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Pensar El Acompañamiento Vocacional

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Pensar el acompañamiento vocacional

Encuentro virtual con las Hermanas Carmelitas Teresas de San José. 18.11.2024

Raúl Arderí SJ.

1. Oración del P. Adolfo Nicolás SJ.

Señor Jesús, ¿qué flaquezas has visto en nosotros que te han decidido a
llamarnos,
a pesar de todo, a colaborar en tu misión?
Te damos gracias por habernos llamado,
y te rogamos que no olvides tu promesa
de estar con nosotros hasta el fin de los Oempos.
Con frecuencia nos invade el senOmiento de haber trabajado en vano toda la
noche, olvidando quizás que tú estás con nosotros.
Te pedimos que te hagas presente en nuestras vidas y en nuestro trabajo,
hoy, mañana y en el futuro que aún está por llegar.
Llena con tu amor estas vidas nuestras que ponemos a tu servicio.
Quita de nuestros corazones el egoísmo de pensar en ‘lo nuestro’, en ‘lo mío’,
siempre excluyente y carente de compasión y de alegría.
Ilumina nuestras mentes y nuestros corazones,
y no olvides hacernos sonreír cuando las cosas no marchen como querríamos.
Haz que al final del día, de cada uno de nuestros días,
nos sintamos más unidos a Ti,
y que podamos percibir y descubrir a nuestro alrededor más alegría y mayor
esperanza.
Te pedimos todo esto desde nuestra realidad.
Somos hombres débiles y pecadores,
pero somos tus amigos.

Amén.

2. Presentación del grupo (15 min)

3. Ecos del encuentro del 19 de sepCembre (20 min)

Cómo ha resonado en mí sus conclusiones, aunque pudiera repeOrme en la tercera


parte:

Oración. Nosotros no somos el centro, no tenemos que vender nuestro producto.


Jesús es el centro y el Evangelio es eternamente joven, atracOvo, creíble. Nuestra

1
única misión es que Jesús sea conocido, si falta esto, la mejor promoción vocacional
está hueca, Oene pies de barros. La vida de oración es un proceso, con altas y bajas,
solo las personas orantes pueden acompañar a otras y mostrar el camino. La figura
de Teresa.

Misión. No se entra a la vida religiosa para escapar de la realidad sino para


comprometernos con ella, con Jesús y a su esOlo. ¿Cómo lograr aterrizar en la
realidad en un mundo dominado por lo virtual o cómo hacer de lo virtual un medio
para comprometernos efecOvamente con la realidad?

Acompañamiento. La paciencia de esperar los procesos y estar presente,


gratuitamente, sin esperar resultados a Oempos concretos. No acompañamos para
“obtener” vocaciones, sino para que los jóvenes encuentren la mejor versión de sí
mismos. Apertura de mente y enraizados en el evangelio. Espacios de confianza y
seguridad. Nada destruye tanto un proceso vocacional como la experiencia de
abuso sexual, de poder o conciencia – manipulación. SenOrse acogido, valorado,
escuchado.

Comunidad. ¿Nuestra Oene una dimensión personal y otra comunitaria, pero la


comunitaria es la fundamental, creemos porque somos parte de una historia, un
pueblo, un grupo? La comunidad como fuente de alegría y crecimiento personal,
hermanos y hermanas que no elegimos, pero con quienes estamos llamados a dar
tesOmonio de fraternidad ante el mundo. La necesaria cercanía entre nosotros, el
diálogo franco y respetuoso, el apoyo recíproco en las dificultades. Comunidad vs.
individualismo. Tensión entre las necesidades de la comunidad, congregación y la
realización o intereses personales.

TesCmonio. No somos perfectos, pero Dios sigue apostando por nosotros.


Queremos vivir nuestra vocación con toda nuestra vida, no somos simples
empleados de una ONG que trabajamos 8 horas (en muchos casos ya sería
bastante) y luego regresamos a nuestra vida privada. Somos personas normales,
con los mismos gozos y alegrías. Queremos seguir sirviendo a Dios y a los hermanos
con TODA nuestra vida.

Familia. ¿Cómo sostener una vocación cuando la familia no es un soporte cultural


de la fe? ¿Cómo sostener una vocación de hijos únicos, o antes fragilidades
familiares? El necesario apoyo de la congregación y el vínculo familia –
congregación.

4. Presentación (40 min)

2
ParOendo de mi experiencia personal y del Manual de Pastoral Vocacional de la
Compañía de Jesús para América LaOna.1

1. Una pregunta que puede resultar acuciante en algunos grupos religiosos en


referencia a la pastoral vocacional es si tendremos sucesores, jóvenes que podrán
relevarnos en nuestras obras y responsabilidades. Creo que es una pregunta
legíOma pero ambigua.

Es LegíOma porque vemos la necesidad a la que intentamos responder y la


importancia de nuestra misión, y por ello quisiéramos que la misma tuviera
conOnuidad. No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro mundo.
Es legíOmo el deseo de organizarnos mejor para desperdiciar menos energía y servir
mejor las necesidades que tenemos.

La pregunta que nos hacemos es ambigua en el momento que nos comportamos


como dueños del carisma y comenzamos a funcionar como una ONG, si fuimos
fundados por una acción del Espíritu es al Espíritu quien le corresponde suscitar las
vocaciones que nos permitan conOnuar sirviendo a su pueblo. Este “afán de
supervivencia a toda costa” nos puede distraer de otras preguntas realmente
importantes: somos fecundos y estamos dando vida, queremos descubrir lo que el
Espíritu nos dice hoy para responder a nuestra inspiración carismáOca o intentamos
simplemente aferrarnos a seguridades y modos del pasado: “En un mundo superior
puede ser de otra manera, pero aquí abajo, vivir es cambiar y ser perfecto es haber
cambiado muchas veces.” (Beato Henry Newman)

2. Todos ser humano es “vocacionado”. Nosotros no tenemos que crear la


vocación porque esto es cosa de Dios. Dios habla, inquieta, propone, llama y espera
de nosotros una respuesta (5). Nuestra misión es acompañar el proceso de los
jóvenes para descubrir esta voz, despertar esta sed, entrenar la sensibilidad para
“oír” las palabras interiores y “ver” las cosas de Dios (6). Esto se consigue no tanto
con acOvidades aisladas sino con procesos de formación y acompañamiento.

3. Muchas veces tenemos recelo de proponer la vida religiosa como alternaOva


para la realización de un joven compromeOdo o con apOtudes para ella. Debemos
perder este temor, invitar, ofrecer, mostrar nuestro modo de vida. Normalmente
ninguna invitación cae del cielo, sino que necesita medios concretos, tangibles, y
nuestra invitación puede ser uno de estos (18). No se trata de ir a la caza de jóvenes,

1
Entre paréntesis hago referencias a números concretos de este documento:
h6ps://pedagogiaignaciana.com/biblioteca-digital/biblioteca-general?view=file&id=1061:manual-de-pastoral-
vocacional-de-la-compania-de-jesus-para-america-
laFna&caFd=8&filename=CPAL%202005%20Manual%20de%20Promocin%20Vocacional.pdf

3
sino de que ellos encuentren efecOvamente espacios donde sus cuesOonamientos
vocacionales puedan ser atendidos o incluso suscitados.

4. La promoción vocacional más efecOva no consiste fundamentalmente en un


expo-carisma, ni una charla sobre las fundadoras, estampitas, libros o videos. Estos
medios, aunque buenos, no son suficientes. Uno se enamora y se deja atraer por
un esOlo de vida concreto, tocando la vida real de los que hoy encarnan este
carisma (23). Esto debe cuesOonar si en nuestras comunidades, horarios,
conversaciones, descansos, etc. hay espacio para los jóvenes o custodiamos
nuestra privacidad a toda costa e imponemos nuevas “clausuras” donde solo
defendemos nuestras comodidades.

5. No somos un gueto. A veces corremos el riesgo de vivir como una Iglesia


paralela o aislada, encerrados en nuestras propias preocupaciones y necesidades y
olvidando que cada carisma es un servicio a la Iglesia y en la Iglesia. CulOvar con
mayor empeño, en los grupos donde trabajamos, un aprecio explícito a los diversos
modos de ser parte de ella. La descalificación de otras formas de ser Iglesia no
promueve vocaciones, más bien las ahuyenta. Por ser una acOvidad de la Iglesia, el
animador, el equipo vocacional, la comunidad vocacional y toda la Provincia deben
estar vinculados a la Iglesia local. Un carisma se empobrece cuando se aísla de su
referencia eclesial (33-34).

6. No esperar pasivamente a que los jóvenes llamen a nuestra puerta. Es


necesario que algunos de nosotros se encarguen explícitamente de percibir
posibles candidatos y acompañar a los que buscan un senOdo a sus vidas (17). En
Cuba decimos: lo que es de todos no es de nadie. Toda la Congregación es
promotora vocacional, pero sin personas específicas, con Oempos específicos
dedicado a este rol, fácilmente esta dimensión se diluye y acaba por no prestársele
atención. Las personas dedicadas a Oempo completo (idealmente) a la pastoral
juvenil, deberían también tener en su horizonte de trabajo la promoción
vocacional. Esta no es un área marginal, ni desOnada a los Oempos libres de algunas
personas.

Un Promotor Vocacional debería (46):

- Promover ante todo con la vida y el esOlo religioso. Cercano, moOvador, abierto,
respetuoso.
- Promover el carisma dentro de la propia Congregación, provincia, comunidad
(¡aunque parezca insólito!). Crear espacios en cada comunidad para ello. Ofrecer
materiales e involucrar al mayor número de religiosos y laicos en esta tarea.

4
- Involucrar a otros miembros y obras de la Congregación, coordinar esfuerzos
para realizar proyectos y acOvidades concretas.
- ParOcipar en encuentros de superiores donde se coordine la misión apostólica
de la provincia, Congregación.

7. Un ministerio imprescindible hoy, el acompañamiento espiritual. Algunas


acOtudes a culOvar (63):

- Cercanía y cordialidad. Crear un tono de amistad que ayude al aspirante


a mostrarse con total libertad.
- EmpaNa. Contactar con la otra persona desde su interioridad y entender
lo que quiere expresar, más allá de sus palabras. Desde una aceptación
de su realidad, sintonizar con lo que es, siente y expresa. Esta libertad
permite que el aspirante pueda expresar las dimensiones más profundas
de su vida.
- Respeto por el camino y ritmo del proceso vocacional, sin querer influir
en la decisión vocacional del joven.
- Esperanza. Confiar en que durante el proceso se irá aclarando la opción
vocacional.
- Paciencia. Comenzar desde el punto donde se encuentra el aspirante y
avanzar conforme a su ritmo.
- Humildad. Saberse instrumento de Dios en el acompañamiento conlleva
pedir luz para saber orientar, no atribuirse los éxitos o fracasos, ni hacerse
el protagonista. Vivir los encuentros como una auténOca experiencia de
fe.
- HonesCdad. Reconocer las propias limitaciones y saber delegar a Oempo
o interrumpir el proceso cuando sea conveniente.
- Cuidado y reserva con la interioridad del joven asesorado.

8. Dimensiones a cuidar en el proceso de acompañamiento (64):

- Auto-conocimiento. Es importante que el aspirante conozca su historia


personal y vaya ejercitando sus apOtudes, logre una posiOva valoración
de sí y un equilibrio emocional. La claridad sobre el grado de madurez
afecOvo-sexual del aspirante y su capacidad para enfrentar los desapos
que supone la vida religiosa es fundamental.
- Reconciliación consigo, con los otros y con Dios para enfrentar y asumir
las realidades dolorosas de su historia, sus propios límites y fragilidades.
Sólo quien ha senOdo la necesidad de pedir perdón y se ha senOdo
perdonado adquiere una acOtud de misericordia hacia los demás y la
conciencia de que Dios sigue trabajando en su fragilidad.

5
- Formación espiritual. El aspirante debe crecer en su capacidad de
introspección y discernimiento; idenOficarse con la persona de Cristo y su
causa, enfrentando y asumiendo desde ella sus propias inconsistencias,
es decir la contradicción entre lo que se desea y lo que se vive. Así ordena
los afectos que están en la base del deseo de ser religioso, los
fundamenta en una experiencia de Dios, de forma que su decisión sea
clara y recta y no sólo una huida de conflictos o una búsqueda de
promoción personal.
- Iniciación al apostolado. Los jóvenes parOcipan en acOvidades
apostólicas que les ayudan a descubrir la realidad social y eclesial,
estando en sintonía con el esOlo de la Congregación. El apostolado se
realiza en coordinación con la primera etapa formaOva, para lograr
criterios y métodos comunes.
- Capacidad para vivir y trabajar en equipo y en comunidad. No ser un
constante centro de atención; saber dialogar y colaborar; corregir y ser
corregido. Ser amigo de los compañeros de ruta, y también de los
formadores.
- Conocimiento realista de la Congregación, a través de lecturas,
contactos con religiosos, visitas a las casas de formación y a las
comunidades apostólicas y obras de la Provincia.
- Sensibilidad social. Adquirir conciencia de las necesidades del país por
medio de experiencias de inserción social.

5. ComparCr (15 min)

6. Propuestas próxima reunión

¿Qué etapas e hitos fundamentales se deberían tener en la promoción vocacional?

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