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LA FIESTA DE SAN BARTOLOMÉ O DE LOS CH’UTILLOS DE LA
CIUDAD DE POTOSÍ: MÚSICA Y DANZA EN UNA FIESTA
CITADINA ANDINA
Roy Youdale1.
Introducción Esta ponencia se basa en un estudio más largo que
realicé en Bolivia durante el período 1990/1991 (Youdale 1991). La investigación de campo sobre la fiesta se hizo entre los meses de agosto de 1990 y enero de 1991 en la ciudad de Potosí y sus alrededores. La Fiesta de san Bartolomé o de Los “Ch’utillos”, cuya fecha central es el 24 de agosto, tiene una larga historia, y data desde los tiempos pre-incaicos (en este caso aymaras). Durante mucho tiempo esta fiesta ha sido urbana en cuanto a su lugar de celebración—la ciudad de Potosí. Como tal, la fiesta ha adquirido varias características que la diferencian de las fiestas propiamente campesinas. La tesis principal de este trabajo es que, pese a la mantención de algunos aspectos regionales y netamente andinos , la música, la indumentaria y el baile—y el propósito mismo—de la Fiesta de San Bartolomé, efectivamente se han convertido en un espectáculo público de carácter citadino, que es muy parecido a las fiestas principales de La Paz, Oruro y Cochabamba (El Señor del Gran Poder, el Carnaval, y La Virgen de Urkupiña, respectiva- mente); y que a raíz de eso paradójicamente tiene cada vez menos características que la distinguen como fiesta potosina. En base a este fenómeno quisiera elaborar los rasgos principales de un posible modelo analítico de las fiestas andinas, cuya tesis central es que existe un espectro de fiestas entre campo y ciudad, y que en la medida en que uno se aleja del campo hacia la ciudad se pueden observar varios cambios predecibles en la forma, contenido y signifi- cado de las fiestas religiosas y folklóricas.
2. Perspectivas históricas
2.1 Cuentos y leyendas
La fiesta tiene sus orígenes en los tiempos precolombinos y
combina elementos de tres culturas—la aymara, la quechua y la española. Hay un pueblo como a tres kilómetros de Potosí que se llama Cantumarca (en aymara “pue La versión más antigua del origen de la fiesta viene del siglo XVI (Torres 1990), y dice que la gente de este pueblo tenía un santuario dedicado a una deidad identificada con el demonio, a quien hacía ofertas y sacrificios para que le diera respuestas a sus consultas, como una especie de oráculo griego. Llegados los jesuitas a Potosí a fines del siglo XVI, un cura fue al sitio del santuario—dos peñas de una quebrada—y construyó un altar y una capilla dedicados a San Bartolomé, para ahuyentar al diablo. Este acto se celebra en la fiesta cada año. La versión contenida en la famosa y monumental “Historia de la Villa Imperial de Potosí” (Arzans de Orsua y Vela, edición de 1965) sostiene que el motivo de la devoción al demonio fue otro: para apaciguarlo de modo que se evitara que murieran los viajeros que pasaban por las dos altas peñas (las cuales repentinamente se juntaban, aplastando a los viajeros).Una tercera versión (Jaimes 1905), que forma la base de las celebraciones actuales, dice que el diablo arrastró a una mujer joven de una comunidad cercana llamada Sapallay, y la guardó en una cueva entre las peñas. Por eso la gente bautizó al diablo con el nombre de Chutillo, o sea “genio que daña y huye”1, y construyó un nicho cerca de la cueva, empotrando en él una cruz que desalojó al diablo. Para vengarse, el diablo corría a Potosí para llenar la ciudad de “guerras, alborotos, raptos y matanzas”. En torno, para evitar las molestias causadas por el diablo la gente construyó una especie de altar en el nicho y colocó allí una figura de San Bartolomé y cada 24 de agosto la gente cabalgaba en muías a la cueva—llamada “La Puerta del Diablo”—para asustar y ahuyentar al demonio.Estas tres versiones, y dos más que son variantes de ellas, tienen en común los siguientes elementos: los orígenes de la fiesta son pre-incaicos; antes de la llegada de los jesuitas a fines del siglo XVI, había en el lugar de la cueva y Cantumarca una especie de culto a un ser que la gente identificaba como una deidad, un culto que parece haber sobrevivido durante el tiempo de los Incas; y por varios motivos los jesuitas se apoderaron de este culto con el fin de convertirlo en un rito católico que representaba el triunfo del bien sobre el mal.Hay una sexta versión de la leyenda que nos ofrece una interpretación radicalmente distinta de las anteriores, y que fue publicada en la prensa poto- sina en 19892:Había una vez un hombre que se atribuía de muchos méritos y por los que exigía tomarse libertades que nadie podía sofrenar. Y tal es el caso que con derecho posee a cuantas mujeres puede y en especial a una, en la cual tiene un hijo. Y este hijo es un espurio que tiene que ser ocultado por la afrenta que sufre la madre. Posteriormente el hijo, ya crecido, vuelve al seno de su comunidad y allí surge el conflicto porque no sabe quién es su padre; empero la comunidad sí lo sabe y le arrostra como un baldón. El hijo busca a su padre y lo encuentra.El es un ser que vive en una cueva, apartado por razones obvias. El hijo reclama al padre su paternidad. El padre— que no es sino el diablo, la encarnación de la maldad— le introduce a la cueva y allí lo mata. Entonces, el hijo así sacrificado se transmuta en santo. SANTO que viene en denominarse SAN BARTOLO
El Autor interpreta la leyenda de la siguiente manera. El diablo
representa al español, que en tiempo de la mita tenía el poder de vida y muerte sobre la gente indígena. El sacaba contingentes (sus hijos) para la mina (la cueva) que se sacrificaban sacando la plata. De este sacrificio, a menudo hasta la muerte del mitayo (la persona que tenía que hacer la mita), viene la santificación y la esperanza. La celebración de la fiesta por los campesinos puede verse desde este punto de vista como un acto de rebelión velado, dejándoles pensar a los españoles que habían impuesto la religión católica con éxito, mientras en realidad los habitantes se burlaban de los invasores y al mismo tiempo mantenían su propio sistema de creencias y rituales en simbiosis con la religión ajena.2.2 La evolución de la fiesta y su forma actualPor lo que sabemos, la fiesta data desde la construcción de la capilla y el altar con la figura de San Bartolomé, entre 1589 y 1598. Existen pocos datos concretos sobre la forma de la fiesta durante los siglos XVII-XIX, pero se puede decir con cierta confianza que contenía los siguientes elementos1) un solo día de ritos y ceremonias principales, el 24 de agosto.(2) una peregrinación a La “Puerta del Diablo” desde la ciudad.(3) la celebración de una misa en o cerca de la capilla, con el traslado de la figura de San Bartolomé a una colina ceremonial cercana, y luego a la ciudad, como un acto de veneración.(4) en una fecha no determinada, la introducción de los jinetes—hombres o mujeres (generalmente solteros) que iban de la ciudad a La Puerta montados en muía, a menudo disfrazados de mineros, con el fin de asustar y ahuyentar al diablo encerrado en la cueva. Estos jóvenes adquirieron el nombre de ch’utillos, y éste es el significado de uso común en la actualidad.Dentro de este marco, había una división de la fiesta en dos tipos de elementosa) elementos públicos: la peregrinación a La Puerta, la misa y el regreso a la ciudad con el santo.(b) elementos privados: las fiestas organizadas en las casas de los pasantes , los días 25 y 26 de agosto, denominados respectivamente los días del majtillo y del thapuquillo\En cuanto a la forma actual, ha habido varios cambios. El día 24 se mantiene como el día principal de la fiesta, pero ya no hay jinetes (o sólo unos cuantos) o ch’utillos. Pero la innovación más importante ha sido la de la introducción de la Entrada Folklórica, que toma lugar el 25 de agosto (en 1990, por primera vez, la Entrada duró dos días enteros) y ha pasado a primer plano en cuanto a la celebración de la fiesta, con la asistencia 3. El papel de la música y la danza en la fiesta3.
1 El control de la fiesta Es importante señalar que antiguamente los
responsables de la fiesta eran los pasantes o alféreces. En la ciudad había tres pasantes, uno por cada barrio principal, y generalmente eran ricos mineros (dueños de minas); y en el campo había hasta 30 o 40 de las comunidades vecinas de La Puerta. Ellos tenían que pagar los gastos y determinaban el tipo de música y danza que había. La fiesta propiamente dicha se celebraba en las casas de los pasantes y no en la calle. A principios de los años 80, a fin de revivir el festival— que había decaído durante la dictadura de General Banzer6—y para otorgarle un apoyo institucional, la Corporación de Desarrollo de Potosí (CORDEPO) asumió la responsabilidad organizacional. Luego pasó al representante del Ministerio de Asuntos Campesinos, y desde el año 1986 ha estado a cargo de la Alcaldía de Potosí.3.2 El papel tradicional-andino de la música y la danza Dentro del contexto de la fiesta ya delineado, el papel original cumplido por la música y la danza parece haber sido una combinación de varios elementos. En primer lugar, la función del baile en esta fiesta, como en muchas fiestas andinas desde la época de la Colonia, era expresar una protesta latente contra una religión ajena e impuesta que insistía mucho en la penitencia y en la represión emocional, “…la resistencia frente a una religión solemne” (Albó & Preiswerk 1986:229). Varios bailes se burlaban de los españoles, abiertamente en el caso de la waca-waca y los doctorcitos, por ejemplo, y más sutilmente con la diablada7. Al mismo tiempo, y en aparente contradicción, existía la dimensión sagrada—el baile como una forma colectiva de pedir perdón por la inmoralidad y la corrupción de la vida cotidiana y el trabajo, y experimentar una liberación y renovación espritual. Sin embargo, los valores fundamentales de las fiestas andinas, que los invasores nunca logaron borrar, tenían y siguen teniendo que ver con el ciclo agrícola y las deidades del panteón andino como la Pachamama y el Tío de la Mina. Muchos bailes expresaban varias facetas de esta cosmovisión andina, por ejemplo las llamaradas, choquelas y satiris que hacen referencia a las actividades agrícolas y ganaderas; y las tarqueadas y zampoñadas que muestran una gratitud colectiva y jubilosa a la Pachamama por la cosecha.Segundo, la gente bailaba en las casas de los pasantes, por lo menos en la ciudad, y ellos invitaban a los conjuntos de baile a participar. Los pasantes Música y danza en una fiesta citadina andina337mostraban su generosidad al alojar a todos los grupos y proveerlos con bevida, comida etc. La mayoría de estos grupos venían de los ayllus circundantes y bailaban por placer, devoción y por el honor de sus comunidades; pero a veces los pasantes, principalmente los citadinos, alquilaban a conjuntos de diablada y morenada de Oruro y otras partes para ganar más prestigio. Por último cabe decir que la indumentaria de los bailarines generalmente no tenía un papel necesariamente central en relación con el baile, excepto en algunos casos. Al describir la fiesta paceña de Los Señores del Gran Poder, Albó y Preiswerk dicen:En los conjuntos campesinos más típicamente autóctonos se trata fundamentalmente de músicos que bailan: danza-música es el binomio central casi inseparable. El disfraz o indumentaria puede o no ser significativo. Muchas veces consiste sólo en un poncho de fiesta. Puede haber diferenciación entre músicos y danzantes, sobre todo si el conjunto incluye mujeres; pero ésta no es indispensable (1986:55).En cuanto a la música, era central e inseparable del baile. Se empleaban los instrumentos del campo, relacionados con el ciclo agrícola: agosto cae en la época seca del altiplano y los instrumentos más utilizados en ese período (por lo menos en el Norte de Potosí) son la jula-jula y el charango, con la presencia también de la zampoña, que es uno de los pocos instrumentos tocados durante todo el año.Durante la Colonia se introdujeron instrumentos de metal, y varios bailes por ser citadinos en su origen se acompañaban de estos instrumentos, como la diablada, la morenada y los caporales.Varios de los puntos anteriores se aplican a muchas fiestas andinas, pero hay uno que es muy específico en la de San Bartolomé. La fecha del 24 de agosto tiene un significado histórico muy profundo en la Provincia de Chayanta (Norte de Potosí), porque fue la fecha en que en Pocoata se despedía ceremonialmente a los mitayos de la provincia—los campesinos que hasta 1812 salieron anualmente para trabajar en el Cerro Rico de Potosí. Ese día un grupo de tocadores llamados arkiris tocaban suququs, instrumentos de viento que consisten en un tubo largo de madera con una calabaza al final, que cumple la función de resonador (Platt 1983). Estos instrumentos fueron usados para acompañar varias etapas ceremoniales de la despedida de los mitayos. La dimensión minera de la fiesta de San Bartolomé en Potosí era muy importante, y no es por casualidad que los ch’utillos tradicionalmente cabalgaban disfrazados de mineros.Cabe mencionar también que el 24 de agosto marcaba la fecha cuando se inició la “sublevación general” de Tomás Katari contra los españoles en 1780 (Ruíz 1984).3.3 Los cambios en la música y la danza de la fiesta En esta subsección quiero delinear los cambios más destacados en la fiesta del año 1990, en comparación con el modelo “tradicional-andino”