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Conquista y Resistencia Indigena de Honduras

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Introducción

La historia de Honduras es y está llena de eventos y personajes que han dejado


huella en este país centroamericano. Uno de los períodos más significativos en la
historia de Honduras es la conquista, cuando los españoles llegaron a estas tierras
en busca de riquezas y poder. Este momento clave marcó el comienzo de una
nueva era para Honduras, que se vio influenciada tanto cultural como socialmente
por la llegada de los colonizadores europeos.

En este trabajo nos adentraremos en el período de la conquista en Honduras.


Analizaremos los motivos que llevaron a los españoles a emprender esta
empresa, así como los principales acontecimientos y personajes que marcaron
este proceso. También veremos cómo la conquista transformó la realidad de
Honduras, tanto en términos de cambios demográficos y culturales como en el
establecimiento de instituciones y estructuras coloniales. A través de esta
exploración histórica, podremos comprender mejor la rica herencia y el legado que
la conquista y resistencia indígena que dejó en Honduras.
La conquista española de Honduras es un evento histórico de gran relevancia
que tuvo lugar en el siglo XVI. Durante este periodo, los exploradores y
conquistadores españoles llegaron a tierras hondureñas con el objetivo de
colonizar y someter a los pueblos indígenas que habitaban en la región.
La llegada de los españoles a Honduras se
produjo en el año 1502, cuando el
navegante Cristóbal Colón desembarcó en
la costa norte del país. Sin embargo, fue
hasta 1524 cuando se inició la verdadera
conquista, liderada por el conquistador
español Hernán Cortés.
La conquista de Honduras estuvo marcada
por numerosos enfrentamientos y conflictos
entre los españoles y los indígenas. Los
pueblos indígenas de Honduras, como los
lencas, los mayas y los pueblos garífunas,
ofrecieron una feroz resistencia a los
conquistadores.

Principales expediciones y conquistadores


Hernán Cortés: Fue el principal conquistador español que lideró la expedición a
Honduras. Conocido por su participación en la conquista de México, Cortés llegó a
Honduras en 1524 y estableció la primera capital española en el país, llamada
Trujillo.
Cristóbal de Olid: Fue otro conquistador español que desempeñó un papel
importante en la conquista de Honduras. Olid se rebeló contra Cortés y se
autoproclamó gobernador de Honduras, pero fue posteriormente capturado y
ejecutado por traición.
Francisco de Montejo: Otro conquistador español que participó en la conquista
de Honduras. Montejo fundó la ciudad de Comayagua en 1537, que se convirtió en
la capital colonial de Honduras.
A lo largo de la conquista, se produjo un intenso saqueo de los recursos naturales
de Honduras, como el oro y la plata. Además, se impuso la religión católica y se
establecieron encomiendas, un sistema de trabajo forzado que explotaba a los
indígenas.
La conquista española de Honduras dejó una profunda huella en la historia del
país. Marcó el inicio de la colonización europea en la región y tuvo un impacto
significativo en la cultura y la sociedad hondureña.
Llegada de Cristóbal Colón
La llegada de Cristóbal Colón a Honduras
marcó el inicio de la conquista española en
esta región de América Central. Fue el 30 de
julio de 1502 cuando Colón y su tripulación
llegaron a la costa de Honduras,
específicamente a la zona de Trujillo.
Colón bautizó esta tierra como "Honduras" en
referencia a las profundas aguas que encontró
en la zona. Aunque inicialmente no se
estableció una colonia permanente en el
territorio, esta llegada sentó las bases para futuras expediciones y asentamientos
españoles en la región.

El encuentro con los pueblos indígenas


Durante su exploración en Honduras,
Colón tuvo contacto con diferentes
pueblos indígenas que habitaban la
zona. Entre ellos se encontraban los
lencas, los mayas y los pech. Estos
pueblos tenían una organización social y
política establecida, así como una rica
cultura y tradiciones propias.
El encuentro entre los españoles y los
indígenas no siempre fue pacífico. Hubo
conflictos y enfrentamientos, así como
también intercambios culturales y
comerciales. La llegada de los
españoles tuvo un impacto significativo
en la vida de los indígenas, ya que introdujeron nuevas enfermedades,
costumbres y sistemas de gobierno.
La llegada de los conquistadores españoles a Honduras marcó el inicio de un
encuentro histórico entre dos culturas muy diferentes: la europea y la indígena.
Este encuentro tuvo lugar a partir del año 1502, cuando Cristóbal Colón llegó a las
costas de la actual Honduras durante su cuarto y último viaje al Nuevo Mundo.
Los pueblos indígenas que habitaban el territorio hondureño en ese momento eran
diversos y estaban organizados en diferentes grupos étnicos. Algunos de los más
importantes eran los lencas, los mayas y los tolupanes, entre otros.

La llegada de los españoles a Honduras no fue pacífica, y desde el principio se


produjeron enfrentamientos y conflictos entre los conquistadores y los indígenas.
Los españoles buscaban riquezas y recursos naturales en el territorio, mientras
que los indígenas luchaban por defender su tierra y su forma de vida.
Los conquistadores españoles, liderados por Hernán Cortés y luego por otros
exploradores como Pedro de Alvarado, establecieron varias ciudades y
fortificaciones en Honduras. Utilizaron la violencia y la fuerza para someter a los
pueblos indígenas y para imponer su dominio sobre el territorio.
La conquista española tuvo un impacto devastador en la población indígena de
Honduras. Muchos indígenas murieron a causa de las enfermedades traídas por
los españoles, como la viruela, y otros fueron sometidos a trabajos forzados en las
minas y en las plantaciones.
A pesar de la resistencia indígena, la conquista española logró imponerse en
Honduras y establecer un sistema colonial que duraría varios siglos. Este periodo
de la historia de Honduras marcó el comienzo de una nueva etapa en la que la
cultura indígena fue suprimida y reemplazada por la cultura española.

La fundación de Trujillo
Tras la llegada de Colón, Honduras se
convirtió en un punto estratégico para los
españoles en su búsqueda de riquezas y
expansión territorial. En 1524, se fundó la
ciudad de Trujillo, la primera colonia
española en Honduras. E sta ciudad se
convirtió en un importante centro
administrativo y comercial durante la
época colonial.
La conquista de Honduras por parte de
los españoles fue un proceso largo y
complejo. Se enfrentaron a la resistencia
de los indígenas y a las dificultades del terreno, pero finalmente lograron
establecer el dominio colonial en la región. Este periodo de la historia de Honduras
dejó huellas profundas en la cultura, la sociedad y la identidad del país.
Establecimiento de las primeras colonias
La conquista de Honduras fue un proceso que se llevó a cabo durante el siglo XVI,
cuando los exploradores españoles llegaron a estas tierras en busca de riquezas y
la propagación de la fe cristiana.

En 1502, Cristóbal Colón fue el primer europeo en avistar las costas hondureñas,
pero no fue hasta 1524 que se estableció la primera colonia en el territorio,
llamada Trujillo, por parte de Hernán Cortés. A partir de ese momento, se inició el
proceso de conquista y colonización de Honduras.

Los conquistadores españoles se encontraron con una gran resistencia por parte
de los pueblos indígenas que habitaban la región, como los lenca, los mayas y los
misquitos. Sin embargo, a medida que avanzaban hacia el interior del país,
lograron someter a los indígenas y establecer nuevas colonias.

Durante la conquista, se llevaron a cabo numerosas expediciones y se fundaron


diversas ciudades, como Comayagua, Gracias a Dios y Tegucigalpa. Además, se
establecieron encomiendas, que eran sistemas de trabajo forzado en los que los
indígenas eran obligados a trabajar para los colonizadores españoles.

La conquista de Honduras fue un proceso violento y sangriento, que tuvo graves


consecuencias para los pueblos indígenas. Sin embargo, también supuso la
introducción de nuevas culturas, tecnologías y formas de vida en el territorio
hondureño.
Resistencia indígena ante la conquista
La resistencia indígena ante la conquista fue un
aspecto fundamental en la historia de Honduras. A
pesar de los intentos de someter y colonizar a los
pueblos originarios por parte de los conquistadores
españoles, muchos grupos indígenas lucharon
valientemente por preservar su cultura, territorio y
autonomía.
Uno de los líderes indígenas más destacados en la
resistencia fue Lempira, cacique de la etnia lenca.
Lempira lideró numerosas batallas contra los
españoles en la región occidental de Honduras,
logrando mantener su territorio bajo control indígena
durante varios años.
Otro ejemplo de resistencia indígena fue la rebelión de
los pueblos mayas en la región de Copán. Los mayas
se opusieron a la colonización española y defendieron
su territorio y forma de vida ancestral. Aunque
finalmente fueron derrotados, su resistencia dejó una huella en la historia de
Honduras.
La resistencia indígena ante la conquista también se manifestó en formas de
resistencia cultural, como la preservación de sus tradiciones, idiomas y sistemas
de gobierno. A pesar de los intentos de asimilación por parte de los españoles,
muchos pueblos indígenas lograron conservar su identidad y transmitirla a las
generaciones siguientes.
La resistencia indígena ante la conquista en Honduras fue una lucha constante por
preservar la autonomía, territorio y cultura de los pueblos originarios. A través de
líderes valientes y de la preservación de sus tradiciones, los indígenas dejaron un
legado de resistencia y fortaleza que perdura hasta hoy.
Si bien es cierto el nombre de la cacique lenca lempira es el único que ha
transgredido a nuestra cultura general, no es el único registrado en los anales de
nuestra historia. Pizacura, fue el jefe de la resistencia indígena contra las huestes
de Hernán Cortés, cuando este realizó su expedición a las Honduras.
Habiendo llegado Cortés a Trujillo, se dedicó a pacificar la zona, en donde sólo los
pobladores de las provincias de Chapagua y Papayeca aplicaron diferentes formas
de resistencia: retirarse a las montañas en una primera fase y el combate
posterior. Los chapagua se adscribieron pronto a la dominación española, pero los
papayecas continuaron manifestando su hostilidad lidereados por Pizacura quién
fue capturado; Mazatl asumiendo el cargo de jefe se negó a rendirse y fue
capturado y ejecutado por las tropas españolas. Aunque Pizacura recobró su
libertad, su pueblo no corrió tal suerte ya que fueron vencidos y esclavizados.En
1526, conquistadores al mando de Diego de Salcedo incursionaron en Ulancho el
Viejo en busca de las huestes del cacique Benito, Señor de Silca. También corrió
la suerte de sus compañeros al ser capturado, murió al ser lanzado a una jauría
que le dio muerte. Pese a ello, la conquista fue detenida temporalmente en esta
parte del país.
1530 fue el año de Copán Galel. Tropas de Hernando de Chávez se enfrentaron a
los chortí al mando del jefe supremo Copán Galel y les obliga ron a replegarse
hasta el actual departamento de Ocotepeque en una resistencia que sólo
prolongaría el anunciado final. Cinco años más tarde Francisco de Montejo por
entonces Gobernador de la Provincia de Higueras y Cabo de Honduras, envió al
capitán Alonso de Cáceres a pacificar a los lencas que mantenían una fuerte
resistencia en la zona centro occidental de Honduras. Llegado a fines de 1536,
Cáceres emprendió una tenaz lucha que controló la mayoría de las rebeliones
exceptuando la del cacique Elempira quién operaba en Cerquín con más de dos
mil hombres. De acuerdo a la probanza de méritos de Rodrigo Ruiz, el bravo jefe
fue derrotado en lucha cuerpo a cuerpo, pese a ello la rebelión continuó hasta el
año de 1539 en que se dio por pacificada la zona.
La versión tradicional sale de unos escritos del cronista español Antonio de
Herrera y Tordesillas, de 1626. Pero Martínez y Argueta afirman que del siglo XVII,
hasta la mitad del XIX nadie escribió sobre Lempira como el cacique defensor del
territorio hondureño, sino hasta que “José Milla y Vidaurre, que era un gran poeta,
un gran escritor, un gran novelista, en Guatemala escribió toda esa historia de
Lempira (basada en lo escrito por Herrera) y aquí la agarraron como texto
histórico, por lo que esa es la versión que le enseñan a uno”, afirmaba Mario
Felipe Martínez.
Argueta expresó que por este poema épico los criollos y mestizos supieron de la
existencia del personaje de origen lenca llamado Lempira, y Rómulo E. Durón fue
de los primeros historiadores que investigó sobre él “y su fuente principal para
redescubrirlo fue la Historia de las Indias escrita por el cronista español Herrera”.
Durante muchos años, la existencia de Lempira fue
objetada en vista de lo inverosímil que se narraba
su muerte, sin embargo la vista del documento
encontrado por el Dr. Mario Felipe Martínez
Castillo, nos permite conocer la verdad histórica de
los sucesos que acaecieron en aquellos días. No
se trata de que existan dos versiones sobre la
muerte de Lempira: se trata de que se ha
esclarecido un mito histórico y la verdad ha salido a la luz, tal como ocurrió y no,
como nos la inventaron.
Elempira fue un hombre lenca, jefe guerrero de
Cerquín, quien fue comisionado por el cacique
Entepica para que organizara la resistencia a la
penetración española, en 1537, teniendo como
base de operaciones el peñón de Cerquín,
aliándose con el sub-grupo Lenca de los Cares.
Según las crónicas españolas, logró reunir un
ejército de 30,000 soldados, procedentes de 200
pueblos. Su ejemplo sirvió para que otros grupos
aborígenes se alzaran también en armas en el
Valle de Comayagua. Los intentos hispanos por
derrotarlo, dirigidos por Francisco de Montejo y
su lugarteniente Alonso de Cáceres, resultaron
infructuosos.
La versión de la forma en que, finalmente, lograron vencer a Lempira, durante
muchos años fue producto de una investigación basada en la obra del Cronista
Antonio de Herrera y Tordesillas en su «Historia general de los hechos de los
Castellanos en las islas, tierra firme del Mar Océano», también conocida como
“Décadas” por ser diez tomos publicada en Madrid entre 1601 y 1615 en las
imprentas de Juan Flamenco y Juan de la Cuesta en cuatro volúmenes, Herrera
afirmó que Lempira murió a traición, mientras hablaba con dos emisarios enviados
por Montejo, asesinado por un arcabucero montado en las grupa de un caballo.
Pero esta versión generaba más preguntas que respuestas. Durante muchos
siglos nadie se acordó de Lempira, aparece por primera vez en la “Historia de
Centroamérica” de Pepe Milla quién tomó como fuente la obra de Herrera y
Tordesillas; posteriormente, los historiadores hondureños del siglo XIX y XX copian
literalmente el texto y así se genera la versión generacional que todos conocimos
en algún momento sobre la muerte de Lempira: la traición.
La verdad histórica, sin embargo, fue producto del descubrimiento de la Probanza
de Méritos de Rodrigo Ruiz, quien afirma en ese documento haber dado muerte a
Lempira en combate cuerpo a cuerpo, cortándole la cabeza como prueba
fehaciente. Las Probanzas de Méritos eran documentos legales en donde un
participante de la invasión española solicitaba al rey cumpliera su palabra y en
función de los méritos de batalla le diera tierra e indios para que se la cultivasen.
Ello implicaba no sólo la declaratoria del demandante, sino también de cuantos
testigos pudieran incluirse para dar veracidad a la misma; también debían incluirse
cartas de veracidad de los oficiales bajo cuyo mando estuvo el demandante y de
autoridades del momento que pudieran dar fé del hecho relatado. Así, Don
Rodrigo Ruiz mediante notario, presentó su probanza de méritos con más de
veinte testigos en un expediente que contiene un gran volumen de páginas.
Esta pieza documental fue localizada por el historiador nacional Mario Felipe
Martínez Castillo, y había sido escrita en México en 1558; está catalogada en
Patronato Regio Legajo No. 69, Ramo No. 5 en el Archivo de Indias, en Sevilla y
consta de 90 folios (páginas). En él, Don Rodrigo narra los eventos que
condujeron a que su patrulla enfrentara las huestes de Elempira y como le mató:
“…Si saben que viendo yo el dicho Rodrigo Ruiz lo que se hacia y estavamos en
gran peligro todos los españoles pues era publico que venían todos los naturales
de la provincia a darnos guerra y que no podía ser menos que al salirnos del dicho
Real para nos volver al asiento de Ciguatepeque como estaba mandado nos
havían de matar e tomar vivo algún español por estar como estavamos muchos
dellos heridos e malos que no podían pelear, yo el dicho Rodrigo Ruiz como
celoso el servicio de su Magestad poniendo en gran peligro mi persona por evitar
tanto mal como se esperaba procure entrar en el dicho escuadron de los enemigos
con mi espada y rodela y fui a la parte y lugar do estaba animando a su gente el
dicho capitan llamado Elempira el que traia vestida y las armas de los españoles
que avia muerto y peleando con el le mate y córtele la cabeca la cual por traerla al
dicho general recibi muchas heridas ansi en la cabeca como en el rostro con todo
lo cual la saque en las manos y nunca la dexe aunque venia peleando y herido de
peligrosas heridas de las cuales llegue a un punto de muerte y la cabeca le di al
general en sus manos digan lo que saben e vieren para el juramento que tienen
hecho y si esto paso ansi en verdad…”(se respeta la ortografía del documento
original).
Con base en su contenido, el Dr. Martínez Castillo concluye: «el levantamiento de
Cerquín fue totalmente cierto… el Capitán indígena que lideraba a los pueblos de
la provincia de Cerquín se llamaba Elempira». Con la muerte de Lempira se
consolidó el dominio territorial español sobre la región central y occidental de
Honduras y se fundaron nuevos poblados, entre ellos Gracias, en 1539. Fernando
Cruz sostiene que: «En Honduras se ha tomado acertadamente a Lempira, un
lenca, como símbolo de la nacionalidad. Por falta de investigación histórica y de
divulgación de lo que ya se ha investigado, su figura parece abstracta y etérea, a
veces revestida de falsos ropajes en otras ocasiones…». Filánder Díaz Chávez lo
ha llamado: «guerrero de la dignidad nacional». Para Roberto Zapata, Lempira
«es el pilar de la nacionalidad, porque fue él quien inició las luchas por la libertad y
la defensa de Honduras». Sobre el significado del nombre Lempira, Jorge Larde y
Larín sostiene que en la lengua lenca, lempa quiere decir «señor» (título de alta
dignidad o jerarquía); y era, «cerro o sierra». Uniendo ambos vocablos resulta
Lempaera, y haciendo la ligación correspondiente Lempira…Lempira, pues, era
indio de pura raza lenca o potona, y tal nombre significa «Señor de la Sierra».Lo
cierto es que en el documento referenciado, se nombra a un tal Elempira, por lo
que tampoco puede considerarse que el nombre haya sido falso. (Martínez
Castillo, Mario Felipe, Los últimos días de Lempira y otros documentos, Ediciones
Nueva Universidad, 1ª. Edición, 1987).
A continuación, ponemos a disposición la versión de Herrera y Tordesillas
sobre la muerte de Lempira:
“El Adelantado Montejo, en viéndose
pacifico Gobernador de Honduras, quitó los
repartimientos a cuantos los tenían por don
Pedro de Álvarado, como se dijo, y echó de
la tierra todos los indios, que
voluntariamente fueron de Guatemala, y
trató de pacificar los pueblos que aun no
estaba n seguros e usó mucha diligencia, e
industria como persona de prudencia; y
cuando pensó, que toda la tierra estaba con
quietud, de que mostraba mucha gloria,
como lo había escrito al Vicerrey don
Antonio de Mendoza, se levantó un valiente
indio en una provincia llamada Cerquín, en
los términos de la ciudad de Gracias a Dios,
puesta entre Sierras dificultosa para ser conquistada. Este indio, llamado Lempira,
que significa señor de la sierra, convocó a todos los señores de la comarca, con
los cuales, y los naturales juntó 30,000 hombres; persuadióles el cobrar libertad,
siendo cosa vergonzosa que tantos y tan valerosos hombres, en su propia tierra
se viesen en la miserable servidumbre de tan pocos extranjeros; ofreció de ser su
capitán, y ponerse a los mayores peligros; aseguró, que si estaban unidos sería
cierta la victoria para ellos, y prometiendo de seguirle, unos por voluntad y otros
por temor, se comenzó la guerra, y mataron algunos castellanos que hallaron
descuidados por la tierra. El Adelantado Montejo, sabido del levantamiento, envió
desde Gracias a Dios al Capitán Cáceres con algunos soldados castellanos para
que pusiese a Lempira en obediencia, el cual ya había mandado fortalecer un
peñón muy nombrado que le llamaban Cerquín, y desde allí se defendía con daño
de los castellanos, que padeciendo en el sitio, que duró seis meses, grandes
trabajos, por haber invernado en campaña, pudiera ser que no acabaran tan
fácilmente la jornada, si no sucediera la muerte de Lempira, la cual sucedió de
esta manera:»
«Había muchos principales que le seguían en esta guerra, unos contra su
voluntad, porque no los tuviesen por cobardes, otros por respeto que tenían a
Lempira; y otros hubo que le dijeron que dejase aquella guerra, y tomase por
amigos a los castellanos, pues a cabo
había de perder; pero el era tan animoso
que jamás mostró flaqueza, ni quiso dar
oídos a los medios de paz que los
castellanos le ofrecían, antes los tenia en
tan poco, que desde su fuerte los decía
muchas injurias. Visto su mucho
atrevimiento, y que no se hallaba modo
para aprovecharse de él, el capitán
Cáceres ordenó que un soldado se
pusiese a caballo, tan cerca, que un
arcabuz le pudiese alcanzar de puntería, y
que este le hablase, amonestándole, que
admitiese la amistad que se le ofrecía; y
que otro soldado, estando a las ancas,
con el arcabuz le tirase; y ordenando de esta manera, el soldado trabó su plática,
y dijo sus consejos y persuasiones, y el cacique le respondía, que la guerra no
había de cansar a los soldados ni espantarlos, y que el que mas pudiese vencería;
y diciendo otras palabras arrogantes, mas que de indio, el soldado de las ancas le
apuntó cuando vio la ocasión, y le dio en la frente, sin que le valiese un morrión,
que a su usanza tenía, muy galano y empenechado; cayó Lempira rodando por la
sierra abajo, armado de aquellos sayos o corceletes de algodón, basteados, muy
provechosos para la guerra de indios, que usan los castellanos. Con esta muerte
de Lempira, que el día antes anduvo muy triste, se levantó gran alboroto y
confusión entre los indios, porque muchos huyendo se despeñaron por aquellas
sierras, y otros luego se rindieron».
«Mucho antes que los castellanos llegaran aquellas partes de Gracias a Dios, los
indios tuvieron noticias de ellos, y no por eso dejaban las pasiones y guerras;
porque en particular, los de Cerquín tenían por imposible, que se pudiese llegar a
donde estaban, por la multitud dellos, y porque primero abrían de pasar por
muchas tierra, y vencer muchas gentes, y en especial a los Cares y Potones,
aunque entre ellos había guerra cruel, en la cual tenía Lempira tanta fama de
valiente, que afirmaron, que en una batalla mató 120 hombres de su mano: y
certificaron indios viejos que se tenía por cierto, que Lempira estaba hechizado, o
como dice el vulgo encantado; porque en infinitas batallas en que se halló jamás
fue herido, ni le pudieron flechar. Era de mediana estatura, espaldudo, y de
gruesos miembros, bravo y valiente, y de buena razón, nunca tuvo más que dos
mujeres y murió de 38 a 40 años. Y los indios tenían por cierta la opinión, que si
no muriera Lempira, Cerquín no se ganara tan presto; para esta guerra se pacificó
y confederó con los Cares sus enemigos: juntó los hombres de más de 200
pueblos, y de señores, y caballeros conocidos tenía mas de 2000. Su
congregación fue en la Sierra de las Neblinas, en su lenguaje Piraera; adonde
estaba una gran pueblación, cuyo Señor era Entepica, que en muriendo este, se
dividió en muchos pueblos. Aquí se concertó la guerra, y nombraron por general a
Lempira, el cual muchas veces acometió a los Castellanos, a los indios mexicanos
y guatemalecas, que andaban con ellos, en los cuales hacia mucho daño, y los
suyos le recibían; pero como eran tantos, no lo echaban de ver; Alonso de
Cáceres le envió una embajada rogándole, que aceptase la paz, y obedeciese al
Rey de Castilla, prometiendo de tratarle bien: fue la respuesta matar a los
mensajeros, porque no quería conocer otro señor, ni saber otra ley, ni tener otras
costumbres de las que tenia; y cuando no se acertara la suerte de haverle muerto,
como se ha dicho, con él se pasara muy gran trabajo». Tomado de: «Historia
General de los hechos de los Castellanos en las Islas y Tierra firme del Mar
Océano», (Madrid, 1601), 4 tomos, de Antonio de Herrera y Tordesillas, nombrado
primer historiador de las Indias por el Rey Felipe II.
La duda sobre este documento es la siguiente: ¿Cómo podían mantenerse 30,000
indios en la montaña?¿Que comían?¿Como supieron que la bandera blanca
significaba paz? Si habían indios obligadamente debieron estar en el campamento
mujeres y niños..¿De que iba a vivir toda esa gente?¿Como es posible que un
arcabuz con potencia de tiro horizontal de 20 varas lograra disparar a mas de 200
metros diagonalmente vertical?¿En que idioma hablaron para entenderse? Más
pareciera que esta crónica está encaminada a hacer ver más heroica la gesta
española que la indígena, cosa que sería lógica si el que pagaba por la misma, era
el Rey de España.
La probanza de Don Rodrigo Ruiz claramente establece una muerte que no deja
lugar a dudas, y sobretodo presenta datos más fidedignos que la de Herrera y
Tordesillas.

LOS MITOS DEL CACIQUE LEMPIRA


Pero, habría que preguntarse si Lempira murió
a traición, si reunió un ejército de 30,000
hombres e, incluso, si realmente era un
cacique.
No podemos dejar totalmente de lado las dos
versiones en torno a la figura de Lempira, es
por ello que nos abocamos a dos historiadores:
Mario Argueta y Mario Felipe Martínez.

Las versiones
La versión tradicional sale de unos escritos del cronista español Antonio de
Herrera y Tordesillas, de 1626. Pero Martínez y Argueta afirman que del siglo XVII,
hasta la mitad del XIX nadie escribió sobre Lempira como el cacique defensor del
territorio hondureño, sino hasta que “José Milla y Vidaurre, que era un gran poeta,
un gran escritor, un gran novelista, en Guatemala escribió toda esa historia de
Lempira (basada en lo escrito por Herrera) y aquí la agarraron como texto
histórico, por lo que esa es la versión que le enseñan a uno”, dijo Martínez.
Argueta expresó que por este poema épico los criollos y mestizos supieron de la
existencia del personaje de origen lenca llamado Lempira, y Rómulo E. Durón fue
de los primeros historiadores que investigó sobre él “y su fuente principal para
redescubrirlo fue la Historia de las Indias escrita por el cronista español Herrera”.
La segunda versión se desprende de lo investigado por el historiador Mario Felipe
Martínez en el Archivo de Indias, de Sevilla, España, quien por espacio de diez
años, entre 1970 y 1980 estuvo buscando documentos sobre la historia de
Honduras y Lempira, y fue ahí donde encontró la probanza de méritos del español
Rodrigo Ruiz, quien hace mención de un capitán llamado Elempira, con quien
peleó cuerpo a cuerpo. Todo esto el historiador lo registró en su libro “Los últimos
días de Lempira”. He aquí las dos versiones contrapuestas.

Mitos y realidades sobre la historia de Lempira


En la escuela nos enseñaron que Lempira era un
cacique. Martínez apuntó que esto es falso, ya que
era un soldado común y corriente a quien por ser
joven y fuerte los jefes ancianos “lo nombraron jefe de
batallón”. Esto el historiador lo sustenta con la
probanza de méritos de Rodrigo Ruiz, quien lo
menciona como “indio capitán”, a lo que Martínez
agregó que el español no pudo equivocarse en
llamarlo de esta manera, ya que él español estuvo
con Hernán Cortés en México, así como en las peleas
que hubo con Cuauhtémoc y Moctezuma, luego lo mandaron con don
Pedro de Alvarado a la conquista de Guatemala y posteriormente bajar a
Honduras, “estando Ruiz en tantos lugares y habiendo tenido contacto con reyes y
todas las demás jerarquías, ¿no iba a saber quién era cacique y quién era un
simple indio?”.
Además, el historiador agregó que don Pedro de Alvarado registra que “el más
grande señor de estas tierras es el cacique Sicumba, que domina todo el Valle de
Sula”, y de igual forma mencionó a otros caciques que los españoles registran.
Otra de las enseñanzas escolares sobre Lempira, es que reunió un ejército de
30,000 hombres, con quienes luchó en contra de los españoles durante seis
meses.
Respecto a esto el historiador dijo tajantemente que “ni Honduras ni
Centroamérica pueden organizar un ejército así”, y agregó que de haber sido
cierto esta sería una zona arqueológica inmensamente rica, “porque hubieran
restos de comales, de piedras de moler, restos de todo lo que se necesita para
poder hacer todo ese tipo de ayuda para un ejército”.
Y en su libro “Los últimos días de Lempira”, cita lo escrito por Ruiz, quien registró
sobre los indígenas que se resistían con Lempira lo siguiente: “copia de dos mil
hombres con mano armada nos dieron una guazábara, en la cual nos mataron a
Francisco de Mesa y a Juan Gasparín y salimos de dicha guazábara muchos
heridos”. Por lo que el ejército de Lempira no era de 30,000 hombres, por esta y la
anterior razón.
También los libros escolares registran que después de luchar durante seis meses,
los españoles se valieron de la traición para matar a Lempira.
Martínez manifestó en relación a esto tres razones por lo que esto es falso: La
primera es que si hubieran peleado por seis meses, ¿cómo no se iban a dar
cuenta los indios que en el mismo caballo iban dos hombres, y que uno de ellos
iba oculto en la parte de atrás?
La segunda es que el Congolón, donde estaba Lempira cuando llegaron los
emisarios españoles mide más de 150 metros, y un arcabuz de aquella época
tiene un disparo de corto alcance: 50 metros.
La tercera razón es que en su probanza de méritos Rodrigo Ruiz registró que “yo
el dicho Rodrigo Ruiz como celoso del servicio de su Majestad poniendo en gran
peligro mi persona por evitar tanto mal como se esperaba, procuré entrar en dicho
escuadrón de los enemigos con mi espada y rodela y fui a la parte y lugar donde
estaba animando a su gente el dicho capitán llamado Elempira, el que traía
vestida y las armas de los españoles que había muerto, y peleando con él le maté
y cortele la cabeza, la cual por traerla al dicho general recibí muchas heridas así
en la cabeza, como en el rostro, con todo lo cual la saqué en las manos y nunca la
dejé, aunque venía herido de peligrosas heridas de las cuales llegué a punto de
muerte, y la cabeza di al general en sus manos”, tal y como lo relató Ruiz en su
probanza de méritos, sobre el enfrentamiento que tuvo con Lempira.
Ruiz también escribió sobre Lempira que alborotaba a los pueblos de la provincia,
y sacó de los sepulcros a Gasparín y a Mesa, les quitó sus vestiduras para
ponérselas él y luego los colgó de unos pinos.
Otro punto que se pone en duda es que Alonso de Cáceres ordenó que Lempira
fuera muerto a traición. Martínez registró que cuando sucedió la muerte del
indígena, Alonso de Cáceres estaba pacificando el valle de Comayagua, basado
en la probanza de Ruiz.
Y una de las creencias más sobresalientes es que Lempira defendió la soberanía
nacional, por eso debe ser llamado héroe.
Por su parte, el historiador Mario Argueta dijo que “para el siglo XVI no había una
unidad geográfica, habían distintas regiones pobladas por diferentes etnias, y
Lempira defendía su hogar, sus tierras ubicadas en el sur oeste hondureño”. El
historiador Mario Martínez es del pensar que
“Lempira no defendió la soberanía nacional, defendió su pedacito de tierra,
Honduras no existía, existía el país de las Hibueras, el país de Naco, el país de
Sula, el país de Olancho, eran un montón de pequeños cacicazgos que
generalmente eran enemigos los unos de los otros”.

Lempira, héroe nacional


Argueta considera que “Lempira tiene todos los
méritos para que sea visto, respetado y estudiado
como el primer héroe hondureño y como el primer
defensor de la soberanía nacional”.
No obstante, Martínez expresó que “héroe no, el
héroe debería de ser Sicumba (cacique del Valle de
Sula), o Toreba (cacique que vivió en la zona de
Trujillo) que fueron los que sí me mencionan los
españoles y que se enfrentaro n a ellos y les
causaron muchas bajas, porque, por ejemplo el
cacique Benito en Olancho les mató 15 caballos, 15
caballos era como destruir hoy 15 tanques de guerra,
y que les causó muchísimo daño y, entonces a ellos
no los toman en cuenta para nada”, y agregó que
ellos sí eran mencionados en la época de la colonia.
No cabe duda que Lempira era un hombre aguerrido, pero la historia novelesca
que se cuenta sobre su muerte, debería verse a la luz de las investigaciones de
Martínez, quien sustenta esta nueva versión en los documentos de Ruiz, que
datan de 1558, y que están en el Archivo de Indias, en España.
Algunos centros educativos enseñan las dos versiones, aunque en otros se
guarda con celo la tradicional, a pesar de que muchos maestros conocen la actual.

Dominio español y explotación


La conquista de Honduras por parte de los españoles fue
un proceso que se llevó a cabo durante el siglo XVI. A
partir del año 1502, el territorio hondureño empezó a ser explorado por
expediciones lideradas por Cristóbal Colón y sus sucesores.
La conquista propiamente dicha comenzó en 1524, cuando el conquistador
español Hernán Cortés envió a Pedro de Alvarado a explorar y someter el territorio
hondureño. Alvarado logró establecer una serie de asentamientos y fundaciones
españolas, como Trujillo y Comayagua, que se convirtieron en importantes centros
administrativos y comerciales.
La dominación española en Honduras estuvo
marcada por la explotación de los recursos
naturales y la mano de obra indígena. Los
españoles establecieron encomiendas, un
sistema de trabajo forzado en el que los
indígenas eran asignados a los colonizadores
para trabajar en la agricultura y la minería.
La explotación de los indígenas y la búsqueda de
oro y otros metales preciosos causaron estragos
en la población nativa. Las enfermedades traídas
por los españoles y la violencia sistemática
también contribuyeron a la disminución de la
población indígena en Honduras.
Además de la explotación de los recursos naturales, los españoles impusieron su
cultura y su religión en Honduras. Se construyeron iglesias y se convirtieron a los
indígenas al cristianismo, en un intento de asimilarlos a la cultura española.
A pesar de la resistencia indígena, la conquista española en Honduras fue exitosa
y el dominio español se mantuvo hasta la independencia de Honduras en 1821.

Cambios sociales y culturales


La llegada de los españoles a Honduras en el siglo
XVI marcó un profundo cambio en la sociedad y la
cultura del país. La conquista trajo consigo la
imposición del dominio español sobre los pueblos
indígenas que habitaban la región.

Impacto en la población indígena


La conquista significó un duro golpe para las
comunidades indígenas de Honduras. Muchos
indígenas fueron sometidos a trabajos forzados en las
encomiendas y reducciones, donde se vieron obligados a trabajar en las
plantaciones y minas de los españoles.
Además, la llegada de los españoles trajo enfermedades desconocidas para los
indígenas, como la viruela y el sarampión, que diezmaron considerablemente su
población. También se impuso la religión católica, suprimiendo las creencias y
prácticas religiosas indígenas.
Influencia española en la cultura
La conquista española también dejó una huella profunda en la cultura hondureña.
Los españoles impusieron su lengua, el español, como idioma oficial, aunque se
conservaron algunas palabras y expresiones indígenas en el vocabulario.
La religión católica se convirtió en la religión dominante y se introdujeron
festividades y tradiciones españolas, como la Semana Santa y las fiestas
patronales. La arquitectura y las artes también fueron influenciadas por el estilo
español, especialmente en las construcciones de iglesias y catedrales.

Legado histórico
La conquista española dejó un legado histórico en Honduras que se puede
observar hasta el día de hoy. La mezcla de las culturas indígena y española ha
dado lugar a una identidad hondureña única, llena de tradiciones y costumbres
que reflejan esta fusión.
Es importante reconocer y valorar la historia de la conquista, ya que nos permite
entender el contexto en el que se desarrolló la sociedad hondureña actual y
apreciar la diversidad cultural que nos define como país.

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