Serologia
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Procesos de laboratorio 2
Tema: Serología
Para entender las técnicas inmunoquímicas, primero debemos comprender conceptos básicos sobre inmunología.
Los animales superiores son atacados por microorganismos y partículas extrañas, pero, poseen sistemas
defensivos frente a tales patógenos; dichos mecanismos tienden a distinguir lo propio de lo extraño
La inmunidad es un conjunto de mecanismos de defensa de los animales frente a agentes externos extraños. Se
adquiere al nacer, y va madurando y consolidándose durante los primeros años de vida.
La inmunología es la ciencia biológica que estudia todos los mecanismos fisiológicos de defensa de la integridad
biológica del organismo.
Dichos mecanismos consisten esencialmente en la identificación de lo extraño y su destrucción.
La inmunología también estudia los factores inespecíficos que coadyuvan a los anteriores en sus efectos finales.
La respuesta inmune es la actuación integrada de un gran número de mecanismos heterogéneos de defensa
contra sustancias y agentes extraños.
En general, a las sustancias extrañas se las denomina como antígenos, y son ellos los que desencadenan en el
organismo una serie de eventos celulares que provocan la producción de los mecanismos de defensa.
Anticuerpos
El sistema inmunitario es capaz de activar dos clases de respuestas: una respuesta inmune innata, rápida e
inespecífica, y una respuesta inmune adaptativa, más lenta pero distinta para cada patógeno y con capacidad de
crear memoria. La respuesta inmune adaptativa, a su vez, se divide en la respuesta celular y humoral. Ésta última
se caracteriza principalmente por la producción de anticuerpos (inmunoglobulinas, Ig).
Los anticuerpos son proteínas cuya función consiste en detectar cualquier elemento extraño que pueda entrar en
el organismo. Normalmente detectan partes concretas de esos elementos, por ejemplo, proteínas de la superficie
bacteriana o vírica, lo que se denomina “antígeno” (bacteriano o vírico respectivamente). Cuando los anticuerpos
se unen a estas proteínas extrañas, actúan como marcador, facilitando que sean reconocidos y eliminados por las
células del sistema inmune.
Los anticuerpos son sintetizados en los linfocitos B e inicialmente actúan como receptores en la membrana de
estas células. Cuando esta célula se activa por el reconocimiento de un antígeno, se convierte en una célula
plasmática productora de anticuerpos, que serán liberados al torrente sanguíneo, donde circularán libremente.
Las células B activadas también se pueden convertir en linfocitos B de memoria, que van a permitir una respuesta
más rápida del sistema inmune cuando entran de nuevo en contacto con este agente infeccioso.
La estructura de todos los anticuerpos es muy parecida. Por un lado disponen de una sección denominada “región
constante”, que es la que puede unirse a los receptores de las células inmunes, como los macrófagos o
los mastocitos, y por otro lado tienen también una “parte variable”, que es la que reconoce el antígeno. Esta parte
variable se denomina así pues es específica para cada antígeno, según sea la célula B que lo produzca. Este
mecanismo de variabilidad permite al sistema inmunológico generar una gran batería de anticuerpos, únicos y
específicos para un determinado antígeno, e iniciar así una respuesta adaptada según el agente patógeno.
Los anticuerpos pueden ser divididos en cinco clases: IgG, IgM, IgA, IgD e IgE
Clases de anticuerpos
Los anticuerpos (inmunoglobulinas) se dividen en distintas clases según su actividad biológica, es decir su funcionalidad:
IgM: es el primer anticuerpo que se genera durante la respuesta inmune. Puede encontrarse como receptor en los
linfocitos B y es importante en la activación de la vía del complemento.
IgD: su función principal consiste en servir como receptor en los linfocitos B que no han sido expuestos al antígeno.
IgA: su función es la defensa inmune en las mucosas.
IgG: tiene un importante papel en la defensa contra patógenos que invaden el cuerpo. Son abundantes en
circulación sanguínea y son los únicos capaces de atravesar la placenta.
IgE: juega un papel importante en la defensa contra gusanos y parásitos. Está también implicado en respuestas
alérgicas. Su función se asocia a la de los mastocitos .
Antígenos
El principio básico de cualquier técnica inmunoquímica es el de que un anticuerpo específico se unirá con un
antígeno específico para dar un complejo anticuerpo-antígeno exclusivo.
La definición clásica de antígeno es cualquier sustancia foránea que elicita una respuesta inmune cuando es
introducida dentro de tejidos de animales susceptibles y que son capaces de combinar con los anticuerpos
específicos formados.
Los antígenos son generalmente de alto peso molecular y comúnmente son proteínas o polisacáridos.
Polipéptidos, lípidos, ácidos nucleicos y otras moléculas pueden también funcionar como antígenos. La respuesta
inmune puede también ser generada contra sustancias pequeñas, llamadas haptenos
Un hapteno es una sustancia química de pequeño peso molecular que no induce por sí misma la formación de
anticuerpos pero al unirse a una proteína transportadora como la albúmina estimula una respuesta inmunitaria.
Cualquier sustancia foránea será identificada por el sistema inmune y evocará la producción de un anticuerpo
específico. Sin embargo, esta respuesta inmune específica es altamente variable y depende mucho en parte del
tamaño, estructura y composición de los antígenos.
Los antígenos que elicitan una fuerte respuesta inmune se dice que son altamente inmunogénicos.
Las partes de las regiones hipervariables del anticuerpo que contactan con el antígeno se denominan parátopos
(es el lugar específico de unión del anticuerpo al epitopo de su antígeno correspondiente) y la región de un
antígeno que puede específicamente unirse a un anticuerpo es llamado epítope. El epitopo o determinante
antigénico es la porción de una macromolécula que es reconocida por el sistema inmunitario
Interacción antígeno-anticuerpo
Los antígenos y anticuerpos interactúan por complementariedad espacial y no por uniones covalentes. Todos
estos son uniones débiles no covalentes
Técnicas inmunoquímicas
Dentro de los procedimientos inmunológicos, los más útiles y prácticos son aquellos que se basan en la
especificidad de la unión Ag-Ac.
La propiedad que tienen las Igs de unirse a un Ag, la especificidad de esta unión y el hecho de que pueda ser
visualizable por los fenómenos de precipitación, aglutinación y otros mecanismos indirectos (marcaje con
fluoresceína, con radioisótopos o con enzimas) hacen que estos métodos se empleen ampliamente.
Dado que los antígenos y anticuerpos se definen por sus interacciones mutuas, uno de ellos puede utilizarse para
cuantificar al otro. Si disponemos de una solución de un anticuerpo 20 monoclonal, podemos definir su afinidad y
especificidad con considerable confiabilidad y, si está en estado puro y en su conformación nativa, conoceremos
que la concentración de anticuerpos es la misma que la de la inmunoglobulina, en mg/mL u otra unidad.
Los sueros pueden compararse de acuerdo con su contenido de anticuerpos, ya sea por la determinación de
cuantos anticuerpos se unen al antígeno en una dilución fija del suero o por la comprobación de una dilución
seriada del suero para comprobar a que nivel una cantidad estándar de antígeno es suficiente para dar un
resultado positivo de la unión. Éste es denominado título de anticuerpos.
Existen diversos métodos basados en procedimientos distintos para visualizar la unión Ag-Ac
Aglutinado : Técnicas de inmunoaglutinación. (Hemaglutinación directa e indirecta y otras técnicas con látex, etc.)
Así tenemos:
1. Técnicas de aglutinación. Cuando el antígeno se encuentra unido o formando parte de células, bacterias o
partículas, la reacción Ag-Ac se puede detectar y cuantificar por el aglutinado celular o bacteriano formado.
2. Técnicas de fluorescencia y citometría de flujo. Para la realización de estas técnicas el anticuerpo se marca con
un fluorocromo detectándose la formación del complejo Ag-Ac por la fluorescencia emitida.
3. Técnicas de radioinmunoensayo. En estas técnicas al anticuerpo se une un isótopo radiactivo siendo posible la
cuantificación del complejo Ag-Ac a través de la radiactividad emitida.
4. Cromatografía de afinidad. La especificidad de la unión Ag-Ac puede utilizarse para obtener Acs y Ags puros.
5. Inmunoprecipitación e inmunoblotting. Permite detectar la presencia y cantidad de antígenos y anticuerpos
específicos.
Técnicas de precipitación
Técnicas de aglutinación
En estas técnicas se hacen visibles los complejos Ag-Ac por la aglutinación que producen los anticuerpos cuando
el Ag forma parte o se ha unido artificialmente a la superficie de glóbulos rojos, plaquetas, leucocitos, partículas
de látex, etc. Normalmente se utilizan glóbulos rojos (hemoaglutinación) o partículas de látex.
Las reacciones de aglutinación se utilizan para identificar bacterias y para tipificar los glóbulos rojos; estas
reacciones fueron observadas con leucocitos y plaquetas, e incluso con espermatozoides en cientos casos de
infertilidad masculina debida a aglutininas presentes en el esperma.
Debido a su sensibilidad y conveniencia, el uso de la prueba se ha extendido a la identificación de anticuerpos
contra antígenos solubles que de modo artificial se adhieren sobre eritrocitos, las partículas de látex o de gelatina
Pruebas similares que utilizan partículas recubiertas con antígeno pueden llevarse a cabo en placas de
microtitulación con fondo en U, donde puede observarse el patrón de sedimentación en el fondo de las cubetas;
esto proporciona un indicador más sensible que la aglutinación macroscópica.
Hemoaglutinación directa
La presencia de antígenos en la superficie de los glóbulos rojos se puede detectar por la hemoaglutinación
producida cuando se añade un antisuero con anticuerpos frente a dichos antígenos.
Esta técnica se emplea habitualmente para la identificación de los grupos sanguíneos y Rh, para lo cual a la sangre
heparinizada se le añaden los antisueros correspondientes: anti-A, anti-B o anti-AB y anti-Rh. Habrá aglutinación
cuando los glóbulos rojos posean la especificidad del antisuero añadido. De igual manera se procede con
antisueros anti-Rh para la determinación de los distintos grupos Rh.
Hemoaglutinación indirecta
Se basa en el principio de la inhibición de la hemoaglutinación. Para su realización se precisan glóbulos rojos a los
cuales se les ha unido la misma sustancia que se desea detectar o cuantificar. Si estos glóbulos rojos son puestos
en presencia de anticuerpos preparados frente a dicha sustancia se producirá su aglutinación.
Por el contrario, cuando se añade un suero problema que contiene la sustancia a cuantificar entonces los
anticuerpos se unirán a dicha sustancia y no a los glóbulos rojos. En este caso no se producirá la
hemoaglutinación.
Por tanto, aglutinación (+) indica ausencia de la sustancia a estudiar, y aglutinación (-) indica presencia de la
misma. La medida de gonadotrofina coriónica (HCG) para el diagnóstico de embarazo puede realizarse por esta
técnica.
Técnicas de inmunofluorescencia
La fluorescencia es una propiedad de ciertas moléculas que, al ser irradiadas con energía electromagnética de
longitud de onda adecuada, emiten radiación de longitud de onda característica permitiendo su cuantificación.
Una molécula que fluoresce puede ser fijada en el anticuerpo para ser detectada usando luz UV ( Fluoresceína,
Rodamina, etc)
Se necesita un microscopio de inmunofluorescencia.
La inmunofluorescencia se utiliza esencialmente en la detección de autoanticuerpos y anticuerpos contra
antígenos de superficie de células y tejidos.
Citometría de flujo
Técnica de radioinmunoensayo
El radioinmunoensayo (RIA) se basa en la competencia que se establece, para unirse a anticuerpos específicos,
entre la sustancia a cuantificar y cantidades conocidas de la misma sustancia marcada con un isótopo. Al
establecerse esta competición resulta que a mayor cantidad de sustancia a cuantificar, menor será la cantidad de
sustancia radiactiva que se une al anticuerpo y viceversa
La técnica del radioinmunoensayo posee algunos inconvenientes que derivan de la necesidad de utilizar isótopos.
Además de su peligrosidad y la obligatoriedad de disponer de instalaciones adecuadas para su utilización, existen
isótopos que tienen el inconveniente de su pronta caducidad.
Técnica de enzimoinmunoensayo.
Esta técnica, también se conoce como ensayo de ELISA (Enzyme-Linked Immunosorbent Assay).
La identificación de los complejos Ag-Ac, se hace mediante el empleo de enzimas, bien unidas al antígeno, o bien
unidas al anticuerpo.
Esta técnica se utiliza para la medida de hormonas, antígenos de la hepatitis y otras muchas sustancias que se
encuentran a muy bajas concentraciones.
Debido a su sencillo y rápido procedimiento, los inmunoensayos ELISA son uno de los más utilizados en
investigación y diagnóstico para la identificación y/o cuantificación de analitos de naturaleza proteica como
péptidos, proteínas, anticuerpos y hormonas.
En función de la manera en que se produzcan las interacciones antígeno-anticuerpo, los ensayos ELISA pueden
clasificarse en cuatro principales categorías.
Tipos de ELISA
En base al modo en el que se den las interacciones antígeno-anticuerpo, los ELISAs se clasifican en 4 tipos: ELISA
directo, ELISA indirecto, ELISA tipo sándwich y ELISA competitivo.
Veamos cada uno de estos tipos de ELISA con más detalle: