Las Vocales Del Español
Las Vocales Del Español
Las Vocales Del Español
El español es una lengua románica, derivada del latín, que como las demás posee
sonidos vocálicos y consonánticos. Se presentan en el discurso en
diferentes combinaciones que veremos a lo largo de esta unidad cómo se resuelven.
Te has dado cuenta de que nuestra lengua no posee todos los tipos
de articulaciones descritas hasta ahora; por ejemplo, no tiene retroflejas, ni
glotales, ni tampoco utiliza todas las vocales cardinales. Seguro que ya has ido
fijándote en las características generales que efectivamente se producen en
español y en aquéllas que se dan en otras lenguas, pero no en esta.
En la unidad didáctica que nos ocupa vamos a hacer explícitas tus observaciones
al respecto. Abordaremos las características articulatorias y acústicas concretas
del español, tanto de sus elementos segmentales como suprasegmentales, y
plantearemos su cuadro de sonidos a partir del cuadro general del AFI. Para
hacerlo nos centraremos principalmente en la descripción de la variedad
castellana estándar y obviaremos la realización de una descripción exhaustiva de
las distintas variedades geográficas, sociales y estilísticas que, evidentemente, el
español posee.
(Link interactivo)
Vocales aisladas
Las vocales, igual que los diptongos, sufren nasalización en algunos casos,
especialmente cuando aparecen entre dos consonantes nasales. Por ejemplo, en
la palabra «mañana» [m’ n].
Grupos de vocales
Los diptongos son crecientes si la vocal alta aparece como primer elemento del
grupo; en realidad no se trata de una vocal pura sino de una semiconsonante [j, w]
como, por ejemplo: «quieres, suave», [je, wa], respectivamente.
Si la reunión vocálica se produce entre dos vocales altas suele resolverse en una
mayoría de dominio del español como un diptongo creciente, por ejemplo «muy»
[wi].
Finalmente hay que indicar que cuando se reúnen dos vocales del mismo timbre
suelen pronunciarse como una sola. Por ejemplo: «mi idea» [mi’oTea].
Las consonantes del español
La zona de silencio en las oclusivas suele ser de unos 90 ms. para las sordas y unas
60 ms. para las sonoras. A continuación del silencio, como sabes aparece la barra
de explosión que coincide con el momento de relajación articulatoria de
los órganos que obstruían el paso del aire. Seguidamente aparece el VOT que es
positivo en las sordas y negativo en las sonoras puesto que, como has visto en
unidades anteriores, se mide a partir de la barra de explosión. El valor de VOT en
las sordas aumenta a medida que se atrasa el punto de articulación, es decir, sigue
la siguiente progresión: [p]<[t]<[k], lo cual significa que veremos la barra de
explosión más separada de la vocal siguiente a medida que el punto de articulación
va retrocediendo.
La diferencia entre las sordas y las sonoras está en el valor de VOT, es decir, en la
aparición de barra de sonoridad en las segundas frente a las primeras que carecen
de ella, como hemos dicho.
Locus
Punto teórico hacia el que se dirigen las transiciones
vocálicas, sobre todo del segundo formante. Los loci se
establecieron en estudios mediante síntesis de voz.
Para distinguir su punto de articulación bilabial [\T], interdental [oT], palatal [j_] o
velar [yT] conviene fijarnos en la frecuencia de su F2 y en las transiciones
vocálicas. Siguiendo al pie de la letra las indicaciones del AFI debemos colocar
debajo de los símbolos correspondientes el diacrítico [ T]; sin embargo, puesto
que en español su omisión no indica que se trate de sonidos fricativos podríamos
prescindir de él en una transcripción ancha.
Observa su apariencia acústica en estos sonogramas (de izquierda a derecha y de
arriba a abajo: [‘ \T ‘ oT ‘ yT ‘ j ]):
Los valores de F2 que las caracterizan, como siempre de referencia, son los
siguientes:
Las aproximantes aparecen en posición intervocálica, por ejemplo: «haba, hada,
aya, haga». Las aproximantes bilabial, interdental y velar además aparecen en
todas las posiciones en las que no pueden aparecer las oclusivas sonoras [b, d, g],
por ejemplo: «árbol, cuadro, iglesia»; y es posible encontrarlas, por último, en
posición implosiva en un registro poco cuidado o informal como en los casos de
«ábside, Madrid, cadmio, acto». De todas formas, esta posición implosiva es muy
inestable y puede presentar diversas soluciones incluyendo la elisión.
La aproximante palatal en algunas zonas del sur de América se realiza fricativa y
no aproximante.
Como ves, comparten la inarmonicidad frente a los demás sonidos, pero no todas
son iguales. Se distinguen entre sí por la frecuencia en la que se produce la
máxima intensidad, la intensidad global del sonido y la frecuencia de inicio de la
fricación.
La intensidad global del sonido sigue la siguiente progresión: [s]>[x]>[8]>[f].
Dos son las africadas del español, una sorda y una sonora, ambas
tradicionalmente llamadas palatales, en realidad alveolopalatales, como puedes
ver en el electropalatograma situado a la izquierda de estas líneas
correspondiente al punto de máximo contacto del momento oclusivo de [t J] y
adaptado de Fernández Planas (2000). Como ves, presenta amplia activación de
electrodos tanto en las filas palatales como en las filas alveolares.
Las dos africadas son la [t J] de «coche» y de la [J jT] de «un yate».
En el gráfico de la izquierda aparece la secuencia «hacha». Se observan
claramente los dos momentos articulatorios de la africada tensa sorda: el primero
oclusivo y el segundo fricativo (marcados con una flecha en el sonograma).
Aproximadamente los dos momentos poseen la misma duración.
En el gráfico de la izquierda aparece un ejemplo de africada sonora, laxa, «un
yate». Las flechas señalan las dos partes del sonido: una primera parte oclusiva y
una segunda aproximante. Este sonido aparece en principio absoluto y tras nasal
o lateral alveolar, por ejemplo: «yo, un yate, el yate».
La africada sonora incluye barra de sonoridad y es considerablemente más breve
que la africada sorda.
Laterales
Para distinguir entre los dos puntos de articulación debemos fijarnos en el valor
de F2: 1500 para la alveolar y 2200 para la alveolopalatal (como siempre, valores
de referencia, no absolutos).
Vibrantes
Finalmente, son dos las vibrantes que posee el español: una vibrante simple [r]
que a menudo se realiza aproximante puesto que su brevedad hace que no se
lleguen a cerrar los órganos para impedir el paso del aire, como es el caso del
sonograma que aparece en la siguiente tabla que realmente habría que transcribir
[1T]; y una vibrante múltiple [r]. Ambas son alveolares.
Acústicamente poseen pequeñas oclusiones, una en el caso de la simple (aunque a
veces no llega a ser tal oclusión) y dos o tres en la múltiple pronunciada sin énfasis.
Ideas claves
El español es una lengua que posee cinco vocales [i, e, a, o, u] que en algunos
contextos presentan diferencias de abertura (las vocales altas y medias) o de
posterioridad (la vocal baja. Sus valores situados en una carta de formantes
dibujan un triángulo.
En cuanto a las consonantes, posee sonidos articulados desde los labios hasta la
úvula en diferentes modos: oclusivos (con tres puntos bilabial, dentoalveolar y
velar), fricativos (labiodental, interdental, alveolar, velar y
uvular), aproximantes (bilabial, interdental, palatal y
velar), africados (alveolopalatales), nasales (en todos los
puntos), laterales (dentalizados, alveolares, palatalizados, alveolopalatales)
y vibrantes (simple y múltiple).