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Dios Responde Al Padre Nuestro

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HOMBRE: Por favor, ¡Para de criticar!

DIOS: Disculpa. Pensé que estabas pidiendo que se haga mi voluntad. Si eso fuera
a acontecer… ¿Qué hacer con aquellos que rezan y aceptan mi voluntad, el frío, el
calor, la lluvia, la naturaleza, la comunidad….
HOMBRE: Es cierto, tienes razón. Nunca acepto tu voluntad, pues reclamo por
todo. Si mandas lluvia, pido sol… si mandas sol me quejo del calor, si mandas frío,
continuo reclamando; pido salud, pero no cuido de ella, dejo de alimentarme o
como mucho.
DIOS: Excelente que reconozcas todo eso. Vamos a trabajar juntos tú y yo. Vamos
a tener victorias y derrotas. Me está gustando mucho tu nueva actitud.
HOMBRE: Oye Señor, preciso terminar ahora, esta oración está demorando mucho
más de lo acostumbrado. Continúo…”el pan nuestro de cada día dánoslo hoy”…
DIOS: ¡Para ahí! ¿Me estas pidiendo pan material? No solo de pan vive el hombre
sino también de Mi Palabra. Cuando Me pidas el pan, acuérdate de aquellos que no
lo tienen. ¡Puedes pedirme lo que quieras, deja que me vea como un Padre
amoroso! Estoy interesado en la última parte de tu oración, continúa…
HOMBRE: “Perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los
que nos ofenden…”
DIOS: ¿Y tu hermano despreciado?
HOMBRE: ¿Ves? Oye Señor, él me criticó muchas veces y no era verdad lo que
decía. Ahora no consigo perdonarlo. Necesito vengarme.
DIOS: Pero… ¿Y tu oración? ¿Qué quieres decir con tu oración? Tú me llamaste y
estoy aquí, quiero que salgas de aquí transformado, me gusta que seas honesto.
Pero no es bueno cargar con el peso de la ira dentro de ti! ¿Entiendes?
HOMBRE: Entiendo que me sentiría mejor si me vengara.
DIOS: ¡No! Te vas a sentir peor. La venganza no es buena como parece. Piensa en
la tristeza que me causarías, piensa en tu tristeza ahora. Yo puedo cambiar todo
para ti. Basta que tú lo quieras.
HOMBRE: ¿Puedes? ¿Pero cómo?
DIOS: Perdona a tu hermano, y Yo te perdonaré a ti y te aliviaré.
HOMBRE: Pero Señor… no puedo perdonarlo.
DIOS: ¡Entonces no me pidas perdón tampoco!
HOMBRE: ¡Estás acertado! Pero solo quería vengarme, quiero la paz Señor. Está
bien, está bien: perdono a todos, pero ayúdame Señor!. Muéstrame el camino a
seguir.
DIOS: Esto que pides es maravilloso, estoy muy feliz contigo. Y tú… ¿Cómo te
estás sintiendo?
HOMBRE: ¡Bien, muy bien! A decir verdad, nunca me había sentido así. Es muy
bueno hablar con Dios.
DIOS: Ahora terminemos la oración… prosigue…
HOMBRE: “No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal…”
DIOS: Excelente, voy a hacer justamente eso, pero no te pongas en situaciones
donde puedas ser tentado.
HOMBRE: y ahora.. ¿Qué quieres decir con eso?
DIOS: Deja de andar en compañía de personas que te llevan a participar de cosas
sucias, secretas. Abandona la maldad, el odio. Todo eso te lleva al camino errado.
No uses todo eso como salida de emergencia.
HOMBRE: ¡No te entiendo!
DIOS: ¡Claro que entiendes! Has hecho conmigo eso varias veces. Vas por el
camino equivocado y luego corres a pedirme socorro.
HOMBRE: Tengo mucha vergüenza, perdóname Señor.
DIOS: ¡Claro que te perdono! Siempre perdono a quien está dispuesto a perdonar
también. Pero cuando me vuelvas a llamar acuérdate de nuestra conversación,
medita cada palabra que dices. Termina tu oración.
HOMBRE: ¿Terminar? Ah, sí, “AMEN!!!”
DIOS: ¿Y qué quiere decir “Amén”?
HOMBRE: No lo sé. Es el final de la oración.
DIOS: Debes decir AMEN cuando aceptas todo lo que quiero, cuando concuerdas
con mi voluntad, cuando sigues mis mandamientos, porque AMEN quiere decir ASÍ
SEA , estoy de acuerdo con todo lo que oré.
HOMBRE: Señor, gracias por enseñarme esta oración, y ahora gracias también por
hacérmela entender.
DIOS: Yo amo a todos mis hijos, pero amo más a aquellos que quieren salir del
error, a aquellos que quieren ser libres del pecado. ¡Te bendigo, y permanece en mi
paz!
HOMBRE:¡Gracias Señor! ¡Estoy muy feliz de saber que eres mi amigo!

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