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Cueva Portal, David

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PROCEDIMIENTO LEGAL PARA LA SALIDA ORDENADA DEL MERCADO:

DISOLUCIÓN, LIQUIDACIÓN Y EXTINCIÓN DE SOCIEDADES.

CUEVA PORTAL, David1

Sumario: I. Introducción. II. Noción de disolución, liquidación y extinción. III.


Causas legales de la disolución de sociedades. IV. Proceso de disolución y
liquidación. V. El rol de los liquidadores en el proceso de liquidación. VI. Extinción
y fin del proceso de salida del mercado. VII.Conclusiones. VIII. Lista de
Referencias.

Resumen

El procedimiento de disolución, liquidación y extinción de sociedades es un


proceso de creciente relevancia en Perú, dada la diversidad de sociedades y los
constantes cambios en el entorno económico y normativo. Este artículo explora la
importancia de contar con un marco legal que facilite la salida ordenada del
mercado, protegiendo los derechos de socios y acreedores. A través de una
revisión de los conceptos de disolución, liquidación y extinción, así como de las
causas legales y el proceso involucrado, se subraya la complejidad y las
implicaciones de estos procedimientos.

Palabras Clave
Disolución, Liquidación, Extinción, Sociedades, Liquidadores, Estabilidad
Financiera, Sistema Económico.
Abstract

The procedure for dissolution, liquidation and extinction of companies is a process


of increasing relevance in Peru, given the diversity of companies and the constant
changes in the economic and regulatory environment. This article explores the
importance of having a robust legal framework that facilitates an orderly exit from
the market, protecting the rights of partners and creditors. Through a review of the
concepts of dissolution, liquidation and extinction, as well as the legal causes and
the process involved, the complexity and implications of these procedures are
highlighted.

1
Estudiante del V Ciclo de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas – Universidad Nacional de
Cajamarca, 2024.

1
Keywords

Dissolution, Liquidation, Extinction, Companies, Liquidators, Financial Stability,


Economic System.

I. Introducción

El procedimiento legal para la salida ordenada del mercado abarca la


disolución, liquidación y extinción de sociedades, esta ha adquirido una
relevancia debido a la diversidad de sociedades existentes. Este proceso no
solo genera un gran impacto en los propios socios y accionistas de dichas
sociedades, sino también a los acreedores, trabajadores y terceros
involucrados en su entorno, lo que hace que su correcta aplicación sea una
necesidad clave para evitar desequilibrios financieros y conflictos jurídicos.

De esta manera, tener conocimiento de los procedimientos establecidos en la


Ley General de sociedades sobre los procesos de disolución, liquidación y
extinción de sociedades toma un papel crucial tanto en primer lugar para los
socios y en segundo lugar para el público en general. Respecto a los
primeros, entender estos procesos involucra la protección de sus derechos y
la responsabilidad frente a deudas o compromisos pendientes. Por otro lado,
en específico para los acreedores, empleados y terceros interesados, la
correcta aplicación de estos procedimientos asegura el cumplimiento
adecuado de las obligaciones de la sociedad y sobre todo una ordenada
salida del mercado.

Es así que contextualmente, en los últimos años el Perú se ha preocupado


por establecer un marco legal mediante la Ley N° 26887 buscando una mayor
celeridad y transparencia en la salida ordenada del mercado de la sociedad, y
entre otros aspectos relacionados con las sociedades. Por lo mencionado,
este artículo se enfoca en aclarar la naturaleza de estos procesos, su
relevancia en la salida del mercado de las sociedades y sus aspectos de
mejora.

II. Noción de disolución, liquidación y extinción.

2
La disolución y la liquidación de una sociedad son conceptos que, aunque
suelen mencionarse conjuntamente, se refieren a etapas diferentes dentro del
proceso de cierre de una sociedad. “Así, la disolución es un mecanismo
societario, consistente en un acuerdo social, sobrevenido sobre la sociedad
regularmente constituida y que provoca la apertura de la fase de liquidación
“(Bataller Grau,2010, citado en Vercher Moll,2021, p.28).

Por otro lado, la liquidación de una sociedad es una etapa crucial dentro del
proceso de cierre empresarial, en la que se llevan a cabo una serie de
acciones destinadas a cumplir con las obligaciones pendientes y distribuir el
patrimonio remanente entre los socios. Durante esta etapa, se busca
garantizar que todos los activos de la sociedad sean gestionados
adecuadamente para cumplir con deudas, compromisos y la correcta
distribución de los bienes restantes. “La liquidación societaria es la
consecuencia de la disolución, la cual no necesariamente provoca una
liquidación empresarial” (Bataller Grau,2010, citado en Vercher Moll,2021,
p.28).

Asimismo, la diferencia más importante entre la disolución y la liquidación


radica en su naturaleza y función dentro del proceso de cierre de una
sociedad. La crítica radica en que, mientras la disolución es un acto
declarativo, la liquidación es un proceso que requiere de una gestión eficiente
para evitar conflictos, demoras y cargas financieras adicionales, lo que
evidencia la complejidad y la responsabilidad que acompaña a cada fase.

III. Causas legales de la disolución de sociedades.

En el ámbito del derecho societario, la disolución de una sociedad constituye


un proceso fundamental que puede responder a una variedad de causas
previstas tanto por la ley como por los propios estatutos de la entidad. Este
fenómeno, que marca el fin de la personalidad jurídica de la sociedad,
presenta múltiples implicaciones jurídicas, económicas y organizativas, lo que
lo convierte en un tema central para el estudio de las formas de organización
empresarial. Dentro de este contexto, es importante distinguir entre las
diferentes causas de disolución.

3
Palmadera Romero (2011) indica que existen causas de disolución que se
producen de forma automática o mejor dicho de pleno derecho, sin requerir
acuerdo de la junta general o intervención judicial, y otras que necesitan un
“reconocimiento de la causal”, es decir, un acuerdo entre los socios sobre la
causa y la consiguiente disolución de la sociedad. Para ello, la junta general o
de socios debe adoptar un acuerdo que cumpla con los requisitos de
convocatoria, quórum y mayoría establecidos por el estatuto y la ley (p. 699).

En nuestro entorno jurídico, las causas para la disolución de sociedades han


cobrado una importancia creciente. Lo que antes se asociaba principalmente
a situaciones como la pérdida de capital o el cumplimiento del objeto social,
hoy abarca escenarios más complejos. En este sentido, el artículo 407 de la
Ley General de Sociedades establece de manera general las causas que
justifican la disolución de una sociedad.

“De esta forma son causas de disolución de la sociedad: a)


expiración del plazo, aunque cabe la prórroga; b) conclusión del
negocio que constituye su objeto; c) pérdida de la cosa antes de su
aportación a la sociedad; d) muerte o insolvencia de cualquiera de
los socios, si bien cabe pacto de continuidad de la sociedad con el
heredero del fallecido; e) voluntad de cualquiera de los socios, salvo
que se haya constituido en forma mercantil o el término resulte de la
naturaleza del negocio objeto de la sociedad" (Maldonado Ramos,
2014, citado en Castillo Blanco, 2017, p. 30).

Por otro lado, las causas varían según el tipo de sociedad, sino también por
las circunstancias específicas que enfrentan. Esta pluralidad de factores hace
imprescindible un enfoque claro y detallado sobre las causas específicas de
disolución. Por ejemplo, la disolución de sociedades colectivas y en
comandita presenta particularidades que requieren una regulación precisa.
Estas causas específicas se encuentran establecidas en el artículo 408 de la
ley general de sociedades.

En las sociedades colectivas, la disolución puede producirse por la muerte o


incapacidad de un socio, salvo que el pacto social prevea su continuación con

4
los herederos o entre los demás socios. Este mecanismo permite la
reestructuración del capital y el derecho de separación de los herederos,
ofreciendo flexibilidad para la continuidad.

Por su parte, en las sociedades en comandita simple, la disolución se activa


cuando no queda ningún socio comanditario o colectivo, otorgándose un plazo
de seis meses para su reemplazo. Durante este tiempo, se designa un
administrador provisional para gestionar las actividades ordinarias sin asumir
el rol de socio colectivo. En las sociedades en comandita por acciones, la
disolución ocurre si cesan todos los administradores y no se nombra sustituto
dentro del mismo período, evidenciando la importancia de una gestión
administrativa continua para garantizar la estabilidad y permanencia de la
sociedad.

IV. Proceso de disolución y liquidación.

En principio, estos procesos, que están dirigidos a la salida ordenada del


mercado de una sociedad, presentan una complejidad inherente, la cual
radica en la diversidad de formas que adoptan según el contexto en el que se
desarrollen. Las dinámicas legales, empresariales y económicas influyen
directamente en las decisiones que deben tomarse para gestionar
adecuadamente la disolución y liquidación de una entidad. Así, la necesidad
de cumplir con una serie de formalidades y procedimientos no solo responde
a exigencias normativas, sino también a la protección de los intereses tanto
de los socios como de los acreedores, garantizando un cierre ajustado a
derecho.

Para decidir sobre la disolución de una sociedad es necesario convocar una


junta general de socios, para ello el directorio, o en su ausencia, cualquier
socio, administrador o gerente, debe realizar la convocatoria en un plazo
máximo de treinta días. Asimismo, se debe de tener en cuenta la existencia
causas de disolución como por ejemplos las establecidas en la Ley N°
26887 ,específicamente en los artículos 407 y 408.

Cuando se produce ésta, la sociedad ya no puede realizar nuevas


operaciones, todo el patrimonio social se convierte en situación de

5
indisponibilidad hasta el pago a los acreedores, caduca el derecho a
la distribución de utilidades y surge el derecho a la cuota parte del
remanente social (Hundskopf Exebio,1994, p.53).

Una vez decretada la disolución de una sociedad, se inicia un proceso clave


para el cierre definitivo de la entidad, es decir la liquidación. Implica una serie
de pasos técnicos y jurídicos, asegura el cumplimiento de los compromisos
adquiridos por la sociedad y marca el fin de su existencia formal, permitiendo
un cierre ordenado y conforme a derecho.

El proceso liquidatorio comprende una serie de actos, como son: a)


la formulación del inventario, estados financieros y demás cuentas al
día en que se inicia la liquidación; b) el llevar y custodiar los libros y
correspondencia de la sociedad y velar por la integridad de su
patrimonio; c) realizar las operaciones comerciales; d) enajenar los
bienes sociales, debiendo venderse los inmuebles en pública
subasta; e) percibir los créditos y dividendos pasivos. Acordados al
tiempo de iniciarse la liquidación; f) exigir el pago de los dividendos
pasivos hasta completar el importe nominal de las acciones en la
cuantía necesaria para satisfacer a los acreedores; g) concertarse
transacciones y compromisos cuando así convenga a los intereses
sociales o de los socios; h) pagar a los acreedores y a los socios,
ateniéndose a determinadas normas; i) ejercer la representación de
la sociedad para el cumplimiento de los indicados fines; y, j)
convocar a juntas generales en las oportunidades señaladas en la
ley o el estatuto, o que fueran convenidas al acordarse la disolución
(Montoya Manfredi,2004,p.411).

Finalmente, Montoya Manfredi (2004) explica que la extinción del proceso


de liquidación se completa al inscribirse en el Registro, momento en el que
se cancelan los asientos correspondientes a la sociedad. A partir de
entonces, la personalidad jurídica desaparece por completo, aunque
previamente se mantenía únicamente para los asuntos relacionados con la
liquidación (p. 417).

6
V. El rol de los liquidadores en el proceso de liquidación.

Respecto al rol de los liquidadores, en primer lugar, es necesario abordar la


designación de los liquidadores en una sociedad en proceso de disolución, la
cual recae en la junta general, los socios o, si es necesario, en un juez, a
menos que ya haya sido establecida previamente por el estatuto, el pacto
social o acuerdos entre accionistas, o que la ley determine otro procedimiento.
En mérito al artículo 414 de la Ley General de Sociedades, es obligatorio que
el número de liquidadores sea impar. Estos liquidadores pueden ser tanto
personas naturales como jurídicas; si se da el segundo caso el que se hará
responsable será el representante de dicha entidad jurídica.

Según Samillán Rivera (2021), si los liquidadores nombrados no asumen su


cargo dentro de los cinco días siguientes a la notificación de su designación y
no se ha designado a suplentes, cualquier director, o todos ellos, pueden
convocar a una junta general para nombrar sustitutos. Esta convocatoria
también puede ser realizada por el gerente general (p. 96).

Además, las restricciones legales para el nombramiento, vacancia y


responsabilidad de los liquidadores siguen, en lo pertinente, las mismas
reglas que se aplican a los directores y gerentes de la sociedad. Por último,
los socios que posean al menos el 10% del capital social tienen derecho a
nombrar un representante que supervise el proceso de liquidación.

Según Juppet Ewing (2014), aunque el liquidador guarda una gran similitud
con el administrador, sus funciones son muy diferentes. Mientras que el
administrador realiza las gestiones necesarias para el crecimiento de la
sociedad, el liquidador se encarga de las acciones requeridas para finalizar
las operaciones comerciales de una sociedad (p. 523).

En base al artículo 416 de la Ley General de Sociedades, los liquidadores


asumen la representación y administración de la sociedad durante el proceso
de liquidación. Es así que, entre sus principales funciones, destacan la de
formular el inventario, los estados financieros y demás cuentas al inicio de la
liquidación; transferir a título oneroso los bienes de la sociedad y realizar las

7
operaciones pendientes y necesarias para llevar a cabo la liquidación como
pagar a los acreedores y socios.

Con el pasivo social pagado, es decir canceladas las deudas y


obligaciones o en su defecto depositado el monto de aquella deuda
que no se ha podido hacer efectiva, se concluye la primera fase del
proceso de liquidación, e inicia la segunda fase, donde los
liquidadores tienen la función principal de finiquitar las relaciones
(jurídico-patrimoniales) que se tiene con los socios, a través de la
división del haber social remanente producto del proceso de
liquidación (Samillán Rivera ,2021, p.105).

Es decir, una vez aprobados los documentos de liquidación, el remanente del


patrimonio social se distribuye entre los socios según la ley, estatutos o
acuerdos. Asimismo, los liquidadores deben pagar primero a los acreedores
antes de repartir. Algo peculiar es que, si algunos socios han aportado más
capital que otros, se les paga en orden descendente. De igual forma, las
cuotas no reclamadas se depositan en un banco, y los liquidadores pueden
adelantar pagos a los socios bajo su responsabilidad.

Finalmente, la culminación de la liquidación marca el final de la función del


liquidador siendo este el principal actor en llevar a cabo este proceso el cual
como se ha visto requiere de un proceso el cual debe seguirse de manera
coherente a una salida ordenada del mercado de una sociedad.

VI. Extinción y fin del proceso de salida del mercado.

La extinción de una sociedad es un tema de carácter fundamental en el


derecho societario, ya que implica tanto el cierre definitivo de la sociedad
como el proceso que lo precede. Por lo tanto, para comprender mejor este
concepto, se debe de considerar las distintas acepciones que se le pueden
dar. “El término extinción debiese ser tomado en dos sentidos: el primero, la
totalidad del proceso que conduce hasta el momento final de la desaparición
de la sociedad; el otro se referiría específicamente a su desaparición” (Hung
Vaillant,2005 citado en Fidhel Gonzáles,2021, p.122).

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De esta forma, una vez que se ha llevado a cabo la distribución del haber
social, la extinción de la sociedad se inscribe en el registro correspondiente.
Es así que respecto al marco que establece el artículo 421 de la ley General
de Sociedades, los liquidadores presentan una solicitud firmada que detalla
cómo se ha realizado la división del haber social. Este proceso marca el final
formal de la entidad. “La extinción de la sociedad mercantil significa el cese de
su actividad comercial para la cual fue constituida y terminación de su
personalidad jurídica” (Fidhel Gonzáles,2021 p.122).

VII. Conclusiones

En conclusión, de manera general la importancia de la disolución, liquidación


y extinción de sociedades destaca en la necesidad de dar un procedimiento
ordenado de salida del mercado de una sociedad. Además, obtiene más
relevancia al proteger los derechos de los socios, acreedores y trabajadores
involucrados. De esta manera, al establecer procedimientos claros, se mitigan
los posibles conflictos y se promueve una distribución equitativa de los activos
de la sociedad.

Por otro lado, de manera específica me quiero centrar en la función de los


liquidadores, la cual es esencial para asegurar una salida ordenada del
mercado. Sin embargo, aunque se exige un profundo conocimiento legal y
procedimental, no siempre se proporciona la capacitación adecuada para
estos roles lo cual puede ser muy lesivo, y puede llevar a decisiones que por
ejemplo no maximicen el valor de los activos durante la liquidación. En la
misma línea, como recomendación o propuesta, esta situación presenta una
oportunidad positiva al implementar programas de formación y recursos
adecuados para los liquidadores que puede fortalecer su capacidad para
gestionar el proceso de liquidación de manera más eficiente.

VIII. Lista de Referencias


Castillo Blanco, F. A., (2017). La disolución y liquidación de los consorcios
administrativos. Revista de Estudios de la Administración Local y
Autonómica, (7), 19-44. https://doi.org/10.24965/reala.v0i7.10423

9
Congreso de la República del Perú. (1997). Ley N° 26887: Ley General de
Sociedades.
https://spij.minjus.gob.pe/spij-ext-web/#/detallenorma/H777287
Fidhel Gonzáles, L. (2021). La extinción de la sociedad mercantil: Situación
patrimonial. RVDM, Nro. 7, pp-119-152.
http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/RVDM/7/RVDM_
2021_7_119-152.pdf
Hundskopf Exebio, O. (1994). Procedimientos de disolución y liquidación en
la Ley General de Sociedades y en la Ley de Reestructuración
Empresarial. IUS ET VERITAS, 5(8), 53-60. Recuperado a partir de
https://revistas.pucp.edu.pe/index.php/iusetveritas/article/view/15421
Juppet Ewing, M. F. (2014). Liquidación de una sociedad mercantil. Revista
Actualidad Jurídica, 30. Universidad del Desarrollo.
https://derecho.udd.cl/actualidad-juridica/files/2021/01/AJ30_519.pdf
Montoya Manfredi, U. (2004). Derecho comercial (1ª ed. actualizada, Tomo
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