DECA 1 - CLASE 1
DECA 1 - CLASE 1
DECA 1 - CLASE 1
CULTURA Y VALORES
*esquema-resumen ad usum privatum*
(versión 2024b)
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TEMA 0
INTRODUCCIÓN
1. ESTRUCTURA GENERAL
▪ Estructura del Título DECA
1. Religión, cultura y valores. Esta asignatura.
2. Mensaje cristiano
• Jesucristo: ¿quién es? ¿qué dijo? ¿por qué murió? ¿resucitó?
• Trinidad: Padre, Hijo, Espíritu Santo
• Escatología: muerte, juicio, cielo e infierno.
3. Iglesia, sacramentos y moral
• Iglesia: Jesús quiere continuar su presencia en el mundo a través del misterio de la Iglesia.
• Sacramentos: el modo que Cristo instituye para celebrar nuestra fe.
• Moral: la vida nueva que Cristo nos trae y que nos invita a vivir para seguirle e imitarle.
4. Teología católica, su pedagogía y didáctica. Aprender a enseñar todo lo aprendido de teología católica.
▪ Estructura del Catecismo de la Iglesia Católica (cf. CEC números 13-25):
1. Lo que creemos – sintetizado en el Credo → Lo vemos en DECA 1 y en Mensaje cristiano
2. Lo que celebramos – sintetizado en los sacramentos → Lo vemos en DECA 2
3. Lo que vivimos – sintetizado en los mandamientos → Lo vemos en DECA 2
4. Lo que rezamos – sintetizado en el Padrenuestro
▪ Estructura de “Religión, cultura y valores” (DECA 1)
La estructura es como un diálogo. Primero el ser humano, en su problemática, clama al cielo (parte I, tema
1) → Dios le responde entonces revelándose (parte I, tema 2) → El ser humano puede ahora aceptar o no la
revelación (parte I, tema 3) → Si la acepta entonces Dios le dice al ser humano quién es él (parte II).
PARTE I: EL MISTERIO DEL SER HUMANO, LA REVELACIÓN DE DIOS Y LA FE COMO RESPUESTA
− Tema 1. La paradoja del ser humano → el misterio del ser humano.
− Tema 2. Dios sale al encuentro del hombre → la Revelación de Dios.
− Tema 3. La respuesta del hombre a Dios → la fe como respuesta.
− La estructura de esta parte viene dada por el número 26 de Catecismo: “Consideramos primeramente esta
búsqueda del hombre (capítulo primero), a continuación la Revelación divina, por la cual Dios viene al
encuentro del hombre (capítulo segundo), y finalmente la respuesta de la fe (capítulo tercero)” (CEC 26)
PARTE II: ANTROPOLOGÍA TEOLÓGICA
− Tema 4. El Cosmos
− Tema 5. Los ángeles
− Tema 6. El ser humano
▪ Nota. En aplicación de la Ley 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, así como
la Ley 12/2007, de 26 de noviembre, para la promoción de la igualdad de género en Andalucía, toda referencia a
personas o colectivos incluidos en estos apuntes, estará haciendo referencia al género gramatical neutro, incluyendo,
por lo tanto, la posibilidad de referirse tanto a mujeres como a hombres. En concreto se usará la palabra ‘hombre’
en sentido genérico y genuino (homo: humanidad), haciendo referencia a la persona humana e incluyendo tanto al
varón como a la mujer, al niño y a la niña: https://www.babab.com/no12/hombre.htm
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PARTE I
EL MISTERIO DEL SER HUMANO,
LA REVELACIÓN DE DIOS Y LA FE
COMO RESPUESTA
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TEMA 1
EL MISTERIO DEL SER HUMANO
1. EL MISTERIO: EL SER HUMANO
1.1 DOS ASPECTOS DEL MISTERIO
▪ Razón y voluntad distinguen al ser humano del resto de criaturas: le permiten conocer y querer/amar.
▪ Ahora bien, pese a esta superioridad, encontramos en el ser humano un misterio, que podemos exponerlo
de muchas maneras, pero que se refleja en estas dos mismas facultades que nos distinguen.
1.1.1 Voluntad: tensión desproporcionada del deseo humano
▪ Constatamos un “problema” en el ser humano: el ser humano tiene dos polos irreconciliables
Capacidades finitas por un lado: somos seres limitados.
Deseos infinitos por otro: cada deseo particular no es sino signo y manifestación de un deseo infinito que late
en cada deseo finito y explica su insuficiencia.
El hombre habiendo sido creado como capacidad infinita y deseo abisal, no se llena con menos que con infinito,
si bien percibirá en mayor o menor manera su carencia en la medida en que no se empache de cosas finitas,
en la medida en que no apegue y apague su afecto desparramándose en el creado como fin en sí mismo 1.
No existiría en mí el deseo de conocer lo verdadero e infinito, si no existiese capacidad alguna de satisfacer
dicho deseo (Feurbach, padre del ateísmo moderno)
▪ Hay dos modos diversos de interpretar este problema del modo de ser humano:
Como algo contradictorio, sin sentido o malo → sólo queda el absurdo.
Camus define el absurdo diciendo que “es la confrontación de la irracionalidad y del
deseo infinito de claridad, cuyo llamado nunca resuena en lo más hondo del hombre”.
A partir del momento en que se le reconoce el absurdo es una pasión, “la más
desgarradora de las pasiones”2
Como un misterio → aquí surge la apertura a lo religioso, el abrirse a algo más grande.
Lo que el hombre busca en el placer es infinito, y nadie renunciará nunca a ese infinito (Cesare Pavese)
La grandeza del hombre consiste en que él se trasciende infinitamente a sí mismo (PASCAL, Pensamiento 434)
▪ Las dos interpretaciones se polarizan aún más ante el misterio del mal: enfermedad, sufrimiento, muerte...
El absurdo termina matando a Dios (deicidio) y al hombre (suicidio):
La pregunta de Primo Levi: ¿cómo explicar Auschwitz si existe Dios? O existe Auschwitz o
existe Dios. Entonces Primo Levi deduce: existe Auschwitz, luego Dios no existe3
Dios ha muerto. Dios sigue muerto. Y nosotros lo hemos matado (Nietzsche, La gaya ciencia)
Job abrió por fin la boca y maldijo su día, diciendo: “¡Muera el día en que nací!” (Job 3,1-3)
El misterio termina dando esperanza:
Una cosa se hace cada vez más clara: Tú no puedes ayudarnos, debemos ayudarte a
ayudarnos. Es todo lo que podemos hacer en estos días, y realizarlo, lo único que importa:
salvaguardar dentro de nosotros ese trocito de Ti, Dios. Y quizá también en otros.
Desgraciadamente, no parece que Tú puedas hacer mucho en nuestras circunstancias, en
nuestras vidas, pero no Te hago responsable. Tú no nos puedes ayudar, pero nosotros a Ti
sí, al defender hasta el final Tu dulce morada dentro de nosotros4
▪ CONCLUSIÓN:
El hombre es un misterio, una paradoja, una pregunta para sí mismo. Patch Adams
Hay dos posibles respuestas a esta paradoja del deseo que pretende el todo desde su finitud:
− Absurdo, contradicción, sinsentido que termina negando al propio hombre y a Dios: suicidio y ateísmo.
− Misterio que nos lleva a la esperanza de alcanzar la felicidad abriéndonos a lo religioso.
1
JOSÉ MARIO FARAONE, La inhabitación trinitaria según San Juan de la Cruz, 72.
2
DIMITRI SHILTAGH PRADA, “Una glosa apasionada: Albert Camus y el absurdo”: Comunicación 21 (2012) 45.
3
JOSÉ PABLO FEINMANN, ¿Qué es la filosofía?, 24-25.
4
ETTY HILLESUM, Una vida interrumpida. Joven judía que escribió en Auschwitz su extraordinaria vida interior antes de morir.
4
1.1.2 Razón: la necesidad de convicciones últimas
▪ Otra evidencia del modo de ser humano: nuestra vida es un quehacer.
La vida humana, a diferencia de la de los animales, no está predeterminada.
Hay condicionamientos y limitaciones, pero no determinismos. Nuestros
actos nos construyen de una manera u otra:
El niño es el padre del adulto (Gregorio Magno).
Nuestro tiempo de vida es tiempo de creación (Ireneo)
▪ Necesidad de convicciones. Para decidir qué hacer consigo mismo el ser humano necesita convicciones sobre
el mundo, las cosas, el resto de seres humanos, etc… Estas convicciones:
Son fruto del ejercicio de la razón y de la voluntad. Vídeo: preguntas existenciales (Fallen)
Las creemos verdaderas: nunca el ser humano funda su vida sobre la duda o la mentira; sería contradictorio.
Aunque podemos ser incoherentes respecto a ellas. Por falta de voluntad, constancia o esfuerzo podemos
no seguir lo que sabemos que es verdadero. Por ejemplo: no estudiar DECA1 sabiendo que puedo suspender.
Su verdad se demuestra en su ejercicio, en el contacto con la vida real. Podemos tener convicciones
equivocadas, por tener poca experiencia, por ser complicado el asunto o por precipitarnos. De modo que es más
libre aquel que conoce la verdad que aquel que la niega o la desconoce, porque conociendo la verdad soy capaz
de determinar mis actos. La libertad necesita de la verdad. De ahí el ser cultos para ser libres.
No son certezas absolutas, a lo sumo serían certezas morales:
− Certeza absoluta: conocimiento seguro, absoluto, que excluye el opuesto como imposible, ya que el firme
asentimiento está basado en las esencias o naturalezas de las cosas captada por el intelecto.
− Certeza moral: conocimiento hipotético que cuenta con cierta garantía, pero cuyo opuesto no queda
excluido como imposible o contradictorio, pues se basa en la relación entre las causas libres y sus actos.
He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible
para los ojos, dijo el zorro (ANTOINE DE SAINT-EXUPÉRY, El principito 24, enlace)
▪ Necesidad de convicciones “religiosas”, es decir aquellas “que se refieren al valor último de las cosas”.
Las preguntas sobre el sentido de la vida, de la muerte, del amor, de las cosas últimas e importantes de la vida.
Comenzó a sucederme algo extraño: primero empecé a experimentar momentos de perplejidad; mi vida se
detenía, como si no supiera cómo vivir ni qué hacer, y me sentí perdido y caí en la desesperación. (…)
Comprendí que no era un malestar fortuito, sino algo muy serio, y que si se repetían siempre las mismas
preguntas era porque había necesidad de contestarlas. Y eso traté de hacer. Las preguntas parecían tan
estúpidas, tan simples, tan pueriles… Pero en cuanto me enfrenté a ellas y traté de responderlas, me convencí
al instante, en primer lugar, de que no eran cuestiones pueriles ni estúpidas, sino las más importantes y
profundas de la vida y, en segundo, que por mucho que me empeñara no lograría responderlas (Leon Tolstoi)
▪ Es la misma realidad de la vida quien nos plantea estas preguntas “importantes y profundas de la vida”.
No provienen de uno mismo, no son autosugestiones, sino que el quehacer de nuestra vida y la realidad que nos
rodea, nos interpela, apela poderosamente a la libertad del ser humano y provoca que la razón se plantee
preguntas y preguntas últimas. Son como “provocaciones” que provienen de diferentes experiencias:
Experiencias de finitud: la muerte, el sufrimiento o la irracionalidad del mal. David (Alpha)
Experiencias del bien o del mal: la conducta heroica de alguien, una experiencia de injusticia.
Experimentar el amor o el desamor: “querría quererte para siempre”; “ya no me quieres”.
Experiencias estéticas: ante una obra de arte, ante una puesta de sol.
Experimentar la propia libertad: ¿qué grado elijo?, ¿es esta la persona con la que quiero pasar toda mi vida?
Experimentar la libertad moral: ¿diré la verdad aunque eso me perjudique?
Experimentar el hastío de vivir: “¡Muera el día en que nací!” (Job 3, 3)
Experiencias límite: la casualidad (los mayores acontecimientos de nuestra vida pueden no solicitar nuestra
aprobación) o la culpa (el peso de las acciones negativas con las que todo hombre debe cargar), etc…
▪ Son preguntas universales tanto en el espacio como en el tiempo. No son un producto histórico, delimitado
geográficamente, derivado de una cultura en concreto. Sino que están como inscritas en nuestro ADN, anidan en
el corazón del hombre, de todas las épocas, y a lo largo de toda la vida, como lo prueban estos textos antiquísimos:
Nadie regresó de allá para explicarnos cómo fue su partida, para explicarnos cuál fue su destino, para dar
contento a nuestro corazón hasta el momento en que hayamos de partir hacia el lugar al que ellos marcharon
(Cántico del Arpista, XXVI a. C.) Aquí, en la tierra, nuestros corazones dicen: «¡Amigos míos, si fuésemos
inmortales! Amigos, ¿dónde está el país en que no se muere? ¿Podré ir allá? ¿Vive allí mi madre? ¿Vive allí
mi padre?». En el País del Misterio… tiembla mi corazón (Poema Náhuatl, XV d. C.)
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1.1.3 Conclusión
▪ Las “creencias religiosas”
Surgen del propio ser humano, NO como algo impuesto desde fuera: ni la Iglesia, ni una educación religiosa,
ni un “gen religioso” son el causante del misterio del hombre, sino sus propios deseos e inquietudes.
Todo hombre resulta para sí mismo un problema no resuelto, percibido con cierta obscuridad. Nadie en ciertos
momentos, sobre todo en los acontecimientos más importantes de la vida, puede huir del todo el interrogante
referido. A este problema sólo Dios da respuesta plena y totalmente cierta; Dios, que llama al hombre a
pensamientos más altos y a una búsqueda más humilde de la verdad (GS5 21).
Surgen también del contacto con la realidad objetiva, NO son autosugestiones. Vivimos múltiples experiencias
vitales que nos obligan a responder a las preguntas más importantes y profundas de la vida.
Dios nos susurra en los placeres, nos habla en la conciencia, pero nos grita en el dolor: es su megáfono para
despertar a un mundo sordo (CS Lewis, El problema del dolor 83)
Están ligadas a la razón y a la libertad, NO al mero sentimiento o a la piedad, a la pretensión del ser humano
de conocer la verdad de las cosas últimas para determinarse en consecuencia.
¿Cuál podría ser la razón de la «irrazonable efectividad de las matemáticas»? (Eugene Wigner)
¿Por qué el mayor ateo actual, Richard Dawkins, que habla de la “despiadada indiferencia ciega que la impía
evolución ha conferido a la naturaleza toda”, defiende por otra parte que el ser humano en su libertad “puede
cultivar un altruismo puro y desinteresado que no tiene lugar en la naturaleza”? (Francis Collins)
Son universales tanto en el espacio como en el tiempo, NO particulares de una cultura concreta (la judía
o cristiana por ejemplo). Porque estas creencias provienen del mismo hombre que es el que genera toda cultura.
La búsqueda de la existencia de un ser superior, se encuentra tan ampliamente en todas las culturas jamás
estudiadas, que representa un anhelo humano universal (Francis Collins)
▪ Conclusión: el ser humano es por naturaleza un “ser religioso” porque de múltiples maneras, en su historia,
y hasta el día de hoy, ha expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y sus comportamientos
religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, enterramientos, etc.) a pesar de los errores que pueda
entrañar esta búsqueda de Dios.
Felipe Lacoue-Labarthe, osaba decir: “El nazismo es un humanismo”. Le había picado una mosca que le decía:
Cuando el hombre cierra la cuestión del hombre, cuando se niega a dejar abierta la cuestión que él es para
sí mismo, el cielo se cubre. Y bajo ese cielo de plomo se abren los gulags y los campos de exterminio. No hay
solución: lo que hay es el misterio del ser humano que es necesario sostener, sopesarlo sin tratar de agotarlo.
Cuando se busca una solución al problema del hombre, nos encontramos con la solución final. En cambio,
cuando se hablaba del hombre como capax Dei, es decir, como herida hacia el Infinito, camino hacia Aquel
que él mismo es camino, entonces se cometían menos fechorías absurdas. Sólo algunas menos, porque el ser
humano lleva consigo esa rabia de no ahorrarse nada, de ajustarlo todo a su medida. Frente al humanismo
sin humildad, que reduce el hombre al hombre, que lo condena a sí mismo, está la locura de las religiones, de
las cuales quiso distanciarse un cierto humanismo, pero de las que, al final, él mismo forma parte. Ahí está
eso que se llama «la vuelta de lo religioso». Es inquietante: para no sacrificar ya al ser humano a la idea que
él se hace de sí mismo ¿habría que sacrificarlo de nuevo a los dioses?6
▪ Es decir: todos queremos ser felices, pero nadie sabe cómo
El hombre se percibe a sí mismo, directa o indirectamente, como un
enigma: ¿Quién soy yo que existo, pero no tengo en mí el principio de mi
existir? Cada persona, a su modo, busca la felicidad, e intenta alcanzarla
recurriendo a los recursos que tiene a disposición. Sin embargo, esta
aspiración universal no necesariamente se expresa o se declara; más bien,
es más secreta y oculta de lo que parece, y está lista para revelarse en situaciones particulares. Muy a menudo
coincide con la esperanza de la salud física, a veces toma la forma de ansiedad por un mayor bienestar
económico, se expresa ampliamente a través de la necesidad de una paz interior y una convivencia serena con
el prójimo […] La fe en Cristo nos enseña, rechazando cualquier pretensión de autorrealización, que solo se
pueden realizar plenamente las aspiraciones del ser humano si Dios mismo lo hace posible, atrayéndonos
hacia Él mismo […] porque Dios nos ha destinado a la comunión con Él, porque nos has hecho para ti Señor
y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en ti (Placuit Deo y Agustín; cf. Summa Theologica I-
II, q.5, a.5).
5
GS: siglas de “Gaudium et spes”, constitución pastoral del Concilio Vaticano II sobre la Iglesia y el mundo contemporáneo (1965).
6
MARTIN STEFFENS, Nada más que el amor, 16. “Solución final” es la “solución final de la cuestión judía” del nazismo, la Shoah.
6
1.2 LA NEGACIÓN DEL MISTERIO
▪ Sin embargo, esta dinámica religiosa del hombre hoy es ridiculizada. A pesar de que las grandes filosofías
han afirmado siempre que todo ser humano lleva inscrito un misterio que le lanza a la búsqueda de la verdad, hoy
sin embargo, tanto personas concretas como sistemas de pensamiento, lo rebaten de diferentes modos:
ELUDIENDO EL MISTERIO (la más habitual hoy): no se niega, sino que simplemente se obvia, se vive al margen
de diferentes modos: activismo, hedonismo, pragmatismo, positivismo etc… La razón es meramente científica,
renuncia a conocer la verdad eludiendo lo religioso como algo irreal, se reduce a preguntarse ‘cómo’ (lo
científico, lo observable, medible), pero no ‘por qué’ o ‘para qué’ (lo filosófico, teológico)
− Crítica: eludir un problema no significa solucionarlo; un cáncer no se soluciona olvidándolo. Y antes o
después, lo queramos o no, los problemas son inevitables (sufrimiento, dolor, muerte). Vídeo: soy católico
Yo me enfrento al misterio de la vida de forma extraña. Lo paso muy mal, y lo digo en serio. Sufro mucho, tengo
mucha ansiedad y miedo y estoy realmente confuso. Y combato todo esto lo mejor que puedo; por eso trabajo
mucho. Me ayuda y me distrae de los problemas reales. Cuando trabajo, mis problemas se centran en los actores,
el guion, el vestuario... problemas, más bien, fútiles que, si no funcionan, tampoco sucede nada catastrófico7
NEUTRALIZANDO EL MISTERIO (la ingenua): una ideología responde al misterio humano satisfaciendo todas
sus necesidades aquí en la tierra y resolviendo todos sus deseos. Vídeo: las invasiones bárbaras
− Crítica: es una construcción teórica que no funciona en la práctica. ‘Ideología’ es un sistema de pensamiento
totalitario alejado de la realidad. Ejemplos: comunismo → caída del muro, superhombre → nazismo.
La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el sentimiento de un mundo sin corazón, así como el espíritu
de una situación sin alma. Es el opio del pueblo. Se necesita la abolición de la religión entendida como
felicidad ilusoria del pueblo para que pueda darse su felicidad real (Karl Marx) El progresismo que colocaba
la verdad en un vago mañana ha sido el opio entontecedor de la humanidad (Ortega y Gasset)
NEGANDO QUE HAYA UN MISTERIO (la radical): el ateísmo excluye directamente de la razón cualquier
pregunta o razón sobre el sentido último de las cosas.
− Crítica: los ateos, más que negar el misterio del ser humano, niegan directamente que exista Dios, y a veces
tienen razones ‘ocultas’: Darwin se hizo ateo tras la trágica muerte de su hija favorita. Vídeo: 3MC ateísmo 1
Lamento tener que informarle de que no creo en la Biblia como revelación divina y por lo tanto tampoco en
Jesucristo como el hijo de Dios. Atentamente” (Charles Darwin)
RESIGNÁNDOSE AL ABSURDO (la cínica). La vida no tiene sentido, es un clamor
que cae en el vacío, en la nada, alimentando un absurdo completo. Sólo queda
resignarse heroicamente (Sísifo de Camus), o provocando la envidia de los dioses
(Odiseo), o viviendo de tal modo que la propia muerte sea una injusticia que
clame al cielo (Unamuno), o quitándose de en medio (suicidio).
− Crítica: este absurdo tendría que resolver difíciles cuestiones: la racionalidad de lo real (mundo y hombre),
el anhelo profundo del corazón humano (que pide una razón de ser, y una superación de los límites), la ley
moral inscrita en nosotros. Vídeo: 3MC ateísmo 2
El hombre es una pasión inútil (JEAN-PAUL SARTRE, El ser y la nada)
▪ Conclusión: la pregunta por el sentido de la vida, que abre al ser humano la puerta a la “«unión íntima y
vital con Dios» (GS 19,1) puede ser olvidada, desconocida e incluso rechazada explícitamente por el hombre.
Tales actitudes pueden tener orígenes muy diversos (cf. GS 19-21): la rebelión contra el mal en el mundo, la
ignorancia o la indiferencia religiosas, los afanes del mundo y de las riquezas (cf. Mt 13,22), el mal ejemplo de
los creyentes, las corrientes del pensamiento hostiles a la religión, y finalmente esa actitud del hombre pecador
que, por miedo, se oculta de Dios (cf. Gn 3,8-10) y huye ante su llamada (cf. Jn 1,3)” (CEC 29).
7
WOODY ALLEN, entrevista en XL Semanal, 15 Agosto 2010. Continúa así: “Cuando estoy en mi casa, pienso: «¡Dios mío, la vida es
corta, terrible y triste y yo soy viejo!» Lo único optimista en la vida es que hay momentos de placer. Son breves y esporádicos, pero
son agradables. Para mí es placentero estar con mi mujer, jugar con las niñas..., pero no son más que pequeños instantes de huida.
[…] Vamos por la vida de forma frenética y caótica, corriendo y chocándonos los unos contra los otros con nuestras aspiraciones y
ambiciones, haciéndonos daño y cometiendo errores. En cien años ya no quedará nadie que nos haya conocido y todos los problemas,
las crisis económicas, los adulterios y demás, no tendrán importancia. Eso: “todo es furia y ruido y, al final, no significa nada”