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Tarea 4.

Fecha: 08-Julio-2024.
Marisol Martínez Juárez
Clasificación de las
Constituciones.

Derecho Constitucional.
Docente: Dra. Guadalupe Alfaro Juárez.
Tercer cuatrimestre.

Clasificación de las Constituciones


Por formulación jurídica.
Según su origen.
Según su reformalidad.
Clasificación de las Constituciones según Karl Loewestein.
Orígenes del Constitucionalismo moderno.
Constitucionalismo liberal.
Constitucionalismo social.
CLASIFICACIÓN DE LAS CONSTITUCIONES.
SEGÚN SU FORMULACIÓN JURÍDICA.
Codificadas y dispersas.
Las codificadas.- Son aquellas que nacen en un momento determinado y están escritas en un
volumen o código. Ejemplo: Constitución Mexicana. El que la Constitución sea escrita constituye una
verdadera garantía popular y para la conducción jurídica de los órganos y autoridades del
Estado, mismos que encuentran perfectamente señalados sus deberes y derechos.
Las dispersas.- Son las que no se han originado en un momento determinado, encuentran su
génesis, por lo general, en la costumbre; son producto de una evolución social y política,
están compuestas por una variedad de estatutos y decisiones jurídicas; esto es, las diversas normas
que la integran no se encuentran plasmadas en un volumen o código, sino que están formadas por
muchos textos. Ejemplo: La Constitución Inglesa. La Constitución consuetudinaria se forma por un
conjunto de disposiciones normativas basadas en prácticas jurídicas y sociales de repetición
uniforme y constante, cuyo actor principal es el pueblo mismo. A diferencia de la Constitución escrita,
no se resuelve en un todo normativo único, sino que la observancia que establece se funda
en la conciencia popular que se ha integrado a través de la costumbre.
SEGÚN SU REFORMABILIDAD.
Rígidas y flexibles.
Rígida.- Constitución rígida es aquella cuya reforma exige un procedimiento especial. En
algunos casos se requiere además un órgano específico que forma el Poder Constituyente
creado para tal efecto por la misma Constitución. Esta es una norma jurídica suprema, dura, fija,
sin posibilidad de alteración más según el método prefijado o por ruptura revolucionaria.
La Constitución flexible es aquella que se puede modificar mediante el procedimiento legislativo
ordinario sin diferenciarse de la ley ordinaria, es decir, no se requiere ningún órgano especial, sino el
legislativo común para que pueda ser modificada. Se caracteriza porque viene de la misma fuente de
las leyes ordinarias, y, por consiguiente, puede ser anulada o reformada por el mismo órgano y de la
misma manera que dichas leyes.
SEGÚN SU ORIGEN.
Otorgadas Son otorgadas aquellas que tienen el carácter de Ley Suprema por concesión del titular
del poder soberano, es decir, el monarca por gracia hacia su pueblo le otorga una Carta Magna, la
que queda subordinada al poder mismo del gobernante. Como ejemplo tenemos la Carta
Constitucional de Luis XVIII de 4 de junio de 1814 que fue otorgada por gracia del pueblo francés. Se
habían desarrollado las ideas revolucionarias y no era posible vivir sin limitar el poder real. Entonces
el monarca recurrió a la ficción de dotar de una Constitución a su pueblo; Constitución otorgada que
tiene apariencia que es dadiva del rey a sus gobernados.
Impuestas. Las constituciones impuestas surgen cuando es el pueblo quien las impone a su
soberano para que rijan jurídicamente al país. Entonces el monarca se ve forzado a adoptar este tipo
de estatuto legal que limita su potestad.
Tal situación sucedió con la de Cádiz, que reconoció Fernando VII no por libre voluntad.
Pactadas. Son pactadas las Constituciones que se producen por la lucha de clases, aportando
ideas y principios varios grupos sociales, estipulando o pactando todos en someterse a una
común Ley Suprema.
Por voluntad de soberanía popular.
Son por acto de soberanía popular, las que encuentran su origen en la soberanía del
pueblo, tienen como única fuente de poder al pueblo, al cuerpo electoral, a la ciudadanía.
CLASIFICACIONES DE KARL LOEWENSTEIN.
Clasificación ontológica de las constituciones
Loewenstein propone la idea de la clasificación ontológica de las constituciones, que dice relación
con los contenidos que debe tener una verdadera Constitución que, a su entender, correspondería a
aquella que, además de consagrar regulaciones respecto de los poderes supremos y garantías
esenciales, encarna los más profundos valores de la democracia y la realidad del grupo de
gobernados a la cual se impone.
Así, considera tres tipos de Constituciones.
1.- Constituciones originarias y derivadas
1.1.- Constituciones originarias: Se caracterizan por poseer un contenido innovador, no
consagrado en otras constituciones. Como, por ejemplo: La constitución estadounidense de 1787 y
la Constitución de Weimar de 1919, entre otras.
1.2.- Constituciones derivadas: Son aquellas que en sus rasgos básicos y fundamentales se basan
en las constituciones originarias. Hoy en día, la mayoría de las constituciones que existen
pertenecen a esta categoría.
2.- Constituciones ideológico-programáticas y utilitarias:
2.1.- Constituciones ideológico-programáticas: son aquellas que en su articulado llevan una
carga de ideología, y se esfuerzan por mostrar que el Estado que entonces se constituye defenderá
una determinada ‘doctrina’. Entre ellas podemos encontrar aquellas que surgieron en el pleno
apogeo de las ideas liberales, como lo son la constitución francesa de 1791, la constitución española
de 1812 y la constitución belga de 1831.
2.2.- Constituciones utilitarias: son aquellas que presentan un mero cuadro estructural y funcional
de la máquina estatal. Presentan muy diluida su intención ideológica.
3.- Clasificación ontológica:
3.1.- Constitución normativa: es aquella sentida y vivida tanto por los titulares como los
destinatarios del poder. Es normativa porque sus preceptos rigen, norman efectivamente el proceso
político, de modo que son eficaces y se cumplen.
3.2.- Constitución nominal: aquella cuyo texto, por falta de condiciones adecuadas o de
preparación del cuerpo social sólo es nominal y no se aplica realmente. Con todo, puede tener un
valor educativo; es un instrumento más en el proceso de educación popular, que, con el tiempo,
podría llegar a convertirse en Constitución normativa.
3.3.- Constitución semántica, también llamada pseudoconstitución: es aquella que es aplicada,
pero no tanto para regular el proceso político, sino que para formalizar y legalizar el monopolio del
poder de determinados grupos sociales o económicos. Se trata de un disfraz constitucional.
Sin embargo, Loewenstein descartaba la posibilidad de construir una constitución ideal a partir de
esta teoría; así, decía que una constitución ideal no ha existido jamás, y jamás existirá.
VERTIENTES IDEOLÓGICAS DEL DERECHO CONSTITUCIONAL
5.1. Orígenes del Constitucionalismo moderno. El Derecho Constitucional aparece como
disciplina jurídica independiente, a mediados del siglo XIX. Antes de esto ya existían por supuesto
normas constitucionales, solo que no se estudiaban los fenómenos constitucionales con carácter
de disciplina jurídica autónoma. Los tres fenómenos políticos importantes que influyeron
decisivamente en la formación del Derecho Constitucional fueron:
1. La Revolución Inglesa de fines del siglo XVIII.
2. La Revolución Francesa; y
3. La Independencia de los Estados Unidos de América.
A la simplicidad de la organización jurídico-política del Estado absolutista sucedió un complicado
sistema de división de poderes y atribuciones de competencias, que hizo necesario establecer
conceptos explicativos y reglas para su interpretación. La necesidad de una ciencia especial se hizo
patente ya que la conciencia jurídica de la época del Estado de Derecho, se cimentó en la
convicción de que los actos de los órganos fundamentales del Estado deben de tener lugar con
arreglo a Derecho y dentro de los límites del mismo. La gran época del florecimiento del Derecho
Constitucional tiene lugar a partir del último tercio del siglo XIX, cuando se produce una especie
de unificación de la imagen jurídica del mundo, aunada a la idea de que la fórmula
constitucional de convivencia política, es una de las grandes invenciones humanas, signo de
progreso y prosperidad para los pueblos. El régimen constitucional se preocupa
fundamentalmente por evitar que el poder del Estado se ejerza en forma irresponsable, ilimitada
o absurda
La nobleza británica, Juan Sin Tierra y la Carta Magna. Los orígenes del constitucionalismo, inglés
se sitúan tras la muerte sin sucesión del Rey de Inglaterra Ricardo I, conocido como Ricardo
Corazón de León, que colocó en el trono a su hermano Juan Sin Tierra, llamado también
Juan Espada Blanca por sus pérdidas territoriales y su inanidad bélica. En 1215 un grupo de
nobles, prelados y representantes de las ciudades, reunidos con el monarca en Runnymede, lo
obligaron a aceptar la llamada Carta Magna, documento por el que el rey reconocía los
privilegios de la nobleza y el clero, las libertades de las ciudades y la obligación de someter la
exacción de las ayudas financieras extraordinarias (evages) a la aprobación de un Consejo del
reino con representación de los tres estamentos. El sistema de gobierno inglés instituido por
la Carta Magna, siguió siendo una monarquía con la presencia de un rey hereditario, pero
restringió el poder real con limitaciones precisas, mediante las cuales se fijaban normas jurídicas
cuya observancia era obligatoria para el rey. Así comenzó en Inglaterra un cierto tipo de
constitucionalismo y de Estado de Derecho consignado en la forma contractual de las cartas,
que no es original ni exclusivo de Inglaterra, pero que allí adquirió carácter especial con la
creación del parlamento, que va absorbiendo progresivamente las funciones gubernativas.
La Carta Magna, introduce una institución fundamental que constituye el paso más audaz
para transformar la monarquía absoluta en monarquía constitucional. Esa institución es el
Consejo de los veinticinco varones creado para vigilar al rey, controlar los actos de la corona,
anularlos, y hasta castigarlos, lo que significa una transferencia de la soberanía o por lo menos una
soberanía compartida, en donde no es el rey quien tiene la última palabra. Este acontecimiento logró
gran influencia en la historia debido a que significó, el llamar al rey al orden, no por un grupo de
reaccionarios feudales, sino por la comunidad del país bajo la dirección de los barones; un tirano
había sido sometido a las leyes que hasta entonces había tenido el privilegio privado de administrar y
modificar a voluntad. Había comenzado un proceso que terminaría poniendo el poder de la corona
en manos de la comunidad en general. Por estas razones la Carta Magna ha tenido una influencia
tan profunda y duradera en épocas sucesivas. Durante todo el siglo XIII la Carta sufrió
constantes revisiones, infracciones y reafirmaciones y hasta que los parlamentos estuvieron
totalmente establecidos la Carta siguió ocupando el primer puesto en el pensamiento de todos los
hombres.
Prolegómenos, hechos y logros de la Revolución Francesa.
En la época de la ilustración, los pensadores franceses generaron ideas que cambiarían el curso de
la historia, como la teoría de la tridivisión de los poderes públicos o el concepto de soberanía
nacional. Estas ideas han constituidos aportes indispensables para la visión del estado moderno, y
para la teoría constitucional.
Así, puede decirse que la historia francesa y especialmente fenómenos como la revolución francesa,
han supuesto aportes al constitucionalismo moderno, pues cambiaron el paradigma constitucional
dominante hasta el siglo XVII.
Estas ideas desencadenarían la Revolución Francesa, trayendo consigo la promulgación de los
ideales liberales a través de la enciclopedia, y un antecedente icónico a los derechos individuales,
consagrados en la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano (26/08/1789).
Los Aportes al Constitucionalismo
Es el espíritu emancipador del ser humano lo que convirtió a la revolución francesa en un hito
mundial, y el alcance tan intenso y radical que le dieron a la defensa de los proclamados principios
de igualdad, libertad y fraternidad, lo que dotaría de relevancia a las instituciones surgidas para
lograrlo.
-Contrato social
-Declaración derechos del hombre
-Republicanismo centralista
Estos aportes fueron diversos, pero los más importantes serían:
(a) el paradigma del contrato social, por la forma tan radical en que el pueblo francés exigió cambios
políticos, matando incluso a sus anteriores monarcas;
(b) la posterior Declaración de los Derechos del Hombre, que fue la primera declaración con
vocación universal.
Y (c) el modelo de republicanismo centralista, que en contraposición al modelo americano adoptado
una década antes, no creaba una federación de entidades casi independientes entre sí, sino un
poder republicano absoluto y centralizado, marcando el debate de casi cualquier otra república sobre
el modelo a seguir.
Paradigma del Contrato Social.
El concepto de contrato social encuentra sus antecedentes con Hobbes y Locke, pero sería en
francia con la introducción de dichas ideas por parte de Rousseau, y con la experiencia de la
revolución francesa, lo que hizo al paradigma del contrato social verdaderamente relevante.
Los sucesos ocurridos durante la revolución demostraban hasta qué punto el descontento social
implicaba una ruptura de la capacidad de gobernanza de un estado, dando a entender al resto de
naciones europeas de forma explícita, la necesidad e importancia del contrato social como garantía
de estabilidad. Esto marcaría todo el panorama político europeo del siglo XIX.
La premisa axiológica del contrato social es que el gobierno obtiene sus poderes del consentimiento
de los gobernados, creando movimientos monárquicos reaccionarios, movimiento liberales radicales,
movimientos que exploraron las ideas del socialismo, y movimientos anarquistas, que se expandirían
a lo largo del continente.
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano
Si por una cosa la historia recordaría la revolución francesa, ha sido por la declaración de los
derechos del hombre y del ciudadano, que más que por su contenido, sino por su aspiración
universalista y emancipadora, se convertiría en un referente histórico.
Si bien es cierto que con anterioridad ya existían referentes históricos acerca de derechos y
libertades humanas, como por ejemplo el Bill of Rights o la Declaración de Virginia, ninguno de éstos
había tenido un carácter de universalización. Por ejemplo en el Bill of Rights los derechos derivados
de la carta eran más unas garantías contenciosas de la autoridad absoluta del monarca, que
propiamente reconocimiento de la inherente condición humana.
Y en la Declaración de Virginia los derechos consagrados tienen un carácter de condiciones previas
para la constitución de la nación Estadounidense, es decir que se reconocen unos derechos para
poder establecer sobre ellos las futuras relaciones entre las ex colonias británicas, más que una
aspiración de libertad universal para todos los hombres. Es esta aspiración propia de la Declaración
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano la que le da trascendencia histórica y la convierte en
referente para las futuras proclamaciones de derechos humanos.
Republicanismo Centralista
Tras la Revolución Francesa, Francia era ya un estado sumamente centralizado, con instituciones
políticas asentadas en la Île-de-France (zona metropolitana de París), por lo que los revolucionarios
terminarían por adoptar para su gobierno la misma estructura del estado francés.
Esto generó un modelo republicano diferente al que se había ensayado en Estados Unidos, en el
que las limitaciones al poder no eran territoriales, sino funcionales ─como planteó Rousseau─,
remplazando la figura del rey por tres órganos centrales diferentes.
Casi todos las naciones surgidas a lo largo del siglo XIX, como los países latinoamericanos, entraron
en un debate profundo entre el modelo republicano federalista, al estilo estadounidense, y el modelo
republicano centralista, de corte francés.
Constitucionalismo liberal.
El constitucionalismo liberal es un enfoque del constitucionalismo que ha sido fundamental en la
evolución de las democracias modernas. Este paradigma se basa en los principios del liberalismo
político, que enfatizan la importancia de limitar el poder del gobierno y garantizar los derechos
individuales de los ciudadanos.
En el contexto histórico, el surgimiento del constitucionalismo liberal tiene sus raíces en la Ilustración
del siglo XVIII, un movimiento intelectual que promovía la razón, la libertad individual y la separación
de poderes. Los pensadores ilustrados como Montesquieu, John Locke y Jean-Jacques Rousseau
contribuyeron significativamente al desarrollo de estos principios.
Una de las características centrales del constitucionalismo liberal es la separación de poderes, que
busca evitar la concentración excesiva de poder en una sola institución. Este principio establece que
el poder del gobierno debe ser dividido en ramas independientes (ejecutiva, legislativa y judicial),
cada una con funciones específicas y la capacidad de controlar y equilibrar el poder de las otras
ramas.
Además, el constitucionalismo liberal promueve el Estado de derecho, que significa que tanto los
gobernantes como los ciudadanos están sujetos a las leyes y que el gobierno solo puede actuar
dentro de los límites establecidos por la ley. Esto garantiza la predictibilidad y estabilidad del sistema
legal y protege a los individuos de posibles abusos de poder.
La protección de los derechos individuales es otro pilar fundamental del constitucionalismo liberal. Se
reconoce la importancia de garantizar los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, como la
libertad de expresión, de prensa, de religión, de asociación, entre otros. Estos derechos están
consagrados en la constitución y en las leyes, y su protección es una prioridad en un sistema
constitucional liberal.
Además, el constitucionalismo liberal aboga por la democracia representativa, en la que los
ciudadanos eligen a sus representantes a través de elecciones periódicas y participan en la toma de
decisiones políticas. La rendición de cuentas, la transparencia y la participación ciudadana son
elementos clave de este sistema, que busca garantizar que el gobierno responda a los intereses y
necesidades de la población.
En resumen, el constitucionalismo liberal es un enfoque que busca establecer un marco legal y
político que limite el poder del gobierno, proteja los derechos individuales, promueva la democracia y
la participación ciudadana, y asegure el Estado de derecho. Este paradigma ha sido fundamental en
la construcción de sociedades democráticas y pluralistas en todo el mundo.
El constitucionalismo social
Es un enfoque del constitucionalismo que se centra en la incorporación de principios y valores
sociales en la estructura y funcionamiento de un Estado de Derecho. A diferencia del
constitucionalismo liberal, que se enfoca principalmente en limitar el poder del gobierno y proteger
los derechos individuales, el constitucionalismo social busca garantizar y promover los derechos
sociales, económicos y culturales de los ciudadanos.

Algunas características del constitucionalismo social incluyen:

1. Garantía de derechos sociales: Se reconoce la importancia de garantizar derechos


fundamentales como la educación, la salud, la vivienda, el trabajo digno, la seguridad social,
entre otros. Estos derechos sociales son considerados esenciales para el desarrollo humano y
la igualdad de oportunidades.

2. Justicia social: Se busca promover la igualdad de oportunidades y la distribución equitativa de


los recursos y beneficios sociales. El constitucionalismo social aboga por políticas públicas
que reduzcan las desigualdades económicas y sociales, y que promuevan la inclusión y la
cohesión social.

3. Participación ciudadana: Se fomenta la participación activa de la ciudadanía en la toma de


decisiones políticas y en la formulación de políticas públicas relacionadas con los derechos
sociales. Se busca garantizar que los ciudadanos tengan voz en asuntos que afectan su
bienestar y calidad de vida.

4. Protección de grupos vulnerables: Se presta especial atención a la protección de grupos


vulnerables como niños, mujeres, personas con discapacidad, minorías étnicas, entre otros. El
constitucionalismo social busca asegurar que estos grupos reciban una protección especial y
tengan acceso a oportunidades y servicios que les permitan desenvolverse plenamente en la
sociedad.
En resumen, el constitucionalismo social propone un enfoque más amplio y solidario del Estado de
Derecho, que va más allá de la protección de los derechos individuales y se enfoca en garantizar los
derechos sociales y promover la justicia social. Este enfoque busca construir sociedades más
equitativas, inclusivas y solidarias, donde todos los ciudadanos puedan disfrutar de una vida digna y
plena.

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