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Espiritualidad

Básica
Espiritualidad
Básica

Héctor Esponda

radha soami satsang beas


Translated from the English book A Spiritual Primer
© 1997, 2001 Radha Soami Satsang Beas
All rights reserved. Fourth edition 2001
Retypeset and repaginated 2017

Published by:
D. K. Sikri, Secretary
Radha Soami Satsang Beas
Dera Baba Jaimal Singh
Punjab 143 204, India

We acknowledge with thanks the permission given by Brian Hines and


Threshold Press to quote material from God’s Whisper, Creation’s Thunder.

Traducido del libro en inglés A Spiritual Primer


© 1998, 2012 Radha Soami Satsang Beas
Todos los derechos reservados. Primera edición 1998
Segunda edición 2012
Retipeado y repaginado 2023

Publicado por:
D. K. Sikri, Secretary
Radha Soami Satsang Beas
Dera Baba Jaimal Singh
Punjab 143 204, India

Agradecemos a Brian Hines y Threshold Press el permitirnos citar


material de God’s Whisper, Creation’s Thunder.

28 27 26 25 24 23 8 7 6 5 4 3 2 1

ISBN:

Printed in India by:


Índice

1. Nuestra Situación Actual 1


2. Las Consecuencias de Nuestras Acciones 11
3. ¿Qué Sucede a la Hora de la Muerte? 14
4. El Ciclo Interminable de la Vida y la Muerte 16
5. Cómo Prepararnos para la Muerte 20
6. Desarrollando Nuestra Naturaleza Espiritual 23
7. El Origen de Todo Cuanto Existe 28
8. Los Cinco Pilares de la Espiritualidad 38
9. La Necesidad de un Maestro Espiritual Vivo 40
10. ¿Por qué ser Vegetarianos? 47
11. Vida Moral Sana 50
12. Oscureciendo Nuestra Visión 57
13. Meditación 59
14. Limitando al Amor 68
15. El Camino Real 78
Libros sobre Espiritualidad 83
Información General y Contacto 85
1

Nuestra Situación Actual

¿A quién no le gustaría ser feliz? El deseo de felicidad es uno de


los combustibles más potentes que impulsan la vida humana. Sin
embargo, ¿cuántas personas podrían afirmar que la han consegui-
do plenamente? La mayoría de las personas pasamos nuestras vi-
das persiguiendo la felicidad de una u otra manera. Queremos que
nuestra felicidad sea duradera. La buscamos de muchas maneras
y en distintos lugares: en la persona ideal, en el trabajo perfecto,
en el dinero, en el sexo, leyendo libros, viajando, bebiendo, yendo
al cine, en las drogas, saliendo a comer, sirviendo a los demás,
comprando cosas, buscando poder, popularidad, fama y de mil
maneras más. Básicamente todas estas cosas están fuera de noso-
tros, lo cual implica que pensamos que la felicidad se encuentra
en el mundo exterior.
A veces pensamos que hemos logrado lo que estábamos buscan-
do, pero esa sensación pronto se desvanece. Si por medio de cosas
externas experimentamos algún sentimiento de satisfacción, nunca
dura mucho; y ese es el problema. Tarde o temprano necesitamos
algo más y buscamos una nueva fuente de felicidad. La mente se
cansa de lo que tiene, y sentimos frustración o que algo nos falta.
Una vez más, nos dirigimos al mundo en busca de algo nuevo. Si es
un coche nuevo lo que nos proporciona deleite, al cabo de un año el
placer se desvanece al haberse convertido en un modelo anticuado
que ya no nos satisface. Lo mismo sucede con nuestras relaciones,
con nuestro trabajo, con las diversiones; en realidad, ocurre lo mismo

1
2 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

con todo lo que se puede comprar con dinero, con los objetos del
deseo y con todos los llamados atractivos de la vida.
Podemos preguntarnos, ¿hay en el mundo algún deleite o
felicidad que no cambie y que permanezca siempre con nosotros?
Puede que algo en nuestro interior diga: Sí; tal felicidad es posible
con tal que las cosas sean diferentes…, si consigo ese ascenso…,
si pierdo diez kilos…, si encuentro a la persona adecuada… Pero
resulta que el mundo no se adapta a lo que necesitamos y volvemos
a sentirnos de nuevo insatisfechos.
Así que la siguiente pregunta que nos hacemos es: ¿No será
que estamos buscando la felicidad en el lugar equivocado? Y para
responder a esto, primero necesitamos hacernos otra pregunta:
¿Quién o qué soy yo?
Si se encierra a un león en una jaula, ¿podríamos tener una
idea del verdadero potencial del animal? Si a un pez de agua
dulce lo pusiéramos en el mar, ¿sobreviviría ese pez? El león se
sentiría preso y sufriría, y el pez con toda seguridad moriría. Esto
se debe a que cada criatura tiene sus necesidades específicas. Así
pues, ¿cuáles son nuestras necesidades como seres humanos? ¿Co-
nocemos nuestra propia naturaleza? Únicamente si entendemos
quién o qué somos, podremos saber lo que nos satisfará. ¿No será
que estamos equivocados sobre cuál es nuestra verdadera natura-
leza? ¿No será esta, quizás, la razón de que nos resulte imposible
ser felices durante mucho tiempo?

Una visión espiritual del mundo


Aunque estamos hechos de materia, los seres humanos también
tenemos una dimensión mental, otra emocional y otra espiritual.
Para realizar todo nuestro potencial, necesitamos desarrollar estas
cuatro dimensiones. Estos cuatro aspectos del ser humano pueden
compararse con las cuatro ruedas de un coche. Si una de las
ruedas está deshinchada, el coche no funciona debidamente. La
mayoría de la gente dedica mucho tiempo y energía a desarrollar
Nuestra Situación Actual 3

su naturaleza física, mental y emocional. Frecuentemente se de-


sarrolla una a costa de las otras dos. Muy pocas personas tienen
alguna noción de su gran potencial espiritual. De hecho, muchas
no tienen ni idea de que exista. Por lo tanto, su vida carece de
equilibrio, como el coche con un neumático deshinchado.
El secreto de una vida plena consiste en desarrollar esta di-
mensión espiritual. Sin embargo, para conseguirla necesitamos re-
orientar nuestra vida. Esta nueva orientación hacia la espiritualidad
nos dará una nueva manera de ver las cosas, nos dará la visión o
la perspectiva espiritual e influirá en nuestra manera de responder
ante el mundo. Nos ayudará a reconsiderar nuestra manera de en-
focar la vida diaria y a redefinir nuestros valores y prioridades. Si lo
hacemos así, podremos ver realmente quién y qué somos. Con una
visión espiritual del mundo, comprenderemos mejor nuestra natura-
leza espiritual y su gran potencial. Esta comprensión nos ayudará
a conseguir una felicidad más profunda y constante, al abrirnos la
posibilidad de una vida más equilibrada y completa. Igual que el pez
necesita agua fresca para vivir y el león necesita libertad, así también
los seres humanos, para sentirnos bien y desarrollar todo nuestro
potencial, necesitamos alimento espiritual. La llave de la felicidad
consiste en devolver a nuestras vidas la espiritualidad que una vez
perdimos. El secreto de una vida feliz, serena y realizada consiste en
hacer del desarrollo espiritual nuestra primera prioridad.

Los objetos del deseo


El problema más grande que tenemos para reconocer nuestra nece-
sidad espiritual es que estamos demasiado absortos en el mundo y
sus objetos. Nuestra mente no tiene tiempo ni espacio en su agenda
diaria para considerar ninguna otra cosa. Como el corcho de una
botella lanzado al océano, nuestra mente va y viene al capricho de
las olas de los sentidos. Como un mono, nuestra mente jamás se está
quieta. La mente se halla completamente absorta en cualquier cosa
que experimente fuera de sí misma. Cada uno de sus poros está lleno
4 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

hasta el borde de los placeres de los sentidos. Continuamente estamos


siendo bombardeados por las promesas del mundo.
Nuestra interminable actividad mental se refleja en lo obsesio-
nados que estamos con nuestra familia, nuestros amigos, nuestro
trabajo y nuestras posesiones. Pero, ¿es que esto nos pertenece
realmente? Sabemos que al morir nada irá con nosotros, que
tendremos que abandonar nuestros cuerpos y dejar todas las cosas
que hayamos acumulado, que nada ni nadie de este mundo han
acompañado ni acompañarán nunca a las personas más allá de la
muerte, ni jamás lo harán. Abandonaremos todos los bienes que
hemos acumulado y diremos adiós a nuestros seres queridos. Lo
queramos o no, todo lo relativo al mundo físico tiene que abando-
narse a la hora de la muerte.
En teoría sabemos todo esto, pero ¿no es posible que cuando
venga la muerte veamos que nos hemos equivocado, que las cosas
que considerábamos reales no eran sino una sombra de la reali-
dad? ¿Es posible que nos demos cuenta de que la vida es algo más
que lo que acabamos de pasar?

Construyendo castillos en el aire


Imaginemos, como dijo Shakespeare, que el mundo es como
un teatro. Todos venimos aquí para interpretar ciertos papeles:
unos como marido o mujer, otros como hijo o hija y otros como
acreedores o deudores. Pero una vez interpretado nuestro papel,
salimos del escenario exactamente igual que los actores para vol-
ver a ser lo que ‘realmente’ somos. El mundo, como el teatro, no
es permanente. Si desarrollamos una visión del mundo que dé a
las cosas su verdadero valor, obtendremos la fortaleza necesaria
para impedir que nos ahoguemos en las tormentas de la vida.
Con la correcta comprensión de las cosas, aprenderemos a estar
en el mundo sin dejarnos arrastrar hacia abajo por él. Una barca
flota sobre el agua, pero si el agua penetra en la barca, la barca
se hunde.
Nuestra Situación Actual 5

¿Hemos pensado alguna vez en lo extraño que es el hecho de


que trabajemos día y noche durante toda nuestra vida con el fin
de adquirir cosas que nunca podrán ser realmente nuestras? Nos
agotamos corriendo tras ilusiones. Padres, cónyuges, hijos, ami-
gos, dinero y posesiones, todo desaparece con la muerte y a veces,
incluso, antes de que muramos. Con nuestro último aliento los
dejamos a todos para siempre y, sin embargo, durante todos nues-
tros días vivimos y trabajamos solamente para ellos. Descubrimos
demasiado tarde que hemos pasado nuestras vidas construyendo
castillos en el aire.

Ahogándonos en un mar de cosas


Para muchos de nosotros, gran parte de la vida consiste en tratar
de mantener el equilibrio. Es como si estuviéramos luchando para
mantenernos de pie en medio de una gran multitud que nos estuviera
empujando por todas partes. Parece como si la vida exigiera que
nos convirtiéramos en equilibristas profesionales, pues tenemos que
desempeñar bien nuestros empleos, educar bien a nuestros hijos,
amar a nuestros seres queridos, dedicarle tiempo a nuestros amigos, a
nuestra familia y a nosotros mismos. En este complicado mundo que
nos hemos creado, también necesitamos cuidar de nuestras casas, de
nuestros trabajos, de nuestros cuerpos, de nuestras cabezas, de nues-
tros corazones y nuestras almas. Al mismo tiempo queremos hacer
deporte, ir al cine, ver televisión y hacer muchas más cosas. Quere-
mos todo esto y, como si no fuera bastante, para complicar aún más
las cosas, queremos más dinero, más poder, más reconocimiento,
más posesiones y más de todo. El problema es que no podemos te-
nerlo. Y no podemos tenerlo por la sencilla razón de que no tenemos
tiempo. Y aunque lo tuviéramos, una vez que satisfacemos un deseo
surge otro y nuestro limitado tiempo y energía no pueden responder
a nuestras propias exigencias. No importa cuánto nos esforcemos,
simplemente no podemos con el tiempo del que disponemos satisfa-
cer todas las demandas de los deseos que genera nuestra mente.
6 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Equilibrando nuestras vidas


Por consiguiente, para dar sentido a nuestras vidas tenemos que
reflexionar sobre lo que es beneficioso para nosotros. Tenemos que
seleccionar bien nuestras prioridades. Nos esforzamos por conse-
guir el equilibro, sin embargo, como el resto de cualidades admi-
rables, es difícil de conseguir. El equilibrio significa reconocer, de
nuestros muchos intereses, cuáles son nuestras necesidades reales
y, posteriormente, reorganizar nuestras prioridades para reflejar
esas necesidades. Esto implica el abandono de algunos de nues-
tros apegos tenazmente mantenidos. Para ello tenemos que estar
preparados para formularnos a nosotros mismos algunas pregun-
tas comprometedoras. Pero merece la pena que nos hagamos tales
preguntas, porque el equilibrio es fundamental para conseguir la
autorrealización; y sin la autorrealización, esto es, sin saber quién
somos no podemos llegar muy lejos en la vida.
Nuestra sociedad actual nos dice que para mantener el equili-
brio tenemos que tener un esposo, hijos, una casa, uno o dos coches
y un buen trabajo. También es importante tener entretenimientos,
ir a la iglesia, participar en actividades cívicas y una lista de cosas
sin fin. El auténtico equilibrio tiene poco que ver con todo esto,
porque todas estas cosas son externas y el verdadero equilibrio
tenemos que encontrarlo, antes que nada, en nuestro propio inte-
rior. Equilibrar los aspectos externos de la vida es magnífico para
quien solo se contente con lo superficial de la vida. Sin embargo,
para muchas personas eso no es suficiente porque quieren liberarse
de sus limitaciones, de ser poseídos por sus posesiones y desean
escapar del desconcierto, la decepción y la frustración de la vida en
este plano. Les interesa dejar de vivir en la ilusión y despertar a lo
que es realmente la vida.
Únicamente si despertamos de la ilusión en la que transcurre
nuestra existencia sabremos lo que significa estar vivo. La mayoría
de nosotros no vivimos, simplemente existimos. Pensemos que en
la corta vida que se nos ha asignado, pasaremos (según estadísticas
Nuestra Situación Actual 7

recientes): seis meses ante los semáforos esperando su cambio, un


año buscando en el escritorio las cosas que hemos colocado fuera
de su sitio, dos años telefoneando a personas que están ausentes o
cuyas líneas están ocupadas y cinco años haciendo cola. Sumado,
es mucho tiempo el que perdemos. Y lo que perdemos no es solo
el tiempo sino también la oportunidad de sacarle mejor provecho
a nuestras vidas, de percibir lo que somos y saber lo que realmente
necesitamos.
Es muy importante nuestra manera de utilizar el tiempo y lo
que hacemos con él. Complicamos nuestras vidas porque creemos
erróneamente que para ser felices y llevar una vida equilibrada
necesitamos todas esas cosas exteriores. Pero no tiene porqué ser
así. Tenemos otras opciones. Sin embargo, para encontrar esas
opciones tenemos que mirar dentro de nosotros mismos y dejar de
buscar en el exterior.
Es nuestra búsqueda constante de las cosas mundanas y
nuestra preocupación por los objetos, personas y actividades, lo
que nos mantiene encerrados en un círculo de sufrimiento y frus-
tración. El desarrollo de una vida espiritual interior es una eficaz
herramienta que puede ayudarnos a alcanzar, dentro de nosotros,
el equilibrio y la felicidad que intentamos conseguir fuera. Sin
embargo, uno puede preguntarse: “¿Cómo se consigue esto?”,
y la respuesta lógica, inmediata y fundamental, es que hay que
recurrir a la ayuda de los que entienden del problema y conocen
la solución. Necesitamos ponernos en contacto con las personas
que han desarrollado su potencial espiritual y pueden enseñarnos
a nosotros cómo conseguir lo mismo.

Los místicos
Los místicos o santos son las personas que nos pueden enseñar
la manera de encontrar lo que estamos buscando, precisamente
porque ellos mismos lo han conseguido y son ejemplos vivos de ese
estado de equilibrio que nosotros buscamos.
8 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

El término ‘místico’ ha sido muy mal interpretado en la cultura


occidental. A los místicos se les tiene frecuentemente por seres retraí-
dos, poco prácticos, desprovistos de sentido común y retirados de la
vida familiar y de los asuntos mundanos. Sin embargo, si tenemos la
suerte de encontrarnos con un verdadero místico, veremos un cuadro
muy diferente. Veremos que los verdaderos místicos no eluden las
responsabilidades mundanas. Al contrario, en cualquier cosa que
realicen obtienen un nivel extraordinariamente alto de productividad
y eficiencia. Mantienen el control sobre sus emociones, pensamien-
tos y acciones, y de su interior irradian una inmensa paz y alegría.
Los términos ‘místico’, ‘santo’ y ‘maestro espiritual’, tal y como
son utilizados en este libro, hacen referencia a alguien que ha ex-
perimentado por sí mismo la totalidad del universo, se ha fundido
en él y ha conocido todos sus secretos. Un verdadero místico o
santo es alguien que tiene autoridad para hablar sobre temas tales
como la vida y la muerte, basándose en su experiencia personal.
En consecuencia, los místicos pueden explicarnos la manera de
dar más sentido a nuestras vidas. Pueden orientarnos sobre qué
procedimientos son beneficiosos para nosotros y cuáles no.
Como los místicos tienen conocimiento directo de los miste-
rios del universo, pueden responder a preguntas como: ¿Qué nos
sucede cuando morimos? ¿De dónde venimos? ¿Cómo podemos
remontarnos por encima de nuestras limitaciones? ¿Cuál es el ob-
jeto de la vida? ¿Existe Dios? ¿Existe el alma? y ¿cómo podemos
encontrar esa felicidad y paz mental que pondrán fin, de una vez
por todas, al dolor, al aburrimiento, a la inquietud, a la frustra-
ción, a la soledad y a todas las demás emociones negativas a las
que tenemos que enfrentarnos?
Las respuestas a todas estas preguntas constituyen las enseñan-
zas de los santos y son el tema central de este libro. Las enseñanzas
de los místicos están basadas en su experiencia interior, no en lo
que ellos han leído o escuchado. Los místicos son personas que
han hecho de la espiritualidad el centro de sus vidas. Viviendo
Nuestra Situación Actual 9

con este enfoque, encarnan las mejores cualidades humanas y


trascienden las limitaciones humanas normales. Por medio de una
técnica específica, pueden abandonar el cuerpo y regresar a él a
voluntad. Han vencido a la muerte y descifrado los misterios del
universo. Tales místicos o santos verdaderos siempre han estado
presentes en la tierra.
Los santos y místicos vienen a este mundo en calidad de maes-
tros espirituales para recordarnos quién somos realmente. Vienen a
ayudarnos a eliminar nuestras limitaciones y a que consideremos la
vida en su aspecto positivo. Nos aconsejan que no nos contentemos
con escuchar sus palabras, sino que demostremos la verdad de sus
enseñanzas poniéndolas en práctica nosotros mismos.
Los místicos nos explican que aunque estamos en un cuerpo
no somos ese cuerpo, sino que somos el alma que habita en ese
cuerpo. Somos una intrincada mezcla de cuerpo, mente y alma.
El alma es nuestra esencia, la mente es su cubierta y el cuerpo una
residencia temporal. Cuando el cuerpo muere, el alma continúa
existiendo. En otras palabras, la muerte no es el final de nuestra
vida, nuestra vida continúa después de morir nuestro cuerpo. De
hecho, los místicos nos dicen que hay muchas dimensiones por las
que puede pasar el alma y que este universo con todos sus plane-
tas, estrellas y galaxias es tan solo una diminuta parte del inmenso
océano de la creación. Nos dicen también que donde hay una
creación hay un Creador.
En las discusiones sobre la creación del universo, la ciencia ha
apoyado predominantemente la teoría del ‘big bang’. Popularmen-
te existe la creencia de que los científicos no admiten la existencia
de Dios. De ahí que tal vez les sorprenda a algunos que Albert
Einstein (con todo su genio científico y sus conocimientos sobre la
física del universo) concluyera que Dios existía. En una ocasión,
Einstein dijo: “Para mí, es suficiente contemplar el misterio de la
vida consciente que se perpetúa a lo largo de toda la eternidad, re-
flexionar sobre la maravillosa estructura del universo que vagamente
10 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

podemos percibir y esforzarme humildemente por comprender, al


menos, una infinitésima parte de la inteligencia manifestada en
la naturaleza”. En respuesta a esto, Robert Millikan, decano y
científico americano, declaró a la Sociedad Física Americana: “Es
una definición tan buena de Dios como necesito”.
Esta asombrosa e importante declaración sobre la omnipre-
sencia del Creador de Einstein, el científico más eminente del siglo
XX, convence a la mayoría de nosotros al considerar el profundo
significado de sus palabras: “Para mí es suficiente contemplar el
misterio de la vida consciente que se perpetúa a lo largo de toda
la eternidad; … reflexionar sobre la maravillosa estructura del uni-
verso que vagamente podemos percibir y esforzarme humildemente
por comprender … la inteligencia manifestada en la naturaleza”.
A lo largo de la historia, la gente ha insistido frecuentemente
en que la ciencia y la espiritualidad son dos cosas distintas, pero
eso no es cierto. Los escritos de científicos como Einstein muestran
que ellos ‘sabían’ que había algo más allá de la dimensión tiempo
y espacio. Sin embargo, no pudieron verificarlo. Los místicos
son científicos del espíritu que han desarrollado todo su poten-
cial, hasta llegar a dominar la ciencia del alma y experimentar
personalmente las dimensiones que existen más allá de la mente
y la materia, y así han comprobado por sí mismos la realidad
absoluta. Por lo tanto, son los más calificados para enseñarnos el
procedimiento por el que también nosotros podemos desarrollar
todo nuestro potencial.
2

Las Consecuencias de Nuestras Acciones

Para mejorar nuestra situación, los místicos nos dicen que primero
necesitamos descubrir qué pensamientos y qué acciones nos condu-
cirán a un estado de paz y armonía. Los deseos dirigen nuestros
pensamientos y nuestros pensamientos gobiernan nuestras accio-
nes. Antes de que hagamos algo hay un deseo, una intención o
un impulso en nuestras mentes. Primero se forma el deseo en la
mente, luego la mente lo alimenta, y más tarde el pensamiento nos
impulsa a actuar.
Las acciones nos convierten en lo que somos. Actuamos por me-
dio del cuerpo físico, pero las acciones son el resultado de los pensa-
mientos. Las acciones positivas o negativas son las consecuencias de
los pensamientos positivos o negativos. Los pensamientos son la clave
de nuestros éxitos o fracasos. Nuestros pensamientos son los respon-
sables de nuestra actitud, y nuestra actitud es la que determina que
seamos felices o desdichados. La actitud es más importante que las
circunstancias, que los éxitos o los fracasos, la riqueza o la pobreza,
la enfermedad o la salud. Si tenemos una actitud positiva, estaremos
contentos incluso en las peores condiciones. Si tenemos una actitud
negativa, seremos desgraciados incluso en las mejores circunstancias.
Por lo tanto, la felicidad o la tristeza en la vida son un resultado de
cómo reaccionamos. En efecto, nuestra vida es modelada por nuestra
manera de reaccionar ante ella. La consecuencia final de las acciones
positivas es la felicidad, nunca el sufrimiento, y la consecuencia final
de las acciones negativas es el sufrimiento, nunca la felicidad.

11
12 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

La mente funciona como un ordenador o computadora: lo que


se introduce, determina lo que sale. Primero, las impresiones se re-
gistran en nuestras mentes. Luego, alimentando esas impresiones
creamos huellas en nuestras mentes. Estas huellas o surcos llegan
a ser tan profundos que quedamos programados por ellos y luego
reaccionamos de acuerdo con nuestra propia programación. Este
es el motivo de que necesitemos ser muy cuidadosos con lo que
pensamos. Debemos vigilar nuestros pensamientos y esforzarnos
por tener únicamente pensamientos que nos ayuden a desarrollar
una actitud constructiva que nos impulse a realizar acciones que
nos beneficien.

El efecto bumerán
Los maestros espirituales nos enseñan que cada acción que hace-
mos tiene consecuencias, aun cuando no siempre experimentemos
el resultado inmediatamente. Por ejemplo, cuando alguien se
emborracha, es posible que experimente malestar al día siguiente.
Sin embargo, los efectos de la borrachera no se detienen necesa-
riamente en ese malestar. Dependiendo de lo que haga mientras
esté bajo la influencia del alcohol, esa persona puede sufrir terribles
consecuencias e incluso terminar en la cárcel o muerta. Lo mismo
se aplica a la acción positiva. Por ejemplo, una persona que adopta
una alimentación o un programa de ejercicios sanos puede que no
perciba inmediatamente los beneficios; sin embargo, es seguro que
en algún momento del futuro se manifestarán los resultados que le
beneficiarán.
Sea la acción buena o mala, una vez que la hemos realizado
tendremos que afrontar sus consecuencias, igual que cuando lanza-
mos un bumerán vuelve directo hacia nosotros. Cuanto mayor sea
la fuerza que empleemos, tanto mayor será la fuerza con que regre-
se. Esto es una ley objetiva, no un juicio emocional o subjetivo.
En su tercera ley del movimiento, Newton afirma que para cada
acción hay una reacción igual y opuesta. En la ciencia, esta ley es
Las Consecuencias de Nuestras Acciones 13

rigurosamente exacta y ni siquiera un microscópico electrón puede


moverse sin crear un efecto. Esto se conoce como la ley de acción
y reacción. Igual que en la física, esta ley también actúa sobre
nosotros como la ley de causa y efecto, o la ley del karma (palabra
sánscrita que literalmente significa acción). Esta ley de acción y
reacción que gobierna tanto a nuestro universo como a nosotros
mismos, explica porqué unas personas son desgraciadas mientras
que otras son felices, o porqué unas son pobres y otras nacen ricas.
Por el funcionamiento de esta ley podemos comprender muchas de
las supuestas injusticias del mundo.
Lo que nos sucede es el resultado directo de nuestras acciones.
No hay excepciones. No podemos eludir esta ley. Somos responsables
de nuestras acciones, y a nosotros nos toca vivir sus consecuencias.
Los santos nos dicen que el océano de acciones que hemos
realizado en el pasado no tiene fondo. Es tan inmenso, y hay en
él tal cantidad de cuentas pendientes de pago, que nos resulta casi
imposible pagarlas. Cuando nos ponemos en contacto con un ver-
dadero santo o maestro espiritual vivo y comenzamos a seguir sus
enseñanzas, empezamos a comprender hasta qué punto nuestras
acciones pasadas han moldeado nuestra situación presente y cómo
explican lo que amamos y lo que odiamos. Cuando nos damos
cuenta de esta ley, aprendemos a aceptar nuestra responsabilidad
por nuestras acciones del pasado y podemos reaccionar de manera
más positiva cuando nos enfrentamos a sus consecuencias. Ha-
ciendo nuestra práctica espiritual deshacemos gradualmente las
ataduras que nos ligan a nuestras acciones pasadas. Nos hacemos
capaces de controlar mejor las consecuencias de nuestras acciones
y evitamos realizar acciones negativas que podrían complicar nues-
tra vida en el futuro.
3

¿Qué Sucede a la Hora de la Muerte?

Según los místicos, nuestras acciones son tan importantes que la


manera y el momento de nuestra muerte están determinados por la
suma total de esas acciones. En el libro El Sendero de los Maestros,
el Dr. Julian Johnson escribe detalladamente sobre las implica-
ciones de la ley de acción y reacción en la vida y en la muerte.
Citando parte de su discusión sobre el karma, comenzamos con
la evidencia de que: “Todos tienen que morir algún día ya sea
hombre o animal, rico o pobre, sano o enfermo; nadie escapa de
la muerte. Todos tienen que pasar por esta puerta. El alma que
ha tomado la forma física tiene que dejarla. Todos sabemos que
tenemos que abandonar este mundo algún día, pero nadie sabe
cuándo.
”Cuando una persona muere, la corriente anímica empieza a
retirarse desde las plantas de los pies hasta la parte superior de la
cabeza. El cuerpo entero se entumece y cuando todas las corrientes
del alma se reúnen en un punto situado entre las cejas, conocido
como el tercer ojo, entonces cesan la respiración y todas las demás
funciones corporales. En ese momento, el alma abandona el cuerpo
y la persona muere”.
Después de que una persona muere, puede que tenga que
volver otra vez a la vida terrenal para saldar parte de sus deudas
kármicas. Si vivió su vida terrenal de una manera degradante,
puede que deba volver a este plano en circunstancias más difíciles.
Si vivió su vida de manera ejemplar, también puede volver a este

14
¿Qué Sucede a la Hora de la Muerte? 15

plano para disfrutar de los resultados de sus acciones. Depen-


diendo de sus acciones, apegos y desarrollo espiritual, puede ir a
otra región y permanecer allí durante un tiempo determinado de
acuerdo con su deuda kármica.
Estas son las posibilidades que le aguardan al alma tras la
muerte de una persona. En la próxima vida todas las almas reciben
exactamente lo que merecen, y deben afrontar las consecuencias de
sus acciones. Si han llenado sus mentes de impresiones negativas,
entonces estas deben erradicarse de algún modo. Una vez erradi-
cadas, son libres para continuar su camino, en mejores condiciones,
hacia planos más altos.*
Algunas personas encuentran increíble que exista vida después
de la muerte y que haya otras regiones de existencia. Sin embargo,
¿qué podría ser más increíble que el hecho de que mientras estamos
leyendo este libro, aparentemente sin movernos, estamos en reali-
dad viajando sobre la superficie de un planeta que se está moviendo
en este mismo instante a una velocidad de 106216 km/h alrededor
de una bola de fuego que llamamos sol, y que se encuentra suspen-
dido en la oscuridad del universo? Y esto no es una fantasía, es un
hecho. Una vez que comprendemos que la forma en que existimos
en el universo es en sí misma increíble, ¿no deberíamos considerar
la posibilidad de que la vida continúa después de la muerte y de
que existen otros planos de existencia?

* Excepto cuando se indique lo contrario, todos los extractos de las publicaciones


integradas en el texto han sido extraídos de los libros de Radha Soami Satsang
Beas enumerados en la parte posterior, cuyos derechos de autor recaen en RSSB.
En algunos casos el texto se ha simplificado o editado para mayor claridad en el
nuevo contexto.
4

El Ciclo Interminable de la Vida y la Muerte

Siguiendo las enseñanzas de los santos, empezamos a liberarnos


de los apegos que nos atan al mundo. Nos abstenemos de rea-
lizar acciones cuyas consecuencias podrían obligarnos a tomar
otro nacimiento. Reconociendo que para muchas personas de
occidente la idea de la reencarnación es difícil de aceptar, el Dr.
Johnson expone: “… Un poco de reflexión sobre ella probará que
es la única explicación racional de muchos de los problemas más
complicados de la vida. Por ejemplo: ¿por qué un anciano inválido
vive durante tantos años, siendo una carga para él y para todos los
demás, mientras que un hermoso niño lleno de promesas y alegría
muere repentinamente?
”Solamente la reencarnación ofrece explicaciones satisfac-
torias. Explicar esto como la orden de un Dios que interfiere
arbitrariamente en los asuntos de la vida humana, es invitar a la
incredulidad y a la desesperación. En realidad, los padres han de
comprender que al hijo, debido a sus propias acciones pasadas,
le fue asignado desde el mismo principio únicamente aquel breve
periodo de tiempo, y que deben estar agradecidos de que el niño
les fuera ‘prestado’ por aquel corto periodo. Al hijo, debido a sus
propias acciones pasadas, se le había otorgado solamente aquella
duración de vida, no más. Terminado ese tiempo, tenía que irse.
Su corta vida no fue más que una escena, una breve aparición en
el teatro de su vida. Este pequeño acto tenía que interpretarse.
Fue también un episodio en la vida de los padres. Cuando fueron

16
El Ciclo Interminable de la Vida y la Muerte 17

liquidadas las consecuencias de las acciones pasadas (tanto las


de los padres como las del hijo), ya no era necesario que el hijo
permaneciese allí, como tampoco lo es que un actor permanezca
en el escenario una vez terminada su actuación.
”Nuevamente, ¿por qué algunas personas vienen a esta vida
con terribles limitaciones y otras, aparentemente menos dignas,
nacen en el regazo de la fortuna? ¿Por qué ciertos niños nacen con
una inteligencia superior y otros no? ¿Por qué algunos nacen con
tendencias criminales y otros vienen a la vida con un vivo sentido
de pureza, justicia y amor? Estas y otros cientos de preguntas nos
angustian a todos y solo tienen respuesta cuando se ven como con-
secuencia directa de nuestras acciones pasadas, que dieron como
resultado la necesidad de tomar otro nacimiento.
”Cada uno viene con un definido programa diseñado por él
mismo, como resultado de las acciones realizadas en el pasado. Tie-
ne que llevar a la práctica ese programa. Cuando ha sido interpreta-
do el último acto de ese programa, cae el telón. Llega el fin. Tiene
que llegar. Además, el fin no puede llegar hasta que haya sido
interpretado el último acto de su vida. La persona pasa entonces
a otra vida. En ella, le es asignado nuevamente su futuro sobre la
base de sus propias acciones. De este modo, cada individuo marca
el tiempo en el gran calendario de las edades. Lo único que puede
poner fin alguna vez a esta monótona rutina es el encuentro con
un maestro espiritual vivo. Cuando una persona tiene esta opor-
tunidad, es consecuencia de las buenas acciones que ha realizado
en el pasado; eso significa que la gran crisis de su larga carrera ha
llegado a su fin. Su liberación está al alcance de la mano”.
Algunas acciones tienen pocas consecuencias, otras veces las
repercusiones de una acción pueden ocasionar consecuencias tan
graves que no pueden manifestarse en una sola vida. Entonces
tenemos que renacer para cosechar las consecuencias de aquellas
acciones. Por ejemplo: una persona arroja ácido intencionadamente
a los ojos de otra provocando que se quede ciega. Pudiera muy
18 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

bien suceder que la persona que arrojó el ácido tenga que nacer
otra vez para responder de las consecuencias de lo que hizo. Como
la acción fue intencionadamente destructiva, el resultado inevitable
consistirá en alguna clase de experiencia desdichada, y pudiera
incluso conducir a que esa persona nazca ciega. Esto es estricta
justicia que surge como resultado de lo que hizo esa persona.
Las consecuencias de nuestras acciones no se pueden eludir,
incluso si se realizan secretamente. Las consecuencias de todas las
acciones han de ser experimentadas por quien las realizó. Si hemos
nacido en unas determinadas condiciones, eso no se debe a ningún
destino arbitrario ni a una casualidad. Es el resultado directo de lo
que hemos hecho en el pasado. De igual modo, lo que seamos en el
futuro será el resultado directo de lo que hagamos ahora.
Se han escrito muchos libros sobre el tema de la reencarnación.
Muchas personas están familiarizadas con los estudios de médicos
y psiquiatras que han efectuado investigaciones sobre personas que
han muerto clínicamente y luego han regresado a la vida y han rela-
tado sus experiencias. Algunos psiquiatras, experimentando con la
hipnosis, se encontraron con que algunos pacientes al ser inducidos
a regresar al periodo en que estaban en la matriz, ocasionalmente
retrocedieron aun más volviendo a una vida pasada. Hay nume-
rosos relatos de personas de todo el mundo que recuerdan vidas
anteriores, o que poseen determinadas virtudes o habilidades desde
muy temprana edad que normalmente necesitarían toda una vida
para conseguirse. Tales ejemplos indican un remanente de antiguas
vidas.
Como hemos visto anteriormente, cuando una persona muere,
le pueden esperar diversas experiencias a su alma. Nacer otra vez
en la tierra es solo una de estas posibilidades. La reencarnación
comporta que el alma tiene que volver a este plano de conciencia
para purificarse de las acciones realizadas en el pasado.
El propósito de este libro no es demostrar que existe la reen-
carnación o la vida después de la muerte. El lector puede hacer su
El Ciclo Interminable de la Vida y la Muerte 19

propia investigación, ya que hay mucho material sobre este tema.


Igual que con el resto de materias que comprenden las enseñanzas
de los santos, tampoco en esta se requiere una fe ciega. Se debe
realizar una investigación completa de cada uno de los aspectos
de las enseñanzas, y este tema no es diferente de cualquier otro.
El tema de la reencarnación no debería inquietar al lector y no
es necesario creer en él, ni en la vida después de la muerte, para
beneficiarse de las enseñanzas de los santos. Con lógica podemos
admitir que pudiera haber algo de verdad en esta línea de pen-
samiento, pero la única manera de que podamos estar seguros de
ello alguna vez, es superando las limitaciones de nuestro propio
ser y verificando si las afirmaciones de los santos son verdaderas
o falsas.
5

Cómo Prepararnos para la Muerte

Lamentamos la muerte de otras personas, pero rara vez pensamos


constructivamente en la nuestra. En realidad, deberíamos tener la
sensatez de interesarnos por nuestro propio fin y prepararnos para
lo que nos sucederá entonces. ¿Adónde iremos cuando crucemos
la puerta de la muerte? ¿Con quién nos encontraremos allí? ¿No
sería prudente considerar estas cuestiones? Los libros sagrados
hablan sobre esta materia, sin embargo, rara vez les prestamos
atención porque siempre creemos que son fantasías o cuentos de
hadas, o esfuerzos para apartar del pecado a la gente o inducirla
a realizar buenas obras. La realidad es que todos tenemos que
cruzar la puerta de la muerte. Nadie constituye una excepción.
Entonces, ¿por qué cerrar los ojos ante este tema?
La hora de la muerte no es el mejor momento para empezar
a prepararnos para morir. Es más fácil hacerlo con tiempo por
delante, o como dice el místico chino Lao Tsé en el Tao Te Ching:
“Resuelve lo difícil mientras es fácil, enfréntate a lo grande mien-
tras es pequeño. Todas las cosas difíciles comienzan por las fáciles,
todas las cosas grandes del mundo comienzan por las pequeñas.
El viaje de mil kilómetros empieza con un solo paso”.
El primer paso es tomar conciencia de nuestros apegos. Son
ellos los que nos hacen sufrir, y son ellos los que nos hacen regresar
a este mundo para sufrir más. Como dice la Biblia: “Donde está tu
tesoro, allí está tu corazón”. Nuestro tesoro es aquello que más apre-
ciamos. Si a la hora de la muerte estamos muy apegados a personas

20
Cómo Prepararnos para la Muerte 21

o cosas de este mundo, no podremos elevarnos por encima de esos


apegos porque como un imán atraerán nuestra alma de vuelta a este
nivel. Es la mente la que le dará dirección a nuestra alma.
Hay mucha confusión sobre lo que es apego y desapego. Desa-
pego no significa renuncia. Una persona puede renunciar a sus bie-
nes y pasarse todo el día pensando en el dinero, o puede renunciar al
sexo y tener todo el día pensamientos lujuriosos. Desapego significa
elevarse por encima de la obsesión y el deseo de tener o poseer una
persona o cosa. Sin embargo, volverse desapegado no significa
que dejemos de amar. Cuando una persona se relaciona con otra
durante algún tiempo, es normal que se desarrollen ciertos lazos de
afecto. Apego es la preocupación por alguien o algo hasta el punto
de obsesionarse y perder el equilibrio. Esto incluye la obsesión más
común: la obsesión de mí y lo mío. Cuando morimos, esos apegos
se proyectan automáticamente y ocupan nuestra atención, haciendo
que nos resulte muy difícil emprender el viaje al más allá.
La mayoría de la gente convendrá en que es una práctica
normal hacer preparativos cuando vamos a viajar a otro país. Por
lo menos, consideramos y tomamos medidas respecto a los medios
de transporte, y decidimos dónde vamos a ir. Somos tan precavi-
dos en estas actividades mundanas, que rara vez emprendemos un
viaje importante sin hacer previamente toda clase de preparativos.
Y sin embargo, para ese viaje que todos hemos de emprender
muy pocas personas se preparan. ¿Quién se detiene a considerar
adónde conduce ese viaje a través de la muerte? o ¿cómo hay que
prepararse para que resulte más cómodo?
Para resolver el enigma de la muerte, los filósofos no han esca-
timado esfuerzos a lo largo de los siglos. Pero el hecho es que falla
el entendimiento. Tanto los cultos como los ignorantes son inca-
paces de encontrar las respuestas. ¡Cuántas personas deben haber
pensado lo satisfactorio que sería si alguien regresara del más allá
para contarnos sus experiencias reales! Nosotros tenemos ideas
sobre lo que significa la muerte, pero son solo eso, ideas o sueños
22 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

de nuestra imaginación: sueños dorados para tranquilizarnos en


esa tenebrosa certeza del final de la vida de cada persona.
Los santos y los maestros espirituales verdaderos han descifra-
do el misterio de la muerte. Mediante el trabajo que hacen en ellos
mismos y con el control que ejercen sobre su conciencia, pueden
salir todos los días del cuerpo humano y viajar a otras dimensio-
nes. Aprendiendo de ellos, nosotros también podemos conseguir
los conocimientos necesarios para triunfar sobre la muerte.
Los santos nos enseñan que no hay que temerle a la muerte.
Esta solo es el nombre que se le da al proceso en el que el alma
abandona el cuerpo. La muerte es simplemente la separación del
alma del cuerpo y su entrada en las regiones sutiles. Tan solo es
el abandono de nuestro cuerpo. Eso no significa aniquilación.
Después de la muerte hay vida.
Esta materia ha sido tratada extensamente por los santos.
Ellos describen el método de pasar de un nivel de existencia a
otro. Siguiendo el método de meditación enseñado por ellos, el
discípulo aprende mientras vive a atravesar la puerta de la muerte
y regresar al cuerpo a voluntad. Solo una persona que antes de la
muerte haya viajado por los reinos sutiles puede comprender esa
realidad; únicamente la experiencia puede transmitirle lo que es.
El intelecto sin la experiencia es incapaz de comprenderlo.
Este método de prepararnos para la muerte será tratado con
mayor detalle en el capítulo de la meditación. Por el momento, ne-
cesitamos dejar de lado este tema con el fin de concentrarnos en lo
que es más urgente, en lo que se ha de hacer primero. Si alguien se
encuentra en una casa en llamas, primero pensará en la manera más
rápida de salir de ella antes de preguntar quién provocó el fuego, y
cuándo y por qué se incendió la casa. Las respuestas a estas preguntas
pueden encontrarse después de escapar de la casa en llamas.
6

Desarrollando Nuestra Naturaleza Espiritual

Mientras nuestras prioridades estén enfocadas solo en los aspectos


materiales de la vida, seguiremos sintiéndonos cada vez más frus-
trados e insatisfechos con nosotros mismos. Hasta que no ordene-
mos nuestras prioridades, teniendo en cuenta nuestra naturaleza
espiritual, y actuemos de acuerdo a ella no lograremos el auténtico
equilibrio y la felicidad duradera. Sin embargo, incluso este primer
paso es difícil, ya que basamos nuestras prioridades en nuestra
percepción imperfecta de quien somos.
Pensamos que solo somos el cuerpo, y nos identificamos con
él porque es nuestra parte más fácil de ver. Pero, reflexionemos un
momento: ¿el simple hecho de que estemos en un cuerpo, significa
que somos el cuerpo? El cuerpo no ha dejado de cambiar. ¿En qué
nos parecemos al niño que fuimos hace 10, 15, 25, 40 o 60 años?
En casi nada. No queda en nosotros ni una sola célula de cuando
éramos niños. Sin embargo, nos aferramos a la idea de que somos el
cuerpo porque mantenemos, durante todo el día, nuestra atención
apegada a lo que escuchamos y vemos en el mundo. La realidad
es que aun cuando estamos en un cuerpo no somos el cuerpo; y
aunque interpretamos ciertos papeles en el mundo tampoco somos
esos papeles.
Si creemos que solo somos seres físicos, ordenaremos nuestras
vidas, objetivos y prioridades de acuerdo a esa forma de ver el
mundo. Entonces nuestras prioridades se centrarán principalmen-
te en cómo conseguir dinero, posición social, seguridad material,

23
24 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

belleza física, salud corporal y una multitud de cosas parecidas.


Estas prioridades limitan nuestro desarrollo. Surgen de nuestra
limitada percepción de quién somos. Todas las limitaciones hu-
manas provienen de esa gran debilidad humana que es el ego, la
idea de que somos nuestra personalidad, de que somos el centro de
todo y que todo está aquí para mí. El ego es nuestro autocentris-
mo, nuestra obsesión por ‘mí y lo mío, yo mismo y yo’. Es el ego
el que siempre quiere controlarlo todo. Es el ego el que siempre
quiere poseer y ser dueño de todo. En tanto nos identifiquemos
con nuestro ego, con nuestro cuerpo y con nuestra personalidad,
continuarán nuestros sufrimientos y limitaciones.
Los santos nos dicen que somos seres espirituales viviendo una
experiencia humana y no seres humanos pasando por una expe-
riencia espiritual. La diferencia conlleva enormes implicaciones, y
el darnos cuenta de esa diferencia nos ayudará a redefinir nuestro
concepto de quién somos. Somos seres espirituales en el camino de
la eternidad con obligaciones que desempeñar en el plano físico. No
somos meros terrícolas que dejaremos de existir cuando abandone-
mos el cuerpo. Si nos damos cuenta de que somos seres espirituales,
entonces fijaremos nuestros objetivos en consecuencia y nuestras
prioridades automáticamente se ordenarán.
Nuestro ego es el único obstáculo que nos separa de nuestra
naturaleza espiritual. Para desarrollarnos espiritualmente, primero
debemos aprender a dejar de lado nuestro ego. Esto no se consi-
gue fácilmente. Tenemos que eliminar muchas capas de avaricia,
deseo, miedo, malos hábitos, egoísmo e ignorancia –que son los
ladrillos de nuestro fuerte muro de ego– antes de que podamos
saber quién somos. El ego es nuestro mayor obstáculo, este es el
equipaje inútil que hemos acumulado en nuestro viaje por la vida,
y es desprendiéndonos de él como descubriremos que en realidad
somos seres espirituales.
En cierta ocasión, una persona estaba admirando las esculturas
de Miguel Ángel y, acercándosele, le preguntó: “¿Cómo puede
Desarrollando Nuestra Naturaleza Espiritual 25

hacer esculturas tan maravillosas?”. Miguel Ángel contestó: “No


es difícil. Lo único que hago es quitar lo que sobra. Las esculturas
ya están ahí”. Lo mismo ocurre con la espiritualidad, si elimina-
mos las pesadas y gruesas capas que ocultan nuestra naturaleza es-
piritual nos volveremos más sutiles, ligeros y libres. No se trata de
que tengamos que desarrollar nuevas cualidades. Ya las tenemos.
Solo tenemos que retirar las capas que cubren nuestra naturaleza
espiritual para que surja por sí misma.
Para aquellos que logran aniquilar el ego, la dimensión espiritual
se convierte en su realidad, incluso mientras viven en este plano terre-
nal. Mientras sigamos absortos en el panorama del mundo, no pode-
mos ir más allá del estrés y la ansiedad tan característicos de nuestra
vida moderna. Mientras permitamos que nuestros sentidos nos diri-
jan, continuaremos alejados del verdadero tesoro que se esconde en
nuestro interior. Mientras sigamos buscando la felicidad en el mundo
exterior, permaneceremos frustrados. El desarrollo espiritual nos
reorienta hacia la vida interior. La expansión de la conciencia solo se
produce cuando la mente es dirigida hacia dentro y hacia arriba. La
tendencia habitual de la mente es ir hacia abajo y hacia afuera, por lo
que si no cambiamos su orientación, su inclinación natural continuará
impulsándonos al mundo externo.
Los santos contrastan los extremos materiales y espirituales
del comportamiento humano para ayudarnos a elegir dónde
queremos ir. A nosotros nos corresponde modelar nuestro fu-
turo y decidir lo que deseamos ser. Si deseamos conocer una
felicidad y satisfacción duraderas, nos guían para que dirijamos
nuestra atención hacia nuestro interior y experimentemos el gozo
espiritual. Si queremos la excitación externa, la confusión y el
sufrimiento del cambio permanente, entonces podemos emplear
nuestras energías en el mundo y dejarnos gobernar por nuestros
sentidos. Los santos llaman a las cosas por su nombre. No esca-
timan palabras para describir las consecuencias de las elecciones
que hacemos.
26 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Esclavizados por el mundo


Por un lado, los santos nos dicen que hay personas que constan-
temente están ardiendo en sus deseos y antojos. Son víctimas de
la ilusión, buscan la felicidad en lo transitorio y siempre se sienten
vacías e insatisfechas. El apego y la aversión, el deseo y la ira,
corroen sus vidas y eclipsan su naturaleza espiritual. La autosa-
tisfacción y la aversión las mantienen moviéndose constantemente
entre lo que aman y lo que odian. Las conducen a extremos,
acosados por la vanidad, el odio, el sexo o la avaricia. El corazón
se les ha endurecido y continuamente se sienten frustradas. Como
mendigos van de puerta en puerta y nunca sacian su apetito. Nada
les despierta a la realidad, ni siquiera la muerte de los demás. Solo
ven el maquillaje, la superficie externa y el cuerpo, olvidando que
este acaba convertido en un puñado de polvo. Sus vidas son artifi-
ciales y sin sentido. Su naturaleza espiritual está muerta, por eso ni
siquiera surge en ellas el pensamiento de desarrollarla, aun cuando
la espiritualidad es la única cosa que podría mejorar sus vidas. Y
no surge ese pensamiento porque debido a una multitud de afanes
sin sentido que ellas mismas han inventado, han eliminado el as-
pecto más positivo de su naturaleza. ¿Puede alguien describir la
secreta agonía, inquietud y angustia que tienen que soportar?

Liberados por el espíritu


Por otro lado, los santos señalan que hay personas que viven en el
mundo, desempeñan sus responsabilidades y están desapegadas
de él. Son conscientes de su naturaleza espiritual y constantemente
están en contacto con ella. Viven en medio de la ilusión pero no
se dejan engañar. Son profundas y aún así llevan vidas sencillas.
No desprecian a nadie. No piensan mal de nadie ni engañan a
otras personas. Su pensamiento es transparente como el cristal y
son eficaces en todo lo que emprenden. Su corazón está abierto
para todos. Sienten amor verdadero por todos los seres vivos. Han
realizado todo el potencial del precioso don de la forma humana.
Desarrollando Nuestra Naturaleza Espiritual 27

No se limitan a existir sino que viven plenamente con sentido,


finalidad y gozo. Han logrado un equilibrio perfecto entre sus
obligaciones mundanas y las espirituales, y se han liberado del
estrés y la desdicha del mundo. Son personas que han convertido
la espiritualidad en la primera de sus prioridades, y viviendo las
enseñanzas de los santos han fundido su conciencia en el Verbo,
que es la finalidad y el origen de todo cuanto existe.
7

El Origen de Todo Cuanto Existe

No tiene nombre pero es el origen del cielo,


de la tierra y de todo cuanto existe.
Es misterioso y natural, existía antes que nada existiera.
Inmóvil e insondable, ¡ilimitado, infinito!
Es lo que es y nunca cambia.
Llena todos los lugares y nunca se agota.
Es de donde han surgido todas las cosas.
No conozco su nombre; así que le llamo Tao.
De los cap. I y XXV del Tao Te Ching

Diferentes místicos se han referido al origen de todo cuanto existe


como el Tao, el Shabad, la Palabra o el Verbo. Los científicos lo
llaman ‘energía creadora’ o ‘energía vibratoria’. Los científicos, igual
que los místicos, nos dicen que esta energía vibratoria está en todas
partes y en cada una de las partículas del universo físico. Es esa
energía la que dio lugar a la poderosa fuerza (big-bang) que creó el
universo. Aunque con diferentes nombres, las distintas religiones se
han referido a esta misma energía consciente. Gurú Amar Das, el
tercer gran maestro espiritual de los sijs, dice:

Del Shabad emana toda la creación,


por el Shabad es disuelta
y mediante el Shabad es de nuevo creada.
Adi Granth. M.3, p.117

28
El Origen de Todo Cuanto Existe 29

La ciencia espiritual y la ciencia material están totalmente de


acuerdo en que la creación y la conservación de nuestro universo
se realizan por una fuerza o energía vibratoria omnipresente.
Cristo dice:

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios,


y el Verbo era Dios. Él estaba en el principio con Dios. Por
Él fueron hechas todas las cosas; y sin Él no se hizo nada
de cuanto existe.
Juan 1:1-3

No es coincidencia que Jesucristo llamase Verbo o Palabra


a esta energía vibratoria. Como cualquier palabra, también esta
Palabra o Verbo es una energía que tiene una frecuencia de
vibración y emite un sonido. Sin embargo, a diferencia de una
palabra común, la Palabra tiene un poder magnético intrínseco.
La Palabra o el Verbo de Dios al que se refiere Cristo no es un
conjunto de símbolos que se pueden hablar en cualquier idioma,
porque ¿cómo este tipo de palabras podrían tener el poder de
crear el universo? Tampoco es la palabra escrita de las escrituras;
ya sea de la Biblia o de cualquier otro libro sagrado. Con esta
Palabra se quiere indicar el poder infinito que hay detrás de todos
los poderes, la misma vida y amor del Ser supremo, una energía
que emana continuamente de Él. Es la fuerza de la vida misma de
la creación y está presente en todo.
Joseph Leeming, en su libro El Yoga y la Biblia, explica:
“Las enseñanzas de los santos se han referido a esta Palabra a
lo largo de todos los siglos de historia. Hace muchos milenios fue
impartida a los adeptos del rey y a los iniciados de los sacerdotes
que les iniciaban en los misterios del antiguo Egipto. Más tarde,
en la antigua Grecia, los Hierofantes o reveladores de conocimien-
to sagrado, que presidían los órficos y los misterios de Eleusis,
la impartían a los aspirantes calificados. También se menciona
30 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

en los Vedas, las escrituras sagradas de la India. En la antigua


Persia, Zaratustra enseñó el poder y la práctica del divino sonido
interior. La Palabra, llamada Logos en griego, era conocida por
los más grandes filósofos griegos de la antigüedad como Pitágoras,
Heráclito, Sócrates y Platón. El filósofo griego Sócrates hacía
referencia a escuchar un misterioso sonido interno que en éxtasis
le transportaba a mundos superiores. En la antigua China fue
conocido como Tao, y fue enseñado por el filósofo Lao-Tsé”.
Jesús enseñó a sus discípulos el significado de la Palabra o
Verbo y los inició en su práctica. Para una magistral explicación de
las enseñanzas de Jesús sobre el Verbo, el lector interesado puede
acudir a Luz Sobre San Mateo y Luz sobre San Juan, de Maharaj
Charan Singh, y The Gospel of Jesus: In Search of His Original
Teachings, de John Davidson. Como puede deducirse de sus escri-
tos, el poder del Verbo fue conocido por los primeros padres de la
iglesia cristiana, por los esenios y gnósticos, por el famoso filósofo
egipcio Plotinio y los otros místicos y filósofos neoplatónicos de
Alejandría del segundo y tercer siglo. Esta energía es también
mencionada en el Corán de los musulmanes. Algún tiempo des-
pués de la muerte de Mahoma, numerosos devotos musulmanes,
conocidos como sufíes, iniciaron a sus discípulos en el significado
y misterios del Verbo, siendo uno de ellos el místico Rumi.
De todo esto puede deducirse que la enseñanza del Verbo no
es ninguna cosa nueva. De hecho, los grandes místicos afirman que
ha existido desde el principio, y con docenas de nombres diferen-
tes ha sido impartida en todas las épocas a aquellos que estaban
preparados para recibirla. Brian Hines, en el libro God’s Whisper,
Creation’s Thunder: Echoes of Ultimate Reality in the New Phy-
sics, nos dice: “Cualquiera que desee hacer el viaje hacia la verdad
final, debe sintonizarse con la onda sonora que se manifiesta como
vibración audible: el sonido de la realidad última. Este sonido no
se escucha con los oídos físicos sino por medio de una facultad del
alma. El místico Maharaj Sawan Singh dice que ‘se oye con los
oídos del alma… Este sonido es en realidad Dios en acción…
El Origen de Todo Cuanto Existe 31

Dios se proyecta en todas las cosas y se revela de esta forma… Es


la música eterna la que resuena en el interior… Lo que escuchamos
en nuestro interior es su reverberación, y cuando la percibimos la
mente se inmoviliza’. A través de la concentración, la energía de
nuestra conciencia se eleva hasta un nivel en el que es atraída por
la fuerza magnética del Verbo. Entonces, el alma goza escuchando
lo que ha sido llamado música divina o música de las esferas”*.

El sonido interior
Hines continúa con las siguientes observaciones: “La vibración
audible del Espíritu ha sido descrita por los científicos espirituales
de muchos y diferentes países, épocas y religiones. ¿Cómo podría
ser de otra manera? La esencia del Creador será percibida por todo
el que sepa cómo entrar en contacto con ella. Los místicos, natu-
ralmente, difieren en el modo de describir la música del Espíritu,
ya que esto está condicionado por su cultura y otras circunstancias.
Richard Rolle describió su experiencia del Verbo o Espíritu Santo:

Esta paz experimentada por el Espíritu es muy agradable.


Una melodía divina y dulce desciende y lo invade a uno
de gozo. La mente es arrebatada por esta música sublime
y serena y canta el gozo del amor eterno… Este sonido
pertenece a una melodía inaccesible a la audición normal.
Nadie puede conocer o escuchar este sonido excepto el
que lo percibe, quien debe mantenerse puro y apartado del
mundo… Nadie que permanezca involucrado en los asuntos
mundanos sabrá nada acerca de ello…

”Las siguientes palabras del místico sufí, Hazrat Inayat


Khan, del siglo XX, que vivió casi 600 años más tarde al otro

* Brian Hines, God’s Whisper, Creation’s Thunder, p. 291. Las citas de Hines
que siguen pertenecen al capítulo “Principio 7: Espíritu aparece como vibración
espiritual audible”.
32 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

lado del mundo del místico inglés Rolle, nos transmiten el mismo
mensaje esencial:

El sonido abstracto es llamado saut–e–sarmad por los


sufíes; todo el espacio está lleno de él… Quien conozca el
misterio del sonido conocerá el misterio de todo el universo
(…) el sonido de lo abstracto está constantemente dentro
y alrededor de todo hombre. Normalmente no lo oímos,
porque nuestra consciencia está totalmente centrada en la
existencia material… Los que pueden escuchar el sonido de
lo abstracto y meditan en él, son aliviados de todas las preo-
cupaciones, ansiedades, penas, miedos y enfermedades; y su
alma es liberada de la esclavitud de los sentidos y del cuerpo
físico. El alma del que escucha se convierte en la consciencia
omnipresente.

A continuación, Hines expone cómo los taoístas y el filósofo


Plotinio describen la energía fundamental del universo que se
manifiesta como sonido:
“Los chinos taoístas pensaban que el Tao o el Espíritu podía
percibirse como sonido. Livia Kohn dice que ‘en la cosmogonía
mística de la filosofía taoísta, podemos imaginar al Tao como el
tono de cierta longitud de onda que abarca y está presente en todo
lo que existe. O como dicen los mismos taoístas: una cierta cualidad
de qi (energía cósmica) que subyace y alimenta toda existencia’.
”Plotinio, un místico que llegó de Egipto y que enseñaba
filosofía en Roma durante el siglo tercero, escribió que ‘la energía
corre a través del universo y no hay extremidad en la que no se
encuentre’. Peter Gorman menciona que ‘Plotinio a menudo ha-
bla del cosmos como una armonía, pero la verdadera morada de
la música de los dioses es el mundo inteligible más allá del cosmos
tridimensional. Al describir el viaje místico a ese mundo, Plotinio
urge al iniciado a que espere hasta que escuche sonidos musicales
procedentes de lo inteligible’:
El Origen de Todo Cuanto Existe 33

Si, por ejemplo, alguien estuviera esperando escuchar un


sonido deseado, tendría que retirarse de otros sonidos y
elevar su oído al tiempo en que se aproximara el parangón
de las sensaciones auditivas; igualmente, en la tierra, debe
abstenerse de escuchar sonidos perceptibles, a menos que
sean estrictamente necesarios, y preservar la facultad psíquica
de la captación pura y prepararse a escuchar los tonos que
vienen de lo alto.
Plotinio

”Se podrían exponer muchos ejemplos más de cómo la comu-


nión consciente con el Verbo de Dios o Espíritu, es el denominador
común de toda disciplina mística y de toda religión profunda.
La experiencia de la meditación contemplativa se ha repetido
muchas veces, en muchos países, en muchas culturas, y los resul-
tados referidos por investigadores serios de la verdad siempre han
sido los mismos. La energía consciente y omnipresente del Verbo,
Shabad, Tao, o Espíritu Santo –el nombre no importa– se percibe
como vibración espiritual audible”.
Místicos cristianos como Santa Teresa de Ávila y San Juan
de la Cruz describen cómo –en su meditación– tenían contacto
con esa voz o sonido sonoro, que era como el sonido hecho por ríos,
o como el canto de las aves, fuertes truenos, torrente vehemente,
sonido de muchas arpas, música silenciosa, ruido de grandes aguas
y de muchas maneras más.
Por ejemplo la mística española Santa Teresa de Ávila describe
así sus experiencias interiores:

Cuando escribo esto, los ruidos en mi cabeza son tan


fuertes que comienzo a preguntarme, ¿que és lo que está
pasando?… Mi cabeza retumba como si estuviese llena
de ríos desbordados, y como si el agua de todos esos ríos
de repente se convirtiera en cascada; y muchos pajaritos
parecen cantar, no en mis oídos, sino en la parte superior
34 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

de la cabeza, donde se dice que se encuentra la parte más


elevada del alma.
El castillo interior, 4,1

El místico español San Juan de la Cruz escribe:

Esta voz o sonido sonoro de estos ríos… llena todo tan


abundantemente que colma al alma de cosas buenas y un
poder tan fuerte se posesiona del alma que le parece a ella
no tan solo como el sonido de ríos sino como truenos muy
fuertes.
Pero esta voz es una voz espiritual y no va acompañada
de sonidos físicos ni del dolor, ni de los problemas de estos,
sino que va acompañada de grandeza, fuerza, poder, delicia
y gloria. Y es como un inmenso sonido o voz interna que
viste al alma de fuerza y poder.
Esta misma voz y sonido espiritual fue escuchado interior-
mente por los apóstoles cuando el Espíritu Santo descendió
sobre ellos como un torrente vehemente. Debe de compren-
derse que Dios es una voz infinita y que al comunicarse con
el alma, produce el efecto de una inmensa voz…
El cántico espiritual. Comentarios 9-10 a las estrofas 14-15

La luz interior
Hines continúa: “En efecto, como la luz divina, la luz de Dios no
está separada de su sonido. Maharaj Sawan Singh, dice que ‘el
Verbo emite tanto luz como sonido. En este extremo, en el plano
físico, la luz y el sonido se pierden en la materia burda. En los
planos más finos, el sonido es audible y la luz visible. En el extremo
superior, el sonido es la música más melodiosa jamás escuchada por
oídos humanos; y la luz es como millones de soles y lunas en un solo
rayo’. Aunque la energía del Espíritu consta de luz y sonido, con
frecuencia los místicos perfectos enfatizan la manifestación audible
El Origen de Todo Cuanto Existe 35

como Dios en acción. En el Génesis (1:3) leemos: ‘Y Dios dijo:


Haya luz, y hubo luz’. Esto implica que el sonido, o sea la voz de
Dios, precedió a su luz. Asimismo, el sonido suele ser el primer
atributo del Espíritu percibido por el principiante de la meditación
contemplativa.
”Tanto el sonido como la luz acompañan al científico espiri-
tual en su viaje por las esferas superiores de la conciencia hacia la
realidad de Dios. Según los místicos perfectos, el sonido proviene
de la luz, y la luz proviene del sonido. El electromagnetismo actúa
de forma similar. Como los científicos Hazen y Trefil dicen, ‘la
electricidad y el magnetismo son dos aspectos inseparables de un
mismo fenómeno. No puede darse uno sin el otro’. Igualmente, el
Espíritu se manifiesta en dos formas para guiar el alma de regreso.
Maharaj Charan Singh escribe, ‘El Verbo combina luz y sonido.
El sonido está indicado para determinar la dirección de la que
proviene y la luz nos capacita para viajar hacia ella’.
”... Maharaj Seth Shiv Dayal Singh explica que hay cinco
sonidos espirituales, correspondientes a las cinco regiones que hay
en la creación: ‘Cada creación tiene su propio sonido distintivo y
su propio secreto característico… Es a través del sonido de cada
región como el alma puede elevarse gradualmente de una región a
otra, hasta llegar a la etapa suprema”.
Entonces, la pregunta es, pues ¿por qué no podemos oír o ver el
Verbo o Espíritu? Hines dice en un pasaje anterior: “El físico Nick
Herbert señala que ‘existe un estrecho paralelismo entre los sentidos
de la visión y la audición, porque ambos detectan frecuencias de cierta
vibración’. Él dice que la visión física es ‘una apreciación subjetiva
de las vibraciones electromagnéticas que poseen longitudes de onda
entre 400 y 700 nanómetros [millonésimas de un metro], también
conocida como ‘luz’ ... el oído es sensible a las frecuencias de sonido
entre 20 ciclos y 20.000 ciclos por segundo’. El cuerpo humano es
incapaz de percibir las vibraciones que estén más allá de estos rangos.
”El Espíritu es una vibración inmaterial de Dios en acción, y
por lo tanto no se puede ver con los ojos físicos ni escuchar con los
36 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

oídos, no importa lo sensibles que sean esos órganos. De hecho, la


percepción de los fenómenos materiales arrastra nuestra conciencia
hacia afuera y hacia abajo, alejándola del punto donde puede con-
tactar con el Espíritu. No somos conscientes de este poder del alma
porque la atención en lugar de estar concentrada, está dispersa. Del
mismo modo que el combustible dentro de un tanque de gasolina
sería equivalente a la super-fuerza si se pudiera concentrar en un solo
protón, así es posible para nuestra conciencia unificarse en el Espíritu
si puede retirarse a un solo punto. Como dijo Jesús, ‘Así que, si tu
ojo es único, todo tu cuerpo estará lleno de luz’ (6:22). Y sonido.
”Maharaj Sawan Singh escribe que ‘el Verbo resuena cons-
tantemente dentro de cada átomo. No lo oímos porque no estamos
en contacto con él dentro de nosotros’. ¿Qué nos impide contactar
con esta energía? La falta de concentración. La felicidad perfecta,
la ciencia y el amor se encuentran dentro de nosotros, no fuera. Sin
embargo, virtualmente toda nuestra atención está desparramada en
el exterior, en las sensaciones, imágenes, emociones y pensamientos
materiales. Los reinos interiores nos resultan desconocidos. Si bien
nos las arreglamos para cerrar los ojos y olvidar por un momento el
mundo exterior, la conciencia de nuestro cuerpo físico permanece.
Esto también nos mantiene dentro de la realidad limitada.
”Maharaj Charan Singh escribe: ‘El espíritu está incluso ahora
en nuestro cuerpo. El alma es únicamente un rayo de ese Espíritu, y
está extendida por todo el cuerpo (…) tenemos que retirar de nuevo
esa conciencia al centro del ojo espiritual para que sea atraída por
el Espíritu e impulse al alma hacia arriba. El Espíritu está en todas
partes, pero hemos de retirar nuestra conciencia a ese lugar donde
puede atraer al alma como un imán’.
”... La meditación contemplativa eleva al alma a un plano de
conciencia donde se une con la energía consciente del Espíritu.
Esto se parece mucho al lanzamiento de un vehículo espacial.
Imaginemos que el alma es la nave de mando que ha de ser ele-
vada hasta el espacio, y la mente el potente cohete en cuya cabeza
descansa la nave de mando. Nuestro cuerpo es la plataforma de
El Origen de Todo Cuanto Existe 37

lanzamiento y la estructura que soporta los diversos componentes


del vehículo espacial. La misión es situar a la nave de mando (que
en este caso es el alma) en una ‘órbita’ elevada.
”Para que el vehículo pueda elevarse tienen que dejarse atrás la
plataforma de lanzamiento y la estructura que soporta al vehículo
espacial. Nosotros también debemos desapegarnos de la ma-
terialidad (incluido nuestro cuerpo), antes de que se produzca
el transporte místico a los planos superiores de consciencia. La
energía necesaria para ese transporte procede inicialmente de la
mente, la cual hace de motor para vencer la atracción que ejercen
sobre nosotros los sentidos físicos y los pensamientos mundanos.
”... En la meditación contemplativa los científicos espirituales
repiten determinadas palabras asociadas con los planos inmate-
riales de existencia. Esto gradualmente impulsa a la mente fuera
del plano más inferior de la creación, de la misma manera que, en
nuestro ejemplo, el cohete espacial hace que la nave se eleve sobre
la plataforma de lanzamiento: apenas moviéndose al principio y
subiendo luego cada vez más rápidamente hasta desaparecer entre
las nubes. La nave de mando (el alma) controla al cohete (la
mente), sin embargo, la nave no puede elevarse sin el cohete…
”No obstante, una vez alcanzada cierta altura, las diferentes
partes del cohete se desprenden y la nave de mando, liberada del
peso del cohete, queda libre para viajar con su propia energía.
De igual modo, a cierto nivel, el alma abandona a la mente y el
Shabad se convierte en la fuerza motriz para el transporte místico.
Esta fuerza (el Shabad) es audible como sonido y visible como
luz. Es la fuerza divina que activa cada una de las partículas de la
creación. Maharaj Charan Singh dice: ‘… este sonido no solo nos
dirige sino que verdaderamente nos lleva hasta el Padre. Primero
lo seguimos, luego, al realizar progresos internos, nos fundimos en
él y ascendemos hasta nuestra casa por medio del sonido o Verbo.
Como un imán, nos está atrayendo e impulsando constantemente
hacia nuestro verdadero hogar”.
8

Los Cinco Pilares de la Espiritualidad

Los santos tienen una opinión muy positiva y optimista sobre


nosotros. Aun cuando conocen nuestras limitaciones, dificultades
y situación, lo que realmente les importa es lo que podemos llegar
a ser. Los santos saben que cada uno de nosotros puede llegar a
convertirse en un ser perfecto lleno de luz y felicidad. También
saben que la mayoría de nosotros somos inconscientes de este
hecho, porque nuestras mentes están empañadas por los apegos
mundanos y dispersas en actividades equivocadas, hasta el punto
de que hemos perdido de vista dónde podemos encontrar la ver-
dadera paz y felicidad.
Una vez que nos percatemos de nuestro gran potencial, nos
dedicaremos a despertar aquello que duerme en nuestro interior.
Nos aseguraremos de realizar acciones positivas que fomenten
nuestro crecimiento espiritual, y evitaremos las acciones negativas
y destructivas que al final producen resultados indeseables.
Para ayudarnos a superar los muchos obstáculos que se inter-
ponen entre nosotros y nuestra meta, los santos nos aconsejan que
centremos nuestros esfuerzos en estos cinco puntos principales:

1. Seguir las instrucciones de un maestro verdadero vivo.


2. Abstenernos de comer carne, pescado y huevos.
3. Llevar una vida moral.
4. No tomar bebidas alcohólicas ni drogas.
5. Meditar dos horas y media cada día.

38
Los Cinco Pilares de la Espiritualidad 39

Estos son los cinco pilares que sostendrán y desarrollarán


la naturaleza espiritual de una persona. Son recursos prácticos
que nos protegen en el sendero espiritual. Hacen de controles
esenciales, pues sin ellos resultaría difícil verificar si vamos por el
camino correcto. Como las vías de ferrocarril o las líneas pintadas
en las carreteras, estas guías también nos ayudan a mantenernos
en el camino. Dan orientación a nuestra vida y cuando salimos
de estos límites, podemos estar seguros de que nos alejamos de
nuestra meta. Estos cinco principios proporcionan una excelente
guía práctica para salvaguardar, fortalecer e incrementar nuestro
crecimiento espiritual.
9

La Necesidad de un Maestro Espiritual Vivo

Desde que han existido seres humanos en esta tierra, también ha


habido maestros espirituales, santos o místicos para enseñarnos el
verdadero propósito de la vida. Como se explicó anteriormente, los
términos santo, místico y maestro espiritual, tal como se utilizan
en este libro, se aplican a una persona que ha dominado su mente,
ha elevado su conciencia hasta las regiones espirituales más altas,
ha visto cara a cara la realidad de Dios y se ha fundido en esa
realidad.
El primer y fundamental principio de las enseñanzas de los
santos es que para poder llegar a la realización de Dios necesita-
mos la guía de un maestro vivo. Para algo tan sencillo como apren-
der a conducir, necesitamos un profesor. Si queremos aprender a
pilotar un avión, no podemos lograrlo con solo leer manuales y
libros. Si mientras estamos aprendiendo a pilotar no nos acompa-
ña un profesor, tendremos un accidente. Por consiguiente, ¡cuánto
más necesario será un maestro vivo para aprender a cruzar la den-
sa realidad de la vida diaria de forma segura, para enfrentarnos
a la complejidad del mundo sin perder nuestro equilibrio, para
aprender a entrar en los planos de existencia más sutiles y para
viajar por esas regiones internas que el alma debe atravesar cuando
abandona el plano físico!
La espiritualidad es un asunto muy grande y complejo. Para
viajar por las regiones internas es necesaria la compañía de un
guía que conozca esas regiones y que él mismo haya viajado por

40
La Necesidad de un Maestro Espiritual Vivo 41

ellas. Mientras no entremos en contacto con una persona que esté


plenamente familiarizada con todos los detalles de las regiones
interiores, de modo que podamos sacar provecho de sus experien-
cias, nos resultará muy difícil movernos en esa dirección.
Ninguna persona de este mundo, por muy inteligente, amable
o religiosa que sea, puede ayudarnos en esas regiones internas, a
menos que haya viajado por ellas. Igual que necesitamos un guía
que nos dirija cuando viajamos por un territorio desconocido y
peligroso del mundo exterior, también necesitamos un guía para
viajar por los planos interiores. A menos que alguien haya llegado
a esos planos sutiles y los haya cruzado, ¿cómo podemos esperar
que salga a nuestro encuentro después de la muerte? De igual
modo, a menos que una persona haya logrado ella misma la reali-
zación de Dios, ¿cómo va a poder llevarnos de regreso al Señor?
En realidad, necesitamos maestros desde el momento en que
nacemos. Ya sea en casa, en la escuela o en la vida, aprendemos
mejor de otros. En el mundo apenas hay alguna profesión o habi-
lidad que pueda ser dominada sin la ayuda de un maestro. Enton-
ces, ¿cómo podemos pensar en aprender esa dificilísima materia de
la ciencia espiritual sin un maestro? Sus requerimientos son mucho
más exigentes y la necesidad de un maestro más urgente que en
cualquier otra materia que podamos imaginar. Nuestro maestro
no solo debe guiarnos a lo largo de nuestra vida, sino que también
tiene que acompañarnos y guiarnos después de la muerte.
Una vez que hemos aceptado que siempre aprenderemos
mejor de otro ser humano y que la espiritualidad no es materia de
fe ciega sino que es una ciencia como cualquier otra, comenzamos
a valorar y aceptar la necesidad de un maestro espiritual. Los
grandes místicos o santos vienen a la tierra precisamente para
ese trabajo. Vienen, no para hacer de este mundo físico un lugar
mejor, sino para revelarnos el método de la realización espiritual
y liberarnos así de la interminable esclavitud del nacimiento y la
muerte. El siguiente ejemplo puede ilustrar este punto:
42 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Imaginemos por un momento que en una prisión hay muchas


personas encarceladas. Una persona caritativa pasa por allí, y
viendo que los presos no disponen de agua fresca durante el ve-
rano, hace que se les envíe hielo diariamente. Llega otra persona
caritativa, y viendo que a los presos se les sirve una alimentación
repugnante, da órdenes para que se les distribuyan regularmente
platos deliciosos. Una tercera persona caritativa, compadecida
también de los encarcelados, los provee de cálidas mantas durante
la estación fría. Estas tres buenas personas han conseguido, indu-
dablemente, aliviar hasta cierto punto las penalidades de la vida
en la cárcel, pero los presos siguen encarcelados. Todavía perma-
necen en la prisión. Altos muros los separan del mundo exterior, y
el anhelo de libertad es todavía un sueño sin realizar.
Entonces aparece en escena otra persona. Tiene las llaves de
las puertas de la cárcel, abre esas puertas y libera a los presos, y
estos una vez libres pueden regresar a sus casas. No hay ninguna
duda de que la acción de la última persona satisface la necesidad
verdadera de los presos de una manera que no consiguieron las
acciones caritativas de las tres personas anteriores.
De igual modo, los místicos describen frecuentemente este
mundo como una gran cárcel. Esta cárcel solo tiene una salida, y su
secreto solo lo conocen los santos. El santo es el único que tiene la
llave y puede abrir la puerta. Solamente un santo puede guiarnos a
lo largo del sendero secreto de liberación que es el sendero espiritual
interior, apartando todos los obstáculos que nos impiden la libertad,
cosa que no se puede lograr con ningún otro procedimiento.
Los santos del pasado fueron indudablemente verdaderos
maestros espirituales, sin embargo, no podemos beneficiarnos de
ellos. En la actualidad, necesitamos un maestro vivo. Igual que un
enfermo tiene que consultar a un médico vivo y no puede recibir
tratamiento de un médico del pasado (por muy famoso que hubiera
sido), del mismo modo, nosotros también necesitamos un maestro
espiritual vivo. Solo un maestro espiritual vivo puede ayudarnos
La Necesidad de un Maestro Espiritual Vivo 43

a descifrar la complejidad de la vida en la que nos encontramos


permanentemente atrapados.
Un maestro vivo es imprescindible para que se nos pueda
revelar la realidad interior. Si para alcanzar la realización de Dios
pudiéramos prescindir de un maestro vivo, entonces no hubiese
sido necesario que los santos del pasado vinieran a este mundo en
forma humana. Si los santos del pasado hubieran podido ayudar-
nos sin estar presentes entre nosotros, entonces, ¿qué necesidad
había de que vinieran a la tierra? Si Dios, sin la mediación de
una vida humana que encarne sus cualidades, pudiera hoy llamar
a las almas de regreso a su elevado estado espiritual, entonces,
¿qué necesidad habría de que siempre hubiera maestros presentes
en el mundo? En definitiva, si existe la necesidad de que haya
maestros espirituales en la forma humana en ciertos momentos de
la historia, entonces, ciertamente sigue existiendo esa necesidad en
la actualidad. El hecho es que un maestro vivo es absolutamente
necesario para el camino espiritual. Cristo también en su propio
tiempo, dijo: “Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo”
(Juan 9:5). Los santos y místicos de todos los tiempos y países han
subrayado la necesidad de un guía vivo en el viaje interior.

El camino del maestro espiritual


Nuestra idea de los reinos superiores o de la realidad solo es un
concepto mental. En tanto no los hayamos explorado por nosotros
mismos, solo será una proyección de nuestra mente, un producto
de nuestra imaginación. Sin embargo, un verdadero maestro
espiritual no se rige por conceptos mentales, proyecciones de la
mente o por lo que haya leído en los libros. Un verdadero maestro
espiritual habla de su propia experiencia. Como los místicos se
han fundido en el estado supremo de felicidad y unión con Dios,
explican lo que ellos han experimentado.
Los verdaderos místicos nunca sostienen que debamos cambiar
de religión. Vienen a unir, no a dividir. El sol tiene muchos rayos,
44 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

y cuando los miramos pueden parecer diferentes unos de otros, pero


si miramos su origen observamos que todos ellos en esencia son una
sola y la misma cosa. Podemos referirnos a Dios como Jesucristo,
Alá, Krishna, energía cósmica o con cualquier otro nombre, pero
lo que todos queremos en realidad es ponernos en contacto con esa
misma verdad. La verdadera espiritualidad no tiene nada que ver
con los ritos y ceremonias externas de nuestras religiones; tiene que
ver con el amor que debe existir en todos nosotros, independiente-
mente de cómo lo expresemos. Dentro de nosotros no hay fronteras.
Necesitamos redescubrir nuestra propia herencia divina (ese tesoro
escondido en nuestro interior), y la manera de realizar esto es
precisamente lo que vienen a enseñar los verdaderos maestros espi-
rituales. Ellos mismos se han vuelto a fundir en el origen de todas
las cosas, el origen de todo cuanto existe. Para hacerlo, abandonan
su cuerpo a voluntad, viajan a las regiones espirituales más elevadas
y regresan a voluntad para seguir instruyendo a sus discípulos, a fin
de que también ellos aprendan a realizar lo mismo.
Los maestros espirituales verdaderos no vienen a cambiar el
mundo. En sus enseñanzas dejan bien claro que este mundo no
está destinado a convertirse en un paraíso. Si esa hubiese sido la
intención, los grandes santos y místicos del pasado ya lo habría
convertido en un paraíso.
Los santos nos enseñan a recoger nuestra conciencia y fundirla
en la dulce melodía del espíritu de Dios. Una vez en contacto con
la música interior, la mente viaja con ella hasta su misma fuente,
hasta que llega a su morada original. El alma, que permanecía
sedienta y paralizada en el desierto de la mente, bebe del agua de
la vida, y triunfante y gozosa regresa de nuevo a su origen.

Características de un verdadero maestro espiritual


Las enseñanzas de los santos son gratuitas, como todos los otros
bienes de la naturaleza, como el aire, el agua o la luz del sol. Por
consiguiente, el verdadero maestro espiritual nunca cobra nada ni
La Necesidad de un Maestro Espiritual Vivo 45

acepta donativos por sus enseñanzas. Las imparte siempre gratuita-


mente. El maestro nunca es un mendigo ni una carga para nadie, y
siempre se mantiene a sí mismo y mantiene a su familia ganándose
el pan de cada día. En nuestro tiempo es muy difícil encontrar
un verdadero maestro espiritual que únicamente esté interesado
en ayudar a las personas y no en su dinero. El verdadero maestro
espiritual no se opone a los que no comparten sus convicciones, ni
se queja del comportamiento de los demás. No critica, ni difama,
ni tampoco hace milagros, como los magos, para complacer a la
gente que le escucha. Es humilde y discreto, y mantiene ocultos
sus poderes. Su principal objetivo es enseñar a sus discípulos cómo
meditar en el Verbo o Shabad para conseguir la realización de
Dios, y también cómo vivir su vida diaria a fin de fortalecer este
trabajo espiritual.

Ventajas de tener un maestro espiritual vivo


Solamente un santo lo sabe todo sobre la muerte. A la hora de
la muerte, cuando la familia, las posesiones y el cuerpo nos aban-
donan, es el verdadero maestro espiritual el único que permanece
con nosotros. Él, el maestro perfecto está con nosotros cuando
atravesamos la puerta de la muerte. Y después de la muerte, él es
quien nos guía en las regiones espirituales.
Cuanto más progresamos en nuestro estudio del misticismo,
resulta mucho más obvio que no podemos avanzar sin un maes-
tro vivo. Nuestro maestro es el amigo, el guía y ejemplo vivo de
nuestro ideal, y se convierte en el fundamento y soporte de nuestro
crecimiento espiritual.
Las ventajas que obtenemos cuando recibimos la dirección y
consejo de un maestro vivo son infinitas. Un verdadero maestro
nos capacita para ser mejores personas, más amables, más eficien-
tes, más amorosas, y para cumplir mejor con nuestras obligaciones
diarias. Nos ayuda también a elevar nuestra conciencia sobre
las esferas de la mente y la materia. Siguiendo sus instrucciones
46 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

contactamos interiormente con la energía de Dios. Es la magia de


esta energía la que nos libera de todas nuestras limitaciones.
Igual que un joyero sabe cómo escoger un diamante en bruto
y quitarle lo que le sobra, convirtiéndolo en una piedra preciosa,
el maestro espiritual también ayuda al discípulo a deshacerse de
las capas que cubren su verdadera naturaleza espiritual, descu-
briéndole su valiosa esencia verdadera y ayudándole a que surja
plenamente a la superficie de su ser.
10

¿Por qué ser Vegetarianos?

Cada año miles de hectáreas de selvas tropicales se destruyen


con el fin de prepararlas para la cría de ganado. Árboles altos,
fuertes y frondosos son talados para sembrar pastizales que sirvan
de alimento a la ganadería. Esto se hace a tan gran escala que ya
está afectando al clima del planeta. Además, en zonas donde el
agua escasea, la industria ganadera consume diariamente miles de
metros cúbicos de agua para atender las necesidades del ganado.
De igual modo, para hacer frente a la demanda del mercado, la
industria pesquera está afectando dramáticamente al ecosistema de
los océanos. Cada año miles de delfines mueren en las redes usa-
das para capturar atunes, y una cantidad desconocida de especies
acuáticas ya se han extinguido, mientras que otras se encuentran
al borde de la extinción. Ecológica y socialmente el precio que
pagamos es muy elevado. Es moralmente reprochable, innecesario
desde el punto de vista de la salud y muy caro alimentarnos de
ganado, peces, aves o huevos. Podríamos satisfacer de manera más
sencilla y económica nuestras necesidades de proteínas con alimen-
tos de origen vegetal, sin tener que colocar una carga tan pesada
sobre los animales, los bosques, nosotros mismos y el planeta.
Las toxinas y los organismos infecciosos de la carne de un
animal transmiten enfermedades a los seres humanos. La concen-
tración de ácido úrico en los alimentos animales deposita sobre
el cuerpo humano una carga muy difícil de eliminar que es la
causa de muchos de los problemas relacionados con la salud. Si

47
48 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

examinamos detenidamente nuestros cuerpos, comprobaremos que


genéticamente no hemos sido diseñados para comer carne. Nues-
tros dientes y uñas no son como los de los animales carnívoros, y
nuestro intestino es largo, al contrario del intestino de los animales
carnívoros, lo que hace peligrosamente lenta nuestra capacidad de
eliminar toxinas animales.
Pensemos en el destino de millones de vacas, cabras, cerdos,
peces, ovejas y pollos que son sacrificados cada año para que no-
sotros nos los comamos. Los matamos sin pararnos a pensar lo que
estamos haciendo o, en el mejor de los casos, pagamos a otros para
que lo hagan por nosotros. ¡Qué despreocupados e insensibles
somos ante sus sufrimientos! Y pensar que todo este sufrimiento
y todos los problemas económicos, ecológicos y sociales que oca-
sionamos son para satisfacer a nuestros paladares solo por unos
breves momentos... Lo que tampoco consideramos es que al basar
nuestra felicidad en el sufrimiento de otros seres, atraemos sobre
nosotros mismos consecuencias negativas y perjudiciales.
Se puede ser vegetariano por razones sociales, humanas,
económicas, éticas, ecológicas o de salud, pero la razón por la que
los santos nos aconsejan que nos abstengamos completamente de
comer carne de cualquier clase, es una razón espiritual. “Como
siembres, así cosecharás” (Gálatas 6:1). La carga que sobrelleva-
mos como consecuencia de las acciones que realizamos en el pasa-
do ya es demasiado pesada y nos empuja fuertemente hacia abajo,
así que debemos dejar de añadir más peso sobre nosotros mismos.
Si sembramos sufrimiento, algún día tendremos que recoger su-
frimiento. Si matamos para obtener alimento, o pagamos a otros
para que maten por nosotros, somos responsables del sufrimiento
que ocasionamos y estamos atrayendo hacia nosotros un sufrimien-
to equivalente al que causamos, y tendremos que experimentarlo
aunque ello signifique que tengamos que regresar a la creación en
otra vida. Algún día, tendremos que afrontar inevitablemente las
consecuencias de nuestras acciones. Esta ley de compensación o
¿Por qué ser Vegetarianos? 49

del karma, igual que la ley física de acción y reacción de Newton,


es precisa, inevitable e inmutable.
Es muy difícil abandonar este plano de conciencia si directa
o indirectamente somos responsables de la muerte de animales.
La deuda es demasiado grande y tendrá que ser pagada. Por esta
razón, los verdaderos maestros espirituales nos aconsejan que de-
jemos de alimentarnos de la sangre y el sufrimiento de otros seres
para no seguir añadiendo peso a nuestra ya pesada carga.
Una aguja es atraída de manera natural por un imán, pero
si colocamos un peso grande sobre la aguja, esta no puede ser
arrastrada hacia el imán. De igual modo, nos resultará imposible
alcanzar la suficiente ligereza de corazón para realizar progreso
espiritual, si persistimos en colocar sobre nosotros mismos pesadas
cargas que sirvan para mantenernos atados a este plano inferior
de la creación.
11

Vida Moral Sana

Nuestra manera de vivir ejerce un impacto directo sobre el desa-


rrollo de nuestra naturaleza espiritual. Todos los maestros espiri-
tuales nos dicen que una buena conducta moral es el fundamento
de la vida espiritual.
Las enseñanzas de los santos, en lo que respecta a la mora-
lidad, se basan en su conocimiento sobre las acciones que son
benéficas y perjudiciales para nuestro desarrollo espiritual. No
proponen la moralidad por la moralidad en sí misma. Su preocu-
pación es de naturaleza práctica, y va dirigida a ayudarnos a
comprender la ley de acción y reacción que gobierna el mundo.
Quieren que no caigamos en trampas o ilusiones. Saben que en
nuestra obsesión por los placeres buscamos la felicidad en lugares
donde, a fin de cuentas, tan solo encontramos frustración, tristeza
y apego. Los consejos que los santos nos dan sobre la moralidad
son para prevenir que caigamos en el peligroso ciclo de acciones y
reacciones que nos mantiene atados a esta creación.
Sexualidad y espiritualidad
Los santos nos aconsejan regular la sexualidad porque esta lleva
la atención hacia abajo en el cuerpo y hacia afuera en el mundo.
Nuestro objetivo es dirigir nuestra atención hacia arriba, elevando
nuestro nivel de conciencia para crecer espiritualmente. Todo lo
que atrae nuestra atención hacia los placeres sensuales del cuerpo
nos impulsa hacia el mundo, y de ese modo quedamos atados más
estrechamente a la creación física.

50
Vida Moral Sana 51

En su libro La Liberación del Alma, Stanley White dice:


“Muchos maestros espirituales están casados y nos muestran con
su ejemplo que se puede llevar la vida de casado y seguir con éxito
el sendero místico. Si llevamos una vida sensata y controlada,
comprobaremos que la meditación nos irá desapegando lentamen-
te de las necesidades físicas. Entonces no echaremos de menos la
‘falta’ de sexo, pues la mente habrá encontrado (en el interior)
un placer superior y con gusto abandonará los placeres asociados
con la sexualidad. Los místicos son muy prácticos; saben que no
podemos renunciar a los placeres sensuales en el momento de lle-
gar al sendero. Nos enseñan que esto necesita una retirada lenta y
gradual. En consecuencia, nos aconsejan satisfacer prudentemente
las necesidades corporales hasta que lleguemos al estado en que la
necesidad sea superada por medio del apego interior al Espíritu.
”Nuestro interés por el sexo y la necesidad de él, va dismi-
nuyendo a medida que progresamos espiritualmente. La vida de
celibato resultaría impracticable para todos, excepto para unos
pocos que, de hecho, han trascendido esta necesidad. Además,
un celibato ‘forzado’ no serviría de nada, ya que la mente estaría
rebelándose constantemente debido a la represión. Por lo tanto,
es obvio que la prescripción dada por los santos, (a saber: llevar
una vida moral sana dentro de los límites del matrimonio, con la
mirada puesta en un lento y gradual desapego a través del apego
a la melodía interna), es el único método práctico para conseguir
trascender las necesidades corporales”.
Es la mente la que nos impide contactar con el Espíritu. La
mayoría de la gente que desea desarrollar su espiritualidad, intenta
controlar a la mente de una u otra manera. Algunas personas prac-
tican diferentes formas de penitencia o llevan vidas de gran auste-
ridad. Actuando así esperan desapegar a la fuerza a la mente de
los placeres del mundo. Pero si no le damos a la mente una fuente
alternativa de placer, si no la apegamos a una fuente de felicidad
superior, entonces la mente se rebelará. El monje que vuelve al
52 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

mundo después de conseguir un firme dominio sobre sí mismo,


puede verse derrotado cuando se enfrenta de nuevo a las tentacio-
nes del mundo; puede incluso perder el autocontrol normal que
posee el hombre corriente. Cuando la mente es reprimida y forza-
da a someterse, en el momento en que se ve libre de la represión,
vuelve con redoblado vigor a los placeres del cuerpo.
El desapego de los placeres sensuales no puede conseguirse con
la represión. Ni tampoco, como mucha gente piensa, podemos ele-
varnos sobre los placeres sensuales entregándonos a ellos; esto es lo
mismo que intentar apagar un fuego echándole gasolina. Lo único
que se conseguirá es que la mente se vuelva más activa. La mente
nunca se saciará entregándose a los placeres. Al contrario, cuanto
más se entregue a los placeres, más insaciables serán sus deseos.
Los santos nos sugieren un procedimiento distinto. Nos aconsejan
que apeguemos la mente a algo superior, a algo que le proporcione
mucho más placer que los placeres sensuales; y este placer superior
es nuestro contacto con la melodía divina o Verbo. El Verbo es la
fuente primordial de placer puro y eterno. La divina elevación pro-
ducida por el contacto con esta incesante melodía le mantiene a uno
tan fascinado interiormente, que nunca se cansa. En comparación
al placer que se obtiene contactando con la melodía interna, los
placeres del mundo resultan insípidos y pierden su atractivo. Solo
apegándose a este placer superior puede uno desapegarse realmen-
te de los placeres sensuales.
El desapego nunca puede lograrse en el vacío. Solamente el
apego a algo superior como la música interna, puede originar un
verdadero desapego del mundo.

Más posesiones, más poseídos


Los santos nos aconsejan que seamos honrados en nuestros tratos
con los demás y que hagamos de nuestro código moral una parte
inseparable de nuestra vida. Atribuyen mucha importancia a que
cada uno se gane su propio sustento, pues si vivimos de los bienes
Vida Moral Sana 53

de otros crearemos un nuevo obstáculo en nuestro crecimiento es-


piritual. Si somos una carga para los demás contraeremos deudas
que hasta que puedan pagarse alargarán el tiempo que debemos
pasar en este plano de conciencia.
Los maestros espirituales están entre nosotros como ejemplos
de cómo vivir honradamente. Se mantienen a sí mismos y nunca
aceptan dinero de sus discípulos para su uso personal. Su trato es
sincero y claro con todos. En todo momento demuestran que la
felicidad no se encuentra en el dinero o en los bienes materiales,
sino en estar satisfechos con lo que se tiene.
En esta época materialista, hemos alimentado la idea de que
para ser felices necesitamos más de todo. No nos percatamos de que
cuando el bienestar y la seguridad material se convierten en lo más
importante para nosotros, nuestra vida espiritual empieza a morir.
Apegándonos al dinero, a los bienes materiales y al resto de cosas
del mundo, fortalecemos nuestros egos, se debilita nuestro equili-
brio interior y, en este proceso, nos enajenamos convirtiéndonos en
extraños para nosotros mismos. Es así como perdemos la paz de
nuestra mente y poseídos por nuestras posesiones, nos agobiamos,
nos preocupamos y perdemos nuestro equilibrio.
Intentando ignorar la dura realidad de nuestra muerte, nuestra
mente se engaña a sí misma manteniéndose ocupada, procurando
acumular más riqueza, más poder, y más de todo lo que le gusta.
En este escenario nos podemos convertir con demasiada facilidad
en adictos al trabajo, con escaso tiempo para recordar nuestra
meta. En realidad hacemos como el avestruz, que esconde su cabe-
za en la arena pensando que así nadie podrá verle. Nuestro fin ha
de llegar algún día, independientemente de donde nos ocultemos
y de lo que hagamos.
En nuestros intentos por encontrar la felicidad en el mundo
hemos aumentado la complejidad de nuestras vidas hasta un punto
sin retorno. Hemos permitido que los medios de comunicación nos
laven el cerebro, nos creen necesidades artificiales. En ese proceso
54 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

nos hemos moldeado a nosotros mismos de acuerdo con los cielos


prometidos en los anuncios comerciales de la televisión, y nos
hemos arrojado de cabeza a sus atractivas trampas.
Los medios de comunicación, a través de la comercialización
masiva, han reemplazado nuestros valores espirituales con ideas
materialistas. El consumismo dicta el estilo de vida. Ir de compras
se ha convertido en un sustituto de la experiencia religiosa y los cen-
tros comerciales se han convertido en nuevos lugares de adoración.
Pensamos que necesitamos estar a la altura de nuestros vecinos,
siempre compitiendo por tener más que los demás. Diez tarjetas
de crédito no son suficientes. Incluso si tenemos una casa para el
invierno, otra para el verano, un apartamento en el océano y una
cabaña en el bosque, todavía estamos insatisfechos.
¿Cuántas camisas podemos usar en un día? ¿Cuántos vestidos
podemos lucir en una velada? ¿En cuántas habitaciones podemos
dormir en una noche? Y aun cuando lográsemos adquirir las cosas
materiales que representan el estatus supremo, como un palacio,
un Rolls Royce o una avioneta personal, ¿qué haríamos si des-
cubriésemos que después de haber logrado todo eso, aun así, no
somos felices? ¿Seríamos como el perro que persigue locamente a
un coche hasta que al darle alcance, se da cuenta de que no sabe
qué hacer?
La codicia es destructiva. La avaricia ciega a la persona. La
vuelve tan obsesionada por conseguir ganancias materiales, que está
dispuesta a vender su alma por un plato de lentejas. En sus miopes
demandas de satisfacción la gente, en su lucha por sobresalir y
conseguir lo que desea, se vuelve despiadada. Basta con ver cómo
hemos saqueado los recursos de la tierra para satisfacer nuestra
avaricia. Cuando nos conviene, transigimos con los principios que
decimos que son muy importantes para nosotros, y hallamos justifi-
cación para las mismas acciones que en los demás condenamos.
La codicia y la implacable búsqueda de la auto-complacencia
endurecen el corazón, dispersan la mente y malgastan nuestra
Vida Moral Sana 55

energía, haciendo que nuestro desarrollo espiritual resulte muy


difícil de conseguir.
No es más rica la persona que más tiene, sino la que está
contenta con lo que tiene. Hemos elevado nuestro nivel de vida,
pero lamentablemente no hemos hecho lo mismo con nuestro nivel
de contentarnos con lo que tenemos. La palabra contento casi ha
desaparecido del vocabulario de hoy en día, a pesar de que tene-
mos mucho más de lo que verdaderamente necesitamos.
Si nos tomamos la molestia de reflexionar sobre ello, comproba-
remos que no necesitamos tanto para vivir. Que nuestras necesidades
no son tantas. La vida es muy sencilla, pero nosotros la complicamos:
“cuantas más posesiones, más poseídos y cuantas menos posesiones,
menos poseídos”.
En Tesoro Infinito, Maharaj Charan Singh nos dice: “Pregún-
tale a cualquiera y verás que no tiene mucho tiempo. El obrero
no tiene tiempo; el técnico no tiene tiempo; el industrial no tiene
tiempo. ¿Quién tiene tiempo para relajarse? ¿Quién dispone de
algunos momentos de ocio? Nadie.
”¿Qué hemos obtenido de todo este progreso, de todos estos
avances? No podemos encontrar una hora para nosotros, ni siquie-
ra tenemos media hora para descansar. Todo el mundo sufre de
tensión mental, todas las caras reflejan tensión, nadie parece estar
relajado. Cuatro personas no pueden sentarse juntas para aliviar
su tensión riendo despreocupadamente.
”El resultado son los crecientes casos de enfermedades del
corazón, de diabetes, de tensión arterial alta. Toda nuestra vida
se ha vuelto artificial. Hemos olvidado cómo reír y cómo llorar.
Nuestras sonrisas se han vuelto artificiales y también se han vuelto
artificiales nuestras lágrimas.
”Pero esto no es todo culpa del progreso. Nos hemos convertido
en prisioneros de las cosas que nos ha proporcionado el progreso.
Estas cosas fueron creadas para nuestro provecho, para nuestro uso,
nosotros no estábamos destinados para su provecho, para ser usados
56 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

por ellas. Nos hemos convertido en esclavos de las máquinas, no en


sus dueños. Estamos poseídos por ellas, no las poseemos nosotros.
Deberíamos convertirnos en propietarios, en dueños de todo este
progreso. Cada persona debería tener suficiente alimentación,
debería tener un techo sobre su cabeza, debería estar relajada,
debería estar libre de tensiones. No debería haber tensión en la
mente de nadie.
”Los padres deberían ser amorosos con sus hijos y los hijos
deberían mostrar respeto por sus padres. Estos son los valores que
todo ser humano aprecia en la vida. Estos son los valores básicos
de la vida. Y si se pierden los valores de la vida, entonces, ¿cuáles
son las ventajas de todo este progreso? ¿Dónde está el provecho
de todos estos avances?
”No me opongo al progreso moderno ni a la presente civili-
zación. Pero a ningún precio deberíamos comprometer los valores
básicos de la vida humana. Todos deberían gozar de tiempo
libre. Deberíamos llevar una vida sencilla, relajada, libre de preo-
cupaciones. Debería haber unidad y paz en la familia, respeto por
nuestros mayores, y deberíamos cuidar de nuestros hijos. Nuestro
alimento y nuestro entorno deberían ser sanos. Deberíamos ser
amables y serviciales con los demás. Nuestros avances deberían
conducirnos en esta dirección”.
Si construimos nuestro mundo sobre las falsas promesas que
nos ofrece la sociedad mercantilista a través de los medios de
comunicación, seremos barridos por la superficialidad y artifi-
cialidad de esos medios que están todos impulsados solo por la
avaricia. Pero al no aprovechar esta oportunidad para desarrollar-
nos nosotros mismos plenamente, perderemos también la ocasión
de conseguir una paz mental duradera y la enorme felicidad y
alegría que hay en nuestro interior.
12

Oscureciendo Nuestra Visión

Las drogas: puertas falsas de percepción


El objetivo de la vida espiritual es liberarnos de la ilusión. Si con-
sumimos sustancias, ya sean químicas o naturales, que alteran la
mente, puede que experimentemos distintas realidades o diferentes
estados de conciencia, pero ninguno de ellos durará para siempre,
ni nos llevará más allá de la dimensión mental; están limitados. Se-
ría maravilloso que tomándonos una pastilla pudiésemos expandir
nuestra conciencia permanentemente, pero desgraciadamente este
no es el caso. Con las drogas, una vez pasado su efecto, regresa-
mos al mismo nivel en que nos encontrábamos antes de tomarlas.
Las experiencias con drogas solo proporcionan estados mentales
y no tienen nada que ver con la experiencia espiritual, por eso las
experiencias de las personas que toman drogas difieren entre sí.
Sin embargo, las experiencias espirituales no difieren entre sí.
Todos los que realizan el viaje interior ven las mismas señales, por
lo que necesariamente sus experiencias tienen que ser las mismas.
No se trata de un invento de la imaginación individual.
Puede que las drogas proporcionen un poco de concentración
física y conduzcan a un estado de trance aparentemente feliz, pero
cuando se acaba el viaje también termina la experiencia. No obs-
tante, incluso cuando se percibe algo en un estado alterado de con-
ciencia no se tiene control sobre ello, mientras que en la experiencia
espiritual siempre se mantiene el control. Por medio de la práctica
espiritual podemos elevar nuestro nivel de conciencia y viajar a

57
58 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

través de las dimensiones espirituales cuando así lo queramos, y


podemos regresar del mismo modo al nivel de conciencia corporal
siempre que lo deseemos.
La experiencia espiritual desarrolla la percepción de nuestra
alma y nos convierte en seres humanos más sutiles y perfectos.
Dejamos de ser víctimas de nuestros sentidos, controlamos nuestra
mente, y la mente empieza a controlar los sentidos. Pero consu-
miendo drogas, continuamos bajo la esclavitud tanto de la mente
como de los sentidos. Creando más ilusiones, no nos ayudaremos a
nosotros mismos a despertar de esa ilusión en la que ya vivimos.

El alcohol y la distorsión de la realidad


La necesidad de abstenerse de bebidas alcohólicas no necesita
muchos argumentos. Todos sabemos el ridículo que hacemos
cuando bebemos más de la cuenta, y las necedades y crímenes
que se cometen bajo la influencia del alcohol. Su consumo nubla
nuestra visión y distorsiona nuestra percepción de los valores, de
tal modo que no podemos discernir entre el bien y el mal y somos
incapaces de ver qué acciones van a dañarnos y cuáles no. Incluso
ingerir moderadas cantidades de alcohol pueden impedirnos pen-
sar con claridad. El objetivo básico de un buscador de la verdad
es volverse más consciente, no menos.
La concentración es una parte esencial de la meditación. La
concentración exige que estemos conscientes, sobrios y despejados.
Si nos encontramos bajo la influencia de las drogas o el alcohol,
podremos sentirnos bien por un rato y olvidarnos de la cruda
realidad, pero una práctica espiritual seria es imposible bajo la
influencia del alcohol o las drogas.
13

Meditación

El verdadero crecimiento espiritual solo se puede conseguir por la


práctica de la meditación. Hay muchas maneras de meditar y sus ob-
jetivos y resultados difieren, pero la manera descrita aquí, trata sobre
la técnica de unir el alma con la energía primordial o Shabad. Su
propósito es única y exclusivamente fundirnos con nuestra fuente.
Para que podamos contactar con esta energía que se manifiesta
dentro de nosotros en forma de luz y sonido interior, necesitamos
seguir la técnica de meditación prescrita por un maestro espiritual
que esté, él mismo, en contacto con esa energía. Si tenemos una
radio desconectada de su fuente de energía, entonces está claro
que no podremos escuchar con ella ningún tipo de música. Para
sintonizarla con alguna emisora, tendremos que hallar algún medio
para conectar la radio a alguna fuente de energía. De igual modo,
un verdadero maestro espiritual vivo, al estar sintonizado con la
fuente de energía que ha creado el universo, puede enseñarnos a
nosotros cómo volver a conectar con la música espiritual interna
que siempre está resonando en nuestro interior.

El viaje interior
La vida puede considerarse como un viaje. La primera parte es la
que estamos viviendo ahora, y es durante esta parte del viaje cuan-
do nos asociamos con el mundo a través de los sentidos. Aunque
podamos alcanzar muchos momentos de felicidad, hay también
abundante frustración y sufrimiento. Los supuestos placeres que

59
60 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

podemos disfrutar en este nivel, con el tiempo se transforman en


dolor y desencanto. Limitados por nuestros sentidos y los apegos
mundanos permanecemos prisioneros en este mundo, ajenos a
todo lo demás. No tenemos ni idea de la segunda parte del viaje:
el viaje interior.
La felicidad permanente solo puede alcanzarse poniéndonos
en camino para realizar la segunda parte del viaje. Esto se consigue
con la meditación. El viaje interior comienza cuando uno recoge su
conciencia expandida por todo el cuerpo para concentrarla en el
centro del ojo espiritual. Este centro es el asiento natural de la men-
te y el alma en el cuerpo físico. Es un punto situado a medio camino
entre los dos ojos y ligeramente encima de ellos. Es un punto espi-
ritual sutil y no puede encontrarse diseccionando el cuerpo. Es en
este punto sutil donde la mente y el alma están atadas juntas. Y es
ahí, si elevamos nuestra conciencia hasta ese nivel, donde entramos
en contacto con el Shabad, la fascinante música de Dios.
La misma mente, que estuvo continuamente persiguiendo
los placeres sensuales, cambia totalmente de dirección, pues los
placeres del mundo dejan de resultarnos atractivos cuando entra-
mos en contacto con la felicidad de la melodía divina a través de
la práctica de la meditación. Los placeres del mundo se tornan
totalmente insípidos. Cuando nos orientamos hacia el objetivo de
contactar con la melodía divina, le damos sentido y dignidad a
nuestra vida.

Morir en vida
Es verdad que el inestimable tesoro del Shabad está dentro de todos
nosotros. Es nuestra riqueza. Está ahí para todos, pero únicamente
la descubriremos cuando practiquemos la técnica de meditación
enseñada por un maestro vivo, un maestro perfecto del Espíritu.
Solo un verdadero místico vivo puede enseñarnos la técnica de
meditación, mediante la cual retiramos nuestra conciencia de todo
el cuerpo hasta el centro del ojo espiritual, donde contactamos con
Meditación 61

la corriente del sonido. Los místicos se refieren a este proceso de


meditación como morir en vida.
Como se explicó antes, cuando la muerte llega, nuestra alma
se retira hacia arriba desde las plantas de los pies y va al centro
del ojo espiritual. Primero se enfrían los pies, luego las piernas,
después se entumece todo el cuerpo, y finalmente los órganos del
cuerpo dejan de funcionar. Cuando el alma atraviesa el centro del
ojo espiritual, abandona el cuerpo, y este, privado del alma, no
puede sobrevivir y morimos.
Por medio del mismo proceso en la meditación, tenemos que
morir mientras vivimos. Según las enseñanzas de los santos, la
meditación es el proceso mediante el que toda la conciencia vital
abandona la parte inferior del cuerpo, y las corrientes del alma se
concentran en el ojo espiritual. Entonces, podemos salir del pla-
no físico para empezar el verdadero viaje del alma hacia nuestro
hogar original.
La diferencia esencial entre la muerte ordinaria y morir en
vida se encuentra en que durante la meditación no se rompe el
cordón de plata que une al alma con el cuerpo. Los órganos del
cuerpo siguen funcionando, y el alma regresa al cuerpo al finalizar
la meditación.
Cuando la atención funciona por debajo de los ojos, estamos
muertos en lo que se refiere a la vida real y eterna. Cuando la
atención se retira y concentra en el centro del ojo espiritual, co-
menzamos verdaderamente a vivir y estamos muertos por lo que al
mundo se refiere.

Venciendo a la muerte
Uno de los beneficios de las enseñanzas de los santos consiste en
que el discípulo cruza las puertas de la muerte en un estado cons-
ciente de felicidad. Esta es la experiencia de los discípulos que han
seguido diligentemente las instrucciones de un maestro espiritual
verdadero. Estas no son meras palabras, ni un cuento tomado de
62 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

algún libro de las escrituras sagradas. Los que siguen fielmente las
instrucciones de un verdadero maestro espiritual, pueden llegar al
estado de morir diariamente durante la vida. Una vez alcanzada
esta excelsa condición, pueden entrar en las regiones superiores y
luego regresar a voluntad al cuerpo físico. Para ellos, Dios es una
realidad viva. Estos discípulos han vencido a la muerte.
El principal objetivo de la meditación es poder abandonar
el cuerpo y regresar a él cuando uno lo desee. Es morir mientras
todavía se está viviendo, porque solo después de esa muerte llega
el alma a estar verdaderamente viva. La mayoría de las personas
desconocen este eficaz método. Morir mientras se está viviendo
no tiene nada que ver con ser incinerado o enterrado, o con el
suicidio. Al contrario, aprendiendo este arte se puede, definitiva-
mente, poner fin al ciclo de nacimiento y renacimiento y vivir para
siempre. Estando capacitado para cruzar las puertas de la muerte,
el discípulo pierde el miedo.
Nunca podremos realizar la vida verdadera mientras no vaya-
mos más allá del reino de la muerte, o dicho con otras palabras,
mientras no renazcamos en las regiones sutiles superiores. Esta es
la razón de que Jesucristo diga: “El que no nazca de nuevo, no
puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3). El que domine esta técni-
ca no necesita regresar nunca más al sufrimiento de este mundo.
¿Resultados instantáneos?
Morir en vida no se consigue fácilmente. Solo pueden conocer esta
experiencia los que hayan subyugado a la mente, eliminado todos
los deseos y aniquilado el ego. Esto no es tan sencillo como parece.
No es tan fácil como leer o hablar sobre ello, porque solo es posible
lograrlo cuando dejamos de apegarnos al mundo. Mientras sigamos
sucumbiendo a los deseos mundanos, el alma no podrá levantar el
vuelo. Solo desapegándose del cuerpo y de la mente se puede morir
mientras se está viviendo.
Algunas personas creen erróneamente que podemos fun-
dirnos en la consciencia de Dios en un abrir y cerrar de ojos.
Meditación 63

Pero en la espiritualidad no hay atajos. El proceso de transmutar


metales comunes (la vida mortal) en oro (la inmortalidad) es la
verdadera alquimia, y eso requiere mucho tiempo y esfuerzo. No
debemos hacernos ilusiones, ese estado no se alcanza de la noche
a la mañana. Es un proceso continuo de transformación, no de
información.
Con frecuencia, cuando iniciamos alguna tarea, nos sentimos
impacientes por conseguir resultados rápidos. El hecho de estar
orientados hacia los resultados puede ser eficaz en el mundo de los
negocios, pero en la espiritualidad las cosas son diferentes y a veces
pueden parecer incluso contradictorias. Si queremos resultados, lo
primero que necesitamos hacer es olvidarnos de los resultados.
Al principio necesitamos prestar menos atención a los resul-
tados y más atención al esfuerzo. Esa actitud nos ayuda a ser más
eficaces en nuestro trabajo espiritual y esto, a su vez, nos ayudará
a resolver los problemas que vayan apareciendo. Si cuidamos el
presente, automáticamente estamos cuidando el futuro.
En espiritualidad, la actitud que necesitamos es diferente de
la que se requiere en el mundo material. La espiritualidad exige
que modifiquemos nuestra visión del mundo, que nos volvamos
más humildes en nuestro enfoque de la vida, que no esperemos
demasiado, igual que un niño cuando está aprendiendo a escribir.
El niño sencillamente aprende, practica, simplemente lo hace sin
esperar nada. La transformación de principiante a experto lleva
tiempo, exige paciencia y reclama la voluntad de poner el esfuerzo
y luchar tanto tiempo como sea necesario.

El guerrero interior
Nuestra mente superior y nuestras tendencias descendentes com-
piten hasta el final. Es una lucha de por vida; la batalla continúa
hasta que un bando sale victorioso. Para vencer en este combate
debemos confiar en la perseverancia y el esfuerzo propios, y en la
guía y el apoyo del maestro espiritual. Si vemos el mundo como es,
64 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

si estamos cansados de huir de nosotros mismos y de la angustia de


la soledad, si nos damos cuenta de que estamos simplemente bus-
cando por todas partes sustitutos del amor, entonces, no tenemos
otra opción que ser lo suficientemente valientes para luchar.
El combate interior será duro y difícil. ¿Queremos soportar las
penalidades de desprendernos de nuestros apegos? Si es así, ¿es-
tamos dispuestos a realizar los sacrificios necesarios para adquirir
una nueva manera de ver y hacer las cosas? Esto es algo sobre lo
que debemos reflexionar. Hay muchos senderos espirituales. Este
no está destinado para todas las personas. Exige paciencia, mucho
carácter y perseverancia.
Una anécdota de la vida del famoso pintor Picasso ilustra este
punto. En cierta ocasión, una señora que estaba visitando una de
sus últimas exposiciones se le acercó y le dijo: “Maestro, sus cua-
dros son muy hermosos; pero dígame, ¿no podría un niño pintar
como lo hace usted?”. “Sí, tiene usted razón”, contestó Picasso,
“la única diferencia es que yo he necesitado 90 años para llegar a
pintar como un niño”.
A Picasso le costó mucho tiempo, trabajo y paciencia volver
a ser de nuevo como un niño. Del mismo modo, nosotros tenemos
que trabajar muy duro para devolverle a nuestras vidas aquella
inocencia, sencillez y pureza que una vez perdimos. Apoyándonos
en los cinco pilares de la espiritualidad, nuestra visión del mundo
será diferente, más relajada, más equilibrada y más fructífera.
Picasso tuvo que desaprender todo lo que había aprendido
para convertirse en niño otra vez. Este es el enfoque que necesi-
tamos en nuestra vida. Cuando nos reafirmamos en la espirituali-
dad, vivimos en el aquí y el ahora, y no se suscita la cuestión de los
resultados. Cuando nos orientamos en busca de los resultados no
queremos estar donde estamos, queremos conseguir los resultados
sin poner el esfuerzo, y perdemos la oportunidad de disfrutar del
esfuerzo en sí mismo. La meditación es el ‘esfuerzo sin esfuerzo’
que devuelve la simplicidad y la pureza a nuestras vidas.
Meditación 65

Desprendiéndonos de nuestros apegos


La meditación es la medicina que nos curará del sufrimiento que
nos hemos ocasionado a nosotros mismos. Si queremos que esta
medicina funcione, debemos eliminar muchos apegos y afanes que
solo aumentan la ilusión en que vivimos. Solo a través de la me-
ditación podemos aprender a desprendernos de nuestros apegos
antes de morir.
Nuestras vidas no deben girar alrededor de ninguna persona,
animal, cosa, objeto, empleo, ocupación o proyecto. Aquietando
la mente, la meditación nos ayuda a pensar lúcidamente y a situar
las cosas en su propia perspectiva. Con la práctica de la medita-
ción tomamos conciencia de que solo permaneceremos aquí, en
este mundo, durante cierto periodo de tiempo. Nada nos perte-
nece ni tampoco nosotros le pertenecemos a nadie. No hay nada
en el mundo a lo que valga la pena apegarse, simplemente todos
estamos de paso. Podemos desprendernos de nuestros apegos, po-
demos dejar de permanecer apegados a todo aquello que morirá.
La meditación nos hace conscientes de que en la vida todo es
transitorio. Por mucho tiempo que le dediquemos a algo, ya sea a
nuestro cuerpo, a una persona, al trabajo o a cualquier otra cosa,
al final, a la hora de la muerte, tendremos que abandonarlo. Lo
queramos o no, tendremos que dejarlo todo. Así pues, lo que los
místicos nos dicen es que abandonemos de corazón todos estos
apegos antes de morir. Cuanto más pronto lo hagamos, mucho
más felices seremos.
Como se dijo antes, en la meditación aprendemos a aquietar
la mente. Cuando la mente se inmoviliza, percibimos que somos
algo más que nuestra mente y nuestro cuerpo. La meditación nos
ayuda a liberarnos del hábito de dar rienda suelta a nuestros pensa-
mientos, puesto que es en este proceso en el que se crean nuestras
ilusiones. Cuando la mente deja de analizar y las corrientes de
pensamiento se calman, empezamos a ver dónde estamos realmen-
te. Puede que no nos guste. Pero la única manera de progresar es
66 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

aceptar nuestros demonios internos y reconocer nuestras debili-


dades para luego poder superarlas. El alcohólico, el drogadicto o
la persona obsesionada, no pueden empezar a curarse hasta que
reconocen y aceptan su problema básico para poder transformarlo
en algo mejor. Es fundamental que nos conozcamos a nosotros
mismos tal y como somos.
Los apegos y obsesiones a los que nos aferramos tan fuer-
temente solo nos hacen sufrir, retrasan nuestro viaje espiritual e
impiden que vivamos plenamente. Los apegos perpetúan la ilu-
sión de que pertenecemos a este mundo. No pertenecemos a este
mundo. Este no es nuestro verdadero hogar, aquí todo está cam-
biando y es temporal. Lo único que existe aquí permanentemente
es nuestro verdadero ser (el Shabad), que es existencia eterna y
felicidad perpetua. La única manera de contactar con ese Ser
eterno, de realizar lo que verdaderamente somos, es practicando
la meditación.
Solo la meditación profundiza lo suficiente para extirpar la
raíz de nuestros problemas. Los talleres de fin de semana, las
afirmaciones mentales y otros tipos de terapia, no hacen más que
arañar la superficie. Puede que funcionen durante un cierto tiem-
po, pero su eficacia se acaba desvaneciendo y volvemos a nuestras
habituales maneras de comportamiento autodestructivo. Estos
métodos son como tomar aspirina para el cáncer. La meditación
del Verbo o Shabad ataca a la raíz de nuestros problemas, desha-
ciendo nuestros apegos y conectándonos con la fuente primordial
de energía y gozo.
La meditación nos ayuda a desarrollar nuestras cualidades
positivas. Elimina los bloqueos que impiden que nuestras cuali-
dades salgan a la superficie de nuestro ser. Con la meditación nos
acercamos al núcleo de nuestro ser y entonces, automáticamente,
nuestras cualidades positivas se empiezan a manifestar por sí
mismas. Afloran a la superficie de nuestro ser, igual que lo hace
la nata en la leche de manera natural. Con la meditación nuestras
Meditación 67

tendencias descendentes cambian de dirección: nos volvemos indi-


ferentes a la lujuria, la ira se transforma en tranquilidad, la avaricia
en contento, el ego en humildad y el apego en amor verdadero.
Cuando somos conscientes del Shabad en nuestro interior,
experimentamos un cambio radical en nuestro enfoque de la vida.
De manera totalmente natural reajustamos nuestras prioridades
y realizamos los esfuerzos necesarios para comportarnos de un
modo que está en armonía con lo que somos y con el mundo.
Nuestros problemas no desaparecen pero ya no nos afectan, pues
somos más fuertes y estamos mejor equipados para enfrentarnos a
ellos. Así conservamos nuestro equilibrio y mantenemos nuestra
paz interior.
La paz que encontramos en la meditación es independiente
de cualquier factor externo. En esa paz se es consciente de la
realidad. La meditación nos hace más equilibrados, más hábiles y
más productivos en todo lo que emprendemos. Con la meditación
damos sentido a nuestra vida y nos purificamos. La meditación
elimina las tensiones y los malos hábitos que acosan a nuestra
mente. La meditación aquieta la mente, resucita nuestra alma,
nos hace conscientes del profundo amor que se encuentra presente
dentro de nosotros y es el único medio para conocer, experimentar
y regresar a Dios.
14

Limitando al Amor

El amor, nos enseñan los santos, es la fuerza más completa e


inquebrantable de la vida. El amor, más que ninguna otra cosa,
nos conduce a una existencia equilibrada y feliz. Pero mientras el
amor no llegue a ser nuestra cualidad dominante, nuestra mente y
nuestros sentidos seguirán limitándolo.

Los límites del conocimiento


El amor es otro nombre del espíritu de Dios, que es una realidad
ilimitada y presente en todo. El intelecto solo puede cuantificar,
no puede captar lo eterno e inmortal. Esto solo puede ser captado
por el alma. No podemos imaginarnos a Dios, porque Él rebasa
la capacidad de la mente y del intelecto humano. Pensando no
podemos conseguir ninguna experiencia de Él, aun cuando leamos
cientos de libros o nos pasemos toda la vida hablando de Él.
Es necesario que aceptemos con nuestro entendimiento algu-
nas de las limitaciones a las que debemos de enfrentarnos cuando
estudiamos un tema tan importante. En La Liberación del Alma,
Stanley White dice: “Nuestra mente, como afirma la ciencia, es
una entidad finita. Esto significa que tiene límites. Solo puede ha-
cer ciertas cosas y luego no puede hacer más. Por ejemplo: podemos
multiplicar números en nuestra mente sin ayuda de papel y lápiz,
pero solo podemos hacerlo hasta cierto punto antes de que nos
sintamos frustrados. Podemos escuchar sonidos solo en gamas espe-
cíficas de frecuencia, pero cuando las ondas del sonido se extienden

68
Limitando al Amor 69

más allá de nuestro campo auditivo no podemos oírlo. Tampoco


podemos percibir la presencia de los rayos X, infrarrojos o ultravio-
letas, pero esto no significa que no existan. Esto solo muestra que
no podemos verificar su existencia con nuestros sentidos.
”En este mismo instante estamos siendo bombardeados por
ondas de radio de emisoras locales, pero no podemos verificar esta
existencia hasta que ‘sintonizamos’ su frecuencia por medio de un
receptor especialmente diseñado. Pocos de nosotros seríamos tan in-
sensatos como para negar la existencia de la transmisión de la radio
y la televisión, simplemente porque no podemos oírlas sin la ayuda
de nuestros sentidos. Llegamos así a un importante principio de la
vida: Existen cosas que no pueden percibirse con los sentidos.
”... Los grandes maestros espirituales han afirmado que
Dios es infinito. Esto significa que Él carece de limitaciones de
cualquier tipo. ¿Cómo puede una entidad finita como la mente,
comprender algo infinito como Dios? Es obvio que nos hemos
encontrado con un problema bastante difícil de resolver. ¿Cómo
va la mente a entender algo que es más grande que ella?
”... Trata de recordar mientras lees que no es posible explicar
con detalle cada uno de los conceptos espirituales, ya que no hay
palabras para transmitir las experiencias que rebasan los reinos de
la mente y la materia. Puesto que las palabras vienen de la mente,
no pueden expresar una realidad superior a la experimentada por
la mente. Con este punto firmemente asentado en nuestra concien-
cia, intentemos ahora usar palabras, lo mejor que podamos, en un
esfuerzo por dar a la mente nociones espirituales de las que pueda
sacar provecho”.
A fin de cuentas, únicamente resulta útil el conocimiento
usado con el fin de comprender a Dios y a nuestro propio ser ver-
dadero. Todos los demás conocimientos, aunque puedan ser be-
neficiosos en algún aspecto de la vida, son demasiado superficiales
para ayudarnos a contactar con nuestro verdadero ser y realizar en
nuestro interior el poder del Creador.
70 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Podemos percibir este poder experimentándolo en vida, no


leyendo, hablando o pensando sobre él. Y para experimentarlo,
necesitamos llevar una vida espiritual que nos conduzca a las re-
giones de consciencia pura que se encuentran dentro de nosotros.
Con la expresión ‘vida espiritual’ nos queremos referir a una vida
de comunión con esta energía, con este poder, no a una vida em-
pleada solo en pensar, leer o hablar sobre ello.
Dios está en todas partes, en cada partícula de la creación.
También está presente en cada uno de nosotros, pues, ¿no somos
parte de la creación? El error que cometemos es que dirigimos
nuestros esfuerzos para encontrar a Dios fuera de nosotros, pero
curiosamente, nunca pensamos en buscarle interiormente. Las
enseñanzas de los santos nos orientan hacia donde tenemos que
buscar para encontrar a Dios. El principio es simple: el Creador
que buscamos no puede hallarse fuera. Dios debe realizarse en el
interior del cuerpo humano con la práctica de la meditación.
Una vez que hayamos encontrado al espíritu de Dios en
nuestro interior, superaremos nuestros limitados conceptos y com-
probaremos que Dios está en todas partes; no hay ningún lugar de
la creación donde Él no esté. Sin embargo, los santos nos dicen
que no es posible ver a Dios en la creación a menos que primero
lo hayamos experimentado dentro de nuestro propio ser.

Los límites de los ritos y las ceremonias externas


En lugar de llegar a Dios a través del océano del amor, nos invo-
lucramos en rituales y tradiciones. Todas las religiones predican
a la humanidad las mismas verdades éticas y espirituales. Sus
principales enseñanzas son que todo el mundo tiene que observar
buena conducta, tener fe en el Creador, amarle y llegar a la comu-
nión con Dios.
En lugar de hacer hincapié en los principios fundamentales de
la espiritualidad, las religiones actuales nos piden que adoremos o
veneremos a místicos del pasado como Cristo, Krishna, Lao-Tsé,
Limitando al Amor 71

Gurú Nanak, etc. Sin embargo, no nos dicen de qué modo esos
místicos lograron la realización espiritual ni cómo podemos en
realidad conocerlos para poder aprender de ellos. Las religiones
subrayan la necesidad de tener fe en una u otra escritura religiosa,
pero no nos ofrecen detalles sobre cómo podemos nosotros expe-
rimentar las mismas experiencias espirituales que se describen en
ellas. Nos dicen que nuestro objetivo es conseguir la comunión con
Dios, pero no nos proporcionan las herramientas para conseguirlo.
Nos prometen la salvación, pero mediante la fe y solo después de
la muerte.
Los ritos y las ceremonias externas han ocupado el lugar de
la experiencia interna de Dios. Nos contentamos con ir a nuestros
templos, sinagogas, iglesias o mezquitas en los días festivos prescri-
tos, pensando que ganaremos la salvación asistiendo a los servicios
religiosos y escuchando a un sacerdote, rabino, pundit o mullah
recitar nuestras sagradas escrituras.
Si nuestro objetivo es reunirnos con Dios, ¿cómo vamos a
conseguirlo mediante ritos y ceremonias externas? Las liturgias,
misas, ritos y demás ceremonias externas en los lugares de culto
no hacen sino limitar e impedir nuestro esfuerzo por buscar a Dios
en nuestro interior, porque ponen la adoración externa en su lugar.
“El reino de Dios está dentro de nosotros” (Lucas 17:21), o
como lo dice San Pablo: “Nosotros somos santuario de Dios vivo”
(2 Corintios 6:16). Estas son palabras de la Biblia, pero, ¿las en-
tendemos o les hacemos caso? Puede decirse que no. En realidad,
nuestros templos, mezquitas y sinagogas constituyen la expresión
de cómo intentamos limitar a Dios a lo físico. ¿Cómo podemos
limitar al Ilimitado? ¿Cómo Dios, que está en todas partes, puede
ser limitado por muros de ladrillo, cemento y piedra?
Los santos se refieren a la verdad, y hablan de un camino sen-
cillo para acceder a la divina realidad que se encuentra dentro de
cada persona. Este camino, dicen ellos, es el método natural para
el autodescubrimiento. Ha sido creado por Dios y ha existido a lo
72 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

largo de toda la humanidad. No ha sido diseñado por el hombre.


No tiene nada que ver con ritos y ceremonias externas, ni termina
en una conducta moral o en buenas obras. Los santos enseñan que
Dios existe, y todas las religiones intentan establecer comunión con
Él. La senda o disciplina de comunión con Dios es comúnmente
llamada religión. ‘Religión’ proviene de la palabra latina ‘religa-
re’, que significa ‘atar’ o ‘unir’. Su objetivo verdadero está oculto
en la raíz de la palabra. Religión significa ‘reunión con Dios’.
Solo podemos reunirnos con Dios si le encontramos en nuestro
interior; el sendero espiritual es el mismo para todos. Cualquier
persona que recuerde a Dios y consiga comunión interna con Él
puede ser llamada verdadera devota de Dios, independientemente
de quién sea o a qué religión pertenezca.
Dios creó a los seres humanos, y solo posteriormente estos se
hicieron cristianos, budistas, judíos, hindúes, sijs, musulmanes,
etc. Hace quinientos años no había sijs, ni musulmanes hace mil
trescientos, ni cristianos hace dos mil, ni budistas hace dos mil
quinientos, ni judíos ni hindúes hace cuatro mil años. Las perso-
nas son personas ya sean de oriente o de occidente, y todas ellas
son iguales, ya que en cada una de ellas hay un alma que es una
partícula del mismo Creador.
Solo hay un único Dios, aunque en nuestra limitación le
damos diferentes nombres. Por ejemplo: para saciar la sed puede
que una persona pida agua, mientras que otra persona de un país
diferente pida water, y otra pani; pero todas ellas están pidiendo
agua, sea cual sea el nombre que le den.
Para realizar a Dios se puede pertenecer a cualquier religión.
Para conseguir la comunión con el Creador no es necesario aban-
donar la propia religión tradicional. Todos los seres humanos
pueden unirse interiormente con Dios, independientemente de su
sexo, posición social o religión.
Los santos nos advierten de que, si bien es cierto que a Dios
se le puede encontrar dentro del templo del cuerpo humano, entre
Limitando al Amor 73

el alma y Dios se interpone la cortina de nuestra ignorancia y de


nuestro egoísmo, y este es el motivo de que el alma no pueda ver a
Dios. Ambos viven al mismo tiempo dentro del templo del cuerpo,
pero no se ven el uno al otro, y ningún rito ni ceremonia externa
puede cambiar este hecho. Solo la verdadera espiritualidad, esto es,
la práctica de la meditación interna, puede descorrer esa cortina.

Los límites de nuestra devoción


El verdadero templo o iglesia es la forma humana. Esta es una
verdad sencilla, sin embargo, quizá solo una persona entre un
millón haga en su interior su auténtica búsqueda de Dios. La
devoción externa, dicen los santos, no es solamente limitada sino
también inútil. San Pablo escribe: “¿Qué conformidad hay entre
el santuario de Dios y el de los ídolos? Porque nosotros somos
santuario de Dios vivo” (2 Corintios 6:16).
Si alguien tirara una piedra a una ventana de nuestra iglesia
o templo, puede que nosotros corriéramos tras él llenos de ira y
lo castigáramos como se merece un ‘profanador de templos’; sin
embargo, Dios vive en esa misma persona. Diariamente dañamos
el verdadero templo de Dios, el cuerpo humano, con toda clase de
malos pensamientos, palabras y acciones. Buscamos a Dios por
todo el universo físico, pero no lo hacemos dentro de nosotros que
es donde Él se encuentra. Neciamente pensamos que los místicos
y santos hablan solo metafóricamente cuando nos dicen que al
Creador se le encuentra en nuestro interior. No captamos el senti-
do literal de sus palabras.
Limitamos nuestra devoción a Dios cuando le pedimos cosas
como si estuviésemos regateando en un mercado. Normalmente,
los beneficios que esperamos de Él tienen que ver con las cosas
físicas o materiales, como la salud, la riqueza o las relaciones. Si
logramos obtener lo que deseamos, solo conseguimos involucrar-
nos más en la creación. Este tipo de devoción se parece mucho a
una transacción comercial en la que intentamos sobornar a Dios: si
74 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Él nos concede lo que deseamos, nosotros daremos tanto de limos-


na, o haremos tales o cuales cosas. En realidad, estas son formas
limitadas de devoción, no son más que ‘materialismo espiritual’.
Por lo que a la verdadera espiritualidad se refiere, esa forma de
adoración de Dios es inútil.
Se da otra forma de materialismo espiritual cuando confun-
dimos el realizar acciones humanitarias con la espiritualidad. Los
verdaderos maestros espirituales no están interesados en cambiar
este mundo. Saben que este mundo es una etapa de aprendizaje
para el alma. Igual que tiene que haber un puente entre la escuela
primaria y la universidad, también en el viaje del alma hay etapas
intermedias que tenemos que pasar. Este mundo es una de ellas.
Las almas que encarnan en este mundo tienen que aprender
las materias que se enseñan en esta escuela llamada ‘tierra’. A lo
largo de los tiempos, a los seres humanos se les enseñan las mismas
materias. Estas materias se presentan como pares de opuestos. Por
esta razón, siempre tendremos que ocuparnos de situaciones que
tienen que ver con amor y odio, lujuria y continencia, avaricia y
contento, venganza y perdón, enfermedad y salud, vida y muer-
te, etc. La naturaleza del mundo está hecha de esta dualidad.
Mientras haya días, también habrá noches. En tanto haya ricos,
también habrá pobres. Mientras haya guerra, también habrá paz.
Nuestro objetivo debe ser graduarnos en esta escuela elevándonos
sobre esta dualidad. Es entonces cuando llegaremos a nuestra
verdadera casa espiritual.
Si no sabemos nadar, ¿cómo podemos a salvar a alguien que
se está ahogando? ¿Sería egoísmo concentrar primero nuestros
esfuerzos en aprender a nadar? Solo entonces podremos ayudar
a los que se están ahogando. Es muy fácil censurar el estado del
mundo, pero si cada uno de nosotros se convierte en mejor per-
sona, esto ayuda a perfeccionarlo mucho más que enredarnos en
discusiones interminables sobre lo que los demás están haciendo
incorrectamente.
Limitando al Amor 75

Cosas como construir hospitales, iglesias, hospicios, escuelas,


o hacer otro tipo de obras caritativas como trabajar con enfermos,
moribundos y necesitados son meritorios esfuerzos humanitarios, y
ciertamente nos dan un cierto sentido de realización. El problema
está en que el humanismo se confunde con la espiritualidad. Por
sí mismas, tales actividades no pueden conducirnos a Dios. A
menos que una persona penetre conscientemente en su interior,
expanda su propia conciencia, se funda con Dios y se una con Él,
todos sus esfuerzos externos no servirán de nada por muy excelsos
que sean.
Las diferentes religiones nos exhortan a que hagamos obras
caritativas, a que recemos y llevemos una vida moral, y tienen estas
acciones por lo más importante de la religión. Aun cuando estas
obras son muy buenas no son suficientes, porque no pueden llevar-
nos más allá de los cielos inferiores de las regiones superiores. Una
vez agotados los méritos ganados por estas buenas obras, el alma
tiene que regresar a este plano de consciencia y empezar todo de
nuevo, porque los cielos a los que vamos para ser recompensados
por nuestras buenas obras se hallan todos en los dominios de la
mente universal. Refiriéndose a todos estos planos espirituales,
Jesucristo dijo: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones”
(Juan 14:2).
Nuestra comunicación con Dios es limitada cuando rezamos
con oraciones fijas. Si pensamos que Dios tiene el poder de satisfa-
cer nuestros deseos, seguro que también tiene el poder de saber lo
que necesitamos. Es nuestra falta de fe lo que nos mueve a pedirle
como si Él no supiera lo que necesitamos. Cuando usamos ora-
ciones fijas, ¿no estamos impidiendo expresar libremente nuestro
amor a Dios? ¿Necesitamos palabras establecidas para hablar con
nuestros seres queridos? ¿Acaso Dios está tan sordo que necesita-
mos repetir nuestras oraciones una y otra vez? ¿Le adoramos por
miedo a lo que nos pueda hacer? o ¿le adoramos por interés de lo
que pueda darnos? Debemos adorar a Dios solo por amor. Rabia
76 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

Basri, una santa de Persia, decía: “¡Ojalá pudiera inundar las


puertas del infierno para que nadie adorara a Dios por miedo, y
pudiera incendiar el paraíso para que nadie adorara a Dios por la
promesa del cielo! ¡Entonces, todos adorarían a Dios únicamente
por amor!”.

Superando nuestros límites


El amor, por sí mismo, destruye todas las barreras y límites que
nosotros le hemos impuesto. El amor es la fuerza más poderosa
de toda la creación. Sin amor la vida es seca y despreciable. Un
palacio le parecerá tan espantoso como un cementerio a una per-
sona que carezca de amor. Pero incluso una choza sin muebles y
en ruinas es bonita si está iluminada con la chispa del amor. El
amor es el más valioso de todos los tesoros. Sin él, no hay nada, y
con él, hay de todo. En su libro Filosofía de los Maestros, Maharaj
Sawan Singh escribe:
“Antes de la creación de este mundo, Dios era un océano de
consciencia absoluta. Era todo amor, todo felicidad y autosuficien-
cia. Dios era todo en sí mismo, estaba en un estado de afortunado
reposo y su forma básica era el amor. No era amor hacia ningún
otro ser porque no existía ningún otro. Era amor a sí mismo. El
amor era parte de sí mismo y Dios no tenía que depender de nadie
para esto. Tal es la indescriptible condición del amor”.
Amor es otro nombre del espíritu de Dios. El espíritu de Dios,
Shabad o Verbo, es lo que mantiene al universo en equilibrio y
armonía. Este es el motivo de que las poderosas fuerzas que actúan
en el universo no estén en conflicto entre sí y de que coexistan en
perfecto equilibrio. Si nos pusiéramos en contacto con el espíritu
de Dios, también disfrutaríamos de perfecta armonía. La misma
fuerza que sostiene la creación entera, está también apoyando y
nutriendo nuestra propia vida. Esta fuerza es el amor. La fuerza
del amor es real, e incluye inteligencia, felicidad y equilibrio. Los
santos y los místicos vienen a ponernos en contacto con este espíritu
Limitando al Amor 77

de Dios, con este Verbo o Shabad, para que nosotros podamos


sobrepasar nuestras limitaciones terrenales y redescubrir el amor
en su abundancia, equilibrio y felicidad.
15

El Camino Real

Comentando el sendero de los santos, en su libro Con un Gran


Maestro en la India, el Dr. Johnson escribe: “Este sendero no es
una teoría. No es un sistema de creencias o dogmas. Ni siquiera
es una religión, aunque comprende todos los valores de la religión.
Es un verdadero camino, una genuina carretera por la que se ha de
viajar, implicando por supuesto, cierta preparación y entrenamien-
to a medida que se va avanzando. En realidad, la palabra sendero
no es totalmente apropiada. Sería más exacto hablar de un Camino
Real, pues pertenece a los maestros reales que conducen al viajero
de región en región, cada una más espléndida que la otra, hasta
que llega a su destino final: los pies del Señor de todas las regio-
nes. Es literal y verdaderamente un camino real, por el cual viajan
los santos y sus discípulos, pasando a través de innumerables y
vastas regiones y deteniéndose en diferentes estaciones de la ruta.
”El paso a través de este camino real es realmente una suce-
sión de triunfos, porque todos los discípulos de los santos están
capacitados para dominar cada región al entrar en ella, o asimilar
sus conocimientos y poderes, y convertirse en sus ciudadanos. El
santo es el hábil capitán que lleva al alma de victoria en victoria. Es
una travesía difícil, pero el santo ha pasado por ella muchas veces
y lo controla todo. Por lo tanto, ese viaje espiritual es una larga su-
cesión de triunfos, hasta que el viajero llega a su gran meta final”.
Las enseñanzas de los santos constituyen una ciencia espiri-
tual cuya experimentación tiene lugar en el laboratorio de nuestro

78
El Camino Real 79

propio ser. Para experimentar dentro de nosotros mismos es muy


importante que pongamos en orden nuestro laboratorio, que pon-
gamos en orden nuestra vida, que establezcamos correctamente
nuestras prioridades y que actuemos de acuerdo con ellas. Nues-
tras aspiraciones deben reflejarse en nuestras acciones. Tenemos
que dedicar tiempo para comprobar los resultados por nosotros
mismos.

Siguiendo un camino espiritual


¿Qué es lo que deseamos realmente de la vida? ¿Cuál es el propó-
sito de las cosas que hacemos? ¿Qué camino hemos elegido para
que nos lleve a nuestro destino? ¿Estamos verdaderamente yendo
a algún lugar o estamos caminando en círculos? ¿Nos sentimos
contentos con nuestras vidas?
Si no estamos satisfechos de nuestras respuestas a estas pre-
guntas, podemos buscar un camino con corazón, un camino que
nos permita vivir en el mundo y al mismo tiempo desarrollar lo
mejor de nosotros.
Si tenemos el propósito de desarrollar completamente nues-
tra vida, debemos profundizar en nuestra espiritualidad. ¿Cómo
podemos hacerlo? ¿Qué medidas prácticas ayudan a profundi-
zar en nuestra espiritualidad? En primer lugar comenzaremos
examinando diversas enseñanzas espirituales y seleccionando
las compañías que frecuentamos. Las buenas compañías y los
esfuerzos sinceros nos pondrán en la dirección de Dios. Por este
motivo, todos los santos resaltan la importancia de una buena
compañía para sus discípulos. Es una realidad de la naturaleza
humana que inevitablemente nos volvemos semejantes a los que
amamos. Toda persona es influenciada por la compañía que
frecuenta. En la compañía de personas codiciosas y lujuriosas
adoptamos tendencias similares, mientras que en la compañía
de personas con una inclinación espiritual, también nosotros
obtenemos dicha inclinación. En compañía de gente mundana
80 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

estamos más expuestos a realizar acciones negativas, mientras


que asociándonos con personas espirituales somos más propensos
a volvernos pacíficos y puros.
También podemos ayudarnos leyendo libros espirituales o
asistiendo a reuniones donde se exponen las enseñanzas de los
santos. Asimismo tenemos que informarnos sobre otros senderos
para averiguar cuál es el adecuado para nosotros, y con cuál de
ellos nos identificamos y nos sentimos más cómodos.
Es importante realizar una investigación profunda a fin de
encontrar cuál es el mejor sendero para nosotros. Si en algo tan
trivial como comprar una camisa, ¡examinamos tantas antes de
elegir una!, ¿cuánto más cuidadosos no deberemos ser para tomar
una decisión tan importante?
Hay muchos senderos espirituales y diferentes maestros. Cada
uno satisface un determinado propósito. Si lo que buscamos es un
sendero para mejorar nuestra situación financiera, para conseguir
más energía, para calmar la mente, para mejorar nuestra vida
sexual, para mejorar las relaciones sentimentales, para estar más
sanos, o para tomar mejores decisiones en los negocios, hay mu-
chos maestros que pueden guiarnos en esas materias sin tenernos
que someter a los esfuerzos que requieren las enseñanzas de los
santos. El sendero de los santos se ocupa de la autorrealización y
finalmente de la realización de Dios.
Si después de una profunda reflexión nos convencemos de
que las enseñanzas de los santos constituyen el sendero apropiado
para nosotros, entonces debemos intentar durante un periodo de
un año abstenernos de alcohol y drogas, seguir una alimentación
vegetariana y llevar una vida moral para averiguar si podremos
seguir este sendero durante toda la vida.
Este sendero no es un pasatiempo, un club, una religión o
una secta. No hay compromisos con ningún grupo particular, no
se cobran cuotas, no hay dogmas, ritos o ceremonias externas, ni
sacerdotes, templos, escrituras sagradas o meditación en grupo,
El Camino Real 81

tampoco se necesita una fe ciega. De hecho, se puede pertenecer a


cualquier religión y seguir las enseñanzas de los santos.
Este sendero de espiritualidad implica una relación personal
entre el discípulo y su maestro espiritual. Este pide el compromiso
de seguir una dieta vegetariana, abstenerse de alcohol y drogas, lle-
var una vida moral y meditar durante dos horas y media cada día.
Este es un sendero para personas sobrias, para personas
maduras. Cualquier persona a partir de 24 años puede solicitar
la iniciación en este sendero de espiritualidad. A esa edad, uno
es menos influenciable, ha visto lo suficiente del mundo para com-
probar lo que este le puede ofrecer y es lo suficientemente maduro
para saber si podrá seguir este sendero como estilo de vida.

Equilibrio perfecto, armonía del ser


Tenemos una responsabilidad con nosotros mismos. Nadie más
podrá recorrer nuestro camino por nosotros. Tenemos que ha-
cerlo nosotros mismos. El maestro espiritual nos ayudará mucho,
pero nosotros debemos poner el esfuerzo. Los cinco pilares de la
espiritualidad nos proporcionarán los sólidos cimientos que nece-
sitamos para desarrollar nuestra vida espiritual. Cuando tomamos
la resolución de llegar a ser mejores seres humanos, en ese mismo
instante comenzamos a desarrollar nuestra naturaleza espiritual, y
al hacerlo desarrollamos lo mejor de nosotros mismos. Si queremos
desarrollarnos plenamente, lo primero que tenemos que hacer es
llevar los valores espirituales a nuestro mundo material. Debemos
saltar fuera del pequeño círculo al que nos hemos limitado, y am-
pliar nuestros horizontes de comprensión y acción.
Al desarrollar nuestra paz y estabilidad interna, apoyán-
donos en los cinco pilares de la espiritualidad, disfrutaremos
de un estado interior de gozo, estabilidad y paz. Cultivando
nuestra naturaleza espiritual y disfrutando de ella, nuestra mente
intentará retener esta nueva y más agradable manera de ser, y
surgirá en ella la convicción y determinación de obtener con toda
82 ESPIRITUALIDAD BÁSICA

la frecuencia posible, la felicidad que ha probado. Cuanto más


predomine nuestra naturaleza espiritual, más contentos y libres
nos volveremos.
Cuando empecemos a caminar por el sendero espiritual, las
tendencias descendentes de la mente se destruirán poco a poco.
Si caminamos por el sendero con convicción, cambiará nuestra
actitud ante la vida y nos volveremos espiritualmente fuertes. De
esta manera, las tendencias ascendentes de la mente se liberarán
para sacar a la luz lo mejor que hay dentro de nosotros mismos.
Cuando estemos establecidos en el camino de los santos,
empezaremos a actuar con equilibrio y ecuanimidad, mientras
que interiormente gozaremos de la más maravillosa paz, alegría y
armonía de nuestro ser. Entonces, la realización de Dios se con-
vertirá en una posibilidad real.
Libros sobre Espiritualidad
TRADICIÓN RSSB
Sar bachan poesía (selecciones) – Soami Ji Maharaj
Sar bachan prosa – Soami Ji Maharaj
Cartas espirituales – Baba Jaimal Singh
El amanecer de la luz – Maharaj Sawan Singh
Filosofía de los maestros (abreviado) – Maharaj Sawan Singh
Joyas espirituales – Maharaj Sawan Singh
Mi sumisión – Maharaj Sawan Singh
La ciencia del alma – Maharaj Jagat Singh
Así habló el maestro – Maharaj Charan Singh
Discursos espirituales (2 volúmenes) – Maharaj Charan Singh
El sendero – Maharaj Charan Singh
En busca de la luz – Maharaj Charan Singh
Legado espiritual – Maharaj Charan Singh
Luz divina – Maharaj Charan Singh
Luz sobre San Juan – Maharaj Charan Singh
Luz sobre San Mateo – Maharaj Charan Singh
Luz sobre Sant Mat – Maharaj Charan Singh
Muere para vivir – Maharaj Charan Singh
Perspectivas espirituales , vol. I y II – Maharaj Charan Singh

Con un gran maestro en la India – Julian P. Johnson


Conceptos e ilusiones: Una perspectiva – Sabina Oberoi
del yo al Shabad – Héctor Esponda Dubin
El cielo en la tierra – Daryai Lal Kapur
El sendero de los maestros – Julian P. Johnson
En busca del camino – Flora E. Wood
Espiritualidad básica – Héctor Esponda Dubin
La filosofía mística de Sant Mat – Peter Fripp
La liberación del alma – J. Stanley White
La llamada del Gran Maestro – Daryai Lal Kapur
La vida es justa – Brian Hines
La voz interior – C. W. Sanders
Meditación viva – Héctor Esponda Dubin
Misticismo. El sendero espiritual, vol. 2 – Lekh Raj Puri
Sant Mat esencial – B. Bocking
Tesoro infinito – Shanti Sethi
Una llamada al despertar – Sabina Oberoi y Beverly Chapman
Vida honesta – M. F. Singh

TRADICIÓN MÍSTICA
Gurú Nanak, sus enseñanzas místicas – J. R. Puri
Gurú Ravidas, la piedra filosofal – K. N. Upadhyaya
Kabir, el tejedor del Nombre de Dios – V. K. Sethi
Mira, la divina amante – V. K. Sethi

83
Libros sobre Espiritualidad 84

San Paltu, su vida y enseñanzas – Isaac A. Ezekiel


Sultán Bahu – J. R. Puri y V. K. Sethi
Tulsi Sahib, el santo de Hathras – J. R. Puri y V. K. Sethi

MISTICISMO Y RELIGIONES DEL MUNDO


Budismo: Camino al nirvana– K. N. Upadhyaya
Cuentos del Oriente místico
El Nombre sagrado – Miriam Bokser Caravella
El yoga del Surat Shabad y la Biblia – Joseph Leeming

COCINA VEGETARIANA
Cocina vegetariana (Recetas latinoamericanas)
Cocina vegetariana mediterránea
Cocina vegetariana mexicana

LITERATURA INFANTIL
El viaje del alma – Victoria Jones
Una luz muchas lámparas – Victoria Jones

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Dera Baba Jaimal Singh
Distrito de Amritsar
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