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Los Romances de Judit: Un Curioso Caso de Autoedición

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Recibido: 22/09/2020 Revista de Cancioneros Impresos y Manuscritos, 10 (2021), pp.

327-367
Aceptado: 01/11/2020 DOI 10.14198/rcim.2021.10.06
ISSN: 2254-7444

Para citar este artículo / To cite this article:


Laskaris, Paola (2021), «Los romances de Judit: un curioso caso de autoedición», Revista de Cancioneros Impresos y
Manuscritos, 10, pp. 327-367. https://doi.org/10.14198/rcim.2021.10.06

LOS ROMANCES DE JUDIT: UN CURIOSO CASO DE


AUTOEDICIÓN
THE ROMANCES OF JUDITH: A CURIOUS CASE OF SELF-
EDITING
Paola Laskaris
Università di Bari, Italia
paola.laskaris@uniba.it
https://orcid.org/0000-0003-2221-3536

Resumen
En el presente trabajo se propone un estudio de un pliego suelto conservado en
la Biblioteca Nacional de España que contiene siete romances, los primeros seis
relacionados con la historia bíblica de Judit y Holofernes. El pliego, compuesto y
recopilado por el impresor Juan Bautista (el único dato tipográfico explicitado en la
portada) atrajo la atención de eruditos y estudiosos por su aspecto y su contenido.
Tras aclarar definitivamente la procedencia y autoría del pliego, se analizan algunos
pasajes en relación con la circulación (textual e iconográfica) del motivo bíblico en el
Siglo de Oro.
Palabras clave: pliego; siglo xvi; romances; Judit; Biblia; devoción

Abstract
This work presents a study of a broadsheet in the National Library of Madrid, which
contains seven Spanish ballads, six of which are related to the biblical story of Judith
and Holofernes. The broadsheet, composed and printed by Juan Baptista (the only
typographical data mentioned in the frontispiece) drew the attention of scholars due
to its appearance and content. After defining the provenance and identifying the editor

Este trabajo se publica bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento 4.0 Internacional (CC BY 4.0)
© Paola Laskaris
Revista de Cancioneros Impresos y Manuscritos, 10 (2021), pp. 327-367

of the broadsheet, I analyze two parts of the poetic narration, related to the specific
textual and iconographical distribution of the biblical episode in the sixteenth century.
Keywords: broadsheet; sixteenth century; Spanish ballads; Judith; the Bible; devotion

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Vedi qui ben fra quante spade e lance


Amor, e ‘l sonno, ed una vedovetta
con bel parlar, con sue polite guance
vince Oloferne; e lei tornar soletta
con una ancilla e con l’orribil teschio,
Dio ringraziando, a mezza notte, in fretta.
(Petrarca, Triumphus cupidinis, III)

En la colección Varios Especiales de la Biblioteca Nacional de Madrid se conserva


un pliego singular por factura tipográfica y contenido, ambos fruto de la misma mano:
Comiénçase la hi-/storia de Judith, diuidida en seys ro-/mances, con otro romance al
cabo de la-/ passión, Compuestos y recopilados por-/ Juan Baptista impremidor de
libros.1
En el siglo xix don Agustín Durán incluyó los primeros seis poemas ahí contenidos
en la sección de romances referentes a la historia sagrada del Antiguo Testamento
en su magno Romancero General (1877, I: nº 442-447), descartando el último. Dicho
folleto con pie de imprenta lagunoso, atrajo también la atención de Salvá (II, nº 3453),
que lo mencionó «por su rareza» en relación con otro (más tardío) ―análogamente
dedicado a la Historia verdadera, y sagrada de la gloria de Betulia Judith.2

1 BNE, signatura: VE-53/78. S.l., s.a., en 4º, 8 hojas, letra gótica, texto a dos columnas. El pliego,
catalogado por Rodríguez-Moñino en su Diccionario (1997: 165-166, nº 49), puede leerse en
facsímil en la colección de Pliegos poéticos góticos de la Biblioteca Nacional de Madrid (vol. V, n.
174). En la transcripción de los títulos y de los textos del siglo xvi hemos optado por conservar su
grafía, interviniendo en la unión y separación de palabras, resolviendo las abreviaturas e insertando
acentuación y puntuación según las normas actuales.
2 Se trata de un pliego del siglo xviii en prosa: HISTORIA / VERDADERA, Y SAGRADA / DE LA GLORIA
DE BETHULIA / JUDITH / CONTRA HOLOFERNES / SACADA DE LA SAGRADA ESCRIPTURA, / Baronio,
Causino, y otros. / SU AUTOR D. MANUEL JOSEF MARTIN. / Con licencia: En Córdoba en la Oficina de
Don Juan / Rodríguez de la Torre, Calle de la Librería. [S. a.], 4º, 32 pp. (Pliegos 4). El autor, Manuel Josef
Martín, firma también otro pliego suelto sin fechar, relativo a la Virgen de Montserrat y aludido por
Caro Baroja como ejemplo de literatura devota popular (1990: 395-396, n. 10): «[...] hay que reconocer
que la literatura devota para el público popular, literatura que ha de ofrecerse a precios módicos,
presenta un carácter específico y distinto a la de cordel propiamente dicha, aunque en ocasiones ésta
toma elementos de aquélla. Puede ocurrir, así, que corran por toda España historias de aparición de
imágenes, como la de la Virgen de Monserrat, de don Manuel Josef Martín».

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A comienzos del siglo pasado Fitz-Gerald (1931: 195) rescató nuevamente la


memoria de estos romances, manifestando la intención (nunca finalmente realizada)
de volver a editar los textos del pliego en una versión más acorde con el original,
respecto a la divulgada por Durán:

Algún día volveremos a imprimirlos, pero al pie de la letra, no interviniendo nosotros más
que para poner debidamente las letras mayúsculas y la puntuación, y resolver las abreviatu-
ras. Algunas veces había erratas en el original. Las corregiremos, pero en todos estos casos
daremos la lección errónea del original al pie de la página.3

Tal como he indicado al comienzo, el pliego conservado en la Biblioteca Nacional


no explicita la fecha ni el lugar de la impresión. Durán, en la nota al pie del primero
de los romances del pliego por él recopilados (nº 444), sostenía una posible datación:
«Parece edición hecha en los años de la tercera a la cuarta década del siglo xvi» (1877:
292).
A la habitual ausencia de datos tipográficos en esta categoría de impresos, se
añade, sin embargo, la inusual autoría de los textos, que recaería sobre el semianónimo
editor: «Compuestos y recopilados por Juan Baptista impremidor de libros».4 Objetivo
del presente estudio es aclarar definitivamente la procedencia y paternidad del pliego,
que atrajo la atención de eruditos y estudiosos por su aspecto y contenido.

3 En el Apéndice señalamos los puntos en los que el texto editado por Durán difiere del pliego original.
4 Como sabemos, el verbo componer, además de la acepción de ‘juntar y ordenar’ materiales diversos
(actividad indicada también con el verbo recopilar), significaba también ‘crear o escribir’ textos
poéticos (o más en general libros). Y este es el significado que se le atribuye en las portadas de los más
célebres romanceros y cancioneros de la época (pensemos, por ejemplo, en el Cancionero de romances
conocido como «sin año», en la Silva de romances o en el Romancero de Lorenzo de Sepúlveda), donde
el verbo componer indica claramente la labor creativa del poeta, diferenciándose del término recopilar,
con el que se subraya el esfuerzo de recolección de textos de varia procedencia, llevado a cabo por el
impresor. En el caso que nos ocupa, si consideramos la propia tipología de los textos recogidos (un ciclo
a tema único y estilo uniforme al que se le añade un romance para completar el pliego) y el hecho de que
en otros cuadernillos análogos ―según veremos― los textos poéticos anónimos resultan únicamente
«impresos» a nombre de Juan Bautista, nos atrevemos a leer los datos tipográficos explicitados en
nuestro pliego como la declaración verídica de autoría de un impresor/poeta.

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Ramírez Arellano, a comienzos del siglo xx, recogía en su catálogo biográfico de


los escritores cordobeses ―bajo la letra B de Baptista― el nombre del autor/editor
de nuestro pliego, definiéndolo un «romancista del siglo xvi» y añadiendo la siguiente
hipótesis de atribución: «A juzgar por la época y por decir el autor que era impresor,
es de suponer que éste es Juan Bautista Escudero, uno de los más antiguos impresores
de Córdoba» (1922, II: nº 2237).
Mayores noticias sobre dicho impresor y su actividad son las que Valdenebro
y Cisneros consigna en su monumental estudio dedicado a la imprenta en Córdoba,
en el que Juan Baptista Escudero figura como el pionero de la actividad editorial en la
ciudad:

El arte maravilloso de la Imprenta no comenzó a ser ejercido en Córdoba hasta el año de


1556, en que se estableció allí Juan Bautista Escudero, impresor de pocos recursos. [...] Es
probable que aun hubiese tardado algunos años en aparecer la Imprenta en Córdoba si no
hubiera establecido allí la Compañía de Jesús unas escuelas donde enseñaban Gramática,
Retórica, casos de conciencia y lengua griega [...]. Abriéronse estas escuelas el 13 de Diciem-
bre de 1553, y, desde luego, la venta de libros aumentaría considerablemente en Córdoba,
tanto, que bien pronto se haría notar la necesidad de que algunos textos para los estudi-
antes de ellas se imprimieran allí mismo. Entonces, Alejo Cárdenas, el librero cordobés más
antiguo de que se tiene noticia por los libros impresos, llamaría á Córdoba á Juan Bautista
Escudero, bien por su propia cuenta, ó ayudado por los jesuítas, lo que no tendría nada de
extraño, porque estos incomparables maestros de la juventud siempre mostraron afición á
propagar la Imprenta. Establecida ya de una manera definitiva la Imprenta en Córdoba, pasa
más de un siglo sin que puedan competir los impresores cordobeses con los de Zaragoza,
Salamanca y Sevilla, que llevaron el arte de imprimir á una perfección nunca superada. En
cambio, no creo que haya habido imprenta más fecunda que la de Córdoba en romances
sueltos. Apenas tienen número, empezando á contar desde el famoso que trata de la gran
tempestad y Terremoto que vuo en Cordoua a los veynte y uno de Septiembre Año de mil y
quinientos y ochenta y nueue (Valdenebro y Cisneros 1900: XI-XII).

En la ficha descriptiva del «patriarca de los tipógrafos cordobeses» se especifica,


además, lo siguiente:

Su imprenta era, como de impresor ambulante, escasa de material y éste no bueno, com-
puesto de una fundición gótica muy gastada y con mezcla de otros tipos, y otra redonda algo
mejor y más nueva. Con la primera hizo los trabajos de menos importancia, y con la segunda
algunos libros. Diez años después adquirió, tal vez en Sevilla, algunas cajas de letra gótica

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muy hermosa y de letra cursiva, con las que imprimió lindísimos cuadernitos. [...] En 1566
imprimía dentro del Monasterio y Colegio de sant Pablo, y en 1569 en el palacio obispal,
lo que demuestra la poca importancia de la imprenta, que era llevada de una á otra parte,
según fuese el obispo ó el convento quien costeaba las impresiones. De 1577 es la fecha
del último libro que se encuentra con su nombre, y debió ausentarse temporalmente de
Córdoba [...] Pero en el período de veintiún años que median entre 1556 y 1577, hay largas
temporadas en que no se encuentra rastro de este impresor, quizá porque durante esos años
trabajara fuera de Córdoba (Valdenebro y Cisneros 1900: XV).

Otro dato importante que se desprende de este catálogo es que Juan Bautista
Escudero «firmaba comúnmente las impresiones con su nombre propio, seguido
alguna vez del apellido», y que solía emplear dos escudos tipográficos (Valdenebro y
Cisneros 1900: XV-XVI).5
La producción editorial de Escudero resulta estar prevalentemente relacionada
con la actividad del obispo de Córdoba Cristóbal de Rojas Sandoval, y concentrada
entre 1566 y 1583.6 Junto a las publicaciones religiosas de carácter oficial, figuran los
«lindísimos cuadernitos» antes referidos. A esta producción más popular y económica
―además del pliego del que aquí nos ocupamos― hay que adscribir otros dos pliegos
sueltos:

Aquí se contienen cuatro nuevos acontecimientos. El primero, la perdición y fin de un muy


valeroso turco con setenta navíos de remo en Malta la Vieja. El segundo la venida y conver-
sión de Cide muza, alcaide de Alarache y Alcaçarquivir. Los otros dos espirituales y exem-
plares todos nuevamente acontecidos, y contadas sus hystorias en llano verso por Gaspar de
la Cintera; privado de la vista natural de Úbeda y vezino de Granada. Y un christiano villan-
cico por el qual el auctor avisa a los fieles que se guarden porque andan so piel de corderos
sembrados en España Luteranos, Córdoba, Juan Bautista Escudero, 1572.7

5 Incluso en los dos escudos tipográficos que solía utilizar como marca editorial solo aparecen las
letras mayúsculas de su nombre: I·BA con una cruz en medio. Véase Valdenebro y Cisneros 1900: XVI.
6 Véase Valdenebro y Cisneros 1900: nº 1, 2, 7, 19, 20, 21; Porro Herrera 1992: 370-379. Para un
listado de las obras publicadas por Escudero, véanse también los catálogos en línea: Universal Short
Title Catalogue y el Catálogo bibliográfico del patrimonio español.
7 Gallardo 1863-1889, II: 456-457, nº 1822; Porro Herrera 1992: 379; Rodríguez-Moñino 1997: 226,
nº 143. En el repertorio de Wilkinson (2010: 127) se registran diversas obras de Gaspar de Cintera (nº
3324-3335), entre las cuales este pliego (nº 3328) ―del que erróneamente se indica Cuenca en vez
de Córdoba como lugar de impresión― y en Toledo por Miguel Ferrer en 1572 (nº 3329); de ambas

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Verdadera relación sobre vn mar-/tirio que dieron los Turcos enemigos de nuestra sancta
fee ca-/ thólica en Constantinopla a vn deuoto frayle de la orden de sant / Francisco llamado
fray Gonçalo Lobo. Con vn milagro que / nuestra señora de Monserrate hizo con vn clérigo
de missa, na-/ tural de Caçalla que es en Andaluzía. El qual yendo a Orán / a rescatar a vn
hermano suyo que estaua captiuo en Buzia, fue / captiuo y vendido a vn renegado, llamado
Alycaysi. Impresso / con licencia en Córdoua por Juan Baptista Año de M.D.LXXVII.8

Gracias a la labor bibliográfica tanto de Valdenebro y Cisneros como de Ramírez


Arellano, podemos entonces afirmar, sin titubeo alguno, que el pliego con el ciclo
romanceril dedicado a Judit y Holofernes salió a luz en Córdoba en la segunda mitad
del siglo xvi, de los tórculos de la imprenta de Juan Bautista Escudero.
Aclarada su procedencia, este pliego se nos presenta como una pequeña
joya bibliográfica. Acostumbrados al carácter generalmente sencillo y sin grandes
pretensiones estéticas de este género de publicaciones, no podemos dejar de apreciar
la cautivadora finura del grabado que adorna el frontispicio. No se trata, en efecto,
de los clásicos tacos de madera con figuritas estilizadas e intercambiables, que solían
emplearse en las imprentas y reciclarse en diversas ocasiones,9 sino de un grabado
realizado intencionada y exclusivamente para encabezar los romances protagonizados
por la hermosa heroína bíblica.
En la mitad superior de la portada campea el rostro de Judit, alumbrado por
un halo de triunfante serenidad y engalanado por un corona o guirnalda de hojas,

impresiones se desconocen ejemplares en la actualidad, razón por la cual no señalamos los saltos de
línea tipográficos.
8 Pliego de 8 hojas, en 4º. Actualmente se conserva un ejemplar en la BNE: R/9479. Véanse Gallardo
1863-1889, I: 906, nº 841; Valdenebros y Cisneros 1900: 13-18; Porro Herrera 1992: 379; Rodríguez-
Moñino 1997: 822-823, nº 1103. El pliego, que contiene una composición en quintillas octosilábicas
(abaab) seguida por un romance donde los versos pares presentan casi sistemáticamente rima
consonante en -ado, manifiesta un estilo más áspero respecto al de los romances del pliego de Judit.
9 Como es el caso, por ejemplo, de los «cuatro grabaditos en madera» (Valdenebro y Cisneros 1900:
12, n. 20) que aparecen en la portada del pliego con la Verdadera relación sobre vn martirio que dieron
los Turcos [...] arriba citado. Véase Apéndice.

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frutas y flores, anudada arriba y abajo por dos lazos.10 El elegante medallón se halla
a su vez enmarcado en una más sencilla orla decorativa con motivo vegetal, realizada
disponiendo en secuencia unos tipos móviles.11 La factura tipográfica ―más gruesa y
estilizada―, tanto de la orla como del texto de los romances en letra gótica, difiere
visiblemente del trato más fino y nítido de la efigie central.
El carácter gráfico del frontispicio induce a pensar en una realización del pliego
en dos tiempos ―praxis generalmente poco frecuente en este tipo de publicaciones de
rápida realización y distribución―: posiblemente se imprimieran antes el texto y la orla
cuadrada, dejando libre el espacio donde iba a insertarse, en un segundo momento,
la xilografía con el retrato de Judit. Si comparamos la calidad del grabado con la de
otros productos editoriales de Escudero, notamos cierta afinidad con sus primeros
impresos de carácter oficial, vinculados al obispado de Córdoba.12 El evidente esmero
tipográfico del folleto y de su contenido podría explicarse entonces con la voluntad de

10 En la ficha del catálogo de la BNE se lee «Grabado xilográfico precediendo al título que representa
a Judith dentro de una corona de laurel». En realidad parece más bien una guirnalda de cítricos (por la
presencia de hojas, frutos y flores), símbolo de fidelidad y relacionado con la Virgen María, que, como
veremos, se asocia a la figura de Judit. El tema de la corona (de olivo), que figura en la versión griega
del libro de Judit, desapareciendo en la Vulgata, reverbera en la tradición lírica de la Francia del siglo
xvi: «Le texte grec décrit une cérémonie élaborée, caractérisée par la présence de “toutes les femmes
d’Israël” accourues pour voir Judith et pour la bénir. Judith et ses compagnes portent des couronnes
d’olivier, suivies par les hommes qui arborent eux aussi des couronnes» (Nassichuk 2008: 2-3).
11 Por un error del cajista el último a la derecha de la franja baja está puesto al revés.
12 Unos grabados análogos y posiblemente de la misma mano, son los que adornan las resoluciones
oficiales del Obispo de Córdoba a raíz del sínodo celebrado en 1566: SYNODO DIOCESA-/na, que el
Illustríssimo y reuerendí / simo señor don Christobal de Rojas y Sandoual, o-/ bispo de Córdo-/ua
del / Consejo de su Majestad, celebró en su / yglesia cathedral, el Año de. 1566. / [grabado con el
escudo arzobispal] / Impreso en la muy insigne, y muy leal ciudad de Córdoua, / en casa de Iuā Baptista
Escudero Impressor. Año de 1566; ADVERTEN / cias que el Illustríssimo / señor don Chrstonal [sic] de /
Rojas y Sandoual, obis-/ po de Córdoua, dio a los / Vicarios, Rectores, y clé-/ rigos de su obispado en /
el sígnodo que cele-/ bró este Año de. / 1566. Años. En el colofón, tras la marca tipográfica de Escudero
se lee: IMPRESSO EN LA / muy insigne y leal ciudad de Córdoua, / por Iuan Baptista Escudero. A /
veynte y dos días del mes / de Octubre. / Año de mil & quinientos y sesenta y seys. [Ambas ediciones
son disponibles digitalizadas en la página web de la Biblioteca de la Universidad de Granada: https://
digibug.ugr.es/handle/10481/18443 y https://digibug.ugr.es/handle/10481/18442].

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realzar su finalidad didáctica, ofreciéndose como lectura deleitable y provechosa a un


público no necesariamente solo popular, sino más bien de devotos cultos (clérigos y
seglares).
El rostro de mujer ―a pesar de no ceñirse al modelo canónico de Judit
empuñando la espada con una mano y la cabeza de Holofernes con la otra, como
puede verse en muchos grabados y en otros pliegos sueltos―13 es inmediatamente
identificable con el de la noble viuda de Betulia. Los atributos y adornos, apenas
sugeridos, respetan la clásica iconografía que el relato bíblico había contribuido a
transmitir y divulgar a través de los siglos, llegando a su máxima explotación sobre
todo en época renacentista.14
A la finura de la efigie hace un contrapunto ideal la calidad artística de los
propios romances que, lejos de ser un sucinto compendio del conocido episodio del
Antiguo Testamento, manifiestan ―según veremos― una atención especial al dictado
narrativo y a su ‘puesta en escena’, en estrecho diálogo con la praxis pictórica del siglo
xvi, por un lado, y con la perspectiva devocional postridentina, por otro.
El pliego editado por Juan Bautista Escudero se compone, como ya he indicado,
por siete romances. Los primeros seis son relativos a la historia de Judit y Holofernes:

13 El grabado que campea, por ejemplo, en la portada del citado pliego dieciochesco con la Verdadera
y sagrada historia de Judith (tanto en la edición cordobesa sin fechar, como en las impresas en
Murcia (por Francisco Benedito en 1772 y atribuida a don Hilario Santos Alonso) y en Madrid (por D.
Manuel Martín en 1779) nos muestra la imagen triunfal y estandarizada de Judit rigiendo la cabeza de
Holofernes. A esta portada ―u otras análogas― alude el propio Unamuno en un pasaje de Paz en la
guerra: «El muchacho vizcaíno no entendía bien, a veces, la prosa o el verso castellano del pliego de
cordel. El verso se le hacía más cuesta arriba... pero además del texto existía el grabado que lo ilustraba:
«Pocas de aquellas legendarias figuras se le pintaban con líneas fijas: a lo más la de Judit levantando por
el cabello la cabeza de Holofernes [...]» (Caro Baroja 1990: 16-17).
14 La triunfal e impávida hermosura de la Judit bíblica reverbera en época medieval y renacentista
en una serie importante de miniaturas, pinturas, esculturas y grabados. Un repertorio consistente y
exhaustivo (aunque no definitivo) de tales representaciones artísticas es accesible y consultable en
línea en la base de datos Progetto Giuditta. Sobre el tema de la iconografía de Judit y Holofernes,
además del texto canónico de Louis Réau (1956: 329-335), véanse también Setti 1948-1954: 716-719;
Tognoli Bardin 1995; Walker Vadillo 2012; y los siguientes estudios generales sobre las mujeres del
Antiguo Testamento en el arte barroco y moderno: Bornay 1998; Seijas 2015.

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1. «Maldita seas serpiente / soberuia, cruel pecado» (162 vv.)


2. «Gran priessa se da Holofernes / por ver el fin desseado» (164 vv.)
3. «Muy triste estaua Israhel /por lo qual haze gran llanto» (152 vv.)
4. «Ya se partía Judith / De su muy rico palacio» (206 vv.)
5. «Passados eran tres días / y llegado se auía el quarto» (108 vv.)
6. «Ya Judith llega a Betulia / Y grandes vozes va dando» (126 vv.)

El éxplicit del pliego está constituido por el romance: «Tú me digas hermitaño / que
hazes la sancta vida».15 El poema de 46 versos ―excluido de la recopilación de Durán
que menciona tan solo el íncipit (Durán 1877: LXX)―, aunque en apariencia falto de una
relación directa con el ciclo de Judit, constituye en realidad el cierre paradigmático del
conjunto poético narrativo: en él se da testimonio del extremo sacrificio de Cristo en
la cruz como única vía de redención del pecado original, mencionado, según veremos,
al comienzo del primer romance.
Juan Bautista Escudero sigue el texto veterotestamentario con cierta libertad,
amplificando deliberadamente algunas descripciones y reduciendo las partes más
líricas, como las oraciones de Judit (Libro de Judit, 9, 2-14; 13, 4 y 16, 1-17), los cantos
de alabanza de Ozías (13, 18-20) y Achior (14, 7) y la acción de gracias del sumo

15 Curiosamente, en este dístico inicial el autor/editor parece refundir en clave «divina» un motivo de
la poesía lírica y variamente aprovechado por los poetas de cancionero. Véase el Cancionero del siglo
xv de Dutton: [ID0764 Y 3711] LB1-72(ff. 26v-27r); [ID0764] 96JE-107 (f. 87r)¸ [ID0764 V 0764] MP4e-
329 (f. 66r) (107, 81); [ID6637] 11CG-875 (ff. 183r-185r); [ID3710 V 3711] MP4a-61 (ff. 66v-67r) (109, 83).
Le agradezco a Virginie Dumanoir esta puntualización. Se trata de los versos centrales de un romance
―conocido también en una de sus múltiples versiones como el romance de Lanzarote― en el que un
caballero se queja de sus penas de amor, según el modelo de los caballeros andantes y penitentes, y
le pide a un ermitaño encontrado por el camino que le diga si «el que por amores muere / si tiene el
alma perdida / o por las penas que pasa / si tiene gloria conplida» y concluye con una invectiva contra
la actitud engañosa de las mujeres: «mas reniego de los onbres / que de las mujeres fian / falsas son y
engañosas / hechas son a la su gisa / vno tienen en los braços / y por el otro sospyran» (ID0764 Y 3711).
Es posible que Escudero, al retomar este motivo tradicional de la lírica profana, quisiera implícitamente
aludir a la actitud de la propia Judit que, empleando las armas de la seducción, consigue vencer y abatir
al tirano Holofernes, prefigurando la victoria de Cristo sobre el pecado.

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sacerdote Eliachím y de los ancianos de Jerusalén (15, 9). En el esquema siguiente


podemos ver a qué capítulos del relato bíblico corresponden los seis romances:

Pliego suelto Libro de Judit


1 I, II, III, IV
2 V, VI, VII
3 VII, VIII, IX, X
4 X, XI, XII
5 XII, XIII
6 XIII, XIV, XV, XVI

Al abordar el estudio de los textos literarios de tema bíblico, el discurso de


las posibles fuentes de referencia se hace complejo, ya que se trata, en su mayoría,
de episodios canonizados tanto a través de la propia Vulgata como de los varios
comentarios y lecturas que circulaban. Como advierte Toro Pascua (2008: 126),
analizando el impacto de la Biblia en la poesía de cancionero:

en muchas ocasiones resulta prácticamente imposible saber si los autores que, de una mane-
ra u otra, se hacen eco de la Biblia, lo hacen acudiendo directamente a su texto (aunque lo
citen expresamente) o si, más bien, están utilizando citas o pasajes que en su época se han
convertido en simple material de acarreo, en lugares comunes conocidos por todos.

En el caso específico del Libro de Judit, hay que considerar también el aún más amplio
y articulado ámbito de su representación figurativa y el impacto que esta tuvo en el
imaginario de los literatos, a la hora de introducir pormenores y fijar ciertos detalles
iconográficos.
El Libro de Judit figura en el ciclo de narraciones breves que completan y
concluyen el Antiguo Testamento.16 El texto griego derivaría de un original hebreo

16 «La importancia de la narrativa bíblica como forma de confesión religiosa se percibe en las
creaciones del que denominaríamos ciclo parahistórico o midrásico, que la completa. Una vez agotada
la propia historia, se continúa escribiendo “historias”, lo que hoy llamaríamos short stories o relatos
breves, como vehículo sobre todo de comportamiento según la Ley. Se las podría considerar en ese
sentido como breves “novelas ejemplares” (Rut, Ester, Jonás, más Judit y Tobías transmitidos por la

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perdido del segundo siglo antes de Cristo, y se compone de xvi capítulos. La narración
no pretende reflejar una realidad histórica ―como parecen demostrar ciertos deslices
y contradicciones cronológicas y topográficas― sino más bien exaltar la omnipotencia
divina ante toda manifestación e imposición tiránica del poder del mal (encarnada
en este caso por la pareja Nabucodonosor/Holofernes), a través de la intervención
providencial de una figura marginal y aparentemente débil (una mujer viuda) capaz de
triunfar sobre el pecado.17
La asidua reflexión de las autoridades patrísticas contribuyó a convertir la figura
de Judit en símbolo de castidad y perseverancia ―según advierte el propio íncipit del
Liber Iudith en la Vulgata―18 ofreciendo luego a escritores, artistas y comentaristas del
siglo xvi el paradigma literario, moral y figurativo sobre el cual fundar la ejemplaridad
‘mística’ de la heroína bíblica.19 A partir del núcleo narrativo veterotestamentario

Biblia griega) [...] Estamos ahora ante pura literatura, al margen de toda preocupación por la objetividad
histórica del relato. No es el acontecimiento lo que importa, sino el paradigma de comportamiento que
se configura» (Gregorio del Olmo Lete 2008: 20).
17 La singularidad de una mujer capaz de imponerse con varonil firmeza y derribar al enemigo se halla
sintetizada y representada en el emblema III, 49 de Sebastián de Covarubias, acompañado por el lema
virgiliano Dux foemina facti (Hernández Miñano 2015: 570-572; Bernat Vistarini & Cull 1999: nº 907). El
protagonismo femenino se reitera análogamente en los relatos de otras heroínas veterotestamentarias:
Ester, Débora y Jael.
18 «Accipite Iudith viduam, castitatis exemplum, et triumphali laude perpetuis eam praeconiis
declarate. Hanc enim non solum feminis, sed et viris, imitabilem dedit, qui, castitatis eius remunerator,
virtutem talem tribuit ut invictum omnibus hominibus vinceret, insuperabilem superaret» (Biblia Sacra
1950: 214). El tema de la castidad de la viuda de Betulia está reiterado con fuerza en el propio texto
de la General Historia de Alfonso X, donde se retoma e ilustra el Libro de Judit: «Onde tomad a Judit
bibda. & auetla por enxiemplo de castidad. & alabadla siempre porque uencio. ca esta dio exiemplo de
castidad. & non a las mugieres solas. mas aun a los uarones. & dios que a ella galardono la su castidad.
yl dio tal uertud que uencio al qui non uenciera ninguno de los omnes fastal so tiempo. & sobrasse; al
qui non sobrara otrossi ninguno. de a nos que sobremos a todos los uicios. & sigamos las uertudes &
las ayamos en nos por las obras & desi el galardon dello [fol. 110v]» [texto sacado de: edición de textos
alfonsíes en REAL ACADEMIA ESPAÑOLA: Banco de datos (CORDE) [en línea]. Corpus diacrónico del
español. <http://www.rae.es> [7 de marzo 2006].
19 Véase Borsetto & Cosentino 2004: 183. Entre los comentaristas bíblicos de mayor alcance en el
Siglo de Oro cabe mencionar a Petrus Comestor autor de la Historia Scholastica publicada en 1543 y, en
el siglo sucesivo, al jesuita Diego de Celada autor de un imponente comentario en latín sobre el libro de

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se hace camino en la exégesis cristiana, la identificación de la heroína bíblica con la


Virgen María.20 La imagen de la casta y prudente viuda de Betulia se convierte en
retrato ejemplar de la perfecta mujer cristiana en la preceptística renacentista de
corte didáctico.21
En el Siglo de Oro la propia actitud revisionista de la reforma protestante que
ponía en tela de juicio la autenticidad del Libro de Judit considerándolo ―a la par
de los exegetas hebreos― una ficción patriótica apócrifa sin valor histórico,22 pudo

Judit (Ivdith illvstris perpetvo commentario literali & morali; cvm tractatv appendice de Iudith figurata;
id est de Virginis Deiparae laudibus), que vio la luz en Lugo en 1637 y en Venecia en 1638.
20 Según aclara Réau (1956: 327): «La tradition hébraïque nous a légué des récits patriotiques
célébrant la gloire des héroïnes nationales Jaël, Judith et Esther (Die drei guten Jüdinnen), qui sont
devenues dans la symbolique chrétienne des préfigures de la Vierge». Desde la Edad Media la joven
viuda judía (que, según San Bonaventura, había degollado al demonio del que Holofernes era la
encarnación) se convierte en miles Christi y símbolo de castidad (como lo declara Prudencio en su
Psychomaquia): «Sanctimonia, c’est á dire à la fois de la Chasteté et de l’Humilité, qui triomphent de
la Luxure et de l’Orgueil, incarnés par Holofernes [...] Á la Renaissance, le point de vue change. Les
Italiens admirent dans cette “praeclara virago” la tyrannoctone qui a donné aux républiques libres
l’exemples du meurtre des tyrans» (Réau 1956: 330; también en Borsetto & Cosentino 2004: 184).
Sobre la recepción y representación iconográfica de Judit en la sociedad patriarcal renacentista, véase
Ciletti 1991.
21 El propio Petrarca en sus Triumphi alude a la «Iudit ebrea, saggia casta e forte» (Triumphus pudicitie,
I), mencionando a la ‘viudita’ en otras dos ocasiones: la «[...] vedovetta / con bel parlar, con sue polite
guance» (Triumphus cupidinis, III; «[...] Iudit, la vedovetta ardita / che fe’ il folle amador del capo scemo»
(Triumphus fame, II). Véase también la rápida alusión al episodio bíblico en el Libro II del De institutione
foeminae christianae de Juan Luis Vives, publicado en 1523 (Borsetto & Cosentino 2004: 191). El
carácter moralizante del episodio de Judit y de su fe incondicionada hacia Dios, es sistemáticamente
relevado también por el teólogo dominico Fray Luis de Granada que en sus obras didácticas en prosa
recorre en varias ocasiones a la ejemplaridad de «la casta Judit» que «libertó el pueblo de Israel de
tan miserable captiverio» (Fray Luis de Granada 1848, II: 182, De la oración y consideración, Parte III,
7; véanse también los siguientes pasajes: De la oración y consideración, Parte I, III, 5; Parte II, 2, 123;
Memorial de la vida Christiana, Tratado V, 6, p. 301; Adiciones al Memorial, pp. 506, 573).
22 Como aclara Dubarle: «Le livre de Judith est un deutéro-canonique, c’est-à-dire que son
appartenance au canon a été contestéé par certains». No solo en ámbito judío sino también en la
época de la reforma luterana, según aclara Réau «Le Livre de Judith, exclu du canon hébraïque et
rejeté comme apocryphe par les Protestants» (Réau 1956: 329). No es un caso que entre los varios
testimonios patrísticos antiguos que mencionan a Judith figuren también los documentos oficiales del
concilio de Hipona (393), de Florencia (1441) y las «définitions solennels des conciles de Trente (1546)»
(Dubarle 1966: 173). El mismo San Jerónimo en el prólogo a su traducción latina, aún señalando las

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quizás determinar la recuperación de este legendario mito femenino en la España de


la Contrarreforma ―empeñada en fortalecer su hegemonía religiosa y política en el
bullicioso panorama europeo.23
Los repertorios poéticos españoles de mediados del siglo xvi ―cuando se
canoniza el pasaje de la oralidad a la escritura (y reescritura) del género romanceril,
que se convierte a todos los efectos en un producto editorial y comercial (Beltran
2016)― no dejan de divulgar el triunfo de la ilustre viuda judía. Entre los antecedentes
de nuestro pliego, y más antiguo ejemplo del interés del romancero por este tema
bíblico, figura el breve romance sobre la Historia de Judit titulado «En la ciudad de
Betulia», que se halla en el Libro de música de vihuela intitulado Silva de las sirenas,
recopilado por Enríquez de Valderrábanos y publicado en Valladolid en 1547 por
Francisco Fernández de Córdoba24.
Otro romance encabezado por el mismo íncipit «En la ciudad de Bethulia» figura
en el Libro de los Quarenta Cantos (Parte I, canto octavo), recogidos y comentados por
Alonso de Fuentes y cuya prínceps vio la luz en Sevilla en 1550.25 A pesar de cierta

reservas de los judíos acerca de la autoridad doctrinal del libro, se apoya en una decisión del concilio de
Nicea que «in numero Sanctarum Scripturarum legitur computasse» (Dubarle 1966: 177).
23 Si Judit encarna el triunfo de la fortaleza y la perseverancia de la fe contra la pareja Nabucodonosor/
Holofernes, estos asumen en el siglo xvi una connotación político-religiosa, encarnando tanto el poder
del imperio otomano (según relatan los poemas épicos eslavos de comienzos de siglo) como cualquier
forma de prevaricación ideológico-doctrinal, tema este variamente aprovechado tanto desde el punto
de vista reformista protestante como católico contrarreformista, especialmente en el entorno jesuítico.
Véase Borsetto & Cosentino 2004: 184-185; Borsetto 2011: 76-77. En la Florencia medícea de la segunda
mitad del siglo xv, el episodio adquiere matices políticos específicos que quedan forjados en la célebre
escultura de Donatello y en el propio díptico de Botticelli, así como en la Historia di Judith (un cantar
manuscrito de Lucrezia Tornabuoni, madre de Lorenzo el Magnífico). Véase Borsetto 2002; Borsetto &
Cosentino 2004: 186-187; Piña 2011.
24 Segundo Libro en que ay motetes de famosos auctores y historias de la sagrada escriptura asonada
de romançes vieios y villancicos, y otras cosas [ff. XXv-XXIr]. La editio princeps de este cancionero musical
está disponible en línea: https://www.dolcesfogato.com/Music/Vihuela/Silva_de_sirenas.pdf
25 Sobre este romancero prosimétrico véase lo que apunta Rodríguez-Moñino en su edición del
Cancionero de romances de Lorenzo de Sepúlveda ―cuya tradición textual entronca parcialmente con
la de los Quarenta cantos (Sepúlveda 1967: 21-25)―; consideraciones retomadas y ampliadas en su
estudio bibliográfico sobre la Silva de Barcelona de 1561 (Rodríguez-Moñino 1969: 99-114, nº 554).

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afectada reticencia inicial en comentar el poema (de cien versos) ―dada la gran
notoriedad del asunto que apenas requería explicaciones supletivas («Este notable
hecho de Judith, creo que es tan notorio a todos, que no ay quien lo ignore: por lo
qual me pudiera con poco trabajo despedir del» [f. xxviir])―26 Alonso de Fuentes
emprende una larga declaración en prosa de carácter historiográfico, encaminada a
resaltar la veracidad de los acontecimientos y seguida por una explicación moral que
hace hincapié en el precepto de San Pablo de «caminar en el espíritu» abandonando
las tentaciones de la carne (Gálatas, 5). El carácter de este comentario y su inclusión
en dicho romancero apuntan hacia una función textual didáctico-informativa.27
De los mismos años es también el largo romance «El gran Nabucodonosor»
que Lorenzo de Sepúlveda incluye en su exitoso Cancionero de romances.28 El texto ―
compuesto por 160 versos asonantados en a-o― es del mismo tenor que el romance
comentado por Fuentes,29 con escasas concesiones a las digresiones lírico descriptivas
del relato bíblico.

Actualmente aún no disponemos de una edición moderna de los Quarenta Cantos; sin embargo, está
en preparación una edición facsímil de la prínceps con prólogo al cuidado de Vicenç Beltran en la serie
de cancioneros y romanceros del Siglo de Oro, publicada por el Frente de Afirmación Hispanista. Para
un estudio de los preliminares de las diversas ediciones, véase Dumanoir 2020.
26 Citamos a partir de la edición de 1564 impresa en Zaragoza por Juan Millán, conservada en la BNE
[Usoz 1106] y disponible en formato digital [ff. XXVIr-XXXIr].
27 En la licencia firmada en 1587 por fray Alonso de Villalba, en ocasión de la edición corregida y
enmendada de la obra, impresa aquel mismo año en Alcalá por Juan Gracián, se insiste en la utilidad de
la obra: «[...] me parece que de la impressión nueua que se pretende resultará de vtilidad y provecho
para los ignorantes, y gusto y contento para todos los que con breuedad dessean saber hystorias, assí
de la escriptura como de gentes bárbaras» (f. 1v).
28 El romance se halla incluido en las cuatro ediciones antuerpienses (sin año, 1551, 1566 y 1580)
y en las de Medina del Campo (1576) y Sevilla (1584) de dicho cancionero (Sepúlveda 1967: 133).
El romance puede leerse, además que en el propio Romancero General de Agustín Dúran (1877: nº
441) y en la arriba citada edición de Rodríguez-Moñino, también en los facsímiles de las dos ediciones
antuerpienses recientemente publicadas por el Frente de Afirmación Hispanista al cuidado de Higashi
y Garvin.
29 También Lorenzo de Sepúlveda aclara en su prólogo la índole divulgativa de su repertorio y la
veracidad de los episodios históricos sacados de la crónica alfonsí y romanceados. Y quizás no sea un
caso que en unas cuantas ediciones peninsulares de los años sesenta, al romancero de Sepúlveda se

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A propósito de la incidencia de los temas bíblicos en el romancero, Eva Castro


(2008: 180) considera que:

La temática veterotestamentaria del romancero presenta un notable interés, puesto que


se toman episodios y personajes como motivos de recreación puramente literaria sin fines
doctrinales ni devocionales, cosa que sí sucede en los romances religiosos neotestamenta-
rios. Llama la atención que los romances bíblicos siguen fielmente la narración escriturística,
puesto que incluso determinados excursus líricos y descriptivos están inspirados en el texto
sagrado, como sucede con los romances sobre la historia de Judit de Juan Bautista.

En realidad, tanto en los romances de historia sagrada antes citados como en


los del pliego compuesto y editado por Escudero, la narración del célebre episodio
bíblico de la degollación de Holofernes a mano de la hermosa Judit responde a la
precisa voluntad de entretener y adoctrinar al público de lectores, en coherencia
con el usus del deleitar aprovechando.30 El de Juan Bautista es, además, un ejemplo
perfecto de producto artístico y devocional donde el relato deuterocanónico enlaza
con el de la Pasión de Cristo, proponiendo una perspectiva en la que Antiguo y Nuevo
Testamento se armonizan, reforzando el ideal fideístico cristiano.
Concretamente, el pliego del primer editor cordobés ―lejos de ofrecer una
simple reproposición sinóptica e informativa del episodio bíblico (como sucede con
los romances de Sepúlveda y Alonso de Fuentes)― se emancipa del propio dictado
narrativo escritural para brindar al exigente lector de mediados del siglo xvi una versión
aún más vívida y real del episodio, donde lo poético y lo doctrinal concurren para
mover al lector, permitiéndole visualizar los más mínimos detalles de la historia, en
línea con los preceptos de la devotio moderna y de la verosimilitud artística. En pleno
contexto confesional postridentino, el microciclo romanceril de Escudero presenta,
respecto a los ejemplos romanceriles coevos, un mayor grado de dramatización del
tema, en evidente sintonía con la producción pictórica contemporánea.

integre una parte de los Quarenta cantos. Para la fortuna editorial de este célebre cancionero, véanse
Sepúlveda 1965 y Laskaris 2019a y 2019b.
30 Retomando las consideraciones de Caro Baroja (1990: 396): «Lo que la historia tiene de dramático
la ha hecho siempre popular, más popular que otras piadosas».

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El ciclo se abre con una maldición a la «serpiente soberbia», la del jardín edénico,
que insinúa el pecado original en el corazón del hombre («Maldita seas serpiente
/ soberuia, crüel pecado», vv. 1-2),31 que tiene su epílogo ideal, como se ha dicho
antes, en el último romance sobre la Pasión de Cristo. En el número de pecadores,
que incluye los representantes del poder temporal y espiritual («no quedaua rey ni
reyna / que de ti no esté llagado / obispos y arçobispos / los Papas y santo estado / el
que de ti más confía /esse queda más burlado» vv. 11-16), figura el rey y tirano asirio
Nabucodonosor, recordado como el «más desdichado» (v. 20) y «desaventurado» (v.
48) entre los pecadores:

rey de reyes coronado,


que por su soberuia quiso
ser señor muy estimado.
Desque tuvo muchos reynos
subiectos a tu mandado,
mandó que de todo el mundo
como dios fuesse adorado
y mandó en señal de aquesto,
tributo le fuesse dado (vv. 22-30).

El tema de la soberbia, que vincula la pareja ancestral al rey asirio, resulta


amplificado en el texto romanceril respecto a la sucinta constatación de la Vulgata:

31 La misma referencia a la «maldita serpiente» contra la cual se hirguió Judit preludiando el definitivo
triunfo de la Virgen María sobre el pecado, se halla en las Adiciones al memorial de la vida christiana del
ya citado Fray Luis de Granada: «Cuenta la Escriptura divina, que después que aquella sancta Judit acabó
aquella hazaña tan memorable de cortar la cabeza a Holofernes, y desbaratar con esto todo el poder de
los asirios, y libertar su patria, que vino el summo sacerdote de Hierusalem con todos los ancianos de
la ciudad a visitar a Judit; y él con todos a una voz le dijeron estas palabras: Tú, gloria de Hierusalem, tú,
alegría de lsrael, tú, honra de nuestro pueblo; pues tuviste tan esforzado corazón, y heciste una obra tan
varonil. Por lo cual serás eternalmente bendicta. A lo cual todo el pueblo respondió: Amen, amen. Pues
si estas alabanzas meresce la que cortó la cabeza a Holofernes, ¿qué merescerá aquella famosa mujer,
de quien al principio del mundo pronunció Dios que quebrantaría la cabeza de la serpiente maldita;
porque de sus entrañas saldría quien destruyese la tirannía y potencia del demonio? Y si aquellos con
tanto fervor vinieron de Hierusalem a Betulia por ver una mujer que tal hazaña había obrado, ¿con qué
alegría vendrían los sanctos patriarcas y profetas a ver aquella estrella de Jacob, y aquella vara de Jesé,
de quien tantas cosas estaban profetizadas?» (Fray Luis de Granada 1848, II: 573).

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«tunc exaltatum est regnum Nabuchodonosor et cor eius elatum est» (I, 7). Con este
exordio Escudero descubre de entrada el mensaje del proprio pliego suelto, cuyo
objetivo es despertar en el lector su conciencia de pecador.
A lo largo de los seis romances del pliego el autor/editor sigue el Liber Iudith con
evidente libertad, haciendo hincapié sobre todo en determinados detalles plásticos.
Los pasajes de la historia de Judit en los que Escudero se detiene de forma especial
son dos: el de la vestidura de la protagonista, que depone sus hábitos de humilde
viuda, para adornarse y presentarse al campamento de Holofernes en toda su noble
y seductora hermosura; y el de la descripción del suntuoso aposento de Holofernes,
teatro de su trágica degollación.
Por lo que se refiere a la primera de las dos escenas, el propio relato bíblico
presenta una descripción pormenorizada de la heroína que se prepara para su misión,
desvistiendo el cilicio32 y vistiendo las armas de su riqueza y belleza. Leamos el texto
que nos brinda la versión de la Vulgata (X, 2-4)33 junto al de su primera traducción al
castellano en la llamada Biblia del oso (X, 3, p. 1032):34

32 La alusión a la penitencia como rasgo característico del sacrificio por la fe es retomado por fray
Luis de Granada quien, una vez más asocia la figura de Judit a la de la Virgen, ancilla Domini, máximo
ejemplo de mujer orante, penitente, casta y devota: «Mas en este paso, cuando el Ángel la saludó,
debemos contemplar a la Virgen en su oratorio retraída. Porque aunque la casa fuese pobre, no faltaría
en ella lugar de oración; donde es cosa verisímil que tendría sus libros devotos, sus salmos, sus profetas
y sus oraciones; y por ventura (como la sancta Judit) su cilicio y sus disciplinas, para castigar aquel
sacratísimo cuerpo que no se lo merescía; y señaladamente es de creer que en este paso estaría su
espíritu elevado en alguna altísima contemplación (como dicen los sanctos) cuando el Ángel la visitó»
(Fray Luis de Granada 1848, II: 506).
33 Biblia Sacra 1950: 256-257.
34 Citamos el texto de la edición facsímil de la primera Biblia traducida íntegralmente en lengua
española por Casiodoro de Reina y publicada en Basilea, por Thomas Guarin en 1569, comúnmente
llamada Biblia del oso por el emblema de la portada (pp. 1014-1046). Sobre el significado del emblema
que campea en la portada y que le da el nombre a esta versión que circuló en ámbito protestante, véase
Alonso Rey 2012.

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2 [...] et descendens in domum suam, 3 Quitose el cilicio, y desnudose las ropas de


abstulit a se cilicium su biudez, y lauó fu cuerpo, y vntose con vn
et exuit se vestimentis viduitatis suae muy buen vngüento, y compuso sus cabellos, y
3 et lauit corpus suum et unxit se myrro púsose vna tyara sobre su cabeza, y vistiose sus
optimo ropas de alegría de que se solía atauiar, quando
et discriminavit crinem capitis sui et su marido Manasse era biuo. Y puso pantufos
imposuit mitram super caput suum en sus pies, y tomó manillas y braçaletes y
et induit se vestimentis iucunditatis anillos, y çarcillos, y pusose todo su atauío.
suae induitque sandalia pedibus suis 4 A la qual el Señor también dio hermosura:
adsumpsitque dextraliola et lilia, et porque toda esta compostura no nacía de
inaures et anulos luxuria, mas de virtud: y por tanto el Señor
et omnibus ornamentis suis ornavit se augmentó aquella su hermosura, para que
4 cui etiam Dominus contulit pareciesse incomparablemente hermosa a los
splendorem ojos de todos.
quoniam omnis ista conpositio non ex
libidine
sed ex virtute pendebat
et ideo Dominus hanc in illam
pulchritudinem ampliavit
ut incomparabili decore omnium oculis
appareret

En los vv. 92-137 del tercer romance del ciclo «Muy triste estaba Israel» (Durán
1877: nº 444) Escudero dilata y amplifica esta descripción con deliberada insistencia
en los pormenores de la indumentaria femenina, cuyo intento es crear un efecto de
verosimilitud, en línea con el canon aristocrático del Siglo de Oro35 y con el propio
código de representación de Judit en la pintura del siglo xvi:

Estas palabras diziendo


su petición ha acabado.
Y leuantose de presto
95 de su penitente estrado
y llamó a vna siruienta
de quien siempre se ha fiado
y mandole prestamente

35 Sobre los detalles de la indumentaria de la época, véanse Puiggarí i Llobet 1886 y Sousa Congosto
1998.

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que le aparejasse vn baño


10 en el qual lauó su cuerpo
muy hermoso y delicado
y vngiose, después de limpio,
con vn ungüento myrrado.36
Vístese delgados lienços,
105 vna ropa de brocado,
calçose ricas sandalias,
que era muy galán calçado,
cíñese cordón de oro
de ruecas eslabonado.
110 Vístese mangas trançadas,37
sacadicos sus bocados,38
ponse axorcas, manillas39

36 La alusión a la mirra, presente en la Vulgata («unxit se myrro optimo»), omitida en la Biblia del oso
(que traduce con «muy buen vngüento»), nos induce a creer que el autor del romance tenía presente
el texto latino más que el castellano.
37 Respecto a las mangas enteras, las mangas tranzadas dejaban descubierta una parte del brazo,
como se entiende del verso sucesivo. En un texto sobre la historia de la diócesis de Badajoz, se alude en
los siguientes términos al decoro de la indumentaria en el contexto eclesiástico del siglo xvi: «se boluió
á mandar en cabildo que no fuesen á la yglesia con vestidos desonestos, que son mangas tranzadas de
sayo é zamarras, é saio escotado con coletos ni sin el [...]» (Solano de Figueroa & Solano Rubio 1933,
2/1: 155).
38 Este verso parece aludir, no sin cierta malicia ―subrayada también por el uso del diminutivo con
sufijo -ico en el participio con función adjetival, típico del habla popular («sacadicos»)― al traje de Judit
que propicia el saborear de su belleza con la mirada, descubriendo partes de su cuerpo («bocados»).
La insistencia sobre la desnudez de Judit (v. 111) remite a un tópico renacentista, cuando se difunde
en Italia y Alemania una iconografía según la cual los artistas representan a la heroína bíblica total o
parcialmente desnuda «en dépit du récit du Livre de Judith qui spécifie que, pour séduire Holopherne,
elle avait revêtu ses plus beaux atours et des commentateurs qui exaltent sa chasteté et sa vertu
farouche de veuve inconsolable qui faisait taire la médisance» (Réau 1956: 330). Véase la ya citada
base de datos digital Progetto Giuditta.
39 En el Tesoro de Covarrubias se lee: «Manillas, las axorcas, que las mugeres traen en los braços,
las armillae, a manu, por traerse en las muñecas; y por auer diferentes formas de manillas, tienen
diferentes nombres como axorcas, braçaletes, etc.»; «Axorcas, las que por otro nombre llamamos
manillas, que son los cercos de oro, o plata que se traen en las muñecas, y junturas del braço y la mano.
Latine brachialia et armillae ay alguna diferencia porque las manillas suelen ser redondas y retorcidas
las axorcas son anchas y quadradas y suelen estar adornadas con esmaltes labores y pedrería y assí el
padre Gaudix dize que axorca trae su etimología de xarqui que vale Oriente porque están engastadas en
ellas piedras preciosas que por la mayor parte vienen de Oriente o Indias Orientales, [...]». La hipometría
del verso podría sanarse insertando la conjunción entre los dos sustantivos (como hace Durán que, sin

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en sus christalinos braços


sus dedos llenos de anillos
115 y en el pecho vn relicario
y vn follete de antepecho
de perlas muy salteado
con vn gorjal muy precioso
de rico esmalte esmaltado;
120 la gargantica40 del cuello
no tiene precio estimado.
Ponse mitra41 en cabeça
que era vn virginal tocado
entrançado a sus cabellos
125 con trença de oro hilado,
madexas parescen de oro,
según están relumbrando,
y como su hermoso cuerpo
era bien proporcionado
130 la su linda compostura
mucho más lo ha adornado.
Su rostro sin apostura
paresce deïficado42
porque aunque era hermosa
135 el Señor la ha apostado
y en suprema hermosura
la dotó en supremo grado.

Como puede apreciarse, la amplificatio insiste en la exaltación de la belleza de


Judit, cuyo atuendo (indumentaria, joyas, etc.) es comparable al de las nobles del siglo
xvi en un afán de actualización realística.

embargo, retoca también el verbo inicial incurriendo en una hipermetría, según puede verse en el
apéndice final), que son sinónimos.
40 Otro ejemplo de diminutivo en -ico. Sobre su incidencia en la lengua castellana, véanse González
Ollé 1962, Náñez Fernández 1973 y Gómez Ortín 2014.
41 También en este caso la referencia a la mitra parece indicar que el autor siguió en todo caso la
lección de la Vulgata más que la de la versión castellana de 1569, que traduce como tiara.
42 Creemos que por razones prosódicas y métricas el diptongo ei presenta aquí una diéresis. Sobre el
concepto de diéresis y la variedad de casos posibles en la poesía española, véase Domínguez Caparrós
2004.

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En la propia versión bíblica el anónimo autor se hacía eco de las palabras del
profeta Isaías, quien estigmatizaba y castigaba la soberbia y vanidad de las hijas de
Sión: «Pour se faire belle, Judith [...] rivalise avec les élégantes stigmatisées par Isaïe
(3, 20). [...] Dans le prophète le verset fait partie d’une longue énumération d’objets
de toilette féminine» (Dubarle 1966: 14). Veamos el texto de Isaías (III, 16-26), según
la Vulgata y la Biblia del oso:

Texto de la Vulgata: Texto de la Biblia del oso (Libro de las prophecías


de Isayías propheta, III, 16-26, pp. 5-6):

16 Et dixit Dominus: pro eo quod elevae sunt 16 Dize tambien Iehouá; Porque las hijas de Sión
filiae Sion, et ambulaverunt extento collo, se ensoueruecen, andan el cuello leuantado, y
et nutibus oculorum ibant, et plaudebant, los ojos descompuestos; y quando andan, van
ambulabant pedibus suis, et composito gradu como dançando, y haziendo son con los pies:
incedebant; 17 Portanto pelará el Señor la mollera de
17 decalvabit Dominus verticem filiarum Sion, las hijas de Sión, y Iehouá descubrirá sus
et Dominus crinem earum nudabit. vergüenças.
18 In die illa auferet Dominus ornamentum 18 Aquel día quitará el Señor el atauío de los
calceamentum, calçados, y las redezillas, y las lunetas.
19 et Iunulas, et torques, et monilia, et armillas, 19 Las bruxetas, las axorcas, y las diademas.
et mitras, 20 Las tyaras, los atauíos de las piernas, las
20 et discriminalia, et periscelidas, et vendas, las ampollas, y los çarcillos.
murenulas, et olfactoriola, et inaures, 21 Los anillos y los joyeles de las narizes.
21 et annulos, et gemmas in fronte pendentes, 22 Las ropas de remuda, los mantehuelos, las
22 et muratoria, et palliola, et linteamina, et escofias y los alfileles.
acus, 23 Los espejos, los pañizuelos, las tocas y los
23 et specula, et sindones, et vittas, et theristra. tocados.
24 Et erit pro suavi odore foetor, et pro zona 24 Y será que en lugar de los perfumes
funiculus, et pro crispanti crine calvitium, et aromáticos vendrá podrizión, y rompimiento en
pro fascia pectorali cilicium. lugar de la cinta: y en lugar de la compostura,
25 Pulcherrimi quoque viri tui gladio cadent, et peladura: y en lugar de la faxa, ceñimiento de
fortes tui in paelio. sacco: y quemadura en lugar de la hermosura.
26 Et moerebunt atque lugebunt portae ejus, 25 Tus varones caerán a cuchillo; y tu fuerça,
et desolata in terra sedebit. en guerra.
26 Su puertas se entristecerán y se enlutarán: y
ella desamparada se assentará en tierra.

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La atención descriptiva de Juan Bautista Escudero responde, como se ha dicho,


a un proceso de actualización del episodio: tanto en el retrato de la heroína de Betulia
como en la detallada descripción de la tienda de Holofernes se ofrece al lector de la
época una perspectiva modernizada, divulgada por la propia iconografía renacentista
y, por eso mismo, mayormente al alcance del imaginario del público. Los pormenores
del hábito de Judit (delgados lienzos, brocado, mangas tranzadas, un follete de
antepecho de perlas, un gorjal esmaltado) y de las joyas que lleva (cordón de oro
de ruecas eslabonado, axorcas, manillas, anillos, relicario, gargantilla y mitra) no solo
reflejan exactamente los usos del siglo xvi,43 sino que parecen remitir a un modelo
pictórico ya canonizado, en un esfuerzo de representación verbal de una imagen
estandarizada.
El afán de retratar la viuda de Betulia según la moda contemporánea es
apreciable en una larga serie de cuadros: desde Botticelli hasta Caravaggio (por
mantenernos en el cauce cronológico de los siglos xv y xvi), pasando por la serie
de retratos realizada en los años ’30 y en ámbito protestante por Lucas Cranach el
Viejo y su taller, donde la heroína bíblica se muestra vestida y adornada como una
joven aristocrática de Sajonia;44 los cuadros de tema veterotestamentario realizados
por Tintoretto a mediados del siglo xvi (y actualmente conservados en el Museo del
Prado);45 y las Judit de Lorenzo Lotto y Paolo Veronese (por citar solo algunos pocos
ejemplos).46

43 Véase lo referido a la indumentaria femenina de la época de Carlos V en Sousa Congosto 2007:


120-125. Sobre la joyería, véase Arbereta 1998.
44 Véanse las reproducciones de las obras del pintor y de su taller en el Archivo digital de Lucas
Cranach El viejo: http://lucascranach.org/
45 Se trata de un conjunto de seis lienzos de tema bíblico e incierta datación: Susana y los viejos,
Esther ante Asuero, Judith y Holofernes, La reina de Saba ante Salomón, José y la mujer de Putifar y
Moisés salvado de las aguas. Según afirma Falomir: «Es evidente que estas obras estaban destinadas
a un ambiente profano. Los temas bíblicos han perdido su carga dramática, apenas son un pretexto
para mostrar trajes exóticos, ceremonial cortesano y carnes desnudas» (Falomir 2007: 177 y 258-265;
véanse las fichas en la página web del Museo). Especialmente interesante, por la dovicia de detalles
plásticos, es también el cuadro realizado por el taller de Jacopo Robusti (Tintoretto) alrededor de 1577
y conservado en el propio Museo del Prado.
46 En el siglo xvii, en pleno barroco, Zurbarán operaría la misma adaptación a la contemporaneidad
en sus retratos de santas y mártires cristianas.

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La insistencia en los adornos juega un papel importante en el tratamiento del


episodio de Judit, siendo el instrumento de seducción que la casta viuda de Betulia
aprovecha deliberadamente con el fin de someter al soberbio tirano Holofernes,
obcegado por su libido y fácil víctima de su concupiscencia.47 La simbología a la que se
acogen los artistas a la hora de ‘retratar’ la historia y transmitir su contenido moral,
integra dos perspectivas aparentemente en contradicción: por un lado la exaltación
de la sensual y artificiosa hermosura de la mujer, por otro, la censura de los deseos
mundanos de la carne, por aquella propiciados, y causa principal de la perdición de
Holofernes y Nabucodonosor.
En esta perspectiva puede leerse otro pasaje notablemente extendido en la
versión romanceril respecto a la narración bíblica, donde se describe la tienda de
Holofernes, sucesivo teatro del drama. En este caso el texto de la Vulgata se limita a
unos pocos detalles:

Texto de la Vulgata (X, 19-20, pp. 259-260): Texto de la Biblia del oso (X, 19, p. 1034):

19 videns itaque Holofernem Iudith sedentem Entonces Holophernes estaua en su cama en su


in conopeo pauellón texido de púrpura, de oro, esmeraldas,
quod erat ex purpura et auro et smaragdo et y piedras preciosas: y como recibió la nueua de
lapidibus pretiosis intextum ella, salió al recibimiento de su tienda, yendo
20 et cum in faciem eius intendisset adorauit delante del blandones de plata, y en viéndola
eum prosternens se super terram luego fue preso de su vista.
et levaverunt illam servi Holofernis iubente
domino suo.

Escudero, reiterando el proceso de amplificatio ya lucido en ocasión del retrato


de Judit, enriquece de pormenores la escueta anotación bíblica, dedicando unos
treinta versos a la descripción del lujoso alojamiento del adalid del ejército asirio:

47 En el clásico manual de Iconología de Cesare Ripa, como ejemplo sacado de la historia sagrada en
referencia a las delicias mundanas («delizie mondane») y al hombre «delizioso» que se deja dominar
por estas, se cita expresamente el episodio de Judit y Holofernes.

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Ellos desque aqueste48 oyeron


a Holofernes la han lleuado.
El qual, como es de mañana
en su tienda está acostado;
205 la qual era la más rica
que podría ser contado:
cada estaqua49 era de plata
donde el cordel está atado;
las barras eran de oro
210 que descienden de lo alto;
el couertor de la tienda
de vn carmesí rubricado,
con franjas de frocaduras
muy ricamente franjado;
215 ricas alhombras y paños
por ornamento y estrado.
Pero el lecho en que durmía
no puede ser apreciado:
los bancos eran de cedro
220 y de plata son los clauos,
y con oro de martillo
cada mastel tachonado;
y las cintas que los ciñen
son de texido dorado;
225 los colchones son de olanda,
las cuerdas de oro hilado,
las sáuanas son preciosas
por ser de bisso delgado;
el cobertor de la cama
230 vn brocado de tres altos;
almohadas y aziruelos
ricamente están labradas.
El pauellón que lo cubre
es de rico deshilado
235 de boscajes trasparentes
con oro y seda tramado.

48 Errata por aquesto.


49 Por estaca. Durán lee estatua (véase Apéndice). El autor hace claramente referencia a las estacas y
cordeles que sirven para sujetar el pabellón.

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También en este pasaje el objetivo de Escudero es el de permitir la visualización


del espacio de acción, un espacio concreto y real, reconocido como contemporáneo por
el lector de mediados del siglo xvi.50 Este evidente proceso de actualización del relato
veterotestamentario está encaminado a despertar una renovada percepción de su
significado moral intrínseco, en línea con la pintura renacentista donde, paralelamente
a la hermosura de Judit, se insiste en la riqueza del aposento de Holofernes; ambos
elementos hacen de contrapunto a la crueldad del cuerpo decapitado del tirano,
concurriendo a revelar el carácter inútil e infausto de los bienes materiales, frente al
destino ineluctable de todo ser humano.
Si comparamos los dos pasajes comentados con la versión transmitida por los
romances recopilados por Sepúlveda y Fuentes, notamos enseguida la gran distancia
que media entre el pliego suelto y los dos repertorios. La exaltación de la opulenta
hermosura de Judit (elemento connotativo del personaje) apenas tiene cabida en
ambas versiones, reduciéndose a pocos versos; y por lo que se refiere a la riqueza de
la tienda de Holofernes, ni se hace mención de ella:

Lorenzo de Sepúlveda, Romances nuevamente Alonso de Fuentes, Cuarenta Cantos, Primera


sacados..., vv. 119-122. Parte, Canto octavo, vv. 64-66.

Presentose ante Holofernes Iudith se ha adereçado


hermosa en extremo grado de las mas hermosas ropas
y más galana que nunca y puesto el mejor tocado
ante él se había mostrado. [...]

Frente al mero carácter didáctico-informativo de estos dos romances, la lección


de Escudero tiene como valor adjunto la escenificación del episodio bíblico, con
un objetivo más bien devocional: a Escudero le interesa despertar la atención del

50 En su descripicón del aposento de Holofernes Escudero remite a la moda contemporánea de


su época. Véase a este propósito el interesante estudio de Ágreda Pino 2017. Si cotejamos el texto
romanceril con los cuadros antes mencionados de Tintoretto o Veronese, no podemos dejar de notar
evidentes afinidades a la hora de representar el drama bíblico y recrear su contexto.

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público alrededor de un episodio archiconocido y ultra representado. Lo que en el


romance «En la ciudad de Betulia» recopilado en los Quarenta cantos se delega al
comentario histórico-religioso de Alonso de Fuentes, está aquí subrayado por estas
digresiones descriptivas y por la referencia al pecado de soberbia y lascivia de los
paganos Nabuchodonosor y Holofernes, vencidos ambos por la devoción y la casta
determinación de una humilde viuda judía.
En cierta medida, en esta amplificatio de motivos aparentemente secundarios,
Escudero coincide con la actitud que Dubarle atribuye al mismo autor del texto original
de la historia de Judit, cuyo género literario se manifiesta con toda evidencia «comme
une broderie d’episodes á couleur biblique sur un canevas de faits traditionnels
beaucoup plus sobre», cuyo objetivo prioritario era «d’inculquer des leçons» en el
que «l’écrivain biblique peut librement orner une donnée narrative qu’il ne considère
pas comme purement imaginaire» (Dubarle 1966: 163-165).
Ahora bien, el proceso de actualización y el concepto de verosimilitud en las
prácticas devocionales del Siglo de Oro causaban también cierto recelo por parte de
las autoridades eclesiásticas que en varias ocasiones expresan el riesgo de la moderna
iconolatría hispánica. El texto del Synodo diocesana de Córdoba de 1566, impreso por
el propio Escudero, estigmatiza el carácter indecoroso y hasta pecaminoso de ciertas
imágenes religiosas presentes en las iglesias (refiriéndose sobre todo a las estatuas),
fruto más de superstición pagana que de auténtica devoción espiritual:

Somos informado [sic] que en las yglesias, ermitas, y oratorios deste nuestro o bispado hay
muchas ymágenes vestidas deshonestamente, al modo de las mugeres prophanas, y otras
pintadas por pintores que saben poco pintar: mandamos a los Vicarios y Rectores, no con-
sientan en sus yglesias, oratorios, y ermitas pintar ymagen alguna sin nuestra licencia, o de
nuestro Prouisor, & Visitadores: y las ymágenes vestidas den orden como estén decente-
mente adornadas sin cabellos, lechuguillas, sino a modo de personas muy honestas, que
provoquen mas a deuoción, y reformación que a laciuia y deshonestidad. Y de aquí adelante
mandamos no se hagan ymágenes sino de pinzel o de bulto, que no tengan necesidad de
vestidos: si lo contrario consintieren hazer serán castigados con todo rigor (f. A6r-v).

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En el caso de Judit, se trata efectivamente de una figura profana en la que el


componente de atracción y seducción es aprovechado ―o autorizado― por el propio
Dios para aniquilar al soberbio y lascivo tirano. El pliego de Escudero, en toda coherencia
con los preceptos contrarreformistas, pregona la superioridad del espíritu sobre la
carne, promoviendo una idea de devoción basada en la manifestación y escenificación
del poder incondicionado de la virtud y de la fe, capaces de derrotar al más temible
enemigo. En esta perspectiva la viuda de Betulia no es solo una prefiguración de la
Virgen María, sino del propio Cristo Salvador, como evidencia el último romance del
pliego, dedicado a la Crucifixión. Escudero no solo establece un enlace ideal entre la
belleza de Judit y la de la madre de Dios a los pies de la cruz («vna donzella hermosa /
su muerte mucho sentía / y otras muchas la acompañan / puestas en gran agonía. [...]
la donzella más hermosa / su madre es Sancta María / [...]», vv. 23-26, 43-44), sino que
actúa una comparación implícita entre la heroína deuterocanónica y Jesús que vence
la muerte y libera al hombre de la tiranía del pecado (como ya insinuaba Erasmo en su
Christiani matrimoni institutio) (Piantoni 2010: 367-368, n. 60).
En el pliego de Escudero, el fin artístico y el fin didáctico se alían para mover
al lector, recreando un espacio real, concreto y actualizado, que suscite la admiración
y provoque un renovado élan devocional. Este proceso es evidente en el propio
tratamiento iconográfico del Liber Iudith, que ya a partir de Botticelli y Mantegna ilustra
claramente la voluntad de los artistas de atribuir al episodio un halo de verosimilitud
acercándolo al gusto contemporáneo.51 La centralidad del diálogo con el público, que
el teatro áureo llevaría a su máxima ejemplificación, subyace, a nuestro aviso, a la

51 En esta línea de actualización del episodio, irrumpe con singular fuerza a finales del siglo xvi la
revolucionaria perspectiva de Caravaggio, que universaliza aún más la figura de Judit degollando a
Holofernes, desvistiéndola de sus habituales atributos nobiliarios y artificiosos y de su expresión neutral
e indiferente, para representarla ―bajo una nueva luz― como una mujer común, que se yergue con
consciente determinación ante la oscura tiranía del pecado, iluminada por la sola fuerza de la fe. La
lección de Caravaggio será retomanda en parte por Artemisia Gentileschi, mientras buena parte de
la pintura barroca europea volverá a insistir en el carácter sensual y seductor de la viuda de Betulia
(como la Judit de Rubens). Véanse los ejemplos pictóricos en la ya citada base de datos: https://www.
progettogiuditta.it/.

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propia intención editorial de Escudero. En su pliego el autor/editor, aprovechando la


agilidad del romance y su propósito narrativo, ilustra y dramatiza el célebre episodio
bíblico, atribuyendo especial importancia a su ‘puesta en escena’.
Al estar la labor editorial de Escudero tan estrechamente vinculada al contexto
arzobispal y diocesano, no nos parece descabellado pensar que también el pliego
sobre Judit y Holofernes pudiera circular en tiempos de contrarreforma en los mismos
ambientes y círculos más sensibles a los aspectos devocionales. Entre los destinatarios
del pliego habría que incluir, a nuestro aviso, las clases medio altas del tejido social
cordobés de la segunda mitad del siglo xvi ―tanto laicas como clericales―52 capaces
de apreciar todos los matices del texto.53
Si ampliamos la perspectiva al ámbito literario europeo, no deja de llamar
la atención que el Liber Iudith fuese objeto de relecturas y actualizaciones cultas
(pensemos en la difusión del tema en los antes aludidos poemas épicos renacentistas)
pensadas para una fruición en ambientes cortesanos y con una precisa orientación
político-religiosa:

Una simile icona nondimeno persiste nel tempo ― e nel periodo oggetto di indagine nella
fattispecie ― solo a prezzo del suo attualizzante riuso. Nel polimorfismo della sostanziale op-
posizione al male cui venne tra Quattro e Seicento costantemente riferito, il caso di Giuditta
finisce infatti per tematizzare in Italia sia il trionfo dello Stato repubblicano in lotta contro il
tiranno (così nell’Ystoria di Iudit, il breve cantare della madre del Magnifico degli anni Set-

52 Pensemos en los colegios de jesuitas que tuvieron una importancia precipua en la propia difusión
de la imprenta en Córdoba, y que eran especialmente sensibles a la dramatización de los motivos
clásicos y bíblicos en clave moderna, con el doble fin recreativo y moralizante.
53 Ciertamente: «La reciente invención de la imprenta prestó alas a un ambiente de polémica y
debate: desde abstrusas cuestiones teológicas hasta novedosos descubrimientos físicos, y desde
nuevas propuestas de ordenación política hasta la recuperación de antiguas escuelas filosóficas, Europa
bullía en una caldera de mensajes cruzados en forma de libros, folletos, cartas, invectivas, pasquines,
hojas volanderas, epístolas y poemas. [...] Entonces, las armas de papel, fabricadas en las imprentas,
enriquecen sus formatos, los tipos de discursos, y adoptan las lenguas nacionales para llegar a todo tipo
de destinatarios» (Ocasar Ariza & Baranda Leturio 2019: 7-8). Véase también Gamba Corradine 2019:
17-43. Sin embargo, no debemos olvidar que el consumo popular de los pliegos interesaba, en todo
caso, a una minoría alfabetizada y que buena parte de la circulación de los textos seguía realizándose
en forma manuscrita u oral.

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tanta del Quattrocento e nell’anonima Rappresentazione di Iudith hebrea di un decennio più


tarda), sia le vittorie della Chiesa di Roma nelle lotte contro l’eretico o il Turco (così nei po-
emi post-tassiani del Seicento), nell’un caso come nell’altro, in modi sia pure diversi, l’eroina
facendosi insegna della sapienza e dell’eloquenza militante nel sincretistico intreccio di virtus
e voluptas in lei configurato; insegna al contempo dell’inflessibilità nelle giuste imprese per
giusta causa condotte, del tacitismo e della «ragion di stato» a queste preposti (Borsetto
2011: 8).

El propio pliego de Escudero, aun aprovechando un espacio tipográfico


tradicionalmente considerado como más popular por su coste reducido, se nos
presenta en realidad (por su propia factura y el carácter artificioso de sus romances)
como una plaquette artística pensada y dirigida a unos lectores no incultos, que podían
ver en la ostentación de la pompa en la que estaban sumidos los personajes bíblicos
una alusión a su propio mundo social y a los vicios y pecados en él anidados, siendo
el objetivo de esta operación (que el pliego comparte con las pinturas coevas) el de
exaltar la fuerza de la fe y de la virtud contra toda seducción del pecado.
Tal motivación sería retomada en el hermoso soneto que el Fénix dedicó al
Triunfo de Judit en sus Rimas humanas, cuya redacción se fijaría en Sevilla alrededor
de 1600 (Carreño 1998: 244-245, 980-981). Según Spitzer:

Whereas many of the Renaissance and baroque painters, toubled by the apparently dual
nature of the heroine, had tended to represent her either as herself stimulated by erotic ten-
sion or else as a dehumanized instrument of God’s will, Lope is suggesting that she could be
attractive but, because of her chastity, not attracted. This religious trionfo then is a revelation
of the victory of good over evil: casta hebrea in our poem is opposed to feroz tirano (Spitzer
1954: 4-5).54

Luego, aclarando el impacto icónico del soneto lopiano y su personal


dramatización del episodio bíblico, afirma su independencia del contexto pictórico
contemporáneo:

54 Concepto rebatido por Case (1975: 84): «Virtue has triumphed over evil, order over disorder,
chastity over lechery, temperance over debauchery, God’s people over their enemies. The supreme
artistic success of the sonnet is the impact of the whole story told with its multiplicity of historical,
aesthetic and moral meanings in one compact process».

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he still has not copied any already existing painting, but has rather given his own pictorial
rendering of the «spectacle» of God’s wrath (and triumph), as it actually happened: it is a
picture, not of a picture, but of an event. This antithetic «picture» of lechery and chastity,
ugliness and beauty, heathendom and monotheism, tyranny and freedom, a representation
which satisfies equally the corporeal and the moral eye and releases dramatically the ten-
sion that exists between the two sets of principles, represents ultimately no encroachment
of pictura upon poesis (Spitzer 1954: 9-10).

Ahora bien, si Spitzer declara la extrañeza de la lectura del Fénix respecto al


contexto pictórico coevo, no podemos expresarnos con la misma certidumbre respecto
al pliego de Escudero. En los textos y en la propia portada se vislumbra una atención
a los pormenores del vestido de Judit y de la tienda de Holofernes, demasiado precisa
y circunstanciada, que difícilmente hubiera podido prescindir de la circulación de
imágenes y reproducciones de cuadros famosos (en forma de dibujos o grabados)
que circulaban en la Europa de la época, máxime entre tipógrafos y grabadores.55
Si bien no es posible individuar un modelo único de referencia en las descripciones
antes analizadas, Escudero participó de una común y capilarizada representación del
episodio, a la vez que los propios pintores no podían dejar de ser influenciados por las
obras literarias que compartían el mismo entorno (pensemos en el caso antes aludido
de la Florencia del Cuatrocientos donde pintores, escultores y poetas, concurrieron a
perorar con la triunfal representación de Judit la causa política de los Medici).
Escudero y los pintores de mediados del siglo xvi compartieron, sin lugar a
duda, una misma interpretación y representación del Liber Iudith, siendo su trato
común y más distintivo el concentrarse en los elementos decorativos de la escena

55 Como sabemos los modelos pictóricos renacentistas eran a menudo objeto de reproducciones en
dibujos y grabados que permitían una más amplia difusión y circulación de los motivos iconográficos
de mayor interés (sobre todo en el ámbito del arte sacro). Entre los grabados de los siglos xv-xvi que
pudieron quizás influenciar al autor de la efigie que campea en el frontispicio del pliego de Escudero
podemos mencionar las Judit de los alemanes Albrecht Altdorfer (https://www.progettogiuditta.
it/database?sobi2Task=sobi2Details&catid=0&sobi2Id=610) y Aldegrever Heinrich (http://www.
lombardiabeniculturali.it/stampe/schede/D0080-00573/) o la de los artistas italianos Girolamo
Mocetto y Zoan Andrea, ambos activos en el ambiente de Mantegna. Véase https://books.openedition.
org/editionsbnf/1350.

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clímax del episodio: o sea el poder seductor de la bella heroína judía y el suntuoso
tálamo (premonitorio catafalco), donde yace, rendido por la ebriedad del vino y
vencido por la mano firme de Judit, el cruel tirano asirio.
El propio aire a la vez serio y sereno («con sue polite guance» según subrayaba
Petrarca) que en su regreso a Betulia luce la Judit de Botticelli,56 parece reverberar en
el medallón que campea en la portada del pliego suelto publicado en Córdoba: en la
estilizada y hermosa efigie xilográfica, podemos leer en filigrana el firme rostro de la
vedovetta inmortalizada por el pintor florentino, con su tiara, sus joyas, sus rizos y su
consciente y triunfal mirada. Ut pictura poesis.

56 Y que ya brillaba en la hermosa determinación de la alegoría de la Fortaleza, primera obra


documentada de Botticelli.

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investigación en mobiliario y objetos decorativos, 6/7, pp. 20-41.
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Arbereta, Leticia (ed.) (1998), La joyería española de Felipe II a Alfonso XIII en los
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Archivo digital de Lucas Cranach El viejo. http://lucascranach.org/ [consulta:
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en Refiguring Woman: Perspectives on Gender and the Italian Renaissance,
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Beltran, Vicenç (2016), El romancero: de la oralidad al canon, Kassel, Edition
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Centenario de la Biblia española, Sociedades Bíblicas Unidas, s. l., Talleres de
Mateu-Cromo.
Bornay, Erika (1998), Mujeres de la Biblia en la pintura del Barroco: imágenes de la
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Borsetto, Luciana (2002), «“Storie di Giuditta” in Europa tra Quattro e Cinquecento:
il Cantare di Lucrezia Tornabuoni; il poema di Marko Marulić (exordium e
narratio: prime ricognizioni)», en Riscrivere gli Antichi, riscrivere i Moderni

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e altri studi di letteratura italiana e comparata tra Quattro e Cinquecento,


Alessandria, Edizioni Dell’Orso, pp. 83-120.
Borsetto, Luciana (ed.) (2011), «Giuditta e altre eroine bibliche tra Rinascimento
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del seminario di Studio (Padova, 10-11 dicembre 2007), Padova, Padova
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Borsetto, Luciana, & Paola Cosentino (2004) «Il tema di Giuditta nella letteratura
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Apéndice

Cotejo del pliego con la versión de Durán


Según señalaba Fitz-Gerald, el texto publicado por Durán mostraba ciertas
discrepancias con el original, motivo por el cual se proponía volver a editar el texto,
con mayor cuidado filológico. Más allá de haber normalizado la grafía del pliego
(reconduciéndolo a las normas ortográficas modernas), el texto de Durán corrige las
erratas tipográficas y métricas, introduciendo alguna variante (como la forma Orias
por Ozías, en el nombre del sacerdote judío de Betulia).

Romance 1 / (Durán, nº 442)


v. 109, si no fuera Israhel: Si no fuera que Israel
v. 122: serí : sería

Romance 2 / (Durán, nº 443)


v. 10: apercebido y armado: y apercibido y armado
v. 13, junta de capitanes muchos: junta capitanes muchos
v. 59, mando castigar Achior: mandó castigar a Achior
v. 107, hazenle fiesta solenne: hécenle fiesta solemne
v. 115, ciento y veinte mill de pie: ciento veinte mil de pié
v. 125, mas presto se le ayan dado: mas presto se lo hayan dado
v. 152, no desmayes caualleros: no desmayéis caballeros

Romance 3 / (Durán, nº 444)


v. 40, y enesto lo han conortado: y en esto lo han concertado
v. 47, pues para que vos librasse: pues para que os librase
v. 52, Abraham y su engendrado: A Abraham y su engendrado
v. 81, entra gemiendo y llorando: entra gimiendo y llorando
v. 112, ponse axorcas manillas: pónese ajorcas y manillas

Romance 4 /(Durán, nº 445)


v. 15, Y ansi prostrados por tierra: y ansí postrados en tierra
v. 21, ya van fuera de los muros: van ya fuera de los muros
v. 36, dizeles ques escapado: díceles que escapando

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v. 51, ellos desque aqueste oyeron: ellos desque aquesto oyeron


v. 57, cada estaqua era de plata: cada estatua era de plata
v. 82, ricamente estan labradas: ricamente están labrados
v. 103, manda que le den entrada: manda que la den entrada
v. 199, y despues que comiera: y después que comería

romance 5 / (Durán, nº 446)


v. 56, de nada se ha escusado: en nada se ha excusado
v. 62, aquel su precioso estrado: a aquel su precioso estrado
v. 96, segun lo han acocumbrado: según lo han acostumbrado

romance 6 / (Durán, nº 447)


v. 94, que le auian dexado: que les habían dejado
v. 109 hazen muy solennes fiestas: hace muy solemnes fiestas

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Biblioteca Nacional de España (VE-53/78), portada

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Revista de Cancioneros Impresos y Manuscritos, 10 (2021), pp. 327-367

Biblioteca Nacional de España (R/9479), portada

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