012 - Ser - 2024
012 - Ser - 2024
012 - Ser - 2024
SEMINARIO VIRTUAL
PARA CATEQUISTAS
CATEQUESIS NUEVA
PARA TIEMPOS NUEVOS
XII. Ser
La identidad del catequista: maestro, educador y testigo
Descubrir las notas esenciales de la identidad de un catequista nos permitirá ser fieles a
ese llamado. Este último encuentro de "Redes", titulado "Ser" nos pone en situación de
pensar aquellos rasgos que no deben faltar en la vida de todo catequista al servicio de la
Palabra de Dios.
Los símbolos tienen la virtud de remitirnos a aquello que no vemos, o que no podemos
abarcar con nuestro lenguaje limitado. Nos permiten expresar pensamientos profundos,
eximiéndonos de complejas palabras… para ello basta con contemplar y dejarse llevar
por lo que el símbolo sugiere… y así establecer vínculos, relaciones…
A continuación, podrás encontrar tres imágenes que nos ayudarán a pensar nuestra
identidad de catequistas.
Ahora bien… si vinculáramos estas tres imágenes a la vida, vocación y tarea del
catequista… ¿Qué nexos podríamos establecer?
Cada una de estas comparaciones nos invitan a asumir características propias del
servidor de la Palabra…
Dejaremos que las palabras del Evangelio iluminen nuestra vida y que su mensaje
resuene en nuestras mentes y corazones.
El Salmo nos da la clave para comenzar a hablar sobre la Identidad del Catequista:
“Gusten y vean qué bueno es el Señor”. Esta afirmación que, a la vez, es invitación,
proclama y anuncio, nos recuerda que el punto de partida en toda vida dedicada al
servicio del Señor es una experiencia de encuentro, de misericordia, de amor, de
sentirse abarcado por la grandeza de Dios.
“No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos
más que servidores de ustedes por amor de Jesús”. 2Cor 4, 5
“Nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder
extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios”. 2Cor 4, 7
“Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes
recogen el fruto de sus esfuerzos". Jn 4, 38
“Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No". El les dijo:
"Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces
que no podían arrastrarla”. Jn 21, 5-6
Su misión: salir a sembrar / tirar la red. El catequista es un operario al servicio del Reino.
Es quien ha sentido profundamente la solicitud del Señor: "La cosecha es abundante,
pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe
trabajadores para la cosecha” (Lc 10, 2). Trabaja con convicción, pues sabe de la
importancia de la semilla y de las cualidades de la red.
"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena
Noticia" (Mc 1, 15).
REDES
XII: SER
Cuaderno de notas
“…la catequesis no es un «trabajo» o una tarea externa a la persona del catequista, sino
que se «es» catequista y toda la vida gira en torno a esta misión. De hecho, «ser»
catequista es una vocación de servicio en la Iglesia, lo que se ha recibido como don de
parte del Señor debe a su vez transmitirse. De aquí que el catequista deba volver
constantemente a aquel primer anuncio o «kerygma» que es el don que le cambió la
vida.
El catequista camina desde y con Cristo, no es una persona que parte de sus propias
ideas y gustos, sino que se deja mirar por él, por esa mirada que hace arder el corazón.
Cuanto más toma Jesús el centro de nuestra vida, tanto más nos hace salir de nosotros
mismos, nos descentra y nos hace ser próximos a los otros. Ese dinamismo del amor es
como el movimiento del corazón: «sístole y diástole»; se concentra para encontrarse con
el Señor e inmediatamente se abre, saliendo de sí por amor, para dar testimonio de
Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús”.
de la Iglesia, qué familiaridad profunda con Cristo y con el Padre, qué espíritu de
oración, qué desapego de sí mismo ha de tener el catequista para poder decir: «Mi
doctrina no es mía»!
Congregación para la Evangelización de los pueblos.- Guía para los catequistas, 6.-
“Es necesario que el catequista tenga una profunda espiritualidad, es decir, que viva en
el Espíritu que le ayude a renovarse continuamente en su identidad específica.
Finalmente, tiene una importancia esencial la relación personal del catequista con el
catecúmeno y el catequizando. Esa relación se nutre de ardor educativo, de aguda
creatividad, de adaptación, así como de respeto máximo a la libertad y a la maduración
de las personas».
“Hoy se impone una honda reflexión sobre el perfil del catequista iniciador y
acompañante del itinerario de fe de los catequizandos. El catequista es antes que nada
un discípulo-testigo. Con una vida impregnada por el Espíritu Santo, abierta a la Palabra
como alimento y oración cotidiana: conocer la Escritura es conocer a Jesucristo”. Es un
hombre-mujer de comunión: con el Cuerpo de Cristo -Cuerpo Eucarístico- y con el
Cuerpo Místico que es la Iglesia. Comunión afectiva y efectiva, que lleva a vivir y formar
siempre comunidad, engendrando así Vida: la Vida de comunión, la Vida de Fe, de
Esperanza, de Caridad.
El perfil propio del catequista estará inspirado en Jesús, en su vida y su pedagogía; así, el
catequista es maestro y pastor, testigo de Cristo, miembro de la comunidad donde se
nutre de la Palabra y de la Eucaristía, para compartir la fe con sus hermanos
catecúmenos-catequizandos, que presta su servicio en comunión con otros, viviendo la
espiritualidad de la comunión como principio pedagógico, atento al querer de Dios y a
REDES
XII: SER
“El catequista es miembro de la Iglesia, testigo de la fe y enviado por ella para anunciar
el mensaje del Evangelio.Proponemos que:
transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio
que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la
nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana,
hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto
a «dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza» (1 P 3,15). El
Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y
pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede
desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la
participación directa en la vida de la comunidad.
Queremos dejar brotar en nuestras vidas todas las consecuencias del encuentro con
Jesús... Para ello, dejaremos al Señor entrar en la intimidad de nuestro corazón.
Dispone el libro de la Palabra sobre un tapete y una vela encendida. Luego, escucha la
canción que se propone a continuación...
Catequista…
Testigo creíble de Dios
mensajero de su amor
con hechos y con palabras.
Catequista…
tu vida enamorada está,
tus ojos miran más allá
con tus manos siempre abiertas.
Profetas de la esperanza,
sembradores de perdón.
Han cambiando nuestras redes
pero no nuestra misión.
Llevaremos tu alegría
y sembraremos tu paz
por Facebook, Instagram, Twitter
o con un meme de Whatsapp.
Catequista…
tu palabra consolará,
al caído levantará
y hará sonreír al triste.
REDES
XII: SER
Catequista…
Tu palabra acariciará,
al solo acompañará,
fortalecerá al enfermo.
Profetas de la esperanza…
Catequista…
En tus manos está cambiar
la crisis en posibilidad
sin darte por vencido.
Catequista…
como María llevás a Jesús.
El milagro de Dios eres tú
para cambiar nuestro mundo.
Profetas de la esperanza…
Seguidamente, te invitamos a leer una texto de la primera Carta de San Juan (1Jn 1, 1-4):
"Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de
Vida, es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida
eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión
con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa".
REDES
XII: SER
Palabras finales
Quiera Dios que este puñado de encuentros haya podido acompañar tu formación y, lo
más importante, sea impulso para que, en la tarea de comunicar la fe, no dejemos de
"echar las redes al mar".
Hoy, resulta complejo el anuncio del Evangelio, pero, si nuestro corazón se hace
sensible a la Palabra de Dios, si nos dejamos interpelar por ella, Dios hará surgir en
nosotros actitudes que inviten a otros a sumarse en el seguimiento de Cristo.
Como en tantas ocasiones a lo largo de este itinerario los invito a seguir andando, seguir
echando las redes.
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