Dia 22
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SALMO 23
«El SEÑOR es mi pastor, nada me faltará…»
(Sal. 23:1).
Los truenos sonaban estrepitosos. Yo tenía tan solo unos cinco años, y en aquel
entonces el cuarto en donde dormía se encontraba en la parte trasera de la casa, al final
de un pasillo largo. Mis padres dormían en el extremo opuesto de la casa, lo que en esa
noche me parecían kilómetros de distancia. Yo tenía miedo. Así que hice lo que
cualquier niño de esa edad haría: pedí a mi mamá a gritos. En ese momento de miedo,
quizás olvidé que mis padres, aunque no los podía ver, verdaderamente se preocupaban
por mí y no dejarían que nada me pasara. ¿Alguna vez te has sentido así?
Probablemente. Tendemos a olvidar que Dios cuida de nosotros. El Salmo 23 nos
recuerda que, puesto que Dios es nuestro Pastor, podemos confiar en Él.
En este salmo, el más famoso de la Biblia, primero observamos que Dios es nuestro
confortador. Él el es el Pastor que suple aquello que nos falta (v. 1). Cuando
necesitamos descansar, Él es capaz de proveer nuestro descanso (v. 2). Es el único que
trae verdadero confort a lo más profundo de nuestro ser, y nos guía por el camino
correcto (v. 4).
Varias veces mi GPS ha provocado que me pierda. Puesto que es impersonal, el GPS no
sabe cuándo me está enviando por un camino peligroso (¡cosa que me ha sucedido más
de una ocasión!). Pero ¿sabes algo? Con Dios no es así. Él nos guía correctamente, y
conforta nuestra alma cuando más lo necesitamos.
Segundo, este salmo nos recuerda que Dios es nuestro protector. Invertimos mucho
dinero en protección. Protegemos nuestros autos, nuestras casas, y compramos seguros
médicos. Pero si eres creyente, sabes bien que, si bien es correcto ser prudentes y hacer
lo que nos toca con respecto a estar protegidos, al final estamos en las manos de Dios. Y
si es Su voluntad que pasemos por un valle de sombra, no tenemos por qué temer: «…
tú estás a mi lado» (v. 4).
No hay nada que te suceda que no haya sido planeado por Dios para que crezcas en
santidad y en el conocimiento del Dios altísimo. Incluso Job, después de todas sus
calamidades, y de recibir consejos no muy atinados de parte de sus amigos, al final
reconoció: «De oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos»
(Job 42:5).
Finalmente, este salmo nos enseña que Dios es nuestro proveedor. Incluso si somos
tratados con injusticia, Dios provee justicia final delante de quienes nos hicieron algún
mal (v. 5a). La provisión del Señor es tal que podemos decir como el salmista: «… has
llenado mi copa a rebosar» (v. 5b). Por si eso fuera poco, la bendición de Dios para con
sus hijos es continua (v. 6a), tanto que se extiende a toda la eternidad, cuando moremos
con Dios en la nueva tierra, donde podremos habitar con Él (v. 6b).
Pues aquella noche de truenos, después de mis gritos, apareció mi madre al final del
pasillo. Lo último que recuerdo de esa memoria es cuando corrí a sus brazos.
Si te sientes abrumado, puedes estar seguro de que Dios está al final del pasillo. Puedes
correr hacia Él y te recibirá en sus brazos.
En nuestros momentos de mayor dificultad, podemos confiar en Dios, nuestro Pastor.
Somos ovejas de Su prado. Dios no se ha olvidado de ti. Estás en sus pensamientos. Pon
tu confianza en el Pastor de tu alma.
David fue Pastor el conocía del delicado cuidado que requería cada una de sus ovejas. Pero
ahora David no está pensando en sí mismo como pastor, sino que en este Salmo asume la
posición de oveja que se siente cuidada por Dios mismo. Y si David había protegido con
delicadeza a sus ovejas, y las había defendido aun a riesgo de su propia vida, ¿cómo no haría
Dios mucho más a favor de él?
"Nada me faltará"
Las ovejas son animales que necesitan ser constantemente guiados y cuidados. Tal vez sea por
esto que el creyente es comparado con ellos.
David, como una de las ovejas que era cuidada por el Señor, manifiesta su completa confiaba en
la bondad solícita de Dios para asegurar todo lo necesario, tanto en el presente como en el
futuro.
Como veremos a lo largo del Salmo, la provisión divina incluye cosas tan variadas como
alimento y bebida, descanso, protección, restauración, compañía, aliento, dirección, consuelo,
gozo, felicidad y gloria.
El salmista percibe que el hombre tiene necesidades más profundas que las del cuerpo, y sabe
que sólo en Dios pueden ser satisfechas. Nuestro mundo moderno necesita darse cuenta
urgentemente de este hecho: el hombre es mucho más que un cuerpo, tiene también alma y
espíritu, y nuestra cultura materialista y de consumo siempre fracasará en traer la felicidad al
hombre porque no tiene en cuenta estas otras facetas, y las ignora para centrarse en exclusividad
de las necesidades del cuerpo.
¿Por qué nos compara con ovejas y no con un león por ejemplo?
Los pastos verdes y las aguas tranquilas pueden estar muy cerca de valles tenebrosos
que hay que atravesar: ¿Aunque cambiemos de un lugar tranquilo a tenebroso que no
cambia en estos lugares?
¿Cuándo ves crecer tu dependencia en Dios en los pastos verdes o en los valles
tenebrosos? Recuerda “nada que haga crecer tu dependencia en Dios es una pérdida de
tiempo”
¿Es mi deseo crecer en santidad y conocimiento de Dios?
¿Confió en que Dios me está llevando por la senda correcta?
¿Por qué Dios permite que sus ovejas pasen por estos valles tenebrosos?
Vs.4 “Dios está a nuestro lado en cada momento de nuestra vida”, por lo cual la verdad
del amor de Dios no es que consienta que pasen cosas malas a sus ovejas, sino que
estará a nuestro lado cuando eso ocurra.
¿Cómo está mi esperanza? ¿Creo realmente que, aunque hoy nada mejore a mi
alrededor tengo la confianza de que “La bondad y el amor me seguirán todos los días
de mi vida y en la casa del Señor habitaré para siempre”?
Puedes contar cuantas cosas hace Dios por nosotros solo en este Salmo 23 y decir con
seguridad “Nada me faltará”: