C 255 03
C 255 03
C 255 03
TRATADO INTERNACIONAL-Propósitos
ASISTENCIA HUMANITARIA-Concepto
ASISTENCIA HUMANITARIA-Objeto
Magistrada Ponente:
Dra. CLARA INÉS VARGAS
HERNÁNDEZ.
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
El día dos (2) de agosto de dos mil dos (2002), la Secretaria Jurídica de la
Presidencia de la República remitió a esta Corporación, en cumplimiento de lo
dispuesto en el numeral 10 del artículo 241 de la Carta Política, fotocopia
auténtica de la Ley 767 del 31 de julio de 2002 “Por medio de la cual se
aprueba el Tratado para la Asistencia en materia Humanitaria entre La
Soberana Orden de Malta y el Gobierno de la República de Colombia”,
firmado en Roma el 30 de septiembre de 1999.
El día veintitrés (23) de agosto de dos mil dos (2002), la Magistrada Ponente
asumió el conocimiento del presente asunto, y ordenó la práctica de algunas
pruebas relacionadas con el trámite legislativo de la citada ley.
Recibidas las mismas se ordenó que por Secretaría General, se procediera a la
fijación en lista del proceso para permitir la intervención ciudadana y se corrió
traslado del expediente al señor Procurador General de la Nación, para efectos
de recibir el respectivo concepto.
El Congreso de la República
(Para ser transcrito: Se adjunta fotocopia del texto íntegro del instrumento
internacional mencionado).
Artículo 2°. Para los efectos del artículo anterior, la Soberana Orden de
Malta a través de su Embajada y por intermedio del Ministerio de Relaciones
Exteriores, hará llegar al Gobierno de Colombia, las listas de los elementos
cuya donación desea hacer a las entidades colombianas.
Artículo 3°. Una vez aprobada dicha lista por el Ministerio de Relaciones
Exteriores, la Soberana Orden de Malta podrá ingresar tales donaciones a la
República de Colombia, libres de todo impuesto, tasa o derecho nacional,
departamental o municipal sobre aquéllas. La Asociación Colombiana de
Caballeros de Malta hará la distribución, supervisión y control del buen uso
de los elementos donados.
Artículo 4°. Este Tratado entrará en vigor transcurridos treinta (30) días a
partir de la fecha en que las partes realicen el canje de los respectivo,
instrumentos de ratificación, el cual se efectuará en la ciudad de Santa Fe de
Bogotá.
Artículo 5°. El presente tratado tendrá una duración indefinida, sin perjuicio
de que cualquiera de las partes pueda denunciarlo mediante nota
diplomática, en cuyo caso cesarán todos sus efectos seis (6) meses después de
la recepción de la nota por la otra parte.
En testimonio de lo cual se firma el presente Acuerdo en dos ejemplares
idénticos en idiomas español e italiano en la ciudad de Roma, a los 30 días
del mes de septiembre de 1999.
PRESIDENCIA DE LA REPUBLICA
DECRETA:
Comuníquese y cúmplase.
El Ministro de Salud,
Igualmente, indica que siendo finalidades esenciales del Estado Social, servir
a la comunidad y asegurar la vigencia de un orden justo se observa que, el
auspicio en la asistencia humanitaria prevista en el Tratado en examen,
coincide con las finalidades que la Carta Política le otorga al Estado
Colombiano.
2 La Orden de San Juan, hoy de Malta, fue fundada antes de la conquista de Jerusalén (1099- primera
cruzada) como comunidad monástica dedicada a San Juan Bautista, la cual administraba un asilo-enfermería
para dar asistencia a los peregrinos de Tierra Santa. La comunidad, vinculada en sus comienzos
esperitualmente con los Benedictinos, se convirtió en autónoma, bajo la dirección del Beato Gerardo Sasso
diu Scala ( 1120 ). El Papa Pascual II, con una bula dirigida a Gerardo con fecha 1113, aprobó la fundación
del Hospital San Juan, lo puso bajo la tutela de la Iglesia y le otorgó el derecho de elegir libremente sus
superiores. En virtud de tal Bula y de otros documentos pontificios sucesivos, el Hospital se convirtió en una
Orden exenta de la Iglesia. La situación política que siguió a la fundación del Reino de Jerusalén, por obra de
los cruzados, obligó a la Orden, ya bajo el mandato de su segundo Superior, Frey Raimundo del Puy a asumir
la defensa militar de los enfermos, de los peregrinos y de los territorios cristianos que los cruzados habían
recuperado a los musulmanes. Aún prodigándose en el amplio campo hospitalario ( obsequium pauperum, el
servicio de los pobres ), una de sus dos finalidades, la Orden prosiguió eficazmente la otra, es decir, la defensa
de la cristiandad. En 1291 se perdió San Juan de Acre, último baluarte cristiano en Tierra Santa y la orden se
estableció en Chipre. La independencia de cualquier Estado, en virtud de documentos pontificios, junto con el
derecho, universalmente reconocido de mantener y emplear fuerzas armadas, constituyó la base de la
soberanía internacional de la Orden. Con la ocupación de la Isla de Rodas, concluida en 1310 bajo la
dirección del Gran Maestre Frey Foulques de Villaret, la Orden adquirió plena soberanía territorial. El Gran
Maestre llegó a ser soberano de Rodas y de Malta. En 1798 Bonaparte, durante la campaña de Egipto, ocupó
la Isal ade Malta. La Orden se vio obligada a abandonar la Isla. En 1801 los ingleses ocuparon Malta pero, a
pesar de haber sido reconocidos los derechos soberanos de la Orden sobre Malta en el Tratado de Amiens (
1802 ), la Orden no pudo valerse de ellos. Después de haber residido en temporalmente en Mesina, Catania y
Ferrar, la Orden se estableció en Roma, donde posee, gozando de extraterritorialidad, el Palacio de Malta, en
vía Condotti, y la Villa Magistral en el Aventino.
4. La ponencia para segundo debate fue presentada por la Senadora Martha
Catalina Daniels, la cual fue publicada en la Gaceta del Congreso No. 498 del
11 de diciembre de 2000 (páginas 4 y 5) 3
3 Folios 35,36.
4 Folios 146,147.
correspondientes; y, entre el primero y segundo debates en cada Cámara
mediaron los términos a que alude el artículo 160 de la Constitución
5 Ver especialmente Ley 42 de 1981, Acuerdo de Sede entre el Gobierno Colombiano y el Comité
Internacional de la Cruz Roja.
A partir de los años noventa, la Asamblea General de las Naciones Unidas ha
venido empleando la expresión “asistencia humanitaria”, para referirse a una
variedad de actividades internacionales, incluyendo la ayuda a las víctimas de
conflictos e intervenciones armadas para reinstaurar la democracia. Algunos
autores como Weiss6, tomando como base la jurisprudencia sentada por el
Tribunal Internacional de Justicia en el caso del Estrecho de Corfú7 entre el
Reino Unido y Albania y el asunto de las actividades militares y paramilitares
de los Estados Unidos en Nicaragua8, así el texto de la resolución 45/100
titulada “Asistencia humanitaria a las víctimas de las catástrofes naturales y
situaciones de urgencia del mismo orden”, de la Asamblea General de las
Naciones Unidas del 14 de diciembre de 1990, sostienen incluso que nos
encontramos ante un “Nuevo orden humanitario internacional”, uno de cuyos
pilares es la asistencia humanitaria. El presente asunto, en consecuencia, se
inscribe en esta tendencia del derecho internacional público que propende por
la colaboración, auxilio y asistencia de los más pobres, incluyendo ayuda en
casos de desastres naturales, hambruna, terremotos, epidemias y conflictos
armados internos.
6 Pierre Weiss, Relations internationales: le nouvel ordre mondial. París, Edit.Eyrolles, 1993, p. 192.
7Corte Internacional de Justicia de La Haya, sentencia de fondo del 9 de abril de 1949, asunto del Estrecho de
Corfú, en L. Gardiner, The Eagle Spreads his Claws: A History of the Corfu Channel Dispute and of Albanian
Relations with the West, 1945-1965, Blackwood & Sons, Edinburgh, London, 1966, p. 286.
8 Corte Internacional de Justicia de La Haya, sentencia del 27 de junio de 1986, asunto de las actividades
militares y paramilitares de los Estados Unidos en Nicaragua, en Lang, “L’affaire Nicaragua/Etats Unis
devant la CIJ”, LGDJ, 1990, pp. 861-900.
9 Rohan J. Hardcastle y Adrian T.L.Chua., « Asistence Humanitaire: vers un droit d´ácces aux victimes des
guerres », Révue Internationale de la Croix Rouge, decembre de 1998, p.p. 633 – 654.
10 Ibídem.
hace parte de los derechos humanos denominados “derechos de solidaridad de
tercera generación”, de igual modo se establece que el derecho a recibir y a
brindar asistencia humanitaria constituye un principio fundamental que le
asiste a todo ciudadano en cualquier país del mundo. Como lo sostiene la
doctrina iusinternacionalista francesa11, en algunas situaciones el Consejo de
Seguridad de Naciones Unidas, incluso ha instado a un Estado, como fue el
caso de Irak mediante la Resolución 688 de 1991, a permitir el acceso de
ayuda humanitaria destinada a socorrer a determinadas poblaciones víctimas
de los conflictos armados y de las violaciones masivas y sistemáticas de sus
derechos humanos.
11 Ver al respecto, Allan Pellet y Patrick Daillier, Droit International Public, París, Edit. LGDJ, 1999, p. 445.
12
Así por ejemplo, en 1996, la Comisión Europea financió un proyecto por 800.000 euros
para atender a los desplazados del nordeste del país, en Diario Oficial de las Comunidades
Europeas, Núm. 68 del 8 de marzo de 1997, pp. 1- 4.
Como en la práctica se evidencia que existe incapacidad de muchos Gobiernos
para prestar ayuda humanitaria a sus conciudadanos o solicitar con prontitud
asistencia exterior, lo que provoca graves daños a los perjudicados en caso de
tragedias, se hace necesario celebrar convenios internacionales en esta materia
que de ninguna manera chocan con la doctrina de soberanía nacional y la no-
injerencia en los asuntos internos de otros Estados, en los cuales se establezca
un conjunto de criterios, principios y reglas que determinen los mecanismos
administrativos que los Estados acepten para la asistencia humanitaria sin que
se pueda argumentar la intromisión o pérdida de la soberanía nacional.
Nótese, sin embargo, que si bien del texto del instrumento internacional le
corresponde al Ministerio de Relaciones Exteriores ejercer un control
administrativo encaminado a constatar que la ayuda humanitaria y para el
desarrollo enviada desde el extranjero se ajuste a lo prescrito en el instrumento
internacional, en cuanto al contenido de la misma y a sus destinatarios, como
es un deber constitucional del Estado velar por la salud pública de los
ciudadanos, la Corte considera, que dado que objeto del tratado consiste, en
donaciones de medicinas y otros artículos necesarios para los fines del mismo,
es imperioso que el mencionado control administrativo vaya acompañado de
otro de carácter sanitario realizado por las autoridades correspondientes,
asunto que, deber ser objeto de reglamentación.
14 Para los Profesores Stefan A. Riesenfeld y Frederick Abbot, en su artículo “The scope of U.S. control over
the conclusion and operation of treaties”, Parliamentary participation in the making and operation of treaties:
a comparative study, Netherlands, Ed. Nijhoff, 1994, una disposición de un tratado internacional es calificada
como self-executing, cuando no requiere de una legislación interna para ser aplicada, y puede crear
aparecen recogidas en un tratado y que no son lo suficientemente completas, y
por ende, es necesario reglamentarlas por el legislador interno.
directamente derechos y obligaciones en cabeza de los particulares, invocables ante los tribunales nacionales
o precisa con exactitud el ejercicio de una competencia por parte de una autoridad pública. Por el contrario,
algunas normas internacionales, incorporadas a los ordenamientos internos, debido a su carácter incompleto o
ambiguo, precisan de la intermediación de una ley o de un decreto para poder ser invocadas ante los tribunales
o administraciones estatales. En este último caso, nos encontraremos ante una norma convencional not-self-
executing. Sobre el contenido y alcance de la noción de self-executing, ver además, T. Buergenthal, “Self-
executing and not-self-executing treaties in national and international law”, R.C.A.D.I., Tome 235, 1992, pp.
235 y ss.
Más allá de los referidos lazos funcionales existentes entre la Parte contratante
en el instrumento internacional y la Asociación Colombiana de Caballeros de
Malta, conviene resaltar que los fines para los cuales fue creada esta última
encajan perfectamente con los objetivos perseguidos por el tratado sub
examine. En efecto, de conformidad con el artículo 2 de los Estatutos de la
Asociación ésta busca “ejercitar obras de misericordia, especialmente
socorriendo a los enfermos, emigrantes, refugiados y exiliados, a la niñez
abandonada y a los pobres...”; y asimismo “asistir a las víctimas de las
calamidades extraordinarias y a los heridos de la guerra”.
16
Sentencia del 18 de febrero de 1988
facultad y se dispuso que para efectos de la inspección y vigilancia el
representante legal de la institución controlada debía presentar a estudio y
consideración de los Gobernadores o del Alcalde Mayor de Bogotá, los
estatutos de la misma, los proyectos de presupuesto, los balances de cada
ejercicio y determinados actos y contratos en función de una determinada
cuantía. El mencionado decreto fue modificado por el decreto nacional
número 1098 de 1989, a efectos de precisar que los presupuestos y balances de
cada ejercicio debían presentarse “con arreglo a las normas vigentes sobre la
17
materia” . Posteriormente, el Presidente de la República mediante decreto
18
núm. 432 del 10 de marzo de 1988 , le confirió al Alcalde Mayor del Distrito
Especial, la función de controlar las sesiones que realicen las asambleas de las
instituciones de utilidad común y tomar las medidas que estime convenientes
“para salvaguardar los intereses de la comunidad”. De igual manera, el
Decreto Distrital núm. 59 del 21 de febrero de 1991, “Por el cual se dictan
normas sobre trámites y actuaciones relacionadas con la personería jurídica de
entidades sin ánimo de lucro y con el cumplimiento de las facultades de
inspección y vigilancia sobre instituciones de utilidad común” desarrolló las
competencias asignadas por la ley y los mencionados decretos nacionales al
Alcalde Mayor de Bogotá.
17
Decreto número 1098 del 23 de mayo de 1989 “Por el cual se modifica parcialmente el Decreto 1318 de
1988”, Diario Oficial núm. 38.829, p. 2.
18
Decreto núm. 432 del 10 de marzo de 1988, “Por el cual se ejerce parcialmente la facultad conferida por el
artículo 2 de la Ley 22 de 1987, en relación con las instituciones de utilidad común”, Diario Oficial núm.
38.252, p. 2.
por la voluntad de los donantes nacionales y extranjeros en el caso del
terremoto de Eje Cafetero:
El artículo III del tratado internacional sub examine dispone que la Soberana
Orden de Malta podrá ingresar tales donaciones a la República de Colombia,
libres de todo impuesto, tasa o derecho nacional, departamental o municipal
sobre aquéllas. Se trata, en consecuencia, de una prohibición establecida por
instrumento internacional que tiene efectos no sólo sobre las finanzas de la
Nación, sino además sobre aquéllas de las entidades territoriales
19
Sentencias C-160 de 2000 y C-1333 de 2000.
cualquier impuesto, tasa o derecho nacional, departamental o municipal se
encuentra por el contrario justificado por el fin que se persigue alcanzar con
la ejecución del instrumento internacional, cual es socorrer a las víctimas de
los desastres naturales y de los conflictos armados internos (desplazados) e
internacionales (refugiados), así como a la población más necesitada del país,
además de que se realiza la exención sin exigir reciprocidad alguna, y por ello
no viola el artículo 294 constitucional.
V. DECISION
RESUELVE
HACE CONSTAR:
3ª. Por tal razón, “la Soberana Orden de Malta”, no había sido reconocida por
Colombia como sujeto de Derecho Internacional Público y sólo vino a tener
tal calidad frente al Estado Colombiano porque así se dispuso mediante
Decreto 0145 de 1953 (enero 28), dictado por el entonces Presidente de la
República doctor Roberto Urdaneta Arbeláez y su Ministro de Relaciones
Exteriores Juan Uribe Holguín, publicado en el Diario Oficial No. 28.126 de
13 de febrero de 1953, aduciendo para ello, entre otras razones que “la
Soberana Orden Militar de Malta mantiene relaciones diplomáticas con un
gran número de Estados”; que “dicha orden subsiste en su régimen interno y
en sus relaciones exteriores sin intervención de estado alguno, de acuerdo con
la organización que ella se ha dado libremente”; y que, por ello ha de
reconocerse, “dada la importancia de las obras de beneficencia y asistencia
social que desarrolla en la actualidad”.
Además, en el artículo 2º del Decreto mencionado se reconoce “como
expresión de la autoridad de la Soberana Orden Militar de Malta a Su Alteza
El Gran Maestre de la Orden”.
Sin embargo, la existencia del Decreto aludido, abre paso a que se les imparta
aprobación a tratados celebrados por Colombia con la Soberana Orden de
Malta, como el suscrito en Roma el 30 de septiembre de 1999 en materia
humanitaria entre esa entidad y el Gobierno de Colombia. Por ello, no
quedaba a la Corte camino distinto al de estudiar la exequibilidad de la ley
aprobatoria por los demás aspectos, como en efecto se hizo por la Corte al
proferir la Sentencia C-255 de 25 de marzo de 2003.
Fecha ut supra.
ALFREDO BELTRÁN SIERRA