Verdaderos Discipulos
Verdaderos Discipulos
Verdaderos Discipulos
Mateo 28.18-20 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el
cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y [...]
A estas alturas de la serie, los Discípulos de Jesús ya entienden que Jesús es su único
maestro y rechazan a cualquier otro maestro que pretenda enseñarles cómo deben vivir.
Los que realmente son Suyos, saben que Jesús no comparte su enseñanza con Buda, ni con
Freud, ni con el capitalismo, ni con el socialismo y [...]
Mateo 5: 14-16 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se
puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el
candelero, y alumbra a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas [...]
La Sal de la tierra.
Domingo, agosto 24, 2008
Mateo 5:13 Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
¿Qué es la Sal? La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre. Ya en el año
2700 [...]
La Verdadera Paz
Jueves, julio 17, 2008
Por Julio Márquez Sigamos estudiando el sermón del monte, una enseñanza fundamental
del Señor para nosotros sus discípulos. Mateo 5:9 Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios Como ya es costumbre habremos de remitirnos al
significado de los términos escritos originalmente en la Escrituras. En este caso, vamos al
griego. “Bienaventurados” viene [...]
Mateo 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. Esta
bienaventuranza tiene que ver con la parte más íntima del ser humano: EL CORAZÓN. El
corazón es: Limpio o Sucio Sincero o Hipócrita Bueno o Malo Tengamos claros los dos
elementos de esta bienaventurados: los limpios de corazón son herederos de una [...]
Mateo 5:6-7 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán
saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. En
estos versículos, Jesús nos habla metafóricamente de dos necesidades básicas del ser
humano: el hambre y la sed. En el idioma original se hace referencia a un hambre y una sed
tan [...]
En el artículo pasado veíamos cómo las multitudes quieren cosas de Jesús, pero no quieren
ningún compromiso. A diferencia de lo que ocurre con el mundo, la formación del carácter
es una prioridad para el Maestro Jesús. Él quiere que seamos como Él, que vivamos como
Él, que pensemos como Él. Esta es la medida [...]
1. El Verdadero Arrepentimiento
2. Evidencias del Arrepentimiento
3. Por sus frutos los conocerán
4. Discípulos que dan fruto
5. Permaneciendo en La Vid
6. Amigos o Enemigos de la Cruz
7. El Reto de Ser Discípulo
8. El Discípulo y la Obediencia
9. El Escultor de Discípulos
10. ¿Discípulos o Simpatizantes?
11. El Carácter del Discípulo – Parte 1
12. El Carácter del Discípulo – Parte 2
13. El Carácter del Discípulo – Parte 3
14. El Carácter del Discípulo – Parte 4
15. La Verdadera Paz
16. ¿Por qué persiguen a los discípulos?
17. La Sal de la tierra.
18. Somos Luz del Mundo
19. Los Obstáculos del Discípulo
20. La misión del discípulo
1. El Verdadero Arrepentimiento
La predicación superficial que vemos hoy en día no produce cambio verdadero. Debe haber
una señal de regeneración. Somos salvos por fe, pero la fe sin obras es muerta.
Algunos citan Hechos 16.31 (Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y toda tu casa) y
dicen que la salvación viene por el arrepentimiento. Creer NO es suficiente
Tú crees que Dios es uno (que hay un solo Dios). Haces bien; también los demonios creen,
y tiemblan. Pero, ¿estás dispuesto a admitir (¿quieres saber), oh hombre vano (necio), que
la fe sin obras es estéril? (Stg 2:19-20)
Pues ellos mismos cuentan acerca de nosotros, de la acogida que tuvimos por parte de
ustedes, y de cómo se convirtieron de los ídolos a Dios para servir al Dios vivo y
verdadero, (1Tes 1:9)
…pero ahora me regocijo, no de que fueron entristecidos, sino de que fueron entristecidos
para arrepentimiento… Porque la tristeza que es conforme a la voluntad de Dios
produce un arrepentimiento que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza
del mundo produce muerte. (2Co 7:8-10)
Los frutos disgnos de arrepentimiento se muestran de una manera práctica. Dejas de robar,
de tranzar, de hacer cosas deshonestas. La Biblia lo señala por medio de Juan el Bautista:
Por eso, Juan decía a las multitudes que acudían para que él las bautizara: “¡Camada de
víboras! ¿Quién les enseñó a huir de la ira que vendrá? “Por tanto, den frutos dignos de
arrepentimiento; y no comiencen a decirse a ustedes mismos: ‘Tenemos a Abraham por
padre,’ porque les digo que Dios puede levantar hijos a Abraham de estas piedras. “El
hacha ya está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es
cortado y echado al fuego.” Y las multitudes le preguntaban: “¿Qué, pues, haremos?” Juan
les respondía: “El que tiene dos túnicas, comparta con el que no tiene; y el que tiene qué
comer, haga lo mismo.” Vinieron también unos recaudadores de impuestos para ser
bautizados, y le dijeron: “Maestro, ¿qué haremos?” “No exijan (No colecten) más de lo que
se les ha ordenado,” les respondió Juan. También algunos soldados le preguntaban: “Y
nosotros, ¿qué haremos?” “A nadie quiten dinero por la fuerza,” les dijo, “ni a nadie
acusen falsamente, y conténtense con su salario.” (Luc 3:7-14)
¿De qué sirve, hermanos míos, si alguien dice que tiene fe,
pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo? (Stg 2:14)
Si un hermano o una hermana no tienen ropa y carecen del sustento diario, y uno de ustedes
les dice: “Vayan en paz, caliéntense y sáciense,” pero no les dan lo necesario para su
cuerpo, ¿de qué sirve? Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta. Pero
alguien dirá: “Tú tienes fe y yo tengo obras. Muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré
mi fe por mis obras.” (Stg 2:15-18)
Si entendemos estos versículos, nos damos cuenta que no hay contradicción con lo que
dijo Pablo en Romanos. Si no hay pruebas, tu fe es estéril.
Tú crees que Dios es uno (que hay un solo Dios). Haces bien; también los demonios creen,
y tiemblan. (Stg 2:19)
Hay muchos que tienen la fe de los demonios. Creen, al igual que los demonios, pero no
practican.
Pero, ¿estás dispuesto a admitir (¿quieres saber?), oh hombre vano (necio), que la fe sin
obras es estéril? (Stg 2:20)
¿No fue declarado justo nuestro padre Abraham por lo que hizo cuando ofreció sobre el
altar a su hijo Isaac? Ya lo ves: Su fe y sus obras actuaban conjuntamente, y su fe llegó a la
perfección por las obras que hizo. (Stg 2:21-22)
¡La fe actuó! Recapitulando, nadie puede alcanzar la salvación sin creer en Cristo; pero si
alguien dice que cree, debe tener obras que lo demuestren.
3.- Por sus frutos los conocerán
“Entren por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que
lleva a la perdición (destrucción), y muchos son los que entran por ella. Pero
estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la
hallan. (Mat 7:13-14)
Aquí vemos dos antítesis: Una puerta angosta y una puerta ancha; y un camino angosto y
un camino ancho. Ambas son metáforas que nos hablan del caminar de las personas. El
camino ancho es muy fácil de caminar… uno se puede decir a si mismo: el camino ancho
no es tan malo, todo el mundo anda por él, todos hacen lo mismo. Hay personas que,
aunque van a la iglesia, o incluso usan el púlpito, van por el camino ancho. Mientras,
quienes van por el camino angosto encuentran que éste se vuelve cada día más angosto.
“Por sus frutos los conocerán. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
cardos? (Mat 7:16)
El buen árbol es una forma metafórica de referirse al genuino Cristiano. El árbol malo es
una metáfora del que dice ser Cristiano, pero no lo es. ¿Y cuáles serán los frutos malos y
los frutos buenos? Pablo lo explica claramente en su carta a los Gálatas:
Ahora bien, las obras de la carne son evidentes, las cuales son: inmoralidad, impureza,
sensualidad, idolatría, hechicería, enemistades, pleitos, celos, enojos, rivalidades,
disensiones, herejías, envidias, borracheras, orgías y cosas semejantes, contra las cuales les
advierto, como ya se lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios. Pero el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad,
bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio propio; contra tales cosas no hay ley. (Gal 5:19-
23)
Notemos cómo todos los árboles dan fruto. Según Jesús en la Parábola del Sembrador,
hay algunos que rinden fruto en diferentes cantidades: 30, 60 o hasta 100 veces. Esto nos
habla de que algunos Cristianos van a dar más frutos que otros.
El original para la palabra “dar” es el griego “poiéo” que significa hacer cosas, practicar.
Esto nos habla de que no se trata de un “fruto invisible”, sino uno que consiste en cosas
visibles, tangibles. El nacido de nuevo no puede practicar el pecado (más sobre eso abajo).
El árbol malo, el falso Cristiano, puede simular el fruto del bueno, pero su fruto no es
genuino. Allí es donde se cumple lo que dijo Juan: “salieron de nosotros, pero en realidad
no eran de nosotros” (1Jn 2:19). ¿Habrá pastores o ministros que no han nacido de
nuevo? ¡Claro que sí!
“Todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado al fuego. “Así que, por sus frutos
los conocerán. “No todo el que Me dice: ‘Señor, Señor,’ entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de Mi Padre que está en los cielos. (Mat 7:19-21)
Profetizamos: Aquí el Señor se refiere claramente a los que profesan ser Cristianos, pero
no lo son. La palabra que se usó para “profetizamos” no es la que se usa para hablar del don
de profecía, sino que significa aquí “hablar el mensaje de Dios.” Es decir, hay quienes
desde un púlpito hablan las palabras de Dios, pero no las viven.
Demonios: Aquí dice que los falsos maestros aún expulsan demonios, pero que no conocen
a Jesús. Dejemos claro que los demonios son expulsados por el poder del nombre de
Jesús, pero expulsarlos no es evidencia de la santificación del que ora. Aún Judas
expulsó demonios (cuando fueron enviados de dos en dos), pero es claro que nunca fue un
verdadero discípulo de Cristo.
Milagros: Por último Jesús afirma que algunos aún hicieron milagros, pero no conocieron a
Jesús. ¿Un milagro garantiza que el sanado y el que oró son Cristianos? ¡No! Algunas
personas son engañadas porque piensan que un milagro o un prodigio pueden avalar a los
involucrados, pero no es así.
En esta parábola, Jesús habla de cuatro tipos de personas que escuchan el mensaje del
Evangelio. Todos escucharon el mismo mensaje, pero sólo uno dio fruto. Esto muestra que
dar fruto no depende del mensaje, sino del corazón. Se espera que luego de escuchar, las
personas se arrepientan genuinamente, experimenten una verdadera conversión, nazcan de
nuevo y den fruto. Jesús explica esta parábola a partir del versículo 14 del mismo capítulo;
así que veremos la explicación junto con la parábola, empezando en el versículo 1 para ver
el contexto.
Multitudes
Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan
grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la
multitud estaba en tierra a la orilla del mar. Les enseñaba muchas cosas en parábolas, y
les decía en Su enseñanza. (Mar 4:1-2)
Notemos cómo dice que se llegó a Él una multitud. Eran tantos, que Jesús se subió a una
barca para predicarles desde allí, aprovechando la acústica que se produce cuando se habla
sobre una superficie de agua. Aunque se trata de una multitud, la parábola nos indica que
no todos reciben el Evangelio realmente, sino sólo un grupo de personas. La presencia de
muchas personas oyendo un mensaje no significa que hay un “avivamiento.”
Duros de Corazón
Las veredas son los caminos que los sembradores caminaban para atender los campos; por
las pisadas el terreno se volvía duro. Esto simboliza a las personas que han endurecido su
corazón por causa de los sufrimientos de la vida. Es el caso, por ejemplo, de una mujer
abandonada por su esposo que vive resentida, o un hombre amargado contra otro al interior
de una iglesia Cristiana y dice “todos son iguales” o “son hipócritas“.
En el pasaje paralelo, en Mateo, dice que estas personas son las que oyeron “la palabra del
reino y no la entiende(n).” ¿Por qué no la entienden? Las palabras de Jesús a veces ofenden
el pensamiento natural y sólo los nacidos de nuevo las entienden. Estas personas oyeron la
Palabra, pero decidieron no creerla con el corazón. De alguna manera dicen: Me quedo con
Aristóteles.
El siguiente grupo de personas mencionado por Jesús es el de las personas cuyo corazón
está más blandito que el de los primeros, pero que por debajo es duro. Un ejemplo de esto
lo tuve en mi propia casa. Hace unos años compré tres palmeritas para sembrar frente a mi
casa y las sembré según las instrucciones de quien me las vendió. Pasaron un par de años y
se notaba que dos de las palmeras estaban creciendo bien, pero una de ellas no crecía
mucho. Resulta que un día, un auto que pasaba frente a mi casa, chocó y derribó
precisamente esa palmera. Al día siguiente vinieron los encargados del seguro para
sembrarme una palmera que reemplazara a la anterior y, al cavar el hueco para sembrarla,
encontraron una gran piedra debajo de la superficie. ¡Por supuesto que no crecía!
Según la explicación de Jesús en los versículos 16 y 17, estos son “los que al oír la palabra
enseguida la reciben con gozo; pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo
son temporales.” Son personas que al escuchar el Evangelio se emocionan y dicen “¡Qué
bonito, esto es lo que yo necesitaba! Voy a seguir a Cristo.” Van a la iglesia, cantan,
diezman y se involucran, pero son cristianos de corta duración. El versículo 17 dice que
“cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan
de ella.” La palabra griega que se usa allí como ‘aflicción’ habla de ‘estrechez’. Cuando
viene, por ejemplo, la estrechez económica, dejan de ir a la iglesia. Cuando reciben burlas o
presiones de los que no son creyentes, también. Cuando hay persecución, dejan la fe.
¿Cómo se da esa persecución hoy en día? Por ejemplo, en que tu compadre se burla de ti y
te dice que te has convertido en el ‘monje loco.’
Otro tipo de persecución puede ocurrir en casa: ¡Te voy a desheredar porque te cambiaste
de religión!
Espero que con esto sean alentados sus corazones, y unidos en amor, alcancen
todas las riquezas que proceden de una plena seguridad de comprensión,
resultando en un verdadero conocimiento del misterio de Dios, es decir, de Cristo (el
Mesías), en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.
(Col 2:2-3)
Las características físicas de esta planta no son menos importantes para entender por qué
el Señor afirma ser La Vid; vamos a analizarlas a continuación:
“Mis ovejas oyen Mi voz; Yo las conozco y Me siguen. “Yo les doy vida eterna y jamás
perecerán, y nadie las arrebatará de Mi mano. “Mi Padre que Me las dio es mayor que
todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre. (Jua 10:27-29)
La vid tiene un tronco de madera blanda, quebradiza y torcida, por lo cual no es apto para
hacer muebles o utensilios. La única función del tronco de la vid es que la savia corra por
ella para que las ramas puedan dar fruto. (Eze 15:1-5) Igualmente, el Evangelio no debe ser
“usado” por motivaciones materiales, en la búsqueda de fama o riquezas por ejemplo, sino
sólo para la salvación. Cuando Jesús preguntó a los discípulos si querían dejarlo, Pedro
respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.“.
Dice Juan 15:1 que el Padre es el Labrador. Dios Padre cuida eternamente la Vid que es
Cristo, para que eventualmente nosotros, las ramas, demos uvas, fruto.
Semillas
En cada uva hay una semilla, y en cada semilla el código genético para producir otra vid.
Igualmente en nosotros los nacidos de nuevo están la Palabras de Vida que pueden
sembrarse en los corazones de los demás y reproducir otros nacidos de nuevo.
Nos Poda
Toda rama que en mí no da fruto, la corta; pero toda rama que da fruto la poda para que dé
más fruto todavía. (Jua 15:2 NVI)
Permanecer
Ustedes ya están limpios por la palabra que les he comunicado. Permanezcan en mí, y yo
permaneceré en ustedes. Así como ninguna rama puede dar fruto por sí misma, sino que
tiene que permanecer en la vid, así tampoco ustedes pueden dar fruto si no permanecen en
mí. (Jua 15:3-4 NVI)
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el
Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero
ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará* en ustedes. (Jua 14:16-17 NVI)
Con base en el Nuevo Testamento ya no debemos pedir “no quites tu Espíritu Santo de mi”
-como lo hizo David en el Salmo 51- porque, si hemos nacido de nuevo, Dios nunca lo se
apartará de nosotros. Es cierto que podemos entristecer al Espíritu Santo, incluso perder
comunión y comunicación con Dios, pero Él nunca estará lejos. Lo dice Juan en su primera
carta: si alguien es Cristiano, “Dios permanece en él, y él en Dios”.
“Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará
mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. El que no permanece en mí
es desechado y se seca, como las ramas que se recogen, se arrojan al fuego y se queman. Si
permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, «todo» lo que quieran pedir se
les concederá. (Jua 15:5-7 NVI)
Aquí dice la Biblia que «todo» lo que pediremos se nos concederá. ¿Realmente quiere decir
«todo»? Si pido algo fuera de la voluntad de Dios, ¿me lo dará? ¿Y qué si pido algo
pecaminoso o algo que desviará mi corazón? No perdamos de vista el contexto de la
afirmación: hay que permanecer en Él. Si una persona permanece en Él y en Su
Palabra, entonces la mayoría de sus oraciones coinciden con la voluntad y la Palabra
de Dios. Santiago nos dijo que cuando piden, “no reciben porque piden con malas
intenciones, para satisfacer sus propias pasiones.” Un verdadero discípulo, por su
comunión con Dios, sabe pedir: es por eso que recibe todo lo que pide, porque pide bien,
no meramente para satisfacerse a sí mismo sino en armonía con el Padre.
Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan mucho fruto y muestran así que son mis
discípulos. (Jua 15:8 NVI)
El fruto es la evidencia del verdadero discípulo; pero el fruto es producto de La Vid
verdadera.
La palabra discípulo viene del griego «mathetes» que quiere decir aprendiz. En el contexto
cultural de la época era muy claro: aprendiz es el que memorizaba las palabras de su
tutor, conocía el estilo de vida de su maestro, lo vivía, y eventualmente se hacía tutor
de otros. Un discípulo debía negarse a sí mismo y ser totalmente obediente a su tutor.
Un buen ejemplo de tal relación es el de los filósofos griegos y sus seguidores: Sócrates,
Platón y sus discípulos de La Academia, Aristóteles. Otro ejemplo es el de Mahatma
Ghandi, quien luchó con pasión para liberar a India de la opresión Británica. Su combate
tuvo como base la resistencia pacífica, y aunque sus discípulos tardaron en aprender a no
responder a las agresiones con violencia, la mayoría pudo negarse a si mismo y someterse a
los valores de su tutor. Si ellos se sometieron a un hombre que tenía una visión
netamente terrenal, ¡cuánto más debemos someternos nosotros a Jesús! Algunos que
querían seguir a Jesús entendieron el costo de dar ese paso:
La palabra «difícil» se puede traducir también como severa. La palabra aceptarla se puede
traducir también como obedecerla. Es decir, se trata de una enseñanza rigurosa, severa y
que debe obedecerse.
Jesús, muy consciente de que sus discípulos murmuraban por lo que había dicho,
les reprochó: -¿Esto les causa tropiezo? (Jua 6:61 NVI)
Estos últimos no llegaron al final, no se graduaron. En Hebreos, Dios dice: “si {alguien} se
vuelve atrás, no será de mi agrado.” Jesús dijo que “Ninguno que poniendo su mano en el
arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios.” La esposa de Lot se convirtió en
una estatua de sal porque amó más al mundo y se volvió para ver la ciudad de perdición,
como si lo de atrás valiera más que lo eterno.
Jesús no engaña a nadie. Él nos dijo que no vino a dar paz, sino disensión. Seguir a Cristo
te va a poner en disensión. ¿Vas a seguirle? (Cuando Jesús dijo que “La paz les dejo; mi
paz les doy” estaba hablando de paz espiritual, paz con Dios, no con el Mundo).
La cruz no es sólo un pasito que damos para llegar al bienestar. ¡La cruz pesa tres
toneladas! Y alguno dirá, pero… ¡Dios es amor! Sí, pero la Biblia no dice que Dios es
amor, amor, amor, amor, amor, amor…
El único atributo de Dios que aparece repetidamente es: Dios es Santo, Santo, Santo.
- ¡Qué avivamiento, veinte mil personas!- podrían decir hoy muchos. Seamos claros: las
multitudes no son necesariamente una señal de avivamiento. ¿Avivamiento o avivo y
miento? ¿Cuántos de estos realmente eran discípulos? Veanis lo que la gente hizo cuando
terminó de comer sus sándwiches de sardina:
En cuanto la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, subieron a
las barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús. (Jua 6:24 NVI)
En el contexto de este pasaje la palabra buscar también se puede traducir como pedir.
Fueron a pedirle más a Jesús. ¡Más sándwiches gratis por favor!
En el Mundo se dice que si ofrecemos cosas gratuitas las gente no las valorará. Pero este
criterio no es válido en el Reino de Dios. Hoy, con tal pretexto, algunos cobran por predicar
la Palabra y otros cobran por un milagro. ¡Son corruptos! El precio de nuestra salvación es
tan alto que Jesús tuvo que regalarla.
Reprendiendo al Maestro
¿Te imaginas a un estudiante reprendiendo al profesor en su primer semestre de clases?
¡Eso no debería pasar! Sin embargo, aquí vemos a Pedro reprendiendo a Jesús:
Desde entonces comenzó Jesús a advertir a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y
sufrir muchas cosas a manos de los ancianos, de los jefes de los sacerdotes y de los
maestros de la ley, y que era necesario que lo mataran y que al tercer día resucitara. Pedro
lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: –¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá
jamás! (Mat 16:21-22 NVI)
Jesús les declaraba a sus discípulos todo lo que habría de ocurrir: aquí lo vemos
anunciándoles cómo iba a morir. Pedro le reprende por tal declaración: no había entendido
aún lo que Pablo le advertiría más tarde a Timoteo que “sufriría persecución”.
Jesús se volvió y le dijo a Pedro: –¡Aléjate de mí, Satanás! Quieres hacerme tropezar; no
piensas en las cosas de Dios sino en las de los hombres. (Mat 16:23 NVI)
La palabra Satanás significa adversario. Cuando Jesús le llama Satanás a Pedro no está
diciendo que éste sea el Diablo, sino que le está llamando adversario, uno que está en
contra de los planes de Dios. Imagínate si Jesús le hubiera hecho caso a Pedro. ¿Dónde
estaríamos nosotros? ¡Pedro estaba recomendándole no enfrentar al pecado en la cruz, no
cumplir la misión que le encomendó el Padre! El hombre no piensa como Dios.
Tomar la Cruz
Luego dijo Jesús a sus discípulos: –Si alguien quiere ser mi discípulo, tiene que negarse a sí
mismo, tomar su cruz y seguirme. (Mat 16:24 NVI)
La cruz que llevamos hoy en realidad es pequeña y liviana, como un dije, fácil de cargar.
Pero la cruz de la que hablaba Jesús era pesada. ¿Recuerdas cuando un profeta le avisó a
Pablo que si iba a Roma sería golpeado y maltratado? Los discípulos le dijeron a Pablo que
no fuera, pero él dijo “no me desanimes, estoy listo para poner mi vida“.
Discípulos y Cristianos
“… Durante todo un año se reunieron los dos con la iglesia y enseñaron a mucha gente. Fue
en Antioquía donde a los discípulos se les llamó “cristianos” por primera vez.” (Hec 11:26
NVI)
Tanto el Discípulo como el Cristiano buscan ser como Cristo. El Señor dijo que los
discípulos no son mayores a sus maestros (Luc 6:40), pero deben ser como el Maestro. La
palabra Cristiano en sus orígenes era un término peyorativo, una burla, un apodo asignado
no sólo a los doce que lo seguían de cerca sino a cualquiera que siguera sus enseñanzas.
Los apodos suelen describir muy bien a quienes les son adjudicados.. ¿Te pondrían “el
chambeador” por ser trabajador? ¿Seremos dignos del apodo “Pequeño Cristo”?
Hoy las burlas contra algunos “creyentes” -que no discípulos- suelen ser por otra razón:
porque los tales dicen que son como Cristo pero en realidad no lo son.
¿Elegiste o te eligieron?
¿Sabías que eres Cristiano no es meramente porque lo
elegiste? ¿Has escuchado hablar a la gente: escogí a Cristo?
Eso no es cierto: Jesucristo es quien se decidió por ti.
El compromiso de ser Cristianos se ha rebajado tanto que pareciera que Dios está rogando
que lo aceptemos, que nos necesita. ¡Somos nosotros quienes lo necesitamos a Él!
¿Se acuerdan de Juan el Bautista cómo le hablaba a la gente? Arrepiéntase porque el Reino
de los Cielos está cerca. Así hacía entender a la gente que ser cristiano y discípulo de
Jesús es el reto más grande que alguien puede tomar.
No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que
vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi
nombre. (Jua 15:16 NVI)
Tenemos el honor de haber sido escogidos por Dios y debemos tomar el reto de seguir a
Jesús.
Determinó y Redimió
Volvamos a ver el versículo de Marcos:
Subió Jesús a una montaña y llamó a los que quiso, los cuales se reunieron con él. Designó
a doce –a quienes nombró apóstoles*–, para que lo acompañaran y para enviarlos a
predicar y ejercer autoridad para expulsar demonios. (Mar 3:13-15 NVI)
“Quiso” significa “Determinar“. También dice que Jesús tuvo una inclinación con alegría.
Jesús nos escogió con amor, con una sonrisa en su cara. Le dio gusto escogernos.
“Designó” se puede traducir como “Redimir, sacar (pagando por un precio)”. ¿De dónde
sacó a Marcos? ¿A Pedro? Los sacó de sus vidas anterirores.
Tres Razones
El versículo de Marcos muestra tres razones por las cuales Jesús llamó a sus discípulos:
1- Que lo Acompañaran
Jesús pasaba tiempo con ellos para perfeccionarlos. No
eran perfectos, pero estaban con Jesús. Si no tenemos
comunión con Dios no tenemos nada bueno que ofrecerle a
la gente.
Aquí Jesús usa la palabra griega fílos para hablar del amor, es decir, está
hablando del amor fraternal. Es posible y deseable tener esta relación con
Jesús.
2- Enviarlos a Predicar
Los envió a la gente. Cuando estamos con Jesús, lo primero que desaparece es
el egoísmo. Las doctrinas modernas que enseñan que debemos ‘reclamarle a
Dios’ las cosas que nos ‘corresponden’ rebosan de egoísmo. Jesús miraba a
las multitudes y tenía compasión de ellos porque los veía como ovejas sin pastor. Yo creo
que igualmente Jesús mira a la iglesia mundial y los ve como ovejas sin pastor. Nuestra
compasión debe ser igual a la de Jesús, por su gente, por su salvación.
3- Autoridad
Aquí vemos un proceso: primero estar con Jesús, luego tener compasión y al final tener
autoridad. Hoy en día muchos quieren empezar por autoridad y no por la relación con
Jesús. El egoísmo y la autoridad no se llevan: juntos producen autoritarismo. Debemos
seguir el orden de Jesús: empezar por cultivar la relación con Él, mostrar su compasión y al
final ejercer la autoridad que nos da.
Una definición casera de autoridad sería: Autorización para cambiar las cosas de mal a
bien. Si se cambian las cosas de mal a peor, es autoritarismo. Un ejemplo es el voto
democrático: escogemos a alguien para que cambie las cosas de mal a bien.
Muchos hoy en día no tienen autoridad ni siquiera sobre su propio dedo gordo para apagar
el televisor, para dejar de ver obscenidades. La autoridad se muestra primero en uno
mismo, ejerciendo el dominio propio -que no el demonio propio-
Conclusión
Recordemos el orden del discípulo:
Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos,
despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y
corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. Fijemos la mirada en
Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba,
soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la
derecha del trono de Dios. Así, pues, consideren a aquel que perseveró frente a tanta
oposición por parte de los pecadores, para que no se cansen ni pierdan el ánimo. En la lucha
que ustedes libran contra el pecado, todavía no han tenido que resistir hasta derramar su
sangre. Y ya han olvidado por completo las palabras de aliento que como a hijos se les
dirige: “Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor ni te desanimes cuando te
reprenda, porque el Señor disciplina a los que ama, y azota a todo el que recibe como
hijo.”* Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos.
¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que
todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos. (Heb 12:1-8 NVI)
Quiero ser su discípulo, tomo el reto este día. Quiero ser como mi Maestro Jesús.
¿Y usted
Samuel respondió:
Esta palabra, obedecer, viene del hebreo shamá. Aparece más de mil veces en la Biblia y
significa: oír inteligentemente (no sólo oír, sino escuchar), prestar atención, prestar oídos.
Con docilidad. Sólo el hecho de que aparezca más de mil veces en la Biblia nos habla de la
importancia de la obediencia. Vamos a estudiar la historia de este rey desobediente.
Un día Samuel le dijo a Saúl: “El Señor me envió a ungirte como rey sobre su
pueblo Israel. Así que pon atención al mensaje del Señor. Así dice el Señor
*Todopoderoso: He decidido castigar a los amalecitas por lo que le hicieron a
Israel, pues no lo dejaron pasar cuando salía de Egipto. Así que ve y ataca a los
amalecitas ahora mismo. *Destruye por completo todo lo que les pertenezca; no
les tengas compasión. Mátalos a todos, hombres y mujeres, niños y recién nacidos,
toros y ovejas, camellos y asnos.” (1Sa 15:1-3 NVI)
La historia de los amalecitas aparece en Éxodo 17. Los Amalecitas no permitieron que los
Israelitas pasaran por su tierra en su camino entre Egipto y la Tierra Prometida, y Dios se
acordó de eso. La palabra “Destruye” en el hebreo tiene alusión a un golpe con el puño
cerrado en la nariz. ¿Por qué Dios trató tan drásticamente a este pueblo pagano? Porque
simbolizaba todo lo que Dios rechaza: inmoralidades, fraudes, asesinatos, etc. Esto tipifica
el pecado. Como Dios es santo no admite el pecado. Destruir a todos los Amalecitas
simboliza la destrucción de Jesús sobre el pecado.
Saúl reunió al ejército y le pasó revista en Telayin: eran doscientos mil soldados de
infantería más diez mil soldados de Judá. Luego se dirigió a la ciudad de Amalec y
tendió una emboscada en el barranco. Los quenitas se apartaron de los amalecitas,
pues Saúl les dijo: “¡Váyanse de aquí! Salgan y apártense de los amalecitas.
Ustedes fueron bondadosos con todos los israelitas cuando ellos salieron de Egipto.
Así que no quiero destruirlos a ustedes junto con ellos.” (1Sa 15:4-6 NVI)
Al igual en el caso de Sodoma y Gomorra (otro símbolo del pecado), Dios sacó a los
piadosos de allí, en este caso a los Quenitas.
Agag era el título que se le ponía al rey, no su nombre (como el título “Faraón” entre los
Egipcios). “Agag” significa techo, algo que está por encima. No debemos poner nada por
encima de Dios. Cualquier cosa que pongamos por encima de Dios, lo llamamos ídolo.
Precisamente el Rey era el primero que había que destruir y Saúl lo capturó vivo.
Saúl se sintió “más bueno que Dios.” Hoy en día esto sucede también. Si se pone a
alguien en disciplina en la iglesia, por ejemplo, no faltará quien diga que falta amor, que
tenemos que tener más compasión, etc. Dios es drástico con el pecado, como veremos al
final de esta historia, ¿por qué nosotros pensamos que no debemos también drásticos?
Fíjese cómo dice “Nada de esto quisieron destruir”. No fue un error, sino deliberada la
decisión de no destruir. Aquí vemos a Saúl, un Rey, un Líder; buscando sus propios deseos,
y por tanto arrastraba al pueblo. Un líder no debe buscar sus propios deseos. Tampoco
deben buscar complacer los deseos del pueblo. Recordemos cuando Moisés tardaba y el
pueblo vino con Aarón y le pidió que les hiciera dioses para adorar y Aarón les complació
elaborando el Becerro de Oro.
No deben ser ni los deseos del líder, ni los deseos del pueblo, sino obediencia a los
deseos de Dios.
Recuerdo una vez que hablaba con una mujer que me dijo que orara por ella y por su
esposo. Le pregunté cuál era el negocio de su esposo y me dijo que era agricultor. Mientras
ella me hablaba, escuché la voz de Dios que me dijo que su esposo era narcotraficante.
Directamente le pregunté: “¿Por qué me mientes? ¡Tu esposo es narcotraficante!” La mujer
me miró y me preguntó: “¿Cómo supiste?”
Una vez en una reunión pastoral Dios me dijo que le dijera públicamente a un pastor que
dejara de golpear a su esposa. Me lo dijo dos veces y yo no quise escuchar, me estaba
haciendo el loco. Los pastores me pidieron que despidiera la reunión en oración. Me puse
de pie para orar y otro pastor me dijo, “Chuy, yo siento que Dios te ha dado una palabra
para uno de nosotros y que debes decirla.” Así que me armé de valor y le dije al pastor que
dejara de pegarle a su esposa. El pastor hizo cara de santo y lo negó, pero su esposa, que
estaba escuchando, salió y nos dijo a todos que era verdad! El hombre no se arrepintió: hoy
su familia está destruída y por supuesto él ya no es pastor.
Confrontación
Por la mañana, muy temprano, se levantó y fue a encontrarse con Saúl, pero le
dijeron: “Saúl se fue a Carmel, y allí se erigió un monumento. Luego dio una vuelta
y continuó hacia Guilgal.”
Salió Samuel a confrontar a Saúl. Hoy en día no se hace suficiente confrontación. Cuando
hay confrontación, llueven las críticas argumentando que a los pastores nos “falta amor”.
Recordemos que Pablo confrontó a Pedro delante de todos.
Saúl sabía el lenguaje religioso: “¡Que el Señor te bendiga!” le dijo a Samuel. ¿Ven cómo
quería bajarle el enojo al profeta? Luego quiso justificarse. Cuando alguien anda mal, lo
primero que hace es justificarse, sin que nadie se lo pida. Si tu hablas con alguien y lo
primero que hace es justificarse, es un indicador de que probablemente está escondiendo
algo. En el caso de Saúl, Samuel no le creyó.
¿No es cierto que, aunque te creías poca cosa, has llegado a ser jefe de las tribus
de Israel? ¿No fue el Señor quien te ungió como rey de Israel, y te envió a cumplir
una misión? Él te dijo: Ve y destruye a esos pecadores, los amalecitas. Atácalos
hasta acabar con ellos. ¿Por qué, entonces, no obedeciste al Señor? ¿Por qué
echaste mano del botín e hiciste lo que ofende al Señor? (1Sa 15:16-19 NVI)
La palabra hebrea para “comunicarte” es «nagád» que significa denunciar. Samuel sale a
confrontar a Saúl, a denunciar su pecado. Hoy en día escasean los que se atreven a
denunciar y confrontar.
Una vez en España hablé con un ministro de alabanza muy famoso. Estábamos hospedados
en un hotel y me llamó para invitarme a McDonald’s. Dios me había dado muchas veces
palabras para él, así que cuando me invitó me quedó claro que era el momento para
decírselo. Estando en el restaurante le dije: “Oye hermano, te voy a compartir lo que Dios
me dijo que te dijera.” “Dime Chuy”, me respondió. “Te has corrompido. Has torcido la
Palabra de Dios. Has construido un ministerio grande pero sin Él. ¿Estás dispuesto a
renunciar a todo eso que has construído y seguir a Dios?” Me dijo que Dios le había
hablado ya tres veces por medio de diferentes personas y que lo iba a analizar. Sin embargo
le dio la espada a Dios, no reaccionó a la denuncia.
Aquí Saúl se comporta como en las telenovelas, cuando la esposa se encuentra al marido
con “la otra” y éste intenta justificarse diciendo “¡Esto no es lo que parece! Mi amor, no es
lo que estás pensando.” Es obvio lo que está sucediendo, pero igual trata de justificarse.
Saúl lo intenta, y lo hace culpando otra vez al pueblo. Supongamos que realmente fue el
pueblo quien retuvo parte del botín: igual era responsabilidad del rey detenerlos y
conducirlos a la obediencia a Dios. Ay del pastor que no estorba al pueblo de
descarriarse de los caminos de Dios. En el día del juicio, ante el tribunal de Cristo, no va
haber nadie contigo. Vas a estar delante de Él tú sólo rindiendo cuentas por tus obras.
Todos vamos a comparecer delante del tribunal de Cristo. ¿Estás listo? ¿Qué le dirás?
¿En qué se complace más Dios? ¿En que dejes de comer carne (por la cuaresma) o en que
dejes de mentir? ¿En un rito externo o en una actitud interna? El precio del discipulado es
hacer la voluntad de Dios. Si Dios te dice algo y no lo haces, es rebeldía, y aquí dice que
es equivalente al pecado de la brujería. La arrogancia, la obstinación, es persistir en un
error. Si persistimos en algo, dice Dios que es como idolatría delante de Él. Saúl sigue con
sus escusas y clama a Dios con supuesto arrepentimiento. Pero le pide perdón a Samuel, no
a Dios. El único que puede perdonar pecados es Dios.
Discernimiento
Samuel tenía discernimiento, no creyó en la palabrería
de Saúl. Discernimiento es distinguir entre lo bueno
y lo malo, entre lo vil y lo puro. Hoy en día hace falta
más discernimiento.
Saúl aquí estaba pensando en su imagen delante de las personas, en su reputación, igual que
muchos políticos y ministros. Al final, la Biblia dice que Saúl adoró al Señor. ¿Ustedes
creen que Dios recibió esa adoración? ¡No! Adoración de labios no es recibida por Dios si
no es acompañada de un corazón humillado.
Duro con el Pecado
Mientras Saúl estaba “adorando”, Samuel completó la orden que se le había dado a Saúl.
Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: “Sin duda que el trago amargo de
la muerte ya pasó.” Pero Samuel le dijo:
Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu
madre.
Y allí en Guilgal, en
presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag. (1Sa 15:32-33 NVI)
Agag aquí simboliza el pecado, y Samuel trató drásticamente con Agag: lo hizo pedacitos.
Dios trata drásticamente con el pecado, no podemos jugar con él.
Sin Trato
Esa fue la última vez que Saúl y Samuel se vieron:
Luego regresó a Ramá, mientras que Saúl se fue a su casa en Guibeá de Saúl. Y
como el Señor se había arrepentido de haber hecho a Saúl rey de Israel, nunca más
volvió Samuel a ver a Saúl, sino que hizo duelo por él. (1Sa 15:34-35 NVI)
Y Noé hizo todo según lo que Dios le había mandado. (Gen 6:22 NVI)
Moisés hizo todo tal y como el Señor se lo mandó. (Exo 40:16 NVI)
La Relación Maestro-Discípulo
Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; y a otros,
pastores y maestros, a fin de capacitar al pueblo de Dios para la obra de servicio, para
edificar el cuerpo de Cristo. De este modo, todos llegaremos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a una humanidad perfecta que se conforme a la plena
estatura de Cristo. (Efe 4:11-13 NVI)
Jesús tiene una visión clara: formar discípulos y formarlos bien, capacitados,
perfeccionados para ser como Él, que a su vez preparen a más discípulos conforme a la
plena estatura de Cristo.
En los días de Jésús, la relación entre los maestros y sus
discípulos era sumamente importante: un discípulo
obedecía más al maestro que a sus propios padres. Jesús, sin
embargo, fue diferente a los otros maestros en varios
aspectos:
2- Relación Permanente
Los discípulos seguían a sus maestros por cierto tiempo y luego se separaban de ellos. Sin
embargo, los de Jesús son discípulos permanentes. Jesús dijo que, el que pone su mano
en el arado y luego mira atrás, no es digno de ser su discípulo.
Si usted dice ser Su discípulo, debe dejar el estilo de vida del mundo. Recordemos por
ejemplo la historia de la esposa de Lot, la cual no pudo contenerse de mirar hacia Sodoma y
Gomorra -símbolo del pecado- y se convirtió en una estatua de sal.
“Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante
contra ustedes toda clase de calumnias. (Mat 5:11 NVI)
Si Jesús fue calumniado… ¡cómo pensar que sus seguidores no lo seremos! En 1989 mi
esposa y yo fuimos misioneros en Argentina por dos años. Allá nació mi hija. Cuando
volvimos a México, una hermana de la iglesia me saludó y me preguntó si nos habíamos
ido a Argentina para ocultar el hecho que mi esposa, Vicky, había quedado embarazada de
otro hombre. ¡Puras calumnias! Para ser honesto, cuando alguien te difama así, duele.
Contrariado me fui a orar y Dios me preguntó: “¿la acusación es falsa o verdadera?”. “Es
falsa, Señor” le respondí. “No te preocupes entonces. Preocúpate cuando te acusaren de
algo cierto,” me dijo, “pues entonces te las verías conmigo”.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen,* para que sean
hijos de su Padre que está en el cielo. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que
llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué
recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si
saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta
los gentiles? (Mat 5:44-47 NVI)
Por alertar a los creyentes acerca de los
falsos profetas, los líderes de Casa de
Oración hemos recibido amenazas de
muerte, muchas de ellas por teléfono,
anónimas. Luego de identificar el origen de
una de aquellas llamadas nos comunicamos
con la persona que nos amenazaba, quien
resultó ser -nada menos- ¡el hijo de un
pastor! Alguien dijo que la iglesia es como
el Arca de Noé: soportamos el
amontonamiento, las apreturas y hasta los
malos olores con tal de evitar el jucio de
afuera. La iglesia está llena de ovejas, pero
también hay potros salvajes, serpientes,
cabritos, lagartos, y uno que otro Diablo rojo.
¡El colmo de lo que ocurre al interior de la iglesia de hoy es un video que circula en
Internet: un pastor maldice a todos los que se pronuncien contra su ministerio! Que quede
claro: ese no es un verdadero discípulo de Jesús.
Martillo y Cincel
En contraparte, es hermoso observar la formación del Apóstol Pedro en la Biblia. Su
enseñanza no se parece nada a lo que se predica hoy en día:
Pero ¿cómo pueden ustedes atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer
el mal? En cambio, si sufren por hacer el bien, eso merece elogio delante de Dios. Para
esto fueron llamados, porque Cristo sufrió por ustedes, dándoles ejemplo para que sigan sus
pasos. “El no cometió ningún pecado ni hubo engaño alguno en sus labios.”* (1Pe 2:20-22
NVI)
Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo, porque el glorioso
Espíritu de Dios reposa sobre ustedes. Que ninguno tenga que sufrir por asesino, ladrón o
delincuente, ni siquiera por entrometido. Pero si alguien sufre por ser cristiano, que no se
avergüence, sino que alabe a Dios por llevar el nombre de Cristo. (1Pe 4:14-16 NVI)
Ser llamado Cristiano era una burla durante el primer siglo. Hoy parece ser una moda: Un
montón de artistas se dicen Cristianos, pero viven según el mundo.
1- Vida Moral
Nuestra vida debe ser moralmente limpia. Entre nosotros, en la iglesia, hay personas sin
esta cualidad básica. Sin ir más lejos, hace unos días me trajeron un mensaje de correo
electrónico escrito por una mujer casada quien le escribía a su amante: “Mi amor, el
domingo fui a la iglesia con mi marido y luego salimos de vacaciones. ¡Cómo me hiciste
falta!” La mujer y su marido acuden a otra iglesia en esta misma ciudad y el amante de
ella, el destinatario del correo, ¡viene a Casa de Oración! La persona que me trajo el
mensaje me explicó: “yo ya he confrontado a
este hombre pero no recibe la exhortación,
así que ahora lo traigo a la iglesia”. Esta
persona estaba siguiendo el método Bíblico
de Mateo 18 para enfrentar el pecado en la
iglesia, aunque más de algún ignorante de
las Escrituras aún diría que a éste “le faltó
amor” o que “no debería juzgar”.
2- Vida Familiar
Nuestra vida familiar debe ser como lo desea
Jesús el Maestro. Una jovencita me buscó
llorando hace unos días, diciendo que su
papá golpea a su mamá y los maltrata a todos en casa. Le pregunté si su papá es Cristiano y
ella me dijo, “sí, usted lo saluda aquí en la iglesia.” Una verdadera vergüenza. Nuestra vida
familiar debe ser agradable a Dios; no creo que alguien no entienda en qué consiste ésto.
3- Vida Laboral
Nuestra vida laboral también debe ser conforme a lo que dice el Maestro. Si usted le miente
a su patrón o le cobra cuentas falsas o alteradas, seamos claros: usted no es un verdadero
discípulo.
¿Simpatizantes o Discípulos?
Aquí la Palabra hace una distinción entre los discípulos y la multitud de simpatizantes:
Jesús se retiró al lago con sus discípulos, y mucha gente de Galilea lo siguió. (Mar 3:7
NVI)
Los muchos simpatizantes sacaron ramos de palma y clamaron “Hossana al Hijoi de David”,
pero apenas unos días después le pidieron a gritos a Pilato que liberara a Barrabás y
crucificara a Jesús. ¿Es usted un simpatizante… o un discípulo? De esto hablaremos
mucho más extensamente en nuestro próximo tema de esta serie.
Hoy en día muchos buscan a Jesús por lo que Él da: vienen por su sanidad, a presenciar un
avivamiento o a recibir polvi de oro, pero los verdaderos discípulos se interesan por lo
que dice Jesús, por su enseñanza.
Enséñanos a Orar
Un día, los discípulos le pidieron a Jesús que les enseñara a orar. Jesús les respondió con
las que ahora son las palabras más recordadas de la Biblia. Examinemos este pasaje en el
que se encuentran algunas pruebas de quiénes son los verdaderos discípulos. Estas son las
instrucciones del Maestro formando discípulos:
Resistencia
El barro no se resiste al Alfarero. El mármol no se resistió a Miguel Ángel. El verdadero
discípulo no se resiste a la mano de Jesús. El cincel del Escultor sobre nuestra vida dolerá,
pero su intervención valdrá la pena.
Señor, sólo en tus manos puedo ser formado. No quiero ser formado por las filosofías
de este Mundo.
10.¿Discípulos o Simpatizantes?
La Iglesia Cristiana es, por así decirlo, simpática: son muchos los que se
sienten atraídos hacia ella por una especie de identificación con valores como “lo
bueno” o “lo bello”, pero no porque deseen establecer alguna relación estable, firme o
comprometida. Así es nuestra iglesia: está llena de muchos simpatizantes y de pocos
discípulos verdaderos. Para Jesús no es importante que muchos le digan “yo te sigo” sino
que, quienes lo decian, lo hagan íntegramente y con buenas motivaciones, que sus
seguidores tengan una buena razón para seguirle.
El siguiente versículo deja muy claro que ciertamente hay discípulos, pero que hay “de
otros” entre los que vienen al Señor:
… salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos … y de una gran multitud… (Mar
10:46 NVI)
Lo Espiritual antes de lo Material
Vamos a ver varios pasajes donde se establecen diferencias entre los discípulos y los
“simpatizantes”.
Comparemos la actitud contrastante de las personas que aparecen en estos dos pasajes:
–Ciertamente les aseguro que ustedes me buscan, no porque han visto señales sino porque
comieron pan hasta llenarse. (Jua 6:26 NVI)
Luego entró en una casa, y de nuevo se aglomeró tanta gente que ni siquiera podían
comer él y sus discípulos. (Mar 3:20 NVI)
Cuando usted escuche un mensaje que intente conducirle a la búsqueda de lo material antes
de lo espiritual, está frente a un mensaje falso, ajeno al Espíritu de las Escrituras. El
verdadero discípulo pone lo espiritual antes de lo material. El verdadero discípulo está
agradecido con Dios, tanto cuando tiene pan en abundancia como cuando sufre escasez.
Gratitud
Un día vinieron a Jesús unos leprosos, usted debe recordar la historia. Este relato nos
muestra de nuevo el contraste entre discípulos y simpatizantes.
Recordemos que la lepra era una enfermedad incurable en ese tiempo, y que en la Biblia
aparece como símbolo del pecado.
Cuando estaba por entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres enfermos de
lepra. Como se habían quedado a cierta distancia, (13) gritaron: –¡Jesús, Maestro, ten
compasión de nosotros! (14) Al verlos, les dijo: –Vayan a presentarse a los sacerdotes.
Resultó que, mientras iban de camino, quedaron limpios. (15) Uno de ellos, al verse ya
sano, regresó alabando a Dios a grandes voces. (16) Cayó rostro en tierra a los pies de
Jesús y le dio las gracias, no obstante que era samaritano. (17) –¿Acaso no quedaron
limpios los diez? –preguntó Jesús–. ¿Dónde están los otros nueve? (18) ¿No hubo ninguno
que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? (19) Levántate y vete –le dijo al
hombre–; tu fe te ha sanado. (Luc 17:12-15 NVI)
Notemos que en el versículo 13 que lo
llaman “Maestro.” Al llamarlo maestro
están afirmando que están dispuestos a ser
sus
discípulos.
¡Pero sólo
uno regresó
con Jesús!
En el
versículo 14
vemos que
Jesús los envía con los sacerdotes (que diagnosticaban la
lepra y podían proclamar sanidad). Es claro que todos le
creyeron a Jesús, ya que fueron. Tuvieron suficiente fe
para ser sanados de su enfermedad.
Pero, insisto, sólo uno de ellos decidió regresar agradecido. El verdadero discípulo tiene,
además de fe, gratitud a Dios. Todos recibieron sanidad, pero los otros nueve, cuando
recibieron lo que querían, siguieron su camino.
Adoración
El el versículo 16 dice que “cayó su rostro en tierra a los pies de Jesús“, acto de adoración
que únicamente se le da a Dios. Jesús recibió esta adoración.
Cayó rostro en tierra a los pies de Jesús y le dio las gracias, no obstante que era
samaritano. (17) –¿Acaso no quedaron limpios los diez? –preguntó Jesús–. ¿Dónde
están los otros nueve? (18) ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios,
excepto este extranjero? (19) Levántate y vete –le dijo al hombre–; tu fe te ha
sanado. (Luc 17:16-19 NVI)
Hace unos años hubo una campaña evangelística en la Plaza de Toros de Guadalajara, a la
cual invitamos a una persona que venía en silla de ruedas. Al terminar el evento pude ver a
esta persona ya sana, saltando, con la silla de ruedas levantada en sus brazos. Me
pregunto… ¿dónde está esa persona hoy en día? Hizo lo mismo que los nueve leprosos;
recibió su sanidad, mas ya nunca regresó.
Jesús le dijo al hombre sano que regresó “Tu fe te ha salvado” (RV60). Los otros nueve
tuvieron fe para ser sanados, pero éste recibió además la salvación. ¿Qué es más
importante, una sanidad o la salvación eterna? ¿Que prospere tu negocio o que viva tu
alma?
No Buscando Comodidad
Conoce al Maestro
Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: –¿Quién
dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron: (14) –Unos dicen que es Juan el
Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. (15) –Y ustedes,
¿quién dicen que soy yo? (16) –Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente –afirmó Simón
Pedro (Mat 16:13-16 NVI)
Los simpatizantes tenían un montón de respuestas: decían que Jesús era Juan el Bautista,
que era Elías el mata profetas o Jeremías el llorón. Hoy en día los simpatizantes tienen
también respuestas erróneas sobre Jesús: dicen que Jesús se fue de muchacho al Tibet a
estudiar con los Lamas, que tuvo hijos con María Magdalena, o que se fue a Grecia a
estudiar la filosofía de Sócrates. Los que dicen estas cosas no conocen a Jesús. El
verdadero discípulo conoce a su Maestro.
Para Jesús es importante que sus discípulos sepan quién es Él. Para Jesús es importante
que sepamos porqué Él hace lo que hace, piensa lo que piensa, dice lo que dice.
–Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás –le dijo Jesús–, porque eso no te lo reveló ningún
mortal,* sino mi Padre que está en el cielo. (Mat 16:17 NVI)
Obediencia
El Verdadero Discípulo entiende que las órdenes del Señor son más altas que las de los
hombres.
Un amigo mío me buscó hace no mucho y me dijo que “le bajara” a mi predicación, porque
estaba perdiendo amigos al denunciar prácticas contrarias a la Biblia infiltradas en la iglesia
moderna. No estoy dispuesto a ”bajarle”: ningún discípulo verdadero debe bajar el
mensaje de Dios para agradar a los hombres.
Sacrificio
Timoteo, con Maura su esposa, no llevaban siquiera tres semanas de casados cuando
fueron separados uno del otro por la persecución. Timoteo fue llevado ante Arriano,
gobernador de The-bais, que hizo todo lo posible para inducirlo a abrazar la
superstición pagana. Percibiendo que sus esfuerzos eran vanos, y sabiendo que Timoteo
tenía las Escrituras, el gobernador le ordenó que las entregara para quemarlas, a lo que
Timoteo respondió: “Si tuviera hijos, preferiría entregarlos para ser sacrificados, antes
que separarme de la Palabra de Dios“. El gobernador, airado con la respuesta ordenó que
le sacaran los ojos con hierros candentes, diciendo: “Los libros serán inútiles para ti, ya que
no podrás leerlos”.
Timoteo soportó el castigo con tal paciencia que el gobernador se enojó aun más y ordenó
que lo colgaran de los pies, con un peso atado en su cuello y una mordaza en su boca.
Timoteo soportó este nuevo trance con gran valor. Cuando el gobernador se enteró que este
hombre era recién casado y que estaba muy enamorado de su esposa, mandó a buscar a
Maura y le prometió como generosa recompensa la vida de su marido, si ella lograba que él
ofreciera sacrificio a los ídolos. Maura, vacilante en su fe e impulsada por el amor a su
marido, aceptó la impía propuesta.
Ante su esposo, Maura trató de minar su constancia con el idioma del afecto. Cuando le
sacaron la mordaza a Timoteo, éste le señaló a su esposa el error que ella cometía “por
amor” y ratificó su resolución de morir por su fe. Maura insistía en salvar la vida de su
esposo, hasta que Timoteo la censuró tan fuertemente que la hizo recapacitar y volver a su
fe. El gobernador ordenó que la torturaran junto a su marido, lo cual fue hecho con gran
severidad. Timoteo y Maura fueron crucificados uno cerca del otro, en el año 304 después
de Cristo. [De Desarrollo Cristiano]
Un verdadero discípulo está dispuesto a sufrir y aún a morir antes de negar su fe.
Éstos entregaron sus vidas por amor a su Maestro. ¿Lo haría usted?
Cuando vio a las multitudes, subió a la ladera de una montaña y se sentó. Sus discípulos se
le acercaron, y tomando él la palabra, comenzó a enseñarles diciendo: “Dichosos los
pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece. (Mat 5:1-3 NVI)
Pobres en Espíritu
Josafat
¡Mira cómo nos pagan ahora, viniendo a arrojarnos de la tierra que tú nos diste como
herencia! Dios nuestro, ¿acaso no vas a dictar sentencia contra ellos? Nosotros no
podemos oponernos a esa gran multitud que viene a atacarnos. ¡No sabemos qué hacer!
¡En ti hemos puesto nuestra esperanza!” Todos los hombres de Judá estaban de pie
delante del Señor, junto con sus mujeres y sus hijos, aun los más pequeños. Entonces el
Espíritu del Señor vino sobre Jahaziel, hijo de Zacarías y descendiente en línea directa de
Benaías, Jeyel y Matanías. Este último era un levita de los hijos de Asaf que se encontraba
en la asamblea. Y dijo Jahaziel: “Escuchen, habitantes de Judá y de Jerusalén, y escuche
también Su Majestad. Así dice el Señor: No tengan miedo ni se acobarden cuando vean ese
gran ejército, porque la batalla no es de ustedes sino mía. (2Cr 20:11-15 NVI)
El ejército que enfrentaba al de Israel contaba con el doble de efectivos en sus filas: todo
haría pensar que el ejército de Dios sufriría una aplastante derrota. Josafat no podía hacer
nada en sus fuerzas contra el enemigo, pero había depositado su confianza en Dios.
Igualmente nosotros, cuando no sabemos que hacer, o cuando no
podemos hacer nada… debemos refugiarnos en Jesús, no en el
licor o en los bienes materiales de otra persona. Debemos esperar a
que Dios pelee por nosotros.
Salomón
“Ahora, Señor mi Dios, me has hecho rey en lugar de mi padre David. No soy más que un
muchacho, y apenas sé cómo comportarme. Sin embargo, aquí me tienes, un siervo tuyo
en medio del pueblo que has escogido, un pueblo tan numeroso que es imposible contarlo.
Yo te ruego que le des a tu siervo discernimiento para gobernar a tu pueblo y para
distinguir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién podrá gobernar a este gran pueblo
tuyo? Al Señor le agradó que Salomón hubiera hecho esa petición, de modo que le dijo:
Como has pedido esto, y no larga vida ni riquezas para ti, ni has pedido la muerte de tus
enemigos sino discernimiento para administrar justicia, voy a concederte lo que has pedido.
Te daré un corazón sabio y prudente, como nadie antes de ti lo ha tenido ni lo tendrá
después. Además, aunque no me lo has pedido, te daré tantas riquezas y esplendor que en
toda tu vida ningún rey podrá compararse contigo. (1Re 3:7-13 NVI)
Salomón reconocía que era débil, que dependía de Dios. Se limitó a pedir un corazón
entendido, discernimiento para gobernar al numeroso pueblo que ahora dirigía.
Algunos me preguntan cómo hago para pastorear a varios miles de personas. Mi respuesta
es siempre la misma: sólo con la fuerza de Dios se puede hacer eso. Dios nos da la fuerza y
la sabiduría para enfrentar las cosas que Él mismo pone en nuestro camino. De igual modo,
por ejemplo, cada padre de familia ha de pedir sabiduría para pastorear a su familia.
Jesús dijo “separados de mí, no pueden ustedes hacer nada.” Un verdadero discípulo
depende de Dios.
David
Pablo
Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: “Te basta con mi gracia,
pues mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por lo tanto, gustosamente haré más bien
alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me
regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro
por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte. (2Co 12:8-10 NVI)
Este sí era un Apóstol de verdad, no como los “apóstoles” de hoy que presumen sus jets,
sus trajes y las estampas de su pasaporte. Pablo dice que se goza en sus debilidades porque
muestra la supremacía de Cristo.
Conozco tus obras; sé que no eres ni frío ni caliente. ¡Ojalá fueras lo uno o lo otro! Por
tanto, como no eres ni frío ni caliente, sino tibio, estoy por vomitarte de mi boca. Dices:
‘Soy rico; me he enriquecido y no me hace falta nada’; pero no te das cuenta de que el
infeliz y miserable, el pobre, ciego y desnudo eres tú. Por eso te aconsejo que de mí
compres oro refinado por el fuego, para que te hagas rico; ropas blancas para que te vistas y
cubras tu vergonzosa desnudez; y colirio para que te lo pongas en los ojos y recobres la
vista. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo. Por lo tanto, sé fervoroso y
arrepiéntete. (Apo 3:15-19 NVI)
¿Qué sucedió para que se hicieran tibios? Sencillo: confiaban en sus logros y en sus
posesiones (‘soy rico… no me hace falta nada’). Mostraban orgullo, autosuficiencia. Pero
Dios les llama infelices, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Eso mismo les dice Dios a
quienes no son pobres en espíritu.
Regresemos a Mateo 5 para ver una característica más del discípulo verdadero:
Dichosos los que lloran, porque serán consolados. (Mat 5:4 NVI)
Cuando Jesús dijo “los que lloran”… ¿se refería a cualquier tipo de llanto?
¿Bienaventurado el homosexual que llora porque su novio lo dejó? ¿Bienaventurado el ateo
que llora porque murió su esposa? ¿Bienaventurado el idólatra que llora porque perdió su
trabajo? ¡No!
Aquí en la congregación una matrimonio acaba de pasar un momento muy amargo. Su hija
de 21 años enfermó de cáncer y, luego de sufrir por mucho tiempo, murió hace pocas
semanas. Cuando hablé con ellos me dijeron que tenían una paz y un gozo indescriptibles.
El Consolador les dio gozo en medio de la tribulación, en medio de su llanto.
Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra
habían dejado de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva
Jerusalén, que bajaba del cielo, procedente de Dios, preparada como una novia
hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz que provenía del trono y
decía: “¡Aquí, entre los seres humanos, está la morada de Dios! Él acampará en medio de
ellos, y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjugará
toda lágrima de los ojos.
Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado
de existir.” El que estaba sentado en el trono dijo: “¡Yo hago nuevas todas las cosas!” Y
añadió: “Escribe, porque estas palabras son verdaderas y dignas de confianza.” (Apo 21:1-5
NVI)
Los verdaderos discípulos son consolados cuando lloran. Si usted lo es, reciba la
consolación de Dios.
Bienaventurados los listos que engañan a medio mundo, porque ellos serán
triunfadores.
Bienaventurados los ricos y famosos porque disfrutarán las riquezas de este mundo
y de la vida.
Bienaventurados los exitosos y triunfadores porque no hay obstáculo que se les
oponga.
Bienaventurados los campeones porque no saben lo que es la derrota.
Bienaventurados los que piensan positivo porque todo lo que proclaman recibirán.
Bienaventurados los que confían en sí mismos, gócense y disfruten de los Óscares
y de los Grammy’s que merecen sólo los triunfadores.
Felices los que han salido de la pobreza y de la mediocridad porque de ustedes
son los reinos de este mundo.
En Lucas 9, cuando los discípulos vieron a alguien que no estaba haciendo lo que a ellos les
parecía correcto le preguntaron a Jesús: “¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para
que los destruya?”
Notemos cómo ellos sabían que tenían poder, pero pedían permiso para usarlo. Eso es
ser humilde, manso. Un Verdadero Discípulo obedece las órdenes del Maestro.
Por causa de eso Moisés huyó al desierto, donde pasó 40 años sin fiestas ni glamour, sólo
alacranes y ovejas. Dios usó esta situación para hacerlo manso. Cuarenta años en
preparación para el liderazgo. Y hoy, ¿de dónde sacan que en 40 días se preparan líderes en
las iglesias?
Moisés, humilde.
Mientras pastoreaba ovejas, Moisés vio la zarza ardiendo y fue a investigar qué ocurría.
Dios le dijo: “Moisés. Moisés. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa.” En
ese mismo instante Moisés obedeció, no se puso a discutir con Dios. Dios le informa a
Moisés que lo va a enviar a servirle y la respuesta es “No Puedo.” Eso era exactamente lo
que quería escuchar Dios; cuarenta años antes probablemente hubiera dicho que sí podía,
aunque confiando en sus propias fuerzas. Al final Moisés va a cumplir la voluntad de Dios,
diciendo que “Yo Soy” lo enviaba. La humildad consiste en someterse a Dios.
Desobediencia con Milagro
Un día el pueblo deseó linchar a Moisés.
La gente, en pleno éxodo en el desierto,
extrañaba la comida de Egipto. Su líder fue
delante de Dios a pedir lo que el Pueblo
quería. Dios le dijo que le debía hablar a la
roca, que de ella iba a brotar agua para
todo Israel. En ese momento el enojo de
Moisés rebasaba los límites y en lugar de
hablarle a la roca, la golpeó. Así,
desobedeció, pero igualmente Dios hizo el
milagro y brotó agua y bebió todo el
pueblo. Hoy en día a muchos no les
importa violar la Palabra de Dios, con
tal de ver un milagro.
Moisés ascendió de las llanuras de Moab al monte Nebo, a la cima del monte Pisgá, frente a
Jericó. Allí el Señor le mostró todo el territorio que se extiende desde Galaad hasta Dan,
todo el territorio de Neftalí y de Efraín, Manasés y Judá, hasta el mar Mediterráneo. Le
mostró también la región del Néguev y la del valle de Jericó, la ciudad de palmeras, hasta
Zoar. Luego el Señor le dijo: “Éste es el territorio que juré a Abraham, Isaac y Jacob que
daría a sus descendientes. Te he permitido verlo con tus propios ojos, pero no podrás
entrar en él.” (Deu 34:1-4 NVI)
Parece drástica la decisión de Dios, pero quién puede discutir con Él. Moisés no lo hizo
tampoco, lo cual comprueba su mansedumbre. En contraparte, muchos no pueden pasar
un problema sin reclamarle a Dios: “¡Yo Diezmo! ¿Por qué me haces esto?”
Mis queridos hermanos: no se engañen. Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende
de lo alto, donde está el Padre que creó las lumbreras celestes, y que no cambia como los
astros ni se mueve como las sombras. Por su propia voluntad nos hizo nacer mediante la
palabra de verdad, para que fuéramos como los primeros y mejores frutos de su creación.
Mis queridos hermanos, tengan presente esto: Todos deben estar listos para escuchar, y ser
lentos para hablar y para enojarse; pues la ira humana no produce la vida justa que Dios
quiere. Por esto, despójense de toda inmundicia y de la maldad que tanto abunda, para que
puedan recibir con humildad la palabra sembrada en ustedes, la cual tiene poder para
salvarles la vida. (Stg 1:16-21)
Meditemos la Palabra
Terminemos este artículo meditando en algunos pasajes Bíblicos que hablan de la
humildad:
“Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.
Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde
de corazón, y encontrarán descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es
liviana.” (Mat 11:28-30)
Yod – Él dirige en la *justicia a los humildes, y les enseña su camino. (Sal 25:9)
El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos.
(Sal 138:6)
Porque lo dice el excelso y sublime, el que vive para siempre, cuyo *nombre es *santo: “Yo
habito en un lugar santo y sublime, pero también con el contrito y humilde de espíritu, para
reanimar el espíritu de los humildes y alentar el *corazón de los quebrantados. (Isa
57:15)
Fue mi mano la que hizo todas estas cosas; fue así como llegaron a existir afirma el Señor.
“Yo estimo a los pobres y contritos de espíritu, a los que tiemblan ante mi palabra. (Isa
66:2)
Mateo 5:6-7
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia,
porque ellos serán saciados. Bienaventurados los
misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Cuando Jesús dice “Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia”, nos está
hablando de un rasgo de carácter que deben desarrollar y mostrar sus discípulos.
Un Verdadero Discípulo tiene hambre y sed de justicia, es decir, desea ser recto y
justo. Así se va conformando a la imagen de Dios.
Otro significado de la palabra dikaiosúne es Justificación.
¿Qué es la Justificación?
Es el acto por el cual Dios declara
absuelto, sin delito ni pecado, a todo
aquel que ha creído en el sacrificio
de Cristo. Él es Justo y debe castigar
el pecado, por el cual nosotros
deberíamos de haber sido castigados,
pero por amor a nosotros envió a su
hijo Jesucristo a que pagara por
nuestros pecados en nuestro lugar.
Rom. 5.1 Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro
Señor Jesucristo)
Rom. 3.22-25 la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen
en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para
manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados
pasados.
2 Cor. 5.21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
fuésemos hechos justicia de Dios en él.
Martin Lutero, el gran reformador de la Iglesia en la Edad Media, sufría mucho porque
tenía un gran vacío en su corazón. Sabía que iría al infierno al morir. En medio de su
necesidad desesperada ingresó a un convento donde se aplicaban castigos físicos como
método para limpiar los pecados y conseguir el favor de Dios. Lutero seguía vacío. Un día
fue a confesarse ante un sacerdote y duró 11 horas declarando sus pecados; tampoco pudo
obtener la paz que necesitaba. Tenía una carga inmensa y un gran deseo de encontrar a
Dios.
En esa búsqueda encontró a un sacerdote, quien luego sería su tutor: él le recomendó leer la
Biblia y buscar a Jesucristo, convencido de que sólo en la Palabra de Dios encontraría la
paz y el perdón que necesitaba. Al estudiar, Lutero encontró el texto que dice: “El justo
por la fe vivirá” y entendió que creer en el sacrificio de Cristo le daría la vida eterna, la
seguridad de la salvación y la paz que tanto necesitaba. Fue así como Lutero encontró la
forma de relacionarse correctamente con Dios, así como la equidad y la justicia de su
carácter.
Buscar el reino de Dios y su justicia es una actitud del corazón del discípulo, el cual tiene
en ello su tesoro. Donde está nuestro tesoro, está nuestro corazón.
Preocupémonos por hacer ante todo la voluntad de Dios y no nos afanemos en buscar cosas
terrenales. Buscar primero lo material es la actitud de cualquier incrédulo. Un verdadero
discípulo tiene como prioridad buscar al Señor y hacer lo que Él dice.
Debemos estar contentos con nuestra situación actual, como decía Pablo en Filipenses 4.12:
Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado. Muchos
no están contentos con su escasez, pero otros van incluso más allá y, aunque poseen bienes,
no están contentos con lo que tienen porque quieren más. Un verdadero discípulo espera
la provisión de Dios y está conforme con ella, independientemente de lo abundante o
lo escasa que ésta sea.
Los Misericordiosos
Mateo 5:7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Las primeras cuatro bienaventuranzas nos hablan sobre el carácter de Discípulo. En ellas el
Señor nos describe la pobreza de espíritu, el llanto producido por la necesidad de Dios,
la humildad y la mansedumbre, y luego del hambre y la sed de Dios y su justicia. Esto
nos habla de un orden establecido por Dios: primero forma nuestro carácter y, una vez
desarrollado, podemos ser misericordiosos. Sólo así se formará en el verdadero discípulo un
corazón que siente compasión por las miserias y las tragedias de los demás.
Dios tuvo compasión cuando vio la condición en la que estábamos: muertos en nuestros
delitos y pecados. Él, grande en misericordia, mostró su amor para con nosotros en que
siendo aun pecadores Cristo murió por nosotros.
El Verdadero Discípulo sabe que ha recibido misericordia de Dios y que, por lo tanto,
debe mostrar misericordia y perdonar a los que le ofenden.
¿Cómo actuamos hoy ante escenarios parecidos al que Jesús nos describe en esta
historia?
Mateo 5:8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
Esta bienaventuranza tiene que ver con la parte más íntima del ser humano: EL
CORAZÓN.
El corazón es:
Limpio o Sucio
Sincero o Hipócrita
Bueno o Malo
Tengamos claros los dos elementos de esta bienaventurados: los limpios de corazón son
herederos de una promesa inconmensurable: verán a Dios.
Estudiemos estas dos palabras: Limpio y Corazón. Así entenderemos en toda su magnitud
esta promesa que el Señor hace a sus discípulos.
Limpio
La palabra “limpio” se traduce de la palabra griega katharos que significa libre de
impureza, sin fraude, genuino, real. Esta palabra se usaba en tiempos de Jesús para
referirse
Así, cuando Jesús dice “bienaventurados los de limpio corazón”, se refiere a los discípulos
cuyos motivos son sinceros, puros, transparentes como el agua limpia, diáfanos como el
cristal, transparentes como la luz.
Cuando Jesús seleccionó a sus primeros discípulos se encontró con Felipe y con Natanael.
El Señor Jesús reconoció en Natanael a un verdadero discípulo. Veamos este pasaje en
Juan 1:47
Felipe halló a Natanael, y le dijo: Hemos hallado a aquél de quien escribió Moisés en la ley,
así como los profetas: a Jesús, el hijo de José, de Nazaret. Natanael le dijo: ¿De Nazaret
puede salir algo de bueno? Le dijo Felipe: Ven y ve. Cuando Jesús vio a Natanael que se le
acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño.
Jesús reconoció en Natanael a un hombre sin engaño, sincero, limpio en sus aspiraciones
por encontrar a Dios.
La pregunta ahora es: ¿Qué dice Jesús de ti, que dice Jesús de mí?
El Corazón de Judas, por ejemplo, no era genuino: escondía avaricia, traición, hipocresía.
Jesús no ignoraba la condición del corazón de Judas, como tampoco ignora la de nuestro
corazón.
Salmo 24:3-4
¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos
y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño.
¿Puede usted levantar sus manos al Señor y decir: todo lo que tengo, mi automóvil, mi casa,
la ropa que uso, los he conseguido limpiamente? ¿Puede afirmar que todo lo que posee lo
logró con manos limpias, sin engaño, sin mentiras o fraudes? Tómese un tiempo para
reflexionar y responder esta pregunta.
Corazón
La otra palabra del versículo Mateo 5:8 que vamos a estudiar es “corazón” que se tradujo
de la palabra griega kardía, cuya definición es el órgano principal en la vida física de los
seres humanos. Pero cuando la Biblia habla de corazón, lo hace una manera simbólica: se
refiere a lo más profundo del ser humano donde se asientan los pensamientos morales (o
inmorales), donde se encuentra todo lo que tiene que ver con la vida espiritual (buena o
mala), donde se hallan los elementos racionales y emocionales de nuestra vida.
Jesús hace énfasis en que los discípulos deben de ser de corazón limpio, porque él observa
lo más profundo e íntimo de nuestros pensamientos. El ser humano ciertamente ve lo
exterior, pero el Señor ve el corazón.
Alguna vez se le acercaron a Jesús ciertos escribas y fariseos y le dijeron: ¿Por qué tus
discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Porque no se lavan las manos cuando
comen pan.
¿Te has preguntado alguna vez cuántos pensamientos del corazón nos han llevado por
caminos torcidos? El corazón no sólo es engañoso (más que todas las cosas), sino también
perverso, lo cual se traduce en frágil o quebradizo. Esto quiere decir que hay circunstancias
que quiebran el corazón, luego de lo cual anidamos pensamientos y deseos malignos:
homicidios, robos, venganzas. Por naturaleza el corazón es así.
Por eso dice la Biblia: sobre todas las cosas que guardas, guarda tu corazón.
Proverbios 28:26. El que confía en su propio corazón es necio; más el que camina en
sabiduría será librado.
• Avaricia
• Bienes materiales
• Lujos
• Dinero
• Concupiscencias
Desear algo material no es malo en sí mismo. Tú puedes desear por ejemplo tener una casa
propia, pero por si por obtenerla te olvidas de Dios, o no lo tienes a Él como prioridad, ese
deseo sano en principio puede convertirse en avaricia y podrá dañar tu corazón.
Salmo 34:8. Gustad, y ved que es bueno Jehová; dichoso el hombre que confía en él.
Veamos algunos versículos que nos explican cómo debemos confiar en Dios:
El verdadero discípulo ha sido lavado y limpiado del corazón por Cristo, pero no por
ello debe confiar en su corazón, pues éste sigue inclinado a las cosas del mundo y de la
carne.
El discípulo ora y pide cada día al Señor de la siguiente manera: Crea en mi oh Dios
un corazón limpio y renueva un espíritu recto dentro de mí. Examíname oh Dios, y
conóceme, y prueba mi corazón, y ve si hay en mi camino de perversidad, y guíame en
el camino eterno, y líbrame aún de los pecados que me son ocultos. En el nombre de
Jesús. Amén.
Tabla de contenidos en Verdaderos Discípulos
Mateo 5:9
Bienaventurados los pacificadores,
porque ellos serán llamados hijos de Dios
Haciendo una paráfrasis, este versículo diría: Sumamente bendecidos son los
pacificadores, porque a ellos les pondrán por sobrenombre hijos de Dios.
Juan 1:11-13 A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;
La palabra clave para entender bien estos versículos es “llamados”. Como consecuencia de
tu fe y de tu llamado ejerces como pacificador, y es entonces que serás conocido como Hijo
de Dios.
¿Quién es un Pacificador?
Cuando Jesús dice que sumamente feliz, o sumamente bendecido es el pacificador… ¿a
quién se refiere?
La palabra “Pacificador” es la
traducción de Eirenopoiós
(pacificatorio), la cual viene del
vocablo Eirene (paz), derivada a su
vez de Eiro, que significa unir. Esta
cadena de significados nos muestra
que pacificador es el que propicia la
paz, entendida como la capacidad
de unir, de lograr la unidad.
El pacificador es un promotor de la paz, uno que es capaz de unir. ¿Y qué es lo que une? ¿A
qué paz y a qué unidad se refiere Cristo? Veamos Romanos 8:7
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la
ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
Aquí se trata de tener paz con Dios, ¿Será que estamos peleados con Dios? No, pero como
el pecado sí tiene enemistad con Dios, luego entonces el pecado nos separa de Dios.
El hombre por sí sólo no busca estar en paz con Dios; más bien se ocupa en tener paz con el
hombre… pero ni ese tipo de paz puede lograr. No es lo mismo vivir en paz con uno
mismo o con los demás, que vivir en paz y tener la paz de Dios. Estar en paz con Dios es
estar unido a Dios.
¿Podemos estar unidos a Dios mientras vivimos llenos de pecado? Claro que no.
Necesitamos del perdón y del arrepentimiento para tener paz con Dios. Necesitamos estar
en guerra con el pecado. Necesitamos que la sangre de Cristo que nos limpie de todo
pecado.
1 Juan 1:7-9
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre
de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos
engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros
pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
Jesucristo es el pacificador por excelencia: su sacrificio en la cruz es lo único que hace
posible que el hombre tenga paz con Dios.
Efesios 2:14
Porque él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de
separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados
en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz,
y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las
enemistades.
Romanos 5:1
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor
Jesucristo;
Romanos 5:10
Porque si siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo, mucho
más, estando reconciliados, seremos salvos por su vida.
Hermanos, que quede claro: no hay forma de tener paz con Dios, salvo por el sacrificio de
Cristo.
2 Corintios 5:17-20
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí
todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo
mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos
encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre
de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios.
A esos pacificadores se refiere Cristo, a los que unen a los hombres con Dios.
Ampliemos el
contexto en torno a
esta enseñanza sobre
los pacificadores:
Mateo 10:37-39
El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más
que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de
mí. El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará.
Aunque los lazos que unen a la familia suelen ser muy fuertes, no pueden impedir que
Cristo llame a reconciliación a alguno de sus miembros. El tal, seguramente, tendrá
disensión con aquellos que no han creído.
Entonces ¿qué debemos hacer si pertenecemos a una familia como esta? ¿Debemos ahogar
nuestro anhelo de unirnos más a Dios porque nuestro padre, madre o pareja no comparte
nuestra fe? ¿Debemos estar en constante contienda por la fe con algún miembro de la
familia, al grado de tener poca o nula comunicación con él?
Santiago 3:13-18 nos responde:
Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en
sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os
jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto,
sino terrenal, animal, diabólica. Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación
y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después
pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni
hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
Así que, hermano, hay que pedir sabiduría a Dios: no discutas con tus familiares incrédulos,
no uses su posición de cristiano para alardear ante ellos mejor ofréceles tu testimonio de
una vida en paz con el Señor para que, entonces, ellos también deseen reconciliarse
con Él.
¿Eres pacificador en tu casa? ¿Incitas a los de tu casa a estar en paz con Dios? Cuándo la
gente observa tu comportamiento ¿experimenta el deseo de reconciliarse con Dios… o, por
el contrario, desea alejarse más de Dios?
Que la gente en tu trabajo, en tu casa o donde quiera que te estés, encuentre en tu vida un
motivo para reconocer que también necesita a Cristo, en lugar de seguirlo rechazando.
Para ser pacificadores primero hay que ser sabios. Un pacificador es constante en su deseo
de reconciliar a la gente con Dios. La oportunidad de predicar el evangelio de la paz se
presenta continuamente. No deberíamos desaprovecharla.
Jesús transforma a los suyos en mejores seres humanos, más tiernos, humildes, mansos y
apacibles. ¿Por qué razón entonces estos bellos rasgos de carácter provocan ataques,
burlas, agresiones, menosprecio y persecución?
El que es pobre de espíritu reconoce que sin Dios no puede hacer nada, que depende
totalmente de Dios. Esta sola premisa se contrapone absolutamente con el espíritu de
autosuficiencia que tiene la gente que no conoce a Dios. De ahí la agresión. El incrédulo
se burla del creyente diciendo cosas como “tú para todo mencionas a Dios, tú para todo
usas la Biblia, ¿qué no puedes hacer nada por ti mismo?”.
Algunas veces con sus palabras, pero siempre con su testimonio, un verdadero discípulo
confronta a los incrédulos con su pecado; situación por demás incómoda para estos
últimos y que llega a derivar en agresiones. Una persona humilde de espíritu por la obra de
Cristo en su vida contrasta seriamente con una persona agresiva que no conoce a Dios.
Cuando somos humildes, mansos y tememos y amamos a Dios nuestras acciones provocan
las reacciones de los que no aman a Dios, las cuales pueden ser el vituperio y la agresión.
Cuando nos arrepentimos de nuestros pecados, entramos en inevitable oposición con los
que, desde la incredulidad, se complacen en sus pecados. Pueden decirnos cosas como “no
exageres santurrón, la vida es una y hay que vivirla”.
Los que tienen hambre y sed de justicia, los discípulos de Jesús, contrastan evidentemente
con aquellos que andan en la vanagloria de la vida, en los deseos de los ojos. Los
misericordiosos contrastan con la insensibilidad de aquellos que son egoístas, que dicen: “
lo mío es mío y lo tuyo es mío” pero nunca dicen “lo mío es del Señor y puedo ser
generoso”.
Los limpios de corazón contrastan con los hipócritas; una persona limpia de corazón, pone
en evidencia la falsedad y la hipocresía de los demás, provoca agresiones de todo tipo,
entre ellas las verbales: “ay sí, monja guerrillera, monje loco, santurrón”
Los pacificadores, los que ahora tienen paz con Dios y que por medio del mensaje de la
Palabra reconcilian a los hombres y los llevan a la paz con Dios, contrastan con los que son
rencorosos, amargados y vengativos. Y provocan una reacción agresiva.
El contraste entre la luz de Cristo reflejada por un discípulo y las tinieblas reflejadas
por un incrédulo produce agresión y hasta persecución.
Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el
reino de los cielos.
“Persecución” se tradujo de la palabra griega dióko que significa perseguir, agredir verbal
y físicamente. En el versículo se añade “por causa de la justicia”, que significa por causa
de las verdades del evangelio, por causa de caminar como Dios quiere.
Veamos un ejemplo:
Sabemos que hay falsos cristianos, falsos maestros de la Biblia que engañan a la gente y
que cuando usted o un predicador les confrontan con la verdad y exponen su corrupción
dicen: “estoy siendo perseguido por causa de Cristo” ¡CUIDADO!, no caigamos en el
engaño, hay que saber distinguir cuando alguien está siendo reprendido por conductas que
violan los principios de Dios y cuando realmente es perseguido por vivir como Dios quiere
o por predicar lo que Dios quiere que se predique.
Jesús fue
agredido
verbal y
físicamente
por decir la
verdad. Hoy,
más de de dos
mil años
después, el
Señor sigue
siendo
calumniado
mediante
agresiones verbales: unos dicen que tuvo una hija con María Magdalena, otros más que era
homosexual y amante de Juan el apóstol porque éste se acostaba en su pecho.
1 Pedro 9:14-17 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque
el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es
blasfemado, pero por vosotros es glorificado. Así que, ninguno de vosotros padezca como
homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece
como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello. Porque es tiempo de que
el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin
de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?
Mateo 5:11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan
toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.
Judas 1:3-4 Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común
salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por
la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado
encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación,
hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el
único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.
Bienaventurados sois cuando por mi causa os… Vituperen viene del griego oneidizo que
significa injuriar, reprochar.
Toda clase de mal viene de la palabra griega onerós que significa toda clase de cosas
perversas, inmorales contra vosotros, y Mintiendo de la palabra griega pseudos que
significa falso, o sea que dirán falsedades de vosotros. Cuando un discípulo defiende el
evangelio se echa encima a esos falsos en contra, quienes aún llegarán a agredirle física y
verbalmente.
Veamos un ejemplo:
Seamos como Daniel, hermanos: valientes y rectos, confiados siempre en el Señor. Nada
debe alterar nuestra fe en Cristo.
Este versículo lo vamos a ilustrar con un ejemplo oportunísimo a la luz de lo que la Palabra
nos muestra sobre Micaías profetizando la derrota de Acab:
1 Reyes 22:1-28. Tres años pasaron sin guerra entre los sirios e Israel. Y aconteció al tercer
año, que Josafat rey de Judá descendió al rey de Israel. Y el rey de Israel dijo a sus siervos:
¿No sabéis que Ramot de Galaad es nuestra, y nosotros no hemos hecho nada para tomarla
de mano del rey de Siria? Y dijo a Josafat: ¿Quieres venir conmigo a pelear contra Ramot
de Galaad? Y Josafat respondió al rey de Israel: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu
pueblo, y mis caballos como tus caballos. Dijo luego Josafat al rey de Israel: Yo te ruego
que consultes hoy la palabra de Jehová. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas,
como cuatrocientos hombres, a los cuales dijo: ¿Iré a la guerra contra Ramot de Galaad, o
la dejaré? Y ellos dijeron: Sube, porque Jehová la entregará en mano del rey. Y dijo
Josafat: ¿Hay aún aquí algún profeta de Jehová, por el cual consultemos? El rey de Israel
respondió a Josafat: Aún hay un varón por el cual podríamos consultar a Jehová, Micaías
hijo de Imla; mas yo le aborrezco, porque nunca me profetiza bien, sino solamente mal. Y
Josafat dijo: No hable el rey así. Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae
pronto a Micaías hijo de Imla. Y el rey de Israel y Josafat rey de Judá estaban sentados cada
uno en su silla, vestidos de sus ropas reales, en la plaza junto a la entrada de la puerta de
Samaria; y todos los profetas profetizaban delante de ellos. Y Sedequías hijo de Quenaana
se había hecho unos cuernos de hierro, y dijo: Así ha dicho Jehová: Con éstos acornearás a
los sirios hasta acabarlos. Y todos los profetas profetizaban de la misma manera, diciendo:
Sube a Ramot de Galaad, y serás prosperado; porque Jehová la entregará en mano del
rey. Y el mensajero que había ido a llamar a Micaías, le habló diciendo: He aquí que las
palabras de los profetas a una voz anuncian al rey cosas buenas; sea ahora tu palabra
conforme a la palabra de alguno de ellos, y anuncia también buen éxito. Y Micaías
respondió: Vive Jehová, que lo que Jehová me hablare, eso diré. Vino, pues, al rey, y el rey
le dijo: Micaías, ¿iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o la dejaremos? El le respondió:
Sube, y serás prosperado, y Jehová la entregará en mano del rey. Y el rey le dijo: ¿Hasta
cuántas veces he de exigirte que no me digas sino la verdad en el nombre de
Jehová? Entonces él dijo: Yo vi a todo Israel esparcido por los montes, como ovejas que no
tienen pastor; y Jehová dijo: Estos no tienen señor; vuélvase cada uno a su casa en paz. Y el
rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te lo había yo dicho? Ninguna cosa buena profetizará él
acerca de mí, sino solamente el mal. Entonces él dijo: Oye, pues, palabra de Jehová: Yo vi
a Jehová sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba junto a él, a su derecha y
a su izquierda. Y Jehová dijo: ¿Quién inducirá a Acab, para que suba y caiga en Ramot de
Galaad? Y uno decía de una manera, y otro decía de otra. Y salió un espíritu y se puso
delante de Jehová, y dijo: Yo le induciré. Y Jehová le dijo: ¿De qué manera? El dijo: Yo
saldré, y seré espíritu de mentira en boca de todos sus profetas.Y él dijo: Le inducirás, y
aun lo conseguirás; ve, pues, y hazlo así. Y ahora, he aquí Jehová ha puesto espíritu de
mentira en la boca de todos tus profetas, y Jehová ha decretado el mal acerca de
ti. Entonces se acercó Sedequías hijo
de Quenaana y golpeó a Micaías en
la mejilla, diciendo: ¿Por dónde se
fue de mí el Espíritu de Jehová para
hablarte a ti? Y Micaías respondió:
He aquí tú lo verás en aquel día,
cuando te irás metiendo de aposento
en aposento para
esconderte. Entonces el rey de Israel
dijo: Toma a Micaías, y llévalo a
Amón gobernador de la ciudad, y a Joás hijo del rey; y dirás: Así ha dicho el rey: Echad a
éste en la cárcel, y mantenedle con pan de angustia y con agua de aflicción, hasta que yo
vuelva en paz. Y dijo Micaías: Si llegas a volver en paz, Jehová no ha hablado por mí.
Enseguida dijo: Oíd, pueblos todos.
Hermanos, ¿cuántos profetas hoy en día “profetizan” lo que el pueblo quiere escuchar?
¿Es usted de quienes prefieren que se les declare sólo el bien, el éxito y la prosperidad… o
de quienes reciben con agrado la verdad? Entonces sepa usted que la verdad de la Palabra
de Dios anuncia persecución para los verdaderos discípulos. Y, ciertamente, también un
galardón… pero no en la tierra como anuncian los profetas de la prosperidad, sino en los
cielos, luego del sufrimiento por la persecución a causa de la fe.
Mateo 5:10-12 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os
vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y
alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los
profetas que fueron antes de vosotros.
Señor, fortalécenos la fe, afirma la convicción de los que titubean. Que no tengamos miedo
de confrontar a nadie con la palabra de Dios. Señor, danos convicciones sólidas, fuertes. Si
nosotros fuésemos vituperados, injuriados o agredidos por causa del evangelio… ¡nos
gozaremos Señor!
Mateo 5:13
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se
desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más
para nada, sino para ser echada fuera y hollada
por los hombres.
¿Qué es la Sal?
La sal es el condimento más antiguo usado por el hombre. Ya en el año 2700 a.C. en China
se usaba la sal para sazonar la comida. El libro de Job que fue escrito hace unos 3500 años
hace una mención sobre la sal en el capítulo 6:6.
De “sal” viene la palabra salario, (del latín salarium). ¿Qué tiene que ver la sal con el
salario? Sencillo: a los soldados de la antigua Roma se les retribuía su trabajo con una
porción de sal. Cuando éstos salían a la guerra salaban sus alimentos para mantenerlos en
buen estado por largo tiempo.
Se dice que la sal tiene por lo menos catorce mil usos benéficos diferentes. En cantidades
adecuadas la sal ayuda a regular el ritmo cardiaco, previene espasmos musculares, evita la
osteoporosis, regula el sueño y mantiene el equilibrio de azúcar en la sangre. De hecho el
cuerpo humano no puede vivir sin sal. Sin embargo el exceso en la ingesta de sal produce
males como la hipertensión.
Podríamos seguir enumerando los usos de la sal, pero baste por ahora con los mencionados.
¿Por qué Jesús les dijo a sus discípulos que ellos eran la sal de la tierra?
Jesús les habla a los suyos en Mateo 5:13 y les dice “vosotros sois
la sal de la tierra”. Esto quiere decir que al nacer de nuevo, el ser
humano ya tiene la capacidad o la cualidad de sazonar, de ponerle
el ingrediente necesario en la porción exacta a las cosas de la vida.
El discípulo no llegará a ser, sino que ya es sal de la tierra.
La palabra que se tradujo aquí como “sal”, viene del griego jàlas
que por supuesto se traduce sal (el condimento), pero que tiene
también un sentido figurado que se traduce como prudencia.
Prudencia se entiende como cautela, moderación, equilibrio y
balance. También significa sensatez, buen juicio. El Diccionario
de la Real Academia Española define prudencia como una virtud que consiste en discernir y
distinguir lo que es bueno o malo para seguirlo o huir de ello.
Jesús nos pide que conservemos y guardemos las verdades del evangelio y aplicar esas
verdades en la medida exacta para darle el verdadero sentido y el mejor sabor a las cosas
que nos pasan en la vida.
Ap. 3:8
Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie
puede cerrar; porque aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado
mi nombre.
2.- “No has negado mi nombre”. Aunque hacerlo provoca persecución y ataques verbales o
físicos como ya lo vimos en estudios anteriores, esta iglesia era fiel al respecto.
Ezequiel 43:23-24
Cuando acabes de expiar, ofrecerás un becerro de la vacada sin defecto, y un carnero sin
tacha de la manada; y los ofrecerás delante de Jehová, y los sacerdotes echarán sal sobre
ellos, y los ofrecerán en holocausto a Jehová.
Levítico 2:13
Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que falte jamás de tu ofrenda la
sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya ofrecerás sal.
Romanos 12:1-2
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos
en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis
a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para
que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Jesús ha dicho que sus discípulos hacen lo mismo que la sal: conservar, guardar y
preservar, cualidades aplicadas en este caso a las verdades eternas que se nos han
depositado. Esta afirmación implica también que un verdadero discípulo no mancha su
vida con inmoralidad o con fraudes, sino que se mantiene honesto e íntegro.
Como la sal, el discípulo debe de conservar las verdades del evangelio. ¿Cómo? A través
de su testimonio, de vivir y reflejar la palabra de Dios a los demás.
Ahora, es necesario entender que cuando un cristiano preserva las verdades del evangelio
contrasta con los que no son creyentes, quienes se ve así confrontados con su pecado e
incluso pueden responder con agresión. Y es que un verdadero discípulo no busca la
gratitud o el reconocimiento de los hombres, está lejos de necesitar el aplauso del mundo:
Marcos 9:33-35
Y llegó a Capernaum; y cuando estuvo en casa, les preguntó: ¿Qué disputabais entre
vosotros en el camino? Mas ellos callaron; porque en el camino habían disputado entre sí,
quién había de ser el mayor. Entonces él se sentó y llamó a los doce, y les dijo: Si alguno
quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos.
Hoy es común ver a supuestos ministros de Dios peleando por ser los primeros en aparecer
sobre la plataforma de un evento, esforzándose por predicar un mensaje cuyo único fin es
recibir el reconocimiento. En contraste, Jesús nos enseño que cuando hacemos lo que Él
nos encomendó digamos “siervo inútil soy, porque hice lo que tenía que hacer”. Jesús no
nos deja siquiera una milésima de espacio para que nosotros recibamos reconocimiento:
toda la gloria es enteramente Suya.
Alrededor del año 1625 hubo un reformador de la iglesia llamado Jorge Fox. Dice la
historia que un día llegó a predicar frente a miles de personas y, cuando iba a subir al
estrado, todos lo saludaban, le aplaudían y, de algún modo, lo adoraban. Muy molesto, Fox
les reprendió por su actitud, les recriminó que lo idolatraran y se alejó del lugar sin
predicar. El corazón del hombre tiende a idolatrar, pero Jorge Fox sabía que un verdadero
discípulo debe ser prudente. Así nos deja también un valioso ejemplo respecto al ser
usados por Dios: también en esta área hay que sazonar con sal, con la medida justa según
la Palabra.
Lucas 14:34
Buena es la sal; mas si la sal se hace insípida, ¿con qué se sazonará?
Mateo 5:13
Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No
sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
Encontramos aquí la palabra “desvaneciere” que viene del griego moraino y tiene dos
significados, uno literal y otro alegórico. El literal es cuando la sal se desvanece y pierde su
sabor. El simbólico implica volverse un necio, enloquecer. Un verdadero discípulo tiene
la Biblia como norma de vida y no requiere respuestas ajenas a las sana Palabra de Dios.
En contraparte, muchos buscan respuestas en los motivadores, en los estudiosos de la mente
humana, en los filósofos o en doctrinas novedosas. Con ello muestran que no son
discípulos, en su necedad, en su falta de sabor, en su ausencia de sal.
En el Israel de la antigüedad la sal era traída desde el Mar Muerto, pero había una sal que al
contacto con otros productos químicos naturales a la intemperie se hacía amarga y no
servía: esa sal era distinguida fácilmente por los comerciantes, quienes la separaban, pues
ya no servía para consumo humano. Esta sal se esparcía por las orillas de los caminos para
matar las hierbas que estorbaban el paso, esto es, una sal para muerte.
El evangelio que muchos predican hoy ha perdido su sabor porque, precisamente, tales
cristianos han perdido su sabor. Y su “sal” es para muerte también. A los discípulos del
Señor nos corresponde guardar la sal del Verdadero Evangelio. Guardémonos en el señor.
Y que nuestro mensaje y nuestras vidas confronten el pecado.
Señor te damos gracias porque podemos entender a lo que te referiste cuando les dijiste a
tus discípulos sois la sal de la tierra: somos la sal que preserva tus verdades a través de
nuestro testimonio, esa sal que tú dijiste que era buena. Buenos son los cristianos que no se
comprometen con el mundo, buenos son los cristianos que renuevan su mente, que
cambian su conducta, que cada día se van renovando, que van quitando de su vida la
envidia, el rencor, los pleitos. Buena es la sal, pero si la sal se desvanece no servimos para
nada.
Nos comprometemos contigo a quitar cualquier mancha de nuestras vestiduras con las
convicciones que tú consolidas en nosotros. En el Nombre de Jesús. Amén.
En 1 Juan 1:5, el apóstol nos dice que Dios es luz y que no hay ningunas tinieblas en Él.
De manera simbólica, Juan pone en contraste la LUZ con las TINIEBLAS: la luz representa
la pureza, lo santo, lo justo y lo bueno de Dios, mientras que las tinieblas representan la
condición de corrupción, de depravación, de maldad, de pecado de los hombres.
1.- La luz viaja siempre en línea recta. Dios es justo, su palabra es recta y Dios habla
directamente, sin rodeos.
2.- La luz recorre 300 mil kilómetros por segundo, irradiando a toda velocidad todo
sitio sobre el cual viaja. Cuando entra usted a su recamara por la noche y enciende la luz,
toda la habitación se ilumina de inmediato. Dios por su parte es omnipresente, el no viaja
como la luz, el está en cualquier lugar y lo llena todo en todo.
3.- La luz disipa totalmente las tinieblas, no puede haber luz y oscuridad a la vez. De
igual manera donde está Dios el mal se aleja. En lo espiritual las tinieblas simbolizan
corrupción, pecado, inmoralidad y ausencia de Dios. Su luz las disipa.
Juan 1:4-5
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece,
y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Juan 3:19
Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas
que la luz, porque sus obras eran malas.
De lo anterior se entiende que al encenderse la luz del evangelio algunos huyen de ella; no
quieren escuchar ni recibir nada de Dios, se han habituado a vivir lejos de Él, aman la
oscuridad y la inmundicia. Esta es una reacción natural de los incrédulos que se obstinan en
permanecer en sus transgresiones. Sin embargo siempre habrá hombres y mujeres
dispuestos a recibir la luz del evangelio.
Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en
tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
Juan 9:5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.
Jesús es consciente de su papel: es luz del mundo: Mas, sabedor de que un día tendría que
marcharse, nos deja esa responsabilidad.
Juan 12:46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no
permanezca en tinieblas.
Si alguien dice que cree en Jesús, está en la luz. Pero si dice que cree y aborrece a su
hermano anda en tinieblas.
Dios es luz, Jesús es la luz del mundo y su palabra también es luz del mundo.
5.- Otro fenómeno asociado a la luz es la refracción, el cual ocurre cuando la luz atraviesa
el agua, mas no en línea recta, sino de forma dispersa, lo cual se debe a que en el medio
acuoso la luz disminuye su velocidad. La aplicación espiritual es muy similar: la palabra de
Dios, que es luz, entra por nuestros oídos y se refracta hacia nuestro corazón, a la mente, a
la conciencia y a todo nuestro ser.
Hebreos 4:12 Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de
dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y
discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
De ahí la importancia de hablar de Cristo, de la verdadera luz del evangelio a toda persona,
lo cual ilumina el entendimiento. De hecho ahora mismo, al leer estas líneas, ninguno se
escapa de recibir Su Luz.
Mateo 6:22-23 La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo
estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si
la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
Jesús dice que la lámpara del cuerpo es el ojo, pero no nos habla del órgano que hace
posible la visión, sino de un ojo espiritual. El globo ocular no ilumina el cuerpo, es obvio,
sólo entendiendo estas palabras en el ámbito espiritual comprendemos su significado. La
palabra “bueno” se tradujo de una palabra griega que significa ver en una sola dirección,
ante lo cual cabe preguntarnos ¿cuál es la dirección hacia la cual, en lo espiritual, nuestros
ojos deben de ver? La Biblia dice que debemos poner nuestros ojos en Jesús, el autor y
consumador de la fe; sin embargo en el mundo y aún en las iglesias muchos ponen los ojos
en los hombres, en los líderes, en los cantantes.
Debemos eliminar toda distracción respecto al mundo y poner nuestra mirada siempre en
el Señor.
Recordemos cuando dos ángeles vinieron a Lot para advertirle que Dios destruiría Sodoma
y Gomorra. Le indican que abandone su ciudad, junto con su familia, sin mirar atrás y sin
parar hasta pasar la llanura. Mas la esposa de Lot miró hacia atrás y quedó convertida en
estatua de sal. ¿Qué significa esto? Jesús nos lo explica:
Lucas 9:62 Ninguno que poniendo su mano al arado mira atrás, es apto para el reino de
Dios.
Es decir, si tú eres un verdadero discípulo no puedes decir yo amo a Cristo pero me gusta
el mundo. Es imposible, el tal no es un discípulo.
Por su parte la palabra maligno se tradujo de una palabra griega que significa: ver lo
perverso, ver lo corrupto, ver lo inmoral.
Es lo que nos ocurre cuando entramos a la sala de cine cuando la cinta ya ha iniciado: uno
puede ver la pantalla radiante de luz y, al desviar la vista, nos quedamos en tinieblas y nos
es difícil encontrar un lugar vacío para sentarnos. Luego de unos minutos podemos ver
nuevamente en la zona oscura.
Así ocurre con algunos cristianos que no ponen su vista en la luz de Cristo, en el
evangelio de la Luz: giran su vista a las penumbras buscando su lugar y no ven con
claridad; ya han nacido de nuevo, pero un falso evangelio los tiene en penumbras,
mostrándoles un Jesús que no es el de la Biblia y que, por lo tanto, carece de luz. En estas
condiciones, cuando vienen los sinsabores de la vida, no saben qué hacer porque carecen de
la luz del evangelio que les brindaría dirección.
Nuestra vista natural puede ser defectuosa por males como la miopía (tienes que acercarte a
las cosas para poder verlas bien) o el astigmatismo (tienes que alejarte de las cosas para
poder apreciarlas). Una cirugía puede corregir totalmente el problema. Todo indica que en
lo espiritual muchos cristianos necesitan una intervención para quitar de sus ojos las
tinieblas en las que su vida ya está envuelta. Es el caso de aquellos que habiendo recibido
el Evangelio no cambian de vida, que no experimentan los efectos de una verdadera
conversión, que se dicen cristianos y pretenden engañar a quienes les rodean y aún
engañarse a sí mismos. Afirman que ven, pero viven en la oscuridad.
Esto mismo ocurre en nuestra vida espiritual: cuando estamos acostumbrados a recibir
enseñanzas superficiales, sin sustento o desviadas sobre el Evangelio es como si viéramos
apenas a Dios como una sombra monocromática. Mas si el líder asume la
responsabilidad de estudiar a fondo la Palabra y la enseña con denuedo, sus ovejas
comienzan a ver colores. Si el estudioso se esmera más y, por decirlo de algún modo, se
lanza desde el trampolín al estanque de la Palabra para profundizar en ella todo se va
esclareciendo para él y para quienes reciben sus enseñanzas como si pasaran de la visión a
colores a la de pantalla de plasma. Recibimos así, por decirlo de algún modo, la Palabra
en alta definición.
Jesús dijo a que sus discípulos somos la luz del mundo. Eso quiere decir que tenemos la
capacidad de reflejar y refractar la luz que recibimos hacia el mundo. Aquí la palabra
mundo se traduce de la palabra griega “cosmos” que tiene dos significados, uno literal que
es el globo terráqueo, y otro figurado que se refiere a la gente que vive en el mundo. ¿Quién
vive en el mundo? En el mundo vive la gente que no conoce a Dios, los que están en
tinieblas. Mas Cristo, quien es Luz y nos ha dado la luz, va puliendo y formando nuestro
carácter. Mientras más nos parecemos a Él, más reflejamos Su Luz y la refractamos al
mundo, ¿Cómo vamos a reflejar la luz que Cristo nos ha dado? Con nuestra vida, con
nuestro testimonio.
Por ejemplo, ¿cuántas esposas esperan la conversión de sus maridos al Señor? La Biblia
dice cómo hacerlo:
1 Pedro 3:1- Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que
también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus
esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa.
Oremos.
Padre, te damos gracias por tu palabra que es lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro
camino. Gracias por el privilegio de poder ser iluminados con la luz de tu palabra y
contigo mismo Señor, que eres luz. Nos has hecho real sacerdocio, nación Santa, pueblo
adquirido por Ti para anunciar Tus virtudes. Nos has llamado de las tinieblas a tu luz
admirable, mas si nuestra luz se apaga ¿cómo podríamos alumbrar al mundo?
Señor, te pedimos que sigas puliendo cada día nuestro carácter para reflejar más a Cristo,
para reflejar mas tu amor, tu perdón y aún tu juicio, como lo hizo Noé por ejemplo.
Que cada cristiano haga resplandecer el amor de Cristo, sin que ninguno confunda el
brillar de Cristo con hacer lo que hace el mundo.
El verdadero discípulo sólo sigue a Jesús y sabe que debe hacerlo sin reservas, porque el
Señor vomitará a los tibios. Y además sabe que seguir a Jesús es algo irreversible: luego
de poner la mano sobre el arado ya no es posible volver atrás.
La siguiente porción de la Biblia nos muestra tres tipos de candidatos a ser discípulos. Al
conocer sus corazones y sus motivos, el Señor les confronta.
Lucas 9:57-58 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que
vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el
Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.
A Jesucristo le costó la vida predicar el Evangelio. Así que no va a rebajar el precio para
aquel que quiere ser su discípulo. Los seres humanos somos muy dados a regatear, a pedir
rebajas, pero un discípulo no puede negociar con el Maestro, no puede decirle “Te sigo,
pero dame todo lo que te pido. Si no me das, no te sigo”. Que quede claro: es Él quien
marca las reglas y las condiciones para seguirlo.
Lucas 9:59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a
mi padre. Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el
reino de Dios.
A diferencia de lo que ocurre con el primero, es Jesús quien le pide a este candidato que lo
siga. Éste antepone una condición: deja que vaya y entierre a mi padre, sólo que, contra lo
que pudiera pensarse, su padre no ha muerto; es decir, le pide a Jesús que le permita,
primero, agradar a los suyos, a sus parientes, esperar a que muera su padre para, entonces
sí, ir tras Él. Jesús, en un juego de palabras, expresa: que los muertos en espíritu entierren a
sus muertos, es decir, deja que aquellos que no desean agradar a Dios vayan y agraden
a su gente hasta la muerte. Y agrega finalmente que la tarea principal de todo discípulo
es anunciar el reino de Dios.
Lucas 9:61-62 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida
primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el
arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios
Este candidato también se ofrece para seguir a Jesús, pero es el típico vacilante, el que duda
y titubea. Jesús le contesta con una frase que todo creyente ha escuchado, una figura
tomada de la agricultura: cuando el sembrador empieza a barbechar el campo debe mirar en
línea recta y guiar a los bueyes; si tiene una leve distracción se desvía y hace mal el surco
para la siembra. El verdadero discípulo de Jesús sabe que no debe apartar su mirada del
Maestro, pues el que lo hace se desvía y, en consecuencia, no es apto para servir a Dios.
En 1 de Reyes 19:21, Eliseo está arando con la yunta de bueyes cuando Elías el profeta de
Dios se planta frente a él, se quita el manto y se lo pone a él, lo que en la tradición judía
significa el nombramiento de un sucesor. Eliseo acepta la responsabilidad, pero le pide a
Elías que primero le permita ir a su casa a despedirse de los suyos. Esta escena contraste
con el reproche que Jesús le hace al candidato a discípulo en Lucas 9:62 sobre la
oportunidad de despedirse de su familia. ¿Estamos frente a una contradicción? No. Y no
lo estamos porque Elías no es Dios como sí lo es Jesús. Cuando Eliseo pide permiso para ir
a su casa a despedirse, Elías lo pasa por alto, no le presta importancia pues, al hacerlo su
sucesor, sólo está cumpliendo un mandato de Dios al respecto. Ahí la diferencia: Elías es
hombre, Jesús es Dios.
El mismo pasaje nos muestra cómo, luego de que Eliseo se despide de su familia, dice que
tomó los bueyes y los mató, y que con la madera de la yunta hizo un sacrificio y se lo
entrego a Dios, lo que significa que Eliseo renunciaba a sus proyectos, a su visión
personal, a sus anhelos, a lo que tenia planeado para su vida, a todo, por seguir a Dios.
Este es un claro ejemplo de cómo el verdadero discípulo debe seguir a Cristo sin doblez,
dejándolo todo, con la absoluta disposición a seguir y a obedecer la voluntad de su maestro
porque, como lo vimos en una de las enseñanzas pasadas, en los tiempo de Jesús la gente
escogía a sus maestros, pero Jesús escoge que han de seguirle, tal como nos escogió a
nosotros.
Les voy a confesar algo: desde que me convertí al Señor me surgió la pregunta de por qué
Jesús es tan exigente, drástico y determinante cuando llama a alguien a seguirlo. Me
resultaba muy difícil entenderlo. Pero, al paso del tiempo, entendí que la grandeza de su
sacrificio no puede exigir menos: Él se entregó totalmente a su obra redentora, Él hizo
una obra completa, no lo golpearon sólo un poco, no sufrió a medias, no corrió ni se
escondió sino que murió en la cruz por mí. Él lo sufrió todo, su entrega fue total y su obra
de salvación fue completa. Ahora entiendo la exigencia de amar a Dios con todo nuestro
corazón, con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas.
El discípulo debe seguir a Jesús las veinticuatro horas, los siete días de la semana, no puede
dar menos. En contraparte hay discípulos domingueros, gente que solamente desempolva
la Biblia para llevarla a la congregación, lo cual es sumamente triste. Que nos quede claro:
Jesús no puede rebajar el precio del discipulado, para Él es todo o nada. Él no admite
que sirvamos a dos señores y nuestra decisión de seguirlo debe ser irreversible.
Permítame una ilustración: cuando usted toma un
avión de México a Madrid abrocha su cinturón y
se dispone a la travesía. Jamás podrá ocurrir que,
a la mitad del trayecto, vaya usted a la cabina a
pedirle al piloto que le permita bajar porque se
ha cansado del vuelo o regresar a México
porque a usted ahora ya no le interesa llegar a
Madrid. Esto mismo ocurre cuando se trata de
seguir a Jesús: no hay regreso posible.
Los cristianos son, en este sentido, corredores que tienen sus ojos puestos en la meta y que
durante la carrera encontrarán obstáculos. Estudiemos ahora cinco obstáculos que un
verdadero discípulo encontrará en algún momento de su vida.
Lucas 14:25-26 Grandes multitudes iban con él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a
mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun
también su propia vida, no puede ser mi discípulo.
¿Qué quiere decir aquí Jesús cuando afirma que si no aborreces a tu parentela no puedes
ser su discípulo? ¿Dirá que aborrezcamos a nuestros padres, hermanos e hijos? No. A
diferencia de otros pasajes, el problema para entenderlo fácilmente no es la traducción sino
la expresión propia de la cultura judía a la que hace referencia. En este versículo aborrecer
significa “amar menos” o “preferir menos” a alguien que a Dios. Lo que Jesús dice es “el
que prefiera más a su parentela que a mí, no es digno de mí”.
¿Por qué? Porque Dios es más que nuestros padres, es más que nuestros hermanos y más
que nuestros hijos. Esta confrontación con la realidad de nuestros afectos, de nuestros
apegos a la gente, es uno de los obstáculos con los que tarde o temprano muchos de los
discípulos nos tendremos que enfrentar.
Todos tenemos proyectos personales. Pero cuando Dios viene a nuestra vida, éstos pasan a
segundo término.
Lucas 9:23-24 Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
tome su cruz cada día, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y
todo el que pierda su vida por causa de mí, éste la salvará.
Jesús les pide a sus discípulos que se nieguen a sí mismos para ir en pos de él. Les dice
que tomen su cruz, que para nosotros siempre ha tenido una connotación religiosa, pero
que en el tiempo de Jesús era símbolo de muerte, pues la crucifixión era un castigo común
para delincuentes. Lo que Jesús nos dice aquí es que debemos morir a nosotros mismos
para vivir en la voluntad de Dios.
Ahora: Dios te puede pedir que dejes proyectos, pero también puede no hacerlo.
Mateo 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al
otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Yo le creo a Jesús cuando dice que ninguno puede servir a dos señores. En ese versículo la
palabra “servir” se tradujo del griego doulos, que significa esclavo voluntario, uno que
decide libremente servir a otro. Respecto a Jesús, cada uno debe decidir si se entrega o no
al Señor, si se convierte en esclavo de Jesucristo. Esto implica una renuncia deliberada a
sus derechos, a sus sueños, a sus anhelos, por amor a Jesús.
El ser humano, por naturaleza, gusta del reconocimiento, del aplauso, de sentirse admirado.
Una frase común entre cantantes y actores famosos dice “yo vivo del aplauso de mis fans”,
es decir, de la gloria que la gente les da. Este tipo de admiración o reconocimiento no
glorifica a Dios de ningún modo:
Juan 5:41 Gloria de los hombres no recibo. Más yo os conozco, que no tenéis amor de
Dios en vosotros.
Juan 7:18 El que habla por su propia cuenta, su propia gloria busca; pero el que busca la
gloria del que le envió, éste es verdadero, y no hay en él injusticia.
Esto significa que el verdadero discípulo no predica su propio mensaje, no habla lo que se
le ocurre, sino que predica exclusivamente el mensaje de Jesús. Quienes predican otras
cosas buscan su propia gloria, tratan de agradar a la gente y no al Señor.
Juan 12:42-43 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa
de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga. Porque amaban
más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Pablo dijo que todo lo que había ganado lo tuvo finalmente por basura. Pero ¿entonces es
malo adquirir títulos en el mundo? No, pues éstos son el resultado del esfuerzo por
especializarse en una materia y el conocimiento ciertamente es útil para muchas cosas. El
problema está en gloriarnos en nuestros alcances y logros. Un verdadero discípulo no
permite que el reconocimiento humano que se le pueda brindar ocupe el lugar que el Señor
tiene en su vida.
Lucas 17:7-10 ¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al
volver él del campo, luego le dice: Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien:
Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto,
come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado?
Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado,
decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos.
Un discípulo que desea seguir a Jesús para obtener prestigio personal, para hacer crecer su
reputación, para alcanzar una mejor posición económica, prestigio religioso o jerarquía
eclesiástica, muestra una conducta tan anti cristiana y tan anti bíblica como pocas.
Espero, sinceramente, que no sea tu caso.
Padre: te damos gracias. Sabemos que tu palabra nos confronta y nos da luz, pero también
nos hace ver nuestra condición. Tú nos conoces, sabes cuáles son nuestras verdaderas
intenciones y anhelos. Sabes cuáles son nuestros puntos débiles y entiendes cómo para
algunos es más difícil romper con los lazos familiares en el sentido de preferirte a ti o
preferirlos a ellos. Bien sabes también que otros luchan porque les cuesta dejar sus propios
proyectos y abrazar los tuyos, que otros buscan lo material intentando servir a dos señores y
que otros buscan la gloria y el reconocimiento del mundo o, peor aún, de la iglesia. Te
rogamos, Padre, que abras nuestros ojos para que seamos voluntariamente esclavos
tuyos. Queremos ceder nuestros derechos y entregarte nuestros planes, porque los tuyos
son mejores y más altos. Señor, queremos entregarte todo, firmar una hoja en blanco con
nuestro nombre para que Tú la llenes como quieras.
Te damos gracias porque en tu misericordia aún nos brindas el privilegio de ser
usados por ti como siervos inútiles, que sólo hacen lo que deben hacer y que no tienen
nada de qué gloriarse, salvo de ser tomados inmerecidamente por las manos de Su
Maestro.
Mateo 28.18-20
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre,
y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he
mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
No, no es fácil. Formar discípulos es una labor a la que los ministros de Dios deben
entregarse enteramente. A su vez, los nuevos discípulos formarán a otros. Es una
secuencia, es una labor contínua. A Jesús, por ejemplo, le tomó tres años de enseñanza
permanente, día y noche, formar a sus discípulos más cercanos. En contraparte hoy se cree
que con ayuda de un libro se pueden hacer discípulos en apenas cuarenta días. Absurdo.
Jesús nos manda ir y hacer discípulos a todas las naciones. La palabra naciones viene de la
palabra griega etnos, donde se deriva la palabra etnia. Esto quiere decir que hay que
enseñar a las personas de toda lengua y de toda raza sin distinción. Y Sus instrucciones
continúan: hay que enseñarles a guardar todas las cosas que Él nos ha enseñado.
Los pastores llegamos a pasar por alto la enseñanza sistemática. Es muy común que se
brinden todo tipo de enseñanzas, a veces sin ton ni son, sin antes haber explicado
profundamente los fundamentos. Un domingo se enseña sobre la Santidad de Dios, al
siguiente sobre la oración, al otro sobre la segunda venida de Cristo, etc., dejando más
dudas que conocimientos sólidos.
No perdamos de vista que la Palabra de Dios es tan vasta que es imposible exponer
profundamente un tema en una sola exposición. Es vital que retomemos la enseñanza
sistemática, pues Jesús mandó a enseñar a las personas a guardar las cosas que Él ha
mandado, lo que sólo se puede lograr paso a paso.
Ahora: ¿debe el pastor enseñar lo que se le ocurre? ¿Tal vez, para motivar a las personas,
debe recurrir a la retórica de moda? ¿Ha de enseñar sus propios criterios? Evidente y
rotundamente no. Es claro que Jesús nos mandó a enseñar la Palabra de Dios. Si
enseñamos cualquier otra cosa no estamos formando verdaderos discípulos. Si nuestra
enseñanza no es bíblica incluso se puede dudar que quienes la reciben hayan siquiera
nacido de nuevo, pues sólo el conocimiento de Su Palabra produce la regeneración. E
insisto, ésta debe enseñarse sistemáticamente, tal como a un niño se le instruye primero en
cuanto al comer, luego en cuanto al caminar, al hablar, al leer, al escribir, en un orden
natural y progresivo.
Una vez que hemos aprendido sistemáticamente, Jesús nos ordena que guardemos las cosas
que Él nos ha mandado. La palabra guardar, en este versículo, se tradujo del griego tereo
que tiene, entre otros significados, el de obedecer. La instrucción cobra más sentido: el
Señor les dice a sus discípulos que vayan y hagan discipulos a todas las naciones,
enseñendoles sistemáticamente a obedecer su palabra. Es lo que Pablo le dijo a Timoteo:
predica a tiempo y fuera de tiempo, redarguye, reprende y exhorta con toda paciencia y
doctrina, sobre todo porque vendrán tiempos cuando las personas no soportarán la sana
doctrina sino que sólo querrán escuchar mensajes que les agraden el oído.
El apóstol Pablo les dijo a los romanos que miraran bien la bondad y la severidad de Dios.
Dios es Santo, cierto, pero también es el Dios de Juicio. Es bueno y misericordioso, sí, es
lento para la ira y grande en misericordia, pero también es el Dios que reprende y azota a
todo aquel que toma por hijo. ¿Ve usted la importancia de predicar todo el consejo de
Dios? Es fundamental que todo cristiano sea bien discipulado, que conozca lo que ha de
hacer en su paso por este mundo.
Predicar solamente la Palabra.
1 Timoteo 6:3-4
Si alguno enseña otra cosa, y no se
conforma a las sanas palabras de nuestro
Señor Jesucristo, y a la doctrina que es
conforme a la piedad, está envanecido, nada
sabe, y delira acerca de cuestiones y
contiendas de palabras, de las cuales nacen
envidias, pleitos, blasfemias, malas
sospechas…
1 Corintios 4:6
Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de
vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que
por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros.
La palabra de Dios es lo único que necesitamos aprender para seguir los pasos de
Jesucristo. Es esa la razón por la que Pablo nos advierte que no pensemos más de lo que
esta escrito. Que nadie le engañe: los discípulos de Jesús no necesitamos ninguna doctrina
ajena a la que esta escrita a lo largo de toda la Biblia.
Notemos cómo la gran comisión consiste en ir y hacer discípulos a todas las naciones. Es
claro que muchos que se dicen maestros se han olvidado de ello. ¿Por qué lo digo? Porque,
por sus hechos, parece que muchos han escuchado una orden diferente, como si se les
hubiera encomendado: ‘vayan y enséñenles a ser grandes empresarios, vayan y enséñenles
a ser hombres exitosos, vayan y ofrézcanles milagros, vayan y obtengan de ellos todo el
dinero que puedan ofreciéndoles que pacten con su ministerio, vayan y ofrézcanles todo
tipo de productos de apariencia espiritual para que obtengan ustedes jugosas ganancias’.
¡No! Entendámoslo: Jesús no nos mandó a hacer ninguna de esas cosas.
Tales acciones son propias de hombres vanagloriosos que se predican a
sí mismos en lugar de presentar a Jesucristo, de hombres y mujeres que
viven hablando de su propio currículum y de sus experiencias en el
ambiente cristiano, de gente que se hace pasar como ungida de Dios.
Los tales alimentan así su propia carne y, no es de extrañarse, alimentan
también a los carnales, ávidos éstos de encumbrar ídolos.
Si Jesús nos dejó la gran comisión de hacer discípulos, ¿porque la iglesia no esta
dedicada a ello? ¿Por qué no estamos haciendo nuestra tarea de enseñar la Palabra?
¿Por qué no estamos formando discípulos?
Tenemos que comenzar por ser autocríticos y analizar sinceramente si estamos en la fe, si
estamos en la sana doctrina o si necesitamos enderezar nuestros caminos. Y aún muchos le
concederán a tal o cual ministerio que enseña falsedades una cierta autoridad espiritual
porque sus mega iglesias están repletas cada fin de semana. Seamos claros: congregar a
muchas personas no significa que necesariamente se están formando discípulos. En
muchos casos, hay que decirlo, ciertamente forman discípulos… pero del apóstol Armando
Negocios de la Cruz.
Es lamentable obervar cómo muchos falsos profetas abren su boca para proferir verdaderas
afrentas contra Jesús sin que nadie diga nada en contra de ellos. ¡Pero cuidado con que
alguien diga alguna cosa sobre esos falsos maestros, porque saldrán muchos a defender a
sus ídolos con un celo inconmensurable! Durante los últimos años el Señor nos ha guiado a
denunciar a los apóstatas; tristemente, muchos creyentes engañados salen fieramente en su
defensa, airados porque hemos tocado a sus becerros de oro, a los que idolatran. Hemos
denunciado aquí a apóstoles, a cantantes, a falsos maestros, y vemos con tristeza cómo sus
seguidores se nos echan encima como leonas despojadas de sus cachorros. ¡No entienden
que nuestra denuncia tiene como objetivo ponerles a salvo de semejante peligro! Por el
contrario, demuestran que están más dispuestos a protestar cuando se toca a sus ídolos que
cuando se afrenta a Cristo y a su Evangelio, lo que deja claro que no se trata de
verdaderos discípulos de Jesús.
Simple y rotundo: porque muchos de estos falsos maestros se han dedicado con todas sus
fuerzas a hacer discípulos suyos, a formar seguidores para su propia causa -que no la de
Cristo-. Casi siempre la motivación principal de éstos es enriquecerse. Es así como llegan a
dominar la conciencia de las personas. Ignoran con ello el ejemplo de los discípulos de
Jesús, que no trabajaron para hacer seguidores de sí mismos. Yo creo que semejante idea ni
siquiera les pasó por la cabeza a gente como Pedro o como Juan. Tampoco a Pablo, como
queda claro a continuación:
1 Corintios 1:11-18
Porque he sido informado acerca de vosotros, hermanos míos, por los de Cloé, que hay
entre vosotros contiendas. Quiero decir, que cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y
yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo. ¿Acaso está dividido Cristo? ¿Fue crucificado
Pablo por vosotros? ¿O fuisteis bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios de
que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que
fuisteis bautizados en mi nombre. También bauticé a la familia de Estéfanas; de los demás,
no sé si he bautizado a algún otro. Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el
evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo. Porque
la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a
nosotros, es poder de Dios.
Aún en nuestra propia iglesia, en Guadalajara, llegamos a ver cómo tristemente algunas
personas tienden a idolatrar a músicos, ministros y pastores, conducta que rechazamos
insistente y rotundamente. Sin embargo y pese a ello, nos encontramos de cuando en
cuando a personas que predican de ‘su iglesia’, poniendo en alto el nombre de su
congregación en lugar de levantar el nombre de Cristo y alardeando sobre la calidad de los
cantantes, los predicadores, las instalaciones, las actividades y cuantas cosas se les ocurren.
Éstos no han entendido todavía que lo único que debemos predicar es el Evangelio de
Jesucristo. Y me pregunto: si aún enseñando persistentemente la sana doctrina, siempre
quedan personas en esa condición … ¿qué será de aquellos creyentes en cuyas iglesias se
les enseña abiertamente a confiar en el hombre?
Juan 17:14
Yo les he dado tu palabra; y el mundo los aborreció, porque no son del mundo, como
tampoco yo soy del mundo.
Si Cristo viniera ahora mismo y nos llamara a rendirle cuentas… ¿cuántos podríamos
decirle ‘yo les he dado Tu Palabra’? Esto es para pensarse seriamente y aún para tener
temor. Imagínese que Dios le llame por su nombre y entable con usted este diálogo:
Discípulo: Bueno Señor, yo traía cantantes bien ungidos a presentarse aquí, porque a la
iglesia le gustaban los conciertos.
Discípulo: Pues les enseñe cómo ser exitosos en la vida para que tuvieran grandes
empresas. ¿No viste el gran auditorio que te construí?
Discípulo: Señor, tu Palabra no les gustaba, decían que eso de la cruz no era para ellos y
que todo se resume en que tú eres amor. Y pues yo les hable del amor. Les dije que todo lo
que ellos hicieran estaba bien porque tú nos amas inmensamente y… pues de todas formas
todos íbamos todos rumbo al cielo.
1 Corintios 3:9-13
Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de
Dios. Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el
fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie
puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Y si sobre este
fundamento alguno edificare oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra
de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y
la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
Por tanto hermanos, hay que educar a las personas lo mejor posible para que lleguen a ser
discípulos de calidad y, cuando sea su tiempo, éstos también hagan más discípulos.
2 Timoteo 2:1-3
Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. 2 Lo que has oído de mí
ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también
a otros. 3 Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo.
Con esto, hermanos, damos por terminada la serie Verdaderos Discípulos. Le animamos a
llevar todas estas enseñanzas a la práctica para llegar realmente a ser discípulos de nuestro
Señor Jesuscristo.
Padre en el nombre de Jesús te damos gracias por todas estas enseñanzas que nos
regalaste. Sinceramente queremos ser discípulos de calidad y fieles a Ti. Señor, danos
la gracia para seguir adelante. a nuestra meta, que es llegar a ser semejantes a Ti.
Mientras vuelves por tu iglesia, estamos en este mundo como luz y como sal de esta tierra.
Te rogamos que envíes obreros a la mies, obreros verdaderos Señor, y no mercaderes. Para
que tu Nombre sea levantado, para que seas glorificado. En el nombre de Jesús. Amen.