Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

012 - Ser - 2024

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 15

REDES

SEMINARIO VIRTUAL
PARA CATEQUISTAS
CATEQUESIS NUEVA
PARA TIEMPOS NUEVOS

XII. Ser
La identidad del catequista: maestro, educador y testigo

Tiberíades Idea y dirección


Encuentro Palabra Vida Pablo Garegnani
REDES
XII: SER

La identidad del catequista: maestro, educador y testigo.


El Papa Francisco nos enseña que ser catequista "no es un trabajo, es una vocación".
Dios llama a hombres y mujeres a comprometerse con su obra: el anuncio del Reino de
Dios.

Descubrir las notas esenciales de la identidad de un catequista nos permitirá ser fieles a
ese llamado. Este último encuentro de "Redes", titulado "Ser" nos pone en situación de
pensar aquellos rasgos que no deben faltar en la vida de todo catequista al servicio de la
Palabra de Dios.

Conectando con mi vida

Los símbolos tienen la virtud de remitirnos a aquello que no vemos, o que no podemos
abarcar con nuestro lenguaje limitado. Nos permiten expresar pensamientos profundos,
eximiéndonos de complejas palabras… para ello basta con contemplar y dejarse llevar
por lo que el símbolo sugiere… y así establecer vínculos, relaciones…

La vida eclesial está caracterizada por el uso de multiplicidad de símbolos que, de


manera especial, en la liturgia y la catequesis, nos recuerdan la presencia de Dios en
nuestras vidas, la relación filial que establecemos con Él y con los miembros de la
comunidad. Podemos recordar, entre otros:

Sentados en la asamblea al escuchar la Palabra…


La señal de la cruz,
Gestos como la imposición de manos, de la ceniza, la crismación…
El saludo de paz,
La entrada del Libro de la Palabra…
El cirio pascual…

Este estilo educativo recibe el nombre de Pedagogía del signo.

A continuación, podrás encontrar tres imágenes que nos ayudarán a pensar nuestra
identidad de catequistas.

¿Qué te sugiere cada imagen?


¿Qué palabras puedes asociar con el caracol de mar?
¿Y las campanas? ¿A qué puedes vincularlas?
Finalmente, al observar el paisaje, ¿en qué piensas?
REDES
XII: SER
REDES
XII: SER

Ahora bien… si vinculáramos estas tres imágenes a la vida, vocación y tarea del
catequista… ¿Qué nexos podríamos establecer?

El catequista como caracol de mar…


El catequista campana que resuena…
El catequista como surco abierto…

Cada una de estas comparaciones nos invitan a asumir características propias del
servidor de la Palabra…

¿Cuáles son esas características?


Contempla las imágenes… deja que ellas hablen…
REDES
XII: SER

Dios me habla como amigo

Dejaremos que las palabras del Evangelio iluminen nuestra vida y que su mensaje
resuene en nuestras mentes y corazones.

Leemos en la Sagrada Escrtitura

“Glorifiquen conmigo al Señor, alabemos su Nombre todos juntos.


¡Gusten y vean qué bueno es el Señor! ¡Felices los que en él se refugian!”. Salmo 33/34, 4. 9

El Salmo nos da la clave para comenzar a hablar sobre la Identidad del Catequista:
“Gusten y vean qué bueno es el Señor”. Esta afirmación que, a la vez, es invitación,
proclama y anuncio, nos recuerda que el punto de partida en toda vida dedicada al
servicio del Señor es una experiencia de encuentro, de misericordia, de amor, de
sentirse abarcado por la grandeza de Dios.

Si toda experiencia de amor es comunicable, mucho más el encuentro con Dios,


porque, sabemos, es un encuentro que nos cambia radicalmente y produce un deseo
irrefrenable de contar, narrar, compartir. Allí comienza a nacer la vocación a la
catequesis, en el llamado que Dios nos hace y que nos encuentra disponibles para
trabajar en favor de que otro pueda gustar lo mismo.

“No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús, el Señor, y nosotros no somos
más que servidores de ustedes por amor de Jesús”. 2Cor 4, 5

Cristo es el centro. El catequista se sabe servidor de la Palabra de Dios. Ha de vencer la


tentación de predicarse a sí mismo. Si se propone como modelo, lo será del
seguimiento de Cristo, y siempre con sus actitudes. El catequista debe evitar caer en el
peligro de la autorreferencialidad.

“Nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para que se vea bien que este poder
extraordinario no procede de nosotros, sino de Dios”. 2Cor 4, 7

La fragilidad del catequista es su fuerza. No son las herramientas que use en la


formación ni sus capacidades de orador o coordinador: es la fuerza de la Palabra que
hace su obra, primero en la persona del catequista y, hecha vida, llega al corazón de sus
interlocutores.
REDES
XII: SER

“Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes
recogen el fruto de sus esfuerzos". Jn 4, 38

“Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No". El les dijo:
"Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces
que no podían arrastrarla”. Jn 21, 5-6

Su misión: salir a sembrar / tirar la red. El catequista es un operario al servicio del Reino.
Es quien ha sentido profundamente la solicitud del Señor: "La cosecha es abundante,
pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe
trabajadores para la cosecha” (Lc 10, 2). Trabaja con convicción, pues sabe de la
importancia de la semilla y de las cualidades de la red.

“Pero tú permanece fiel a la doctrina que aprendiste y de la que estás plenamente


convencido: tú sabes de quiénes la has recibido”. 2Tim 3, 14

Ha de manifestar una triple fidelidad en el ejercicio de su apostolado: fidelidad a Dios


que lo ha llamado y confiado la misión de ser servidor de la Palabra; fidelidad a la Iglesia
que lo ha enviado y de la que él es rostro para el catequizando; y fidelidad al hombre
que merece recibir íntegramente el mensaje de salvación.

Maestro, educador y testigo: el punto de partida de todo catequista es el encuentro con


Jesús (encontrar) que lo impulsa a compartir con otros esa experiencia de Dios que lo
ha transformado. Como discípulo, el catequista está llamado a la escucha atenta de la
Palabra (escuchar), al diálogo profundo con Dios en la oración (orar) y, de allí, salir al
encuentro de los demás para anunciar la verdad sobre Jesús (evangelizar), haciendo
resonar en el corazón de sus interlocutores esa Palabra que lo ha hecho un hombre
nuevo. Su tarea se encaminará a hacer madurar la fe (crecer), abrevando en la Palabra
de Dios contenida en las diversas fuentes de la catequesis (abrevar), comunicando
según un estilo (comunicar), acompañando según la Pedagogía original de la fe
(acompañar), guiando a otros al encuentro con Jesús (guiar). Para ello, ha de
descubrirse discípulo llamado por Dios y enviado por la Iglesia (ser) para el
cumplimiento de una misión:

"El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena
Noticia" (Mc 1, 15).
REDES
XII: SER

Cuaderno de notas

Este momento nos permite ampliar la reflexión y profundizar en el misterio que


estamos contemplando: el encuentro con Cristo, punto de partida.

Papa Francisco.- Mensaje al presidente de la Comisión Episcopal de Catequesis y


Pastoral Bíblica – 5 de julio de 2017

“…la catequesis no es un «trabajo» o una tarea externa a la persona del catequista, sino
que se «es» catequista y toda la vida gira en torno a esta misión. De hecho, «ser»
catequista es una vocación de servicio en la Iglesia, lo que se ha recibido como don de
parte del Señor debe a su vez transmitirse. De aquí que el catequista deba volver
constantemente a aquel primer anuncio o «kerygma» que es el don que le cambió la
vida.

El catequista camina desde y con Cristo, no es una persona que parte de sus propias
ideas y gustos, sino que se deja mirar por él, por esa mirada que hace arder el corazón.
Cuanto más toma Jesús el centro de nuestra vida, tanto más nos hace salir de nosotros
mismos, nos descentra y nos hace ser próximos a los otros. Ese dinamismo del amor es
como el movimiento del corazón: «sístole y diástole»; se concentra para encontrarse con
el Señor e inmediatamente se abre, saliendo de sí por amor, para dar testimonio de
Jesús y hablar de Jesús, predicar a Jesús”.

San Juan Pablo II.- Catechesi Tradendae, 6.-

“En la catequesis, el cristocentrismo significa también que, a través de ella se transmite


no la propia doctrina o la de otro maestro, sino la enseñanza de Jesucristo, la Verdad
que Él comunica o, más exactamente, la Verdad que Él es. Así pues hay que decir que
en la catequesis lo que se enseña es a Cristo, el Verbo encarnado e Hijo de Dios y todo lo
demás en referencia a Él; el único que enseña es Cristo, y cualquier otro lo hace en la
medida en que es portavoz suyo, permitiendo que Cristo enseñe por su boca. La
constante preocupación de todo catequista, cualquiera que sea su responsabilidad en
la Iglesia, debe ser la de comunicar, a través de su enseñanza y su comportamiento, la
doctrina y la vida de Jesús. No tratará de fijar en sí mismo, en sus opiniones y actitudes
personales, la atención y la adhesión de aquel a quien catequiza; no tratará de inculcar
sus opiniones y opciones personales como si éstas expresaran la doctrina y las lecciones
de vida de Cristo. Todo catequista debería poder aplicarse a sí mismo la misteriosa frase
de Jesús: «Mi doctrina no es mía, sino del que me ha enviado». Es lo que hace san Pablo
al tratar una cuestión de primordial importancia: «Yo he recibido del Señor lo que os he
transmitido». ¡Qué contacto asiduo con la Palabra de Dios transmitida por el Magisterio
REDES
XII: SER

de la Iglesia, qué familiaridad profunda con Cristo y con el Padre, qué espíritu de
oración, qué desapego de sí mismo ha de tener el catequista para poder decir: «Mi
doctrina no es mía»!

Congregación para la Evangelización de los pueblos.- Guía para los catequistas, 6.-

“Es necesario que el catequista tenga una profunda espiritualidad, es decir, que viva en
el Espíritu que le ayude a renovarse continuamente en su identidad específica.

La necesidad de una espiritualidad propia del catequista se deriva de su vocación y


misión. Por eso, la espiritualidad del catequista entraña, con nueva y especial exigencia,
una llamada a la santidad. La feliz expresión del Sumo Pontífice Juan Pablo II: "el
verdadero misionero es el santo" puede aplicarse ciertamente al catequista. Como todo
fiel, el catequista "está llamado a la santidad y a la misión", es decir, a realizar su propia
vocación "con el fervor de los santos".

Congregación para el clero.- Directorio Catequístico General (1997), 239.-

“Apoyado en una madurez humana inicial, el ejercicio de la catequesis, constantemente


discernido y evaluado, permitirá al catequista crecer en equilibrio afectivo, en sentido
crítico, en unidad interior, en capacidad de relación y de diálogo, en espíritu
constructivo y en trabajo de equipo. Se procurará, sobre todo, hacerle crecer en el
respeto y amor hacia los catecúmenos y catequizandos: «¿De qué amor se trata? Mucho
más que el de un pedagogo; es el amor de un padre: más aún, el de una madre. Tal es el
amor que el Señor espera de cada anunciador del Evangelio, de cada constructor de la
Iglesia».

La formación cuidará, al mismo tiempo, que el ejercicio de la catequesis alimente y


nutra la fe del catequista, haciéndole crecer como creyente. Por eso, la verdadera
formación alimenta, ante todo, la espiritualidad del propio catequista, de modo que su
acción brote, en verdad, del testimonio de su vida. Cada tema catequético que se
imparte debe nutrir, en primer lugar, la fe del propio catequista. En verdad, uno
catequiza a los demás catequizándose antes a sí mismo”.

Congregación para el clero.- Directorio Catequístico General, 156

«El catequista es intrínsecamente un mediador que facilita la comunicación entre las


personas y el misterio de Dios, así como la de los hombres entre sí y con la comunidad.
Por ello ha de esforzarse para que su formación cultural, su condición social y su estilo
de vida no sean obstáculo al camino de la fe, aún más, ha de ser capaz de crear
REDES
XII: SER

condiciones favorables para que el mensaje cristiano sea buscado, acogido y


profundizado.

El catequista no debe olvidar que la adhesión de fe de los catequizandos es fruto de la


gracia y de la libertad, y por eso procura que su actividad catequética esté siempre
sostenida por la fe en el Espíritu Santo y por la oración.

Finalmente, tiene una importancia esencial la relación personal del catequista con el
catecúmeno y el catequizando. Esa relación se nutre de ardor educativo, de aguda
creatividad, de adaptación, así como de respeto máximo a la libertad y a la maduración
de las personas».

San Pablo VI.- Evangelii nuntiandi, 60.-

“Evangelizar no es para nadie un acto individual y aislado, sino profundamente eclesial.


Cuando el más humilde predicador, catequista o Pastor, en el lugar más apartado,
predica el Evangelio, reúne su pequeña comunidad o administra un sacramento, aun
cuando se encuentra solo, ejerce un acto de Iglesia y su gesto se enlaza mediante
relaciones institucionales ciertamente, pero también mediante vínculos invisibles y
raíces escondidas del orden de la gracia, a la actividad evangelizadora de toda la Iglesia.
Esto supone que lo haga, no por una misión que él se atribuye o por inspiración
personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en su nombre”.

CEA.- Lineamientos para la renovación de la Catequesis de Iniciación, 70.-

“Hoy se impone una honda reflexión sobre el perfil del catequista iniciador y
acompañante del itinerario de fe de los catequizandos. El catequista es antes que nada
un discípulo-testigo. Con una vida impregnada por el Espíritu Santo, abierta a la Palabra
como alimento y oración cotidiana: conocer la Escritura es conocer a Jesucristo”. Es un
hombre-mujer de comunión: con el Cuerpo de Cristo -Cuerpo Eucarístico- y con el
Cuerpo Místico que es la Iglesia. Comunión afectiva y efectiva, que lleva a vivir y formar
siempre comunidad, engendrando así Vida: la Vida de comunión, la Vida de Fe, de
Esperanza, de Caridad.

El perfil propio del catequista estará inspirado en Jesús, en su vida y su pedagogía; así, el
catequista es maestro y pastor, testigo de Cristo, miembro de la comunidad donde se
nutre de la Palabra y de la Eucaristía, para compartir la fe con sus hermanos
catecúmenos-catequizandos, que presta su servicio en comunión con otros, viviendo la
espiritualidad de la comunión como principio pedagógico, atento al querer de Dios y a
REDES
XII: SER

las expectativas más profundas de aquellos con quienes transita el itinerario


catecumenal.

El catequista, persona experimentada en el trato con Dios, es un facilitador del


encuentro del hombre con Dios, de allí que la metodología catequística, si bien toma
elementos de las ciencias humanas (pedagogía, didáctica, sicología...), es una peculiar
pedagogía de la fe, teniendo características especiales que derivan precisamente del
contenido y de la índole de la formación de la fe, que son distintas a todo otro tipo de
educación. El acompañamiento debe señalarse como actitud propia del catequista, al
modo de Jesús en el camino de Emaús”.

CELAM. Departamento de Misión y Espiritualidad. La alegría de iniciar discípulos


misioneros en el cambio de época, 136-141.-

“El catequista es miembro de la Iglesia, testigo de la fe y enviado por ella para anunciar
el mensaje del Evangelio.Proponemos que:

El catequista desarrolle las siguientes actitudes: familiaridad con Jesús; seguimiento de


Jesús y salida de sí mismo para ir al encuentro del otro aun en las periferias; además de
“cercanía, apertura al diálogo, paciencia y la acogida cordial que no condena”.

El catequista sea él mismo testimonio vivo y proclamación silenciosa de lo que predica.

El catequista sea testigo, compañero de camino, creyente con sus limitaciones y


equivocaciones, que se atreva a decir y a mostrar sus razones para vivir y esperar.

El catequista sea un evangelizador de la cultura en la que vive, se desarrolla y está


llamado a impregnar con los valores del Reino.

El catequista sea ante todo un comunicador del Evangelio, un alegre mensajero de


propuestas superadoras, custodio del bien y la belleza que resplandece en una vida fiel
al Evangelio, capaz de sintonizar el propio lenguaje y los significados que atribuimos a
las palabras con el lenguaje de los interlocutores y de asumir las actuales tecnologías de
la comunicación con competencia.

Papa Francisco.- Antiquum Ministerium, 6.-

La particular función desempeñada por el Catequista, en todo caso, se especifica dentro


de otros servicios presentes en la comunidad cristiana. El Catequista, en efecto, está
llamado en primer lugar a manifestar su competencia en el servicio pastoral de la
REDES
XII: SER

transmisión de la fe, que se desarrolla en sus diversas etapas: desde el primer anuncio
que introduce al kerygma, pasando por la enseñanza que hace tomar conciencia de la
nueva vida en Cristo y prepara en particular a los sacramentos de la iniciación cristiana,
hasta la formación permanente que permite a cada bautizado estar siempre dispuesto
a «dar respuesta a todo el que les pida dar razón de su esperanza» (1 P 3,15). El
Catequista es al mismo tiempo testigo de la fe, maestro y mistagogo, acompañante y
pedagogo que enseña en nombre de la Iglesia. Una identidad que sólo puede
desarrollarse con coherencia y responsabilidad mediante la oración, el estudio y la
participación directa en la vida de la comunidad.

PCPNE.- Directorio para la catequesis, 113.-

En virtud de la fe y de la unción bautismal, en colaboración con el Magisterio de Cristo y


como servidor de la acción del Espíritu Santo, el catequista es:

a. Testigo de la fe y custodio de la memoria de Dios; al experimentar la bondad y la


verdad del Evangelio en su encuentro con la persona de Jesús, el catequista guarda,
nutre y da testimonio de la nueva vida que se deriva de Él y se convierte en un signo
para los demás. La fe contiene la memoria de la historia de Dios con las personas.
Custodiar esta memoria, despertarla en los demás y ponerla al servicio del anuncio es la
vocación específica del catequista. El testimonio de la vida es necesario para la
credibilidad de la misión. Reconociendo sus debilidades ante la misericordia de Dios, el
catequista nunca deja de ser el signo de la esperanza para sus hermanos;

b. maestro y mistagogo que introduce al misterio de Dios, revelado en la Pascua de


Cristo; como icono de Jesús maestro, el catequista tiene la doble tarea de transmitir el
contenido de la fe y conducir al misterio de la fe misma. El catequista está llamado a
comunicar la verdad sobre el hombre y sobre su vocación suprema, abriendo al
conocimiento de Cristo y, al mismo tiempo, introduciendo en las diversas dimensiones
de la vida cristiana, enseñando los misterios de la salvación contenidos en el depósito
de la fe y celebrados en la liturgia de la Iglesia;

c. acompañante y educador de los que le confió la Iglesia; el catequista es experto en el


arte del acompañamiento, tiene habilidades educativas, sabe escuchar y entrar en las
dinámicas de la maduración humana, se hace compañero de viaje con paciencia y con
sentido de gradualidad, con docilidad a la acción del Espíritu, en un proceso de
formación, ayuda a los hermanos a madurar en la vida cristiana y a caminar hacia Dios.
El catequista, experto en humanidad, conoce las alegrías y las esperanzas del hombre,
sus tristezas y angustias y sabe cómo relacionarlas con el Evangelio de Jesús.
REDES
XII: SER

Hombres y Mujeres nuevos 3.0

Queremos dejar brotar en nuestras vidas todas las consecuencias del encuentro con
Jesús... Para ello, dejaremos al Señor entrar en la intimidad de nuestro corazón.

Dispone el libro de la Palabra sobre un tapete y una vela encendida. Luego, escucha la
canción que se propone a continuación...

Profetas de la esperanza (Carlos Seoane - Marcelo Murúa)

Catequista…
Testigo creíble de Dios
mensajero de su amor
con hechos y con palabras.

Catequista…
tu vida enamorada está,
tus ojos miran más allá
con tus manos siempre abiertas.

Profetas de la esperanza,
sembradores de perdón.
Han cambiando nuestras redes
pero no nuestra misión.

Llevaremos tu alegría
y sembraremos tu paz
por Facebook, Instagram, Twitter
o con un meme de Whatsapp.

Catequista…
tu palabra consolará,
al caído levantará
y hará sonreír al triste.
REDES
XII: SER

Catequista…
Tu palabra acariciará,
al solo acompañará,
fortalecerá al enfermo.

Profetas de la esperanza…

Catequista…
En tus manos está cambiar
la crisis en posibilidad
sin darte por vencido.

Catequista…
como María llevás a Jesús.
El milagro de Dios eres tú
para cambiar nuestro mundo.

Profetas de la esperanza…

Trata de detenerte en cada verso de la canción... Destaca las actitudes que se


señalan de los catequistas... ¿Te ves reflejado? Piensa en los hechos que permiten
relacionar cada verso con tu historia. Recuerda a las personas que intervinieron,
confíalas a la misericordia de Dios y da gracias por ellos,

Seguidamente, te invitamos a leer una texto de la primera Carta de San Juan (1Jn 1, 1-4):

"Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo
que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de
Vida, es lo que les anunciamos.
Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida
eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado.
Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión
con nosotros. Y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.
Les escribimos esto para que nuestra alegría sea completa".
REDES
XII: SER

Llegamos al final de este itinerario. Piensa detenidamente:

¿Cuáles fueron los aprendizajes más significativos?


Esos aprendizajes, ¿permitieron profundizar en tu relación con Dios?
Pensando en la tarea catequística, ¿has podido poner en práctica algunos de estos
aprendizajes?
Piensa en los temas que más te movilizaron... Ese impulso, ¿sigue vigente, hoy?
El Señor nos sigue invitando a "echar las redes al mar"... Pídele la fortaleza para
hacerlo desde la alegría y la humildad...

Palabras finales

Surge del corazón un profundo agradecimiento por haber compartido, a la distancia,


este trayecto formativo. Cada uno de los encuentros fue preparado a conciencia, con
mucho compromiso, dejando que la experiencia de tantos años de catequesis
compartida pudiera expresarse en palabras: oraciones, actividades, sugerencias.

Quiera Dios que este puñado de encuentros haya podido acompañar tu formación y, lo
más importante, sea impulso para que, en la tarea de comunicar la fe, no dejemos de
"echar las redes al mar".

Hoy, resulta complejo el anuncio del Evangelio, pero, si nuestro corazón se hace
sensible a la Palabra de Dios, si nos dejamos interpelar por ella, Dios hará surgir en
nosotros actitudes que inviten a otros a sumarse en el seguimiento de Cristo.

Como en tantas ocasiones a lo largo de este itinerario los invito a seguir andando, seguir
echando las redes.

Dios los bendiga!!!


REDES
XII: SER

Glosario (por orden alfabético)

Carlos Seoane: catequista, músico y comunicador. Autor de numerosas canciones al servicio


de la evangelización.
Marcelo Murúa: catequista, autor y escritor de numerosos libros y cursos para la catequesis.
Fundador y director del sitio Buenasnuevas.com

Nota final: no olvides de completar el formulario de revisión que encontrarás en tu


grupo de whatsapp "Redes" o en tiberiades.home.blog

Autor (textos y edición): Pablo Garegnani

Docente y Catequista en la Escuela Parroquial N. S. del Camino y coordinador del


Proyecto Sembrar (plan de formación para catequistas y agentes de pastoral de la
Diócesis de Mar del Plata).

Contacto: garegnanipablo@gmail.com

Blog: tiberiades.home.blog

Instagram: pablo_garegnani

Fotografía: Chanwity. De uso gratuito bajo licencia de Pixabay.

Ilustraciones: Jean Francois Kieffer

Escuela Universitaria de Teología - Departamento de Extensión

Web: eut.edu.ar

Contacto: extension@eut.edu.ar

También podría gustarte