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TEMA4

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TEMA 4

POSGUERRA FRÍA (1991-…)

4.1. FIN DE LA GUERRA FRÍA Y NUEVA GEOESTRATEGIA DEL PODER


En los años setenta, e incluso en los ochenta, del siglo XX nadie pronosticaba la posible
desintegración de uno de los protagonistas de la Guerra Fría. Aún así, el mundo acogió el
nal de esa Guerra Fría de un modo triunfalista. Desaparecido uno de los dos bloques,
también desaparecía, teóricamente, el enfrentamiento entre dos modelos (el capitalista y
el comunista), dando paso a un nuevo orden mundial. Sin embargo, la situación no se
normalizó como se esperaba, dando paso en realidad a un desorden .
En una nueva realidad multipolar se multiplicaron el número y variedad de con ictos
bélicos. Encontrar un nuevo equilibrio geopolítico resultó más difícil de lo imaginado.
Aunque la unanimidad que se alcanzó en 1991 en el Consejo de Seguridad de la ONU en
el contexto de la Primera Guerra del Golfo hizo presagiar que la ONU podía tener
opciones de reforzar su papel en la gobernanza global, lo cierto es que pronto la
capacidad de esta para garantizar la seguridad colectiva en los con ictos que se
sucedieron en esa década se vio limitada por la existencia de una potencia deseosa de
ejercer el papel de policía internacional: USA.

A la guerra clásica se unieron nuevas formas de enfrentamiento: guerras humanitarias


(intervenciones porque un beligerante está violando derechos humanos o realizando un
genocidio), guerras para favorecer el cambio de régimen y facilitar la implantación de
regímenes democráticos y guerras preventivas (para prevenir con ictos y actos
terroristas).

4.2. PRÓXIMO Y MEDIO ORIENTE, EPICENTRO DE LA TENSIÓN


Aunque los con ictos ya habían comenzado en los años setenta, con el n de la Guerra
Fría se produjo su intensi cación en Próximo y Medio Oriente. La guerra de Iraq (agosto
de 1990) fue la primera. Iraq reivindicaba la anexión de Kuwait como parte de su territorio
histórico, considerando que este último solo era resultado arti cial del imperialismo
británico.
La invasión iraquí de Kuwait fue muy rápida. Sadam Husseín poseía un importante poder
militar, hasta el punto de que Irak representaba el cuarto ejército del mundo.
USA decidió actuar con rapidez debido a que con esta invasión, Iraq pasaba a controlar
el 25% del petróleo mundial y, además, se temía que Sadam Huseín pretendiera seguir
anexionándose otros territorios posteriormente. El presidente Bush obtuvo la autorización
del Congreso para entrar en guerra y contó también con el favor de la opinión pública.
Además, el Consejo de Seguridad de la ONU también apoyó la intervención, no se aplicó
ningún veto.

Aunque Sadam Huseín fue derrotado, este se mantuvo en el poder.

Otro espacio de con icto fue Afganistán. Entre 1978 y 1988 se desarrollaron
enfrentamientos entre tropas soviéticas y tribus locales que contaban con ayuda
norteamericana (con la colaboración de Arabia Saudí). Tras la retirada de los soviéticos en
1988 se abrió un periodo de incertidumbre cerrado en 1992 con un gobierno de
transición. En 1996 un grupo de integristas islámicos, los talibán, se hicieron con el
control del país e impusieron la ley islámica.

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Entre los muyahidines entrenados y nanciados por la CIA estaba la organización Al
Qaeda, creada en 1986; cuya cabeza visible era Osama bin Laden. Ante la amenaza de
Iraq para Arabia Saudí, bin Laden propuso al régimen saudita el uso de los muyahidines
afganos para derrocar a Sadam Huseín del poder; pero Arabia pre rió apoyarse en tropas
estadounidenses, por lo que bin Laden se enfrentó al gobierno saudí y marchó al exilio.
En 1996, bin Laden declaró la yihad contra Estados Unidos. En 1998, Al Qaeda atentó
contra las embajadas estadounidenses de Kenia y Tanzania. En 2000 impulsó un ataque
suicida contra un barco norteamericano en Adén (Yemen). Pero el mayor golpe fueron los
atentados del 11S de 2001.

Aunque Al Qaeda no reconoció el ataque, bin Laden sí elogió en un mensaje a los


mártires musulmanes que lo habían llevado a cabo. USA lanzó la denominada contra el .
Aunque fue una respuesta a los atentados, se enmarcó en una nueva estrategia de
seguridad nacional diseñada por George W. Bush, que aspiraba a demostrar la
capacidad de USA, como única superpotencia, para dar forma a las relaciones
internacionales y transformar el mapa de Oriente Medio. Pero un objetivo tan ambicioso
tenía pocas posibilidades de éxito.

En 2001 comenzó la Operación Libertad Duradera, amparada bajo la interpretación


estadounidense del artículo 51 de la Carta de la ONU a la legítima . La captura de bin
Laden y de otros dirigentes de Al Qaeda era el objetivo declarado, pero esta acción
pasaba por derrocar al gobierno del emir Mohammad Omar, acusado de dar cobijo al
líder de Al Qaeda. Aunque el gobierno norteamericano obtuvo una victoria rápida y logró
apartar a los talibán del poder en Afganistán, no pudo estabilizar y democratizarlo; hasta
el punto de que, tras una larga guerra de desgaste y la retirada de las tropas
estadounidenses, en la actualidad los talibán han recuperado el poder.

El segundo con icto bélico protagonizado por USA fue la Segunda Guerra del Golfo. En
marzo de 2003 el presidente Bush anunció el inicio de la guerra, que apenas duró 21
días. Se apoyaba en la supuesta existencia de armas de destrucción masiva y en sus
contactos con Al Qaeda. En abril de ese año las tropas estadounidenses, británicas y
otros aliados tomaron el control de Bagdad y depusieron al dictador Sadam Huseín. En
esta ocasión la declaración de guerra se realizó sin contar con el apoyo de la ONU, por lo
que esta acción rompía el consenso de los primeros años tras la Guerra Fría y puso de
mani esto la unilateralidad de la política exterior estadounidense.

Aunque USA devolvió en junio de 2004 la soberanía formal del país a las nuevas
autoridades y en 2005 se celebraron las primeras elecciones tras cincuenta años de
dictadura, la estabilidad y el n de la violencia no llegaron.

La invasión estadounidense dio la oportunidad a la mayoría chií (60-65%) para iniciar su


venganza. Aunque USA ganaba fácilmente las guerras, no era tan fácil establecer la paz.
La resistencia a la ocupación norteamericana, sobre todo entre la población sunní, facilitó
que Al Qaeda entrara en Iraq y que surgiera el Dáesh (llamado entre los grupos sunníes.
Sunníes: rama mayoritaria del Islam (entre el 80 y el 90%). Aparte del Corán, son devotos
de la Sunna (colección de dichos y hechos atribuidos al Profeta). Carecen de clero.

Chiíes: es la segunda rama más importante del Islam (en torno un 15%). consideran que
la sucesión del Profeta es un derecho especial de la familia de este, y de aquellos que en
el campo de las ciencias y cultura islámicas siguen la escuela de la Casa del Profeta.
Posee un clero (ayatolás, imanes, ), siendo su actual líder mundial Alí al-Sistani.

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4.3. LA PERSISTENCIA DEL ENFRENTAMIENTO: CONFLICTO ÁRABE-ISRAELÍ
Las tensiones entre árabes y judíos se remontan al periodo de dominio colonial sobre el
Mandato de Palestina, acentuándose al nal de dicho periodo y, sobre todo, con la
creación del Estado de Israel en mayo de 1948. Desde nales de la década de los
cincuenta, el con icto árabe-israelí se convirtió en otro de los escenarios de la Guerra
Fría.

La llegada al poder en Egipto de Nasser convenció a la URSS de que el nacionalismo


árabe podía ser un instrumento e caz en la lucha contra USA, lo que la llevó a alejarse de
Israel (a la que había apoyado desde 1947). En 1967 estalló la Guerra de los Seis Días
que enfrentó a Israel con Egipto, Jordania, Iraq y Siria, logrando Israel (con apoyo
estadounidense) una espectacular victoria que incluso le permitió anexionarse el Sinaí,
Golán y Cisjordania. Este fue un duro golpe psicológico para el mundo árabe.

Este malestar llevó al ataque egipcio-sirio de 1973 contra Israel: la guerra del Yom Kipur.
Se esperaba recuperar los territorios y el prestigio perdidos, pero Israel volvió a vencer.

El temor a un con icto global (por la intervención indirecta de USA y URSS) llevó a la
necesidad de reducir las tensiones. Israel, por su parte, apostó por normalizar las
relaciones con sus países vecinos: en 1978 se rmaron los acuerdos de Camp David con
Egipto, por los que Israel devolvía los territorios ocupados a Egipto en 1967 y se
normalizaban las relaciones entre los dos países.

En 1982 se inició la guerra de Líbano, en la que Israel invadió el sur del país para expulsar
a la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

En 1987 estalló la primera Intifada o Revuelta de las Piedras. Se trató de una revuelta
espontánea de la población palestina asentada en los territorios ocupados articulada a
través de manifestaciones de protesta (no siempre pací cas) y actos de desobediencia
civil. Desde entonces son frecuentes los enfrentamientos entre jóvenes palestinos y el
ejército israelí.

Debido a esta situación con ictiva, Estados Unidos y Rusia convocaron en Madrid
(octubre de 1991) una conferencia de paz con el objetivo de promover una nueva etapa
en la relaciones de esta zona basada en el principio de paz por territorios.

Las negociaciones secretas continuaron en Oslo en 1993 y se materializaron en el mutuo


reconocimiento entre Israel y la Organización para la Liberación de Palestina. Se puso un
plazo de cinco años para alcanzar un acuerdo de nitivo sobre las fronteras y
competencias entre Israel y Palestina. Además, se regulaba una autonomía transitoria en
Gaza y Cisjordania. Estos acuerdos de Oslo se rmaron en una ceremonia pública en
Washington.

El proceso sufrió una brusca parada en 1995 por el asesinato del primer ministro israelí
Isaac Rabin por parte de un judío ultraortodoxo. En Israel se sucedieron gobiernos de
corta duración que alternaron políticas agresivas con cesiones territoriales. Las
negociaciones se interrumpían por los ataques palestinos o con la construcción de
nuevos asentamientos judíos.

En julio de 2000 fracasó la Cumbre de Camp David. Arafat, líder palestino, no aceptó la
resolución prevista (no contemplaba el derecho de retorno de los refugiados palestinos,
que había sido reconocido por la ONU en 1948). Además, en este año comenzó la
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Segunda Intifada por la visita de Ariel Sharon, líder del partido conservador Likud, a la
Explanada de las Mezquitas en Jerusalén.
La década 2001-2011 alternó momentos de aumento de la tensión entre las partes con
otros de mayor entendimiento. La negativa del primer ministro israelí Ariel Sharon a
desmantelar las colonias judías incrementó el distanciamiento entre las dos posturas.

En los últimos años no han cesado los enfrentamientos entre la milicia de Hamás y las
tropas israelíes. Entre los dos contrincantes existe una enorme divergencia de potencial
bélico. Israel cuenta con un fuerte y moderno aparato defensivo. Su potencial militar es
muy superior al palestino. Por su parte, la OLP y Arafat empezaron el camino de las
concesiones, reconociendo el derecho de Israel a existir en 1993. Sin embargo, el camino
hacia la paz resulta complicado por la presencia de políticos poco dispuestos al diálogo y
partidarios del uso de la fuerza, como es el caso de Netanyahu.

4.4. LA GUERRA REGRESA A EUROPA: LA DESINTEGRACIÓN BALCÁNICA


Las guerras de Yugoslavia son consideradas el segundo gran con icto de la pos Guerra
Fría y el más importante de los provocados por el nal del comunismo. Yugoslavia estaba
formada por seis repúblicas y dos provincias autónomas. Tras la muerte en 1980 de Josip
Broz Tito se hizo patente que la convivencia a partir de ese momento no iba a ser fácil en
la federación.

A los problemas por el creciente nacionalismo, que complicaron la convivencia


interétnica, se sumaron las di cultades económicas, consecuencia del n de la Guerra
Fría y el comunismo.

Slobodan Milosevic, elegido presidente de la República Socialista de Serbia en 1989,


impulsó la creación de un estado autoritario basado en una ideología populista y
nacionalista. Suspendió la autonomía limitada que otorgaba la Constitución de 1974 a las
provincias autónomas de Kosovo y Voivodina. A la vez, reclamó la concesión de
autonomía a las minorías serbias en Croacia y Bosnia; y se opuso a las reivindicaciones
secesionistas de territorios no serbios.

En el XIV Congreso de la Liga de los Comunistas, de 1990, se puso sobre la mesa la


visión discordante sobre el futuro de Yugoslavia. Las delegaciones eslovena y croata
abandonaron el Congreso, y sellaron de facto el nal de la Liga. Por otro lado, ese mismo
año se celebraron elecciones multipartidistas en todas las repúblicas de la Federación:
los partidos comunistas perdieron en Croacia, Bosnia y Macedonia, y solo ganaron en
Serbia y Montenegro.

Al corresponder a Croacia la presidencia de la Federación según el turno rotativo


establecido por la Constitución, Serbia se negó a aceptarlo. La situación se hizo cada vez
más tensa. Eslovenia y Croacia reclamaban la independencia, celebrando varios
referéndums entre 1990 y 1991 que se pronunciaron a favor de ella.
En 1991 tanto Eslovenia como Croacia proclamaron sus independencias, derrotando la
primera en diez días al ejército federal yugoslavo (que trató de impedirlas) mientras que
en el caso de la segunda dio inicio a un largo con icto contra Serbia que se extendió
hasta 1995. En territorio croata existían regiones con una fuerte presencia de serbios. En
1992 también Bosnia proclamó su independencia, extendiéndose el con icto. Primero
lucharon croatas y musulmanes contra serbios pero todos acabaron luchando entre sí.
Milosevic promovió una limpieza étnica contra musulmanes y croatas.

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Tanto Europa como USA (más centradas en la Primera Guerra del Golfo y en la situación
de Rusia) tardaron en reaccionar y en comprender el drama de la desintegración
yugoslava. Los diferentes planes de paz y alto el fuego no daban los resultados
esperados. Un panorama que se complicó todavía más cuando Milosevic, forzado por las
presiones y embargos internacionales, decidió romper con los serbios de Bosnia.

Los acuerdos de Split, de Erdut, de París y de Dayton pusieron n a la guerra de Bosnia y


Herzegovina, y se estableció un equilibrio de fuerzas en virtud de la intervención de la
OTAN (mucho más operativa y resolutiva que la ONU en sus acciones). En octubre de
1995 se produjo el cese del fuego de nitivo, aunque la paci cación de la zona requirió
tres años de esfuerzos diplomáticos.

Finalizado el con icto, Yugoslavia quedó bajo la vigilancia diplomática internacional, con
una fuerza de estabilización de carácter nacional desde 1996. Incluso se juzgaron a los
culpables por crímenes de guerra. Pero la zona seguía siendo un polvorín. En 1998
estalló un nuevo con icto en Kosovo (una minoría serbia gobernaba sobre la mayoría
albano-kosovar), que había con ado en que se facilitara su independencia pací ca. La
estrategia de provocación kosovar funcionó y tras algunos excesos serbios, la
comunidad internacional reaccionó.

La OTAN intervino para encontrar una solución. La negativa de Milosevic llevó a la


primera a iniciar una serie de bombardeos en abril de 1999 que, nalmente, hicieron
ceder al líder serbio (que fue derrocado en el año 2000). En 2008 Kosovo proclamó
unilateralmente su independencia, no habiendo consenso internacional hasta hoy día en
su reconocimiento como Estado independiente.

Tras las independencias de Eslovenia, Croacia, Macedonia (del Norte) y Bosnia-


Herzegovina, solo Serbia y Montenegro integraron la Federación de Yugoslavia hasta
2003. En ese año el nombre del país se modi ca a Serbia-Montenegro. En 2006
Montenegro se independiza.

La Guerra de Yugoslavia, un con icto eminentemente de carácter civil, se cobró casi


150.000 muertos y el desplazamiento de casi dos tercios de la población yugoslava.

4.5. LA NUEVA RUSIA Y EL ASCENSO DE CHINA


Tras la disolución de la URSS, la nueva Rusia se enfrentaba a importantes retos:
• Reordenar sus fronteras y las relaciones con los países vecinos. A pesar de las
pérdidas territoriales, Rusia sería siendo el país más extenso del mundo.
• Sustituir el quebrado sistema económico por una economía de mercado
• La caída demográ ca
• La propagación de una nueva ideología nacionalista tras la crisis del comunismo

En 1993 se aprueba una nueva Constitución en la que se establece un fuerte


presidencialismo de elección directa en el marco de un régimen democrático; una
estructura federal; y el reconocimiento de algunos derechos y libertades civiles. Boris
Yeltsin promovió así una democratización formal de Rusia. Por otro lado, también
emprendió una trasformación económica del país, con un alto coste social y que
favoreció la aparición de grupos de poder que no siempre actuaron de forma
transparente.

El gobierno ruso se mostró débil a la hora de regular y vigilar todos estos cambios. Pese
a la nueva Constitución, la situación económica empeoró. Aumentó el paro, la in ación se
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disparó, faltaban bienes de consumo y alimentarios. La deuda pública se disparó hasta
provocar la quiebra nanciera de 1998.

El proceso de transformación económica estuvo marcado por el aumento de la


corrupción y por el aumento creciente del crimen organizado. Este último mostró gran
interés en ejercer un peso decisivo en la vida política nacional.

La integridad territorial también estaba en cuestión. Yeltsin no pudo resolver la cuestión


de Chechenia (que proclamó su independencia en 1991), cerrando el con icto en 1996
con un acuerdo que evidenciaba la debilidad rusa. Un con icto que se reactivó en 1999,
ya con Vladimir Putin en el poder y argumentando que se trataba de una operación
antiterrorista. Putin acusaba a los chechenos de una serie de atentados perpetrados en
Rusia. Ahora la victoria de Moscú fue clara: en el año 2000 se nombró un gobierno
dependiente directamente del Kremlin y en 2003 se concedió a Chechenia una nueva
Constitución que le otorgaba mayor autonomía, siempre dentro del marco de Rusia.
Putin resultó victorioso en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del año
2000. Impulsó una serie de reformas económicas (con mayor intervención estatal),
potenció las Fuerzas Armadas, devolvió al Estado el control del sector industrial y
energético, reforzó la lucha contra el terrorismo y aumentó el control sobre los medios de
comunicación.

Medidas que contaron inicialmente con un amplio apoyo del pueblo ruso y que facilitaron
un considerable crecimiento económico y una mejora generalizada en la calidad de vida
de los rusos. No obstante, no pudieron corregir debilidades como la excesiva
dependencia del sector energético y sus exportaciones.
Desde entonces, Putin ha marcado la agenda de la Federación Rusa, bien desde la
presidencia o bien desde el cargo de primer ministro. Una etapa en la que la calidad
democrática del país ha sufrido un fortísimo retroceso. Ante el ocaso del comunismo,
Putin ha buscado legitimar su política en un discurso nacionalista. Desde una visión
imperialista aspira a dar forma a la Gran Rusia, cali cando a Occidente como enemigo y
legitimando las anexiones territoriales e invasiones de Estados soberanos
(caso de Ucrania desde 2014 hasta la actualidad).

En el contexto mundial, China ha asumido cada vez más protagonismo y presencia


internacional. Ha registrado un constante y sostenido crecimiento económico que ha
derivado en una mayor fuerza diplomática y militar. Su peso relativo en la economía
mundial ha ido aumentando (sobre todo en comercio exterior e inversión extranjera).
China no solo se ha incorporado al directorio de grandes potencias mundiales, sino que
se postula como posible nuevo líder, lo que augura futuros roces con USA. En los últimos
años ha incrementado su gasto en defensa y fortalecido su armamento postulando la
posesión de ojivas nucleares. A la par, ha realizado una fuerte inversión en desarrollar un
softpower que incremente su relevancia, por medios no violentos, en el Mundo.
Respecto a su política interna, el Partido Comunista chino (PCCh) sigue guiando el
proceso político, dirigiendo la sucesión pací ca de los mandos políticos nacionales. Una
política nacionalista que le permite legitimarse frente a Taiwán (República de China), a la
que considera parte de la República Popular, y frente a Japón, con los que mantiene
con ictos territoriales y un legado de resquemores por las brutalidades japonesas
durante la Segunda Guerra Mundial.

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