Autobiografía IV
Autobiografía IV
Autobiografía IV
Autobiografía.
Autor.
Docente.
Natalia Castrillón.
Sebastián Beltrán.
Natalia Berrio.
Trabajo Social.
Armenia, Quindío.
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1/11/2024
Lo Esencial.
Se dice en algunas culturas que cuando te llaman o usan tu nombre completo para algo
se refiere a que estás en problemas. Quizás si ando en muchos problemas, que es lo
esencial de la vida para poder mejorar en nosotros mismos eso que fallamos. Las
adversidades nos crean a nosotros no por lo que hemos pasado, sino por lo que quedó de
nosotros al pasar esas adversidades. Quizás sería una persona mejor si no hubiera
pasado todo el dolor que carga mi ser. Por lo anterior, soy Juan Steban Mendez Marín y
tengo veintitres años.
Los primeros años fueron un poco nómadas, pues por el trabajo de mi padre, debíamos
estar mudándonos de un lado para otro. Vivir en distintos barrios de la ciudad no nos
dio una estabilidad para formar vínculos con vecinos, así como lo muestran las películas
y dibujitos animados que veía cada mañana en el viejo televisor gris de la sala. Crear
amigos fue un poco difícil hasta que por fin tuvimos que asentar cabeza en un barrio
centrado de Armenia. Para mi hermano que estaba terminando su colegio, la costumbre
a no tener un amigo que viva cercano le costó su capacidad de relacionarse. Pero yo
tuve un desenlace un poco mejor. Viví allí en ese barrio popular desde que tengo una
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memoria clara, más de 16 años en una misma cuadra, 12 años académicos en un mismo
colegio, 8 años de la misma esquina donde parchar con mis amigos, 7 años donde una
guitarra me refugió. Un lugar donde el tiempo pasaba y pasaba, pero yo seguía allí,
aunque todo cambiara.
Desde que entré a la escuela Jorge Eliecer Gaitán a mis 4 años, el enfoque de mis padres
en mí se establecía sobre lo académico, o sea, poder lograr esas metas, premios y becas
que mi hermano no pudo conseguir, pues ellos tienen la esperanza que yo pueda
sacarlos de “pobres”. Prematuro en un sistema de educación competitivo, un pobre
engendro que solo quería jugar y divertirse, le tocó abrirse campo y sobrevivir durante
12 años en un mundo social hostil.
Una escuela primaria con unos cuantos privilegios por haber nacido en una familia llena
de profesores que me enseñaron lo básico de leer y escribir a los pocos cuatro años de
vida. Era solo un niño con unas cuantas ventajas y por esto mismo empecé a ser el foco
de atención entre mis profesores y compañeros. La presión de ser siempre el mejor de la
clase era algo rutinario con lo que me acostumbre a vivir sin saber que era la ansiedad,
sin saber que esa falta de respiración en medio de las clases cuando no comprendía lo
que era la célula eucariota no era solo una bobada. Pero no todo fue tan malo, mi
percepción del amor fue un poco más favorable, pues era el niño bonito, de familia con
influencias y un poco de dinero. Esto me daba el respeto necesario para ser un casanova
desde primero a quinto de la escuela.
que esta forma romántica era la única que existía. Desde allí nace una pequeña faceta un
poco patética sobre mi autopercepción y cómo considero el amor.
Por otro lado, lo académico, deportivo, cultural y social iba de maravilla. Muchos
reconocimientos y diplomas en la noche de los mejores. Algunas gratitudes deportivas y
varias medallas. Un músico aclamado en el colegio y un gran “comediante” del salón.
Luego de que mi mundo, que estaba encerrado en unas cuantas paredes de un viejo
colegio, se abriera después de una graduación con honores y toda la parafernalia,
entendí que no era realmente nada. Afrontar de que por todo lo que me esforcé en mi
vida, en una sola noche todo se acabé fue el primer punto de partida importante en mi
vida. Empezar a crear una vida social nueva dentro de una universidad, tratar de
comprender nuevas ideas y conocimientos, fortalecer las bases ideológicas y seguir en
busca de la felicidad mediante el amor romántico fueron los ejes principales de mis
últimos 7 años.
Hacer amistades se me hizo demasiado difícil dentro de una carrera universitaria basada
en los idiomas que realmente no me gustaba. Aprender a conocer los tipos de
personalidades banales y las trascendentales fue un saber enriquecedor en un programa
universitario lleno de niños que se creen con poder. En lo académico, fue un golpe
fuerte entrar a la tercera opción que tenía como proyecto de vida, dejando una
desilusión fuerte por no poder destacar con buenas notas y bastantes conocimientos
como lo era en un pasado.
mínimo de mi querer bonito por mi madre luego de darme cuenta que quería entregarme
a la policía con cargos de terrorismo… todo esto solo por llevar una bandera roja y un
pensamiento comunista.