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Juicios y toma de

decisiones
PID_00288828

Francisca Fariña
Manuel Vilariño
Ramón Arce
Revisión a cargo de
Yurena Gancedo

Tiempo mínimo de dedicación recomendado: 4 horas


© FUOC • PID_00288828 Juicios y toma de decisiones

Francisca Fariña Manuel Vilariño Ramón Arce Yurena Gancedo

Catedrática de Psicología Jurídica Doctor en Psicología y Máster en Catedrático de Psicología Jurídi-


del Menor en la Universidad de Psicología Jurídica por la Universi- ca y Forense en la Universidad de Doctora en Psicología y Máster en
Vigo, Decana de la Facultad de dad de Santiago de Compostela. Santiago de Compostela y Direc- Psicología Jurídica por la Universi-
Ciencias de la Educación y Depor- Ha sido profesor en la USC y en la tor de la Unidad de Psicología Fo- dad de Santiago de Compostela.
te de la Universidad de Vigo, Pre- Universidade Lusófona do Porto rense de la Universidad de Santia- Ha impartido docencia en la USC,
sidenta de la Sociedad Iberoameri- (Oporto, Portugal) en la que tam- go, donde ejerce como psicólogo donde también ha desarrollado su
cana de Justicia Terapéutica y psi- bién ejerció funciones de coordi- forense. Sus temas de investiga- actividad investigadora dentro del
cóloga forense en la Unidad de nador científico en el Máster de ción incluyen la toma de decisio- ámbito de la Psicología Jurídica y
Psicología Forense de la Universi- Psicología Forense. En la actuali- nes legales, la predicción del com- Forense, contando con numerosas
dad de Santiago de Compostela. dad es miembro de la Unidad de portamiento delictivo, evaluación contribuciones científicas en revis-
Ha publicado numerosos artícu- Psicología Forense de la Universi- de la simulación/disimulación, el tas, libros y congresos especializa-
los científicos y capítulos de libros dad de Santiago de Compostela testimonio, la valoración de la cre- dos. En la actualidad, es miembro
sobre Psicología Jurídica, especial- e imparte docencia en el Máster dibilidad y cualquier otro tema re- de la Unidad de Psicología Forense
mente en las temáticas del menor en Atención Especializada a Perso- lacionado con la Psicología Jurídi- (USC), donde colabora como in-
y la familia, y ha editado más de nas y Familiares con Enfermedad ca y Forense. Ha publicado nume- vestigadora y perito judicial. Ade-
30 monografías en el ámbito de la de Alzheimer de la Universidad de rosos libros y artículos científicos más, imparte docencia en distin-
Psicología; además, es editora aso- Salamanca y en el Máster Universi- sobre Psicología Jurídica y Foren- tas titulaciones de la Universidad
ciada en cuatro revistas de investi- tario de Prevención de Riesgos La- se, y de su labor investigadora se Internacional de Valencia.
gación. De su labor investigadora borales de la Universidad de Vigo. han derivado diferentes procedi-
se han derivado diferentes proce- Viene desarrollando su actividad mientos y protocolos de actuación
dimientos y protocolos de actua- profesional e investigadora dentro de uso frecuente en las periciales
ción de uso frecuente en las peri- del ámbito de la Psicología Jurídi- judiciales (p. ej., un protocolo de
ciales judiciales (p. ej., la creación ca y Forense, contando con abun- entrevista a menores testigo, un
y validación de un protocolo de dantes contribuciones científicas procedimiento de entrevista a dis-
evaluación forense en casos de fa- en revistas, libros y congresos de capacitados, un protocolo de en-
milia, la evaluación forense de la prestigio que le han valido el reco- trevista clínico forense, un proto-
disimulación, evaluación forense nocimiento del Premio Profesor D. colo de evaluación global del testi-
del daño moral) y programas de Mariano Yela al Investigador Novel monio o el Sistema de Evaluación
intervención como el “Programa en Psicología Jurídica (año 2013) Global). Por su labor investigado-
Ruptura de Pareja, no de Familia” que concede la Sociedad Españo- ra ha obtenido varios premios de
y “Programa Galicia de Reeduca- la de Psicología Jurídica y Forense. investigación entre los que desta-
ción de Maltratadores”. Por su la- También ha recibido el Premio Ex- ca, por sus aportaciones a la pre-
bor investigadora ha obtenido va- traordinario de Doctorado de la dicción del comportamiento delic-
rios premios entre los que desta- Facultad de Psicología de la Uni- tivo, el Premio Nacional de Investi-
can el Premio Nacional de Inves- versidad de Santiago de Compos- gación Educativa en las ediciones
tigación Educativa en la edición tela. de 2003 y 2004 concedido por el
de 2003 y 2004, concedidos por Ministerio de Educación y Ciencia.
el Ministerio de Educación y Cien- Finalmente reseñar que de sus in-
cia y la Medalla de Plata al Méri- vestigaciones se han derivado in-
to Penitenciario del Ministerio de tervenciones en el foro de justicia,
Interior e Instituciones Penitencia- el tratamiento de penados o la in-
rias, igualmente ha sido significa- tervención con familias en proce-
da apareciendo en el libro Investi- sos de separación. Por estas trans-
gadoras galegas. ferencias de conocimiento se le ha
concedido la Medalla de Plata al
Mérito Penitenciario del Ministerio
de Interior e Instituciones Peniten-
ciarias.

La revisión de este recurso de aprendizaje UOC ha sido coordinada


por la profesora: Irene Montiel Juan

Segunda edición: septiembre 2022


© d’aquesta edició, Fundació Universitat Oberta de Catalunya (FUOC)
Av. Tibidabo, 39-43, 08035 Barcelona
Autoría: Francisca Fariña, Manuel Vilariño, Ramón Arce, Yurena Gancedo
Producción: FUOC
Todos los derechos reservados

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño general y la cubierta, puede ser copiada,
reproducida, almacenada o transmitida de ninguna forma, ni por ningún medio, sea este eléctrico,
mecánico, óptico, grabación, fotocopia, o cualquier otro, sin la previa autorización escrita
del titular de los derechos.
© FUOC • PID_00288828 Juicios y toma de decisiones

Índice

Introducción............................................................................................... 5

Objetivos....................................................................................................... 7

1. El estudio del jurado: proceso, capacitación y selección......... 9


1.1. El juicio con jurados ................................................................... 9
1.1.1. Notas sobre el jurado ..................................................... 9
1.1.2. Aportaciones procesales ................................................. 10
1.2. Evaluación de la competencia de los jurados ............................. 12
1.3. Selección del jurado .................................................................... 14
1.3.1. De la población a la rueda de jurados ........................... 14
1.3.2. Recusaciones .................................................................. 14
1.3.3. Procedimientos usuales de selección ............................. 15
1.4. Proceso de decisión ..................................................................... 17
1.4.1. Modelos explicativos ..................................................... 17
1.4.2. Deliberación ................................................................... 19

2. Psicología de los jueces..................................................................... 22


2.1. Psicología jurídica y decisiones judiciales ................................... 22
2.2. La figura del juez ........................................................................ 22
2.3. El proceso de socialización judicial ............................................ 24
2.4. La elaboración de las sentencias judiciales ................................. 26
2.5. La disparidad en las decisiones judiciales ................................... 27
2.5.1. Concepto de disparidad ................................................. 27
2.5.2. Estudios de disparidad ................................................... 28
2.5.3. La reducción de la disparidad ....................................... 31

3. Formación de abogados.................................................................... 34
3.1. El abogado y los conocimientos psicológicos ............................. 34
3.2. Parámetros judiciales de interés .................................................. 35
3.3. Percepción y representaciones sociales de justicia ...................... 36
3.4. Decisiones grupales ..................................................................... 37
3.5. Selección probabilística de un jurado/juez interesado ................ 38
3.6. Destrezas de los abogados, presentación de la prueba y
testimonios .................................................................................. 39
3.7. Apreciación del valor de las pruebas en la formación de
juicios .......................................................................................... 41

4. La mediación intra y extrajudicial............................................... 43


4.1. Definición de mediación y marco de la Justicia Terapéutica ...... 43
4.2. Ventajas de la mediación familiar .............................................. 43
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4.3. Fases del procedimiento de mediación ....................................... 45


4.3.1. Mediación extrajudicial ................................................. 45
4.3.2. Mediación intrajudicial ................................................. 47
4.4. La coordinación de parentalidad ................................................ 48

Glosario........................................................................................................ 51

Bibliografía................................................................................................. 52
© FUOC • PID_00288828 5 Juicios y toma de decisiones

Introducción

En este módulo se persigue realizar una aproximación a los procesos judicia-


les y, más concretamente, a las decisiones que se toman en los mismos. Las
implicaciones de los conocimientos que conforman la Psicología jurídica se
antojan evidentes en este campo: los actores de las decisiones judiciales están
sometidos, además de a la regulación que establece el sistema de justicia, a las
mismas limitaciones que atañen al resto de humanos durante los procesos de
toma de decisiones y que vienen determinadas por nuestro funcionamiento
psicológico. En este sentido, aunque exista en el agente decisor la mejor dis-
posición para ser imparcial y justo en sus decisiones, los procesos de razona-
miento y deliberación no serán ajenos a fenómenos cognitivos y emocionales,
como distorsiones cognitivas, prejuicios, heurísticos, procesos de influencia
normativa, formación y preparación, etc.

El primer apartado del módulo está dedicado al jurado. A lo largo del mismo
se presentarán las ventajas e inconvenientes de su empleo, así como las im-
plicaciones del tamaño de este y de la regla de decisión que se adopta sobre
la calidad de la deliberación. Se abordarán algunos resultados referidos a la
competencia de los jurados, que informan del papel que juega la dificultad del
contenido a juzgar, así como la preparación y formación de los miembros del
jurado. A continuación, se ofrecerán algunos de los procedimientos existentes
para configurar el jurado, y se finalizará presentando los modelos explicativos
de los procesos de deliberación y toma de decisiones de los jurados.

El segundo apartado se centra en la figura del juez. Inicialmente, se abordará


de manera breve la regulación legal del juez/magistrado y el proceso de socia-
lización judicial por el que ha de pasar en desarrollo de su profesión. A conti-
nuación, se presentará el formato y los elementos que ha de respetar e incor-
porar la sentencia judicial. En esta línea, se profundizará en el fenómeno de la
disparidad de sentencias, discutiéndose acerca de los factores que intervienen
en la misma y de las estrategias que se pueden llevar a cabo para paliarla.

El apartado siguiente se centrará en la figura del abogado con el afán de nutrir


de una serie conocimientos psicológicos dirigidos a mejorar su praxis profe-
sional. De este modo, se analizarán algunas de las variables que afectan a las
decisiones grupales y sobre las que el abogado puede intervenir con la finali-
dad de influirlas. Asimismo, se tratarán las destrezas que se deben entrenar
para mejorar el ejercicio de la abogacía y que atañen a aspectos como el com-
portamiento y presencia del abogado, el orden y modo de presentación de las
pruebas, o el entrenamiento de la testificación de los testigos, etc.
© FUOC • PID_00288828 6 Juicios y toma de decisiones

Por último, se presentará la perspectiva de Justicia Terapéutica, desde la que


se abordará la mediación intra y extrajudicial como alternativa a la resolución
contenciosa, analizando específicamente su papel en los conflictos familiares
de divorcio/separación en los que entra en cuestión la custodia de los hijos.
De este modo, se tratará el concepto, los tipos y los principios de la mediación,
las múltiples ventajas que se derivan de su uso y las fases que conlleva. Para
finalizar, se presentará la coordinación de parentalidad como un recurso para
el adecuado ejercicio de la coparentalidad en estas situaciones.
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Objetivos

1. Conocer el papel del jurado dentro del proceso de decisión judicial, sus
limitaciones y ventajas, las variables que intervienen y condicionan los
procesos de deliberación, y cómo se establece su composición definitiva.

2. Conocer cómo está delimitada legalmente la figura del juez, en qué con-
siste el proceso de socialización judicial, las características principales de
las sentencias judiciales y el concepto de disparidad, así como las variables
que lo modulan y las estrategias para reducirla.

3. Identificar los conocimientos derivados de la investigación psicológica que


puedan ser de utilidad para el ejercicio de la abogacía, como las variables
que median las decisiones grupales (jurados, escabinos o tribunales), el
momento y modo propicio para la presentación de los testimonios y las
pruebas, los factores que incrementan la credibilidad de los testigos, y las
destrezas propias del abogado.

4. Conocer el enfoque de Justicia Terapéutica; el concepto de mediación y los


principios que la rigen en asuntos de familia, las ventajas de la mediación
frente a la resolución contenciosa, y las fases que conforman el proceso
mediador; y el concepto de coordinación de parentalidad, así como las
ventajas que presenta.
© FUOC • PID_00288828 9 Juicios y toma de decisiones

1. El estudio del jurado: proceso, capacitación y


selección

1.1. El juicio con jurados

El estudio de las decisiones de legos en Derecho, representadas en el tribunal


del jurado, ha captado desde los albores de la disciplina el interés de los in-
vestigadores, lo que ha resultado en numerosas contribuciones a lo largo de
las últimas décadas. En este sentido, el jurado se ha posicionado como uno
de los tópicos de mayor impacto en la literatura, a pesar de que su puesta en
funcionamiento en España acontece en fechas no muy lejanas, con la entrada
en vigor de la Ley Orgánica del Tribunal del Jurado 5/1995. Tal vez este corpus
teórico y empírico se encuentra en última instancia motivado por la voluntad
de contribuir con los hallazgos de la Psicología Jurídica para crear el mejor
jurado posible. En la actualidad, y una vez sea factible realizar un balance del
funcionamiento de la institución, el discurso científico tentará enmendar po-
sibles desaciertos o, sencillamente, implementar mejoras que acallen las voces
de sus detractores, que no son pocos.

1.1.1. Notas sobre el jurado

Por jurado se entiende un grupo de personas legas en derecho que se


reúnen para emitir un juicio, en términos de veredicto o mediante la
contestación a un cuestionario en el que plasman sus respuestas a pre-
guntas que les formula el juez para fundamentar la sentencia, guiados
por una regla de decisión con unos requisitos que van desde la mayoría
simple a la unanimidad.

Si bien se pueden encontrar indicios de jurados ya hacia el 1200 a. C. (Nemeth,


1986), esta institución tal y como la conocemos hoy en día tiene su origen
en Europa. Por un lado, se desarrolló en el Reino Unido durante la época co-
lonial, de modo que se propagó por todos los países dependientes de este. Así,
llegó a EE. UU., donde fue adoptado para la aplicación de la justicia, convir-
tiéndose en una clave definitoria e inamovible de la sociedad estadounidense.
Por otro lado, en la Europa continental, destaca su desarrollo en Francia. Así,
fue Napoleón quien extendió esta figura a España a través del “Estatuto de
Bayona” (1808; Davó, 1988). Ya en nuestros tiempos, y tras diversos cambios
normativos derivados de la situación política, la Constitución de 1978 abrió
finalmente la puerta a un jurado pactado, que se plasmó en la Ley Orgánica
del Tribunal del Jurado de 1995.
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1.1.2. Aportaciones procesales

En el seno de la investigación sobre el tribunal del jurado, se han identificado


un gran número de variables que pueden influir en el veredicto. Entre ellas,
destacan las denominadas estructurales, relacionadas con el modo en que se
conforman los jurados y, por tanto, más fácilmente controlables.

Sobre el tamaño y la regla resolutoria

De entre las diversas variables que modulan las decisiones de los miembros del
jurado, la literatura se ha centrado fundamentalmente en dos cuestiones:

• La�regla�de�decisión. Los jurados suelen decidir por unanimidad, pero la


mayoría de dos tercios o incluso la mayoría simple se han usado como
métodos de decisión. El inconveniente de una decisión unánime reside
en el alto riesgo de que el juicio quede sin decisión final. Sin embargo, la
decisión por mayoría también presenta problemas. Así, Hastie et al. (1983)
observaron que, en comparación con los jurados unánimes, los mayorita-
rios deliberaban menos tiempo. Asimismo, se comprobó que la unanimi-
dad conducía a una mayor participación de las minorías, mayor satisfac-
ción de los jurados con el veredicto final y una evaluación más profunda y
minuciosa de la prueba y la ley. Por tanto, lo ideal para alcanzar la decisión
más justa, elaborada y de mayor calidad sería optar por una regla decisoria
unánime. En otras palabras, una vez alcanzada la mayoría necesaria, los
argumentos de la minoría, sean o no correctos, no eran considerados por
la mayoría suficiente; o, lo que es lo mismo, no procedían a la integración.

• El�tamaño�del�grupo. No existe una regla fija sobre el tamaño del grupo,


pero los países con más tradición constituyen jurados de doce miembros.
Otras posiciones sugieren la opción de reducir el número de jurados hasta
una posición modal de seis miembros, apelando a un ahorro económico
y social. No obstante, se contraargumenta que la reducción de miembros
derivaría en una pérdida de la representatividad de los diferentes estamen-
tos de la comunidad. En suma, la polémica sobre el número exacto de ju-
rados nos encaminaría a un debate sinfín. De este modo, podría señalarse
que a mayor número de jurados, mayor calidad y representatividad de las
decisiones, pero también mayores costes y un número superior de jurados
suspensos. Establecer el número ideal que combine ambas posturas parece
tarea imposible. Ahora bien, hay que tener presente que en los jurados
compuestos de pocos miembros, la justicia deja un buen margen al azar.
© FUOC • PID_00288828 11 Juicios y toma de decisiones

Nulidad decisional: los jurados suspensos

Cuando el jurado es incapaz de alcanzar el quórum mínimo exigido en la regla


de decisión, se declara suspenso o irresoluble. La respuesta de los legisladores
ha pasado por establecer reglas de decisión que fueran menos exigentes, en
general disminuyendo el tamaño del grupo o eliminando la exigencia de la
unanimidad.

Por su parte, la investigación científica, como ya hemos comentado, ha per-


filado las variables fenomenológicas que afectan a la irresolubilidad de los ju-
rados: el tamaño del jurado y regla decisional. La mayoría de los resultados
reflejan que a medida que aumenta el número de jurados y se asienta la una-
nimidad como regla de decisión, se facilita la indefinición de los jurados. En
consecuencia, podría optarse por disminuir el tamaño y atenuar los requisitos
de la regla de decisión. Ahora bien, como ya se ha señalado, esta postura lle-
varía a decisiones de peor calidad y más inconsistentes.

Un intento de reconducir las deliberaciones de los jurados suspensos vino de


la mano de las instrucciones judiciales, que tenían por objeto dar un nuevo
impulso procesal. Mediante estas, el juez solicita a los jurados que reexami-
nen sus criterios decisionales y que se esfuercen por conseguir un veredicto.
Estas instrucciones, que pretenden superar una situación de estancamiento,
se basan en una presión hacia las minorías para que abandonen esa postu-
ra de obstinación. No obstante, los resultados empíricos no apoyan que sean
sistemáticamente las minorías las causantes de la intransigencia. De facto, se
han levantado voces contra el ejercicio de esta presión hacia la minoría, en
el sentido de que parece más apropiado generar instrucciones que se asienten
en la argumentación, la relación veredicto-pruebas y la evitación de mensajes
destructivos.

Otras variables estudiadas han sido la complejidad del caso y la longitud de


las deliberaciones. Se ha detectado que cuanto más complejo sea el caso, ma-
yor será el nivel de imprecisión. Por su parte, de los análisis de archivo de la
longitud de las deliberaciones, se ha concluido que el juez permite el tiempo
suficiente de deliberación y que las causas de la indefinición han de buscarse
en el jurado mismo.

Otros trabajos se han centrado en analizar el estilo deliberativo, el contenido


de la deliberación, y las características del moderador de los jurados suspensos.
En este sentido, las deliberaciones de jurados suspensos se caracterizan por
superposiciones, desaprobaciones, órdenes o contestaciones. Además, se ha
podido constatar que en los jurados suspensos se rompe el flujo argumentativo
necesario para producir procesos de cambio de veredicto. En otras palabras, se
producen intentos de influencia entre facciones, pero se ven mermados en su
efectividad porque la otra facción no permite construir secuencias de eventos,
debido a los continuados cortes provocados en la deliberación.
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Asimismo, se ha encontrado esta misma tendencia en los contenidos de la


deliberación. De esta forma, un elevado número de intervenciones de los ju-
rados suspensos aparecen desligadas de hechos del juicio, pruebas o conexio-
nes legales. En términos operativos, son intervenciones fatuas a escala de re-
solución del conflicto. En suma, los jurados suspensos aparecen viciados y,
en todo caso, inefectivos en lo que a estilo deliberativo y de contenido de las
deliberaciones se refiere. Contrariamente, los jurados resolubles se orientan a
buscar una relación veredicto-pruebas y presentan sus intervenciones relacio-
nadas con pruebas, hechos del juicio y argumentaciones legales. En resumen,
siguen un criterio de integración de prueba.

Una última fuente de la indecisión del jurado radica en el rol desempeñado por
el moderador. De facto, los moderadores de los jurados suspensos no dirigen el
curso de la deliberación hacia las pruebas, no corrigen los vicios destructivos
del estilo deliberativo de los jurados irresolubles, no presentan dotes de per-
suasión ni su estatus dentro del grupo les permite imponerse. Aun es más, se
les percibe como una fuente negativa. En suma, los presidentes o portavoces
de los jurados suspensos no moderan.

En definitiva, por lo que respecta a la intervención, dos son las aportaciones


que se podrían considerar:

• Instruir a los jurados antes de la deliberación en la no emisión de inter-


venciones destructivas.

• Formar al moderador para que sepa conducir la deliberación.

1.2. Evaluación de la competencia de los jurados

Se ha achacado en muchas ocasiones al jurado falta de preparación para ejer-


cer la función que le es encomendada, pero la investigación no parece llegar
a las mismas conclusiones. En esta dirección, Kalven y Zeisel (1966) clasifica-
ron, en función de la opinión modal de jueces, casos previamente juzgados
por jurados en fáciles, difíciles y muy difíciles. Si el jurado fuera incompeten-
te, las divergencias en cuanto al veredicto entre jueces y jurados deberían dar-
se en los casos difíciles y, sobre todo, en los muy difíciles. Los datos, por el
contrario, señalaron que las discrepancias brotan por igual en los tres casos.
En consecuencia, no se puede concluir que el jurado no comprenda la prueba
presentada.

Por otro lado, algunos trabajos parecían evidenciar una tendencia en los jura-
dos a decantarse por lo justo frente a lo legal.
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En concreto, los delitos en los que actúa el tribunal del jurado, de acuerdo a la LO
5/1995, son los siguientes:

• homicidio
• amenazas
• omisión del deber de socorro
• allanamiento de morada
• infidelidad en la custodia de documentos
• cohecho
• tráfico de influencias
• malversación de caudales públicos
• fraudes y exacciones ilegales
• negociaciones prohibidas a funcionarios
• infidelidad en la custodia de presos

Este sería un caso meridiano de transgresión de la ley. ¿Haría un profesional lo


mismo? Difícilmente. No obstante, dejando al margen estos casos anecdóticos,
la literatura evidencia de manera bastante contundente que el jurado sigue
las instrucciones legales y solo se aparta de ellas excepcionalmente en lo que
podría etiquetarse como casos de conciencia social.

Otra cuestión que ha sido objeto de crítica es el desconocimiento de los con- Nota
ceptos penales por parte del jurado. En este sentido, algunos trabajos pusie-
El juez instruye a los jurados
ron de manifiesto que si las instrucciones legales eran traducidas a términos sobre cuál es la tarea que de-
comprensibles; los jurados ejecutaban conforme a lo esperado. Así, la respon- ben acometer durante la deli-
beración y qué procedimiento
sabilidad de que el jurado lleve a cabo sus funciones de una manera adecuada deberían seguir para llegar a
un veredicto.
recae sobre las partes procesales, destacando especialmente la labor del magis-
trado/a presidente.

Aunque en muchos países el ámbito de actuación del jurado se circunscribe


a casos penales y a partir de un cierto “quantum” en la pena, en otros tam-
bién entienden sobre casos civiles. Algunos procesos civiles (por ejemplo, liti-
gios entre grandes compañías) adquieren tal complejidad, que resultan muy
arduos de seguir, incluso para técnicos, por lo que se hace aconsejable que el
jurado no actúe. No obstante, en la mayoría de los casos civiles ordinarios la
ejecución del jurado se explica por la prueba y la deliberación. En España, se-
gún la exposición de motivos de la Ley Orgánica de 1995, se han seleccionado
aquellos delitos en los que la acción típica carece de excesiva complejidad. De
este modo, se especifican los delitos contra las personas, delitos cometidos por
los funcionarios públicos en el ejercicio de sus cargos, delitos contra el honor
y delitos contra la libertad y seguridad.

Frente a la opción de apartar a los jurados de casos civiles complejos, se han


propuesto ciertas reformas para mejorar la ejecución del jurado en estas situa-
ciones: reestructurar los casos, reestructurar los jurados y el empleo de técnicas
de manejo del caso.

Ejemplo

Se pueden eliminar partes, separar las causas o utilizar veredictos especiales. También
se puede recurrir a seleccionar solo jurados de un cierto nivel educativo, aumentar su
tamaño y permitir decisiones mayoritarias, y en el derecho continental europeo, se pro-
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pone la constitución de jurados mixtos de jueces y legos, es decir, jurados�de�escabinos.


Asimismo, los jueces pueden resumir o comentar la prueba, permitir a los jurados tomar
notas y preguntar a los testigos, usar un lenguaje sencillo en las instrucciones, o dar las
instrucciones por escrito.

En general, la literatura pone de manifiesto que la complejidad no es el moti-


vo de desacuerdo entre jueces y jurados, y que esta puede atajarse, en algunas
ocasiones, por medio de ciertas “reformas”. Los diversos sustratos de la com-
plejidad hacen que su solución no pueda ser unívoca sino que esté sujeta a
fluctuaciones contextuales. Es necesario, por tanto, un mayor esfuerzo inves-
tigador para clarificar cuáles son las reformas necesarias y en qué situaciones
son efectivas. Definidas estas reformas y las situaciones en las que son efecti-
vas, el uso de jurados es perfectamente válido.

1.3. Selección del jurado

1.3.1. De la población a la rueda de jurados

El proceso de selección se inicia con un sorteo a partir de las listas censales.


Este sorteo se lleva a cabo cada dos años, y da lugar a un listado de candidatos a
juzgados que permanecerá vigente por dicho periodo. Posteriormente, y para
un caso concreto, se sortea de nuevo una rueda de jurados, tomando como
base esa lista ya constituida, a partir de la cual se va a construir el jurado de
decisión. De aquí se procede a las exenciones automáticas o incompatibilida-
des, como el caso de los policías o los médicos; las excusas, tanto por motivos
materiales (especialmente tiempo y trabajo) como psicológicos (por ejemplo,
miedo a represalias); y a las descalificaciones (menores de edad, analfabetos o
convictos). Restados estos sujetos y si fuera necesario, se procede de nuevo al
sorteo para completar la rueda, hasta alcanzar el número mínimo establecido
por la normativa legal.

1.3.2. Recusaciones

La selección de jurados al azar no garantiza la imparcialidad, de modo que se


han arbitrado fórmulas legales para controlar este fenómeno. La idiosincrasia
de cada legislación nos lleva a diferenciar entre estos tres tipos de recusaciones:

• De�orden. La recusación de orden se establece para controlar un sesgo de


la comunidad. Ocurre, en ocasiones, que la comunidad de referencia para
la constitución del jurado está sesgada de antemano (por ejemplo, a través
de publicidad previa al juicio puede ocurrir que la población tenga tomada
una decisión). En estos casos, tras una comprobación o demostración de
este prejuicio, o bien se buscan jurados que no conozcan el caso, o bien
se procede con jueces.

• Con�causa. Están especificadas por ley y en sí mismas suponen un atenta-


do a la imparcialidad. Su número es ilimitado y, dependiendo de los países,
pueden ser ejercidas por el juez o las partes, previa aprobación del juez.
© FUOC • PID_00288828 15 Juicios y toma de decisiones

En un primer momento solo incluían los denominados sesgos específicos,


tales como relaciones sanguíneas, económicas o sentimentales. Sucesiva-
mente, se incluyeron los sesgos no específicos, como los raciales o religio-
sos.

• Perentorias. Antiguamente se suponía que los sesgos no englobados en


las recusaciones con causa podían ser controlados por el jurado y se limi-
taban a prestar juramento de imparcialidad. Con el tiempo se entendió
que este juramento no era suficiente y que existían otros sesgos de causa-
ción psicológica, sociodemográfica, publicación prejuiciosa, etc., que de-
berían controlarse en determinadas circunstancias. La respuesta legal fue
la creación de las recusaciones perentorias, que no necesitan justificarse,
pero que su número está limitado (en España, por ejemplo, está limitado
el número a cuatro por la acusación, y otras cuatro por la defensa).

1.3.3. Procedimientos usuales de selección

Aunque hasta fechas recientes, a los jurados, tras las recusaciones con causa,
solo se les pedía un juramento de imparcialidad sobre el supuesto de que era
suficiente para evitar sesgos de juicio, los descubrimientos científicos han lle-
vado a perfeccionar los sistemas de selección. Son varios los modelos de se-
lección de jurados, entre los que destacan, “Stand-By”, “Voir Dire”, azar y de
tribunal.

Si bien los procedimientos de selección del jurado varían de un país a otro e


incluso dentro del mismo, podríamos dividirlos en dos grandes categorías:

• Modelo inquisitorial. No se persigue una selección de buenos jurados, sino


la evitación de malos jurados. Generalmente, toma como punto de partida
listas o censos de ciudadanos, frecuentemente el censo electoral, y a par-
tir de estas, los/as magistrados/as del caso y representantes de la abogacía
eliminan a los ciudadanos que no podrían formar parte de un jurado. De
ese listado, ya filtrado, se obtiene una rueda de jurados al azar. El mismo
procedimiento anterior se aplica para la formación de un jurado determi-
nado a fin de evitar relaciones sanguíneas o económicas con alguna de las
partes, etc.

• Modelo de adversarios. A través de procedimientos como el “Stand-By” o


el “Voir Dire”, buscan un jurado perfecto a través del enfrentamiento en-
tre las partes, para que, mediante recusaciones, descarten de la rueda de
jurados elegida al azar a partir de censos a aquellos miembros que les son
adversos. En este caso, encontrar un jurado imparcial depende de la habi-
lidad del abogado para escoger a los más propicios y recusar a los adversos.

Veamos más detenidamente estos modelos.


© FUOC • PID_00288828 16 Juicios y toma de decisiones

Selección inquisitorial

El procedimiento de selección de los jurados de un modo inquisitorial puede


darse en cuatro formas distintas: selección al azar, por jueces, por comisiones
(o key men) o basada en criterios legales.

La selección al azar presupone que los jurados se eligen al azar a partir de lis-
tados, habitualmente, mediante aparatos informáticos. Esta selección se com-
plementa con exenciones, excusas y descalificaciones. Las recusaciones peren-
torias no tendrían cabida. En concreto, al juramento de imparcialidad de los
miembros del jurado se le atribuye un control sobre los sesgos en su actua-
ción. No obstante, este juramento de imparcialidad, independientemente de
la voluntad del jurado, no garantiza que se eviten sesgos en la formación de
juicios. Así, el procedimiento inquisitorial se ha complementado con otros fil-
tros, bien sean por comisiones, jueces o legalmente basados.

Selección por adversarios: “Voir Dire” y “Stand-By”

La selección a través del sistema de “Stand-By” o “Voir Dire” es similar. La pri-


mera se aplica en el Reino Unido; y la segunda, en EE. UU. El procedimiento
responde a los siguientes pasos: primero, se selecciona un panel de jurados a
partir de listados; a continuación de esta rueda de jurados se descartan, previa
aprobación del magistrado del caso, los jurados recusados con causa; y, final-
mente, se procede con las recusaciones perentorias. De este modo se llega a
la formación del jurado. Se supone que se ha constituido un jurado imparcial
porque el sistema de adversarios garantiza que los jurados favorables a una
parte serán recusados por la otra, y viceversa. En España se ha adoptado este
sistema de adversarios.

Selección científica

La selección denominada científica, contrariamente a las anteriores, no está


legalmente regulada y solo se usa al servicio de una parte. No existe una uni-
formidad a la hora de definir la actuación científica en la selección de jurados.
Así, la opción más usada, por su sencillez y menor coste, es la denominada
selección estadística, que comporta la realización de un sondeo entre la po-
blación de posibles jurados. En él se narran brevemente los hechos y se pide
el veredicto a posibles jurados. Los datos sociodemográficos, tales como sexo,
edad, religión, poder adquisitivo, etc., se ponen en relación con el veredicto
de tal modo que podamos construir un perfil sociodemográfico de los predic-
tores de veredicto.

Nota

Esta es la versión estadística más simple y, en este caso, también de menor probabilidad
de éxito en comparación a otras más rigurosas, que dada su complejidad trascienden los
objetivos de este capítulo. En este sentido, se han ido proponiendo el uso de diversas
técnicas estadísticas que se complementan con conocimientos provenientes de las cien-
cias sociales.
© FUOC • PID_00288828 17 Juicios y toma de decisiones

1.4. Proceso de decisión

Otro aspecto de gran relevancia en el que la investigación se ha centrado es


el modo en el que los jurados toman decisiones. En este sentido, se han desa-
rrollado numerosos modelos que buscan explicar el modo en que se desarrolla
este proceso. Además, la literatura recoge distintas variables que influyen en
el mismo. A continuación, se presentan los hallazgos más destacados.

1.4.1. Modelos explicativos

El elevado número de modelos explicativos y normativos de la conducta de


los jurados imposibilita abordarlos en su totalidad en este apartado, por lo que
nos centraremos en los tres que destacan tanto por su valor explicativo y/o
predictivo como por su relevancia en la literatura:

• La teoría de la integración de la información (Kaplan, 1975, 1979).


• El modelo de historia (Hastie et al., 1983; Pennington y Hastie, 1986,
1993).
• El modelo de ajuste a la creencia (Hogarth y Einhorn, 1992).

La teoría de integración de la información

La teoría de integración de la información establece que la formación de un


juicio implica tres procesos:

• Evaluación�de�un�objeto�en�una�dimensión. El proceso de evaluación


permite la asignación de un valor cuantitativo al fragmento de informa-
ción a considerar en una dimensión. En este caso, la dimensión central es
culpabilidad vs. no culpabilidad. Otras dimensiones podrían ser la capaci-
dad del acusado para realizar la acción, inferencias sobre los motivos del
acusado, etc. Se utiliza el valor escalar para combinar la información sobre
motivos, habilidad, etc., es decir, es el referente sobre el que cuantificar el
valor de la información para el juicio a formar.

• Ponderación�de�la�información. Consiste en la asignación de un peso a


cada elemento informativo, dado que no todos los elementos contribuyen
por igual al juicio. El peso de una información mantiene una relación di-
recta con la fiabilidad y validez de la misma. La fiabilidad, en la sala de
justicia, estaría modulada por elementos tales como la credibilidad de los
testigos, la probabilidad de ocurrencia de determinados eventos, y la con-
sistencia lógica de la prueba. Por su parte, la validez aparece relacionada
con la relevancia de un trozo particular de conocimiento para el juicio a
llevar a cabo.

• Integración� de� la� información. La formación de un juicio requiere la


integración de estos elementos y una regla combinatoria. En la mayoría de
las ocasiones, el juicio de los jurados es una función de múltiples estímulos
© FUOC • PID_00288828 18 Juicios y toma de decisiones

informativos y la tarea de decisión solo permite una respuesta. Si esta es,


además, dicotómica, el modelo de promedio es el que más se ajusta al
modo de actuación real de los sujetos.

El modelo de historia (story model)

Las investigaciones de Pennington y Hastie (1993) sobre las representaciones


mentales del juicio llevado a cabo por jurados han concluido en la formulación
de este modelo, que consta de tres etapas:

• El jurado evalúa la prueba y construye un resumen de la misma en forma


de una historia.

• El jurado comprende las instrucciones judiciales relativas a las alternativas


de veredicto que se le presentan como diferentes categorías de decisión.

• El jurado busca cuál de las alternativas de veredicto se ajusta mejor a su


resumen de la prueba.

De acuerdo con este modelo hay dos rutas para llegar a un veredicto de inocen-
cia. La primera se produciría cuando se da el mejor ajuste entre el resumen
de la prueba y el veredicto de no culpabilidad. La falta de pruebas sería un
ejemplo de veredicto de inocencia. La segunda se produciría cuando ninguna
de las alternativas de veredicto proporciona un ajuste aceptable con la prueba
presentada. En este caso se diría que no hubo decisión; por tanto, la decisión
del jurado de acuerdo con la ley debe ser de inocencia.

El modelo de ajuste a la creencia (belief-adjustement model)

En la base del modelo se encuentran tres subprocesos:

• Codificación. En este proceso se procede a dos tareas: la evaluación y la


estimación. El jurado se vale de la evaluación para codificar las pruebas
como positivas o negativas, y de la estimación para establecer la relación
entre la nueva información y la precedente.

• Procesamiento. Puede realizarse paso a paso o al final de la presentación


de la información. Aquí se puede dar entrada a estilos de procesamiento
analítico (tarea paso a paso, u on line) y heurístico del jurado (tarea de
final de secuencia o memory based), o las demandas de la tarea. Estas se
manifiestan por la complejidad de la tarea. De hecho, una tarea compleja
es probable que se parcialice por mor de los recursos atencionales, que en
algunas ocasiones sobrepasan la capacidad del jurado, lo cual le obliga a
diseccionar la información.
© FUOC • PID_00288828 19 Juicios y toma de decisiones

• Ajuste. Hace referencia a la concordancia entre decisión y categoría de


respuesta. La posibilidad de generación de una historia facilita el ajuste.

Las principales predicciones del modelo son las siguientes:

• En presencia de información previa o sesgo se tiende a ajustar la nueva a


la existente. La información debe ser consistente con el sesgo o mixta. De
ser totalmente inconsistente se rompe el anclaje.

• En ausencia de información, esta se acumula en la lectura del caso, de tal


modo que la primera sirve de anclaje para la subsiguiente. Este efecto se
ve facilitado cuanto más larga o compleja sea la tarea.

1.4.2. Deliberación

La investigación ha señalado diversas variables que influyen en el proceso de


deliberación, distinguiendo factores personales y contextuales.

Ubicación, estatus, participación y cambio de veredicto

En relación con la ubicación, se ha constatado que en los jurados, las personas


situadas en la cabecera y los extremos de la mesa de deliberación son respon-
sables de entre un cuarto y un tercio de las intervenciones durante la delibe-
ración.

El moderador, por su parte, tiene un mayor peso en la deliberación tanto cuan-


titativo como cualitativo, y goza de considerable capacidad de persuasión.
Además, solo unos pocos sujetos desempeñan un papel importante dentro del
jurado, siendo en torno a tres individuos (sobre grupos de doce miembros) los
responsables de más del 50% de las intervenciones emitidas. Por otra parte,
también se ha encontrado que algunos miembros del jurado, generalmente de
dos a cuatro, son responsables del 5% o menos de las intervenciones; es decir,
su conducta como jurados se limita prácticamente a votar. En este sentido, se
ha observado una relación directa entre nivel educativo y participación: los
miembros menos instruidos participan menos y aceptan, en mayor medida,
las opiniones de otros.

No obstante, independientemente de la preparación de los jurados, esta de-


sigual participación probablemente sea debida a que sus puntos de vista ya
están representados por otras personas, ya que dentro del grupo solo existen
dos posibilidades de “afiliación”, pro culpabilidad y pro inocencia, y varios
elementos en cada una de ellas.
© FUOC • PID_00288828 20 Juicios y toma de decisiones

Por último, cabe resaltar que la investigación detecta sistemáticamente que los
miembros del jurado cambian, a lo sumo, una vez de veredicto a lo largo de
la deliberación. Por tanto, una vez que el miembro manifiesta una opción de
veredicto distinta de la inicial, esta no vuelve a recuperarse.

No asunción de riesgo

La investigación arroja datos que evidencian que los miembros de los jurados
son más conservadores en grupo que individualmente. En este sentido se ha
observado cómo en situaciones de predeliberación de igualdad de tamaño en
las facciones, la tendencia mayoritaria de veredicto es la inocencia, con lo que
se produce un efecto de tolerancia hacia el acusado.

Contenido

La literatura recoge que las deliberaciones se centran más en los hechos y prue-
bas del caso, especialmente testimonios, que en cuestiones legales (destaca en
este apartado la intención de veredicto) y que la calidad de las discusiones
es alta. Además, los grupos homogéneos, en interacción con el tipo de caso,
pueden estar viciados en los contenidos de la deliberación. Por otro lado, en
términos de decisión, la final está más en función de la distribución grupal de
votos que de la tendencia de voto individuales y el contenido de la delibera-
ción, si bien debe considerarse un efecto de contexto.

Estilos de deliberación

Hastie et al. (1983) han descrito dos estilos de deliberación de los jurados:

• Orientadas�a�las�pruebas. Presentan más relaciones entre hechos y ele-


mentos legales, son más largas, incorporan más argumentaciones y son
más ricas y profundas. Asimismo, se vota tras un buen tiempo de discu-
sión, no se relacionan las pruebas expresamente con el veredicto y no se
manifiesta tanto la intención de veredicto. Por último, se observa que son
más frecuentes en decisiones unánimes.

• Orientadas�al�veredicto. Se inician con una votación, las pruebas se leen


en clave de veredicto y cada jurado solo defiende un veredicto. Se detectan,
en mayor medida, en las decisiones por mayoría.

En este mismo estudio, también se perfilaron dos estilos diferentes de abordar


la prueba mediatizados por la regla de decisión. En concreto, los jurados uná-
nimes se guían por un criterio de integración (comparan y unen las diferentes
pruebas), en tanto que los mayoritarios aplican un criterio de exclusión (cla-
sifican, por ejemplo, los testigos en creíbles y no creíbles).

Otros trabajos sobre los estilos deliberativos se encaminaron a establecer rela-


ciones mediadas por variables demográficas y psicosociales.
© FUOC • PID_00288828 21 Juicios y toma de decisiones

Efectos de mayoría y minoría

A la mayoría se le atribuye influencia informacional y normativa. En este sen-


tido, la literatura recoge que la mayor parte de los jurados se resuelven con-
forme a la mayoría inicial.

En cuanto al impacto del tamaño del grupo, no existe acuerdo. Algunos au-
tores apuntan que las minorías en grupos grandes tienen mayores oportuni-
dades, mientras que otros sostienen que gozan de mayor poder de influencia
en grupos pequeños (en jurados de seis, especialmente con una minoría de
dos miembros). En lo tocante al tamaño de la mayoría, se reconoce un efecto
techo; es decir, se le asigna una función creciente pero no lineal.

En relación con la formación de juicios, Stasser y Davis (1981) anunciaron la


existencia de una relación entre presión normativa y preferencia de veredic-
to, mientras que la influencia informativa reflejaba sus efectos en la certeza
manifestada en el veredicto. También se entiende que la presión normativa
presenta mayores probabilidades de ejercerse en condiciones que requieren
del consenso.

Los efectos de la presión normativa e influencia informacional también se ha Lectura recomendada


constatado que tercian en los procesos cognitivos de los jurados (Tanford y
Novo, M., Arce, R. y Seijo,
Penrod, 1986). En concreto, el cambio de inocente a culpable conlleva unas D. (2002). El tribunal del
estimaciones peores de la defensa y el acusado; pero el movimiento tras la de- jurado en Estados Unidos,
Francia y España: tres mo-
liberación de una opción de culpabilidad a otra de no culpabilidad no modi- delos de participación en
la administración de justi-
fica sus percepciones del acusado y la prueba.
cia. Implicaciones para la
educación del ciudadano.
Publicaciones, 32, 335-360.
https://revistaseug.ugr.es/
index.php/ publicaciones/ar-
ticle/view/2335
© FUOC • PID_00288828 22 Juicios y toma de decisiones

2. Psicología de los jueces

2.1. Psicología jurídica y decisiones judiciales

Aunque la Psicología jurídica española está considerada como una de las más
grandes y productivas de Europa (Davies et al., 1996), lo cierto es que el volu-
men de investigación relativa a la toma de decisiones judiciales y sentencias se
halla todavía en ciernes. Tal vez una de las causas subyacentes a esta situación
sean las limitaciones existentes para la aproximación a este campo.

Así, el desequilibrio con respecto a la investigación sobre el papel de los suje-


tos legos, concretado en el estudio sobre el tribunal del jurado, puede llevar a
considerar que las decisiones de nuestros jueces y magistrados son casi inex-
pugnables. No obstante, la literatura refiere la aparición paulatina de trabajos
cuyo objeto de estudio se sitúa en las decisiones judiciales, tanto del ámbito
penal como civil. Asimismo, se ha establecido una línea de contraste de la
ejecución de jueces y jurados. Centrándonos en las sentencias judiciales, cabe
señalar que en ellas se acude a principios y procedimientos explícita y expre-
samente psicológicos, y los propios legalistas muestran su interés por el estu-
dio de este tipo de decisiones. No en vano, Muñoz Sabaté (1980, pág.17) ad-
vertía tempranamente de los comienzos de una nueva disciplina denominada
Crinología, que versaría sobre la psicología de los jueces y la forma como los
factores psicológicos influyen en la elaboración de la sentencia.

En el presente apartado se pretende una aproximación al estado de la cuestión


abordando la delimitación legal de la figura del juez, el proceso de socializa-
ción judicial, el formato y las características de la sentencia judicial y, por úl-
timo, las variables que median la disparidad de las sentencias y qué estrategias
se pueden llevar a cabo para reducirla.

2.2. La figura del juez

En 1975, se inicia una nueva etapa para el Estado español, que se plasma en
la Constitución española (CE) de 1978:

“La Justicia se administra por jueces y magistrados independientes, inamovibles, respon-


sables y sometidos únicamente al imperio de la ley, que no podrán ser trasladados ni
jubilados sino por alguna de las causas y con las garantías previstas en la ley.”

Constitución Española, artículo 117

Así, se recoge el principio de unidad jurisdiccional y se reduce la jurisdicción


militar a su más estricto ámbito. Para su garantía se establece el Consejo Ge-
neral del Poder Judicial, recogido en el artículo 122.
© FUOC • PID_00288828 23 Juicios y toma de decisiones

En dicho artículo, además, se perfila la independencia judicial como la garan-


tía definitoria de la esencia de la jurisdicción. De este modo, jueces y magistra-
dos tienen plena libertad de decisión en la interpretación y aplicación de las
normas jurídicas, sin que nadie pueda influir en sus actuaciones con órdenes,
consejos, instrucciones, sugerencias o presiones de cualquier tipo para influir
o condicionar sus resoluciones.

De manera similar, la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) de 1985, establece
en el artículo 13 que “todos están obligados a respetar la independencia de los
Jueces y Magistrados”. Asimismo, en el artículo 14 se desarrolla esta cuestión:

“Los Jueces y Magistrados que se consideren inquietados o perturbados en su indepen-


dencia lo pondrán en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial, dando cuen-
ta de los hechos al Juez o Tribunal competente para seguir el procedimiento adecuado,
sin perjuicio de practicar por sí mismos las diligencias estrictamente indispensables para
asegurar la acción de la justicia y restaurar el orden jurídico.”

Ley Orgánica del Poder Judicial, artículo 14

Además, la ley también contempla la actuación del Ministerio Fiscal para velar
por esta garantía, pudiendo este actuar por sí mismo o a petición del juez o
tribunal para promover las acciones pertinentes en defensa de la independen-
cia judicial.

Otro aspecto de la independencia de los jueces, la independencia económica,


se recoge en el capítulo V (artículos 402 y siguientes) de la LOPJ. Así, la ley
dice que el Estado debe garantizar la independencia económica de los jueces y
magistrados, mediante una retribución adecuada a la dignidad de su función.

El órgano de gobierno de los jueces es el Consejo General del Poder Judicial


(art. 122 de la CE). La composición del mismo se recoge en el Capítulo I del
Título II de la LOPJ. Así, se especifica que el Consejo está integrado por el pre-
sidente del Tribunal Supremo, que a su vez lo preside; y por veinte vocales, de-
signados por las Cortes Generales, que ejercerán durante un período de cinco
años. De estos, doce serán jueces o magistrados en servicio activo en la carrera
judicial, mientras que los 8 restantes serán juristas de reconocida competen-
cia. En cuanto a su selección, el artículo 567 expone lo siguiente:

“Cada una de las Cámaras elegirá, por mayoría de tres quintos de sus miembros, a diez
vocales, cuatro entre juristas de reconocida competencia con más de quince años de
ejercicio en su profesión y seis correspondientes al turno judicial.”

Ley Orgánica del Poder Judicial, artículo 567

Asimismo, se especifica que no se podrán designar vocales que formen parte


del Consejo saliente.
© FUOC • PID_00288828 24 Juicios y toma de decisiones

En cuanto a sus atribuciones, estas se explicitan en el artículo 560. Entre ellas,


se encuentran la inspección y vigilancia sobre todos los juzgados y tribuna-
les; la selección, formación y perfeccionamiento de jueces y magistrados; el
ejercicio de las competencias relativas al centro de selección; o formación de
jueces, entre otras.

En suma, el Poder Judicial, como se señala en la exposición de motivos de la


LOPJ, se configura como uno de los tres poderes del Estado que tiene enco-
mendado en exclusiva el ejercicio de la potestad jurisdiccional en todo tipo de
procesos, juzgando y haciendo ejecutar lo juzgado según las normas de com-
petencia y procedimiento que las leyes establezcan.

2.3. El proceso de socialización judicial

Siguiendo a Alpert (1981, pág. 106), la socialización judicial se conceptúa co-


mo “una forma de socialización organizativa que lleva consigo la adaptación
social y psicológica de las personas a sus contextos de trabajo y, gracias a la
cual, se transmiten al recién llegado conocimientos, aptitudes y motivacio-
nes”. Por su parte, Frazier y Bock (1982) definen esta como una subcultura de
compromiso con determinadas normas, prácticas y precedentes.

En el estudio de la socialización judicial destaca la aportación de Carp y Weeler


(1972), uno de los trabajos pioneros, quienes apuntan tres áreas diferenciadas
de socialización que englobarían los contenidos que el juez puede aprender
exclusivamente en el ejercicio de su profesión. En primer lugar, la socialización
legal, que tiene que ver con las cuestiones relativas a la ley sustantiva, así como
a los procedimientos legales; en segundo lugar, la socialización administrativa,
que se refiere a la supervisión del personal y a la organización de los asuntos de
manera acorde a los plazos legales previstos; y, en tercer lugar, la socialización
personal, en la que se incluyen los intentos de superación del aislamiento
al que se ve sometido el juez, así como del manejo de las presiones que la
comunidad ejerce sobre él.

Años más tarde, Alpert (1981) trató de determinar el ajuste empírico de esta
propuesta. Para ello llevó a cabo una investigación con jueces del estado de
Florida, dividida en dos etapas.

En la primera�etapa�del�estudio, a través de la entrevista, distingue cinco fases


dentro del proceso de socialización. La fase primera se produce con anteriori-
dad al inicio de la carrera judicial; las cuatro restantes, una vez que se halla
inmerso en el desarrollo de la misma:

• Fase�de�socialización�profesional. Abarca el período universitario y es en


la que se impregna de adiestramiento legal formal e informal. A este res-
pecto, Gee y Jackson (1977) a partir de un estudio realizado en facultades
de Derecho, informan de que una de las herramientas principales de la
denominada educación legal es la “capacidad para pensar como un hom-
© FUOC • PID_00288828 25 Juicios y toma de decisiones

bre de leyes”, lo que significa la potencialidad de razonar lógicamente, o


analíticamente, y el ser capaz no solo de situarse en las dos perspectivas
del problema, sino además de saber articular las propias ideas, bien sea
oralmente o por escrito.

• Fase�de�iniciación. Comprende el primer año de ejercicio de la judicatu-


ra, caracterizada por el ajuste a la definición del rol. La iniciación puede
convertirse en una fase de conflicto, al intentar ajustar las características
individuales con las demandas propias del rol.

• Fase�de�solución. Abarca desde el primer hasta el cuarto año de ejercicio.


En ella comienzan a aflorar el aislamiento y las presiones externas.

• Fase�de�establecimiento. Abarca desde el quinto al noveno año de desem-


peño del cargo. Los jueces se enfrentan con aspectos de la vida judicial,
como el aislamiento social y político, pudiendo experimentar una crisis
en la carrera que confluya en el abandono de la misma.

• Fase�de�compromiso. Refiere un juez plenamente integrado en su trabajo,


satisfecho con los factores implicados en la vida judicial.

Asimismo, a través de la entrevista, Alpert (1981) ofrece un perfil de las tres


áreas de socialización que viene a responder a estas cuestiones: ¿qué se apren-
de?, ¿de quién y cómo se aprende? La socialización legal que, recordemos,
tiene que ver con la aplicación de la ley sustantiva, tiene lugar fundamental-
mente por medio de la autoeducación, aunque siempre dentro del apoyo in-
terjueces, del personal del juzgado y de los letrados. Por otra parte, en la socia-
lización administrativa, la autoeducación también desempeña un papel pri-
mordial en colaboración con el personal del juzgado. En el área de socializa-
ción personal se percibe menos cooperación de los otros actores del sistema.
El juez ha de hacer frente al aislamiento social y político proveniente de la
imparcialidad, así como al manejo de la autoridad de su profesión, que moldea
las relaciones con los diversos miembros del sistema judicial. De esta forma,
los jueces estiman el manejo de la autoridad como uno de los problemas de
mayor envergadura, no solo a nivel personal sino también institucional.

La segunda�etapa�del�estudio de Alpert se articula con base a la aplicación de


un cuestionario estandarizado. Los resultados obtenidos apuntan en la direc-
ción propuesta en la etapa preliminar de la investigación, con un número más
reducido de jueces. Además, la socialización de naturaleza legal se confirma
como la más prolongada, frente a la socialización administrativa, que presenta
una trayectoria más abreviada.

Este autor, haciendo hincapié en la necesidad de un mayor número de apor-


taciones, señala la importancia de dos variables en el estudio de la socializa-
ción judicial: la jerarquía del tribunal y el grado de politización del sistema
judicial. El trabajo coetáneo de Wice (1981), en el área penal de la jurisdicción
© FUOC • PID_00288828 26 Juicios y toma de decisiones

de Filadelfia, no pudo reafirmar el modelo de socialización propuesto por Al-


pert. Algunos de los hallazgos de Wice llevan a la conclusión de que los jueces
de Filadelfia no han experimentado el proceso de socialización descrito por
Alpert (1981). Manifiestan un alto grado de confianza en sí mismos cuando
toman posesión de su cargo, no detectan la necesidad de acudir a la ayuda de
agentes socializadores, ni de los propios colegas de profesión, figuras que en
el trabajo anterior parecían muy relevantes.

En suma, a la luz de los resultados hallados y en consonancia con algunas de


las inconsistencias existentes, parece preciso un número superior de investiga-
ciones que arrojen luz sobre el proceso de socialización judicial, que se mues-
tra determinante tanto a nivel individual como institucional.

2.4. La elaboración de las sentencias judiciales

La sentencia consiste en una serie de razonamientos complejos que llevan al


juez a valorar todo lo actuado, particularmente la práctica de las pruebas y los
resultados probatorios obtenidos, y a interpretar y aplicar las normas pena-
les y procesales correspondientes a los hechos punibles enjuiciados, lo que le
permite llegar a la conclusión adecuada, que debe ser justa y correspondiente
con los principios propios del proceso penal de un estado de derecho. En este
sentido, las sentencias deben ser, en todo caso, fundadas. De lo contrario se
violaría el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.

La motivación se refleja en los antecedentes de hechos, probados desde el pun-


to de vista fáctico, y en los fundamentos de derecho, desde el punto de vista
jurídico, como establece el artículo 248.3 de la LOPJ. Este señala que las sen-
tencias se formularán expresando, tras un encabezamiento, en párrafos sepa-
rados y numerados, los antecedentes de hecho, los hechos probados, en su
caso, los fundamentos de derecho y, por último, el fallo. Serán firmadas por el
juez, magistrado o magistrados que las dicten.

Adicionalmente, de acuerdo con el artículo 851.1 de la LECrim, la sentencia


ha de redactarse de manera clara y no contradictoria, terminante, sencilla y
expresiva. Asisimismo, debe ser congruente, ess decir, correlativa o adecuada
a las peticiones formuladas por todas las partes acusadoras y acusadas. El ar-
tículo 742 de la LECrim determina que en la sentencia se resolverán todas las
cuestiones que hayan sido objeto del juicio, condenando o absolviendo a los
procesados no solo por el delito principal y sus conexos, sino por todas las
faltas incidentales que se hayan conocido en la causa.

Para saber si la sentencia penal es congruente, hay que analizar, desde el punto
de vista de la acusación, las calificaciones definitivas, puesto que en ellas se fija
el hecho criminal imputado, con las correspondientes peticiones a estas cues-
tiones objetivas y subjetivas pertinentes; desde la defensa, también sus califi-
© FUOC • PID_00288828 27 Juicios y toma de decisiones

caciones definitivas o en su caso, provisionales; y el propio escrito de senten-


cia, su fallo o parte dispositiva, interpretado conforme a la motivación sentada
en el antecedente de hechos probados y en la fundamentación jurídica.

Los jueces y tribunales no podrán variar las sentencias y autos definitivos que
pronuncien después de firmadas, pero sí aclarar algún concepto oscuro y rec-
tificar cualquier error material que adolezcan (art. 267.1 LOPJ). Los errores
materiales manifiestos, y los aritméticos, podrán ser rectificados en cualquier
momento (267.3 LOPJ). Además, las omisiones o defectos de los que puedan
adolecer sentencias y autos y que sea necesario remediar para llevarlas plena-
mente a efecto podrán ser subsanadas del mismo modo (267.4 LOPJ).

2.5. La disparidad en las decisiones judiciales

2.5.1. Concepto de disparidad

En términos operativos, Diamond y Zeisel (1975) consideran la disparidad co- Ejemplo


mo “el porcentaje de diferencia esperado entre dos sentencias, si dos jueces,
La discrepancia se produce
seleccionados al azar, sentenciasen el mismo caso de manera independien- cuando ante un mismo delito
te” (pág. 121). McFatter (1986) operacionaliza dicho concepto como cualquier de homicidio en el que concu-
rren las mismas circunstancias
diferencia en la severidad de sentencia dictada por un juez/tribunal a un acu- dos jueces diferentes emiten
una sentencia diferente.
sado en una ocasión concreta, tanto con respecto a otro similar condenado
por el mismo delito en otra ocasión, como de otro juez/tribunal en la misma
o diferente ocasión.

Por su parte, Brantingham (1985) fija dos tipos de disparidad:

• De�primer�orden. El juez se muestra consistente en sus dictámenes ante


casos similares, pero reiteradamente diferente de otros jueces, esto es, hay
variabilidad o disparidad entre casos similares resueltos por diversos jue-
ces.

• De�segundo�orden. El juez es inconsistente en casos similares, arrojando


disparidad en sus propios patrones de sentencia.

Existen diferentes orientaciones en la investigación de la disparidad en las


sentencias de los jueces. En este sentido, algunos trabajos se centran en la
proporción de casos similares que han sido objeto de sentencias diferentes,
mientras que otros lo hacen sobre las diferencias en la severidad de sentencias
dictadas por distintos jueces en casos idénticos. Así, algunos han optado por
escalar la severidad de las sentencias, determinando la proporción de varianza
explicada por variables extralegales una vez controlados los factores legales de
sentencia. Por otro lado, también se ha estudiado la proporción de varianza no
explicada por factores legales, tales como la gravedad del delito o el historial
del infractor.
© FUOC • PID_00288828 28 Juicios y toma de decisiones

2.5.2. Estudios de disparidad

Factores legales

Algunas aportaciones han aproximado el estudio de la disparidad desde una


perspectiva legal; es decir, a través de variables penales y/o procesales. Así, en
el estado de Filadelfia, Green (1961) concluyó que factores legales como la ca-
lificación del delito, el número de acusaciones, el historial previo y la petición
del tribunal, daban cuenta de la mayor parte de la disparidad detectada.

Posteriormente, Ebbesen y Konecni (1981) observaron que eran cuatro los fac-
tores que dieron cuenta de las variaciones sistemáticas entre las sentencias: el
tipo de delito, el historial delictivo, la situación legal entre el arresto y la con-
dena, y la recomendación de sentencia emitida por el funcionario encargado
de vigilar la libertad condicional.

Por su parte, Kapardis (1985) señala los siguientes factores legales como los de
mayor relevancia en la variación de sentencias: la recencia de la última con-
dena, el historial delictivo, el tipo de acusación, la interacción pasada con el
sistema de justicia, la recomendación de sentencia emitida por el funcionario
supervisor de la libertad condicional, y la provocación por parte de la víctima
del delito, así como la adscripción rural o urbana del juez o tribunal.

Ashworth (1987) propone tres elementos de naturaleza legal a considerar en


la decisión de sentencia: la gravedad del delito, las características del acusado,
así como el tipo y quantum de sentencia. Además, constata la ausencia de ho-
mogeneidad en las diferentes medidas referidas al inculpado, así como una
tipología idónea de sentencias. En este sentido, Corbett (1987) entiende que
la provocación y la premeditación devienen componentes clave en la evalua-
ción de la seriedad del delito.

Factores extralegales

La revisión de Hagan (1974) sobre un total de 20 estudios que evaluaban la


relación entre el status socioeconómico, la raza, la edad, el sexo y la sentencia,
puso de manifiesto la existencia de disparidad en las decisiones, pero no se
halló una relación clara entre las características extralegales y la sentencia.

Algunas de las variables que se han relacionado con decisiones dispares tienen
que ver con el acusado:

• La apariencia�atractiva. Aunque algunos trabajos mostraron una relación


positiva entre esta variable y la lenidad en la decisión judicial, los resulta-
dos no eran consistentes, detectándose, en otros trabajos, que el atractivo
no correlacionaba necesariamente con sentencias más favorables para el
inculpado.
© FUOC • PID_00288828 29 Juicios y toma de decisiones

• La raza�del�acusado. La mayor parte de los estudios empíricos británicos


no encontraron relación entre dicha variable y la severidad de la condena.
Por contra, los estudios anclados en el ámbito de los Estados Unidos refie-
ren que los inculpados de raza negra reciben sentencias más severas. No
obstante, Kleck (1985) se muestra crítico al respecto, señalando la distor-
sión que algunos investigadores realizan acerca de la discriminación racial
a través de la decisión judicial en los Estados Unidos, al sobredimensionar
la influencia de la raza sobre la sentencia.

• El sexo�del�infractor. Diversas investigaciones informan de que el sexo del


infractor juega un papel relevante en la determinación de la sentencia im-
puesta, en el sentido de una mayor lenidad de sentencia para las mujeres.

Por otro lado, se han investigado algunos factores referidos al agente decisor.
En este sentido, tras una revisión de la literatura realizada por Kapardis se
concluye que existe evidencia empírica que demuestra que el decisor juega un
papel importante como determinante de la sentencia, precisándose que los
hallazgos relativos a variables como la filiación política, la edad, o la religión,
son todavía inconsistentes.

Por último, también se han considerado variables asociadas a la víctima, co-


mo la raza o el estatus socioeconómico, aunque la investigación mostró una
relación inconsistente con la severidad/lenidad de sentencia.

Ejemplo

Un juez emite sentencias diferentes ante dos delitos de homicidio idénticos, uno cometi-
do por un acusado natural de Oviedo y otro por un acusado de origen magrebí, siendo la
pena mayor para el segundo de los condenados. En este caso, el factor racial pudo afectar
a la sentencia judicial debido a que la valoración del delito estuvo mediatizada por los
prejuicios y estereotipos (considerar la población magrebí más peligrosa o proclive a la
violencia) del juzgador.

Factores mixtos

Bajo este epígrafe se agrupan aquellos estudios que contemplan variables de


naturaleza legal y extralegal. En este sentido, Sutton (1978) encontró que los
mejores predictores de sentencia eran las variables legales, tales como el his-
torial delictivo o el tipo de condena, relegando a un papel secundario las ca-
racterísticas sociodemográficas.

Años más tarde, Diamond (1981) lleva a cabo una investigación con dos mues-
tras (510 casos del Sentencing Council de Chigado y 510 seleccionados del pa-
nel de jueces de Nueva York) en la que se registraron medidas de las siguientes
variables: características del inculpado, características del delito, y conflicto
entre factores agravantes y atenuantes. Tras un análisis discriminante, iden-
tificó cuatro tipos de casos asociados con alta disparidad: 1) aquellos en los
que se detecta conflicto entre factores agravantes y atenuantes; 2) aquellos en
los cuales las características del acusado reportaron elevada culpabilidad y una
prognosis favorable; 3) los que son protagonizados por hombres con relación
© FUOC • PID_00288828 30 Juicios y toma de decisiones

a las mujeres; y, 4) los delitos relacionados con las drogas. También se observó
que para la muestra de Chicago, el conflicto entre factores y el sexo masculino
del inculpado se presentan como una fuente de disparidad, mientras que en
la casuística proveniente del panel de jueces de Nueva York es el nivel educa-
tivo elevado de los acusados. Adicionalmente, resultaron seleccionadas otras
variables: la disparidad fue mayor en Chicago para los sujetos con problemas
de salud y adicción a drogas, cuando estos se mostraban cooperativos con la
autoridad. Por su parte, para la muestra de Nueva York, las variables relevantes
fueron el tiempo transcurrido desde la última detención; así como la coyun-
tura de una condena en juicio, cuando el inculpado pudo declararse con an-
terioridad, culpable procesalmente.

Por otro lado, se intentó averiguar cuáles eran las variables que los decisores
consideraban al dictar sentencia, en qué medida cada una de ellas determinaba
la severidad y de qué modo se evaluaban. Sobre la base de la evaluación de las
ecuaciones resultantes para cada uno de los jueces, se concluyó que había una
tendencia a considerar las mismas variables del caso, e incluso a otorgarles el
mismo valor positivo o negativo, pero se constató que los jueces asignaban
diferentes pesos a cada una de ellas.

En un trabajo posterior, con casos simulados, Palys y Divorski (1984) informa-


ron de una disparidad muy elevada en el nivel de sentencia. De igual modo
se detectó disparidad en los hechos considerados por los jueces como los más
relevantes para dictar sentencia, así como en los objetivos sociolegales perse-
guidos.

Asimismo, McFatter (1986) llevó a cabo un experimento con seis jueces a los
que proporcionó 13 descripciones breves delito/delincuente, que se adapta-
ban al ajuste delincuente-delito, esto es, el autor parte de la existencia de un
prototipo de delincuente para cada tipo de delito. Seguidamente, les solicitó
que puntuasen diversas dimensiones, como las circunstancias de la víctima, la
seriedad del delito, la premeditación o la atribución de culpa. Además, debían
proporcionar una recomendación de sentencia con la información disponible.
En una segunda fase del trabajo, transcurrido un período de dos meses, se les
requirió de nuevo la misma tarea, con las mismas descripciones.

Los datos permitieron concluir la existencia de disparidades sustanciales pa-


ra todos los delitos, a excepción de los dos de mayor gravedad, arrojando un
porcentaje de disparidad sistemática en todos ellos de un 26% de la media
de severidad. Este tipo de disparidad se comprendió bajo dos formas: diferen-
cias generales en la dureza/lenidad o la idiosincrasia de los jueces sobre cada
delito/delincuente en particular. Por otra parte, este trabajo detecta un 43 %
de disparidad no sistemática, esto es, de la inconsistencia del juez al juzgar el
mismo delito/delincuente en diferentes ocasiones.
© FUOC • PID_00288828 31 Juicios y toma de decisiones

Homel y Lawrence (1992) desarrollaron un trabajo que encaró el estudio de la


interacción que se produce entre las orientaciones del juez al dictar sentencia
con la información del caso. Pretendían averiguar si el contexto social en el
que tiene lugar la decisión influye significativamente en la severidad y/o leni-
dad de las sentencias. Los resultados obtenidos evidenciaron que las sentencias
judiciales vienen explicadas por factores legales y extralegales, pero en mayor
medida por la interacción entre ambas. De hecho, las interacciones entre los
predictores explican un 20% de la variabilidad en las decisiones. Este estudio
confirma la influencia del contexto social inmediato sobre las decisiones de
los jueces.

Sobral y Prieto (1994) llevaron a cabo una investigación acerca de la dispari-


dad en nuestro ordenamiento jurídico. Mediante una metodología de alta si-
mulación, presentaban cinco casos reales a una serie de jueces profesionales.
Del análisis de los resultados descriptivos de los casos se deduce una notable
disparidad interjueces, obteniéndose los mayores niveles cuando el acusado
era una mujer. Los jueces, al sentenciar, otorgaron mayor importancia a los
objetivos sociolegales (factores extralegales) que a las características del caso
y con un nivel menor de dispersión. Ello viene a constatar el reconocimiento
por parte de los decisores de la focalización en dichos objetivos más que en
perfiles factuales del caso. Es más, en relación con estas, otorgan mayor im-
portancia a que el delito tenga relación o no con la droga, o con cuestiones
sexuales, variable con señalado tinte valorativo-ideológico.

Por último y dentro también del contexto estatal, Novo et al. (2000) encuen-
tran una gran disparidad en lo que se refiere tanto al veredicto, como al quan-
tum de sentencia establecido por los jueces, sobre un caso de violación, en el
que la principal prueba de cargo venía representada por el testimonio de la
víctima.

Nota

En cuanto a la longitud de condena, tomando como respuesta modal la inocencia, el


40,4% de las sentencias se desvían de ella. La principal variable extralegal, el género,
asociada a la tendencia de juicio no aparece como un predictor significativo.

2.5.3. La reducción de la disparidad

Como se ha podido verificar en el apartado anterior, la existencia de la dispa-


ridad en las decisiones judiciales se ha constatado mediante una amplia ga-
ma de metodologías. Al mismo tiempo se han propuesto algunos mecanismos
destinados a la reducción de la misma.
© FUOC • PID_00288828 32 Juicios y toma de decisiones

En este sentido, algunos autores se han decantado por el uso de sentencias Ejemplo
determinadas. Sin embargo, su empleo llevaría a ignorar variables que debie-
En los últimos años, en el Es-
ran ser tenidas en cuenta a la hora de dictar sentencia, de modo que la pena tado español se aprecia una
se adecuaría al delito en cuestión, pero no al delincuente. Otro de los incon- presión a los legisladores en lo
que respecta a una mayor se-
venientes de este tipo de sentencias es la posible existencia de presiones de veridad legislativa.

índole política para los legisladores.

Otro de los mecanismos propuestos es la creación de un tribunal de revisión


de sentencias, de un orden jerárquico superior, que si bien podría aumentar
el control sobre las decisiones de otros jueces, contribuiría a dilatar el devenir
del proceso.

Asimismo, se han propuesto los denominados guidelines de sentencias. Su uso


preservaría la discreción y la individualización de la pena, constituyendo ade-
más una base para decisiones explícitas. No obstante, las voces más críticas
argumentan la imposibilidad de crear una taxonomía adecuada y detallada de
la conducta criminal, además de la inexistencia de criterios adecuados para la
predicción de la peligrosidad de los delincuentes. En este sentido, cualquier
cuantificación debe aportar una descripción estadística detallada de las sen-
tencias e incorporar el abanico de factores relacionados con el caso.

Por otra parte, se han considerado como mecanismo de control de la dispari-


dad los sentencing councils, unos órganos consultivos cuya función es discutir
las recomendaciones de sentencia. La filosofía subyacente no es la consecución
de la uniformidad, sino el intercambio de ideas. No obstante, aunque algunos
estudios informan de una reducción de la variabilidad postdiscusión, parece
que los sentencing councils arrojan igualmente discrepancia de sentencias.

Teniendo en cuenta la contextualización sociojurídica de los hallazgos exis-


tentes, una de las estrategias preventivas parece venir de la mano de la focali-
zación en la formación de los agentes decisores como garante de la uniformi-
dad en la política decisional. Se ha sugerido el entrenamiento, la información
y la formación continua de jueces como un mecanismo de retroalimentación,
que permitiría la unificación de criterios y prácticas.

Sin embargo, y de acuerdo con el planteamiento de Pennington y Sally Lloyd-


Bostock (1987), la reducción de la disparidad puede implicar igualmente agen-
tes y etapas del proceso judicial previas a la sentencia, en tanto la optimización
de la información disponible del caso resulta eficaz en la consecución de este
objetivo. Así, cabe atender también a las variables del proceso, como puede ser
el efecto de preguntas tendenciosas o la influencia de las características de los
involucrados. A este respecto, Englich (2009) destaca los atributos cognitivos
de los jueces, destacando aquí el papel de los sesgos presentes en el juzgador.
En este sentido, la literatura evidencia que los sesgos se encuentran presentes
en igual medida en expertos y legos.
© FUOC • PID_00288828 33 Juicios y toma de decisiones

El concepto de sesgo se refiere al desvío o distorsión de una respuesta respecto


a un criterio de validez, siendo así una preferencia subjetivamente fundada.
De este modo, resultan una amenaza para la legitimidad del proceso judicial,
puesto que implican parcialidad en la decisión (Edmond y Martire, 2019). Asi-
mismo, cabe señalar también la relevancia de los heurísticos, esto es, estrate-
gias o reglas, que pueden ser deliberadas o no, y que suponen un atajo cogni-
tivo para la toma de decisiones mediante la simplificación o reducción de la
complejidad real de la tarea (Tversky y Kahneman, 1983). De acuerdo con la
investigación en la materia, tanto los sesgos como los heurísticos se encuen-
tran presentes en el proceso de toma de decisiones judicial.

Por ello, la investigación ha tratado de dar respuesta a este problema. Así, un


adecuado entrenamiento, consistente en formación continuada, resulta fun-
damental para atajar el efecto de sesgos y heurísticos (Irwin y Real, 2010). Ade-
más, se han planteado diversas técnicas convergentes que pueden contribuir
a solventar el problema, como plantear tesis alternativas o puntos de vista
opuestos, o utilizar modelos contrarios a los estereotipos para tomar concien-
cia sobre sesgos implícitos, entre otros. Asimismo, cabe señalar que el propio
sistema judicial cuenta con mecanismos de control, como la obligatoriedad
de motivar la sentencia o la posibilidad de recurrir a instancias superiores.
© FUOC • PID_00288828 34 Juicios y toma de decisiones

3. Formación de abogados

3.1. El abogado y los conocimientos psicológicos

Cualquiera que haya reflexionado mínimamente sobre el papel de los aboga-


dos en el sistema de justicia se habrá encontrado con una imagen más o me-
nos nítida referida al rol del abogado como “manipulador” de contextos. En
este sentido, es perfectamente razonable pensar que los abogados, motivados
por la defensa de una de las partes en litigio, se transformen a menudo en una
suerte de arquitectos de la verdad.

Situado en un punto crucial del sistema judicial, el abogado se ve impelido por


la necesidad de utilizar intuiciones o conocimientos psicológicos. En muchos
casos, tal proceder se produce de un modo espontáneo, meramente intuitivo
y sustentado en una acumulación de experiencias. No obstante, la Psicología
jurídica está en condiciones de ofrecer a estos profesionales un cuerpo de co-
nocimientos científicos, que ayude a vislumbrar un área de provechosa cola-
boración entre los estudiosos de la psicología y el mundo del derecho.

La imagen más popular del abogado se corresponde con la de un defensor


que se enfrenta con todo tipo de armas (psicológicas) a un fiscal en una sala
de justicia. Sin embargo, una gran parte de los asuntos de los clientes que
ocupan a los abogados nunca llegan a esa instancia, sino que se resuelven por
otros medios, sobre todo a través de la negociación, lo cual configura uno de
los roles más importantes y, a la vez, menos populares de los abogados. Es
importante evidenciar este punto, dado que muchos de los científicos sociales
que se han dedicado al campo judicial han enfocado de modo muy restrictivo
el problema, centrándose con demasiada exclusividad en lo concerniente a la
sala de justicia.

En este capítulo se abordará, esencialmente, una serie de cuestiones relativas a


la sala de justicia, aunque sin olvidar otros elementos que contienen o impli-
can un conjunto de procesos de gran importancia psicológica y social. En este
sentido, conviene tener presente que, aparte de los conocimientos legales del
abogado, existen otros factores (presentación de las pruebas, fundamentación
factual, comunicación persuasiva, representaciones sociales, etc.) que desem-
peñan un papel importante en las decisiones judiciales. En suma, el propósito
de estas páginas es llamar la atención sobre algunos de los aspectos más llama-
tivos de la dinámica psicológica implicados en la conducta de los abogados.
© FUOC • PID_00288828 35 Juicios y toma de decisiones

3.2. Parámetros judiciales de interés

Para poder interpretar muchos de los elementos e inferencias que se presenta-


rán posteriormente, es recomendable conocer una serie de aspectos importan-
tes del contexto judicial. Concretamente, Kaplan (1978) apunta nueve unida-
des conceptuales en el orden en que, generalmente, se producen en la sala de
justicia:

1) La acusación, que es el establecimiento de los cargos contra el acusado.


Habitualmente las lee un oficial de la corte.

2) La alegación del acusado, donde este responde a la acusación.

3) La acusación se presenta primero y puede empezar con una alocución de


apertura fundamentando la acusación, la cual ofrece una perspectiva general
de lo que intenta probar.

4) La defensa también puede presentar una alocución de apertura. Se presenta


la prueba en la que se basará para negar las alegaciones de la acusación. Fre-
cuentemente, estas alegaciones se presentan después de los testimonios de la
acusación y antes de que los de la defensa, si los hay, hayan sido escuchados.

5) La mayor parte del juicio la constituyen los testimonios de los testigos. Ge-
neralmente la secuencia se inicia con los testimonios de la acusación seguidos
de los de la defensa. Además de las afirmaciones hechas por el testigo, podrá
haber preguntas y objeciones de los abogados, y las decisiones alcanzadas por
el juez (en casos con jurados). El orden de presentación de los testimonios ra-
ramente refleja el orden temporal de ocurrencia de los hechos.

6) y 7) Las argumentaciones�finales que pueden ser hechas por la acusación


y la defensa, en este orden. Estas argumentaciones resumen el caso y, con
frecuencia, resaltan las inferencias que al abogado le gustaría que el decisor
considerase a partir de la prueba.

8) Las instrucciones�del�juez�a�los�jurados, en caso de haberlos. El procedi-


miento empleado habitualmente incorpora los siguientes ítems:

• Instruir a los jurados acerca de la inocencia del acusado hasta que se de-
muestre lo contrario y que la carga de la prueba está en la acusación.

• Instruir a los jurados sobre que su tarea es determinar los hechos sobre la
base de las pruebas.

• Instrucciones sobre lo que puede considerarse como prueba.

• Instrucciones sobre cómo evaluar la credibilidad del testimonio.


© FUOC • PID_00288828 36 Juicios y toma de decisiones

• Instrucciones sobre lo que constituye una inferencia razonable en oposi-


ción a una mera especulación.

• Instrucciones sobre el significado y aplicación del criterio de decisión (más


allá de toda duda razonable) a la hora de evaluar la veracidad de las ale-
gaciones.

9) La segunda parte de las instrucciones de los jueces proporciona definiciones


del conjunto completo de veredictos entre los que los jurados deben elegir.

3.3. Percepción y representaciones sociales de justicia

Di Giacomo (1981) definió las representaciones sociales como criterios colec-


tivos que traducen los valores de la colectividad considerada. Las grandes op-
ciones ideológicas, por ejemplo, el espiritualismo o el materialismo, la prepon-
derancia dada a lo individual o a lo colectivo se vuelve en criterios evaluativos
de las realidades ambientales. En otras palabras, la representación social torna
en comprensible para los individuos la realidad social.

En consecuencia, de las representaciones sociales se pueden obtener los mo-


dos, dominantes y no dominantes, de interpretación de la realidad. En este
sentido, la representación social de un crimen concreto varía con el tiempo y
las circunstancias (por ejemplo, pensemos en la violencia de género).

De manera relacionada, la percepción social es un proceso organizado en el


que la persona obtiene y procesa, de modo selectivo e intencional, informa-
ción sobre su entorno. Esta información se categoriza sobre la base de las ca-
tegorías personales existentes y se dota de un significado. La implantación de
significado en los hechos tiene, al menos, una doble funcionalidad: un valor
subjetivo de comprensión de la realidad y un valor de manejo e intercambio
con el que operamos en las relaciones interpersonales, con el cual transaccio-
namos si no nos resulta posible imponérselo a los demás actores sociales pro-
tagonistas de la situación.

En este sentido, la pretensión básica del abogado es hacer que su particular


recreación de los hechos y/o la valoración que él hace recaer sobre los mismos
triunfen sobre otras alternativas. En ese proceso sería absolutamente funda-
mental que un abogado conociese las posibilidades que pueden ofrecer para
la mejor defensa de los intereses de su cliente cuestiones como las siguientes:

• Las�primeras�impresiones. Funcionan como filtro de la información pos-


terior y tienen una notable resistencia al cambio. Así, habría que cuidar
las que produce el acusado, los testigos y el propio abogado.

• El�locus�de�control. Los observadores (jueces o jurados) pueden realizar


dos tipos de atribuciones: internas, cuando consideran que las acciones
vienen motivadas por las características personales del actor; y externas,
© FUOC • PID_00288828 37 Juicios y toma de decisiones

cuando la acción es explicada por circunstancias del entorno. Que se reali-


ce un tipo u otro de atribución puede tener una importancia decisiva a
la hora de interpretar la situación y generar una representación de los he-
chos, que luego se expresa en un veredicto. Dicho de otro modo, las ex-
plicaciones que alguien da de los comportamientos ajenos es un eje verte-
brador de veredictos y sentencias. Por ello, el manejo de los factores que
influyen en estas atribuciones es fundamental.

3.4. Decisiones grupales

Si bien es cierto que es más difícil controlar una decisión grupal que una in-
dividual, los mismos razonamientos que se aplican para las individuales son
válidos para las grupales, puesto que las segundas son una función de las pri-
meras. En esta dirección, nueve de cada diez jurados se resuelven conforme a
la mayoría inicial (Kalven y Zeisel, 1966).

No obstante, la decisión grupal se ve afectada por condicionantes adicionales.


Recordemos, por ejemplo, la regla de decisión o el tamaño del grupo tratados
en el apartado precedente. De entre los restantes condicionantes, destacan las
diferencias de estatus de los miembros dentro del grupo.

En este sentido, tres son las modalidades de grupos que toman decisiones ju-
diciales que pueden estar afectadas por diferencias en el estatus:

• Jurado�de�legos. Consiste en un grupo de personas legas en derecho que


van a decidir sobre un caso judicial. En esta situación nos interesa tener
de nuestra parte a la persona que tenga un mayor estatus dentro del gru-
po. Pero, ¿quién es esta persona? Cuando el jurado entra a deliberar se le
encomienda que llegue a un veredicto y que elija, en primera instancia, a
un presidente o moderador de la deliberación, que será quien, entre otras
cosas, la conducirá y actuará como portavoz. La elección de esta persona
no es azarosa: algunos miembros rehúsan el puesto, mientras que otros lo
desean. En suma, se trata de una persona de unas características particula-
res. Generalmente, el portavoz también elige para su ubicación en la mesa
de deliberación una posición espacial que le haga más visible (usualmente,
la cabecera de la mesa). La literatura existente recoge que el moderador de
la deliberación desempeña un rol fundamental en la misma y su opinión
tiene un valor superior a la de los demás miembros.
En consecuencia, es conveniente tener al moderador de nuestra parte, por
lo que cabe preguntarse cuál es su perfil. Las variables que suelen diferen-
ciar al moderador de los demás miembros del jurado son un mayor nivel
educativo, alguna experiencia relacionada, de edad media a alta, general-
mente varón, etc. En resumen, el estatus dentro de la sala de deliberación
se corresponde en buena medida con el del mundo exterior.
© FUOC • PID_00288828 38 Juicios y toma de decisiones

• Jurado�escabinado. El sistema de escabinos consiste en introducir técni-


cos en derecho y legos formando parte de una misma deliberación judicial.
En este caso, el objeto de interés es el/los profesional/es que componen el
jurado, ya que, de acuerdo con la literatura, su influencia sobre la decisión
de los miembros legos del jurado es muy elevada, por no decir definitiva,
en la dirección de su veredicto.

• Tribunal. Si estamos ante un tribunal togado, esto es, compuesto única-


mente por magistrados, nuestro objetivo primordial debe ser el presidente
del tribunal. Este posee un estatus superior dentro del grupo de magistra-
dos. Además, es el encargado de redactar y motivar la sentencia. De facto,
es quien decide: los otros componentes del tribunal, usualmente, se limi-
tan a firmar la sentencia.

Por otro lado, la toma de decisiones individuales y grupales puede condicio-


narse a través de la manipulación de la carga de la prueba. En este sentido, si
la explicitación de carga de la prueba se coloca en las alocuciones finales y se
toma como base el principio “es diez veces preferible absolver a un culpable
que condenar a un inocente”, las tasas de inocencia aumentan significativa-
mente. Sin embargo, el manejo de la carga de la prueba no permite aumentar
las tasas de culpabilidad. Adicionalmente, se ha hallado que, a nivel grupal,
los efectos de este fenómeno se multiplican en la misma dirección.

Otro elemento susceptible de manipulación por parte de los abogados es la


incidencia de la publicidad previa al juicio en la decisión del mismo. Si bien
cuando el caso es juzgado por legos, su selección suele controlar los conoci-
mientos sobre el caso, no ocurre lo mismo cuando el caso es visto por técnicos.
En estas circunstancias, se debe evaluar si la tendencia legal coincide o no con
la de la calle. Debe tenerse presente que la presión ejercida por los medios de
comunicación sobre jueces y magistrados puede ser contundente.

3.5. Selección probabilística de un jurado/juez interesado

Para seleccionar un jurado, o un juez, de manera probabilística, se lleva a cabo


una encuesta telefónica de una cantidad de ciudadanos que sea representativa
(unos 800) de la población con la que vamos a trabajar (la jurisdicción legal).
La encuesta debe ejecutarse tomando números al azar de la guía telefónica (por
ejemplo, de K en K números). A los entrevistados se les informa brevemente
sobre los hechos del caso, y se les pregunta por la edad, sexo, religión, voto
político, ingresos económicos, etc.

A partir de estos datos iremos obteniendo las estimaciones probabilísticas de


un jurado favorable o desfavorable, en el que se combinen todas las caracterís-
ticas antes preguntadas al sujeto. Las recusaciones nos servirán para eliminar
a los jurados más desfavorables.
© FUOC • PID_00288828 39 Juicios y toma de decisiones

La misma estrategia puede seguirse para la elección de un juez, pero, en este


caso, el material de análisis serán las sentencias. Las variables a estimar serían
experiencia, sexo, grupo de la magistratura en el que milita, edad, etc.

3.6. Destrezas de los abogados, presentación de la prueba y


testimonios

El modus operandi puede condicionar los resultados de la justica. Así, se ha ob-


servado un fuerte impacto del efecto de recencia en el veredicto; esto es, las
conclusiones finales son de sumo interés para la decisión final. No obstante,
las locuciones de apertura también intervienen en la decisión final mediante
el establecimiento de diferentes estrategias, que irán orientando la interpreta-
ción de las pruebas que vayan apareciendo.

En consecuencia, la locución de apertura es una oportunidad crucial para pro-


porcionar a los juzgadores un esquema general que sirva de marco para la eva-
luación, atención selectiva, organización e interpretación de los datos poste-
riores. Así, se confiere un marco de orden global a unos hechos que, normal-
mente, se van a presentar de forma fragmentada. Si el abogado no lo ofrece,
los observadores lo van a construir por sí mismos. Será mejor, por lo tanto,
que los abogados generen un marco explicativo que predisponga a favor de
los intereses del cliente.

Ejemplo

El abogado debe conceder una transcendencia fundamental tanto a la locución de aper-


tura, como a las conclusiones finales. En ambas debe exponer los elementos más pode-
rosos que apoyen la defensa de su cliente. En las primeras, se debe ofrecer una visión
general del caso, esto es, un marco interpretativo que facilite la comprensión de los juz-
gadores y que condicione las valoraciones que se vayan realizando a lo largo del juicio.
En las conclusiones finales, de nuevo, se han de enfatizar los elementos más favorables
para el cliente esperando que opere el efecto de recencia.

Otro elemento de interés a controlar es el lenguaje de los testigos. Si el grado


de comprensión del testimonio es bajo (o se entiende inversamente), los re-
sultados son nulos o contrarios. Especialmente hay que considerar dos casos:

• Extranjeros. Se aconseja recurrir a un traductor, aunque tengan conoci-


mientos del idioma español.

• Grupos�sociales�muy�concretos. Sus expresiones están contaminadas por


el uso de jergas grupales, de modo que no solo pueden plantear problemas
de comprensión, sino también de acepciones. Por tanto, se ha de llevar a
cabo una explicitación de estos términos en otros lenguajes o su explica-
ción a través del interrogatorio para que sean comprendidas correctamen-
te.
© FUOC • PID_00288828 40 Juicios y toma de decisiones

Independientemente de que nuestros testigos sean o no honestos, para ser


efectivos han de ganarse la credibilidad de los que deciden. Así, se ha obser-
vado que la información no verbal desempeña un papel fundamental en la
percepción de credibilidad. Miller y Burgoon (1982), tras una revisión de la
literatura, diseñaron los perfiles credibilidad/no credibilidad:

Credibilidad No credibilidad

Contacto visual Poco contacto visual

Distancias de interacción cortas Nervioso e inquieto

Tono moderado con pocas dudas y pausas Tono alto con dudas y pausas.

Estas conductas se pueden manipular a través de un entrenamiento, siendo la Nota


mejor estrategia los ensayos del testimonio.
Estos no son los únicos aspec-
tos relevantes que se podrían
La conducta del abogado también es objeto de análisis por parte de los deci- abordar, aunque para ser un
entrenamiento por no exper-
sores e influye en la decisión final. En ese proceso de génesis y construcción tos (abogados) serían suficien-
tes.
de un significado que representa el juicio, el abogado tiene que persuadir. En
esta dirección, muchas investigaciones ponen de manifiesto la importancia
clave que pueden llegar a tener las habilidades sociales y que, a través de su
entrenamiento, se puede conseguir, sin excesivos esfuerzos, que un individuo
aparezca en la interlocución como atractivo, veraz, creíble, digno de confian-
za, etc. Así, se han de considerar cuestiones como la dosificación de la aserti-
vidad, el control de la ansiedad y los estilos de habla. Se trata, en definitiva,
de desarrollar patrones de comunicación que ayuden a persuadir a los otros
de una determinada visión de los hechos.

Aparte de la mayor o menor habilidad de un abogado en sus intervenciones,


existen otros condicionantes que conviene conocer. Así, en casos de varios
delitos en el mismo juicio, para ganar los más dudosos, conviene reconocer
algunos en el discurso de apertura. Concretamente, el abogado, reconociendo
algunas acusaciones, gana credibilidad en las afirmaciones que posteriormente
formule sobre otros asuntos, con lo que la probabilidad de ganar otras causas
es superior. Igual ocurre cuando la parte a la que representa tiene antecedentes,
es aconsejable reconocerlos.

Este efecto es comprensible desde la teoría de inoculación de McGuire: jue-


ces y jurados han mostrado ser muy sensibles a este efecto de “vacuna” de la
presentación de información aparentemente contraria a los propios intereses.
Además, contribuye a la generación de efectos de extrapolación, ya que hará
que durante el resto del juicio el abogado aparezca como un individuo hon-
rado, fiable y digno de confianza.

Otro factor a considerar es la duración de la vista oral con objeto de planificar


la implementación de determinadas estrategias. En esta línea, es de esperar
que, tras cada jornada, el juzgador se forme una impresión de juicio como si
© FUOC • PID_00288828 41 Juicios y toma de decisiones

se tratara de la decisión final. Ocurre que la correlación entre las decisiones


parciales de los sujetos y la decisión final es alta y significativa (Vidmar, 1979).
Bajo este supuesto, la dirección de las estrategias de presentación de la prueba
debería modificarse. Así, y de acuerdo con los aspectos anteriormente expues-
tos en relación con la importancia de la primera impresión, es aconsejable que
la prueba más relevante que se dirija a condicionar el veredicto final, se for-
mule en la primera jornada: la decisión inicial genera un prisma de lectura de
la prueba que se presentará posteriormente.

El último intento que el abogado puede hacer para persuadir a jueces y/o ju-
rados viene de la mano de los argumentos finales. Es la oportunidad de dejar
cerrado el marco de significado que ha estado intentado construir. Para lograr
la mayor eficacia de los alegatos finales, es necesario considerar las probables
bases de las actitudes más relevantes que tengan jueces y/o jurados para un
caso determinado. Los argumentos del abogado deben incidir frontalmente
sobre tales temas centrales.

3.7. Apreciación del valor de las pruebas en la formación de


juicios

Independientemente de la honestidad del testigo, lo relevante es la evaluación


que realiza el decisor sobre la credibilidad del testimonio. Los jurados indi-
vidualmente atribuyen mayor credibilidad al testigo identificador que al no
identificador y, en caso de testigos con testimonios contrarios, se presta mayor
credibilidad al identificador. Sin embargo, estos resultados no se han mostrado
consistentes (Weinberg y Baron, 1982), posiblemente debido a las diferencias
en los procedimientos empleados.

Para combatir estas posibles anomalías, los abogados cuentan con el discurso
de apertura de los juicios. En él, el abogado puede hacer hincapié en el mayor
grado de certeza que se necesita para ser un testigo acusador que para uno
desacreditador.

La certeza que requiere un testigo para la identificación es mayor que


para la no identificación, motivado, sin duda, por la responsabilidad
que conlleva su decisión.

Esta apreciación, anterior a la presentación de los testimonios, lleva a que el


decisor se coloque en la posición del testigo y evalúe quién necesita mayor
certeza (el identificador o el desacreditador) para tomar una decisión.

La instrucción sobre preponderancia de testimonios, una vez tomada la deci-


sión, parece no tener efectos. De ser contrarios sus objetivos, el abogado debe
resaltar la transcendencia que una decisión errónea trae para la comunidad
© FUOC • PID_00288828 42 Juicios y toma de decisiones

y para el acusado. En esta línea, la literatura refleja cómo la magnitud de las


consecuencias de una decisión correlaciona inversamente con las tasas de cul-
pabilidad.
© FUOC • PID_00288828 43 Juicios y toma de decisiones

4. La mediación intra y extrajudicial

4.1. Definición de mediación y marco de la Justicia Terapéutica

Para poder definir la mediación como técnica alternativa de resolución de con-


flictos, hemos de atender a los planteamientos de la Justicia Terapéutica (o
Therapeutic Jurisprudence, TJ). Este enfoque, propuesto inicialmente por David
B. Wexler, busca estudiar el rol del derecho como agente terapéutico, aten-
diendo el impacto que una ley, norma o proceso tiene sobre el bienestar psi-
cológico de las personas implicadas (Wexler y Winick, 1996).

Así, se considera que el derecho –y, con ello, el proceso judicial– puede tener
consecuencias tanto terapéuticas como antiterapéuticas, y se busca potenciar
las primeras, a la vez que se reduzcan las segundas. Para tal fin, se propone
la incorporación al derecho de principios e instrumentos propios de la psico-
logía, de modo que este enfoque se sitúa en el nexo de unión entre ambas
disciplinas. De esta forma, la Justicia Terapéutica busca una humanización del
derecho, tomando como punto central el bienestar de las personas (Pillado,
2019).

Dentro de esta perspectiva, se han desarrollado formas alternativas de resolu-


ción de conflictos (ADR, por sus siglas en inglés, Alternative Dispute Resolution).
Estas técnicas buscan desjudicializar los conflictos, permitiendo que las partes
tengan un mayor protagonismo en la búsqueda de una solución. Entre estas
técnicas se encuentra la mediación.

De este modo, y reconociendo la diversidad de definiciones y conceptualiza-


ciones existentes sobre la mediación, esta puede entenderse como un méto-
do de resolución de controversias, en el que dos o más personas mediadas in-
tentan voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo, con la interven-
ción de una o varias personas mediadoras que, rigiéndose por los principios
de la neutralidad, imparcialidad y confidencialidad, facilitan la resolución del
conflicto por las propias personas mediadas, procurando la comunicación y el
diálogo entre ellas, a través de un proceso estructurado en el que utilizarán di-
versas técnicas y estrategias que la persona mediadora debe manejar; todo ello
permitiendo el mantenimiento de las relaciones subyacentes y conservando
las partes el control sobre el final del conflicto.

4.2. Ventajas de la mediación familiar

Si bien la TJ en general y la mediación en particular pueden aplicarse a proce-


sos judiciales muy diversos, es posiblemente en las situaciones de ruptura de
pareja con hijas/os donde se ve su necesidad de una forma más clara (Ortuño,
© FUOC • PID_00288828 44 Juicios y toma de decisiones

2014). Así, la mediación familiar es un procedimiento imprescindible para lo-


grar que las familias no se rompan tras la separación de los progenitores y que
los derechos de los hijos no se vulneren. En este sentido, el proceso judicial
en casos de divorcio con hijas/os resulta, en muchas ocasiones, inadecuado e
insuficiente (Ortuño, 2012). De este modo, en este tipo de procesos, la media-
ción debería ser siempre preceptiva, tal y como sucede en otros países, como
Noruega o Italia.

Entre las ventajas principales que se derivan de la resolución de conflictos


familiares a través de la mediación, la literatura recoge las siguientes (Fariña
et al., 2012):

• Favorece�la�coparentalidad. La mediación familiar “constituye una for-


ma de resolver las disputas en consonancia con la conceptualización del
divorcio como proceso de reorganización del sistema familiar” (Justicia et
al., 2007, pág. 234), permitiendo mantener la cordialidad entre los cónyu-
ges: cuando la pareja tiene hijos, les ayuda a centrarse en las necesidades
de estos y que, pese a la ruptura como pareja, ambos sigan actuando como
padres (Fariña et al., 2004). Asimismo, evita que el conflicto se intensifi-
que y facilita los acuerdos (Fariña y Pillado, 2015).

• Implica�un�menor�coste�emocional. Aunque la mediación no es una in-


tervención de carácter terapéutico, puede generar efectos terapéuticos, de
modo que este componente se encuentra implícito en el proceso (Fariña,
2010). Así, incide positivamente en el equilibrio emocional de los media-
dos, aumentando su capacidad de resiliencia y disminuyendo la ansiedad
que genera el proceso de ruptura.

• Representa�un�aprendizaje�para�los�progenitores. La mediación puede


ayudar a las personas a buscar soluciones al conflicto, suponiendo una
oportunidad para adquirir habilidades relacionadas con la resolución de
conflictos (Gutierrez y Corzón, 2012). Así, posibilita la construcción de
relaciones positivas, favorece la comunicación, fomenta la reflexión, au-
menta la creatividad de las partes a la hora de buscar alternativas y posi-
bles soluciones, y favorece la flexibilidad y el aprendizaje de patrones de
colaboración.

• Los�progenitores�toman�las�decisiones. La pareja es la verdadera prota-


gonista, siendo ambos miembros quienes resuelven la situación conflicti-
va, lo que tiende a derivar en altos niveles de satisfacción.

• Confidencialidad�del�procedimiento. Los procedimientos de mediación


respetan la privacidad de los usuarios; así, aunque en el transcurso de la
mediación se revele información íntima, el mediador y las partes han de
mantener la confidencialidad de esta.
© FUOC • PID_00288828 45 Juicios y toma de decisiones

• Procedimiento�más�económico. Por lo general, la mediación es un pro-


cedimiento más barato y más ágil que la vía contenciosa, pudiendo resol-
verse un asunto en varias sesiones, mientras que los pleitos pueden durar
incluso años.

• Puede�iniciarse�en�cualquier�momento. La mediación familiar se carac-


teriza por ser una actuación flexible, que puede iniciarse en cualquier eta-
pa del procedimiento.

La mediación familiar deriva en una satisfacción superior ya que los


auténticos protagonistas en la toma de decisiones son las personas me-
diadas, asumiendo y aumentando sus responsabilidades. Además, se ha
constatado que el nivel de cumplimiento de los acuerdos adoptados en
mediación son muy superiores a los mandatos que se deben acatar por
orden judicial, y también se ha constatado que son más duraderos.

4.3. Fases del procedimiento de mediación

En función de si existe o no un proceso judicial abierto, podemos diferenciar


dos tipos de mediación:

• Mediación� extrajudicial. Los progenitores, sin necesidad de iniciar un


procedimiento judicial, deciden acudir de forma voluntaria a un mediador
familiar.

• Mediación�intrajudicial. Se produce una vez iniciado el procedimiento


judicial, de modo que la autoridad recomienda a las partes resolver sus
diferencias fuera del proceso contencioso.

A continuación se realiza una propuesta de protocolo de actuación en media-


ción familiar extrajudicial y se presentan las particularidades de la interven-
ción intrajudicial.

4.3.1. Mediación extrajudicial

El protocolo de mediación extrajudicial se compone de las siguientes fases:

• Fase�1.�Recepción�de�las�personas�en�mediación. La fase de recepción


comienza con la primera entrevista, llamada entrevista de premediación.
En esta sesión las personas mediadoras reciben a las personas mediadas
agradeciendo su presencia en nombre de sus hijos.
A continuación se explica la situación psicoemocional por la que habitual-
mente pasan los niños en procesos de ruptura de sus progenitores. Ade-
más, se señala que, durante el procedimiento de mediación, se intentará
© FUOC • PID_00288828 46 Juicios y toma de decisiones

ayudarles a que tomen decisiones y lleguen a acuerdos que beneficien a


sus hijos.
Después, se explican los elementos fundamentales del proceso: las com-
petencias, el lugar y las funciones del mediador dentro del procedimien-
to; qué es la mediación familiar; y el lugar de las partes, recalcando que
ellas son las protagonistas. En este momento se acuerdan y establecen los
objetivos y los asuntos objeto de la mediación.
La fase culmina con la firma del acta constitutiva en la que figuran las
normas que regirán el procedimiento.

• Fase�2.�Recogida�de�información. El principal objetivo de esta fase es re-


coger información sobre la historia familiar y los aspectos clave del con-
flicto (principios, valores, objetivos generales, los intereses, etc.) para po-
der entender a cada una de las personas mediadas y comprender el con-
flicto. De este modo, cada una de las personas mediadas tendrá la oportu-
nidad de explicar el conflicto desde su punto de vista.

• Fase�3.�Propuesta�de�alternativas. Es el momento de comenzar a producir


ideas que lleven a soluciones y acuerdos. Aquí, es posible que nos encon-
tremos con problemas tan complejos que sea necesario dividirlos para fa-
cilitar su abordaje. El papel del mediador en este momento debe centrar-
se principalmente en motivar y guiar a las partes para que trabajen en la
creación de ideas nuevas que rebajen el conflicto y les permita un enfoque
de solución.
El papel del mediador en este momento debe centrarse principalmente
en motivar y guiar a las partes para que trabajen en la creación de ideas
nuevas que aireen el conflicto y les permita un enfoque de solución.

• Fase�4.�Negociación. Esta fase se orienta, fundamentalmente, en valorar


cada una de las alternativas con el objetivo de promover flexibilidad en
la negociación, siendo conveniente que las personas mediadas comiencen
a reconocer acuerdos satisfactorios para todos, dejando abiertas distintas
posibilidades para resolver el conflicto.

• Fase�5.�Acuerdo. Esta fase está centrada en la definición y adopción de


acuerdos por las personas mediadas. El papel del mediador consiste en
ayudar a las partes en esa definición y reflexión sobre las características,
viabilidad y compromiso con los acuerdos que adopten. Posteriormente,
se redacta el documento de acuerdos y el acta final del procedimiento de
mediación.

• Fase�6.�Cierre. En esta fase se agradece de nuevo el esfuerzo en nombre de


sus hijos. El mediador debe dejar un “buen sabor de boca”. De este modo,
aunque no haya acuerdo, se anima a las partes a seguir intentándolo y
se les invita a volver a la mediación cuando ellos quieran o cuando lo
necesiten. Se procede a firmar el documento de acuerdos, si los hubiere; el
© FUOC • PID_00288828 47 Juicios y toma de decisiones

acta final del procedimiento, aunque no se hubiesen alcanzado acuerdos;


y a cerrar las demás cuestiones administrativas.

Finalmente, alrededor de seis meses más tarde de haber puesto fin al proce-
dimiento de mediación, el mediador se pone en contacto con las personas
mediadas, con el objetivo de verificar la operatividad y el cumplimiento del
acuerdo (y los motivos de incumplimiento en su caso), así como las posibles
modificaciones del mismo. Es lo que se denomina sesión de postseguimiento.

4.3.2. Mediación intrajudicial

Para el caso de la mediación intrajudicial, las fases son las mismas, excepto
que en este caso se lleva a cabo una sesión informativa, previa a la fase de
recepción, que se divide en dos apartados. Así, debido a que habitualmente
las partes acuden acompañadas de sus letrados y/o procuradores, una primera
parte de la sesión informativa se realiza con todas las partes implicadas (letra-
dos y/o procuradores y partes) y una segunda parte solo con los interesados.

El contenido de la sesión es similar a la fase de información extrajudicial: en un


primer momento, se les agradece la asistencia en nombre de los hijos, se realiza
una presentación de los mediadores, se les explica en qué consiste la sesión
informativa. A continuación, se les indica qué información se comunicará a
los juzgados y en qué momentos, qué es la mediación familiar, incluyendo
principios, ventajas, características y diferencias con el procedimiento judicial
que han iniciado; cuál es el lugar y papel de los abogados, quiénes continúan
siendo los asesores legales de sus clientes, pudiéndoles aconsejar o asesorar; y
el lugar y las funciones de los mediadores y de las partes. Además, se indaga
en la existencia o no de otros procedimientos judiciales abiertos

Seguidamente, se realiza la entrevista a solas con las partes interesadas, a fin de


centrarse más en los conflictos puntuales que tienen, en las posturas de cada
uno de ellos y en devolver a las partes su capacidad para resolver los problemas.
Asimismo, se indaga en les posibilidades e intereses de las partes para acercar
posturas, ofreciéndoles la oportunidad de continuar trabajando en mediación.

Si aceptan iniciar el procedimiento de mediación, bien en ese momento o bien


en una sesión posterior, se procede a la firma del acta constitutiva. En todo
momento se recalca la importancia del principio de voluntariedad, así como
la posibilidad de optar por la mediación en cualquier otro momento.

Los principales objetivos de esta forma de trabajar son ofrecer a todas las par-
tes implicadas (los abogados, los procuradores y los usuarios) la misma infor-
mación sobre la mediación y ofrecer un espacio donde puedan aclarar sus du-
das. Por otro lado, tener un espacio independiente con las partes para conocer
© FUOC • PID_00288828 48 Juicios y toma de decisiones

mejor su situación y su conflicto, ofrecer la posibilidad para que cada uno de


ellos proponga sus alternativas y, sobre todo, permitir que se puedan escuchar
de cara a “valorar” la posibilidad de un cambio en sus posiciones.

4.4. La coordinación de parentalidad

Pese a los beneficios de la mediación, no siempre es posible llevar esta a cabo


debido a un alto nivel de conflictividad. Por tanto, se recurre a la vía judicial,
la cual incrementa aún más el conflicto. Bajo estas situaciones, si bien es po-
sible imponer unas condiciones a través de la sentencia, dicha vía no suele ser
efectiva, dejando sin resolver los problemas que se encuentran en la base del
conflicto. Así, lo más probable es que el caso vuelva al juzgado, encontrándose
que este tipo de procedimientos, que constituyen únicamente un 10 % de los
enjuiciados en los Juzgados de Familia, ocupan el 90 % del tiempo (Carter,
2011).

De este modo, se pone de manifiesto la necesidad de una medida alternativa


para dar respuesta a estos casos de alta conflictividad. Es aquí donde nace la
coordinación de parentalidad, una forma alternativa de resolución del conflic-
to (ADR), que puede ser voluntaria o impuesta por el juzgado, cuya finalidad es
disminuir el conflicto entre los progenitores, velando siempre por el bienestar
de los menores. Así, entre otras cosas, este proceso permite a las partes adquirir
habilidad y competencias parentales, reducir el nivel de conflicto, mejorar la
comunicación entre ambos e implementar el plan de parentalidad establecido.

Al igual que en el caso de la mediación, existe un profesional que tomará par-


te en el proceso; sin embargo, su rol será diferente. Así, mientras que el me-
diador tenía un rol de facilitador, el coordinador de parentalidad constituye
una figura de autoridad, pudiendo tomar decisiones; y, además, posee carácter
educativo hacia los progenitores, así como de vigilancia del cumplimiento de
los mandatos judiciales.

De acuerdo con Carter (2011), la coordinación de parentalidad tiene múltiples


beneficios tanto para los actores implicados como para el sistema judicial y la
sociedad en general. A modo de ejemplo, y entre otros elementos señalados
por dicha autora, podemos mencionar los siguientes aspectos:

• Para�progenitores: ayuda a centrarse en el rol parental (frente al de pareja),


asesora sobre el impacto de la ruptura en los hijos, ayuda a identificar
comportamientos que incrementan el conflicto o enseña a implementar
el plan de parentalidad de forma adecuada.

• Para�hijos/as: reduce la presión y el estrés sobre ellos, reduce los efectos


adversos que produce el conflicto de lealtades o posibilita un ambiente
más relajado y cómodo para ellos.
© FUOC • PID_00288828 49 Juicios y toma de decisiones

• Para�el�sistema�de�justicia: disminuye la carga de expedientes o permite


a los jueces enfocarse en las cuestiones legales (frente a los problemas de
parentalidad).

• Para�abogados�y�otros�profesionales�relacionados: proporciona un re-


curso a donde derivar los casos de alta conflictividad o posibilita que se
centren en otros aspectos (financieros, legales, etc.).

• Para�la�sociedad: incrementa la coparentalidad, reduce el riesgo de mal-


trato infantil, reduce el riesgo de inadaptación de los menores o combate
el mito de que el divorcio es intrínsecamente perjudicial para los hijos/as.
© FUOC • PID_00288828 51 Juicios y toma de decisiones

Glosario
coordinación de parentalidad f Proceso alternativo de resolución de conflictos, cen-
trado en el mejor interés de los menores, en el que un profesional, debidamente formado,
asiste a progenitores que, tras la ruptura de pareja, se encuentran en una situación de alta
conflictividad en su relación de parentalidad, exponiendo a sus hijos/as a los efectos nocivos
del conflicto interparental.

disparidad de sentencias f Cualquier diferencia en la severidad de sentencia dictada por


un juez/tribunal a un acusado en una ocasión concreta, con respecto tanto a otro similar
condenado por el mismo delito en otro momento, como a otro juez/tribunal en la misma
o diferente ocasión (McFatter, 1986).

efecto de recencia en el veredicto m Impacto que ejercen las conclusiones finales emi-
tidas en la vista oral sobre la decisión final adoptada por el juzgador o juzgadores.

jurado m Grupo de personas, por lo general legas en derecho, que se reúne para emitir
un juicio, en términos de veredicto o mediante la contestación a un cuestionario en el que
plasman sus respuestas a preguntas que les formula el juez para fundamentar la sentencia,
guiados por una regla de decisión con unos requisitos que van desde la mayoría simple a
la unanimidad.

jurado escabinado m Tipo de jurado dirigido a la deliberación judicial conformado por


la combinación de técnicos en derecho y legos.

mediación f Método de resolución de controversias en el que dos o más personas mediadas


intentan voluntariamente alcanzar por sí mismas un acuerdo, con la intervención de una o
varias personas mediadoras. Estas, rigiéndose por los principios de la neutralidad, imparcia-
lidad y confidencialidad, facilitan la resolución del conflicto por las propias personas media-
das, procurando la comunicación y el diálogo entre ellas, a través de un proceso estructurado
en el que utilizarán diversas técnicas y estrategias que la persona mediadora debe manejar.
Todo ello permitiendo el mantenimiento de las relaciones subyacentes y conservando las
partes el control sobre el final del conflicto.

mediación extra- e intrajudicial f En la mediación extrajudicial, las partes deciden, sin


iniciar un procedimiento judicial, llevar a cabo una mediación de forma voluntaria. Por su
parte, la mediación intrajudicial se produce una vez iniciado el procedimiento judicial y es
la autoridad la que recomienda resolver sus diferencias fuera del proceso contencioso.

nulidad decisional f Situación que se produce cuando el jurado es incapaz de alcanzar


el quórum mínimo exigido en la regla de decisión, esto es, el jurado es declarado irresoluble.
Esta situación también se denomina “Jurados suspensos”.

recusación f Fórmula legal establecida para controlar la imparcialidad de los jurados. En


función de la legislación de cada país pueden establecerse tres tipos: de orden, con causa y
perentorias.

socialización judicial f De acuerdo con Alpert (1981), se refiere a una forma de sociali-
zación organizativa que conlleva la adaptación social y psicológica de los magistrados/jueces
a sus contextos de trabajo y, gracias a la cual, se transmite al recién llegado conocimientos,
aptitudes y motivaciones.

teoría de inoculación de McGuire f Efecto de “vacuna” que ejerce la presentación ini-


cial de información contraria a los propios intereses y que, posteriormente, pasa a acarrear
efectos beneficiosos como consecuencia de la atribución de credibilidad que se deriva del
reconocimiento de aspectos perjudiciales para uno mismo.
© FUOC • PID_00288828 52 Juicios y toma de decisiones

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