Manual Superdotacion Modulo I
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CONCEPTUALIZACIÓN DE INTELIGENCIA
A LO LARGO DEL TIEMPO
1. Introducción
Sin embargo, la aplicación de estos tests descubrió una realidad que requirió
atención; se trataba de niños y niñas que, lejos de tener dificultades en el des-
empeño intelectual, demostraban poseer una capacidad de resolución de pro-
blemas propio de edades superiores. Así nace el interés por los más capaces.
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1.1. La inteligencia según Platón
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1.3. La inteligencia según Huarte de San Juan
Huarte plantea en el Proemio, dirigido “A la Majestad del rey don Felipe, nues-
tro señor”: “Para que las obras de los artífices tuviesen la perfección que conve-
nía al uso de la república, me pareció, Católica Real Majestad, que se había de
establecer una ley: que el carpintero no hiciese obra tocante al oficio del labra-
dor, ni el tejedor del arquitecto, ni el jusrisperito curase, ni el médico abogase;
sino que cada uno ejercitase solo aquel arte para la cual tenía talento natural, y
dejase las demás. Porque, considerando cuán corto y limitado es el ingenio del
hombre para una cosa y no más, tuve siempre entendido que ninguno podía
saber dos artes con perfección sin que en la una faltase.”
Estas ideas novedosas ya habían sido insinuadas por Platón: “Por ello es ca-
racterístico de nuestro Estado que el zapatero sea sólo zapatero y no a la vez
timonel, el labrador sea labrador y no sea a la vez juez, y el guerrero, guerrero,
y no comerciante a la vez que guerrero”.
“Si el entendimiento estuviese apartado del cuerpo y no tuviese que ver con el
calor, frialdad, humedad y sequedad, ni con las demás cualidades corporales,
seguiríase que todos los hombres tendrían igual entendimiento y que todos
raciocinarían con igualdad. Y vemos por experiencia que un hombre entiende
mejor que otro y discurre mejor, luego ser el entendimiento potencia orgánica,
y estar en uno más bien dispuesta que en otro, lo causa; y no por otra razón
ninguna” (en Velarde Lombraña, 1993, p. 453).
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1.4. La inteligencia según Gall
Continuando con estas ideas en las que las funciones mentales se vinculan con
las bases biológicas, 200 años más tarde, surgió una corriente de pensamiento
denominada frenología. Es en la figura de Franz Gall (1758-1828) donde se en-
cuentra a su creador (Buela-Casal y Sierra, 1997). Sus trabajos se fundamentan
sobre la hipótesis de la base biológica de los fenómenos mentales.
e. El tamaño de cada órgano puede ser estimado durante la vida y, con las
restantes condiciones iguales, el tamaño es una medida de la capacidad
del órgano.
Gall partía de la base de que el cráneo tomaba la forma del cerebro, y median-
te la palpación del cráneo se podía evaluar, por sus protuberancias, el tamaño
diferencial de los “órganos del cerebro”. Estos “órganos” gobernaban y deter-
minaban habilidades y destrezas humanas tan diversas y complejas como el
raciocinio, la religiosidad o el amor a los padres.
Por la palpación del cráneo se determinaba cuáles eran las habilidades o capa-
cidades de mayor y menor desarrollo de las personas.
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La frenología fue recibida con recelo, incluso con censura directa pues la Iglesia
consideraba que esta doctrina cuestionaba a la concepción de que la mente
es creada por Dios, no por el cerebro del hombre como base material. Por otra
parte, los propios “científicos” de la época rechazaron estas ideas revoluciona-
rias, ya que la evaluaban contraria a las creencias y la moral de la época por su
determinismo materialista (Arias, 2018).
Será a partir de Sir Francis Galton que la teoría sobre la inteligencia y su medi-
ción quedan unidas de forma casi indisoluble.
Galton no tenía duda en cuanto a su teoría. “No tengo tolerancia con la hipóte-
sis de vez en cuando expresada, y a menudo de forma implícita, especialmente
en cuentos escritos para enseñar a los niños a ser buenos, que los bebés nacen
con iguales condiciones, y que las únicas fuentes en la creación de las diferen-
cias entre niño y niño, y entre hombre y hombre, son aplicación constante y
esfuerzo moral. Esta es la más descalificada manera en que me opongo a las
pretensiones de igualdad. Las experiencias de la guardería, de la escuela, de la
Universidad y de las carreras profesionales, son una cadena de pruebas para lo
contrario.” (Galton, 1869, p.12).
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1.6. La inteligencia según Binet
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1.8. La inteligencia según Spearman
Por otra parte, denominó factores “s” a los factores específicos, los que se
pondrían en juego según el tipo de exigencia que la tarea requiriera. En el de-
sarrollo de estos últimos factores puede intervenir la influencia del ambiente.
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1.9. La inteligencia según Wechsler
Consideró a la inteligencia como “... la capacidad global del individuo para ac-
tuar con un propósito, pensar racionalmente y tratar con eficacia su entorno.”
(Wechsler, 1944).
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En cuanto a la subteoría experiencial se refiere a una síntesis entre los datos
del entorno y nuestro acervo mental. En otras palabras, aprendemos a partir
de la experiencia y a partir de los contenidos internos. La resolución de pro-
blemas a este nivel implica, además, procesos creativos ya que se requiere de
la solución de problemas novedosos.
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1.11. La inteligencia según Gardner
Este autor se opone a la idea de una inteligencia única y plantea -en un prin-
cipio- la existencia de 7 inteligencias (Gardner, 1983a). Sostiene que estas di-
ferentes inteligencias operan con relativa independencia, que cuentan con
una base biológica identificable, y que generan un producto o idea de cierto
valor para un contexto socio-cultural determinado.
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Más tarde agrega las inteligencias naturalista y existencialista (Gardner, 2010):
“Estas inteligencias son ficciones (al menos ficciones útiles), que designan pro-
cesos y aptitudes que (como en la vida en su conjunto) son continuos los unos
en relación con los otros; al momento de abordar las inteligencias específicas,
tengo que repetir que no existen como entidades físicamente verificables, so-
lamente como construcciones científicas operatorias” (p. 77).
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Otro aspecto que no es del todo claro es la veracidad sobre la misma jerarquía
para todas las inteligencias, es decir, esa especie de sistema democrático in-
telectual. Al presentar su teoría plantea que nuestra sociedad ha privilegiado
las inteligencias: lingüística y lógico-matemática, en desmedro de las demás, y
que eso no es correcto (Gardner, 1983b). En realidad, es indudable que las ha-
bilidades lingüísticas son inherentes a la expresión de las demás inteligencias,
a la comunicación de los resultados del trabajo de las demás. Inclusive, para la
inteligencia lógico- matemática, reserva un lugar de privilegio:
Para finalizar este apartado, está claro que la controversia que generó la defini-
ción de la inteligencia se extendió a lo largo del Siglo XX, y también durante los
años que llevamos del Siglo XXI. Por lo tanto, no es seguro que se llegue a un
acuerdo universal, sin embargo, ha habido intentos por lograrlo.
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