Ingeco
Ingeco
Ingeco
DEL AMOR
PROPIO
El gozo de abrazar la «herejía» de la
autoaceptación
J.P. Martínez
La «herejía» del amor propio. El gozo de
abrazar la «herejía» de la autoaceptación. Copyright
© 2023 Juan Paulo Martínez Menchaca, también
conocido como J.P. Martínez.
ISBN: 9798869929716
2
INDICE.
Introducción, 5
Eres amado, 10
Sé paciente contigo mismo, 13
Perdónate, 16
A veces la fe falla, 19
Eres inocente, 22
Lo que tienes es hoy, 27
Camina, 30
Admite que no puedes cambiar a otros, 34
Tienes derecho a cambiar de opinión, 38
Puedes con esto, 43
Escucha las críticas que te ayudan a
crecer, 47
Tienes derecho a expresar tu opinión, 51
No dependas de la aceptación ajena, 55
Está bien no estar bien, 59
3
No siempre debes ser comprensivo y
sensible, 63
Mereces ser feliz, 67
Conclusión, 71
Acerca del autor.
4
INTRODUCCIÓN.
J.P. Martínez.
Diciembre de 2023.
9
ERES AMADO.
15
PERDÓNATE.
18
A VECES LA FE FALLA.
La fe no es algo lineal.
La fe no siempre es fuerte.
La fe a veces cede a la duda y al
desaliento.
Cuando te falle la fe recuerda que no
todos los días serán iguales.
Hoy puedes estar abatido, dudando
de las promesas de Dios. En una queja de
tristeza o enojo. Pero mañana será
diferente.
El salmista un día decía: «Dios me
librará porque lo amo» y al otro clamaba:
«Dios mío, ¿Por qué me abandonas?». La
fe no puede madurar sin ser probada, y en
la prueba habremos de fluctuar en
ocasiones, según vamos aprendiendo a
confiar mejor.
Conocí maestros cristianos que
creían que la falta de fe en medio de un
problema indicaba que una persona no era
19
cristiana. Conozco numerosos casos de
creyentes que abandonaron la iglesia por
este tipo de enseñanza contra la realidad.
Porque no solo estaban batallando,
intentando comprender lo que les pasaba
en sus vidas, sino que además tenían a estos
maestros y pastores apuntándoles con el
dedo, acusándoles y sugiriendo que
estaban bajo condenación.
La fe no es una competencia para ver
quién aguanta más.
La fe es la confianza que tenemos en
que Dios obrará a nuestro favor,
cualquiera que sea la circunstancia que
enfrentemos.
Si te falta fe y si sientes que no confías
lo suficiente, debes saber que Dios
comprende por lo que estás atravesando.
No es fácil. Pero Dios jamás te rechazará
por eso.
En la familia de Dios caben los que
nunca dudan –aunque no he conocido a
ninguno hasta hoy- y también los que
tienen muchas inquietudes. La salvación
de una persona no depende del esfuerzo
20
personal por jamás dejar de confiar, sino
del acto mediante el cual Dios nos aparta
para sí cuando confiamos en Jesús para
vida eterna.
¿Pero qué pasa si ya no confías en
Jesús como antes? ¿Qué pasa si dudas de
Dios? Dios te sigue amando y guardando
eternamente. Considera este amor
incondicional -el amor de un padre por su
hijo al que no abandonará pase lo que pase-
para que puedas abrirte de nuevo a la luz de
su promesa.
A veces la fe falla. Pero Dios nunca. Él
te sostendrá. Búscalo. Está aquí.
21
ERES INOCENTE.
23
¿Cómo puedes estar seguro de tu
inocencia?
Eres inocente desde el momento en
que Cristo pagó por ti.
Eres inocente desde el momento en
que tus pecados fueron borrados para
siempre por la obra de Jesús en la cruz.
Eres inocente delante de Dios cuando
has llevado ante él todo lo que te atormenta
y que no puedes controlar.
La culpa te llevará, o bien, a querer
controlar todo a tu alrededor, o bien, a
escapar. Pero no te apresures. Porque no
importa qué tantas cosas hagas para
enmendarte o acallar tu sentimiento, si
antes no entiendes que, en primer lugar,
Dios te ha perdonado totalmente cuando
pediste su perdón.
Repito, Dios te ha perdonado
totalmente.
Recibe hoy este perdón.
En su corte celestial ya no hay
ninguna condenación para ti, si puedes
creer.
24
«Pero no puedo perdonarme lo que
hice en el pasado» -puedes pensar. «Y la
gente no me perdona tampoco».
Pero Dios sí.
Eres inocente también de todas las
cosas que no pudiste controlar. Quizá
enfermaste. Tal vez te quedaste sin empleo,
estuviste involucrado en un accidente o te
abandonó tu pareja. A veces nuestra
responsabilidad es evidente, pero otras no
tanto. Y en muchas otras ocasiones han
sido las circunstancias.
No busques culpables.
Hay inocencia total ante toda duda en
la cruz de Jesús.
Desde esta inocencia comienza a
construir hoy un nuevo futuro.
25
26
LO QUE TIENES ES HOY.
29
CAMINA.
31
9. Aumenta la esperanza de vida. Las
personas que caminan regularmente
evitan o retrasan varios problemas de
salud importantes.
10. Es una actividad gratuita y
accesible. Caminar no requiere
ningún equipo especial y se puede
realizar en cualquier lugar.
Mi propia vida cambió dramáticamente
cuando comencé a caminar hace años.
Ahora es un hábito.
Pero comencé caminando 15 minutos
tres días a la semana. Por mucho tiempo.
Hasta que aumenté la rutina.
Camina.
Busca un parque cerca de tu casa.
Llévate tu podcast o música favorita.
Observa el paisaje.
Respira.
Quiérete.
32
Los cielos cuentan la gloria de
Dios, Y el firmamento anuncia la
obra de sus manos.
Salmo 19:1 (RV60)
33
ADMITE QUE NO PUEDES
CAMBIAR A OTROS.
La aceptación libera.
Tú tienes el poder de ser diferente,
pero no puedes hacer que otra persona lo
sea.
No puedes obligar a nadie a que te
ame.
No puedes obligar a otro a que te
perdone, te acepte y se alegre por tus logros
o manera de pensar. No importa cuánto lo
intentes. La gente es como es.
Si continúas esperando que los
demás cambien para ser feliz,
desperdiciarás tu tiempo.
Dale espacio al otro para que siga su
propio proceso. Y no permitas que estorben
el tuyo.
No solo no puedes cambiar a otro,
sino que el otro no puede forzarte a cambiar
a ti. Pero lo intentará. A veces con las
mejores intenciones y otras ocasiones con
34
el fin de manipularte.
No permitas que nadie escriba tu
propia historia por ti, y no intentes
escribir la historia de vida de los demás: ya
sean tus hijos, tus padres, hermanos,
amigos o vecinos.
No pelees. Influye.
Cuando una persona se siente
aceptada es más fácil que escuche.
La aceptación es el principio del
cambio.
Si alguien te está haciendo daño con
sus actitudes tienes dos opciones: la
primera es hablar con esa persona. Hacerle
saber lo que te molesta o inquieta. Tal vez
puedan ponerse de acuerdo estableciendo
límites saludables en su relación. La
segunda es la distancia. Puede ser doloroso,
pero necesario. Es la alternativa cuando ya
no hay forma de que el otro comprenda que
nos está lastimando. Un saludo civilizado.
Los mejores deseos y la oración para que le
vaya bien. Y sigues adelante.
35
No tienes porqué soportar malos
tratos cuando estás dando lo mejor de ti.
En la iglesia algunos intentan generar
el cambio por métodos humanos:
Emocionalismo, manipulación, amenazas y
chantaje emocional. Pero esos cambios no
duran. El cambio genuino en una persona
solo proviene del encuentro de cada uno
consigo mismo y con Dios. Este libro
intenta ayudarte a comprender este
proceso.
Admite que no puedes cambiar al
otro.
A veces tu amor no alcanzará para
cambiar a los demás. No te sientas mal
cuando eso pase. Hiciste lo mejor que
podías.
Que no tengas el poder ni la
responsabilidad de cambiar a la gente es
una bendición. Porque esa tarea es tan dura
y complicada que solo Dios tiene potestad
de realizarla.
36
Si es posible, en cuanto dependa de
vosotros, estad en paz con todos los
hombres.
Romanos 12:18 (RV60).
37
TIENES DERECHO A
CAMBIAR DE OPINIÓN.
38
Tus decisiones pueden afectar a los
demás, y las decisiones de otros pueden
afectarte a ti. Pero la responsabilidad final
es de cada uno. Cada cual decide hasta qué
punto seguirá permitiendo que las
decisiones ajenas sigan determinando su
destino. La culpa que le podamos echar a
otros tiene fecha de caducidad.
Tienes derecho a cambiar de opinión,
las veces que tú quieras.
Cada cambio de opinión en tu vida
trae sus consecuencias, buenas y no tanto,
y tienes que estar dispuesto a responder
ante ellas. Por eso, cuando lo hagas,
procura estar consciente de que tú caminas
por donde lo consideras mejor y que un
cambio de ruta es lo mejor que puedes
hacer.
Los cambios de opinión no son
populares entre creyentes. Se nos ha
enseñado que Dios no cambia, y que, por
tanto, nosotros tampoco debemos hacerlo.
Pero hay una pequeña gran diferencia entre
Dios y nosotros: Él es perfecto y no
necesita cambiar, pero tú y yo somos
39
imperfectos y necesitamos hacerlo si
queremos participar de la transformación
en nuestra vida.
En la iglesia a veces el cambio se
siente como una amenaza. Está bien. Si la
iglesia no quiere cambiar sus razones
tendrá. Pero tú debes comprender que
cambiar de opinión, aún contra el consenso
de otros, no es necesariamente malo.
Conozco casos de creyentes que salieron de
comunidades religiosas abusivas el día que
se permitieron pensar distinto. Las
preguntas que motivaron esto fueron:
¿Esto es correcto?
¿Es bueno para mi vida?
¿Me ayuda a ser mejor persona?
¿Me da paz?
¿Es digno?
¿Es verdadero?
También debes saber que al cambiar
de opinión habrá gente que no estará
contenta contigo. Incluso puede ser que
seas atacado o marginado. Tus amigos
40
quizá te abandonen o simplemente tú
dejarás de verlos. Porque el cambio puede
ser tal, que tus prioridades ahora sean
distintas e incompatibles con el proyecto de
vida de los demás.
Ten respeto por ti mismo y no
marches con la corriente cuando tengas
que cambiar de opinión. Otras personas
vendrán a tu vida a ocupar el lugar de los
que se fueron; gente que estará en sintonía
con tu nueva visión y que compartirá
contigo sus anhelos e intereses.
Pero aprende a distinguir: Hubo una
época en la que yo era una persona muy
agresiva y tóxica. Gente que estimaba se
alejó de mí precisamente por eso. Pero
otros iguales comenzaron a unirse. Los
similares se llaman entre sí. El resultado
fue un «team pesadilla», en el que no cabía
nadie que no se sometiera a nuestra
opinión o se atreviera a desafiarla. Hasta
que un día Dios habló a mi vida y me hizo
ver la realidad. Entonces cambié de opinión
y abandoné ese grupo y lo que
representaba. Me persiguieron un tiempo,
tratándome de traidor a su causa e
41
intentando desmoralizarme con sus
comentarios derogatorios. Pero resistí
considerando la suma importancia que
tenía el responder a mi propia conciencia
delante de Dios.
Fui libre de esas cadenas de opresión
ideológica y espiritual cuando me permití
cambiar de opinión, y se lo permití a los
demás.
Tienes derecho a cambiar de opinión.
Hazlo las veces que sea necesario.
42
PUEDES CON ESTO.
45
bendecir a otros.
Recuerda que la misma energía que
necesitas para creer que todo saldrá mal es
la misma energía que necesitas para tener
la esperanza de que todo saldrá bien.
Puedes con esto.
Hay un camino.
46
ESCUCHA LAS CRÍTICAS QUE
TE AYUDAN A CRECER.
48
ser amados por nuestros padres. Si lo que
recibimos de ellos fueron críticas y
exigencias constantes y derogatorias, es
muy probable que hayamos crecido
pensando que siempre nos faltó algo para
merecer ese amor. Nunca alcanzamos el
estándar por más que lo intentamos, y no
merecimos el cariño que necesitábamos.
Hay iglesias que no admiten estos
orígenes de mucha de la ansiedad y
depresión que hay en los cristianos. He
escuchado a pastores decir que la depresión
«es el pecado en tu vida». O un demonio.
Además, muchos sostienen una teología
neopuritana que dice que, ante Dios,
nosotros somos poca cosa o nada, y que
acercarnos a Él es un privilegio de criaturas
viles, sucias y despreciables. Estas iglesias
convierten a Dios en una extensión de
dimensiones monumentales de los padres
que fueron muy severos o emocionalmente
negligentes al tratar a sus hijos.
Deja de escuchar las críticas
destructivas. Eres amado y aceptado por
Dios. Los planes de Él son de bien y no de
mal. Y el amor que te faltó de parte de tus
49
padres encuentra en Dios su plena
realización.
Las críticas constructivas entonces
son aquellas que nacen del amor. De un
interés genuino por solucionar un
problema en tu vida. Buscan que seas mejor
para que te sientas mejor. Que superes los
obstáculos para que seas más feliz y te
sientas más pleno, y que tengas una
comprensión más equilibrada y razonable
de la realidad.
Las críticas constructivas no intentan
cambiar tu identidad ni estorbar tus
sueños, sino darte algunas pautas para que
esa persona que eres y esos proyectos que
atesoras puedan comenzar a tomar forma.
Escucha las críticas que te ayudan a
crecer.
50
TIENES DERECHO A
EXPRESAR TU OPINIÓN.
53
«Todo me está permitido»,
pero no todo es para mi bien. «Todo
me está permitido», pero no dejaré
que nada me domine.
1 Corintios 6:12 (NVI).
54
NO DEPENDAS DE LA
ACEPTACIÓN AJENA.
El SEÑOR es mi fuerza y mi
escudo; mi corazón en él confía; de
él recibo ayuda. Mi corazón salta de
alegría, y con cánticos le daré
gracias.
Salmo 28:7 (NVI).
58
ESTÁ BIEN NO ESTAR BIEN.
60
Por eso, detente. Disfruta cada
momento. No te excedas para que puedas
seguir sirviendo como anhelas hacerlo.
Una vez escuché de un misionero que
destruyó su cuerpo en la selva. Predicando,
malpasándose y sometiendo su cuerpo a un
estrés continuo. Su corazón sufrió un
desgaste tal que estuvo a punto de morir.
Cuando se fue de la selva otro ocupó su
lugar. Así de sencillo. Nunca fue
imprescindible. Siempre fue contingente,
por muy buena que fuera su labor.
Solo hay un sitio en donde tu
ausencia se sufre y se sufrirá por muchos
años: tu familia. Para tus hijos no eres
reemplazable, y si hay amor, tampoco para
tu pareja. Piensa en ellos cuando decidas
qué harás con la energía que tienes.
Si ahora no estás bien, no te
atormentes. Es lo que hay. Por hoy.
Mañana será otro día.
61
Él da esfuerzo al cansado, y
multiplica las fuerzas al que no tiene
ningunas
Isaías 40:29 (RV60).
62
NO SIEMPRE DEBES SER
COMPRENSIVO Y SENSIBLE.
63
No estás obligado a ser siempre
comprensivo y sensible.
Los manipuladores dentro y fuera de
las iglesias son muy buenos para explotar
tu necesidad de aprobación: haces lo que te
piden, y te dan la mano; no lo haces, y te
condenan o aíslan. Por eso debes aprender
que tienes derecho a no siempre estar
disponible, y a no siempre anteponer las
necesidades ajenas a las tuyas.
Tú tienes la capacidad para distinguir
cuando algo merece tu atención inmediata
o cuando puede esperar. Y también estás
preparado para saber cuándo está en tus
manos ayudar, de qué manera y hasta
dónde.
Hubo una época en la que yo permitía
que en el trabajo se me asignaran todo tipo
de tareas y responsabilidades. Por la
mañana, por la tarde y por la noche, de
lunes a sábado. Y los domingos, en la iglesia
acepté varias actividades ministeriales. No
recuerdo haber dicho alguna vez la palabra
mágica: «No». Quería ser aprobado. Que
me encargaran cosas me hacía sentir
64
importante. No quería desairar a nadie.
Anhelaba ser reconocido. Que alguien me
dijera: «Bien hecho, estoy orgulloso de ti».
¿Qué fue lo que pasó? Colapsé y ya
no pude seguir hasta pasados varios meses
de recuperación. El cuerpo te avisará con
tiempo. Escúchalo.
No siempre debes ser comprensivo y
sensible. Las prioridades de otros no son
necesariamente tus prioridades. Eso lo
decides tú, no alguien más.
Se podría pensar que no ser siempre
comprensivo y sensible es ser egoísta. Pero
la clave está en la palabra «siempre». «No
siempre» no es lo mismo que «nunca». Si
amas a otros estarás disponible para ellos.
Pero «no siempre». De hecho, nadie en el
mundo está «siempre» disponible. Y toda
persona mentalmente sana aceptará este
hecho.
No tengas miedo de no mostrarte
comprensivo y sensible todo el tiempo. A
veces estarás molesto. Otras veces triste,
eufórico o tranquilo. O con mucha
necesidad. Y en todos estos estados tu
65
respuesta a la necesidad ajena no tiene
porqué ser la misma.
Recuerda esto: Tan importante es el
tiempo y las necesidades de los demás,
como las tuyas. Haz de tu salud mental una
prioridad para que estés capacitado para
poner límites sanos en tus relaciones.
66
MERECES SER FELIZ.
68
Como hijo de Dios mereces ser feliz.
Aunque hay cristianos que creen que no
merecen nada, la realidad es que la misma
Biblia habla de que seremos
recompensados por nuestras obras. Un día,
ante Jesús. Y él se alegrará dándonos lo que
merecemos por haber elegido vivir una vida
de bien, de amor y de paz.
Aquel día será la culminación de la
máxima felicidad que podamos alcanzar.
Mientras tanto, abre tus brazos a lo
que Dios te ofrece, a su bendición diaria,
como un regalo, pero también como un
gesto de su amor ante tu respuesta
afirmativa.
Tus «sí» para Dios no regresarán
vacíos. Tu esfuerzo no es en vano. Lo
mismo tarde que temprano Dios da su
merecido a los que arruinan las vidas de los
demás, como da lo que merecen a los que
plantan una flor en el corazón de sus
prójimos. No te canses de hacer el bien.
Mereces ser feliz. Porque tienes a
Dios de tu lado. Porque siembras amor y
eso cosecharás. Porque perdonas y
69
renuncias al odio. Porque has hecho lo que
está en tus manos para estar en paz con los
demás y contigo mismo.
Porque estás en paz con Dios.
Toma conciencia del derecho que
tienes a ser feliz y disfrutar del fruto de tu
trabajo. Del derecho que tienes a ser
respetado porque respetas a los demás. Del
derecho al respeto a tu integridad física y
espiritual, precisamente, porque la imagen
y semejanza de Dios está en ti.
El derecho a ser feliz está
directamente relacionado con tu dignidad
como ser humano. No permitas que nadie
te arrebate esa dignidad.
Eres suficiente para ser amado y
mereces ser feliz.
70
CONCLUSIÓN.
J.P.
72
ACERCA DEL AUTOR.
73