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ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-

Procedencia por defecto fáctico por indebida valoración probatoria

(…) la providencia atacada incurre en defecto fáctico al valorar las


actuaciones desplegadas por los demandantes y concluir su falta de diligencia
y cuidado en la compra de los inmuebles objeto de extinción de dominio.

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Requisitos generales y especiales de procedibilidad

DERECHO A LA PROPIEDAD PRIVADA-Contenido y límites

ACCION DE EXTINCION DE DOMINIO-Naturaleza constitucional

ACCION DE EXTINCION DE DOMINIO-Regulación legal

ACCION DE EXTINCION DE DOMINIO-Finalidad/ACCION DE


EXTINCION DE DOMINIO-Características

ACCION DE EXTINCION DE DOMINIO-Protección derechos de


terceros de buena fe exentos de culpa

EXTINCION DE DOMINIO-Alcance respecto del tercero adquirente

(…), la buena fe exenta de culpa se predica de los “terceros adquirentes”


entendidos éstos como personas ajenas a la actividad ilícita. Por esta razón
resulta acertado hablar de “tercero adquirente”, entendiendo por tal al que
adquirió algún derecho sobre el bien y, por lo mismo, se ve afectado con la
acción de extinción de dominio pese a no haber participado en la actividad
ilícita ni haber tenido conocimiento de ella a pesar de su actuar diligente.

BUENA FE EXENTA DE CULPA-Elementos/BUENA FE EXENTA


DE CULPA-Acreditación

BUENA FE EXENTA DE CULPA-Operancia

ACCIÓN DE EXTINCIÓN DE DOMINIO-Diferencias entre la Ley


793 de 2002 y la Ley 795 de 2005

BUENA FE EXENTA DE CULPA-Diferencias entre la Ley 793 de


2002 y la Ley 795 de 2005

OFICINAS DE REGISTRO DE INSTRUMENTOS PUBLICOS-


Obligaciones en materia de anotaciones en el folio de matrícula
inmobiliaria

CERTIFICADO DE LIBERTAD Y TRADICIÓN-Función jurídica

(…) el registro de instrumentos públicos y su correspondiente certificado de


tradición y libertad, es el medio que el legislador previó para perfeccionar la
tradición del dominio de los bienes raíces y derechos reales, además de ser la
forma de dar publicidad a los actos que afecten los derechos reales sobre los
Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

bienes raíces, hacerlos oponibles y, por lo mismo, para conocer su situación


jurídica en una fecha y hora determinadas.

REPÚBLICA DE COLOMBIA

CORTE CONSTITUCIONAL
Sala Sexta de Revisión

SENTENCIA T-369 DE 2023

Expediente: T-8.981.210

Asunto: Revisión de los fallos proferidos


dentro del proceso de tutela promovido por
María Paulina Cifuentes de Marín y otros
contra la Sala de Extinción de Dominio del
Tribunal Superior de Bogotá.

Magistrado sustanciador:
ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO

Bogotá D.C., quince (15) de septiembre de dos mil veintitrés (2023)

La Sala Sexta de Revisión, en ejercicio de sus competencias constitucionales y


legales, decide sobre la revisión del fallo de tutela de segunda instancia
dictado el 4 de agosto de 2022 por la Sala de Casación Civil de la Corte
Suprema de Justicia, mediante el cual confirmó el fallo de 5 de julio de 2022
proferido por la Sala de Decisión de Tutelas Nº 1 de la Sala de Casación Penal
de la Corte Suprema de Justicia, mediante la cual negó la tutela promovida por
María Paulina Cifuentes de Marín, Diana Marcela Marín Cifuentes y David
Leonardo Marín Cifuentes, dentro del proceso de la referencia, previas las
siguientes consideraciones:

I. ANTECEDENTES

Los accionantes presentaron solicitud de tutela en contra de la Sala de


Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá, invocando la
vulneración de sus derechos fundamentales al debido proceso, vida digna y
propiedad privada, como consecuencia de la declaración de la extinción de
dominio de los inmuebles identificados con las matrículas inmobiliarias 50C-
1852557 y 50C-1851929, correspondiente a un apartamento y un parqueadero
respectivamente.

1. Hechos relevantes del proceso de extinción de dominio

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

1. En el marco del proceso penal adelantado contra Rigoberto Arias


Castrillón, alias “Rigo”, por su calidad de líder de los grupos criminales
“Cordillera” y “Los Rolos”, dedicados al tráfico de estupefacientes y la
extorsión, se profirió orden de captura y circular azul de la interpol contra
Rigoberto Arias. Como consecuencia se produjo su captura el 27 de mayo de
2013 en el aeropuerto de CATAM, Bogotá, y se legalizó el 28 de mayo
siguiente1. El 3 de julio de 2014, en virtud de suscripción de preacuerdo, fue
declarado penalmente responsable por los delitos de concierto para delinquir
agravado; fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios,
partes o municiones; fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso
restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos; y, tráfico,
fabricación o porte de estupefacientes.

2. Con ocasión a dicho proceso penal, el 5 de junio de 2013 la Fiscalía 43


Especializada avocó el conocimiento del proceso de extinción de dominio
identificado con radicado 135972 en el que se invocaron como causales de la
procedencia de la acción de extinción de dominio los numerales 1º y 4º del
artículo 16 del Código de Extinción de Dominio3.

3. El 10 de mayo de 2013 los demandantes adquirieron, con fines de


vivienda, el apartamento 1203 del conjunto residencial La Cascada,
identificado con el número de matrícula inmobiliaria 50C-1852557, así como
el correspondiente parqueadero, identificado con la matrícula inmobiliaria
50C-1851929. La compra se realizó con la asesoría e intervención de la
inmobiliaria OIG -Organización Inmobiliaria y Garantías- Bienes Raíces.

4. Manifestaron los demandantes que la venta del bien inmueble se efectuó


mediante poder otorgado por parte de Rigoberto Arias a su madre, la señora
María Elid Castrillón, dado que este se encontraba fuera del país. Por lo
anterior, señalan en primer lugar que el poder fue autenticado en notaría el 14
de febrero de 2013, que además nunca tuvieron contacto con Rigoberto Arias,
que la constructora CUSEZAR a quien le compraron inicialmente el
apartamento 501 tiene el deber de consultar el SARLAFT para realizar la
venta de los apartamentos, y que el proceso de compraventa se dio por la
intermediación de la agencia inmobiliaria OIG 4. Por lo anterior, consideran
que se encuentran amparados por la buena fe exenta de culpa.

5. Por su parte, la Fiscalía argumentó que para la fecha en que se protocolizó


la compra del inmueble (10 de mayo de 2013), ya eran de conocimiento
público las actividades ilícitas de Rigoberto Arias, ya que el 6 de febrero de
2013, la Policía Metropolitana de Bogotá reveló su fotografía en el periódico
El Tiempo, y el 21 de abril del mismo año se anunció su captura en los medios
1 El Juzgado 59 penal municipal con función de control de garantías impartió legalidad a la captura y señaló que,
contrario a lo manifestado por la defensa del señor Arias Castrillón, la captura se dio en Colombia el 27 de mayo de 2013
en el aeropuerto de CATAM, Bogotá, y no el 21 de abril en territorio venezolano donde no tiene competencia la Policía
Nacional de Colombia. Expediente digital: “Cuaderno principal 2”, pp. 113 a 116.
2 Así como los bienes inmuebles identificados con los folios de matrícula inmobiliaria N.º 293-24961, 50C-865846, 50C-
866060, cuya titularidad correspondía a otros propietarios distintos de los accionantes.
3 Artículo 16 de la Ley 1708 de 2014. Se declarará extinguido el dominio sobre los bienes que se encuentren en las
siguientes circunstancias: 1. Los que sean producto directo o indirecto de una actividad ilícita. (…) 4. Los que formen
parte de un incremento patrimonial no justificado, cuando existan elementos de conocimiento que permitan considerar
razonablemente que provienen de actividades ilícitas.
4 Según el certificado de tradición y libertad del inmueble 50C-1852557 Urbe Capital vendió el apartamento 1203
directamente a Rigoberto Arias Castrillón y María Elid Castrillón Montoya a través de la constitución de la hipoteca
abierta a favor de Davivienda.

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

de comunicación, por lo anterior, resultaba de público conocimiento la


situación jurídica de Rigoberto Arias.

6. Los demandantes alegaron en el proceso de extinción de dominio que el


apartamento 1203 cuestionado fue adquirido con el dinero producto de la
venta del apartamento 501 del mismo conjunto residencial -en el que vivían
los demandantes-, así como del ahorro de dinero producto de la empresa
familiar Mercatienda del Hogar, dedicada a la venta al por menor de
electrodomésticos. El cambio de apartamento fue motivado por una búsqueda
de mayor espacio.

7. Los demandantes indican que la decisión de segunda instancia no se


sustentó en ninguna norma constitucional o legal. Además, desconoce que los
demandantes están amparados por la buena fe exenta de culpa. Indican que la
sentencia de primera instancia no fue apelada por la fiscalía. Especialmente,
consideran que el origen del dinero con el que los demandantes adquirieron el
apartamento 501 de La Cascada no fue objeto de debate durante la primera
instancia, y, que son personas honestas y trabajadoras que adquirieron su
vivienda con el dinero producto de su trabajo. Por lo anterior, solicitaron como
pretensión que se revoque la sentencia del 10 de junio de 2022 de la Sala
Penal de Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá y, en su lugar,
se amparen sus derechos fundamentales al debido proceso, a la vida digna y a
la propiedad privada.

8. Sentencia de primera instancia. El Juzgado Tercero Penal del Circuito


Especializado en Extinción de Dominio de Bogotá conoció del proceso de
extinción del derecho de dominio a que se ha hecho referencia. Encontró
acreditado que Rigoberto Arias era el cabecilla de la estructura criminal
denominada “Gancho Manguera” o “Escalera”, dedicada al expendio de
estupefacientes en el sector “El Bronx” en Bogotá, además que se extendía al
Departamento de Risaralda a través de la banda criminal denominada “Los
Rolos”5.

9. Frente al aspecto objetivo de las casuales de extinción de dominio,


encontró que, con la actividad de narcotráfico, Arias Castrillón obtuvo altos
rendimientos económicos. Por lo anterior, adelantó las acciones tendientes a
determinar los bienes de su propiedad que, conforme a lo acreditado en el
expediente, tenían un origen espurio.

10. Constató que, de conformidad con la escritura pública N.º 3060 de 6 de


diciembre de 2012, el apartamento 1203 de La Cascada y su respectivo
parqueadero, fueron adquiridos por Rigoberto Arias Castrillón y su
progenitora María Elid Castrillón Montoya por la suma de $336.811.000, y
que, para esa época era conocida, al menos para las autoridades, la actividad
delincuencial de Arias Castrillón 6. Así mismo que estos bienes, a su vez,
fueron vendidos a María Paulina Cifuentes de Marín, Diana Marcela Marín
Cifuentes y David Leonardo Marín Cifuentes, por valor de $340.000.000.

11. A partir de un análisis de contexto, el Juzgado reconoció a la familia

5 Expediente digital: T-8.981.210. “Acción de tutela.pdf” folio 56.


6 Ibid. folio 59.

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

Marín Cifuentes haber actuado de buena fe, puesto que el desconocimiento del
origen del dinero con que fue adquirido el apartamento por Rigoberto Arias
Castrillón y su progenitora no se debió a una negligencia o a un propósito
premeditado. Según las declaraciones de Diana Marcela y David Leonardo en
sede de juicio, son coherentes al afirmar que inicialmente compraron en el
mismo conjunto residencial un apartamento sobre planos, pero tras su entrega
final, lo consideraron pequeño y decidieron buscar otro. La forma en que
conocieron sobre el apartamento 1203 fue por los avisos publicados por la
inmobiliaria OIG -Organización Inmobiliaria y Garantías- Bienes Raíces.

12. Precisó el juzgado que lo exigible para el comprador, al momento de


efectuar el contrato, es la verificación del certificado de tradición y que, para
ese momento, no evidenciaba ninguna afectación de los inmuebles que
pretendían adquirir. Además, quien acudió a la notaría fue la madre de Arias
Castrillón, quien también era propietaria del bien y además contaba con poder
autenticado en notaría. El dinero para la compra del apartamento 1203 fue
obtenido a su vez de la venta del apartamento 501 por valor de $300.000.000,
más el aporte del dinero restante efectuado por uno de los hijos con dinero
producto de su trabajo en la empresa familiar. Resalta que indiscutiblemente,
la intermediación de una agencia inmobiliaria generó confianza en los
compradores.

13. Por lo anterior, el 21 de agosto de 2018 el Juzgado resolvió negar la


extinción del derecho dominio sobre el apartamento 1203 de la torre 2 del
conjunto residencial La Cascada, a nombre de los demandantes, y, en
consecuencia, ordenó el levantamiento de todas las medidas que pesaban y
limitaban el uso, goce y disposición del bien, así como de las que
suspendieron el poder dispositivo sobre dichos bienes7.

14. Frente a esta decisión no se interpusieron recursos de ley, por lo cual fue
remitida a la Sala Penal de Extinción de Dominio del Tribunal Superior de
Bogotá para su revisión en grado jurisdiccional de consulta8.

15. Sentencia de segunda instancia. El 10 de junio de 2022 la Sala Penal de


Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá, revocó la sentencia de
primera instancia, y, en su lugar, ordenó extinguir el derecho de dominio de
los inmuebles correspondientes al apartamento 1203 de la torre 2 y el
respectivo parqueadero. Adicionalmente, con base en los numerales 1º y 4º del
artículo 16 de la Ley 1708 de 2014, declaró la extinción de todos los derechos
reales, principales o accesorios, desmembraciones, gravámenes o cualquier
otra limitación a la disponibilidad o el uso del apartamento y su garaje. Por
último, ordenó la tradición del predio a favor de la Nación, a través del Fondo
para la rehabilitación, inversión social y lucha contra el crimen organizado
(FRISCO).

16. Señala dicha providencia que el apartamento 1203 y su respectivo


parqueadero son producto de las ganancias del expendio de estupefacientes en
Bogotá y Pereira, por tanto, tienen un origen ilícito. Dicho inmueble fue
adquirido por Rigoberto Arias Castrillón y María Elid Castrillón Montoya el 6
7 A su vez, la sentencia ordenó la extinción del derecho de dominio de los demás inmuebles cuestionados.
8 De conformidad con el artículo 147 de la Ley 1708 de 2014 “(…) La sentencia de primera instancia que niegue la
extinción de dominio y que no sea apelada, se someterá en todo caso a grado jurisdiccional de consulta”.

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

de diciembre de 2012, fecha para la cual Arias Castrillón ya era perseguido


por la justicia9, y su venta se hizo por valor de $340.000.000 dejando una
ganancia de $3.189.000 sin que se explicara el motivo de la venta en tan corto
tiempo10. Además, no demostraron su actividad declarada ante la DIAN de ser
rentistas de capital y productores de plátano, ni lograron demostrar el origen
lícito de su dinero.

17. Por su parte, los compradores no indagaron sobre el propietario pese a que
desde el 6 de febrero de 2013 se publicó en un diario de circulación nacional
la fotografía de Rigoberto Arias. Además, según la consulta de la CIFIN,
David Leonardo y Diana Marcela Marín Cifuentes, no reflejan manejo de
sumas cuantiosas entre el 2012 y 2014. En la fase de investigación no se
aportó información sobre el origen del dinero con el que pagaron el
apartamento 501 que posteriormente vendieron.

18. Indica que no es casualidad que la escritura se suscribiera en la misma


época en la que fue capturado Rigoberto Arias. De las negociaciones de los
demás inmuebles que componen la acción de extinción de dominio en este
caso, se puede concluir que el propósito de las ventas era conservar los bienes
que conformaban el patrimonio de Rigoberto Arias Castrillón fruto de sus
actividades delictivas.

19. Concluye que los compradores no se cercioraron sobre el origen lícito del
apartamento que aspiraban comprar. Aunque en su testimonio adujeron que un
conocido les colaboró revisando la documentación, no recordaron su nombre,
profesión ni experiencia. A pesar de haber dicho que uno de los vendedores se
encontraba en el extranjero, llamó la atención de que el poder fuera
autenticado en Colombia. Por lo anterior, consideró que los compradores no
estaban cobijados por la buena fe exenta de culpa, y los bienes son producto
indirecto de las actividades delictivas de Rigoberto Arias y por tanto hacen
parte de su incremento patrimonial injustificado.

2. Decisiones judiciales objeto de revisión

20. Mediante auto de 28 de junio de 2022 la Sala de Decisión de Tutelas Nº 1


de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de Justicia asumió el
conocimiento de la tutela y vinculó a la Sociedad de Activos Especiales
(SAE), a la Fiscalía 43 delegada Especializada de Extinción del Derecho de
Dominio, a la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos de Bogotá, al
Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Extinción de Dominio de
la misma ciudad y al Ministerio de Justicia y del Derecho.

21. Contestación de la Sociedad de Activos Especiales (SAE). Se opuso a la


tutela solicitando que la misma sea negada y que la entidad sea desvinculada
del trámite, debido a que por su misión legal no forma parte del proceso de
extinción de dominio, ni como sujeto procesal ni como tercero interviniente.
Su función es la de administrar los inmuebles entregados por el despacho
judicial o fiscal, de acuerdo con la Ley 1708 de 2014.

9 Expediente digital: “AccionTutela.pdf” folio 25.


10 Expediente digital: “AccionTutela.pdf” folio 36.

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Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

22. Contestación de la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos (ORIP)


Bogotá. Señala que la tutela no está dirigida contra la ORIP, cuya función es
brindar el servicio público registral. Solicita su desvinculación de la tutela
“por carecer de objeto actual en lo que atañe a la total ausencia de relación
entre los hechos y pretensiones del actor, y las actuaciones de esta
dependencia”11.

23. Contestación del Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de


Extinción de Dominio de Bogotá. No advierte la existencia de ninguna acción
u omisión que cause una vulneración de derechos fundamentales, ni tampoco
una irregularidad en el trámite adelantado. Indica que la tutela no resulta
procedente porque resultaría contraria al principio de cosa juzgada, seguridad
jurídica y autonomía judicial. Por lo anterior, solicita negar las pretensiones de
la tutela y desvincular al despacho del trámite.

24. Contestación del Ministerio de Justicia y del Derecho. Señala que a dicha
cartera le corresponde actuar en el trámite de extinción de dominio en calidad
de interviniente para defender el interés jurídico de la Nación, pero tal
competencia no implica facultades decisorias. En todo caso, la sentencia
cuestionada se fundamentó en las pruebas legal y oportunamente allegadas al
proceso, las cuales fueron analizadas bajo el principio de la sana crítica. Por lo
anterior, solicita se niegue el amparo por no verse afectado ningún derecho
fundamental.

25. Contestación de la Fiscalía 43 Delegada. Indica que profirió


requerimiento de extinción de dominio contra los inmuebles de propiedad
Rigoberto Arias Castrillón y otros, por los delitos de concierto para delinquir,
narcotráfico, homicidio y tráfico de armas. Indica que el derecho a la
propiedad privada no es una garantía absoluta y su reconocimiento está sujeto
al cumplimiento de factores, como el justo título conforme a derecho 12.

26. Sentencia de tutela de primera instancia. El 5 de julio de 2022 la Sala de


Decisión de Tutelas Nº 1 de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, negó la tutela por encontrar que la sentencia cuestionada no incurrió
en defecto fáctico ni sustantivo. Advirtió que, contrario a lo indicado por los
demandantes, los elementos probatorios reflejan que los compradores no se
cercioraron ni comprobaron el lícito origen del apartamento que aspiraban a
comprar, cuando cualquier persona en su lugar habría demostrado qué
acciones adelantaron para verificar que los propietarios eran quienes aparecían
en el certificado de tradición y libertad. Por tanto, reiteró que los demandantes
no obraron cobijados por la buena fe exenta de culpa. Agregó que la
inconformidad de los demandantes no recae realmente en una vulneración del
derecho al debido proceso, sino más bien, en un intento de que el juez de
tutela acoja sus argumentos como válidos.

27. Impugnación. En su escrito de impugnación los demandantes pusieron de


presente que, tanto el Tribunal como la Sala Penal de la Corte Suprema de
Justicia, reconocen que el dinero que invirtieron en la compra del apartamento
es fruto de sus ahorros. Reprochan que las sentencias insisten en decir que los

11 Expediente digital: “ConstestacionRegistrsdorOficinaRegistroInstrumentosPublicosBogota.pdf” folio 4.


12 Expediente digital: “FalloTutelaSegundaInstancia.pdf” folio 5.

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

demandantes debieron adelantar labores de verificación, sin aclarar cuáles son


tales labores. Igualmente, que se desconoció la jurisprudencia tanto
constitucional como de la misma Corte Suprema de Justicia sobre la buena fe
exenta de culpa.

28. Arguyeron que la sentencia de la Corte Suprema careció de motivación, lo


que también acarrea una violación al debido proceso. Reiteraron la ausencia
de norma constitucional o legal que permita fundamentar la revocatoria del
fallo de primera instancia.

29. Posteriormente y por intermedio de apoderado judicial, allegaron un


escrito insistiendo en el desconocimiento del principio de buena fe exenta de
culpa por parte del Tribunal Superior, y agregaron que la colegiatura modificó
el problema jurídico planteado por la Fiscalía al juzgado de primer nivel,
desviando la discusión hacia una presunta red de lavado de activos a la que se
los vinculó sin pruebas y sin que este fuera objeto de investigación ni
juzgamiento.

30. Sentencia de tutela de segunda instancia. La Sala de Casación Civil de la


Corte Suprema de Justicia mediante proveído del 4 de agosto de 2022
confirmó la sentencia impugnada. Indicó que la colegiatura censurada analizó
integralmente los argumentos defensivos y los medios de convicción obrantes
en el expediente. Para ello, trajo un recuento de la valoración de las pruebas
que efectuó el Tribunal, aduciendo que la decisión adoptada fue debidamente
sustentada. Lo anterior excluye la configuración de una vía de hecho que
amerite la intervención del juez de tutela, al margen de si se comparte la
resolución del caso.

31. Solicitud de revisión. Reiteraron los argumentos de la tutela, añadiendo


que el apartamento 501 perteneció a Leonardo Marín, cónyuge y padre
respectivamente de los demandantes quien, para evitar trámites sucesorales,
dispuso la tradición a favor de estos últimos. Sin embargo, reiteran que esta no
fue objeto de debate en el trámite de instancia. Indicaron que sus testimonios
fueron rendidos 5 años después de la compra del apartamento, por lo que es
posible que hubieran incurrido en incongruencias menores.

32. Además, comprobaron que el certificado de tradición del inmueble no


tenía anotaciones, agregaron que, justamente, la finalidad del poder es delegar
asuntos, por lo que consideran que no es de recibo que se les reproche no
haber sospechado de la ausencia del vendedor. Llaman la atención sobre por
qué el Tribunal no cuestionó que un delincuente de las características de
Rigoberto Arias hubiera acudido a una notaría a autenticar un poder, y en
cambio, les exige sospechar sobre las razones de por qué ese poder fue
autenticado en Colombia y no en el exterior. De otro lado, argumentan que la
consulta en el CIFIN no pudo ser controvertida ni tampoco hizo parte del
acervo probatorio de la fiscalía dado que la misma fue allegada en grado
jurisdiccional de consulta, sin posibilidad de ser controvertida. Aunado a lo
anterior, alegan que lo que es reprochable es la inactividad de la fiscalía, pues
Rigoberto Arias delinquía desde 200913, y sólo hasta 2013 se inició el proceso

13 De acuerdo con el acervo probatorio de instancia, tal y como consta en la sentencia del Juzgado Noveno Penal del
Circuito Especializado de Bogotá, las autoridades establecieron que para el 2008, tras la extradición de Carlos Mario
Jiménez, alias “Macaco”, Rigoberto Castrillón asumió el liderazgo de la banda criminal. “Cordillera”. Ver expediente

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

de extinción de dominio.

3. Actuaciones en sede de revisión

33. La Sala de Selección de tutelas número Diez de la Corte Constitucional,


mediante auto de 28 de octubre de 202214, resolvió seleccionar para revisión el
expediente T-8.981.210 por estimar satisfecho el criterio objetivo de aclarar el
alcance y el contenido de un derecho fundamental, y el criterio subjetivo
consistente en la urgencia de proteger un derecho fundamental. En
consecuencia, dispuso su reparto a la Sala Cuarta de Revisión.

34. Mediante auto de 5 de diciembre de 2022 notificado el 14 de diciembre del


mismo año15, se ofició al Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de
Extinción de Dominio de Bogotá para que se sirviera remitir los expedientes
digitales completos, el cual fue debidamente allegado.

II. CONSIDERACIONES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL

Competencia

35. Esta Sala de Revisión es competente para conocer de los fallos materia de
revisión, de conformidad con lo previsto por los artículos 86 y 241.9 de la
Constitución Política y por los artículos 31 a 36 del Decreto 2591 de 1991.

1. Problemas jurídicos y estructura de la decisión

36. De acuerdo con la pretensión y los fundamentos fácticos y jurídicos


expuestos, la Sala de Revisión deberá resolver si la Sala de Extinción de
Dominio del Tribunal Superior de Bogotá vulneró el derecho fundamental al
debido proceso, al proferir la providencia del 10 de junio de 2022 mediante la
cual declaró la extinción del derecho de dominio sobre los inmuebles
identificados con matrículas inmobiliarias 50C-1852557, 50C-1851929. Los
accionantes alegan que al dictar la sentencia dicha Sala incurrió en los
defectos fáctico y sustantivo.

37. Para dar respuesta al problema jurídico, la Sala (i) analizará el


cumplimiento de los requisitos generales y específicos de procedibilidad
teniendo en cuenta que la tutela se dirige contra una providencia judicial; (ii)
en caso de que estos se encuentren satisfechos, la Sala analizará el alcance de
las decisiones en los procesos de extinción de dominio; (iii) posteriormente se
analizará el alcance del principio de la buena fe exenta de culpa y, por último,
(iv) se resolverá el caso concreto.

2. Requisitos generales de procedencia

Legitimación en la causa por activa y por pasiva

38. Legitimación por activa. De conformidad con el artículo 86 de la


digital “2.1.-SEGUNDA INSTANCIA TRIBUNAL.pdf”, p. 102 y ss.
14 Notificado por estado el 15 de noviembre de 2022.
15 De conformidad con el informe de pruebas de la Secretaría General de fecha 30 de enero de 2023.

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Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

Constitución. Política, toda persona tiene acción de tutela para reclamar ante
los jueces la protección inmediata de sus derechos fundamentales, cuando
quiera que estos resulten vulnerados o amenazados. En efecto, en el caso en
concreto la tutela es suscrita por María Paulina Cifuentes de Marín, Diana
Marcela Marín Cifuentes y David Leonardo Marín Cifuentes, quienes fueron
los afectados en el proceso de extinción de dominio objeto de revisión. En tal
sentido, se encuentra acreditada la legitimación en la causa por activa.

39. Legitimación por pasiva. La legitimación en la causa por pasiva hace


referencia a la aptitud legal del particular contra quien se dirige el amparo,
para ser llamado a responder por la alegada vulneración o amenaza del
derecho fundamental. El precitado artículo 86, en concordancia con los
artículos 1º y 13 del Decreto 2591 de 1991, establecen que la tutela procede
contra la acción u omisión de cualquier autoridad. En el caso concreto, la
tutela fue interpuesta contra la Sala de Extinción de Dominio del Tribunal
Superior de Bogotá, misma que adoptó la decisión de extinguir el derecho de
dominio, de allí que se encuentra acreditado el requisito de legitimación en la
causa por pasiva.

Relevancia constitucional

40. Dado que la tutela contra providencia judicial no es un juicio de


corrección sino uno de validez, para su procedencia es indispensable que el
asunto trascienda la esfera legal y revista relevancia constitucional 16. La
relevancia constitucional tiene tres finalidades: (i) preservar la competencia e
independencia de los jueces de las diferentes jurisdicciones, y evitar que la
tutela se convierta en un escenario para discutir asuntos de rango legal; (ii)
restringir la tutela a cuestiones que afecten los derechos fundamentales; y
finalmente (iii) impedir que la tutela se convierta en una instancia adicional
para controvertir las decisiones de los jueces17.

41. Con fundamento en lo anterior, la Corte ha establecido tres criterios de


análisis para establecer si una tutela reviste relevancia constitucional, los
cuales, en este caso en concreto se estiman satisfechos: (i) La controversia
versa sobre asuntos constitucionales y no meramente económicos o legales. Si
bien es innegable que la acción de extinción de dominio -de previsión
constitucional- tiene una repercusión eminentemente económica, también es
cierto que la sentencia cuestionada plantea un problema frente a la aplicación
de normas de rango constitucional, como el debido proceso y la buena fe, así
como la interpretación del estándar adoptado en la sentencia C-327 de 2020,
que limitan la aplicación de la extinción de dominio y trasciende de una mera
inconformidad con la decisión judicial. (ii) El caso involucra un debate
jurídico sobre el contenido, alcance y goce de derechos fundamentales. Por
regla general las tutelas contra providencia judicial plantean una tensión
respecto del derecho fundamental al debido proceso contenido en el artículo
29 de la Constitución Política, sin perjuicio de que la vulneración de este
derecho conlleve a su vez el impacto de otros derechos fundamentales como el
derecho a la propiedad privada. En efecto, en este caso se discute la posible
vulneración de los derechos fundamentales de los demandantes sobre el

16 Corte Constitucional, sentencias SU-033 de 2018, SU-128 de 2021, SU-103 de 2022, SU-387 de 2022, entre otras.
17 Corte Constitucional, Sentencia SU-573 de 2019.

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debido proceso y la propiedad privada, ocasionada con la decisión judicial de


la Sala de Extinción de Dominio, el cual, según alegan, sin contar con el
apoyo fáctico ni jurídico requerido, habría resuelto extinguir el dominio de los
bienes pertenecientes a los demandantes pese a que el inmueble fue adquirido
con fines de vivienda. Los demandantes invocan también el derecho
fundamental a la vida digna y sin embargo, no se evidencia del acervo
probatorio que tal derecho se haya visto lesionado ni que amerite la
intervención del juez constitucional. (iii) La tutela no es empleada como un
recurso adicional para reabrir el debate. En el caso bajo estudio los
demandantes, lejos de reabrir el debate surtido en el proceso de extinción de
dominio, alegan la configuración de los defectos sustantivo y fáctico por parte
de la Sala de Extinción de Dominio, en virtud de su presunto indebido análisis
probatorio y de una supuesta interpretación errada de las normas aplicadas al
caso en concreto.

42. Por lo anterior, se estima satisfecha la relevancia constitucional y se


continúa con el análisis de procedencia.

Inmediatez

43. El presupuesto de inmediatez se refiere a que la tutela haya sido


interpuesta en un término razonable desde la afectación del derecho
fundamental invocado. En este caso, la sentencia cuestionada fue proferida el
10 de junio de 2022 y el 23 de junio siguiente, fue radicada la tutela. Es decir,
en menos de un mes fue interpuesto el amparo, por lo cual se encuentra
satisfecho el requisito de inmediatez.

Subsidiariedad

44. Al ser la tutela un mecanismo de protección de derechos de carácter


residual y subsidiario, únicamente será procedente cuando no exista otro
medio de defensa judicial o, cuando existiendo dicho medio, este no sea
idóneo ni eficaz para la protección de los derechos fundamentales, ni para
evitar un perjuicio irremediable, teniendo en cuenta las circunstancias en que
se encuentren los accionantes.

45. En este caso se tiene que la decisión de extinguir el derecho de dominio


fue adoptada por el Tribunal Superior en grado jurisdiccional de consulta,
debido a que en primera instancia se resolvió no extinguir el derecho de
dominio sobre los bienes de propiedad de los demandantes. Cabe reiterar que
la sentencia de primera instancia no fue impugnada, por lo que surtió el
trámite de que trata el artículo 147 de la Ley 1708 de 2014.

46. De lo anterior se colige que, por tratarse de una sentencia proferida en


grado jurisdiccional de consulta por la Sala de Extinción del Tribunal
Superior, no proceden recursos ordinarios ni, en principio, la acción de
revisión de conformidad con lo dispuesto en la Ley 1708 de 2014. Por lo
anterior, no existiendo otros medios ordinarios o extraordinarios procedentes,
se encuentra satisfecho el requisito de subsidiariedad.

47. En aquellos casos en los que se alegue una irregularidad procesal, debe
demostrarse que la misma tuvo un efecto decisivo o determinante en la

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sentencia. Sin embargo, de la lectura de la tutela no se desprende que los


demandantes invoquen una irregularidad procesal, por lo que este requisito no
será analizado.

Identificación razonable de los hechos que generaron la vulneración y de


los derechos vulnerados.

48. En virtud de este requisito, la parte actora en su intervención debe


presentar de forma clara los fundamentos de la afectación de derechos que le
imputa a la decisión judicial. Esto no significa que la tutela tenga exigencias
de forma excesivas, sino que busca garantizar una comprensión del objeto de
la censura. De ahí que el demandante deba cumplir con unas “cargas
explicativas mínimas” frente a las tutelas presentadas contra providencia
judicial18.

49. En este caso, el escrito de tutela cumplió con las cargas argumentativas
mínimas necesarias para poder adelantar un estudio de fondo, ya que: (i)
identificó los derechos fundamentales afectados, pues en el escrito de tutela
analizado se encuentra que los demandantes invocaron la protección de sus
derechos fundamentales al debido proceso, la vida digna y la propiedad
privada; (ii) expuso los hechos que generan la vulneración, pues se corrobora
que los demandantes no pretenden que esta Sala revise íntegramente el
proceso judicial de instancia para identificar alguna violación, sino que, tal
como quedó señalado en el primer acápite, los demandantes delimitaron los
hechos atribuidos a la Sala de Extinción de Dominio en grado jurisdiccional
de consulta, que son objeto de revisión, esto es, la decisión de extinguir el
dominio del apartamento 1203 del conjunto La Cascada; y (iii) señaló
mínimamente de qué forma la providencia es contraria al orden jurídico,
pues, en el escrito de tutela explicó las razones por las que, a su juicio, la
sentencia cuestionada violó el derecho fundamental al debido proceso. En
efecto, pese a que no nombraron los defectos específicos, sí indicaron que la
providencia no se fundamentó en ninguna norma legal cuya transgresión sea
atribuible a los demandantes, y que adicionalmente, la decisión fue motivada
en conjeturas y desconociendo elementos probatorios. Para la Sala, la carga
argumentativa se encuentra satisfecha cuando los demandantes proporcionan
los insumos para que la Sala analice los defectos específicos, pues exigir de
los demandantes la denominación precisa de los defectos alegados, resulta
contraria a la naturaleza informal de la tutela y contraviene la justicia
material19.

Que no se cuestione una sentencia de tutela ni de control abstracto de


constitucionalidad o una sentencia del Consejo de Estado de nulidad por
inconstitucionalidad.

50. Por último, la tutela no se presenta contra otra sentencia de tutela, ni se


trata de una sentencia de control abstracto de constitucionalidad de esta

18 Corte Constitucional, sentencias C-590 de 2005, SU-494 de 2017 y T-468 de 2022.


19 Al respecto, ha considerado esta Corporación que “la Sala considera necesario puntualizar que, aún si se pensara que
el tutelante omitió describir [el] defecto (o causal específica de procedibilidad de la acción de tutela contra providencia
judicial) de que pudiera padecer la providencia atacada de manera suficientemente precisa, la costosa envergadura del
derecho fundamental a la libertad del actor impide que la Corte, en prohibida prevalencia del derecho procesal sobre el
sustantivo (CP, artículo 228), le exija a este cualquier formulación distinta de su demanda; requerimiento este que
implicaría la exigencia de un exceso ritual manifiesto por parte de esta Corporación.” Sentencia SU-126 de 2022.

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corporación o del Consejo de Estado, sino que versa sobre la providencia de la


Sala de Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá, adoptada en el
marco de un proceso de extinción de dominio.

3. Requisitos específicos de procedencia de la tutela contra providencia


judicial

51. La procedencia de la tutela como mecanismo de protección constitucional


resulta excepcional cuando se interpone contra providencias judiciales, pues
pueden verse comprometidos los principios de autonomía judicial y seguridad
jurídica. Por ello, el análisis de procedencia implica verificar que se cumpla al
menos uno de los siguientes requisitos de carácter específico 20: (i) Defecto
orgánico: se presenta cuando la providencia impugnada fue proferida por un
funcionario judicial que carecía de competencia para adoptarla 21. (ii) Defecto
procedimental: se origina cuando la decisión judicial cuestionada se adoptó
con desconocimiento del procedimiento establecido 22. (iii) Defecto fáctico: se
configura cuando el juez carece de apoyo probatorio para la aplicación del
supuesto legal en que se sustenta la decisión cuestionada, o cuando la
valoración de la prueba fue absolutamente equivocada 23. (iv) Defecto material
o sustantivo: ocurre cuando se decide con base en normas inexistentes,
inconstitucionales o claramente inaplicables al caso concreto; cuando se
presenta una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la
decisión; o cuando se otorga a la norma jurídica un sentido y alcance que no
tiene, entre otros supuestos24. (v) Error inducido: sucede cuando la decisión
que vulnera los derechos fundamentales del accionante es producto de un
engaño por parte de terceros25. (vi) Falta de motivación: implica el
incumplimiento del deber de dar cuenta de los fundamentos fácticos y
jurídicos de la decisión26.

52. En concreto, los demandantes indicaron que la decisión adoptada no se


fundamentó en ninguna norma legal cuya transgresión sea atribuible a los
demandantes. Lo anterior, se enmarca en el defecto sustantivo. De otro lado,
señalaron que la sentencia cuestionada fue motivada en un cúmulo de
conjeturas y en un razonamiento sesgado e incompleto de los testimonios
rendidos, en el que se dejó de lado la asesoría de la inmobiliaria como una
circunstancia relevante para analizar la buena fe exenta de culpa. De lo
anterior se concluye que los demandantes también alegaron un defecto fáctico.

53. Adicionalmente, los demandantes señalan como hecho vulnerador de sus


derechos fundamentales, que la sentencia del Tribunal hubiera señalado que
no justificaron la procedencia del dinero con el que adquirieron su vivienda, el

20 Desde la sentencia C-590 de 2005, esta Corporación abandonó el concepto de vía de hecho para acuñar las causales de
procedibilidad de la tutela contra decisiones judiciales.
21 Al respecto se pueden consultar las sentencias SU-566 de 2019, reiterada en las sentencias SU-574 de 2019, SU-455
de 2020 y SU-228 de 2021.
22 Corte Constitucional, sentencias T-781 de 2011, SU-424 de 2012, SU-215 de 2016, SU-454 de 2016, SU-573 de 2017,
T-401 de 2019, SU-216 de 2022, SU-347 de 2022, SU-387 de 2022.
23 Corte Constitucional sentencias SU-632 de 2017, SU-195 de 2012, SU-222 de 2016, SU-632 de 2017, SU-072 de
2018, SU-116 de 2018, T-211 de 2022, entre otras.
24 Corte Constitucional sentencias SU-159 de 2002, SU-566 de 2019, SU-574 de 2019, T-309 de 2022, T-210 de 2022,
SU-103 de 2022, SU-074 de 2022, SU-048 de 2022, T-225 de 2022 y T-152 de 2022.
25 Corte Constitucional, sentencias SU-014 de 2001, C-590 de 2005, T-269 de 2018, SU-261 de 2021 y T-432 de 2021.
26 Corte Constitucional, sentencias T-114 de 2002, SU-424 de 2012, T-008 de 2022, T-172 de 2022, SU-207 de 2022 y
SU-349 de 2022.

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apartamento 501 del Conjunto Residencial La Cascada. Alegan que este


argumento es violatorio del debido proceso pues no fue objeto de debate
durante la primera instancia.

54. Este reproche no es apto para constituir un defecto específico, debido a


que la sentencia que se cuestiona fue proferida en grado jurisdiccional de
consulta, de conformidad con el artículo 72 de la Ley 1708 de 2014, que le
permite al superior “decidir sin limitación sobre la providencia”.
Adicionalmente, es preciso resaltar que en el proceso de extinción de dominio
la carga de la prueba es dinámica 27, y que los demandantes fueron vinculados
como afectados al proceso de extinción de dominio con radicado N.º 12597.
Por lo anterior, y dado que no se ofrecen argumentos adicionales, el reproche
elevado por los demandantes frente a este aspecto no se enmarca en ninguna
de las causales previstas para la procedencia de la tutela contra providencia
judicial y no será analizado en consecuencia.

55. Para determinar si en efecto la autoridad judicial accionada incurrió en los


defectos que se le atribuyen, es necesario analizar la naturaleza de la acción de
extinción del derecho de dominio y el alcance de la buena fe exenta de culpa
para finalmente resolver el caso en concreto.

4. Extinción del derecho de dominio. Naturaleza de la acción.

56. La propiedad privada es un derecho constitucional contemplado en el


artículo 58 superior. Este, como todos los derechos, encuentra limitaciones
derivadas de la misma constitución y de la ley. Tal es el caso de la figura de la
extinción del derecho de dominio de los bienes adquiridos mediante
enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Tesoro público o con grave deterioro
de la moral social, actividades ilícitas que son incompatibles con la moralidad
pública y la protección constitucional del patrimonio económico.

57. En efecto, el artículo 34 de la Constitución Política establece que “por


sentencia judicial, se declarará extinguido el dominio sobre los bienes
adquiridos mediante enriquecimiento ilícito, en perjuicio del Tesoro público o
con grave deterioro de la moral social”. En desarrollo de este artículo, el
legislador reguló la acción de extinción de dominio en la Ley 333 de 1996, el
Decreto Ley 1975 de 2002, la Ley 793 de 2002 y, por último, la actualmente
vigente, Ley 1708 de 2014. Esta última establece en su artículo 17, en la
forma como fue modificado por el artículo 1 de la Ley 1849 de 2017, que la
acción de extinción de dominio “es de naturaleza constitucional, pública,
jurisdiccional, directa, de carácter patrimonial y de contenido patrimonial, y
procederá sobre cualquier bien, independientemente de quien lo tenga en su
poder o lo haya adquirido” (énfasis añadido).

58. La razón de ser de esta acción radica en que solo los derechos adquiridos
de manera lícita, de conformidad con la ley, son merecedoras de la protección
del ordenamiento jurídico28. En consecuencia, sobre los bienes adquiridos
mediante enriquecimiento ilícito, en perjuicio del tesoro público o con grave
deterioro de la moral social, procede la declaratoria de la extinción del

27 Artículo 152 de la Ley 1708 de 2014, modificado por el artículo 47 de la Ley 1847 de 2017.
28 Cfr. Corte Constitucional, sentencias C-740 de 2003, T-821 de 2014, SU-394 de 2016, T-610ª de 2019, entre otras.

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derecho de dominio que supone una doble consecuencia, de un lado, la


pérdida del dominio29 y, de otro lado, la imposibilidad de exigir por ello una
contraprestación o compensación.

59. Esta última ley define en su artículo 15 la extinción de dominio como “una
consecuencia patrimonial de actividades ilícitas o que deterioran gravemente
la moral social, consistente en la declaración de titularidad a favor del Estado
de los bienes a que se refiere esta ley, por sentencia, sin contraprestación ni
compensación de naturaleza alguna para el afectado”. A su vez, el inciso
segundo del artículo 1º define como actividad ilícita “toda aquella tipificada
como delictiva, independiente de cualquier declaración de responsabilidad
penal, así como toda actividad que el legislador considere susceptible de
aplicación de esta ley por deteriorar la moralidad social”. En concordancia con
la disposición legal, esta acción es además imprescriptible, pues no se
extingue con el paso del tiempo, es autónoma porque no depende de la
declaratoria de responsabilidad penal, y es retrospectiva, en tanto se aplica a
hechos anteriores a la entrada en vigor de la Ley 1708 de 201430.

60. En cuanto al ámbito de aplicación en el tiempo de la Ley 1708 de 2014, su


artículo 218 señala que “esta ley entrará a regir seis (6) meses después de la
fecha de su promulgación”, y teniendo en cuenta que fue publicada en el
Diario Oficial N.º 49.039 de 20 de enero de 2014, entró a regir el 20 de julio
de 2014. A su vez, el artículo 217 31 de la precitada norma, estableció un
régimen de transición según el cual, los procesos en que se haya proferido
resolución de inicio con fundamento en las causales que estaban previstas en
los numerales 1 al 7 del artículo 2º de la Ley 793 de 2002, antes de la
expedición de la Ley 1453 de 2011, seguirán rigiéndose por dichas
disposiciones.

61. El proceso de extinción de dominio seguido contra los accionantes se


adelantó en vigencia de la Ley 1708 de 2014 bajo el número de expediente
Rad. N.º 1259732, pues, pese a que la compraventa se perfeccionó el 10 de
mayo de 2013, la fase inicial del proceso de extinción de dominio fue
decretada mediante resolución de ocho (8) de marzo de 2014 -incluyendo el
decreto de medidas cautelares de embargo y secuestro y consecuente
suspensión del poder dispositivo-33. La fase inicial culminó con la fijación
provisional de la pretensión, la cual fue de fecha treinta de (30) de septiembre
de 201434, de acuerdo con el artículo 126 original de la Ley 1708 de 2014, y el
requerimiento de extinción del derecho de dominio fue presentado el treinta
(30) de octubre de 201535. Adicionalmente, el proceso no se encontraba
cobijado por el régimen de transición del artículo 217 de la Ley 1708 de 2014,
dado que cuando entró a regir la precitada Ley 1708 no se había proferido
29 De acuerdo con el artículo 90 de la Ley 1708 de 2014, en concordancia con el Decreto 2136 de 2015, una vez que se
profiere sentencia judicial que extingue el dominio de uno o varios bienes, estos ingresan al Fondo Nacional para la
Rehabilitación Social y Lucha contra el Narcotráfico -FRISCO-, cuya administración está a cargo de la Sociedad de
Activos Especiales -SAE-.
30 Ley 1708 de 2014, artículos 18 y 21, en concordancia con las sentencias C-740 de 2003, C-958 de 2014 y T-441 de
2020 de la Corte Constitucional.
31 Modificado a su vez por la Ley 2197 de 2022.
32 Sin embargo, el proceso de extinción de dominio seguido en contra de Rigoberto Arias y otros, fue adelantado bajo la
vigencia de la Ley 793 de 2002.
33 Expediente digital: “2.2.-CUADERNO PRINCIPAL 3.pdf”, folio 254.
34 Comunicada el seis (6) de abril de 2015. Expediente digital: “2.2.-CUADERNO PRINCIPAL 3.pdf”, folio 221.
35 Expediente digital: “2.2.-CUADERNO PRINCIPAL 3.pdf”, folio 250.

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resolución inicial, por lo cual, el régimen aplicable a los accionantes es el


contenido en la Ley 1708 de 2014.

62. Ahora bien, la declaratoria de extinción de dominio no es automática, sino


que procede ante las causales definidas en el artículo 16 de la Ley 1708 de
2014, y luego del proceso establecido en el Libro III del mismo código, con
observancia de las garantías propias de este trámite, entre las que se
encuentran el debido proceso, la contradicción y la presunción de buena fe
exenta de culpa, como pasa a exponerse36.

5. Los tercero de buena fe exenta de culpa en los procesos de extinción de


dominio

63. La extinción del dominio encuentra un límite en la buena fe exenta de


culpa. El artículo 3º de la Ley 1708 de 2014 señala que “la extinción de
dominio tendrá como límite el derecho a la propiedad lícitamente obtenida de
buena fe exenta de culpa y ejercida conforme a la función social y ecológica
que le es inherente”. En esta misma línea, el artículo 7º señala que “se
presume la buena fe en todo acto o negocio jurídico relacionado con la
adquisición o destinación de los bienes, siempre y cuando el titular del
derecho proceda de manera diligente y prudente, exenta de toda culpa”
(cursiva añadida).

64. El reconocimiento de la buena fe encuentra fundamento en el artículo 83 de


la Constitución Política que señala que “las actuaciones de los particulares y de
las autoridades públicas deberán ceñirse a los postulados de la buena fe, la cual
se presumirá en todas las gestiones que aquellos adelanten ante éstas”.

65. Antes de la Ley 1708 de 2014 el principio de la buena fe estaba


consagrado en distintas disposiciones legales. Así, el artículo 12 de la Ley 333
de 1996 establecía que “durante el procedimiento se garantizarán y protegerán
los derechos de las personas y de los terceros, para cuyo efecto no podrá
declararse la extinción del dominio: 1. En detrimento de los derechos de los
titulares legítimos y terceros de buena fe”. En Sentencia C-1708 de 2000, la
Corte declaró exequible el vocablo “legítimos” e indicó al respecto que la
norma no discriminó a los titulares legítimos y los terceros de buena fe, en
tanto ambos conservan su derecho cuando el Estado no logra desvirtuar las
presunciones de legalidad y buena fe que los protegen.

66. Por su parte, la Ley 793 de 2002 en el texto original de su artículo 3º,
inciso segundo37, señalaba que cuando no fuera posible ubicar o extinguir el
dominio de los bienes sobre los cuales versara la extinción del dominio, el
juez en la sentencia podría declarar la extinción del dominio sobre bienes o
valores equivalentes del mismo titular, sin que fuera posible interpretar esta
disposición en perjuicio de los derechos de terceros de buena fe exentos de
culpa. En sentencia C-740 de 2003 la Corte declaró este artículo exequible y

36 Título II sobre las normas rectoras y garantías fundamentales.


37 Este artículo fue modificado por el artículo 73 de la Ley 1453 de 2011, sin embargo, mantuvo el reconocimiento a la
protección de los derechos de terceros de buena fe exenta de culpa. El texto modificatorio es el siguiente: “Cuando no
resultare posible ubicar o extinguir el dominio de los bienes determinados sobre los cuales verse la extinción del dominio,
porque estos hayan sido enajenados, destruidos, ocultados o permutados, el Fiscal deberá identificar bienes lícitos de
propiedad del accionado y presentarlos al Juez, para que declare extinguido el dominio, sobre bienes y valores
equivalentes. Lo anterior no podrá interpretarse en perjuicio de los terceros de buena fe exentos de culpa.”

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reconoció que la protección a los terceros de buena fe exentos de culpa


“resulta compatible con la Carta pues quien ha adquirido un bien
desconociendo, pese a la prudencia de su obrar, su ilegítima procedencia, no
puede ser afectado con la extinción del dominio así adquirido”.

67. Tal como se señaló previamente, el artículo 3º de la Ley 793 de 2002


estableció como límite a la acción de extinción de dominio, la protección de los
terceros de buena fe exentos de culpa. Por su parte, el artículo 3º de la Ley
1708 de 2014, se refiere como límite a dicha acción, al derecho a la propiedad
lícitamente obtenida, de buena fe exenta de culpa y ejercida conforme a la
función social y ecológica que le es inherente.

68. De acuerdo con el artículo 1º de la Ley 1708 de 2014, que define algunos
conceptos para la interpretación y aplicación de la ley, se entiende que un
afectado es una “persona que afirma ser titular de algún derecho sobre el bien
que es objeto del procedimiento de extinción de dominio, con legitimación para
acudir al proceso” y dentro de sus derechos en el proceso está el de oponerse a
la pretensión y demostrar que es un tercero de buena fe exenta de culpa.

69. Así lo ha reconocido la Corte Constitucional al referirse a los “terceros


adquirentes” en procesos de extinción de dominio, como aquellas personas que
son ajenas a los negocios ilícitos, pero que, actuando de buena fe exenta de
culpa, adquieren sobre dichos bienes, derechos que revisten protección
constitucional38. Especialmente, en sentencia C-1007 de 2002 la Corte acuñó
el concepto de “tercero adquirente” al indicar que “aunque un bien haya sido
adquirido por compra o permuta, pero proviene directa o indirectamente de
una actividad ilícita, el tercero adquirente del mismo debe ser protegido si
demuestra haber obrado con buena fe exenta de culpa y por lo tanto no tendrá
que soportar las consecuencias de la extinción de dominio”. Con ocasión de
dicha sentencia de constitucionalidad, la Corte Suprema de Justicia, reiteró que
“la buena fe creadora de derecho es la que tiene plena aplicación en el caso de
los bienes adquiridos por compra o permuta y que provienen directa o
indirectamente de una actividad ilícita, evento en el cual el tercero adquirente
debe ser protegido, si demuestra haber obrado con buena fe exenta de culpa” .

70. En consecuencia, la buena fe exenta de culpa se predica de los “terceros


adquirentes” entendidos éstos como personas ajenas a la actividad ilícita. Por
esta razón resulta acertado hablar de “tercero adquirente”, entendiendo por tal
al que adquirió algún derecho sobre el bien y, por lo mismo, se ve afectado con
la acción de extinción de dominio pese a no haber participado en la actividad
ilícita ni haber tenido conocimiento de ella a pesar de su actuar diligente.

71. Ahora bien, como se ha dicho, en materia de extinción de dominio el


legislador cualificó la buena fe para resolver la tensión que surge entre
derechos y principios de raigambre constitucional, pues si bien es objeto de
protección el tercero adquirente (art. 83 CP), también lo es la propiedad
privada (art. 58 CP), el Tesoro público y la moralidad social (art. 34 CP). Esta
buena fe exenta de culpa o buena fe cualificada es un parámetro de conducta
que incluye el despliegue de acciones diligentes y oportunas en la

38 Cfr. Sentencias C-327 de 2014, SU-036 de 2018, SU-414 de 2021,


Sala de Casación Penal, radicado N.º 41719 de 2003.

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configuración de una situación jurídica. De modo que no basta con que el


sujeto obre con rectitud y honestidad, lo que correspondería a la buena fe
simple, sino que, además, debe desplegar acciones positivas tendientes a
verificar la regularidad de una situación39.

72. Mediante sentencia C-327 de 2020, esta corporación precisó el grado


mínimo de diligencia y cuidado que se espera de los terceros adquirentes,
quienes deben velar porque el bien que adquieren no se encuentre vinculado a
actividades ilícitas. Así, señaló que esta buena fe exenta de culpa se refiere a la
debida diligencia en la verificación de la historia de los bienes, en los
siguientes términos:

“(…) cuando una persona pretende adquirir un bien, le corresponde


cerciorarse de la condición jurídica de este último para establecer la
historia y la cadena de títulos y tradiciones, más no indagar sobre la
historia o las condiciones personales de quien le transfiere el
respectivo inmueble, máxime cuando en muchas ocasiones la
transferencia ocurre cuando el propio Estado no ha podido acreditar ni
sancionar la realización de actividades ilícitas.”

73. Seguidamente, la Corte señaló que un escenario en el cual la buena fe


exenta de culpa exigiera indagar sobre la historia y condiciones del vendedor y
no respecto del bien a adquirir, implicaría que “las personas estarían obligadas
a efectuar meticulosas investigaciones sobre el pasado judicial de los
vendedores, sobre controversias judiciales en las que se encuentran inmersos
en las distintas jurisdicciones, sobre las indagaciones y pesquisas que adelanta
la Fiscalía en las que podrían estar involucrados, e incluso sobre lo que se
opina sobre dicho vendedor en su comunidad y en las redes sociales” 40. En
esta sentencia, la Corte insistió en que esta concepción tiene el agravante de
que las transferencias de los bienes que se han adquirido ilícitamente ocurren
antes de la determinación de la existencia de las actividades delictivas, o de la
participación del individuo en éstas. La indagación sería de tal profundidad,
que se imposibilitaría y obstruiría el tráfico jurídico, además de imponer a las
personas cargas irrazonables e insostenibles.

74. Así, si bien en la sentencia C-327 de 2020 se estableció un estándar de


actuación exigible a los terceros para su reconocimiento como terceros de
buena fe exenta de culpa centrado en el historial del bien, el contexto criminal
y social en un determinado caso puede requerir de una mayor exigencia y
diligencia por parte de los terceros frente a hechos notorios sobre el actuar
criminal de quien transfiere el bien.

75. En la sentencia SU-424 de 2021 esta Corporación analizó el estándar de


buena fe cualificada exigida a los terceros en el marco de las oposiciones a las
medidas cautelares dentro del trámite de procesos de Justicia y Paz de la Ley
975 de 2005. En esa oportunidad la Corte negó el amparo al advertir que, “en
el caso particular de la exigencia de la buena fe exenta de culpa para efectos
de levantar las medidas cautelares para propósitos de extinción de dominio en
Justicia y Paz, su objetivo es garantizar el derecho a la reparación integral a

39
40 Corte Constitucional, sentencia C-327 de 2020.

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las víctimas y la eficacia de los mecanismos previstos para ello”, y concluyó


que las actuaciones desplegadas por los terceros dieron lugar a una buena fe
simple “que no puede dar lugar a un mejor derecho que el de la reparación de
las víctimas del conflicto armado a la que se destinan los bienes en el marco de
justicia transicional” (énfasis añadido).

76. En definitiva, para determinar el estándar de la exigencia de buena fe


cualificada no existe una tarifa legal. El contexto en cada caso determinará el
tipo de diligencia exigible para que los terceros puedan ser considerados
terceros de buena fe exenta de culpa. Así lo ha señalado también la Corte
Suprema de Justicia: “[l]a valoración de la prueba para acreditar la buena fe
exenta de culpa debe realizarse bajo un contexto de realidad social y criminal.
En ese orden, si bien por lo general suelen ser de público conocimiento las
acciones de expendio de drogas, esa regla no se puede trasladar acríticamente a
toda situación41”.

77. El contexto del caso que se resolvió en la SU-424 de 2021, en el marco de


la aplicación de la Ley de Justicia y Paz, puede diferenciarse de la acción
autónoma de extinción de dominio42. En aquel contexto, así como ocurre con
las medidas de restitución que pretenden la cancelación de títulos fraudulentos,
la extinción del dominio de un bien se encuadra en la relación entre víctima y
tercero adquirente, que en general tiende a privilegiar a las víctimas sobre los
terceros adquirentes de buena fe. Particularmente señaló que “la decisión que
afecta el derecho a la propiedad privada de quien adquiere bienes de buena fe,
necesariamente genera una tensión irreconciliable entre sus derechos y los de la
víctima del injusto, que tiene a su favor la garantía del restablecimiento del
derecho. Pero en este enfrentamiento correlativo de derechos, esta Corte ha
sido del criterio que al ponderarlos se han de preferir los intereses de la víctima
sobre los del tercero incidental, pues además de que el delito no puede ser
fuente lícita de derechos, es forzoso dar alcance a los principios de justicia y
reparación”43. Esto no significa que el tercero de buena fe quede desprovisto de
garantías, pues tiene la posibilidad de probar que cuenta con un mejor derecho
sobre el bien que la víctima o que tiene derecho a la compensación.

78. Este fue el contexto del caso resuelto en la SU-424 de 2021 44, en el que se
analizó la buena fe exenta de culpa de terceros opositores en el marco de la Ley
de Justicia y Paz, cuyos derechos se encontraban en tensión con los derechos
de las víctimas, oportunidad en la que concluyó, con fundamento en el acervo
probatorio recaudado, que la actuación de los accionantes se enmarcó en “una
buena fe simple que no puede dar lugar a un mejor derecho que el de la
reparación de las víctimas del conflicto armado a la que se destinan los bienes
en el marco del proceso de justicia transicional”. Dado que las acciones de los
terceros no demostraron un grado de diligencia tal que les permitiera probar
que detentaban un mejor derecho que las víctimas, no había lugar a proteger los
derechos invocados.
41 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia STP 10902-2022. En este caso la Sala de Casación
consideró que, dado que ni a la policía le fue fácil establecer la conducta delictiva, en esas condiciones tampoco al
particular se le podría hacer juicios de exigibilidad que desconocen la situación particular en que se encontraba.
42 Es preciso aclarar que la Ley 975 de 2005 previó disposiciones particulares frente a la extinción de dominio
adelantada bajo este régimen y que depende del proceso de justicia transicional de conformidad con el artículo 24 de la
Ley 975 de 2005, y se diferencia de la acción de extinción de dominio autónoma regida actualmente por la Ley 1708 de
2014 y previamente por la Ley 793 de 2002 tal como se explicó ampliamente en el numeral 4 de la presente providencia.
43 Sala de Casación Penal, Corte Suprema de Justicia Rad. N.º 39858. Reiterado por Rad. N.º 43326 de 2014.
44Especialmente los f.j. 69 a 73.

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79. Al referirse al estándar de buena fe precisado en la sentencia C-327 de


2020, la Sala Plena en la SU-424 de 2021 precisó que:

“Es necesario insistir en que estas aserciones son aspectos que se


tendrán en cuenta en la valoración de la buena fe exenta de culpa, en su
verdadera dimensión. En efecto, dicho fallo no dispuso que la buena fe
exenta de culpa solo se acredita con la verificación de la historia del
inmueble, ni tampoco excluyó, en todo caso, la averiguación sobre las
condiciones del titular del bien; lo que la Corte dijo en esa oportunidad
fue que la condición jurídica del bien era uno de los aspectos que debía
valorarse en contexto con los demás elementos de juicio aportados al
proceso. Sin duda, la sentencia no impuso una única prueba para
establecer la buena fe exenta de culpa, ni tampoco estableció una tarifa
legal, ni mucho menos impidió la sana crítica que tienen los jueces del
caso en la valoración probatoria. La Corte reitera que el análisis de la
buena fe exenta de culpa debe obedecer al contexto y a la dinámica de
los negocios celebrados entre las partes, que será apreciada por el juez
en los casos concretos (…)” (énfasis añadido).

80. El proceso de extinción de dominio tiene como finalidad establecer si un


bien tiene o no origen ilícito y, en caso afirmativo, extinguir el dominio del
titular del bien así adquirido para asignarselo al Estado. Por ello, las variables
de la ecuación son propietario-Estado45 y en ella no se advierte la existencia de
un daño o una víctima concretos, de modo que, tras la acción de extinción de
dominio -a diferencia de lo que ocurre con procesos de reparación como el de
Justicia y Paz-, no se pretende con el resultado del proceso devolver a una
víctima al estado anterior a la afectación.

81. Entre la extinción de dominio regulada en la Ley 793 de 2002 y la


extinción de dominio regulada en la Ley 975 de 2005, la Corte Suprema de
Justicia46 ha identificado algunas diferencias, entre las que se destacan las
siguientes: (i) El objeto: la extinción de dominio procede principalmente contra
bienes ilícitos, salvo que, siendo adquirida legítimamente, su uso atente contra
los recursos naturales y el medio ambiente, mientras que en la Ley de Justicia y
Paz, la extinción procede contra bienes lícitos e ilícitos (arts. 10.2 y 11.5). (ii)
La causa: mientras que en la Ley 793 de 2002 la extinción del dominio es
consecuencia de actividades ilícitas, en la Ley 975 de 2005 dicha extinción es
consecuencia de graves violaciones a los derechos humanos. (iii) La finalidad:
en la Ley 793 de 2002 se pretende sustraer un bien al afectado en favor del
Estado, mientras que la Ley 975 de 2005 tiene un propósito eminentemente
reparador del daño causado a las víctimas. (iv) El destino de los bienes: en la
Ley 793 de 2002 se ordena la tradición del bien a favor de la Nación, mientras
que la Ley 975 de 2005, dispone su destino al Fondo para la Reparación de
Víctimas. Y (v) La competencia: mientras que la acción de extinción de
dominio autónoma corresponde a la Fiscalía General de la Nación y luego a los
Jueces Penales del Circuito Especializado, la acción de extinción de la Ley 975
de 2005 es del resorte de la Sala de Conocimiento de Justicia y Paz del
Tribunal Superior competente.

45 Sala de Casación Penal, Corte Suprema de Justicia radicados N.º 41719 de 2013 y N.º 43326 de 2014.
46 Sala de Casación Penal, Rad. N.º 35370 de 2011, reiterado por Rad. N.º 43326 de 2014

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82. Pero, además de las diferencias propias de dichos regímenes, es innegable


que el estándar de buena fe cualificada exigible a los terceros es igualmente
diferente, al menos por tres motivos. En primer lugar, el universo de los bienes
en el marco de Justicia y Paz sobre los que procede la extinción de dominio es
delimitado, en tanto se trata principalmente de bienes “entregados, ofrecidos o
denunciados por los postulados, así como los identificados por la Fiscalía en el
curso de las investigaciones” en los términos del artículo 17A de la Ley 795 de
200547. No ocurre lo mismo con el universo de bienes sobre los que recae la
extinción de dominio por razón de actividades de la criminalidad común, pues
no toda actividad delictiva -pese a su gravedad- lleva aparejada la extinción de
dominio de los bienes del autor, sino sólo de aquellos respecto de los que sea
predicable alguna de las causales del artículo 16 de la Ley 1708 de 2014.

83. Y, en segundo lugar, los destinatarios de la Ley de Justicia y Paz son los
miembros de un grupo armado organizado al margen de la ley que hayan sido o
puedan ser imputados, acusados o condenados, por hechos delictivos
cometidos durante y con ocasión de la pertenencia a esos grupos, siempre que
se encuentren en el listado que el Gobierno Nacional ha remitido a la Fiscalía
General de la Nación y cumplan las condiciones establecidas en el artículo 10
de la Ley 795 de 2005, de modo que los postulados se encuentran plenamente
identificados y delimitados. No ocurre lo mismo con los autores o partícipes de
la delincuencia común, especialmente cuando su responsabilidad penal no se
encuentra demostrada mediante una sentencia condenatoria en firme sino
cuando se encuentra vinculado a una investigación penal, y aún es cobijado por
la presunción de inocencia y cuenta con el derecho a ejercer su defensa, tras la
cual, puede resultar absuelto. A lo anterior habría que agregar que no toda
responsabilidad penal afecta la licitud de los bienes, pues esta acción tiene
como presupuesto que el bien a extinguir sea producto de dicho ilícito. Por
ello, delitos de considerable lesividad (como aquellos cometidos contra la vida
o la integridad y formación sexuales), pueden no impactar el patrimonio de los
autores o partícipes del ilícito.

84. En tercer lugar, resulta razonable esperar que, en contextos con mayor
influencia del fenómeno del conflicto armado, quien adquiere un bien inmueble
debe asegurarse que no tenga un origen ilícito. En efecto, dada la duración y
naturaleza del conflicto colombiano, especialmente en aquellos territorios con
mayores afectaciones y con marcado protagonismo en procesos de justicia
transicional, es ampliamente conocido el actuar delictivo de los grupos
armados al margen de la ley, que por sus propias dinámicas permean todos los
aspectos de la vida en sociedad -incluyendo la compraventa de bienes
inmuebles-.

85. De lo anterior se desprende que, siguiendo el parámetro establecido en la


SU-424 de 2021, la exigencia en términos de diligencia que es razonable
esperar de los terceros de buena fe -en un escenario en el que los postulados
47 Artículo 17A de la Ley 975 de 2005 adicionado por el artículo 15 de la Ley 1592 de 2012: “Los bienes entregados,
ofrecidos o denunciados por los postulados para contribuir a la reparación integral de las víctimas, así como aquellos
identificados por la Fiscalía General de la Nación en el curso de las investigaciones, podrán ser cautelados de conformidad
con el procedimiento dispuesto en el artículo 17B de la presente ley, para efectos de extinción de dominio.
PARÁGRAFO 1o. Se podrá extinguir el derecho de dominio de los bienes, aunque sean objeto de sucesión por causa de
muerte o su titularidad esté en cabeza de los herederos de los postulados.
PARÁGRAFO 2o. La extinción de dominio de los bienes recaerá sobre los derechos reales principales y accesorios que
tenga el bien, así como sobre sus frutos y rendimientos.”

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están plenamente identificados y los bienes en principio son ofrecidos-, no es


equiparable a la que razonablemente es dable esperar de los terceros de buena
fe frente a la delincuencia común, pues resultaría desproporcionado exigirles
un nivel de formación jurídica tal que les permita conocer cuándo una actividad
típica afecta el patrimonio de un sujeto -al punto de constituir causal de
extinción de dominio-. Máxime cuando las autoridades, que cuentan con los
recursos investigativos y jurídicos, no han desplegado diligentemente las
medidas necesarias para evitar el perjuicio de terceros.

86. A continuación, se estudiará el alcance del certificado de libertad y


tradición como documento idóneo para determinar la situación jurídica
histórica de un bien sujeto a registro.

El certificado de libertad y tradición es el medio dispuesto por el legislador


para conocer la situación jurídica de un bien inmueble

87. El registro de la propiedad inmueble, de acuerdo con el artículo 1º de la


Ley 1579 de 2012, es un servicio público prestado por el Estado a través de
los Registradores de Instrumentos Públicos. Este registro cumple con los
objetivos básicos de: (i) servir de medio de tradición del dominio de los bienes
raíces y de los otros derechos reales constituidos sobre ellos de conformidad
con el artículo 756 del Código Civil; (ii) dar publicidad a los instrumentos
públicos que trasladen, transmitan, muden, graven, limiten, declaren, afecten,
modifiquen o extingan derechos reales sobre los bienes raíces; y (iii) revestir
de mérito probatorio a todos los instrumentos públicos sujetos a inscripción48.

88. A su vez, dicha normatividad somete a registro “todo acto, contrato,


decisión, contenido en escritura pública, providencia judicial, administrativa o
arbitral que implique constitución, declaración, aclaración, adjudicación,
modificación, limitación, gravamen, medida cautelar, traslación o extinción
del dominio u otro derecho real principal o accesorio sobre bienes
inmuebles”49. A las Oficinas de Registro, por su parte, se atribuye la función
de expedir certificados sobre la situación de los bienes inmuebles sometidos a
registro, mediante la reproducción fiel de las inscripciones del folio de
matrícula inmobiliaria.

89. Por su parte, la Corte Suprema de Justicia ha reconocido que la


certificación del Registrador de Instrumentos Públicos está destinada a
cumplir múltiples funciones, entre las que se encuentran las de dar cuenta de
la existencia del inmueble; permitir que se establezca quién es el propietario
actual; proporcionar información sobre los titulares inscritos de derechos
reales principales contra los cuales ha de dirigirse la demanda; instrumentar la
publicidad del proceso, contribuir a garantizar la defensa de las personas que
pudieran tener derechos sobre el inmueble, y hacer las veces de medio para la
identificación del inmueble50. Particularmente, resalta que con la expedición
de la Ley 1579 de 2012, se acentuó la seguridad jurídica frente a la
información contenida en el registro, mostrando que “la decisión registral dejó
de ser una formalidad para fines de oponibilidad y avanzó como herramienta
48 Artículo 2 de la Ley 1579 de 2012 “por la cual se expide el estatuto de registro de instrumentos públicos y se dictan
otras disposiciones.”
49 Ibid. artículo 4º.
50 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil: Rad. 1999-01101-01, de 2006; Rad. 85001-22-08-002-de 2017.

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de verificación jurídica, que incluso puede advertir sobre ilegalidades o


falsedades, de allí que sus anotaciones se presuman, por mandato legal,
veraces y exactas”51.

90. Adicional a que el registro es la forma de perfeccionar ciertos actos


jurídicos, el legislador previó que, por regla general, los títulos o instrumentos
sujetos a este, surten efectos desde la fecha de su inscripción, garantizando así
la oponibilidad de dichos títulos52.

91. De lo anterior puede concluirse que el registro de instrumentos públicos y


su correspondiente certificado de tradición y libertad, es el medio que el
legislador previó para perfeccionar la tradición del dominio de los bienes
raíces y derechos reales53, además de ser la forma de dar publicidad a los actos
que afecten los derechos reales sobre los bienes raíces, hacerlos oponibles 54 y,
por lo mismo, para conocer su situación jurídica en una fecha y hora
determinadas55.

6. Análisis del caso concreto

92. El presente asunto versa sobre la tutela que presentaron María Paulina
Cifuentes de Marín, Diana Marcela Marín Cifuentes y David Leonardo Marín
Cifuentes, contra la providencia de la Sala de Extinción de Dominio del
Tribunal Superior de Bogotá proferida en grado jurisdiccional de consulta,
mediante la cual se extinguió el dominio de los bienes identificados con las
matrículas inmobiliarias 50C-1852557 y 50C-1851929, correspondientes a un
apartamento y un parqueadero respectivamente.

93. Los accionantes aducen que dicha autoridad judicial no valoró


íntegramente las pruebas -incluido el poder otorgado ante notarío por uno de
los dos vendedores y la asesoría de la inmobiliaria-, lo que la llevó a concluir
que los demandantes no obraron con buena fe exenta de culpa, dando a esta
figura un alcance distinto al que la jurisprudencia y la ley le han conferido.

94. En la primera instancia del proceso de extinción de dominio, el Juzgado


Tercero Penal del Circuito Especializado en Extinción de Dominio de Bogotá
reconoció que los bienes objeto de la tutela fueron adquiridos inicialmente por
Rigoberto Arias Castrillón y su progenitora María Elid Castrillón Montoya por
la suma de $336.811.000 en 2012, “época para la cual era ampliamente
conocida por las autoridades la actividad delincuencial que desarrollaba Arias
Castrillón, quien aceptó su responsabilidad a través de la suscripción de un
preacuerdo”56. Sin embargo, refiriéndose a la actuación de los accionantes,
concluyó que “a partir de un análisis del contexto [en el] que se produjo la
51 Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil. Rad. 11001-31-03-013-2009-00217-01.
52 Ibid. artículo 47.
53 De conformidad con el artículo 756 del Código civil Se efectuará la tradición del dominio de los bienes raíces por la
inscripción del título en la oficina de registro de instrumentos públicos. /De la misma manera se efectuará la tradición de
los derechos de usufructo o de uso, constituidos en bienes raíces, y de los de habitación o hipoteca.
54 En ese sentido ha dicho la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil que “el certificado de tradición es el
documento idóneo, pleno y completo, no sólo para acreditar la titularidad y las características del bien, ‘sino también de
los datos antecedentes que allí se registrar como único medio de determinación de la propiedad y de la tradición o
tradiciones de un bien’”. Rad. N.º. 25899-31-03-001-2012-00162-01.
55 De acuerdo con el artículo 72 de la Ley 1579 de 2012, “en virtud de que los certificados de tradición y libertad sobre
la situación jurídica de los inmuebles se expiden en tiempo real respecto de la fecha y hora de su solicitud, su vigencia se
limita a una y otra”
56 Ver, expediente digital “AccionTutela.pdf” folio 60.

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adquisición del apartamento con su correspondiente garaje, se deduce que


actuaron con prudencia, dado que, aunque no conocieron el origen del dinero
con que fue adquirido por sus primigenios propietarios, dicha condición no se
debió a una negligencia o a un propósito premeditado”57.

95. El Juzgado estimó, así mismo, que no era posible reprochar a los
compradores el desconocimiento de que para el momento de la celebración del
contrato, Rigoberto Arias había sido capturado en Venezuela, “exigencia que
va más allá de la diligencia que puede reclamarse a un comprador para el
momento que decide efectuar una transacción comercial, más aún, cuando lo
principalmente verificable, era el certificado de tradición, el cual no
evidenciaba alguna afectación de los inmuebles que pretendían adquirir, ni
mucho menos indicaba que sobre el mismo se siguiera una investigación por
extinción de dominio”58, la cual inició hasta el 6 de mayo de 2013 a pesar de
que desde el 2007 las autoridades tenían conocimiento de su pertenencia a una
red dedicada a actividades ilícitas59.

96. Este Juzgado no encontró tampoco duda de que el origen del dinero con el
que los accionantes compraron el apartamento proviniera de la venta del
apartamento 501 del mismo conjunto residencial La Cascada, y del trabajo en
el negocio Mercatienda del Hogar, de propiedad de la familia adquirente.

97. Lo anterior, sumado al hecho de que la escritura de compraventa se


suscribió por la madre del señor Rigoberto Arias, una de las copropietarias del
bien, quien actuó con poder otorgado ante notario, y a que el negocio se
adelantó con la intermediación de la Agencia Inmobiliaria OIG Bienes Raíces.
Resolvió, en consecuencia, no extinguir el dominio respecto de los
demandantes, aunque sí extinguió el dominio de todos los demás bienes
inmuebles, al acreditar que sus adquirentes no obraron de buena fe60.

98. Por su parte, el Tribunal Superior de Bogotá -Sala de Extinción de


Dominio-, en grado de consulta -pues la providencia de primera instancia no
fue apelada por la fiscalía- concluyó que los demandantes no se cercioraron ni
comprobaron el origen lícito del apartamento, tras considerar que cuando
fueron a la notaría para firmar la escritura, Rigoberto Arias no se presentó y la
razón que ofreció su madre fue que se encontraba fuera del país, pero que ella
tenía el poder autenticado en notaría para firmar la escritura. El Tribunal juzgó
insuficiente esta razón, señalando que “ante la ausencia de uno de los
copropietarios un ciudadano que no ha invertido en bienes raíces no se
conformaría con escuchar que se encontraba fuera del país, llamaría su
atención que el poder fue autenticado en Colombia y no en el exterior, ni por
medio del Consulado”61.

99. Así mismo, al referirse a la participación de la inmobiliaria en el negocio

57 Ibid.
58 Ibid. folio 62.
59 De conformidad con la sentencia del Juzgado Noveno Penal del Circuito Especializado de Bogotá, las autoridades
establecieron que para el 2008, tras la extradición de Carlos Mario Jiménez, alias “Macaco”, Rigoberto Castrillón asumió
el liderazgo de la banda criminal “Cordillera”. Ver expediente digital “2.1.-SEGUNDA INSTANCIA TRIBUNAL.pdf”, p.
102 y ss.
60 Ver expediente digital “AccionTutela.pdf”, sentencia N.º 031 del 21 de agosto de 2018, rad. 12597 ED, Juzgado
Tercero del Circuito Especializado en Extinción de Dominio de Bogotá.
61 Ver expediente digital “AccionTutela.pdf”, folio 43.

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de compraventa, el Tribunal señaló que “cualquier persona en su lugar no se


habría conformado por negociar con la mediación de una inmobiliaria, sino
que habría demostrado qué acciones adelantaron para verificar que los
propietarios eran quienes aparecían en el certificado de tradición que dijeron
observar”62, exigiendo de esta manera una actividad diligente frente a los
vendedores y no frente a los bienes objeto de la compraventa, como la
entendió la Corte en la Sentencia C-327 de 2020.

La providencia atacada no incurre en defecto sustantivo

100. A juicio de los accionantes la sentencia de extinción fue adoptada sin


ningún sustento normativo del cual pudiera desprenderse una trasgresión que
justificara la imposición de la consecuencia jurídica definida por el Tribunal.
Sin embargo, tal reclamo no está llamado a prosperar por las siguientes
razones.

101. Como se precisó anteriormente (supra 4) la acción de extinción de


dominio tiene fundamento constitucional y permite legítimamente recuperar
bienes a favor del Estado cuando estos tienen un origen ilícito. Si bien los
argumentos de la demanda en relación con este defecto sustantivo no son del
todo claros, no cabe, sin embargo, afirmar que el proceso de extinción de
dominio no cuente con sustento jurídico en el caso presente puesto que se
cumplen los requisitos para su procedencia dado que los bienes fueron
adquiridos por Rigoberto Arias, quien se dedicaba a actividades delictivas de
concierto para delinquir agravado; fabricación, tráfico, porte o tenencia de
armas de fuego, accesorios, partes o municiones; fabricación, tráfico y porte
de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas
Armadas o explosivos; y, tráfico, fabricación o porte de estupefacientes. El
origen ilícito de los bienes -no desvirtuado-, en principio, no se sanea con la
tradición del bien pues, como precisó la Corte en la Sentencia C-327 de 2020,
“cuando un bien guarda una relación directa o indirecta con una actividad
ilícita, los vicios de ilegalidad pueden ser trasladados a los terceros que los
adquieren sucesivamente, con la limitante de la buena fe que, según la Ley
1708 de 2014, debe ser exenta de culpa”.

102. La decisión objeto de la tutela fue adoptada en grado jurisdiccional de


consulta, de conformidad con el artículo 147 de la Ley 1708 de 2014 y que
permite al superior jerárquico decidir “sin limitación sobre la providencia”, de
conformidad con el artículo 72 inciso segundo del precitado Código.

103. Finalmente, el requisito de la buena fe exenta de culpa que se exige a


los demandantes como límite a la acción de extinción de dominio, encuentra
pleno sustento en el artículo 7º de la Ley 1708 de 2014, en concordancia con
el artículo 152 de la misma ley. Este último artículo establece la carga de la
prueba que se exige para la oposición a la demanda, conforme a la cual los
afectados deben allegar los medios de prueba requeridos para demostrar el
fundamento de su oposición so pena de que prospere la extinción del derecho
de dominio.

104. Dado que no se configuró el defecto sustantivo, resta por analizar si se

62 Ibid. folio 44.

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configuró un defecto fáctico.

La providencia atacada incurre en defecto fáctico

105. Corresponde a la Sala definir si el Tribunal incurrió en defecto fáctico al


valorar las actuaciones desplegadas por los demandantes y concluir su falta de
diligencia y cuidado en la compra de los inmuebles objeto de extinción de
dominio.

106. Como se expuso anteriormente, la buena fe exenta de culpa exige no


solo la conciencia de actuar conforme a derecho, sino también adelantar
acciones para verificar la situación jurídica del bien que se pretende adquirir,
como, entre otras, la consulta del certificado de libertad y tradición -medio
establecido por el legislador para la publicidad de los actos sujetos a registro-.

107. En el presente caso es necesario comenzar por recordar que la Fiscalía


Delegada Especializada N.º 43 de la Unidad Nacional de Extinción de
Dominio y Lavado de Activos, asumió conocimiento y abrió fase inicial el 5
de junio de 201363. No obstante, sólo hasta el 8 de marzo de 2014 se
decretaron las medidas cautelares que fueron a su vez registradas el 9 de mayo
siguiente en el certificado de tradición y libertad64.

108. Por tal razón, para la fecha en que los accionantes adquirieron los
inmuebles, en el folio de matrícula inmobiliaria no aparecía ninguna anotación
relacionada con el proceso de extinción de dominio ni con limitaciones del
dominio. En la anotación N.º 4 del certificado sólo aparecía el levantamiento
de la hipoteca constituida sobre el inmueble y en la que intervinieron Urbe
Capital S.A. y el Banco Davivienda S.A. y tiene fecha del 30 de enero de
2013.

109. En la anotación N.º 3 del mencionado certificado de libertad y tradición,


de fecha de 30 de enero de 2013, aparecía el registro del contrato de
compraventa celebrado por Urbe Capital S.A., como vendedor, con Rigoberto
Arias Castillón y María Elid Castrillón, como compradores. La urbanización
de la que forman parte los inmuebles fue constituida por escritura 8175 del 3
de septiembre de 2010. Las mismas anotaciones aparecían respecto del
parqueadero, inmueble identificado con número de matrícula 50C-1851929.

110. Como se observa, de los certificados de libertad y tradición no resultaba


razonable deducir sospecha alguna sobre la situación jurídica de los bienes
que se pretendían adquirir. La Sala advierte que, aun cuando la fiscalía
consideraba de público conocimiento el actuar criminal de Rigoberto Arias, es
claro que ella no fue diligente en la fase inicial para decretar las medidas
cautelares de embargo y secuestro, que solo tuvieron lugar el 8 de marzo de
2014. Es decir, casi un año después de la captura de Rigoberto. Como
establece el artículo 88 del C.E.D. las medidas cautelares proceden cuando
existan elementos de juicio suficientes que permiten considerar su probable
vínculo con alguna causal de extinción de dominio.

63 Ver expediente digital, “2.1.-11001312000320150006500_C001(002) 0001.pdf”, folio 11.


64 De conformidad con el certificado de tradición y libertad del inmueble con número de matrícula 50C-1852557,
mediante anotación N.º 6 de fecha de 9 de mayo de 2014 con radicación 2014-40670 se sienta el embargo del bien con
ocasión del proceso de fiscalía 43 de Extinción de Dominio.

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111. Pese a que la fiscalía es enfática en señalar que el prontuario


delincuencial de Rigoberto Arias era de “público conocimiento”, no se
evidencia en el actuar de la fiscalía la diligencia que ameritaba la presunta
notoriedad de la información. Máxime si se tiene en cuenta que afirma que
desde 2008 se tenía conocimiento de que alias “Rigo” hacía parte de la banda
delincuencial “Cordillera” y “Los Rolos” -y que la acción de extinción de
dominio por su naturaleza autónoma no requiere de una sentencia
condenatoria en materia penal-, y sin embargo, sólo hasta 2014 acudió a las
medidas cautelares para perseguir los bienes de Rigoberto Arias. Se resalta, en
todo caso, que la información que tiene la fiscalía por su calidad de ente
investigador es privilegiada.

112. En efecto, es claro que la información con la que cuentan los


particulares no es comparable con la que tiene la fiscalía que, en calidad de
ente investigador y titular de la acción de extinción de dominio, dispone
incluso de información reservada hasta cierto punto de la investigación. En
efecto, tal información le es en muchos casos ajena a los particulares, aun
cuando se trata de información que no está sujeta a reserva. Por ello, el deber
de diligencia que recae sobre la fiscalía es en este sentido mayor que el que
cabe esperar de los particulares. En el caso concreto, no es procedente el
reclamo de la fiscalía en el sentido de que los ciudadanos debían conocer -por
la vía de los medios de comunicación- la información criminal de Rigoberto
Arias, cuando desde el 2008 la propia fiscalía conocía su actuar y solo hasta
2014 adelantó las medidas cautelares.

113. Ahora bien, el Tribunal cuestiona que los demandantes no hubieran


indagado con más profundidad sobre las razones por las cuales uno de los
vendedores no se presentó en la notaría para suscribir la escritura pública.
Frente a ello, el Tribunal considera sospechoso que pese a la afirmación de
que el vendedor se encontraba fuera del país, el poder hubiera sido autenticado
en Colombia y no en el exterior ni por medio de Consulado. No obstante, el
Tribunal no analizó la circunstancia de que el poder fue otorgado el 14 de
febrero65 y que la escritura de compraventa se firmó el 10 de mayo siguiente 66,
casi tres (3) meses después, lapso durante el cual la ubicación del poderdante
no necesariamente debía coincidir. Sostener sin fundamento fáctico, como lo
hizo el Tribunal, que encontrarse en un momento dado fuera del país hace
sospechoso el otorgamiento de un poder en Colombia, desconoce que el poder
otorgado ante notario cuenta con pleno valor probatorio, pues además de estar
revestido por la fe pública y la plena autenticidad propia de la función pública
notarial en virtud de la ley, su legalidad no fue puesta en duda en ningún
momento del trámite de extinción de dominio.

114. En efecto, la compraventa fue protocolizada mediante la escritura


pública N.º 941 de 10 de mayo de 201367 en la Notaría Treinta y Cinco del
Círculo de Bogotá, a la que compareció la señora María Elid Castrillón en
nombre propio y en representación de Rigoberto Arias Castrillón, ambos

65 Ver expediente digital “ 2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 1.pdf, folio 208.”


66 De conformidad con el certificado de existencia y representación legal allegado, Urbe Capital S.A. tiene por objeto
social la adquisición y enajenación de bienes raíces, la urbanización y parcelación de tierras, la ejecución de obras de
ingeniería civil, entre otras.
67 Ver expediente digital, “2.1.-11001312000320150006500_C001(023) 0001.pdf” folio 14.

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Expediente T-8.981.210
Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

copropietarios de los bienes objeto de la compraventa. La Notaría reconoció, y


así consta en la escritura pública, que María Elid Castrillón actuó de
conformidad con el poder especial que fue debidamente otorgado ante notario
público el 14 de febrero de 2013 en la Notaría Segunda de Villavicencio bajo
el código Ba00456017268, el cual fue anexado en debida forma69.

115. Los accionantes señalaron que nunca tuvieron contacto con Rigoberto
Arias, no solo porque no acudió a la notaría, sino porque el negocio jurídico se
hizo con la intermediación de la Agencia Inmobiliaria OIG -Bienes Raíces
Organización Inmobiliaria y Garantías Limitada-, incluido el trámite de firma
de la escritura pública.

116. Tal como se constató en el proceso, los accionantes y compradores eran


dueños del apartamento 501 del mismo conjunto residencial. Sin embargo, en
busca de un apartamento más grande, encontraron varios anuncios de la
agencia inmobiliaria que publicitaba entre otros el 1203. De modo que la
relación comercial de compraventa fue posible por la intermediación de la
agencia inmobiliaria a través de una asesora comercial 70 quien confirmó que el
inmueble objeto de compraventa se encontraba en consignación en su
inmobiliaria para la venta71.

117. La intermediación de la inmobiliaria en este caso fue determinante para


la celebración del contrato. En efecto, los demandantes conocieron de la oferta
de venta que existía sobre el inmueble con ocasión a los avisos que la
inmobiliaria publicó sobre el mismo72, no siendo el único bien que la
inmobiliaria ofrecía en el mismo conjunto residencial. Tal como lo afirmó el
Juzgado Tercero, es indiscutible que la intermediación de una inmobiliaria
generara confianza en los compradores respecto del origen lícito de un bien 73.
En efecto, las agencias inmobiliarias por su especial conocimiento del
mercado facilitan la celebración de un negocio comercial. Especialmente,
debe resaltarse que fue con ocasión de la publicidad de la agencia que los
compradores tuvieron conocimiento de la venta del inmueble en cuestión.

118. De conformidad con el certificado de existencia y representación, el


objeto social principal de OIG -Bienes Raíces Organización Inmobiliaria y
Garantías Limitada-, con NIT 900156501-3, es la administración, promoción,
corretaje, compra y venta de finca raíz, avalúo de la propiedad inmueble y en
general todos los negocios relacionados con esta, así como también, la
celebración de todo tipo de actos jurídicos necesarios o convenientes para la
consecución del objeto social. En este caso quien asesoró a los demandantes
fue la señora Hilda María Ríos Dueñas, quien además de ser asesora comercial
es la gerente principal y representante legal de OIG 74. De conformidad con la
declaración extraprocesal rendida por la señora Hilda María Ríos ante la

68 Ver expediente digital, “2.1.-11001312000320150006500_C001(025) 0001.pdf” folios 3 y 4.


69 Ibid.
70 Ver expediente digital, “2.1.-OPOSICION 4.pdf” folio 241.
71 Ibid. folio 242. Así lo conformó la asesora de OIG Hilda María Ríos Dueñas y se corroboró con la respuesta al
derecho de petición suscrito por David Steban Sánchez Ríos del departamento de contabilidad de OIG Bienes Raíces por
solicitud de los demandantes con fecha de 25 de junio de 2014. Ver expediente “2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 2.pdf”
folio 71.
72 Ver expediente digital: “2.1.-mvi_0406.mp4” a partir del minuto 4:50 del testimonio de David Leonardo.
73 Ibid.
74 Ver expediente digital “2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 2.pdf” folios 67 a 69.

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Notaría Cincuenta y Uno del Círculo de Bogotá, su oficio es la representación


legal de OIG Bienes Raíces Ltda.75. De todo lo anterior, se desprende que OIG
no es cualquier intermediario, sino que intervino en el negocio jurídico como
un experto corredor inmobiliario, con amplia experiencia en el sector
inmobiliario76. Por ello, los demandantes denunciaron penalmente a la señora
Hilda María Ríos Dueñas77.

119. Ahora bien, es necesario reiterar que, de acuerdo con la jurisprudencia


de esta corporación, la buena fe y la debida diligencia son exigibles, en
principio, respecto de los bienes objeto de la operación jurídica y no de las
personas que transfieren el dominio78. No obstante, los argumentos del
Tribunal se centraron en la presunta notoriedad del vendedor y de la
persecución que la justicia penal adelantaba en su contra. La valoración que
realizó se enfocó en las actuaciones que, de acuerdo con su deber de
diligencia, debieron realizar los compradores sobre el vendedor. Los
adquirentes observaron, sin embargo, que su deber se refería a verificar la
licitud del bien y que para ello se asesoraron de un agente especializado en
materia inmobiliaria y que no había anotación alguna en el certificado de
tradición y libertad de los bienes objeto de la transacción. Las medidas
cautelares sobre los bienes objeto de la compraventa, como ya se dijo, fueron
decretadas el 8 de marzo de 2014.

120. En relación con la situación del vendedor Rigoberto Castrillón al


momento de suscribir la escritura pública de compraventa, esto es, el 10 de
mayo de 2013, es preciso señalar que no había tenido lugar su captura, la cual
ocurrió en Venezuela el 27 de mayo de 2013 79 y fue legalizada el 28 de mayo
del mismo año ante el Juzgado Cincuenta y Nueve Penal Municipal con
Función de Control de Garantías de Bogotá80.

121. Según afirmó la fiscalía y lo ratificó el Tribunal, los compradores


debían conocer la ilicitud del origen de los bienes por cuenta de que la policía
Metropolitana de Bogotá publicó la fotografía de Rigoberto Arias Castrillón
en el periódico El Tiempo81, medio de comunicación de alta circulación. Por
tanto, eran de conocimiento público las actividades ilícitas de Rigoberto Arias
y, en consecuencia, los demandantes conocieron de la misma o al menos,
debieron conocerla82.

122. Esta inferencia del Tribunal desborda las exigencias de diligencia y


cuidado que se espera de los ciudadanos, más aún cuando actúan ante
entidades del Estado o de particulares que prestan funciones públicas, como
los notarios. En el presente caso el Tribunal reprocha a los demandantes que

75 Ver expediente digital “2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 2.pdf” folio 74.


76 De conformidad con el certificado de existencia y representación Hilda María Ríos Dueñas fue nombrada
representante legal por documento privado de asamblea de asociados de 1 de junio de 2007, inscrita el 20 de junio de
2007. Ibid.
77 Ver expediente digital, “2.1.-OPOSICION 4.pdf” folios 26 a 28.
78 Cfr. Corte Constitucional sentencia C-327 de 2020.
79 Ver expediente digital “2.1.-SEGUNDA INSTANCIA TRIBUNAL.pdf” folio 8.
80 Según el acta de audiencia preliminar, la captura se realizó el 27 de mayo de 2013 a las 13:50 horas en el aeropuerto
en Bogotá por deportación efectuada desde Venezuela con ocasión de la orden de captura de fecha de 20 de febrero de
2013, emitida por el Juzgado Tercero Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Valledupar. Ver expediente
“2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 2.pdf” folio 113.
81 Ver expediente digital “2.1.-CUADERNO PRINCIPAL 3.pdf” folio 281.
82 Ibid. folio 314.

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no hubieran indagado con más profundidad por la ausencia de uno de los


vendedores del bien, cuando la firma de la escritura de compraventa se hizo en
la Notaría Treinta y Cinco del Círculo de Bogotá, conforme al ordenamiento
jurídico, en cuanto permite que un contrato se celebre mediante apoderado,
cuyo poder, por otra parte, fue igualmente conferido ante notario, sin que en
ninguna de las notarías se cuestionara la legalidad de tales actuaciones.

123. En el caso concreto no era exigible que los compradores conocieran de


los reportes periodísticos publicados, por varias razones. En primer lugar, el
análisis que hace el Tribunal en sentencia del 10 de junio de 2022 -es decir,
cerca de diez años después de que se hubiera producido la captura-, adolece de
un “efecto retrovisor” pues claramente la información que muestran los
motores de búsqueda cambia con el tiempo. Una búsqueda efectuada al
momento de fallar puede ser sustancialmente distinta a la que se adelante
sobre el mismo hecho pero una década atrás. No es posible medir el grado de
visibilidad que puede tener una persona, después de que se ha probado su
responsabilidad penal, y afirmar que dicha visibilidad se puede retrotraer al
momento en que apenas había orden de captura. Especialmente teniendo en
cuenta que la información que se muestra en internet varía según el motor de
búsqueda que se emplee, y muchos medios de comunicación supeditan el
acceso a la información al pago de la suscripción. Adicionalmente, no es
exigible consultar un determinado medio de comunicación, dada la
multiplicidad de medios existentes y la diversidad de su forma de transmisión,
incluyendo aquellos radiales y televisivos. De allí podría señalarse que no hay
una obligación del ciudadano de conocer una determinada noticia periodística.

124. En el mismo sentido, tampoco era exigible a los compradores que


buscaran en internet el nombre del vendedor. Por un lado, el vendedor había
estado el 14 de febrero de 2013 (menos de un mes antes de la firma de la
escritura) en una notaría autenticando un poder, para lo cual tuvo que haber
presentado su documento de identidad, y pese a ello, la Notaría Segunda de
Villavicencio (E) autenticó el poder sin alertar de la comparecencia de alias
“Rigo” a las autoridades. Por otro lado, la publicación tampoco constituye
verdad procesal. De hecho, si bien los medios anunciaron en febrero de 2013
la captura en Venezuela de alias “Rigo”83, en el acta de legalización de captura
consta que ésta se dio el 27 de mayo de 2013 en Bogotá y se impartió
legalidad el día siguiente. La cercanía de la ocurrencia de los hechos en este
caso -captura y compraventa- hace necesario preguntarse hasta qué momento
es esperable que se adelante la indagación por parte del comprador. Dado que
la compraventa de un bien inmueble es un negocio jurídico solemne, toma
tiempo y las circunstancias pueden cambiar a lo largo de su negociación y
perfeccionamiento. Es posible que al momento en que se adelantara la etapa
precontractual la noticia no hubiera sido publicada. Sin embargo, tampoco es
razonable exigir de los compradores que hagan permanentemente un rastreo
en los medios de comunicación, hasta el instante anterior a la firma de la
escritura pública para dar por satisfecha la buena fe exenta de culpa. Lo
anterior sería a todas luces desproporcionado.

125. En este caso el Tribunal omitió valorar en su conjunto que los


compradores adquirieron el apartamento tras la venta del que antes tenían

83 Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12753943.

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dentro del mismo conjunto residencial. Además, a este apartamento llegaron


por la actividad de la agencia inmobiliaria y no por una relación previa con los
vendedores. En el proceso de extinción de dominio no se establece ningún
indicio de que entre vendedores y compradores hubiera existido una relación
previa a la compraventa del inmueble en cuestión.

126. Lo cierto es que la vinculación de Rigoberto Castrillón con actividades


delincuenciales estuvo detectada desde 2006, sin que las autoridades
adelantaran ninguna actuación tendiente a limitar el dominio de sus bienes ni
siquiera como medida cautelar, lo que de haberse hecho de manera oportuna,
habría impedido que se adelantara cualquier acto de disposición sobre el
mismo, en perjuicio de terceros de buena fe 84, sumado al hecho de que ni la
inmobiliaria ni la Notaría advirtieron irregularidad alguna en la transacción.

127. El Tribunal, sin embargo, señaló que los accionantes no adelantaron una
actividad diligente frente a los vendedores pues no era suficiente hacerlo sólo
respecto de los bienes objeto de la compraventa, como la entendió la Corte en
la Sentencia C-327 de 2020. Sobre el particular es necesario precisar que el
estándar de diligencia y cuidado fijado en la sentencia SU-424 de 2020 es
exigible en contextos de justicia transicional -que incluye el mandato de
protección, reparación y garantía de no repetición de las víctimas del
conflicto-

128. La Sala comparte, en todo caso, que la buena fe exenta de culpa exige un
comportamiento diligente orientado a verificar no sólo la situación jurídica del
inmueble sino, en determinados contextos, una mayor diligencia para indagar
por el vendedor, en particular cuando se trata de hechos notorios relacionados
con sus actividades presuntamente delictivas.

129. Por tales razones, la exigencia de mayor diligencia en el caso concreto


ciertamente no podía limitarse al análisis del certificado de tradición y libertad,
como lo entendió el Tribunal, pero tampoco permitía exigirle al comprador la
verificación de la situación del vendedor a partir de las noticias publicadas en
los medios de comunicación antes de su captura, por cuanto ello resultaba
desproporcionado. En el caso concreto se corroboró que los compradores
conocieron de la oferta del apartamento pues vivían en el mismo conjunto
residencial, no conocieron personalmente a Rigoberto Arias, el negocio lo
adelantaron mediante una agencia inmobiliaria, el inmueble no tenía ninguna
anotación, se allegó poder para enajenar válidamente otorgado en notaría, y se
formalizó la compraventa del inmueble también a través de notaría. Visto en
conjunto, los accionantes fueron diligentes y no contaban con razones que los
llevaran a dudar sobre la legalidad del bien que estaban adquiriendo.

130. En efecto, la acción de extinción de dominio sobre los bienes de los


accionantes se inició como consecuencia de la actividad delictiva del
84 En sentencia T-821 de 2014, la Sala Tercera de Revisión de la Corte Constitucional estudió un caso en el que las
autoridades judiciales omitieron de un lado vincular a terceros de buena fe en el proceso de extinción de dominio, y de
otro, adelantar el correspondiente registro de la sentencia extintiva de dominio. En esta oportunidad la Sala determinó que
“estas dos omisiones terminaron por generar un escenario en el que la actora, de buena fe y actuando amparada en la
información que reposaba en el folio de matrícula del inmueble, decidió celebrar un negocio jurídico sobre un bien,
desconociendo que se trataba de un inmueble sobre el cual pesaba una declaratoria judicial de extinción de dominio, y
teniendo que soportar ahora las graves consecuencias que para sus intereses legítimos genera la declaratoria de extinción
de dominio. Todo ello agravado por el hecho de que la accionante no cuenta con ningún mecanismo de defensa judicial
que le permita hacer valer el derecho que legítimamente adquirió”. En consecuencia, encontró vulnerado el derecho al
debido proceso.

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vendedor, Rigoberto Arias, la cual consistía en delitos de peligro cuya víctima


es la sociedad en su conjunto. Su captura, sin embargo, se realizó días después
de celebrado el negocio de compraventa y las medidas cautelares sobre los
bienes objeto de dicho negocio -decretadas en el proceso de extinción de
dominio-, sólo fueron registradas en mayo de 2014, un año después de
celebrada la compraventa. Este negocio jurídico, por otra parte, tuvo lugar en
la ciudad de Bogotá, ciudad con un alto tráfico comercial 85 pero de menor
impacto por el accionar paramilitar.

131. Por lo anteriormente expuesto, la Sala concluye que la providencia


atacada incurre en defecto fáctico al valorar las actuaciones desplegadas por
los demandantes y concluir su falta de diligencia y cuidado en la compra de
los inmuebles objeto de extinción de dominio.

III. SÍNTESIS DE LA DECISIÓN

132. Con fundamento en las anteriores consideraciones, la Sala Sexta de


Revisión decide revocar las sentencias de tutela de 4 de agosto de 2022,
proferida por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia,
mediante la cual confirmó la sentencia de 5 de julio de 2022 de la Sala de
Decisión de Tutelas Nº 1 de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia, en cuanto negó la solicitud de tutela presentada por los accionantes
con el objeto de obtener la protección de sus derechos fundamentales al
debido proceso, vida digna y propiedad privada, que consideraron vulnerados
como consecuencia de la decisión de la Sala de Extinción de Dominio del
Tribunal Superior de Bogotá, en sede jurisdiccional de consulta, de extinguir
su derecho de dominio sobre un apartamento y un parqueadero ubicados en la
ciudad de Bogotá.

133. La Sala encuentra que la providencia de la Sala de Extinción de


Dominio del Tribunal Superior de Bogotá incurrió en defecto fáctico al valorar
las actuaciones desplegadas por los accionantes y concluir en su falta de
diligencia y cuidado en la compra de los inmuebles objeto de extinción de
dominio, razón por la que decide dejarla sin efectos y, en su lugar, confirmar
la sentencia de primera instancia proferida por el Juzgado Tercero Penal del
Circuito Especializado de Extinción de Dominio de Bogotá, en cuanto
resolvió negar la extinción del derecho dominio sobre los inmuebles de los
accionantes y ordenó el levantamiento de las medidas que limitaban su uso,
goce y disposición.

134. De conformidad con la jurisprudencia constitucional, reiterada en esta


oportunidad, no existe una tarifa legal respecto de los actos exigibles a los
terceros para probar su buena fe exenta de culpa, pues su acreditación
depende, en cada caso, del contexto en el que se hubiere desarrollado el
negocio jurídico de transferencia de los bienes objeto de extinción de dominio.
Precisamente por ello, la Sala encontró configurado el defecto fáctico por
indebida valoración de elementos probatorios que prueban que, en el presente
caso y teniendo en cuenta el contexto en el que se desenvolvió la

85 En la sentencia SU-424 de 2020 fue un elemento relevante para analizar el defecto fáctico, las características del bien
adquirido en la negociación teniendo en cuenta que está ubicado en la ciudad de Barranquilla que ha sido afectada
significativamente por la actividad paramilitar.

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compraventa, los accionantes son terceros de buena fe exenta de culpa, tales


como la falta de anotaciones antecedentes en el certificado de tradición y
libertad del inmueble a pesar de que las autoridades venían adelantando
investigación sobre las actividades supuestamente delictivas de uno de sus
propietarios; el hecho de que la negociación, incluida la gestión notarial, se
adelantó íntegramente con la intermediación de la agencia inmobiliaria -
legalmente constituida-, que tenía en consignación el bien objeto de la
transacción, desconociendo de esa manera que la intermediación de una
inmobiliaria en este tipo de negocios es susceptible de generar razonable
confianza en los compradores por cuanto se trata de una intermediación
cualificada y experta; el hecho de que los accionantes pagaron el valor del
inmueble con el producto de la venta de otro apartamento de su propiedad en
el mismo conjunto residencial. Además, exigió a los compradores una carga
excesiva en relación con la verificación de los antecedentes de uno de los
vendedores -a quien se atribuyen antecedentes delictivos-, a pesar de no haber
intervenido personalmente en la negociación, y de que los bienes los
adquirieron directamente a la constructora. Tampoco tuvo en cuenta que la
firma de la escritura se realizó ante notario sin ninguna objeción y que el
poder había sido otorgado igualmente ante notario, resultando así en una
exigencia superior a la que se espera de servidores como los notarios que
pueden contar con más información.

135. El Tribunal, sin embargo, señaló que los accionantes no adelantaron una
actividad diligente frente a los vendedores pues no era suficiente hacerlo sólo
respecto de los bienes objeto de la compraventa, como la entendió la Corte en
la Sentencia C-327 de 2020. Sobre el particular la Sala precisa que el estándar
de diligencia y cuidado fijado en la precitada sentencia es exigible en
contextos de justicia transicional -que incluye el mandato de protección,
reparación y garantía de no repetición de las víctimas del conflicto-

136. La Sala reitera, en todo caso, que la buena fe exenta de culpa exige un
comportamiento diligente orientado a verificar no sólo la situación jurídica del
inmueble sino, en determinados contextos, una mayor diligencia para indagar
por el vendedor, en particular cuando se trata de hechos notorios relacionados
con sus actividades presuntamente delictivas.

137. Por tal razón, la exigencia de mayor diligencia en el caso concreto


ciertamente no podía limitarse al análisis del certificado de tradición y
libertad, como lo entendió el Tribunal, pero tampoco permitía exigirle al
comprador la verificación de la situación del vendedor a partir de
informaciones de prensa publicadas mucho tiempo antes de su captura, por
cuanto ello resulta desproporcionado, especialmente atendiendo a las
circunstancias específicas en las que se encontraban los compradores.
138. En consecuencia, la Sala Sexta de Revisión decide tutelar el derecho
fundamental de los demandantes al debido proceso, al encontrar configurado
el defecto fáctico en la providencia judicial cuestionada.

I. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Sala Sexta de Revisión de Tutelas de la Corte


Constitucional, en nombre del pueblo y por mandato de la Constitución,

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RESUELVE:

PRIMERO. REVOCAR las sentencias de tutela de 4 de agosto de 2022,


proferida por la Sala de Casación Civil de la Corte Suprema de Justicia,
mediante la cual confirmó la sentencia de 5 de julio de 2022 de la Sala de
Decisión de Tutelas Nº1 de la Sala de Casación Penal de la Corte Suprema de
Justicia en cuanto negó la tutela de referencia, la cual igualmente se revoca. En
consecuencia, AMPARAR los derechos fundamentales del debido proceso de
los accionantes.

SEGUNDO. DEJAR SIN EFECTOS la decisión de la Sala de Extinción de


Dominio del Tribunal Superior de Bogotá en cuanto declaró la extinción de
dominio de los bienes con matrículas inmobiliarias 50C-1852557 y 50C-
1851929, y, en su lugar CONFIRMAR la sentencia de primera instancia
proferida por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado de Extinción
de Dominio de Bogotá, en cuanto resolvió negar la extinción del derecho
dominio sobre dichos inmuebles y ordenó el levantamiento de todas las medidas
que pesaban y limitaban su uso, goce y disposición, así como de las de
suspensión del poder dispositivo sobre dichos bienes, por las razones expuestas
en esta providencia.

TERCERO. LIBRAR, por la Secretaría General de la Corte Constitucional, la


comunicación de que trata el artículo 36 del Decreto ley 2591 de 1991, para los
efectos allí contemplados.

Comuníquese y cúmplase.

ANTONIO JOSÉ LIZARAZO OCAMPO


Magistrado

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada
Con salvamento de voto

CRISTINA PARDO SCHLESINGER


Magistrada

ANDREA LILIANA ROMERO LOPEZ


Secretaria General

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SALVAMENTO DE VOTO DE LA MAGISTRADA


PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA

BUENA FE SIMPLE Y BUENA FE EXENTA DE CULPA-


Diferencias (Salvamento de voto)

ACCION DE TUTELA CONTRA PROVIDENCIAS JUDICIALES-


Improcedencia por inexistencia de defecto fáctico (Salvamento de voto)

(…) el Tribunal concluyó acertadamente que el prontuario de alias “Rigo”


era un hecho notorio y de público conocimiento o, cuando menos, que los
vendedores habrían podido enterarse del mismo con una simple búsqueda de
su nombre en internet. Lo anterior, descarta que los compradores hubieran
obrado con buena fe calificada. Por tanto, la providencia atacada no incurrió
en defecto fáctico y ha debido ser confirmada.

Expediente: T-8.981.210

Referencia: sentencia T-369 de 2023

Magistrado ponente: Antonio José Lizarazo


Ocampo

Con el acostumbrado respeto por las decisiones adoptadas por la Sala Sexta de
Revisión, suscribo el presente salvamento de voto en relación con la sentencia
T-369 de 2023. Esto, porque en mi criterio, la Sala de Extinción de Dominio
del Tribunal Superior de Bogotá (en adelante, el “Tribunal”) no vulneró el
derecho fundamental al debido proceso de los accionantes, al extinguir el
dominio de los bienes con matrículas inmobiliarias 50C-1852557 y 50C-
1851929, mediante la sentencia de 10 de junio de 2022 (en adelante, la
“sentencia cuestionada”). Por lo tanto, a diferencia de lo que concluyó la
mayoría de la Sala, considero que esta decisión debió haber sido confirmada y
el amparo negado.

La mayoría de la Sala concluyó que la sentencia cuestionada debía ser


revocada con fundamento en dos premisas. Primera, la decisión del Tribunal
se fundamentó en un estándar de acreditación de la buena exenta de culpa de
los terceros adquirentes de bienes inmuebles de origen ilícito, que son
vinculados a procesos de extinción de dominio, que impone a los compradores
cargas desproporcionadas. Segundo, el Tribunal “incurrió en defecto fáctico al
valorar las actuaciones desplegadas por los demandantes y concluir su falta de
diligencia y cuidado en la compra de los inmuebles objeto de extinción de
dominio”.

Discrepo de la conclusión de la mayoría. En mi criterio, el estándar que la


mayoría adoptó para acreditar la buena fe exenta de culpa de los terceros
adquirentes de bienes inmuebles de origen ilícito desconoce la jurisprudencia

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Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

constitucional y restringe severamente la finalidad y efectividad de la acción


de extinción de dominio: perseguir los bienes adquiridos mediante
enriquecimiento ilícito, así como combatir la criminalidad y la ilegalidad
mediante de la eliminación de los incentivos económicos inherentes a estos
fenómenos86 (I infra). Además, considero que en este caso el Tribunal no
incurrió en defecto fáctico, puesto que llevó a cabo una valoración razonable
de los elementos probatorios que fueron aportados por la Fiscalía 43
especializada, así como las pruebas practicadas durante el proceso de
extinción de dominio. Estas pruebas demostraban que los accionantes no eran
terceros adquirentes de buena exenta de culpa, puesto que, para la fecha de la
suscripción de las escrituras públicas, era un hecho notorio y de público
conocimiento que alias “Rigo” era el líder de los grupos criminales
“Cordillera” y “Los Rolos” dedicados al tráfico de estupefacientes y la
extorsión principalmente en el sector del “Bronx” de Bogotá, hechos por los
cuales era requerido mediante circular azul de la Interpol (II infra).

I. La mayoría de la Sala adoptó un estándar de acreditación de la


buena exenta de culpa de los terceros adquirentes que desconoce
la jurisprudencia constitucional

La mayoría de la Sala determinó que la buena fe exenta de culpa del tercero


adquirente de bienes inmuebles de origen ilícito en procesos de extinción de
dominio se acredita, en principio, si los compradores llevaron a cabo una
verificación de la situación jurídica del inmueble. En concreto, indicó que (i)
“la buena fe y la debida diligencia son exigibles, en principio, respecto de los
bienes objeto de la operación jurídica y no de las personas que transfieren el
dominio”87, (ii) el certificado de libertad y tradición “es el medio dispuesto por
el legislador para conocer la situación jurídica de un bien inmueble” 88 y (iii)
no es posible “exigirle al comprador la verificación de la situación del
vendedor”89.

En mi criterio, estas reglas desconocen la jurisprudencia constitucional de la


Sala Plena y, en particular, las sentencias C-327 de 2020 y SU-424 de 2021.
En la sentencia SU-424 de 2021, la Corte Constitucional precisó de forma
expresa el estándar de acreditación de la buena exenta de culpa que había
fijado en la C-327 de 2020. En concreto, aclaró que la sentencia C-327 de
2020:

“no dispuso que la buena fe exenta de culpa solo se acredita con la


verificación de la historia del inmueble, ni tampoco excluyó, en todo
caso, la averiguación sobre las condiciones del titular del bien; lo
que la Corte dijo en esa oportunidad fue que la condición jurídica
del bien era uno de los aspectos que debía valorarse en contexto con
los demás elementos de juicio aportados al proceso. Sin duda, la
sentencia no impuso una única prueba para establecer la buena fe
exenta de culpa, ni tampoco estableció una tarifa legal, ni mucho
menos impidió la sana crítica que tienen los jueces del caso en la
valoración probatoria”.
86 Cfr. Corte Constitucional, sentencia C-327 de 2020.
87 Fundamento jurídico 119.
88 Fundamento jurídico 87.
89 Fundamentos jurídicos 129 y 137.

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En este sentido, el estándar de acreditación de la buena exenta de culpa de los


terceros adquirentes que empleó la mayoría de la Sala en este caso, contraría
la jurisprudencia de la Sala Plena por una razón fundamental: parece sugerir
que la buena exenta de culpa sólo exige a los terceros adquirentes realizar el
estudio de títulos del inmueble, pero no les impone la obligación llevar a cabo
ninguna averiguación para determinar la situación jurídica del vendedor. Este
estándar no sólo desconoce la jurisprudencia constitucional, sino que además
vacía de contenido la buena fe calificada exigible a los compradores. Revisar
la situación jurídica del inmueble es una carga propia de la buena fe simple, en
la que basta con tener “una conducta honesta, leal y acorde con el
comportamiento que puede esperarse de una persona correcta” 90, pero no de la
buena fe calificada, creadora de derecho o exenta de culpa que “exige
averiguaciones adicionales” dirigidas a obtener la certeza de estar actuando
conforme lo dicta el ordenamiento jurídico 91. Además, este estándar limita
severamente la finalidad de atacar los incentivos económicos asociados a
“actividades ilícitas o que deterioran gravemente la moral social” 92 mediante
la persecución de bienes (i) obtenidos de forma ilícita o (ii) utilizados directa o
indirectamente para actividades ilícitas.

II. El Tribunal accionado no incurrió en defecto fáctico

Conforme a la jurisprudencia constitucional, el defecto fáctico se presenta


cuando el juez “carece del apoyo probatorio que permita la aplicación del
supuesto legal en el que se sustenta la decisión” 93. La Corte ha identificado 3
supuestos en los que se configura el defecto fáctico “(i) omisión en el decreto
y la práctica de pruebas indispensables para la solución del asunto jurídico
debatido, (ii) falta de valoración de elementos probatorios debidamente
aportados al proceso que, de haberse tenido en cuenta, deberían haber
cambiado el sentido de la decisión adoptada e (iii) indebida valoración de los
elementos probatorios aportados al proceso, dándoles alcance no previsto en la
ley”94. La Corte Constitucional ha precisado que la providencia habrá
incurrido en defecto fáctico, “cuando se comprueba que el apoyo probatorio
en el que basó el juez su decisión es absolutamente inadecuado” 95 o que su
valoración fue absolutamente equivocada96.

La mayoría de la Sala consideró que el Tribunal accionando incurrió en


defecto fáctico, al concluir que los accionante no eran terceros adquirentes de
buena fe exenta de culpa. En concreto, la mayoría de la Sala enfatizó que: (i)
los certificados de libertad y tradición no permitían razonablemente “deducir
sospecha alguna sobre la situación jurídica de los bienes que se pretendían
adquirir”, (ii) la compra se llevó a cabo por medio de la agencia inmobiliaria
OIG, y dicha intermediación “fue determinante para la celebración del
contrato” y, por último, (iii) no era exigible que los compradores conocieran el

90 Corte Constitucional, sentencia SU-424 de 2021.


91 Ib.
92 Artículo 15 de la Ley 10 de 2014.
93 Corte Constitucional, sentencias C-590 de 2005 y T-432 de 2021.
94 Corte Constitucional, sentencias SU-062 de 2018, T-432 de 2021 y SU-067 de 2023.
95 Corte Constitucional, sentencia SU-632 de 2017 y SU-195 de 2012
96 Corte Constitucional, sentencias SU-222 de 2016, SU-632 de 2017, SU-072 de 2018,
SU-116 de 2018, T-211 de 2022, entre otras.

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prontuario de alias “Rigo”, líder de los grupos criminales “Cordillera” y “Los


Rolos” dedicados al tráfico de estupefacientes y la extorsión.

Discrepo de las razones que llevaron a la Sala a concluir que el Tribunal


accionado incurrió en defecto fáctico. Primero, de acuerdo con la
jurisprudencia constitucional, la revisión de los certificados de libertad y
tradición del bien inmueble no es suficiente para acreditar la buena exenta de
culpa de los terceros adquirentes. Segundo, el hecho de que la compraventa se
haya llevado a cabo por medio de una agencia inmobiliaria no acredita la
buena fe exenta de culpa de los accionantes. Esta circunstancia podría dar
lugar a la responsabilidad civil de los profesionales que en ejercicio de sus
labores aconsejaron la celebración del negocio, pero no demuestra, per se, el
actuar especialmente diligente que exige la buena fe creadora de derecho a los
terceros adquirentes de bienes inmuebles de origen ilícito. Aceptar la tesis de
la mayoría implicaría que la simple contratación de un agente inmobiliario
impediría, en todos los casos, la extinción de dominio de bienes inmuebles de
origen ilícito después de que estos son enajenados, lo cual es irrazonable y
facilita el lavado de activos. Por lo demás, observo con preocupación que, de
acuerdo con las pruebas que reposan en el expediente, la inmobiliaria OIG
está siendo investigada penalmente.

Tercero, discrepo de la conclusión según la cual no era exigible que los


compradores conocieran el prontuario de alias “Rigo”. Reitero que la Corte
Constitucional ha indicado que “la averiguación sobre las condiciones del
titular del bien” forma parte de las actuaciones que son exigibles a los terceros
adquirentes de buena exenta de culpa. En este caso, los accionantes no
demostraron haber llevado a cabo ninguna actuación tendiente a indagar por la
situación jurídica de alias “Rigo”, quien era uno de los vendedores del
inmueble. Alias “Rigo” era líder de los grupos criminales “Cordillera” y “Los
Rolos” y era requerido mediante circular azul de la Interpol. Tal y como lo
demostró la Fiscalía 43 especializada y lo constató el Tribunal, poco tiempo
antes de la suscripción de las escrituras públicas, el periódico el Tiempo
publicó una nota de prensa en la que indicaba que “la Policía Metropolitana de
Bogotá reveló la identidad y la fotografía del que se considera el capo de
capos de la calle del Bronx. Se trata de Rigoberto Arias Castrillón, alias
‘Rigo’, máxima cabeza de la estructura criminal conocida como ‘gancho
manguera’ o ‘gancho escalera’, que controla el 50 por ciento de la venta de
droga y armas en el principal foco de la criminalidad de la capital del país” 97.
Además, en diversos buscadores de internet aparecían numerosas noticias que
daban cuenta de las acusaciones en su contra, con la simple digitación de su
nombre. A modo de ejemplo, los días 20 y 21 de abril de 2013 –menos de 1
mes antes de la venta– los periódicos El Tiempo 98, El Espectador99 y la Revista
97 Periódico El Tiempo. “Alias 'Rigo', el capo de capos de la calle del Bronx”. 24 de enero
2013. Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12547101
98 Periódico El Tiempo. “Cayó en Venezuela otro duro del 'Bronx'”. 21 de abril de 2013.
Disponible en: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-12754362
99 Diario El Espectador. “Jefe de las mafias del Bronx hacía parte de la banda criminal ‘La
Cordillera’”. 21 de abril de 2013. Disponible en:
https://www.elespectador.com/judicial/jefe-de-las-mafias-del-bronx-hacia-parte-de-la-
banda-criminal-la-cordillera-article-417573/ . Diario El Espectador. “Capturan en
Venezuela a narcotraficante colombiano buscado por Interpol”. 21 de abril de 2013.
Disponible en: https://www.elespectador.com/judicial/capturan-en-venezuela-a-
narcotraficante-colombiano-buscado-por-interpol-article-417482/

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Semana100, entre otros, publicaron noticias acerca de la supuesta captura de


Rigoberto Arias Castrillón como “máximo jefe de las mafias del Bronx en
Bogotá”.

Estos hechos demostraban, como lo probó la Fiscalía 43 especializada y


acertadamente lo concluyó el Tribunal, que el prontuario de alias “Rigo” era
un hecho notorio y de público conocimiento o, cuando menos, que los
vendedores habrían podido enterarse del mismo con una simple búsqueda de
su nombre en internet. En mi criterio, digitar el nombre de una persona a la
cual se pretende comprar un inmueble en buscadores de internet no es una
carga desproporcionada; por el contrario, es un deber que se enmarca en la
diligencia que la Constitución y la ley le imponen emplear a los terceros
adquirentes de buena fe exenta de culpa. Máxime si se toma en consideración
que la información acerca de las actividades delictivas del vendedor no solo
era de fácil acceso y amplia circulación, sino que era de enorme trascendencia
nacional e internacional, pues incluso existía circular azul en contra del
implicado.

A la falta de diligencia de los compradores en la verificación de la situación de


uno de los vendedores, se sumaban por lo menos cuatro elementos adicionales
que, según el Tribunal, descartaban la buena fe exenta de culpa. De un lado, (i)
los compradores afirmaron que “un conocido les colaboró con la revisión de
los documentos y los acompañó en el proceso” 101, sin embargo, no recordaron
su nombre, profesión o experiencia en bienes raíces, de manera que fuera
posible constatar que contaron con asesoría profesional previa o concomitante
con la negociación y que no se limitaron a realizar el estudio de títulos. De
otro lado, (ii) no indagaron directamente con los vendedores sobre los motivos
de venta (máxime cuando éstos habían adquirido el bien hacía apenas 4
meses)102. Además, (iii) no llamó su atención que el poder brindado por el
vendedor que no estaba presente hubiese sido conferido en Colombia, pese a
que el motivo que justificaba su ausencia era que se encontraba fuera del país.
Por último, (iv) no demostraron haber adelantado gestiones para comprobar el
origen lícito del inmueble, aun cuando manifestaron haber invertido en este
“los ahorros de toda su vida laboral y familiar” 103. En mi criterio, el examen
conjunto de estos elementos probatorios, sumado a la falta de diligencia en la
verificación de la situación jurídica de alias “Rigo”, permitían concluir
razonablemente que los vendedores no eran terceros adquirentes de buena fe
exentos de culpa y, por lo tanto, la extinción del dominio era procedente.

Conclusión. En síntesis, me aparto de la decisión mayoritaria, porque el


estándar adoptado para acreditar la buena fe exenta de culpa de los terceros
adquirentes, según el cual esta sólo exige realizar el estudio de títulos del
inmueble, sin que sea exigible llevar a cabo ninguna averiguación para
determinar la situación jurídica del vendedor, desconoce la jurisprudencia
constitucional y restringe severamente las finalidades del proceso de extinción

100 Revista Semana. “Cayó Rigo, el narco más buscado del 'Bronx'”. 20 de abril de 2013.
Disponible en: https://www.semana.com/nacion/articulo/cayo-rigo-narco-mas-buscado-
del-bronx/340896-3/
101 Sentencia de la Sala de Extinción de Dominio del Tribunal Superior de Bogotá de 10
de junio de 2022, p. 24.
102 Ib., p. 25.
103 Ib.

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Magistrado Sustanciador: Antonio José Lizarazo Ocampo

de dominio. Además, considero que, a diferencia de lo que determinó la


mayoría, el Tribunal concluyó acertadamente que el prontuario de alias “Rigo”
era un hecho notorio y de público conocimiento o, cuando menos, que los
vendedores habrían podido enterarse del mismo con una simple búsqueda de
su nombre en internet. Lo anterior, descarta que los compradores hubieran
obrado con buena fe calificada. Por tanto, la providencia atacada no incurrió
en defecto fáctico y ha debido ser confirmada. Por esta razón salvo mi voto.

Fecha ut supra,

PAOLA ANDREA MENESES MOSQUERA


Magistrada

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