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12 Días

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12 DÍAS.

PRESENTADO POR:

ALMARY GUERRERO

GRADO:

11´3
Día 1.

Lo primero que me enamoró de ti, definitivamente fueron tus ojos.


La forma de ellos, los detalles, tus pestañas pobladas y largas.
¿Puedo describirlos sin que el mundo se ponga celoso?
Porque podría jurar que tienes una constelación dentro de ellos que me ilumina el
cuerpo entero cada vez que los miro, que me dejan temblando de anticipación
cuando sé que te irás y que por supuesto llenan cualquier vacío en mi interior
cuando llegas.
Tus ojos me dicen cuando estás enojada, cuando estás triste o estás feliz, cuando
necesitas un abrazo o tu propio espacio, cuando me necesitas o cuando me evitas.
Si pudiera darles un adjetivo a tus peculiares cuencas llenas de brillo,
definitivamente diría que son perfectos, y eso que no creo en la perfección, pero sé
que, para mí, no existe ni existirá algo más perfecto que ellos dos.
Ver como se forman arruguitas a los costados de tus ojos me genera un sentimiento
que jamás podré describir, la alegría, la emoción y el amor que se mezclan en mi
interior al mirarte jamás podré encontrarle significado, porque las palabras nunca
serán suficientes al expresar cuánto te amo.
Podría tratar de explicarlo, investigar y probar de lo que te hablo, pero sé que ni
siquiera trabajando con los mejores investigadores o haciendo el más grande
experimento, hallaré un descubrimiento que pruebe mis palabras.
Es que estoy enamorada, perdida en tus ojos y lo lindos que son cuando sonríes,
como brillan al mirarme, lo hermosos que son cuando los abres, lo chiquitos que se
ponen al reír y lo tranquilos que se cierran al dormir.
Día 2.

Sé que puede ser precipitado, pero tus labios también me fascinaron desde el
momento en que te vi, lo redondos y rosados que son naturalmente, sé que no sería
nada eficiente si los llegara a tener al frente.
Pero, ¿puedes culparme? Al escucharte haces que quiera atarme, porque en
cualquier momento sería capaz de levantarme y besarte, dejar ir los prejuicios y
lanzarme a un precipicio del que solo tú podrías salvarme.
Me siento descolocada y tú buscas mi mirada, pero solo está centrada en tu boca, tu
boca que se siente tan lejana, tan prohibida, tan cohibida y cerrada, sé que dejaste
de hablar solo para preguntarme si estoy bien, pero, ¿cómo estarlo? Si de solo
pensarlo sé que todo estaría arruinado, que al expresarte lo que siento mi corazón
sería destrozado.
¿Si la sociedad fuese diferente, yo igual tendría estos pensamientos recurrentes?
La voz no me da ni siquiera para preguntarte o hablarte o si quiera mirarte, porque
sé que solo soy tu amiga, tu amiga a la que siempre le hablas de él. Él y su cabello
rubio, él y su toque mágico, él y su caro perfume, él y su hablar fantástico, él, él, él.
Yo desearía besar sus labios, porque sé que saben a ti, ahogarme en su perfume,
porque al olerlo siento como te consumes, tocar tu piel justo cómo él lo hace, tener
ese algo que te complace.
Mi mente me dice que yo puedo llegar a darte más, aunque, ¿es eso lo que quieres?
Porque yo podría darte el sol, pero no creo que me dejes.
Día 3.

Tus manos, como siempre me sostienen cerca, dándome la suficiente fuerza para
aguantar la lejanía, porque tenerte lejos se siente como atravesar mil bosquejos sin
hallar una salida.
Estoy lo suficientemente enamorada, tal vez más que encantada, para soportar la
distancia que nos separa y nos deja aisladas.
¿Sientes lo mismo?, ¿Puedo tomar protagonismo?
Porque cada día te doy avisos que se sienten como miles de riscos dentro de mí, no
sé qué dirás, tampoco lo que pensarás, pero si no vas a decir que me amas, por mi
bien, déjame permanecer en la sombra, en la sombra que a ti te asombra al darte
cuenta de que mi amor va más allá de la amistad, que no se define con la
hermandad y que por eso prefiero callarme la verdad.
Estoy aquí, justo aquí deseando poder estar para ti, decirte lo que siento y que eso
no haga que mis noches se llenen de lamentos.
Solo te haré saber que, si fuera un ave, volaría hacia tu casa y me convertiría en
plumas para así poder ser la almohada que abrazas.
Día 4.

Tu piel morena definitivamente me recuerda a la arena, tan suave y perfecta que


podría perderme en ella cuando sea.
Aunque puedo decir que me encanta y que para mí es una cosa santa, no puedo
evitar preguntarme qué dirías si te confieso que me muero por tocarla, que cada día
muero por acariciarla y admirarla, solo como tú mereces ser tratada, con amor y
siendo respetada, como yo lo he hecho durante toda esta temporada.
Necesito pedirte que no me llames por los apodos cariñosos que sueles usar, porque
sé que los pones debido a la amistad entre ambas, pero solo hacen que me ilusione
cada vez más cuando los llegas a utilizar.
En cambio, si yo te digo que eres mi morenita, solo me ves con una sonrisa y esa
mirada de amistad infinita, que, aunque se significa todo para mí, no es lo que
quiero hacerte sentir.
Así que dime que me amas, hace mil años estamos aquí varadas, yo solo estoy
tratando de ser honesta, porque si la honestidad se trata de decirte la verdad, te amo
cada día más.
Y es que, ¿cuánto tiempo tardaré para decirte todo esto que siento?
Porque cada día que pasa pienso que me estoy hundiendo, cansada y desolada,
sintiendo la soledad con crueldad.
“No me dejes ir, por favor no lo hagas, porque estoy cansada de irme a dormir
sintiéndome lejos de tu comodidad.”
Día 5

Tu cuerpo hermoso y tu amistad sincera, me tienen revoloteando en las flores como


si fuera primavera.
Pero mientras tu corazón late con fuerza por “tu chico especial”, yo muero por
dentro para que puedas verme más allá de una amistad leal.
Tu figura, la forma de todo tu ser refleja la belleza pura, me quedo admirándote por
ratos llena de ternura, admirando maravillada tu actuar gentil, viendo tu perfil
mientras hablas y de repente mi corazón se siente sutil, porque a pesar de estar
guardando un secreto, adora que cada vez que te ve, sin querer crea un soneto.
¿Será que en esta historia de amor podré salir ilesa? Porque el salir lastimada y
quedar desolada es un pensamiento recurrente en mi cabeza.
Cada vez que te abrazo siento tu cuerpo delicado, mi mente siendo transportada a
un lugar aislado, sintiendo ese conocido cosquilleo llamado mariposas, que me
tienen constantemente preguntándome “¿qué es lo que hago?” porque tenerte cerca
me pone nerviosa al punto de no poder controlarme, por favor dejemos las máscaras
y ven a amarme.
De repente te noto rara, te sonrojas y apartas la mirada, no sé que hice o porque
llegas y te contradices, mi cerebro me dice que huya, pero mi corazón siempre me
dirá que sea yo la que intuya, no tardo en darme cuenta de que tal vez descubriste
mis intenciones, pero borro rápido ese pensamiento, volviendo a mis ilusiones.
Día 6

Tu cabello se mueve con el viento de esta tarde clara, pareciera que todo se
acomodó para que yo esté más enamorada.
Junto a él, tu piel brilla como nunca, tu sonrisa resplandece mientras mi corazón se
estruja y mi alma se desvanece.
Me quedo sentada en el pasto, mientras te veo riendo con él y preguntándole “¿te
gusta como bailo?”, el solo ríe y asiente, pero yo te digo que es el mejor baile del
mundo en mi mente.
Trato de distraerme, pero, ¿cómo podría hacerlo si te escucho siendo feliz?, ¿será
que el destino me está diciendo que me debo rendir?
Cierro los ojos para regular mis sentimientos, dándole un alto a todo lo se siento,
escucho unos pasos acercándose y al abrir los ojos te veo frente a mí, él nos está
viendo, enfocándose.
“¿Te sientes mal?” preguntas preocupada, quiero decirte que fatal, pero solo aparto
la mirada, “no me pasa nada.” Termino contestando y tú siempre tan amable me
acaricias el cabello mientras yo creo que no estoy respirando.
Te vas de nuevo y yo me quedo igual que antes, sentada al mismo tiempo que te
admiro, recargando mi cabeza en mis rodillas y aguantándome mis miles de
suspiros.
Día 7

Por la noche, cuando tu padre nos recoge en su coche, voy pensando en tus labios
todo el camino a casa, en solo eso mi mente se basa.
“¿Quieres quedarte a dormir?” me preguntas y siento que la vida me vuelve a
sonreír, asiento y ríes emocionada, yo me contagio porque sé cuánto amas las
pijamadas.
El llegar a tu pieza y tirarme en la cama parece un ritual entre nosotras, reímos y
volteó a ver tus ojos, repleto de tus pestañas boscosas, mi corazón se comprime,
porque comienzo a entender que eres a la persona que más amo en el mundo y eso
que mi cabeza muchas veces trató de negarse, con un “no” rotundo.
Pero no es como si pudiera elegir a quién amo, comienzas a tararear una canción y
tomas mi mano, sigues tarareando y dices “bailemos”, yo sonrío más que encantada,
respondiendo, “y cantemos.”
Comenzamos a saltar y te empiezas a acercar, yo claro que me siento titubear y mi
corazón lo que hace es temblar, tomas mis manos y comienzas a bailar, pero yo solo
siento que mi mente deja de funcionar, “¡Baila!”, gritas sobre la música que acabas
de poner, yo finjo una sonrisa y por una noche sé que mi interior no va a doler.
Día 8

Me despierto sobre pensando, suspiro pesadamente y me levanto, te veo ahí


indefensa y muy dormida, mi alma también suspira más que tranquila.
Creo que dejaré de intentar, tú mereces ser feliz y creo que para mí ya es momento
de desistir, es hora de dejarlo atrás.
No me alejaré, simplemente me olvidaré de mis sentimientos, sigues siendo mi
amiga a pesar de todo lo que siento, voy al baño a lavarme la cara y oigo que me
llamas malhumorada, “¿por qué te fuiste de la cama?, estaba cómoda contigo
abrazada.” Sonrío para mis adentros pero luego recuerdo que tú no sientes lo mismo
que yo siento.
Dejo esos pensamientos, cerrando el agua y abriendo la ventana para que corra el
viento, vuelvo a acostarme y me doy cuenta que ya me estás viendo, te doy una
sonrisa genuina y tu respuesta es una risa tranquila, tal vez si el mundo no fuera tan
prejuicioso y el amor se viera por lo que es a través de los ojos, nuestra historia
hubiera comenzado con un “había una vez”, pero lastimosamente sé que no
terminaremos con un “felices para siempre”, no esta vez.
La ansiedad me mata y por un momento siento la presión alta, toda mi vida fui
perfeccionista, manteniendo todo planeado, pero todo el asunto contigo no lo puedo
tener ordenado, mi cabeza da vueltas y tú te sientas, “¿Vamos a desayunar?” te oigo
preguntar y yo te respondo sin siquiera hablar.
Sonrío, porque a pesar de eso, sé que estaremos juntas y que no dejaré de verte
siendo feliz nunca, solo quiero lo mejor para ti y si eso significa dejarte ir, créeme
que lo haré así.
Día 9

Hace días te noto rara, solo me sonríes y apartas la mirada, no me hablas ni me


aclaras nada, temo que me hayas descubierto, que haya fallado en mis intentos de
ocultar lo que siento, cuando me acerco te tensas y eso hace que se generen mil
preguntas en mi cabeza.
Busco tu mirada, pero el encuentro de mis ojos con los tuyos parece un murmullo,
suave y ligero, dispuesto a clavarse en mi corazón y abrirle mil agujeros, tus ojos
están cristalizados y de repente siento todo mi cuerpo astillado, lo primero que sale
de tus labios es “tengo miedo” y yo siento como mi mundo cae al suelo.
Comienzas a llorar y yo siento como mis pies empiezan a trastabillar, me acerco a ti
y te abrazo, sintiendo mi cuerpo atrapado en un vaso, un vaso de cristal que cayó al
suelo y se rompió en mil pedazos, llevándose todas mis emociones al paso.
No eres capaz de decirme nada, siento como tiemblas y todos mis pensamientos se
vuelven niebla, pesada y pastosa, incapaz de decir alguna cosa, tratando de ayudarte
y tú haciéndomelo más difícil al no poder soltarte.
Trato de buscar las palabras correctas, que al decirlas suenen concretas, pero solo
puedo tenerte abrazada y acariciar tu espalda, de repente te remueves, sales de mis
brazos y me buscas, es ahí cuando viéndome a los ojos me dices “creo que me
gustas.”
Día 10

Han pasado días, días en los que fuiste fría, días en los que casi no dormías, en los
que huías, en los que te escondías, pero también días de alegría últimamente, días
en los que no sales de mi mente, días en los que al fin sabes lo que sientes.
“Tengo miedo” me dijiste ese día y no sabes cuánto te entiendo, pero ¿qué es el
amor si no luchamos por él?, ¿si dejamos que se vaya sin correr?
La vida se trata de amar, de sin importar qué, crear un hogar, un hogar propio en
dónde estén las personas que ames, da igual si no llevan tu sangre, personas que
hagan que tu corazón se sienta feliz, que te apoyen y que nunca te abran una
cicatriz.
Hoy estás aquí, mirándome a los ojos y haciéndome sonreír, diciendo cualquier
cosa solo para hacerme reír, siendo una versión más feliz de ti.
Me siento completa, tal vez suene tonto que esta era mi meta, pero desde que te vi
por primera vez, supe que debía tenerte por siempre, hasta mi vejez, y si, entiendo
que a muchos puede no gustarles el amor, que muchos estarán en contra de nuestra
unión, que harán comentarios tontos y que al decirles que nos amamos, harán oídos
sordos, pero no me importa, no me importa tener que escucharlos si eso significa
que de todas maneras nos seguiremos amando.
“Los sabios dicen que solo los tontos se apresuran” pero yo no dejo y jamás dejaré
de sucumbir a tu ternura.
Día 11

Hoy en el jardín que vio nuestra historia pasar, en el que muchas veces te vi bailar,
estamos sentadas y mucho más que enamoradas.
En tu mano descansa un crisantemo rojo con facilidad, el significado de amor y
felicidad, sintiendo esas palabras más ciertas que nunca mientras nuestras manos se
entrelazan juntas.
Pienso en el inicio de esto, y solo hay ecos de mis acciones o gestos, recordando la
electricidad mágica que había entre ambas sin saberlo, luego miro a tu corazón
abierto, entregado a mi para poder conocerlo y presiento que ahora todo en mi vida
será cierto.
Yo estaba tropezando, buscando en la oscuridad con un corazón vacío, pero en
medio del caos te miro y dices que sientes lo mismo, sé que podemos con esto, sé
que no caeré de nuevo en un abismo.
Porque cuando estés perdida, encontraré la salida y seré tu luz, sé que no me sentiré
sola de nuevo sabiendo que existes tú.
Y perdón si te digo que te necesito, pero ya no estoy asustada, ya no le tengo miedo
al amor, porque si un día me dices que te gusta la pintura, sería capaz de crear un
cuadro con mi sangre sin dolor.
Con tu corazón y mi corazón atrapados en estas páginas que cuentan nuestra
historia, hay miles de olas ahí afuera que quieren rompernos sin dejarnos ninguna
escapatoria, pero sé que esta vez será diferente, que tanto tú como yo,
encontraremos la manera de hacerles frente.
Porque te amo, te amo como la luna ama al sol y como las estrellas aman a las
nubes, como el agua a la arena y como las piedras a la marea que sube, te agradezco
por existir y por amarme también, por demostrarme que si hay alguien para mí y
que merezco que me amen al cien.
Día 12

Lo he estado escondiendo por tanto tiempo, sentimientos que no sabía que tengo, a
veces autoconvenciéndome de que estaba mal, de que no era bien visto por la gente
y debía parar, preocupada del “¿Qué dirán?”
Y es tan difícil, pasar el proceso de autodescubrimiento y en el medio de eso
escuchar todos los comentarios horrendos, sintiendo que valgo menos o que hay
cosas que no merezco, diciéndome a mi misma que lo reprima, que ni se me ocurra
notarme deprimida, que aleje esos pensamientos y los deje morir con el viento, pero
¿cómo voy a ocultar todo lo que siento? No es justo y personalmente lo detesto.
A medida que iba creciendo y el mundo descubriendo, sonreía al ver a los demás
sintiendo sin miedo, pensaba que el odio se estaba extinguiendo y eso me daba
esperanza, esperanza que moría cada día más cuando fui lo suficientemente grande
para entender de que a pesar de que te esfuerces y trates, nunca vas a pertenecer.
Nunca serás “normal”, siempre soltarán comentarios que te harán llorar cuando
estés a solas, sin importar lo buena persona que seas o lo trabajadora, “pero en ti
está darles importancia”, “simplemente ignóralos y no les des relevancia”, es muy
fácil decirlo desde el privilegio, donde a ti no te hacen burlas por tu orientación en
el colegio.
A las chicas les gustan las chicas como a los hombres, no es nada nuevo y también
puede ser al inverso, todos merecemos sentir y amar sin convertirlo en algo
perverso.
Amor es amor sin cuestionar, no somos nadie para crucificar a los demás por amar.

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