Derechos de Familia
Derechos de Familia
Derechos de Familia
Extinción del matrimonio: Arts. 153, 154, 155 C.C. El matrimonio se podía
disolver por diversas razones: Por un lado a partir de la forma natural; es decir,
por la muerte de uno de los cónyuges y, por otro, cuando existían determinadas
causas para no seguir adelante en la unión marital.
Entre estas razones encontramos en primer término al repudium, o sea la
declaración unilateral de uno de los cónyuges en el sentido de no querer
continuar unido en matrimonio, ya que se consideraba que si una de las partes
no deseaba seguir unida a la otra, era una razón más que suficiente para que
se disolviese el vínculo.
Cuando Justiniano sube al trono existen cuatro clases de divorcio:
1) Divorcio por mutuo consentimiento: Art. 154 inciso 1º.
2) Divorcio por culpa de uno de los cónyuges: Art. 155
3) Divorcio por declaración unilateral.
4) Divorcio bona gratia.
Concubinato: Es una unión marital de orden inferior al iustum matrimonium,
pero igual que éste es de carácter monogámico y duradero y de igual manera,
es reconocido por la ley, siendo totalmente de cualquier relación de carácter
pasajero, las cuales se consideraban ilícitas.
Esta especie de matrimonio nació como consecuencia de la prohibición de
realizar iustae nuptiae cuando existía desigualdad de condición social entre los
futuros cónyuges.
Su reglamentación data de la época de Augusto y solo estaba permitida entre
personas púberes y solteras, estando prohibido entre personas con algún
grado de parentesco, al igual que sucedía con el matrimonio legítimo.
Tutela y Curatela: Art. 293 C.C.
Pasaremos a examinar las diversas situaciones en que podía hallarse una
persona sui iuris que, como sabemos, no está sujeta a ninguna autoridad pero
que, en virtud de laguna incapacidad, estuviera sometida a la institución de la
tutela, o bien de la curatela.
La incapacidad de una persona sui iuris puede obedecer a cualquiera de las
siguientes cuatro causas:
Por falta de edad.
Por razón de sexo.
Por alteración de las facultades mentales.
Por prodigalidad.
En los dos primeros nos encontramos con la tutela; en los otros dos con la
figura de la curatela.
1. TUTELA:
Se define la tutela como: “El poder dado y permitido por el derecho civil, sobre
una cabeza libre a efecto de protegerlo en virtud de que a causa de su edad no
pueda defenderse por sí mismo”.
a. TUTELA DE LOS IMPÚBERES
La función primordial del tutor era el buen manejo de la fortuna del pupilo y no
la de ocuparse de forma directa de su guarda y educación. Por tal razón, debía
efectuarse un inventario de los bienes pertenecientes al pupilo para que, con
base en el mismo, le fueran restituidos.
El deber fundamental del tutor era conservar intacto el patrimonio del pupilo.
Un requisito introducido por Justiniano es que el tutor no podía ser acreedor ni
deudor de su propio pupilo y si esta circunstancia se diese, no al principio de la
tutela, sino durante ella, debería renunciar al cargo.
Para poder ejercer la tutela era necesario cumplir con los siguientes requisitos:
ser libre, ser ciudadano romano, de sexo masculino y tener más de 25 años.
El paterfamilias podía designar en su testamento tutor para sus hijos, situación
que ya se reconoce expresamente en la Ley de las XII Tablas y que
conocemos con el nombre de tutela testamentaria.
En el supuesto de que esta no existiese y fuese necesario designar tutor, se
llamaría al agnado más próximo al pupilo. A esta tutela la conocemos con el
nombre de Legítima, puesto que corresponde, por disposición de ley, al
pariente más cercano.
Si se daba el caso de que no existiese ningún agnado del pupilo, el magistrado
sería el encargado de nombrar a un tutor. A esta tutela la conocemos con el
nombre de Dativa.
De estos tres tipos de tutela, la primera es la más importante y excluye
automáticamente a las otras, así como también la tutela legítima excluirá a la
dativa.
Las causas por las cuales se podía poner término a la institución de la tutela
eran de dos tipos: razones que atañan directamente al pupilo o bien
relacionadas con el tutor. Entre las primeras, podía ocurrir por haber llegado a
la pubertad, por muerte, o por cualquiera de las capitis deminutiones, si fuera la
mínima estaríamos frente a la adrogación. En el segundo caso, figuraba la
muerte del tutor, la circunstancia de que éste sufriera capitis deminutio, la
existencia de una excusa para seguir desempeñando el cargo encomendado, o
bien por ser destituido.
b. TUTELA PERPETUA DE LAS MUJERES.
La mujer, en principio, estará siempre bajo la tutela de una persona,
puesto que su capacidad estaba limitada para llevar a cabo determinados actos
que pudieran comprometer su patrimonio. La tutela perpetua de las mujeres
podía pertenecer a cualquiera de los tres tipos que ya conocemos; tutela
testamentaria, legítima o dativa.
La tutela de las mujeres caerá en desuso en el período imperial.
2. CURATELA
Según la Ley de las XII Tablas caían bajo el régimen de curatela los locos
(furiosi) y los pródigos; con posterioridad también se nombraron curadores para
sordomudos y enfermos mentales.
a. CURATELA DE LOS FURIOSI: Los furiosi sui iuris y los púberes estarán
siempre sometidos a la institución de la curatela. Esta podía ser testamentaria,
legítima o dativa, rigiendo en ellas las mismas características que para la tutela.
b. CURATELA PARA LOS PRÓDIGOS: Se entiende como pródigo aquel la
persona que sin causa justificada dilapida el patrimonio de la familia heredado
de sus ancestros y que, como ya es sabido, según la estructura de la familia
romana, correspondía a todo el núcleo familiar, aunque el fuese el único que
estuviese en posibilidad de administrarlo. Cuando se presentaba está
circunstancia, los afectados podían solicitar al magistrado que se le declarara
en estado de interdicción y quedaba automáticamente bajo la curatela de sus
agnados.
La curatela se inicia en el momento en que por medio de un decreto del
magistrado se declara el estado de interdicción, ya que la prodigalidad no es un
hecho natural de incapacidad.
c. CURATELA DE LOS MENORES DE VEINTICINCO AÑOS: Como
consecuencia de que las facultades intelectuales del individuo son más lentas
en su desarrollo que las facultades físicas, se consideró que aquel individuo
varón mayor de 14 años pero menor de 25 se encontraba en situación de
desventaja intelectual frente a individuos que rebasaban esta edad, y en la Ley
Plaetoria se señala la circunstancia de que tales individuos debido a su
inexperiencia, estén bajo el régimen de curatela.
El que todo individuo menor de 25 años tuviese que estar sujeto a este régimen
de curatela, podía variar si se le concedía la liberación por un decreto especial;
una vez que hubiera cumplido los veinte años y se llamaba venia aetatis.
d. CURATELA DE LOS PUPILOS: El pupilo impúber, por excepción puede
estar también sujeto al régimen de la curatela junto con el de la tutela y esto lo
vemos exclusivamente en los siguientes casos:
a) Si existe un proceso entre el pupilo y el tutor.
b) Si el tutor interrumpía temporalmente su tutela.
c) Si el tutor no era capaz de administrar los bienes del pupilo, y mientras se
nombraba a otro tutor.
La familia romana: Con el derecho de familia, se estudia un aspecto más de lo
concerniente a las personas. Como ya estudiamos, desde el punto de vista del
lugar que ocupa el individuo en la familia, éste puede ser alieni iuris o un sui
iuris, el cual no se subordina a ninguna autoridad.
Las personas alieni iuris pueden estar sometidas a cualquiera de estas tres
autoridades:
La autoridad paternal o patria potestad.
La autoridad del marido sobre su mujer, o manus, y
La autoridad especial de un hombre libre sobre otro hombre libre, el
mancipium.
Las personas sui iuris no se someterán a la autoridad de nadie, pero su
capacidad puede estar limitada por distintas razones, por ejemplo la edad,
situación que traerá como consecuencia el que permanezcan bajo el régimen
de la tutela o de curatela.
El prototipo de la persona sui iuris es el paterfamilias, quien puede tener un
patrimonio y ejercer las autoridades señaladas.
El ser paterfamilias no implica tener determinada edad ni el hecho de ser
padre; un recién nacido puede ser paterfamilias y tendrá una plena capacidad
de goce, no así de ejercicio, ya que deberá estar representado por un tutor
En lo que respecta a la mujer, existe el término materfamilias, pero éste no
indica un derecho específico; es más bien un título honorífico dentro de la
familia y la sociedad.
Parentesco: (Arts. 190 – 198 C. C.). La división de las personas desde un
punto de vista familiar está íntimamente ligada con la idea que los romanos
tuvieron del parentesco; es decir, los lazos que unen a los distintos miembros
de una familia. Los lazos podían ser de carácter natural o civil, siendo
diferentes las consecuencias que uno u otro producían.
En Roma existía un parentesco natural o de sangre llamado cognación, y un
parentesco civil creado por la ley, que se llamaba agnación.
Cognatio: Es el parentesco que une a las personas descendientes una de otra
en línea recta o descendientes de un autor común en la línea colateral, sin
distinción de sexos. Existe en la línea masculina como en la femenina.
Agnatio: Es el parentesco civil fundado sobre la autoridad paternal o marital.
Por lo mismo este parentesco solo será reconocido en la línea masculina.
Patria potestad: (Arts. 252 al 277 C.C.). La patria potestad pertenece al jefe
de familia, quien la ejerce sobre sus descendientes, que forman la familia civil o
agnática. En consecuencia, esta patria potestad es ejercida por el ascendiente
varón de mayor edad.
La patria potestad –que es creada para proteger los intereses familiares en
todos los sentidos y a través de un jefe (paterfamilias) con plenos poderes para
salvaguardar los intereses del grupo- en una primera etapa en realidad es
únicamente una institución que va a proteger antes que nada los intereses de
quien la ejerce. Todos los derechos estaban de su lado y todas las
obligaciones del lado de las personas sometidas a él, y este sometimiento no
cambiaba por razón de la edad ni por la circunstancias de contraer matrimonio.
Patria potestad: (Arts. 252 al 277 C.C.). La patria potestad pertenece al jefe
de familia, quien la ejerce sobre sus descendientes, que forman la familia civil o
agnática. En consecuencia, esta patria potestad es ejercida por el ascendiente
varón de mayor edad.
La patria potestad –que es creada para proteger los intereses familiares en
todos los sentidos y a través de un jefe (paterfamilias) con plenos poderes para
salvaguardar los intereses del grupo- en una primera etapa en realidad es
únicamente una institución que va a proteger antes que nada los intereses de
quien la ejerce. Todos los derechos estaban de su lado y todas las
obligaciones del lado de las personas sometidas a él, y este sometimiento no
cambiaba por razón de la edad ni por las circunstancias de contraer
matrimonio.
El matrimonio: Se llama iustae nuptiae o iustum matrimonium a la unión
conyugal monogàmica llevada a cabo de conformidad con las reglas del
derecho civil romano.
En la sociedad romana, debido al interés religioso y político que entrañaba la
familia, resultaba de suma importancia la conservación de ésta a través de la
institución del matrimonio, cuyo fin primordial era la procreación de hijos.
Modestino define al matrimonio como: “la unión de un hombre y una mujer
implicando igualdad de condición y comunidad de derechos divinos y
humanos”. (Art. 78 C.C.).
El matrimonio está constituido por dos los elementos; uno objetivo, que
consiste en la convivencia del hombre y la mujer; y otro de carácter subjetivo,
que consiste en la intención de los contrayentes de considerarse
recíprocamente como marido y mujer, elemento que se llama affectio maritalis.
La affectio maritalis se exterioriza por el honor matrimonii; esto es, el trato que
los esposos se dispensan en público, muy especialmente el que el marido da a
la mujer, quien debe compartir el rango social de aquél y gozar de la dignidad
de esposa.
Se consideran como hijos legítimos los nacidos después de 180 días contados
desde la celebración de la iustae nuptiae, o bien dentro de los 300 días
contados desde la terminación del matrimonio. (Art. 199 C.C.)
Para impugnar la legitimidad o no del producto nacido en las circunstancias
anteriores, podía existir prueba en contrario por parte del marido, de los
herederos de aquel o de la madre de la criatura.
Los esponsales: (Art. 80 C.C.). Las iustae nuptiae podían estar precedidas
por un acuerdo entre los futuros cónyuges o sus padres, mediante el que se
comprometían a la celebración del matrimonio. La Promesa de futuras nupcias
se conocía como esponsales y no daba lugar a acción alguna para exigir su
cumplimiento.
Condiciones de validez para la celebración del matrimonio:
1) Pubertad de los futuros esposos.
2) Consentimiento de los esposos.
3) Consentimiento del jefe de la familia.
4) Conubium.
(Que los estudiantes expliquen cada una de estas condiciones).
Efectos del matrimonio: Arts. 108 al 112 C.C. Por lo que respecta a los
efectos que sobre los cónyuges traía la celebración del matrimonio, estos se
refieren a los diversos aspectos del mismo; por un lado la mujer participa en la
condición social del marido y pasa a formar parte de la familia de él en calidad
de hija y como hermana de sus hijos, siempre y cuando el matrimonio se
hubiese celebrado cum manu –circunstancia que cuando menos en los
primeros siglos de Roma siempre se daba- rompiéndose en este momento toda
relación agnática con su antigua familia.
Sucesiones y donaciones.
I. EL DERECHO HEREDITARIO
Una interpretación materialista de numerosos pasajes de la historia jurídica
romana hizo creer por mucho tiempo que todo el Derecho privado giraba en
torno a la noción de patrimonio.
Las investigaciones del Derecho comparado traen la prueba de que en las
etapas primitivas de distintos pueblos ocupan un lugar preferente, no los
derechos patrimoniales, sino los derechos personales.
La familia, la herencia, la propiedad y las obligaciones asumen en los orígenes
romanos unas características consonantes con la estructura familiar.
II. DELACIÓN DE LA HERENCIA
Delación es el llamamiento hecho a una o varias personas para adquirir una
determinada herencia. La herencia es “deferida” u “ofrecida”, los romanos
hablaban de deferre hereditatem y de vocare ad hereditatem.
La herencia se “defiere” por testamento y por la ley. La delación es
testamentaria cuando la designación de la persona llamada a heredar se hace
por voluntad del causante, expresada en testamento; es intestada cuando la
vocación hereditaria viene determinada por una disposición del Derecho
objetivo, para el caso de que falte el testamento o de que, existiendo éste sea
inválido.
III. HERENCIA YACENTE
Se llama herencia yacente al patrimonio de un difunto aún no aceptado por la
persona llamada a entrar en él como heredero.
Según la condición antigua, la condición de los bienes hereditarios durante el
tiempo que va desde el llamamiento a la aceptación, no es otra que la de cosas
privadas de sujeto –res nullius-.
IV. COMUNIÓN HEREDITARIA
Cuando varias personas son llamadas a heredar conjuntamente, surge entre
ellas un estado de comunidad, donde la participación de cada una viene
determinada por la respectiva cuota hereditaria. La comunidad de herederos
por partes alícuotas se rige, por las normas del condominio.
La comunidad se establece con referencia a la propiedad y demás derechos
reales, y puede cesar en todo momento, mediante el ejercicio de la actio
familiae erciscundae, que compete a todo heredero.