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Celebración Eucaristica 24

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CELEBRACIÓN EUCARISTICA

DIA DEL CATEQUISTA

DOMINGO XXI

ENTRADA SOLEMNE

Incensario, cruz y ciriales

Ritos iniciales
En el nombre del Padre,
y del Hijo,
y del Espíritu Santo.

El pueblo responde:
Amén.

El Señor, que dirige nuestros corazones


para que amemos a Dios, esté con todos ustedes.

El pueblo responde:

Y con tu espíritu.

Monición introductoria de la Misa

Llamados por el Señor para celebrar la fe en Jesús Resucitado, nos


hemos reunido hoy en torno al altar de la Palabra y de la Eucaristía.
Este banquete que se sirve sin distinción ni preferencias es un banquete
de misericordia del Señor que nos llama a la vivencia de la fidelidad en
el camino del Señor. Participemos comunitariamente de esta
experiencia de amor y salvación poniendo en las manos del Señor el
ministerio de los catequistas y su abnegada labor en bien de la
formación y educación de la fe de tantos hermanos nuestros.

Acto penitencial

Hermanos,
Al comenzar esta celebración eucarística, pidamos a Dios que nos
conceda la conversión de nuestros corazones; así obtendremos la
reconciliación y se acrecentará nuestra comunión con Dios y con
nuestros hermanos.

1
Tú, que eres la gracia que nos renueva. Señor, ten piedad
Tú, que eres la verdad que nos ilumina. Cristo, ten piedad
Tú, que eres la vida nueva que nos libera. Señor, ten piedad

Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone nuestros


pecados
y nos lleve a la vida eterna.

El pueblo responde:
Amén.

GLORIA

Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el


Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos,
te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre
todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del
Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú
que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás
sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú
eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu
Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.

Oración colecta

Oh Dios, que unes los corazones


de tus fieles en un mismo deseo,
inspira a tu pueblo el amor a tus preceptos
y la esperanza en tus promesas,
para que, en medio de las vicisitudes del mundo,
nuestros corazones estén firmes
en la verdadera alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo.

2
Liturgia de la Palabra

Monición a la Liturgia de la Palabra

La Palabra de Dios es siempre un llamado a experimentar el amor de Dios que se


hace misericordia en la comunidad cristiana. Abramos el oído y el corazón para
responder a la llamada del Señor a participar del banquete de salvación.

Procesión con la palabra (canto)

Primera lectura
Lectura del Libro de Josué 24, 1-2a. 15-17. 18b

En aquellos días, Josué reunió a las tribus de Israel en Siquén y llamó a


los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se
presentaron ante Dios.

Josué dijo a todo el pueblo:


«Si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: si
a los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del
Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; que yo y mi
casa serviremos al Señor».

El pueblo respondió:
«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses!
Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros
padres, de Egipto, de la casa de la esclavitud; quien hizo ante nuestros
ojos aquellos prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre
todos los pueblos por los que atravesamos.

También nosotros serviremos al Señor: ¡porque él es nuestro Dios!».

Palabra de Dios

Salmo
Sal. 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23
R: Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Bendigo al Señor en todo momento,


su alabanza está siempre en mi boca;

3
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

Los ojos del Señor miran a los justos,


sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

Cuando uno grita, el Señor lo escucha


y lo libra fe sus angustias;
el Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.

Aunque el justo sufra muchos males,


de todos lo libra el Señor;
él cuida de todos sus huesos,
y ni uno solo se quebrará. R.

La maldad da muerte al malvado,


y los que odian al justo serán castigados.
El Señor redime a sus siervos,
no será castigado quien se acoge a él. R.

Segunda lectura
Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios 5, 21-32

Hermanos:
Sed sumisos unos a otros en el temor de Cristo: las mujeres, a sus
maridos, como al Señor; porque el marido es cabeza de la mujer, como
Cristo es cabeza de la Iglesia; él, que es el salvador del cuerpo. Como
la Iglesia se somete a Cristo, así también las mujeres a sus maridos en
todo.

Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a su Iglesia: Él se


entregó a sí mismo por ella, para consagrarla, purificándola con el baño
del agua y la palabra, y para presentársela gloriosa, sin mancha ni
arruga ni nada semejante, sino santa e inmaculada. Así deben también
los maridos amar a sus mujeres, como cuerpos suyos que son.

Amar a su mujer es amarse a sí mismo. Pues nadie jamás ha odiado su


propia carne, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la
Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo.

«Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su


mujer y serán os dos una sola carne».

4
Es este un gran misterio: y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.

Palabra de Dios

Lectura del santo Evangelio según San Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús, dijeron:


«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»

Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:


«¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde
estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada.
Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay
algunos de vosotros que no creen».

Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a


entregar.

Y dijo:
«Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo
concede».

Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no


volvieron a ir con él.

Entonces Jesús les dijo a los Doce:


«¿También vosotros queréis marcharos?».

Simón Pedro le contestó:


«Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna;
nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Palabra del Señor

Homilía

PROFESIÓN DE FE

"Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso,


Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.
Creo en un solo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre,
por quien todo fue hecho;

5
que por nosotros lo hombres,
y por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen,
y se hizo hombre;
y por nuestra causa fue crucificado
en tiempos de Poncio Pilato;
padeció y fue sepultado,
y resucitó al tercer día, según las Escrituras,
y subió al cielo,
y está sentado a la derecha del Padre;
y de nuevo vendrá con gloria
para juzgar a vivos y muertos,
y su reino no tendrá fin.
Creo en el Espíritu Santo,
Señor y dador de vida,
que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo
recibe una misma adoración y gloria,
y que habló por los profetas.
Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica.
Confieso que hay un solo bautismo
para el perdón de los pecados.
Espero la resurrección de los muertos
y la vida del mundo futuro.
Amén.

Oración de los Fieles

Nuestro Señor Jesús nos ha alimentado con sus palabras de vida, y nos invita a
su banquete. Presentémosle todos nuestros afanes y los de nuestros seres
queridos. Responderemos a cada petición diciendo:

R/ Quédate con nosotros, Señor.

Por la Iglesia, para que la eucaristía siga siendo la fuente de su


vitalidad y de su habilidad para dar testimonio de la presencia del
Señor en la comunidad, roguemos al Señor.

Por los cristianos, en donde quiera que estén, para que tengan
hambre y sed de justicia en el mundo y puedan dar acceso a cada
persona a los valores espirituales y a los bienes materiales que
necesiten, roguemos al Señor.

Por todos los que, en tantas partes del mundo, viven en la miseria y
no tienen bastante ni para comer, para que la gente se una
solidariamente para ayudarles a ganar con dignidad su propio

6
sustento, roguemos al Señor.

Por nosotros y por todos los cristianos que nos juntamos alrededor de
la mesa del Señor, para que Cristo nos una, alma y corazón, y nos
haga como mesas abiertas para compartir con todos, roguemos al
Señor.

Por todos los que nos hemos reunido, para que el Señor despierte y
sostenga en nosotros el sentirnos Iglesia y la conciencia de la propia
responsabilidad en la obra de la evangelización y de la catequesis,
roguemos al Señor.

Señor Jesucristo, tú te nos das como pan de vida. Ayúdanos a entregarnos a


nuestros hermanos como tú, gratuitamente y sin reservas. Quédate con nosotros,
Señor, ahora y por todos los siglos.

PROCESIÓN DE OFRENDAS

Pan, vino, agua, ofrenda pecuniaria

Oración sobre las ofrendas

Por el único sacrificio de Cristo,


tu Unigénito,
te has adquirido, Señor,
un pueblo de hijos tuyos;
concédenos propicio
los dones de la unidad y de la paz en tu Iglesia.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

7
PLEGARIA EUCARÍSTICA QUE PUEDEN USARSE
EN LAS MISAS POR DIVERSAS CIRCUNSTANCIAS III

JESÚS, CAMINO HACIA EL PADRE

V/. El Señor esté con vosotros.


R/. Y con tu espíritu.

V/. Levantemos el corazón.


R/. Lo tenemos levantado hacia el Señor.

V/. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.


R/. Es justo y necesario.

EN verdad es justo y necesario,


es nuestro deber y salvación,
darte gracias siempre y en todo lugar,
Padre santo, Señor del cielo y de la tierra,
por Cristo, Señor nuestro.

Porque creaste el mundo por medio de tu Palabra


y lo gobiernas todo con justicia.
Nos diste como mediador a tu Hijo, hecho carne,
que nos comunicó tus palabras
y nos llamó para que le siguiéramos;
él es el camino que nos conduce a ti,
la verdad que nos hace libres,
la vida que nos colma de alegría.

Por medio de tu Hijo


reúnes en una sola familia a los hombres,
creados para gloria de tu nombre,
redimidos por su sangre en la cruz
y marcados con el sello del Espíritu.
Por eso, ahora y siempre,
con todos los ángeles proclamamos tu gloria,
aclamándote llenos de alegría:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

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2. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:

Santo eres en verdad y digno de gloria,


Dios que amas a los hombres,
que siempre estás con ellos en el camino de la vida.
Bendito es, en verdad, tu Hijo,
que está presente en medio de nosotros,
cuando somos congregados por su amor,
y como hizo en otro tiempo con sus discípulos,
nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan.
3. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:

Por eso te rogamos, Padre misericordioso,


que envíes tu Espíritu Santo
para que santifique estos dones de pan y vino,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:

de manera que se conviertan para nosotros


en el Cuerpo y ✠ la Sangre
Junta las manos.

de Jesucristo, nuestro Señor.


4. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse clara mente y con precisión, como
lo requiere la naturaleza de las mismas palabras:

El cual, la víspera de su pasión,


en la noche de la última cena,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:

tomó pan, te bendijo, lo partió


y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMAD Y COMED TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora, haciendo genuflexión.

5. Después prosigue:

Del mismo modo, acabada la cena,


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Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz, te dio gracias
y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.

TOMAD Y BEBED TODOS DE ÉL,


PORQUE ESTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGRE,
SANGRE DE LA ALIANZA NUEVA Y ETERNA,
QUE SERÁ DERRAMADA
POR VOSOTROS Y POR MUCHOS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.
HACED ESTO EN CONMEMORACIÓN MÍA.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita sobre el corporal y lo adora, haciendo genuflexión.

6. Luego dice una de las siguientes fórmulas:

Éste es el Misterio de la fe.

O bien:

Éste es el Sacramento de nuestra fe.

Y el pueblo prosigue, aclamando:

Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!

7. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:

Por eso, Padre santo,


al celebrar el memorial de Cristo, tu Hijo, nuestro Salvador,
al que condujiste, por su pasión y muerte en cruz
a la gloria de la resurrección,
y lo sentaste a tu derecha,
anunciamos la obra de tu amor, hasta que él venga,
y te ofrecemos el pan de vida y el cáliz de bendición.

Mira con bondad la ofrenda de tu Iglesia,


en la que se hace presente el sacrificio pascual de Cristo,
que se nos ha confiado,
y concédenos, por la fuerza del Espíritu de tu amor,
ser contados ahora y por siempre
entre el número de los miembros de tu Hijo,
cuyo Cuerpo y Sangre comulgamos.

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Vivifícanos con tu Espíritu, Padre omnipotente,
por la participación en estos misterios,
y haz que nos configuremos a imagen de tu Hijo;
consolídanos en el vínculo de la comunión
con nuestro papa N., nuestro obispo N.,

con todos los obispos, presbíteros y diáconos,


y todo tu pueblo.

Haz que todos los fieles de la Iglesia


sepan discernir los signos de los tiempos a la luz de la fe
y se consagren plenamente
al servicio del Evangelio.

Concédenos estar atentos a las necesidades de todos los hombres


para que, participando en sus penas y angustias,
en sus alegrías y esperanzas,
les mostremos fielmente el camino de la salvación
y con ellos avancemos en el camino de tu reino.

Acuérdate de nuestros hermanos [catequistas],


que se durmieron en la paz de Cristo
y de todos los difuntos,
cuya fe solo tú conociste:
admítelos a contemplar la luz de tu rostro
y dales la plenitud de la vida en la resurrección.

Y, terminada nuestra peregrinación por este mundo,


concédenos, también,
llegar a la morada eterna,
donde viviremos siempre contigo
y con santa María, la Virgen Madre de Dios,
con su esposo San José,
con los apóstoles y los mártires,
[con san N.: santo del día o patrono]
y, en comunión con todos los santos,
te alabaremos y te glorificaremos
Junta las manos.

por Jesucristo, Señor nuestro.

8. Toma la patena con el pan consagrado y el cáliz, los eleva, y dice:

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Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:

Amén.

Rito de la Comunión

Fieles a la recomendación del Salvador y siguiendo su divina enseñanza,


nos atrevemos a decir: (padrenuestro cantado)

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.

Después, si lo juzga oportuno, invita a los fieles con estas o parecidas palabras:

Dense fraternalmente la paz.

A continuación, el ministro hace genuflexión, toma el Pan y, elevándola un poco sobre el copón, la
muestra al pueblo, diciendo:

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Y, juntamente con el pueblo, añade:

Señor, no soy digno de que entres en mi casa,


pero una palabra tuya bastará para sanarme.
Si también el ministro comulga, dice en voz baja:

El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.


Y comulga el Cuerpo de Cristo.

El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:

Amén.

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Rito de Conclusión

Oración después de la comunión

Te pedimos, Señor,
que lleves en nosotros a su plenitud
la obra salvadora de tu misericordia;
condúcenos a perfección tan alta
y mantennos en ella de tal forma
que en todo sepamos agradarte.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

Rito de Renovación y Envío de los Catequistas

Celebrante: Hermanos y hermanas catequistas, hoy están aquí en la presencia de


Dios en esta celebración y en medio de esta asamblea, porque quieren renovar su
responsabilidad de continuar la noble y sacrificada tarea de seguir sirviendo a Dios
y a la Iglesia como catequistas y también para enviar a este grupo de catequistas
que Dios ha llamado a trabajar en su viña y que ellos han respondido con
generosidad y alegría. La Iglesia les envía a realizar el mandato, que ha recibido
del mismo Señor, Jesús: “vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva”.

Por eso, antes de ir a cumplir esta misión, queremos saber su disposición y libertad
para hacerlo. (Con el catecismo de la Iglesia en la mano). Por lo tanto, les pregunto:

Celebrante: ¿Quieren servir como catequistas en esta comunidad a la que


pertenecen?

Todos: Sí quiero

Celebrante: ¿Están dispuestos a crecer y profundizar en su formación


humana, cristiana, catequética y espiritual para que puedan transmitir
mejor cada día el mensaje de salvación a los catequizando que se les
encomienden?

Todos: Si, estoy dispuesto.

Celebrante: ¿Están dispuestos a proclamar el mensaje de Jesús tal y como la


Iglesia lo transmite y aceptar las mismas normas que ella nos da?

Todos: Sí, estoy dispuesto.

Celebrante: ¿quieren ser fieles a trabajar unidos con nuestro Obispo,


sacerdotes, coordinadores y con el Plan Pastoral de la Diócesis, siendo
signo de unión y fraternidad entre todos?

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Todos: Sí, quiero.

Celebrante: Que el Señor selle con su bendición este compromiso que ante
su altar ha profesado. Dios que comenzó en ustedes esta obra buena, El
mismo la lleve a su feliz término.

En el nombre del Señor y en el nombre de la Iglesia, yo los envío a ser


testigos fieles de Jesús en su tarea como catequistas.
Amén

Todos: Demos gracias a Dios.

Bendición final

Queridos catequistas, al finalizar esta celebración eucarística con motivo


de su envío, les quiero transmitir el agradecimiento de toda la comunidad
diocesana, por su inapreciable labor: En nombre de Dios les quiero transmitir su
especial ayuda para esta misión. Por eso dispónganse para recibir la bendición:

Que el Espíritu Santo vaya transformándolos día a día y los haga más
parecidos a Jesús, les ayude en su caminar y en su esfuerzo por construir
un mundo más fraterno. Amén.

Qué el Espíritu Santo les ayude a vivir en lo esencial, a vivir en la verdad;


que quite de ustedes la rutina, la pereza y el miedo, y haga brotar la vida
en su corazón para responder mejor a la misión recibida. Amén.

Vayan y anuncien la Buena Noticia y proclamen el amor de Dios con la


Palabra y el testimonio de la vida. Siéntanse apoyados por la comunidad
cristiana. Amén.

Celebrante:

La bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo ✠ y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Todos:

Amén.

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