Cotidiana Opv
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GRADO Y SECCIÓN
DOCENTE ASESOR:
En una sociedad en la que con frecuencia se presentan conflictos, el diálogo es la mejor
herramienta para prevenirlos o superarlos y promover la convivencia. Implica una actitud de
respeto y consideración por el otro, así como la convicción de que es posible solucionar los
desacuerdos mediante el razonamiento y la comunicación.
Una persona asertiva sabe cuándo hablar y cuándo callar, hace críticas constructivas que
son bien recibidas y admite cuando se equivoca. Así, libera tensión interna y cuida su autoestima,
ya que defiende lo que considera relevante, cuidando siempre la relación con el otro.
Pero, ¿qué es la comunicación asertiva?, a veces resulta una verdadera misión imposible
mantener buenas relaciones con los demás, sobre todo cuando vemos atacados nuestros valores
esenciales. Pero, lo quieras o no, los conflictos estarán siempre presentes en las relaciones
humanas, por lo que desarrollar habilidades para resolverlos constituye una condición de éxito en
nuestras relaciones interpersonales.
Ante esto, la asertividad surge como una respuesta de resolución frente a situaciones en
donde resulta clave mantener la relación con el otro. Esta es una de las grandes preocupaciones
de las empresas, que deben velar por una correcta convivencia entre los colaboradores.
Frente a las actitudes irreflexivas que promueven peleas, riñas o discusiones para
afrontar los desacuerdos, el diálogo permite el aprecio por las ideas de la otra persona y la
construcción de un ambiente apropiado para la vida en común.
El diálogo a tiempo permite que las personas expresen los malestares y que el conflicto
sea abordado en sus fases iniciales. No obstante, se vuelve indispensable para terminar conflictos
que han causado mucho daño; más que la mera conversación, es el encuentro de personas, de sus
ideas, proyectos, sentimientos, valores y temores.
Por ello, requiere de:
● Habilidades verbales. Hay que saber qué se quiere decir y seleccionar las palabras adecuadas.
No es lo mismo estar molesto que indignado, o desesperanzado que nostálgico.
● Empatía. Se debe saber compartir los sentimientos; en primer lugar, tener la habilidad de
comprender lo que el otro siente, ponerse en su lugar.
● Asertividad. Se debe ser capaz de decir lo que se siente y se piensa, con sinceridad, pero sin
herir o dañar a la otra persona. Es llevar de la mano la franqueza y el respeto.
● Compromiso. Procurar que lo que se diga, se prometa o se acuerde, se lleve a la práctica. Es
dotar a la palabra de confianza.
Autores como Lange, Jakubowski, Fensterheim y Baer han definido a lo largo del
tiempo el concepto de asertividad, y todas coinciden en los siguientes puntos clave:
1. Trabaja el autoconocimiento
Antes de poder comunicarte asertivamente con los demás, es esencial tener una
comprensión clara de tus propios pensamientos, sentimientos y necesidades. Reflexiona sobre tus
valores, metas y límites personales. Este autoconocimiento proporciona una base sólida para
expresarte de manera auténtica y congruente.
2. Escucha activa
No solo se trata de expresar tus ideas, sino también de escuchar a los demás de manera
activa y respetuosa. Presta atención a las palabras, el tono y el lenguaje corporal de tus
compañeros de trabajo. La capacidad de escucha mejora la comprensión mutua y fortalece las
relaciones laborales.
3. Sé claro
Utiliza un lenguaje claro y específico al comunicar tus ideas, evitando ambigüedades
que puedan dar lugar a malentendidos. Sé consciente de tu tono de voz y lenguaje no verbal para
asegurarte de que tu mensaje sea coherente.
5. Aprende a debatir
No siempre estarás de acuerdo con lo que se diga, la comunicación asertiva también
implica abordar los conflictos de manera constructiva. En lugar de evadir o atacar, enfócate en la
resolución de problemas. Sé claro al expresar tus preocupaciones y escucha las perspectivas de
los demás. Busca soluciones colaborativas que beneficien a ambas partes.
Ejemplos.
Por ejemplo, Imagina que estás charlando con algunas amistades y dicen algo que
transgrede tus valores, con lo que no estás de acuerdo. Quizá no lo comentas por miedo a lo que
pensarán de ti o porque quizá creas que no les va a importar. En este caso estarías respetando a
las otras personas, pero no a ti. Tienes derecho a comunicarte. Las personas no hemos venido al
mundo a estar calladas. Una forma asertiva de actuar sería: “Entiendo que tengáis esta opinión,
pero la verdad es que mi opinión es…”.
Otro caso podría ser, cuando una persona te dice algo hiriente, puedes actuar
quedándote callado (evitando la situación), o enfadando y agrediendo verbalmente a la persona
también. La forma asertiva de resolverlo sería, por ejemplo, diciendo: “Respeto tu enfado, pero
no respeto que me trates de esa forma. Cuando me hablas así yo me siento atacada, poco válida,
… preferiría que no me hablaras así, o que te des un tiempo hasta que se te pase el enfado y
después lo hablamos”.
Conclusión.
En conclusión, Utilizar la comunicación asertiva disminuye los niveles de estrés (no nos
sobrecargamos con excesivas responsabilidades, como les ocurre a las personas que no saben
decir “no”), nos ayuda a controlar el mal genio, y mejora nuestras habilidades de afrontamiento,
pues nos permite expresarnos efectivamente, defender nuestro punto de vista, a la vez que
respetamos el de los demás. La importancia de la comunicación asertiva radica en su capacidad
para fomentar relaciones más sanas y efectivas, tanto en el ámbito personal como profesional.
Permite a las personas expresar sus necesidades y opiniones de forma respetuosa y confiada,
evitando malentendidos y conflictos innecesarios. Al ser asertivos, se establecen límites claros y
se fomenta un ambiente de respeto mutuo, donde cada parte se siente escuchada y valorada. Esto
contribuye a la construcción de un entorno colaborativo, incrementa la autoestima y mejora la
toma de decisiones, ya que se basa en un intercambio honesto y abierto de información.