Do1 001
Do1 001
Do1 001
DOCTRINA
EMPLEO DE LAS FUERZAS
TERRESTRES
(3.a Edición)
EJÉRCITO
DE TIERRA
MINISTERIO
DE DEFENSA
MANDO
DE ADIESTRAMIENTO
Y DOCTRINA
Publicaciones y Reglamentos
Resolución 513/18419/03
Se aprueba la Publicación Militar del Ejército de Tierra (PMET.):
“Doctrina. Empleo de la Fuerza Terrestre DO1-001 (3.a edición)”, que
entrará en vigor el día 1 de marzo de 2004, quedando derogada a partir de
esa fecha la Publicación Militar del Ejército de Tierra: “DO1-001.
Doctrina. Empleo de la Fuerza Terrestre (2.a edición)”, aprobada por
Resolución 513/12528/98 (BOD. núm. 194, de 22/9/98).
La imprenta del Centro Geográfico del Ejército (CEGEO.) reali-
zará la distribución general, remitiendo gratuitamente a las Unidades,
Centros y Organismos (UCO,s.) el número de ejemplares que de-
termine la Dirección de Doctrina, Orgánica y Materiales del Mando
de Adiestramiento y Doctrina.
Las UCO,s. y componentes de las Fuerzas Armadas que particu-
larmente deseen esta publicación, podrán adquirirla al precio unitario
de 0,60 euros, solicitándola directamente al CEGEO.
Grado de clasificación: Sin clasificar.
Nivel de difusión: Para uso interno de las Fuerzas Armadas.
Madrid, 17 de octubre de 2003.
PROPUESTA DE MEJORA
AUTOR DE LA SUGERENCIA:
Empleo: ......................................................................................................................................
Nombre: .....................................................................................................................................
Destino: ......................................................................................................................................
Dirección, teléfono o fax de contacto: ......................................................................
......................................................................
Remitir a:
EXCMO. SR. GENERAL SUBDIRECTOR DE DOCTRINA
DIRECCIÓN DE DOCTRINA, ORGÁNICA Y MATERIALES
ACUARTELAMIENTO “LA MERCED”, 18071 GRANADA
ÍNDICE
Páginas
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . XXI
TÍTULO I
CONSIDERACIONES GENERALES
CAPÍTULO 1
LA DOCTRINA
CAPÍTULO 2
EL MARCO ESTRATÉGICO
V
Páginas
CAPÍTULO 3
LA GUERRA
CAPÍTULO 4
EL EJÉRCITO DE TIERRA
VI
Páginas
CAPÍTULO 5
LAS ESTRUCTURAS ORGÁNICAS
VII
Páginas
CAPÍTULO 6
LAS ORGANIZACIONES OPERATIVAS
VIII
Páginas
CAPÍTULO 7
LAS FUNCIONES DE COMBATE
CAPÍTULO 8
LAS ACTIVIDADES CONJUNTAS
IX
Páginas
CAPÍTULO 9
LA PROYECCIÓN DE FUERZA
9.1. Generalidades................................................. 9-1
9.2. El Ejército de Tierra en las operaciones de pro-
yección de fuerza ....................................... 9-3
9.3. Tipos de operaciones de proyección de fuerza. 9-3
9.4. Características de las operaciones de proyección
de fuerza..................................................... 9-4
9.4.a. Incertidumbre ................................................. 9-4
9.4.b. Versatilidad..................................................... 9-4
9.4.c. Escalonamiento .............................................. 9-5
9.4.d. Rapidez de respuesta...................................... 9-5
9.4.e. Adaptación al escenario ................................. 9-5
9.4.f. Preparación psicológica ................................. 9-5
9.5. Desarrollo de las operaciones de proyección
de fuerza..................................................... 9-6
9.5.a. Despliegue...................................................... 9-7
9.5.a.(1). Planeamiento.................................................. 9-7
9.5.a.(2). Movimiento.................................................... 9-8
9.5.a.(3). Entrada en zona ............................................. 9-8
9.5.b. Operaciones.................................................... 9-9
9.5.c. Repliegue ....................................................... 9-9
9.5.d. Apoyo logístico .............................................. 9-9
X
Páginas
TÍTULO II
OPERACIONES
CAPÍTULO 10
LAS OPERACIONES MILITARES
XI
Páginas
CAPÍTULO 11
EL PLANEAMIENTO DE
LAS OPERACIONES MILITARES
XII
Páginas
CAPÍTULO 12
LA OFENSIVA
XIII
Páginas
CAPÍTULO 13
LA DEFENSIVA
XIV
Páginas
CAPÍTULO 14
LAS OPERACIONES RETRÓGRADAS
XV
Páginas
CAPÍTULO 15
LAS OPERACIONES NO BÉLICAS
XVI
Páginas
CAPÍTULO 16
LA LOGÍSTICA
XVII
Páginas
XVIII
Páginas
CAPÍTULO 17
EL CONFLICTO ARMADO ASIMÉTRICO
XIX
INTRODUCCIÓN
XXI
dentro de un campo de batalla fluido, que obliga a la adopción de pro-
cedimientos y despliegues muy flexibles. Así mismo, la posibilidad
cada vez mayor de enfrentar adversarios asimétricos, que planteen un
modelo de combate muy alejado de las pautas convencionales, acon-
seja la revisión de algunos procedimientos y la formulación de otros
nuevos.
Las operaciones no bélicas se consolidan como una actividad cada
vez más frecuente de las fuerzas militares. La gran variedad de situa-
ciones que pueden plantearse en estas operaciones, así como la rapi-
dez con la que pueden evolucionar y cambiar de fisonomía, obligan a
combinar unos conceptos básicos claros con unos procedimientos de
actuación muy flexibles.
Por todas estas razones parece adecuado realizar una revisión de la
DO1-001 más profunda que la anterior, aunque manteniendo en gran
medida su esencia y contenidos.
Al igual que la precedente, la nueva versión de la doctrina se
enmarca en la legislación vigente y es coherente con la doctrina de la
Alianza Atlántica. Sus funciones siguen siendo las tradicionales de
servir de lenguaje común para los miembros del ET. y de establecer
los procedimientos normalizados que las fuerzas terrestres emplearán
en operaciones. La compenetración de los mandos con la doctrina, su
preparación personal y el nivel de adiestramiento e instrucción que
consigan obtener en las unidades bajo su mando, siguen siendo los
elementos esenciales para lograr la máxima eficacia del Ejército de
Tierra en el cumplimiento de sus misiones.
XXII
TÍTULO I
CONSIDERACIONES
GENERALES
CAPÍTULO 1
LA DOCTRINA
1.1. DEFINICIÓN
1.2. CONDICIONANTES
1-1
Por otra parte, es preciso destacar que las Fuerzas Terrestres podrán
tener necesidad de contar con el concurso de organizaciones civiles,
toda vez que determinadas actividades, tales como transportes estraté-
gicos y sostenimiento de las fuerzas, difícilmente podrán realizarse
sin su participación.
En consecuencia, la doctrina ha de ser flexible como forma de
adaptarse fácil y rápidamente a situaciones cambiantes, y actuar efi-
cazmente formando parte de organizaciones conjuntas y conjunto-
combinadas.
Todo ello en cualquier escenario y para lograr resultados decisivos
tanto en conflictos armados como en operaciones no bélicas y en
todos los ambientes operativos.
1.3. FUNDAMENTOS
1-2
1.4. MARCO CONCEPTUAL
1.5. CONSECUENCIAS
De la doctrina se derivan:
— Las normas y procedimientos de aplicación cuyo desarrollo
constituye el objeto de las publicaciones reglamentarias de las
fuerzas terrestres.
— Las bases para la elaboración de los planes de adiestramiento
de las unidades e instrucción de las tropas.
— Los fundamentos de la enseñanza militar que, entre otros, con-
forman los planes de estudio en sus distintos niveles.
— Los criterios para el perfeccionamiento de las estructuras orgá-
nicas y la determinación de medios con la tecnología adecuada.
— Las bases para la formación moral, intelectual y física del com-
batiente.
1-3
1.6. ÁMBITO DE APLICACIÓN
1-4
CAPÍTULO 2
EL MARCO ESTRATÉGICO
2-1
El Gobierno actualiza el estudio y definición de la Seguridad
Nacional a la que se aspira y de la Defensa Nacional que para ello es
necesaria. La concreción de los resultados de este estudio en acciones
se denomina Política Nacional de Seguridad y Defensa.
2.2. RIESGOS
2-2
Resulta particularmente inquietante la posibilidad de proliferación
de armas de destrucción masiva, así como de los vectores adecuados
para su lanzamiento. La difusión global de tecnología utilizable en la
producción de estas armas hace cada vez más accesible su posesión a
estados poco desarrollados e inestables.
Por último, nuestros intereses de seguridad pueden verse afectados
por riesgos de naturaleza más amplia, frecuentemente relacionados
entre sí, como: catástrofes climáticas, desplazamientos humanos
incontrolados, propagación de epidemias, así como por la interrupción
de la corriente de recursos vitales.
2-3
Componentes básicos de la defensa nacional son:
— La defensa militar, disposición permanente de todos los recur-
sos militares de la nación al servicio de la defensa nacional.
— La defensa civil, disposición permanente de recursos humanos
y materiales no propiamente militares al servicio de la defensa
nacional, y también en la lucha contra todo tipo de catástrofes
extraordinarias.
— Otros componentes, derivados habitualmente de la actuación
política, como la actividad diplomática, el desarrollo de una
legislación específica para la defensa o la política económica e
industrial orientada a la defensa.
La política de seguridad y defensa de España se integra en el con-
texto mundial a través de su presencia en organizaciones internaciona-
les, su participación en operaciones de paz y su vinculación a diversos
tratados. En el ámbito regional garantiza, llegado el caso, la salvaguar-
da de nuestros intereses nacionales de seguridad, mantiene un firme
compromiso de defensa colectiva con la Alianza Atlántica y respalda
la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea.
España, como toda nación, tiene sus propios intereses nacionales,
que son valores y bienes que constituyen sus aspiraciones básicas en
el orden internacional y el fundamento del bienestar y la prosperidad
de los españoles. Dentro de estos intereses, enmarcados en las aspira-
ciones de la Seguridad Nacional, existen algunos de particular trans-
cendencia, los intereses nacionales de seguridad, cuya salvaguarda
merece, si llega el caso, un esfuerzo de defensa. Estos intereses pue-
den clasificarse en:
— Vitales: Aquellos que España está dispuesta a proteger y, llega-
do el caso, a defender ante cualquier riesgo o amenaza, por
afectar a la supervivencia de la Nación. Comprenden la sobera-
nía, independencia e integridad territorial de España, el ordena-
miento constitucional y la libertad, la vida y la prosperidad de
los españoles.
— Estratégicos: Aquellos cuya protección contribuye decisiva-
mente a la defensa de los intereses vitales. Se derivan funda-
mentalmente de la situación geográfica y condición marítima
de España.
2-4
— Otros: Derivados de la posición que ocupa España en la comu-
nidad internacional, de su sentido de la solidaridad, de su con-
tribución a la causa de la paz y la libertad y de su relación con
las naciones de su comunidad histórica y cultural.
2.6. ESTRATEGIA
Se define la estrategia como “el arte y ciencia que trata del empleo
de la fuerza para prevenir, preparar y resolver los conflictos”. Sirve
para abordar una situación conflictiva, real o potencial, fijando la línea
de actuación más beneficiosa y sus posibles ramificaciones y alternati-
vas. La estrategia se genera en una decisión política aunque se desarro-
lla, sin perder por ello su coherencia, en tres niveles diferentes.
— En el primero, denominado Estrategia Nacional de Seguridad y
Defensa, las autoridades políticas nacionales establecen la
forma de alcanzar los Objetivos Nacionales y definen los Obje-
tivos de Seguridad y Defensa.
— En el segundo, denominado Estrategia Nacional de Defensa, el
Ministro de Defensa establece la forma de alcanzar los objeti-
vos de Seguridad y Defensa, definidos en el nivel anterior, y se
fijan los Objetivos de la Defensa.
— En el tercero, propiamente militar y de responsabilidad del
JEMAD., se establece la Estrategia Militar, es decir, la forma
en la que las Fuerzas Armadas alcanzan los Objetivos de la
Defensa, y se definen los Objetivos Estratégicos Militares.
2-6
Los cambios en el entorno estratégico quedan recogidos en la Direc-
tiva de Defensa Nacional, documento emitido por el Gobierno, que
señala periódicamente el comienzo de una etapa de renovación en la
política de seguridad y defensa. Con el propósito de efectuar esta revi-
sión estratégica de la defensa se establecen unos objetivos a largo plazo
tomando como base los recursos disponibles, y previendo un horizonte
financiero estable que, caso de merecer la aprobación del Gobierno,
constituyen la guía del planeamiento de fuerzas y la consecuente
dimensión de las Fuerzas Armadas, así como las capacidades militares
con que deberán contar para el cumplimiento de sus nuevas misiones.
El concepto estratégico determinará periódicamente el desarrollo
práctico de la política de defensa en el ámbito militar. Constituye la
expresión de la decisión adoptada para asegurar el logro de los objeti-
vos militares, e incluye el análisis de la situación estratégica, la valora-
ción de las capacidades propias y de los posibles riesgos o, en su caso,
amenazas, y la definición de las opciones estratégicas a desarrollar.
La estrategia militar de España se basa en cinco principios:
— Anticipación: Voluntad de evitar que los riesgos se materiali-
cen en agresiones contra la seguridad nacional e internacional.
— Visión global: Contemplando todos los casos posibles de
actuación en cualquier clase de escenario.
— Eficiencia: Búsqueda de la eficacia con la sencillez y econo-
mía de medios necesarios.
— Entidad estratégica única: Todos los espacios de soberanía
constituyen un conjunto inseparable y todos los recursos dispo-
nibles se utilizarán de modo global y coordinado.
— Fuerza suficiente: Se utilizarán las fuerzas y recursos necesa-
rios para que el cumplimiento de misiones y cometidos tenga
las máximas posibilidades de éxito.
La estrategia militar se desarrolla a través de la aplicación de cuatro
líneas de acción estratégicas militares: la disuasión militar, la coopera-
ción militar, la prevención militar y, llegado el caso, la respuesta militar.
— Disuasión militar: Consiste en mantener una fuerza militar ade-
cuada para convencer a cualquier agresor potencial de que el
uso de la fuerza contra los intereses nacionales de seguridad se
encontrará con una reacción militar eficaz, y que los riesgos
que deberá asumir, si inicia el conflicto, le supondrán daños
superiores a cualquier ganancia prevista.
2-7
— Cooperación militar: Consiste en la unión de esfuerzos con otros
países de nuestro entorno geográfico con similares intereses para
fortalecer las relaciones pacíficas y afrontar riesgos comunes.
— Prevención militar: Consiste en el desarrollo de medidas y
acciones que contribuyan a evitar la materialización de riesgos
susceptibles de convertirse en amenazas o agresiones abiertas
contra nuestros intereses.
— Respuesta militar: Consiste en la reacción ante una agresión
cuando la aplicación de la disuasión militar, la cooperación
militar y la prevención militar no tengan éxito. Las Fuerzas
Armadas reaccionarán ante una agresión de forma decisiva,
aunque gradual y proporcionada, posibilitando la reversibilidad
de la escalada y provocando, en cualquier circunstancia, una
situación militar favorable para la consecución del objetivo de
la estrategia militar.
La estrategia militar de la Alianza está basada en las tareas de segu-
ridad, consultas, disuasión y defensa, gestión de crisis y asociación.
— La seguridad se fundamenta en el afianzamiento de las institu-
ciones democráticas y en el compromiso de resolución pacífica
de las disputas, un entorno en el que ningún país pueda coac-
cionar a otro mediante las disputas o el uso de la fuerza.
— Las consultas tienen por objeto servir de foro transatlántico
esencial para tratar sobre cualquier cuestión que afecte a los
intereses vitales de los aliados, incluidos posibles aconteci-
mientos que planteen riesgos para su seguridad, y sirven tam-
bién para coordinar de manera adecuada sus esfuerzos en áreas
de interés común.
— Las misiones de disuasión y defensa constituyen el centro de la
solidaridad entre los miembros de la OTAN, que llegaría, de
ser preciso, hasta la defensa colectiva ante cualquier amenaza
de agresión dirigida contra un estado miembro.
— La gestión de crisis consiste en estar dispuestos, caso por caso
y mediante consenso, conforme al tratado de Washington, a
contribuir a la prevención eficaz de los conflictos y a intervenir
activamente en la gestión de las crisis, incluidas las operacio-
nes de respuesta a las crisis.
2-8
— La asociación pretende promover amplias relaciones de coope-
ración y de diálogo con otros países de la región euroatlántica,
con el fin de incrementar la transparencia, la confianza mutua
y la capacidad de acción conjunta con la Alianza.
2-9
2.8. LAS CAPACIDADES OPERATIVAS
Las capacidades operativas son las aptitudes que deben tener las
unidades orientadas al logro de un efecto estratégico, operacional o
táctico. Se generan mediante una combinación de personal, instruc-
ción, adiestramiento, equipos, logística y estructura, asentados sobre
la doctrina.
Las unidades desarrollan una serie de capacidades operativas para
poder afrontar un determinado tipo de misiones o desenvolverse en
unos espacios o ambientes específicos (misiones en montaña, misio-
nes en que es necesario disponer de velocidad o potencia, etc.). Estas
capacidades se enfocan específicamente a un cometido concreto que
permita obtener un efecto.
Cada tipo de unidad, dependiendo de sus medios, su orgánica y su
preparación, tendrá más desarrolladas unas capacidades operativas y
por ello unas unidades serán más adecuadas para ser empleadas en un
tipo de operaciones que otras.
Las capacidades operativas estarán integradas con carácter perma-
nente en las correspondientes unidades orgánicas. Cuando se articula
una organización operativa se la debe dotar de las capacidades opera-
tivas necesarias para el cumplimiento de su misión en el ámbito en
que será empleada.
2-10
CAPÍTULO 3
LA GUERRA
3-1
El conflicto armado es la confrontación física entre colectividades
organizadas, no necesariamente reconocidas a la luz del derecho inter-
nacional, caracterizada por el empleo de medios de combate con la
finalidad de imponer una voluntad sobre la otra.
En la actualidad, el proceso de gestión y evolución hasta llegar al
desencadenamiento de un conflicto armado, ha introducido en los sis-
temas de seguridad, y particularmente en los de defensa, el concepto
de crisis, que se puede definir como la situación de inestabilidad que
pudiera llegar a alterar la vida normal de la nación y la acción de
gobierno y que incluso, por su peligrosidad potencial para la seguri-
dad nacional y compartida, induce al Gobierno a tomar una serie de
medidas preventivas que pueden llevar asociada la puesta en marcha
de sus sistemas de preparación y respuesta y el empleo de los recursos de
la Defensa Nacional.
En toda crisis existe una acción o se produce una situación que,
alterando el proceso de normalidad, puede tener consecuencias impor-
tantes que exigen, para prevenirla o remediarla, la adopción de medi-
das urgentes de todo tipo, entre las cuales se puede incluir el empleo
de las Fuerzas Armadas.
La importancia de mantener la normalidad interior, así como de
cooperar a la estabilidad exterior en los estrechos márgenes de tiempo
de los que usualmente se dispone, exige organizar desde tiempo de
paz un sistema de conducción de crisis.
Se entiende como conducción de crisis al proceso de planeamien-
to, consultas y decisión a nivel nacional o aliado, sobre las medidas a
poner en práctica cuando la seguridad nacional o compartida, y en
especial la vida, seguridad o bienestar de los españoles, deban salva-
guardarse ante una situación que les afecte.
El sistema de conducción de crisis debe permitir al gobierno o
gobiernos afectados afrontar las situaciones sobrevenidas, de forma
oportuna y acertada, disuadiendo al contrario y, caso de no conseguir-
lo, llegar a las hostilidades en las mejores condiciones de preparación
para enfrentarse a ellas.
Un conflicto no resuelto puede evolucionar hacia un conflicto
armado limitado en finalidades, objetivos políticos o medios y proce-
dimientos empleados y que, a su vez, puede ampliarse o generalizarse
para desembocar, por último, en guerra.
3-2
La guerra o el conflicto armado, que tienen por finalidad imponer
la propia voluntad al enemigo, se llevarán a cabo ajustándose a los
compromisos suscritos por España y a los códigos morales propios de
las Fuerzas Armadas, en aquellos aspectos en que éstas participen.
En la guerra se suspenden las relaciones directas, diplomáticas o
de otro género entre los contendientes y se aplican supuestos del dere-
cho internacional, distintos a los habituales en tiempo de paz.
La naturaleza de la contribución militar a las situaciones de crisis,
conflicto armado o guerra es significativa y destacada. En la primera de
ellas, la participación y actuación de la fuerza está muy condicionada
por consideraciones políticas, que priman sobre las militares al graduar
el empleo de los medios. En el conflicto armado o en la guerra, son los
medios militares los que predominan para finalizar el conflicto.
En la actualidad, no sólo se producen conflictos entre colectivida-
des de la misma naturaleza, que puedan enfrentar medios de combate
de potencia similar, sino que las partes enfrentadas pueden ser de enti-
dad y potencial muy diferente. Esto da lugar a una diferenciación
entre conflictos simétricos y asimétricos.
El conflicto armado simétrico es aquel en que se usan modelos
estratégicos militares análogos. Por el contrario, y por exclusión, los
conflictos armados asimétricos enfrentan a contendientes con capaci-
dades militares normalmente distintas y con diferencias sustanciales
en su modelo estratégico.
3.2. EL TEATRO
3-3
Para cada objetivo estratégico, dentro de un Teatro, se establece un
Teatro de Operaciones (TO.)
Como quiera que la tecnología y la doctrina han ampliado el poder
de destrucción, el ritmo y la profundidad de las operaciones, es preci-
so realizar conceptualmente una delimitación del Teatro de Operacio-
nes. Así, en él se pueden considerar dos zonas diferenciadas, una en la
que las fuerzas combatientes desarrollan sus operaciones y otra nece-
saria para su sostenimiento. Se denominan respectivamente zona de
combate y zona de comunicaciones.
En determinadas circunstancias, un Teatro de Operaciones podrá
estar formado por una o varias Zonas de Operaciones (ZO.), que a su
vez pueden dividirse en zonas de combate y de comunicaciones.
Una Zona de Operaciones es la parte de un Teatro de Operaciones
que delimita en tiempo, extensión geográfica o características de los
medios empleados las operaciones militares necesarias para la conse-
cución de un objetivo operacional.
El territorio nacional es el lugar donde se asienta el potencial de
una nación. En él se encuentra la base de producción, de proyección y
de sostenimiento de las fuerzas empeñadas en los posibles Teatros de
Operaciones. Todo o parte del territorio nacional puede quedar inclui-
do en un Teatro de Operaciones.
3-4
Estos niveles no están asociados a la entidad o características de
las fuerzas empleadas, sino a la repercusión que, para la resolución
del conflicto armado, tienen los objetivos fijados.
3-5
Se entiende por campaña una serie de operaciones militares, rela-
cionadas entre sí, para alcanzar un objetivo estratégico militar en un
tiempo y espacio determinados.
Se entiende por operación principal la acción coordinada de fuer-
zas importantes en una fase de una campaña para alcanzar objetivos
operacionales.
En este nivel, enlace entre los niveles estratégico y táctico, la con-
ducción corresponde a los mandos operativos expresamente designa-
dos, quienes determinan los objetivos operacionales cuya consecución
permitirá alcanzar los objetivos estratégicos militares.
3-6
Conocerlos no es suficiente para vencer, pero ignorarlos es, a me-
nudo, suficiente para ser derrotado.
Los principios constituyen la base formal permanente de la ciencia y
el arte militares. Sin ellos, la base científica de la conducción de las ope-
raciones militares carecería de solidez y el arte militar no podría presentar
las manifestaciones geniales de los grandes hechos que enseña la historia.
Los principios sirven como punto de apoyo a las teorías y a las doc-
trinas mediante su ponderación y adaptación según el ambiente econó-
mico-social, el nivel de desarrollo tecnológico de los medios y el criterio
político establecido para la realización de la guerra en cada época.
Los principios fundamentales del arte de la guerra, de aplicación en
todos los niveles de conducción y en todo el espectro del conflicto, son:
— Voluntad de vencer.
— Libertad de acción.
— Capacidad de ejecución.
La voluntad de vencer debe entenderse como el firme propósito
del mando y de las tropas de imponerse al adversario en cualquier
situación por desfavorable que ésta sea.
Implica fe en el triunfo, tenacidad para alcanzarlo y actividad insu-
perable en la ejecución. Se basa en los valores morales que constitu-
yen el primordial exponente de la valía de un ejército.
La libertad de acción es la posibilidad de decidir, preparar y ejecu-
tar los planes a pesar de la voluntad del adversario. El mando procura-
rá conservarla a todo trance, y, si la pierde, tratará de recuperarla lo
antes posible utilizando todos los medios a su alcance.
La capacidad de ejecución es la facultad de saber determinar y
adecuar los medios y su forma de empleo a las misiones asignadas,
estableciendo los planes necesarios para el desarrollo de las operacio-
nes, ejecutándolos de la forma prevista y modificándolos en función
de los cambios que la situación aconseje.
3-7
La posibilidad de empleo de armas de diferente letalidad, de medios
con distinto nivel de desarrollo tecnológico y de las diversas opciones
tácticas utilizables por las fuerzas militares, da lugar a una gama de posi-
bles procedimientos que pudieran ser empleados en un conflicto bélico.
La elección del procedimiento a emplear depende de un número
variable de circunstancias tales como:
— La evolución de la opinión pública, cada vez más proclive a
evitar sufrimientos a la población, a disminuir los efectos cola-
terales de las acciones de fuego y a reducir al mínimo indis-
pensable las bajas propias.
— El perfeccionamiento del armamento y material, consecuencia
inmediata del progreso tecnológico.
— El tipo de operación que se desarrolle.
— La evolución del conflicto.
A veces, es preciso variarlos sobre el mismo campo de batalla, sin
que otros elementos hayan cambiado, porque así lo exigen la moral,
las necesidades de las tropas o los medios disponibles.
La aplicación acertada, en todo momento, de los procedimientos más
adecuados, en el marco de los principios, expresa la capacidad del mando.
3-8
Figura 3.1.—Relación entre la pirámide de estrategias y los niveles de conducción
de las operaciones
3-9
CAPÍTULO 4
EL EJÉRCITO DE TIERRA
4.1. GENERALIDADES
4-1
— El respeto a la dignidad y a los derechos inviolables del ser
humano, incluso en su faceta de combatiente enemigo, de
acuerdo con lo que dispongan las leyes y usos de la guerra.
— El liderazgo, la iniciativa, la creatividad y la capacidad de
adaptación de los cuadros de mando y de las tropas.
El Ejército de Tierra recibe del Estado los recursos humanos, mate-
riales y económicos con los cuales ha de organizar y preparar sus fuer-
zas. Éstas han de ser capaces de ejercer la disuasión frente a cualquier
posible amenaza y, en su caso, ejecutar las operaciones militares que se
le asignen, procurando que el coste humano sea el menor posible.
La preparación para conseguir el mayor grado de eficacia para la gue-
rra es, en tiempo de paz, la actividad principal del Ejército de Tierra; ello
le permitirá cumplir las misiones de combate que se le encomienden y,
además, ser empleado con garantía de éxito en otras misiones no bélicas.
4-3
4.3. CUERPOS, ARMAS Y ESPECIALIDADES
Para lograr los fines que se persiguen, en cada momento se requie-
ren unos medios y unos procedimientos determinados que, con su
evolución a lo largo del tiempo, han producido una mayor especiali-
zación en el cumplimiento de las misiones.
Los Cuerpos específicos del ET. y sus cometidos generales son los
siguientes:
— Cuerpo General de las Armas del Ejército de Tierra. Sus
cometidos son la preparación y empleo de la Fuerza y del
Apoyo a la Fuerza.
— Cuerpo de Intendencia del Ejército de Tierra. Sus cometidos
son el planeamiento y gestión de los recursos económicos, el
asesoramiento en materia económico-financiera y los de carác-
ter logístico que se les encomienden reglamentariamente.
— Cuerpo de Ingenieros Politécnicos del Ejército de Tierra. Sus
cometidos son el asesoramiento, aplicación, estudio e investiga-
ción en materias técnicas y los de carácter técnico o logístico
relacionados con el mantenimiento propio de sus especialidades.
— Cuerpo de Especialistas del Ejército de Tierra. Sus cometidos
son el mantenimiento, abastecimiento, gestión de recursos y,
en su caso, manejo de sistemas de armas, equipos y demás
medios materiales.
El personal perteneciente al Cuerpo General de las Armas del ET.
posee una “especialidad fundamental” asimilada, en algunos casos, al
concepto y ámbito de competencia de las Armas tradicionales y puede
poseer una o más “especialidades complementarias”.
4.3.a.(1). Infantería
Es por excelencia el Arma de la maniobra. Concebida para actuar en
toda clase de terrenos y circunstancias, constituye el núcleo de las Fuer-
zas Terrestres y en su beneficio actuarán, normalmente, todas las demás.
Las características de la Infantería son la movilidad, adherencia y
adaptación al terreno; la versatilidad, fluidez y flexibilidad de sus des-
pliegues, y la potencia de choque.
Estas características proporcionan a sus unidades un conjunto
equilibrado de capacidades medias que les permiten combatir, en
casos excepcionales, con sus solos elementos y recursos, aunque nor-
malmente necesita de la colaboración y apoyo de las otras Armas y
Ejércitos.
Su capacidad para adaptar sus despliegues y fuegos al terreno, las
hacen especialmente aptas para el avance y la infiltración en ofensiva,
y para ocupar y mantener el terreno en defensiva.
Su misión genérica es destruir o completar la destrucción del
adversario o anularlo. Para ello utilizará procedimientos ofensivos o
defensivos, según el cometido asignado y la situación.
Combaten a pie, en vehículos con coraza y carros de combate. Sus
unidades ligeras son las más idóneas para la ocupación del terreno y
para la utilización de medios de helitransporte y otros medios aéreos,
que les proporcionan la posibilidad de actuar con eficiencia y oportu-
nidad sobre puntos o zonas alejados. Sus unidades medias dan res-
puesta adecuada a la necesidad de controlar las crisis emergentes que
precisen, a la vez, una reacción rápida y la suficiente capacidad reso-
lutiva. Sus unidades pesadas, por su protección, gran potencia de
fuego y choque, son aptas para las acciones móviles y profundas.
La abnegación, el espíritu de sacrificio, la iniciativa y la perseve-
rancia, virtudes sobresalientes del Arma, se reflejan en su más genui-
no exponente, el infante, el pilar del Arma, cuya valía se fundamenta
en la fuerza moral.
4-5
4.3.a.(2). Caballería
Es por excelencia el Arma del reconocimiento, de la seguridad y
del contacto.
Sus características principales son: velocidad, movilidad, flexibili-
dad y fluidez, de las que son consecuencia su rapidez de maniobra y
gran radio de acción.
Sus unidades basan fundamentalmente su actuación en la manio-
bra, que ejecutan mediante el movimiento rápido. Sus acciones tienen
siempre un marcado carácter ofensivo. Combaten con carros de com-
bate, vehículos de reconocimiento y combate y vehículos acorazados.
Estas unidades ven potenciadas sus posibilidades con el apoyo de uni-
dades de helicópteros.
Las misiones características de la Caballería son: reconocer, descu-
brir o explorar; proteger, cubrir o proporcionar seguridad; explotar el
éxito y perseguir. Tiene también gran aptitud para ejecutar acciones
en las que se precise economía de medios, para el combate de encuen-
tro, para el enlace táctico, para constituir una ágil y potente reserva o
ejecutar operaciones retrógradas.
La audacia, la acometividad, la iniciativa y el sacrificio son virtu-
des sobresalientes del Arma, que compendian y caracterizan el tradi-
cional espíritu jinete del soldado de Caballería.
4.3.a.(3). Artillería
Es por excelencia el Arma del fuego. Los objetivos terrestres,
navales y aéreos sobre los que actúa caracterizan a las diferentes cla-
ses de Artillería: de campaña, de costa y antiaérea.
Las unidades de Artillería de campaña apoyan y protegen al resto
de las fuerzas en acciones terrestres con sus fuegos potentes, precisos
y profundos y auxilian al mando en la integración de todos los apoyos
de fuego que actúan en beneficio de la maniobra. Pesa sustancialmen-
te en la valoración de la capacidad de combate de una unidad, pudien-
do influir notablemente en el resultado de la acción.
En el combate terrestre, la Artillería de campaña constituye funda-
mentalmente el esqueleto sobre el que se apoya el sistema que mate-
rializa el sistema de apoyos de fuego.
4-6
Las unidades de Artillería de costa cumplen con la finalidad de
protección y defensa de zonas y puntos sensibles del litoral, mediante
obtención de información y fuegos de protección en profundidad con-
tra fuerzas navales hostiles. Desempeñan un papel preponderante en
la defensa y control del tráfico marítimo cuya importancia y caracte-
rísticas lo requiera.
Las unidades de Artillería antiaérea proporcionan protección a las
unidades e instalaciones del Ejército de Tierra o de otros Ejércitos y a
los puntos vitales y zonas seleccionadas que por su importancia se le
encomienden, contra cualquier clase de acción aérea hostil, garanti-
zando la conservación de la capacidad de combate de la fuerza y la
preservación de los intereses protegidos. Son las responsables princi-
pales de llevar a cabo las operaciones de defensa antiaérea, integrán-
dose en el sistema que materializa la defensa aérea.
La lealtad, la laboriosidad, la preparación técnica, la precisión en
los trabajos, el compañerismo y el espíritu de equipo caracterizan al
Arma y distinguen al artillero.
4.3.a.(4). Ingenieros
4-7
4.3.a.(4).(a). ESPECIALIDAD FUNDAMENTAL INGENIEROS
Las unidades de Ingenieros favorecen la maniobra propia y dificul-
tan la del enemigo mediante acciones conducentes a modificar las
condiciones del terreno, realizando misiones de apoyo a la movilidad,
contramovilidad y protección.
También contribuyen a proteger a las fuerzas propias construyendo
y preparando obras de fortificación y a mantener o crear la infraes-
tructura necesaria para la proyección y el sostenimiento de la fuerza;
estas tareas constituyen la misión de Apoyo General de Ingenieros.
Asimismo, son especialmente aptas para ser empleadas en misiones
de ayuda a la población civil ante cualquier tipo de catástrofe.
4-8
4.4. ESTRUCTURA DEL EJÉRCITO DE TIERRA
4-9
En síntesis, son las siguientes:
— Eficacia para hacer sentir la presencia de España en el mundo
conforme le corresponde por su estatus en el concierto de las
naciones.
— Posibilidad de empleo en el marco conjunto y combinado, en
todo el espectro del conflicto y en forma decisiva.
— Rapidez de despliegue y capacidad de sostenimiento.
— Diseño orientado al combate.
— Persecución de la máxima eficacia en la resolución de conflic-
tos, con una ejecución precisa y buscando la mayor protección
de las tropas.
— Aumento de las capacidades militares mediante la tecnología y
el dominio de la información.
— Disponibilidad gradual.
— Protección de la fuerza.
— Interoperabilidad en procedimientos y métodos de trabajo.
— Aptitud para liderar estructuras y unidades multinacionales.
— Posibilidad de colaborar con autoridades civiles y otros orga-
nismos del Estado.
— Capacidad de coordinación con otras organizaciones y de
actuación en misiones CIMIC.
Características que le permitirán cumplir el objetivo de las Fuerzas
Terrestres que es contribuir al esfuerzo conjunto, constituyendo unas
fuerzas compuestas de personas motivadas y preparadas; con elevada
capacidad de proyección y despliegue; con alta movilidad táctica y
rápida capacidad de concentración y dispersión; resolutivas; con un
amplio dominio de la información en la Zona de Operaciones; capa-
ces de batir objetivos con precisión, evitando daños colaterales, inclu-
so a grandes distancias; interoperables y aptas para integrarse en
Organizaciones Internacionales; con la adecuada protección, que les
garantice la máxima supervivencia; capaces de actuar en todo el
espectro del conflicto y sostenibles por un período prolongado.
4-10
CAPÍTULO 5
5.1. GENERALIDADES
5-1
Por otra parte, esta articulación permite optimizar los recursos,
racionalizar la instrucción y el adiestramiento, y ejercitarse en las
acciones y procedimientos propios de cada Arma.
La existencia de unidades con diferentes aptitudes y características
permitirá aplicar el principio de capacidad de ejecución, con el des-
arrollo de las actividades demandadas por las operaciones, adaptándo-
las a las condiciones del Teatro de Operaciones y disponiendo así de
la capacidad de combate necesaria para lograr el éxito.
Estas mismas aptitudes y características les permitirán actuar en el
marco de las operaciones no bélicas, cuando la situación lo requiera.
5-3
5.2.a.(1).(c). UNIDADES LIGERO-ACORAZADAS
Están equipadas fundamentalmente con vehículos de reconoci-
miento y de combate sobre ruedas y cadenas, así como con carros de
combate que las capacitan para llevar a cabo operaciones relacionadas
con la seguridad, así como ofensivas, defensivas y retrógradas.
Su mayor flexibilidad y movilidad les permite operar sobre
amplios frentes, a gran distancia de las fuerzas propias, penetrar en
los dispositivos de seguridad enemigos y explotar a fondo la sorpresa.
Constituyen un elemento de maniobra especialmente apto para
operaciones de reconocimiento, seguridad y combate.
5-4
5.2.a.(3). Unidades ligeras
Están constituidas básicamente por unidades de Infantería y son
especialmente aptas para su empleo en terrenos difíciles (montañosos,
urbanizados, selvas, etc.), climatología variada y para ser proyectadas
en un plazo breve.
Las unidades ligeras combaten normalmente a pie aunque, para su
desplazamiento, pueden hacer uso de cualquier medio. También pue-
den utilizar vehículos dotados de una adecuada potencia de fuego y
protección. Son helitransportables, lo que aumenta notablemente su
movilidad táctica y operacional.
Tienen una gran capacidad de infiltración y de ocupación del terre-
no y una limitada autonomía táctica y logística, por lo que se emplea-
rán normalmente en combinación con otro tipo de unidades.
El armamento y material de que estén dotadas, aunque ligeros, les
debe permitir mantener alta su potencia de combate, su defensa con-
tracarro, su defensa antiaérea y su capacidad de supervivencia en
ambiente NBQ y en el combate nocturno.
En el nivel estratégico, estas unidades son las que permiten un rápido
empleo de la fuerza y, por ello, podrán ser las primeras en desplegar,
tanto en el marco nacional como en el de alianzas o coaliciones, si bien
necesitarán ser reforzadas rápidamente por unidades medias o pesadas.
En el nivel operacional, siempre que la rapidez prime sobre la
potencia, sus características aconsejan emplearlas en primer lugar
para establecer una fuerza de entrada inicial con la suficiente potencia
de combate para, a su amparo, constituir y emplear el grueso de las
fuerzas con las que alcanzar los objetivos.
En las siguientes fases de la operación, su ligereza se aprovechará
para integrarlas en la maniobra, bien en combinación con otro tipo de
unidades, bien empleándolas donde se requiera un desplazamiento
rápido o una ocupación temporal de puntos fundamentales.
Además, son aptas para cometidos de seguridad y protección,
defensa de zona, esfuerzos de apoyo, reconocimiento, etc., dentro de
una fuerza operativa, cuyo núcleo sean unidades medias o pesadas.
5.2.a.(3).(a). UNIDADES AEROTRANSPORTABLES
Están organizadas, equipadas y adiestradas para desplegar con
rapidez a gran distancia utilizando medios aéreos para su transporte
y/o lanzamiento en paracaídas.
5-5
La posibilidad de su empleo representa una amenaza potencial
para el enemigo en la profundidad de su despliegue.
Su reducida autonomía tras su llegada a tierra, impone un rápido
enlace con otras fuerzas propias o un permanente y elevado apoyo
logístico. Asimismo, necesitan disponer de una eficaz protección con-
tra los ataques aéreos y contra los elementos acorazados del enemigo.
La disponibilidad de suficientes medios aéreos y la meteorología
pueden condicionar su empleo.
5-6
Los helicópteros les confieren las características de rapidez, alcan-
ce, flexibilidad y movilidad, que unidas a una elevada potencia de
fuego les convierte en unidades muy aptas para su empleo a grandes
distancias.
Estas características las capacitan para realizar operaciones en pro-
fundidad, próximas y en retaguardia, siendo su empleo más frecuente
en actitud ofensiva.
Las misiones principales que pueden cumplir son las de interdic-
ción, incursiones, operaciones aeromóviles, de reconocimiento y
seguridad, acciones de retardo y desgaste, inserción de elementos de
operaciones especiales y operaciones de helicópteros en apoyo a otras
unidades de superficie. Además, su movilidad y rapidez de ejecución
permiten su empleo en la ocupación y presencia inmediata en puntos
o localidades en situaciones de gestión de crisis.
5-7
5.2.a.(5). Unidades de helicópteros de ataque
Están constituidas por helicópteros equipados con una amplia
gama de armamento y son aptas para llevar a cabo acciones autóno-
mas profundas para neutralizar o destruir medios enemigos.
Sus características principales son la movilidad, velocidad, flexibi-
lidad, potencia de fuego y una gran facilidad para establecer y rom-
per el contacto. Son capaces de operar desde zonas inaccesibles a
otros medios por su independencia del obstáculo terrestre para el mo-
vimiento.
Las condiciones meteorológicas adversas y la necesidad de un
apoyo logístico voluminoso y complejo pueden condicionar sus ope-
raciones.
En el nivel operacional, pueden considerarse el medio más rápido
en manos del mando para alcanzar y mantener la iniciativa, mediante
acciones en profundidad en las que se combine la velocidad y la sor-
presa. Igualmente permiten al mando hacer frente, con urgencia, a una
acción enemiga de envergadura.
En el nivel táctico, participarán en acciones en las que predomine
el movimiento y la existencia de espacios libres y tengan la finalidad
de lograr el desgaste o la destrucción del enemigo, pudiendo emplear-
se también en misiones de reconocimiento, ya que su movilidad y
medios de detección le permiten proporcionar inteligencia con oportu-
nidad en todo el campo de batalla.
Sus posibilidades de despliegue en las inmediaciones de las unida-
des terrestres, así como su precisión y potencia de fuego, hacen de
estas unidades un eficaz medio de apoyos de fuego, en circunstancias
en las que no se pueden emplear otros medios.
5-8
5.2.b.(1). Unidades de apoyos de fuego
Son aquellas que combaten mediante el empleo colectivo y coordi-
nado de las armas de tiro indirecto y de los medios de adquisición de
objetivos.
Por tanto, los apoyos de fuego los proporcionan, entre otras, las
unidades de Artillería (campaña y costa) y las unidades de adquisición
de objetivos. Las unidades de apoyos de fuego estarán estrechamente
relacionadas con los sistemas de reconocimiento, inteligencia y vigi-
lancia, a los que aportarán toda la información obtenida por sus
medios y de los que recibirán inteligencia.
5-9
Estas unidades constituirán el esqueleto de la defensa en aquellos
lugares del litoral cuya importancia y características lo requieran.
Las limitaciones al empleo eficaz de la Artillería de costa vendrán
dadas por los alcances de las armas y de los medios de detección que,
a su vez, podrán estar influenciados por las condiciones meteorológi-
cas y por las contramedidas electrónicas enemigas.
5-10
Tienen la misión de proteger a las unidades e instalaciones del
Ejército de Tierra o de otros Ejércitos en el Teatro de Operaciones y a
los puntos y zonas vitales del territorio nacional que se le encomien-
den, contra cualquier clase de acción aérea hostil, garantizando la
conservación de la capacidad de combate de la fuerza y la preserva-
ción de los intereses protegidos.
Están equipadas con sistemas de armas superficie-aire (misil y
cañón) para combatir las amenazas a diferentes alturas, medios de
vigilancia y adquisición de objetivos y medios de mando y control
capaces de trabajar en tiempo real.
El amplio uso del espectro electromagnético que precisan sus sis-
temas y los equipos específicos de guerra electrónica a los que deben
enfrentarse, hacen necesario que las unidades de Artillería antiaérea,
para el cumplimiento de sus cometidos, estén especialmente equipa-
das y adiestradas para el combate en ambiente de guerra electrónica.
5-12
Los helicópteros de maniobra sirven de base para la constitución
de agrupamientos aeromóviles en unión de unidades ligeras y de otras
unidades de helicópteros.
Los helicópteros de reconocimiento proporcionan una amplia
gama de posibilidades para la exploración, el reconocimiento y la
seguridad, permitiendo detectar e identificar las fuerzas enemigas en
todo el campo de batalla.
Los helicópteros de transporte permiten realizar el apoyo logístico
necesario para el sostenimiento de la organización operativa que se
constituya.
5.2.b.(2).(g). UNIDADES DE DEFENSA NBQ
Estas unidades están especialmente organizadas, equipadas y
adiestradas en el empleo de medios para la detección, localización y
neutralización de acciones NBQ.
5.2.b.(2).(h). UNIDADES DE CUARTEL GENERAL
Son las capacitadas para instalar los puestos de mando y atender a
la vida, funcionamiento y seguridad del cuartel general, al objeto de
facilitar a éste la realización de la función Mando y Control.
5.2.b.(2).(i). UNIDADES DE INTELIGENCIA
Constituyen el conjunto orgánico de recursos humanos y materia-
les dedicados a la gestión de inteligencia y contrainteligencia en todas
las fases del ciclo e integrado en la estructura ISTAR del escalón de
mando al que pertenezca.
Deberán disponer de los medios adecuados que les permitan obte-
ner y gestionar información actualizada de las fuerzas enemigas, el
terreno, la meteorología y otros factores del campo de batalla que
influyen significativamente en las operaciones, para elaborar inteli-
gencia, con la finalidad de obtener una situación de partida ventajosa
sobre el adversario y que ésta se mantenga durante toda la operación.
5.2.b.(2).(j). UNIDADES DE OPERACIONES-SEGURIDAD
Dentro de estas unidades se encuentran las de Policía Militar, que
son responsables del control de tráfico y circulación de individuos, así
como de la custodia de detenidos militares.
5-13
5.2.b.(2).(k). UNIDADES DE cOOPERACIÓN CÍVICO-MILITAR
Son aquellas que tienen por cometido ejecutar las actividades u
operaciones cívico-militares tanto para materializar el enlace cívico-
militar como los apoyos al entorno civil y del entorno civil a la fuerza.
5-14
5.2.c.(4). Unidades de transporte
5-15
5.2.c.(7). Unidades de obras
5-16
CAPÍTULO 6
6.1. GENERALIDADES
6-1
La preparación de las fuerzas depende de la estructura orgánica
establecida, y su empleo y el adiestramiento específico para la misión,
de la organización operativa que en cada caso se establezca.
La necesaria disponibilidad de las fuerzas, unida a la flexibilidad
de su empleo, obliga a disponer de unos métodos ágiles para el paso de
una estructura orgánica a una organización operativa. Esto se logra
confiriendo un diferente grado de autoridad a sus jefes o comandantes
y con los distintos modos de transferir la autoridad sobre las fuerzas.
En función de las facultades con las que se ejerce esta autoridad,
existen tres tipos de mando diferenciados:
— Mando orgánico: Autoridad conferida con carácter permanente
a un militar, para ejercer la función de mando sobre fuerzas y
medios militares, con responsabilidad en la organización, prepa-
ración, seguridad, administración, apoyo logístico y disciplina.
— Mando operativo: Autoridad conferida con carácter temporal a
un militar para el desarrollo de operaciones militares y para
dirigir el adiestramiento orientado a las mismas. En ciertos
casos incluye autoridad disciplinaria.
— Mando pleno: Autoridad y responsabilidad conferida a un
mando militar que abarca cada aspecto de las operaciones mili-
tares y de la administración; existe solamente dentro de los
ejércitos nacionales. Se ejerce este mando cuando se ostente el
orgánico y el operativo simultáneamente.
6-2
nado. Cuando esta cesión de autoridad se efectúa fuera de la propia
cadena de mando se denomina transferencia de autoridad (TOA). En
caso de efectuarse en el ámbito de las pequeñas unidades, a esta
cesión de autoridad se le denomina agregación.
Siempre que se realice una delegación, transferencia o agregación,
se indicará la modalidad de mando que se cede, así como las condicio-
nes y, en su caso, el plazo de tiempo durante el cual dicha cesión será
efectiva. Todo ello deberá quedar reflejado en el preceptivo documento.
No se podrá delegar o transferir una autoridad que a su vez se haya
obtenido mediante delegación o transferencia.
De forma general y en función del nivel de conducción donde se
ejerza el mando operativo y de las actividades que desempeñe, se dis-
tinguen las modalidades siguientes:
— Mando operacional (OPCOM).
— Control operacional (OPCON).
— Mando táctico (TACOM).
— Control táctico (TACON).
En el nivel operacional, el ejercicio completo del mando operativo
se denomina mando operacional (OPCOM). Si se le limita en alguna
actividad recibe la denominación de control operacional (OPCON).
Mando operacional (OPCOM):
— Es la autoridad conferida a un jefe para asignar misiones o
cometidos a jefes subordinados, para desplegar unidades, rea-
signar fuerzas y mantener o delegar el control operacional
(OPCON) o el control táctico (TACON) cuando se estime
necesario. En sí mismo no incluye responsabilidad sobre la
administración, la disciplina y el apoyo logístico de las fuerzas
atribuidas, pero sí para determinar las necesidades y coordinar
el apoyo logístico.
Control operacional (OPCON):
— Es la autoridad delegada o transferida a un jefe para dirigir
fuerzas asignadas, de manera que pueda cumplimentar misio-
nes o cometidos concretos (que suelen estar limitados por la
función, el tiempo o el espacio), desplegar las unidades y man-
6-3
tener o delegar el control táctico (TACON) sobre ellas. No incluye
autoridad para asignar misiones diferentes a la totalidad o parte de las
fuerzas asignadas. Tampoco incluye responsabilidades administrativas
ni logísticas.
En el nivel táctico, el ejercicio completo del mando operativo se
denomina mando táctico (TACOM) y su ejercicio limitado control
táctico (TACON).
Mando táctico (TACOM):
— Es la autoridad delegada en un jefe para asignar cometidos a
fuerzas bajo su mando para el cumplimiento de la misión asig-
nada por autoridad superior. Incluye autoridad para delegar o
mantener el control táctico (TACON).
Control táctico (TACON):
— Es la autoridad delegada en un jefe para llevar a cabo la direc-
ción detallada, y normalmente local, de los movimientos y
maniobras necesarios para el cumplimiento de las misiones o
cometidos asignados.
6-4
Debe establecerse un límite tanto en la polivalencia de las unida-
des como en el tamaño de cada tipo de módulo establecido, para ase-
gurar que estas unidades dispongan permanentemente de determi-
nadas posibilidades de empleo.
En el nivel operacional, tanto a nivel nacional como en el ámbito
de las alianzas internacionales, la transferencia de fuerzas de una
organización a otra se realiza normalmente en dos fases: atribución de
fuerzas operativas y transferencia de autoridad.
La atribución de fuerzas es el acto de prever su integración en una
organización operativa superior, confiriendo autoridad a un mando
operativo sobre las mismas para la elaboración de planes. Existen las
siguientes modalidades de atribución:
— Fuerzas permanentes: Son fuerzas constituidas que quedan
permanentemente bajo la autoridad de un mando operativo
para el cumplimiento de una misión determinada.
— Fuerzas asignadas: Son fuerzas constituidas que quedan bajo
la autoridad de un mando operativo, a partir de un momento o
circunstancia previamente establecido, para el cumplimiento
de una misión determinada.
— Fuerzas previstas: Son fuerzas constituidas o a constituirse,
para que puedan ser puestas en un futuro bajo la autoridad de
un mando operativo.
Cuando se realice la transferencia de autoridad, se indicará la mo-
dalidad de mando que se transfiere, las delegaciones que se autorizan
y hasta qué nivel, así como las condiciones y, en su caso, plazo de
tiempo en que sea efectiva.
La unidad que se transfiere de una estructura orgánica a una orga-
nización operativa debe encontrarse dispuesta, lo que supone reunir
las condiciones siguientes:
— Al completo de personal y equipada con arreglo a sus plantillas
orgánicas.
— Con el grado de adiestramiento y el estado operativo del mate-
rial adecuados para llevar a cabo la misión que se le asigne.
— Con los recursos logísticos necesarios, deducidos de los planes
de contingencia, ya integrados dentro de la unidad o debida-
mente definidos y ubicados.
6-5
6.1.c. TIPOS DE ORGANIZACIONES OPERATIVAS
En los ámbitos conjunto y combinado, será normal la constitución
modular de las organizaciones operativas, designando un cuartel
general preexistente como mando operativo de la fuerza y atribuyén-
dole, según lo establecido en el apartado anterior, las unidades de
combate y de apoyo necesarias para la ejecución de las operaciones
previstas. Estas organizaciones se denominan fuerzas operativas.
En el ámbito específico terrestre, se denominan también fuerzas
operativas cuando en su constitución participan las grandes unidades.
Si se constituyen sobre la base de pequeñas unidades, se denominan
agrupamientos tácticos.
En este ámbito, la constitución de una fuerza operativa se efectúa a
partir de una gran unidad, empleando su cuartel general como ele-
mento básico, y detrayéndole elementos orgánicos o aumentándoselos
con elementos procedentes de otra unidad, sin necesidad de cambios
estructurales.
Este mismo criterio se sigue para la formación de agrupamientos
tácticos. El aumento o disminución de elementos se realizará median-
te agregaciones o segregaciones temporales.
Con las salvedades que dicte en cada momento la orden de agrega-
ción, el mando de una organización operativa que reciba una unidad
agregada ejercerá sobre ella el mismo grado de mando operativo que
sobre el resto de sus fuerzas.
6-6
Las grandes unidades son los elementos básicos con los que se
constituye el componente terrestre de una fuerza operativa.
La intensidad de la acción que exija el cumplimiento de su misión
puede ser muy variable, por lo que la organización de una gran unidad
no podrá nunca responder a todos y cada uno de los cometidos que se
le puedan encomendar y, como consecuencia, la gran unidad Brigada
no se constituye en relación con el máximo esfuerzo que pueda verse
obligada a realizar, sino atendiendo a uno de tipo medio.
Cuando la complejidad de la maniobra y las necesidades de
medios para el cumplimiento de la misión lo precisen, se constituirán
grandes unidades superiores, cuya organización se establecerá en fun-
ción de las acciones que se requieran de ellas. Sin embargo, una vez
constituidas, poseen todas las capacidades necesarias para llevar a
cabo operaciones por un período de tiempo considerable.
Las grandes unidades superiores pueden establecerse con carácter
permanente, pero, en tal caso, su constitución responderá normalmen-
te a razones orgánicas.
En la estructura orgánica de la Fuerza figurarán los elementos
necesarios para constituir o completar las grandes unidades superiores
y reforzar a las grandes unidades elementales.
6.1.c.(1).(c). ESTRUCTURACIÓN
La estructuración de las Fuerzas Terrestres en grandes unidades está
fijada por la legislación vigente y depende de las previsiones asumidas
sobre la naturaleza, importancia y extensión de los conflictos previstos.
6-7
En caso de guerra o conflicto armado, pueden llegar a constituirse
grandes unidades de orden superior cuya organización no se determi-
nará hasta que se produzca el conflicto.
Cuerpo de Ejército
Caso de constituirse, es la gran unidad más completa en los aspec-
tos táctico y logístico. Asegura la ejecución táctica de la maniobra
operacional.
La extensión y globalidad de un conflicto puede hacer que varios
Cuerpos de Ejército se integren en una organización superior de
mando terrestre.
Cuenta básicamente con grandes unidades subordinadas y unida-
des de apoyo en número variable, en función de la zona de actuación
y de las misiones que se prevea va a desarrollar. En él se integran los
apoyos al combate más complejos y técnicos. Es escalón logístico,
por lo que contará con una organización logística propia.
Sus órganos de mando deben permitirle recibir y encuadrar consi-
derables medios adicionales.
Las características de la zona de actuación y la extensión del con-
flicto le harán ejecutar acciones de distinta intensidad que materiali-
zará mediante el empleo de sus grandes unidades subordinadas,
pudiendo hacerlo con Divisiones, Brigadas o ambas simultáneamente.
División
La División es la gran unidad fundamental para la maniobra tácti-
ca en la que están presentes y se combinan y coordinan adecuadamen-
te la mayor parte de las capacidades operativas.
Puede tomar a su cargo alguna o algunas de las fases de la manio-
bra de Cuerpo de Ejército e incluso, en ocasiones, todas ellas, actuan-
do como si de un Cuerpo de Ejército se tratara.
Es escalón logístico para su núcleo de tropas divisionario y las
pequeñas unidades que éste reciba de refuerzo, con posibilidades de
complementar en algunas de las funciones logísticas la capacidad
de las Brigadas. Si las circunstancias lo aconsejan, puede integrar la
actividad logística de sus Brigadas subordinadas en una organización
logística centralizada.
6-8
Brigada
La Brigada es la gran unidad elemental de la maniobra táctica.
Tiene composición básica fija.
Combate normalmente reunida desarrollando uno de los esfuerzos de
la División o una acción independiente dentro del Cuerpo de Ejército.
Su capacidad para recibir refuerzos es limitada.
Es escalón logístico. Sin embargo, dentro del marco de la Divi-
sión, cuando las circunstancias lo aconsejen, podrá integrarse con la
logística divisionaria en una única organización.
6-10
— La potencia de fuego considerada como el volumen de fuego
proporcionado por unidades o sistemas de armas. Incluye los
fuegos tanto del nivel operacional como del táctico. Los efec-
tos máximos de este factor se logran con la plena integración
de los sistemas y procedimientos del Ejército de Tierra con los
proporcionados por otros ejércitos dentro de la organización
operativa conjunta.
— La protección de la fuerza, que comprende el conjunto de acti-
vidades encaminadas a conservar la capacidad de combate de
las unidades incrementando su superioridad.
A nivel táctico, la protección de la fuerza se logra mediante
medidas activas tales como la construcción de obras de fortifi-
cación, adopción de medidas de defensa NBQ., empleo de
fuerzas de cobertura y operaciones de reconocimiento.
También incluirá una serie de medidas pasivas, tales como
los despliegues y la dispersión de las unidades y recursos, la
ocultación y el enmascaramiento, la vigilancia y las alertas, y
una disciplina en el empleo de todos los medios que producen
indicios reveladores.
Su aplicación operacional requerirá medidas a tomar dentro
del ámbito conjunto que se desarrollarán en el correspondiente
capítulo de esta doctrina.
Así mismo, y en ambos niveles, habrán de adoptarse las
medidas encaminadas a proteger a la fuerza de los efectos del
fuego propio, aplicando inequívocas medidas de coordinación
del fuego y del control de los movimientos. Todo escalón debe
conocer con exactitud la situación de sus unidades subordina-
das no sólo en el presente, sino en el futuro inmediato.
— Sus posibilidades logísticas.
El éxito en las operaciones se logrará aplicando la necesaria poten-
cia de combate en el lugar adecuado y en el momento oportuno, no
dando ocasión al enemigo a contrarrestar de una forma coordinada y
eficaz nuestras acciones.
6-11
CAPÍTULO 7
7.1. GENERALIDADES
FUNCIONES
Figura 7.1
7-2
En este contexto, el sistema operativo de nivel estratégico desarro-
lla ocho funciones principales: despliegue y maniobra estratégica,
inteligencia estratégica, potencia de fuego estratégico, sostenimiento
de las fuerzas, mando y control estratégico, protección, capacidades
y preparación de la fuerza, y creación y mantenimiento de alianzas y
relaciones regionales.
En el nivel operacional, las actividades que se desarrollan enlazan
la estrategia militar y la táctica mediante la definición de los objetivos
operacionales, el establecimiento de la secuencia de los acontecimien-
tos para conseguirlos, las acciones iniciales y la aplicación de recur-
sos para originar y sostener estos acontecimientos. El sistema está
constituido por las siguientes actividades: movimientos y maniobras,
fuegos, protección, mando y control, inteligencia y apoyo.
En el nivel táctico, el sistema operativo desarrolla las siguientes
funciones denominadas de combate:
— Maniobra.
— Apoyos de Fuego.
— Inteligencia.
— Defensa Aérea.
— Mando y Control.
— Guerra Electrónica.
— Movilidad, Contramovilidad y Protección.
— Apoyo Logístico.
Ello no significa que las funciones sean estancas y rígidas, sino que
deben ser permeables y flexibles dada la influencia mutua entre todas
las funciones y la continua y rápida evolución de las circunstancias.
7-3
Con el movimiento, las unidades de combate que realizan el es-
fuerzo se desplazan y toman posiciones respecto al enemigo, para ase-
gurar o mantener una situación de ventaja que proporcione sorpresa,
efectos psicológicos, impulso físico, acción de masa y dominio moral
sobre él. Comprende las siguientes actividades subsidiarias:
— Situar/redesplegar las unidades.
— Franquear dificultades del terreno.
— Desplazarse.
Con el combate se destruye o neutraliza al enemigo, contemplando
las siguientes actividades subsidiarias:
— Emplear el fuego directo.
— Efectuar el choque.
— Integrar el fuego directo con el movimiento.
Con el dominio del terreno se niega su uso al enemigo, ocupándo-
lo físicamente o batiéndolo mediante el fuego efectivo o potencial,
integrando las siguientes actividades subsidiarias:
— Dominar el terreno mediante fuego efectivo o potencial.
— Ocupar el terreno.
La maniobra sirve de referencia a las demás funciones, y a ella
deberán ajustarse para asegurar el éxito del conjunto.
La capacidad de los mandos se manifiesta en la elección y organi-
zación acertada de estas actividades y su coordinación con el resto de
las funciones de combate, valiéndose de:
— La combinación de direcciones para sus esfuerzos.
— La dosificación de la potencia de combate en cada esfuerzo.
— La coordinación de los movimientos y fuegos.
Para cada uno de los esfuerzos es esencial determinar el lugar,
dirección, duración, intensidad y momento de su aplicación a fin de
lograr una sincronización perfecta
7-5
zas, actividades, capacidades, vulnerabilidades y peculiaridades);
en el entorno físico y sociológico; así como en los objetivos,
mediante su búsqueda, detección, localización, identificación y
evaluación de los daños.
— La elaboración convierte la información en inteligencia mediante
la compilación, evaluación, análisis, integración con otras dis-
ponibles, su interpretación y la determinación de posibilidades
y estimación de intenciones del enemigo.
— La difusión consiste en la entrega oportuna de inteligencia, en
forma apropiada, a aquellos que la necesitan. Incluye la pre-
sentación de líneas de acción evaluadas del enemigo.
La necesidad del jefe de tener un conocimiento de la situación, tan
actualizado y oportuno como sea posible, para poder decidir, y actuar
en el tiempo y en el espacio con las fuerzas más adecuadas, exige la
participación coordinada del máximo número de medios de obtención
que le proporcionen los datos y las informaciones necesarias.
7-6
Las unidades de las Fuerzas Terrestres encargadas de materializar
esta función darán protección a fuerzas, puntos y zonas vitales de
acuerdo con las prioridades fijadas por el mando a su nivel, propor-
cionando libertad de acción al oponerse a las acciones aéreas del ene-
migo. Para ello establecen y operan el sistema de defensa antiaérea
integrado en el sistema de defensa aérea.
7-7
La importancia de esta función se debe a que la superioridad de
mando y control proporciona ventajas vitales para el desarrollo de las
operaciones. Para ello es indispensable que desde tiempo de paz se
creen las condiciones necesarias para el enlace, entendido como
comunidad de sentimientos y aspiraciones (acuerdo moral), comuni-
dad de doctrina (acuerdo intelectual) y conocimiento mutuo de las
respectivas situaciones, necesidades y propósitos (contacto), con la
finalidad de asegurar la cooperación y el éxito en la acción.
En cada escalón, el jefe es responsable del enlace en su más
amplio sentido, y crea con su acción personal las condiciones esencia-
les para lograrlo. Cada jefe manda y controla apoyándose fundamen-
talmente en los sistemas de telecomunicaciones e información.
7-8
El sistema de guerra electrónica que pueda establecerse en cada
escalón ha de ser único, y no es admisible separarlo en entidades inde-
pendientes asociadas a cada uno de los grupos de medidas que desarro-
lla ni a los posibles apoyos particulares que haya de proporcionar.
Su empleo está presidido por el principio de centralización. El pla-
neamiento de las acciones de guerra electrónica se centraliza en el
más alto escalón de conducción de las operaciones militares, conside-
rando las mismas como un todo. Sin vulnerar en ningún caso este
principio, el apoyo particular que pueda prestar se materializa me-
diante cambios en las prioridades de las medidas correspondientes o
por cambios temporales en el esfuerzo sobre objetivos concretos.
Para que resulte verdaderamente eficaz es esencial coordinar sus
actividades a todos los niveles, y por ello debe tenerse en cuenta desde
el principio en todo proceso de planeamiento.
7-9
— La protección comprende el conjunto de actividades dirigidas
en última instancia a incrementar la seguridad y la capacidad de
combate preservando al personal, armamento, material e insta-
laciones de los efectos de las acciones propias, enemigas y
naturales. Se consigue con la construcción de obras de fortifica-
ción, medidas de defensa NBQ, medidas de decepción y seguri-
dad, y con la dispersión. Todas estas acciones influyen en la
moral del combatiente al limitar el número de bajas propias.
7-10
CAPÍTULO 8
8.1. GENERALIDADES
8-1
Por su flexibilidad, movilidad, alcance y capacidad de apoyo, las fuer-
zas aéreas son fundamentales para colaborar con precisión en la proyec-
ción de la potencia de combate y en el transporte de fuerzas y medios.
Incluyen las siguientes operaciones aéreas básicas:
— Operaciones contra el poder aéreo. Son operaciones aéreas
dirigidas a lograr y mantener el necesario grado de control de
la tercera dimensión, que va desde la supremacía aérea a la
superioridad aérea. La supremacía aérea consiste en obtener
sobre un teatro una total y permanente libertad de acción en la
tercera dimensión; la superioridad aérea limita esta supremacía
a una zona determinada durante un período de tiempo limitado.
— Operaciones aéreas estratégicas. Se realizan en el nivel estra-
tégico u operacional para lograr los efectos deseados con las
limitaciones y finalidades marcadas. El ataque estratégico se
lleva a cabo contra centros de gravedad del adversario u otros
grupos de objetivos vitales incluyendo elementos de mando,
medios de producción e infraestructura clave de apoyo.
— Operaciones aire-tierra. Se realizan para privar al enemigo del
poder militar necesario para ocupar el territorio, neutralizando,
retardando o destruyendo las fuerzas de tierra. Estas operacio-
nes comprenden:
• Interdicción aérea. Son operaciones dirigidas a destruir, neu-
tralizar o retardar el potencial militar enemigo, antes de que
éste pueda actuar eficazmente contra las fuerzas propias, y a
tal distancia que no se precise la integración detallada de cada
misión aérea con el fuego y movimiento de dichas fuerzas.
• Apoyo aéreo próximo. Acciones contra objetivos enemigos
que están próximos a las fuerzas propias y que precisan inte-
gración detallada de cada misión aérea con el fuego y movi-
miento de dichas fuerzas.
— Operaciones aéreas en apoyo. Comprenden:
• Transporte aéreo.
• Guerra electrónica.
• Mando y control aerotransportado.
• Búsqueda y rescate.
• Vigilancia y reconocimiento aéreo.
• Operaciones especiales aéreas.
8-2
8.2.b. OPERACIONES NAVALES
Son las ejecutadas por fuerzas en, sobre o bajo el mar para alcan-
zar o explotar algunas de las siguientes situaciones:
— Dominio del mar. Da la libertad para utilizar el mar para los
propósitos propios y negarle su uso al adversario. El total
dominio del mar sólo puede lograrse mediante la destrucción o
eliminación de las fuerzas navales del adversario.
— Control del mar. Permite la utilización del mar en áreas especí-
ficas y por períodos de tiempo limitados. El nivel necesario de
control del mar estará en equilibrio entre la libertad de acción
deseada y el grado de riesgo aceptado.
— Proyección del poder naval. Es el uso o amenaza del uso del
poder naval para influir, directamente, en los acontecimientos
en tierra. Explota el control del mar para lograr el acceso a las
zonas del litoral y lanzar poder a tierra en forma de fuerzas
anfibias, aeronaves embarcadas, armas terrestres de ataque y
fuerzas de operaciones especiales.
— Negación del mar. Se ejerce cuando un bando impide a otro el
control de un área marítima sin ser capaz él mismo de contro-
lar ese área. Este concepto es únicamente aplicable cuando el
control del mar no se quiere o no se puede ejercer.
8-3
— Utilización del espacio exterior.
— Control del espacio aéreo.
— Defensa aérea.
— Interdicción.
— Logística
— Operaciones especiales.
— Protección de la fuerza.
— Operaciones de Información (INFO OPS).
— Cooperación cívico-militar (CIMIC).
— Información pública (PI).
8-4
Las operaciones de vigilancia se efectúan normalmente de forma
permanente en el nivel estratégico para obtener información básica
desde tierra, mar y aire, sobre un área o enemigo actual o potencial.
Proporcionan alerta temprana, en los niveles operacional y táctico,
sobre actividades enemigas en espacios vacíos, flancos expuestos o
zonas de retaguardia.
Las operaciones de reconocimiento se dirigen hacia objetivos con-
cretos y son de mayor aplicación en los niveles operacional y táctico,
adoptando, normalmente, las modalidades de reconocimiento en pro-
fundidad y de combate, respectivamente. En este último caso deben
orientarse a satisfacer las necesidades de información de combate de
las fuerzas en contacto o próximas a establecerlo.
El proceso de adquisición de objetivos es aquel mediante el cual se
localiza y obtiene información detallada sobre elementos de la fuerza
enemiga, se seleccionan como objetivos, se proporciona la respuesta
adecuada y se evalúan los efectos logrados sobre los mismos. Todo
ello en función de las necesidades de la operación y las capacidades
disponibles.
8-5
8.3.d. DEFENSA AÉREA
8.3.e. INTERDICCIÓN
8.3.f. LOGÍSTICA
8-6
El apoyo logístico que las Fuerzas Armadas requieren para su
empleo debe tener en cuenta los siguientes factores:
— La necesidad de proyectar fuerzas con rapidez y eficacia ante
una crisis exige disponer de importantes medios de transporte
terrestres, aéreos y marítimos, así como otras fuerzas logísticas
con los mismos niveles de disponibilidad que las unidades a
apoyar.
— El carácter expedicionario de las operaciones y las distancias
entre el territorio nacional y el teatro aumentan la importancia
de los abastecimientos de origen local.
— El apoyo sanitario adquiere la máxima relevancia.
— La implantación de modernos sistemas tecnológicos permitirá
un seguimiento más preciso de las necesidades logísticas y de
los recursos en beneficio de un mejor apoyo.
8-7
— Asistencia militar. Proporciona encuadramiento, asesoramiento
o dirección a fuerzas propias o aliadas en paz, crisis y guerra.
Puede proporcionarse directa o indirectamente a una determina-
da fuerza de resistencia o a una fuerza local ya sea o no militar.
El mando que decide su empleo debe contar con asesoramiento
específico y directo para emplear con oportunidad las unidades de
operaciones especiales según sus características y las del objetivo, con
los apoyos convencionales terrestres, marítimos o aéreos que general-
mente necesitarán estas operaciones, así como establecer unas relacio-
nes directas y ágiles con los ejecutantes.
8-8
8.3.i. OPERACIONES DE INFORMACIÓN (INFO OPS) (fig. 8.1)
8-9
Las operaciones de información posibilitan, apoyan y protegen la
capacidad propia para obtener, procesar y gestionar la información e
influyen en esas capacidades enemigas en beneficio de la operación
militar. Con ellas se pretende influir en las capacidades de decisión
del adversario, a la vez que se protegen las propias.
Las operaciones de información se planean en el nivel estratégico y
operacional, pero se aplican en todos los niveles. Su conducción se
basa, por una parte, en las normas de seguridad, doctrina y procedi-
mientos para proteger la información, y por otra, en la orientación polí-
tico-militar sobre las posibles acciones para influir en la información.
Las operaciones de información pueden ser de naturaleza ofensiva
o defensiva. Se apoyan en la Inteligencia y en los sistemas de mando
y control y en su beneficio se actúa con capacidades militares (guerra
de mando y control) y con capacidades no militares (influencias polí-
ticas, propuestas diplomáticas, información pública, CIMIC, etc.).
Las actividades militares de CIMIC e Información pública no se
consideran en su totalidad como parte de las INFO OPS, aunque están
totalmente relacionadas con ellas ya que enlazan las influencias de
estas mismas actividades en el ámbito civil con las acciones de guerra
de mando y control.
8-10
Para ser eficaz debe integrarse plenamente en el concepto de la
operación y sincronizarse con las operaciones. Sus objetivos han de
incluirse, con la prioridad que corresponda, en el conjunto de los de la
operación.
8.3.i.(1).(b). DECEPCIÓN
Es el conjunto de medidas dirigidas a inducir a error al enemigo
por medio de la manipulación, la deformación o la falsificación de
evidencias para hacerle actuar de forma perjudicial a sus intereses.
Trata de ocultar el propósito del mando de forma que, cuando se
manifieste, sea demasiado tarde para que el enemigo reaccione efi-
cazmente.
El objetivo de la decepción es influir en el jefe oponente y su esta-
do mayor, para intentar que su decisión sea la adecuada a los intereses
propios.
8-11
Buscan reducir la capacidad de combate del adversario minando la
moral de sus tropas o la predisposición de la población civil. Asimis-
mo, pretenden disminuir el prestigio potencial o real del adversario,
los efectos de su propaganda y mantener adecuadamente informadas a
las fuerzas propias.
8-12
8.3.i.(1).(e). DESTRUCCIÓN FÍSICA
La destrucción física es la acción de inutilizar estructuras, instala-
ciones o material mediante cualquier procedimiento.
Como parte de la guerra de mando y control, pretende degradar o
imposibilitar el ejercicio del mando y control del adversario mediante
la destrucción material de los sistemas en que se apoya y de sus
medios de guerra de mando y control.
Sólo suele ser eficaz por un período relativamente corto, ya que
con tiempo, recursos y perseverancia cualquier actividad puede recu-
perarse. La clave es la selección e identificación correcta de nodos
críticos y vulnerables para producir la destrucción en el momento más
oportuno y de la forma más ventajosa para nuestros intereses.
8-13
Las funciones clave de CIMIC son:
— Enlace cívico-militar (CML). Actividades realizadas para esta-
blecer los mecanismos y niveles de relación necesarios entre
las unidades militares y la población civil de la zona que pue-
den influir en el desarrollo de las operaciones. Con ellas se pre-
tende reforzar la legitimidad de la misión y asegurar una eficaz
comunicación.
— Apoyo al entorno civil (SCE). Actividades para apoyar a las
autoridades civiles u organizaciones en la ejecución de sus
cometidos o para colaborar en el apoyo humanitario que nece-
site la población civil.
— Apoyo del entorno civil a la fuerza (STF). Actividades para
facilitar la máxima cooperación con las autoridades civiles,
organizaciones y poblaciones para el sostenimiento de la fuer-
za y el apoyo a la misión. Dentro de estas actividades se inclu-
yen las que facilitan el apoyo de nación anfitriona (HNS).
El personal de CIMIC necesita establecer relaciones con gran
variedad de organismos y autoridades civiles, por lo que entre ellos se
producirá un flujo constante de información en ambos sentidos. Por
ello es necesario coordinar el planeamiento y conducción de las acti-
vidades CIMIC con las operaciones de información para la búsqueda
de beneficios comunes.
8-14
Esta política será:
— Política de información pública pasiva. Comprende la mayoría
de los temas presentes en el ambiente operativo militar cotidia-
no; significa responder adecuadamente a las preguntas de los
medios de comunicación sobre temas militares.
— Política de información pública semi-activa. A través de ella
se alerta a los medios de comunicación potencialmente intere-
sados sobre temas de defensa, mediante noticias de prensa o
asesores de los medios de comunicación.
— Política de información pública activa. Se aplica a temas o
acontecimientos que se consideran de interés especial de co-
municación.
La responsabilidad de la actuación de los equipos de información
pública depende del mando operacional, que asegurará:
— Que la información que se difunda sea inocua y no tenga nin-
guna utilidad para elementos hostiles.
— Que se mantenga el grado deseable de seguridad de la fuerza,
estableciendo el marco en el que se desarrollarán, a todos los
niveles, las relaciones con los medios de comunicación.
— Que se respete el derecho a la intimidad de los militares y del
personal civil en campaña y de sus familiares.
El jefe de una operación debe asumir la responsabilidad de sumi-
nistrar información acerca de su fuerza, atendiendo a la normativa
marcada en su nivel superior, determinando qué información se debe
divulgar públicamente y estableciendo las prioridades de divulgación.
Durante el planeamiento y conducción de las operaciones, el coman-
dante puede estar asesorado y auxiliado por un responsable de PI y
por una célula de PI.
Las actividades de información pública deben estar coordinadas y
sincronizadas con las operaciones de información.
8-15
CAPÍTULO 9
LA PROYECCIÓN DE FUERZA
9.1. GENERALIDADES
9-1
Implica la posibilidad de alertar, movilizar, encuadrar, adiestrar,
transportar, desplegar, operar, sostener, recuperar y repatriar fuerzas y
recursos.
La proyección de fuerza sirve a la disuasión cuando merece credi-
bilidad y ésta sólo se alcanzará cuando se disponga de capacidad real
para desplazar rápidamente la fuerza precisa y garantizar su sosteni-
miento.
Se realiza, generalmente, en apoyo de naciones aliadas o amigas o
bajo los auspicios de organizaciones internacionales, en cualquier
lugar del mundo, que así lo hayan requerido.
Mediante la proyección de fuerzas se hará sentir la presencia de
España en el mundo coadyuvando a asumir las responsabilidades y a
jugar el papel internacional que por su historia, potencial humano y
económico le correspondan.
El seguimiento permanente de las situaciones de conflicto donde
sea probable la intervención nacional, facilitará la preparación de las
operaciones, del material y la adaptación psicológica de las tropas, lo
que disminuirá la incertidumbre. Los nuevos desarrollos tecnológicos
facilitan la gestión y el control de los medios de proyección, civiles y
militares, propios o aliados y de sus capacidades, así como adelantar-
nos en la detección de las necesidades de fuerzas, en la configuración
de la capacidad de movimiento y transporte y en la previsión de las
necesidades de sostenimiento de las organizaciones operativas.
En estas operaciones la protección de las comunicaciones y las
telecomunicaciones requerirá un gran esfuerzo.
Desde un enfoque global, las operaciones de información afectarán
de forma muy directa a la ejecución de operaciones de proyección.
Dado el carácter conjunto-combinado de estas operaciones, es evi-
dente la necesidad de incrementar los niveles de estandarización inter-
ejércitos y con nuestros aliados, dedicando una especial atención a
áreas fundamentales como las de mando y control, procedimientos
operativos, doctrina, sistemas de telecomunicaciones e información,
guerra electrónica y logística.
Un adiestramiento conjunto en el nivel nacional y la realización de
ejercicios frecuentes con nuestros aliados completarán las exigencias
de estas complejas operaciones.
9-2
9.2. EL EJÉRCITO DE TIERRA EN LAS OPERACIONES DE
PROYECCIÓN DE FUERZA
9-3
La organización operativa que se establezca para el cumplimiento
de la misión, normalmente contará con una combinación de diferentes
unidades de combate, de apoyo al combate y de apoyo logístico al
combate. La proporción de las mismas, así como la entidad, dotación,
autonomía inicial, etc., será función de la misión y de la situación.
Las operaciones no bélicas son las que se realizan, normalmente,
sin oposición manifiesta de enemigo. No obstante esta falta de oposi-
ción y ante la posibilidad de una evolución rápida y desfavorable de la
situación, es aconsejable que la fuerza proyectada disponga de la capa-
cidad de combate necesaria para atender a esa posible evolución en
caso de que se produzca.
9.4.a. INCERTIDUMBRE
En ocasiones, la carencia de una información precisa, supone que
se hagan unas previsiones iniciales que pueden no llegar a producirse
exactamente y que requieran unos ajustes posteriores.
9.4.b. VERSATILIDAD
Las fuerzas que han de proyectarse deben actuar no sólo en misiones
que, por previsibles, puedan estar planeadas desde tiempo de paz, sino
además en aquellas otras derivadas de una situación de crisis no prevista.
Esta variedad de misiones requiere disponer de unas fuerzas polivalentes
con las capacidades necesarias para adaptarse a misiones y cometidos
diferentes, y con un alto grado de adiestramiento y profesionalidad. Se
materializa en la modularidad de las organizaciones operativas, así como
en la disponibilidad de medios y procedimientos polivalentes.
9-4
9.4.c. ESCALONAMIENTO
9-5
9.5. DESARROLLO DE LAS OPERACIONES DE PROYECCIÓN
DE FUERZA
9-6
9.5.a. DESPLIEGUE
Se entiende como la serie de actividades conducentes al desplaza-
miento de la fuerza a un Teatro de Operaciones. Durante el despliegue
concurren y se solapan actividades muy relacionadas entre sí.
Se distinguen las siguientes etapas:
— Planeamiento.
— Movimiento.
— Entrada en zona.
A lo largo de estas tres etapas cualquier cambio en la situación
puede conllevar la necesidad de adaptar los planes o su ejecución. Así
pues, la aparición de cualquier contingencia inesperada en la zona
puede modificar el escalonamiento previsto para las operaciones e
incluso obligar a una nueva organización operativa.
9.5.a.(1). Planeamiento
El planeamiento de estas operaciones puede tenerse previsto desde
tiempo de paz o bien realizarse cuando se produzca la crisis, en cuyo
caso se caracteriza por la urgencia. Este proceso se lleva a cabo en
sentido inverso a la posterior ejecución de las operaciones.
Será necesario concretar:
— El estado final que se desea lograr, materializado en los objeti-
vos operacionales a alcanzar.
— Los medios a empeñar, en función de la misión, escenario de
actuación y los compromisos internacionales.
— Los recursos locales que pueden ser explotables y que van a
incidir directamente en las futuras necesidades de apoyo logís-
tico a las fuerzas, así como los apoyos que puedan recibirse de
otras organizaciones aliadas.
— La organización operativa de las fuerzas.
— La secuencia de entrada en zona.
— Las necesidades de transporte, en función de la organización
operativa y de la secuencia de entrada en zona.
— El calendario o programa detallado, que determinará el escalo-
namiento de la fuerza.
— El momento de iniciar el movimiento.
9-7
La rápida respuesta a una situación de crisis implica la necesidad
de contar con un núcleo de fuerzas, con capacidad de reaccionar rápi-
damente, de manera que se asegure el éxito en los primeros momentos
de la operación.
9.5.a.(2). Movimiento
Comprende el conjunto de actividades que suponen los desplaza-
mientos desde los acuartelamientos a las zonas de concentración, en
caso de que sean necesarios, desde éstas a los puntos de embarque y
de aquí al Teatro de Operaciones, siguiendo las líneas de comunica-
ciones establecidas.
En las zonas de concentración se tratará de conseguir la necesaria
cohesión de la fuerza mediante su adiestramiento específico orientado
a la misión.
9-8
Logrado el espacio necesario para el desarrollo de las actividades
posteriores, la entrada de los restantes escalones será similar a la
entrada sin oposición.
9.5.b. OPERACIONES
Una vez en el Teatro, las fuerzas llevarán a cabo las operaciones
para alcanzar los objetivos operacionales señalados.
Son necesarios unos sistemas de telecomunicaciones fiables, dis-
cretos, con alcance y capacidad adecuados, que permitan el enlace
con el territorio nacional y, dentro del Teatro, con las unidades y
medios en movimiento. Éstos deberán ser interoperables con los de
las fuerzas de las naciones aliadas.
La ejecución de las distintas operaciones se detalla en el título II.
Finalizado el conflicto, e incluso durante una tregua en el mismo, las
fuerzas desplegadas pueden pasar a un período de operaciones que se
centra en restablecer el orden y reducir al mínimo la confusión que sigue
a toda guerra, cooperar al restablecimiento de la infraestructura del área
de operaciones y proporcionar ayuda humanitaria a la población.
9.5.c. REPLIEGUE
9-9
La organización de apoyo logístico general deberá diseñarse
durante el planeamiento y en función de la misión, el volumen y las
características de la fuerza a proyectar. Se acrecienta la importancia
de la modularidad para articular los apoyos que cada caso concreto
requiera.
Para estas operaciones serán precisas, como mínimo, dos organiza-
ciones logísticas: una fija en territorio nacional, dedicada a la gestión
y envío de los recursos al Teatro de Operaciones, y otra desplegada en
el mismo, tendiendo a reducir los escalones intermedios.
Como norma general, la fuerza y los medios para organizar la
estructura logística deben entrar en el Teatro de Operaciones o Zona
de Operaciones simultáneamente.
Las organizaciones operativas se desplazarán con sus unidades
logísticas de apoyo directo; a ellas le seguirán las unidades de apoyo
general, que materializarán el enlace con la infraestructura del Teatro
de Operaciones y con el territorio nacional a través de instalaciones
en los puntos de entrada, próximos a los puertos, aeropuertos o esta-
ciones de ferrocarril asignados. Si la entrada es sin oposición, ciertos
elementos logísticos, normalmente los de apoyo general, deben ade-
lantarse al grueso de la fuerza.
Cuanto antes, debe establecerse y materializarse el plan de dis-
tribución de recursos del Teatro de Operaciones y constituirse los
niveles de reserva del mismo. Se aprovecharán al máximo las instala-
ciones e infraestructura de la nación anfitriona, así como la contrata-
ción de apoyos. Todo ello redundará en la disminución de los trans-
portes desde territorio nacional.
9-10
TÍTULO II
OPERACIONES
CAPÍTULO 10
10-1
— Identificar las limitaciones políticas, legales y financieras al
uso de la fuerza, en especial cuando se actúe en el marco de la
Alianza u otra coalición.
— Elaborar y proporcionar inteligencia estratégica militar.
— Definir las capacidades de la fuerza y la necesidad de una
reserva estratégica militar.
— Acometer la preparación de la estructura de fuerza necesaria,
incluido el apoyo administrativo-logístico, cualquiera que sea
su entidad, recurriendo a la movilización en caso necesario.
— Efectuar el despliegue, entendido como los movimientos o
transportes estratégicos hacia el Teatro de Operaciones.
— Llevar a cabo la conducción estratégica.
— Emplear fuerzas, fundamentalmente, con fines de protección
estratégica (espacio aéreo y terrestre del Teatro o territorio
nacional) y de seguridad.
— Materializar el sostenimiento estratégico del Teatro de Opera-
ciones.
10-2
Actividades operacionales
El campo de batalla está considerado como un sistema único, en el
que todas las actividades de cada nivel de conducción están relaciona-
das entre sí, tanto las de naturaleza similar como aquellas que aparente-
mente no guarden una relación directa, de tal modo que absolutamente
todas se orienten a la consecución de la misma finalidad.
Esto supondrá, para el nivel operacional, la realización de un con-
junto de actividades relativas a:
— Movimientos y maniobras, para reagrupar, trasladar o desplegar
fuerzas dentro del Teatro de Operaciones hacia posiciones más
ventajosas por cualquier medio, terrestre, marítimo o aéreo.
— Fuegos, para facilitar el futuro desarrollo de la maniobra, aislar
la zona de la batalla y destruir aquellas capacidades del enemi-
go que se consideren vitales para alcanzar los objetivos opera-
cionales.
— Protección, para conservar la potencia de combate de las fuer-
zas, aplicarla en el lugar adecuado y momento oportuno evitan-
do su localización, ataque y destrucción ante acciones enemigas
terrestres, aéreas o marítimas y llevar a cabo operaciones de
decepción.
— Mando y control, para adoptar decisiones y controlar su ejecu-
ción mediante la evaluación de la situación operacional, el pla-
neamiento de acciones, la dirección de las fuerzas y el empleo
de la guerra de mando y control.
— Inteligencia, para planear y conducir las campañas y operacio-
nes principales por medio de la obtención de información ope-
racional sobre las amenazas y centros de gravedad, objetivos
operacionales y naturaleza y características del Teatro, su ela-
boración, integración y difusión.
— Apoyo, para sostener, desde la base del Teatro, la potencia de
combate de las fuerzas durante la campaña y operaciones prin-
cipales. Se consigue mediante la recepción de todo tipo de
recursos, ubicación de instalaciones, gestión de material, con-
trol de los movimientos, gestión de la distribución, reconstitu-
ción de unidades y redespliegue de la fuerza.
10-3
El mando operacional y sus mandos componentes directamente
subordinados requieren amplitud de pensamiento, capacidad de antici-
pación, comprensión de la relación entre los medios disponibles y los
objetivos a alcanzar, asumir los riesgos que ello implica y una eficaz
actuación conjunta y, en su caso, combinada.
10-4
Esta clasificación no guarda relación directa con las diferentes
situaciones del espectro del conflicto. En cualquiera de éstas puede
desarrollarse uno de estos tipos de operación o, lo que será más fre-
cuente, coexistir ambas, si bien en diferente grado de intensidad y dis-
tinta proporción.
10-5
El Ejército de Tierra debe estar preparado para la realización de
estas operaciones en el marco de organizaciones nacionales o multina-
cionales, ante la aparición de diversos focos de riesgo que puedan poner
en peligro los intereses nacionales, la paz o la seguridad colectiva.
10-7
10.3.a. OBJETIVO
Todas las operaciones militares deben estar dirigidas a alcanzar un obje-
tivo militar fijado que ha de ser claramente definido, decisivo y alcanzable.
El objetivo estará claramente definido cuando resulte inequívoco.
Puede ser tangible y preciso como una zona de terreno, tangible y en
términos amplios como una fuerza enemiga determinada, e incluso
intangible como una función de combate.
Será decisivo cuando su consecución tenga una evidente repercu-
sión en el logro del objetivo del mando superior.
Será alcanzable cuando el mando al que se le asigne reciba los
recursos, autoridad necesaria y libertad de acción que exija su conse-
cución.
Toda operación en el nivel operacional o táctico que no contribuya
al logro del objetivo asignado debe ser expresamente evitada. El objeti-
vo último de las operaciones militares bélicas será alcanzar el objetivo
estratégico-militar asignado mediante la destrucción de las fuerzas
enemigas o de su voluntad de combatir.
10.3.c. COOPERACIÓN
10-8
10.3.d. SOSTENIMIENTO
10.3.g. FLEXIBILIDAD
10-9
10.3.h. INICIATIVA
Es reconocer y aprovechar las oportunidades que de forma impre-
vista surjan en el desarrollo de la operación, en cualquier nivel de
conducción o escalón de mando, para así contribuir coherentemente al
logro de la finalidad establecida por el jefe.
Debe basarse en el conocimiento y comprensión de la situación,
del propósito de cada uno de los jefes de los dos escalones de mando
inmediatamente superiores, del cometido que ha recibido la unidad
superior y del cometido que la propia unidad tiene encomendado en el
conjunto de la operación.
Requiere una formación moral, de planeamiento y conducción de
las operaciones que promueva una actitud de asunción de riesgos para
vencer antes que para impedir la derrota.
Su práctica se estimula con la instrucción, el adiestramiento, los
procedimientos operativos permanentes y el conocimiento mutuo
entre unidades y entre cuadros de mando.
Tiene sus límites en la fidelidad al propósito y finalidad del jefe y
en el respeto a la Constitución, a las Reales Ordenanzas y a la legisla-
ción y acuerdos del Derecho de los Conflictos Armados que haya sus-
crito España.
10.3.j. SORPRESA
Consiste en obligar al enemigo a combatir en el lugar o en el
momento para él inesperados, o en emplear medios o procedimientos
por él desconocidos. Con ella se le coloca en condiciones de inferiori-
dad y se quebranta su moral. Para lograrla es indispensable negar
información al enemigo.
10-10
10.3.k. SEGURIDAD
10.3.l. SENCILLEZ
10-11
Para conducirlas acorde con el propósito del mando, el jefe debe
actuar teniendo en cuenta unos marcos de referencia que le permitan
orientar su actividad coordinadamente con la de otros jefes.
Básicamente debe conocer el marco geográfico general, su espacio de
batalla, el marco operativo, así como llevar a cabo la sincronización
de todas las actividades que se desarrollan bajo su responsabilidad.
Los numerosos núcleos urbanos en los que se concentra una gran
población, los complejos industriales y comerciales próximos, las
extensas áreas de terreno que ocupan y las vías de comunicación
que confluyen en todos ellos ha hecho más difícil envolver o aislar
una zona urbanizada. Además se han convertido, en potencia, en
espacios en los que desarrollar combates, ya que es en extremo pro-
bable que en su interior existan objetivos militares o bien que un
oponente en inferioridad de condiciones busque reducir esa desven-
taja obligando a su adversario a combatir en un terreno y ambiente
muy desfavorables.
10-12
10.4.a.(1). Zona de combate
En este espacio geográfico del Teatro de Operaciones las fuerzas
terrestres llevarán a cabo las operaciones principales que le corres-
pondan y que configuran, junto con otras, el plan de campaña.
El jefe de las fuerzas terrestres divide la zona de combate en el
sentido de la profundidad en zona de combate avanzada y zona de
combate retrasada y su línea de separación está constituida por los
límites más retrasados de las organizaciones operativas desplegadas y
que le están directamente subordinadas.
En la zona de combate retrasada desplegarán las organizaciones
logísticas propias y otros medios de combate y apoyo no asignados a
las grandes unidades desplegadas a vanguardia. En esta zona podrán
existir medios y organizaciones directamente subordinados al coman-
dante del Teatro de Operaciones.
En determinadas circunstancias, esta zona de combate retrasada
podría no existir, en cuyo caso los órganos que habrían de desplegar
en ella lo harían en la zona de comunicaciones.
A su vez, los jefes de las grandes unidades desplegadas en la zona
de combate avanzada asignarán, con el mismo criterio, zonas de
acción para sus unidades.
10-14
a cabo el proceso de planeamiento de forma más rápida y evitar el
empeño de sus fuerzas en unos lugares mientras en otros lo hace de
manera decisiva.
El espacio de batalla no es asignado por un mando superior, sino
que es el propio comandante el que lo configura en función de todo lo
anteriormente expuesto.
10.4.c. SINCRONIZACIÓN
Es la precisa organización de actividades, coordinadas en tiempo,
espacio y propósito, al objeto de lograr que sus efectos combinados se
hagan sentir simultáneamente en el momento oportuno y lugar ade-
cuado, obteniéndose un efecto de masa y potencia resolutiva.
La sincronización se logra principalmente con:
— Un adecuado estudio de los efectos que producirán las activi-
dades propias sobre el enemigo, sus consecuencias operativas
y modos de aprovechar las vulnerabilidades provocadas.
— Un adecuado estudio de los efectos que producirán las activi-
dades del enemigo sobre las unidades propias.
— Un planeamiento adecuado de las actividades para lograr la
concentración de los efectos.
— Unos procedimientos eficaces para hacer saber a los ejecutan-
tes la secuencia de las actividades y el propósito del jefe.
— La emisión de órdenes de conducción en tiempo oportuno.
— Un mando y control eficaz durante las operaciones.
Así mismo, la sincronización incluye no sólo los efectos de la
potencia de combate aplicados en el punto decisivo, sino todas aque-
llas actividades tales como: la perturbación de las transmisiones ene-
migas, la supresión de las defensas aéreas contrarias o la reubicación
de las reservas, aun cuando esas actividades pudieran tener lugar
antes del momento decisivo.
10-16
En un determinado escalón de mando, las operaciones próximas
incluyen las operaciones en profundidad y en retaguardia del nivel
subordinado.
Estas operaciones someten a las fuerzas al máximo desgaste, sien-
do por ello necesario seleccionar el lugar adecuado y momento opor-
tuno de su realización, concentrar a las unidades para lograr efectos
decisivos y dispersarlas a su finalización.
10-18
CAPÍTULO 11
EL PLANEAMIENTO
DE LAS OPERACIONES MILITARES
11.1. GENERALIDADES
11-1
Esta misión recibida, que puede emanar de una directiva, plan u orden
de operaciones, es un problema planteado al jefe. Como todo problema,
requiere para su resolución de un método de trabajo cuya finalidad es
adoptar, desarrollar y difundir la solución más idónea entre las posibles.
Este método, desde un punto de vista genérico, es común a los
niveles operacional y táctico y se compone de cuatro fases conceptua-
les diferenciadas: exacta delimitación y profunda comprensión del
problema a resolver, estudio detallado del contexto en que éste se
manifiesta, formulación de las posibles opciones para su resolución y
finalmente elección de una de ellas.
Sin embargo, este método genérico varía en su desarrollo, relaciones
y procedimientos según el nivel de conducción en el que se aplique.
Ambos niveles buscan resolver problemas de diferente dimensión y
naturaleza. El operacional está íntimamente ligado a las actividades que
suponen la preparación, acondicionamiento y alimentación del Teatro
de Operaciones, mientras que el táctico pone el énfasis en la acción en
sí con la ejecución y resolución de las batallas y los combates.
El planeamiento se completa con la elaboración y distribución de
la directiva, plan u orden de operaciones, de modo que la información
generada y la decisión tomada lleguen a los elementos de la organiza-
ción operativa que deban conocerla o actuar en consecuencia.
La conducción, que comienza en el momento en que se emite la
directiva, plan u orden preceptivo, es el proceso por el que se coordinan
y controlan las acciones constitutivas de una operación militar. Coordi-
nación y control permiten al jefe introducir modificaciones, bien sobre
la acción, si ésta no se desarrolla conforme a la directiva, plan u orden,
o bien sobre estos últimos si la evolución de la situación así lo exige por
hacerlo de forma distinta a la prevista. En todo caso las modificaciones
deben estar siempre precedidas por la idea de dar cumplimiento a la
misión, en la línea directriz que marca el propósito del mando superior.
11-3
La esencia del arte operacional radica en identificar el centro de
gravedad enemigo y concentrar nuestros esfuerzos sobre él, para neu-
tralizarlo o en su caso destruirlo.
Así mismo es muy importante identificar el centro de gravedad
propio para protegerlo adecuadamente.
Este concepto está presente en los niveles estratégico, operacional
y táctico. Puede existir más de uno, si bien tendrán un carácter más
global conforme se eleve el nivel de conducción considerado.
11-4
Las líneas de operaciones exteriores presentan dos alternativas:
La aproximación directa
Conlleva una aproximación lineal e ininterrumpida sobre el centro
de gravedad del oponente, a menudo a través de puntos decisivos en
los que normalmente reside la principal fortaleza del adversario.
La aproximación indirecta
Consiste en atacar los centros de gravedad de las fuerzas oponen-
tes desde direcciones y en momentos inesperados. Busca explotar las
vulnerabilidades del oponente evitando sus puntos fuertes.
Por otra parte, aparece el concepto de maniobra, que consiste en
conseguir una posición de ventaja con respecto al adversario desde la
cual la fuerza pueda aplicarse o utilizarse como amenaza. Así mismo,
la maniobra operacional se dirigirá hacia un punto decisivo o directa-
mente al centro de gravedad enemigo.
En estas circunstancias se puede afirmar que línea de operaciones
y maniobra operacional son conceptos sinónimos.
11.2.a.(5). Ritmo
Es la velocidad del movimiento o de la actividad propia en rela-
ción con la del enemigo, dentro de combates y batallas y entre opera-
ciones principales. Constituye la capacidad de una fuerza para llevar a
cabo la transición de una actividad operativa a otra.
Imponer un determinado ritmo en nuestras operaciones tendrá por
objeto plantear amenazas al enemigo cada vez más apremiantes y a
las que sea incapaz de hacer frente. Ello podrá conseguirse acelerando
o frenando nuestro movimiento o cambiando el tipo de actividad.
Aunque el control del ritmo tiene su máxima aplicación en el nivel
operacional no es exclusivo de éste y debe tenerse en cuenta también
en el táctico.
11-5
El punto culminante se puede alcanzar en la ofensiva o la defensi-
va. En la ofensiva, es aquel en el que la potencia de combate del ata-
cante, en tiempo y lugar, ya no excede suficientemente a la del
defensor. Una fuerza en defensiva alcanza su punto culminante cuan-
do deja de tener la capacidad de reaccionar ofensivamente o de
defenderse con éxito. Se deben realizar todos los esfuerzos para evitar
que las fuerzas propias alcancen su punto culminante mientras se
intenta que lo haga el adversario.
11.2.a.(7). Pausa
Es el cese temporal voluntario de las operaciones con anterioridad
a alcanzar el punto culminante propio, para sincronizar las operacio-
nes o regenerar la capacidad de combate.
11-6
Ramas
Las ramas son opciones para hacer frente a contingencias, incorpo-
radas al plan inicial en curso, para cambiar la disposición, orientación
y dirección del movimiento de las fuerzas y que permiten anticiparse
a las reacciones enemigas que pudieran poner en peligro el éxito de
las operaciones.
En lo posible deben estar planeadas antes de iniciar la operación y,
determinados los indicios que obliguen a adoptarlas en tiempo oportu-
no, su ejecución se ordenará por medio de órdenes complementarias.
Secuelas
Las secuelas son aquellas operaciones que se planean basadas en las
posibles consecuencias de las operaciones en curso; su ejecución signi-
ficará normalmente un cambio de fase, pero no una nueva operación.
El proceso de planeamiento de estas operaciones debe ser conti-
nuo, de forma que el mando no se quede sin opciones alternativas a
las diferentes situaciones previsibles que puedan acontecer, permitién-
dole con ello imponer su ritmo al enemigo.
11-7
Dependiendo de la situación, esta etapa puede ser el resultado de
una directiva inicial de planeamiento o una orden dada por la autoridad
que ostente el mando estratégico militar, anticipándose a una necesidad
futura. Sea cual sea la forma como se inicie, lo que debe quedar clara-
mente expresado por la autoridad que ordena la iniciación del planea-
miento es su propósito y la situación final que desea alcanzar.
11-9
El jefe adopta la decisión basándose en su experiencia y en su pro-
pia valoración de la situación. Dada la continua intervención del jefe
en todo el proceso de planeamiento, éste elegirá normalmente la línea
de acción recomendada, pudiendo introducir ligeros cambios.
No obstante, en el transcurso de esta conferencia puede ocurrir
que, como consecuencia de la aparición de nuevos datos que generen
pequeños cambios en la situación, el jefe ordene volver al paso ante-
rior para el desarrollo de otras líneas de acción no tratadas o bien que
determinados aspectos de varias de las presentadas se incluyan o com-
binen en una línea de acción modificada.
Desarrollo del concepto de la operación
El concepto de la operación es el resultado final de esta etapa. Se
elabora sobre la base de la línea de acción seleccionada por el jefe y
debe contener los detalles suficientes para expresar la visión del jefe
sobre el desarrollo general de la operación.
En líneas generales, el concepto de la operación:
— Expresa la forma y los fundamentos para alcanzar los objetivos
estratégicos militares.
— Informa al mando estratégico del propósito del jefe operacio-
nal y en caso necesario proporciona un instrumento para facili-
tar la aprobación política.
El concepto de la operación será sometido a la autoridad que orde-
nó la iniciación para su aprobación, lo que no es obstáculo para que
durante este trámite continúe el planeamiento.
11-11
11.3.a. LA MISIÓN
La misión es el elemento fundamental de toda operación. Se define
como la clara y concisa exposición de los cometidos fundamentales asig-
nados a un mando y de la finalidad que con dichos cometidos se persigue.
11.3.b.(1). Ambiente
Se incluyen todas aquellas circunstancias que de un modo u otro
pueden influir en el desarrollo de la operación como: la población, las
reglas de enfrentamiento, los medios de comunicación social, etc.
11.3.b.(2). Enemigo
Con el conocimiento previo de su doctrina, procedimientos, orga-
nización y medios y con una información de detalle actualizada, se
determinarán las capacidades y vulnerabilidades del enemigo que
afectarán a la propia operación.
Se elaborarán cuantas líneas de acción del enemigo permita el
tiempo de planeamiento. De éstas el jefe deberá seleccionar al menos
aquellas que considere más probables y más peligrosas, que serán
sobre las que desarrollarán las líneas de acción propias. Las restantes
líneas de acción del enemigo servirán para prever posibles variantes a
esas líneas de acción propias.
11-12
11.3.b.(3). Terreno
11-13
11.3.c.(1). 1.a etapa: Análisis de la misión
En esta etapa se realiza el análisis de la misión recibida y, en ella,
el jefe parte del conocimiento total o parcial de la directiva, plan u
orden del escalón superior y adquiere una percepción personal de los
factores que condicionan la operación. Tras una rápida valoración de
los mismos puede emitir una orden preparatoria.
Un posterior estudio más detallado, en el que se verá asistido por
su estado mayor o plana mayor y otros componentes del cuartel gene-
ral o plana mayor de mando, deberá conducirle a la comprensión de los
propósitos del mando en los dos escalones superiores al suyo, de la
misión asignada a su escalón superior y de la suya propia.
Con lo anterior se pretende determinar el papel en el conjunto del
plan del escalón superior, y por tanto identificar los cometidos funda-
mentales, tanto explícitos como implícitos en la directiva, plan u
orden, así como las limitaciones o servidumbres que se le impongan.
Con todos estos elementos da forma y define su misión desarrolla-
da. Ésta es la que fija para sí la propia unidad y en ella debe indicarse
el para qué, quién, qué, dónde y cuándo.
Para orientar el trabajo de su estado mayor o plana mayor en las
etapas posteriores, el jefe dictará su guía de planeamiento que conten-
drá, entre otros aspectos, la misión desarrollada y el propósito inicial
del jefe.
El propósito es una exposición clara y concisa de la visión que
tiene el jefe sobre la operación.
En este momento del proceso puede tener lugar la emisión de una
nueva orden preparatoria.
11-14
orden preparatoria de la unidad superior, continúa y apoya el análisis
de la misión, y se completa conforme a lo dictado por el jefe en la
guía de planeamiento.
11-15
Esta decisión se refleja en el propósito y en el concepto de la ope-
ración. Con el primero, el jefe expresa, de forma sucinta, su visión de
la operación para el conjunto de la fuerza, y con el segundo responde
a las preguntas de qué, cómo y dónde.
A partir de este momento la opción elegida se convierte en línea
directriz para el resto del proceso de planeamiento. Corresponde al
estado mayor o plana mayor, junto al resto de los apoyos, detallar en
su medida el concepto de la operación esbozado por el jefe, así como
los restantes apartados y subapartados de la directiva, plan u orden.
No todas las decisiones del jefe seguirán rigurosamente el procedi-
miento formal expresado ya que, una vez iniciados los primeros com-
bates, será preciso dictar otras, denominadas de combate, en las que el
jefe y su estado mayor o plana mayor abrevian considerablemente
el procedimiento. En estos casos, el tiempo disponible será un factor
determinante. Incluso puede realizarse un planeamiento expedito, que
se reduce a un proceso mental del jefe.
11-16
CAPÍTULO 12
LA OFENSIVA
12.1. GENERALIDADES
12-1
No será por ello imprescindible una superioridad cuantitativa glo-
bal, sino una concentración acertada de la capacidad de combate que
proporcione superioridad en el lugar adecuado y en el momento opor-
tuno para que los resultados de su aplicación sean decisivos en rela-
ción con la finalidad que se pretende.
El alcanzar la supremacía de la información, principalmente
mediante el uso de la tecnología más avanzada, permitirá conocer y
dominar todo lo que acontece en el campo de batalla, condición bási-
ca para obtener la deseada superioridad, al tiempo que se aumenta la
protección de las fuerzas propias.
El combate en zonas urbanizadas va adquiriendo cada vez mayor
importancia en las operaciones ofensivas, por el condicionante que supo-
ne el aumento de las superficies construidas. Asimismo, las dificultades
para el empleo eficaz de los avances tecnológicos, especialmente los
medios de inteligencia, hacen prever una creciente utilización de estas
zonas, en especial por parte del adversario más débil.
12-2
— Privar al enemigo de recursos con los que sostener sus actua-
ciones, realizando actividades y operaciones en profundidad
que le nieguen la libertad de acción e interrumpan la coheren-
cia y el ritmo de sus operaciones.
— Desorganizar al enemigo mediante ataques sobre aquellos
medios o funciones que sean esenciales para generar y emplear
coherentemente su potencia de combate.
La potencia de combate del atacante se aplicará no sólo sobre las
fuerzas enemigas en contacto, sino en toda la profundidad de su des-
pliegue, ejerciendo así una amenaza permanente y sustancial ante la
que el enemigo deba responder, forzándole de esta manera a reaccio-
nar en lugar de tomar la iniciativa.
12.3.a. SORPRESA
12-3
No será imprescindible lograr que el enemigo desconozca absolu-
tamente nuestros planes, sino que bastará con que tarde en darse cuen-
ta de ellos, lo que hará ineficaz su reacción.
La obtención de la sorpresa se favorece conociendo los propósitos
del mando enemigo y negándole la posibilidad de dirigir su sistema
de inteligencia acertada y oportunamente, desencadenando ataques
repentinos y violentos desde direcciones inesperadas o a través de
terrenos difíciles, o con meteorología adversa, o tras reiteradas fintas
o demostraciones y cambiando bruscamente el ritmo propio.
Exige mantener el secreto en los preparativos y aplicar un adecua-
do plan de decepción. Dado que los efectos de la sorpresa serán fuga-
ces, ha de preverse su explotación con acciones rápidamente eje-
cutadas.
12.3.b. POTENCIA
12-4
En el nivel táctico, se logrará impidiendo o al menos dificultando
toda actividad de reconocimiento terrestre enemiga y empleando toda
la gama posible de medidas activas y pasivas.
Los mandos actuarán definiendo el momento, el lugar y la poten-
cia de sus esfuerzos principal y de apoyo que le permitan superar la
defensa enemiga y sincronizando toda la operación.
Durante la conducción del ataque los mandos mantienen dispersas
las fuerzas, buscando protección frente a la precisión y efectos letales
del armamento moderno, hasta el momento oportuno de concentrarlas
convergiendo sobre sus objetivos. Retienen bajo su control medios
suficientes para hacer bascular el esfuerzo principal hacia otro de
apoyo, si se aprecian ventajas en ello. Después de un ataque con
éxito, mantienen la fuerza concentrada para, aprovechando su impul-
so, explotar los efectos obtenidos. Si a continuación se perciben nue-
vas amenazas, vuelven a dispersarlas.
12.3.c. RITMO
12-5
12.3.d. AUDACIA
12-6
12.4.a. RECONOCIMIENTO EN FUERZA
12-7
Se requiere una gran agilidad. En la preparación, se disminuyen los
reconocimientos y se prescinde de los ensayos, lo que se traduce en un
mayor esfuerzo del sistema operativo de inteligencia. En la ejecución,
las unidades de combate, de apoyo al combate y logísticas deben estar
muy compenetradas en el uso habitual de procedimientos operativos
normalizados que permitan el automatismo en las acciones.
Las órdenes iniciales deben ser lo más concisas posibles y se esta-
rá en condiciones de reaccionar rápidamente en función del desarrollo
del ataque. La formulación clara del propósito del mando y el funcio-
namiento adecuado del mando y control son vitales para el éxito de
este tipo de operación.
La maniobra se caracterizará por la búsqueda constante del flanco
o la retaguardia enemiga, tratando de obtener el máximo partido de la
sorpresa inicial para mantener la iniciativa. Si finalmente se pierde el
impulso, puede ser necesaria una detención para la preparación y pos-
terior ejecución de un ataque premeditado.
12-8
Para lograr la protección de las fuerzas frente a acciones enemigas,
durante la preparación del ataque, se extremarán al máximo las medi-
das de seguridad de operaciones y la decepción.
12.4.e. CONTRAATAQUE
12-9
Un contraataque se lanza normalmente cuando se percibe con cla-
ridad el esfuerzo principal del atacante o cuando éste ha dejado un
flanco al descubierto.
Se suele llevar a cabo con fuerzas en reserva o por elementos no
empeñados.
Los contraataques con éxito deben ser explotados en el marco deli-
mitado por los propósitos del mando superior, pudiendo, en ocasio-
nes, dar lugar a cambios generales de actitud al permitir a las fuerzas
defensoras emprender la ofensiva.
12.4.f. INCURSIÓN
Es un ataque a determinados objetivos importantes, situados den-
tro del despliegue enemigo.
Su finalidad no será normalmente la ocupación de puntos del terreno,
sino la destrucción de unidades, instalaciones de mando y control, logís-
ticas, de infraestructuras o la recuperación o captura de prisioneros, tra-
tando en definitiva de desorganizar al enemigo. El éxito de estas
operaciones se basa, en gran medida, en la consecución de la sorpresa;
requiere una detallada inteligencia sobre la zona de actuación, así como
planes para la infiltración y exfiltración de las fuerzas empeñadas.
Es fundamental una ejecución audaz y una rápida exfiltración una
vez logrado el objetivo de la incursión. En función de la finalidad de
la operación pueden ser necesarios apoyos de fuego, tanto en el
momento de la ejecución como en la protección de la exfiltración.
Las unidades ligeras helitransportadas o de operaciones especiales
en su caso, junto con unidades de helicópteros de ataque, son las más
apropiadas para este tipo de operaciones, aunque pueden realizarse
también en determinadas condiciones por fuerzas de superficie.
El golpe de mano es una incursión violenta, rápida e imprevista
capaz de alterar la situación táctica u operacional en provecho propio,
y con el fin de destruir o dañar, crear condiciones favorables para una
acción posterior o corregir una vulnerabilidad o debilidad propia.
12-11
productores de fuegos de gran alcance y precisión. Presenta dos com-
ponentes, la maniobra de superficie, que es aquella que se desarrolla
básicamente sobre el terreno, y la maniobra aeromóvil, desde plata-
formas aeromóviles (helicópteros), que debe ejecutarse en total coo-
peración y coordinación con la de superficie.
Tanto la maniobra de superficie como la aeromóvil tienen su apli-
cación en operaciones ofensivas, defensivas y retrógradas. Con la de
superficie se pueden materializar todos los tipos de maniobra contem-
plados en esta publicación.
La maniobra aeromóvil se empleará en actitud ofensiva, sea cual
sea el marco superior de la operación. Su máximo rendimiento se
obtendrá con ataques premeditados, de desarticulación, incursiones y
contraataques.
Las formas de la maniobra ofensiva son: envolvente, desbordante,
frontal, penetrante e infiltración.
12.5.a. ENVOLVENTE
12-12
El éxito de la maniobra dependerá de la agilidad, potencia y sor-
presa con que se conduzca el esfuerzo principal, y de la capacidad de
los esfuerzos de apoyo para retener al enemigo en su posición.
12.5.b. DESBORDANTE
12.5.c. FRONTAL
12-13
12.5.d. PENETRANTE
Es la forma de maniobra que busca romper el frente enemigo, atra-
vesar y desorganizar su sistema de defensa, para alcanzar objetivos en
profundidad.
El esfuerzo principal se ejerce inicialmente en una o varias partes
reducidas del frente a fin de concentrar allí la máxima potencia de
combate para abrir una brecha en las defensas enemigas, mantenerla
abierta, profundizar atacando los flancos o la retaguardia enemiga y
neutralizar posibles contraataques.
Los esfuerzos de apoyo, mientras tanto, realizan ataques diversi-
vos con objeto de distraer o fijar al defensor en el resto del frente,
facilitando la acción del esfuerzo principal al impedir que el enemigo
pueda concentrar sobre él toda su potencia de combate.
Esta forma de maniobrar puede ocasionar un gran desgaste, por lo
que sólo debe emplearse cuando se disponga de potentes unidades de
combate, cuando el enemigo esté desplegado en un frente amplio o
cuando sus flancos no sean atacables.
La maniobra penetrante exige, normalmente, reiterar esfuerzos o
pasos de línea.
Para obtener resultados decisivos de esta maniobra, una vez conse-
guida la ruptura, se deben explotar rápidamente y en profundidad los
éxitos logrados.
12.5.e. INFILTRACIÓN
Es la forma de maniobra en la que, mediante movimientos de fuer-
zas propias, no detectadas por el enemigo, se penetra en su dispositivo
para atacar posiciones en su retaguardia.
Se suele emplear junto con otras formas de maniobra ofensiva para
atacar posiciones ligeramente defendidas o posiciones fuertes desde
su flanco y retaguardia, con el fin de asegurar un terreno ventajoso
para el apoyo al esfuerzo principal, o de interrumpir operaciones ene-
migas en su retaguardia.
A medida que el desarrollo tecnológico obligue al aumento de las
dimensiones del campo de batalla, así como la disminución de efecti-
vos a una baja densidad de ocupación, la maniobra de infiltración será
la adecuada para todo tipo de organizaciones operativas a fin de
alcanzar objetivos en profundidad.
12-14
La infiltración requiere secreto tanto en la preparación como en la
ejecución, inteligencia precisa y planeamiento detallado y estrecha-
mente coordinado dentro del plan general de ataque. En la ejecución
debe de primar la audacia y la consecución de la sorpresa.
12-15
Ritmo y audacia son características de la ejecución de este tipo de
operaciones, contribuyendo ambas al logro del principio operativo
de la sorpresa.
12-17
Al mismo tiempo que se lleva a cabo el planeamiento, las fuerzas
implicadas estarán realizando sus preparativos para el combate, con
un detalle que será función del tiempo disponible y durante el cual se
llevan a cabo: movimientos y despliegues preliminares, reconoci-
mientos, infiltraciones y fuegos de preparación.
12.7.b. ATAQUE
Toda acción de ataque persigue la derrota del enemigo sobre el que
se dirige. Para ello, en ocasiones será preciso destruirlo, otras sólo
neutralizarlo. Serán los propósitos de los mandos de escalones supe-
riores los que en cada caso dicten la conducta a seguir.
El ataque se orienta hacia la fuerza enemiga y/o a conquistar el
terreno decisivo o clave, y el éxito será proporcionado, fundamen-
talmente, por la ágil materialización del principio de concentración de
esfuerzos, que permita la aplicación de la máxima potencia de comba-
te en el punto deseado, y el impulso sostenido, hasta conseguir que el
defensor ceda en sus propósitos.
Cuando el ataque se inicia partiendo desde posiciones cubiertas
por fuerzas propias en contacto, requiere un paso de línea.
Este paso de línea es una operación delicada que requiere planea-
miento detallado, estrecha coordinación entre los mandos de las fuer-
zas afectadas y rápida ejecución para disminuir la vulnerabilidad.
Para penetrar en el despliegue adversario, si no es posible hacerlo
por los flancos, será preciso romper su frente concentrando las fuer-
zas, aplicando el esfuerzo de los apoyos de fuego en dicha zona sin
descuidar otros objetivos en profundidad y en los flancos, e irrum-
piendo en la posición enemiga. En ocasiones, la ruptura inicial puede
requerir su ampliación en el sentido del frente.
Una vez roto el frente, el atacante irrumpe en el interior del desplie-
gue del defensor, avanzando en él, eludiendo unos obstáculos y superan-
do otros en su progresión hacia los objetivos marcados. Utiliza para ello
los espacios vacíos o aquellos en los que la defensa sea más débil.
A medida que los despliegues defensivos se hagan más amplios, flui-
dos y móviles, y la densidad de ocupación del terreno más difusa, este
paso de línea, seguido de la ruptura de frente, puede no ser necesario
dado que las fuerzas atacantes, partiendo de zonas de reunión alejadas
entre sí, por razones de seguridad, se infiltrarán en el despliegue enemigo,
concentrando toda su potencia de combate sobre los objetivos elegidos.
12-18
Progresando con rapidez mediante una combinación constante de
la maniobra de superficie y aeromóvil rebasa aquellas posiciones que
no se opongan a su avance ni le hayan sido encomendadas como obje-
tivos. Destruye o neutraliza por el fuego las que se opongan y hace
frente a los contraataques.
El mando del escalón superior puede desplazar su esfuerzo princi-
pal concentrando su potencia de combate en aquellas zonas donde
estima mayores posibilidades de éxito. Todo ello en una progresión
incesante hacia los objetivos, mientras de forma sincronizada trata de
lograr el aislamiento del defensor.
Cuando se ejecuta un ataque debe hacerse de forma violenta y
rápida. Es preciso alcanzar los objetivos asignados y consolidar su
posesión antes de que el enemigo pueda reponerse y reaccionar, lo
que exige imprimir un ritmo que el enemigo no pueda seguir. Dicho
ritmo proporciona el impulso necesario para que se alcancen los obje-
tivos fijados. Si como consecuencia del ataque se efectúa una explota-
ción, se emplearán fuerzas mínimas para la consolidación, de forma
que no se pierda el impulso del ataque.
El impulso del ataque debe mantenerse fundamentalmente con
redespliegues, relevos o refuerzos, y con la necesaria sincronización
de los sistemas operativos terrestres, aéreos y navales en su caso. En
cualquier caso, estas acciones no deben romper el ritmo ofensivo.
Se designarán otras fuerzas para desempeñar cometidos relaciona-
dos con la seguridad, como son la materialización de la protección de
los flancos, la cobertura de espacios vacíos entre fuerzas atacantes, la
limpieza de fuerzas enemigas rebasadas o la protección de ataques
terrestres a unidades de apoyo al combate.
Las crecientes posibilidades de las nuevas tecnologías y el empleo
de fuerzas sobre plataformas aeromóviles permitirá ampliar la vigilan-
cia y cubrir los espacios vacíos entre fuerzas atacantes. Así mismo
contribuirá a aumentar la seguridad de los flancos.
12.7.d. PERSECUCIÓN
12-20
CAPÍTULO 13
LA DEFENSIVA
13.1. GENERALIDADES
13-1
El incremento de la capacidad de los medios para localizar objeti-
vos en todo momento, el rápido proceso de distribución de la informa-
ción, así como la disponibilidad de sistemas de armas y municio-
nes de precisión, obligan a un proceso de dispersión y aumento de la
movilidad de las fuerzas encargadas de la defensa, adquiriendo
la supervivencia de las organizaciones operativas una mayor impor-
tancia.
Para intentar disminuir la vulnerabilidad de la fuerza, el mando
tratará de evitar las acciones lineales, el combate próximo, los frentes
estables y las grandes pausas operativas.
El valor de las concentraciones urbanas, la generalización de con-
flictos asimétricos, la repercusión social que tienen las bajas de perso-
nal y los daños colaterales, las grandes posibilidades que ofrecen las
áreas urbanas para el defensor y la gran dificultad, en todos los cam-
pos, incluidos el de inteligencia, que presentan para el atacante, hacen
que el medio urbano se pueda considerar un escenario muy probable.
Aunque los principios empleados en el combate en zonas urbanas
son los mismos que para las operaciones defensivas convencionales,
las diferencias se encuentran en los procedimientos utilizados.
El interés defensivo de una zona urbanizada, en un conflicto simé-
trico, depende, en gran medida, de su valor como obstáculo.
13.2. FINALIDADES
13-2
— Obligar al enemigo a agruparse de forma que sea más vulnera-
ble al fuego de nuestras fuerzas.
— Distraer la atención del atacante mientras se preparan operacio-
nes en otras zonas.
— Economizar medios en beneficio de acciones ofensivas en
otras zonas.
13.3.a. PREPARACIÓN
El defensor normalmente tiene la ventaja de elegir el terreno para
defenderse y ha de organizarlo adecuadamente al objeto de obtener de
él el máximo rendimiento.
El dispositivo debe establecerse con un criterio de profundidad que
le proporcionará libertad de acción, al permitir absorber el impulso
del atacante y reaccionar donde y cuando convenga, máxime cuando
los grandes espacios en los que se moverán las fuerzas y la probable
escasa densidad de ocupación harán que el número de posiciones a
establecer sean limitadas.
El plan de defensa debe prever todas las posibles opciones del ene-
migo y las consecuentes acciones propias para contrarrestarlas, los
riesgos asumidos, así como las necesarias medidas de decepción que
oculten al atacante los despliegues y propósitos propios.
Cuanto antes, deben iniciarse operaciones en profundidad, de reco-
nocimiento y de vigilancia, que proporcionen alerta temprana y tiem-
po suficiente para organizar o modificar la defensa.
13.3.b. INTERRUPCIÓN
Debe ser preocupación del mando de la defensa interrumpir el
ritmo y coordinación del atacante, impidiendo que obtenga superiori-
dad de fuerzas en la zona a defender. Para ello el defensor emprenderá
13-3
un conjunto de acciones, en toda la profundidad del despliegue ene-
migo, combinando actividades de todas las funciones del combate con
la finalidad de:
— Fraccionar las formaciones enemigas, impidiendo su acceso a
determinadas áreas o canalizándolas hacia zonas favorables
para la defensa.
— Engañar a las fuerzas de reconocimiento enemigas.
— Neutralizar su sistema de mando y control.
— Neutralizar su sistema de apoyos de fuego.
— Impedir o al menos dificultar el movimiento de sus reservas.
— Neutralizar su sistema de apoyo logístico.
— Contraatacar antes de que pueda alcanzar o consolidar objetivos.
13.3.c. CONCENTRACIÓN
El mando de la defensa debe preservar su capacidad de concentrar
rápidamente los medios disponibles en ciertas zonas con vistas a lle-
var a cabo acciones decisivas y oponerse a las del atacante.
Para ello deberá aceptar riesgos en algunas zonas, ceder terreno y
maniobrar al objeto de conseguir superioridad en un punto decisivo.
Las medidas de decepción, la ocultación y el enmascaramiento evita-
rán vulnerabilidades a las fuerzas que deban concentrarse.
Serán básicas la cohesión y apoyo mutuo entre las fuerzas empe-
ñadas en la defensa, lo que, bajo la acción de mando, se consigue
mediante la coordinación de la maniobra, los fuegos y los obstáculos.
El disponer de reservas en todo momento y garantizar la movilidad
de las mismas facilita la libertad de acción del jefe para responder a
los acontecimientos previstos o imprevistos que aparezcan durante el
desarrollo de la batalla.
13.3.d. FLEXIBILIDAD
13-4
La flexibilidad en la defensa se obtiene con la posibilidad de cam-
biar el esfuerzo principal de la misma hacia donde se materialice el
ataque principal enemigo, sin perder su necesaria coordinación y
coherencia.
Ello requiere una evaluación permanente de las acciones del ene-
migo, el establecimiento de posiciones defensivas en toda la profundi-
dad de la zona de la defensa, un sistema de apoyos de fuego que
permita cubrir las vías de aproximación enemiga y los espacios entre
posiciones tendentes a ampliarse cada vez más, la adaptación a los
cambios de situación y la agilidad en las reacciones.
13-5
defensa como parte de una operación de defensa móvil u operación
retrógrada, para mantener en poder del defensor una zona de terreno
constituida en centro de gravedad propio o para conservar un espacio
geográfico que no puede cederse bajo ningún motivo.
Las capacidades que proporcionan los sistemas de inteligencia, las
armas de largo alcance y gran precisión, así como la posibilidad de
concentrar una significativa potencia de combate en un corto espacio
de tiempo mediante la combinación de maniobras de superficie y
aeromóviles, dificultan en gran medida una ocupación total del terre-
no a defender, así como el establecimiento lineal de posiciones.
En estas circunstancias es preciso identificar aquellas zonas clave
del terreno, cuya ocupación ofrece una notable ventaja al defensor y
cuya pérdida haría insostenible la defensa.
El grueso de las fuerzas defensivas despliega en torno de cada una
de estas zonas clave, sobre las cuales se ejecuta el esfuerzo principal
de la defensa, utilizando para ello una combinación de:
— Posiciones organizadas en frente y profundidad capaces de
apoyarse mutuamente.
— Reservas.
— Fuegos precisos y potentes que hagan prohibitiva la estancia o
el paso del enemigo por determinadas zonas.
— Realización de obstrucciones y destrucciones.
— Espacios vacíos sometidos a vigilancia susceptibles de actuar
sobre ellos.
13-6
Las fuerzas que realizan este tipo de operación defensiva se articu-
lan en:
— Fuerzas que realizan una defensa de zona y unas operaciones
de retardo. Dispondrán del mínimo de potencia de combate
posible que garanticen su misión empeñadas como elementos
estáticos, los cuales servirán para canalizar, retardar, desgastar y
detener al enemigo y así controlar la anchura y profundidad de
su penetración, permitiendo, a su vez, asegurar el terreno desde
donde lanzar el contraataque definitivo. Estas fuerzas deberán
contar con su propia reserva.
— Fuerza de reacción, capaz de infligir la derrota decisiva sobre
el enemigo. Su acción constituye el esfuerzo principal de la
operación. Será la fuerza que cuente con la mayor potencia de
combate capaz de ejecutar el contraataque resolutivo.
— Fuerzas de reserva. Será preocupación constante del jefe de la
fuerza que realiza la defensa el procurar constituirla.
Será necesario elegir una zona de terreno de gran profundidad y
con unas características tales que permita el empleo óptimo de los ele-
mentos propios, cuya movilidad ha de ser al menos igual a la del ene-
migo. El terreno se organiza para obtener el máximo provecho, de
forma que obligue al atacante a alargar excesivamente su despliegue
exponiendo sus flancos y, al mismo tiempo, permita localizar sus ele-
mentos de mando y control, apoyos de fuego y logísticos.
La operación se desarrolla en dos fases sucesivas: de desgaste y
retardo, y de reacción.
La primera de ellas tiene como finalidad someter al enemigo al
máximo desgaste posible para que alcance, en las condiciones más
desfavorables, la zona prevista, donde actuará nuestra fuerza de reac-
ción.
La finalidad de la segunda coincide con la genérica de la defensa
móvil: la destrucción del enemigo.
Ambas se deben realizar sin solución de continuidad a fin de no
permitir al enemigo reponerse del desgaste sufrido, acumular medios
y anular así la ventaja obtenida por el defensor.
13-7
Una defensa móvil conducida con éxito puede proporcionar la
oportunidad de recuperar la iniciativa al escalón superior y pasar
a la ofensiva pudiendo entrar directamente en explotación o persecución.
La contribución de la maniobra aeromóvil a la operación defensiva
en general y a la defensa móvil en particular puede ser crucial debido
a su flexibilidad y poca sujeción a las características del terreno, así
como a la potencia de combate que proporcionan los helicópteros de
ataque y a la posibilidad de trasladar con gran velocidad fuerzas de un
punto a otro del campo de batalla.
13-9
13.6.a. COMBATE EN LA ZONA DE SEGURIDAD
13.6.b.(1) Generalidades
Las operaciones en esta zona comenzarán cuando el enemigo se
aproxima al borde anterior de la misma, una vez retiradas las fuerzas
de cobertura.
13-10
La conducción de la defensa, en todos los niveles, se traduce en una
explotación agresiva, por parte del defensor, de las vulnerabilidades ene-
migas que se pongan de manifiesto como consecuencia de las acciones de
la defensa o a causa de errores u omisiones cometidos durante su ataque.
Siempre será presidida por la idea fija de recuperar la iniciativa.
Toda fuerza tratará de detener la progresión enemiga lo más a van-
guardia posible, aunque su acción habrá de extenderse en profundidad
hacia la retaguardia propia, para controlar las penetraciones que, a
pesar de ello, no hayan podido detenerse, bloqueándolas lo antes posi-
ble y actuando ofensivamente contra ellas.
Se trata de una combinación acertada de defensas de zonas clave,
cesión prevista de terreno y contraataques. Con la primera se detienen,
retrasan, canalizan o fraccionan las penetraciones enemigas; con la
segunda se evita el ataque enemigo, se retarda, se concentra la potencia
de combate, se traslada el esfuerzo principal o se induce al enemigo a
entrar en zonas previstas para acciones posteriores; con los contraata-
ques se destruye o rechaza al atacante y se recupera el terreno perdido.
Cuando el enemigo entra en el espacio de batalla de la fuerza
defensora, se vigilan sus movimientos y localizan sus elementos más
peligrosos para el plan propio, se baten los objetivos más rentables a
la vez que, en profundidad, se actúa sobre aquellas fuerzas que se esti-
me puedan apoyar o reiterar esfuerzos, es decir, permanentemente se
combate a la fuerza enemiga en contacto y en profundidad.
En toda defensa habrá zonas clave que serán las que merezcan prio-
ridad en los apoyos de combate, tanto en el aspecto de apoyos de fuego,
fundamentalmente de artillería y aéreos, como de apoyo operativo,
especialmente de zapadores. En ellas se realiza el esfuerzo principal de
la defensa. Así mismo habrá espacios vacíos en los que la presencia
de unidades no será posible, siendo el fuego y el obstáculo los que
harán prohibitiva la permanencia o el tránsito del enemigo por ellos.
Conducir la defensa supone capacidad de variar el esfuerzo princi-
pal cuando y donde sea necesario para contener el ataque enemigo,
de reajustar los límites y las prioridades previamente establecidos y de
empeñar las reservas.
Las reservas proporcionan flexibilidad en la conducción de la
defensa. Constituyen, en unión de los fuegos, el medio en manos del
mando que le permitirá actuar en el momento decisivo y siempre son
una garantía contra la incertidumbre.
13-11
Las misiones de las reservas pueden ser: reforzar, bloquear pe-
netraciones, contraatacar, proteger flancos y áreas de retaguardia y re-
levar a otras unidades.
Una de las decisiones más críticas que habrán de afrontar los man-
dos durante la conducción de la defensa es el momento oportuno y
lugar adecuado para empeñar sus reservas. Si se comprometen dema-
siado pronto, pueden no producir los efectos decisivos deseables; si se
emplean demasiado tarde pueden resultar ineficaces. En cualquier
caso, una vez empeñadas deben organizarse otras con fuerzas no com-
prometidas o de zonas menos amenazadas.
Las operaciones de retaguardia protegen la fuerza y sostienen las
operaciones de combate. Si se llevan a cabo con éxito proporcionan al
jefe libertad de acción, impidiendo la desorganización del mando y
control, del apoyo de fuego, del apoyo logístico y el empleo oportuno
de las reservas.
Cualquiera que sea la profundidad de la zona principal de defensa,
las operaciones en retaguardia están integradas en el conjunto de las
restantes operaciones.
La serie de acciones expuestas, ejecutadas simultánea o sucesiva-
mente por todos los escalones de la fuerza que guarnece la zona prin-
cipal de defensa, debe producir un desgaste tal que consiga frenar el
impulso del ataque y permita recuperar la iniciativa.
13-12
La amplitud del espacio a defender, así como la probable debilidad
de la defensa aérea, incrementan la dificultad de la conducción de la
defensa de zona. Ésta puede compensarse con una adecuada inteligen-
cia, lo que permitirá rentabilizar los apoyos de fuegos, que, combina-
dos con unas acertadas medidas de contramovilidad, posibilitarán la
canalización de la progresión enemiga hacia zonas donde éste pueda
ser batido por nuestros fuegos.
13-13
CAPÍTULO 14
14.1. GENERALIDADES
14.2. FINALIDADES
14-1
14.3. CARACTERÍSTICAS
14-2
— Combinar las acciones anteriores y desgastar al adversario.
— Cubrir a una unidad que se defiende o en retirada.
— Proteger el flanco de una unidad propia.
Estos efectos se logran con un volumen de fuerzas sensiblemente
inferior al que requeriría una operación defensiva, proporcionando la
consiguiente economía de medios, siempre deseable.
El esquema general de una operación de retardo consiste en forzar
al enemigo a desplegar repetidamente frente a posiciones propias
sucesivas, lo que, a su vez, obliga a nuestras fuerzas a combatirle
sucesivamente, romper el contacto, volver a desplegar en una posi-
ción más a retaguardia y reanudar el combate. Todo ello hasta lograr
la finalidad que con la operación se pretende.
Se pueden diferenciar dos tipos de operaciones de retardo, depen-
diendo de la finalidad que se pretenda alcanzar:
— Operación de retardo con desgaste limitado. En ella, se ordena
a la fuerza ejecutante que retarde y desgaste al enemigo tanto
como sea posible sin sacrificar su integridad táctica, es decir,
conservando potencia de combate suficiente para realizar otras
misiones posteriores.
— Operación de retardo durante un tiempo determinado. En este
caso, la unidad que realiza el retardo debe impedir que el ene-
migo alcance una línea especificada, antes de un tiempo o
suceso concreto, independientemente del desgaste propio.
En el primer caso el desgaste propio admitido es el dato de referen-
cia, mientras que, en el segundo, la finalidad de ganar tiempo es la que
adquiere más importancia.
14.5.a.(1). Inteligencia
Es vital el flujo permanente de inteligencia precisa, oportuna y fia-
ble sobre las intenciones, capacidades y puntos débiles del enemigo
durante toda la operación.
14-3
14.5.a.(2). Maniobra
El movimiento en combinación con el fuego de largo alcance ase-
gura el desgaste del enemigo sin llegar a establecer contacto próximo.
Las unidades de combate pesadas son las más apropiadas para las
operaciones de retardo. Su potencia de fuego les permite combatir efi-
cazmente al enemigo y facilitar la ruptura del contacto. Su movilidad,
además, favorece el traslado rápido hacia nuevas posiciones o hacia
los flancos; en el primer caso, cuando el enemigo monte el ataque
sobre las que ocupa, haciendo que éste caiga en vacío; en el segundo,
para cerrar posibles penetraciones.
Los helicópteros de ataque pueden contribuir de forma eficaz a la
maniobra actuando sobre los elementos acorazados enemigos, preferi-
blemente desde los flancos o a gran distancia.
14.5.a.(3). Terreno
Si es posible, se seleccionará un terreno que:
— Disponga de barreras naturales u obstáculos que se puedan
mejorar fácilmente y puedan emplearse para canalizar el movi-
miento enemigo.
— Proporcione buena observación y campos de tiro.
— Permita la fácil ruptura del contacto.
La zona asignada debe tener la suficiente profundidad para permi-
tir que se alcancen las finalidades que se quieren conseguir con la
operación de retardo. Si la profundidad no es suficiente, se reducirá
la duración del retardo, a menos que se incrementen los efectivos de la
fuerza o se obligue a ésta a empeñarse en un combate decisivo hasta
ganar el tiempo deseado o hasta agotar su potencia de combate.
14.5.a.(4). Tiempo
El mando que decida ejecutar una acción de este tipo debe preci-
sar, en función del terreno y de los medios disponibles, el tiempo
mínimo que desea ganar con la maniobra y el límite más retrasado
que no puede abandonarse.
14-4
La duración mínima del retardo es un factor fundamental a tener
en cuenta en el planeamiento y durante la ejecución de la operación.
En función del tiempo disponible, el planeamiento y disposición
de las unidades será más o menos eficaz; a su vez, la duración del
retardo determinará la maniobra a emplear y el riesgo a aceptar.
14.5.b. CONDUCCIÓN
14-5
Los pasos de línea entre unidades propias a vanguardia o retaguar-
dia y la ocupación de posiciones defensivas organizadas en profundi-
dad, con apoyo de zapadores, aprovechando los obstáculos naturales,
serán formas habituales de proceder en estas operaciones.
El despliegue inicial de la fuerza de retardo implica, normalmente, un
adelantamiento de sus unidades de combate sobre las vías más probables
de progresión del enemigo y una disposición en profundidad de reservas,
apoyos al combate y logísticos, buscando reducir su vulnerabilidad.
El control sobre los fuegos, que estará normalmente centralizado
en el nivel más alto posible, permitirá la actuación de todos los
medios disponibles en apoyo constante a la fuerza de retardo.
Las fuerzas se articulan en diferentes escalones capaces de: retra-
sar la progresión enemiga entre posiciones sucesivas; llevar a cabo
una defensa de zona temporal en cada una de ellas, y mantener una
reserva de medios en condiciones de apoyar las acciones anteriores.
En los momentos iniciales de la operación, las fuerzas encargadas
de retardar la progresión enemiga entre posiciones se destacan a van-
guardia, estableciendo y manteniendo el contacto con las vanguardias
enemigas, constituyendo, probablemente, las únicas y necesarias uni-
dades de superficie capaces de obtener información de contacto.
En cuanto se presente la oportunidad, estas fuerzas se enfrentan al
enemigo con máximo empleo de los fuegos y movimientos rápidos.
Toda fuerza enemiga que, por efecto de su avance, deje expuesto un
flanco, debe ser objeto de contraataque. Se aprovecharán especial-
mente los momentos de vulnerabilidad del enemigo que se presenten
cuando acaba de cruzar un obstáculo y se encuentra separado de sus
escalones posteriores.
Mediante las fuerzas de defensa temporal de zona, se procurará
impedir el rápido avance de fuerzas enemigas a lo largo de carreteras,
situando posiciones que las bloqueen y obliguen a montar un ataque
sobre ellas que, generalmente, deberá caer en vacío.
Se aprovechará toda ocasión propicia para lograr la sorpresa a la
vez que se debe tratar de evitar la acción recíproca, para lo cual, todo
espacio vacío a los flancos o intervalos entre fuerzas propias será
cubierto o, al menos, vigilado. Una estrecha coordinación entre fuer-
zas adyacentes aportará ventajas en este sentido a la vez que permitirá
los apoyos mutuos.
14-6
Cuando, a pesar de lo indicado, el enemigo consiga desbordar un
flanco o penetrar por un intervalo propio, será el momento de empe-
ñar a las reservas. Dada la amplitud de los frentes en estas operacio-
nes, en relación con la entidad de las fuerzas que se empeñan en ellas,
será frecuente fraccionar las reservas.
Toda porción de la fuerza de retardo evitará quedar fijada por el
atacante de manera que le resulte imposible romper el contacto. La
decisión clave será elegir el momento oportuno, ni muy pronto para
que no se logre el efecto de retardo, ni muy tarde para que no se corra
el riesgo de sufrir bajas innecesarias.
Las unidades de helicópteros de ataque deberán estar integradas en
la operación preferentemente en los escalones que retardan la progre-
sión enemiga entre posiciones y en el escalón de reserva. En ellos será
donde mejor se aprovechen sus características de flexibilidad, rapidez
de respuesta y profundidad.
La operación finaliza cuando la fuerza de retardo rompe el contac-
to y realiza el paso de línea a retaguardia de otras fuerzas propias o
bien alcanza un terreno defendible y se establece en defensiva o pasa
a la ofensiva, tras ser reforzada.
Si el enemigo se detiene antes, por haber alcanzado su punto cul-
minante, puede producirse un contraataque de gran entidad en el que
se empeñen todas las reservas propias, reforzadas con otras del esca-
lón superior.
14.6. LA RETIRADA
14-7
La finalidad de una retirada es recuperar una fuerza propia o parte
de ella en estas situaciones:
— Cuando no puede alcanzar el objetivo asignado y corre el ries-
go de ser derrotada.
— Cuando, alcanzado ese objetivo, no es posible mantenerlo.
— Cuando sea necesario trasladar una fuerza en contacto a posi-
ciones más favorables, desde un punto de vista táctico u opera-
cional o por razones logísticas.
Es una operación difícil de ejecutar que exige, como garantía de
éxito, seguridad, minuciosa preparación, tiempo para llevarla a efecto
y rapidez en la ejecución.
En una operación de retirada, el grueso retrocede al amparo de la
seguridad que le proporciona una fuerza de protección. Ésta, para el
cumplimiento de su misión, precisa de un número de unidades de
apoyo al combate, muy superior a lo que sería normal en otras cir-
cunstancias.
Esta fuerza de protección simula la presencia del grueso mediante
el despliegue de una mínima parte de sus efectivos en el lugar que
ocupaba éste. El resto ocupa una posición de apoyo, a retaguardia de
la anterior, al amparo de la cual se replegará el grueso.
El grueso retrocede atendiendo a su propia seguridad, en tanto que la
fuerza de protección se mantiene en la posición de apoyo hasta que
aquél se encuentre a una distancia tal que no pueda ser alcanzado por la
acción directa del enemigo.
El movimiento hacia retaguardia de la fuerza de protección se
efectuará mediante una operación de retardo, pero con la finalidad de
proteger al grueso que se retira.
El planeamiento debe llevarse a cabo de la forma más completa
posible que permita la situación. Si el mando superior la decide, sin
verse obligado a ello por el enemigo, la orden para su ejecución será
tan completa como la de cualquier operación. Si se ve forzado por un
desarrollo desfavorable de los acontecimientos, la orden puede con-
sistir en la simple autorización para ejecutarla y un mínimo de medi-
das que permitan conducirla, dentro de los límites determinados por
sus propósitos, con máxima flexibilidad.
14-8
El futuro empleo que se pretenda dar a la fuerza retirada influirá en
la organización y secuencia para su ejecución.
En cualquier caso será preciso:
— Un importante esfuerzo en inteligencia de la fuerza que se reti-
ra tanto a retaguardia como a vanguardia.
— Un estrecho control compatible con la rapidez en los movi-
mientos, asignando rutas alternativas, reforzando en medios de
transporte, adelantando la retirada de los elementos logísticos
no necesarios y con un apoyo en general a la movilidad de la
fuerza.
— La aplicación de medidas de decepción que oculten, durante el
mayor tiempo posible, las intenciones propias, empleando la
noche o aprovechando condiciones meteorológicas adversas.
— El empleo con profusión de fuegos y guerra electrónica por
parte de la fuerza de protección.
— La preparación de obstáculos y activación de destrucciones, y
otras medidas de prohibición, íntimamente sincronizadas con
el plan.
Cuando la fuerza en retirada se acoge a una posición defensiva, ya
organizada en retaguardia por el nivel superior, éste le proporcionará
normalmente apoyo con sus fuegos, guerra electrónica, defensa aérea
y apoyo logístico, hasta que pasa a su retaguardia la fuerza de protec-
ción, haciéndose cargo a partir de entonces de estas funciones y dán-
dose por finalizada la retirada.
Si la retirada se hace sin presión enemiga, la fuerza de protección
permanece en su posición tratando de prolongar la decepción. Las
unidades del grueso se repliegan hacia retaguardia rápidamente.
Posteriormente, roto el contacto con el enemigo, la fuerza de protec-
ción se repliega de acuerdo con la secuencia establecida en el plan.
14.7. EL REPLIEGUE
14-9
Se realiza para situar las unidades en disposición de acometer ope-
raciones futuras o modificar el despliegue para adaptarlo a la nueva
situación.
Se efectúa normalmente al amparo de otras fuerzas que, por su
posición, le proporcionan la seguridad necesaria para que dicho movi-
miento pueda llevarse a cabo con ciertas garantías.
No obstante, y dada la naturaleza fluida del campo de batalla,
siempre deberán establecerse medidas de seguridad que permitan a las
fuerzas que se repliegan no ser sorprendidas por ataques aéreos, ope-
raciones aeromóviles, fuerzas no convencionales o fuegos de largo
alcance.
Todo repliegue deberá realizarse con rapidez, seguridad y orden,
de noche a ser posible o en condiciones de visibilidad reducida.
Un repliegue puede estar precedido de una retirada. En este caso,
se considera que el repliegue ha comenzado cuando, sustraído el grue-
so de la amenaza directa de la acción enemiga, la unidad adopta la
articulación correspondiente a una marcha táctica.
14-10
CAPÍTULO 15
15.1. GENERALIDADES
15-1
Dada la variedad y complejidad de este tipo de operaciones, se
requieren fuerzas polivalentes y muy adiestradas para responder a
situaciones diferentes y a la posible evolución de la operación.
Las operaciones no bélicas pueden preceder, seguir o desarrollarse
simultáneamente con operaciones bélicas dentro del mismo Teatro de
Operaciones. Es posible el paso de una operación no bélica a bélica y
viceversa sin solución de continuidad.
Durante las operaciones no bélicas se tendrá presente que determi-
nados elementos o grupos pueden recurrir a actos agresivos con pro-
pósitos diferentes.
15.2.a. SEGURIDAD
15-2
cansar en la creencia de que el propósito no bélico de su misión no
pondrá en riesgo a las fuerzas a sus órdenes. Este principio implica la
capacidad de una transición rápida desde una situación pacífica a otra
de combate, si surgiera la necesidad.
El derecho a la autodefensa será siempre de aplicación.
15.2.b. OBJETIVO
15.2.d. LEGITIMIDAD
15.2.e. PERSEVERANCIA
15.2.f. RESTRICCIÓN
15-4
Figura 15.1.—Clasificación de las operaciones según los principios y procedimientos
empleados dentro del marco de situación en que se realizan
15-5
15.3.a. OPERACIONES DE APOYO A AUTORIDADES CIVILES
15-6
15.3.b.(1). Permisivas. Operaciones permisivas y sin amenaza
probable
Son características de las mismas la ausencia de resistencia a la
operación de evacuación, y que el gobierno del país anfitrión tiene el
control en la zona y la capacidad y propósito de ayudar a la evacua-
ción.
En estas condiciones, las operaciones pueden efectuarse a un ritmo
tal que asegure la búsqueda de los ciudadanos y su evacuación.
15-7
En un ambiente hostil, puede producirse la pérdida del consenti-
miento para la presencia de una fuerza internacional en la zona o el
gobierno al que se apoya puede perder el control de la situación e
incrementarse en exceso la amenaza sobre las propias fuerzas. En
estas circunstancias, se deben tener previstas las operaciones de
extracción que pudieran ser necesarias. Ante la necesidad de actuar
con oportunidad, esta extracción puede realizarse trasladando las fuer-
zas a una base temporal en la que exista seguridad.
En el planeamiento y ejecución de estas operaciones es preciso
tener en cuenta que las fuerzas propias o aliadas deben mantener una
adecuada capacidad de combate, siendo necesario coordinar la opera-
ción entre la fuerza extractora y la evacuada.
15-8
Las operaciones de socorro en desastres incluyen la ayuda puntual
para aliviar el sufrimiento de víctimas y para colaborar en la restaura-
ción de los daños ocasionados por aquél.
La ayuda a refugiados y desplazados se orienta a proporcionar ser-
vicios vitales a masas de personas desplazadas del área de sus hogares
hacia lugares sin instalaciones adecuadas.
El cometido fundamental en la ayuda humanitaria es garantizar la
distribución de los recursos para cubrir las necesidades básicas para
la supervivencia.
15-9
15.3.g. APLICACIÓN DE SANCIONES
15-10
15.3.h.(1). Requisitos
Antes de implicarse en operaciones de apoyo a la paz, deberán
existir ciertos requisitos que proporcionen un marco aceptable para su
cumplimiento.
15-11
Con frecuencia, dicho respaldo resulta particularmente importante
por la atracción que provoca en la atención del público y de los
medios de comunicación.
15.3.h.(2).(b). IMPARCIALIDAD
La imparcialidad de las fuerzas ejecutantes es esencial para mante-
ner la fe y confianza de las partes en disputa y del gobierno anfitrión.
Para facilitarla, la fuerza que lleve a cabo la operación debería ser
multinacional.
15.3.h.(2).(c). CREDIBILIDAD
La credibilidad de una operación de apoyo a la paz es un reflejo de
la valoración que hacen las partes de la capacidad y voluntad de la
fuerza para cumplir su misión y es necesaria para crear la confianza
en la misma.
15-12
15.3.h.(2).(e). LIBERTAD DE MOVIMIENTO
La libertad de movimiento es esencial para el cumplimiento con
éxito de cualquier operación de apoyo a la paz. Los miembros de la
operación de apoyo a la paz deben moverse libremente a lo largo del
área de misión designada, excepto en los lugares específicos acepta-
dos por todas las partes.
15.3.h.(2).(f). TRANSPARENCIA
Es esencial que las partes implicadas estén completamente entera-
das de la misión y concepto de las operaciones de la fuerza de apoyo a
la paz. La falta de respeto a las reglas para alcanzar un entendimiento
mutuo puede llevar a la desconfianza o a la hostilidad y poner en peli-
gro la misión.
15.3.h.(2).(h). FLEXIBILIDAD
La fuerza y el plan deben ser capaces de adaptarse a los cambios
de situación y pasar de una actividad de apoyo a la paz a otra cuando
sea necesario.
15-13
15.3.h.(3). Tipos de operaciones de apoyo a la paz
Bajo esta denominación genérica se engloban:
— Operaciones de prevención de conflictos.
— Operaciones de establecimiento de la paz.
— Operaciones de imposición de la paz.
— Operaciones de mantenimiento de la paz.
— Operaciones de consolidación de la paz.
En la práctica es difícil diferenciar dónde empieza una operación
de este tipo y dónde acaba otra, ya que los distintos tipos de operacio-
nes de apoyo a la paz pueden estar vinculadas entre sí o darse con
carácter aislado, por lo que a la hora de diseñarlas será necesario pre-
ver el paso de unas a otras sin solución de continuidad, necesitando,
por tanto, contar con suficientes capacidades para hacer frente a la
peor de las situaciones susceptible de producirse.
La existencia o no de un agresor perfectamente identificado podrá
determinar un menor o mayor grado de empleo de la fuerza, según se
trate de imponer o restablecer la paz.
15-14
— Despliegue preventivo. La forma más efectiva de prevención de
conflictos puede encontrarse en el despliegue de fuerzas multina-
cionales en las propias áreas de crisis potenciales o en zonas pró-
ximas.
15-16
15.3.h.(3).(e). OPERACIONES DE CONSOLIDACIÓN DE LA PAZ
Son las acciones políticas, económicas, sociales y de reestructura-
ción militar ejecutadas con posterioridad a un conflicto, consecuencia
de una guerra internacional o de enfrentamientos internos, para favo-
recer y apuntalar los acuerdos políticos a fin de solucionar las causas
del conflicto.
Con motivo de un conflicto, la infraestructura local puede verse
dañada severamente, las instituciones civiles y políticas pueden vol-
verse inoperantes y aparecer un gran odio entre las facciones enfrenta-
das. Las actividades de consolidación de la paz deben apoyar la
instauración de estructuras que permitan subsanar estos problemas.
Consolidar la paz requiere restablecer las instituciones que hagan
posible asegurar una situación de confianza y bienestar entre los pue-
blos. El apoyo militar debe ser equilibrado para no crear una depen-
dencia.
15-17
CAPÍTULO 16
LA LOGÍSTICA
16-1
La integración de unidades nacionales en organizaciones operati-
vas de carácter multinacional, participando en operaciones de proyec-
ción de fuerzas, afecta de forma sensible a la logística, así:
— Exige disponer de fuerzas logísticas con los mismos niveles de
disponibilidad que las unidades a apoyar.
— Requiere tener asegurada la rapidez en el despliegue y la capa-
cidad de sostenimiento de las fuerzas en todas las fases del
conflicto.
— Aumenta la importancia de la cooperación logística, lo que
incluye el control del acceso a los recursos de origen local.
— Acrecienta la importancia de la interoperabilidad de los mate-
riales y recursos.
— Requiere disponer de medios de transporte logístico, suficien-
tes para sostener la operación.
En las operaciones de proyección, a la vez que se multiplican las
necesidades, será obligado buscar fuentes de recursos y colaboracio-
nes antes innecesarias. Se requerirá el apoyo de medios civiles y mili-
tares, nacionales e internacionales. El sostenimiento de las opera-
ciones habrá de apoyarse complementariamente en proveedores de
otros países y en contratistas locales sobre el propio Teatro de Opera-
ciones (TO.).
16.2.a. AUTORIDAD
16-2
Se traduce en:
— La adecuada y suficiente transferencia de autoridad sobre las
unidades y órganos necesarios para el cumplimiento de la
misión.
— La existencia de acuerdos de cooperación entre el mando de la
fuerza, autoridades civiles y otros organismos u organizaciones
implicadas.
16.2.b. TRANSPARENCIA
16.2.c. ECONOMÍA
16.2.d. EQUILIBRIO
16-3
Se manifiesta en:
— El adecuado escalonamiento de las tareas y actividades de
acuerdo con la maniobra.
— La adaptación de los medios a los esfuerzos tácticos previstos
por el mando.
— La ubicación adelantada de medios de recuperación y de abas-
tecimiento.
16.2.e. SENCILLEZ
Supone concebir planes y procedimientos de fácil ejecución.
Se manifiesta en:
— Una organización logística sencilla.
— La reducción al máximo de los órganos de apoyo y de la mani-
pulación de recursos.
— La permanencia en el apoyo de las mismas unidades logísticas
a las mismas unidades de combate.
— La normalización de procedimientos y materiales.
16.2.f. CONTINUIDAD
Es la capacidad de apoyar durante todas las fases de una operación.
Se manifiesta en:
— Previsión de planes y órganos de apoyo alternativos.
— Permanente disposición para el apoyo a los escalones de nivel
inferior.
— Previsión de apoyos mutuos entre órganos del mismo nivel.
— El establecimiento de niveles.
16.2.g. OPORTUNIDAD
Consiste en prestar el apoyo logístico que precise toda unidad, en
el momento y lugar en que ésta lo necesite.
Se manifiesta en:
— Una movilidad adecuada a las unidades apoyadas.
— El escalonamiento de los medios logísticos.
— La agilidad en las comunicaciones y en los medios de transmi-
sión de datos.
16-4
16.2.h. FLEXIBILIDAD
16-5
La logística de consumo, en relación con los abastecimientos,
comprende el almacenamiento, el transporte, la entrega, el manteni-
miento y la baja. En relación con el personal, le compete el encua-
dramiento, el alojamiento, el transporte, la asistencia y la evacuación.
16-6
En el nivel operacional, la logística vincula las necesidades tácti-
cas a las capacidades estratégicas, con objeto de cumplir los planes de
operaciones.
En este nivel, forman parte de la estructura logística las organiza-
ciones logísticas reforzadas por personal civil, los servicios y recursos
contratados y otras capacidades aportadas por las naciones aliadas y,
en su caso, contará con el apoyo de la nación anfitriona, lo que facili-
tará la explotación de infraestructuras.
Se ocupa de la recepción de las tropas y de los recursos en el Tea-
tro de Operaciones, del desarrollo de la infraestructura necesaria, de la
gestión del personal y material, de los transportes dentro del Teatro de
Operaciones, de la sanidad, del mantenimiento del material y del
abastecimiento de los recursos. Controla las actividades de: recepción,
descarga, movimiento de fuerzas a vanguardia, ubicación de instala-
ciones, gestión de recursos, control de movimientos, distribución,
reconstitución y despliegue.
En el nivel táctico, la logística comprende la sincronización de
todas las actividades de ese ámbito que se requieren para sostener a las
tropas y sus sistemas de combate. Se ocupa de proporcionar y mante-
ner los medios de vida y combate que necesitan las unidades para cum-
plir su misión, desembarazándolas de lo innecesario o averiado.
16-7
— Abastecimiento.
— Mantenimiento.
— Movimiento y Transporte.
— Sanidad.
— Obras.
Los Servicios logísticos funcionales son el conjunto de órganos del
Ejército de Tierra especialmente preparados para gestionar los recur-
sos necesarios, investigar, desarrollar y aplicar las técnicas especiales
que las funciones logísticas exigen y que las unidades precisan para el
cumplimiento de la misión.
Cada servicio se estructura horizontalmente en escalones, que a su
vez comprenden órganos de dirección y de ejecución.
Tienen a su cargo los siguientes cometidos generales:
— Asesorar al mando en todos los escalones.
— Dictar la normativa técnica del servicio y vigilar su cumpli-
miento.
— Gestionar los recursos que les corresponden.
Algunas funciones logísticas pueden requerir de varios servicios
logísticos para llevar a cabo la totalidad de las actividades encomen-
dadas.
Asimismo, algún servicio logístico podrá atender a varias funciones.
No todas las funciones logísticas se desarrollan de igual forma en
los diferentes niveles de conducción.
Aunque la cooperación cívico-militar es una función de mando,
especialmente en el planeamiento, normalmente requerirá el apoyo de
los servicios logísticos para su ejecución.
16.4.a. PERSONAL
16-8
También atiende al bienestar y a la moral del personal y sus fami-
lias, así como al asesoramiento y la asistencia jurídica y notarial, en
algunos aspectos.
En el nivel operacional se ocupa de la recepción, alojamiento y ali-
mentación de las unidades de reemplazo o en tránsito, el control de
efectivos, el reemplazo de bajas, el registro de tumbas, el traslado
de fallecidos y la entrega de sus efectos personales.
En el nivel táctico efectúa el control de efectivos, reemplazo de
bajas y la gestión de los expedientes personales. Lleva a cabo la iden-
tificación y traslado de fallecidos, el registro de tumbas y recogida de
efectos personales, así como el apoyo al personal en sus necesidades
(correos, asistencia religiosa, recompensas, rotaciones y descansos).
El Servicio logístico funcional de Personal es el conjunto de órga-
nos encargados de la gestión de los recursos humanos, de la custodia
y tramitación de las documentaciones personales y de unidad, así
como de la realización de las acciones necesarias para mantener la
moral de las tropas.
Además, son cometidos específicos del Servicio:
— Proporcionar al personal la formación e instrucción adecuada,
en su ámbito, de acuerdo con las necesidades.
— Proporcionar el apoyo material y social necesario para facilitar
su disponibilidad para el servicio.
16.4.b. ADMINISTRACIÓN
La función logística de administración tiene por cometido la ob-
tención y gestión de los recursos financieros para satisfacer los gastos
generados por la organización, instrucción, adiestramiento, sosteni-
miento y empleo de las fuerzas.
En los niveles operacional y táctico realiza actividades de contrata-
ción, efectúa los pagos derivados de la adquisición de bienes y servi-
cios, llevando la contabilidad de los recursos económicos asignados y
la rendición de cuentas.
En el nivel operacional también ejecuta actividades para la finan-
ciación común de bienes y servicios compartidos con ejércitos alia-
dos, y de asesoramiento económico-financiero al mando, cuando éste
lo requiera.
16-9
Asimismo estudia la situación económica y, en su caso, concreta
con la autoridad correspondiente el marco económico legal en el que
tendrá lugar la obtención de recursos en el Teatro de Operaciones.
El Servicio logístico funcional de Administración Económica es el
conjunto de órganos encargados de ejecutar los cometidos de esta fun-
ción logística.
También es responsable de facilitar la gestión económico-financie-
ra de las unidades, centros y organismos.
16.4.c. ABASTECIMIENTO
16-10
16.4.d. MANTENIMIENTO
16-11
En los niveles operacional y táctico lleva a cabo el control de movi-
mientos, organiza y efectúa el traslado de recursos y de unidades dentro
del Teatro de Operaciones manteniendo la corriente bidireccional entre
las áreas de terminales y los centros logísticos o puntos de distribución.
El Servicio logístico funcional de Movimiento y Transporte es el
conjunto de órganos que, con carácter permanente, realizan exclusiva-
mente actividades propias de esta función logística.
Además, son cometidos específicos del Servicio la explotación de
las terminales de carga y de los servicios de terminal, tanto en territo-
rio nacional como en el Teatro de Operaciones.
16.4.f. SANIDAD
La función logística de sanidad tiene por cometido principal la
protección de la salud del personal, mediante su selección, conserva-
ción y recuperación, minimizando la incidencia que las lesiones
y enfermedades puedan tener sobre la disponibilidad, efectividad y
moral de las unidades. Este cometido se desarrolla mediante el apoyo
sanitario progresivo.
Así mismo, esta función se ocupa de los aspectos bromatológicos
y de la medicina preventiva veterinaria. En su caso, realiza tratamien-
to al ganado de dotación y a los animales de interés militar, así como
la inspección sanitaria de instalaciones.
Compete a esta función el abastecimiento y mantenimiento de los
recursos sanitarios.
En el nivel operacional, desarrolla su labor en instalaciones semi-
permanentes o móviles capaces de tratar inicialmente a las bajas sani-
tarias, hospitalización temporal, apoyo de medicina preventiva de su
nivel y evacuación fuera del Teatro de Operaciones.
En el nivel táctico, se desarrolla en instalaciones sanitarias móvi-
les, capaces de proporcionar asistencia médica urgente, clasificar,
estabilizar y evacuar las bajas sanitarias, así como de aplicar las medi-
das de medicina preventiva de su nivel.
El Servicio logístico funcional de Sanidad es el conjunto de órga-
nos encargados de ejecutar las acciones propias de la función logística
sanidad. Sus órganos sanitarios se estructuran en escalones, super-
puestos con las organizaciones y unidades a las que apoya.
16-12
Son cometidos específicos del Servicio:
— La medicina preventiva, para el mantenimiento de la salud y la
prevención de la enfermedad.
— El tratamiento, como parte esencial de la asistencia médica de
las lesiones y enfermedades.
— La evacuación, para el traslado de las bajas sanitarias hacia las
instalaciones sanitarias más adecuadas para su asistencia.
— El mantenimiento y abastecimiento sanitario, dentro del cual se
individualiza la sangre.
— Eventualmente, apoyar a otros ejércitos y/o personal civil.
Las actividades relativas al ganado y asistencia psicológica general
se desarrollarán en instalaciones independientes de las sanitarias de
asistencia al personal.
16.4.g. OBRAS
16-13
— Dirigir, supervisar y/o encuadrar órganos que, teniendo enco-
mendadas actividades relacionadas con esta función logística,
no pertenezcan a la estructura orgánica del Ejército.
— Apoyos en operaciones no bélicas.
16-14
16.5.b. EN LA ZONA DE COMBATE
16.5.b.(2). División
La División, como escalón logístico, contará con una Agrupación
Logística Divisionaria que prestará apoyo logístico directo a su
núcleo de tropas en las funciones de personal, abastecimiento, mante-
nimiento, movimiento y transporte, y sanidad. Permite el grado de
centralización necesario para el planeamiento del apoyo logístico.
En función de las circunstancias, también puede centralizar la eje-
cución del apoyo a sus Brigadas.
Como la División tiene organización variable, sus unidades logísti-
cas estarán dimensionadas, en número y capacidades, de acuerdo con
su composición.
La función administración será desempeñada por el centro finan-
ciero encuadrado en el cuartel general de la División.
16-15
16.5.b.(3). Brigada
16-16
Cuando se constituya una fuerza multinacional, el apoyo logístico
será más complejo, pues toda nación participante podrá intervenir,
bien aportando fuerzas, apoyos o como nación anfitriona.
En una operación combinada, la responsabilidad del apoyo a las
respectivas fuerzas es nacional, sin descartarse la cooperación entre
naciones participantes para conseguir economía de esfuerzos.
Cualquier colaboración en materia logística debe ser aceptada pre-
viamente, caso por caso, por las naciones participantes y ser plasmada
en los correspondientes acuerdos multinacionales.
Las opciones básicas de ejecución del apoyo logístico, mediante la
colaboración logística multinacional, son:
— Especialización de cometidos.
— Nación líder.
— Unidades logísticas multinacionales integradas.
El concepto de fuerza multinacional implica modificaciones en el
aspecto del apoyo logístico total. Dentro de la base logística del Tea-
tro de Operaciones, se constituye una base logística nacional por cada
nación que tenga fuerzas empeñadas en el mismo, desde donde se
apoyará logísticamente a sus fuerzas.
Sin embargo, se puede conceder al jefe de la fuerza multinacional
la facultad de redistribuir recursos o explotarlos localmente cuando la
situación así lo exija. Las condiciones de esta redistribución o explo-
tación y los recursos objeto de las mismas deben haber sido previa-
mente acordados.
El apoyo logístico se establece a todos los niveles y se debe pro-
porcionar desde territorio nacional, mediante la siguiente estructura:
16-17
El mando del componente terrestre establece las necesidades y fija
las prioridades para el apoyo según las instrucciones globales del
mando del TO. Coordina las operaciones logísticas con las naciones
participantes y las estructuras logísticas conjuntas o de nivel TO.
Ejerce la autoridad de coordinación sobre aquellos elementos de
apoyo nacional que estén en su zona de responsabilidad. Controla el
tráfico en esa zona.
La coordinación de todas las actividades que se realicen en esta
zona podrá ejecutarse por el mando de apoyo logístico retrasado, a
cargo de una autoridad única y constituido por representantes de todas
las naciones participantes, incluida en su caso la nación anfitriona.
16-18
Para acelerar la agrupación de la potencia de combate será primor-
dial actuar de modo eficiente en las actividades de recepción, organi-
zación, movimiento avanzado e integración.
El apoyo logístico en operaciones de proyección, desde el punto de
vista geográfico-funcional, se basará en tres organizaciones:
— En el nivel estratégico, una organización logística en territorio
nacional, que desarrolla las actividades propias de ese nivel.
— En el nivel operacional, una organización logística nacional en
cada Teatro o Zona de Operaciones, que es la base logística
nacional, con actividades de apoyo general.
— En el nivel táctico, tantas organizaciones logísticas como sean
necesarias para proporcionar apoyo directo a las organizacio-
nes operativas independientes nacionales que se constituyan.
16-20
Todo planeamiento logístico debe incluir:
— La misión logística.
— El concepto logístico de las operaciones.
— Los cometidos de los órganos logísticos subordinados.
— Las prioridades, limitaciones y restricciones logísticas.
— Las instrucciones de coordinación para dirigir las actividades
logísticas.
16-21
— Empleo de los recursos locales y del apoyo de la nación anfi-
triona, en su caso, que disminuyan los transportes desde terri-
torio nacional y reduzcan su coste.
— Máximo aprovechamiento de las rutas de transporte, con una
continua corriente de abastecimiento hasta los puntos más ade-
lantados posibles, evitando la acumulación de recursos a van-
guardia.
— Reducción al mínimo de descargas y trasvases de recursos, que
den sencillez al complejo sistema de movimiento y manipula-
ción de los mismos, con tendencia al envío directo.
— Utilización intensiva de herramientas informáticas para el con-
trol y gestión de datos logísticos, así como para tareas de man-
tenimiento.
— Utilización de técnicas de gestión muy precisas, que permita
servir los recursos en el momento que se necesiten.
— Utilización intensiva de buques y medios aéreos.
16-22
CAPÍTULO 17
17.1. GENERALIDADES
17-1
encontrar conflictos en los que es difícil aplicar los procedimientos
convencionales ya que aparecen fuerzas irregulares con predominio
de civiles y milicias armadas, que actúan en muchos casos en escena-
rios en los que las estructuras estatales se han colapsado o son impo-
tentes para preservar el orden.
Se puede definir el conflicto armado asimétrico como aquel que se
produce entre varios contendientes de capacidades militares normalmen-
te distintas y con diferencias sustanciales en su modelo estratégico.
Alguno de ellos buscará vencer utilizando el recurso militar de forma
abierta en un espacio de tiempo y lugar determinados y ateniéndose a las
restricciones legales y éticas tradicionales. Su oponente u oponentes tra-
tarán de desgastar, debilitar y obtener ventajas actuando de forma no
convencional mediante éxitos puntuales de gran trascendencia en la opi-
nión pública, agotamiento de su adversario por prolongación del conflic-
to, recurso a métodos alejados de las leyes y usos de la guerra o empleo
de armas de destrucción masiva. Todo ello con el objetivo principal de
influir en la opinión pública y en las decisiones políticas del adversario.
En consecuencia, el enemigo o adversario asimétrico es aquel que
emplea métodos, tecnologías, valores, organizaciones y perspectivas
de tiempo significativamente diferentes a las de nuestras Fuerzas
Armadas con la intención de maximizar sus ventajas, explotar nues-
tras debilidades, lograr la iniciativa o ganar mayor libertad de acción.
Así mismo, el conflicto armado simétrico es aquel en el que se
usan similares modelos estratégicos militares. Este conflicto se carac-
teriza normalmente por el enfrentamiento abierto entre fuerzas regu-
lares, una elevada intensidad y ritmo y una situación final que suele
ser consecuencia directa del resultado del enfrentamiento militar.
17-2
17.2.a. LOS PROCEDIMIENTOS
Muchas naciones y grupos no nacionales no disponen de recursos
para invertir en las armas y tecnología necesarias para mantenerse a la
misma altura de las fuerzas militares más avanzadas. Así cuando se
enfrenten a éstas intentarán probablemente redefinir las condiciones
del conflicto y alcanzar sus fines por medio de:
— La guerra de guerrillas. Operaciones militares y paramilitares
realizadas en territorio hostil o en poder del enemigo, por fuer-
zas irregulares, principalmente nativas. Se llevan a cabo para
complementar, apoyar o ampliar las operaciones militares con-
vencionales o como una modalidad independiente de combate.
— La subversión. Conjunto de actividades cuya finalidad es debi-
litar el potencial militar, económico y político de una nación,
minando la lealtad, la moral y la confianza de sus ciudadanos.
— El terrorismo. Acciones cometidas por personas o grupos de
personas que utilizan la violencia o la amenaza de utilizar la
violencia contra un país, sus instituciones, su población en
general o contra personas concretas, y que, por aspiraciones
separatistas, concepciones ideológicas extremistas o fanatismo
religioso, o inspirados en un afán de lucro, tratan de someter a
un clima de terror a los poderes públicos, a determinadas per-
sonas o grupos de la sociedad, o bien a la población en general.
— La movilización de masas de civiles que apoyen abiertamente
su causa por medios pacíficos o violentos.
— La intimidación. Presión que, mediante la amenaza de utiliza-
ción de armas de destrucción masiva o de otros actos violentos,
pretende atemorizar a la opinión pública del adversario e
influir sobre las decisiones políticas y militares.
— La manipulación de la información. Para darse a conocer, jus-
tificar el empleo de la violencia, desestabilizar la sociedad y
descalificar al contrario.
Habitualmente el enemigo asimétrico utilizará una mezcla de los pro-
cedimientos anteriores, pudiendo variar su esfuerzo principal de unos a
otros en función del escenario, el apoyo popular o la evolución de la
situación; pero mantendrá siempre el objetivo prioritario de influir sobre
la opinión pública y sobre los dirigentes políticos adversarios.
17-3
17.2.b. LAS LIMITACIONES
17-4
— Empleo de medios: La influencia de la opinión pública, la pre-
sencia de población civil, las reglas de enfrentamiento y otros
factores impedirán la utilización de medios desproporcionados o
que produzcan una destrucción excesiva. El enemigo asimétrico
puede tener escasa preocupación por estos factores amenazando
con el uso de armas de destrucción masiva o utilizar medios que
perturben o causen graves daños a la población civil.
17-6
— Marco jurídico legal: Para actuar en este tipo de conflictos se
necesitan las normas legales que establezcan la estructura jurí-
dica compatible con la situación existente para legitimar las
acciones permitidas a las fuerzas convencionales a la vez que
sienta las bases para la captura, cautiverio y reinserción de las
fuerzas hostiles.
— Importancia de la Inteligencia: Se deben potenciar todas las
fuentes de información, tanto civiles como militares, siendo
conveniente montar acciones de alcance variable y con finali-
dad esencialmente informativa. Adquiere una importancia vital
la inteligencia humana y las tecnologías aplicadas a la vigilan-
cia, por lo que será indispensable la colaboración con las agen-
cias estatales encargadas de obtener información.
17.3.b. PLANEAMIENTO
El planeamiento es un aspecto crítico de cualquier operación. Ante
la complejidad del ambiente, los rápidos cambios de situación y la diná-
mica multinacional y política de las operaciones, el principal problema
es reconocer qué tipo de acciones planteará el enemigo. Para ello es
necesario un acertado análisis de la misión y el desarrollo de adecuadas
reglas de enfrentamiento. El proceso de planeamiento no varía sustan-
cialmente respecto al empleado en otros tipos de operaciones, aunque
su aplicación deberá adaptarse a la gran variedad de adversarios y situa-
ciones que tienen cabida en un conflicto de este tipo.
Durante estas operaciones es necesario un masivo esfuerzo en el
ámbito de las operaciones de información, acompañado del conocimien-
to del factor humano como prioridad decisiva para solventar estos con-
flictos, ya que el apoyo de la población civil será fundamental para los
dos bandos. Es de suma importancia considerar adecuadamente el papel
clave que juegan los medios de comunicación en el ambiente actual,
donde toda noticia se difunde en forma inmediata a una audiencia global.
La necesidad lógica de aislar al adversario de sus fuentes de apoyo se
vuelve primordial ante el enemigo asimétrico. Estas fuentes serán variadas,
estarán dispersas y en muchos casos serán difícilmente reconocibles. En
este aislamiento deben colaborar todos los poderes públicos presentes en la
zona, ya que sin ellos será complicado conseguir resultados definitivos.
17-7
La descentralización de la estructura operativa del enemigo le per-
mite actuar en varios escenarios simultáneamente, bajo una dirección
estratégica centralizada. Esa descentralización dispersa geográfica-
mente la atención de los servicios de inteligencia y la actuación de las
fuerzas propias. Se requiere la colaboración con organismos y fuerzas
de seguridad estatales que posibiliten una alerta temprana en el ámbi-
to geográfico necesario.
Los requerimientos de inteligencia e información serán diferentes
a los de operaciones convencionales. En un conflicto asimétrico asu-
men una gran importancia las evaluaciones de factores tales como la
personalidad de los individuos involucrados, las razones de la lucha y
sus objetivos últimos, las costumbres locales y otros aspectos socio-
políticos.
Estas especiales circunstancias se traducen en desarrollar o adqui-
rir para las fuerzas armadas involucradas en el conflicto una serie de
aptitudes:
— Adaptación al tipo de terreno: Estos conflictos se desarrollan
en terreno donde los modernos medios militares no pueden
hacer amplio uso de sus posibilidades. Esto impondrá a las
fuerzas la necesidad de actuar en campos tan diversos como la
zona urbana, el terreno montañoso o los bosques.
— Superioridad tecnológica: En el enfrentamiento con enemigos
asimétricos la superioridad tecnológica será determinante. En
una época donde la difusión de la información es una caracte-
rística de nuestra sociedad, es indispensable tratarla como uno
de los componentes de la operación y poder combatir en los
campos inmaterial y psicológico. Esta superioridad tecnológica
debe permitir también la precisión en las acciones y su propor-
cionalidad con la amenaza.
— Interoperabilidad: Para que las fuerzas puedan actuar con las
de nuestros aliados y colaborar con agencias y cuerpos de
seguridad estatales de varios países.
— Acción sostenida: Estos conflictos suelen prolongarse en el
tiempo, por lo que las fuerzas deben ser capaces de operar con
eficacia durante largo tiempo.
17-8
— Autoprotección: Los riesgos que conlleva la actuación de fuer-
zas convencionales ante acciones a las que no están habituadas,
obliga a aumentar sus medidas de protección.
— Capacidad de operar en amplias zonas: Las acciones de preci-
sión realizadas por medio de ataques simultáneos en zonas a
veces muy alejadas entre sí serán necesarias para lograr los
objetivos específicos.
— Capacidad de movimiento vertical: Para poder mantener al ene-
migo en un estado de permanente incertidumbre es necesario
poder disponer de movilidad en cualquier tipo de terreno; para
ello es muy importante el empleo de los medios apropiados.
— Utilización de armas y procedimientos adecuados: Para mante-
ner el apoyo de la opinión pública mundial y de la población
civil de la zona y ante la diseminación del enemigo asimétrico
entre la población civil, se hace necesario un amplio empleo de
armas en que se pueda controlar la magnitud de los daños oca-
sionados y la utilización de procedimientos que permitan reali-
zar operaciones en zonas pobladas.
17-10
Entre ellas se incluyen actividades de desarme, destrucción
de campos de entrenamiento o bases logísticas, detención de
líderes, misiones de acción directa, etc.
Acciones sobre la información
Ante la necesidad de luchar contra la propaganda y la desinforma-
ción, es preciso garantizar la libertad de información y un desarrollo
eficaz de las operaciones de información.
Se deben contrarrestar los efectos de la propaganda enemiga
mediante una extensa campaña psicológica y propagandística que
tenga repercusión en el interior y en la opinión pública mundial.
Acciones sobre la población civil
Con ellas se pretende favorecer los intereses propios mediante las
acciones necesarias de información, prevención y control de la pobla-
ción civil, que permitan conocer globalmente la zona y sus actores
civiles más importantes para anticiparse a sus acciones y maniobras y
atraerse a la población civil e impedir movimientos de masas incon-
trolados.
Los combates se librarán en ocasiones en zonas muy pobladas, en
las que se evitará causar bajas. Ganar el conflicto puede depender del
apoyo de esta población.
Las fuerzas armadas igualmente colaborarán en la reorganización
de la vida política, económica y cultural que permita cesar las causas de
la violencia y el restablecimiento de la normalidad. El objetivo será
que esa población pueda defenderse y vivir por sí misma.
17-11