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Resumen Sentencia.

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RESUMEN SENTENCIA AP3443-2014

Auto Inadmite demanda de Casación.

Hechos y antecedentes.

Por la suscripción de un contrato por una persona que estaba en una causal de
inhabilidad para contratar con el estado, dado que previamente se le había
decretado la caducidad, por lo que se le acusó por el delito de violación del
régimen legal o constitucional de inhabilidades e incompatibilidades.

Se presentó recurso de reposición y apelación contra la resolución calificatoria


(ley 600) y cuando se iba a resolver la apelación, se remitió por competencia a
la corte debido a que el procesado se posesionó como representante a la
cámara. La Corte confirmó la resolución de acusación, hizo la preparatoria y fijo
fecha para el juicio, pero antes de esto la corte declaró la perdida de
competencia porque el procesado renunció a su investidura congresional, por
lo que envió el proceso a un Juzgado penal del circuito del Guamo Tolima.

El 14 de mayo de 2012 se le condenó como autor responsable del delito de


violación al régimen legal y constitucional de inhabilidades e
incompatibilidades reconociéndole un error de prohibición de naturaleza
vencible.

Se apela el fallo y el tribunal lo confirma integralmente, se presentó recurso de


casación y la corte lo analiza.

Demanda de casación.

Cargo primero: Nulidad porque el A quo no interrogó al procesado sobre los


hechos en la audiencia de juicio.

Cargo segundo: Nulidad porque el procesado no tuvo abogado durante el


término de ejecutoria de la sentencia de primer grado y del legal para
sustentar el recurso de apelación.

Cargo tercero: Violación directa de la ley sustancial por aplicación indebida


de los numerales 10 y 11 del artículo 32 de la ley 599 del 2000 por aplicar el
“error de prohibición a un caso que claramente se adecua al error de tipo”.

Agrega que el error de prohibición sostenido por el ad quem se sustentó en que


el acto administrativo que declaró la caducidad del contrato no indicaba
expresamente la inhabilidad en que quedaba incurso el mencionado para
contratar con el estado, contenida en el literal c del artículo 8 de la ley 80 del
93. Por lo tanto, sostiene que el error en que incurrió su representado no
gravitó sobre la antijuricidad de su comportamiento, sino “en relación con si
estaba o no inhabilidad para contratar con el estado luego de la declaratoria de
caducidad” lo que considera está referido al ingrediente normativo del tipo
previsto en el artículo 408 del código penal.

Dice que siendo el régimen legal y constitucional de inhabilidades e


incompatibilidades un elemento normativo del punible en mención, el error que
reconoció el A quo debió calificarse como error de tipo y no error de
prohibición.
Dice que el procesado, abogado especialista en derecho administrativo,
consultó doctrina, jurisprudencia e incluso expertos en la materia, de los cuales
obtuvo como respuesta que no estaba inhabilitado para contratar porque el
acto administrativo que había declarado la caducidad no había hecho mención
a una inhabilidad legal declarada por esta, por lo tanto la conducta sería atípica
por no existir delito culposo.

Cargo cuarto: Violación indirecta de la ley sustancial por falso juicio de


raciocinio, por supuestamente valorar erróneamente los testimonios de
abogados especialistas en derecho administrativo que supuestamente le dieron
su concepto al procesado. Dice el recurrente que se valoraron para demostrar
que la inhabilidad debía imponerse en el acto administrativo, cuando la
finalidad era demostrar que el implicado consultó a dos expertos en derecho
administrativo para despejar sus dudas con lo cual se demuestra el error de
tipo invencible que cobijó su conducta.

Consideraciones de la corte:

1. No tendrá en cuenta el recurso de casación presentado por el procesado,


pues su defensor también presentó uno, y en sede de casación “deviene
improcedente por falta de legitimación del primero para actuar, tal como
inveteradamente lo ha sostenido la corporación”
2. Sobre la omisión de interrogar al procesado durante el juicio (como lo
establece el artículo 403 de la ley 600 del 2000) sostiene que es evidente la
ocurrencia de la irregularidad, no obstante, la simple irregularidad no es
suficiente, pues debe demostrarse su trascendencia y en el presente caso no
se avizora trascendencia alguna, toda vez que el procesado sí rindió diligencia
de indagatoria, en donde expuso su tesis. En definitiva al anunciar el cargo, no
explicó cual fue la trascendencia de dicha omisión, solo dio argumentos
genéricos. Esto sumado a que la defensa convalidó tácitamente la irregularidad
al guardar silencio en audiencia del juicio.
3. Sobre el segundo cargo, la presunta falta de defensor: lo mismo, sí hubo
irregularidad, pero no se acreditó su trascendencia. Además, en la ley 600 se
permite la defensa en propia causa y el procesado es abogado, la ley no dice
que la defensa técnica solo se garantiza con un abogado especialista en penal,
por el contrario, lo que se evidencia es que en el recurso presentado por el
procesado se abordaron con buen rigor los mismos aspectos que se presentan
en el recurso de casación.
4. Sobre la distinción entre error de tipo y de prohibición:
Primero, recuerda que en la violación directa de la ley sustancial se aceptan los
hechos, pero se crítica la aplicación de la norma dada a los mismos.

Segundo, explicó los supuestos de errores en el derecho penal, resaltando:

“el inciso primero del numeral 10º (…) se refiere al error de tipo, es
decir, aquel que recae sobre los elementos que integran el llamado tipo
objetivo, que tiene la virtualidad de excluir la tipicidad dolosa y culposa
y, por contera, la responsabilidad penal cuando es invencible (…); en
tanto que si a él se llega por negligencia o falta de cuidado, sólo excluye
la tipicidad dolosa y subsiste la culposa, luego el autor en estos casos
será responsable a título de culpa si la conducta está prevista en la ley
bajo esa modalidad.

En el mismo inciso del numeral 10º del artículo 32 de la citada


codificación, se consagra el error sobre los aspectos objetivos que
posibilitan la existencia de una causal de ausencia de responsabilidad,
también conocido como error de tipo permisivo, que no obstante ser una
modalidad de error de prohibición indirecto, para efectos punitivos se le
asignan las consecuencias del error de tipo, acorde con la teoría limitada
de la culpabilidad.

El inciso primero del numeral 11º del referido precepto hace alusión al
error de prohibición, es decir, aquel que recae sobre la licitud del
comportamiento, comprende tanto el directo como el indirecto, y sus
consecuencias dependerán de la modalidad invencible o vencible del
error, pues en el primer evento no habrá culpabilidad y
consecuentemente tampoco responsabilidad penal, en tanto que en el
segundo subsiste la imputación dolosa pero se sanciona con pena
atenuada, lo cual se explica, entre otras razones, porque para esa fase
de la conducta el autor ya ha realizado el injusto, esto es, la conducta
típica y antijurídica. (CSJ AP, 20 Nov. 2013, Rad. 42537)

Agrega que el error de prohibición tiene 2 modalidades, el indirecto cuando


recae sobre la existencia de una causal, sus límites o los presupuestos fácticos
que posibilitan su existencia (EPOCAR – tiene tratamiento de error de tipo) y el
directo que se presenta cuando se yerra sobre la existencia, vigencia o
interpretación del tipo penal.

En el caso concreto es evidente que la expresión “con violación al régimen


legal y constitucional de inhabilidades o incompatibilidades” es un elemento
normativo del tipo penal, que tiene un claro sustrato fáctico, y que en la esfera
cognitiva del dolo comporta para el autor el hecho que permite edificar la
inhabilidad.

“el acusado Trujillo Ramírez conocía de la declaratoria de caducidad del


contrato que había suscrito (…) como quiera que en contra de dicho acto
administrativo interpuso los recursos legales (…) de cuyos efectos
inhabilitantes sin lugar a dudas era sabedor, atendida su condición de
abogado especialista en derecho administrativo y con amplia experiencia
en la materia, luego es razonable colegir que comprendía el sentido
de la referida circunstancia de la conducta punible, por lo que no
puede afirmarse la presencia de un error en su conducta, ya sea
de tipo o de prohibición.

Además, el aspecto subjetivo del delito surge patente del hecho


de que el procesado realizó consultas a otros abogados
especialistas en la citada área del derecho, lo que evidencia que
efectuó una valoración del contenido del pluricitado elemento
normativo, en su caso desde la perspectiva del abogado con
conocimientos especiales sobre derecho administrativo, de donde se tiene
que la finalidad de tales asesorías no era la de comprender su
alcance jurídico que, se itera, ya conocía, sino la de llenarse de
razones en orden a contratar nuevamente con el Estado, a pesar
de que no era ajeno a que la referida inhabilidad opera de pleno
derecho por disposición legal1 y, por tanto, le estaba vedado
proceder como lo hizo.

En esa medida, ningún error surgió en la psiquis del incriminado


Trujillo Ramírez, como acertadamente lo concluyó el ad quem,
llámese de tipo o de prohibición, y aun cuando esta última
circunstancia le fue reconocida por el juzgador de primer grado a pesar,
se resalta, de no estar probados los presupuestos para su aplicación, tal
determinación no es posible modificarla en sede del recurso
extraordinario so pena de quebrantar la prohibición de reformatio in pejus,
cuando de apelante único se trata.

5. Violación indirecta de la ley sustancial, por falso raciocinio:


Sostiene que la fundamentación del cargo es contraria a la lógica, porque alega
el falso raciocinio, pero no indica cuál es la máxima de la experiencia aplicada
erróneamente, por el contrario, lo que hace es decir que no se valoraron
algunos apartes de los testimonios lo que es un falso juicio de identidad por
cercenamiento. Y así con los demás argumentos relativos a las pruebas.

1
Artículo 8º, literal c), de la Ley 80 de 1993.

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