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El Poder Del Perdón

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EL PODER DEL PERDÓN

PRESENTACIÓN Y BIENVENIDA

LAMINA 1
Enseñemos a perdonar; pero enseñemos también a no ofender. Sería más
eficiente (José Ingenieros)
El débil no puede perdonar. El perdón es un atributo de los fuertes (Mahatma
Gandhi)
Pedir perdón no siempre significa que estás equivocado. Solo significa que
valoras tu relación más que tu ego (Mark Matthews)

LAMINA 2

¿CUÁL ES TU CONCEPTO DE PERDÓN?


ABRO CHAT
LAMINA 3

Etimología de la palabra perdón.


El concepto de perdón viene del latín par donare que significa ´para dar´.
Siendo un poco flexibles, y respetando su origen, podríamos definirlo
entonces como algo inmenso (importante) que se da.
Conociendo ahora el origen etimológico de perdón, vamos a dar la siguiente
definición para este valor humano: Perdón es la voluntad sincera y amorosa de
eliminar respuestas destructivas causadas por pensamientos y sentimientos
negativos hacia quienes han infringido una ofensa o un mal acto en contra
nuestra, renunciando ante todo al deseo de venganza.
Perdonar sería la acción, o sea, llevar a la práctica el perdón. Debemos entender
que es sobre todo un proceso, lo cual implica que toma tiempo. Ninguna herida
sana de un día para otro, mucho menos si es una herida emocional.

LAMINA 4
Qué no es perdón
Para dar mayor claridad al concepto, te voy a explicar a continuación lo que no es
perdonar. A veces estas distinciones son imprescindibles para evitar confundir o
entremezclar conceptos. Amar es perdonar, pero no olvidar
Está claro que por más que queramos olvidar un agravio, no va a pasar. No se
trata de ir a hipnosis para que nos borren los recuerdos y ya está. Eso no sería
perdonar sino olvidar, lo cual es bien diferente. Cuando tú perdonas, eres libre
de decidir si retomarás nuevamente una relación con quien te ofendió. Al no
olvidar, puedes optar por protegerte. Pese a que no guardes ningún rencor, tienes
derecho a tomar medidas que eviten en lo posible un nuevo ataque en tu contra.
Por ejemplo, si quien te dañó fue tu esposo, así lo perdones puedes optar por
divorciarte, irte de la casa o pedirle a él que se vaya.
No olvidar es supremamente importante. Si olvidas, serías vulnerable otra vez
porque bajarías la guardia. No se trata de ser paranoico, sino de no ser ingenuo…
“al perro lo capan solo una vez”. Debes cuidar de ti. Jamás olvides la lección
aprendida.

Perdonar no es reconciliación
Te fue infiel, ¿y te sientes culpable porque dices haber perdonado a tu pareja,
pero no quieres regresar con ella? No te preocupes. No es necesario.
Recuerda que el perdón simplemente es abandonar la idea de un comportamiento
destructivo hacia el ofensor. En otras palabras, es un proceso interior que
debes completar tú mismo en tu interior. No interesa lo que pase allá afuera. Si
no quieres reconciliarte, no lo hagas.
Puedes controlar lo que te pasa, pero jamás lo que sucederá allá afuera. No hay
necesidad de forzarse a arreglar las cosas con alguien que es un pesado. La
gente no va a cambiar, es más, es probable que ni siquiera estén arrepentidos, ¡no
importa! La sanación es tuya, no de ellos.
Este valor del perdón como terapia personal ha sido implementado en la
psicología desde la década del 90, y los resultados que se han reportado han
sido muy positivos.

Perdonar no es renunciar al deseo de justicia


Cuando alguien te ofende de una manera grave, quizás irreversible, esa persona
debe pagar por su error ante la ley. Toca aclarar que hacerla pagar no debe
convertirse en una obsesión, porque entonces habría allí un deseo de venganza.
Lo correcto sería simplemente presentar toda la ayuda necesaria para que las
autoridades puedan encargarse de su judicialización.
Si la ofensa no es tan terrible, o sea, no hay un proceso legal establecido que la
abarque, no tienes tú que encargarte de hacer que el ofensor pague. Perdona y
suelta.
Creas en Dios o no, jamás deberías desearle mal a otro ser vivo, así tengas toda
la razón del mundo. En cierto modo, buscar justicia divina es querer que el otro
afronte una desgracia; analízalo y no lo hagas.

Características o elementos del perdón


El perdón es uno de los valores más complicados de implementar en la
sociedad. Varias religiones hablan de él, y ahora hasta la psicología lo usa como
herramienta terapéutica, pero sigue siendo todo un misterio. A continuación, te voy
a indicar varios elementos que deberías tener en cuenta para perdonar las
ofensas de quien te hizo daño.

1.- Objetividad. Si no hay ofensa, no existe el perdón. Muchas veces las


personas se ofenden por acciones o palabras que en realidad no constituyen un
agravio; ellas aparentan que lo es, para manipular al otro y llevarlo a hacer algo. Si
se cae en esta trampa, el proceso de sanación no existirá porque la causa que
genera el malestar es inventada y manipulada.

2.- Humildad. Cualquier acto de perdón debe ser sencillo y humilde. La


persona, en su humildad, reconoce la falla o la necesidad de perdonar (según sea
el caso) y actúa acorde a ella. Igual, ten en cuenta que debemos perdonar para
ser perdonados, y por tanto, el orgullo y la soberbia no son buenos aliados
porque nos llevan a justificarnos o echar la culpa a otros. Cuando hay un ego
inflado, se carece del valor y la sencillez requerida para una comunicación veraz.

3.- Inmediatez. Cuanto más tiempo pase sin abordarse el evento que ocasionó
el malestar, más probabilidades hay de que el rencor se vuelva violencia o la
tristeza depresión. No se trata de perdonar apenas sucede el ataque, porque es
imposible, sino de iniciar el proceso de perdón inmediatamente. Recuerda que
toda emoción que reprimes, con el pasar de las semanas te carcomerá más hasta
que un día estallará con resultados bastante desalentadores.

4.- Veracidad. Para que la acción de perdón sea auténtica, tiene que estar
rodeada de verdad. Esto no quiere decir que debamos conocer todos los detalles
de la circunstancia que ocasionó el malestar, sino, que no nos engañemos a
nosotros mismos. Si aún dudas, sigue trabajando. No se trata de liberarte
bruscamente. La idea del proceso es quedar limpios, en paz y armonía. Para esto,
no podemos pretender que ya estamos curados, o que perdonamos a quien nos
ofendió cuando en realidad todavía lo odiamos. Tú marcas el paso. Si aún no
estás del todo listo, baja el ritmo. Es mejor demorarse más que hacerlo mal.

5.- Amor. El amor y el perdón van de la mano. Puede que no ames a quien te
ofendió, pero sí te amas tanto a ti mismo, que has decidido abandonar toda
tendencia destructiva. Quieres estar en paz y ser feliz de nuevo. Cuando
queremos perdonarnos a nosotros mismos, o perdonar las ofensas de los demás,
el amor debe ser la raíz sobre la cual crezca el árbol de la liberación.

6.- Valor. Emprender un proceso de perdón no es una tarea fácil. Se requiere de


valentía y agallas, y más si deseamos reparar el daño causado. Bajar la cabeza
para pedir perdón de corazón, no es algo que cualquiera esté dispuesto a
emprender por motivos de orgullo. Pero, al final, vale la pena. Sin el valor de
continuar con la sanación hasta el final, no se conseguirían grandes resultados.
Además, es importante enfatizar que, aunque ambas acciones requieren de
valor, es más fácil pedir perdón que perdonar, ya que lo segundo amerita
bastante tiempo de sanación, mientras que lo primero es una decisión que se
ejecuta en un par de minutos.

¿Y por qué perdonar? Porque es muchísimo más provechoso vivir


sin las cadenas del rencor y los sentimientos de culpa.
LAMINA 5

Tipos de perdón
Hay varias clases de perdón, según la perspectiva que abordemos. Como mi
intención es ofrecerte toda la información sobre el perdón, dare la clasificación
más completa posible.

1.- Perdonarse a sí mismo. En la vida siempre suceden hechos que nos


provocan desilusiones. Nos avergonzamos de nuestro actuar y desarrollamos
complejos de culpa difíciles de manejar. Para liberarse de esas cargas, debemos
perdonarnos a nosotros mismos, reconociendo que, como cualquier ser humano,
somos propensos a fallar y equivocarnos. Perdonarse a sí mismo es muy
importante para llevar vidas plenas.

2.- Perdón a Dios*. A veces es difícil concebir que haya un mundo lleno de
odio, maldad y desgracia por todas partes. Dado que no aceptas como la vida
es, puedes llegar a culpar a Dios de lo malo que te pasa. Al hacer esto, tú eres
el único perjudicado, así que lo más conveniente es que reflexiones sobre tus
creencias y te liberes de ese enojo. *La palabra Dios puede ser reemplazada
por mundo, vida, destino… según tus creencias.
3.- Perdón divino o Perdón de Dios. También llamado como el perdón
espiritual, es el más elevado al que puede aspirar un creyente. No aplica para
personas ateas o agnósticas.

4.- Perdón a los demás. Tanto pedir como ofrecer perdón, hacen parte de la
vida de cualquier humano. En cualquier momento puedes ser el que perdona, o el
que causó daño y debe arrepentirse para pedir disculpas. Es más, el simple hecho
de reconocer esto, te da la oportunidad de entender que vivimos en un mundo
imperfecto donde errar es ineludible.
Recuerda que Jesús, Buda, Mahatma Gandhi y otros grandes pensadores y
filósofos, siempre nos han invitado a perdonar, ¡por algo será!

5.- Perdón condicional. En este caso, el ofendido o víctima pone una


condición al agresor u ofensor para perdonarlo.
EJEMPLO. David decide perdonar a su amigo Francisco, solo si le devuelve la
suma total del dinero que le prestó.

6.- Perdón incondicional. Se perdona como parte de un proceso


terapéutico personal, por tanto, no interesa exigir nada a nadie.
EJEMPLO. María ha estado sufriendo mucho después de que fue violada. Como
parte de su recuperación, decide perdonar de corazón sin importar qué suceda
con el agresor.

7.- Perdón pleno. El ofendido perdona al agresor y decide reestablecer su


vínculo con este como si nada hubiera pasado.
EJEMPLO. Daniela vuelve con su esposo José Luis, después de perdonarle su
infidelidad.

8.- Perdón parcial. La víctima perdona al ofensor, pero no le interesa


reestablecer el vínculo que existía previamente.
EJEMPLO. Pedro perdona a su esposa Karina por haberse acostado con su mejor
amigo, pero quiere el divorcio y la custodia de los niños.

9.- Perdón solicitado. El ofensor busca a su víctima y le solicita perdón.


EJEMPLO. El asesino del joven Carlos busca a sus padres y les pide disculpas
por su mal obrar.

10.- Perdón espontáneo. El ofendido perdona al culpable, sin necesidad que


este se lo pida explícitamente.
EJEMPLO. El Papa Juan Pablo II perdonó a quien intentó asesinarlo, sin que este
se lo haya solicitado.

11.- Perdón tácito o expresado. El ofendido le hace conocer al agresor que


lo ha perdonado.
EJEMPLO. Cristina va a la cárcel para comunicarle al asesino de su hijo que lo
perdona.

12.- Perdón no expresado. La víctima perdona y se sana interiormente, pero


no se lo cuenta al ofensor.
EJEMPLO. Marcela ha perdonado a todas las personas que le hacían bullying por
ser gordita, pero no le interesa contárselos.

LAMINA 6

Las barreras del perdón.


1) Perdonar es para débiles. En realidad, es todo lo contrario. Se necesita
mucho valor para perdonar. Olvidar los agravios de los que hemos sido víctimas
es un signo de fortaleza más que de debilidad.

2) Perdonar significa que estamos de acuerdo con la ofensa o que


vamos a olvidar el daño. Al perdonar pudiera parecer como si estuviéramos
accediendo el hecho que nos hizo daño, pero no es así. Se perdona a la persona,
no la ofensa. Se ama al pecador, no el pecado. En este punto se debe desarrollar
la empatía para entender las acciones de tu detractor. Tampoco significa que
vamos a olvidar el daño, ya que, aún perdonando, las memorias continuarán
existiendo.

3) El ofensor merece ser perdonado. No se trata de si merece o no el


perdón, se trata de que perdonar es un regalo que se da voluntariamente, y ese
regalo realmente no se da al ofensor, ese regalo te lo haces a ti mismo, porque te
ayuda a seguir tu vida en libertad sin la carga del rencor.

4) Perdonar significa que vamos seguir interactuando con el


ofensor. Para nada. Puedes perdonar a alguien y aun así reconocer que es una
persona tóxica en tu vida y por ende necesitas poner distancia, sobre todo si esta
persona no demuestra ninguna clase de remordimiento por lo sucedido. La
reconciliación con el ofensor y perdonarlo, son dos cosas totalmente diferentes.

5) Hay una obligación moral de perdonar. El perdón no puede surgir de


una obligación moral o religiosa. Es un regalo, por lo tanto, debe salir de tu
corazón, pero sin ser forzado. Es algo que, dependiendo de la naturaleza de la
ofensa, puede tomar tiempo y que generalmente llega cuando hemos entendido
más cosas sobre nosotros mismos que sobre los demás.

Lamina 7

¿Cómo sé que necesito perdonar?


Saber perdonar no es fácil. ¿Cómo perdonar si nos han hecho tanto daño? ¿Se
puede aprender a perdonar?

Aprender a perdonar y deshacerse de la trampa del resentimiento


Saber perdonar es una actitud, una decisión que nos permite crecer porque en vez
de albergar ira y rencor, elegimos aceptar el pasado y seguir adelante.

El primer paso para que no caigas en la trampa del resentimiento :


consiste en comprender, que la imposibilidad de perdonar genera sentimientos
muy negativos que terminan haciéndonos daño. Cuando la rabia, la impotencia y
el resentimiento se acumulan, nos afectan y perjudican nuestras relaciones
interpersonales. Recuerda que todos tenemos heridas emocionales, pero si nos
convertimos en esclavos de los sentimientos negativos que estas generan, nos
causaremos aún más daño.

El segundo paso para aprender a perdonar: consiste en darnos cuenta


de que somos los únicos responsables de nuestros sentimientos. Quizás no
somos responsables de lo que nos ha sucedido, pero sí de cómo nos sentimos al
respecto. Debemos darnos cuenta de que tenemos el poder para trasformar las
experiencias negativas en una oportunidad para aprender y crecer como
personas, para ser más resilientes.

El tercer paso para saber perdonar es estar dispuestos a


perdonar. En muchas ocasiones nos engañamos pensando que queremos
perdonar cuando en realidad la herida se mantiene abierta y no estamos listos
para pasar página. No se perdona con las palabras, sino con el corazón, porque
perdonar tiene un trasfondo cognitivo, pero también contiene una enorme carga
emocional.

¿Cómo puedo saber si realmente ya perdoné?


Para poder ser felices y vivir libres de emociones negativas en la vida, es muy
importante aprender a perdonar; pues el vivir en el pasado nos mantiene en él y
nos limita de vivir el presente al máximo y de crear el futuro que queramos. En
este post, te quiero invitar a reflexionar y hacerte la pregunta: ¿Cómo puedo saber
si realmente ya perdoné?
A veces crees que ya perdonaste, pero no del todo
A veces escucho personas decir después de 10 minutos de hablar mal de la
persona o la situación, “si si yo ya perdoné…” pero lo dicen con los dientes
apretados y en un tono de “mira, yo no tengo problemas con esa persona o
situación, yo ya perdoné”, como si quisieran demostrar una gran virtud personal al
decirlo. Y claro, entonces, todavía no ha perdonado.
Y lo mejor del caso es que podemos llegar a creer que ya perdonamos
simplemente porque ya no te acuerdas del asunto, o porque ya no ves a esa
persona, o porque ya levantaste la demanda, o porque ya firmaste el divorcio…
pero los sentimientos negativos siguen escondidos en algún rincón de tu interior
hacia esa situación.

Por eso vamos a descubrir si realmente ya perdonaste o no.


Primero, cómo saber que no has perdonado
 De vez en cuando recuerdas la situación y te genera un malestar en tu
estómago
 Cuando vez a la persona involucrada sientes un bloqueo físico y emocional
 Se te dificulta mantener sentimientos agradables hacia esa persona
 De vez en cuando sueñas con esa situación
 Cuando tienes oportunidad, criticas o hablas mal de esa persona
 Cuando tienes oportunidad, hablas de esa situación desde la postura de
víctima o desde la queja en general
 Se te dificulta aceptar que tuviste algo que ver con que sucediera lo que
sucedió
 Estás esperando a que el otro venga a pedirte perdón
 Huyes de situaciones, lugares o personas que te recuerden esa situación

Entonces, cómo saber que ya perdonaste


 Puedes agradecer de corazón que sucedió lo que sucedió
 Aunque no veas a la persona involucrada, dentro de ti puedes emanar
sentimientos de amor hacia ella o él
 Si te preguntan de la situación, hablas poco de eso y con mucho amor
 Asumes tu parte de responsabilidad sobre lo que pasó, y te perdonas por ello
 Ves las razones más allá de los hechos, el trasfondo de por qué y para qué
sucedió lo que sucedió
 En ninguna ocasión hablarías mal de esa persona (si te dan ganas de hablar mal
de esa persona, pero no lo haces, significa que eres educado más no que hayas
perdonado)
 Dejas de huir de situaciones que se parezcan o personas que se parezcan
 Dejas de esperar a que el otro “reconozca sus errores y se disculpe”

Oops! No he perdonado. Bueno, no te atormentes ni preocupes de más si te das


cuenta que todavía no perdonas. La buena noticia es que significa que todavía
tienes algo nuevo por aprender sobre ti y sobre la vida. Y lo que quizás es
momento de que recuerdes, es que las personas hacen lo que hacen para sí
mismas, y si tu saliste involucrado, fue porque una parte de ti necesitaba vivirlo
para recordar alguna lección de vida importante para ti. Así es que agradece por lo
sucedido, comprende por qué y para qué sucedió, y practica el mandarle
sentimientos de amor a esa persona o situación, todas las noches si es necesario,
hasta que en tu interior puedas realmente decir que amas lo que pasó y amas a
todos los involucrados.

¿A quién/quiénes/qué necesito perdonar?


A veces nos aferramos a sentimientos negativos que aunque sepamos que
nos hacen daño, no los dejamos ir.

«Hay un sabio dicho que reza que las heridas no duelen tanto cuando se
hacen, sino cuando están cicatrizando. Por esta razón cuando alguien nos
ha herido, es difícil pensar en perdonar.»

En la Biblia, la palabra “perdonar” significa literalmente “dejar pasar”. Perdonar


significa disculpar a alguien que nos ha hecho daño o no darle importancia a la
falta que cometió con nosotros. Perdonamos a otros cuando dejamos de guardar
resentimiento y no insistimos en pedir una compensación por el daño que nos
hayan hecho o por la pérdida que hayamos podido sufrir.
No poder perdonar nos genera sentimientos negativos como la rabia, el rencor y el
odio.
A veces es tan complicado perdonar, que llegamos a acumular tanto resentimiento
y odio hacia esa persona que nos ha herido, que le deseamos lo peor. Estos
sentimientos son nocivos para nuestro corazón, ya que lo van endureciendo y lo
amargan. Pero lo peor de todo es que impiden que la herida hecha por esa
persona cicatrice.
En diferentes momentos de nuestra vida nos veremos abocados a la tarea difícil
de perdonar, y no es una acción sencilla. Cuando atravesamos una situación en la
que no podemos perdonar, nunca nos sentiremos tranquilos. Por ello buscar el
perdón es el principal medicamento para liberar nuestra alma del rencor.

¿Cómo perdonar a alguien que nos ha hecho daño?


R/ Simplemente es cuestión de convicción.

Para poder perdonar es vital tener en cuenta lo siguiente:


 Perdonar no sólo implica decir: «te perdono». En ocasiones podemos
creer que hemos perdonado, pero al tiempo estamos esperando el
momento en que nos podamos vengar. Perdonar es un proceso que va más
allá; en donde tiene que estar conectada tu mente, sentimientos y acciones.
Nada de esto debe ir por separado. La tranquilidad que genera en tu alma
el perdón ayuda a que tu mente pueda respirar tranquila y que puedas
experimentar nuevamente la sensación de paz en tu interior.

 Hacer un análisis de consciencia. Cuando una persona hace algo que


nos genera dolor, parte de la culpa recae en nosotros, por lo que también
es importante tomar consciencia de ello y aceptar si nosotros tuvimos algo
que ver en la situación. Por otro lado, si al examinar el hecho te das cuenta
que no tuviste nada que ver, siéntete tranquilo; que sea la vida la
encargada de pasar la factura y no tú.

 Reconoce que tienes una herida que tarde o temprano debe


cicatrizar. En cualquier proceso de catarsis, es necesario dejar a un lado la
negación ante un hecho, ya que eso te ata y te impide dar el siguiente paso.
Es de importancia aceptar que hay que doblar la página. No reconocer que
hemos sido heridos o vulnerables ante alguien, incrementa los sentimientos
negativos y acumula rencor; lo cual es peligroso y le hace daño a tu salud
física, emocional y mental.

A veces nos aferramos a sentimientos negativos que, aunque sepamos que nos
hacen daño, no los dejamos ir.
 Toma la decisión de perdonar. Sentir que llega el momento de liberarte
del pasado, y elegir llenar tu vida de amor y comprensión; es la mejor
decisión que puedes tomar. También aceptar tus errores y antes que nada,
perdonarse a si mismo; atrae hacia ti sentimientos de paz y tranquilidad. Lo
que te ayudará a salir de ese túnel de emociones negativas al cual nunca
debiste entrar.

 Lucha por perdonar. Perdonar no sólo implica reconocer la necesidad de


perdón y tomar la decisión de perdonar. Es de vital importancia tener la
constancia de haber perdonado y es crucial no volver a experimentar el
sentimiento de venganza, ya que es contraproducente meter el dedo en una
herida que ya está cicatrizando.
 Vuelve a ser tú. Hay personas que nos pueden dañar el alma,
convirtiéndonos en seres distintos a los que hemos sido siempre. Nunca
debemos cambiar nuestra esencia, nuestros buenos sentimientos y
acciones, sólo porque alguien en algún momento las echó a perder. Las
demás personas no deben ser culpables de las acciones de otros y
tampoco tu nobleza se debe perder porque una persona basura no te
valoró.

En esta vida nada es gratis, ni siquiera el amor. Todo tiene un precio y tarde o
temprano pagamos todo lo que hemos hecho mal y alguien cobra el daño que nos
hicieron. Quizás el tiempo no sana rápido las heridas y el viento no se lleva
fácilmente los malos recuerdo, pero qué bonito es dejar a un lado eso que tanto
nos hizo daño y sentir el perdón.

5 Técnicas para Ayudarnos a Perdonar más Fácilmente


Método 1 · Incrementar el Amor. Piensa en la forma en que tratas a tus hijos
cuando cometen errores. No te molestas tanto por lo mucho que los amas. Así
que, si extendemos este amor hacia todos los miembros de nuestra familia,
amigos y colegas, no nos pondremos tan molestos e irritados cuando ellos
cometan errores, y la razón es la energía amorosa que está funcionando como
lubricante. “No puedes perdonar sin amar.” Maya Angelou
Método 2 · Ponte a ti mismo en los zapatos de la otra persona. en cualquier
momento que te sientas herido o tengas una discusión espera un momento y
analiza la situación desde diferentes perspectivas, en vez de reaccionar
inmediatamente. Trata de pensar porque la persona se está comportando de esa
manera y cuáles pueden ser sus problemas, porque te sientes enfadado y cuál
sería la acción correcta y cómo perdonar.
Método 3 · Libera la ira. Una de las técnicas es escribir una carta a la persona
que te ofendió o una carta donde simplemente describas la situación y tus
sentimientos y romperla o quemarla una vez hayas terminado. En el proceso de
escribir la carta, tu ira y resentimiento se liberarán en forma de palabras; al
quemar posteriormente la carta básicamente estás limpiando o purificando tu
sistema de tales energías. El efecto es sentirse más ligero, feliz y aliviado.
Método 4 · Usar la técnica de la pizarra. La técnica de la pizarra mágica, nos
ayuda a rememorar y borrar todos los incidentes negativos en nuestra vida y a
reemplazarlos por otros de positivos. Una vez la escena y el evento es borrado de
nuestra memoria y es reemplazado con uno positivo, nos sentimos libres del
problema, de la ira y del resentimiento experimentando paz interior y felicidad.
Método 5 · Practica afirmaciones de perdón. Las afirmaciones del perdón son
una herramienta muy poderosa. Puedes visualizar a la gente que te ha herido, una
persona a la vez, y en silencio decir una corta afirmación para perdonarlos y pedir
perdón. El proceso completo necesita repetirse varias veces por un número de
días, hasta que ya no haya más ira y odio hacia ellos en ti. Una vez tienes a la
imagen de la persona o de la situación que quieres perdonar, puedes seguir la
siguiente Oración:
Desde mi divinidad saludo la divinidad que hay en ti, todos somos hijos de
Dios y todos cometemos errores, te pido perdón por lo que pasó, te perdono
por lo que pasó, y me perdono por haberte traído a mi vida a experimentar
esta desagradable realidad. Que las bendiciones de Dios estén contigo.
Aquí visualizas a la persona como se aleja de tu campo de visión y su imagen se
va disolviendo. Al practicar esta simple, aunque efectiva técnica, después de un
tiempo te darás cuenta de que ya no tienes ira, resentimiento o rencor hacia esa
persona y que de hecho muchas veces puedes sentir amor, paciencia y bondad.

LAMINA 8

“El verdadero perdón es cuando puedes decir: Gracias por esa experiencia.”
Oprah Winfrey
Quiero cerrar esta Master Class diciéndote que aprenderás incluso que las
personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas.
…Descubrirás que lleva años construir confianza y apenas unos segundos
destruirla y que tú también podrás hacer cosas de las que te arrepentirás el resto
de tu vida….
…Aprenderás que las circunstancias y el ambiente que nos rodea tiene influencia
sobre nosotros, pero nosotros somos los únicos responsables de lo que
hacemos….
No siempre es suficiente ser perdonado por alguien, algunas veces tendrás que
aprender a perdonarte a ti mismo….

LAMINA 9

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