V8 Un Sentimiento
V8 Un Sentimiento
V8 Un Sentimiento
Prólogo
Durante toda la mañana de un sábado del mes de julio del año 1978,
los pobladores de las zonas lidiantes de Santos Lugares escucharon
por altoparlantes la publicidad que anunciaba la proyección por única
vez, de la película "La canción es la misma" de Led Zeppelin.
Fundamentalmente atraídos por el deseo de verse reunidos en un
tiempo que mezquinaba oportunidades, los rockeros de todas las
edades se convocaron en el cine de Santos Lugares- Allí, aquella
especialmente fría noche de invierno, un chico de 16 años llamado
Ricardo Iorio conoció a un tal Ricardo Moreno, de 18, a través de cuya
amistad se organizaría la creación del grupo más pesado, rebelde y
contestatario de la escena musical argentina: V8
Ricardo Iorio:
Año 1980
Los ensayos continuaban en los pocos ratos libres que tenían, dado
que las actividades laborales principalmente, y los estudios, les
ocupaban la mayor parte del tiempo.
Año 1981
Año 1982
Por ese entonces, una idea rondaba por la mente de Iorio: organizar
un concierto con varias bandas. Así es como llevado por amigos en
común llega a la casa de Alberto Zamarbide, con quien organiza el
que fuera el primer concierto de Heavy-Rock hecho en Bs.As., que
tuvo lugar en enero de este año, al aire libre en la sede del club
Atlético Chacarita Jrs., ubicada en la Av. Álvarez Thomas y Federico
Lacroze. Para esto, van juntos a hablar con la comisión directiva de
un club que vivía su decadencia, y obtienen la aprobación sin
establecer claramente que tipo de bandas se presentarían. La tarima
de la batería la hicieron con un ropero que encontraron por el lugar, el
sonido fue hecho por amigos de Ricardo y las luces eran mínimas y
casi inexistentes. La publicidad de los afiches y volantes eran hechos
en casa y pegados obviamente, por ellos mismos, en los cuales se
leían los nombres de los cinco grupos que participaban: La máquina
infernal, Manila Express, Ácido nítrico, WC (donde cantaba Zamarbide
y Gustavo Rowek tocaba la batería) y V8. El público consistía en unos
50 que seguían a V8, unos 20 a WC y el resto eran amigos y allegados
de los músicos presentes. Menor fue el número que no se intimidó
con lo que fue la anécdota de esa noche, al subir al escenario el
batero de V8, "Pesadilla" y tirar literalmente a Manila Express con silla
incluida. Es que este solista, con su guitarra acústica y temas blandos
con letras intrascendentes era más de lo que éste podía soportar,
acuciado por la ansiedad de tocar.
Actuación en B. A. Rock
Año 1983
José Ben organiza entonces una gira por la provincia de Bs. As., y de
esta manera, del 9 al 11 de septiembre, la banda viaja a Pergamino,
Arrecifes y Rojas. Para tal fin, contrata un micro el cual viaja una
troupe compuesta por: los cuatro V8, el "loco" Boogi a cargo del
sonido, el iluminador, los asistentes, el chofer, José Ben y dos
periodistas de la revista "Tren de carga" C. González y el fotógrafo
Eduardo de la Puente, quienes cubrieron la gira. Luego de varias
horas de ruta matizadas con cerveza, buena onda general y los
infaltables chistes de Gustavo Rowek llegan a Pergamino, donde
todos colaboran descargando los equipos en el gimnasio del club 25
de mayo. El recinto era un galpón, con techo cóncavo de chapa,
factor que derivó negativamente en el sonido. El rebote se dejó notar,
mas el poco pero copado público que asistió y no dio muestras de
afectarse por ello, siendo importante acotar que la falta casi de
publicidad fue decisiva en la concurrencia.
Año 1984
En concepto de soportes, tocaron los grupos Colt 45, 100 DB, Hugo
Racca y Brigadas Metálicas. Pappo también estuvo presente, como
invitado de V8, subiendo al escenario para hacer juntos un par de
temas, entre ellos obviamente Hiena del metal. Al finalizar el show, el
Montes había desaparecido, engrosando la lista de tranfugas que
pasaron por V8, llenando sus bolsillos y huyendo inmediatamente.
Un capítulo aparte merece la prensa de aquel entonces. Basta leer las
notas y comentarios periodísticos, para comprender el lugar que se le
dispensaba al heavy, atacándolo y menospreciándolo en cada
oportunidad disponible. Si bien normalmente existe una excepción,
en general la prensa del llamado rock nacional no creyó en el metal
hasta que se enfrentó con la reacción social que produjo V8, creando
la editorial Magendra, por ejemplo, un fascículo llamado Metal,
bastante conocido y reconocida su mala calidad que aún hoy, 9 años
después, sigue siendo el único que cuenta con una distribución
nacional. Cada vez que este medio se vio en la obligación de hacerle
una nota a V8, pues la convocatoria del grupo ejercía una presión que
no podían ignorar, envió siempre a la gente que trabajaba sólo
temporalmente, y que, por sobre todo, se encontraba muy lejos de la
onda del grupo, Al punto de ni siquiera tener una idea de la obra del
artista entrevistado, resultaba una incongruencia, que una revista
supuestamente especializada, cometiera de una manera fortuita, tal
falta de respeto hacia los músicos.
Atlanta
Año 1985
Año 1986
No enloqueceré
Dos días después, Marcelo Tommy viajó a Sao Paulo, Brasil, donde se
conectó con A. Pirani, director de la revista Rock Brigade y dueño del
sello con el mismo nombre, quien le manifestó su interés en editar en
ese país, los tres trabajos discográficos de V8. De regreso a la
Argentina, Tommy presentó tal propuesta al sello Umbral, el cual
exigió por los derechos pertinentes una suma tan elevada, que
imposibilitaba su concreción. Reflexionando en el motivo por el cual
Umbral desaprovechó el conveniente negocio de tal oferta y
recordando la influencia que Mundi Epifanio ejercía sobre el enfermo
depresivo R. Villanueva, inevitablemente surge la sospecha de que,
aflorando viejos rencores, Mundi haya intervenido en esto,
demostrando una vez más su despreciable condición de rata humana.
De todas formas, a través de una carta confeccionada por R. Iorio
junto a M. Tommy enviada a Pirani, V8 se manifestó ajeno a la
respuesta del sello, lamentando que tal proyecto no se concretara.
Año 1987
Ya para esta altura del año, los ensayos del grupo transcurrían
signados por interminables discusiones, cuya gravedad anunciaba el
inminente advertimiento de su fin. Varios fueron los seguidores que
tuvieron la posibilidad de presenciar el desarrollo de aquellos últimos
ensayos. Entre ellos me encuentro yo misma, lo que me permite dar
fiel testimonio de lo sucedido, y narrarlo conforme al amargo
recuerdo que, como tal, guardo de esta etapa. Consumidos por un
fanatismo ciego y destructivo, B. Zamarbide y M. Roldán hostigaban a
todo aquel que se resistiera a plegarse a su propuesta religiosa. De
esta manera muchos pibes que habían estado siempre junto al grupo,
colaborando en infinidad de oportunidades en lo que se necesitara,
recibieron inmerecidamente chocantes agravios de parte de éstos.
Progresivamente fueron llegando a un punto irracional en el cual, por
ejemplo, M. Tommy (a pesar de estar en su propia casa) no podía
usar ciertas remeras o escuchar determinados grupos tipo Venom, o
el mismo Iorio (siendo no sólo el fundador sino además el motor
generador de la enérgica obra de V8) no podía concurrir al ensayo
con algún libro de espiritismo sin que, inmediatamente fuera atacado
por los enfervorizados Roldán y Zamarbide, acusándolo de estar
poseído por el demonio. Invocando el nombre de Cristo, estos
miembros de V8 juzgaron simples e inofensivos hábitos de Iorio
(como la cerveza) condenándolos como terribles desviaciones,
creídos de hallarse impíos y salvos de todos sus pecados,
sencillamente por haber recibido el bautismo. Ensañándose con
Tommy, B. Zamarbide y particularmente M. Roldán, dieron sobradas
muestras de poseer una enorme ingratitud al retribuir con hirientes
actitudes a la invalorable ayuda que el manager les brindara. El
incondicional aguante de Marcelo Tommy merece destacarse ya que
no sólo cedió su casa otorgándole al grupo un espacio donde ensayar
libremente, sin siquiera requerir un pago a cambio y haciéndose
cargo del consumo eléctrico, sino que además le facilitaba su
preciada guitarra a M. Roldán dado que éste carecía de su propio
instrumento, proporcionándole incluso las cuerdas. Tommy afrontaba
estos gastos con el magro sueldo que ganaba trabajando día tras día,
pero su esfuerzo no fue reconocido por Zamarbide y Roldán quienes,
ante la exasperación de Iorio, atribuían todo lo recibido a la ayuda de
Cristo afirmando que era "El señor el que todo lo proveía". Víctimas
patéticas de un agudo lavado de cerebro, el cantante y el guitarrista
adoptaron una postura abiertamente en contra de M. Tommy,
presionando a R. Iorio para que lo destituyera del grupo,
argumentando que poseía el demonio en su cuerpo por lo que si
presencia representaba una influencia negativa para la banda. Pero
este reclamo escondía una segunda intención destinada a allanarle el
camino a G. Almaraz, poseedor del requisito básico exigido por
Roldán y Zamarbide: pertenecer al mismo credo. A raíz de todo lo
expuesto, en los ensayos del grupo se desataban violentos
enfrentamientos entre el bajista y el resto de los miembros.
"Transitando en el magro camino de la Fe, encuentro a mis hermanos
lejos de entender, que demoran el paso final de la era. Secretarios en
ideas sin razón, que ocultan lo cierto de nuestra existencia
hundiéndonos aún mas, en lo peor" Estas expresiones de R. Iorio
contenidas en "cautivos de un sistema", reflejan ajustadamente la
reflexión que le merecía esta etapa vivida, sin duda, la más densa de
la historia de V8. El bajista se oponía a "patear" a Marcelo Tommy,
conciente de la injusticia que significaba y no admitía que sus
costumbres fueran cuestionadas, precisamente, por quienes habían
protagonizado descontroles mucho más graves, rebelándose
enérgicamente a doblegarse a sus exigencias. La afectuosa amistad y
el respeto que Iorio sentía por Zamarbide, fue la única causa que
mantuvo a V8 de pie durante este año, esperando un cambio sin
pensar que el evangelismo de sus miembros ganaría terreno.