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Espiritualidad Ser SER CRISTIANO Clase 5,6,7

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SER CRISTIANO:

LA RAÍZ TEOLOGAL,
EXPERIENCIAL Y CONFESIÓNAL
DE LA EXPERIENCIA CRISTIANA
COMO DINÁMICA DE
ENCUENTRO.

«Concede, oh Dios, a todos los cristianos rechazar lo que


es indigno de este nombre y cumplir cuanto en él se
significa» (Oración colecta del domingo XV)
Desarrollo de nuestro encuentro

Repensar la trascendencia.
El cristiano ante el pluralismo cultural y religioso.
La dimensión ético-política de la experiencia cristiana.
Testimoniar a Dios en la Historia (de los pobres).
Repensar la Trascendencia

Autorrealización

Autotracendencia –
egocéntrica-filantrópica-social

Autotrascendencia
Teocéntrica – Cristocéntrica
La palabra espiritualidad sitúa el espíritu en el centro y en
una medida tal que corresponde en absoluto a la acepción
amplia de los antiguos (nous de Anaxágoras hasta Plotino),
de los cristianos (pgneuma-spiritus, desde los alejandrinos
hasta los "espirituales", los reformadores) y de los
modernos (sobre todo Hegel: como síntesis subjetivo-
objetiva del ser).
Sin embargo, esta amplitud no debemos interpretarla
como una vaguedad indeterminada, en cuanto que en esta
palabra va afirmada siempre de un modo implícito una
clara decisión fundamental: el hombre se entiende a sí
mismo como espíritu y se define por el espíritu y no por la
materia, ni por el cuerpo, ni por el instinto.
El espíritu hace patente, de un modo inequívoco (misterioso) la totalidad del ser, y
precisamente como totalidad absoluta. De este modo se nos franquean
fundamentalmente las dimensiones de la espiritualidad humana.
a) Partiendo de la espiritualidad del eros
(Platón), del desiderium (Agustín), del
amor-appetitm (Tomás), el espíritu se nos
muestra sobre todo como trascendencia, de
tal modo que participa en la absoluticidad
por aquella tendencia suya que consiste en
salir de sí mismo hacia el absoluto.

Esta trascendencia se refleja en el segundo


aspecto como relación a las cosas, servicio
altruista, y en el tercer aspecto como un
dejar que se realice en mí la razón absoluta
b) Partiendo de la espiritualidad de la acción
(Aristóteles), hay que afirmar, por tanto, que ésta
es muy importante, aún más, indispensable para
el eros absoluto, y que el eros encuentra, por
consiguiente, en el ámbito del mundo su campo
de acción, de acreditación, instrucción y
purificación.

Este ámbito encierra necesariamente para el


hombre un doble sentido: es eros del yo para con
el tú, tanto en el plano sexual como en el
suprasexual (amistad) y es eros como dedicación a
lo comunitario
c) Partiendo de la espiritualidad de la pasividad,
de la apatheia (Stoa), se abre todo un abismo de
problemas acerca de la espiritualidad humana:
¿en qué relación se halla el espíritu humano
con el espíritu absoluto?
Mientras es propio del platonismo una especie
de teísmo ingenuo que comporta y encierra,
como punto de partida y como meta, por su
parte el estoicismo, se encuentra
inevitablemente ante el problema de quién será
el portador de la razón absoluta: Dios o el
hombre mismo, es decir, ante la cuestión de si
la espiritualidad es en definitiva un monólogo
(panteísta) o un diálogo y una oración.
Estas tres formas principales siguen
siendo relativamente autónomas, es decir,
no son plenamente reductibles las unas a
las otras, manifestando así el carácter no
absoluto de la definición de la
experiencia de la espiritualidad humana.

Sin embargo, las estructuras de la finitud


en sí mismas se expresan en el lenguaje
de la relatividad con fuerza suficiente, de
tal modo que ninguna de estas estructuras
puede oponer una exigencia absoluta a la
revelación de Dios que acaece.
En su Palabra Dios elige y promete, orienta, encamina, exige, reprueba, realiza con el
hombre su proyecto de salvación. De este modo, las tres formas naturales de
espiritualidad, invitan al ser humano a vivir en plenitud, es decir, a experimentar la
realidad autotrascendente que hay en él.
➢El eros es despojado de todas sus características propias, acusado de no haber
respondido en modo alguno a la esperanza en el Dios verdadero; en la "alianza" su
contenido se convierte en la fidelidad exigida. El hombre no necesita entonces
prestar oídos a sí mismo, a la voz de su anhelo, sino a la palabra de Dios.
➢La acción se convierte, más allá de toda autorrealización del hombre, en obediencia
a la ley y al precepto que prescriben una voluntad de Dios, que ha de ser cumplida
en la comunidad humana, en la nación y en el mundo.
➢La pasividad, finalmente, se convierte ante la Palabra conductora de Dios, en la fe
que lo acepta todo, en la paciencia que todo lo afronta.
• Segundo apartado
El reto de nuestro tiempo:
Desmitologizar la experiencia espiritual
El primer desafío en nuestro estudio de la espiritualidad cristiana, con la
gracia de Dios lo hemos superado, posicionar en el lugar más adecuado la
espiritualidad.
Es verdad que la vida espiritual siempre causará en la vida del ser humano,
grandes interrogantes.

La vida espiritual es dar un salto en nuestra obra creativa:


pasar de la prosa de la vida cotidiana, al poema de la vida internalizada.
Simplemente les resultaba menos difícil creer en Dios y
relacionar los deseos humanos básicos con la búsqueda de
Dios y la obediencia a Dios como camino seguro para el
“éxito-santidad” en la vida.
En cierto sentido, esto les daba una ventaja religiosa por
encima de nosotros, pero tenían sus propios y muy serios
problemas con respecto a la autenticidad de la experiencia
religiosa o de vida espiritual que pretendían vivir.
Les resultaba fácil creer en Dios, pero desconfiaban
mucho de si mismo.
Hoy nuestra sociedad lucha y se esfuerza en el plano
humanista, pero al mismo tiempo se deshumaniza, con la
superstición, la esclavitud, el sexismo, con ciertas
concepciones poco sanas del destino y la predestinación, o
el supuesto éxito-realización.
Cada generación ha tenido su lucha espiritual.
No ha habido una edad de oro. Desde un
punto de vista espiritual, ni siquiera nuestra
propia era lo es.

Aunque hayamos ganado algún terreno moral


y religioso, aunque hayamos logrado
reconciliar armónicamente la espiritualidad, la
humanística y la psicología, nuestra generación
no debiera juzgar de manera demasiado dura
el pasado. La visión retrospectiva es una
ciencia exacta.

Es minara con gratitud el pasado,


vivir con pasión el presente,
para hacer del futuro una auténtica profecía.
Nadie está por encima de su época. Por otro lado, no
somos tan libres como nos gustaría creerlo de las cosas
con que lucharon las generaciones pasadas. La
superstición, la esclavitud, el sexismo, el fatalismo, el
legalismo, las guerras religiosas e ideológicas y el
sacrificio de los niños todavía subsisten entre nosotros.
Su rostro es, simplemente, más sutil o peor aun, no
hemos acostumbrado.
Más allá de todo esto, tenemos nuestras
propias luchas con la espiritualidad. ¿Cuáles
son los demonios espirituales de nuestro
propio tiempo?.

Tengamos presente que para poder


dominar y expulsar demonios
es necesario llamarlos por su nombre

Si bien los demonios son siempre legión, hay


tres, entrelazados, que debieran mencionarse
como aquellos que determinan el color de la
lucha contemporánea en busca de una
espiritualidad sana:
Demonio de la
Emotividad espiritual

Tenemos los ojos llenos de imágenes y cada vez nos volvemos más miopes; estamos
completamente arrollados por los sonidos y ya no oímos nada. El perfume de las cosas es
un recuerdo vago: asumimos sustancias que hacen que el olfato se vuelva inservible. Lo
tocamos todo, y no logramos que seamos "tocados" por nada; la intimidad de la alegría, la
intimidad del dolor, nuestro y de los demás, la conocemos solamente como excipiente del
spot que nos ha de vender algo. Ya no conocemos sus secretos, sus tiempos, las
emociones, los impulsos de verdad que nos llegan al corazón, y los lapsos de larga
duración que nos aficionan para siempre.

SEQUERI, P.
"La bellezza di Dio e i suoi segni ci conservano il mondo".
En: Avvenire, 18/11/2009, p. 2.
Perdimos los sentidos. Los perdimos casi sin darnos
cuenta, cuando todo a nuestro alrededor parecía indicar
su triunfo: culto del cuerpo, exaltación de la sensualidad,
en un frenesí de consumo, de viajes y experiencias
paroxísticas. Los perdimos. (...) De los sentidos, los
verdaderos, quedan solamente máscaras pálidas,
sucedáneas, insípidas e indigestas mixturas. Inundados
de imágenes, aturdidos por el ruido, embrutecidos por la
trivialidad y la vulgaridad, anestesiados por los
desodorantes y perfumes, atontados por los
tranquilizantes, nos hemos encontrado, de un día para
otro, con una serie de prótesis sofisticadas (celulares,
cámaras fotográficas microscópicas...) y cada vez más
insensibles: extraños al dolor del mundo y, sin embargo,
listos a derramar una lágrima de compasión cuando la
muerte se hace espectáculo.
El hombre moderno ha soñado con sustituir los sentidos
con instrumentos tecnológicos, con centrales de
información precisas, listas a conectarse según su deseo u
orden. Se ha realizado así la fantasía de conectar
directamente la mente humana al mundo, dejando de lado
el cuerpo, fardo siempre embarazoso y, después del
abandono de los sentidos, terreno de caza de la cosmética
y la cirugía estética.
¿Y qué quiere decir "perder los sentidos"? Significa que "de
ellos perdemos no sólo el placer, sino también el control,
no sólo la fiesta, sino también el apoyo, la sustancia, la
solemnidad". Significa, de manera más precisa y dramática,
que corremos el peligro de volvernos insensibles, de
perder otra dimensión o componente típica de nuestra
humanidad: la sensibilidad. Casi pasando del homo
sapiens al homo insensatus, literalmente "sin sentidos“.
«En toda buena elección... el ojo de nuestra intención debe ser simple, solamente
mirando para lo que soy criado..., y así, cualquier cosa que yo eligiere, debe ser a que
me ayude para al fin para que soy criado, no ordenando ni trayendo el fina al medio,
mas el medio al fin» [169].
Otro Demonio de la Espiritualidad
expulsión de la distinto
Los tiempos en los que existía el otro han pasado. EL INFIERNO DE LO IGUAL
El otro como amigo, el otro como infierno, el otro
como misterio, el otro como deseo van
desapareciendo, dando paso a lo igual.
La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose
pasar por crecimiento, constituye hoy esas
alteraciones patológicas del cuerpo social. Lo que
enferma a la sociedad no es la alienación, la
sustracción, la prohibición ni la represión, sino la
hipercomunicación, el exceso de información, la
sobreproducción y el hiperconsumo. La expulsión
de lo distinto y el infierno de lo igual ponen en
marcha un proceso destructivo totalmente diferente:
la depresión y la autodestrucción.
Byung-Chul Han
"La forma de curar esa depresión es dejar atrás el
narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión,
de su presencia", sostiene. «Porque frente al enemigo
exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso
de anticuerpos contra nosotros mismos». Para precisar lo
que sugiere recurre a Jean Baudrillard: el enemigo exterior
adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se
convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un
virus. Hoy, sin embargo, «la violencia, que es inmanente al
sistema neoliberal, ya no destruye desde fuera del propio
individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o
cáncer». La interiorización del mal es consecuencia del
sistema neoliberal que ha logrado algo muy importante: ya
no necesita ejercer la represión porque esta ha sido
interiorizada.
El hombre moderno es él mismo su propio
explotador, lanzado solo a la búsqueda del
éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los
nuevos males? No es fácil, dice. "La decisión
de superar el sistema que nos induce a la
depresión no es cosa que solo afecte al
individuo. El individuo no es libre para decidir
si quiere o no dejar de estar deprimido. El
sistema neoliberal obliga al hombre a actuar
como si fuera un empresario, un competidor
del otro, al que solo le une la relación de
competencia".
Entre los griegos la mística
fue siempre una mística de
la visión. Por eso
busquemos dar una
explicación del Misterio
Celebrado como un camino
de experiencia espiritual
cristiana, basándonos en la
categoría teológica griega
de la visión.
Dios para los griegos es esencialmente aquel que es
visto: Theos deriva de theastai = ser visto. Dios es
visto en la belleza de la creación y en el rostro del ser
humano. Dios es visto en la luz interna que brilla en
todo hombre.
Llegar a ver esa luz interna es para la mística griega
la cumbre de la contemplación. La meta del camino
espiritual es la contemplación, la percepción de esa
luz interna
En la contemplación no miro
nada específico, limitado, sino
que veo el cimiento del mundo.
Veo lo escondido, lo invisible.
El camino hacia esta visión
interna pasa a través de
imágenes externas.
En las imágenes de la creación,
en las del arte y en las del ser
humano, veo a Dios que ESTÁ a
Dios que ES
El teatro, para los griegos, tenía
una función crucial en su
experiencia de Dios, siendo al
mismo tiempo camino de
humanización.
Los griegos amaban el teatro. En
él se ponen en escena los
conflictos humanos con toda la
gama de pasiones y emociones
que aquellos logran sacar a la
luz.
La mirada interior provoca en el ser humano una suerte de purificación interna.
Los griegos hablan de los efectos catárticos del teatro. Aristóteles define la
“tragedia” como aquella que logra la purificación de los afectos a través de la
compasión y del temor. La tragedia provoca en el hombre compasión y temor.
Los sentimientos de compasión y temor tienen un efecto purificador sobre el ser
humano, tanto sobre sus afectos como sobre sus pasiones.
“Catarsis” es un concepto central de la filosofía griega, y lo era igualmente para
su religiosidad. Platón anhela la purificación del espíritu. Sufre al comprobar que
nuestro pensar y sentir están tantas veces contaminados por motivaciones
egocéntricas. Es como si lo que en nosotros hubiera de sucio y contaminado
atrajera la suciedad que flota por la atmósfera. Aquello que, basado en su
filosofía, afirma Platón acerca de la purificación del alma a partir del cuerpo, hoy
lo explicaríamos a partir de la psicología. Todo lo que hacemos está con
demasiada frecuencia contaminado y mezclado de deseos posesivos, animosidad,
resentimientos, amarguras y desengaños. La meta de la maduración humana es
lograr purificarse de esas impurezas. La mística ha visto la purificación (
“catarsis”), como un primer paso en el camino hacia Dios.
Epíclesis
Don del Espíritu
Gracia

Que tu vocación, tu
vida, tu quehacer
cotidiano sea una
bendición para la
Iglesia
Anámnesis

El Recuerdo
de mi propia
historia
Se convierte
Espacio de
Epifánico

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