Retiro de Adviento
Retiro de Adviento
Retiro de Adviento
Estamos por comenzar un nuevo año litúrgico y eso debe de llenarnos de mucha
alegría. Con la solemnidad de Cristo rey del universo concluye nuestro año litúrgico ciclo B
y con el tiempo de Adviento se da inicio al nuevo año ciclo C en toda nuestra iglesia
Católica.
1. CORONA DE ADVIENTO.
Nuestros sentidos exigen signos visibles que podamos apreciar, contemplar y
visualizar, por eso, la iglesia ha cuidado muy bien de presentar al pueblo de Dios signos
que ayuden a alentar nuestra fe y nuestra esperanza en los diferentes tiempos litúrgicos.
Son muchos los símbolos que van apareciendo durante este tiempo, especialmente
en la Liturgia. Los símbolos van despertando en nosotros unos sentimientos. Los símbolos
no producen nada por sí mismos si no que hay algo detrás de ellos.
Uno de estos signos es la corono de adviento. ¿Para qué sirve una corona? Colocada
sobre la cabeza de una persona, está indicando dignidad, está indicando majestad. La
corona ennoblece a la persona cuando la lleva sobre su cabeza; es símbolo de realeza, de
soberanía.
Las cuatro velas se encienden, una a una, en los sucesivos domingos de Adviento:
de esa manera estamos diciendo que esperamos una llegada, un Adviento, un advenimiento
y por eso la Iglesia se alegra; y se alegra por el Dios de la esperanza, se alegra ante la
llegada de Jesucristo.
Ya está lista la corona de Adviento pero ¿Qué es el Adviento?
2. SIGNIFICADO DE ADVIENTO?
La palabra Adviento procede del latín “adventus”, que significa venida,
aproximación, llegada. Con el tiempo de Adviento se inicia un nuevo año litúrgico. Tiene
una triple índole:
El Adviento es un tiempo para “RECORDAR”: El Señor vino y “acampó entre
nosotros”.
El Adviento es un tiempo para “CELEBRAR”: El Señor viene en la Iglesia por
medio del Espíritu Santo.
El Adviento es un tiempo para “ESPERAR”: El Señor vendrá al final de los
tiempos en el que Dios será todo en todos.
4. ILUMINACIÓN.
Dejemos que la palabra de Dios nos ilumine.
Del santo evangelio según San Marcos.
Comienzo del Evangelio de Jesús, el Cristo, Hijo de Dios. Conforme está escrito en
el profeta Isaías: Voy a enviar a mi mensajero delante de ti, el que ha de preparar tu
camino. Una voz clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas, apareció Juan bautizando en el desierto, proclamando un bautismo de conversión
para perdón de los pecados. Acudía a él gente de toda la región de Judea y todos los de
Jerusalén, y eran bautizados por él en el río Jordán, tras confesar sus pecados.
Palabra del señor R/ Gloria a ti señor Jesús.
El comienzo del Evangelio de San Marcos es un llamado a la conversión, una
anticipación de algo sorprendente que está por ocurrir, el señor ya viene y debemos estar
preparados. Juan es el mensajero de Dios que viene a comunicar la llegada del mesías, no
se trata solo de un mensaje verbal si no de un mensaje que viene acompañado de un
testimonio de vida pues Juan se ha adentrado en el desierto para la purificación de sus
pecados y con ello resaltar la certeza de su mensaje.
Hoy este llamado a la conversión sigue estando latente dentro de la iglesia, aun se
escucha la voz que clama en el desierto: “enderecen sus caminos”, aun estamos a tiempo de
regresar nuestra mirada al señor para que el convierta nuestras penas y angustias en gozo y
nuestras tristezas en alegría.
El santo padre nos invita a vivir en gracia y en humildad en el adviento para poder
así esperar a Jesucristo con un corazón limpio pues el viene a liberarnos de la esclavitud
del pecado.
“El Adviento es un tiempo de gracia para quitarnos las máscaras que cada uno
tiene y ponernos en fila con los humildes; para liberarnos de la presunción de creernos
autosuficientes, para ir a confesar nuestros pecados, aquellos escondidos, y recibir el
perdón de Dios, para pedir perdón a los que hemos ofendido. Así comienza una nueva
vida”
Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar. Nunca es demasiado
tarde, existe siempre la posibilidad de recomenzar, ¡Tengan coraje! Él está cerca de
nosotros y este es un tiempo de conversión. Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros.
Escuchemos el llamado de Juan Bautista a volver a Dios y no dejemos pasar este Adviento
como los días del calendario porque este es un tiempo de gracia, de gracia también para
nosotros, ahora, aquí.
Papa Francisco,
Roma a 04 de diciembre de 2022
6. EL ADVIENTO ES UN SIGNO DE ESPERANZA.
El Adviento nos invita a mirar al futuro y nos abre a la esperanza. “La esperanza es
la virtud teologal por la que aspiramos al Reino de los cielos y a la vida eterna como
felicidad nuestra, poniendo nuestra confianza en las promesas de Cristo y apoyándonos no
en nuestras fuerzas sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo” (CIC 1817)
Y la esperanza lanza un grito de alegría porque sabe bien, en lo más profundo de su
esencia, que “la salvación anunciada es la salvación que trae el Señor”. Esa salvación
proviene de Dios y no es solamente hechura de manos del hombre, aunque sabe bien que
“la virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón
de todo hombre” (CIC 1818). Por eso mismo, desde este sentido profundo de la esperanza
misma, sabemos que la promesa es clara, “alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación”,
pero que se nos exige esfuerzo de cambio personal, una profunda renovación y conversión.
En el Tiempo del Adviento, nosotros revivimos la admirable espera del Mesías
vivida por Israel, anticipamos el final de los tiempos que todavía está pendiente y está por
venir. Y en el tiempo del Adviento con la esperanza cristiana incrustamos en esa línea
histórica nuestro presente como Encarnación y como compromiso. Porque no es
resignación, no es pasividad, no es quedarnos sentados con los brazos cruzados,
esperando que llegue el momento. Es comprometiéndonos en el camino para llegar a
ese momento. Sólo el que camina tiene esperanza.
7. COMPROMISOS