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Juan Calvino Jocobo Urvina

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Instituto Bíblico Elim Ecuador

Tarea de teología sistemática

Nombre de estudiante: José Anzules Rivas


Materia: Teología sistemática
Fecha de entrega: 20 de Julio del 2024
Maestro: Lcda. Priscila Pilaloa

Juan Calvino (1509 – 1564)


Unos 100 años después que la Reforma Protestante explotara en Europa, en 1517, el Sínodo de Dort tuvo
lugar en Holanda. El motivo de esta convención fue discutir el crecimiento de una nueva y diferente doctrina
en la Iglesia Reformada Holandesa: el arminianismo. La agenda de discusión incluía cinco temas
fundamentales: la depravación total del hombre, la elección incondicional, la expiación limitada, la gracia
irresistible, y la perseverancia de los santos. Al finalizar el sínodo, Jacobo Arminio y su enseñanza habían
sido oficialmente rechazados por la Iglesia.

De estos cinco puntos sale el acróstico TULIP (tulipán, en inglés), que abarca de manera simplificada y
concreta la teología reformada:

T: Depravación total (Total depravity)

U: Elección incondicional (Unconditional election)

L: Expiación limitada (Limited atonement)

I: Gracia irresistible (Irresistible grace)

P: Perseverancia de los santos (Perseverance of the saints)

Estos cinco puntos también se conocen como los “cinco puntos del Calvinismo” y “Doctrinas de la gracia”.

Depravación total
Toda humanidad ha sido afectada, dañada, y distorsionada por la entrada del pecado al mundo. Esto no
significa que el hombre es tan malo como pudiera ser, sino que cada aspecto de nuestra vida está
afectado por el pecado, de manera que estamos muertos en nuestros delitos y pecados (Ef. 2:5), y no
podemos cambiar nuestra situación por nosotros mismos (Col. 2:13).

Elección incondicional
Dios elige a quien Él quiere elegir. Este es uno de los puntos más conflictivos, sin embargo, está muy ligado
al anterior. Debido a que estamos muertos —literalmente inhabilitados de tomar cualquier tipo de decisión
que nos ayude— la única salida a nuestra muerte espiritual es que Dios nos saque de ella (2 Ti. 1:9). Si
realmente creemos que somos malos, no tenemos derecho a quejarnos de que Dios ejerza su gracia
soberanamente.
Expiación limitada
La muerte de Cristo paga por todos los pecados de los que han sido elegidos. El perdón de los pecados está
disponible para todos los pecadores, pero solo paga por aquellos que el Padre ha predestinado desde la
fundación del mundo. Esta doctrina también es conocida como expiación “específica” o “particular”.

Gracia irresistible
Nadie se puede negar o resistir a la gracia salvadora de Dios. Esta doctrina también se conoce como
“llamamiento eficaz”. Cuando la gracia llega, nunca puede ser rechazada: su efectividad es perfecta. Esto
significa que si Dios ha elegido a alguien, no hay forma en que esa persona no llegue a ser salva. ¿Quiénes
somos nosotros para decirles que ‘no’ al Señor?

Perseverancia de los santos


Los elegidos —los realmente salvos— perseverarán hasta el final. ¡Otra gran y esperanzadora
verdad! Filipenses 1:6 nos dice, “Estoy convencido precisamente de esto: que el que comenzó en ustedes la
buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús”. Esto no se refiere al mal llamado “salvo siempre
salvo”, que una vez somos elegidos por Dios podemos vivir como nos venga en gana. Más bien nos dice
que, en la soberanía de Dios, aquellos que Él eligió para salvación van a sostener esa confesión de
conversión hasta su muerte, perseverando en vidas de santidad. Estas verdades están presentes una y otra vez
en la Biblia (cp. Ro. 8:35-39; 2 Pe. 1:10; Jn. 10:28,29; 1 Jn. 3:9; 1 Pe. 1:5,9).

Explicar el TULIP no es complicado. Nosotros podemos ver claramente cada uno de estos cinco puntos en
toda la Biblia. Recordemos, esto no es ‘calvinismo’: este es el glorioso evangelio de Jesús:

Fue ordenado al ministerio pastoral en 1588 y nombrado como pastor en Ámsterdam, donde adquirió mucho
renombre. Un año más tarde, los dirigentes de la Iglesia en Ámsterdam le pidieron a Arminio que refutara
las opiniones del teólogo Dirck Koornhert, el cual se oponía a algunas de las doctrinas calvinistas, en
particular la doctrina de la predestinación.

Jacobo Arminio (1560-1609)

Jacobo Arminio fue un pastor y teólogo holandés, nacido en 1560, es decir, 4 años antes de la muerte de
Calvino. Obtuvo su preparación teológica a los pies de Teodoro de Beza, el sucesor de Calvino en Ginebra;
de modo que su formación teológica fue profundamente calvinista. Sin embargo, poco tiempo después de su
ordenación al ministerio, comenzó a tener conflictos con la postura de los calvinistas holandeses en lo
tocante al papel que juega la gracia de Dios en la salvación de los pecadores.

De manera que, en este punto, Arminio parece estar de acuerdo con Agustín, Lutero, y Calvino. El punto en
disputa radicaba en el papel de la gracia de Dios en la salvación de los pecadores. “Toda persona no
regenerada —decía él— posee una voluntad libre, y la capacidad de resistir al Espíritu Santo, de rechazar la
gracia de Dios que le es ofrecida, de menospreciar el consejo de Dios contra sí mismo, de rehusar aceptar el
evangelio de la gracia, y de no abrirle a Aquel que toca la puerta de su corazón”.

De modo que si el pecador no responde al llamamiento, la culpa es enteramente suya. Hasta aquí estamos
todo de acuerdo. Pero, ¿qué ocurre si el pecador acepta el mensaje y viene a Cristo con arrepentimiento y fe?
¿De quién depende, a final de cuentas, esa decisión: de la soberana voluntad de Dios o de la voluntad del
pecador? Arminio responde: depende enteramente de la voluntad del pecador que ha sido previamente
capacitado por la gracia de Dios.

Según Arminio, Dios concede a todos los hombres una gracia previa que hace posible la salvación de todos,
al equipar el libre albedrío con la capacidad de responder afirmativamente al llamado del evangelio, pero sin
asegurar la salvación de ninguno. Esta gracia previa es universal, pero no irresistible. De manera que la
decisión final está en las manos del hombre, no en las manos de Dios.

Es importante señalar que el arminianismo no debe ser confundido con el semi-palagianismo que abunda en
tantas iglesias en el día de hoy. El semi-pelagianismo enseña que el hombre es capaz de iniciar su propia
salvación, aunque no puede completarla por sí mismo. El arminianismo, en cambio, nos dice que el hombre
no puede dar el paso inicial hacia la salvación, a menos que sea capacitado primero por la gracia “resistible”
de Dios. Pero el paso final es una decisión de la voluntad humana en la que Dios no interviene. Como Dios
es omnisciente, ÉL predestinó a todos aquellos que Él sabía de antemano que iban a dar ese paso y creer.

Después de la muerte de Arminio, sus seguidores fueron acusados de herejía, por lo que presentaron a los
Estados de Holanda un Memorial de Protesta que podemos resumir en los siguientes puntos:

1. Dios elige o reprueba sobre la base de la fe o incredulidad que Él prevé.


2. Cristo murió por todos los hombres y por cada hombre, aunque solo los creyentes son salvados.
3. El hombre está tan depravado que la gracia divina es necesaria para la fe o para cualquier otra buena
obra.
4. Esta gracia puede ser resistida.
5. En lo tocante a si una persona en verdad regenerada ciertamente persevera en la fe, es necesario un
mayor estudio. Más adelante este último artículo fue alterado para enseñar definitivamente que un
creyente verdaderamente regenerado podía perder su fe y, con ella, su salvación.
Esta disputa entre calvinistas y arminianos trajo como consecuencia la convocación de un Sínodo, al que
fueron invitadas casi todas las iglesias nacionales reformadas, y que fue celebrado desde el 13 de noviembre
de 1618 hasta el 9 de mayo de 1619, en la ciudad de Dordrecht (o ciudad de Dort, como se le conoce
coloquialmente). Después de ciento cincuenta y cuatro sesiones, que se llevaron a cabo en un lapso de siete
meses, la posición arminiana fue rechazada, a la vez que fueron presentadas las enseñanzas que han sido
conocidas desde entonces como “Los Cinco Puntos del Calvinismo” o “Doctrinas de la Gracia”. Muchos
años más tarde, a principios del siglo XX, alguien trató de resumir estas doctrinas usando el acróstico
TULIP, por sus siglas en inglés.

 Total depravación
 Elección incondicional
 Expiación limitada
 Gracia irresistible
 Perseverancia de los santos
Es obvio que ambas concepciones del evangelio, aunque tienen puntos en común, difieren en el aspecto más
fundamental: ¿De quién depende, en última instancia, la salvación de los pecadores? Este no es un asunto
periférico o superficial porque impacta directamente en la definición del evangelio y de la naturaleza de la
obra redentora de Cristo que se nos revela en el Nuevo Testamento.
Juan Wesley (1703-1791)

Juan Wesley fue un predicador británico, fundador del metodismo. Wesley nació en Epworth, Lincolnshire.
En 1725, fue ordenado diácono de la Iglesia de Inglaterra. El siguiente año, fue elegido miembro de la
facultad de Lincoln College, Oxford. En 1728, fue ordenado sacerdote. En Oxford, lideró un grupo de
estudiantes en el que participaban su hermano menor, Charles Wesley, y el famoso predicador George
Whitefield, 1729. El grupo recibió el apodo de “metodistas,” por su metódica devoción al estudio y los
deberes religiosos.

En 1735, Wesley acompañó a James Oglethorpe a Georgia, en los Estados Unidos, para que fuese
misionero. En 1738, durante una reunión de una pequeña sociedad religiosa, en Londres, Wesley tuvo una
experiencia de conversión mientras escuchaba la lectura del prefacio que Martín Lutero escribió a la
Epístola a los Romanos. Esta experiencia de salvación por la sola fe en Cristo fue el centro de su mensaje
por el resto de su vida. De inmediato se dedicó a la obra de evangelización, durante la cual se dice que
predicó unos 40, 000 sermones y viajó unas 250,000 millas. Wesley predicó al aire libre, primero en Bristol,
y después en todo lugar.

En 1739, un grupo de Londres le pidió ayuda para formar una sociedad en la cual él sería el líder. Se compró
una propiedad en Moorfields, la cual permaneció como centro del metodismo londinense hasta el año 1778.
En 1784, Wesley ejecutó la escritura declaratoria por la cual las sociedades metodistas se constituyeron
legalmente. Esta escritura fue en esencia el cargo de los metodistas británicos. Ese mismo año, empezó a
ordenar clero para que sirva en las sociedades metodistas de América, aunque por tiempo dudó si debía
asumir la autoridad de ordenar a otros. Wesley ordenó a dos personas como sacerdotes, y al Dr. Thomas
Coke lo ordenó como obispo. Francis Asbury sirvió como co-obispo de la nueva iglesia americana.

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