Las 13 Constelaciones Mayas
Las 13 Constelaciones Mayas
Las 13 Constelaciones Mayas
Cuenta una de las tantas historias del Mayab, que durante cierta fiesta de las
llamadas vaquerías, Don Juan Pío Pérez, cronista local, se acercó al famoso
aventurero Jhonn Loyd Stephens y le mostró una serie de escritos mayas
inéditos, entre los escritos que recuperará este hombre peculiar estaba el
llamado Códice Peresiano, hoy conocido como Códice París.
Este Códice Pérez o Peresiano es celebre, entre otras cosas, por las paginas
donde se conservan las antiguas constelaciones mayas, es uno de los pocos,
sino el único documento donde aparecen en la posible secuencia que
guardaban en el cielo, el otro es La Cruz de Palenque pero con signos.
Así, podemos ver las siguientes constelaciones que llevaban forma de animal:
1. Aak tortuga
2. Dzec escorpión
3. Tzotz murciélago
4. Muan lechuza
5. Itzamna iguana
6. Batz mono
7. Coz gavilán
8. Kan la serpiente
9. Hunab Ku guacamaya o Quetzal
10. Kutz guajolote
11. Ceh el venado
12. Balam el jaguar
13. Pek el perro
Vayan a traer los sesos del cielo, para que los vea el verdadero hombre - se
refiere a que debe encenderse el incienso del copal, para la
ofrenda.Cuando vayaís a regresar a su casa acaso vereis el fuego del
mediodía y sereís dos muchachos que estareís en cuclillas, cuando llegueis
vuestro perro tendrá en las manos el alma del cielo, de nuestra señora …-
sentado en cuclillas es sobre su sombra, primer cenital del sol, el perro la
constelación cuando se daba este primer momento en el alma del cielo,
nuestra señora son las candelas a encender como ofrenda.
Para interpretar las profecías, los batab tomaba el sagrado vino balche y se
tendían en suelo, se les llamaba también Chilam Balam, boca de profeta,
ellos utilizaban entonces las metáforas sagradas, a partir del calendario
solar y lunar, a través de una rueda del tiempo a la que llamaron La Rueda
de los Katunes.
Historia
8 ahau – fue abandonada Chichen Itza
4 ahau – llegaron a Chakun Putun
8 ahau - abandonaron Chakun putun
8 ahau - fueron dispersados los itzaes por Hunac Ceel
4 ahau – fue conquistada la tierra de Mayapan, desquitándose los itzaes de
la traición de Hunac Ceel.8 ahau – fue derrumbada Mayapan,destruyendo la
fortaleza
4 ahau - hubo peste en Chichen Itza
13 ahau – murió Ah Pula Napat Xiuh, en un día 18 zip 9 imix (1508).
11 ahau - llegan los Dzules, los blancos barbados
9 ahau – se implanta el cristianismo
Continuaremos con la Rueda de los Katunes
CODICE PARIS
Dicho mínimo debía producirse entre 2005 y 2006, unos 4 años antes
del nuevo máximo, previsto para el año 2010 o 2011, precisamente
en vísperas de la fecha para la cual los antiguos mayas profetizaron
el final de la era correspondiente al «Quinto Sol» y el comienzo de
otro ciclo cósmico, llamado «Sexto Sol».
Sabían algo los mayas que nuestra ciencia actual ignora? ¿Podrían
ayudar sus textos sagrados a los científicos, desconcertados por el
extraño e inquietante comportamiento del Astro Rey?
Y sobre todo: ¿por qué motivo prestó aquella antigua cultura tanta
atención a la actividad solar de nuestros días en tiempos tan
remotos?
Según los mayas, en la Tierra cada ciclo de 5.125 años habría sido el
escenario de la aventura de una Humanidad –«una raza» en su
concepto– y habría acabado con su destrucción, seguida por la
regeneración que trae el siguiente ciclo o «Sol». Al comienzo de éste
se produce una sincronización de la «respiración» de todas las
estrellas, planetas y seres.
¿Podría este cambio ser activado o favorecido por ese gran evento
cósmico que anunciaron las profecías mayas? ¿Podría ese salto
vibracional del Universo, transmitido por el Universo al Sol y por
éste a la Tierra, estar impulsando «la gran transformación» que,
según los mayas, llegará definitivamente a nuestro planeta el sábado
23 de diciembre de 2012?
En este final del último Katum del calendario maya el Cielo nos pone
ante una encrucijada: autodestrucción o transformación. Nos
hallamos, por tanto, en una especie de «tierra de nadie»: una fase
definitiva que ya no pertenece a la vieja era, pero tampoco a la que
amanecerá dentro de siete años, cuando se abra «la puerta» cósmica
de un tiempo renovado.
Igual que para nuestros libros, la materia prima para elaborar los
códices era el papel. Los mayas lo llamaban kopó—ahora conocido
como papel amate—y lo hacían con la corteza del árbol de la higuera
(Ficus); aunque también solían usarse piel de venado, tela de
algodón y papel de maguey, aparentemente ningún material fue más
usado que el kopó.
DESTRUCCIÓN Y SALVACIÓN
CÓDICE DRESDE
Una vez que salió de Viena, el documento pasó a formar parte del
acervo de la Biblioteca de Dresde, aunque aparentemente no fue
estudiado ni analizado durante setenta años. Alexander von
Humboldt lo dio a conocer en 1810, cuando publicó su obra Vues des
cordilléres et monuments des peuples indigènes de l'Amérique y
reprodujo en ella las páginas 47 a 52 del códice. El documento fue
sometido a diversos estudios para identificar su origen; finalmente,
se concluyó que era maya.
CÓDICE PARÍS
CÓDICE MADRID
Unos años más tarde, el español Juan Palacios ofreció en venta a dos
instituciones culturales lo que se suponía era un cuarto códice maya.
Sin embargo, ni el Museo Británico de Londres ni la Biblioteca
Imperial de París mostraron interés en el documento. Con el tiempo
pasó a manos de otro particular, José Ignacio Miró, y en 1875 fue
adquirido por el Museo Arqueológico de Madrid. Por relacionárselo
de alguna manera con Hernán Cortés, este códice recibió el nombre
de Cortesiano.
Escribir un códice era entre los mayas un acto ritual que sólo podían
llevar a cabo personas muy especializadas. Éstas recibían los títulos
de ah ts'ib y ah woh, términos cuyo significado es, en castellano,
escribas y pintores, respectivamente.