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Yaguar Fiesta

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CAPITULO 7

Don Quijote se despertó dando voces, ya que


estaba desvariando y se creía que estaba luchando con
muchos enemigos. Acto seguido comenzó a hablar de libros
de caballería, el cura y el ama de llaves de Don Quijote
le dieron de comer y le volvieron a acostar para que se relajara
y descansara.

El cura, el barbero y la ama de Don Quijote decidieron


poner un muro en la biblioteca de Don Quijote para que este no
pudiera acceder a la biblioteca y así no se diese cuenta
de que todos sus libros habían desaparecido. En el caso de
que Don Quijote se acordase de su biblioteca y preguntara por sus
libros, sus amigos le dirían que había sido un mago
que la hizo desaparecer mientras Don Quijote dormía. Y
así fue, cuando Don Quijote se despertó y
preguntó por su habitación llena de libros de
caballería sus amigos le dijeron que había sido un
mago que la había hecho desaparecer.

Don Quijote pasó 15 días tranquilos ya que


se había propuesto buscar un escudero y conseguir dinero.
Para obtener este dinero fue necesario que empeñara
ciertas pertenencias suyas. Durante este tiempo
encontró a un pobre hombre llamado Sancho Panza al cual le
ofreció varias islas si se iba con él de
aventuras.

Después de haber hecho este peculiar trato ambos


aventureros se marcharon al anochecer. Durante el viaje Don
Quijote y Sancho estuvieron hablando sobre la isla que le
había prometido Don Quijote a Sancho.

CAPITULO 8

Por el camino Don Quijote y Sancho se encuentran con


unos molinos de viento y Don Quijote creyéndose que son
gigantes se dispone a atacarlos con su lanza. Sancho le dice que
no son mas que molinos, pero Don Quijote se empeña en
atacarlos ya que él piensa que son gigantes malvados, como
consecuencia Don Quijote tropieza con su lanza y se cae al suele
acabando así el problema de los molinos, o gigantes como
seguía afirmando Don Quijote. Por el camino Don Quijote
recuerda que una vez leyó como
un caballero repuso su lanza con un tronco y así lo hizo
Don Quijote.
Al día siguiente cuando se disponían a ir
a Puerto Lápice en busca de aventuras vieron a dos monjes,
vestidos con sus hábitos negros y a una mujer que iba
detrás de ellos, se supone que iban todos en la misma
dirección. Don Quijote se penso que estos
hombres tenían secuestrada a la señora que iba
detrás de ellos, y decidió atacar a los pobres
monjes. Sancho le aviso que no eran mas que dos frailes pero Don
Quijote no le hizo caso y ataco a los frailes. Los dos frailes
salieron corriendo con la mala fortuna de que uno de ellos se
calló al suelo, Sancho
amablemente intento ayudar al fraile que se había
caído pero dos mozos arremeten contra él y le dejan
inconsciente. Don Quijote a su vez fue a presentarle sus respetos
a la señora, pero el escudero de ella arremetió
contra Don Quijote dejándole herido de un
hombro.

CAPITULO 9

En este capítulo Cervantes nos cuenta como


continuo la historia entre la lucha de
Don Quijote y el vizcaino, ya que tenía pensado acabar el
libro
aquí.

Así pues estaban peleando ambos caballeros con


las espadas levantadas y con rostros impasibles, el vizcaino
ataca hierendole en una oreja y rompiéndole la armadura a
la altura del hombro. Don Quijote enfurecido ataca
tirándole del caballo e hiriendole la cara al vizcaino.
Don Quijote se baja del caballo para rematarle a menos que fuera
a dar sus honores a su amada Dulcinea del Toboso. El vizcaino
acepta y Don Quijote le deja marchar para que valle a presentar
sus respetos a la amada del buen Don Quijote.

CAPITULO 10

En este capitulo tras la batalla con el vizcaino Don


Quijote y Sancho deciden reanudar su camino. Sancho pensando que
Don Quijote había ganado algo después de esa
batalla le pregunta por la isla que le había prometido y
Don Quijote dijo que el pobre vizcaino no era un hombre del que
se pudiera obtener dinero.
Por el camino Sancho decide curarle la oreja a Don
Quijote, y este habla de un bálsamo que te recupera
instantáneamente.

Mientras tanto estaban pensando donde podían


dormir esa noche, ya que en una iglesia no
podían dormir ya que habían agredido a unos monjes.
Por el camino decidieron cenar y Sancho sacó cebolla, pan
y queso. Al no encontrar un lugar donde dormir, decidieron dormir
cerca de una chochas de pastores al aire
libre.

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