist int o; sino de que, siem pre de nuevo, el poder del m al sea det enido;
de que, siem pre de nuevo, en la fort aleza de la Madre se m uest re y m ant enga viva la
fort aleza de Dios.

La I glesia est á siem pre llam ada a hacer aquello que fue obj et o de la pet ición de Abrahán:
preocuparse de que haya j ust os suficient es com o para cont ener el m al y la dest rucción. Yo
lo ent endí en el sent ido de que crezcan nuevam ent e las fuerzas del bien. En ese sent ido,
los t riunfos de Dios, los t riunfos de María son silenciosos, pero reales.

1 7 . Je su cr ist o r e gr e sa

Al filósofo Robe r t Spa e m t m n le pr e gun t a r on e n u n a oca sión si é l, u n cie n t ífico de


r e n om br e in t e r na cion a l, cr e ía r e a lm e n t e que Je sú s n a ció de u n a vir ge n y obr ó
m ila gr os, qu e r e su cit ó de la m u e r t e y qu e , con Él, se r e cibe vida e t e r n a . Pu e st o
qu e u n a fe a sí, le de cía n , e s t ípica m e n t e in fa n t il. El filósofo, de 8 3 a ñ os,
r e spon dió: « Pu e s, si u st e d quie r e , a sí e s, por cie r t o. Cr e o m á s o m e n os lo m ism o
qu e cr e ía cu a n do e r a n iñ o, sólo qu e , e n t r e t a n t o, h e r e fle x ion a do m á s sobr e e llo.
Al fin a l, la r e fle x ión m e h a con fir m a do sie m pr e e n la fe » .

¿Cr e e t a m bié n e l pa pa t oda vía lo qu e cr e ía com o n iñ o?


Yo lo diría de m anera sem ej ant e. Diría: lo m ás sencillo es lo verdadero, y lo verdadero es
sencillo. Nuest ra problem át ica consist e en que, de t ant os árboles, no vem os m ás el
bosque, que, de t ant o saber, no encont ram os m ás la sabiduría, En ese sent ido ironizó
t am bién Saint - Exupéry en El Principit o sobre la erudición de nuest ro t iem po y m ost ró
cóm o con ella se pierde de vist a lo esencial, y cóm o El Principit o, que no ent iende nada de
t odas las cosas erudit as, ve, en últ im a inst ancia, m ás y m ej or.

¿Qué es lo que im port a? ¿Qué es lo aut ént ico, lo que sust ent a? Ver lo sencillo, eso es lo
que im port a, ¿Por qué Dios no habría de ser capaz de regalar un alum bram ient o t am bién
a una virgen? ¿Por qué no podría resucit ar Crist o? Por supuest o, si yo m ism o est ablezco lo
que t iene perm it ido ser y lo que no, si yo y nadie m ás que yo det erm ino los lím it es de lo
posible, ent onces t ales fenóm enos deben excluirse.

Es una arrogancia del int elect o que digam os: est o cont iene en sí algo cont radict orio, sin
sent ido, y ya sólo por eso no es posible en absolut o. No es asunt o nuest ro decidir cuant as
posibilidades abriga en sí el cosm os, cuánt as se esconden en él y por encim a de él. A
t ravés del m ensaj e de Crist o y de la I glesia el saber sobre Dios se nos acerca de form a
creíble. Dios quiso ent rar en est e m undo. Dios quiso que no quedáram os lim it ados a
present irlo sólo desde lej os a t ravés de la física y de la m at em át ica. Él quiso
m ost rársenos. Y así pudo hacer t am bién lo que se narra en los evangelios. Pudo así crear
t am bién en la resurrección una nueva dim ensión de la exist encia, pudo colocar, com o dice
Teilhard de Chardin, m ás allá de la biosfera y de la noosfera, una esfera nueva en la que
el hom bre y el m undo llegan a la unidad con Dios.

Se gú n a dm it e e l físico n u cle a r W e r n e r H e ise n be r g, la r e a lida d e st á con st it u ida de


t a l m odo qu e t a m bié n lo im pr oba ble e s e n pr in cipio su sce pt ible de se r pe n sa do.
El cie n t ífico, pr e m io N obe l, lo r e su m e e n e st a fr a se : « El pr im e r sor bo de la copa
de la cie ncia vu e lve a t e o, pe r o e n e l fon do de la copa e st á e spe r a n do D ios» .
En eso le daría t oda la razón. Sólo m ient ras se est á en la em briaguez de los conocim ient os
aislados se afirm a: no va m ás, con est o lo sabem os t odo. Pero en el m om ent o en que se
reconoce la inaudit a grandeza del conj unt o, la m irada se ext iende m ás allá y surge la
pregunt a por un Dios del que proviene t odo.

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Un o de los a con t e cim ie n t os m á s de scolla n t e s de lo que va de su pont ifica do e s la


a pa r ición de l pr im e r t om o de su libr o sobr e Je sú s, a l que a h or a se gu ir á e l
se gu n do. Con e llo e s la pr im e r a ve z qu e u n pa pa e n fu n cion e s pr e se n t a u n
de cidido e st u dio t e ológico sobr e Je su cr ist o. Sin e m ba r go, e n la cu bie r t a figu r a
com o n om br e de a u t or Jose ph Ra t zinge r .
Just am ent e, no es un libro del m agist erio, un libro que yo haya escrit o en m i pot est ad
papal. Sino un libro que m e he propuest o desde hace largo t iem po com o m i últ im a gran
obra y con el que ya había com enzado ant es de m i elección com o papa.

Muy conscient em ent e, no he querido hacer con él un act o de m agist erio, sino ent rar en la
discusión t eológica e int ent ar present ar una exégesis, una int erpret ación de la Escrit ura,
que no siga un hist oricism o posit ivist a sino que incorpore t am bién la fe com o elem ent o de
la int erpret ación. Nat uralm ent e, en el paisaj e exegét ico act ual se t rat a de un riesgo
t rem endo. Pero si la int erpret ación de la Escrit ura quiere ser realm ent e t eología, t iene que
exist ir est o. Y si la fe ha de ayudarnos a com prender, no se la debe ent ender com o
im pedim ent o, sino com o ayuda a fin de que lleguem os t am bién m ás cerca de los t ext os
que provienen de la fe y que quieren conducir hacia la fe.

N o se e lige a u n pa pa pa r a qu e se a a u t or de be st se lle r s. Pe r o ¿n o t ie n e qu e
pa r e ce r le ca si com o u n a con du cción pr ovide n cia l e l qu e pu e da u st e d pr e se n t a r
e st e libr o pr e cisa m e n t e a qu í, don de , de spu é s de la cá t e dr a pe qu e ñ a de la
u n ive r sida d, t ie n e a su disposición la cá t e dr a de Pe dr o com o la m a yor t r ibu n a de l
m u n do?
Eso lo dej o en m anos del buen Dios. Yo quise escribir el libro para ayudar a los hom bres.
Si en virt ud de la elección com o papa puede ayudar aún a m ás personas, m e alegro, por
supuest o.

Je sú s de N a za r e t e s la qu in t a e se n cia de u n h om br e qu e , com o sa ce r dot e ,


t e ólogo, obispo, ca r de n a l, y a h or a pa pa , se h a ocu pa do t oda la vida con la figur a
de Je sú s. ¿Qu é cosa le pa r e ce la m á s im por t a n t e ?
Precisam ent e que en ese hom bre, Jesús - él es hom bre verdadero- , hay alguien que es
m ás que hom bre. Y que la divinidad no fue, por así decirlo, agregada sólo en el curso de
ult eriores m it ificaciones. No: ya en el origen de la figura, en la prim era t radición y en el
prim er encuent ro, aparece algo que desborda t odas las expect at ivas.

En una ocasión dij e que lo especial est á al com ienzo. Los discípulos t ienen que
apropiárselo lent am ent e. Al com ienzo est á t am bién la cruz. Los discípulos int ent an t odavía
com prender el acont ecim ient o en el cont ext o de lo que result a accesible en general. Sólo
paulat inam ent e se les abre t oda la grandeza de Jesús, y ellos ven cada vez con m ayor
claridad lo que est aba al com ienzo, sea, ven la originalidad de la figura de Jesús, de quien
decim os en el Credo: Jesucrist o, su único Hij o, Nuest ro Señor, que fue concebido por obra
y gracia del Espírit u Sant o.

¿Qu é qu ie r e Je sú s de n osot r os?


Quiere de nosot ros que cream os en Él. Que nos dej em os conducir por Él. Que vivam os con
Él. Y que así lleguem os a ser cada vez m ás sem ej ant es a Él y, de ese m odo, lleguem os a
ser de la form a correct a.

Lo qu e h a ce de su obr a u n a con t e cim ie n t o e s qu e m a r ca u n ca m bio de


pa r a digm a , u n gir o e n la con side r a ción de los e va n ge lios y e n e l t r a t o con e llos.
El «m ét odo hist órico crit ico» t uvo sus m érit os, pero ha int roducido t am bién un funest o
desarrollo erróneo. Con su «desm it ologización», ha conducido no sólo a una t rem enda

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superficialidad y ceguera frent e a los est rat os profundos y a los m ensaj es de fondo de la
Biblia.

H oy t e n e m os qu e con st a t a r qu e los su pu e st os h e ch os fá ct icos de los e scé pt icos,


qu e de sde h a ce doscie n t os a ñ os r e la t iviza n pr á ct ica m e n t e t oda s la s in dica cion e s
de la Biblia , e r a n m uch a s ve ce s pu r a s h ipót e sis.

¿N o de be r ía de cir se , con m á s cla r ida d de lo qu e h a st a a h or a se h a h e ch o, qu e


a qu í se h a pr a ct ica do u n a pse u docie n cia qu e ope r a ba n o de for m a cr ist ia n a sin o
a n t icr ist ia n a , y qu e con du j o a m illon e s de pe r son a s a l e r r or ?
Yo no j uzgaría con t ant a dureza. La aplicación del m ét odo hist órico a la Biblia com o t ext o
hist órico ha sido un cam ino que había que recorrer. Si creem os que Crist o es hist oria real
y no m it o, el t est im onio acerca de Él t iene que ser t am bién hist óricam ent e accesible. En
ese sent ido el m ét odo hist órico nos ha regalado t am bién m uchas cosas. Hem os llegado de
nuevo a una m ayor cercanía del t ext o y de su originalidad, vem os con m ás precisión cóm o
creció, y m uchas cosas m ás.

El m ét odo hist órico- crít ico seguirá siendo siem pre una dim ensión de la int erpret ación. El
Vat icano I I lo m ost ró con claridad al present ar, por una part e, los elem ent os esenciales
del m ét odo hist órico com o part e necesaria del acceso a la Biblia, pero agregando al m ism o
t iem po que la Biblia t iene que leerse en el espírit u en el que fue escrit a. Debe leerse en su
int egridad, en su unidad. Y eso sólo es posible si se la considera com o un libro del pueblo
de Dios que avanza hacia Crist o.

Lo necesario no es t erm inar con el m ét odo hist órico, sino una aut ocrít ica suya, una
aut ocrít ica de la razón hist órica que reconozca sus lím it es y la com pat ibilidad con un
conocim ient o provenient e de la fe; dicho brevem ent e: la sínt esis ent re una int erpret ación
racional hist órica y una guiada desde la fe. Tenem os que aunar am bas cosas de form a
correct a. Y est o corresponde t am bién a la relación fundam ent al ent re fe y razón.

Con st a que Je sú s n o e st á docu m e n t a do sola m e n t e por los e scr it os de los


e va n ge lios, sin o t a m bié n , a de m á s, por m ú lt iple s fu e n t e s e x t r a bíblica s. Est a s n o
de j a n du da s a ce r ca de su e x ist e n cia h ist ór ica n i de su ve n e r a ción com o e l M e sía s
e spe r a do de sde m u ch o t ie m po a t r á s. Los a u t or e s de los e va n ge lios in ve st iga r on
con pr e cisión y e scr ibie r on de for m a ca u t iv a dor a y ve r a z , sin ca e r e n la t e n t a ción
de a t e nu a r o glor ifica r a lgu n a cosa . Los de t a lle s de su r e la t o coin cide n con la s
r e a lida de s h ist ór ica s.

Pa r a for m u la r lo con cla r ida d: ¿n o que da ya m á s du da de qu e e l Je sú s h ist ór ico y


e l lla m a do « Je sú s de la fe » son idé n t icos?
Ése era j ust am ent e el punt o principal de m i libro: m ost rar que el Jesús en quien se cree
es realm ent e t am bién el Jesús hist órico, y que la figura que m uest ran los evangelios es
m ucho m ás realist a y creíble que las m uchas ot ras figuras de Jesús que nos son expuest as
siem pre de nuevo. No sólo son figuras sin carne ni sangre, sino t am bién irrealist as,
porque a t ravés de ellas no puede explicarse cóm o de pront o, m uy rápidam ent e, aparece
en la exist encia algo t ot alm ent e dist int o, que va m ás allá de t odo lo habit ual.

D e sde lu e go, a qu í se h a m e t ido u st e d e n u n a vispe r o e n t e r o de pr oble m a s


h ist ór icos. Yo se r ía m á s ca u t e loso y dir ía qu e la s in ve st iga cion e s de los de t a lle s
sigu e n sie n do im por t a n t e s y ú t ile s, a u n cua n do e l e x ce so de h ipót e sis con du ce
poco a poco a l a bsu r do. Est á cla r o qu e los e va n ge lios e st á n t a m bié n
de t e r m in a dos por la sit u a ción con cr e t a de los por t a dor e s de la t r a dición y qu e se
e n ca r n a n de in m e dia t o e n la fe . Pe r o a qu í n o pode m os e n t r a r e n e sos de t a lle s. Lo

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im por t a n t e e s: r e a list a , h ist ór ico e s sólo e l Cr ist o e n e l qu e cr e e n los e va n ge lios,


n o e l qu e h a sido de st ila do n u e va m e n t e e n la s n u m e r osa s in ve st iga cion e s.
Los evangelios no fueron consignados por escrit o a una gran dist ancia t em poral de los
acont ecim ient os, com o se pensó durant e m ucho t iem po, sino de form a especialm ent e
cercana en el t iem po, Adem ás, est os escrit os fueron t ransm it idos con una excepcional
fidelidad t ext ual. Quien hoy en día lee el Nuevo Test am ent o, m ás allá de inseguridades en
la t raducción de det erm inadas palabras y de cuest iones est ilíst icas, lo lee exact am ent e
com o fue escrit o hace dos m il años, Así lo expresaba en su análisis el est udioso de la
hist oria de los t ext os Ulrich Vict or,

¿Sign ifica e st o qu e n u n ca se h a da do u n a « con for m a ción » y, con e llo, u n a


« t r a nsfor m a ción» de l m e nsa j e de Je sús por pa r t e de la pr im e r a com u n ida d
cr ist ia n a o de ge n e r a cion e s post e r ior e s, com o a fir m a n m u ch os in t é r pr e t e s de la
Biblia ?
Lo que est á claro es, en prim er lugar, que los t ext os t ienen cercanía a la época, Sobre
t odo a t ravés de Pablo, llegam os direct am ent e hast a los acont ecim ient os, Su t est im onio
sobre la últ im a cena y sobre la resurrección - Prim era cart a a los Corint ios 11 y 15-
proviene t ext ualm ent e de los años t reint a. En segundo lugar, est á claro y es evident e que
los t ext os han sido t rat ados respet uosam ent e com o t ext os sagrados, y que así t am bién se
los ha fij ado en la m em oria y t ransm it ido post eriorm ent e de form a escrit a.

Pero, com o es nat ural, t am bién es ciert o - y lo vem os en la com paración de los Evangelios
sinópt icos- que en los t res Evangelios de Mat eo, Marcos y Lucas se t ransm it e lo m ism o
con leves variaciones, y que t am bién los cont ext os de t iem po y de acont ecim ient os han
sido fij ados de form a diferent e. Est o significa que los port adores de la t radición han
est ablecido t am bién una relación con la com prensión de la com unidad de cada uno de
ellos, relación en la que después aparece ya lo perm anent e del pasado. En t al sent ido hay
que prest ar at ención a que no se t rat aba de anot aciones de m inut a, que, por así decirlo,
debiesen ser m eras fot ografías. Se t rat aba de una fidelidad cuidadosa, pero de una
fidelidad que ya com part e la vida y plasm a una form a, aunque sin influir por ello en lo
esencial.

El t e ólogo Jose ph Ra t zin ge r de m u e st r a con h e ch os ir r e ba t ible s y con u n a lógica


ir r e fu t a ble qu e Je sús e s Aqu e l qu e t ie n e ple n a pot e st a d, e l Se ñ or de l Un ive r so,
D ios m ism o qu e se h a h e ch o h om br e . La a pa r ición de Je sú s h a ca m bia do e l
m u n do com o n o lo fu e n u n ca a n t e s. Es la m a yor ce su r a y la m a yor r e volu ción de
la h ist or ia de la h u m a n ida d. Y sin e m ba r go, sie m pr e qu e da r á u n r e st o de du da .
¿Ta l ve z e n t r e ot r a s r a zon e s por qu e e l a ct o de la e n ca r n a ción de D ios e n u n
h om br e sobr e pa sa sim ple m e n t e n ue st r a ca pa cida d de ca pt a ción ?
Sí, en eso hay que darle a ust ed t oda la razón. Se dej a sim plem ent e espacio a la libert ad
hum ana de decidir y de decir sí. Dios no se im pone de la form a com o yo puedo est ablecer
que aquí, sobre la m esa, hay un vaso, que est á ahí. Su exist encia es un encuent ro que
llega hast a lo m ás ínt im o y profundo del hom bre, pero que nunca puede ser reducido a la
t angibilidad de una cosa m eram ent e m at erial. Por eso, desde la m agnit ud del
acont ecim ient o queda claro que la fe es siem pre un acont ecer de libert ad. Ese acont ecer
abriga en sí la cert eza de que aquí se t rat a de algo verdadero, de una realidad, pero que,
a la inversa, nunca excluye del t odo la posibilidad de la negación.

Ocu pa r se con la vida y la doct r in a de Je sú s ¿n o t ie n e qu e se r sie m pr e t a m bié n


u n a pr e gu n t a a la I gle sia ? ¿N o h a de se n t ir se u n o m a l cu a n do com o a u t or se
in t r odu ce de for m a t ot a lm e n t e n ue v a e n e sa h ist or ia y con st a t a cu á n t o se h a
a pa r t a do la I gle sia u n a y ot r a ve z de l ca m in o qu e le in dica r a e l H ij o de D ios?

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Y... sí, j ust am ent e en est e t iem po de los escándalos nos hem os sent ido realm ent e m al al
ver qué m iserable es la I glesia y cuánt o fallan sus m iem bros en el seguim ient o de
Jesucrist o. Ést e es un aspect o, algo que t enem os que experim ent ar para nuest ra
hum illación, para nuest ra verdadera hum ildad. El ot ro es que, a pesar de ello, Él no dej a a
la I glesia de su m ano. Que, a pesar de la debilidad de los hom bres en los que ella se
present a, Él la sost iene, despiert a en ella a los sant os y est á present e a t ravés de ella.
Creo que est as dos sensaciones form an una unidad: la conm oción por la m iseria, por la
pecam inosidad de la I glesia, y la conm oción por el hecho de que Él no dej a de su m ano a
est e inst rum ent o, sino que act úa con él, que se m uest ra siem pre de nuevo a t ravés de la
I glesia y en ella.

Jesús no t rae solam ent e un m ensaj e; Él es t am bién el Salvador, el Sanador, el Chr ist u s
m e dicu s, com o lo form ula una ant igua expresión. En est a sociedad m uchas veces t an
quebrada, dañada, sobre la que hem os hablado m ucho en est a ent revist a, ¿no es
j ust am ent e la m isión prim ordial de la I glesia hacer que se vea con claridad especialm ent e
la ofert a de salvación del evangelio? A fin de cuent as, Jesús dio a sus discípulos suficient e
fuerza com o para que, adem ás del anuncio, pudiesen t am bién expulsar dem onios y curar.

Sí, est o es decisivo. La I glesia no im pone cosa alguna a los hom bres ni ofrece algún
sist em a m oral. Lo realm ent e decisivo es que ella lo da a Él. Que abre las puert as hacia
Dios y, con ello, da a los hom bres lo que m ás esperan, lo que m ás necesit an, lo que
t am bién m ás puede ayudarlos. Lo hace sobre t odo a t ravés del gran m ilagro del am or,
que acont ece una y ot ra vez. Lo hace cuando hay hom bres que, m ot ivados por Crist o - sin
obt ener una ganancia de ello, sin t ener que hacerlo com o profesión- acom pañan a ot ros y
les ayudan. Est e caráct er t erapéut ico - com o dice Eugen Biser- del crist ianism o, el caráct er
de curación y de don, t endría que m anifest arse realm ent e con m ucha m ás claridad.

Un gr a n pr oble m a pa r a los cr ist ia n os e s su e x posición e n u n m u n do que , e n e l


fon do, bom ba r de a pe r m a ne n t e m e n t e los va lor e s a lt e r n a t ivos de la cu lt u r a
cr ist ia n a . ¿N o e s r e a lm e n t e im posible r e sist ir se por com ple t o a e st e t ipo de
pr opa ga n da m u n dia l a fa vor de u n com por t a m ie n t o n e ga t ivo?
Realm ent e necesit am os en ciert o m odo islas en las que la fe en Dios y la sencillez int erior
del crist ianism o est én vivas e irradien; oasis, arcas de Noé en las que el hom bre pueda
refugiarse siem pre de nuevo. Los ám bit os de la lit urgia son ám bit os de refugio. Per o
t am bién en las diferent es com unidades y m ovim ient os, en las parroquias, en las
celebraciones de los sacram ent os, en las práct icas de piedad, en las peregrinaciones,
et cét era, la I glesia int ent a brindar defensas y desarrollar t am bién refugios en los que, en
cont raposición a t odo lo rot o que nos rodea, se haga visible nuevam ent e la belleza del
m undo y de la posibilidad de vivir.

1 8 . D e los n ovísim os

Je sú s n o r e com e n dó a su s discípu los la e spa da , pe r o le s dio u n a r m a m e n t o


dife r e n t e : « Os e n via r é e l Espír it u » , le s pr om e t ió. ¿Se da con e llo e l a cce so a u n
pe n sa m ie n t o qu e lle ve m á s a llá de lo h a bit ua l? ¿Un a su e r t e de in t e lige n cia
e spir it u a l, qu e h oy podr ía m os de scubr ir de for m a t ot a lm e n t e n u e va ?
Nat uralm ent e, no hay que im aginárselo de form a dem asiado m ecánica. No es que, por así
decirlo, se agregue una plant a m ás al edificio de nuest ra exist encia habit ual. Pero, en el
sent ido de que el cont act o int erior con Dios por Crist o, con Él y en Él, abre en nosot ros
realm ent e posibilidades nuevas y ensancha nuest ro corazón y nuest ro espírit u, nuest ra fe,
le da realm ent e a nuest ra vida una dim ensión m ás am plia.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Se r ía t a l ve z a lgo a sí com o u n a m e t a - r e d, in fin it a m e n t e m á s ve loz qu e I n t e r n e t ,


y e n cu a lqu ie r ca so m á s libr e , ve r da de r a y posit iva .
Eso es, en efect o, lo que se ha expresado con com m unio sanct orum : que t odos est am os
de alguna m anera en una unión profunda y nos reconocem os aún cuando nunca nos
hayam os vist o, porque el m ism o Espírit u, el m ism o Señor act úa en nosot ros.

En su discu r so de Lisboa de cla r ó u st e d qu e u n a t a r e a pr im or dia l de la I gle sia


con sist e a ct u a lm e n t e e n h a ce r a los h om br e s ca pa ce s de « m ir a r m á s a llá de la s
cosa s pe n ú lt im a s y pon e r se a la bú squ e da de la s ú lt im a s» . La doct r in a de la s
« cosa s ú lt im a s» . D e los « n ovísim os» , e s u n con t e n ido ce n t r a l de la fe . Ella t r a t a
t e m a s com o e l in fie r n o, e l pur ga t or io, e l a n t icr ist o, la pe r se cu ción de la I gle sia
e n e l t ie m po fina l, la se gu n da ve nida de Cr ist o y e l j uicio fina l. ¿Por qué r e ina e n
e l a n u n cio u n sile n cio t a n lla m a t ivo sobr e los t e m a s e sca t ológicos, qu e , a
dife r e n cia de cie r t os t ópicos in t e r n os con st a n t e s de la I gle sia , son r e a lm e n t e de
ín dole e x ist e n cia l e in cu m be n a t odo e l m u n do?
Ésa es una cuest ión m uy seria. Nuest ra predicación, nuest ro anuncio est á orient ado
realm ent e de form a unilat eral hacia la plasm ación de un m undo m ej or, m ient ras que el
m undo realm ent e m ej or casi no se m enciona ya. Aquí t enem os que hacer un exam en de
conciencia. Por supuest o, se int ent a salir al encuent ro de los oyent es, decirles aquello que
se halla dent ro de su horizont e. Pero nuest ra t area es al m ism o t iem po abrir ese
horizont e, am pliarlo y m irar hacia lo últ im o.

Est as cosas son arduas para los hom bres de hoy. Les parecen irreales. En lugar de ellas
quisieran respuest as concret as para el ahora, para las vicisit udes de la vida cot idiana.
Pero t ales respuest as siguen siendo incom plet as si no perm it en sent ir y reconocer t am bién
por dent ro que yo voy m ás allá de est a vida m at erial, que exist e el j uicio, que exist en la
gracia y la et ernidad. En ese sent ido debem os encont rar t am bién palabras y m odalidades
nuevas para hacer posible al hom bre rom per la «barrera del sonido» de la finit ud.

Toda s la s pr ofe cía s de Je sú s se h a n h e ch o ve r da d. Sólo u n a e st á pe n die n t e : la de


su se gu n da ve n ida . Sólo su cu m plim ie n t o h a ce ple n a m e n t e ve r da de r a la Pa la br a
de la « sa lva ción » . Ust e d a cu ñ ó e l con ce pt o de « r e a lism o e sca t ológico» . ¿Qu é
sign ifica e so, e x a ct a m e n t e ?
Significa que esas cosas no son espej ism os y ut opías invent adas de alguna m anera, sino
que aciert an exact am ent e en la realidad. Realm ent e es preciso t ener siem pre present e
que Él nos dice, con la m ayor cert idum bre: Yo vengo de nuevo. Est a palabra est á por
encim a de t odo. Por eso la m isa se celebraba originariam ent e en dirección hacia Orient e,
hacia el Señor que viene de nuevo, sim bolizado en el sol.

Por eso, cada m isa es el cam inar al encuent ro de Aquel que viene. Así se ant icipa de
alguna m anera esa venida; vam os hacia Él, y ya ahora, en ant icipación, Él viene. Suelo
com parar est o con la hist oria de las bodas de Caná. Allí, el Señor dice prim eram ent e a
María: «Todavía no ha llegado m i hora». No obst ant e, después concede el vino nuevo y,
por así decirlo, ant icipa su hora, que t odavía vendrá.

En la eucarist ía se hace present e est e realism o escat ológico: vam os al encuent ro de Él -


com o de Aquel que viene- , y, ya ahora, Él viene y ant icipa esa hora que, un día, t endrá su
caráct er definit ivo. Deberíam os com prenderlo de t al m odo que vayam os al encuent ro del
Señor que ya viene siem pre, que nos int roduzcam os en su venida, y que, de ese m odo,
nos dej em os insert ar en la realidad m ayor, precisam ent e m ás allá de la cot idianidad.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

La r e ligiosa Fa u st in a Kow a lsk a , ca n on iza da por Ju a n Pa blo I I , e scu ch ó h a ce u n os


och e n t a a ñ os e n u n a visión la s pa la br a s de Je sú s: « Tú de be s pr e pa r a r e l m u n do
pa r a m i ve n ida de fin it iva » . ¿H a y qu e t om a r e st o e n se r io?
Si se lo com prendiera de m anera cronológica, en el sent ido de que, por así decirlo, nos
preparem os de form a inm ediat a a la segunda venida, sería erróneo. Si se lo com prende
en el sent ido espirit ual que acabam os de exponer, de que el Señor es siem pre Aquel que
viene y que nos preparam os siem pre t am bién a la venida definit iva j ust am ent e si vam os
hacia su m isericordia y nos dej am os form ar por ella, ent onces es correct o. Dej arse form ar
por la m isericordia de Dios com o poder opuest o a la falt a de m isericordia del m undo: ésa
es, por así decirlo, la preparación para que vengan Él m ism o y su m isericordia.

Quisiera insist ir una vez m ás en est e punt o. En el único libro profét ico del Nuevo
Test am ent o, el Apocalipsis de Juan, que se ent iende com o buena not icia, t odo est á
orient ado hacia la segunda aparición de Crist o. Ya los erudit os bíblicos y los m onj es y
ast rónom os de la época de Jesús se habían ocupado de calcular el m om ent o de la venida
del Mesías.

El cie n t ífico a le m á n Rüdige r H olin sk i cr e e h a be r de scu bie r t o a h or a qu e la s ca r t a s


m e n cion a da s e n e l Apoca lipsis a la s sie t e com u n ida de s n o se r e fie r e n a sie t e
lu ga r e s, sin o qu e r e pr e se n t a n de for m a cifr a da la s su ce siva s é poca s de la
h ist or ia de la I gle sia .

Así, e l n om br e de la sé pt im a y ú lt im a com u n ida d, La odice a ( t r a du cido: de r e ch o


de l pu e blo) , r e pr e se n t a u n a pr ot e st a ge n e r a liza da y e l a n sia de in t e r ve n ción .
Sie m pr e se gú n H olin sk i, e l pa r a le lo « sé pt im o se llo» r e pr e se n t a u n a é poca
ca r a ct e r iza da por a n gu st ia s, de pr e sion e s, fa lsos doct or e s de la I gle sia y n u e va s
r e ligion e s, u n t ie m po e n qu e la s obr a s n o va n a se r n i fr ía s n i ca lie n t e s.
Com o quiera que sea, el m undo se encuent ra hoy am enazado com o casi nunca ant es.
Com o hem os t rat ado t am bién aquí, en m uchos ám bit os la devast ación de nuest ro hogar
planet ario ha alcanzado el punt o de no ret orno. La sit uación de la fe est á afect ada por
cam bios dram át icos. La conciencia de fe desaparece, hay que cerrar iglesias, una
dict adura ant icrist iana de opinión act úa ya no de form a sut il, sino abiert am ent e agresiva.
A ello se agrega que el hom bre at aca ahora el últ im o t abú bíblico, el «árbol de la vida», la
m anipulación y producción de la vida m ism a.

¿Lo h a in du cido e st a sit u a ción a a dve r t ir , e n su libr o sobr e Je sú s, de qu e h a y qu e


a plica r e n e spe cia l t a m bié n la s pa la br a s de Je sú s sobr e e l j u icio a n u e st r a
sit u a ción a ct u a l?
Yo soy escépt ico frent e a t ales int erpret aciones. El Apocalipsis es un libro m ist erioso y
t iene m uchas dim ensiones. Yo dej aría en suspenso la cuest ión de si lo que dice est e
int érpret e es t am bién una de esas dim ensiones. En cualquier caso, el Apocalipsis no da
ningún esquem a de una posibilidad de cálculo cronológico. Just am ent e lo llam at ivo en él
es que, cuando se cree que ha llegado propiam ent e el final, t odo em pieza de nuevo desde
el com ienzo. Es decir, el Apocalipsis reflej a m ist eriosam ent e la cont inuación de las
t ribulaciones sin decirnos al m ism o t iem po cuándo y cóm o vendrá exact am ent e una
respuest a y cuándo y cóm o se nos m ost rará el Señor.

No es un libro apropiado para cálculos cronológicos. Lo im port ant e es que cada t iem po se
disponga para la cercanía del Señor. Que j ust am ent e nosot ros, aquí y ahora, est am os
baj o el j uicio del Señor y nos dej am os j uzgar desde su j uicio. Mient ras que ant es de
Bernardo de Claraval se hablaba de las dos venidas de Crist o - una vez en Belén, la
segunda vez al fin de los t iem pos- , él habló de un a dve n t us m e dius, de una venida
int erm edia por la que el Señor ent ra periódicam ent e siem pre de nuevo en la hist oria.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Creo que con eso encont ró el t ono correct o. No podem os det erm inar cuándo llegará el
m undo a su fin. Crist o m ism o dice que nadie lo sabe, ni siquiera el Hij o. Tenem os que
est ar siem pre, por así decirlo, en la cercanía de su venida, y, sobre t odo en las
t ribulaciones, est ar seguros de que Él se halla cerca. Al m ism o t iem po, deberíam os saber
que, en nuest ras propias acciones, est am os baj o j uicio.

No sabem os cuándo será, pero, conform e al evangelio, sabem os que sucederá. «Cuando
el Hij o del hom bre venga en su gloria y t odos los ángeles con Él - dice en Mat eo- , ent onces
se sent ará en su t rono de gloria.» Separará a la hum anidad com o un past or separa a las
ovej as de los cabrit os. A las prim eras les dirá: «Venid, bendit os de m i Padre: t om ad en
herencia el reino que para vosot ros est á preparado desde la creación del m undo». Y a los
ot ros: «Apart aos de m í, m aldit os, al fuego et erno».

El ca r á ct e r in e qu ívoco de la s a dve r t e ncia s e s su br a ya do por Ju a n : « Yo soy la lu z,


y h e ve n ido a l m u n do pa r a qu e n a die que cr e a e n m í qu e de e n t in ie bla s» . H a y
m u ch a s ot r a s pa la br a s de j u icio se m e j a n t e s. Esa s cosa s ¿e st á n pe n sa da s sólo de
for m a sim bólica ?
Por supuest o que no. Es un j uicio final real el que t endrá lugar. Com o un penúlt im o j uicio,
por así decirlo, ese j uicio se avecina al hom bre siem pre ya en la m uert e. El gran escenario
que esboza sobre t odo Mat eo 25, con las ovej as y los cabrit os, es una parábola de lo
inim aginable. No podem os im aginarnos ese proceso inaudit o en el que t odo el cosm os se
halle ant e el Señor, la hist oria ent era est é ant e Él. Tiene que ser expresado en im ágenes,
en las que podam os barrunt arlo. Cóm o será est o visualm ent e escapa a nuest ra capacidad
de im aginación.

Pero que t al es el Juez, que t endrá lugar un j uicio real, que la hum anidad será separada y
que, ent onces, exist e t am bién la posibilidad de la perdición, que las cosas no son
indiferent es, es m uy im port ant e.

Hoy la gent e t iende a decir: y bueno, t an m al no se darán las cosas. Al fin y al cabo, es
m uy difícil que Dios sea así. Pero no, Él nos t om a en serio. Y est á el hecho de la exist encia
del m al, que perm anece y t iene que ser condenado. En t al sent ido, aún con t oda la alegre
grat it ud por el hecho de que Dios es t an bueno y nos da su gracia, deberíam os percibir
t am bién e inscribir en nuest ro program a de vida la seriedad del m al, el m al que hem os
vist o en el nazism o y en el com unism o y que vem os t am bién hoy a nuest ro alrededor.

H a ce 1 4 a ñ os le pr e gu n t é si a ca so va le t oda vía la pe n a su bir se a e st a n a v e de la


I gle sia , qu e pa r e ce u n poco de bilit a da por la e da d. H oy h a y qu e pr e gu n t a r si e sa
n a ve n o se a se m e j a ca da ve z m á s a u n a r ca de N oé , ¿Qu é pie n sa e l pa pa ?
¿Pode m os sa lva r t oda vía e st e pla ne t a por n u e st r a s pr opia s fu e r za s?
De cualquier m anera, por sus propias fuerzas el hom bre no puede dom inar la hist oria,
Que el hom bre est á am enazado, que se am enaza a sí m ism o y am enaza el m undo se hace
hoy de algún m odo visible a t ravés de las pruebas cient íficas. Sólo puede ser salvado si en
su corazón crecen las fuerzas m orales; fuerzas que sólo pueden provenir del encuent ro
con Dios; fuerzas que ofrecen resist encia. En t al sent ido lo necesit am os a Él, al Ot ro, que
nos ayuda a ser lo que nosot ros m ism os no podem os; y necesit am os a Crist o, que nos
reúne en una com unidad a la que llam am os I glesia.

Se gú n e l Eva n ge lio de Ju a n , Je sú s dice , e n u n pa sa j e de cisivo, que de lo qu e se


t r a t a e s de l m a n da t o de l Pa dr e : « Y yo sé bie n qu e e st e m a n da t o su yo e s vida
e t e r n a » . ¿Es e so por lo qu e Je sú s vin o a l m u n do?
Sin ninguna duda. De eso se t rat a: de que lleguem os a ser capaces de Dios y, así,
podam os ent rar en la vida aut ént ica, en la vida et erna. Realm ent e Él vino para que

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conozcam os la verdad. Para que podam os t ocar a Dios. Para que nos est é abiert a la
puert a. Para que encont rem os la vida, la vida real, la que ya no est á som et ida a la
m uert e.

AN EXO

Gr a ve pe ca do con t r a n iñ os in de fe n sos

D e la ca r t a pa st or a l de l 1 9 - 3 - 2 0 1 0 a los ca t ólicos de I r la n da
Com part o la desazón y el sent im ient o de t raición que m uchos de vosot ros habéis
experim ent ado al ent eraros de esos act os pecam inosos y crim inales y del m odo en que los
afront aron las aut oridades de la I glesia. [ ... ]

Al m ism o t iem po, t am bién debo expresar m i convicción de que para recuperarse de est a
dolorosa herida, la I glesia en I rlanda debe reconocer en prim er lugar ant e Dios y ant e los
dem ás los graves pecados com et idos cont ra niños indefensos. Ese reconocim ient o, j unt o
con un sincero pesar por el daño causado a las víct im as y a sus fam ilias, debe desem bocar
en un esfuerzo conj unt o para garant izar que en el fut uro los niños est én prot egidos de
sem ej ant es delit os. [ ... ]

Sólo exam inando cuidadosam ent e los num erosos elem ent os que dieron lugar a la crisis
act ual es posible efect uar un diagnóst ico claro de sus causas y encont rar rem edios
eficaces. Ciert am ent e, ent re los fact ores que cont ribuyeron a ella, podem os enum erar:
procedim ient os inadecuados para det erm inar la idoneidad de los candidat os al sacerdocio
y a la vida religiosa; insuficient e form ación hum ana, m oral, int elect ual y espirit ual en los
sem inarios y noviciados; una t endencia en la sociedad a favorecer al clero y ot ras figuras
de aut oridad y una preocupación fuera de lugar por el buen nom bre de la I glesia y por
evit ar escándalos, cuyo result ado fue la falt a de aplicación de las penas canónicas en vigor
y la falt a de t ut ela de la dignidad de cada persona. [ ... ]

A las víct im as de abuso y a sus fam ilias: Habéis sufrido inm ensam ent e y eso m e
apesadum bra en verdad. Sé que nada puede borrar el m al que habéis soport ado. Vuest ra
confianza ha sido t raicionada y vuest ra dignidad ha sido violada. Muchos habéis
experim ent ado que cuando t eníais el valor suficient e para hablar de lo que os había
pasado, nadie quería escucharos. Los que habéis sufrido abusos en los int ernados debéis
haber sent ido que no había m anera de escapar de vuest ros sufrim ient os. Es com prensible
que os result e difícil perdonar o reconciliaros con la I glesia. En su nom bre, expreso
abiert am ent e la vergüenza y el rem ordim ient o que sent im os t odos. [ ... ]

A los sacerdot es y religiosos que han abusado de niños: Habéis t raicionado la confianza
deposit ada en vosot ros por j óvenes inocent es y por sus padres. Debéis responder de ello
ant e Dios t odopoderoso y ant e los t ribunales debidam ent e const it uidos. Habéis perdido la
est im a de la gent e de I rlanda y arroj ado vergüenza y deshonor sobre vuest ros herm anos
sacerdot es o religiosos. Los que sois sacerdot es habéis violado la sant idad del sacram ent o
del Orden, en el que Crist o m ism o se hace present e en nosot ros y en nuest ras acciones.
Adem ás del inm enso daño causado a las víct im as, se ha hecho un daño enorm e a la
I glesia y a la percepción pública del sacerdocio y de la vida religiosa.

Os exhort o a exam inar vuest ra conciencia, a asum ir la responsabilidad de los pecados que
habéis com et ido y a expresar con hum ildad vuest ro pesar. [ ... ] Adm it id abiert am ent e
vuest ra culpa, som et eos a las exigencias de la j ust icia, pero no desesperéis de la
m isericordia de Dios. [ ... ]

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A m is herm anos obispos: No se puede negar que algunos de vosot ros y de vuest ros
predecesores habéis fallado, a veces gravem ent e, a la hora de aplicar las norm as,
codificadas desde hace largo t iem po, del derecho canónico sobre los delit os de abusos de
niños. Se han com et ido graves errores en la respuest a a las acusaciones. Reconozco que
era m uy difícil capt ar la m agnit ud y la com plej idad del problem a, obt ener inform ación
fiable y t om ar decisiones adecuadas a la luz de los pareceres divergent es de los expert os.
No obst ant e, hay que reconocer que se com et ieron graves errores de j uicio y hubo fallos
de gobierno. Todo est o ha socavado gravem ent e vuest ra credibilidad y eficacia. [ ... ]
Adem ás de aplicar plenam ent e las norm as del derecho canónico concernient es a los casos
de abuso de niños, seguid cooperando con las aut oridades civiles en el ám bit o de su
com pet encia. [ ... ] Sólo una acción decidida llevada a cabo con t ot al honradez y
t ransparencia rest ablecerá el respet o y el aprecio del pueblo irlandés por la I glesia a la
que hem os consagrado nuest ra vida.

Fe y viole n cia

D e l « D iscu r so de Ra t isbon a » , de l 1 2 - 9 - 2 0 0 6
Sin det enerse en det alles, com o la diferencia de t rat o ent re los que poseen el «Libro» y
los «incrédulos», con una brusquedad que nos sorprende, brusquedad que para nosot ros
result a inacept able, se dirige a su int erlocut or llanam ent e con la pregunt a cent ral sobre la
relación ent re religión y violencia en general, diciendo: ..Muést ram e t am bién lo que
Mahom a ha t raído de nuevo, y encont rarás solam ent e cosas m alas e inhum anas, com o su
disposición de difundir por m edio de la espada la fe que predicaba». El em perador,
después de pronunciarse de un m odo t an duro, explica luego m inuciosam ent e las razones
por las cuales la difusión de la fe m ediant e la violencia es algo insensat o. La violencia est a
en cont rast e con la nat uraleza de Dios y la nat uraleza del alm a... Dios no se com place con
la sangre» - dice- ; no act uar según la razón ( sin logo) es cont rario a la nat uraleza de Dios.
La fe es frut o del alm a, no del cuerpo. Por t ant o, quien quiere llevar a ot ra persona a la fe
necesit a la capacidad de hablar bien y de razonar correct am ent e, y no recurrir a la
violencia ni a las am enazas.

Sida y h u m a n iza ción de la se x u a lida d

D e la e n t r e vist a du r a n t e e l vue lo a Ca m e r ú n , e l 1 7 - 3 - 2 0 0 9
Sa n t ida d, e n t r e los m u ch os m a le s qu e a flige n a Áfr ica , de st a ca e l de la difusión
de l sida . La post u r a de la I gle sia ca t ólica sobr e e l m odo de lu cha r con t r a é l a
m e n u do n o se con side r a r e a list a n i e fica z. ¿Afr on t a r á e st e t e m a du r a n t e e l via j e ?
( Philippe Visseyrias de France 2) .

Yo diría lo cont rario: pienso que la realidad m ás eficient e, m ás present e en el frent e de la


lucha cont ra el sida es precisam ent e la I glesia Cat ólica, con sus m ovim ient os, con sus
diversas realidades. Pienso en la Com unidad de San Egidio que hace m ucho, visible e
invisiblem ent e, en la lucha cont ra el sida, en los Cam ilos, en t ant as ot ras cosas, en t odas
las religiosas que est án al servicio de los enferm os. [ ... ] Diría que no se puede superar
est e problem a del sida sólo con dinero, aunque ést e sea necesario; pero si no hay alm a, si
los africanos no ayudan ( com prom et iendo la responsabilidad personal) , no se puede
solucionar est e flagelo dist ribuyendo preservat ivos; al cont rario, aum ent an el problem a.

La solución sólo puede ser doble: la prim era, una hum anización de la sexualidad, es decir,
una renovación espirit ual y hum ana que conlleve una nueva form a de com port arse el uno
con el ot ro; y la segunda, una verdadera am ist ad t am bién y sobre t odo con las personas
que sufren; una disponibilidad, aún a cost a de sacrificios, con renuncias personales, a
est ar con los que sufren. Ést os son los fact ores que ayudan y que t raen progresos visibles.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

Por t ant o, yo diría que nuest ras dos fuerzas son est as: renovar al hom bre int eriorm ent e,
darle fuerza espirit ual y hum ana para un com port am ient o correct o con respect o a su
propio cuerpo y al de los dem ás, y esa capacidad de sufrir con los que sufren, de
perm anecer present e en las sit uaciones de prueba. Me parece que est a es la respuest a
correct a, y la I glesia hace est o; así da una cont ribución m uy grande e im port ant e. Dam os
las gracias a t odos los que lo hacen.

Be n e dict o XVI : Biogr a fía h a st a la e le cción pa pa l

1927-1937
Joseph Alois Rat zinger nace el 16 de abril de 1927, sábado sant o, a las 4.15 horas en Markt l dellnn,
com arca de Alt ot t ing. Sus padres son Joseph Rat zinger ( 6 de m arzo de 1877; + 25 de agost o de
1959) , com isario de gendarm ería, y Maria Rat zinger ( 8 de enero de 1884; + 16 de diciem bre de
1963) , hij a de panaderos. Joseph es el t ercero y últ im o hij o del m at rim onio, después de Maria
Theogona ( 7 de diciem bre de 192] ; + 2 de noviem bre de 1991) y de Georg ( 15 de enero de 1924) .
En j ulio de 1929 la fam ilia se m uda a Tit t m oning, y en diciem bre de 1932 a Aschau del I nn, donde
Joseph Alois com ienza su escolarización. A part ir de 1937 la fam ilia vive en Hufschlag, cerca de
Traunst ein.

1937-1945
1937: ent rada en el I nst it ut o de enseñanza secundaria de Traunst ein; 1939: ent rada en el
sem inario arzobispal St o Michael, en Traunst ein; 1943 a 1945: servicio m ilit ar com o auxiliar de
art illería ant iaérea, en servicio de t rabaj o y com o soldado de infant ería; m ayo a j unio de 1945,
prisionero de guerra de las fuerzas est adounidenses en Neu- Ulm . En 1945 obt iene el bachillerat o
en el inst it ut o de enseñanza secundaria Chiem gau- Gym nasium , de Traunst ein.

1945-1951
Desde diciem bre de 1945 hast a el verano de 1947: est udios de Filosofía en la Facult ad de Filosofía
y Teología de Frisinga, cerca de Múnich. A cont inuación, est udios de Teología en la Universidad de
Múnich. Desde fines de ot oño de 1951 hast a j unio de 1951: alum no del sem inario de Frisinga en
preparación para la ordenación sacerdot al.

1951-1953
Ordenación sacerdot al el 29 de j unio de 1951 en Frisinga j unt o con su herm ano Georg, por
im posición de las m anos del cardenal Michael Faulhaber. Julio de 1951: suplencia sacerdot al en
Múnich- Moosach ( parroquia de San Mart ín) . A part ir del 1 de agost o de 1951: vicario en Múnich-
Bogenhausen ( parroquia de la Preciosísim a Sangre) . Desde oct ubre de 1952 hast a el verano de
1954: docent e en el sem inario de Frisinga; colaboración sacerdot al en las iglesias de Frisinga.
1953: doct orado en la Universidad de Múnich ( t em a de la t esis: " Pueblo y Casa de Dios en la
doct rina de san Agust ín sobre la I glesia) .

1954-1959
A part ir del sem est re de invierno de 1954- 1955: docent e de Teología Dogm át ica y Teología
Fundam ent al en la Facult ad de Filosofía y Teología de Frisinga. 1957: habilit ación com o cat edrát ico
en la Universidad de Múnich en Teología Fundam ent al ( t em a de la t esis de habilit ación: " La t eología
de la hist oria de san Buenavent ura” ) . 1958- 1959: profesor ext raordinario de Dogm át ica y Teología
Fundam ent al en la Facult ad de Filosofía y Teología en Frisinga.

1959-1963
Tit ular de la cát edra de Teología Fundam ent al en la Universidad de Bonn. Tem a de la clase
inaugural: " El Dios de la fe y el Dios de los filósofos” .

1962-1965
Consult or del cardenal Joseph Frings, de Colonia, y perit o en el Concilio Vat icano I I . Miem bro de la
Com isión sobre la fe de los obispos alem anes y de la Com isión Pont ificia I nt ernacional de Teólogos
en Rom a.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

1963-1966
Profesor t it ular de Dogm át ica e Hist oria de los Dogm as en la Universidad de Münst er ( t em a de la
clase inaugural: «Revelación y t radición») .

1966-1969
Profesor t it ular de Dogm át ica e Hist oria de los Dogm as en la Universidad de Tubinga. En 1968
aparece su libro I nt roducción al crist ianism o.

1969-1977
Profesor t it ular de Dogm át ica e Hist oria de los Dogm as en la Universidad de Rat isbona. En 1972
funda, j unt o con Hans Urs von Balt hasar, Henri de Lubac y ot ros t eólogos, la revist a cat ólica
int ernacional Com m unio. De 1976 a 1977, vicepresident e de la Universidad de Rat isbona.

1977-1982
25 de m arro de 1977: nom bram ient o com o arzobispo de Múnich y Frisinga por el papa Pablo VI ;
consagración episcopal el 28 de m ayo. Su lem a episcopal es: Cooperat ores verit at is, colaboradores
de la verdad ( según la Tercera cart a de Juan, verso 8) ; 27 de j unio de 1977: es creado cardenal.
Com prom iso com o profesor honorario de la Universidad de Rat isbona.

1978
Año de los t res papas. Tras la m uert e de Pablo VI ( 6 de agost o) , part icipación en el cónclave con la
elección de Albino Luciani com o papa Juan Pablo I ; oct ubre: t ras la m uert e de Luciani ( 28 de
sept iem bre) , part icipación en el cónclave en el que, el 16 de oct ubre, Karol Woj t yla, arzobispo de
Cracovia, sale elegido com o papa Juan Pablo I I , cuya elección Rat zinger apoya de form a
det erm inant e. Woj t yla es el prim er no it aliano que accede a la sede de Pedro desde 1523.

1981-2005
25 de noviem bre de 1981: Juan Pablo I I nom bra a Rat zinger prefect o de la Congregación para la
Doct rina de la Fe y, con ello, t am bién president e de la Pont ificia Com isión Bíblica y de la Com isión
Teológica I nt ernacional. ( Asunción del cargo en Rom a y despedida de Munich en m arro de 1982) .

1986-1992
Direct or de la Com isión pont ificia para la preparación del Ca t e cism o de la I glesia Cat ólica
( present ado el 12 de diciem bre de 1992) . 1991: m iem bro de la Academ ia Europea de Cie n cia s y
Ar t e s. 1992: elección com o m iem bro de la Académ ie des Scie n cie s M or a le s e t Polit iqu e s de
l'I nst it ut de France, París. 1993: elevación a ca r de na l obispo de la sede suburbicaria de Vellet ri-
Segni. 1998: a inst ancias de Rat zinger, apert ura del archivo del ex Sant o Oficio; elección com o
vice de ca no del Colegio Cardenalicio; nom bram ient o de com andant e de la Le gión de H onor por el
president e de Francia. 1999: Rat zinger firm a la " D e cla r a ción con j un t a sobr e la D oct r in a de la
Ju st ifica ción » , em it ida por la I glesia cat ólica y la Federación Lut erana Mundial, cuya redacción él
había im pulsado de form a det erm inant e. 2000: publicación de la declaración D om inus I e su s,
sobre la unicidad y la universalidad salvífica de Jesucrist o y de la I glesia. Desde el 13 de noviem bre
de 2000, m iem bro honorario de la Aca de m ia Pon t ificia de la s Cie n cia s. 2001: ant e los
num erosos casos de a bu so de m e n or e s por part e de clérigos y de la deficient e gest ión del
problem a por part e de las aut oridades eclesiást icas, Rat zinger avoca la com pet encia a la
Congregación para la Doct rina de la Fe y com ienza el procesam ient o de t res m il casos; siguen
reglas de aplicación en el Vat icano ( 2001) y en Alem ania ( 2002) . 2002: elección com o de ca n o de l
Cole gio de Ca r de na le s; part icipación en la j ornada m undial de oración en Asís.

Ot ras t areas en la curia rom ana durant e esos años: m iem bro del Con se j o de la Se cr e t a r ía de
Est a do para las Relaciones con los Est ados; de las Congr e ga cione s pa r a la s I gle sia s
Or ie n t a le s, para el Cu lt o D ivino y la D isciplin a de los Sa cr a m e n t os, para los Obispos, para la
Eva n ge liza ción de los Pu e blos, para la Edu ca ción Ca t ólica , para el Cle r o y para las Ca u sa s
de los Sa n t os; m iem bro de los Consej os pont ificios para la Prom oción de la Un ida d de los
Cr ist ia n os y de la Cult ura; m iem bro del Tr ibu n a l Supr e m o de la Sign a t u r a Apost ólica ; y de
las Com isiones pont ificias para Am é r ica La t ina , ... «Ecclesia Dei», para la I nt erpret ación aut ént ica
del Código de D e r e cho Ca nón ico y para la Revisión del Código de Derecho Canónico Orient al.

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Lu z de l M u n do – Benedict o XVI

D oct or a dos h on or is ca u sa : College of St . Thom as en St . Paul, Est ados Unidos ( 1984) ;


Universidad cat ólica de Lim a, Perú ( 1986) ; Universidad cat ólica de Eichst lit t , Alem ania ( 1987) ;
Universidad cat ólica de Lublin, Polonia ( 1988) ; Universidad de Navarra, Pam plona, España ( 1998) ;
Libre Universidad María Sant ísim a Asunt a ( LUMSA) , Rom a ( 1999) ; Facult ad de t eología de la
Universidad de Wroclaw, Polonia ( 2000) .

Br e ve cr ón ica de l pon t ifica do

2005
2 de abril. Muert e de Juan Pablo I I .

8 de abril. Com o decano del Colegio Cardenalicio, el cardenal Rat zinger dirige las solem nes
exequias del difunt o pont ífice así com o el subsiguient e cónclave. La m isa de difunt os por Juan
Pablo I I , con cerca de cinco m illones de part icipant es, es presum iblem ent e la m ayor celebración
religiosa que se haya realizado en la hist oria de la hum anidad.

18 de abril. Com ienzo del cónclave con la ent rada de los 115 cardenales elect ores a la Capilla
Sixt ina. Discurso de apert ura de Rat zinger sobre el «relat ivism o».

19 de abril. De un cónclave especialm ent e cort o, de 23 horas de duración, surge Joseph Rat zinger
com o 265° papa en la hist oria de la I glesia cat ólica rom ana. El nuevo pont ífice elige el nom bre de
Benedict o, basándose en el fundador de los benedict inos, Benit o de Nursia, pero t am bién en su
predecesor Benedict o XV, que fue llam ado «papa de la paz» en virt ud de sus iniciat ivas por la paz
durant e la prim era guerra m undial.

Benedict o XVI es el prim er papa de la m odernidad que renuncia a la presencia, en el escudo papal,
de la t iara, que es t am bién signo del poder t em poral de la I glesia, y la reem plaza por una sim ple
m it ra. Por ot ra part e, su escudo es el prim ero en incorporar un palio ( faj a circular que llevan sobre
los hom bros los obispos m et ropolit anos) .

24 de abril. Misa de inicio del pont ificado en la plaza de San Pedro con la part icipación de
quinient os m il peregrinos y dignat arios. Benedict o XVI lleva el palio al m odo ort odoxo com o
expresión de sim pat ía hacia la Ort odoxia y com o referencia a la fase previa al cism a de Orient e del
año 1054, cuando las I glesias de Orient e y Occident e est aban t odavía unidas baj o los sucesores de
Pedro.

29 de m ayo. Visit a past oral a Bari para la clausura del Congreso Eucaríst ico Nacional it aliano.
Benedict o XVI subraya la im port ancia cent ral del dom ingo y de la eucarist ía: «Sin el dom ingo no
podem os vivir»...

9 de j unio. Encuent ro con los represent ant es del Com it é Judío I nt ernacional para las Consult as
I nt erreligiosas.

10 de j unio. El papa recibe en audiencia a num erosos president es y m iem bros de gobierno cada
m añana. Por razones de espacio, est a crónica sólo puede m encionar encuent ro de caráct er
especial. Tam poco podrán m encionar..., los m últ iples encuent ros con sacerdot es., t eólogos.,
obispos en visit a ad lim ina, audiencias con diplom át icos., beat ificaciones y canonizaciones.,
discursos., m ensaj es., cart as, celebraciones lit úrgicas, nom bram ient os, visit as a enferm os.,
et cét era.

16 de j unio. Encuent ro con el secret ario general del Consej o Mundial de I glesias, Rev. Dr. Sam uel
Kobia.

24 de j unio. Visit a de Est ado al president e de I t alia, Cario Ciam pi, en el Palacio del Quirinal, en
Rom a. La visit a había sido planificada ya por Juan Pablo I I y, t ras veint e años de alej am ient o, debía
servir a un acercam ient o ent re el Vat icano y el Est ado it aliano.

28 de j unio. Mot u proprio para la aprobación y publicación del Com pendio del Cat ecism o de la
I glesia Cat ólica.

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29 de j unio. En t odas las publicaciones del papa, t rát ese de cart as apost ólicas o de encíclicas, no
indica la fecha de su publicación sino la de su firm a.

30 de j unio. Encuent ro con la delegación del pat riarca ecum énico Bart olom é I en ocasión del
com ienzo del pont ificado.

18 a 2l de agost o. Viaj e apost ólico a Colonia con ocasión de la XX Jornada Mundial de la Juvent ud.
19 de agost o: visit a a la sinagoga de Colonia. Es la prim era visit a papal a un t em plo j udío en
Alem ania. 21 de agost o: Misa de clausura de la Jornada Mundial de la Juvent ud, con m ás de un
m illón de j óvenes.

20 de sept iem bre. Benedict o XVI da, por prim era vez en la hist oria del papado, una ent revist a
t elevisiva para la em isora polaca TVP.

24 de sept iem bre. Ent revist a de cuat ro horas con Hans Küng, t eólogo de Tubinga y crít ico de la
I glesia, al que Juan Pablo I I ret iró en 1979 la licencia canónica para ej ercer la docencia.

2 al 23 de oct ubre. XI Asam blea General Ordinaria del Sínodo de Obispos con el t em a «La
eucarist ía, fuent e y culm en de la vida y de la m isión de la I glesia». Benedict o XVI int roduce
adem ás el debat e libre a fin de discut ir los t em as cont rovert idos en un clim a de «saludable
inquiet ud».

7 de noviem bre. Encuent ro con el president e de la Federación Lut erana Mundial, obispo Mark
Hanson.

17 de noviem bre. Encuent ro con Moshé Kat sav, president e del Est ado de I srael, quien invit a al
papa Benedict o a visit ar Tierra Sant a.

3 de diciem bre. Encuent ro con el president e de la Aut oridad Nacional Palest ina, Mahm ud Abbas,
que invit a al papa a visit ar Palest ina.

25 de diciem bre. Prim era encíclica: Deus Carit as est ( Dios es am or) , en la que el papa Benedict o
describe el am or com o la dim ensión cent ral del crist ianism o.

2006
18 de febrero. Publicación del Anuario Pont ificio 2006, en el que por prim era vez dej a de aparecer
el t ít ulo de «Pat riarca de Occident e» ent re los t ít ulos oficiales del papa. La elim inación del t ít ulo es
un gest o ecum énico hacia las I glesias ort odoxas.

11 de m arzo. Reform a de la curia por la fusión de las direcciones del Pont ificio Consej o para la
Past oral de Em igrant es e I t inerant es y del Pont ificio Consej o Just icia y Paz, así com o de las del
Pont ificio Consej o para el Diálogo I nt erreligioso y del Pont ificio Consej o de la Cult ura.

20 de m ayo. Encuent ro con el m et ropolit a ort odoxo ruso Kiril.

25 al 28 de m ayo. Viaj e apost ólico a Polonia. 26 de m ayo: visit a al sant uario de Jasna Góra en
Czchenst ochowa. 27 de m ayo: visit a a la casa nat al de Juan Pablo I I en Wadowice; encuent ro con
600000 j óvenes en Cracovia. 28 de m ayo: m isa ant e 1,2 m illones de personas en Cracovia; visit a
al cam po de concent ración de Auschwit z- Birkenau. Ese punt o del program a no est aba planeado
inicialm ent e, pero el papa Benedict o insist ió en realizar la visit a: «No podía por m enos de venir
aquí».

3 de j unio. Celebración de la m isa con t rescient os cincuent a m il m iem bros de com unidades
religiosas en la plaza de San Pedro.

8 a l9 de j ulio. Viaj e apost ólico a Valencia con ocasión del V Encuent ro Mundial de las Fam ilias: «La
fam ilia es un bien necesario para los pueblos, un fundam ent o indispensable para la sociedad y un
gran t esoro de los esposos durant e t oda su vida» ( discurso del 8 de j ulio) .

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1 de sept iem bre. Peregrinación al sant uario de la Sant a Faz de Manopello ( I t alia) .

9 al 14 de sept iem bre. Viaj e apost ólico a Baviera con visit as a Múnich, Alt ot t ing, Markt l ( lugar de
nacim ient o del papa) , Rat isbona y Frisinga. 12 de sept iem bre: discurso académ ico en la
Universidad de Rat isbona. Una cit a del em perador bizant ino Manuel I I Paleólogo cont enida en el
discurso acerca del papel de la violencia en el islam conduj o a prot est as m usulm anas organizadas
en t odo el m undo en cuyo m arco se com et ieron profanaciones de iglesias y una religiosa perdió la
vida.

15 de sept iem bre. Nom bram ient o del cardenal Tarcisio Bert one com o nuevo cardenal secret ario de
Est ado t ras la renuncia de Angelo Sodano por razones de edad.

19 de oct ubre. Visit a a Verona con m ot ivo del I V Congreso Nacional de la I glesia I t aliana.

28 de noviem bre al 1 de diciem bre. Viaj e apost ólico a Turquía. 28 de noviem bre: encuent ro con el
prim er m inist ro t urco Recep Tayyip Erdogan. 29 de noviem bre: encuent ro con el pat riarca
ecum énico Bart olom é I , cabeza honoraria de t odos los ort odoxos. 30 de noviem bre: celebración
conj unt a de la fiest a de san Andrés con el pat riarca Bart olom é y firm a de una declaración conj unt a
para el acercam ient o ent re cat ólicos y ort odoxos; encuent ro con el pat riarca arm enio Mesrob I I
Mut afyan; visit a a la m ezquit a Sult án Ahm ed en Est am bul. Es la segunda visit a que haya hecho un
papa a un t em plo islám ico.

13 de diciem bre. Encuent ro con el prim er m inist ro israelí, Ehud Olm ert , para una conversación
sobre la sit uación en Orient e Próxim o y en el Líbano.

15 de diciem bre. Encuent ro con el pat riarca copt o de Alej andría, Ant onios Naguib.

16 de diciem bre. Cart a a la canciller de Alem ania, Angela Merkel, con vist as a la cum bre del G- 8 en
Heiligendam m , en la que el papa pide la cancelación de la deuda ext erna de los países m ás pobres.

2007
25 de enero. Encuent ro con el prim er m inist ro de Viet nam , Nguyen Tan Dung. Es la prim era visit a
de un j efe de gobierno viet nam it a al Vat icano desde la t om a del poder por part e de los com unist as
en 1975.

22 de febrero. Exhort ación apost ólica post sinodal Sacram ent um Carit at is, sobre la eucarist ía,
fuent e y culm en de la vida y de la m isión de la I glesia.

13 de m arzo. Encuent ro con el president e de Rusia, Vladím ir Put in. La conversación est uvo
cent rada en las relaciones de las I glesias cat ólica y ruso- ort odoxa, así com o en la sit uación en
Orient e Próxim o.

20 de m arzo. Encuent ro con el Secret ario General de las Naciones Unidas, Ban Ki· Moon.

24 de m arzo. Encuent ro con ochent a m il m iem bros y seguidores del m ovim ient o eclesial Com unión
y Liberación en la plaza de San Pedro.

16 de abril. Publicación del t om o I del libro Jesús de Nazarel, al cum plir el papa 80 años.

21 al 22 de abril. Visit a past oral a Vigevano, Lom bardía, la única diócesis it aliana que Juan Pablo I I
no había visit ado durant e sus casi veint isiet e años de pont ificado, y a Pavía, donde el papa
Benedict o peregrina a la t um ba de san Agust ín.

4 de m ayo. Encuent ro con el president e del consej o de la I glesia evangélica en Alem ania, obispo
Wolfgang Huber.

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9 al 14 de m ayo. Viaj e apost ólico a Brasil. 9 de m ayo: Benedict o XVI designa Am érica Lat ina com o
el «cont inent e de la esperanza». 10 de m ayo: encuent ro con el president e Luiz I nácio Lula da Silva
en São Paulo.

12 de m ayo: por su propio deseo, el papa visit a la Fazenda da Esperanza, un proyect o para la
reint egración de j óvenes, sobre t odo drogodependient es. 13 de m ayo: inauguración de la V
Conferencia del Episcopado Lat inoam ericano y del Caribe en Aparecida.

23 de m ayo. En la audiencia general. El papa habla de su viaj e a Am érica Lat ina y m enciona
t am bién «crím enes inj ust ificables» com et idos durant e la colonización y crist ianización del
cont inent e.

27 de m ayo. Cart a a los cat ólicos de China, en la que el papa Benedict o llam a a los 12 m illones de
fieles de ese país, divididos en dos bandos, a unirse baj o su conducción, e invit a al gobierno de
Beij ing a ret om ar las relaciones diplom át icas con el Vat icano.

9 de j unio. George W. Bush, president e de Est ados Unidos de Am érica, habla con el papa Benedict o
XVI sobre la sit uación en Orient e Próxim o y Orient e Medio.

11 de j unio. Mot u proprio De aliquibus m ut at ionibus in norm is de elect ione Rom ani Pont ificis, sobre
algunas m odificaciones en las norm as relat ivas a la elección papal. En el docum ent o se est ablece
que en un cónclave se requiere t am bién después de la t rigésim a t ercera vuelt a una m ayoría de dos
t ercios y que no bast a ya, com o hast a ent onces, una m ayoría sim ple.

17 de j unio. Visit a past oral a Asís con m ot ivo de los ochocient os años de la conversión de san
Francisco.

21 de j unio. Encuent ro con el pat riarca asirio Mar Dinkha I V.

25 de j unio. Separación de las direcciones del Pont ificio Consej o para el Diálogo I nt erreligioso y del
Pont ificio Consej o de la Cult ura.

7 de j ulio. Mot u proprio Sum m orum Pont ificum , sobre la lit urgia rom ana en la form a ant erior a la
reform a de 1970. Según el docum ent o, apart e de la form a ordinaria del rit o rom ano se adm it e de
nuevo la llam ada m isa t rident ina, vigent e hast a el Concilio, com o form a ext raordinaria para la
celebración en las parroquias, sin que se requiera para ello, com o hast a ent onces, el perm iso del
obispo del lugar.

1 al 2 de sept iem bre. Viaj e past oral a Loret o con ocasión del «Ágora», encuent ro con varios cient os
de m iles de j óvenes it alianos al lanzarse los preparat ivos nacionales para la Jornada Mundial de la
Juvent ud en Sydney.

6 de sept iem bre. Encuent ro con el prim er m inist ro israelí, Sim on Peres.

7 al 9 de sept iem bre. Viaj e apost ólico a Aust ria con ocasión del 850° aniversario de la fundación
del sant uario de Mariazell. En Viena el papa habla una vez m ás sobre la cult ura del dom ingo.

23 de sept iem bre. Visit a past oral a Vellet ri ( I t alia) , de donde Joseph Rat zinger fue obispo t it ular
durant e doce años ant es de su elección com o Papa.

8 de oct ubre. Encuent ro con el direct or del Congreso Mundial Judio, Ronald Lauder.

19 de oct ubre. Encuent ro oficial con los represent ant es de los m enonit as, el prim ero que se realiza
en la hist oria.

21 de oct ubre. Visit a past oral a Nápoles. La ocasión es el XXI Encuent ro int erreligioso int ernacional
por la paz, en el que t am bién part icipan, ent re ot ros, el pat riarca ecum énico de Const ant inopla,
Rart olom é I , el arzobispo anglicano de Cant erbury, Rowan WiUiam s, el president e del consej o de la

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I glesia evangélica en Alem ania, Wolfgang Huber, el gran rabino de I srael, Yona Met zger, y el rect or
de la Universidad Al Am ar, de Egipt o, Ahm ad Al Tayyeb.

6 de noviem bre. Audiencia con el rey Abdullah, de Arabia Saudí, Guardián de los Dos Sant os
Lugares del I slam . Es la prim era audiencia de un m onarca saudit a con el j efe suprem o de la I glesia
cat ólica.

30 de noviem bre. Segunda encíclica: Spe sa lvi ( Salvados en la esperanza) , sobre la esperanza
crist iana t am bién m ás allá de la m uert e.

6 de diciem bre. Encuent ro con los represent ant es de la Alianza Baut ist a Mundial.

7 de diciem bre. Encuent ro con el president e del depart am ent o para las relaciones ext eriores del
Pat riarcado de Moscú, m et ropolit a Kiril, que después será nom brado pat riarca de su I glesia.

2008
5 de febrero. Modificación de la pet ición cont enida en la lit urgia del viernes sant o «por los j udíos»
en el m arco de la m isa t rident ina a una form a t eológica adapt ada.

6 de m arzo. Encuent ro con el pat riarca ecum énico de Const ant inopla, Rart olom é I .

15 al 21 de abril. Viaj e apost ólico a los Est ados Unidos de Am érica y a las Naciones Unidas. 16 de
abril: encuent ro con el president e de Est ados Unidos de Am érica, George W. Bush, en la Casa
Blanca. 17 de abril: el papa se encuent ra por prim era vez con hom bres y m uj eres víct im as de
abuso sexual por part e de sacerdot es cat ólicos; publicación del m ensaj e del 14 de abril a la
com unidad j udía m undial en la fiest a del Pésaj . 18 de abril: discurso ant e la Asam blea General de
la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York. En el cent ro del discurso se encuent ra el
respet o por los derechos hum anos. Visit a a la sinagoga de Park East , en Manhat t an. 20 de abril:
oración por las Víct im as de los at ent ados t errorist as del 11 de sept iem bre de 2001 en el Grorm d
Zero.

16 de abril. Mensaj e del papa en la t elevisión rusa.

2 de m ayo. Encuent ro con la delegación de m usulm anes shiít as de I rán. La Sant a Sede y t eólogos
iraníes se habían puest o de acuerdo ant eriorm ent e en una declaración conj unt a sobre el t em a «Fe
y razón en el crist ianism o y en el islam ». Según ella, hay coincidencia en que fe y razón «son
int rínsecam ent e no Violent as» y que nunca se deben usar para la violencia.

5 de m ayo. Encuent ro con el prim ado de los anglicanos, arzobispo Rowan William s de Cant erbury.

8 de m ayo. Encuent ro con el pat riarca greco- m elquit a de Ant ioquia. Gregorios I I I Laham .

9 de m ayo. Celebración ecum énica con el pat riarca suprem o y cat olicos de t odos los arm enios.
Karekin I I .

17 al 18 de m ayo. Visit a past oral a Savona y Génova.

13 de j unio. Encuent ro con el president e de Est ados Unidos de Am érica, George W. Bush.

14 al 15 de j unio. Visit a past oral a Sant a Maria di Leuca ya Brindisi.

21 de j unio. Cart a apost ólica An t iqua or din a t ion e . Est e m ot u proprio t rat a el ordenam ient o
procesal de la Signat ura Apost ólica. Se publica exclusivam ent e en lat ín.

28 y 29 de j unio. I nauguración conj unt a del Año Paulino con el pat riarca ecum énico Bart olom é I .

12 al 21 de j ulio. Viaj e apost ólico a Sydney con ocasión de la XXI I I Jornada Mundial de la Juvent ud.
17 de j ulio: encuent ro con represent ant es del gobierno aust raliano.19 de j ulio: sant a m isa en la
cat edral de Sant a María de Sydney, en la que el papa Benedict o pide disculpas por el abuso sexual

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de m enores por part e de eclesiást icos cat ólicos en Aust ralia. El papa reconoce la vergüenza «que
t odos hem os sent ido a causa de los abusos sexuales a m enores por part e de algunos sacerdot es y
religiosos de est a nación. Verdaderam ent e, m e sient o profundam ent e disgust ado por el dolor y el
sufrim ient o que han padecido las víct im as y les aseguro que, com o su Past or, t am bién yo com part o
su aflicción». 20 de j ulio: m isa de clausura en Sydney. Ant e unas quinient as m il personas, el papa
Benedict o invit a a una renovación de la sociedad y de la I glesia y alient a sobre t odo a los j óvenes
del m undo ent ero a t rat ar de form a responsable con la creación y con los recursos de la Tierra. 21
de j ulio: encuent ro con hom bres y m uj eres que en su j uvent ud fueron obj et o de abuso sexual por
part e de sacerdot es.

7 de sept iem bre. Visit a past oral a Cagliari para la clausura del cent enario de la proclam ación de
«Nuest ra Señora de Bonaria» com o pat rona de Cerdeña.

12 al 15 de sept iem bre. Viaj e apost ólico a Francia. 12 de sept iem bre: encuent ro con el president e
Nicolas Sarkozy en París. 14 de sept iem bre: sant a m isa en Lourdes con unos cien m il fieles para
celebrar los cient o cincuent a años de las apariciones de María. El papa Benedict o llam a a los
cat ólicos a la renovación del espírit u m isionero: «Volviéndose hacia Dios, el hom bre llega a ser él
m ism o».

4 de oct ubre. Visit a de Est ado al president e de I t alia, Giorgio Napolit ano, en el palacio del Quirinal.

5 al 26 de oct ubre. XI I Asam blea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos con el t em a «La
Palabra de Dios en la vida y en la m isión de la I glesia». El papa part icipa personalm ent e con una
int ervención sobre la int erpret ación de la Biblia.

19 de oct ubre. Visit a past oral al sant uario de Nuest ra Señora del Rosario en Pom peya.

6 de noviem bre. Encuent ro con los part icipant es del prim er encuent ro del Fórum
Cat ólico·Musulm án, cuyo obj et ivo es reducir las t ensiones ent re am bas religiones.

9 de noviem bre. Benedict o XVI recuerda públicam ent e en Rom a el 70º aniversario del com ienzo de
los pogrom os cont ra los j udíos en Alem ania ( «la noche de los crist ales rot os del Reich») y llam a a
m anifest ar una «profunda solidaridad al m undo j udío» y a orar por las víct im as. Según dice el
papa, cada uno t iene el deber de com prom et erse en t odos los niveles cont ra t oda form a de
ant isem it ism o y de discrim inación.

13 de noviem bre. Encuent ro con el president e de Brasil. Luiz I nácio Lula da Silva. La conversación
est uvo cent rada en la pregunt a por una m ej ora de las condiciones de vida de los est rat os
socialm ent e m arginados de la población.

2009
21 de enero. Decret o del levant am ient o de la excom unión a cuat ro obispos de la Frat ernidad San
Pío X ordenados por el arzobispo Marcel Lefebvre en enero de 1988 sin m andat o de la Sant a Sede.
Ent re ellos est á Richard William son, del que a cont inuación sale a la luz pública una ent revist a
hast a ent onces no publicada en la que niega que hayan exist ido las cám aras de gas de los nazis.

28 de enero. En la audiencia general. El papa da una explicación sobre el caso William son, ut ilizado
de form a sensacionalist a por los m edios, en el que expresa su «plena e indiscut ible solidaridad»
con los j udíos.

12 de febrero. Encuent ro con los m iem bros de la Conferencia de President es de las Mayores
Organizaciones Judías de Est ados Unidos, en el que Benedict o XVI condena el ant isem it ism o y
rechaza claram ent e t oda negación del Holocaust o.

10 de m arzo. Cart a a los obispos de la I glesia cat ólica en la que el papa t rat a acerca de los
m alent endidos y las discusiones en t orno a la excom unión de los cuat ros obispos de la Frat ernidad
San Pío X y adm it e errores en el t rabaj o del Vat icano con los m edios.

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17 al 23 de m arzo. Viaj e apost ólico a Cam erún y a Angola. El obj et ivo del viaj e es llevar a África,
ese cont inent e at orm ent ado por guerras, ham bre y enferm edad, un m ensaj e de esperanza y de
reconciliación y exigir a la com unidad m undial j ust icia para con dicho cont inent e. La m anifest ación
del papa Benedict o en el sent ido de que el problem a del sida no puede solucionarse solam ent e con
preservat ivos es recibida con crít icas por la prensa m undial.

28 de abril. Visit a a la zona de los Abruzos afect ada por un t errem ot o.

8 al 15 de m ayo. Viaj e apost ólico a Tierra Sant a. 8 de m ayo: encuent ro con el rey Abdalá de
Jordania en el palacio Al- Husseinye de Am m án. 9 de m ayo: visit a a la basílica bizant ina del
m em orial de Moisés, en el m ont e Neoo. Encuent ro con dirigent es religiosos m usulm anes. 10 de
m ayo: visit a del lugar del baut ism o de Jesús en el Jordán. 11 de m ayo: visit a del m onum ent o
conm em orat ivo del Holocaust o Yad Vashem , en Jerusalén, j unt o con Sim on Peres, president e del
Est ado de I srael. En su discurso, el papa Benedict o declara acerca del asesinat o de seis m illones de
j udíos en la época del nacionalsocialism o: «Que los nom bres de est as vict im as no se borren nunca.
Que nunca se niegue, dism inuya u olvide sus sufrim ient os». 12 de m ayo: Benedict o XVI visit a,
siendo el prim er papa en la hist oria en hacerlo, el m onum ent o m usulm án de la Cúpula de la Roca
en la explanada del t em plo de Jerusalén. Encuent ro con el gran m uft í de Jerusalén, Moham m oo
Ahm ad Hussein. Oración j unt o al Muro Occident al. 13 de m ayo: encuent ro con el president e
palest ino Mahm ud Abbas en Belén. 14 de m ayo: encuent ro con el president e del gobierno israelí
Benj am ín Net anyahu en Nazaret . Sant a m isa y visit a a la grut a de la anunciación de Nazaret . 15 de
m ayo: visit a a la I glesia del Sant o Sepulcro en Jerusalén.

24 de m ayo. Visit a past oral a Cassino y Mont ecassino, abadía m at riz de san Benit o, su sant o pat rón
y pat rono de Europa.

19 de j unio. Com ienzo del Año Sacerdot al convocado por Benedict o XVI .

21 de j unio. Visit a past oral a San Giovanni Rot ondo, lugar de peregrinación al religioso capuchino
Pío de Piet relcina, m uert o en 1968 y canonizado en 2002.

29 de j unio. Tercera encíclica: Carit as in Verit at e ( La caridad en la verdad) , encíclica social sobre
las consecuencias de la globalización, de la crisis económ ica y financiera y sobre un ordenam ient o
económ ico m ás j ust o, social y ecológico.

2 de j ulio. Cart a apost ólica en form a de m ot u proprio Eccle sia e u n it a t e m , con la que se incorpora
a la Congregación para la Doct rina de la Fe la Pont ificia Com isión «Ecclesia Dei», con su
com pet encia para las relaciones con los cat ólicos t radicionalist as com o, por ej em plo, la Frat ernidad
sacerdot al San Pío X.

7 de j ulio. Cart a apost ólica en form a de m ot u proprio para la aprobación del nuevo est at ut o de la
Oficina Laboral de la Sede Apost ólica.

9 de j ulio. Encuent ro con el prim er m inist ro de Aust ralia, Kevin Rudd. Encuent ro con el president e
del Est ado de Corea del Sur, Lee Myung- bak, para dialogar sobre las consecuencias de la crisis
económ ica para los países m ás pobres y sobre la sit uación polít ica y social de la península de
Corea.

10 de j ulio. Encuent ro con el president e de Est ados Unidos, Barack Obam a. La audiencia privada se
cent ra en los t em as de la crisis económ ica, la sit uación en Orient e Próxim o, la polít ica de desarrollo
en África y Sudam érica y la lucha int ernacional cont ra el t ráfico de drogas. Se t rat an adem ás la
invest igación sobre 181 células m adre, la bioét ica y la problem át ica del abort o.

17 de j ulio. Pequeña int ervención quirúrgica en la m ano derecha después de que, durant e sus
vacaciones de verano en el valle de Aost a, el papa sufriera una caída que le causó la fract ura de la
m uñeca.

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6 de sept iem bre. Visit a past oral a Vit erbo y Bagnoregio. En Vit erbo t uvo lugar el cónclave m ás
ext enso ( 1005 días) de la hist oria de la I glesia; en Bagnoregio se conserva la única reliquia de san
Buenavent ura.

26 a 28 de sept iem bre. Viaj e apost ólico a la República Checa. El obj et ivo de la visit a, veint e años
después de la caída del Telón de Acero, es dar alient o a la m inoría creyent e y t raer a la m em oria
las raíces crist ianas de la cult ura de ese país, que se ha t ornado am pliam ent e at eo.

4 al 25 de oct ubre. I I Asam blea Especial del Sínodo de los Obispos para África.

26 de oct ubre. Cart a apost ólica en form a de m ot u proprio Om n iu m in m e n t e m , para m odificar


algunas norm as del Código de Derecho Canónico.

4 de noviem bre. Const it ución apost ólica An glica n or u m coe t ibu s, sobre la erección de
ordinariat os personales para anglicanos que ent ren en la plena com unión con la I glesia cat ólica.

8 de noviem bre. Visit a past oral a Concesio y a Brescia, t ierra nat al de Pablo VI .

14 de noviem bre. Encuent ro con el prim er m inist ro checo Jan Fischer, sobre el Trat ado de Lisboa.

21 de noviem bre. Encuent ro con el arzobispo de Cant erbury, Rowan William s, prim ado de la I glesia
anglicana. La conversación se cent ró en los desafíos de la com unidad crist iana al com ienzo del
t ercer m ilenio.

3 de diciem bre. Encuent ro con el j efe de Est ado ruso Dm it ri Medvedev, con el anuncio del inicio de
relaciones diplom át icas ent re el Vat icano y el Krem lin.

2010
1 de enero. Llam am ient o a un giro ecológico: «Si quieres prom over la paz, prot ege la creación».

15 de enero. Cart a del direct or del Colegio de san Canisio, P. Klaus Mert es, a seiscient os egresados
del inst it ut o de enseñanza secundaria de los j esuit as en Berlín, en la que Mert es pide disculpas a
las Víct im as por los abusos com et idos por j esuit as en esa escuela de Berlín durant e las décadas de
1970 y 1980. La publicación de esa cart a acarrea la revelación de ot ros casos en ot ras inst it uciones
eclesiást icas y no eclesiást icas.

17 de enero. Visit a del papa a la sinagoga de Rom a.

15 y 16 de febrero. Encuent ro con 24 obispos irlandeses para t rat ar el escándalo de abusos en la


I glesia cat ólica de I rlanda. El papa censura graves falt as de los obispos.

12 de m arzo. Encuent ro con el arzobispo Robert Zollit sch, president e de la Conferencia Episcopal
Alem ana, con m ot ivo de los num erosos casos de abuso en Alem ania.

14 de m arzo. Visit a a la com unidad evangélica lut erana de habla alem ana en Rom a; serm ón y
celebración de cult o.

19 de m arzo. Cart a past oral a los cat ólicos de I rlanda, en la que Benedict o XVI pide perdón por los
casos de abuso en inst it uciones cat ólicas y por el fallo de los obispos y, m ás allá del caso de
I rlanda, da indicaciones para la elucidación de los casos y la m anera de enfrent ar la sit uación de
crisis.

17 al 18 de abril. Viaj e apost ólico a Malt a con ocasión del 1950º Aniversario del naufragio del
apóst ol Pablo en las cost as de Malt a. Durant e la visit a, Benedict o XVI se encuent ra t am bién con
víct im as de abuso en Malt a.

1 de m ayo. Una vez t erm inada la visit a canónica a los «Legionarios de Crist o» por él ordenada, el
papa exige una renovación espirit ual y est ruct ural general de la orden.

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2 de m ayo. Visit a past oral a Turin con m ot ivo de la exposición de la Sant a Sindone.

11 al 14 de m ayo. Viaj e apost ólico a Port ugal con m ot ivo del 10° aniversario de la beat ificación de
los past orcillos de Fát im a, Jacint a y Francisco. 13 de m ayo: sant a m isa en el sant uario de Fát im a:
«He venido a Fát im a a rezar, con María y con t ant os peregrinos, por nuest ra hum anidad afligida
por t ant as m iserias y sufrim ient os».

20 de m ayo. Conciert o en el Vat icano con la int ervención de la Orquest a Nacional Rusa y el Coro
Sinodal de Moscú en honor del quint o aniversario del pont ificado de Benedict o XVI . El conciert o es
un regalo del pat riarca de Moscú, Kiril I , y se considera com o un signo del acercam ient o ent re la
I glesia ort odoxa rusa y la I glesia cat ólica,

31 de m ayo. Envío a I rlanda de cuat ro m ediadores especiales de alt o rango para la elaboración del
escándalo de los abusos sexuales.

4 al 6 de j unio. Viaj e apost ólico a Chipre. 5 de j unio: encuent ro con el arzobispo ort odoxo
Crisóst om os I I . 6 de j unio: ent rega del I nst rum ent um laboris para la próxim a Asam blea Especial
del Sínodo de los Obispos para Orient e Medio.

10 al 20 de j unio. Discurso ant e el encuent ro de sacerdot es, presum iblem ent e el m ayor de la
hist oria, con m ot ivo de la clausura del Año sacerdot al.

26 de j unio. Encuent ro con el secret ario general salient e de la Federación Lut erana Mundial,
I shm ael Noko.

29 de j unio. Anuncio de la erección del Pont ificio Consej o para la Prom oción de la Nueva
Evangelización para las sociedades poscrist ianas.

4 de j ulio. Visit a past oral a Sulm ona en los Abruzos con m ot ivo del 800 aniversario del nacim ient o
del papa Celest ino V, que, t ras m edio año com o papa, renunció a su cargo.

2 de sept iem bre. Encuent ro con el president e del Est ado de I srael, Sim on Peres, para conversar
sobre el proceso de paz en Orient e Próxim o. Según Peres, baj o Benedict o XVI las relaciones ent re
el Vat icano e I srael son «las m ej ores desde los t iem pos de Jesucrist o».

5 de sept iem bre. Visit a a Carpet ino Rom ano, donde doscient os años at rás nació el papa León XI I I ,
que respondió a la Revolución indust rial con la doct rina social de la I glesia.

16 al 19 de sept iem bre. Viaj e apost ólico al Reino Unido, prim era visit a de un papa a Gran Bret aña.
16 de sept iem bre: encuent ro con la reina I sabel I 1, cabeza de la I glesia anglicana, en Edim burgo.
17 de sept iem bre: celebración ecum énica en la Abadía de West m inst er, Londres. 19 de sept iem bre:
la beat ificación del convert ido cardenal John Henry Newm an, en Birm ingham , es la prim era m isa de
beat ificación en suelo inglés.

3 de oct ubre. Encuent ro con fam ilias y j óvenes de Palerm o, Sicilia.

10 al 24 de oct ubre. Asam blea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la sit uación de los
crist ianos en Orient e Medio.

6 al 7 de noviem bre. Viaj e past oral a España. 6 de noviem bre: visit a a Sant iago de Com post ela con
m ot ivo del Año Jubilar Com post elano. 7 de noviem bre: Dedicación de la iglesia de la Sagrada
Fam ilia de Barcelona y consagración del alt ar.

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