TP N° 6 Gnoseo
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2. Dancy considera que, a primera vista, un argumento para tratar de mostrar que no
comprendemos las proposiciones que pretendemos saber debe ser local más bien
que general. La razón es que un argumento global pretende que no comprendemos
nada; lo cual, para el autor, resulta ridículo por dos motivos: en primer lugar porque
resulta obvio que sí comprendemos algunas cosas y, en segundo lugar, porque es
esencial que comprendamos el mismo argumento escéptico. Ahora bien, la
conclusión escéptica sostiene que el conocimiento es imposible: nadie sabe nada de
hecho, porque nadie puede saber nada. En este sentido, las formas interesantes de
escepticismo dependen siempre de un argumento; cuanto mejor es el argumento,
más fuerte es la forma de escepticismo que genera. Y dado que depende de un
argumento, debe poder expresarse en forma de conclusión.
Sobre lo expuesto acerca de las distinciones sobre el escepticismo, vemos que
son más interesantes los argumentos generales y “fuertes” que sus contrapartidas
más débiles. El escepticismo global es más convincente que el local; el escepticismo
que ataca a la noción de creencia justificada es más interesante que el que sólo
menciona algunas cuestiones respecto de la cuestión del conocimiento; y el
escepticismo que sostiene la incomprensibilidad de las proposiciones cuya verdad
se supone que no conocemos es más fuerte que aquel que se limita sólo a
considerar la verdad o falsedad de dichas proposiciones.
3. Los argumentos escépticos que menciona Dancy son los que buscan sostener una
imposibilidad de arribar al conocimiento. Estos se separan en fuertes y débiles, A su
vez, se dividen también en locales y globales.
6. Para Dancy, los tres argumentos anteriores no son de lo más fuertes porque no
atacan la noción de comprensión. En el caso del primer argumento, nada impide que
aún se comprendan las proposiciones respecto a la realidad, a pesar de que nunca
podamos conocerlas (porque no sabemos si efectivamente somos o no cerebros en
cubetas) o que no estemos justificados en creerlas. Algo similar sucede con el
argumento del error, que ataca la noción de creencia justificada en que si sabemos
algo pero hay errores, probablemente no haya conocimiento posible. Ocurre algo
parecido también en el tercer argumento, que si bien cuestiona el conocimiento
como las creencias justificadas, no problematiza la comprensión.
7. Las defensas contra los escépticos entienden que éstos aceptan implícitamente su
conclusión o pretenden que sus premisas la justifiquen, ya sea su conclusión la
imposibilidad del conocimiento o de las creencias justificadas. Pero tal defensa se
fija únicamente en las conclusiones, y no en los razonamientos que la constituyen.
10. El antirrealismo niega que haya verdades más allá de toda evidencia; no concibe
posibilidad alguna de un escepticismo global, ni para la comprensión ni para las
creencias justificadas. Plantea que si las diferencias no pueden reconocerse (entre
ambas “realidades”) por lo tanto no existen. Esta estrategia se denomina “fuerte” a
diferencia de la “débil” que acepta la postura de los escépticos, basada en que
existen verdades que trascienden toda evidencia en tanto que la realidad no es lo
que conocemos, y por ende no hay conocimiento posible.
Bibliografía: